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UTILITARISMO
¿B ATMAN DEBERÍA MATAR AL J OKER ?
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Prof. Emilio Cuello F ILOSOFÍA
¿Q UÉ ES EL UTILITARISMO ?
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Prof. Emilio Cuello F ILOSOFÍA
Q UÉ ES EL HEDONISMO
Según el hedonismo ético el placer es el único bien, y las acciones son correctas o incorrectas
en función de que produzcan placer o dolor. Es decir que las teorías éticas hedonistas identifican
el bien moral con el placer.
La primera gran corriente hedonista fue la representada por Epicuro en el siglo IV a.C. El
epicureísmo es una antigua teoría ética hedonista según la cual «el placer es el principio y el fin de
la vida feliz», pero no entendía el placer como placer inmediato, sino como placer estable y
ausencia de dolor. De ahí surge la necesidad de calcular la acción en función de la consecución
del máximo placer, que no se identifica con el máximo placer actual, ya que un placer
momentáneo puede, quizás, conducir posteriormente a mayor dolor, e inversamente, un dolor
actual (como el sufrido en una intervención quirúrgica) puede conducir a un mayor placer futuro.
Epicuro sostenía que será sabio quien sea capaz de calcular correctamente qué actividades nos
proporcionan mayor placer y menor dolor, es decir, quien consiga conducir su vida calculando
la intensidad y duración de los placeres, disfrutando de los que tienen menos consecuencias
dolorosas y repartiéndolos con medida a lo largo de la existencia. También se consideran
hedonistas los filósofos utilitaristas Jeremy Bentham y John Stuart Mill, pero en éstos el placer
no se subordina al individuo, sino a la sociedad, pues según ellos, el bien moral es la consecución
del placer para el máximo número de individuos.
J EREMY B ENTHAM
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igualdad. Aunque quizá todavía más radical para la época era su creencia de que la felicidad
de los animales era relevante. Puesto que podían sentir placer y dolor, los animales también
formaban parte de su ecuación de la felicidad. No importaba que no pudieran razonar o
hablar (a Kant sí le habría importado); desde el punto de vista de Bentham ésos no eran
rasgos relevantes para la inclusión moral. Lo que importaba era su capacidad para el dolor
y el placer. Ésta es la base de muchas campañas actuales para la protección de los
animales.
L A MÁQUINA DE EXPERIENCIAS
La teoría de Bentham ha recibido grandes críticas. El filósofo estadounidense Robert Nozick,
por ejemplo, ideó el siguiente experimento mental. Imagina una máquina de realidad virtual que
simule una vida en la que todos los sueños y ambiciones que más anhelas se hacen realidad. Una
vez enchufado, no sabrás que lo estás y pensarás que todo es real. ¿Estarías dispuesto a hacerlo?
Es decir, ¿cambiarías una vida real de inevitable frustración y decepción por una existencia
virtual de puro placer y éxito? A pesar de su obvio atractivo, Nozick supone que la mayoría de
la gente rechazaría la oferta. «Queremos hacer ciertas cosas, no solo experimentar el placer de
hacerlas», escribe Nozick. Si el placer fuera la única cosa que importara, seguramente todos
estaríamos dispuestos a enchufarnos sin problemas. Así que debe haber cosas aparte del placer
que consideramos intrínsecamente valiosas.
Como esta máquina maximizaría tus estados mentales de gozo, deberías, según el análisis de
Bentham, permanecer el resto de tu vida enchufado a ella. Sería el mejor modo de potenciar el
placer y minimizar el dolor. Y sin embargo, mucha gente, por mucho que disfrutara
experimentando con la máquina de vez en cuando, se negaría a pasarse la vida enchufado a ella,
puesto que hay otras cosas que valoran más que una serie de estados mentales de felicidad.
Nozick ideó el experimento mental para demostrar que Bentham estaba equivocado al defender
que cualquier modo de obtener la misma cantidad de placer es igual de válido, y que no todo el
mundo se guía únicamente por el deseo de maximizar el placer y minimizar el dolor.
Bentham había dicho: «La naturaleza ha colocado a la humanidad bajo el gobierno de dos
señores soberanos, el dolor y el placer. Solo de ellos depende señalar lo que deberíamos
hacer.» Pero los críticos no tardaron en señalar la estrechez de la concepción de la moral
que Bentham había dado. Al suponer que la vida no tenía ningún fin más importante que el
placer, parecía dejar fuera del cálculo todas las demás cosas que cualquiera de nosotros
habitualmente tendría en cuenta como el conocimiento, el honor, los logros y la vida en sí
misma.
John Stuart Mill fue criado en el utilitarismo, y la influencia que tuvo Bentham en él fue
inmensa. Sin embargo, aunque Mill estaba de acuerdo con él en que la acción correcta es
siempre aquélla con la que se obtiene la mayor felicidad, más adelante le pareció que el
planteamiento de su maestro sobre el placer era demasiado rudimentario. Así que desarrolló
su propia versión de la teoría, en la que distinguía entre placeres elevados y bajos.
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peleas de perros que a ver cuadros de Blanes o Torres García, ¿debería el gobierno costear
recintos para las peleas de perros en vez de museos? A diferencia de Bentham, Mill sí cree
que algunos placeres son viles y desagradables, que es posible distinguir entre placeres más
y menos elevados. Es decir, que es posible avaluar, no ya la cantidad o intensidad, sino la
calidad de nuestros deseos y placeres.
U TILITARISMO E IMPARCIALIDAD
El utilitarismo es una teoría moral hedonista, esto significa que es una teoría moral
que identifica el bien moral con el placer. Sin embargo, el utilitarismo no es una teoría moral
egoísta, en el sentido que no nos dice que debamos buscar nuestro propio placer, sino el
mayor placer para el mayor número de individuos, estemos o no incluidos en esa mayoría.
Es decir que según el utilitarismo debemos ser imparciales. De manera formal: «Deberíamos
actuar siempre para producir el mayor bienestar para el mayor número» Esto se conoce
como el principio de utilidad. Así que algunas veces la decisión moralmente correcta puede
significar que hagas a un lado tus propios intereses, que sacrifiques tu propio placer por un
bienestar mayor. Como cuando decides no colarte en la fila del supermercado y esperar
pacientemente tu turno, o como cuando decides no poner esa canción que tanto te gusta a
ti pero que todos detestan en una fiesta, etc. En esos momentos piensas como un utilitarista:
has escogido la acción que produce mayor cantidad de placer (o menor cantidad de
displacer) para el grupo.
El problema, claro, es que todos estamos más o menos
“programados” para dar prioridad a nuestros propios intereses. C INE Y FILOSOFÍA
Esto no es algo necesariamente malo, pero desde el punto de El cine está repleto de
vista moral, los utilitaristas argumentan que objetivamente tú no escenas en las que los
eres nadie especial, o al menos, no eres más especial que otros. personajes se enfrentan
Por lo que tus intereses cuentan, pero no cuentan más que los a decisiones y dilemas
morales relacionados
intereses de otros. Así que la ética utilitarista exige que seas
con la teoría utilitarista:
imparcial en tus decisiones morales, pero ¿qué tan imparciales
en la película Spider-
deben ser nuestras decisiones? Aunque parezca una teoría Man de 2002,
moral simple y razonable, la teoría utilitarista puede llegar a ser Watchmen de 2009, El
muy… demasiado exigente, haciendo moralmente obligatorios código enigma de 2014,
actos que intuitivamente nos parecen supererogatorios. entre muchas otras.
¿Recuerdas el dilema del tranvía?, experimentemos con algunas
variantes:
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Imagina la siguiente situación. Todos los días un hombre espía a una mujer por la ventana
de su dormitorio, y en secreto, le hace fotos mientras ella se desviste. A él nunca lo
descubren, y ella nunca se entera. Además, solo usa las fotos para su propio placer. Si
simplemente consideramos las consecuencias de lo que él hace, parece que sus acciones
conducen a un beneficio neto de un bienestar general (él consigue lo necesario para
satisfacerse y nadie más se ve afectado), de ahí que, para el consecuencialista, sus acciones
deberían considerarse moralmente aceptables. Sin embargo, la intuición moral de mucha
gente apunta en otra dirección. Al satisfacer sus ansias de mirón, él infringe los derechos de
la mujer, en particular, su derecho a la privacidad. Por tanto, en lo que respecta a los
derechos, una comprensión de la moral basada en la obligación parece encajar más con
nuestras intuiciones comunes que un enfoque consecuencialista.
Si crees que hay derechos humanos universales, es que tú, seguramente, no eres utilitarista.
Si todos los seres son dignos de respeto, estará mal que se les trate como meros
instrumentos de la felicidad colectiva. Según Kant, las personas no deberían ser usadas
como un simple medio para el bienestar de los demás. Defendía que la moral no consiste en
maximizar la felicidad: consiste en respetar a las personas como fines en sí mismos. Según
Kant, que algo les dé placer a muchos no hace que esté bien. El mero hecho de que la
mayoría, por grande que sea, esté a favor de tal o cual ley no la vuelve justa.
Para Kant respetar la dignidad humana significa tratar a las personas como fines y no como
medios. ¿Recuerdas el dilema del tranvía? Tirar al hombre corpulento a las vías para que no
pase el tranvía lo usa como un medio, por lo tanto, no lo respeta como a un fin en sí mismo.
El peligro del utilitarismo reside en el desprecio de los derechos fundamentales. Puede que
los intereses de la mayoría consistan en construir escuelas y hospitales, pero puede ocurrir
también que consistan en querer expulsar del territorio a los inmigrantes o en volver a
instaurar la pena de muerte allí donde está prohibida. Una ética de consecuencias, como es
la utilitarista, puede entrar en conflicto con una ética de principios, al modo kantiano. El
rechazo al utilitarismo sigue siendo una de las constantes de las éticas que ponen por
delante los principios y no aceptan el cálculo de las consecuencias como prioritario.
Si bien a lo largo del siglo XX ha habido importantes filósofos utilitaristas, como el
australiano Peter Singer, el utilitarismo también ha tenido importantes adversarios, como el
estadounidense John Rawls. En 1971 Rawls publica Una teoría de la justicia con el propósito
de presentar una alternativa al utilitarismo y resucitar una ética de principios. Básicamente,
Rawls no estaba de acuerdo con la idea de que un gran beneficio para la mayoría pueda
justificar un perjuicio considerable hacia una minoría.
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A CTIVIDAD 1
Imagina la siguiente situación: Marcos está en una expedición botánica por el Amazonas, cuando
de repente se encuentra con un grupo de 20 indígenas y un grupo de soldados. El grupo de
indígenas está a punto de ser ejecutado por protestar en contra del régimen opresor. Por alguna
razón, el líder de los soldados le ofrece a Marcos la oportunidad de dispararle a uno de los
prisioneros. Le dice que si le dispara a uno solo de los prisioneros, dejará libre a los otros 19. Pero
que si se rehúsa, entonces los soldados les dispararán a los 20 manifestantes.
¿Qué debería hacer Marcos? ¿Debería asesinar a una persona inocente? Si lo hace, ¿eso lo
convierte en un asesino? ¿O por el contrario debería rehusarse y simplemente ver como todos
mueren? Si hace esto último, ¿es en parte responsable por la muerte de todas esas personas?
¿Qué harías tú? ¿Y si el líder de los soldados te ofrece matar a uno para salvar al resto pero no de
un disparo, sino con tus propias manos estrangulándolo? ¿Qué decidiría y argumentaría un
utilitarista? ¿Estás de acuerdo con el punto de vista utilitarista en este caso? ¿Por qué?
Este experimento mental lo propuso el filósofo Bernard Williams en el siglo XX para contrastar
la teoría utilitarista con nuestras intuiciones morales. Obviamente no hay una respuesta correcta,
el experimento funciona para poner a prueba la teoría.
A CTIVIDAD 2
C ASO A
Un anciano está a punto de morir en un hospital. Es un anciano con mucho dinero, no tiene
amigos ni familiares vivos. Tú no lo conoces personalmente, pero por casualidad estás junto a él,
y te pide encarecidamente que cumplas su última voluntad: ser enterrado en un ataúd hecho
íntegramente de oro, plata, marfil tallado a mano y terciopelo rojo por dentro. Tú prometes
hacerlo, así que te da todo el dinero en efectivo para que puedas comprarlo.
Ahora el anciano está muerto, y sólo tú sabes del dinero y el deseo del difunto. Pero ahora dudas
si comprar el ataúd de lujo o donar ese dinero a UNICEF (que salva la vida de miles de niños en
todo el mundo). ¿Qué deberías hacer? ¿Deberías cumplir con lo que prometiste? ¿Cuál sería la
mejor decisión desde el punto de vista utilitarista y por qué?
C ASO B
Ahora el anciano que está a punto de morir no es un desconocido, es tu abuelo, a quién tú quieres
mucho. Te dice que su última voluntad es que esparzan sus cenizas por el Río de la Plata en
avioneta. Afortunadamente él estuvo ahorrando, así que dispone del dinero para cubrir los costos
de su deseo. Tú prometes hacerlo, así que te da el dinero. A las pocas horas él muere y sólo tú
sabes del dinero y el deseo de tu difunto abuelo.
Tú estabas decidido a cumplir con la voluntad de tu abuelo. Sin embargo, ese mismo día te enteras
que una niña, que tú no conoces personalmente, necesita urgentemente una operación en el
extranjero para sobrevivir. La cantidad de dinero que le falta es exactamente la cantidad que te
dio tu abuelo, y si la familia de la niña no consigue ese dinero en las próximas horas, la niña morirá.
Ahora dudas entre cumplir con la última voluntad de tu abuelo o donar ese dinero a la niña para
que pueda vivir. ¿Qué deberías hacer? ¿Deberías cumplir con lo que prometiste? ¿Cuál sería la
mejor decisión desde el punto de vista utilitarista y por qué?