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Desafíos de la enseñanza de la Historia

Enviado por Cássia Farnezi Pereira

1. Resumen
2. Desarrollo
3. Conclusiones
4.

Resumen
Los caminos de la enseñanza de la Historia actualmente están
caracterizados por la lucha de la superación da parcelación de la realidad
social como objeto central de estudio, por encima de
los modelos deterministas y absolutos que generó el positivismo.
En el actual contexto político, social y educacional, es atribuido de manera
muy sencilla a la enseñanza de la Historia, la responsabilidad de formar los
ciudadanos que, entre otras características sea capaz de comprender la
Historia del país y del mundo, como un conjunto de múltiples memorias y
de experiencias humanas.
El objeto de estudio de la Historia, debe tener una dimensión más
abarcadora, presentando problemas de lo social, en un esfuerzo por lograr
un mayor nexo entre el objeto de pesquisa y la comprensión de la realidad
vivenciada, donde lo que se desea es garantizar la recuperación y la
aprehensión de la Historia como proceso.
El desarrollo de la enseñanza de la Historia en las escuelas, debe basarse en
la búsqueda de una mejor comprensión de la realidad presente, que no se
debe limitar sólo a una nueva estructuración de los currículos, y sí emplear
una reflexión más profunda a respeto de la Historia, con su finalidad
y objetivo, definiéndose la importancia de sus clases; es sobre todo,
presentar una razón que supere meramente el cumplimiento
del currículo escolar, mas que incluya la definición de cómo, por qué,
para qué, y a quién enseñar, esta disciplina, por ejemplo, cuando se habla de
la sociedad brasileña, en que la diversidad cultural presente en la formación
histórica brasilera y el entendimiento de las barreras y de los avances de
la ciudadanía constituyen, en ejes centrales para la formulación de nuevas
finalidades para la enseñanza de la Historia y para la formación de las
identidades sociales de las nuevas generaciones.

Esta perspectiva orienta las producciones historiográficas y muchas de las


innovaciones en la enseñanza de la Historia, en el Brasil.

Desarrollo
Actualmente, la Historia se propone para una enseñanza comprometida con el
avance de la democracia y de la ciudadanía - procesos sociales y políticos para los
cuales se espera la contribución de las nuevas generaciones.
Hay una discusión de la relación entre la ciudadanía y la educación, y hay un
consentimiento, que la formación ciudadana debe privilegiar, en el proceso de la
enseñanza-aprendizaje, los instrumentos intelectuales y prácticos para una
efectiva participación en la esfera pública - motivada, consciente y elaborada, a
partir del cruzamiento de los intereses subjetivos y sociales.
Indican, además, la necesidad de estimular la investigación, el respeto y el
reconocimiento del otro. En otras palabras, apuntan la preocupación en hacer de
la educación escolar (y de la enseñanza de la Historia), un medio de aceptación
de la diversidad de perspectivas y proyectos individuales o de grupos,
promoviendo la convivencia saludable, con la diferencia y un aprendizaje basado
en el conocimiento de otras culturas y visiones del mundo.
El proceso educacional desarrollado en las escuelas, deben garantizar que esta
sea por todo el
tiempo, un espacio de crecimiento integral de los alumnos, ya que ella debe
desarrollar, sobre todo su función social.
Algunos autores hablan de esta posible vía que debe ser presente en todas las
escuelas:
¨Paulo Freire¨ (1988), señala la existencia de una educación bancaria, y
asumió una posición contraria a lo que llamaba de educación bancaria.
Ese tipo de enseñanza se caracteriza por la presencia de un profesor depositador
y un alumno depositario de la educación. "Quién es educado así, tiende a tornarse
un alienado, incapaz de leer el
mundo críticamente".
El educador debe comportarse como un provocador de situaciones, un animador
cultural en un
ambiente en que todos aprenden en comunión: ninguna persona enseña a nadie,
y las personas no aprenden solas.
Esas y otras ideas de Freire, están hoy, en gran evidencia en el medio educacional,
como por ejemplo, el concepto de la escuela ciudadana (que prepara a los
alumnos para tomar decisiones), y la necesidad de cada escuela tener
un proyecto pedagógico en que reconozca la cultura local.
Jean Piaget, (1994), presenta la teoría del conocimiento, donde el eje central es
que ¨el sujeto humano establece, desde su nacimiento, una relación
de interacción con el medio, y es en la relación de los niños con el mundo físico y
social, que promueve su desarrollo cognoscitivo.
Las ideas de Piaget, si bien utilizadas, ayudan al profesor a mejorar su práctica,
por ejemplo, el
adolescente puede pensar en cosas completamente abstractas, y no establecer
una relación directa con lo concreto; él comprende conceptos como, amor la
democracia.
Debemos observar a los alumnos para tornar los contenidos pedagógicos
proporcionales a sus capacidades, el niño es un encuestador en potencia,
levantando hipótesis sobre el mundo, ello construye y amplía sus conocimientos,
creando condiciones para que el profesor alerte para proporcionar
un conflicto cognoscitivo, para que los nuevos conocimientos sean producidos.
Una máxima de la teoría piagetiana, es que el conocimiento es construido con la
experiencia, lo que se torna comprensible, cuando se trata de la moral; según
Piaget, leo que permite la construcción
de la autonomía de la moral, es el establecimiento de la cooperación en lugar de
la coacción, y del respeto mutuo en lugar del respeto unilateral, lo que, dentro de
las escuelas, significa democratizar las relaciones para la formación de sujetos
autónomos.
Leo Vigotsky (1997), señala ¨que el individuo no nace listo y que también no es
copia del ambiente externo. En su evolución intelectual, hay una interacción
constante e ininterrumpida entre los procesos internos y las influencias del
mundo social. Vigotsky comprende que el desarrollo es fruto de una gran
influencia de las experiencias del individuo; pero cada uno comprende con un
significado particular esas vivencias.
La manera como cada uno aprehende el mundo es individual, de manera que el
desarrollo y aprendizaje están íntimamente encendidos: nosotros solo nos
desarrollamos si aprendemos.
Enseñar a los niños lo que ellos ya saben, es poco desafiador, e ir más allá de lo
que ellos pueden aprender, es ineficaz.
Lo ideal, es partir de lo que ellos dominan para ampliar su conocimiento.
Con la presentación de estas ideas, que han sido interpretadas por el campo
educacional, tornase necesario discutir acá, la función que la escuela desarrolla
como institución también de carácter social, por tanto, su función social.
La producción de estudios en el área de Historia, se ha preocupado actualmente
por una mejor comprensión de la realidad social, donde los hombres, con el uso
de los conocimientos adquiridos, asuman su postura de sujetos de su propia
Historia, con vistas a que esta deje de ser una ciencia que se preocupa solamente
por el pasado, y que busca posicionarse como una ciencia que se
preocupa también por las transformaciones ocurridas en la sociedad, en el
transcurso del tiempo, o sea, propone realizar un estudio del hombre participante
y agente en la sociedad.
Ocurre además, el abandono de una visión lineal de la Historia, pasando a
direccionarse para las relaciones de cambio y permanencia a lo largo del tiempo,
para la existencia de las múltiples temporalidades coexistentes en un mismo
tiempo cronológico; la interdisciplinaridad con
las otras ciencias sociales, como la antropología, la sociología, la geografía,
la psicología y otras. Ocurre aún, que los objetos del conocimiento histórico se
dislocaron de los grandes hechos nacionales o mundiales para la investigación de
las relaciones cotidianas, de los grupos excluidos y de los sujetos sociales
constructores de la Historia.
Lo que pasó a emplear significado a la Historia, fueron las relaciones sociales
existentes en lo cotidiano: las relaciones de poder explícitas o no, las resistencias,
las diversidades culturales y la percepción de múltiples temporalidades expresas
en cambios y permanencias, la búsqueda de la construcción de la identidad de los
sujetos históricos, de la construcción de la Historia local con la regional, la
nacional con la mundial.
Es el conocimiento histórico, desarrollándose sobre la presión de la propia
Historia.
Es cuestión de gran importancia para la Historia, lo que dice respeto al tiempo
pasado, en la medida que lo observa como tiempo y movimiento, en estrecha
relación con el presente, ya que así es posible desarrollar un análisis de la
permanencia y cambios en la vida de la Humanidad, sobre
lo que se construye una escala de valores que los hombres van estableciendo al
largo de la vida, cuando hace sus elecciones.
La enseñanza de la Historia debe así construir una relación entre el pasado y el
presente, donde los alumnos sean llevados a percibir cómo los tiempos pasados-
presentes permiten establecer un permanente diálogo entre ellos, retirando el
criterio del carácter estático del pasado, y a reconocerlo como un tiempo de
transformación, en que los hombres mucho hicieron en la búsqueda de
satisfacción de sus necesidades.
Así, se caracteriza el tiempo pasado como un proceso de constante cambio, lo que
confirma la necesidad de reconocer su carácter móvil. De esta manera, la Historia
se torna un estudio que, a partir del presente, se le hacen preguntas al pasado.
Al trabajar la importancia de la enseñanza de la Historia, debemos definir lo que
es estudiar, en
coherencia con el porqué se debe estudiar la Historia; o sea, es más que
una selección de contenidos con propuestas de un tratamiento metodológico,
más, tener una meta a alcanzar y definir los
contenidos, incorporándoles significado y valor, en la medida que estos se
tornan medios para alcanzar una meta. La definición de esos contenidos, en
búsqueda del objetivo de la Historia - la comprensión de la realidad social-, debe
llevar en cuenta que hay una concepción tradicional de la Historia, heredada de
la teoría positivista del siglo XIX, que hace con que el estudio de Historia sea visto
como una interpretación pasiva y contemplativa de la realidad, donde el
conocimiento se presenta como una aglutinación de un cierto número de hechos
bien documentados y descritos.
Los hechos, pasan a ser vistos en su singularidad e individualidad, de manera
lineal, estableciendo la
estrecha relación de la causa-consecuencia.
Es el desarrollo de un estudio vuelto a lo individual y lo superficial, basado en la
narrativa, que sólo presenta los héroes con la representación de los hechos
sociales y de otro lado, los hombres que todo reciben, de manera pasiva, como
espectadores, lo que trae un límite para que la Historia sea vista como una
disciplina que permite la comprensión de una realidad social.
Ahora, lo que se va definiendo es un objeto de estudio en su dimensión global,
colectiva, social, en movimiento y cambio constante; donde el hombre es
considerado como un ser social, viviente de
una sociedad que tiene dinamismo, donde el tiempo presente y la propia Historia
es vista en su construcción, comprendiendo una aprehensión de la realidad de
manera global.
El estudio del pasado en la Historia debe ser comprendido como una manera
de trabajar la comprensión del tiempo presente, estableciendo una interlocución,
no limitándose solamente a una descripción de hechos, ideas o actitudes heroicas,
como siendo una realidad estática, compartimentada, fragmentada.
Al seleccionar los contenidos, es necesario tener en mente, que hablar y analizar
la humanidad, es muy amplio, y por eso, hay la necesidad de una visión del
proceso de continuidad, pues,
el proceso histórico, resulta de las prácticas sociales que se van desarrollando
como respuestas a las necesidades, que se van presentando en todo el tiempo,
como desafíos a los hombres, y cuando se encuentra la satisfacción para esos,
otras necesidades se presentan, creando así, la continuidad.
Desarrollar la idea de la continuidad del proceso, es caminar para la construcción
del conocimiento histórico, en que los alumnos van a estar formando
un pensamiento histórico con respeto a su momento, de su realidad, pues en el
diálogo que se establece con el tiempo, comprende
que hay una interrelación entre los diferentes aspectos, en diferentes épocas: el
político, social, cultural, económico, cultural, religioso; es reconocerlos en su
movimiento y en su constante transformación.
La enseñanza de la Historia está impregnada de una narrativa basada en la
elección de algunos hechos, lo que lleva a una visión unilateral y con menor
importancia para la comprensión histórica, concediendo el carácter de la
superficialidad.
No se trata aquí de abandonar los hechos históricos, pero, registrar la importancia
de desarrollar
un estudio que trae la propuesta de insertarlo en una dimensión que venga a
abordar su permanencia o continuidad en el proceso histórico, el hecho no es
visto como el todo y sí, como parte de lo global.
Aunque, la selección de los contenidos, está basada en una postura política e
ideológica; por eso, debe haber una definición muy clara sobre qué interpretación
y análisis desea hacer de la realidad social, así como la transformación que se
quiere procesar en esa misma realidad; Así como la manera cómo se percibe la
realidad, o la postura que asume delante de lo social, influencia la
producción, elaboración y la organización del conocimiento a respeto de esa
realidad. De esta forma, el valor y significado destinado a un conocimiento está
claramente ligado a su posición social frente al objeto de análisis, con lo cual él
establece un rol de indagaciones.
De esta manera, el conocimiento producido y elaborado, a partir de los estudios
escolares no son neutros y percibidos por todos los alumnos de la misma forma,
mas es también, político, ideológico y localizado en función de una
determinada clase social.
De manera que, lo que se enseña, debe tener la clara definición de para qué es y
para quién se destina. Cuando se crea ese eslabón entre la definición qué Historia
enseñar, explicitada en la
organización y estructuración de los contenidos, haciendo de estos un medio para
facilitar la comprensión de la realidad social, para aquellos con quiénes se
propone estudiar, podemos estar tomando el camino más acertado.
Desarrollar un camino para la producción del conocimiento, exige un abordaje
más reflexivo. La práctica cotidiana permite una cierta comprensión de la
realidad, siendo un camino que lleva al hombre a ir construyendo significado cada
vez más amplio de una realidad en que él participa
como sujeto, que tiene movimiento, y que a él, cabe su construcción y
reconstrucción, pues es sujeto histórico.
Alcanzar esta comprensión de su papel social, abre condiciones para desarrollar
un trabajo educativo escolar al mismo tiempo en que se desarrolla el enseño de la
Historia. Es el trabajo de descubrir la realidad, en su papel de explicitarla,
partiendo de las preguntas, en búsqueda, no de certezas, mas de respuestas, que
contribuirán en la idea del proceso de la continuidad, de la constante búsqueda.
De esta forma, los contenidos deben servir como una mediación.
Deben llevar a un trabajo de reflexión en que se perciba la realidad, no como una
situación acabada, mas sí, como una síntesis históricamente producida por
la acción de los hombres en determinadas condiciones, bajo la acción
transformadora de esos hombres.
Una enseñanza así, podrá transformarse en un factor significativo, tanto para
profesores como para los alumnos, en la medida que sea posible reflexionar sobre
su propia posición en el mundo, partiendo de sus experiencias y situaciones
concretas de la vida.
Al mismo tiempo, debe contribuir para ampliar y profundizar la comprensión,
permitiendo la construcción de manera a realizar la intervención en la sociedad,
a través de suyas acciones,
en búsqueda de su transformación. La enseñanza de la Historia pasa a tener un
sentido práctico, con
aplicabilidad en un tiempo presente, pues consigue comprender una conexión
entre historicidad vivida y la Historia enseñada.
Partiendo de una propuesta en que el conocimiento no sea dado por acabado,
mas teniendo al sujeto como activo en todo el proceso, la forma pedagógica que
acompaña el proceso enseñanza-aprendizaje escolar, debe trabajar el acto de
conocer basado en una forma procesal y dinámica,
en lo que hoy puede y debe ser transformado y reelaborado por lo que venga a
ser aprendido, posteriormente.
De esta forma, en la relación pedagógica establecida entre el profesor y el alumno,
no debe tener una polarización, mas los dos, deben asumir una misma postura de
sujetos que procuran juntos, elaborar un conocimiento, en un proceso donde los
dos aprenden juntos.
Profesores y alumnos deben tener sus propias preocupaciones y
cuestionamientos a respeto de la realidad, como punto de partida en el proceso
de enseñanza-aprendizaje, siendo este, su conocimiento inicial.
De esta manera, se tiene una relación pedagógica preparada para la propia vida;
en que la búsqueda de respuestas no es siempre el objetivo, pues la comprensión
puede por veces, ser también la
presentación de nuevos cuestionamientos, ampliando la visión del mundo,
relacionando los problemas de la vida y elaborando sobre ellos un raciocinio
histórico, dirigido a soluciones que sean también históricamente viables.

Conclusiones

Hablar de una nueva manera de trabajar con la Historia, envuelve también, a una
nueva manera de trabajar con los instrumentos auxiliares, donde el libro debe
perder la condición de única fuente de saber, y reconocer en ello, una de las
formas de tener acceso a un conocimiento que es posible de transformación, de
reelaboración, auxiliando en tener una comprensión más global del objeto
de estudio.
Pasar del uso dependiente de esos instrumentos para la construcción, por los
profesores y los alumnos, de otros instrumentos auxiliares, que puedan acercarse
a lo que se quiere comprender. Pues, en el material que venga a ser construido en
conjunto por el profesor-alumno gana la
característica de la participación, la construcción y un aprendizaje significativo.
Desarrollar un trabajo con esta propuesta, necesita de profesionales
comprometidos con el
proceso de transformación de la realidad social, dispuesto a iniciar la renovación
y cambios en el propio espacio de trabajo, en la realidad que esta insertado.
El espacio de la clase, puede al principio, presentarse pequeño o reducido, mas
si el profesor consigue hacer que los alumnos establezcan un diálogo con los
diferentes tiempos, percibiendo la temporalidad e historicidad que envuelve los
hechos, ha conseguido, iniciar una modificación que
puede tener otra dimensión, una dimensión de la transformación, pues fue
despertado en los alumnos su capacidad de comprensión y análisis, para
influenciar sus acciones que van en un cierto tiempo, permitir que la Historia
presente sus cambios y su permanencias.
Desear un cambio en las acciones de las personas, en su postura delante as mas
diversas situaciones y relaciones personales, debe ser comprendido como un
resultado de un proceso formativo y sobre todo, educativo, pero, amplio, donde
la enseñanza de la Historia puede traer espacios para discusiones y análisis sobre
el desarrollo de la humanidad, llevando los alumnos a comprendieren la
importancia de que la manera como cada uno de nosotros se comporta en la
sociedad, en nuestro grupo social: nuestra manera de tratar las personas,
nuestras actitudes delante
de lugares públicos y privados, nuestro valor de solidaridad, envolvimiento en
grupos voluntarios,
disponibilidad para ayudar a los otros, nuestra responsabilidad y participación
social, hacen la
diferencia en la construcción de nuestro bien estar, o sea las vías para la
construcción de un mundo mejor.

BIBLIOGRAFIA

1. FREIRE, Paulo, Pedagogía do oprimido, RJ, Paz e Terra, 1988


2. PIAGET, Jean. ¿Para ondee vas a educación? Trd. Ivette Braga.12a ed. Río de
Janeiro: José Olympio, 1994.
3. VYGOTSKY, L. S. Pensamiento e Lenguaje. Trad. Jeferson. Luiz Camargo. Sao
Paulo, Libraría Martines Fuentes, 1987.

Autora:
Cássia Farnezi Pereira
El fin: ¿de la historia, la historicidad o el historicismo?

Enviado por Luis Rafael García Jiménez

Partes: 1, 2
1.
2. La historia en la modernidad
3. El fin de la historia
4. Notas
5. Bibliografía

INTRODUCCIÓN
Lawrence Stone (1986) expresó el fin de la creencia de que sea posible la
explicación científica coherente de las transformaciones del pasado, pero los
posmodernos van más allá, ya que defienden la tesis de que toda coherencia es
sospechosa. Lo posmoderno consistiría en negar que la historiografía haga
referencia a la realidad; inclusive la historia puede llegar a ser poesía tal como
afirma White (1998), porque no existe ningún criterio histórico-filosófico de la
verdad; idea compartida por Bachelard (1978) quien entiende la ciencia como
una actividad poética para la cual no existe una lógica o
un método de investigación. Los historiadores modernos sustentaron
su pensamiento en una historia lineal con un tiempo cronológico, herederos del
pensamiento judeo-cristiano, además de basarse en la razón, la verdad, la
jerarquía, la universalidad, la idea del progreso, la certidumbre, el dominio de
la naturaleza, de un pensamiento único y disciplinario y los paradigmas como
estaciones de saberes. Entre los modernos encontramos autores que plantearon
el fin de la historia, en tal sentido en el presente trabajo se estudiarán a Hegel y
Fukuyama. Los tardomodernos serán aquellos que critican profundamente a
la modernidad pero no rompen con ella, ya que están conscientes que ningún
pensamiento comienza desde cero. Critican la historia de la modernidad pero
plantean nuevas visiones y nuevas interpretaciones; para ellos la historia no ha
llegado a su fin, lo que ha llegado a su fin son ciertas historiografías. Entre los
tardomodernos analizados se encuentran, por ejemplo: Derrida quien critica
la metafísica de la historia pero mantiene la necesidad de la historia, como
tradición, huella y conservación. Foucault quien expresa que la historia es el eje
de lo que él denomina episteme del siglo XIX. Y Baudrillard que no ve el fin de la
historia sino una simulación. El posmodernismo pueden ser visto: Como
tematización y estilo de pensamiento que intenta dar consistencia y coherencia.
Como ambiente histórico y cultural, con percepciones discontinuas y
fragmentarias; es decir, la posmodernidad como discurso y como condición
epocal. Como posición de un acto académico. Solamente Lyotard plantea el fin de
la historia de una manera apocalíptica, considerándola un metarrelato y Vattimo
la ve como fábulas necesarias. Tanto tardomodernos como posmodernos critican
la concepción histórica de Hegel.
LA HISTORIA EN LA MODERNIDAD
La Historia: A los ojos de la modernidad la historia ha sido:
investigación, análisis, descripción y narración ordenada, geográfica y
cronológicamente de los hechos humanos que han sido trascendente en la
formación de las naciones, los pueblos y de los conceptos universales relativos a
la política y, en general, a toda la sociedad. Los modernos han planteado que
el conocimiento de la historia es fundamental para la previsión del futuro de la
humanidad, puesto que el conocimiento de los hechos pasados, sus causas y
consecuencias, permitirían prever errores con base en la experiencia. Conociendo
el pasado se comprendería el presente y se planificaría el futuro.
El término historia ha sido usado en diversos contextos: Aristóteles (384-322 a
de C.) lo utilizó en su obra "Historia Animalium", en el sentido
de información adquirida mediante la investigación o búsqueda. Francis Bacon
(1561-1626) lo uso en el sentido de conocimiento de objetos determinados en el
espacio y el tiempo, no de las esencias o naturalezas, en donde se origina su
división: a) Historia de la naturaleza, b) Historia del hombre, c) Historia sagrada.
En tiempos recientes se ha denominado historiografía a las disciplinas históricas
o ciencia histórica, diferentes de la historia propiamente dicha (como ciencia) o
realidad histórica (el hecho histórico).
Vattimo nos dice que: una de las visiones más difundidas y atendibles de
la modernidad es la que caracteriza efectivamente como la ‘época de la historia’
(como también lo expresara Nietzsche) frente a la mentalidad antigua dominada
por una visión naturalista y cíclica de curso del mundo. Es únicamente la
modernidad la que, desarrollando y elaborando la herencia judeocristiana (la
idea de la historia como historia de la salvación articulada en creación, pecado,
redención, espera del juicio final), confiere denominación ontológica a la historia
y da significación determinante a nuestra colocación en el curso de la historia.
(1987; 11).
Filosofía de la historia: La filosofía de la historia ha sido denominada también
metahistoria (1). Es la parte de la filosofía cuyo fin consiste en comprender la
historia desde los últimos fundamentos de ser y del conocer, apoyada
principalmente en la historia como ciencia, en la antropología y, en general, en
la metafísica. Ella ha sido dividida en: Lógica de la historia, que investiga los
fundamentos, supuestos y métodos de la historia como ciencia. Metafísica de la
historia, que trata de indagar la causa y la esencia de la historia y, sobre todo, de
darle un sentido global. Los griegos ahondaron en algunos temas como las
llamadas teorías de la decadencia o las del curso cíclico. San Agustín (454-430)
la enmarcó dentro del sentido teológico, enunciada en su obra "La ciudad de
Dios", expone toda una filosofía del Estado, en la que la historia depende de Dios.
Para él, la historia de la humanidad es, en su totalidad, la lucha entre el reino de
Dios y el reino del mundo (civitas dei-civitas terrena). Los pensadores de
la Ilustración, como: a) Johann Gottfried Herder (1744-1803) - fundador
del pensamiento filosófico-histórico alemán - , empezó con una visión del campo
histórico como un conjunto efectivamente infinito de hechos particulares, cuyos
orígenes se suponían totalmente incognoscible por la razón (1959). Basado en
extensos estudios que hizo de la historia de varios pueblos, en especial de las
culturas antiguas, tanto europeas como orientales, analizó, en primer lugar, el
encuentro de esas culturas para explicar la civilización europea de su época y, en
segundo lugar, desarrolló una doctrina del progreso de la historia y del avance de
la sociedad hacia el humanismo, basado en sus estudios acerca del progreso de la
naturaleza, es decir, definió como fin de esa evolución una sociedad que debe
tener como base la justicia y la razón . b) Condorcet (1743-1794) en su teoría de
la historia, el imperio de la razón debe ser objeto de la evolución histórica. Esta
evolución puede ser regresiva cuando el hombre no se esfuerza en practicar la
verdadera filosofía, que consiste en la aclaración del saber en la moralidad.
c) Montesquieu (1689-1755) afirmaba de que las leyes de cada país son reflejo del
pueblo que las obedece, distinguió tres clases de constitución que se repiten en la
historia: despotismo, monarquía y república. d) Voltaire (1694- 1778) – de él
procede la denominación "filosofía de la historia" (1765) - , planteaba una
confianza optimista, la lucha contra el mal y contra el oscurantismo, contra
el prejuicio y la inútil frondosidad de la historia. Para él la importancia de la
historia en el campo de la filosofía era la necesidad de buscar en la primera los
escasos momentos en los cuales se ha producido la unión de la debilidad del
espíritu con la fortaleza del déspota. (1990).
Condorcet, Montesquieu y Voltaire, combatieron la teologización de la historia e
introdujeron ideas como la de la causalidad, la de la influencia del medio social y
geográfico sobre el hombre y vieron el proceso histórico como una unidad. Los
Idealistas concibieron la historia como la realización de una idea divina y los
naturalistas (por ejemplo, en el positivismo de Comte), como un aspecto
necesario de las leyes naturales. Hegel la concibió como un proceso único, sujeto
a la ley, internamente necesario, del autodesarrollo del espíritu, de la idea o curso
deveniente del espíritu objetivo. Para el marxismo, la historia tiene sentido
cuando se ajusta al desarrollo de las fuerzas productivas del hombre que lo
impulsa a una sociedad sin clases.
Historicidad: Este vocablo utilizado para indicar la razón que eleva un suceso a
historia y constituye ésta en cuanto tal. Es importante subrayar que
el concepto difiere del de historia, pues la historicidad se refiere a aquello que le
da fundamento al cambio histórico e involucra al ser (como ser histórico); por
tanto, la historicidad se constituye en un paso previo a la historia como tal.
Pensadores, a quienes se llamó historicistas, como: Wilhelm Dilthey (1833-1911),
Karl Mannheim (1893-1947) y Ernst Troeltsch (1865-1923); ahondaron en este
tema y consideraron que sólo en este proceso se revelan las posibilidades ocultas
de la naturaleza humana. (2). Martin Heidegger (1889-1976), planteó el
problema de la historicidad en un sentido ontológico-existenciario, consideró a la
historia como un resultado de ésta y enmarcó el concepto de historicidad dentro
de la posibilidad de construir la historia; en otras palabras, el ser-ahí (dasein) no
es temporal por estar en la historia, sino que existe históricamente por ser
temporal (1968).
Historicismo: Es una tendencia dentro de la explicación de los hechos, a
atribuir el primer lugar a la historia. El término se refiere al conocimiento de los
fenómenos históricos y sus nexos con las condiciones que los determinan.
Muchos filósofos han sido historicistas en lo que se refiere a sus análisis del ser y
de su trascendencia como tal. El historicismo es una corriente de pensamiento
que reconoce el supremo valor de la historia como componente fundamental de
la naturaleza y del sujeto humano. Esta doctrina o corriente tiene antigua raíces,
entre ellas, a los sofistas griegos y a Giambattista Vico (1668-1744) quien soñó y
creyó haber encontrado, una poética de la historia, principios de una nueva
ciencia (1978) -adelantándose a Bachelard y a Feyerabend-. Los historicistas,
plantearon la importancia de la historia para comprender la sociedad; pero
adquirió una especial relevancia en el siglo XIX, con el desarrollo
del nacionalismo.
Dilthey es el principal historicista dentro de la filosofía de nuestro tiempo;
escribió también varias obras de carácter histórico y numerosos análisis de la
filosofía de la historia (1944a – 1944b). Describe al hombre como un ser cuya
lucha primordial se desarrolla en el campo de la historia con el propósito
primordial de que el mundo sea dominado por el espíritu. El conocimiento del
hombre se basa en el conocimiento de sí mismo, ya que nuestras propias
vivencias son susceptibles de ser investigadas. Este conocimiento debe hacerse
mediante un estricto método analítico, ni metafísico ni apriorístico, que sólo
puede lograr la psicología: la estructura del hombre interior revela y explica los
cambios históricos y la conexión existente entre los fenómenos diversos de la
historia. También la filosofía está determinada en su evolución por los cambios
externos a ella misma, por el concepto histórico que permite fijar posiciones y
utilizar elementos que se dan a partir de las interpretaciones propias de cada una
de las formas que adopta cada civilización; lo único que proporciona al
pensamiento especulativo unidad es la voluntad de definir claramente la posición
del hombre para poder establecer su propia supremacía. A partir de
la tesis desarrollada por Dilthey se despertó un creciente interés por el análisis de
los problemas que presenta el método de la historia y el significado de la misma,
del cual formaron parte importantes filósofos e historiadores como: Max
Weber (1864-1920) su sociología es a la vez una filosofía de la historia, en la cual
se intenta comprender cada período combinando el examen empírico de
la construcción del tipo ideal (1958. 1974). Oswald Spengler (1880-1936)
describe la historia como una sucesión de culturas, en las que la fuerza es el único
factor que determina el triunfo de una sobre otra, y que están constituidas, tal
como un organismo biológico, por culturas abocadas al desgaste y la decadencia;
esta interpretación de la cultura y de la historia es relativista y naturalista.
El concepto de historicismo admite diferentes interpretaciones, y debe ser
matizado en cada uno de sus usos. Conviene tener en cuenta que una de las
doctrinas más significativas que se hacen contra el historicismo proviene de su
carácter relativista: al estar todo condicionado por la evolución histórica, no
parece posible defender una verdad sustancial de tipo determinado. Del análisis
al historicismo que Karl Raimund Popper (1902-1994) hizo en su obra La miseria
del historicismo, se desprende que: "... no podemos predecir el curso futuro de la
historia humana... No puede haber una teoría científica del desarrollo histórico
que sirva de base para la predicción histórica..." (1981,12).
Historiadores modernos. Como es sabido, la Modernidad se instaura sobre las
"cenizas" de la antigüedad. La visión que hemos tenido hasta ahora, de la
denominada Edad Media o medioevo ha sido a través de los ojos parcializados
del Renacimiento, éste, aunque nunca se lo propuso, fue el puente entre la Edad
Media y la denominada Modernidad.
Para los renacentistas la Edad Media fue eminentemente oscura, fanática,
religiosa en extremo, atrasada, intolerante entre otros calificativos peyorativos.
Cuando en honor a la verdad, si bien los cambios fueron lentos, fue un transito
histórico necesario de la civilización occidental. El Renacimiento (como
transición) supuso un cambio súbito de actitud frente al mundo. Pero más aún
frente al pasado inmediato; durante el Renacimiento el imaginario colectivo
pareció darse cuenta de que ha habido una ruptura de la continuidad vivida hasta
entonces. Ese pasado inmediato era necesario borrarlo en la memoria y la mejor
manera era ver sólo lo negativo del período anterior. Giacomo Marramao (1989),
nos dice al respecto: La idea de la ruptura renacentista como eliminación del
distanciamiento medieval del hombre de la civitas terrena y del mundo natural, y
por tanto como retorno a la formula clásica, ha constituido como es sabido, un
topo historiográfico ampliamente difundido y que ha perdurado largamente.
Para Kant (1983), en la Edad Media el dogmatismo reinaba como un déspota,
pero como ha quedado demostrado, en la Modernidad quien ha reinado como un
déspota ha sido la razón. No solamente la razón (que explica y ordena al mundo)
ha reinado; el modo de pensar estuvo, caracterizado también por: el orden, la
jerarquía, la universalidad, la certidumbre, la verdad, el progreso, un
pensamiento único y disciplinario, el dominio de la naturaleza y
los paradigmas como estaciones de saberes (positivismo, marxismo...). La
Modernidad se ha identificado con el primado del sujeto, el humanismo y el
historicismo.
Federico Nietzsche (1979), expresaba que nuestra época esta orgullosa de su
sentido histórico. Durante la Modernidad "... fue realizado el traspaso del
concepto de transcendencia desde el campo de la religión al de la historia, y por
supuesto, al de la política, como medio de realización de la historia,
en dirección de una utopía pre-establecida..." (Mires, 1996; 162). La historia
judeo-cristiana, hegelianismo, positivismo, progresismo, evolucionismo (...),
todos los cuales aspiraban a conducir a la humanidad a una salvación única y
segura (Hottis, 199; 447). Vattimo caracteriza a la Modernidad como:
...un fenómeno dominado por la historia del pensamiento, entendida como una
progresiva ‘iluminación’ que se desarrolla sobre la base de un proceso cada vez
más lento de apropiación y reapropiación de los ‘fundamentos’, los cuales a
menudo se conciben como los ‘orígenes’, de suerte que las revoluciones, teóricas
y prácticas de la historia occidental se presenta y se legitiman por lo común como
‘recuperaciones’, renacimientos, retornos... (1987; 10).
Los historiadores modernos lucharon durante siglos para que la historia fuera
considerada una disciplina científica, por todos los medios trataron de demostrar
la objetividad absoluta de la historia y del historiador. La investigación histórica
comenzó a seguir al pie de la letra los pasos científicos, inclusive llegaron a
proponer leyes históricas, pasando a ser más naturalistas que los naturalistas;
siendo la historia la primera ciencia social que lograra una existencia autónoma
en la república de las ciencias.
La historia moderna ha girado en torno a la idea del progreso, tanto positivistas
como marxistas fijaron al progreso como su objetivo terminal o meta. De acuerdo
a Hannah Arendt "... la idea de progreso no denota cualidad objetiva de la historia
o la naturaleza: es el resultado inevitable de la acción humana..." (1996,73).
La Modernidad será la época de la legitimación metafíco-historicista; la
historicidad lineal, progresiva y la fenitud fundarán la contextura del saber
moderno. Los historiadores cuando definen la historia siempre coinciden en
considerarla como una ciencia encargada de estudiar el pasado. Pero no
consideran que el pasado es una construcción hecha en el presente, con toda su
carga de prejuicios y de valores preestablecidos, cada generación de historiadores
dará su versión del pasado. Entre las definiciones más conocidas se tienen: La
historia se ocupa de las acciones humanas en el pasado (Collingwood, 1990). La
historia es el estudio del pasado humano (Aron, 1989). La historia apunta a las
actividades humanas en el pasado – y el historiador debe estar allí donde está la
carne humana – (Bloch, 1987). La historia no se ocupa del hombre sino de
las sociedades humanas, de los grupos organizados (Febvre, 1975). La historia
engloba y registra todo lo que hemos hecho, los seres humanos que den
finalmente en averiguar mediante sucesivas aproximaciones muestra lo que la
especie ha llevado a cabo, y por qué (Novack, 1975). La historia será: un proceso
continuo de interacción entre el historiador y sus hechos, un diálogo sin fin entre
el presente y pasado (Carr, 1973). La historia no es sino un fragmento de un
conjunto que abarca también el presente y el porvenir. No es más que un caso
particular del problema general del hombre (...) tanto mayor conoce el hombre
su pasado, menos es su esclavo. Allí reside la verdadera grandeza de la historia
(Halkin, 1968). La historia es el registro de las creaciones del espíritu humano en
cada terreno, tanto teórico como práctico. Y estas creaciones espirituales están
siempre en los corazones y mentes de los hombres de genio, los artistas, los
pensadores, los hombres de acción, los reformadores morales y religiosos
(Novack, 1975). La historia significa nada menos que conocer los cimientos de
nuestra vida actual, saber de dónde venimos, quienes somos y aumentar las
probabilidades de saber a donde vamos (Tuñón, 1981).
Para Wright Mills (1974) la tarea del historiador consiste en mantener completo
el archivo humano; pero esta es, verdaderamente, una simple y engañosa
declaración de propósitos. El historiador representa la memoria organizada de la
humanidad, y esa memoria, como historia escrita, es enormemente maleable.
(1974; 158)
El problema del estudio del pasado en la historia será resuelto por Enrique
Moradiellos, cuando señala:
En su calidad de ciencia humana, la Historia (mejor: las disciplinas históricas en
plural) tiene un campo de trabajo peculiar que no es, ni puede ser, el "pasado". Y
ello porque el pasado, por definición, no existe, es tiempo finito, perfecto acabado
y como tal incognoscible científicamente porque no tiene presencia física actual y
material. De ahí deriva la imposibilidad radical de conocer el pasado tal y como
realmente fue (en frase memorable de Leopold von Ranke) y la consecuente
incapacidad para alcanzar una verdad absoluta sobre cualquier suceso pretérito...
(1994, 7).
Es evidente que la labor del historiador no es una mera descripción de los hechos
del pasado. El final del siglo XX se ha caracterizado por un cambio del panorama
de la concepción de la historia tanto teórica como práctica. A sí que:
"... La época de las grandes propuestas paradigmáticas, las del marxismo, de
Annales, del estructural-cuantitativismo, a la que hemos asistido entre los años
cuarenta y ochenta, ha dado paso a una época de crisis de paradigmas y de
búsqueda de formas nuevas de investigación y de expresión..." (Aróstegui, 1995;
129). La crisis de los paradigmas ha originado el planteamiento del fin de la
historia, pero este fin no es patrimonio de los llamados posmodernos ya que entre
algunos modernos y tardomodernos encontramos dicho planteamiento; aunque
otros lo niegan: "No acepto la polémica contra la modernidad. Me parece fruto
del resentimiento, y el resentimiento es desde luego la primera de las malas
pasiones del ser humano (Negri; 2000).
EL FIN DE LA HISTORIA
Es necesario iniciar este punto con lo expresado por Rigoberto Lanz:
Se puede precisar con claridad lo que no es la metáfora del ‘fin de la historia’: 1ro.
No es el fin de las valoraciones, las elecciones éticas o los intereses. 2do. No es la
desaparición del tiempo como coordenada básica de toda práctica social. 3ro. No
es la liquidación de la memoria colectiva (‘pasado’) sin la que resultaría
incomprensible cualquier fenómeno sociocultural. 4to. No es la supresión de todo
horizonte de ‘mañana’, sin lo cual la vida inerte implosionaría por efecto de su
tediosa circularidad. (1999; 2).
Modernos. Pensadores de la modernidad, cuestionaron la Ilustración. Kant
realizó una crítica al iluminismo e hizo un esfuerzo en establecer los límites de la
razón. Hegel no dejó de hacer críticas a la Ilustración. La misma Iglesia a través
de Pio IX criticó a la Ilustración y al modernismo.
La modernidad: Se puede caracterizar, como un fenómeno dominado por la idea
de la historia del pensamiento, entendida como una progresiva ‘iluminación’ que
se desarrolla sobre la base de un proceso cada vez más lento de apropiación y
reapropiación de los ‘fundamentos’ , los cuales a menudo conciben como los
‘orígenes’, de suerte que las revoluciones, teóricas y prácticas, de la historia se
presenta y legitiman por lo común como recuperaciones, reconocimientos,
retornos. (Vattimo, 1987; 10).
Georg Wilhelm F. Hegel (1770-1831): La historia es, para Hegel, la evolución de
espíritu objetivo en su proceso hacia la conciencia de su propia libertad y en ella
se realiza la tesis de la racionalidad de lo real y de la realidad, de la racional: las
pasiones de la historia no son más que astucias de la razón. Consideraba que le
pasado que podemos recoger de la cima de nuestro presente es la totalidad, es
decir, la historia total y la verdad total. (1980).
Después de Hegel, la derecha hegeliana acepta la trascendencia del absoluto en el
mundo de la historia; y, la izquierda hegeliana la niega. La izquierda hegeliana,
transformó el sistema hegeliano en algo bien diferente, e impregnado de gran
espíritu crítico, y trasladó su interés a quien consideraron como verdadero
protagonista del proceso de la historia: el hombre individual. Es con Hegel
cuando se comienza a hablar de historicismo en sentido estricto. Él decía que la
historia del mundo es el juicio del mundo, en tal sentido se tiene que:
Esto quiere decir que es la historia misma la que se erige en juez de los asuntos
humanos, que el supremo ‘tribunal’ de la realidad esta constituido por el curso de
los acontecimientos (...) es el propio acontecer histórico el que, con su proceder,
absuelve o condena, separando a los que tenían razón de quienes estaban
equivocados. Pero queda por explicar qué es este acontecer histórico, qué se
entiende por historia. Para Hegel, la historia era una teofanía, un relevarse
progresivo de Dios en el mundo. Vale decir que para Hegel el proceso histórico
era la ejecución de los decretos de la Divina Providencia. Visto de este modo, el
que la historia del mundo se erija en tribunal del mundo equivale a decir que Dios
se comunica en la historia con los hombres y les notifica su voluntad a través de
lo que acaece. (Sartori, 2000; 24-25).
Fue Hegel quien primero escribió que en principio la historia ha terminado. Y
excluía de la verdadera historia a todos los pueblos de Asía, del Africa y de las
Américas. Los pueblos Orientales son geografía, naturaleza, pero no son ni tienen
historia. Ranke expresaría también que China y la India no tenían historia; su
condición pertenece más bien a la historia natural (1979). De manera apodíctica
Hegel (1989), nos dice que: "América debe ser eliminada del ámbito en el que se
ha movido hasta hoy la historia mundial. Lo que allá ha sucedido hasta ahora es
sólo un eco del viejo mundo". Concepción eurocentrista de la historia, mantenida
hasta la actualidad por muchos historiadores. "Y como tierra del futuro no nos
interesa en absoluto. Pues en la historia tenemos que ver con lo que ha sido y lo
que es, y en la filosofía no con lo que sólo ha sido y sólo será, sino con lo que es y
es eternamente: con la razón. Y con ésta ya tenemos suficientemente que hacer".
Aquí se desprende que para Hegel la historia es simplemente pasado y presente,
lo que ha sucedido y lo que sucede. Con respecto al "Nuevo Mundo" es interesante
acotar lo siguiente:
El ‘Nuevo Mundo’ está geográficamente separado del Viejo Continente por el
océano Atlántico. Sin embargo, el autentico ‘Nuevo Mundo’ no es América, sino
la modernidad, y el océano más grande no es el Atlántico, sino la división
histórico-metahistórica entre lo premoderno y lo moderno. (Heller, 2000; 215).
Francis Fukuyama: Aunque muchos piensan que es posmoderno, por haber
planteado el fin de la historia y de hablar de una época poshistórica. Pero su
pensamiento y su obra están ubicados en la modernidad. La tesis de Fukuyama
se encuentra en Hegel y es explotada por un hegeliano francés llamado A. Kojéve.
Fukuyama define la historia como la pugna humana por encontrar el sistema
político más razonable; la democracia liberal capitalista, que, según él, siempre
ha sido la mejor opción a seguir. Y al llegar a su punto optimo la democracia
liberal, el sistema de libre empresa y en neoliberalismo económico la historia ha
llegado a su final. Dicho final es el de la historia real y no el de la ciencia histórica.
Solamente falta que dicho sistema se extiende en todo el planeta, por que ya no
hay nada nuevo que inventar.
Derrida ataca de una manera contundente la posición de Fukuyama, en tal
sentido expresa: "En lugar de cantar el advenimiento del ideal de la democracia y
del mercado capitalista en la euforia del fin de la historia, en lugar de celebrar el
fin de las ideologías y el fin de los grandes discursos emancipatorios, no seamos
negligentes jamás con esta evidencia macroscópica hecha de innumerables
sufrimientos singulares". (1994 b).
Tardomodernos: Los tardomodernos asumen ante la modernidad una posición
sumamente crítica, pero no rompen con la modernidad. Están conscientes que se
está viviendo una modernidad tardía y que existe una crisis paradigmática, pero
su pensamiento no parte de cero ya que sus raíces se encuentran en los
pensadores modernos.
Jacques Derrida. (El-Bihar, Argelia 1930): El método adoptado por Derrida se ha
denominado "deconstrucción", que consiste en fragmentar o deconstruir los
textos de la tradición filosófica, acentuando el carácter no representativo
del lenguaje. Según él, el lenguaje tiene que disolverse para dar lugar a
la escritura. El saber de la escritura, la gramatología, es un saber de lo que está
escrito, y esto es independientemente del logos (palabra, concepto, discurso,
expresión, pensamiento, habla) y de la verdad, ya que no se trata de elaborar una
ciencia, sino de hacer aparecer el horizonte histórico en el cual la escritura tiene
lugar. Su pensamiento es un pensamiento histórico, sus conceptos claves están
todos del lado de la historicidad: huella, signo, la verdad como conservación,
tradición, escritura, texto, etc. Derrida expresa: "Todas las cuestiones a propósito
de ser o del no ser (...) son cuestiones de herencia (...) Somos hechos (...) El ser
de lo que somos es, ante todo, herencia, lo que queremos o no, lo sepamos o no.
(1994 b). Derrida ha criticado el logocentrismo occidental, pero ha sido bien claro
en afirmar que sólo podemos criticar la razón utilizando la razón. Crítica la
posiciones escatológicas (3) asumida por los posmodernos:
... El Occidente ha estado dominado por un poderoso programa que ha sido
también un contrato intransgredible entre los discursos sobre el fin. Los temas
del fin de la historia y de la muerte de la filosofía no aparecen sino bajo las formas
más globales, masivas y concentradas. (...) Y cualquier otro vendrá a refinar aún
más, a anunciar lo mejor de lo mejor, o sea el fin del fin, el fin del final, porque el
fin siempre ha comenzado ya, porque hay que distinguir aún entre la clausura y
el fin, ya que aquella habría de participar, quiéralo o no, en el concierto, puesto
que se trata, además del fin del metalenguaje a propósito del lenguaje
escatológico. Aunque también cabe preguntarse si la escatología es un tono, y no
la voz misma. (Derrida, 1994 a; 48-49).
Con respecto al llamado fin de la historia, plantea dos afirmaciones: Que hay un
fin de la metafísica de la historia. Que no se puede renunciar a la historia, sin ella
no hay futuro. "De lo que hay que desconfiar, repito, es del concepto metafísico
de historia. El concepto de la historia como historia del sentido" (1977; 74).
Gilles Deleuze. (1925-1995). En 1972, a raíz de su colaboración con Felix Guattari,
se inauguró una nueva fase del pensamiento deleuziano referente a lo múltiple y
a lo intempestivo. En el texto "Antiedipo: capitalismo y esquizofrenia", ambos
autores se fijaron en el psicoanálisis, que devuelve la fuerza del deseo a la única
instancia del Edipo, pedestal invariable de la neurosis. Opinaban, en cambio, que
el deseo es la creación de vida, fuerza de invención y de experiencia, quebranto
de las normas. La filosofía de Deleuze, supone un elogio y permanece atenta a los
movimientos singulares de los cuerpos en el espacio social, un cuerpo sin órganos
en el espacio liso del cual emana. No renuncia al concepto de la historia, dibuja
una historia que no es hegeliana sino fundamentalmente nietzscheana-marxista;
en donde se expresan las relaciones de poder que toman centro alrededor del
estado y del capital.
Michel Foucault (1926-1984): Desde su perspectiva, el saber, en la medida en que
es capaz de inventar la verdad, se hace poder y éste avala la verdad inventada. Su
antihumanismo califica como arqueológico el estudio del hombre y su saber; éste
es una invención reciente en la historia del pensamiento, un repliegue cuya
desaparición ya está insinuada (muerte del hombre); el estudio del hombre y
tiene un objeto que depende de las estructuras epistemológicas en que se originan
los momentos históricos y sociales, las cuales se transforman bajo reglas o leyes
propias. Así se generan historias diferentes con ritmos diferentes; debido a estas
rupturas y cambios es necesario analizar lo específico y constitutivo del cambio o
transformación. Esta concepción de la historia lo sitúa en el ámbito del
antihistoricismo. Michel Foucault considera que la historia es el eje de lo que él
denomina episteme del siglo XIX, pero que estaría a punto de concluir para entrar
en algo que aún no sabemos. Dibuja un concepto de historia alejado del
hegelianismo. Una historia de rupturas, discontinuidades, no lineal ni finalista,
sino contengentista y dibujada según diagramas de fuerza que dominan
periódicamente. No se trata, como ya se dijo, de la historia hegeliana, sino de la
historia efectiva de quien también habla Nietzsche. La genealogía es desarrollada
como un método histórico. Expresa que no se hace la crítica del logos desde fuera
del logos. "Cuando un pensamiento prevé el fin de la historia, el otro anuncia lo
infinito de la vida" (1981, 293). La obra de Foucault es toda ella historia, no se
opone a la historia sino a cierta forma de historiografía (evolucionista y a la
hegeliana), a una historia unilineal, teleológica, fundada unilateralmente en la
idea de progreso. Rechaza el determinismo mecanicista y en su lugar privilegia el
azar: "Las fuerzas presentes en la historia no obedecen ni a un destino, ni a
una mecánica, sino al azar de la lucha". (1978; 20). Encuentra líneas históricas
con ritmos de desarrollo desigual: una acelerada de la política, otra de las ideas
científicas, otra de las reflexiones filosóficas y otra de la civilización material. Con
esta posición está reconociendo lo planteado por historiadores de
la escuela francesa de los Annales, quienes modifican el concepto de tiempo, que
ya no es considerado como un movimiento unidimensional del pasado al futuro,
no existe ya un solo tiempo, sino tiempos muy diversos; encontrándose un tiempo
estacionario (geográfico), uno lento (estructuras sociales y económicas) y el
tiempo rápido (acontecimientos políticos).
Jean Baudrillar (1929 Reims). Para Baudrillard no se da un fin de la historia, sino
una simulación de ese final; el final de la historia ya ha ocurrido, simuladamente.
Después del final de la historia quedan dos alternativas: - La simulación, mirar
en retrospectiva, en realidad una forma de repetición.- La seducción, uno mismo
llega a ser objetivo, uno mismo se pierde en objeto, solo seducir es mejor que
retornar.
Disimular es fingir no tener lo que no se tiene. Simular es fingir tener lo que no
se tiene. Lo uno remite a una presencia, lo otro a una ausencia. Pero la cuestión
es más complicada, puesto que simular no es fingir (...) Así , pues, fingir, o
disimular, dejan intacto el principio de realidad: hay una diferencia clara, sólo
que enmascarada. Por su parte la simulación vuelve a cuestionar la diferencia de
la ‘verdadero’ y de lo ‘falso’, de lo ‘real’ y de lo ‘imaginario’. (Baudrillard, 1993;
12).
Posmodernos: Para Eagleton (1998) La palabra posmodernismo remite
generalmente a una forma de la cultura contemporánea, mientras que el
término posmodernidad alude a un período histórico específico. "...Podría
decirse que la posmodernidad es la pérdida de la inocencia de una cultura que
tiene la sensación ‘epigonal’ de saber que todo ha sido ya y que no es posible decir
y hacer algo nuevo sin pecar de ingenuidad..." (Cano, 1997; 260). "... El
pensamiento posmoderno se liberó de la obsesión de unidad y totalidad. La
posmodernidad comienza donde el todo termina..." (Welsch, 1997;39). Ágnes
Heller, recomienda entender el término postmodernidad como equivalente a la
conciencia histórica contemporánea de la Edad Moderna. Lo postmoderno no es
lo que sigue a la era moderna, sino lo que sigue a la evolución de la modernidad.
(2000; 213).
Las hipótesis básicas de los posmodernos serían: el final de la historia, el final de
la modernidad, el final de la Ilustración, el final de los metarrelatos. Pérdida de
la certidumbre y de la fe, caída del racionalismo moderno, de la fe en el progreso
histórico y la utopía de la revolución. Derrida (1994 a) ha denominado a esta
tendencia de nuestro tiempo de poner fin a muchas cosas como el Apocalipsis o
el tomo apocalíptico de nuestra época. Para los posmodernos el final de la historia
se refiere al ocaso del metarrelato historicista. Es pues, un tipo de discurso,
de ideología, que ha configurado el saber humano desde hace cerca de dos siglos.
El historicismo se aplicó a todas las ramas del saber humano. Y el final de la
historia significa el final del metarrelato historicista.
Los posmodernos en su crítica del historicismo, toman en cuenta que la idea de
la historia universal ha funcionado como una ideología occidentalista, en una
historia eurocentrista (totalitarismo historiográfico). Si no hay una historia única
universal, entonces se infiere que hay muchas historias; la historia de cada
pueblo, de cada cultura, de cada nación, es decir, infinidad de historias,
de lenguas y de formas de vida. Privilegiando: la diversidad, la especificidad, la
contingencia y las localidades: las formas de vida en toda su autonomía.
Rescatar las tradiciones orales que muestran la importancia de constituir la
historia como diálogo entre la pluralidad de voces, como mirarse así mismo.
Aunque las tradiciones no representan la complejidad de la vida, ella sirve para
hacer conscientes a los pueblos de su propia historia y de la memoria colectiva
como suma de individualidades que les constituye como diferencia. Para
(Aronowitz-Giroux 1991), la historia colapsa en el vértigo de
las imágenes electrónicas que sustituyen a la realidad. En lugar de la historia se
rescata la contramemoria y se destacan los valores de la vida cotidiana como
fuente de potenciación.
Jean F. Lyotard. (1924-1998): La obra de Lyotard es considerada ecléctica, una
especie de fusión de las fronteras existentes entre la ética, la política y
la estética (la ley, la forma, el acontecimiento) las tres apuntadas bajo un claro
enfoque teórico que sigue los pasos de Kant. En la condición posmoderna (1979)
analizó la caída de lo universal y constató una nueva discusión sobre el
pensamiento de Hegel y Marx en el siglo XX. Propuso una política favorable a
las memorias y postuló un horizonte que conduciría a rechazar toda forma de
terror y de totalitarismo. Para Lyotard la historia es un metarrelato, el
metarrelato moderno por excelencia. En ese metarrelato, según él, cayeron sobre
todo Hegel y Marx, y sus seguidores; pero no Kant, quien consideraba que la
historia es una "novela en formación" (1987), y el entusiasmo revolucionario una
locura. Y la filosofía de la historia, es una ilusión nacida de la apariencia de que
los signos son ejemplos o esquemas.
Richard Rorty (1931 Nueva York): Rorty se inclinó por la filosofía analítica y se
adhirió al llamado giro lingüístico. Posteriormente, el pensamiento
antirrepresentacionalista de él ha desembocado en el pragmatismo, según el cual
la objetividad no debe ser ligada a ningún tipo de trascendencia, sino que debe
ser interpretada, más bien, como intersubjetividad y solidaridad, de manera que
se abra el camino hacia una práctica democrática. Para Rorty el conocimiento
histórico, no es simplemente la acumulación de hechos observados del pasado;
más bien, representa un examen del pasado en función de los intereses actuales,
como los derechos humanos y la autonomía individual. Por tanto, el pasado se
moldea en función preocupaciones actuales, pragmáticas. Rorty es
fundamentalmente pragmático, al asumir una concepción de la verdad haciendo
hincapié en la función del individuo a la hora de alcanzar el conocimiento, al
menos, en parte en el contexto.
Gianni Vattimo (Turín 1936): Ha hecho una gran contribución al conocimiento
de la hermenéutica de Hans-Georg Gadamer (4), planteamiento en el cual se
basa para delinear los fundamentos de una "ética de la interpretación" a partir de
la disolución de la metafísica y el carácter histórico de la existencia humana.
Considera que la tarea actual del pensamiento consiste en repensar la filosofía a
la vez de una concepción débil del ser: movimiento, devenir, interpretación,
historia es lo que se ha dado en llamar "pensiero debole" (pensamiento débil).
Para Vattimo la historia es historia de palabras, la historia es un acontecer que
consiste en mensajes. O sea, él interpreta la idea de la historia de acuerdo con su
subido idealismo lingüístico:
Se hace cada vez más urgente mantener las relaciones con el pasado, construir
una continuidad de la experiencia que es la única capaz de darle sentido. Los a
priori lingüísticos que hacen posible nuestra experiencia del mundo no son
estructuras eternas de la razón, sino justamente actos de palabra, trans-misión de
mensajes que nos llegan del pasado, de la cultura, y sólo respondiendo a ellos
podemos dar sentido a la experiencia vivida actualmente (1989; 9).
En última instancia la historia son fábulas (1987) que es necesario, mantener por
una piedad hacia nosotros mismos, pues es en esas fábulas donde encontramos
nuestra precaria identidad. La historia siempre ha sido fábula la diferencia es que
ahora tenemos esas fábulas y sabemos que son fábulas, aunque tengamos que
aferrarnos a ella por piedad hacia nosotros: "Lo que queda tras la civilización del
mundo verdadero no es el mundo aparente como único mundo – y, por lo tanto,
como mundo verdadero a su turno- sino la historia de las fabulaciones" (1991).
NOTAS
(1). Meta (metá). Voz griega a la que se dio diversos significados: cambio,
mutación, más allá, posterior (después), por el medio. En general se usa para
designar el propósito final que se persigue alcanzar por medio de ciertas acciones
conducentes al cumplimiento de tal propósito. Los metarrelatos son discursos
totalizadores en los que los miembros de una encuentran legitimación y
justificación de sus instituciones, sociales, económicas
y políticas.(2). Historicistas en general fueron denominados a los de la escuela
de Baden, desarrollada desde principios del siglo XX, hasta aproximadamente
1914, sirvió de base al Neokantismo, junto con la escuela de Hamburgo sus
iniciadores fueron Wilhelm Windelband y Heinrich Rickert. El campo principal
de reflexión fue el de las ciencias de la cultura y la historia. Dilthey: Su obra añade
al neokantismo una tentativa por comprender la vida, la historia y el mundo, que
integra toda cosmovisión en la evolución histórica. Mannheim: Representante del
historicismo influenciado por Hegel, Marx, Dilthey y Weber. Considerado
representante de una sociología radical del saber. Troeltsch: Parte de su obra
estuvo dirigida al tema. "El historicismo y sus problemas" (1922). "El historicismo
y su superación" (1924). (3). Para Derrida lo escatológico significa ESKHATON,
el fin, o más bien el extremo, el límite, el término, lo último, aquello que viene in
extremos a clausurar una historia, una genealogía o simplemente una serie
nombrable (1994 a; 21). (4). Realizó una exploración hermenéutica del ser
histórico manifiesto en el lenguaje. La hermenéutica es para Gadamer un
acontecer histórico y, en especial, un acontecer de la tradición.
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 Wright, Mills (1974). La imaginación sociológica. México: Fondo de Cultura
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Autor:
Luis Rafael García Jiménez
(Doctor en Ciencias Sociales)
Acercamiento al concepto filosófico de historia

Enviado por Pedro Meriño Polo

Partes: 1, 2
1.
2. ¿Qué es por tanto el concepto filosófico de historia?
3. La historia como tiempo
4. Efecto consecuente del tiempo en la historia
5. Aceleración e historia
6. El amor es la fuente para la historia
7. Un vistazo al pasado
8. Consecuciones dadas
9. Conclusión
10. Bibliografía

INTRODUCCIÓN
Un acercamiento al concepto filosófico de historia, es el nombre que posee
este ensayo. Debido a grandes debates que se han dado en tratar de analizar la
historia de la humanidad como micro historias o como una macro historia. (O sea
la historia como algo universal donde todos los hombres comienzan a hacer parte
de Ella; o como algo subjetivo, donde solo la historia hace parte de
un grupo humano donde se desarrolla cada hombre y específicamente
el individuo como persona).
De igual forma, este ensayo es una redacción hermenéutica donde no se pretende
mirar acontecimientos históricos o sucesos. Más bien; es encontrar
una interpretación del por qué mismo de los hechos; una razón del como se da la
historia y encontrar así una propia expresión de la vida en el acontecer de la
historia personal a la grupal. Por tanto se Investiga en el concepto de historia
el desarrollo del hombre como testigo de la misma historia que evoluciona, donde
a partir de esta evolución va captando el sentido de la historia desde un panorama
de la realidad exterior haciéndolo subjetivo.
Se juzga, muy importante observar como el sentido etimológico de la palabra
historia* hace relación a lo que cada quien, esta viviendo hoy desde su situación
de vida. Y es precisamente por eso que el historiador es aquel que distingue
el conocimiento aproximado que tenemos por haber oído los sucesos históricos;
de aquel otro conocimiento mucho mas seguro, que nos viene por haber visto los
hechos con nuestros propios ojos.
Y se toma como convenientes para este ensayo a algunos autores de la filosofía de
la historia, algunos son solo historiadores como Luís Ángel Arango, otros si se
han dedicado a sacarle a la historia un sentido analítico y por tanto filosófico:
entre ellos Emilio Lleolo en su libro Lenguaje e Historia; a Lucas Benavides que
hace una alusión a San Agustín en su libro las 2 ciudades; a Luís Joaquín Zaballa
en sus dos artículos "Entorno a la Filosofía de la Historia I y II; al sociólogo Gilles
Lipovetski con un punto de vista claro que le hace a
la sociedades contemporáneas. Algunos de ellos han tratado de darle a la historia
ese sentido filosófico, en cuanto a la preocupación del hombre por su ser y por su
finitud; de igual manera algunos otros de estos autores quieren encontrar en la
historia la razón de ser de la existencia, que va dirigida a hacia un bien futuro
donde se encuentra esa meta suprema, esta aproximación solo puede realizarse
con la negación de las cosas materiales por las cuales hoy se esta pasando donde
la historia es la única testigo.
UN ACERCAMIENTO AL CONCEPTO FILOSÓFICO DE HISTORIA.
Tratar de escribir algo de lo que casi nadie medita es algo tedioso y mucho más
cuando los conceptos son muy diversos; ya que la historia es algo entendible para
muchas situaciones de la vida del hombre, de las cosas y de los animales. Pero, lo
deja de ser cuando el hombre se da cuenta que lo que esta pensando es algo que
le concierne a todos los hombres y mucho mas cuando se trata de su historia
misma, y es que la historia se convierte por tanto en el camino del cual ningún
hombre se puede escapar.
1.1 ¿QUÉ ES POR TANTO EL CONCEPTO FILOSÓFICO DE HISTORIA?
Se puede decir que la historia es todo aquel proceso, donde están plasmados los
hechos del hombre. Pero el historiógrafo Luís Zaballa da una definición que
retoma de Ortega y Gasset donde entiende por historia: "el estudio de la realidad
humana desde el más remoto antepasado. De allí su preeminencia sobre todas las
demás ciencias, por ser por antonomasia la del hombre, porque hable de lo que
hable siempre lo hace del mismo hombre".
Es igual comprensible decir que el hombre actual esta hecho de aquel hombre que
existió ayer, de aquel hombre remoto que nos dejo un legado de vida, un camino
que recorrer, una historia que construirle. Pero la historia no se queda tan solo
en ser ese camino por donde todos tienen que pasar, "la historia se convierte para
el hombre en su propio acontecer humano que tiene sus raíces en la propia y libre
autorrealización y decisión del espíritu". Esa realización por tanto, se da en
el tiempo y en el espacio, en la convivencia de familias y pueblos que han existido
hasta nuestros días.
Pero, si el hombre es por igual hoy aquel mismo hombre del ayer, el mundo en el
cual se desenvuelve el hombre solo cambia en sus apariencias ya que la sustancia
sigue solo el transcurso del tiempo y del espacio; en primera instancia se puede
expresar que el último rasgo que caracteriza el modo de ser del hombre y su
reflexión que se dirige a él mismo y que tiene enlace con él mismo, es la historia
como tal, en la cual el hombre encuentra su fuente ideal. La historia por
tanto, muestra así como el modo de obrar del hombre, es su misma esencia vital
donde quedan plasmadas sus vivencias.
Para el hombre posmoderno se le ha convertido en una lucha el tratar de
encontrar su principio en una antepasado antiguo, ya que ha la vez no es tan solo
el principio, sino seria la solución a problemas biológicos y sociales por los cuales
el hombre hoy esta pasando.
Parece oportuno, entonces hablar de historia no como lo que ha pasado sino como
lo que nos ha pasado a los hombres a través del correr de los días en el tiempo. Y
ese abismo de tiempo es sencillamente lo que somos. "Pero ese abismo no es algo
próximo a nosotros como un abismo físico, sino que somos nosotros mismos, en
virtud de nuestra índole abismal, por que nuestro ser, no sólo proviene de, sino
que constituye la abisal dimensión del tiempo".
1.2 LA HISTORIA COMO TIEMPO
Al hablar de pasado, nos estamos refiriendo a un tiempo anterior transcurrido
hasta la actualidad; supone la sucesión consecutiva de días, meses, años, décadas,
siglos y así la continuación clara del correr de las horas en las cuales el hombre
habita y en las cuales quiere descubrir la representación exacta, rigurosa y
fundamentada en el conocimiento de lo que acontece y de lo que será el mañana.
Y así como lo expresa Zaballa del holandés Johan Huizinga "el hombre siente
necesidad absoluta de llegar al conocimiento autentico de lo que verdaderamente
acaeció aunque tenga conciencia de la pobreza de los medios de que para ello
dispone".
Pero, es a la vez, el tiempo algo histórico; es quizás el fenómeno parcial
que marca la compresión del proceso humano y como dice el mismo
Zaballa "fuera del tiempo no hay historia sino eternidad". De igual manera, dice
Él, que también "La historia no recorre distancia alguna es más bien la cantidad
y calidad de los cambios y modificaciones que ocurren en un tiempo dado". Y
aunque los días sean los mismos, para el tiempo no lo es así nunca para la historia
ya que cada acontecimiento en el tiempo esta marcando la historia universal
mientras que el sonar del tiempo va siguiendo su curso normal.
1.3 EFECTO CONSECUENTE DEL TIEMPO EN LA HISTORIA
El tiempo desplegado (pasado, presente y futuro) es tan solo un presente activo
como único momento de donde podemos mirar la historia y esto parece obvio
ante cualquiera, pero hay que expresarlo para no caer en errores ya que el
presente es lo único que tiene vida actualizada. Y es de saber que todo
acontecimiento pasado solo existe si existe en el presente.
Comenta Luís Zaballa que Erick kahler miraba la historia "como una cosa viva,
que esta en nosotros y con nosotros, en cada momento de nuestras vidas".De igual
manera, la historia para que sea historia tiene que haber sido para que hoy pueda
ser realidad, solo nos aparece el pasado histórico como el presente dado y
convertido en un ahora. La historia es solo historia si se mira desde la historia;
entonces el efecto consecuente del tiempo en la historia es la manera como incide
el ayer en el hoy, como el pasado pervive en el presente siendo este (presente)
quien le da vida a la historia que será para otro presente un futuro en el ahora, ya
que el futuro como historia es incierto.
Otro efecto consecuente es cuando el hombre comienza alegarse rápidamente de
lo vivido sea por él o por los de su grupo, y empieza a vivir la superficialidad y la
distracción de lo etéreo, como suspendidos en el aire o como quien comienza a
caminar partiendo de un precipicio a la llanura. Olvidando el sentido de búsqueda
que tiene el tratar de encontrar lo aventuroso del hombre que siempre parte de lo
que ya es dado y concreto hacia lo misterioso.
1.4 ACELERACIÓN E HISTORIA
Si el hombre se comienza a sumergir en una posible interpretación de lo que es,
y de lo que puede llegar a hacer, encuentra siempre la frustración de estar sujeto
al sentimiento de culpa, a la muerte, a las leyes, al tiempo, al espacio, al destino,
a la naturaleza de Dios y al actuar de Dios en su existencia de hombre, pero un
hecho muy marcado en el hombre es su misma historia, y las posibilidades
de guerra civiles y esto es mas notorio cuando su historia la confronta con la de
los demás semejantes.
Si nos consideramos peregrinos de un mundo inestable, siempre existirá
cualquier tipo de angustia que embargue al hombre de sentimientos encontrados
y el hombre desde que tiene o desde el momento en que adquirió uso de razón se
ha dado cuenta de su existencia, como un ser individual, pero que le es necesario
vivir en comunidad, también ha sido inherente en el hombre ese descubrimiento
de la existencia del universo. De que existe el Ser, y es lógico que esto lo lleve a
preguntarle ¿Por qué existe algo en vez de nada? * .
Y siempre serán muchas las preguntas que nos lanza nuestra racionalidad acerca
de lo interno y de lo externo del universo, ósea de lo que es netamente físico y de
las cosas metafísicas, específicamente las espirituales. Pero sus ambiciones de
conocer el magno mundo donde vive siempre han sido grandes, ante las
diferentes dificultades que lo alegan de llegar a cualquier rincón del universo;
aunque solo se vea como llegara el hombre, a tratar de descubrir su posición y su
destino en él.
Es por tanto la aceleración de la historia otro de los planteamientos de lo que
pueden hablar aquellos que meditan sobre la historia ya que
el movimiento acelerado de la historia o ese incremento de velocidad de aquello
que se mueve, con referencia a la unidad de tiempo, no puede ser igual que la
historia por que la historia no recorre distancia alguna. "Lo que hace historia son
los cambios o modificaciones que ocurren en un tiempo dado ya que ellos (los
cambios) son la trama de la historia dice el autor Zaballa".
Es en total, el fenómeno de la aceleración, "algo que se da simultaneo e
inseparable al proceso de encogimiento del mundo". Y es de saber que cada día
se dan mas hechos para la historia o sea se acrecienta frecuentemente la historia
y esto no prácticamente desde lo cuantitativo sino de lo cualitativo ya que son los
hechos que han pasado lo que prácticamente pueden en cierta forma dar razones
del presente.
1.4.1 La aceleración camino a la trascendencia.
Sin embargo, el hombre siempre ha tratado de poner su propio sello en este gran
universo, por eso es bien claro, como el Doctor Emilio Lledo cita a San Agustín en
su obra "La Ciudad de Dios" donde para Lledo San Agustín es ese hombre que va
a marcar en el pensamiento occidental la preocupación por la historia, de igual
fue para aquellos pensadores no cristianos que secularizan lo que para los
cristianos se entiende desde la fe. Y se puede decir que los diferentes
cuestionamientos que el hombre se ha planteado a través del transcurso de la
existencia, son las bases mas claras para él ir formando su historia. Dice Walter
Brugger que "Para que ese acontecer sea histórico y trascendental debe tener
relación con el hombre y no solo con el individuo en cuanto tal sino con lo
universal humano", ese es el camino del hombre algo individual que se vuelve
colectivo a la humanidad misma, y que todo va encaminado a la tracendentalidad.
EL AMOR ES LA FUENTE PARA LA HISTORIA
El hombre es un texto abierto al amor, una carta que se comienza a escribir con
tintas de sangre* , una carta que no tiene sobre porque ella misma a querido viajar
por el tiempo sin llevarse así misma como lo que es. Todo ser humano debe
convertirse en un ser que marque dentro de la evolución del mundo, la puerta de
acceso a la verdad buscada por la humanidad. Ya que todo tiende a convertirse en
una amplia síntesis que abarca la historia de la raza humana y sus destinos en
términos de tiempo y eternidad. Pero, al hablar de todo hombre se podría
preguntar cualquiera ¿Pero, qué es el hombre? Quizás es solo una maquina que
opera para una empresa, la empresa de la vida, designada por la sociedad y
el estado.
Talvez San Agustín que es un hombre que se convierte en un texto abierto
pretende mostrarnos la historia del hombre como una relación derivada de su
teología de creación y de gracia ya que se expresa en el texto Lucas Benavides que
San Agustín dice que la historia:
No es una teoría racional, si se tiene en cuenta que inicia y concluye con los
dogmas revelados. Pero en si, si es racional por la lógica estricta de
su procedimiento e implica una teoría definidamente filosófica y racional sobre
la naturaleza de la sociedad y de la ley, así como de la relación entre la vida social
y la ética.
De camino con este contexto que enmarca esta conclusión antes mencionada
del libro la Ciudad de Dios de San Agustín, "va a dar de entrada la contraposición
entre la Ciudad de Dios (que representa el Cristianismo, y por tanto la verdad
espiritual) y la ciudad pagana (que representa la decadencia y el pecado)"
Si se hace un bosquejo al libro la Ciudad de Dios en el prólogo mismo se expone
esta separación:
La gloriosísima ciudad de Dios, que en el presente correr de los tiempos se
encuentra peregrina entre los impíos viviendo de la fe, y espera ya ahora con
paciencia la patria definitiva y eterna hasta que haya un juicio con
auténtica justicia, conseguirá entonces con creces la victoria final y una paz
completa. Pues bien, mí querido hijo Marcelino, en la presente obra, emprendida
a instancias tuyas, y que te debo por promesa personal mía, me he propuesto
defender esta ciudad en contra de aquellos que anteponen los propios dioses a su
fundador.
Definitivamente San Agustín deja conmocionado a cualquier lector que entre con
la intención de encontradle el mismo sentido que quiso expresar El en esta obra.
Además sigue este apartado en otro momento del texto:
Las dos ciudades, en efecto, se encuentran mezcladas y confundidas en esta vida
terrestre, hasta que las separe el juicio final. Exponer su nacimiento, su progreso
y su final, es lo que voy a intentar hacer, con la ayuda del cielo y para gloria de la
Ciudad de Dios, que hará vivo el resplandor de este contraste
San Agustín por tanto, ya con esto le da iluminación al pensamiento nuestro, los
cuales no tenemos la claridad exacta de lo que significa la historia como hija del
tiempo, comparó pues San Agustín a una ciudad terrenal respecto de una ciudad
de Dios, creada por los ángeles, donde todas las bondades subyacían para
beneficio de sus habitantes y originadas por ellos mismos, dado su obediencia a
los mandamientos de Dios.
También es cierto y de de dejar claro que esta propuesta de San Agustín puede
considerarse como tal, en tanto que persigue demostrar un ideal a alcanzar que
surge como respuesta a una realidad concreta que le inconforma a El y sobre todo
hoy a este mundo contemporáneo, estas idealidades a través de la cual pretende
señalar que las cualidades de la Ciudad de Dios, como emuladoras del reino de
los cielos, son factibles de encontrarse en el mundo terrenal, siempre que sus
habitantes modifiquen su actitud, de tal forma que sus pensamientos y
sus acciones rindan culto al verdadero Dios.
Y siguiendo con este pensamiento de que la Ciudad de Dios pueda ser construida
en la ciudad terrena por los mismos hombres, se va a hablar de un
gran paradigma EL AMOR pero ¿Qué es el amor para ser el fundamento de la
historia? O sea se convierte el amor en la manifestación o en el fundamento por
el cual las cosas existen y para el cual las cosas son para una finalidad eterna. En
un sentido muy estricto podría decirse, que "el amor es la conciencia de la
existencia de las cosas y cuando las cosas se salen del fundamento del amor dejan
de ser ciudad de Dios y pasa a la división ósea a ser ciudad terrena".
Por lo dicho Ahora, es mas complicado mirar este asunto para una época que no
hace tantos siglos acaba de salir del problema de los Universales: así se
denominaban en la Edad Media, las ideas generales(en este caso el AMOR), los
que consideraron que existían las mismas y no las cosas particulares se
inscribieron como realistas* , los que consideraron estas ideas generales como
puras palabras y aceptaron la existencia de las cosas particulares fueron llamados
nominalistas* * .
Bueno y a partir de estos pensamientos entra a jugar parte la vida contemporánea
o la contemporaneidad como la llaman muchos donde casi se plantea que el amor
es la tela que borda la imaginación, y así hay tantas definiciones y tantas clases
de amores. Que ya no se sabe a cual referirse al momento de hablar de amor, ya
no se ve el amor como el fundamento de las dos ciudades; donde específicamente
la transforma San Agustín como la vida racional que debe llevar la sociedad y el
estado; y por eso llega san Agustín a definir las sociedades humanas como "una
multitud de criaturas racionales asociadas de común acuerdo en función de las
cosas que aman" esos vínculos no podrán ser otros que el amor.
Pero ya hoy ¿Qué es lo que se ama?, ¿Cuál es el mutuo acuerdo que viven las
sociedades de hoy? Ya los filósofos actuales miran el amor como algo no
filosófico, lo relacionan al volar de las palomas, al cantar del gallo, lo comparan
con el rió que corre y que en su correr va sonando las piedras. Por tanto solo se
habla del amor físico, descuidando la verdadera naturaleza del amor la misma
que san Agustín coloca como fundamento de las existencia de la cosas, por lo
tanto la naturaleza del amor no es física, mas bien espiritual por que tiene el 100
% que ver con la voluntad creadora que hizo las cosas por amor que broto de Sí.
Hay que decirle a San Agustín que ya el hombre no piensa en el amor que se
reduce al Uno: al mismo deseo de felicidad, de paz. Bien claro tenia San Agustín
al hablar de deseo en cuanto, "a la debida autonomía espiritual del hombre, donde
puede orientarse al acatamiento del orden divino o también a su propia
satisfacción, constituyéndose en este caso el hombre en centro de si mismo". He
aquí dice el texto de Lucas Benavides la raíz última de las dualidades de ciudades:
La oposición entre el hombre natural que propende hacia si mismo y se envisca
en los valores de la vida rutinaria, valiéndose de las nuevas posturas que se van
generando en el medio en el cual se desenvuelve. Y el hombre espiritual que vive
para Dios. Estos dos amores distintos erigen las dos ciudades "la terrenal, que se
edifica en el amor a si mismo y el desprecio de Dios, y la celestial, que se levanta
con el amor a Dios y el desprecio de si mismo".
Ya puedo decir que la teoría de historia que plantea el texto, surge a través de
el desarrollo lógico de estas dos premisas (una y otra ciudad) ambas han seguido
su curso, mezclándose entre si a través de todos los cambios producidos desde los
comienzos de la raza humana, y seguirán avanzando así, juntas hasta el final del
mundo, cuando están destinadas a separarse para presentarse al juicio final.
2.1 UN VISTAZO AL PASADO
Desde el punto de vista histórico: en las épocas primitivas donde cada hombre se
desenvolvía según el hábitat que encontraba en su medio y eso le servia para tener
una vida encaminada a la búsqueda de su propia realización y plenitud y de
patrones personales; para aclarar podemos tomar el florecimiento de algunas
culturas: "en China el ideal de vida social estaba ordenado con base en la triple
relación entre el cielo, soberano y el pueblo, relación fijada por el sistema total
del universo"; era por tanto para los chinos el emperador el representante de las
supremas virtudes del cielo en la tierra y vinculaba a la naturaleza con la
humanidad; Se difundía entre los chinos un conjunto de reglas
con carácter religioso-moral que les servían para alcanzar la felicidad a través del
cumplimiento de la justicia, respeto a las costumbres y rituales, rectitud de
espíritu, la franqueza pero sobre todo el deber principal de todo hombre era el
respeto a sus padres y a sus supraordinados y en esto consistía la vida para un
chino de épocas pasadas.
Para los egipcios la creencia de la prolongación de una vida plena de felicidad
mas allá de la muerte constituyo el criterio fundamental regulador de la conducta
humana, "para ellos el alma era castigada o premiada por los dioses de acuerdo
con el comportamiento que se halla observado en vida, todos sus actos los
encaminaban prácticamente a realizar normas de bondad".
En los hebreos, no fue sino la exteriorización cabal de su arraigado sentimiento
religioso "el decálogo se convierte para ellos en la máxima fundamentación
normativa para establecer el respeto a Dios y a la personalidad del otro
incluyendo sus bienes y honra".
En la India, la doctrina de Gautama Sidarta (Buda) surgió como la
"consolidación de un orden social constrictivo heterónomamente impuesto al
hombre por la religión brahmánica; prácticamente consiste en la estructuración
de un ideal de vida autónomamente determinado por la misma personalidad
humana, solo se podía ser virtuoso mediante la vida ascética, alejada la vida
humana de cualquier requerimiento material de la sociedad y mas bien es una
consagración por entero a la meditación."
En América, muchos interrogantes hay sin resolver, pero antiguamente las
culturas que la habitaron tenían, un especial modo de vida, mas que todo se puede
hablar de crónicas animistas o de creencias religiosas diversas aplicadas a
una organización monárquica en las tribus dadas. Es sabido que las pertenencias
personales, ya de jefes, ya de individuos comunes, se enterraban con el cadáver.
Cada heredero de poder tenía que reemprender la adquisición de joyas y otros
objetos o realizar proezas que enaltecieran su prestigio ante la comunidad.
Aquellas tribus que por su organización política y sus cuadros jerárquicos se
aproximaban al sistema de gobierno monárquico, como los chibchas, empezaban
a mostrar una notable separación entre el jefe con sus inmediatos seguidores, y
el común del pueblo. En este caso particular, los historiadores hablan del
tratamiento sumiso que el ciudadano común le daba al zipa, sin atreverse ni aún
a mirarlo de frente.
Entonces, el hombre tiene diferentes modos de concebir la historia según el punto
de vista desde donde se le mire y en el cual la desarrolle, quizás la base para
formar el pensamiento critico desde la racionalidad de cualquier ser, depende
desde el punto en el cual esta ubicado, y aun mas si nos centramos
en Colombia en el día de hoy es muy diferente en ciertos sentidos a
la Colombia primitiva, donde las luchas de poder, de fe y de estado, eran en otro
sentido, y hoy afrontamos un criterio muy diferente de ver al país, sobre todo
desde el clímax de la guerra y la globalización. Y vemos como las llamadas
guerrillas y otros grupos alzados en arma, ellas, que vestidas de la crueldad, están
gobernando el país con una ideología muy particular a la democracia total del
resto de los ciudadanos.
Estas bandas de criminales amparados por un otros grupo de desinformados
sociales, que lo único que están haciendo es actuar con una visión distorsionada
de la realidad social de todo el país, pero la cuestión esta, está es en aclarar si bien
los conflictos internos de Colombia son algo que solo deben de resolver el
gobierno colombiano o es algo que esta afectando a toda la comunidad mundial
de instituciones del planeta y el cual esta habitado por todos los hombres.
Es pues, la historia de la humanidad un suceso, que hay que mirar como algo
particular a cada hombre y su cultura, o es universal donde todo individuo es el
engranaje para formar la historia de la humanidad, es la respuesta que ha querido
desarrollar este ensayo y ya sin dudas se puede decir que primeramente la
historia se debe analizar desde la individualidad para llegar a la formación
general del todo, y que, por tanto, esta dirigida a ser una sola ciudad eterna, ya
que cada hombre que va existiendo va siendo testigo de la misma historia que
evoluciona y por tanto, nunca va a ser la misma sucesión para cada ser humano,
podríamos decir que cada quien tiene su historia que contar, en los pueblos
colombianos se tiene el refrán que dice que "cada quien habla de la fiesta, según
el pedazo de torta que le toco" y esto es lo que se va a convertir para el historiador
en un reto, en un tratar de descubrir que es lo que a pesar de las diferencias nos
hace uno, ese uno nos hace colombianos y ese ser colombianos nos hace uno con
las demás razas que habitan el planeta tierra y todos vamos a llegar al mismo
destino final.
2.2 CONSECUCIONES DADAS
Pero, que tan prácticos es para el hombre de hoy los conocimiento del pasado,
solo se puede decir que ellos han sido la base para este presente histórico; si ya se
ha objetado algunos de los consecuentes del tiempo en la historia, ese el olvido
del ayer; donde "el hombre actual comienza a vivir la época del vació existencial".
Caso similar es lo que vive Colombia mirada desde la globalización del
conocimiento, de lo religioso, lo político, de lo económico, lo cultural, etc. Cuando
estas cosas se encaminan a la consecución de lo valioso y significativo para el
desarrollo del mismo hombre, esta bien que suceda todo esto, pero de lo contrario
todo fallara y será el caos, un nuevo génesis que desenvolver, es como si llegasen
de nuevos los dinosaurios habitar esta tierra.
Y por tanto esas formas de vida trascendentales de nuestros antepasados, la cual
eran como las pautas que llevaba al hombre a esa consecución de la perfección;
han desaparecido a lo largo del tiempo. Mientras unas decayeron, en algún lugar
del planeta otras surgían; hoy solo existe una: La civilización global* , Una sola
apuesta para toda la humanidad; La civilización global es la más grande unidad
de pueblos jamás concebida, pero también la más frágil; una gran máquina
aparentemente infalible, que de fallar, llevará al hombre al hambre y al caos a
todo el planeta. Desconcierto, ilegabilidad, violencia y descontrol; serán de tal
magnitud que la vida civilizada y en comunidad sobre el globo no podrá
reconstruirse a sí misma, es por tanto este olvido del pasado las amenazas a punto
de entrar en acción. Se ha dado por dicho, que la historia del hombre es la apuesta
del yo que forma el todo, del todo que forma el uno, sin perder ni perjudicar la
individualidad de pueblos y culturas, pero ambas encaminadas a la gran
civilización global.
3. CONCLUSIÓN
La historia es por tanto una sola para toda la humanidad, sobre todo en esta época
de la globalización; que es un sistema de vasos comunicantes en todos los
aspectos: económico, político, ambiental, cultural, etc. Es bien claro, la historia
del hombre a partir de la civilización de la globalización que recogió en si misma
todas aquellas civilizaciones del pasado; esta nueva civilización ha abarcado a
todo el mundo (humanidad), se ha convertido la historia en aquella que deduce
los signos de los tiempos a la luz de las nuevas invenciones que el hombre a
generado; esta civilización a dado pies a pensar la historia de forma lineal, pero
la incidencia está, es en que ésta globalización no debería borrar las diferencias y
las particularidades de cada pueblo; ese es el peligro, la homogenización del
globo, que se amenacen las identidades culturales.
La historia no debe de ser por tanto tan solo lineal a la vanguardia de la
globalización, si no de igual forma dinámica, en cuanto a que el tiempo y las
novedades que se vallan dando para el hombre, puedan generar y permitir nuevas
conclusiones y aportes que vallan generando la posibilidad de desarrollo interno
al mismo hombre, para el beneficio de su identidad y trascendencia. Y ahí si
puede tomar la historia su papel de trabajar la realidad, en relación de testigo ya
que no existen sociedades sin historia. De tal manera que el hombre a través del
mismo proceso histórico pueda descubrir la verdad del Mundo, de Dios y de sí
Mismo.
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ZABALLA, Luís Joaquín. Entorno a la Filosofía de la Historia I y II. En:
Conceptos. No 2 (Mayo-Agosto 2000).

Autor:
Pedro Meriño Polo
Historia y Filosofía

Enviado por jjcarlo7

1.
2. Origen de la filosofía
3. ¿Qué es la filosofia?
4. La evolución del concepto de la filosofía
5. Contenido teórico y práctico de la filosofía
6. Definiciones dadas por los filósofos
7. Los métodos de la filosofía
8. El objeto de la filosofía
9. Origen de la historia
10. ¿Qué es la historia?
11. ¿Quién es el historiador?
12. La evolución de la historia
13. El método de la historia
14. Conclusión
15. Bibliografía

INTRODUCCION
En nuestro trabajo presentaremos en su s dos puntos de vista: primero
la Filosofía y segundo la Historia. En este sentido en nuestro presente trabajo
diremos que la Filosofía, se explica y se define como
una ciencia del conocimiento de las cosas por sus causas. Y la Historia se define
como una ciencia de narración verdadera de los sucesos, hechos que han surgido
en el proceso de la humanidad.
De esta manera explicaremos el término de la Filosofía e Historia, para introducir
en el conocimiento de los primeros filósofos y con su ayuda comprender la
peculiar naturaleza del saber que ellos inauguraron y todavía hoy nosotros
buscamos poseer. Esta es la principal enseñanza de los filósofos y es por esta
razón la filosofía sólo puede entenderse, en el sentido que ellos dieron, como
búsqueda de la verdad, aspiración a conocer del modo más profundo desde las
primeras causas la totalidad de las cosas.
De esta manera tenemos como:
Objetivo general:
Describir la Filosofía e Historia de manera explícita, para dar a conocer a partir
de sus puntos de vista de analogía.
Objetivos específicos:

* Explicar claramente sus funciones de la Filosofía e Historia.


* Describir la evolución de estas ciencias.
* Correlacionar la Filosofía e Historia recíprocamente.
En este sentido, en nuestro presente trabajo, hemos de realizar para saber a éstas
dos ciencias, sumamente muy importantes para el saber humano.
El método que utilizaremos en nuestro trabajo es descriptivo, reflexivo, con
mucha atención a cada una de estas ciencias a través de las obras, es decir, de
los libros de diferentes autores que surgieron en el proceso del presente trabajo.
En cuanto las fuentes del presente trabajo, hemos utilizado, fuentes
de Bibliografías de diferentes autores, sobre todo fuentes bibliográficas de estas
ciencias, tanto de Filosofía como de Historia, para alcanzar el
conocimiento teórico como también para llevar a la práctica en la vida cotidiana.
El término de la Filosofía es atribuido a Heráclides Póntico, a Pitágoras; es decir,
que éste término ellos llamaron por primera como Filósofo. En un principio entre
los siglos VI y V antes de Cristo, el término filosofía tuvo un significado bastante
genérico y designaba la actividad intelectual.
Para Platón, la Filosofía es búsqueda de la sabiduría, de una sabiduría que es en
sí misma ilimitada, esto es saber absoluto que sólo compete a Dios; es porque
para los hombres corresponde una búsqueda, preguntarse e investigar por la
totalidad de lo real. Y para Aristóteles, el saber filosófico tiene esa misma
característica de totalidad, de pregunta sobre toda la realidad sin exclusión
alguna, distinguiéndose así de las ciencias particulares, limitadas a explicar
determinadas sectores de ella. Es decir, la Filosofía es una explicación puramente
racional y no basta al filósofo, y a cada uno de nosotros constatar lo superficial y
necesariamente debemos conocer las causas y las razones, y tratar de investigar
lo real, es decir las causas primeras.
Sin embargo, la Historia es escrito por un historiador, todos los sucesos o hechos,
como decíamos tal cual es la historia de una persona o de la humanidad. Es decir,
hablando de la Filosofía, proponer el pensamiento de los filósofos para que sirva
de ayuda a nuestra inquisición de la sabiduría.
ORIGEN DE LA FILOSOFÍA
En el siglo pasado discutieron largamente los historiadores sobre la antigüedad
de la filosofía. Unos la hacían remontar hasta el origen de la humanidad. "El día
en que el hombre comenzó a reflexionar, ese día comenzó también la filosofía".
Los panbabilonistas sostuvieron, su origen oriental. "Todo cuanto pensamos y
todas las maneras como pensamos tienen su origen en Asia" (Conde de
Gobineau). Otros como Zeller, la consideraban una creación espontánea y
peculiar del genio griego: "A excepción de las fuerzas ciegas de la naturaleza, no
se mueve nada en nuestro mundo que no sea griego en su origen" (Sumner
Maine).
Creemos innecesario reproducir esta vieja discusión, en la que hay que distinguir
numerosos matices y en la que cabe un prudente término medio. Carece
fundamento la pretendida etapa alógica o prelógica, que los evolucionistas no han
sido capaces de demostrar. El hombre, desde el momento en que aparece sobre la
tierra, ha poseído la facultad de pensar, y la ha ejercitado enfrentándose con
los problemas que le plantea la realidad, tratando de darles solución con sus
propios recursos racionales. El animismo, el fetichismo, el totenismo,
la mitología, etc. Son formas primitivas de dar una respuesta a los fenómenos de
la naturaleza, buscando sus causas y su explicación. Son modos primarios de
pensar y expresión del juicio rudimentario que los hombres primitivos hacían del
origen de las cosas.
Pero debemos distinguir entre el conocimiento vulgar y conocimiento científico.
* Lo adquirimos pro el funcionamiento directo de nuestros sentidos. Así
conocemos cosas y sucesos particulares de los que el entendimiento abstrae
conceptos universales, que coordina entre sí en formas ínfimas y rudimentarios
de juicio.
Su campo es lo concreto, lo particular, lo sujeto al espacio, al tiempo y a la
mutación. Así conocemos muchas cosas, pero la inteligencia, si bien funciona
espontáneamente elaborando y coordinando verdaderos conceptos universales,
sin embargo no llega a plantearse de una manera reflexiva la pregunta sobre las
esencias de las cosas, ni sobre sus razones de ser, sobre sus qués y sus porqués, a
no ser de una manera concreta, inmediata y particular.
* No basta conocer cosas ni sucesos particulares, sino que hay que llegar a conocer
sus esencias y sus razones de ser. Para esto es necesario superar la particularidad,
la mutabilidad y la contingencia de las realidades concretas, elaborando
conceptos abstractos y llegando a formular juicios necesarios de validez universal.
Es preciso también ordenar y organizar los conceptos en forma más o menos
sistemática. La ciencia no es una simple acumulación de datos, sino es un saber
ordenado y organizado.

Aristóteles y Patón: estos dos filósofos señalan como principio de la filosofía


el deseo de saber, innato en todo hombre, excitado por la admiración y la
curiosidad ante los fenómenos de la naturaleza.
Es característico del filósofo el estado de ánimo de la admiración, pues no otro es
el principio de la filosofía. Y no estableció mal la genealogía el que dijo que Iris
(la filosofía) es hija de Thaumante (la admiración). Pero el hombre no se contenta
con saber cosas ni sucesos particulares, sino que trata de penetrar más
arriesgándose sus porqués, es decir, sus causas.
La admiración antes un fenómeno insólito produce en el hombre la conciencia de
un problema, pone de manifiesto su ignorancia y le acucia a la investigación hasta
que encuentra una razón para explicarlo. De esta manera, la admiración
combinaba con la curiosidad, es el origen natural y remoto de la ciencia.
Entendida la filosofía en sentido amplio, existe indudablemente antes de
los riesgos. Pero si la tomamos en sentido más estricto, como un saber científico,
organizado, articulado, sistematizado, elevado, por encima del aspecto
puramente empírico, desligado de la forma mítica y
con principios y métodos propios y rigurosos, entonces la cuestión presenta un
aspecto muy distinto, y podemos afirmar que hasta los griegos no ha existido
propiamente filosofía.[1]
¿QUÉ ES LA FILOSOFIA?
Etimológicamente, es lo mismo que "amor a la sabiduría" (de las palabras griegas
"philos" = amante, amigo y "sophía" = sabiduría).[2]
Pitágoras, dice Diógenes Laercio, fue el primero que se llamó "filósofo" (amante
de la sabiduría), conversando familiarmente en Sección con Leonte, como refiere
Heráclides de Ponto. "Ninguno de los hombres, es sabio: lo es sólo Dios – dijo
Pitágoras".
Por su contenido, la filosofía puede definirse como la ciencia de los primeros
principios y últimas causas de todas las cosas, adquirida con las solas fuerzas de
la razón humana.
Esta no es la única definición que se ha dado de la filosofía, aunque es, con
toda probabilidad, de las menos vagas e imprecisas de cuantas han sido
formuladas hasta ahora. De su definición se desprende que la filosofía es:
a) Una ciencia, pues a más de tener un objeto material (todas las
cosas) y un objeto formal (primeros principios y últimas causas) bien definidos,
pretende dar a sus investigaciones un carácter metódico, sistemático, racional.
b) Una ciencia universal, desde el momento que abarca en su
estudio a todos los seres, sea cual fuere su índole o naturaleza (orgánicos,
inorgánicos, materiales, espirituales, ideales, imaginarios...), aún los
simplemente posibles.
c) Una ciencia trascendental, porque no se detiene en el aspecto
fenoménico de las cosas ni en el estudio de sus causas inmediatas, sino que
orienta su investigación hacia aquellos aspectos de la realidad que rebasan la
experiencia, como son los primeros principios, la naturaleza íntima de las cosas,
las últimas causas.
d) Una ciencia puramente humana, pues prescinde, sin
despreciarlos, de los socorros de la Revelación Divina. En esto se distingue de la
Teología, que fundamenta sus investigaciones sobre los cimientos de las verdades
reveladas por Dios.
LA EVOLUCION DEL CONCEPTO DE LA FILOSOFIA

Edad antigua
En la antigüedad designaba este concepto la totalidad del saber humano,
cualquier esfuerzo del espíritu para ilustrarse.
Edad media
En la Edad Media se introdujo la distinción entre el saber racional y el saber
revelado, de donde las dos grandes ramas de la Ciencia Medieval: la Filosofía
(saber racional) y la Teología (saber revelado). La primera abarcaba la suma de
conocimientos logrados con las solas fuerzas de la razón humana; la segunda, la
Teología, se caracterizaba, y se caracteriza, por el desarrollo progresivo del
contenido de la Revelación Divina, merced al concurso de la razón.
Edad moderna
El concepto de Filosofía sufrió una nueva profunda modificación. Debido al
asombroso incremento que tuvieron las ciencias basadas en el cálculo y en
la observación (ciencias matemáticas y ciencias de la naturaleza), acabaron éstas
por desprenderse definitivamente del árbol añoso de la Filosofía, para formar
ramas independientes del saber. De este modo la Filosofía hubo de ceñirse al
estudio exclusivo de aquellas realidades que por su naturaleza trasciende la
experiencia, sea interna (de la conciencia) que externa (de los sentidos).
Edad contemporánea
La Filosofía suele dividirse en las siguientes:
LAS DISCIPLINAS FILOSOFICAS
a) METAFISICA
La Metafísica es la ciencia que estudia todos los seres en sus aspectos
trascendentales y se dividen en:
Ontología
Ciencia del saber en sí.
Cosmología
Ciencia del mundo material o corpóreo.
Psicología racional
Ciencia del alma: su existencia, esencia, propiedades.
Teodicea
Ciencia de Dios: su existencia, esencia y atributos.
b) LOGICA
Ciencia que estudia la estructura del pensamiento y la validez del conocimiento
humano.
c) ESTETICA
Ciencia de lo bello, filosofía del arte.
d) ETICA
Ciencia que estudia la moralidad de los actos humanos.
Al lado de estas ramas tradicionales de la Filosofía, han ido surgiendo otras
ramificaciones, como la Filosofía de las Ciencias, la Filosofía del Derecho, la
Filosofía de la Historia, etc., cuyo objeto es indagar los principios supremos de
estas actividades humanas.[3]
CONTENIDO TEORICO Y PRACTICO DE LA FILOSOFIA

Teórico
En sí, en lo que tiene de especulativo, de teórico, la Filosofía tiende a satisfacer la
innata curiosidad humana, el nobilísimo anhelo de conocer la verdad en toda su
extensión y profundidad. En este sentido, ninguna ciencia puede llenar más
cumplidamente este cometido que la Filosofía.
Práctico
No obstante su abstracción y aparente alejamiento de las realidades concretas de
la vida, la Filosofía tiene un valor práctico inapreciable:
 Es escuela del pensamiento y disciplina de la razón.
Condiciona la mente el saber matemático y científico, a la par que sugiere los
métodos más apropiados para su progreso.
 Asienta sobre sólidos cimientos los principios y normas de
la conducta humana en todos los sectores de la vida (individual, familiar, social,
religioso, económico, político, científico, artístico...). los que gobiernan el mundo
siguen siendo los filósofos, pese a su aparente aislamiento. Su pensamiento es
aquél que orienta y da sentido al acontecer humano.[4]
DEFINICIONES DADAS POR LOS FILOSOFOS
Platón
El pensamiento de Platón resulta desconcertante, si tratamos de interpretarlo
conforme al concepto corriente de Filosofía. La filosofía, para Platón, no consiste
en una especulación pura y desinteresada ni en un simple deporte intelectual,
sino que es una empresa en que entra en juego el destino final del hombre. No
hay filosofía sin virtud, ni virtud sin filosofía. Incluso no sería exagerado afirmar
que mientras en todos los demás filósofos la Etica es una aplicación de los
principios especulativos a la dirección práctica de la vida, en Platón más bien
sucede lo contrario.[5]
Epicureísmo
El fondo ontológico (tratado del ser en general) de la filosofía epicúrea,
esencialmente materialista, sensista y empirista, procede del atomismo de
Demócrito. Epícuro rechaza las matemáticas por no considerarlas
de utilidad práctica. Se propone solamente conseguir la felicidad en cuanto que
es posible en esta vida. Su norma es la sencillez y la utilidad. Toda filosofía es
inútil si no sirve para conseguir la felicidad.
Divide la filosofía en tres partes, subordinadas entre sí:
Canónica (lógica)

Es la teoría del conocimiento, inspirada en el materialismo y de las normas y


criterios para distinguir lo verdadero de lo falso.
Física
Su finalidad es esencialmente práctica, para suprimir en el hombre el temor al
destino, a los dioses y a la muerte, que considera los tres mayores obstáculos para
lograr la tranquilidad del alma, la paz y la felicidad.
Ética
Es la parte fundamental, en la cual se trata de los medios adecuados para alcanzar
la felicidad. (el placer = vivir evitando el dolor, que es el único mal, y conseguir la
mayor cantidad posible de placer). No todos los dolores son absolutamente
malos, sino que a veces son preferibles a los placeres, pues pueden reportarnos
un bien mayor.
La filosofía, para Epícuro, es el "ejercicio que por la palabra y el discurso procura
una vida feliz".[6]
Aristóteles
La filosofía para Aristóteles representa un gran esfuerzo para dar solución al
problema del ser y de la ciencia, tal como venía planteando desde Heráclito y
Parménides, y que Aristóteles recoge en el punto en que lo había dejado su
maestro.
Aristóteles conserva el concepto platónico de la ciencia como un conocimiento
fijo, estable y necesario.
LOS METODOS DE LA FILOSOFIA
La misma diversidad ontológica de sus objetos materiales y formales determina
la diversidad de los métodos que deben emplearse en la investigación científica.
No puede emplearse el mismo procedimiento para estudiar la cantidad (objeto de
matemáticas), la moralidad (objeto de ética), etc.
El método lo impone en cada caso la naturaleza misma de la realidad, a la cual
debe adaptarse, lo mismo que en la guerra hay que adaptar distintas tácticas
eficaces para ciencia su método, variable, que debe acomodarse a la estructura
misma que queremos conocer. En unos casos, el método deberá ser inductivo; en
otros deductivo; en unos experimental, y en otros racional. En unas materias
puede llegarse a la certeza absoluta, mientras que en otras tendremos que
contentarnos con un grado mayor o menor de probabilidad.
EL OBJETO DE LA FILOSOFIA
La filosofía tiene por objeto el conocimiento racional de las cosas temporales y
mudables del mundo sensible. La sabiduría se ocupa del conocimiento intelectual
de las realidades y verdades eternas e inmutables del mundo suprasensible o
intelegible de sus propias fuerzas. El objeto formal quo o la ratio sub qua de la
filosofía es la luz de la razón. el resultado del proceso de investigación filosófica
es la ciencia, la cual solamente se produce en el entendimiento en virtud de la
evidencia intrínseca, bien sea inmediata (intuición). El filósofo sabe los objetos
sobre que se versa.
ORIGEN DE LA HISTORIA
Es difícil determinar la filosofía, tratando de deducirla de los múltiples conceptos
que de ella han dado los filósofos. Pero más difícil aún resulta precisar la de
historia, pues a las divergencias acerca del concepto de ciencia vienen a sumarse
las discrepancias sobre la historia.
Los temas de la historia, del ser histórico y de la historicidad son típicos de
nuestro tiempo. Se dice que a partir de Hegel se despierta agudamente la
conciencia de la historicidad del ser en sentido ontológico, coincidiendo con el
auge impresionante que por entonces adquiere la historiografía en las ramas más
diversas de la cultura. Rebasa los límites de una introducción, entrar en este
problema, es uno de los más complejos y debatidos en nuestros días; pero es
indispensable hacer algunas consideraciones que nos ayuden a determinar la
historia.
El tema de la historia da origen a una rica problemática, que se despliegan en
múltiples cuestiones. En primer lugar debemos distinguir dos aspectos:
La historia como realidad y la historia como ciencia. Algunas lenguas poseen dos
palabras distintas para expresarlos. Podemos distinguirlos escribiendo la primera
con minúscula y la segunda con mayúscula. La historia como realidad consiste en
un conjunto de acciones humanas realizadas sucesivamente en el tiempo, y de sus
resultados relacionados entre sí. La Historia como ciencia es el estudio crítico y
la narración ordenada de esos acontecimientos.
En el primer sentido, el problema se plantea en función del concepto del ser y de
la realidad en cuanto tal. El problema del ser histórico no es más que un aspecto
del problema general del ser y de la realidad.
Considerada la historia en cuanto ciencia, o sea como una rama particular del
saber humano, el tema se disgrega en una multitud de aspectos: puede plantearse
l cuestión de si es un saber científico, o solamente una técnica, o una arte.
Admitiendo que sea ciencia, cabe investigar sus condiciones de posibilidad y de
legitimidad y el modo como debe hacerse el estudio y la realización de la historia
para construir un saber verdaderamente científico (historiografía, que a su ves
puede ser una aplicación de una metodología a la historia)
Pero el concepto de historia es múltiple y ha sufrido numerosas variaciones a lo
largo de los siglos. A nosotros nos interesa en concreto la de la filosofía, la cual
puede considerarse de dos maneras: una en sí misma y en sus condiciones de
posibilidad y legitimidad en cuanto rama particular de la historia general, con lo
cual cabe hacer una Filosofía de la historia de la filosofía; y otra, en cuanto a su
origen y las distintas modalidades que la manera de hacerla ha ido revistiendo a
lo largo de los siglos, lo cual da lugar a una Historiografía de la historia de la
Filosofía.
¿QUÉ ES LA HISTORIA?
Etimológicamente del latín historia, y éste de griego historia, de histos, o histeron,
pasado posterior.
La historia es un relato de acontecimientos y de los hechos dignos de memoria: a
Herodoto se le llama el padre de la .historia. La historia es un desarrollo de la vida
de la humanidad, y es más la historia es una narración y exposición verdadera de
los acontecimientos pasados y cosas memorables. En sentido absoluto se toma
por la relación de los sucesos públicos y políticos de los pueblos; pero también se
da este nombre a la de sucesos, hechos o manifestaciones de la actividad humana
de cualquier otra clase: historia de la filosofía... o historias de un pueblo, etc.[7]
¿QUIEN ES EL HISTORIADOR?

El historiador hasta la última parte del siglo XIX se solía considerar a los
historiadores la categoría de literatos y la mayoría de los historiadores notables
fueron aficionados en el sentido de que poseían escasa preparación formal y, a
menudo, en el que contaban con un modo de vida propio, de modo que su
actividad histórica no era la forma de generarse la vida.
El historiador es un hombre de experiencia en los asuntos públicos, como
Tucídides y Polibio en el mundo antiguo, y Francois Guizot, Adoplphe Thiers y
Thomas Macaulay en el siglo XIX. La preparación profesional en historia como
estudio organizado se desarrolló en Alemania a comienzos del siglo XIX, y de allí
se extendió poco a poco al resto de Europa y Estados Unidos en las escuelas
superiores y universidades. Al mismo tiempo al multiplicarse los cursos de
historia en escuelas y facultades, aumentó la posibilidad de convertir la historia
en actividad lucrativa.[8]
LA EVOLUCION DE LA HISTORIA
Edad antigua
La edad antigua es desde los orígenes hasta el año 395 (muerte de Teodosio) en
esta edad comprendía las civilizaciones de los pueblos antiguos más conocidos
del Occidente ( Egipto, Caldea, China, India, Fenicia, Persia, Grecia y Roma), y se
extendió desde la caída del imperio Romano de Occidente en 476.
Edad media
Esta edad comienza el año 395 hasta 1453 (toma de Constantinopla por los turcos
o descubrimiento de América). En esta edad se extendió desde esta fecha hasta la
toma de Constantinopla por los turcos en 1453, y comprende las cruzadas,
el feudalismo y el principio de las nacionalidades.
Edad moderna
La edad moderna es de 1453 hasta 1789 (revolución Francesa). En esta edad
alcanzó desde el establecimiento de los turcos en la Europa oriental hasta la
revolución Francesa (1453 - 1789), comprende la invención de la imprenta, los
grandes descubrimientos geográficos, el Renacimiento, la reforma, las
consiguientes guerras de religión y las motivadas por rivalidades dinásticas, la
poderosa reacción contra la intolerancia y el absolutismo y la gran revolución que
tan hondamente transformó el régimen social.
Edad contemporánea
La edad contemporánea comprende desde 1789 hasta nuestros días. En esta edad
contemporánea, empezó con la revolución Francesa y se continúa hasta nuestros
días con las guerras Napoleónicas, la Restauración, el desarrollo de las
nacionalidades, las explotaciones geográficas en Africa y Asia, las
rivalidades políticas y comerciales de las grandes potencias, y las grandes
configuraciones que fueron su consecuencia.
Las épocas históricas no pueden empezar a fecha fija. Multitud de factores
influyen en los cambios que experimenta la humanidad y aún su mismo concepto
de la vida; además, resulta imposible separar de una forma tajante una "edad" de
la anterior o de la siguiente. Las características de estos cambios no se definen
todas a la vez, ni en un momento. De ahí que, si bien muchos manuales han
seguido conservando esta clasificación, con objeto de resultar más claros al lector
poco formado, la mayor parte de los historiadores modernos la rechaza, como
estudio global de la vida del hombre en el tiempo, ya motivadas por la
reconsideración de que dichas épocas no pueden ser en modo alguno válidas para
los países no europeos.
EL MÉTODO DE LA HISTORIA

La historia es una ciencia de carácter peculiar y quiere un método propio,


acomodado a la materia sobre que versa su investigación. No se puede aplicar el
método empírico de las ciencias físicas biológicas, las cuales parten de la
observación de hechos particulares, pero se elevan por abstracción de lo
individual hasta la formulación de hipótesis, de teorías, de principios, que son
posibles en virtud de la naturaleza misma de sus objetos, cuya fijeza
de comportamiento permite la expresión de leyes universales que sabemos han
de realizarse en circunstancias similares. El orden científico en estas ramas del
saber es el siguiente: observación de los hechos o fenómenos. Interpretación.
Formulación de la hipótesis. Comprobación, positiva o negativa. Elevación a
teoría y formulación de principios leyes.
La historia se mantiene también dentro del campo de los hechos particulares.
Pero para ser verdadera ciencia no necesita remontarse a la formulación de leyes
universales, que son incompatibles con la contingencia radical de los
acontecimientos históricos. Se puede llegar a formular ciertas leyes generales, o
más bien diagramas, debe ser dentro de la flexibilidad exigida por la contingencia
de los hechos y la intervención de sucesos pasados. Pero respecto de los futuros
no rebasan el grado de una prudente probabilidad.[9]
El historiador trabaja sobre los hechos pasados, a cuyo conocimiento solamente
puede llegar por medio de los documentos y testimonios a través de los cuales se
ponen en comunicación con los acontecimientos pretéritos. Y es bien sabido que
sólo una mínima parte de las acciones humanas ha quedado registrada en los
documentos, y la labor crítica a que hay que someter las fuentes para adquirir
certeza de su valor y de su veracidad.
Sería absurdo querer aplicar a la historia un método matemático, y también es
inadmisible un método dialéctico a priori, a la manera de Hegel. La historia no
versa sobre esencias abstractas, ni sobre conceptos universales, sino sobre hechos
concretos y sucesos particulares, en los cuales, además de un elemento más o
menos fijo y permanente, que responde al comportamiento general de la
naturaleza humana, intervienen otros muchos fortuitos, libres, y, por lo tanto,
imprevisibles. La historia no versa sobre lo que pudo haber sucedido, sino sobre
lo que efectivamente sucedió. A la historia solamente interesa los que llegaron a
la existencia. Por tanto no puede ser a priori, sino a posteriori, arrancando de la
experiencia propia, si el historiador fuer testigo presencial, o de la ajena, cuando
tiene que valerse de testimonios y documentos.
La historia es una ciencia, y como tal debe tener un orden en que los hechos
aparezcan distribuidos en su sucesión cronológica y en sus conexiones reales,
lógicas o causales.
FILOSOFIA E HISTORIA

El concepto de la filosofía que hemos propuesto lleva implícita la noción de


historia, porque la filosofía es un producto de la actividad intelectual del hombre
elaborado a lo largo del tiempo. Las cosas inmutables tienen duración, pero no
historia. Solamente tienen historia los resultados de la actividad humana que se
hacen, se desarrollan y perfeccionan en el tiempo.
Si existiera la filosofía en sí misma, como una entidad sustancial hecha y estética,
tendría duración, pero no historia. Lo mismo sucederá si hubiese sido hecha de
una vez parra siempre. En este sentido la historia solamente le correspondería
señalar la fecha de su aparición. Pero la filosofía no existe de esa manera. Los que
existen, o han existido, son los filósofos, que son quienes la han ido haciendo poco
a poco, a costa de innumerables esfuerzos, con la aspiración de llegar a
la conquista de la verdad.
Cada ciencia tiene su acampo específico sin necesidad de interferirse ni de
suplantarse unas a otras en su labor. Es por esta razón el historiador tiene
bastante con el papel que corresponde, sin necesidad de pisarle el terreno a los
cultivadores de las restantes ramas particulares de la ciencia y sin incurrir en
interferencias muchas veces enojosas y siempre inoportunas. Con estas
tendencias se relaciona la cuestión en que se debate si la historia de la filosofía es
o no es filosofía.
En nuestra disciplina entran dos términos: historia e filosofía y se pueden
interrogar ¿a cuál de ellos debe inclinarse, o cuál debe prevalecer, la historia o la
filosofía? A nuestro juicio, una vez que hemos identificado la filosofía, creemos
que la cuestión carece de razón de ser. La historia es una ciencia, y por lo tanto,
una parte de la filosofía. La historia es el hecho de haber sido logradas esa ideas,
elaboradas y formuladas en tal o cual lugar, y por tal o cual personaje concreto.
Este es el fundamento y la labor que corresponde a la historia. Así pues, una cosa
es hacer filosofía y otra cosa es hacer la historia, que ha llegado a ser lo que es
actualmente.
Lo verdaderamente histórico es el proceso o las vicisitudes a través de las cuales
han llegado a construirse es el proceso o las vicisitudes a través de las cuales han
llegado a construirse las ciencias, mediante una serie de esfuerzos realizados por
la inteligencia de los hombres para llegar a la verdad.
Así pues, cada rama de la ciencia tiene su propia historia en cuanto que todas han
tenido que seguir un proceso más o menos largo y penoso para llegar a
constituirse. La ciencia pura versa sobre las esencias de las cosas, que son
inmutables e intemporales. La ciencia pura aspira a la verdad en sí misma. No
busca lo que han dicho los hombres, sino cuál es la verdad. Es decir, la verdad es
intemporal, inmutable en el mismo grado en que llega a la captación de la verdad.
El historiador debe fijarse en las etapas que los hombres han seguido para llegar,
o no llegar, a la verdad.
A la ciencia pura le corresponde discernir la verdad del error. Pero el historiador,
en cuanto tal, no le compete definir si un sistema es verdadero o falso. Le basta
con exponer fielmente las doctrinas tal como las formularon sus autores. Cumple
su misión con señalar la existencia de tales o tales doctrinas como hechos
históricos, en un momento dado del tiempo y en determinadas circunstancias.
Tampoco es lícito a un historiador juzgar los sistemas filosóficos contrastándolos
con el que él prefiera como favorito.
El principal es que la Filosofía no es obra de un solo hombre, sino el resultado de
una labor colectiva, pero no coordina, sino realiza por muchos pensadores, en las
condiciones más diversas y en las más variedades circunstancias de tiempo y
lugar.
CONCLUSION

Para concluir el presente trabajo, queremos expresar la Filosofía e Historia es


muy amplio, pero los objetivos que nos hemos propuesto, nos han ayudado para
lograr un conocimiento profundo histórico de la relación entre Filosofía e
Historia, además, nos a ayudado a conocer los diferentes etapas: momentos por
los que ha pasado dicha relación.
Por otra parte, al delimitar el trabajo nos hicimos la siguiente pregunta ¿qué es la
Filosofía y también qué es la Historia?
Para dar respuesta a esta interrogante es que hemos querido hacer
un análisis histórico de la relación entre la Filosofía e Historia, de este análisis
podemos sacar las siguientes conclusiones.
La Historia es una ciencia y una rama particular de la Filosofía o de la ciencia, al
igual que la Filosofía es una ciencia, pero a parte de ser filosofía es más una ciencia
que trata de dar las explicaciones últimas de la realidad con las solas luces de la
razón.
Es por esta razón debemos desglosar que la distinción entre la Filosofía e Historia
permite conjugar la unidad, la verdad, la inmutabilidad y la intemporalidad
propia del saber científico o filosófico. Es decir, las primeras propiedades debe
recogerlas la ciencia o la Filosofía pura, mientras que las segundas entran de lleno
en el campo en que tiene que moverse la Historia.
Así que cada rama de la ciencia tiene su propia Historia. Y de las que están ya
constituidas ninguna puede considerarse como conclusa y terminada.
Es decir, en todas cabe una continuación, desarrollo, progreso, ampliación,
enriquecimiento y mayor penetración en extensión y profundidad en la captación
del objeto que le corresponde.
BIBLIOGRAFÍA

A. P. E., en NUEVA ENCICLOPEDIA DEL MUNDO, N° 16, Ed. Instituto


Lexicográfico Durvan, Madrid, 1993
FRAILE Guillermo, Historia de la Filosofía, T. I, Ed. Biblioteca de Autores
Cristianos (BAC), Madrid, 1965
Historia, en ENCICLOPEDIA UNIVERSAL ILUSTRADA EUROPEO
AMERICANA, N° 27, Ed. Hijos de J. Espasa, Barcelona, 1925
PALESTRO Romeo, Aprendamos a Razonar, Ed. Don Bosco, La Paz, 1988
Juan Javier Carlo Q.
Historia, estructura y coyuntura. Una breve aproximación a los conceptos

Enviado por jorge_zappino

1.
2.
3. El panorama
4. A modo de conclusión
5. Bibliografía

INTRODUCCION
El presente trabajo pretende hacer una breve descripción de algunos conceptos
como el de estructura y coyuntura que se dan en el estudio de
la historia como ciencia, abrevando en los escritos de Braudel, Levi-Strauss,
Foulcault, Althuser, entre otros.
Sin la pretensión, siquiera, de agotar el tema, se trata solo de una mirada
particular de estos conceptos para, al final, decir unas breves palabras acerca de
lo que el autor de este trabajo pretende de una ciencia como la historia.
EL PANORAMA

En el siglo XVIII, los historiadores desarrollaron amplios preceptos sobre la


forma de hacer historia.
En ese momento, la historia era un complejo literario que se había armado
sobre el universo conocido hasta entonces, lo cual implicaba solamente que los
que tenían que escribir historia lo hicieran en una forma de exposición.
El Renacimiento había acentuado los modelos de la época clásica; y la historia era
vista como una historia moral y filosófica que mostraba las verdades generales,
es decir, una historia que "enseña".
Mas adelante, ya en el siglo XIX, la manera de hacer historia puso más énfasis en
el problema de las fuentes y como usarlas para desarrollar un relato.
De esta forma, la historiografía romántica y la historiografía positivista ponian el
acento en la realidad cotidiana, tratando de darle un sentido a la narración
histórica.
Tanto en una como en la otra, el objetivo era reproducir, en el relato, el orden
observado en la realidad.
En este sentido, operaba la necesidad de despojar a la composición histórica de
todo vestigio de las fuentes. En todo caso, esto solo se admitía como una cita
aclaratoria de alguna época distante.
En suma, el historiador aparecía como una especie de testigo presencial de los
hechos.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la historia basó su método en
el estructuralismo, que prescindía del sujeto y reemplazaba la historia de los
hombres por la historia de las estructuras económicas y sociales.
Claude Levi-Strauss quiso, en los 50, emprender la búsqueda de "la base
inquebrantable de la sociedad humana". Según él, el estudio etnográfico "nos
ayuda a construir un modelo teórico de la sociedad humana que no corresponde
a ninguna realidad observable pero con la ayuda del cual lograremos desentrañar
lo que hay de originario y de artificial en la naturaleza actual del hombre y a
conocer bien un estado que no existe ya, que probablemente no existirá nunca y
del cual es, sin embargo, necesario tener nociones precisas para juzgar
adecuadamente nuestro estado presente". (C. L. Strauss: 351 y ss.)
Levi-Strauss conceptualizó su trabajo como una "antropología estructural",
señalando la nueva orientación del estudio positivo de las ciencias del hombre.
Según este pensador, la estructura de la historia donde mejor puede verse y
discutirse la ideología estructuralista es en la relación entre estructura e historia.
Vilar, en su debate con Levi-Strauss, coincide y discrepa con este último en varios
aspectos. Para Vilar, y en esto coinciden, la estructura es una realidad objetiva e
inteligible.
Sin embargo, esto no es un descubrimiento de Levi-Strauss, puesto que es tomado
por las demás ciencias para definir su objeto.
En realidad, al estructuralismo no le interesaba la génesis de los conceptos, la
historia, sino el complejo de relaciones que, en un determinado momento, es
posible descubrir. De ahí que se haya definido la estructura como entidad
autónoma de dependencias internas.
Por razones diversas, Fernand Braudel y Louis Althusser han rechazado para la
historia las nociones estructuralistas.
Althusser las asociaba con la concepción hegeliana de la historia según la cual "la
estructura de la existencia histórica es tal que todos los elementos del todo
coexisten siempre en el mismo tiempo, en el mismo presente y son
contemporáneos los unos de los otros en el mismo presente". (L. Althusser y E.
Balibar: 104 y ss.)
Braudel, en cambio, aclaraba que el oficio del historiador no podía quedar
encerrado dentro de un estructuralismo para el cual la absoluta inmovilidad
temporal era una condición necesaria.
En realidad, Braudel pretendía abrir un puente entre las diferentes ciencias
sociales.
Con respecto al estructuralismo y a la sincronía planteados por Levi-Strauss,
Braudel veía allí un problema debido a que el modelo de Levi-Strauss se enfocaba
en la necesidad de ver las estructuras profundas que los cambios de coyuntura no
podían ver.
Braudel, por su parte, quería hacer posible algo parecido a una reflexión
estructuralista en historia pero sin renunciar a la noción de tiempo. Estaba de
acuerdo en que podía superarse el hecho de una historia acontecimiental,
apoyada en hechos únicos e irrepetibles.
Para esto, Braudel plantea un "tiempo largo" dentro de los límites de la cual
ciertas estructuras profundas actúan pero no se mantienen inalterables. La fuente
de esta percepción era similar a la de Levi-Strauss
El concepto de "tiempo largo" permite que los estudios de la etnología puedan ser
usados por los estudios históricos.
Braudel plantea que la historia debe integrar la totalidad; y es en el contacto con
las otras ciencias donde los niveles se integran en esa totalidad.
En Braudel, y en esto se diferencia de los estructuralistas, la estructura es una
especie de encadenamiento descriptivo de los distintos hechos y niveles,
poniéndolos en acción.
Este autor enfatiza las permanencias; y esto se manifiesta en la división de los
tiempos entre tiempo largo, tiempo medio y tiempo corto.
No es que Braudel descomponga la totalidad; Pero sí lo hace con los tiempos.
El concepto de estructura se vincula, al mismo tiempo, con una estructura
englobante (el tiempo largo), y una estructura media, inmersa en la anterior.
Vilar, en su critica a Braudel, plantea que la estructura no es algo fijo o invariante,
sino que es un proceso con una lógica de funcionamiento, en el cual se pueden
encontrar ciclos de decadencia y ciclos de renovación, todo en un constante
cambio.
En realidad, coyuntura tras coyuntura, en el tiempo largo, se modifica la
estructura.
La concepción de Braudel ha tenido también una respuesta de Foucault. Según el
filósofo francés, al mismo tiempo que la historia se inclinaba por la larga duración
y rechazaba la injerencia del acontecimiento puntual, en ciertas disciplinas
específicas, como la historia de las ideas, de las ciencias, del pensamiento o de
la literatura, la atención se dirigía hacia los fenómenos de ruptura y cambio.
(M. Foucault: 12-13)
En La arqueología del saber, Foucault denomina "uso ideológico de la historia"
a la historia continua o global.
Se trata de una función conservadora que asume a las continuidades como el
fundamento de toda historicidad posible y que se resiste al uso manifiesto de las
categorías de ruptura y cambio.
Foulcault acepta una filosofía de la historia fundada en una racionalidad de la
teleología del devenir, en la relatividad del saber histórico y en la posibilidad de
dotar de sentido a los acontecimientos; encuentra una historia del pensamiento
sustentada en la praxis del sujeto.
De esta manera, estudia a la historia global. La describe como una historia que
organiza los fenómenos alrededor de un centro, llámese significado, espíritu de
una época o visión del mundo.
Por otro lado, Althusser propone una relectura de Marx con el objeto de
encontrar un contenido que nadie había podido leer porque estaba implícito: la
armadura, la estructura del pensamiento marxista.
Según Marx, existe una continuidad material de la historia: nacemos en un país,
en una sociedad, en una clase o fracción de ella, en el seno de una familia, con
ciertas costumbres, etc. Y esto produce al hombre. Estos existen en el seno de
determinadas relaciones que los preexisten.

Sin embargo, estas relaciones han sido producidas por los hombres: los hombres,
decía Marx, hacen su propia historia.
Esta acción de los hombres, realizando su propia historia, está mediada por un
correlato mental, es decir, por la ideología dominante.
Ahora bien, Althusser, desde el estructuralismo de izquierda, y Levi-Strauss,
desde el estructuralismo antropológico, han descalificando una y otra vez las
ideas de gran parte de los autores que se presentan a sí mismos bajo el ropaje del
estructuralismo.
Todos ellos consideran que su trabajo debe orientarse hacia el estudio de las
estructuras.
Esta concepción implica el principio de la totalidad: según este principio, los
elementos que conforman la vida social no tienen significación, ni mayor
esaspectos de su vida social. Esta es la que algunos suelen llamar una visión
holística de la sociedad.
Es decir, que la sociedad es un todo; por lo tanto, para poder comprenderla hay
que concebirla en esa forma. No es posible estudiarla válidamente considerándola
como una suma de pequeñas partes.
El lazo de unión entre todos los estructuralistas es, entonces, la concepción de
que los elementos que constituyen la sociedad, o cada uno de sus sectores, se
relacionan entre sí en formas determinadas que conforman modelos; por
consiguiente, cuando se quiere explicar algo, la investigación no debe
encaminarse hacia el estudio de sus componentes, sino a la manera como ellos se
ligan entre sí, es decir, a la estructura, a los sistemas de relaciones entre esos
elementos.
Para ello, algunos estructuralistas recogen conceptos ya existentes; por ejemplo,
Althusser retoma el concepto de formación económico-social de Marx, para
afirmar que la estructura básica de una sociedad es su formación social y que ésta
es un sistema de relaciones entre los distintos elementos que la componen, tales
como las relaciones de producción, las fuerzas productivas, etc.
Desde el punto de vista estructural, por ejemplo, lo importante de una silla no son
la madera ni la tela ni el metal que la forman; lo que hace que sea una silla es el
modo como esa madera, esa tela, ese metal se relacionan entre sí, se arman; con
los mismos elementos se pueden armar muchas otras cosas diferentes y, sin
embargo, los elementos siguen siendo los mismos, porque son comunes,
generales; lo que cambia son sus relaciones, cambios que están sometidos
a leyes de transformación también universales.
Igual ocurre con las sociedades; los aspectos que las componen son los mismos
para todas ellas. Lo que distingue a una sociedad de otra, lo que diferencia
períodos históricos en una misma sociedad, no son sus componentes, porque
éstos son universales, sino el cómo se relacionan entre sí en un sistema. Los
mismos elementos organizados de otra manera producen un resultado distinto.
Con el estructuralismo, la historia había ampliado su objeto: ya no era la historia
de cada hecho, de cada dimensión, de cada hombre, sino que implicaba la
reconstrucción de los grandes relieves del devenir de las sociedades. El objeto y
el marco serian, entonces, las sociedades en movimiento.
El estructuralismo choca con las concepciones del individualismo metodológico
(Popper, Von Hayek, Escuela de Viena), dominante en la ciencia económica, que
concibe a los individuos como previos a las relaciones sociales, y como supuestos
primeros y últimos de la actividad económica, política y social.
Luego, estaba el tema de la totalidad social, que planteaba la coexistencia de los
hombres y de sus relaciones. Las relaciones existen previas al nacimiento de cada
hombre. Sin embargo, esas relaciones no existen por fuera de la acción de todos
los hombres, aunque preexisten a cada hombre y se le presentan como
condiciones objetivas.
El análisis estructural tiene que ver con una realidad social estructurada. Era
preciso descubrir ciertas regularidades determinantes de ese todo, que desde el
punto de vista del devenir es lo más estable y permanente.
Sobre la base de descubrir esas regularidades, vendría la discusión acerca de la
naturaleza de esa estructuración, que es la discusión sobre la naturaleza de esa
sociedad.
El análisis histórico pone de manifiesto que toda estructura es un proceso, que
tiene un devenir y un movimiento que hay que captar.
El concepto de invarianza y permanencia, propio del estructuralismo, generaba
una visión del cambio o ruptura exógena a la estructura misma.
Si nos remitimos específicamente a la historia, es en la historia económica donde
se usa más el concepto de estructura.
Cardoso afirma que "el concepto de estructura se da en historia económica, en
oposición al concepto de coyuntura o movimiento. La estructura designa
entonces, a la vez, las permanencias económicas y las proporciones que existen
entre los fenómenos". (C.F.S. Cardoso y H. Pérez Brignoli: 49-50)
El concepto de estructura, dice Cardoso, "aparece vinculado a la toma
de conciencia de los historiadores acerca de que el estudio de la evolución de las
sociedades, demuestra la existencia de ciertos sectores y elementos de la realidad
social, caracterizados por una estabilidad y una permanencia relativas y
extremadamente variables". (C.F.S. Cardoso y H.Perez Brignoli: 50)
Para Cardoso, sin embargo, estructura y movimiento están vinculados. Los
diferentes tipos de estructuras tienen aparejados diferentes tipos de coyunturas.
Cuando estas últimas se acumulan, se producen los cambios estructurales.
En el proceso posterior al estructuralista, la historia realizó un giro de retorno al
actor, al individuo, a la acción subjetiva. De esta manera, se descomponen las
esferas que el estructuralismo mantenía unidas: la economía, la sociedad, la
política, la cultura, etc.; es decir, existe una emancipación de las diversas
historias: se habla de historia de las estructuras económicas, historia de los
pensamientos, etc.
Procesos tales como el Mayo Francés en 1968 hicieron que se volviera
nuevamente la vista al sujeto. De aquí en más, el postmodernismo se sumió en el
subjetivismo. Era la época de los Anales.
En la primera etapa, los Anales buscaban reacomodar los fenómenos políticos en
un todo más amplio. La influencia del estructuralismo en la etapa de los Anales,
lleva a desplazar el análisis político, lo que implica, también, el desplazamiento
del conflicto.
En los últimos tiempos, el uso de las fuentes y de los problemas que eso trae, han
sido, de alguna manera, subsanado por los prestamos hechos por las
otras ciencias sociales.
En este sentido, la historia actuaría como una ciencia auxiliar de dichas
disciplinas.
Ahora bien, la historia es auxiliar de las otras ciencias solo en el sentido de
reponer la dimensión histórica de las mismas, es decir, identificar la génesis y el
devenir de los objetos que las otras ciencias estudian.
Las fuentes han pasado a ser una referencia indirecta de la realidad social, incapaz
de ilustrar todos sus aspectos o de responder a todas las preguntas que podemos
formular sobre ella. Por esto, cualquier inferencia sobre esa realidad no descansa
en las fuentes mismas sino en la asociación entre las fuentes y una teoría, un
modelo o una hipótesis explicativa. Las fuentes adquieren una significación sólo
con respecto a una teoría y no constituyen piezas reveladoras en sí mismas o
eslabones en un encadenamiento narrativo. Esto ha traído dos consecuencias:
una, la ampliación del rango de las fuentes aprovechables; otra, la alteración de
la escritura de la historia, que en vez de una coherencia narrativa exige ahora una
coherencia analítica.
En los 90, predominaron, en las ciencias sociales, las concepciones posmodernas
de la "historia en migajas", al decir de Dosse, las cuales surgieron a partir de la
fragmentación estructuralista.
Esto implicaba una extrema subjetivización: la explicación por el imaginario,
el paradigma; ya no el motivo individual de cada actor sino la acción de las ideas.
Sin embargo, ya no estamos a principios de los 90. Actualmente se ha
manifestado que la economía tiene una historicidad en el sentido de su conflicto
y su desarrollo. La crisis económica mundial ha puesto de manifiesto que la crisis
es objetiva y que no existe fuera de la acción de los hombres.
Con la ampliación del objeto, la historia ha logrado utilizar con provecho el
instrumental de otras ciencias: la economía, la sociología, etc.
A MODO DE CONCLUSION

Una visión personal


La caída del muro de Berlín y el fin de la Unión Soviética configuraron el entorno
de las publicaciones de Fukuyama y su supuesto "fin de la historia" que
significaba el triunfo final del capitalismo a nivel planetario.
Esos hechos plantearon la necesidad de nuevas reflexiones acerca de la naturaleza
de la investigación, la enseñanza y la divulgación de la historia.
En realidad, la historia bien entendida, a mi modo de ver, debería destacar
destaca la relación sujeto-objeto, la amplitud de las fuentes, todo esto unido a una
necesidad de interdisciplinariedad.
Es decir, se trata de concebir la subjetividades de los sujetos históricos, en un
camino para llegar a la objetividad de la ciencia histórica.
Se hace cada vez más necesario el empleo de fuentes no gubernamentales, de la
iconografía y de las fuentes orales.
Todo esto sin dejar de prestar atención a las imágenes y a las voces, además de la
lectura de textos entre líneas.
Todo historiador actual debería recurrir a la historia de genero, a la historia oral,
a la ecología y las fuentes de Internet.
Sin embargo, estas nuevas visiones no deberían estar desprovistas de ideas,
hipótesis de investigación, explicaciones e interpretaciones. No existe una mirada
desideologizada de las fuentes. Las hipótesis ayudarían, en este sentido, a
construir las fuentes de la investigación.
Es más que obvio que esta propuesta solo es plausible en el marco del
la integración de las ciencias sociales, las naturales y las nuevas tecnologías
de información y divulgación.
De esta manera la biografía y la microhistoria, por ejemplo, se abordarían desde
nuevas perspectivas capaces de ofrecer resultados interesantes y significativos
para la historia regional, nacional y mundial, para el pasado, el presente y el
futuro y para la economía y la política.
Retomando a Braudel, cualquier objeto de investigación debería ser estudiado
dentro de una matriz en la que los niveles de la realidad se configuran en un
movimiento temporal y espacial.
El conocimiento previo del objeto de estudio y la imaginación del historiador
nutrirían las hipótesis que guiarían la investigación.
Es necesario rescatar las tradiciones del marxismo y de los Anales, en una
apertura hacia lo nuevo, sin dejar de lado el compromiso social.
El auge estructuralista generaba una visión que despreciaba lo micro.
Por otro lado, la microhistoria, en las décadas del 80 y 90, suponía que cada hecho
tenia su historia. De ahí el rechazo a descubrir una regularidad de la totalidad.
Estos estudios implicaban una vuelta al empirismo, desteorizando los hechos, es
decir, un retorno a lo ahistórico.
Cuando estudiemos cada componente, debemos verlo, a la vez, como efecto de
ciertas causas, como causa de ciertos efectos y como signo en relación a un todo,
es decir, es preciso ver los procesos de génesis y sus consecuencias.
A veces se da en simultaneidad: una cosa es, al mismo tiempo, efecto de causas y
causa de efectos simultáneamente operantes. A veces se dan en diacronía; de ahí
la cronología, que permite estudiar ese mecanismo en su desarrollo. Las
coyunturas, entonces, también son partes de procesos.
Debemos pararnos en la coyuntura para analizar, en su totalidad, los fenómenos
de la estructura.
Entre la visión determinista del estructuralismo y la indeterminación de la
fragmentación de la historia posmoderna, el punto es ver que la historia no está
predeterminada pero que tampoco es indeterminada: no podemos decir qué va a
ocurrir, pero tampoco ocurre cualquier cosa, sino que siempre ocurre algo en el
marco de conflictos y tendencias condicionadas por ciertas posibilidades y limites
que generan un set de opciones.
Resumiendo, se hace necesario situar el interés y el significado de los problemas
de investigación histórica en un contexto de múltiple globalidad; esto es,
reconociendo las subjetividades de los agentes históricos y de los historiadores y
la ineludible interacción sujeto-objeto; integrando historia, ciencias sociales y
humanidades; enfocándolas globalmente en el aspecto temático (economía,
política, sociedad y cultura), en el aspecto espacial (local, regional, nacional y
mundial) y en el aspecto temporal , integrando pasado, presente y futuro.
Recordando la historia total del estructuralismo, de lo que se trata es no abarcar
todo sobre todo, sino de construir e imaginar una relación entre el objeto de
estudio y los múltiples problemas de las sociedades actuales.
La idea del "fin de la historia" se esfumó en los campos de batalla del Golfo
Pérsico, en la "limpieza étnica" de Bosnia-Herzegovina, y en las Torres Gemelas
de Nueva York.
En realidad, habría que hablar de los fines de la historia: el historiador debe
bucear en la impotencia del neoliberalismo que, al no satisfacer las más urgentes
necesidades humanas, reduce a masas enteras de población a niveles impensados
de indigencia.
Habría que reivindicar el papel del historiador en la reconstrucción de la sociedad
y el poder, haciendo uso pleno de la función ética y educadora de la historia.
En síntesis, unir lo académico con la praxis, sacándose el lastre popperiano, para
asumir el compromiso con las causas sociales y políticas vinculadas a la defensa
de valores universales de educación y salud, justicia e igualdad.
BIBLIOGRAFIA
 P.Vilar, Estructura y Coyuntura, en Introducción al Vocabulario del análisis
histórico, pp. 51-105.
 F. Dosse, La historia en migajas, Alfonso el Magnánimo, 1994. Los años
Braudel y Una historia en migajas, pp. 101-203.
 C. L. Strauss, Tristes tropiques, París, 1955
 L. Althusser y E. Balibar, Para leer El Capital. México, 1974
 M. Foucault, La arqueología del saber, Paris, 1969
 C.F.S. Cardoso y H. Pérez Brignoli, Los métodos de la historia, Critica,
Barcelona, 1976
Jorge S. Zappino
Licenciado en Ciencia Política (Universidad de Buenos Aires)
Magister en Historia Económica y de las Políticas Económicas (Universidad de
Buenos Aires)

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