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Uniones de contratos - contratos de distribución

¿Cómo creen que suceden las compras por Internet? ¿Son un contrato o varios contratos relacionados? Las partes
pueden perseguir su fin económico mediante la combinación de varios contratos. A continuación, analizaremos los
distintos contratos celebrados entre las mismas partes.

Uniones de Contratos
Existencia de uno o varios contratos
“Para distinguir cuándo hay uno o varios contratos, es irrelevante que estén vinculados por su celebración en un
mismo momento, por la unidad del documento en que se celebran, o por otra causa” (Hocsman). Lo decisivo para
mostrar la vinculación entre ellos es establecer si existen una o varias causas o finalidades jurídico-económicas,
dado que es el elemento determinante para constatar si existe pluralidad de contratos o conexidad contractual.

Siguiendo con esta lógica, al consumidor le interesa comprar un producto por Internet, al ingresar al sitio de
Internet que puede proporcionarle el mismo, luego de elegirlo y pasar a comprarlo, perfecciona un contrato de
compraventa, el medio de pago utilizado por el comprador puede ser tarjeta de crédito o débito, para lo que existe
una contratación en particular que no trataremos en este punto. Sin embargo, el vendedor tiene que haber firmado
un contrato de locación de servicios con la plataforma que promociona y vende su producto. Por su parte, la
plataforma tiene que realizar contratos de transporte para que la mercadería llegue a destino, convenios particulares
con bancos, tarjetas de crédito, páginas de pagos por Internet, etc., sumado a un contrato de adhesión, donde el
usuario no puede modificar ninguna cláusula, solamente acepta o no los términos de la página.

Lo que hay que considerar es que la totalidad de contratos que involucran un solo fin, es decir, que una persona
pueda comprar en un solo sitio cualquier producto, conlleva un sinnúmero de contrataciones previas que se activan
al comprar. Existe una compraventa porque la persona adquiere un producto y otra lo vende; hay locación de
servicios porque el sitio le otorga promoción, una plataforma para manejar sus ventas, entre otras utilidades; existe
contrato de transporte por el envío de los productos a los consumidores; y, es de adhesión porque las cláusulas no
son discutibles.

Uniones de contratos de origen legal


La ley regula varios casos en los que hay contratos que, si bien son distintos, tienen algún nexo. Entre ellos
podemos mencionar:

Contratos autónomos recíprocos: “Entre las mismas partes se celebran dos contratos en relación de dependencia
mutua, de modo tal que la ejecución o validez de uno queda subordinada a la ejecución o validez del otro; cada
contrato es la causa del otro” (Lorenzetti, 1999, p. 402).
Contrato principal y accesorio: Un contrato depende del otro cuando uno es la razón de la existencia del otro,
como ocurre, por ejemplo, con el contrato de fianza. “El contrato principal influye sobre el accesorio en el sentido
de que, si se extingue el principal, produce la extinción del accesorio” (Lorenzetti, 1999, p. 402).
Subcontrato: Presenta la existencia de un contrato principal y otro derivado, “generalmente, en grado de
dependencia unilateral. Es el caso del contrato de locación de cosas, en las que el locatario puede sublocar,
existiendo de tal modo dos contratos cuyo puente de unión es el locatario – sublocador” (Lorenzetti, 1999, p. 26).
Sucesión de contratos: Es el caso en que un contrato preparatorio se encuentra vinculado a un contrato definitivo,
en el sentido temporal y causal, sin que se vea afectada la tipicidad.

Uniones de contratos de origen convencional


a) Negocio realizado a través de varios contratos.
Respecto de las uniones convencionales de contratos o conexidad contractual, debemos decir que, en muchos
casos, la finalidad pretendida por las partes no puede ser alcanzada a través de un contrato. Es por ello que las
partes combinan distintos contratos, sin perder su tipicidad. Téngase presente que la idea de negocio es más amplia
que la de contrato, ya que para hacer el negocio muchas veces se deben agrupar distintos contratos para producir
los efectos jurídicos buscados.
De aquí surgen las redes contractuales, que funcionan como un sistema jurídico integrado, que importa la existencia
de varios contratos, cada uno de los cuales no justifican su existencia si no cuentan con otro/s contrato/s que
integran la red. En las uniones convencionales de contratos surge uno de los conceptos más importantes en el
ámbito de las redes contractuales, que es, sin dudas, la finalidad supracontractual, elemento que conecta a los
distintos contratos para lograr esa finalidad que por separado no se podría alcanzar. La conexión contractual alude
a la pluralidad de contratos y al nexo funcional que media entre ellos. En tal sentido, López Frías (1994) sostiene
que para que exista pluralidad debe analizarse la causa, concebida como la función económico-social que el
contrato cumple en cada caso: si esta es única, existe un contrato; si concurren varias causas autónomas y distintas,
hay pluralidad; si además de varias causas autónomas y distintas (pluralidad) existe un “vínculo funcional”, hay
“conexidad contractual”.

En síntesis, en las uniones de contratos, los objetivos económicos no se alcanzan mediante un contrato, sino a
través de un conjunto de contratos que, si bien cuenta cada uno con una causa propia, autónoma y distinta
(pluralidad), son utilizados estratégicamente en función de un negocio jurídico particular que se pretende concretar;
o se organizan redes contractuales que forman un sistema jurídico unificador, surgiendo como consecuencia de ello
una finalidad económica supracontractual, que trasciende las causas individuales de los contratos que integran la
agrupación y que se realiza con su cumplimiento conjunto.

Nos enseñan Nicolau y Hernández (2012) que el Código Civil y Comercial, ya en el proyecto preveía la conexidad
contractual que actualmente mantiene, es decir, que la tipifica legalmente en la teoría general del contrato, más
allá de las fronteras del contrato de consumo, y brinda una definición del supuesto de hecho -que sigue las
recomendaciones vertidas por la doctrina en las XVII Jornadas Nacionales de Derecho Civil (Recomendación 1.2.
de la Comisión 3: “Contratos conexos”)-, además de establecer reglas especiales referidas a las proyecciones de la
excepción de incumplimiento, la extinción por frustración del fin y la interpretación del contrato3. La referenciada
recomendación, expresa:

Habrá contratos conexos cuando para la realización de un negocio único se celebra, entre las mismas partes o partes
diferentes, una pluralidad de contratos autónomos, vinculados entre sí, a través de una finalidad económica
supracontractual. Dicha finalidad puede verificarse jurídicamente, en la causa subjetiva u objetiva, en el
consentimiento, en el objeto, o en las bases del negocio (Armella, 2015).

El legislador del nuevo código recogió al instituto bajo examen en un capítulo separado, y lo doto de un tipo
contractual de naturaleza legal, hasta el momento inexistente, puesto que la unión de contratos no se encontraba
regulada antes de promulgado el actual Código Civil y Comercial, aunque sí se había previsto en el Proyecto de
Código Civil y Comercial de 1998, bajo la denominación grupo de contratos, aunque de manera más acotada (en
una sola norma). Igualmente, nuestra doctrina y jurisprudencia habían elaborado en los años recientes las
características de la conexidad, siendo receptada por el código4 actualmente vigente, tal como lo explica Gregorini
Clusellas (2014) “Es uno de los casos en que los usos preceden a la consagración legislativa que los reconoce, o sea
que la tipicidad social se pasa a la tipicidad normativa” (p. 344). Los autores del Código Civil y Comercial de la
Nación realizaron una regulación más completa en la que además de definir qué debe entenderse por conexidad
contractual, previeron normas para su interpretación y establecieron los efectos jurídicos que de ella se derivan (en
los Arts. 1073 a 1075).

Es indispensable entender el articulado de este tipo de convenciones, ya que el criterio interpretativo de los mismos
es que debe hacerse como una integralidad y atribuirles el sentido apropiado que surge del análisis conjunto de los
contratos y no cada uno de manera individual. Además, es necesario entender la función económica y el resultado
perseguido por el conjunto de ellos (Gregorini Clusellas, 2014). Aclaramos que cuando se hace mención a la
finalidad económica supracontractual, debemos entender por tal a la causa fin del negocio. Esta finalidad puede
surgir del texto de la ley, ser acordada por las partes de común acuerdo en ejercicio del principio de autonomía de
la voluntad, o derivarse de una labor de interpretación (art. 1074).

En cuanto a las consecuencias jurídicas, observamos que el legislador ha previsto que, probada la conexidad, un
contratante puede oponer las excepciones de incumplimiento total, parcial o defectuoso, aún frente a la inejecución
de obligaciones ajenas a su contrato. Atendiendo al principio de la conservación, la misma regla se aplica cuando la
extinción de uno de los contratos produce la frustración de la finalidad económica común.

B) Finalidad supracontractual.
Así como hay una finalidad perseguida a través de un contrato, hay una finalidad supracontractual. En esta, “las
finalidades económico-sociales son distintas o más amplias de las que existen en los contratos social o legalmente
típicos, de modo tal que estos últimos son usados instrumentalmente para lograr aquéllas” (Lorenzetti, 1999, p. 40).
Esta finalidad supracontractual, como ya dijimos, sustenta la conexidad entre los diferentes contratos involucrados.

Es importante señalar el sustento que da la causa-fin, en este caso con una modalidad especial, en tanto esa
finalidad trasciende los contratos individualmente considerados —es una finalidad del conjunto, que se satisface
por este—, por lo cual, así como la causa —entendiendo en este caso como tal la finalidad común o general de los
contratos de una misma naturaleza (típicos o atípicos)— permite caracterizar una figura individual, la existencia de
una finalidad en un conjunto de contratos permitirá detectar la conexidad, al margen de la que persigue cada
contratante individual (Nicolau y Hernández, 2012).

Para terminar con la parte más general de la materia, les dejamos en este archivo un checklist para controlar los
elementos básicos que se deben tener en cuenta al momento de redactar un instrumento.

Plantilla de cumplimiento legal para controlar contratos

 En todos los casos, verificar si la operación está plasmada en el texto del contrato.

 En todos los casos, verificar si tiene lugar y fecha de celebración.

 En todos los casos, verificar si tiene domicilio/email para comunicaciones.

 En todos los casos, verificar si tiene posibilidad de salida sin costo.

 En todos los casos, verificar si tiene penalidades por incumplimiento.

 En todos los casos, verificar si tiene una indemnidad por responsabilidad laboral y de la seguridad social.

 En todos los casos, si hay información confidencial verificar que haya una cláusula que resguarde esa
información.

 En todos los casos, si hay pagos anticipados, ver si hay garantías contra esos anticipos o si se verificó
solvencia.

 En todos los casos, verificar si el contrato está gravado en sellos.

 En todos los casos, verificar la forma de facturación.

 En todos los casos, determinar jurisdicción.

 En locación de servicios/obra ver si está el detalle de documentación laboral a solicitar antes del inicio.

 Controlar las facultades de los firmantes para la suscripción del contrato.

Contratos de distribución de bienes y servicios


Luego de haber transitado la parte general, nos introduciremos en los contratos propiamente dichos. La modalidad
que utilizaremos en este tipo de contratación será mediante la lectura de un contrato que adjuntamos. Luego de
leído el contrato empezaremos a analizarlo en conjunto. Como dijimos al principio, siempre es importante razonar
las contingencias que pueden llegar a tener los negocios que se realizan y qué puntos deben tenerse en
consideración, en este tipo de contrato lo importante son los negocios que pactan algunas de las partes, que no
exista relación laboral, ni con la contraria ni con sus trabajadores, actualidad, entre otros.

En este archivo encontrarán una oferta de un negocio real que se llevó a cabo, con las particularidades del mismo,
ya que se trata de empresas dedicadas a la actividad agraria. Es necesario que lo analicen y lo tengan con ustedes
mientras leen el desarrollo de la presente lectura, a los fines de que identifiquen y justifiquen el tipo de contratación,
revisen si se cumplen con las especificaciones del checklist que les fue proporcionado y resalten las cláusulas en
donde figuran. Como primer análisis es importante que entiendan el objeto del contrato, es decir, que llevó a las
empresas a contratar.

Los problemas jurídicos vinculados a la distribución de bienes y servicios

En la actualidad, la globalización ha dejado de ser una novedad. Quien ignore los mercados internacionales
ignorará una buena posibilidad de negocios, ya que perderá la oportunidad de vender sus productos y servicios a
potenciales clientes. Es por ello que los empresarios, en general, han diseñado y perfeccionado distintas estrategias
comerciales y formas contractuales mediante las cuales intentan optimizar sus estructuras y abarcar con ello los
distintos mercados.

Surgen, entonces, como consecuencia de lo expuesto, los distintos contratos de distribución, que serán analizados
en detalle a lo largo de este módulo. El objeto común de todos ellos es la promoción, distribución y
comercialización de productos o servicios, logrado sobre la base de la colaboración y cooperación de los
comerciantes independientes que participan de ellos. Conceptos como eficiencia, costos, calidad, son propios de la
actividad distributiva en general, lo que, sumado a la especialidad en la división del trabajo, ha generado la
necesidad de los empresarios de tenerlos presentes en sus cadenas comerciales y ha dado lugar, en consecuencia, al
nacimiento de estructuras independientes que brindan los servicios necesarios para la consecución de dichos
objetivos. Además, esto ha generado una rentabilidad como contraprestación por los servicios brindados.

Existe también, por supuesto, la posibilidad de que la empresa que produce los bienes o servicios decida u opte por
llegar a sus clientes a través de canales propios, pese a los canales de comercialización que puedan brindarle
terceros. En esta opción la diferencia reside en que, en la primera de ellas, es el propio empresario productor el que
corre con los riesgos por la venta de sus productos o servicios; mientras que, con la segunda opción, se puede lograr
una optimización de la estructura, con menor riesgo y costos, donde los terceros intervinientes actúan además a
nombre y riesgo propio, por ser estructuras o empresas independientes y autónomas, como lo hemos referido supra.

Siguiendo a Etcheverry (1991), podemos afirmar que los contratos de distribución en sentido amplio tienen las
siguientes características comunes:

Existencia de dos empresas u organizaciones independientes.


Una dedicada a la producción de bienes o servicios, y la otra con el objeto de acercar dichos productos o servicios a
los clientes.
Vínculo de cooperación.
Basado en la buena fe contractual y en el principio de concurrencia de las actividades de las empresas implicadas.
Permanencia.
Nacen para durar, ello les permite además a las empresas comercializadoras amortizar el capital que hubieran
invertido o debieran invertir.
Relación contractual bilateral.
Es lógica la existencia de dos partes.
Comercialización de la producción de una de las empresas vinculadas.
Téngase presente que siempre, en mayor o en menor medida, existe la facultad de control del productor respecto
del distribuidor, siendo la escala respectiva de menor a mayor la que comienza en la distribución propiamente dicha
hasta llegar a la franquicia, pasando por la agencia y la concesión.
Los contratos con finalidad distributiva son cuatro. Uno solo cuenta con tipicidad social (contrato de distribución
propiamente dicho), en tanto los demás cuentan, a partir del nuevo Código, con tipicidad legal. Los definiremos
seguidamente:

1. El contrato de distribución propiamente dicho: es aquel en el cual una empresa que, teniendo asignada
una zona en exclusividad o bien compartiéndola en forma limitada con otro u otros distribuidores, se
dedica a la intermediación de productos. Además, tiene un precio de descuento sobre estos y obtiene como
ganancia la diferencia que resulta entre el precio de venta al público y su precio de compra al fabricante.

2. El contrato de agencia: es aquel en el que “una parte, denominada agente, se obliga a promover negocios
por cuenta de otra, denominada proponente o empresario, de manera estable, continuada e independiente,
sin que medie relación laboral alguna, mediante una retribución”.

3. El contrato de concesión: es aquel en el que una parte, denominada concesionario, que actúa en nombre y
por cuenta propia frente a terceros, se obliga mediante una retribución a disponer de su organización
empresarial para comercializar mercaderías provistas por otra, denominada concedente, o para prestar los
servicios y proveer los repuestos y accesorios según haya sido convenido.

4. El contrato de franquicia: es aquel en el que una parte, denominada franquiciante (o dador), otorga a otra,
llamada franquiciado [o tomador], el derecho a utilizar un sistema probado destinado a comercializar determinados
bienes o servicios bajo el nombre comercial, emblema o la marca del franquiciante, quien provee un conjunto de
conocimientos técnicos y la prestación continua de asistencia técnica o comercial, contra una prestación directa o
indirecta del franquiciado.

El franquiciante debe ser titular exclusivo del conjunto de los derechos intelectuales, marcas, patentes, nombres
comerciales, derechos de autor y demás comprendidos en el sistema bajo franquicia; o, en su caso, tener derecho a
su utilización y transmisión al franquiciado en los términos del contrato.

El franquiciante no puede tener participación accionaria, de control directo o indirecto, en el negocio del
franquiciado [el plazo no puede ser inferior a dos años].

Empecemos a repasar la contratación identificando las partes, “ The Macana Brothers S.A.” se dirige a
TRONCOSWAGEN S.A., a los fines de realizarle una oferta irrevocable de “ distribución no exclusivo”. La oferta
tiene un plazo de vigencia de “ 30 días” y se considerará aceptada si en dicho plazo TRONCOSWAGEN “ transfiere
AR$ 100,00” a la cuenta bancaria de MACANA.
Justificación: (1) Queda claro al estipularse en la oferta “En nombre y representación de The Macana Brothers
S.A. … nos dirigimos a Uds.”; (2) tanto en referencia como en el cuerpo de la oferta se expresa que se trata de un
vínculo de distribución no exclusivo; (3 y 4) así lo manifiesta el párrafo tercero de la oferta.

En el siguiente cuadro se observan las estructuras básicas de los contratos tratados en esta lectura, a los fines de que
resulte más entendible su tratamiento y se facilite su diferenciación.

Atento a la lectura efectuada de la oferta, sumado al desglose que realizamos y al cuadro comparativo, ya estás en
condiciones de determinar la naturaleza de la contratación de la oferta irrevocable de distribución no exclusivo.

¿Ante qué tipo de contratación nos encontramos? Agencia.


Justificacion: si bien el contrato se denomina de distribución, lo cierto es que, salvo alguna disposición aislada
que alude a reventas por parte de The Macana Brothers S.A. [v.g. art. 3], la relación que se contempla es más
propia de una agencia [vid. arts. 6.1., 19.12 y 22.3].

Elementos para una tipificación jurídica de la distribución


Siguiendo la definición de Turrin (1989) para el contrato de distribución, se puede afirmar que es:
aquel contrato por el cual el concedente otorga la distribución de bienes o servicios al distribuidor, en una zona
determinada, de ejecución continuada, actuando el último en su nombre y por cuenta propia, por una remuneración
consistente en un margen de precio de venta del bien o servicio. (p. 189)

Lorenzetti (1999), señala las siguientes características de la relación jurídica tratada que se establece entre las
partes:

 No hay dependencia laboral, ya que cada uno asume el riesgo inherente a su actividad;

 es un contrato comercial,

 no hay representación, aunque nada impide que pueda ser pactada;

 el distribuidor realiza actos de compraventa o bien de cesión temporaria de uso de los bienes que le da el
proveedor. Luego realiza actos de ventas con los clientes, siendo su ganancia la diferencia económica entre
el precio en que compra y el que vende;

 existe una delimitación territorial de la zona sobre la cual el proveedor otorga al distribuidor un derecho a
distribuir; y,

 participa de los caracteres de la distribución en general, dado que es intuito personae, de duración,
celebrado por adhesión, con base en el suministro.

“Claramente, dentro del abanico de contratos con finalidad distributiva, es el que menos integración conlleva, al no
existir representación, ni una identificación aguda, solo existe un flujo continuo de mercadería producto de la
reventa” (Lorenzetti, 1999).

Para profundizar este punto del programa, se aconseja remitirse a la bibliografía obligatoria: Lorenzetti, 1999, tomo
1.

Elementos comunes aplicables a los diferentes contratos de distribución. Caracteres. Contrato


celebrado por adhesión, control y dominación
a) Caracteres

Existen elementos o caracteres comunes a todos los contratos de distribución que permiten afirmar que existe un
género. Estos son:

 Aprovisionamiento continuo: en la base económica del vínculo existe una venta y reventa de bienes, en
sentido similar a lo que sucede en el contrato de compraventa o en el contrato de suministro. Sin embargo,
en los contratos de distribución este carácter se presenta como “un aspecto instrumental dentro de un
vínculo de colaboración que puede incluir otros aspectos, que importan un apartamiento sustancial del tipo
de la compraventa y que les da una fisonomía propia a los contratos de distribución” (Lorenzetti, 1999, p.
170).

 Tipicidad legal: con el anterior Código Civil y Comercial, no se encontraban regulados legalmente los
contratos de agencia, concesión y franquicia, pero “una costumbre consolidada en la práctica estableció
ciertas reglas básicas que los dotaban de una tipicidad social” (Lorenzetti, 1999, p. 520). Actualmente,
vigente el nuevo Código Civil y Comercial, estos contratos recibieron tratamiento legal en los arts. 1479 al
1524, por lo que cuentan con tipicidad legal.

 Duración: se encuentra ínsito en estos contratos, surgiendo de la naturaleza de las prestaciones que
conforman su objeto, la necesidad de un lapso de tiempo suficiente para el desarrollo del negocio, aun
cuando no se establezca un tiempo determinado de duración en el convenio. (Lorenzetti, 1999).

 Colaboración: existe en los contratos de distribución, una relación de colaboración interempresarial,


operada por sujetos jurídicamente autónomos vinculados en una actividad mercantil integrada, en la que el
productor derivó la comercialización de sus productos hacia distintas bocas de ventas, regulando su
penetración en el mercado para potenciar el mutuo beneficio. (Lorenzetti, 1999)

 Confianza: el concedente toma en consideración la organización económica-técnica y comercial del


distribuidor, su poder de penetración, sus antecedentes en la zona y demás condiciones para cumplir con el
objeto del contrato. “Estas circunstancias inciden en la celebración del contrato. Por lo tanto, el deterioro de
la confianza es causal de resolución” (Lorenzetti, 1999).

b) Contrato celebrado por adhesión, control y dominación

 Contrato de adhesión: es costumbre, sobre todo en los sistemas de distribución, que el contrato se celebre
por adhesión a condiciones generales. Las razones para que ello suceda son numerosas; entre ellas, la
necesidad de producir una integración vertical de empresas, para lo cual hace falta un control por parte de
una unidad de decisión centralizada, lo que se instrumenta a través de condiciones predispuestas; la
protección de bienes del otorgante, como la marca, la imagen, el know how que, según los casos, requiere
el ejercicio de cierto control sobre aquel a quien se ceden estos elementos. (Lorenzetti, 1999, p. 521)

 Contrato de control y dominación: no se puede afirmar en abstracto que nos encontremos ante contratos
de dominación de una parte -más fuerte- respecto de la otra -más débil-, más allá de que objetivamente se
presenten elementos de control o subordinación técnica y económica que deben ser tenidos en cuenta al
momento de su interpretación y de la aplicación de determinadas cláusulas contractuales; especialmente,
las relativas a la extinción del contrato y a los derechos que tiene el sujeto subordinado. En realidad, la
cuestión de la dominación en una contratación se debe observar en cada caso particular, en concreto.

Antes de comenzar con otro tema, veamos con este simple repaso si has internalizado los conceptos hasta aquí
tratados.

A continuación, identifique a qué contrato pertenece cada una de las sentencias brindadas.
Tiene tipificación social. Distribución propiamente dicho
Requiere forma escrita. Agencia
Partes: concedente y concesionario. Concesión
Una parte se obliga a promover negocios por cuenta de otra. Agencia
Partes: franquiciante/dador y franquiciado/tomador. Franquicia
El plazo está determinado, este no puede ser inferior a cuatro años. Concesión

Obligaciones de las partes. Obligaciones del distribuidor. Obligaciones del concedente. Las
cláusulas de exclusividad. Derecho a la estabilidad

1. Obligaciones del distribuidor


Las obligaciones del distribuidor son:

1. Distribuir eficazmente bienes del principal.

2. Seguir las sugerencias del empresario principal.

3. No competir con el proveedor.

4. Mantener el secreto contractual.


2. Derechos del distribuidor
Los derechos del distribuidor son:

1. Derecho a la provisión continúa de bienes del principal.

2. Mantenimiento de las condiciones más ventajosas pactadas.

3. Uso de marca, símbolos, imagen, publicidad y otros elementos acordados.

3. Obligaciones del concedente

“Las obligaciones del concedente son:

1. Proveer regularmente salvo causas ajenas.

2. Dar publicidad global.

3. Respetar la exclusividad pactada” (Lorenzetti, 1999).

Las cláusulas de exclusividad


La cláusula de exclusividad, como antes lo indicáramos, puede establecerse en beneficio del proveedor o en
beneficio del distribuidor. La cláusula de exclusividad en beneficio del proveedor “obliga al distribuidor a dedicar
sus esfuerzos a promover los bienes del concedente, sin hacer otra actividad” (Lorenzetti, 1999).

Por su parte, la cláusula de exclusividad en beneficio del distribuidor consiste en un derecho a distribuir en una
zona territorialmente delimitada con exclusión de otros competidores, surgiendo una obligación de no hacer a cargo
del proveedor, cuyo contenido es no distribuir en esa zona, sino a través del contratante que tiene el privilegio.

La oferta que venimos analizando estipula de manera clara la exclusividad entra las partes respecto a la
comercialización de los productos.
Falso, ya que carece de clausula en tal sentido.

Justificación: es falsa, ya que desde el comienzo de la oferta se manifiesta que se trata de una oferta irrevocable
de distribución no exclusivo, sin existir cláusulas que indiquen la exclusividad de comercialización, solo respeto a
la provisión de los productos que son objeto de la oferta.

Derecho a la estabilidad
Los contratos de distribución, al tener como característica su durabilidad, cuentan con vocación de permanencia en
el tiempo. Esta produce, además, el deber de obrar de buena fe, el que se concreta en la necesidad de preavisar la
extinción; esto es, el deber de no obrar de manera intempestiva, de modo tal que se desbaraten los derechos de la
otra parte ni se desnaturalice el vínculo.

Contrato de distribución
Definición. Diferencias con la compraventa independiente
Dentro del ámbito de los contratos con finalidad distributiva, la distribución propiamente dicha es el contrato que
presenta el menor grado de integración entre las partes. En efecto, no hay representación como podía existir antes
de la sanción del nuevo Código Civil y Comercial en el contrato de agencia (luego de su sanción, tampoco existe
representación en la agencia conforme surge del artículo 1485 del Código Civil y Comercial), no hay una
identificación tan fuerte como sucede en la franquicia, es solamente un acto continuo de reventa, lo que, a su vez, lo
diferencia de la concesión, en cuanto en esta última están presentes obligaciones de garantía y servicio de post
venta y uso de la marca del principal.
Actualmente, a diferencia de los otros contratos de distribución, no cuenta con una regulación jurídica positiva,
dado que el nuevo Código Civil y Comercial no lo ha receptado en su articulado. Sin embargo, prevé el artículo
1511 del Código Civil y Comercial unificado que le son aplicables, en cuanto sean compatibles, las normas del
contrato de concesión (art. 1511).

Al igual que el resto de este tipo de contratos (que sí cuentan con regulación legal), la distribución propiamente
dicha tiene una función de intermediación calificada, llevada a cabo por empresarios independientes y autónomos,
incluyéndose -por regla-, como sucede en el contrato de concesión, la asunción del riesgo de los negocios por el
distribuidor y la falta de sometimiento a una unidad de decisión central de la que reciba directivas específicas para
la concertación de sus negocios (características estas que la diferencian de la agencia). Sí existe, como en otros
contratos con finalidad distributiva, el sometimiento del distribuidor a una subordinación técnica respecto del
principal cuando se distribuyen bienes de cierta complejidad técnica o intangibilidad, que hacen necesario que el
distribuidor respete las sugerencias e indicaciones del principal distribuido. En síntesis, solo se deben “respetar las
indicaciones técnicas necesarias para mantener la identidad, calidad y continuidad del producto o servicio en el
mercado” (Lorenzetti, 1999).

El principal, a través del contrato de distribución, logra obtener beneficios sin la necesidad de una fuerte inversión
de capital. Además, logra también, y en coherencia con lo expresado, una disminución de los riesgos, ya que estos
son asumidos por el distribuidor.

Nuestro Código Civil y Comercial unificado no ha receptado en su articulado al contrato de distribución


propiamente dicho; sin embargo, ello no significa que lo haya desconocido lisa y llanamente, pues, al regular el
contrato de concesión, alude a este previendo en el art. 1511: “Las normas de este Capítulo se aplican a: (…) b) los
contratos de distribución, en cuanto sean pertinentes”. De tal modo, nuestro codificador reconoce su existencia,
aunque continúe tratándose de un contrato típico de tipicidad social, esto es, fuertemente arraigado por su
utilización en la praxis empresarial.

Las pautas que se han forjado desde la costumbre, con relación al contrato de distribución propiamente dicho, nos
enseñan que este contrato importa la presencia de una empresa que se ocupa de la elaboración de productos, que
luego encomienda a otra empresa, para su introducción y comercialización en una zona específica del mercado.
Para ello, la empresa que produce los bienes se compromete a su continuo suministro, vendiéndoselos al
distribuidor, que los adquiere para su reventa a los consumidores, por nombre y cuenta propia.

Tal actividad es retribuida con la percepción, por parte del distribuidor, de un porcentaje del precio final del
producto colocado en el mercado, que consiste en el margen de diferencia resultante entre el precio de compra
(costo) y el de reventa (precio de venta). Tenemos, entonces, dos circuitos bien definidos: por un lado, la
fabricación, llevada adelante por la empresa productora; y, por otro lado, la comercialización de los productos,
llevada a cabo por la empresa distribuidora. Tal separación o especialización de actividades permite a la empresa
productora concentrar sus esfuerzos en la producción y delegar la comercialización en un intermediario profesional.

Analizaremos ahora los derechos y obligaciones de las partes.

Derechos y obligaciones del proveedor. Derechos y obligaciones del distribuidor

Proveedor o distribuidor

Derechos

 Fijar el precio del producto o servicio.

 Percibir el precio acordado.

 Facultad de control técnico sobre operaciones del distribuidor.


Deberes

 Informar las variaciones de precio.

 Entregar el producto o servicio que cumpla con los requisitos para su reventa (identificable, reproducible,
etc.).

 Cumplir con los compromisos publicitarios. No efectuar ventas directas en la zona.

 No adjudicar la zona a otro distribuidor.

Distribuidor

Derechos

 Informar las variaciones de precio.

 Entregar el producto o servicio que cumpla con los requisitos para su reventa (identificable, reproducible,
etc.).

 Cumplir con los compromisos publicitarios. No efectuar ventas directas en la zona.

 No adjudicar la zona a otro distribuidor.

Deberes

 Cumplir con el mínimo de ventas.

 Cumplir con las instrucciones del principal.

 Respetar la exclusividad del principal.

 No exceder la zona otorgada por el contrato.

 Permitir el control por parte del principal en el aspecto técnico.

Extinción del contrato de distribución propiamente dicho


Al contrato de distribución se le aplican las normas de la concesión en todo aquello que no se encuentre regulado
por la autonomía de la voluntad en el tenor literal del contrato particular del que se trate. En orden a las causales de
resolución del contrato de concesión, el artículo 1509 del Código Civil y Comercial remite a lo previsto para el
contrato de agencia por el art. 1494 ibídem, que expresamente prevé:

El contrato de agencia [léase de concesión y de distribución propiamente dicho también] se resuelve por:

1. muerte o incapacidad del agente;

2. disolución de la persona jurídica que celebra el contrato, que no deriva de fusión o escisión;

3. quiebra firme de cualquiera de las partes;

4. vencimiento del plazo;

5. incumplimiento grave o reiterado de las obligaciones de una de las partes, de forma de poner razonablemente
en duda la posibilidad o la intención del incumplidor de atender con exactitud las obligaciones sucesivas;

6. disminución significativa del volumen de negocios del agente.10 [10] Art. 1494 – Ley N° 26.994. (2014). Op.
cit.

A su vez, esta previsión se completa con el siguiente dispositivo que prescribe:


En los casos previstos en los incisos a) a d) del artículo anterior, la resolución opera de pleno derecho, sin
necesidad de preaviso ni declaración de la otra parte, sin perjuicio de lo dispuesto por el artículo 1492 para el
supuesto de tiempo indeterminado. En el caso del inciso e) del artículo 1494, cada parte puede resolver
directamente el contrato. En el caso del inciso f) del artículo 1494, se aplica el artículo 1492, excepto que el agente
disminuya su volumen de negocios durante DOS (2) ejercicios consecutivos, en cuyo caso el plazo de preaviso no
debe exceder de DOS (2) meses, cualesquiera haya sido la duración del contrato, aun cuando el contrato sea de
plazo determinado.

Con antelación a la vigencia del actual Código Civil y Comercial unificado, el contrato de distribución, al igual que
el de concesión y agencia, se extinguía por las causas comunes a los contratos en general, pues no existía previsión
normativa alguna respecto a ellos.

En la próxima lectura continuamos analizando la oferta y observaremos sus cuestiones prácticas.


LECCIÓN 3 de 3

Referencias

Armella, C. (2015). Contratos Conexos. Recuperado de


http:/ www.scba.gov.ar/leyorganica/ccyc30/pdfley/Armella_ContratosConexos.pdf

Etcheverry, R. A. (1991). Derecho comercial y económico. Contratos. Parte especial 1. Buenos Aires: Astrea.

Gregorini Clusellas, E. L. (2014). Clasificación de los contratos en el Código de Vélez y en el Proyecto del año
2012. Revista de Derecho Privado y Comunitario, 1, 344 - 346.

Hocsman, H. (s.f.). Contratos Conexos. Recuperado de


http:/ justiniano.com/revista_doctrina/contratos_conexos.htm

Ley N° 26.994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

López Frías, A. (1994). Los contratos conexos. Barcelona: José María Bosch Editor S.A.

Lorenzetti, R. (1999). Tratado de los contratos, Buenos Aires: Rubinzal Culzoni.

Nicolau, N. y Hernández, C. (2012). Breve análisis acerca de la relación de consumo y sus fuentes y de algunas
normas que incorpora en esta materia el Proyecto de Código Civil y Comercial de 2012. Buenos Aires: Abeledo
Perrot.

Turrin, D. M. (1989). Contrato de distribución. Buenos Aires: Depalma.

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