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Taylor nació en 1856 en Pensilvania, Estados Unidos. Fue gerente de manufactura, ingeniero,
mecánico y, tras su investigación, se convirtió también en consultor administrativo.
Durante su adolescencia comenzó a perder parte del sentido de la vista y su cuerpo era de
complexión débil, por lo que no podía participar de los eventos deportivos. Esas condiciones lo
impulsaron a pensar cómo mejorar el rendimiento del esfuerzo físico. Para él, lo importante
era medir el esfuerzo, el lugar y los movimientos para obtener la mayor eficiencia
posible.Origen de la administración científica
La teoría de la administración científica surge a finales del siglo XIX en Estados Unidos, ante la
necesidad de aumentar la productividad debido a la escasa oferta de mano de obra.
· Las decisiones eran tomadas de manera arbitraria, más que por conocimiento científico.
· Los trabajadores eran incorporados a su labor sin tomar en cuenta sus habilidades y
aptitudes.
Taylor elaboró varias hipótesis que, en la práctica, permitieron dar soluciones a esos
problemas. A través del análisis de cómo se realizaba el trabajo y de la observación directa
respecto a cómo ese trabajo afectaba la productividad, encontró las respuestas.
Su filosofía se basaba en que hacer trabajar duro a las personas no era tan eficiente como
optimizar la forma en que éstas hacían su trabajo. La obra completa de Taylor demostró que
todos los principios allí planteados podían ser aplicados en cualquier tipo de organización.
· Reorganización del trabajo. Implicaba reemplazar los sistemas de trabajo ineficientes por
métodos que redujeran los tiempos de producción y la cantidad de maquinaria necesaria,
entre otros. Taylor investigó diversas maneras de alcanzar niveles óptimos de rendimiento, por
ejemplo, diseñó una pala que permitía ser manipulada durante varias horas seguidas.
· Selección adecuada del trabajador. Implicaba evaluar la habilidad del trabajador para
designarle un puesto idóneo, en lugar de asignar roles sin tener en cuenta su capacidad. De
este modo, se podía mejorar el desempeño profesional porque el empleado se sentía más
motivado y satisfecho con su trabajo, lo que terminaba impactando en la productividad de la
organización.
· División del trabajo entre los responsables y los colaboradores. Implicaba definir de
manera clara, el rol de cada integrante de la organización. Era necesario que los gerentes sean
los responsables de la planificación y la dirección de la organización mientras que los
trabajadores se dedicaban a la ejecución de dichas decisiones. Esta articulación permitió
alcanzar una mayor eficiencia en los procesos de trabajo.
· Motivación de los trabajadores. Implicaba optimizar el salario del trabajador a fin de que
mejore su rendimiento además de que ocupara un puesto idóneo a sus capacidades. Taylor
promovió la idea de “un salario justo por un día de trabajo justo”, es decir, si un trabajador no
logró producir lo suficiente en un día, no debían pagarle tanto como a otro trabajador que fue
altamente productivo.
· Plantear una división del trabajo que permitió planificar y obtener mejores resultados.
· Ayudar a disminuir las presiones que solían recaer en un solo trabajador, al designar un
jefe por área.
· La mayor autonomía de los trabajadores. Para que puedan aplicar enfoques más
apropiados en su trabajo, rompiendo con la estructura piramidal o descendente del taylorismo
donde el trabajador no podía dar su opinión.
· La gestión por objetivos. Establece que los gerentes deben participar del proceso de
planificación estratégica y unificar el consenso entre directivos y empleados, a diferencia del
taylorismo que mantenía una única estructura en la que los gerentes tomaban las decisiones y
los trabajadores las ejecutaban.
· Las iniciativas de mejora continua. Implican que la empresa se cuestione todos los
métodos de productividad (no solo el trabajo del empleado) a fin de encontrar innovaciones, a
diferencia del taylorismo que sostenía que la máxima eficiencia en la producción recaía en el
rendimiento físico del trabajador.