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Escuela Normal Superior en Lenguas Vivas “Ernesto A.

Bavio”
Jornada Institucional
19/11/2020
Análisis y reflexiones en torno a las normativas de continuidad pedagógica
institucional 2020-2021.

Consigna de trabajo

3) Después de dialogar entre colegas y de visualizar diferentes interpretaciones de lo leído:


¿De qué manera describirían nuestras últimas semanas de 2020? ¿Cómo imaginan lo por
venir en la acción formativa secundaria en nuestra escuela en el inicio y transcurso de
2021? ¿Qué necesidades consideran que deberemos afrontar a nivel institucional, por áreas,
y en la didáctica de las distintas asignaturas? ¿Cómo tendremos que ajustar nuestra forma
de organizar la propuesta de enseñanza? ¿Con qué certezas contamos para fortalecer esa
organización? ¿Qué temores, fortalezas y debilidades se nos presentan? ¿Qué se puede
hacer al respecto?

A partir del diálogo entre los colegas del área de Lengua y lo conversado en la jornada,
coincidimos en que las últimas semanas del año 2020 están enmarcadas en una serie de
resoluciones que pretenden organizar el ciclo estableciendo una articulación con el año
siguiente. Es decir, son semanas de continuidad o de cierres provisorios, no definitivos.
Esto implica muchos desafíos para nosotros como docentes, ya que no solo tenemos que
presentar los recorridos en nuestros espacios curriculares de cada estudiante, sino también
reforzar los vínculos con los preceptores, tutores, familias y los mismos estudiantes para
trabajar en las trayectorias de recuperación y apropiación de los contenidos.
Es muy difícil imaginar –una vez más en la incertidumbre que ha caracterizado nuestro
hacer en este ciclo- cómo será el inicio del ciclo lectivo 2021. Es muy probable que
tengamos que trabajar de modo híbrido, tratando de articular cierta presencialidad con la
virtualidad. O quizá ni siquiera tengamos presencialidad por el momento. La realidad
escolar, después de todo, está atravesada por una serie de cuestiones que escapan de nuestro
poder de decisión.
Sí entendemos que (si tuviéramos que seguir en la virtualidad o trabajar de modo
híbrido) deberíamos:
-Tener definido un espacio de comunicación alternativo al presencial.
-Realizar encuentros virtuales semanales desde la primera semana de cursada (de mayor
duración temporal, con toma de asistencia).
-Revisar los criterios y modos de evaluar, puesto que existe una base, una experiencia sobre
la cual se podría construir de modo más ambicioso.
-No priorizar ni recortar contenidos, sino retrabajarlos en otros contextos, de otras formas.
-Si fuera realmente necesario, exigir informes cualitativos o descripciones de seguimiento
de trayectoria de los estudiantes al final del año solamente.
-Revisar la sobrecarga de trabajo que hemos sufrido los actores institucionales, puesto que
la enorme cantidad de tiempo que requiere la producción de todas las exigencias
burocráticas (planificación, revisión de planificación, programa, proyectos, informes,
planillas anuales, reuniones permanentes) afecta no solo nuestra salud mental sino también
la calidad de nuestras clases.
Algunas de las cuestiones que entendemos como fortalezas son: los recursos,
conocimientos, estrategias que hemos aprendido/desarrollado/descubierto/puesto en uso
este año; el establecimiento de una comunicación fluida entre los miembros del área, de
cada docente con su preceptor, de los actores instituciones en general y del docente para
con los estudiantes, que ha resultado fundamental en el sostenimiento de la enseñanza; la
seguridad que hemos ganado en nosotros mismos a partir de la prueba y el error.

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