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El documento explica el origen y principios fundamentales del utilitarismo y el hedonismo. El utilitarismo sostiene que las acciones morales son aquellas que maximizan la utilidad y el bienestar general. Jeremy Bentham y John Stuart Mill fueron pioneros en el desarrollo de esta filosofía. El hedonismo considera al placer como la finalidad de la vida y que los seres humanos viven para disfrutar de los placeres y evitar el dolor, según la doctrina establecida por Epicuro en la antigua Grecia.
El documento explica el origen y principios fundamentales del utilitarismo y el hedonismo. El utilitarismo sostiene que las acciones morales son aquellas que maximizan la utilidad y el bienestar general. Jeremy Bentham y John Stuart Mill fueron pioneros en el desarrollo de esta filosofía. El hedonismo considera al placer como la finalidad de la vida y que los seres humanos viven para disfrutar de los placeres y evitar el dolor, según la doctrina establecida por Epicuro en la antigua Grecia.
El documento explica el origen y principios fundamentales del utilitarismo y el hedonismo. El utilitarismo sostiene que las acciones morales son aquellas que maximizan la utilidad y el bienestar general. Jeremy Bentham y John Stuart Mill fueron pioneros en el desarrollo de esta filosofía. El hedonismo considera al placer como la finalidad de la vida y que los seres humanos viven para disfrutar de los placeres y evitar el dolor, según la doctrina establecida por Epicuro en la antigua Grecia.
¿De dónde procede el término utilitarismo? En este sentido tenemos que
dejar patente que se trata de una palabra que tiene su origen etimológico en el latín. Así, podemos ver que se encuentra conformada por dos partes latinas: el vocablo utilitas, que puede traducirse como “cualidad de útil”, y el sufijo –ismo, que equivale a “doctrina”. El utilitarismo es una doctrina filosófica que sitúa a la utilidad como principio de la moral. Es un sistema ético teleológico que determina la concepción moral en base al resultado final. Una de las éticas filosóficas más importantes del siglo XIX fue el utilitarismo que, podemos dejar patente, tiene entre sus principios fundamentales lo que se conoce como bienestar social. Todo ello sin olvidar tampoco otra de sus máximas u objetivos más relevantes como sería el caso del fomento del conjunto de las libertades. Los resultados, por lo tanto, son la base al utilitarismo. Jeremy Bentham (1748–1832) fue uno de los pioneros en el desarrollo de esta filosofía, al plantear su sistema ético en torno a la noción de placer y lejos del dolor físico. El utilitarismo de Bentham aparece relacionado con el hedonismo, ya que considera que las acciones morales son aquellas que maximizan el placer y minimizan el dolor. Es interesante tener en cuenta que la ruptura que Bentham estableció respecto al clasicismo de las sociedades anteriores la expresó perfectamente en obras tales como la titulada “Introducción a los principios de la moral y de la legislación”. En este tipo y en otros de corte similar dejaba patente que lo bueno será todo aquello que dé placer a un mayor número de personas sin que en ningún caso se tenga en consideración lo que es el estatus social de ellas. Una afirmación que asentó además con la creación y desarrollo de lo que dio en llamar cálculo de placeres, una serie de reglas que le servían para tener claro, en base a esos criterios, qué era bueno y qué era malo. John Stuart Mill (1806–1873) avanzó con el desarrollo de esta filosofía, aunque apartándose del hedonismo. Para Mill, el placer o felicidad general debe calcularse a partir del mayor bien para el mayor número de personas, aunque reconoce que ciertos placeres tienen una “calidad superior” a otros. Entre las aportaciones que realizó Mill al utilitarismo destaca el hecho de que consideraba que la sociedad para poder tener calidad moral debía estar instruida e informada. Es importante tener en cuenta que el utilitarismo supuso un quiebre en la forma de pensar. Mientras que la moral religiosa se basaba en reglas y en revelaciones divinas, el utilitarismo antepuso los resultados. De esta forma, la razón reemplazó a la fe en la determinación de la moral. El utilitarismo siempre sobresalió por su relativa sencillez. Para pensar si una acción es moral, no hace falta más que estimar sus consecuencias positivas y las negativas. Cuando lo bueno supera a lo malo, puede considerarse que se trata de una acción moral. Más allá del sistema filosófico, la noción de utilitarismo tiene un sentido crítico para nombrar a la actitud que valorar la utilidad de forma exagerada y que antepone su consecución a cualquier otra cosa.
1. Utilitarismo del acto y de las normas
El utilitarismo del acto es conocido como la forma tradicional. Es la que hemos venido desarrollando hasta el momento. este tipo establece que las acciones moralmente buenas son aquellas que garantizan la máxima utilidad. Pero es importante recalcar que, dentro de esta clasificación, también se incluyen los deseos, las disposiciones, las normas, los premios, los castigos y las instituciones. 2. Utilitarismo negativo Consiste en prevenir la mayor cantidad de dolor o daño para el mayor número de personas. Esta postura ética reconoce que garantizar el bienestar del mayor número de seres no es la fórmula más eficaz. Pues con ella existen más posibilidades de crear daños que beneficios. En este sentido, los utilitaristas negativos afirman que lo más importante y necesario es evitar el sufrimiento. Además, asumen que la ausencia de felicidad no implica sufrimiento. Para comprender mejor citamos el ejemplo del antinatalismo. Esta postura reconoce que la reproducción de seres humanos suele generar felicidad y placer, pero también supone un mayor sufrimiento para la mayoría. En consecuencia, la mejor forma de evitarlo es no seguir reproduciéndose. Para el antinatalista, el hijo no nacido no es un evento que lamentar. O por lo menos no implica un sufrimiento más intenso que lo que puede causar la sobrepoblación humana. De esta forma, se aboga por evitar el mayor mal. 3. De preferencias Los utilitaristas de la preferencia definen la utilidad en función de la satisfacción de las preferencias. De esta forma, lo correcto será aquello que garantice las mejores consecuencias. 4. Utilitarismo ideal Presupone que la belleza, la amistad y el placer son aspectos que el utilitarismo debe reconocer y maximizar con sus acciones. ¿Se puede aplicar el utilitarismo como filosofía de vida? La respuesta a esta pregunta es afirmativa. Depende mucho de cada quien y del grado de felicidad y satisfacción que le genere la aplicación de este modelo ético. El fin último es hacer de este mundo un lugar cada vez mejor y hay muchas formas de lograrlo. Como toda postura filosófica, el utilitarismo tiene sus seguidores y retractores. Esto se debe a que ninguna teoría es perfecta. Todas tienen sus fortalezas y debilidades. HEDONISMO En el griego es donde podemos encontrar el origen etimológico de la palabra hedonismo. Esta procede del término hedonismos que se conforma por dos partes claramente diferenciadas: hedone que es sinónimo de placer y el sufijo ismos que puede definirse como cualidad o doctrina. El hedonismo es una doctrina de la filosofía que considera al placer como la finalidad o el objetivo de la vida. Los hedonistas, por lo tanto, viven para disfrutar de los placeres, intentando evitar el dolor. Se trata de un conjunto de teorías morales que destacan que, por lo general, todo lo que el hombre hace es un medio para conseguir otra cosa. El placer, en cambio, es lo único que se busca por sí mismo. Orígenes del hedonismo En concreto esta filosofía, que establece como objetivo de la vida el placer de los sentidos, fue impulsada por el filósofo griego Epicuro de Samos, que vivió en el periodo comprendido entre los siglos IV y III a.C y que estableció que la meta máxima de cualquier ser humano debe ser el conseguir la felicidad. Ello supone, por tanto, que haya que satisfacer de manera moderada las necesidades que tenga su cuerpo, que deba buscar los bienes materiales que le dan seguridad y que cultive la amistad, el amor, las letras y las artes. Dado que la idea de placer es subjetiva, intelectuales con ideas muy diferentes suelen ser incluidos dentro del grupo de los hedonistas. Es frecuente, de todos modos, que se divida al hedonismo en ético y psicológico. El hedonismo en la actualidad En la época contemporánea la figura más relevante dentro del hedonismo es el filósofo francés Michel Onfray que apuesta por el hecho de que hay que darle más importancia al ser que al tener. Eso supone disfrutar de las pequeñas cosas de la vida tales como escuchar, gustar, oler y apostar por las pasiones. En este sentido, y también en la etapa más actual, es muy importante la escritora y sexóloga Valerie Tasso quien parte también del hedonismo para explicar la vida. En su caso concreto, dice que dicha filosofía es la que deja patente que nuestra existencia debe ser tomada como la búsqueda del placer en la que el cuerpo es un aliado y en la que el tiempo es más importante que el dinero. La condena religiosa Cabe destacar que diversas religiones condenan al hedonismo por considerar que carece de moral. La religión católica, por ejemplo, sostiene que el hedonismo atenta contra los valores de su dogma, ya que privilegia el placer por encima del amor al prójimo e incluso a Dios. Entre los principales preceptos de la vida hedonista, se destacan la decisión y voluntad para darse gustos, el hecho de preservar tiempo para realizar actividades que generen un disfrute y la intención de gozar de las emociones placenteras sin racionalizarlas.
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