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Tema 3: Proceso de desamortización y cambios agrarios

Preguntas cerradas:

1. ¿Qué nombre recibe el fin de los patrimonios unidos obligatoria y


perpetuamente a una familia o institución para que sus propietarios
pudieran venderlos sin trabas en el mercado?
Desvinculación

2. ¿Qué político español fue responsable de la desamortización durante la


Regencia de María Cristina?
Juan Álvarez Mendizábal

3. ¿Bajo qué reinado y gobierno se llevó a cabo la desamortización de


Mendizábal?
La desamortización de Mendizábal fue ordenada en 1836 durante la regencia
de María Cristina de Borbón, por tanto, en la minoría de edad de Isabel II, y
bajo el gobierno progresista liderado por el propio Mendizábal.

4. ¿Qué político español fue responsable de la desamortización durante el


Bienio Progresista?
Pascual Madoz

5. ¿Bajo qué reinado y gobierno se llevó a cabo la desamortización de


Madoz?
La desamortización de Madoz fue ordenada en 1855 durante el Bienio
Progresista del reinado de Isabel II, bajo el gobierno de Baldomero Espartero.

Preguntas abiertas:

1. Explique el concepto de desamortización / ¿Qué fueron las


desamortizaciones? / Explique las causas u objetivos generales de las
desamortizaciones.

La desamortización es el proceso por el cual se da fin a la amortización de la


tierra y otros bienes inmuebles, convirtiéndolos en plena propiedad privada e
introduciéndolos, por tanto, en el mercado. Incluye dos procesos:
○ Por un lado, la desvinculación o fin de la vinculación, es decir, los
bienes pasan a ser propiedad privada de los titulares de las
instituciones nobiliarias y de la Iglesia, que ya sí pueden venderlos .
○ Por otro lado, la expropiación, por la que el Estado se queda con las
propiedades desvinculadas a la Iglesia y a los Ayuntamientos (no a la
nobleza, como veremos) para posteriormente venderlos y quedarse con
el producto de esa venta.

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La desamortización es un proceso de incautación o expropiación por parte del


Estado de bienes de propiedad colectiva, eclesiásticos o civiles, que, tras la
correspondiente venta en subasta, pasan a constituir una propiedad nueva,
privada, con plena libertad de uso. En el Antiguo Régimen, las tierras estaban
en su mayoría vinculadas a instituciones como la nobleza (gracias al
mayorazgo), impidiendo su venta o repartición. Los ilustrados consideraron
que este modelo de “manos muertas” era poco racional, por lo que
defendieron la ampliación de la cantidad de tierras disponibles en el mercado
y la mejora de la Hacienda pública a través del dinero recaudado.

En España hubo medidas desamortizadoras desde la época de Carlos III, con


la venta de algunos bienes estatales (conseguidos en parte por la expulsión
de los Jesuitas) y municipales, continuando con Carlos IV y Godoy, quienes
desamortizaron tierras de hospitales, hospicios, cofradías, casas de
misericordia, etc., para hacer frente a los gastos de la actividad bélica del
momento. Algo más tarde, José I Bonaparte pondría en marcha la
desamortización de tierras pertenecientes a miembros del clero y la nobleza
contrarios a la ocupación francesa, mientras que las Cortes de Cádiz
aprobaron un decreto para la nacionalización y venta de una importante
cantidad de bienes eclesiásticos y civiles que fue cancelado por el regreso de
Fernando VII.

Sin embargo, las desamortizaciones más importantes tuvieron lugar durante


la regencia de María Cristina y el reinado de Isabel II, respectivamente, de la
mano de sus promotores, Mendizábal (1836) y Madoz (1855). Con ellas se
pretendían lograr cinco objetivos básicos: buscar ingresos extra para pagar la
guerra contra los carlistas y así garantizar el trono de Isabel II; activar el
mercado y sanear la Hacienda pública, poniendo a la venta propiedades en
un momento en que las arcas estaban vacías y el crédito exterior se había
hundido; cambiar la estructura de antiguas propiedades eclesiásticas y civiles,
que de ser amortizada y colectiva pasaría a ser libre e individual; ampliar el
número de simpatizantes al liberalismo, creando un sector de propietarios que
se sintieran unidos al régimen isabelino (un hipotético triunfo de los carlistas
obligaría a devolver las fincas a la Iglesia); y crear una clase media agraria de
campesinos propietarios.

2. Describa brevemente en qué consistió la desamortización de


Mendizábal.
La desamortización de bienes del clero regular (1836) y secular (1837) de
Mendizábal fue precedida de la disolución de la mayoría de órdenes
religiosas y la incautación del rico patrimonio que estas poseían por parte
del Estado. Los bienes nacionalizados fueron vendidos en subasta pública y
adquiridos con dinero o con vales de deuda pública. Un proceso que
perseguía tres objetivos: obtener recursos para abastecer al ejército liberal
frente al carlista, mejorar las finanzas reales y la Hacienda pública, y forjar
una clase de propietarios liberales.
Las facilidades fiscales acabaron beneficiando a quienes, como el propio
Mendizábal, pertenecían a una élite económica con liquidez y experiencia en
subastas, y buscaban consolidar su prosperidad con la compra de bienes
inmuebles. Sin embargo, lejos de favorecer el desarrollo agrícola mediante la
introducción privada de mejoras productivas o una redistribución de las
tierras, lo que supuso fue sobre todo la concentración de propiedades en
manos de los antiguos propietarios y de los nuevos burgueses compradores
de bienes.

3. Describa brevemente en qué consistió la desamortización de Madoz.


La Ley de Desamortización civil y eclesiástica (1855) afectó a los bienes del
Estado, de la Iglesia, de las órdenes militares, de las instituciones benéficas y,
sobre todo, de los ayuntamientos (“de propios y comunes”).
A diferencia de la de Mendizábal, la Ley Madoz se desarrolló a gran
velocidad, mediante el pago de un 10% de entrada y el resto aplazado, entre
otras ayudas fiscales. El volumen de dinero acumulado duplicó al de la
anterior desamortización y se destinó a pagar la deuda de la Hacienda tras la
abolición del impuesto al consumo (decretada en la Revolución de 1854), a
financiar la construcción de ferrocarriles y a desarrollar la agricultura de
mercado en beneficio de la nueva burguesía agraria. Los grandes
perjudicados serían los pequeños campesinos, que perdieron el derecho al
uso de las propiedades comunales y se convirtieron en precarios jornaleros
(dependientes del ritmo estacional de las cosechas). Además de ello tuvo
lugar un proceso de gentrificación que desplazaba a los pobres a la periferia
de las ciudades, al no poder comprar estos las propiedades del centro.

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