Está en la página 1de 6

Memorias, sueño, lecturas, deseos

del subdesarrollo
Memorias del subdesarrollo (1968) de Tomás
Gutiérrez Alea

Por Victor Villagómez


¿La condición de la sociedad refleja al individuo, o por el contrario, es el individuo el
que reflexiona a la sociedad? Cuando hablamos de individuo bien podemos referirnos
a un pensador o a un poeta, ¿puede el cineasta tomar este mismo papel?
En el caso que nos ocupa, Tomás Gutiérrez Alea, uno de los realizadores más
influyentes en la historia del cine latinoamericano, muestra a Sergio, un personaje que
encarna una mirada particular de Cuba en Memorias del subdesarrollo (Cuba, 1968).
Él ocupa el papel de un Antoine Roquentin, un Mersault o un Holden Caulfield,
siendo aún más carismático que todos ellos. Critíca lo que él mismo es, a su propio
reflejo: un personaje reflexivo y que se molesta de la gente que
mantiene/sostiene/defiende —aparentemente sin darse cuenta— el “subdesarrollo”.
Esto significa para Sergio, la incapacidad que tienen las personas de relacionar temas,
y su necesidad de que otros piensen en su lugar; un subdesarrollo que nace de la falta
de cultura, pensamiento y entendimiento.
La película toma influencias del cine francés de los años cincuenta y sesenta. Las más
claras son Chris Marker, por el uso de la voz en off mientras se observan fotografías
fijas —sobre todo en su cortometraje La jetée(1962)—; y Godard, al utilizar
personajes tan extraordinarios como seductores (para los personajes de la película y
para nosotros, el público) que cambian de opinión, de movimientos y de emociones
en segundos; fuman mientras leen y son fotografiados en blanco y negro creando un
contexto bohemio. También encontramos bellas mujeres que enamoran hasta el
tuétano a Sergio, provocándole muchos problemas. Personajes (algunos de ellos)
culturizados y “emancipados” —en el sentido utilizado por Rancière— del ya
mencionado “subdesarrollo”. La puesta en escena de los cuerpos, es presentada a
través de la cámara subjetiva y una cámara en mano en constante movimiento que les
sigue el paso. En ese sentido, Tomás Gutiérrez Alea también observó, entendió y
utilizó el montaje innovador de la película Sin aliento(Francia,1959), haciendo uso de
los jump cuts y del corte abrupto en la música.
Sergio piensa su infancia, su país, sus libros, a las mujeres que han estado con él y
una vaga idea de su futuro. Habla del hambre en Cuba mientras observamos
fotografías de gente enferma; habla de la muerte que es ocasionada por la misma
desnutrición. Se pregunta si sería buen escritor mientras admira al Hemingway
enamorado de Cuba, a ese premio Nobel de literatura que decidió quedarse allí, en
ese territorio. Observa y (nos) habla de la casa donde jugaba de pequeño, recordando
tiempos que parecen nunca haber pasado (a menudo se lee, que Cuba es el país donde
se detuvo el tiempo).

Sergio se olvida de Elena, la chica morena que conoce y de la cual le gustan sus
rodillas: «Elena me obliga a sentir el subdesarrollo a cada paso» se dice a sí mismo.
¿Cómo se sale del subdesarrollo? Parece ser que a Elena ni siquiera le preocupa el
tema, es más, ni siquiera sabe de qué se trata. Un subdesarrollo que pesa pero que no
cansa; un subdesarrollo disfrutable para Sergio y para el espectador. Al fin, ¿estamos
totalmente librados del subdesarrollo al visionar esta película? ¿Sergio es un
personaje subdesarrollado aunque él quiera verse como todo lo contrario? ¿Tomás
Gutiérrez Alea queda alejado de ése subdesarrollo al realizar la película? Estamos
distantes del cine que se produce allí, pero al final, a pesar de todas estas preguntas,
siempre seguirá Hollywood olvidando Cuba.

Memorias del
subdesarrollo
Tomás Gutiérrez-Alea
​ Inicio
​ Ficha
​ Tomás Gutiérrez Alea
​ José Luis Rebordinos

Proyección de Memorias del subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez-Alea.

Con más autenticidad que Antonioni por esa misma época, con un estilo de gran
refinamiento plástico y una absoluta libertad narrativa, Alea nos muestra la soledad y el
desamparo de aquellos que deciden permanecer al margen de la historia”.
Louis Marcorelles (Le Monde)
Presentación de la copia remasterizada de la película, a cargo de José Luis Rebordinos,
ensayista, crítico cinematográfico y director del Festival Internacional de Cine de San
Sebastián.

La copia remasterizada de Memorias del subdesarrollo se verá por primera vez en


España, en exclusiva en la Casa de América.

La remasterización de esta obra mayor del cine contemporáneo ha sido financiada por
The Film Foundation’s World Cinema Project, y ha contado con la colaboración del
Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), Les Films du Camélia
(Francia) y la Cineteca di Bologna, que se encargó de la restauración en los laboratorios
L’Immagine Ritrovata (Italia).

En 2016, Memorias del subdesarrollo fue exhibida en Cannes Classics, sección del
Festival de Cannes creada en 2004 dedicada a presentar películas de grandes
directores internacionales en copias restauradas, lo que permite redescubrir los grandes
clásicos del cine universal.

Memorias del subdesarrollo se exhibió también en la sala del Getty Research Institute
en Los Ángeles dentro del programa “Art on Screen” con la presencia de su montador
Nelson Rodríguez y su actriz Daysi Granados. Memorias del subdesarrollo forma parte,
además, de la colección permanente del programa de Historia Oral y Visual de la
Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias (Hollywood).

Memorias del subdesarrollo fue la primera película exhibida en los Estados Unidos
después del triunfo de la Revolución cubana.

Cuba, 1968 / 96 (TP)

Dirección: Tomás Gutiérrez-Alea.


Intérpretes principales Sergio Corrieri, Daysi Granados, Eslinda Núñez, Gilda
Hernández, René de la Cruz, Omar Valdés, Yolanda Farr.
Sinopsis: Cuba, 1962. Memorias del subdesarrollo se adentra en la historia de Sergio,
un burgués intelectual que decide quedarse en Cuba cuando su familia se marcha al
exilio en los Estados Unidos. Su inconsistencia ideológica lo mantiene como simple
espectador de una sociedad convulsa. Se queda para observar, al margen de cualquier
participación, los acontecimientos de la nueva realidad con una actitud irónica y crítica
frente a estos. Perdido su antiguo mundo y ajeno a los grandes cambios de su entorno,
atrapado, Sergio se siente bloqueado entre un pasado al que se niega y las
transformaciones que no puede seguir.

MEMORIAS DEL SUBDESARROLLO


Y LA CÁMARA CRÍTICA
​ font size decrease font size increase font size

Festival Internacional de Cine de Guadalajara


Talents Press Guadalajara

Davo Valdés de la Campa

Walter Benjamin advirtió en su icónico ensayo La obra de arte en la época de su


reproductibilidad técnica, en los albores del cine su poder transformador ya que
abolía todos los ritos que caracterizaban al arte burgués y entregaba a las masas un
aparato para que ellos se representaran a sí mismos en el proceso de las
revoluciones. El cine se oponía al arte de la vanguardia, fascista en su discurso,
según Benjamin, mientras que el cine se abría a través del control de la técnica y la
alternativa de discutir por ejemplo la forma de vida de los obreros. Un ideal similar
se pensó desde la corriente del Cine Imperfecto, a finales de los 60 en América
Latina. Algunos cineastas, particularmente Cubanos estaban profundamente
preocupados por una serie de problemas derivados del neocolonialismoy la
identidad cultural. De esa forma el movimiento rechazaba la perfección comercial
del estilo de Hollywood, y al mismo timpo el cine de autor europeo, proponiendo por
su parte un cine creado como herramienta para el cambio social y político. Ante la
carecencia de recursos la estética pasaba a un papel secundario subordinado a la
función social del cine. La meta principal del movimiento era crear unas películas en
las que el espectador fuera un participante activo que reflexionara sobre su realidad,
es decir, un integrante invisible de la trama de la película. Los espectadores desde
un análisis atendían un problema actual dentro de la sociedad que en la época no
tenía ninguna solución clara o que aún se encontraba en proceso de definirse, de
esa forma, los directores buscaban que los espectadores conocedores del problema
buscaran fuera de las salas de cine, convertirse en actores sociales.
Una de las películas suscritas a dicha corriente es Memorias del subdesarrollo de
Tomás Gutiérrez Alea, “Titón”, que inspirado en el libro homonimo de Edmundo
Desnoes, aborda desde muchas dimensiones el proceso del hombre burgués en la
Cuba revolucionaria.

Cuando la Revolución triunfa nace la oportunidad para un hombre nuevo,


idealmente el desajuste violento que provoca la revolución, permite desde la idea de
una tabula rasa, volver a construir el monumento de un hombre distinto. Para el Che
Guevara funcionaba como un proceso en cimientos: “En este período de
construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su
imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha
paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas. Descontando aquellos cuya
falta de educación los hace tender al camino solitario, a la autosatisfacción de sus
ambiciones, los hay que aun dentro de este nuevo panorama de marcha conjunta,
tienen tendencia a caminar aislados de la masa que acompañan. Lo importante es
que los hombres van adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad de su
incorporación a la sociedad y, al mismo tiempo, de su importancia como motores de
la misma”.

El protagonista de Memorias del subdesarrollo encarna el hombre del camino


solitario, alienado, incapaz de defender el pasado, asqueado hasta el hartazgo del
subdesarrollo, pero también incapaz de transformarse y de adaptarse al proceso
revolucionario. A través de sus recuerdos, de grabaciones viejas, de fotografías, de
fragmentos visuales, observamos cómo la faceta colonialista de Cuba se desdibuja
para aislarlo cada vez más, en parte por su misantropía, pero también porque no
alcanza a percibir qué significa y hacia dónde marcha la nueva Cuba, sólo sabe que
él ya no tiene un papel activo, salvo el de un testigo que se queda al margen de la
Cuba revolucionaria.
No se puede hablar tampoco de Memorias del subdesarrollo sin tocar el tema del
montaje. La película entremezcla un presente activo con el pasado, con un collage
de intervenciones subjetivas y deliberadas, por ejemplo secuencias narrativas con
estética de documental, enfoques fijos de Cuba en constante reconstrucción,
cámara en mano que vagabundea con el protagonista por las calles, como si fuera
su única forma de participar, como un testigo. Pero Gutiérrez Alea también se vale
de varios tipos de medios para dibujar una atmósfera de incertidumbre, incluyendo
fotos inmóviles, imágenes de archivo, gran cantidad de noticieros, recortes de
periódicos, y clips de películas de Hollywood, así como discursos grabados de Fidel
Castro y John F. Kennedy, creando una apariencia de desorden en el lenguaje de la
película que está en claro contraste con el estilo de Hollywood. Evocando sin duda
al cine soviético, a través del frénetico uso de la edición, desarticulando la guia
visual del espectador, en un arquetipo específico, obligando así que éste construya
su propia versión de lo ocurrido en la trama subterránea.

Para Gutiérrez Alea“… el cine proporciona un elemento activo y de movilización,


que estimula la participación en el proceso revolucionario. Entonces, no es
suficiente tener un cine moralizante basado en el arangue y la exhortación.
Necesitamos un cine que promueva y desarrolle una actitud crítica. Pero ¿cómo
criticar y al mismo tiempo consolidar la realidad en la cual nos sumergen?”.
Memorias del subdesarrollo al abandonar el punto de vista objetivo no se construye
un relato cronológico con una cadena causal de acontecimientos, sino que a través
de la fragmentación de cómo asistimos al proceso entendemos que en realidad lo
que prepondera son relaciones, fuerzas que se afectan, se entrelazan, se
confunden. Ya no sabemos qué está destinado para que el protagonista se
transforme, o quizá el aparato, el ojo crítico de la cámara, decide abandonarlo en su
propia suerte alienada, porque él no es el héroe y se vuelca en absoluto sobre el
espectador, para que sea éste y no el actor de la ficción quien experimente el
proceso revolucionario.

También podría gustarte