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Vitale y Civale - La Psicología Institucional como modalidad de intervención

profesional
Desarrollo
Psicología institucional
Por sujeto entendemos no a un ente aislado sino a un sistema abierto en permanente
intercambio con el medio que lo constituye y que, a su vez, es modificado por el sujeto en
un proceso dialéctico en permanente interacción. Por lo tanto, consideramos que la
subjetividad está atravesada y constituida, aún desde antes de nacer, por las diferentes
instituciones: familia, educación, salud, lenguaje, entre otras. La identidad del sujeto se irá
forjando a partir del pasaje por los distintos ámbitos institucionales.
Dada la incumbencia profesional del psicólogo institucional, al hablar de
sufrimiento hablamos de sufrimiento institucional. Siguiendo los aportes kaesianos, al
referirnos al sufrimiento en las instituciones, destacamos que no son las
instituciones las que sufren, sino los sujetos inmersos en ellas, es decir, el sujeto y su
cotidianeidad. En virtud de los pactos, contratos y renuncias que el sujeto debe realizar para
apuntalarse en ese otro que la institución representa, es que se puede comprender el
sufrimiento institucional.
Podemos definir a la psicología Institucional como una de las escuelas que abordan lo
institucional en tanto campo de intervención del psicólogo; sus objetos de análisis son las
instituciones, las organizaciones y las prácticas que en ellas se realizan priorizando
las subjetividades que las habitan.
Podemos definir 4 instituciones según Baremblitt fundantes de la sociedad humana:
A. El lenguaje: En su doble vertiente, como facultad humana trascendental y como
actividad enteramente práctica y comunicativa. Existen distintos tipos de
lenguajes: gestual, escrito, oral, etc. El precio de su trasgresión es la
incomunicación.
B. Las relaciones de parentesco: definen los lugares dentro de las familias. Prescriben
determinadas uniones.
C. La religión: regula las relaciones entre el hombre y la divinidad. Existen
comportamientos indicados o contraindicados.
D. La división del trabajo: el trabajo humano está dividido según los momentos y las
especificidades de cada producción y salario. Quedar por fuera de la institución del
trabajo, o sostener condiciones paupérrimas del mismo, es una de los más
traumáticos padecimientos que atraviesa el hombre actual.
En cuanto al término organización, es el mismo Baremblitt quien las define como:
“(…) realizaciones u objetivaciones de las instituciones. (…) Para tener vigencia, para
cumplir su función de regulación de la vida humana, las instituciones tienen que
realizarse, materializarse. ¿En que se materializan ellas [las instituciones]? En
dispositivos concretos que son las organizaciones.”
Así, las organizaciones resultan ser el espacio físico, concreto, en el que las instituciones se
materializan.
Subrayamos, entonces, que la complejidad misma de la vida institucional requiere
de una batería de recursos teóricos y prácticos que configuran de por sí una
especialidad en el campo profesional de los psicólogos institucionales.
Considerando las distintas miradas que se pueden tener sobre lo institucional,
buscamos destacar la especificidad de la Psicología Institucional en tanto campo
propicio para el abordaje y el análisis del sufrimiento institucional de los sujetos
inmersos en las organizaciones y atravesados por multiplicidad de instituciones.
Bleger señala que: “El objetivo del psicólogo en el campo institucional es un objetivo de
psicohigiene: lograr la mejor organización y las condiciones que tienden a
promover salud y bienestar de los integrantes de la organización. El psicólogo
institucional se puede definir en este sentido como un técnico de la relación
interpersonal o como un técnico de los vínculos humanos (…) y se puede decir también
que es el técnico de la explicitación de lo implícito. Ayuda a comprender los problemas y
todas las variables posibles de los mismos pero él mismo no decide, no resuelve ni ejecuta.
(1966: 61)”
La intervención institucional
Siguiendo a Bleger, planteamos que la intervención institucional es la acción en terreno que
desarrolla el psicólogo institucional con el fin de “(…) ayudar a comprender los problemas
que existen y ayudar a problematizar las situaciones por la que atraviesa una institución”.
Se debe problematizar porque el núcleo de tensión y conflicto es negado por los miembros
de las organizaciones y es por ello que ponerlos a hablar, problematizarlos, permitirá pensar
las soluciones para fortalecer la dinámica institucional.
Cuando la trama discursiva se resquebraja, cuando la incoherencia predomina en el mundo
cotidiano de los sujetos, lo que aparece es el sufrimiento institucional.
La competencia prima exigiendo un ideal de perfección cada vez menos alcanzable
prevaleciendo los aspectos narcisistas en lo individual que, en una conjunción inadvertida,
se extienden no pocas veces a lo colectivo. De este modo, se favorecen mecanismos de
escisión, se observan conductas impulsivas, bajo nivel de tolerancia a la
frustración, respuestas expulsivas y escasa mediatización de la palabra. Y así como todo
esto sucede a nivel de la vida personal del sujeto, también sucede en el mundo de los
colectivos que conforman las organizaciones dado que éstas repiten en su interior la cultura
en la que están inmersas, manifestándose sintomáticamente en fallas en la tarea primaria y
en los vínculos entre los miembros que las componen. Estas fallas son susceptibles de
ser traducidas en malestares institucionales que obstaculizan la forma en que se
llevan adelante las tareas y el tipo de relación establecido entre los miembros. Y es allí
donde la intervención del psicólogo institucional cobra sentido.
Conclusión
La Psicología Institucional, en tanto campo de inserción del psicólogo, promueve la
comprensión de los avatares institucionales cotidianos: requiere una lectura y una
interpretación no sólo de los aconteceres organizacionales sino también de los hechos
sociales que envuelven, forman y transforman la subjetividad. Y no sólo la subjetividad de
los consultantes sino también la de los propios consultores.

Guía de preguntas clase 1 prácticos:


1. Teniendo en cuenta la diferenciación que realiza Baremblit a propósito de las
instituciones en tanto que pueden ser definidas en dos acepciones, en términos
amplios o en términos restringidos ¿Cuáles son las instituciones (“regulaciones socio
históricas”) que se aluden en este video? ¿Cuáles son las instituciones
(organizaciones) que se infieren si nos referimos a las mismas, en términos
restringidos? Por ejemplo: La organización de un hospital X, está atravesada por las
instituciones tales como la Salud, el Trabajo, el Derecho, etc.
Teniendo en cuenta la diferenciación de las instituciones según Baremblit, podemos decir
que la organización presente en el video es la escuela y se encuentra atravesada por las
instituciones tales como la educación, el lenguaje, la virtualidad, el aprendizaje, el derecho y
el trabajo.
2. De la realidad socio histórica actual. ¿Qué aspectos serían de incumbencia para el
Psicólogo Institucional?
En la actualidad la incumbencia para un Psicólogo Institucional podrían ser las nuevas
formas de organizar la vuelta a la “normalidad”, repensar las formas de abordar el trabajo o
las clases y los conflictos o las trabas que se dan en el día a día virtual.

Vitale y Garcia - Corrientes institucionalistas. Conceptos básicos y técnicas de


abordaje
Introducción
El objetivo de nuestra labor es el de propiciar un lugar de escucha y pertenencia que
permita co-construir junto a quienes nos consultan puentes y estrategias que morigeren el
malestar y el sufrimiento institucional y cuyo impacto se refleja en cambios vinculares y
organizacionales.
Sobre esta base es que concebimos a la Psicología Institucional como un ámbito de
inserción profesional cuya unidad de análisis es la estructura y la dinámica de las
organizaciones, realizando además un recorrido transversal por las instituciones que las
determinan y las prácticas organizacionales.
La institución es una formación de la sociedad y de la cultura…. La institución es el conjunto
de las formas y las estructuras sociales instituidas por la ley y la costumbre: regula nuestras
relaciones, nos pre- existe y se impone a nosotros: se inscribe en la permanencia. Mientras
que el concepto de organización siguiendo nuestro posicionamiento teórico, remite a un
sistema social limitado y acotado geográfica y temporalmente cuyo fin es el cumplimiento de
objetivos precisos y en cuyo interior existe distribución de roles y funciones.
Escuelas:
● Psicología institucional psicoanalítica:
En esta escuela podemos encontrar a Belger, Ulloa y Malfe. Para Bleger la institución era
una organización pública o semipública que supone un cuerpo directivo, un espacio
geográfico y que cumple un fin socialmente reconocido, pudiendo ser éste el control social.
Para Ulloa en cambio la institución puede designar un proceso de estabilización de
conductas inicialmente de predominio irracional como así también puede designar un
organismo emplazado espacial y temporalmente con responsabilidades determinadas en su
interior. Las designa como “organismos institucionales”. Malfe diferencia a la institución,
como aquella que regula, norma o como ente legítimamente o consensualmente
establecido, de organización siendo está un ámbito psicosocial acotado por un interés
práctico para rastrear la urdimbre cultural.
El plano a abordar de esta escuela es el libidinal. El objetivo es la psicohigiene, pasar del
acto a la palabra, de lo manifiesto a lo latente. El dispositivo de intervención es el taller de
reflexión institucional en grupos heterogéneos. Y por último, los instrumentos de análisis
son: el análisis de la demanda, libre discurrir/escucha analitica, transferencia y
contratransferencia institucional.
● Análisis institucional o socioanálisis:
En esta escuela podemos destacar a Lourau en donde plantea que la institución es una
forma de producción y reproducción que adoptan las relaciones sociales en un modo de
producción dado. Mientras que la organización es un medio o sistema de medios para llegar
a un fin. Es la forma social visible en la que se materializa la institución, es el
establecimiento. El plano para abordar en este caso es el sociopolítico y los objetivos son
devolver a los actores sociales algo del orden de lo no sabido. El dispositivo de intervención
es la asamblea general permanente. Y los instrumentos de análisis son: la segmentaridad,
transversalidad, la distancia institucional y práctica, la implicación y el analizador.
● Sociopsicoanálisis:
Podemos encontrar a Mendel, que plantea a la institución como un espacio preciso, puntual,
de producción especializada que comprende varios niveles jerárquicos y técnicos de
producción de trabajo. El plano para abordar es el político y los objetivos son permitir la
apropiación del acto poder, la democratización y la socialización. El dispositivo de
intervención es el tercer canal de comunicación. Y los instrumentos de análisis son: grupos
homogéneos, informes escritos, comunicación mediatizada.
● Psicología organizacional:
En esta escuela los autores de referencia son Etkin y Schein en donde se plantea una
organización como entidades autónomas que tienen la capacidad de fijar sus propias reglas
de funcionamiento sin estar subordinadas a las relaciones con el contexto externo. Los
planos a abordar son el manifiesto y las relaciones interpersonales. Los objetivos son los de
optimizar el comportamiento humano en las organizaciones. Y los dispositivos de
intervención son las reuniones de información y capacitación colectiva e individual. Mientras
que los instrumentos de análisis de esta escuela son: FODA, entrevistas en rrhh, grupos
internos de poder, contexto interno y externo.

Vitale, Volz y Mendez - Introducción a la psicología institucional


Si bien los organismos hospitalarios y educacionales son los que más recurren, aún hoy,
al trabajo del psicólogo institucional, no es menos cierto que la complejidad actual de los
vínculos institucionales impulsa a organizaciones de diferentes temáticas
​religiosas, económicas, forenses, etc.​ a solicitar una consulta institucional.
Por la función formadora en el ámbito universitario y la importante producción
de conocimiento que asumieron, Bleger y Ulloa son considerados los fundadores y
pioneros en este campo.
Bleger plantea que el psicólogo tiene la posibilidad de centrar su tarea en la psicohigiene
(promotora de salud) antes que en una actividad psicoterapéutica (enfermedad y cura).
Desde nuestro posicionamiento epistemológico, la consideramos como una práctica
profesional que se desarrolla e interviene en organizaciones que consultan por conflictos en
las relaciones interpersonales y en/con la tarea, es decir, por conflictos institucionales. En
este sentido, es un campo de investigación principalmente cualitativa y, a su vez, un campo
de investigación-acción: se explora, se relevan datos, se los procesa y, al mismo tiempo, se
van produciendo efectos sobre el propio campo que está siendo objeto de investigación.
Para trabajar desde la Psicología Institucional se debe considerar el ámbito de intervención
dentro del cual dichas técnicas serán utilizadas, la pertinencia y la forma en que se deben
administrar los conocimientos y los procedimientos adecuados.
Se trabaja fundamentalmente en el plano discursivo, tratando de encontrar los
significados de los conflictos interpersonales y con la tarea, pero sin perder de vista los
factores determinantes del contexto socio-histórico-político. De este modo, la
Psicología Institucional combina los campos institucional e individual y confluyen en uno
donde está presente lo psicológico individual y lo psicológico colectivo. Es en este sentido
que el abordaje toma en cuenta los vínculos intersubjetivos en ámbitos donde los aspectos
conscientes, preconscientes e inconscientes constituyen una trama libidinal signada
por los aspectos sociales, culturales e históricos.
Existe una doble acepción del término institución (Ulloa, 1969); en un sentido amplio
refiere a un sistema de regulaciones socio-histórico-culturales, a la sociedad con sus
marcos regulatorios, económicos, jurídicos, culturales y políticos. Desde este punto de
vista debe ser entendida como predeterminado el actuar, el pensar y el sentir de los sujetos
en tanto plasmaciones sociales instituidas por la ley y las costumbres. Las instituciones
nos preexisten, regulan nuestras relaciones y nos dan pertenencia e identidad. Por lo
tanto, otorgan un marco regulatorio, no sólo externo, sino también constitutivo del aparato
psíquico.
La otra acepción es en sentido restringido y es sinónimo de organización o
establecimiento. En esta segunda acepción, las instituciones se convierten en el objeto
visible, recortado, al cual se dirige el psicológico institucional. La organización es, entonces,
un sistema social, limitado y acotado que existe para el cumplimiento de fines más o menos
precisos, con niveles jerárquicos diferenciados y distribución de roles y tareas.
Las organizaciones son la materialización de las instituciones o, dicho de otra forma, las
instituciones se plasman en las organizaciones y las atraviesan. Con atravesamiento nos
referimos a que las instituciones determinan aspectos de las interacciones que se
establecen en las organizaciones, aquellos modos de hacer y de pensar que allí se
producen y se reproducen en la sociedad. Las instituciones constitutivas de toda sociedad
–lenguaje, sexualidad, trabajo, sistema de creencias​ (Baremblitt, 1992) y las singulares
formas organizacionales –familia, escuela, empresa, club, entre otras​ constituyen el
macro contexto moldeador de los psiquismos desde la incidencia histórico cultural que tiene
efectos productores sobre los sujetos.
Por este motivo, las instituciones poseen un carácter fundante, tanto en el plano social
como en la constitución del psiquismo individual.
De lo hasta aquí señalado, se desprende que una organización no puede reducirse a una
sola institución y es por ello que el objeto de estudio de la Psicología Institucional es
complejo, heterogéneo y posee numerosos atravesamientos.
Las tareas que los sujetos desarrollan dentro de las organizaciones aparecen, en general y
desde sus propios discursos, como una práctica fallida, conflictiva y/o sufriente. Desde la
escucha de este sufrimiento institucional es que el psicólogo realiza el análisis de las
prácticas, tratando de descifrar lo que los sujetos conocen, y lo que no, de las tareas que
son consideradas como fuente de malestar.
El objetivo siempre deberá ser el de la psicohigiene, es decir, lograr la mejor organización y
las condiciones que tienden a promover salud y bienestar de los miembros de la institución.
El psicólogo institucional funciona como un técnico de la relación interpersonal, de los
vínculos humanos y un técnico en la explicitación de lo implícito, es decir, en poner en
palabras lo no dicho, en develar lo latente de la institución a partir de lo manifiesto. Es un
profesional que ayuda a comprender los problemas y todas las variables posibles de los
mismos aunque nunca decide, ni resuelve ni ejecuta. Su rol es más bien el de un asesor, un
consultor externo que co construye con los consultantes una posible salida al malestar
institucional que motivó la consulta.
En base a la heterogeneidad y complejidad del abordaje de las instituciones arriba
desarrolladas, es que la Psicología Institucional necesita de una multiplicidad de miradas,
enriquecidas por los aportes de las diferentes disciplinas.
El Psicoanálisis aporta comprensión a la estructuración libidinal de un colectivo, a la
fantasmática que lo recorre, a cómo se organiza, se cohesiona y bajo qué ideales.
También se toma de esta rama el método clínico, entendiéndolo como una indagación
operativa donde se observan detalladamente y de manera completa los sucesos; se
comprende el significado de los mismos y cómo se relacionan; se interpreta, señala o
reflexiona sobre dicha comprensión para realizar una hipótesis que será verificada,
ratificada o rectificada. Todo este proceso se lleva a cabo dentro de un encuadre riguroso,
que permite darle una constancia a las variables.
La Psicología del Trabajo contribuye con conceptos y herramientas para comprender una
organización concreta, ya que en el seno de toda organización hay una tarea, un trabajo
que se realiza. La Psicología Política nos permite analizar cómo se despliega el poder
dentro de las organizaciones, bajo qué preceptos y las posibles consecuencias de su
devenir.
La Antropología analiza los mitos de una organización y nos ayuda a comprender el
significado de las ideologías y los valores de un grupo humano específico.
La Sociología es la vía regia para analizar los fenómenos colectivos producto de la
interacción social de los sujetos.
La Historia nos permite recuperar la memoria institucional, la memoria que en las
organizaciones vamos a encontrar bajo la forma de relatos fundacionales; la fundación, el
momento de origen es central para comprenderlas.
Es central el recordar para no repetir resulta cuasi central en el trabajo del psicólogo
institucional.

Kaës - Realidad psíquica y sufrimiento


Pensar la institución en el campo del psicoanálisis
Una dificultad se opone a nuestros esfuerzos por constituir la institución como objeto de
pensamiento. El primero concierne a los fundamentos narcisistas y objetales de nuestra
posición de sujetos comprometidos en la institución. El segundo conjunto de dificultades es
de naturaleza enteramente diferente: no se trata en este caso de una resistencia contra los
contenidos del pensamiento, sino de una condición de irrepresentable, más acá de la
represión. Este segundo nivel de la dificultad revela un descentramiento radical de la
subjetividad.
El tercer conjunto de dificultades no concierne ya al pensamiento de la institución como
objeto o como no sí-mismo en el sujeto sino a la institución como sistema de vinculación en
el cual el sujeto es parte interviniente y parte constituyente.
Este trabajo colectivo de pensar cumple una de las funciones capitales de las instituciones,
consistente en proporcionar representaciones comunes y matrices identificatorias:
proporcionar un estatuto a las relaciones de la parte y el conjunto, vincular los estados no
integrados, proponer objetos de pensamiento que tienen sentido para los sujetos a los
cuales está destinada la representación y que generan pensamientos sobre el pasado, el
presente y el porvenir; indicar los limites y las transgresiones, asegurar la identidad,
dramatizar los movimientos pulsionales.
La institución nos pone frente a una cuarta herida, en total: es también una herida narcisista,
que se suma a las que los descubrimientos de Copérnico, Darwin y Freud infligieron a la
idea del hombre, descentrándolo de su posición en el espacio, en la especie y en su
concepción de sí mismo. Hemos tenido que admitir que la vida psíquica no está centrada
exclusivamente en un inconsciente personal, que sería una especie de propiedad privada
del sujeto singular. Paradójicamente, una parte de él mismo, que lo afecta en su identidad y
que compone su inconsciente, no le pertenece en propiedad, sino a las instituciones en que
él se apuntala y que se sostienen por ese apuntalamiento. Pero cuidémonos de cultivar la
herida: el descubrimiento de la institución no es solamente el de una herida narcisista, es
también el de los beneficios narcisistas que sabemos extraer de las instituciones, a un costo
variable, que comenzamos precisamente a evaluar.
La cuestión de la institución en el campo del psicoanálisis.
Concebir psicoanalíticamente la institución psicoanalítica consiste en descubrir en el campo
del trabajo psicoanalítico aquello que del inconsciente y de sus efectos es ligado por los
analistas en la institución, y en detectar sus efectos en la práctica y en la teoría.
La dificultad común que subrayan es la de especificar qué posición tienen en él el
inconsciente y su hipotético sujeto. En cuanto a la segunda posibilidad de que la institución
constituya un marco posible para un trabajo de inspiración psicoanalítica, la práctica lo ha
impuesto, como Freud mismo lo había deseado y predicho, no sin que hayan sido
elaborados suficientemente algunos problemas principales: el de las modalidades
específicas de organización de la contratransferencia y de la transferencia, y por
consiguiente de las resistencias, dentro de un tal espacio psicoanalítico contenido en un
espacio heterogéneo.
La dificultad común que subrayan es la de especificar qué posición tienen en él el
inconsciente y su hipotético sujeto. En cuanto a la segunda posibilidad de que la institución
constituya un marco posible para un trabajo de inspiración psicoanalítica, la práctica lo ha
impuesto, como Freud mismo lo había deseado y predicho, no sin que hayan sido
elaborados suficientemente algunos problemas principales: el de las modalidades
específicas de organización de la contratransferencia y de la transferencia, y por
consiguiente de las resistencias, dentro de un tal espacio psicoanalítico contenido en un
espacio heterogéneo.
Una forma de la sociedad y de la cultura.
La institución es, antes que nada, una formación de la sociedad y de la cultura, cuya lógica
propia sigue. La institución es el conjunto de las formas y las estructuras sociales instituidas
por la ley y la costumbre: regula nuestras relaciones, nos preexiste y se impone a nosotros:
se inscribe en la permanencia. Cada institución tiene una finalidad que la identifica y la
distingue, y las diferentes funciones que le son confiadas se encasillan grosso modo en las
tres grandes funciones: las funciones jurídicoreligiosas, las defensivas o de ataque, y las
productivas-reproductivas. Sobre este tríptico la institución asegura su subsistencia y
constituye para sus sujetos el trasfondo de continuidad sobre el que se inscriben los
movimientos de su historia y de su vida psíquica.
Lo imaginario social, con la necesidad de la organización y de las funciones, está en la
fuente de la institución y en la base de la alienación: la alienación es el momento en que lo
instituido domina a lo instituyente: "La alienación es la autonomización y la dominancia del
momento imaginario en la institución, que produce la autonomización y la dominancia de la
institución respecto de la sociedad. Esta autonomización de la institución supone también
que la sociedad vive sus relaciones con las instituciones en el modo de lo imaginario; dicho
de otra manera, no reconoce en lo imaginario de las instituciones su propio producto". El
imaginario social no es inmutable, es actor y motor de la historia. Lo social histórico es un
producto de lo imaginario social.
Una formación psíquica
La institución no es solamente una formación social y cultural compleja. Al cumplir sus
funciones correspondientes, realiza funciones psíquicas múltiples para los sujetos
singulares, en su estructura, su dinámica y su economía personal. Moviliza cargas y
representaciones que contribuyen a la regulación endopsíquica y aseguran las bases de la
identificación del sujeto al conjunto social; constituye, como volveré́ a destacarlo, el
trasfondo de la vida psíquica en el que pueden ser depositadas y contenidas algunas partes
de la psique que escapan a la realidad psíquica.
Un segundo espacio de análisis se abre con la hipótesis de que la vida psíquica misma
supone la institución y que ésta es una parte de nuestra psique.
Psicología de las masas y análisis del yo admitirá sin justificación la institución como dato
primario de la identificación y la formación del yo.
En la vida psíquica del sujeto singular el Otro interviene muy regularmente como modelo,
sostén y adversario, y a esto se debe que la psicología individual sea simultáneamente,
desde el comienzo, una psicología social en este sentido ampliado pero justificado. Freud
muestra constantemente, en éste y otros textos, que ambas condiciones se comunican: el
narcisismo primario se apoya sobre el narcisismo de la cadena familiar, intergeneracional,
institucional (narcisismo de las pequeñas diferencias). Es aquí central la cuestión del
apuntalamiento, del doble apuntalamiento de la realidad psíquica en sus dos bordes,
corporal e institucional. Como el otro, la institución precede al individuo singular y lo
introduce en el orden de la subjetividad, predisponiendo las estructuras de la simbolización:
mediante la presentación de la ley, mediante la introducción al lenguaje articulado, mediante
la disposición y los procedimientos de adquisición de los puntos de referencia
identificatorios. Una tercera zona de trabajo y de investigación se abre al tomar en
consideración el espacio psíquico propio de la vida institucional
Se admitirá, sobre todo, que la vida pulsional produce y mantiene formaciones psíquicas
originales para sus propios fines. Esto significa que se trata de formaciones que
corresponden a la doble parte constituyente y apropiante de ella. El concepto de aparato
psíquico del agrupamiento permite pensar el ordenamiento específico de la realidad
psíquica del sujeto singular con el conjunto intersubjetivo del que forma parte y al que da
consistencia. Desde ese momento se organizan dos niveles lógicos que el análisis debe
tomar en consideración y de los cuales debe dar cuenta: el de la realidad psíquica del sujeto
singular y el de la realidad psíquica que emerge como efecto del agrupamiento.
Lo que llamo aparato psíquico del agrupamiento, alianzas inconscientes y cadena asociativa
grupal son construcciones destinadas a dar cuenta de las formaciones y procesos psíquicos
inconscientes movilizados en la producción del vínculo y del sentido.
Funciones y procesos heterogéneos.
La institución vincula, reúne y administra formaciones y procesos heterogéneos: sociales,
políticos, culturales, económicos, psíquicos. Lógicas diferentes funcionan allí en espacios
que se comunican e interfieren. Esta es la razón de que puedan inmiscuirse y prevalecer, en
la lógica social de la institución, cuestiones que provienen del nivel y de la lógica psíquicos.
Esta constituye, además, el lugar de una doble relación: del sujeto singular con la institución
y de un conjunto de sujetos ligados por y en la institución.
De la misma manera, en las instituciones una gran parte de las cargas psíquicas está
destinada a hacer coincidir en una unidad imaginaria estos órdenes lógicos diferentes y
complementarios, para hacer desaparecer la conflictividad que contienen. Las instituciones
fomentan la sinergia de todas estas cargas y de todas las formaciones que producen la
ilusión de la coincidencia y mantienen la relación isomórfica entre los individuos y su grupo,
hasta que la irrupción violenta de lo reprimido o lo negativo hace volar en fragmentos los
pactos inconscientes que sellan el consenso y, disociando el ensamblamiento del grupo,
revela las lógicas distintas que estaban disimuladas en las formaciones comunes, tan
necesarias para el sujeto singular como para el conjunto de donde procede y que él
compone. Por el contrario, la capacidad de las instituciones para tolerar el funcionamiento
de los niveles relativamente heterogéneos, para aceptar las interferencias de lógicas
diferentes, constituye la base de su función metafórica.
La institución es un polítopo, un múltiplo con muchos espacios heterogéneos que mantiene
unidos de una manera a veces inextricable. La multiplicidad de los niveles lógicos, de las
economías y de las dinámicas que se desarrollan produce diferentes efectos
Una parte esencial del trabajo sobre el sufrimiento psíquico que deriva de la vida
institucional versa sobre el montaje de un dispositivo apto para neutralizar algunos de estos
espacios, con el fin de que los efectos de resistencia, mediante el desplazamiento en el
polítopo, la reutilización de enunciados caducos, la confusión de los niveles lógicos, puedan
ser detectados y produzcan efectos de análisis

Bleger - Psicología institucional


1. El psicólogo como profesional debe pasar de la actividad psicoterapia (enfermo y
curación) a la de la psicohigiene (población sana y promoción de salud )
2. para ello se impone un pasaje de los enfoques individuales a los sociales.
El enfoque social es doble: por un lado comprende los modelos conceptuales respectivos y,
por otra parte, la ampliación del ámbito en el que se trabaja. Para lograr todo esto es
necesario el desarrollo de nuevos instrumentos de trabajo: conocimientos y técnicas que
puedan hacer viable la tarea y fructíferos los principios. Pero, por otra parte, estos
instrumentos sólo pueden ser logrados enfrentando paulatinamente la tarea, porque sólo en
esa experiencia viva se pueden ir gestando.
La psicología institucional se inserta tanto en la historia de las necesidades sociales como
en la historia de la psicología, y dentro de esta última no se trata sólo de un campo de
aplicación de la psicología, sino fundamentalmente de un campo de investigación.
Con todo esto quiero señalar claramente que la psicología institucional no es una rama de la
psicología aplicada, sino un campo de la psicología. Para decirlo de otra manera, pienso
que no se puede ser psicólogo si no se es ai mismo tiempo un investigador de los
fenómenos que se quieren modificar, y no se puede ser investigador si no se extraen los
problemas de la misma práctica y de la realidad social que se está viviendo en un momento
dado, aunque transitoriamente y por razones metodológicas de la investigación se aíslen
momentos del proceso total.
Se puede decir que la psicología se desarrolla ganando terreno a la abstracción y
afirmándose gradual y progresivamente en el terreno de lo concreto: desde una psicología
inhumana del hombre hacia una psicología que capte lo específicamente humano.
Brevemente podemos consignar las siguientes etapas:
A. Estudio de partes abstractas y abstraídas del ser humano
B. Estudio del ser humano como totalidad pero abstraído del contexto social
C. Estudio del ser humano como totalidad en las situaciones concretas y en sus
vínculos interpersonales (presentes y pasados). A partir de este tercer enfoque
conceptual y metodológico, el desarrollo se ha cumplido ampliando los ámbitos en
forma progresiva:
● ámbito psicosocial (individuos) ;
● ámbito sociodinámico (grupos)
● ámbito institucional (instituciones);
● ámbito comunitario (comunidades).
Se impone un pasaje de los enfoques individuales a los sociales en el doble sentido de la
reforma de los modelos conceptuales y ampliación del ámbito de trabajo. La psicología
institucional requiere e implica ambas cosas.
Cuando hablo de modelos de la psicología individual me refiero al hecho de que los mismos
se caracterizan fundamentalmente por partir del individuo aislado para explicar las
agrupaciones humanas y aplican a estas últimas las categorías observables y conceptuales
que corresponden o se han utilizado para el individuo aislado (organismo, homeostasis,
libido, etc.), y de esta manera se explican los grupos, las instituciones y la comunidad, por
las características de los individuos. Cuando me refiero a los modelos de la psicología social
tengo en cuenta el hecho de utilizar categorías adecuadas al carácter de los fenómenos de
las agrupaciones humanas (comunicación, interacción, identificación, etc.), que en gran
parte tienen que ser todavía descubiertos y creados.
El estudio de las instituciones abarca tres capítulos fundamentales en estrecha relación e
interdependencia, pero que pueden ser caracterizados de la siguiente forma:
A. Estudio de la estructura y dinámica de las instituciones;
B. Estudio de la psicología de las instituciones;
C. Estrategia del trabajo en psicología institucional.
Aquí no estudiaremos la institución en sí misma, es decir, su estructura y su dinámica, sino
fundamentalmente la estrategia general del psicólogo en el trabajo institucional.
Lo más fundamental o urgente en este momento el estudio de lo que llamamos la estrategia
del trabajo institucional, y en este sentido lo más importante es el encuadre de la tarea, es
decir, la fijación de ciertas constantes dentro de las cuales se pueden controlar las variables
del fenómeno, por lo menos en cierta medida. Dentro de estas constantes, que deben ser
dadas por el encuadre, dos de ellas tienen una importancia relevante, a saber:
● la relación del psicólogo con la institución en la contratación, programación y
realización del trabajo profesional;
● los criterios que sustentan dicha relación
¿Que es la psicología institucional?
La psicología institucional se caracteriza por el ámbito (las instituciones) y por sus modelos
conceptuales; dentro de.su estrategia se incluye, como parte fundamental, el encuadre de la
tarea y la administración de los recursos.
Psicología institucional abarca entonces el conjunto de organismos de existencia física
concreta, que tienen un cierto grado de permanencia en algún campo o sector específico de
la actividad o la vida humana, para estudiar en ellos todos los fenómenos humanos que se
dan en relación con la estructura, la dinámica, funciones y objetivos de la institución.
Dada una institución, el psicólogo centra su atención en la actividad humana que en ella
tiene lugar y en el efecto de la misma para los que en ella desenvuelven dicha actividad.
Para ello se impone un mínimo de información sobre la institución misma, que, por ejemplo,
incluye:
a) finalidad u objetivo de la institución;
b) instalaciones y procedimientos con los que se satisface su objetivo;
c) ubicación geográfica y relaciones con la comunidad;
d) relaciones con otras instituciones;
e) origen y formación;
f) evolución, historia, crecimiento, cambios, fluctuaciones; sus tradiciones;
g) organización y normas que la rigen;
h) contingente humano que en ella interviene: su estratificación social y estratificación de
tareas;
i) evaluación de los resultados de su funcionamiento; resultado para la institución y para sus
integrantes. Ítems que para ello utiliza la institución misma.

Circunscripto el ámbito en el que corresponde trabajar, lo que caracteriza específicamente a


la psicología institucional es un encuadre particular de la tarea; dentro del encuadre se
deben contar, en primer lugar, dos principios, estrechamente interrelacionados:
1. toda tarea debe ser emprendida y comprendida - en función de la unidad y totalidad
de la institución;
2. El psicólogo debe considerar muy particularmente la diferencia entre psicología
institucional y el trabajo psicológico en una institución.
En psicología institucional nos interesa la institución como totalidad. En el primer caso el
psicólogo es un asesor o consultor y en el segundo es un empleado, y la tarea concerniente
a la psicología institucional no se puede realizar en situación de empleado, sino en la de
asesor o consultor, porque hay una distancia óptima en la dependencia económica y en la
independencia profesional, que es básica en el manejo técnico de las situaciones.
Lo realmente importante e impostergable es que la dependencia económica del psicólogo
institucional tiene que ser fijada en términos tales que no comprometan su total
independencia profesional. La experiencia aconseja fijar un honorario global para una
primera tarea diagnóstica que tiene que ser previamente delimitada en su duración, y
posteriormente fijar honorarios, así como las horas diarias o semanales a dedicar a la
institución, al mismo tiempo que establecer el horario y días de trabajo, que luego han de
respetarse rigurosamente.
Dentro del encuadre de la tarea se cuenta también el problema de los objetivos del
psicólogo y de la psicología institucional, que deben ser considerados cuidadosamente.
Objetivos de la institución y objetivos del psicólogo
Cada institución tiene sus objetivos específicos y su propia organización, con la cual tiende
a satisfacer dichos objetivos. Ambos (fines y medios) tienen que ser perfectamente
conocidos por el o los psicólogos, como punto de partida para decidir su ingreso como
profesional en la institución.
Si bien es cierto que resulta de gran utilidad para el psicólogo conocer los objetivos
explícitos e implícitos de una institución para decidir y realizar su tarea profesional, no es
menos cierto que los latentes o implícitos a veces sólo aparecen como consecuencia del
estudio diagnóstico que realiza el mismo psicólogo.
Para que una institución solicite y acepte el asesoramiento de un psicólogo en cuanto
psicólogo institucional, la institución tiene que haber llegado a un cierto grado de madurez o
insight de sus problemas o de su situación conflictiva, pero la función del psicólogo conduce
también a que se tome mayor conciencia de su necesidad.
Los objetivos de la institución que hemos considerado se refieren entonces a dos aspectos
diferentes; uno, a sus objetivos propios (explícitos o implícitos), y otro, a los objetivos para
los cuales se solicita o acepta al psicólogo. A ello tenemos ahora que agregar la
consideración de los objetivos del psicólogo mismo a los objetivos de la psicología
institucional. Sabemos que la finalidad o el objetivo que se desea alcanzar orienta la acción,
formando parte del encuadre de la tarea. En lo que concierne al psicólogo y sus propios
objetivos, éste debe resolver acerca de:
A. demarcación de los objetivos generales o mediatos de su tarea;
B. su aceptación o no de los objetivos de la institución y /o de los medios que ésta
utiliza para alcanzarlos;
C. diagnóstico de los objetivos particulares, inmediatos o específicos.
La demarcación de los objetivos mediatos o generales de la tarea coincide plenamente con
los objetivos de la psicología institucional que el psicólogo debe tener perfectamente
esclarecidos y no admitir sobre ellos ninguna clase de equívocos. En todos los casos, el
objetivo del psicólogo en el campo institucional es ¡ un objetivo de psicohigiene'. lograr la
mejor organización y las condiciones que tienden a promover salud y bienestar de los
integrantes de la institución. Ayuda a comprender los problemas y todas las variables
posibles de los mismos, pero él mismo no decide, no resuelve ni ejecuta.
En primer lugar, no se debe aceptar en ningún caso el trabajo en una institución con cuyos
objetivos el psicólogo no esté de acuerdo o entre en conflicto; sea con los objetivos o sea
con los medios que tiene la institución para llevarlos a cabo.
Método del trabajo institucional
El objetivo que queremos alcanzar y hacia el cual tendemos forma parte del encuadre de la
tarea, y el medio de alcanzarlo es a través de la investigación. No se trata, en psicología
institucional, de un campo en el cual hay que “ aplicar” la psicología, sino de un campo en el
cual hay que investigar los fenómenos psicológicos que en él tienen lugar. Ninguna
investigación puede ser realizada sin objetivos — explícitos o implícitos— , pero los
objetivos constituyen parte del encuadre, una especie de telón de fondo, y en rigor tenemos
que atenernos estrictamente a la investigación misma.
Fundamentalmente al empleo del método clínico en el ámbito de la psicología institucional,
y dentro del método clínico nos guiamos por la sistemática del encuadre introducido por la
técnica psicoanalítica, adaptado a las necesidades de este ámbito y a los problemas que
aquí tenemos que enfrentar.
El método clínico, recordemos que el mismo se caracteriza por una observación detallada,
cuidadosa y completa, realizada en un encuadre riguroso; este encuadre se puede definir
como el conjunto de las condiciones en las cuales se realiza la observación, y constituye
una fijación de variables o — dicho de otra manera— una eliminación de parte de las
variables o una limitación de las mismas, o la fijación de un conjunto de constantes, que
tanto nos sirve como medio de estandarización como de sistema de referencia de lo
observado.
Técnicas del encuadre
Expuestos ya el criterio y la teoría que sustentan el encuadre que deseamos, podemos
exponer su técnica en forma de reglas que comentaremos sucintamente.
I. La primera condición del encuadre se refiere al psicólogo mismo, quien debe
cumplir con lo que llamaremos la actitud clínica, que consiste en el manejo de un
cierto grado de disociación instrumental que le permita, por un lado, identificarse con
los sucesos o personas, pero que, por otro lado, le posibilite mantener con ellos una
cierta distancia que haga que no se vea personalmente implicado en los sucesos
que deben ser estudiados y que su rol específico no sea abandonado.
II. Establecimiento de relaciones explícitas y claras en todo lo que atañe a la función
profesional y que abarca el tiempo de dedicación a la tarea, honorarios, dependencia
económica e independencia profesional, de tal manera que ha de constituirse en un
asesor o consultor y no en un empleado
III. Esclarecimiento del carácter de la tarea profesional a realizarse, eludiendo lo que
están fuera de la tarea profesional
IV. Establecer en forma previa, definida y clara, el carácter de la información de los
resultados, tanto como los grupos y personas a quienes irá dirigida dicha
información
V. Secreto profesional y lealtad estrictamente observadas, en el sentido de que lo que
atañe a cada grupo, sección o nivel, no será tratado sino con él o ellos en forma
exclusiva. Tratar en forma abierta y franca todo aquello que pueda trascender y todo
aquello sobre lo cual la persona, el grupo o los niveles implicados deseen o acceden
que trascienda, respetando totalmente sus decisiones
VI. Limitar los contactos extraprofesionales al mínimo o, en lo posible, excluirlos
totalmente. El manejo de la información no es sólo un problema ético, sino al mismo
tiempo un instrumento técnico
VII. Ser prescindente y no tomar partido profesionalmente por ningún sector ni posición
de la institución
VIII. Limitarse al asesoramiento y a la actividad profesional, no tomando ninguna función
directiva, administrativa ni ejecutiva.
IX. El psicólogo debe compartir responsabilidad en la parte en que los efectos de una
medida o de un cambio dependen de su asesoramiento y su actuación
X. No formar sobre estructuras que desplacen o se superpongan con las autoridades o
líderes de la organización formal o informal de la institución.
XI. No fomentar la dependencia psicológica (intra o intergrupal), sino todo lo contrario:
ayudar a resolverla
XII. Estricto control y limitación de la información, en el sentido de que la misma no
sobrepase lo que realmente se conoce o deduce científicamente.
XIII. No tomar como índice de evaluación de la tarea profesional el progreso de la
institución en sus objetivos, sino el grado de “comprensión” (insight)
XIV. La única forma de operar es a través del suministro de información. En última
instancia, no se trata de informar, sino de hacer comprender los factores en juego;
en otros términos, de la toma de insight
XV. El psicólogo debe contar siempre con la presencia de resistencias (explícitas o
encubiertas) aun de parte de quienes manifiestamente lo aceptan.
XVI. Una institución no debe ser considerada sana o normal cuando en ella no existen
conflictos, sino cuando la institución puede estar en condiciones de explicitar sus
conflictos y poseer los medios o la posibilidad de arbitrar medidas para su resolución
XVII. No aceptar plazos fijos para tareas y resultados, sino solamente para el caso de un
informe diagnóstico. No aceptar tampoco exigencias de soluciones urgentes
Inserción del psicólogo en la institución
Los contactos y las relaciones que el profesional toma con la institución constituyen, desde
el primer momento, el material que el psicólogo debe recoger y evaluar. Ello le dará la
posibilidad de conocer, ya desde el comienzo, tanto situaciones vitales de la institución
como los factores negativos y positivos que tendrá que enfrentar, ya que la forma en que la
institución se relaciona con el psicólogo es un índice del grado de insight de sus problemas,
de las defensas y resistencias frente a los mismos, de los esfuerzos y direcciones en que se
ha tentado la solución o encubrimiento hasta ese momento
Grado de dinámica de la institución
El mejor “grado de dinámica” de una institución no está dado por la ausencia de conflictos,
sino por la posibilidad de explicitarlos, manejarlos y resolverlos dentro del marco
institucional, es decir, por el grado en que son realmente asumidos por sus actores e
interesados en el curso de sus tareas o funciones.
Cuanto más bajo sea el grado de dinámica en que se encuentra la institución, más se verá
atacado el encuadre del psicólogo y más hechos ocurrirán que tratan de comprometer al
psicólogo como persona, y no como profesional.
Para que una institución recurra al psicólogo institucional requiere llegar a tener un cierto
grado de insight de sus conflictos o de que “ algo está pasando” .

Staff - El concepto de implicación


Es en este marco que surge a fines de los sesenta en Francia el Análisis Institucional, una
corriente crítica de la Sociología que se ocupa de abordar los modos de producción y
reproducción social de las instituciones. Sus referentes principales son René Lourau,
Georges Lapassade, Félix Guattari, Rémi Hess, entre otros.
Será Lourau (1970) quien proponga el concepto de implicación para dar cuenta de la
multiplicidad de relaciones que un sujeto –en tanto actor social– sostiene con el campo de
las instituciones. La implicación permite superar la mera descripción objetiva de las
inclusiones y recorridos de los actores sociales por las organizaciones: su riqueza
conceptual y metodológica consiste en que se focaliza en los aspectos ignorados respecto
de las relaciones sostenidas con los determinantes institucionales. Estas relaciones están
precisadas por la segmentaridad de tales actores, es decir, por los distintos segmentos
sociales que los atraviesan debido a su pertenencia a los mismos. A su vez, el autor plantea
el concepto de transversalidad en tanto la posibilidad que se tiene de saber acerca de esa
multiplicidad de atravesamientos institucionales, es decir de la propia poli segmentaridad.
Lourau plantea en términos de relaciones conscientes o no con el sistema institucional,
punto nodal que barre, desde esta perspectiva, con la objetividad del observador ya que no
hay modo de no estar implicado.
En este sentido, la noción de implicación se presenta como una herramienta relevante para
la Psicología Institucional. Posibilita, por un lado, explorar las relaciones que los miembros
de un grupo consultante mantiene con las instituciones y que le dan sentido a las prácticas
que ejercen en una organización. Por otra parte, permite que el equipo consultor pueda
trabajar sus propios atravesamientos institucionales, sus segmentos sociales de
pertenencia, es decir sus propias implicaciones en relación a las prácticas del grupo
consultante y las determinaciones institucionales que le asignan sentido y que impactan en
las propias prácticas del equipo consultor.
Desde este posicionamiento, se entiende que el equipo consultor/analista/observador es
una variable más a incluir en los modos de hacer Ciencias Sociales, en los modos de
trabajo del psicólogo institucional: su mirada nunca será neutra en función de su propia
implicación ya que siempre habrá determinaciones tanto conscientes como no conscientes
de las que no se sabe que se sabe.
Se debe considerar como imprescindible dar lugar al análisis de la implicación, análisis que
indefectiblemente debe ser realizado al interior del equipo consultor. Esto permitirá hacer
conscientes, en la medida de lo posible, las diversas distorsiones que tales atravesamientos
podrían llegar a realizar y, a su vez, prevenir que las mismas dificulten el trabajo en y con la
organización.
Por último, es menester reconocer la impronta que marca la implicación en el trabajo de las
Ciencias Sociales y que la Psicología Institucional -como campo de investigación-acción- al
interior de las mismas, no es ajena a ello.

Schlemenson - La organización como objeto: Siete dimensiones para su análisis


La capacidad individual es el “horizonte temporal personal”. Se trata de la dimensión
prospectiva en la cual vive un individuo y que por lo tanto forma parte de su “campo
psicológico”. Es el horizonte o límite al cual se dirigen las intenciones del sujeto. Cuanto
más remoto es el futuro intencional al que se apunta mayor es la capacidad individual.
La organización constituye un sistema socio-técnico interpersonal deliberadamente creado
para la realización de fines específicos configurados alrededor de un proyecto concreto,
tendiente a satisfacer necesidades manifiestas y latentes de sus miembros y de una
audiencia externa. Mantiene su cohesión y eficacia mediante un sistema de autoridad
basado en la diferenciación de responsabilidades y en la capacidad igualmente diferencial
de sus miembros. En su seno se despliega un conflicto social originado en la existencia de
grupos significativos de poder en interacción dinámica que pugnan por realizar sus intereses
sectoriales. Finalmente, la organización se halla inserta en un medio o contexto externo con
el cual guarda una relación interdependiente significativa, contexto poblado por entidades
diversas con las que interactúa, colabora o compite.
Dimensions:
1. El proyecto: ideas, percepciones de aquello que falta en el mundo. La audiencia
externa es un protagonista fundamental, ya que es el centro de la configuración del
proyecto (target). Se necesita sensibilidad para percibir las verdaderas necesidades
que constituyen las aptitudes básicas para asegurar el éxito del proyecto. En un
primer momento están las ideas, luego la externalización y por último la prueba de
realidad.
2. La tarea y la tecnología: Tareas que deben ser llevadas a cabo para poder cumplir
determinados objetivos que varían según la complejidad de ellas, que el fin de la
suma de las tareas es la unidad como organización. Mientras que la tecnología son
aquellos medios materiales, equipos y el ambiente territorial determinado.
3. La estructura organizativa: Es el conjunto de roles o posiciones oficiales que forman
parte del sistema. Permite que la organización sea independiente de las personas
que circunstancialmente la conforman. Las personas pasan o rotan, los roles
permanecen. Es el marco formal de la organización para operar como un sistema
complejo de resolución de problemas.
4. Las relaciones interpersonales o la integración psicosocial: Se refiere a las
relaciones interpersonales dentro del sistema. La existencia de un ámbito
formalizado compartido constituye una realidad social que enmarca un proceso
dinámico de experiencias intersubjetivas. La dimensión interpersonal configura un
sistema vincular de una dinámica interna. Según Freud podemos diferenciar dos
ejes ordenadores de las relaciones interpersonales:
● Eje vertical: relaciones con la autoridad y es asimétrica
● Eje horizontal: Relaciones entre pares, simétrica. Esto proviene de la
existencia del primero.
5. Recursos humanos: Los individuos que forman parte de una institución son
sensibles al trato que reciben en ella. Aspiran a una retribución justa y ocupan un
lugar significativo en donde deben ser escuchados. Este trato incentivador fortalece
un vínculo sólido de identificación positiva, de satisfacción con el trabajo y de
estímulo a la productividad. En cambio el fenómeno de la insatisfacción y de la queja
son la expresión de sentimientos y expectativas profundos de equidad y justicia. Las
malas condiciones o experiencias generan susceptibilidad e irritabilidad, que son
manifestaciones de la ansiedad. El salario, la carrera, la tarea, el confort y la
salubridad. Son estímulos claves para potenciar el desarrollo o en su defecto,
deteriorar la salud individual en un sentido muy amplio.
6. Los grupos internos de poder: Toda organización por estar diferenciada en sectores,
roles y niveles, conforma una variedad amplia de grupos significativos de poder que
interactúan en una misma realidad social. Dichos grupos son proclives a entrar en
conflicto. El sistema ejecutivo es el conjunto de roles sancionados e
institucionalizados que procesan la información y las actividades tendientes a la
realización de la tarea primaria de la organización. Mientras que el sistema
representativo está compuesto por un conjunto implícito o explícito de grupos
significativos de poder. Los representantes de dichos grupos tienen como misión
interactuar con el sistema ejecutivo para ejercer presión en favor de los intereses
que le son propios.
7. El contexto: Últimamente es de interés central
Melera - Tipo de instituciones
1. Las instituciones no requieren de clasificaciones ni de tipologías dadas a priori para
configurarse como producciones socio-histórico-culturales. La dinámica es más bien
la inversa. Las instituciones se definen a partir de sus mutuas articulaciones y
conexiones, sus desacoples y sus rupturas. Una multiplicidad de relaciones y
vinculaciones que conforman una suerte de urdimbre institucional, un entramado en
permanente movimiento. La diversidad de las configuraciones institucionales serán
las que posibiliten la conformación de los diferentes paisajes organizacionales. La
organización no pertenece a priori a ningún tipo específico. Cualquier clasificación
responde a las necesidades del consultor o psicólogo institucional. Las dinámicas y
movimientos de su objeto de análisis determinarán en parte la tipología más
adecuada para las tareas a desarrollar en la organización.
2. La Psicología Institucional entonces, lejos de apuntar a una teoría de las
instituciones como conjuntos cerrados de elementos homogéneos e invariantes,
recurre a una tipología como vía de acceso a los modos singulares de producción de
subjetividad que posibilitan las instituciones y que se materializan en las
organizaciones
3. Para que una organización pueda ser categorizada como democrática, debiera
cumplir con una serie de características, entre las cuales cabe citar como la más
relevante una distribución y ejercicio del poder democráticos, que resulten acordes y
armónicos con su estructura y dinámica internas. Más acá de que los regímenes
políticos democráticos favorezcan la composición de organizaciones democráticas,
una lectura institucional debiera focalizar su análisis en el funcionamiento efectivo de
la organización, sustentado en la circulación del poder y sus ejercicios, sin recaer en
reduccionismos jurídicos o legalismos abstractos. Así podrá señalarse si los
contextos políticos favorecen, potencian o bloquean las dinámicas democráticas de
las organizaciones.
4. Las organizaciones autogestivas están por cierto conectadas con las organizaciones
democráticas, pues la democracia constituye un vector institucional que forma parte
de la transversalidad de las organizaciones autogestivas. La institución de la
autogestión exige prácticas democráticas participativas y activas de todos los
actores institucionales. Los ejercicios del poder en las organizaciones autogestivas
se materializan en prácticas y discursos que apuestan a la horizontalidad, la
autorepresentación y la libre expresión
5. El rasgo central de las organizaciones totales consiste en una estructura
específicamente diseñada para la supresión de las subjetividades individuales, más
acá de los objetivos institucionales explícitos de curación o resocialización. En este
punto cabe señalar como una variable decisiva que los sujetos recluidos en las
organizaciones totales derivan en esa condición de encierro contra su voluntad.
Produciendo un barrido de las subjetividades individuales que da lugar a una serie
de homogeneizaciones y codificaciones precisas.
6. Cabe esperar que, cuánto mayores resulten las tipologías disponibles para las
primeras lecturas descriptivas, fenoménicas de la organización, mayor profundidad
alcanzarán los análisis posteriores. Pero sucede que en determinadas situaciones,
algunas tipologías pueden resultar insuficientes, o directamente inoperantes, para un
análisis preliminar de una organización.
Perez - Las MiPYMES: Historia, cultura y práctica profesional.
Un poco de historia
La empresa consiste en una unidad que busca satisfacer la demanda del mercado al cual
pertenece mediante la producción de bienes o servicios, debiendo para ello coordinar
efectivamente sus recursos técnicos, humanos y financieros.
Hasta la década de los '90 el interés y atención de los economistas y estudiosos de las
organizaciones se encontraban focalizados hacia el estudio de las Grandes Empresas.
Aquello se debió al enfoque dominante en materia empresarial que imperó durante las
décadas previas, conocido como la era de la producción en serie, el cual se alineaba al
modelo de industrialización promovido por Henry Ford a inicios del siglo XX. Por aquel
entonces cualquier otro tipo de organización que difiere del Modelo de Industrialización
Fordista era considerado ineficiente, o signo de subdesarrollo económico, o bien en
estadios de menor crecimiento donde no valía la pena hurgar demasiado.
La conocida crisis productiva mundial que tuvo lugar en la década del '70 puso en jaque al
paradigma Fordista, debido a que la envergadura y rigidez de sus estructuras eran
incapaces de adaptarse a los nuevos mercados de cambio continuo. Como consecuencia
un nuevo paradigma, conocido como Toyotismo en honor a los métodos de producción
ajustada de la empresa japonesa Toyota, comenzó a asomarse por el horizonte cobrando
fuerzas con el transcurrir de los años. El mismo se orientaba a la especialización flexible,
con obreros altamente capacitados y maquinarias con facilidad de adaptación a los avatares
del contexto. Por otra parte, la caída del Fordismo produjo que los economistas comenzaran
a poner su atención en las Pequeñas y Medianas empresas, las que sobrevivían
exitosamente a la crisis imperante debido a su flexibilidad y a su dinámica interna.
Es así que a partir de los años 90 surge un incremento de interés por el estudio de estas
empresas, otorgándole a las mismas una unidad conceptual propia y singular, con
características y dinámicas particulares diferenciadas de las Grandes Empresas.
Acompañando este proceso, se incrementaron considerablemente las políticas públicas
destinadas a brindar apoyo a las Pequeñas y Medianas Empresas, creando
concomitantemente instituciones para tales fines.
Pero...¿que es entonces una PYME?
Las MiPyMEs se diferencian del modelo de empresa moderno “Start Up” el cual está
basado en proyectos innovadores y tecnológicos que buscan en poco tiempo un crecimiento
exponencial y difusión a gran escala. Un Start Up podría asociarse a una etapa inicial de
una gran empresa, la cual dejará de llamarse así una vez que haya transitado los primeros
pasos. Las MiPyMEs se clasifican a partir de distintas acepciones, dependiendo de la región
a la cual pertenecen podrán ser clasificadas o bien por la dimensión, en tanto cantidad de
empleados ocupados dentro de la estructura organizativa, o bien por el volumen del
negocio, en tanto cantidad de ventas brutas anuales.
Características de las MiPYMES:
Favorables:
● Son heterogéneas; independientemente de la industria a la cual pertenezcan una
nunca será igual a otra.
● Poseen una estructura organizativa sencilla y descentralizada que les otorga
flexibilidad a la hora de afrontar los cambios continuos del contexto económico
● Presentan carácter pionero, de innovación y creatividad, ya que pueden realizar
productos individualizados
● Debido a sus dimensiones permiten un flujo de comunicación dinámico e inmediato
entre sus miembros
● Se desarrollan en sectores cuya escala de operación eficiente es pequeña, es decir
en actividades que no requieren incurrir en costos fijos considerables, ni
promocionar productos mediante el uso de la publicidad masiva.
● Conviven con las Grandes empresas produciendo bienes y servicios parecidos,
siempre y cuando puedan explotar nichos de demanda que valoren la diferenciación
de productos, ya sea por calidad o por variedad. Además se muestran solidarias con
éstas sumándoles valor a su cadena, permitiéndoles bajar los costos conservando
su cartera de productos y servicios.
● Permiten el equilibrio regional. Diversifican la economía a partir de sus multi
localizaciones
● Son grandes generadoras de empleo, principalmente en una sociedad donde los
objetivos de las políticas económicas apuntan a la reducción de la pobreza y
generación de puestos de trabajo.
Desfavorables:
● En las MiPyMEs predomina la falta de planificación y de equidad en la comunicación
interna; y la presencia de procesos administrativos empíricos y rudimentarios
● Poseen baja productividad y más orientación al esfuerzo.
● Muestran frecuente retraso tecnológico por falta de inversión.
● Presentan carencia de estrategias y abuso de la intuición personal como brújula del
desarrollo
● Tienen acceso restringido a fuentes de financiamiento. Los dueños suelen involucrar
su economía personal en la gestión de las mismas.
● Prevalece la desinformación acerca de los sucesos del contexto macro y micro que
la atraviesan.
● Debido a que sus orígenes muchas veces se encuentran asociados al
emprendedurismo es que presentan un ciclo de vida breve.
Integración económica
El transcurrir de los años, las exigencias del mercado y sus propias limitaciones llevaron a
las MiPyMEs a desarrollar estrategias de integración económica con el fin de incorporarse a
la economía nacional. Dichas estrategias son:
➔ Redes: Reside en la unión de empresas de un mismo sector y misma localización
geográfica, en pos de sortear dificultades que serían difíciles de afrontar de forma
aislada.
➔ Cluster: Consiste en una aglomeración de empresas de un mismo sector y misma
localización geográfica, que no necesariamente mantienen lazos entre sí.
➔ Proyectos territoriales: Generalmente responden a políticas públicas donde se busca
beneficiar a los miembros de una comunidad determinada. La dirección de los
mismos recae en el sector público.
➔ Integración vertical: La integración de las MiPyMEs a la estructura productiva de las
Grandes Empresas, mediante la subcontratación de servicios, ha resultado ser una
muy buena opción para ambas, puesto que éstas últimas, por su parte, logran
mediante este modelo reducir sus costos internos. Tales estrategias no son
excluyentes sino que pueden relacionarse entre sí.
La supervivencia del más apto: La adaptación de las MiPYMES a las exigencias del
contexto
Tomando la doctrina Darwiniana, que considera la evolución de la especie como el
resultado de la acción de un contexto que puede o bien favorecer o bien desfavorecer su
permanencia en el medio, consideramos que las MiPyMEs se encuentran luchando
diariamente por su supervivencia y adaptación a los contextos posmodernos cambiantes e
inciertos, que imponen constantes desafíos debido a la versatilidad de sus mercados
económicos y de sus recursos humanos.
Desde la arista del negocio, las MiPyMEs se encuentran con la necesidad de actualizarse,
en la medida de sus posibilidades, a los avances tecnológicos con el fin de asegurar una
exitosa supervivencia en el mercado, coexistiendo a la par de sus innumerables
competidores de origen local e internacional.
Del mismo modo los dueños y/o directores de las MiPyMEs luchan cotidianamente contra la
rigidez y estructura de sus propios modelos mentales, construidos en generaciones previas,
buscando adaptarse exitosamente y con la menor carga de ansiedad posible a las
situaciones de cambio que las políticas socio – económicas tanto nacionales como
mundiales determinan.
buen motivo". Es así que las MiPyMEs han tenido que comenzar a trabajar duramente para
evolucionar sus políticas internas. Algunas a la fuerza, otras por la incorporación a la
Dirección de segundas generaciones profesionalizadas, o por poseer directores interesados
en la modernidad; han ido progresando en el modo de valoración de sus empleados,
esmerandose por generar políticas de beneficios y reconocimiento motivacionales, tales
como flex time; capacitación, bonus anual, home office, día libre de cumpleaños entre otras,
orientadas todas a la retención de los mismos y la tentación de los que aún no pertenecen;
ganando así competitividad respecto a las Grandes Empresas en materia de recursos
humanos.
Etapas del desarrollo de las MiPYMES y cultura organizacional: Un enfoque desde la
práctica profesional.
Desde mi largo recorrido profesional en el ámbito de las MiPyMEs he construido un modelo
de clasificación diagnóstico que me permite fácilmente aprehender sus necesidades y
brindarles soluciones acordes. El modelo consta de 3 etapas/niveles madurativos y
evolutivos a recorrerse de manera lineal; es decir que no sería posible un crecimiento
disruptivo salteando etapas/niveles. Conozcamos de que se trata el modelo:
1. El origen: El origen de la mayoría de las MiPymes se remonta al deseo de una o
más personas, con o sin vínculo consanguíneo, de llevar adelante un proyecto de
trabajo que permita el sustento de su economía personal y familiar, o bien la
concreción de un sueño personal añorado.
Durante su surgimiento las MiPyMEs cuentan con pocos recursos humanos,
tecnológicos y de infraestructura, por lo cual suelen instalarse en barrios periféricos
o en inmuebles pertenecientes a sus propios fundadores, comprometiendo su propio
patrimonio. Es una etapa de enamoramiento donde predominan la motivación, el
esfuerzo y compromiso tanto de los dueños como de los empleados que se
identifican fuertemente con el proyecto más allá de sus condiciones retributivas.
Hay una fuerte fantasía colectiva de horizontalidad, ya que el dueño y el grupo
trabajan a la par suavizando la verticalidad de la estructura jerárquica.
En esta etapa el objetivo de las MiPyMes es posicionarse en el mercado de
manera estable, logrando recuperar la inversión inicial, y construyendo un flujo de
ingresos que le permita sostener los costos fijos, los cuales serán atendidos a
detalle para evitar desbalances financieros.
A nivel de la Cultura Organizacional, en esta etapa se producirá la fundación de la
misma. Cada uno de los sujetos creadores de las MiPyMEs será portavoz de un
conglomerado de valores que buscarán pregonar dentro del emprendimiento; la
mayoría de ellos forjados en su seno familiar e internalizados en las profundidades
del inconciente. Y así es que en la cotidianeidad del vínculo comenzará a
entretejerse una red de valores intersubjetivos conformando la "Cultura
Organizacional"de la microempresa, la que será transmitida de manera descendente
hacia el resto de los integrantes. Es por ello que en los orígenes de las MiPyMes se
suele encontrar predominando valores y creencias coincidentes con las del entorno
familiar, que determinan el "modo de hacer las cosas" dentro de la misma.
Una de las características más frecuente y predominante a destacar de la Cultura
Organizacional de las MiPyMes en estas etapas es la informalidad en la forma de
"hacer las cosas", es decir en las normas y procedimientos internos que regulan su
funcionamiento, los cuales se muestran adaptados al estilo de ser y pensar de sus
(co) fundadores, independientemente de la efectividad de los mismos.
2. La profesionalización: En esta etapa las MiPyMEs pretenden dejar atrás su
condición de micro y pequeña empresa: ya muestran cierta consolidación en el
mercado, gozan de un interesante número de clientes que se traducen en ingresos
estables y vislumbran concretas posibilidades de negocios potenciales para seguir
creciendo. A estas alturas han mínimamente triplicado su organigrama funcional,
han invertido en recursos tecnológicos y edilicios, pudiendo costear un alquiler y
mejorar su equipamiento.
En esta etapa los dueños pretenden dejar sus funciones operativas para ir a buscar
nuevos negocios fuera de la oficina, delegando sus funciones a jefes promovidos
internamente o contratados, generando malestar en aquellos empleados más
antiguos que acostumbraban a tener cotidianeidad con los fundadores,
observándose un clima competitivo por “su amor y atención”. Es una etapa de
cambios, resistencias y conflictos con la vieja estructura organizacional, los dueños
sienten que tienen oportunidades por doquier y que la gente no los acompaña. Se
comienzan a vislumbrar tensiones en el clima laboral entre los nuevos y los viejos;
los profesionales y los no profesionales. Predomina el clima emocional y la
resistencia del equipo (principalmente el antiguo) a la profesionalización.
Es aquí donde la mayoría de las MiPyMEs llaman a los Psicológicos
Organizacionales en búsqueda de ayuda, tratando de establecer un diagnóstico
organizacional asertivo que brinde las razones sobre las imposibilidades de
crecimiento a mayor escala; sintiéndose trabados, encallados, frustrados.
A nivel de la Cultura Organizacional se observan las siguientes características:
- Los empleados más antiguos siguen fuertemente alineados y arraigados a los
valores de la etapa 1, mostrando serias resistencias al respecto
- Los Socios fundadores desde lo manifiesto pretenden dar un salto cualitativo a
valores más asociados a la profesionalización, donde el desempeño predomina
sobre lo individual, se promueve la descentralización de poder mediante la
incorporación de mandos medios. Sin embargo desde lo latente en general se
suelen observar ciertas resistencias al cambio, que proyectan hacia su equipo de
trabajo dependiendo del grado de autoconocimiento que posean sobre sí mismos.
- Predomina aún la comunicación informal, dejando el canal formal sólo para
gacetillas informativas generales (ej: cena de fin de año) o bien para documentar y
respaldar ciertas acciones intersectoriales
- El liderazgo suele ser aún concéntrico y centrado en el dueño, el cual desde lo
manifiesto tiene muchas intenciones de delegar pero en lo latente muestra
dificultades para llevarlo a la práctica. El grupo suele mostrar resistencia a aceptar
otra figura de autoridad que no sea la del fundador.
- Predomina la fantasía de horizontalidad de la etapa 1 y se resisten a abandonarla.
3. Potenciación
Será sustancial para poder transitar este proceso haber pasado exitosamente la
etapa anterior. A esta altura las PyMEs ya son empresas de gran envergadura, con
características de empresa mediana, con solidez en el mercado, visibilidad para sus
competidores de igual o mayor escala. Han logrado conformar estructuras sólidas a
nivel de negocio, rentabilidad y ventas; recursos humanos, costos, administración y
finanzas, infraestructura, tecnología, procesos y políticas. El patrimonio de los
fundadores suele estar separado del capital de la cía, asumiendo más una posición
de accionista que de dueño, independientemente de si desempeña además un rol de
Dirección dentro del organigrama funcional de la empresa. En esta etapa las PyMEs
tienen como desafío potenciar la marca, y crecer su difusión exponencialmente
dentro del mercado de consumo. Asimismo continúan reforzando su ingeniería
financiera, haciendo crecer su patrimonio mediante inversiones por sobre la venta de
productos y servicios. Muchos accionistas en este nivel de madurez muestran
interés por vender sus acciones y dedicar su energía emprendedurista a generar
nuevos desafíos. A nivel de la cultura organizacional en este nivel se encuentra un
predominio de racionalidad/objetividad por sobre lo emocional/subjetivo. Predominan
valores de Delegación, Trabajo en Equipo, Desempeño, Plan de Carrera, Gestión de
Procesos y Diversidad. Predomina la fantasía del “éxito” en el equipo de trabajo, ya
que el logro de la cía es transferido por identificación positiva a cada uno de sus
integrantes.
Conclusión
Hoy en día, debido a su activa y fuerte participación en la economía nacional y de la
población, en tanto madre nutricia abastecedora de la mayor cantidad de puestos de trabajo
vigentes; así como a la lucha por su supervivencia a los avatares del contexto pos moderno,
las MiPyMEs han logrado ganarse la lupa de los científicos organizacionales y posicionarse
como primeras en la lista de demandas de intervención profesional en el camino a la
profesionalización de su estructura, así como también de sus productos y/o servicios. La
Psicología Institucional como campo de intervención y análisis de las prácticas, deberá
asumir la responsabilidad de ampliar su horizonte de estudio, hoy mayormente centrado en
el ámbito social – comunitario, al ámbito privado, explorando con mayor profundidad
aquellos aspectos institucionales que atraviesan este tipo de organizaciones y generan
sufrimiento; complementando además la labor del Psicólogo Organizacional en su abordaje
manifiesto, delimitando los aspectos latentes que se esconden detrás de los conflictos
interpersonales y operativos que presentan sus miembros al momento de la consulta,
promoviendo al decir de Bleger "… la salud y (el) bienestar de los integrantes de la
organización" (1966, 61).

Press - La empresa familiar


Hay un montón de empresas de características familiares en el país pero también existen
otras que van desde talleres textiles y metalúrgicos hasta grandes corporaciones y todas
son EF.
Las decisiones de los directivos afectan a las personas de su propia empresa, algunas de
las cuáles llevan su propia sangre.
¿Que es una EF?
Es una familia que maneja un negocio del cual es propietaria o un negocio propiedad de
una familia que además, lo gestiona. Entonces tenemos tres conceptos, procesos sociales,
que integrados definen una EF: la familia, la propiedad y el negocio.
El hecho de que las mismas personas sean a su vez propietarios, gestores y familia que
forman parte de tres sistemas interrelaciones genera una de las organizaciones más
complejas del mundo de los negocios.
Su propia familia es el recurso más importante que tiene el propietario de una EF. Sus
miembros proporcionan a la empresa empleados, nuevas ideas y nueva energía, también le
dan al propietario una buena razón para trabajar esforzadamente detrás de sus objetivos;
constituyen el motivo por el cual desea que su empresa sea firme y duradera.
¿Como nace una EF?
Con personas, ideas, voluntad, tenacidad, dinero y visión. Estas personas fueron y son
pioneros en la creación, diseño, fabricación y distribución de productos y servicios. Otros
mejoraron productos ya creados logrando cubrir ciertos espacios del mercado.
Generalmente las EF comienzan como un negocio unipersonal donde el dueño es
multifuncion. Es una etapa que requiere de mucho esfuerzo y dedicación, cuyo objetivo
principal es la subsistencia propia y del negocio.
Etapas en la evolución de la EF
La evolución de las EF transcurre en paralelo con la evolución de la familia. Las
motivaciones, las expectativas, objetivos personales y profesionales varían según las
edades de los familiares y el ciclo de vida en el que se encuentre la empresa.
Ciclo de vida de la EF
Está sujeto a una serie de decisiones que incluyen aspectos familiares y propios de la
organización.
1. Etapa 1
Por lo general los negocios de familia surgen a través de un proceso que pasa por la
cabeza de su fundador y lo conversa con los más cercanos. Se busca el deseo de ser
independiente en lo económico y en la toma de decisiones. Es a través de la puesta en
práctica que deja de ser una ilusión o una fantasía.
Los primeros años del negocio suelen ser muy duros, en donde el dueño es el centro de
todo y le dedica horas interminables al trabajo. Generalmente es una persona entre 20 y 35
años sin hijos o con hijos pequeños.
Depende de muchas variables propias y ajenas lo que puede llegar a durar, se estima que
entre los primeros 5 y 10 años.
El objetivo está puesto en sobrevivir, por lo que él fundador siente el placer del éxito pero
también el temor al fracaso, y busca crecer, es por ello que debe contar con visión y
formación.
2. Etapa 2
En este momento el fundador está convencido de que el proyecto es viable y que puede
tener éxito, ya lleva funcionando más de 10 años pero menos que 20. En algunos casos ya
comenzó a trabajar en la empresa algún hijo, lo que le inyecta optimismo y energía. El
fundador empieza a sentirse sólo en la cabeza y la empresa empieza a crecer y no está
seguro en buscar ayuda ya que se siente más sabio y experimentado, más seguro y más
firme.
La estructura empieza a crecer, se vuelve más amplia y más compleja. En este momento el
fundador tiene entre 40 y 50 años y sus hijos ya empezaron a trabajar en la empresa, es por
ello que empiezan a aparecer los primeros cuestionamientos de la generación joven,
esperables, necesarios pero muchas veces, molestos. Surgen cargos que pueden ser
cubiertos por familiares.
Es tiempo de pensar planes estratégicos y políticas nuevas para áreas como recursos
humanos, administración y algún área operativa. El dueño ya no puede estar en todo.
Empieza a aparecer la palabra “profesionalización” y “sucesión”. Los objetivos de esta etapa
son mantener la estabilidad y la continuidad al mismo tiempo que tanto la familia como la
empresa se desarrollan y crecen.
3. Etapa 3
La empresa es madura y puede incluso haber alcanzado una posición privilegiada en el
mercado. Las ganancias pudieron haber sido utilizadas para crear otros negocios, con lo
cual el dueño puede disponer de una fortuna. El dueño ya tiene 55 años y los hijos ya
trabajan y han asumido responsabilidades en la EF. Es un período de muchas
ambivalencias en donde el padre está cansado pero cree tener más experiencias y por ello
tiene la tendencia a controlar. Y de parte de los hijos en donde lo nuevo puede funcionar y
por otro lado la seguridad que ofrece el padre. También los deseos y miedos de cambiar las
cosas, crecer, vender o cerrar.
Surge así el tema de la transición de la dirección que debió iniciarse en la etapa anterior.
Se asoma la tercera generación la cual es importante ir inculcandoles la historia y la cultura
de la empresa.
Los objetivos de esta etapa son: la transición ordenada de la dirección, mantener la
integración de la familia, crecer y expandirse.
4. Etapa 4
Sí todas las etapas anteriores se desarrollan sin inconvenientes podemos describir una
cuarta etapa. En la mayoría de los casos el dueño posee un capital importante, la empresa
está consolidada y expandida. El fundador ya tiene entre 60 y 80 años y los hijos más de 40
con sus propios hijos adolescentes.
Las preguntas empiezan a exigir respuestas por parte de la familia empresaria. Los
objetivos de esta etapa son expandirse y otra vez, sobrevivir.
Desventajas y ventajas de la EF
● Desventajas
❏ La elección de los puestos directivos son ocupados por miembros de la
familia, independientemente de las necesidades de la empresa.
❏ Suele haber una confusión entre familia y empresa, en donde se festeja y se
discute cualquier tema en cualquier lugar.
❏ El sistema de remuneraciones se encuentra relativamente fuera del mercado,
ya que se establecen en base a las necesidades individuales de los
miembros de la familia o por la decisión unilateral del fundador.
❏ El ingreso por la puerta grande de las generaciones que siguen a la primera
“sin pelearla”, ni progresar o armarse “desde abajo”.
❏ Esto suele incidir posteriormente en una falta de conocimientos en el mundo
de los negocios
❏ Síndrome del hijo del patrón. Para bien o para mal se le presta más o menos
atención de la que corresponde sólo por ser pariente.
❏ Peso de la antorcha. Se realizan pocos cuestionamientos, se tiende a
aceptar todo lo que diga el fundador más por tradición o temor a lastimarlo
que por un análisis de la situación. Esto, limita el potencial de convertirse en
el/la líder que tanto ellos como su padre desean.
❏ La demora en decidir la transición del mando de la empresa suele ser uno de
los temas tabú. En primer lugar es un tema que erróneamente se asocia a la
muerte, en segundo lugar la mayoría de las personas solemos creer que
nada podrá suceder que nos dificulte a seguir. Y la tercera razón es la
dificultad en delegar funciones y responsabilidades así como manejar las
emociones.
❏ Liderazgo unipersonal demasiado largo.
❏ Muchas veces a los padres les resulta difícil manejar adecuadamente los
problemas que sus hijos puedan tener. Y la observación de estas situaciones
por parte de los empleados no familiares hace que disminuya su autoestima.
❏ Al estar la familia a cargo de la gestión y ocupar los puestos directivos se
hace difícil atraer a gente talentosa por la menor posibilidad de hacer carrera
en la empresa.
❏ Grandes dificultades y resistencias para la incorporación de socios externos.
❏ Restricciones que dificultan la venta de las acciones
● Ventajas
➢ Unión de los socios lo que permite afrontar los factores externos con solidez.
➢ Prestigio y confianza en las relaciones.
➢ Adhesión y lealtad de los empleados.
➢ Continuidad en la transición que facilita la permanencia de un proyecto y la
inversión del capital.
➢ La EF puede utilizar el capital de la familia para la empresa o al revés.
➢ Se puede desarrollar una visión a largo plazo de los negocios
➢ Dado que la burocracia es menor, puede haber más agilidad en el proceso
de toma de decisiones.
➢ Mayor dedicación a la empresa, voluntad de sacrificio personal y menor
rotación de sus principales ejecutivos.
➢ Más preocupación por la calidad y la imagen ante los consumidores. Mayor
responsabilidad social.
De las emociones
La intensidad de las emociones es una de las características más importantes de las EF. La
pasión de los vínculos familiares se despliega en todo su esplendor en el tratamiento de los
asuntos de las empresas. Estas emociones se dejan ver a la hora de tomar decisiones.
Envidias, celos, rivalidades y competencias entre familiares son sentimientos y situaciones
que inciden negativamente en el funcionamiento adecuado de la EF. Por otro lado, el amor
es un combustible que permite seguir adelante bajo cualquier circunstancia.
Ante la imposibilidad de evitar las pasiones, lo que podemos hacer es aprender a convivir
con ellas, buscar la manera de canalizarlas hacia el bien común de modo tal que contribuya
a la convivencia tanto en el afecto como en la toma de decisiones. Sin embargo, no siempre
se puede. No hay que tenerle miedo al surgimiento de las pasiones siempre y cuando no se
salte el cerco del respeto al otro en lo emocional, psicológico y en lo físico. Los maltratos,
los abusos no son aceptables bajo ninguna circunstancia.
Las familias suelen ser incondicionales en su afecto, independientemente de los resultados
en los negocios. En las EF dirigidas por unos pocos familiares es que “lo primero es la
familia” pero en cambio, en las empresas que abarcan tres o cuatro generaciones “la
empresa está en primer lugar”, la expectativa está puesta en los logros, el desempeño y la
rentabilidad.
Factores que afectan las relaciones entre los miembros de la familia
Muchas veces sucede que los padres y los hijos, incluso los hermanos, no comparten los
valores y las visiones del negocio y a veces ni de la familia. Cada uno tiene su personalidad,
sus expectativas, sus necesidades. Es casi natural que la nueva generación tienda hacía él
cambió y las generaciones anteriores tiendan a ser más conservadoras.
Cuando el fundador envejece y sus herederos toman las riendas, si no se acepta la
autoridad de la nueva cabeza la empresa puede venirse abajo rápidamente. Otras veces el
negocio acaba porque los herederos no poseen el talento y la visión del fundador y se
dedican a derrochar la fortuna o simplemente porque no hay voluntad de seguir.
¿Como funcionan las EF que funcionan?
Una EF que funciona necesita una familia que funcione.
La familia funcional
No es la ausencia de problemas lo que caracteriza a una familia funcional, una familia
funcional tampoco es una familia ideal. Sin embargo existen familias más problemáticas que
otras, las menos problemáticas son familias funcionales. Son familias en las cuáles se
puede percibir la vitalidad, la sinceridad, la honestidad y el amor.
En una familia funcional se escucha y se es escuchado, hay una suerte de atención
recíproca, sus miembros son considerados consigo mismos y con los demás. Tienen gusto
por estar juntos y puede verse cuando demuestran afecto y cuando se sienten dolidos por
algo. Pueden expresar los desacuerdos sin miedo y admiten el error. Ven como normal el
contacto físico. Y son valorados y queridos, tienen expresiones tranquilas, se miran a la
cara y hablan con voz clara y sonora.
Pueden hablar de todo y planean las cosas pero si sucede algún imprevisto, cambian
fácilmente.
La EF funcional
No existen fórmulas universales del éxito y que cada familia y cada EF es en sí misma un
sistema singular y único.
● La gestión está en manos de la familia. Pueden contar con un colaborador no
familiar jerarquizado que cumpla con las funciones de un gerente.
● Existe un liderazgo fuerte e indudable a lo largo de las generaciones.
● Se tratan y discuten temas de gobierno (estrategias y políticas de negocio) y queda
establecido con claridad.
● Existe y se percibe el compromiso a largo plazo.
● Los valores son intensos, cuidados, la familia fue criada con esos valores y
transmitidos con claridad al conjunto de la empresa.
● Los sueños y la visión son compartidos y las transformaciones que van teniendo
● Se cuida la privacidad de la familia.
Cuando los socios son esposos entre sí
La experiencia con cónyuges como socios o funcionan muy bien o muy mal. Para que dos
cabezas estén al frente de una organización se necesita un funcionamiento muy aceitado de
la pareja. De las EF donde los esposos son socios funcionan bien si se tienen en cuenta
todas o varias de las siguientes situaciones:
★ Definen claramente que el matrimonio y los hijos están primero
★ Los socios se tienen gran respeto mutuo
★ Existe una comunicación clara y fluida
★ Los talentos y aptitudes son complementarias
★ Definen cuidadosamente sus responsabilidades individuales
★ Compiten con el mundo exterior, no entre ellos.
★ Cuiden sus reacciones.
Cuando los socios son dos familias distintas
Muchas de estas experiencias terminan por separar unidades de negocio y cada familia
queda a cargo de una de ellas. Los problemas y las recomendaciones son muy similares a
los presentados para socios que son matrimonio.
❖ Definir claramente las tareas y responsabilidades de cada uno
❖ Tener objetivos y metas claras
❖ Establecer normas y pautas claras para el ejercicio de la dirección (poder)
❖ Disponer de una metodología para el manejo de situaciones conflictivas
❖ Separar las familias y la empresa
❖ Jerarquizar el respeto entre todos
Cuestiones específicas
A. Establecer las pautas de relación con los esposos (sean socios de la empresa o no).
B. Sí esto se cumple se evitan las alianzas y las coaliciones.
C. Establecer claramente quién les habla a los hijos propios y de los otros.
Se recomienda que los asuntos se arreglan en el seno de la propia familia, que haya un
representante de cada una que funcione como interlocutor/mediador cuando existan
problemas en las relaciones.
Cuando los socios son hermanos
El cariño, la lealtad, la rivalidad y la competencia entre hermanos es parte de la esencia de
los vínculos fraternos, y deben ser manejados adecuadamente.
Las tres situaciones por las cuáles dos hermanos pueden ser socios son: haber creado
juntos la empresa, haberla heredado de sus padres o uno de los hermanos la inició y el
otro/s se incorporó luego.
En el primer caso, las dificultades son menos porque los hermanos vivieron el sueño desde
el comienzo. Sí surgió el proyecto de armar una empresa juntos, se supone que no se
llevan mal o que no hay conflictos serios entre ellos. En el segundo caso los hermanos
habían tenido que vivir el proceso de su propia inserción en la empresa y tendrán que vivir
el proceso de transición de la dirección. Y en el tercer caso se repite la primera situación de
la creación en conjunto. Pero pueden suceder problemas en cuanto a los derechos y
obligaciones.
Padre - hijo/padre - hija sola/hija con hijos.
En el caso del padre con los hijos varones es fácil encontrar cuestiones de orden
competitivo. Ahora bien, en el caso del padre con sus hijas es un poco diferente porque
predomina el sentimiento de protección
El consorcio de primos
Una gestión de primos es mucho más compleja ya que hay varios factores que influyen para
que sea así. El más importante es la historia de los vínculos entre cada una de las familias
de origen. Hay padres, hijos, hermanos, cuñados, tíos, sobrinos y primos, un embrollo.
La clave del vínculo entre los primos está en como se haya hablado de la otra familia en la
intimidad de la propia. Es tan perjudicial hacer hincapié en las diferencias tomando como
base juicios de valor como tomar a los primos como una masa indiferenciada. Los padres
tienen mucha responsabilidad por como se expresan sobre sus hermanos, cuñados,
sobrinos en la intimidad. También son peligrosas para la armonía familiar las proyecciones
sobre los hijos propios y los sobrinos de las sombras de rivalidades de parejas de
hermanos. Las soluciones deben ser exploradas e investigadas en cada caso.
¿Que hacer con los miembros de la familia que no trabajan en la EF?
No trabajar en la empresa no significa que deban sentirse desligados afectivamente, de
hecho pueden llegar a querer a la EF. Dependera sí fue una fuente de alegría y satisfacción
o una carga pesada origen de problemas y frustraciones.
La indiferencia de quienes no trabajan en la EF y el no ser tenidos en cuenta por quienes sí
trabajan es una fuente muy importante de conflictos cuando se van sucediendo las
generaciones en la gestión y cuándo deben tomarse decisiones que afectan al patrimonio
de la familia y al capital de la empresa.
Una comunicación fluida es un requisito indispensable para mantener la armonía entre
familiares: si uno de sus miembros trabaja en otra actividad y se encuentra lejos del
establecimiento, hay que enviarle información sobre el estado de la empresa cou cierta
regularidad e invitarlo a participar en algunas actividades y/o en alguno de los órganos de
gobierno.
De esta manera, la familia trabaja para que los miembros que se desempeñan fuera de la
El' quieran tanto a la firma como los que trabajan en ella. Si esto no fuese así, habría un
riesgo importante de que el capital necesario para que la EF funcione adecuadamente
pueda reducirse o desaparecer en caso de presentarse un problema financiero, porque
quienes están fuera de la empresa no se sentirán responsables o solidarios con su futuro.
De estas y otras cuestiones es sobre lo que se discute y se buscan acuerdos plasmados en
el protocolo de la EF.

Sautu - Los métodos de investigación cualitativa


El método etnográfico busca estudiar la vida social y cultural de una comunidad, vecindario,
grupos humanos lo más naturalmente posible y en profundidad.
El método etnográfico recrea las prácticas sociales, creencias, conocimientos y pautas de
comportamiento en una sociedad o comunidad. Su preocupación por el contexto cultural lo
distingue de otros métodos que también utilizan las técnicas del trabajo de campo. Es un
método totalizador en el cual se integran la historia, la economía, la composición étnica así
como las creencias y actitudes de los miembros de la comunidad, grupo, o población; es así
que la idea de unidad de análisis pierde sentido porque el foco está puesto en la dinámica
del todo y no en aspectos parciales previamente definidos.
En el estudio de caso uno de los objetivos es diferenciar los límites de su entorno para
establecer qué constituye un caso. El estudio de caso está generalmente asociado a la
tradición sociológica, a los estudios rurales y a la investigación de organizaciones en
economía. Todos comparten la idea de un caso considerado de interés en sí mismo y
abordado en toda su complejidad. Aunque los estudios de caso o casos podrían
eventualmente dar lugar a investigaciones cuantitativas, en general se utilizan métodos
cualitativos. Como el método etnográfico, el estudio de caso requiere de varias estrategias
para la construcción de su evidencia empírica. Descansa fuertemente en entrevistas
planteadas alrededor de unos pocos conceptos o ideas, las que se van desarrollando a lo
largo del trabajo de campo cuyos resultados son interpretados simultáneamente a medida
que se van sistematizando. Como se trata de métodos holísticos vinculados a su contexto
inmediato, el estudio de caso, como el método etnográfico, tienen una fuerte orientación
empírica y descriptiva en la cual el detalle y la particularidad no pueden ser dejados de lado.
El contexto está definido dentro del sistema aun cuando las influencias externas puedan ser
incorporadas como partes componentes del mismo.
La versatilidad del estudio de caso permite construir la evidencia empírica asociada a una
variedad de enfoques teóricos y temas. Mientras el método etnográfico se aplica a la
investigación de sociedades, barrios, vecindarios de existencia real, el estudio de caso, o
casos, puede tratar con entidades reales o construidas teóricamente; es decir pueden ser
casos específicos que deben ser delimitados e indagados durante el estudio, o casos que
forman parte de categorías generales.
Con límites reales o teóricamente definidos, los estudios de caso se destacan y diferencian
de otros métodos porque tratan fenómenos contemporáneos en situaciones de la vida
cotidiana real; éstas son situaciones en las cuales los límites entre el fenómeno estudiado y
su contexto no son claros, ni identificables en forma inmediata, es decir los casos pueden
ser definidos como fenómenos delimitados en un contexto.
Si el fenómeno no está delimitado o no puede eventualmente ser delimitado entonces no es
un caso.
El estudio de caso se caracteriza por tres rasgos:
1. Primero, es particularístico, es decir está focalizado sobre una situación, hecho,
programa, fenómeno en particular, aun cuando en su elección se tenga en cuenta
que es un caso entre otros con los que comparte ciertos rasgos.
2. Segundo, el estudio de caso tiene un alto contenido descriptivo que permite mostrar
las complejidades del mismo, y señalar que más de un factor o circunstancia
contribuye a dicha complejidad.
3. Tercero, la cualidad heurística del estudio de caso permite abordar explicaciones en
términos de cómo suceden los hechos y por qué; y cuáles son las razones
inmediatas y el contexto en que tienen lugar. Para cumplir con estas tres
condiciones el estudio de caso utiliza una variedad grande de estrategias para
producir su evidencia empírica: entrevistas, observación, datos estadísticos,
documentos, etc.
Las historias clínicas pueden ser consideradas para un estudio de caso; son casos reales y
específicos aunque intrínsecamente diferentes a otros casos. Los temas de investigación de
casos de historias clínicas pueden involucrar temas vinculados con enfermedades, físicas o
psicológicas, o con situaciones de vínculos generalmente abusivos. Es decir, es un estudio
de caso que al no ser auto-evidente para el sujeto mejora las posibilidades de captar
contenidos u orientaciones inconscientes.
La investigación cualitativa etnográfica o de estudio de caso tiene una fuerte orientación
interpretativa. Su propósito es analizar los procesos y fenómenos sociales, prácticas,
instituciones y patrones de comportamiento, para desentrañar los significados construidos
alrededor de ellos, en un contexto o entorno que puede ser de redes de relaciones sociales,
sistemas de creencias, rituales, etc. Justamente este contexto, “círculo hermenéutico”, es el
que permite la tarea interpretativa.
La tradición de investigación interpretativa aparece principalmente asociada con la
fenomenología, el interaccionismo simbólico, la etnometodología y el constructivismo social.
En el segundo tipo de métodos cualitativos señalados en párrafos anteriores, el eje del
análisis se traslada de la realidad social como tal, reconstruida ex post-facto, hacia el
análisis de signos, lenguajes, discursos y habla, es decir, hacia el medio mediante el cual
esa realidad social deviene existente.
Todo está en el lenguaje, en las respuestas a un cuestionario, en los documentos o
registros o una entrevista, pero existe una diferencia entre considerar el lenguaje un medio
para reproducir, transmitir eventos o experiencias por un lado y el considerarlo como objeto
en sí mismo de investigación. Esto requiere de varios supuestos teóricos. Primero, los
fenómenos sociales pueden ser descubiertos, pero son creados por el lenguaje mismo que
se usa para describirlos. Segundo, el lenguaje organizado en discursos tiene poder para dar
forma a la manera en que la gente experimenta y se comporta en el mundo; esto se aplica
inclusive a los investigadores. Tercero, el lenguaje contiene las categorías básicas que
usamos para entendernos entre nosotros afectando el modo en que actuarnos respecto de
diversas categorías de personas (género, raza, poder, clase social, etc.). Cuarto, en el
lenguaje reproducimos como nos definimos a nosotros mismos; nuestras identidades
socio-culturales. Quinto, cuando describimos un fenómeno social o nos referimos a nosotros
mismos, lo hacemos en el entendimiento que nuestros interlocutores saben de qué estamos
hablando; es decir hacemos uso de patrones de significados compartidos. Estos 45 cinco
supuestos llevan a configurar una base empírica que sirve a diversos métodos de
investigación que se apoyan en el lenguaje. Las estrategias para producir esa base
empírica son múltiples y dependen fundamentalmente de los modelos teóricos en los cuales
se sustentan los estudios.
La variedad de “métodos” de análisis del discurso es grande ya que no solo se diferencia en
sus modelos teóricos provenientes de distintas áreas disciplinarias (la filosofía, la lingüística,
la sociología, la psicología) sino que en las maneras de abordar y analizar el lenguaje, u
otros repertorios de signos, y en la conceptualización misma del corpus de análisis. En la
tradición etnometodológica del análisis de conversación este corpus está constituido por el
habla en la interacción; el mundo se revela en el lenguaje y las relaciones sociales se
alcanzan a través del lenguaje.
Una manera de diferenciar los enfoques etnometodológicos es establecer si están
interesados fundamentalmente en el lenguaje como proceso de comunicación per se; o el
lenguaje es considerado como una manifestación de la cultura y por lo tanto las
transcripciones son analizadas con el propósito de determinar cómo la gente entiende
mutuamente la situación social.
El lenguaje escrito y oral constituye la materia prima de los estudios culturales, los que
también incluyen el análisis de pinturas y grabados, filmes, publicidad y propaganda al igual
que artefactos. Fuertemente apoyados en el análisis cualitativo del discurso, sus
procedimientos y estrategias para producir los datos son muy variadas; desde documentos
de diverso tipo a la observación y participación en eventos culturales.
La definición de cultura y el modo como se la tiene en cuenta le da su carácter peculiar a los
estudios culturales. La cultura ocupa el papel central y se la distancia de cualquier forma de
reduccionismo; lo cual no obsta para que al mismo tiempo se tenga en cuenta que las
prácticas y simbolismos de la vida cotidiana no pueden verse aislados de cuestiones
vinculadas al poder y la política, es decir a cuestiones vinculadas al género, el grupo étnico
y la clase social. La orientación más importante de los estudios culturales se ocupa de
investigar la manera en la cual los elementos del discurso están asociados unos con otros y
así presentar una imagen de nuestro mundo cultural. Las distinciones culturales expresan
así ideas o puntos de vista a través de clasificaciones y diferenciaciones las cuales están
impresas en el lenguaje
El análisis del discurso y textos es tal vez el método más frecuentemente utilizado,
generalmente combinado con otros procedimientos metodológicos. Los contenidos de los
estudios incluyen editoriales de diarios, artículos, cuentos y relatos, publicidad, etc. La
mayoría de estos estudios abordan no sólo el análisis de los contenidos sino también
encaran las condiciones de la producción de los mismos con lo cual trascienden el análisis
puro del discurso. La cultura popular, los movimientos, fiestas, efemérides, así como los
estudios de la construcción de significados culturales de la gente común, requieren no sólo
del análisis de los contenidos textuales sino también de las condiciones en que éstos se
producen. Este tipo de estudios acerca el análisis cultural a los métodos de investigación
etnográfica de análisis de situaciones, e inclusive a la utilización de grupos focalizados
(emociones, sentimientos socialmente construidos alrededor de significados culturales). El
tercer tipo de métodos cualitativos son los grupos focalizados que se utilizan para una
variedad de propósitos. Los estudios de opinión pública y de publicidad hacen uso y abuso
de los grupos; no obstante no incluiría este tipo de práctica entre las metodologías
cualitativas sino entre los denominados grupos de discusión o entre las encuestas y
entrevistas colectivas.
Lo que entendemos por grupos focalizados en el contexto de la investigación cualitativa
está orientado hacia el estudio de la construcción de modelos y significados en situaciones
de interacción social. Planteado desde una perspectiva fenomenológica el grupo focalizado
no es solamente una técnica para recoger datos o producir información exploratoria o
pretest de encuestas sino que es un método para lograr acceder a lo que Schutz (1972)
denomina “la intersubjetividad o descripciones ordinarias de la realidad compartidas por la
gente”.
Aunque el grupo focalizado no es una panacea que resolverá todas las limitaciones
imaginables de la investigación cualitativa, sirve para investigar temas difíciles de abordar
en una situación de entrevista individual; como son por ejemplo temores, sufrimientos,
prejuicios, sexualidad, enfermedades y también fantasías o ilusiones alrededor del
consumo. El objetivo es averiguar qué significado tienen esas cosas para las personas
cuando sus ideas y opiniones son confrontadas con las de otros en una situación de
interacción social (aunque ésta esté artificialmente construida).
Mientras los grupos focalizados tratan de reconstruir el microcosmos de relaciones sociales,
el método biográfico interpretativo intenta construir un puente entre ese microcosmos y las
macroestructuras sociales e históricas. Su propósito es establecer cómo el curso de vida de
las personas, de los agentes sociales se articula con los procesos sociales en los cuales
sus vidas se desenvuelven.
La investigación biográfica consiste en el despliegue de las experiencias de una persona a
lo largo del tiempo, lo cual incluye una selección consciente e inconsciente de recuerdos de
sucesos o situaciones en las cuales participó directa o indirectamente; y su interpretación
mediada por las experiencias posteriores. Por lo tanto el relato que hace la persona no es
sólo una descripción de sucesos sino también una selección y evaluación de la realidad.
El punto crucial del argumento es que la teoría comanda todo el proceso de investigación.
Que la manera específica en que es planteado un tema de investigación deriva en objetivos
que condicionan los métodos elegidos. Es decir, todo no va con todo. Si nuestro objetivo es
analizar la distribución de un fenómeno en una o varias poblaciones y establecer cuáles son
los factores que explican las diferencias entre ellas, el método deberá responder a esos
objetivos con lo cual el margen de elección se mueve en el campo de los métodos
cuantitativos, sea la encuesta o los datos estadísticos secundarios. Si en cambio deseamos
conocer las fantasías y temores construidos alrededor de ese fenómeno, o alguno vinculado
a él, la metodología cuantitativa será de poca utilidad. No digo que es imposible aplicarla,
digo que por sentido común conviene elegir algunos de los métodos cualitativos. Esto se
aprende en la práctica de la investigación ya que el investigador no trabaja en aislamiento
sino que toma en cuenta las experiencias anteriores propias y ajenas. La formulación del
objetivo a partir del marco teórico es el nudo central de una investigación.

Fernandez - Incumbencias interpretativas en el ámbito institucional: lo individual, lo


grupal, lo institucional.
Entendemos que la comprensión de las instituciones requiere del aporte de disciplinas como
la sociología, la historia, la psicología política, la ecología, la psicología del trabajo, el
psicoanálisis, la antropología.
El psicoanálisis nos permite el análisis de la dimensión fantasmática de las
representaciones sociales. El aparato psíquico se constituye históricamente a partir de una
historia individual, familiar, social y cultural. Y es en las instituciones donde se dará el
entrecruzamiento de lo histórico individual con lo histórico colectivo.
La elucidación de la dimensión fantasmática será tarea insoslayable del psicólogo
institucional psicoanalítico. Será a través del discurso que esta tarea podrá ser llevada a
cabo y será la interpretación el modo de explicitación de la urdimbre fantasmática que se
despliega en esa organización en particular. También es posible hacer una lectura de
fenómenos sociales, comprender institucionalmente fenómenos de lo social más amplio que
el acotado mundo de las organizaciones.
La institución puede usarse como sinónimo de organización o en un sentido amplio referido
a las regularidades histórico-culturales.
El discurso en el ámbito institucional es aquello que en forma oral o escrita, formal o
informalmente, nos informa de estos argumentos fantasmáticos y de lo que ocurre en esa
organización. Y llamamos interpretación a la puesta en palabras por parte del equipo
consultor, aquello no sabido por los miembros de la institución que causa, junto con otros
factores, el malestar y el sufrimiento institucional. Cuando hablamos de discursos, debemos
distinguir: el discurso individual, el grupal y el institucional, dependiendo de que el sujeto
nos hable de sí mismo, que sea un emergente grupal o que sea una voz institucional
portadora de fantasías colectivas de la organización.
El analista está autorizado por cada paciente y por el grupo para hacer explícitas esas
fantasías, conciente lo inconciente, en ese ámbito público-privado que es un grupo
terapéutico.
Pero cuando se demanda nuestra intervención en una organización, se pide que
entendamos y explicitamos aquello que les ocurre a los sujetos como miembros de la
organizaciones, se nos autoriza a la interpretación de lo colectivo y de ninguna forma a la
interpretación individual.
En general la comprensión psicoanalítica de las instituciones requiere de un psicólogo
sólidamente formado en el área individual que sea además grupalista y sobre esa formación
se va a instalar la específicamente institucional. Ya que cuando un sujeto habla en una
institución su discurso portara simultáneamente tres discursos superpuestos: el individual. el
grupal y el institucional.

Fernandez - La entrevista institucional


La entrevista es un instrumento metodológico central para gran número de disciplinas y
prácticas. Cada disciplina y cada práctica, desde su especificidad, la utilizara con distintos
objetivos. Una entrevista supone una interacción comunicativa entre dos o más sujetos en
torno a una temática o asunto a tratar.
La entrevista institucional
Como institucionalistas el foco de atención estará puesto en aquello que los sujetos nos
pueden informar acerca de la organización a la que pertenecen y que es objeto de nuestra
indagación.
El informante clave es un miembro de la comunidad que no sólo tiene la información
específica más veraz, detallada acerca de la temática en cuestión, sino que está mejor
dispuesto a transmitirla, funcionando como un verdadero aliado de nuestra indagación. Y
también a lo largo del trabajo de campo pueden aparecer otros informantes, personas que
no considerábamos de antemano como poseedores de un saber privilegiado sobre la
temática pero que pueden dar información valiosa vinculada con el tema que nos interesa.
El concepto de informante clave es central para el trabajo del institucionalista es por ello que
se debe hacer una selección previa por el tiempo acotado para realizar el rastreo.
Como psicólogos institucionales abordaremos al sujeto como sujeto social, como miembro
de una comunidad determinada, de una organización específica a la cual pertenece y de la
cual nos puede informar con conocimiento de causa. Este, nos comunicará su versión
subjetiva de como son las cosas en esa organización. Pero cuando entre crucemos los
datos obtenidos de los distintos informantes veremos surgir un argumento institucional que
se despliega ante nosotros. Este entramado significativo colectivo permitirá conocer el
funcionamiento de la organización y de los sujetos que allí viven, trabajan, sufren y gozan.
La elección de los informantes claves
El primer acercamiento al campo nos permite realizar una observación del mismo, nuestra
presencia va a producir un efecto en los miembros de la organización y va a influir en la
información que obtengamos. Por eso es muy importante nuestra actitud.
Tenemos que tener en cuenta que somos extranjeros, que aunque seamos profesionales,
los que más saben de la organización son los que pertenecen a la misma.
Uno de los obstáculos tiene que ver con el hecho de que todos conocemos algo de las
instituciones y la tendencia a veces puede ser la de ir a constatar aquello que ya sabemos o
creemos saber. Una estrategia útil es la de poner por escrito previo al primer contacto con la
organización todo aquello que se sabe de las instituciones. Los preconceptos, prejuicios,
opiniones, broncas, enamoramientos que tengamos y que a lo largo del trabajo nos
permitan hacer el análisis de la implicación
En este mismo sentido hay que abstenerse de estudiar organizaciones donde se esté
implicado profesional o personalmente.
Cuando somos llamados a intervenir como psicólogos institucionales, se nos abrirán las
puertas a la observación y las entrevistas de una manera distinta que cuando nos
acercamos a una organización por nuestro interés de investigar, o de realizar un trabajo de
campo.
Se puede pedir para un primer acercamiento una observación más sistemática a modo de
una visita guiada. Esta observación y la charla con el responsable nos permitirán hacer una
primera selección de los informante claves y del tipo de información que podríamos obtener
de cada uno de ellos.
Para tener un panorama más o menos completo del funcionamiento de una institución
debemos indagar aspectos del funcionamiento formal de la organización, el organigrama,
las distintas tareas que se realizan, cantidad de personal destinado a cada una de ellas,
objetivos de la organización. También será necesario conocer el funcionamiento efectivo.
Todas estas dimensiones de análisis nos guiaran para encontrar informantes adecuados.
Confidencialidad
Nuestra práctica profesional como psicólogos nos obliga al secreto profesional. Aun en el
caso de tener que confeccionar un informe debemos respetarlo, informando el diagnóstico
pero no develando el material de donde lo obtuvimos.
También el secreto profesional o la confidencialidad se extenderá al nombre de la
institución.
Organización de las entrevistas institucionales
Cuando me refiero a la organización de las entrevistas institucionales, aludo a dos
cuestiones: la primera se refiere a la secuencia de entrevistas a realizar, la segunda a la
organización interna de cada una de las entrevistas.
● Intervención institucional: El que nos consulta nos irá contando los problemas
institucionales que le interesa que abordemos y eso servirá de guía para organizar
las entrevistas.
● Trabajo de campo y la investigación: Tenemos ya algunos ejes de análisis de
nuestro interés
● Organización: En lo posible de las secuencias de entrevistas será la de ir de lo más
amplio y genérico a lo más específico y comprometido.
Cuando se comienza el trabajo, y se tienen algunas hipótesis o ejes de análisis, conviene
construir una guía de temas orientadores para las entrevistas, tratando de cubrir todos los
temas de interés. Es preferible una guía de termas y no un listado de preguntas.
La primera entrevista dejará una impronta del trabajo que intentamos realizar del como lo
haremos. Y debemos siempre dejar en claro nuestro papel allí.
Es importante no sacar conclusiones apresuradas sin información suficiente. Esto puede
pasar sí estamos más vinculados con nuestras experiencias laborales o vitales que con la
institución que intentamos conocer. Este tipo de cuestiones hace necesario ir registrando
todo lo que nos fue pasando al percibirla. Esto permitirá un mejor procesamiento de los
datos luego de la entrevista.
La primera entrevista abrirá el panorama de los próximos informantes clave y el
ordenamiento secuencial de las entrevistas. En muchos casos tendremos que ajustarnos a
las posibilidades de las personas a entrevistar.
En relación con el ordenamiento interno de la entrevista habrá que diferenciar las nociones
de las distintas entrevistas:
★ Entrevista abierta: Se intenta que sea el entrevistado quien estructure el campo.
Esto tiene valor diagnóstico.
★ Entrevista dirigida: Consiste en una serie de preguntas pautadas, precisas que en
general requieren respuestas cortas.
★ Entrevista semidirigida: Puede empezar con preguntas abiertas y a partir de lo que
va surgiendo el entrevistador va haciendo preguntas más específicas de
profundización.
En el rastreo institucional conviene comenzar con preguntas abiertas y luego ir
profundizando progresivamente gradualmente. En donde el entrevistado en un principio
será más formal para luego ir disminuyendo la tensión a lo largo de la entrevista.
La pregunta hecha en plural facilita que el entrevistado responda como integrante del
colectivo que representa y no desde su propia subjetividad.
Las preguntas no deben ser inductivas o inducidas ya que nuestra intención es obtener
información intentando que nuestras opiniones no se filtren en las preguntas.
El lenguaje de la entrevista
El lenguaje no es sólo una forma de expresarse con un código compartido, es también un
sistema de significación que muestra a un observador-escucha atento y la visión del mundo
y de las cosas en la vida cotidiana del hablante, sujeto singular o colectivo.
Entender los códigos culturales de la organización, a través del discurso de sus miembros
es parte de la tarea de comprensión de un institucionalista. Prestar atención al lenguaje,
permite adecuar nuestro lenguaje al de nuestro interlocutor.
La historia de vida
Como institucionalistas se utilizan tipos de historias de vida tomando al sujeto como vocero
de su tiempo, de un grupo determinado, de un lugar determinado, etc.
La historia de vida se construye con entrevistas en profundidad donde las preguntas giran
sobre la vida del sujeto dentro de la organización. Las historias de vida se construyen
generalmente colectivamente obteniendo así información muy rica acerca de la vida y la
historia de esa organización.
Entrevista grupal
La entrevista grupal es una entrevista con un grupo de personas que comparten alguna
característica, forman parte de algún colectivo homogéneo en algún sentido. Se apela a la
entrevista grupal porque en corto tiempo se puede conocer la opinión de muchas personas,
también porque grupalmente se va generando una historia común de anécdotas, recuerdos,
vivencias que enriquecen cualitativamente la información en torno a la temática que
indagamos.

Malfe - Fantasía e historia


Cada vez que el psicólogo es llamado a intervenir con su quehacer profesional en un ámbito
colectivo, verifica que el objeto se va constituyendo a o re-construyendo con el discurrir del
tiempo y del diálogo. Ese objeto es de contextura temporal: trátese de una historia o de un
entrelazamiento significativo de historias.
Freud expuso fundamentos psicoanalíticos acerca de la historia. Entre los factores que
determinan el curso de una historia ubica una secuencia de transformaciones de la
“estructura” constituida por los enlaces fantasmáticos recíprocos. Dicha secuencia obedece
a rigurosa lógica interna.
En la actualidad el psicólogo tiene ocasión de acceder al discernimiento de formas
generales de historias, individuales y colectivas, cuyo paradigma es el edipo, con variantes
típicas.
El psicólogo clínico suele creer que es posible considerar que una estructuración
fantasmática puede ser entendida a través de la reconstrucción de lo singular de una
historia individual sin atender el contexto cultural colectivo ni a la historia de este. En ese
error no puede incurrir el psicólogo que tenga una práctica con grupos u organizaciones.
Ocurre en esos campos con mayor nitidez fantasías que subyacen a múltiples historias que
son narradas o puestas en escena o en acción allí, en esos ámbitos colectivos, nos revelan
un carácter común.
Se hace forzoso así reconocer la vigencia de matrices culturales, ideológicas, que
argumentan de maneras típicas los mundos subjetivos, como productos históricos,
coetáneos o sucesivos, de determinados procesos de fantasmatización.
La secuencia esperable que psicólogos o psicoanalistas empezaron a discernir así en el
procesos históricos colectivos tiene como eje la serie de transformaciones de la fantasía
que Freud denominó como “estructura libidinosa”, “ficción (o ilusión)” de la que depende la
existencia misma de la colectividad en el plano psicosocial profundo. La convergencia
libidinosa en una persona caracteriza a dicha estructura. Podemos concebirla ya instaurada
como el primer momento de una serie de transformaciones. Sin embargo, debe
considerarse idealmente un momento anterior. Antes de producirse la conversión a la
unidad colectiva, prevalece un estado al que le cuadra el nombre de “a-versión”: los efectos
de lo que Freud denomina “narcisismo de las pequeñas diferencias”, no están
contrarrestados todavía por la (nueva) plasmación ideal unificadora.
Instaurada la estructura libidinosa puede comenzar un proceso histórico colectivo. Su primer
movimiento va en el sentido de producir el equivalente del “parricidio originario” de Tótem y
Tabú. Ese primer desenlace es trágico, sí es brusco surge el pánico y la disolución del
grupo. Sí en cambio es durante un período más o menos largo de sub-versión, se fueron
abonando sentimientos de solidaridad entre los subyugados, podrá instituirse acaso la
“alianza fraterna”. Su alternativa o antagonismo implícito, siempre presente como amenaza
para la unidad colectiva, será la guerra fraterna o sea fratricida.
Puede verificarse que la primitiva forma de convergencia libidinal hace presión por
reinstaurarse, lo mismo que sus inevitables consecuencias, sacudiendo así aquellos
movimientos “corsi e ricorsi” de la historia. Se van generando con ello productos
institucionales cada vez más complejos. La posibilidad del retorno a la situación aversiva
inicial está siempre latente, ya sea como resultado de un desmenuzamiento por la
multiplicación de controversias o antagonismos que separen a cuantos adversarios puedan
allí constituirse ya por brusco colapso generador de pánico. En la medida, sin embargo, en
que el proceso continúe, quedaran condensados o yuxtapuestos en aquellos productos,
transaccionales, los resultados de momentos sucesivos anteriores de esa historia. A lo largo
de ella, las alianzas y las guerras fraternas y las reconvergencias en figuras unificadoras
habían ido marcando sucesivos progresos hacia un punto en el que la capacidad de
representar valor libidinal esté repartida hasta el límite de la diversidad conjunta allí posible.

Vitale - Perspectiva organizacional de una consulta institucional: Los del Fondo.


La consulta partió del equipo directivo y parte del equipo docente de una escuela pública del
conurbano bonaerense que funciona en dos turnos (mañana y tarde). Fue realizada entre
los meses de agosto y octubre del año 2000. Tal como se hace en forma habitual, en esta
ocasión y ante el requerimiento de la institución, se concretaron una serie de reuniones
preliminares, en este caso tres, con el objeto de permitir a los consultantes formular sus
necesidades. Se fijaron en esos encuentros previos días y horarios de las reuniones futuras,
honorarios y fecha de finalización de la primera etapa, llamada diagnóstica. Luego de haber
considerado diferentes alternativas, se acordaron seis reuniones de dos horas de duración
cada quince días, fuera del horario de clases y dentro del establecimiento educativo.
Se fijaron los días y horarios para las reuniones de equipo en Obrador y para las reuniones
de Supervisión que se llevaron a cabo a lo largo del proceso de intervención institucional.
En las mismas se analizaron los puntos de importancia, los pasos y estrategias a seguir en
las siguientes reuniones, la propia implicación y la de los consultantes, la transferencia y la
contratransferencia.
Motivo de la consulta
Los consultantes manifestaron en las reuniones preliminares tener cinco problemas: calidad
de aprendizaje - violencia y convivencia - relación escuela comunidad - área de lengua -
ausentismo de docentes. A partir de los dichos de los consultantes pudimos inferir que tras
estos “problemas” se encontraba la demanda de la consulta, a saber: proyectos que se
iniciaban bajo un compromiso formal y voluntario de los docentes y que a través del tiempo
quedaban suspendidos o no iniciados, situación que no era informada a los directivos, ni
siquiera era hablada entre los propios docentes; alta rotación de docentes debido a que no
eran nombrados en forma oficial y renunciaban al conseguir nombramiento en otro lugar,
siendo reemplazados por docentes sin experiencia ó estudiantes de la carrera; la formación
de los docentes era variada ya que pertenecían a diferentes disciplinas y poseían títulos
profesionales heterogéneos que los habilitaban para ejercer la docencia, por ejemplo el
profesor de matemáticas era maestro mayor de obras. Además había un alto monto de
violencia instalada desde afuera de la escuela, desde el contexto y también generada desde
adentro a partir de un acendrado individualismo que promovía falta de compromiso grupal y
de cooperación.
Con respecto al pago de honorarios
Hablaron de diferentes posibilidades en relación con la obtención del dinero para el pago de
la consulta, tales como: solicitarlo al Distrito Escolar, realizar “eventos” para la recolección,
aportar desde el propio bolsillo, pedirlo a la cooperadora de la escuela. Luego surgió la idea
de obtener la colaboración monetaria de una prestigiosa firma de la zona. Esto último fue lo
que lograron y así fue como abonaron la consulta.
Pautas del presente escrito
Analizaremos a continuación las siete dimensiones que plantea el Lic. Aldo Schlemenson,
autor de la corriente del Análisis Organizacional.
● Contexto:
Tomando el macro contexto pensamos que los sucesos económicos políticos ocurridos en
las últimas décadas en nuestro país, las presiones de una fuerte deuda externa con su
secuela de privatizaciones, hecho que generó entre otras cosas un alto índice de
desempleo, provocaron el fenómeno social de una clase media en proceso de extinción y
una clase baja cada vez más pobre, en el marco de un proceso de ajuste generalizado.
En referencia al micro contexto, la escuela inaugurada en 1995, fue denominada por los
vecinos del barrio como “la del fondo” en una doble alusión, por un lado por su ubicación
geográfica con respecto a los otros establecimientos educativos de la zona y por el otro por
estar ubicada en la región mas carenciada del barrio, rodeada de calles de tierra y a
escasos metros de una ruta. En sus comienzos contaba con 200 alumnos, pasó a tener 700
a raíz de la reforma educativa llevada a cabo en el ámbito nacional en 1997.
Simultáneamente y atendiendo a las necesidades de la población escolar
asistente,instalaron en el establecimiento, por orden del Ministerio de Educación de la
Provincia de Buenos Aires, un comedor para 400 alumnos.
En el centro de los problemas de este micro contexto estaban los chicos, que para este
proceso de consulta institucional no tuvieron voz. A sus carencias estructurales se sumaban
las carencias del sistema educacional (recursos humanos, económicos, etc.) No podían
competir con chicos de otras escuelas, lo que acentuaba su pertenencia a la escuela “del
fondo”. Mientras tanto los docentes se preguntaban si los niños eran enviados por sus
padres a la escuela para estudiar o para que tuvieran un plato de comida, al menos una vez
al día. La violencia del contexto del que provenían se ponía en acto en la escuela a punto tal
que las comidas que se les servía en el comedor eran elaboradas en función de evitar el
uso del cuchillo ya que existían antecedentes de actos de violencia con el mencionado
elemento. La turbulencia del contexto en general y en particular provocaba situaciones de
inestabilidad laboral, emocional y organizacional que se reflejaba en la alteración del
funcionamiento del conjunto institucional.
● Proyecto
Para la corriente organizacional, lo que determina que una organización se haya constituido
y funcione de una determinada manera es el proyecto, el que constituye su soporte
fundamental. Debe ser creativo, dinámico, sólido; se modifica en el sentido de introducir
innovaciones a través del tiempo, por lo tanto no es ni rutinario, ni burocrático, ni estático.
Para el caso de la organización que nos ocupa en este escrito, el proyecto se centraba en la
educación de los niños, partiendo de una definición macro establecida por el Estado
Nacional con respecto a la educación en el país que, por Ley Nacional, es obligatoria en el
primer, segundo y tercer ciclo. Dicho proyecto es desarrollado por el Estado Provincial a
través de su Ministerio de Educación, quien por intermedio de sus distritos lo lleva a cabo en
todos los establecimientos educativos.
Parte del proyecto educativo permanente comprende al PEI (Proyecto Educativo
Institucional) que se centra en la elaboración de pequeños proyectos en función de cubrir
las necesidades de crecimiento, organización y asistencia dentro del Establecimiento
Escolar. Estos proyectos fueron concebidos y acordados por los directivos y docentes de la
organización abordada mediante una asamblea, en la cual se organizaron los “grupos de
trabajo” en torno a cada uno de los proyectos. Los mismos fueron elevados a las
autoridades superiores (Distrito Escolar). En función de la asamblea realizada se
comprometieron cinco proyectos en el marco del PEI cuyos títulos eran:
➔ Calidad Educativa
➔ Convivencia
➔ Violencia
➔ Ausentismo
➔ Lengua
En el transcurso de nuestra intervención pudimos detectar que ni los grupos de trabajo ni
los directivos habían pautado de antemano la modalidad de realización de la tarea que
pondría en marcha la concreción de los proyectos; los directivos daban por sobreentendido
que los grupos de trabajo se autogestionarían y estos últimos esperaban que los directivos
les marcaran los pasos a seguir. Lo que sí quedó claro es que serían desarrollados fuera
del horario escolar y como parte de las tareas extra-programáticas.
Tomamos conocimiento también de que muchas de las dificultades para la realización de
los proyectos del PEI se originaban debido a que los integrantes de cada grupo de trabajo,
en algunos casos recién se conocían, en otros trabajaban en diferentes horarios de labor,
algunos estaban sobrecargados con tareas extra programáticas (recreos, comedor,
biblioteca, etc.) y, además, existían profesores con horarios part-time que trabajaban en
otros establecimientos educativos; otra dificultad o agravante era que los miembros de los
grupos de trabajo no poseían experiencia en trabajos grupales anteriores y que en muchos
casos había docentes que se incluían en proyectos casi por obligación.
Transcurrido un tiempo considerable los directivos de la Escuela observaron el
estancamiento de los proyectos del PEI y la imposibilidad de lograr su concreción; en ese
momento decidieron incluir dentro del PEI como un proyecto más la realización de una
consulta institucional.
● Tarea y tecnología
La tarea primaria es la actividad central de toda organización, para llevarla a cabo esta se
vale de la tecnología específica e inherente a los objetivos organizacionales. Ahora bien, la
actividad central de toda organización se discrimina en tareas que podríamos llamar
secundarias y que se integran luego dando sentido y forma a la tarea central. Por otro lado,
no debemos olvidar que la realización de tareas involucra problemas que deben resolverse
para alcanzar los objetivos esperados.
Teniendo en cuenta que la tarea primaria de la escuela es la transmisión de conocimientos,
era lógica la preocupación de sus miembros en cuanto a que “lo pedagógico”se diluía
prevaleciendo “lo asistencial”. Se ponía en evidencia una sobrecarga de tareas provocada
por el aumento de la cantidad de alumnos y por la instalación en la escuela de un comedor
que, vale la pena aclarar, era atendido por los docentes en forma rotativa.
En cuanto a la tecnología, los escasos medios materiales de los que disponían, agravaban
ciertamente la situación descripta, a esto se agregaba la queja de los profesores
incorporados a partir de la reforma, en el sentido de que su labor docente no era
supervisada, en parte porque los años superiores (8vo. y 9no.) habían sido ubicados en un
ala posterior del establecimiento, lo que los condenaba a ser “los del fondo”, reiterando la
situación de exclusión que tenía la escuela dentro del contexto. En este escenario, los
docentes y el equipo directivo, expresaban su frustración ante el fracaso en el cumplimiento
de los objetivos de la tarea docente, ya que a pesar del esfuerzo de todos “los chicos no
aprenden”.
● Estructura
La estructura hace referencia al marco formal necesario para el adecuado funcionamiento
de cada organización en particular.
La escuela abordada dependía de una organización mayor (Ministerio de Educación –
Distrito Escolar) que le establecía, en gran medida, la estructura organizativa. Contaba con
700 alumnos, 16 titulares maestros de grado, 45 docentes provisorios, 10 auxiliares, todos
distribuidos en los dos turnos, una directora y una vicedirectora; además funcionaba la
cooperadora escolar con 12 cargos elegidos en asamblea anual, aunque en la realidad “solo
2 o 3 padres vienen a trabajar”, y por último, el personal de limpieza.
La directora hacía un turno en vez de dos como debería, reemplazandola diariamente la
vicedirectora. En cuanto a los mecanismos de comunicación inferimos que en la escuela
predominaba lo informal y la formalidad escrita solo era utilizada por los canales de
inspección desde y hacia el Distrito Escolar. Este estilo de comunicación informal era
generador de malestar ya que origina frecuentemente malos entendidos y/o distorsiones
A. La estructura formal comprende el ejercicio del cargo correspondiente a la directora
del Establecimiento y en forma vertical descendente la vicedirectora, las secretarias,
los docentes y el personal de limpieza.
B. La estructura presunta, tal como la perciben los miembros de la organización, pone
en evidencia una indiscriminación de roles, lo que provoca un grado considerable de
disfuncionalidad. Los docentes se quejan porque nadie controla ni sanciona a los
que no cumplen, los directivos sostienen que el poder lo deben ejercer “todos”.
C. La estructura existente, la que realmente opera, pone de manifiesto una falta de
diferenciación entre los roles de la directora y la vicedirectora, quienes, por cumplir
distintas tareas por fuera de la escuela, comparten el poder de decisión y las
atribuciones, emparejando una situación que debería ser jerárquicamente
asimétrica. Hay también indiscriminación en los roles ejercidos por el personal de
base ya que la realidad de la escuela les exige el cumplimiento de tareas no
relacionadas con el ejercicio docente.
D. La estructura requerida surgiría de una clarificación de los roles y funciones para
delimitar las respectivas responsabilidades. Esto les permitiría bajar el nivel de
tensiones y conflictos que se observa entre los miembros de la organización.
● Integración psicosocial
En toda situación laboral hay interrelación entre el mundo externo y el mundo interno de los
sujetos, en ese interjuego cada cual trata de encontrar un equilibrio atribuyéndole a otros
aspectos de la propia personalidad convirtiéndose esos otros en depositarios de estos
aspectos como forma de mantener una identidad que se siente amenazada.
Entre el grupo de docentes de la escuela permanentemente unos hablaban de otros
adjudicándose entre sí falencias, falta de interés y responsabilidad, con lo cual se generaba
una rivalidad que podríamos denominar “rivalidad entre hermanos”. Esta situación originaba
en este equipo docente sentimientos ambivalentes de amor-odio, inferioridad-superioridad,
protección desprotección. Como defensa ante lo expuesto “pretendían” que sus superiores
les marcaran límites.
Por su parte los directivos consideraban que sus subordinados, además de funcionar
autogestivamente creando sus propios límites y reglas de convivencia, debían participar en
las tareas bajo la premisa de inter disciplina, inter turnos, inter ciclos, lo cual originaba
mayores conflictos en la integración psicosocial.
● Aprovechamiento de los recursos humanos
En esta dimensión centramos la atención en los factores que hacen a las condiciones de
trabajo de los sujetos en las organizaciones. Este punto resulta central si tenemos en
cuenta que “...en el (trabajo) transcurre una gran parte de la vida y del tiempo. Ofrece una
oportunidad única para la realización personal”. Se desprende que el trabajo, como una de
las cuatro instituciones básicas de toda sociedad, adquiere vital importancia en el transcurso
de la vida de los sujetos. Tanto la satisfacción como la insatisfacción laboral marcan una
impronta en la subjetividad de las personas.
1. Salario:​ Resulta especialmente difícil plantear este ítem sin tener en cuenta el
momento histórico de la consulta, signado por marchas, paros, clases públicas, todo
en busca de un reconocimiento salarial digno y acorde con la tarea realizada. El
primer punto que destacamos es que en ningún momento los consultantes hicieron
referencia al tema salarial. De todas maneras podemos inferir que si lo que se
considera salario justo surge de las comparaciones que el sujeto hace con sus
pares, en esta escuela habría por parte de algunos docentes cierta disconformidad
planteada, sobre todo en la reiterada queja que formulaban algunos docentes en
relación con que siempre eran las mismas personas las que trabajaban; es decir que
todos cobraban lo mismo pero no todos cumplían con su trabajo de igual modo.
2. Carrera:​ En este punto se hace referencia a las posibilidades de desarrollo individual
del sujeto dentro de una organización. Resulta dificultoso plantear si en esta escuela
estaban dadas las condiciones para que los sujetos que allí trabajaban tuvieran un
desarrollo individual en términos de “carrera”.
Pensamos que el docente es docente por vocación más que por aspiraciones de
ascenso organizacional. De todas formas no podemos dejar de mencionar que, aún
dentro del desarrollo áulico cotidiano, los docentes de esta escuela no veían
cumplidas sus expectativas en cuanto al reconocimiento de su desempeño
individual.
3. Tarea: ​Debe brindar la satisfacción necesaria para ser llevada a cabo con agrado.
Cuando la tarea es monótona y rutinaria aumenta la tendencia al aburrimiento. Si
bien la tarea primaria del docente puede aparecer como rutinaria, el preparar cada
clase conlleva un acto creativo cuya magnitud dependerá del docente mismo y no de
la tarea que realiza. En este punto no evidenciamos conflictos dentro de la escuela.
Sí podemos destacar que lo que aparecía como altamente conflictivo era toda la
tarea en relación con las actividades extra-programáticas ya mencionadas y que
resultaban fuente de disgusto e insatisfacción laboral.
4. Confort y salubridad: ​ Ciertos aspectos del medio ambiente actúan en detrimento del
deseo de trabajar de los sujetos. Como hemos manifestado en la dimensión del
contexto, la escuela se encontraba emplazada en una zona carenciada, rodeada de
calles de tierra y a pocos metros de una ruta. La escasa iluminación y la poca
afluencia de medios de transporte frenaban la iniciativa de algunos docentes.
● Grupos internos de poder
En toda organización encontramos grupos internos de poder que son proclives a entrar en
conflicto. En la dinámica particular de la escuela abordada, es posible identificar un grupo
de poder compuesto por la vice directora y algunos docentes que parecen apoyar las
directivas que emanan de la autoridad. Otro grupo estaría integrado por los profesores y
maestros incorporados a partir de la reforma educacional y que parecen estar como “de
paso” por la escuela, no comprometiéndose demasiado con los objetivos del equipo
directivo. Lo expuesto crearía una situación de conflicto entre oponentes, produciendo
desequilibrios que impedirían, en cierta medida, la concreción de los proyectos acordados
con la conducción.
● Reflexión final
Tal como destacamos, la existencia de problemas tanto en el macro como en el micro
contexto, incidieron directa e indirectamente en la estructura organizativa provocando un
deterioro en el desempeño de las funciones y en la asignación de roles, configurando un
área crítica a ser considerada. A su vez, esta problemática afectó la realización de los
proyectos que eran impuestos por directivas internas y por el Distrito Escolar. Lo que sí
pudieron llevar a cabo algunos miembros de la escuela fue el proyecto de la consulta
institucional, también enmarcado dentro del PEI, con lo que se comprobó que dentro de un
marco establecido por agentes externos (consultores) era factible lograr cierta toma de
conciencia de la realidad en que estaban inmersos.

Vitale - El psicólogo institucional y su rol de cartógrafo


El rol del psicólogo institucional diseña y elabora su propia cartografía de abordaje
atendiendo como variables principales las características intrínsecas de la organización, sus
atravesamientos institucionales y el motivo por el cual fue convocado. Será necesario llevar
a cabo su práctica de cartógrafo no sólo a la hora de planificar un proceso diagnóstico, sino
también frente a las instancias de devolución y de intervención, siendo una función
fundamental de su quehacer profesional la toma de decisiones respecto de las líneas de
abordaje teórico prácticas que adopte ya que están fundamentan sus acciones presentes y
futuras.
Desarrollo
Tomando los aportes de la corriente de Análisis Organizacional podemos definir según
Schlemenson la estructura y la dinámica como una estrategia de abordaje que que involucra
un proceso de cambio pactado contractualmente entre los miembros que componen un
sistema organizacional determinado y un analista independiente para colaborar en la
resolución de problemáticas que obstaculizan el desarrollo de los componentes del sistema.
El autor le otorga al contexto un lugar central e imprescindible para significar la estructura y
la dinámica organizacional considerando difícil la concepción cerrada de sistemas
organizacionales dada su relación con el entorno, máxime teniendo en cuenta el avance
continuo de la globalización.
Es por ello que según el autor para entender la identidad de un micro o macro sistema
organizacional se debe considerar el micro y macro contexto en el cual se encuentra inserto
ese sistema, otorgando sentido e identidad a sus acontecimientos y actores sociales que allí
cohabitan.
Organizaciones totales
El ingreso a las mismas generalmente no es producto de la voluntad de los individuos que
allí residen, sino que por el contrario es el resultado de una disposición emitida por una
terceridad, ya sea judicial o médica. Todos los aspectos de la vida de sus integrantes
acontecen en un solo lugar y que a su vez, cada actividad está estrictamente programada
desde la organización.
Las organizaciones totales poseen, desde su funcionamiento organizacional, las
características de un sistema socio técnico de carácter abierto en su continua interacción e
intercambio con el medio, integrado por una red de miembros en relacionamiento constante
orientado al cumplimiento de una actividad central que la define. Es por ello que dentro del
funcionamiento de las organizaciones totales se pueden ubicar las siete dimensiones de
análisis sugeridas por Schlemenson para abordar una organización: Proyecto, tarea y
tecnología, estructura, integración psicosocial, aprovechamiento de los recursos humanos,
grupos internos de poder y contexto.
Siete dimensiones en una organización total: una articulación posible
● Proyecto
Es posible afirmar que esta es la primera dimensión a abordar, en tanto que toda
organización se inicia sobre la base de un proyecto concreto y que de la eficacia del mismo
depende la existencia de la organización. Surge para dar respuestas a deseos y
necesidades de un colectivo social y debe cumplir determinadas características para
resultar efectivo; a saber: ser dinámico, coherente y capaz de adaptarse a las necesidades
de la época. Ejemplo: Inserción a la vida social de aquellos niños y adolescentes que
estaban en la institución de menores.
● Tarea
Del proyecto se desprende la tarea primaria de la organización. Se entiende por tarea
primaria a la actividad central que toda organización lleva adelante para lograr los objetivos
esperados. Dicha tarea central será parcializada en múltiples tareas secundarias de modo
tal que se reduzca su complejidad; luego esas parcialidades serán integradas y
compatibilizadas en función del proyecto. Ejemplo: Brindar un servicio, favorecer la
socialización y educación de los jóvenes que allí residen.
● Tecnología
Representa el componente tecnológico utilizado en la realización de las tareas para lograr
objetivos, el cual incluye el componente edilicio. Ejemplo: Incluye recursos materiales y un
ambiente espacial determinado, como computadoras, teléfonos, dormitorio, baños, cocina,
etc.
● Estructura
Esta dimensión hace referencia a los distintos roles oficiales que constituyen la
organización, es el marco formal que permite operar. Según Schlemenson existen los roles
independientemente de la persona que lo ocupa, pero según Jaques y Brown, el autor
plantea 4 tipos de estructuras que coexisten en un mismo sistema:
A. Formal: Se corresponde con el cronograma.
B. Presunta: Es aquella que perciben los integrantes de la institución.
C. Existente: Es la estructura que efectivamente rige en la organización.
D. Requerida: Es la que surge del análisis realizado por equipo de intervención y que
se sugiere para un mejor manejo de la organización.
● Integración psicosocial
La presente dimensión está constituida por las relaciones interpersonales, los vínculos, que
tienen lugar entre los distintos miembros de una organización. Los sujetos a la vez que
trabajan, interactúan entre sí, por tanto comprometen su personalidad en dicha interacción,
por lo que los vínculos entre los individuos se encuentran influenciados por las emociones.
Para definir Schlemenson toma dos ejes centrales y ordenadores de las relaciones
interpersonales:
1. Vertical: conformado por las relaciones asimétricas en tanto roles y circulación del
poder que tienen lugar dentro de la organización.
2. Horizontal: Este eje hace referencia a las relaciones entre pares, relaciones de
naturaleza simétrica.
● Aprovechamiento de los recursos humanos
Esta dimensión resalta la importancia de atender las condiciones de trabajo de los sujetos
en las organizaciones, considerando que los mismos poseen comprometida una parte de su
identidad en su quehacer laboral, esperando desde allí que la organización le otorgue justa
compensación, reconocimiento y valoración personal. En este sentido el autor atiende
cuatro aspectos centrales: Salario, Carrera, Tarea y confort y Salubridad.
● Grupos internos de poder
Esta dimensión responde directamente a la problemática inherente a la división y circulación
del poder dentro de las organizaciones. Hace referencia a los sectores, roles y niveles que
conforman los grupos significativos de poder que interactúan en una misma realidad social,
y por tanto son sensibles atravesar diversos conflictos. Dos sistemas que tienen lugar en las
organizaciones:
★ Sistema ejecutivo: Son los roles que han sido sancionados y que se
encuentran institucionalizados a partir del organigrama.
★ Sistema representativo: Está compuesto por un conjunto implícito o explícito
de grupos significativos de poder. Aquellos representantes poseen como
finalidad principal la de interactuar con el sistema ejecutivo de modo tal que
ejerzan presión a favor de los intereses propios. Pueden ser explícitos,
legitimados y formalizados, como implícitos que no están formalizados, razón
por la cual son negados.
● Contexto
Considerando a las organizaciones como sistemas abiertos es que el autor le otorga a esta
dimensión un lugar central en el funcionamiento de las mismas. El contexto, en mayor o
menor medida, afecta a todas ellas.
➢ Macro contexto: Refiere a los atravesamientos institucionales que acontecen
toda organización y que determinan su devenir.
➢ Micro contexto: Refiere a la interacción del grupo cercano que circunda a la
organización.

Campetella - Definiendo el sector sin fines de lucro en Argentina


La existencia de organizaciones privadas sin fines de lucro es un fenómeno de larga data en
Argentina. Desde la época colonial y el período de la Independencia, es decir, incluso antes
de la consolidación del Estado a fines del siglo pasado, existieron instituciones de bien
público actuando en las áreas social, cultural, política y sobre todo asistencial.
Los principales obstáculos que todavía existen para lograr un mejor perfil público del sector
no lucrativo son: a) la escasez de información cuantitativa elaborada sobre el sector como
un todo - y sobre cada uno de los subsectores que lo constituyen; b) la superposición y
heterogeneidad tanto de los términos que nombran a las diferentes organizaciones sin fines
de lucro como de las normas legales que las regulan; y c) el incipiente desarrollo de
estudios que profundicen en la estructura y desarrollo del sector teniendo en cuenta los
particulares rasgos históricos, políticos y culturales de Argentina.
Principales tipos de organizaciones sin fines de lucro
La definición estructural operacional elaborada por Salamon y Anheier establece cinco
criterios que deben cumplir las organizaciones sin fines de lucro para formar parte del sector
tal como lo define el proyecto. Estos criterios son:
● estructuradas: supone la presencia de cierto grado de formalidad y de permanencia
en el tiempo, aunque no es indispensable que las organizaciones cuenten con
personería jurídica.
● privadas: que estén formalmente separadas del Estado, aunque está contemplada la
posibilidad de que reciban fondos públicos y/o que funcionarios del Estado formen
parte de su directorio.
● autogobernadas: que tengan la capacidad de manejar sus propias actividades y
elegir sus autoridades.
● que no distribuyan beneficios entre sus miembros: este criterio supone que las
ganancias generadas por la institución no deben ser distribuidas entre sus
miembros.
● voluntarias: de libre afiliación
La segunda cuestión tiene que ver con el criterio desde el cual se clasifican los diferentes
tipos de organizaciones sin fines de lucro en Argentina. Hemos considerado adecuado
combinar el uso de dos criterios: uno legal, a partir de las categorías establecidas por la ley
y uno de “uso social”, a partir del modo en que las diferentes organizaciones se nombran a
sí mismas y son reconocidas en el espacio público.
Desde el punto de vista legal, los principales términos establecidos por el Código Civil
argentino para las personas de derecho privado que no persiguen fines lucrativos son los de
asociación civil y fundación. Sin embargo, las disposiciones y conceptualizaciones del
Código Civil son muy generales y se revelan insuficientes ante la compleja realidad y la
multifacética dinámica del campo de las asociaciones civiles.
Por otro lado, existe el término legal de entidad de bien público, denominación de orden
genérico, otorgada a todas aquellas entidades que se inscriben en el Registro Nacional de
Entidades de Bien Público. Si bien la obtención del estatuto de entidad de bien público no
es obligatoria -es decir, la inscripción en el Registro es optativa- es conveniente, puesto que
muchas instituciones donantes y la mayoría de las reparticiones estatales lo exigen para
otorgar donaciones o subsidios. Al ser esta una calificación de segundo grado, creemos
más pertinente excluirla de la categorización que haremos aquí, en tanto su inclusión
generaría problemas de superposición.
Tipología de organizaciones sin fines de lucro:
★ Asociaciones civiles:
● Cooperadoras
● Organizaciones de colectividades
● Sociedades de fomento
● Bibliotecas populares
● Academias Nacionales y Centros de investigación
● Organizaciones No gubernamentales
● Organizaciones de Base
★ Fundaciones:
● Políticas
● Culturales
● Educativas
● Médicas
● De asistencia social
● Empresarias
★ Mutuales:
● Previsión social, Credito, Vivienda, Salud, Consumo
● Excepto las financieras y de Seguros.
Casos hibridos
★ Cooperativas:
● De trabajo, agropecuarias, de Servicios Públicos
● Excepto comerciales, industriales, Bancarias y de servicios
★ Obras Sociales:
● Sindicales, de Personal de Dirección y por Convenio con Empresas Privadas
o Públicas
★ Sindicatos:
● Por rama de Actividad y por Empresa
Asociaciones civiles
Desde una perspectiva jurídica, el término asociación civil –así como fundación– está
establecido en el artículo 33 del Código Civil argentino para las entidades sin fines de lucro,
las cuales son definidas como organizaciones que surgen de la mancomunión de ideas y
esfuerzos de un grupo de personas, tendientes a cumplir una finalidad de bien común, y que
se encuentran en la órbita de contralor de la Inspección General de Justicia.
Las características de estas entidades son las siguientes:
● objeto de bien común
● ausencia de finalidad lucrativa
● patrimonio propio
● capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones
● autorización estatal para funcionar
● imposibilidad de subsistir únicamente de asignaciones del Estado
Cooperadoras
Este término alude a las entidades que forman los mismos usuarios en torno a hospitales y
escuelas, a fin de contribuir al sostenimiento de estas instituciones. Para la recaudación de
fondos a tal fin, suelen organizar eventos u otras estrategias como rifas, venta de bonos
contribución o cobro de cuotas voluntarias. Reciben además subsidios del Estado y actúan
como proveedoras de servicios estatales, como es el caso de los comedores infantiles
gestionados por las cooperadoras escolares. Estas entidades son asociaciones en sentido
amplio y, en tanto tales, están bajo la órbita de la Inspección General de Justicia.
Organizaciones de colectividades
Las asociaciones formadas por colectividades han jugado un rol importante en la formación
del sector sin fines de lucro, debido a la fuerte influencia de la inmigración en la constitución
de la población argentina. La mayoría de estas asociaciones provienen de las oleadas
inmigratorias llegadas a Argentina entre finales del siglo pasado y principios de este siglo. Si
bien una alta proporción pertenece a las colectividades española e italiana, también son
importantes las colectividades judía, árabe, armenia, alemana y otras de Europa occidental.
Formalmente, casi la totalidad son asociaciones civiles o mutuales y desarrollan actividades
culturales, deportivas, sociales y benéficas. Asimismo, son de gran importancia los
hospitales creados por estas colectividades, los que surgieron a principios de siglo como
anexos sanitarios de las respectivas sociedades de beneficencia, para transformarse en la
actualidad en instituciones que prestan servicios de alta calidad sin hacer distinciones de
nacionalidad.
Sociedades de fomento
Los orígenes de estas organizaciones se remontan hacia la década del veinte de este siglo,
cuando se extendió el espacio urbano y se formaron barrios periféricos al centro de la
ciudad. En este contexto, surgieron asociaciones de vecinos para hacer frente a
necesidades como la extensión de servicios públicos o la apertura de espacios de
sociabilidad y educación. Actualmente las sociedades de fomento realizan múltiples
actividades: demanda de mejoras urbanas para el barrio, talleres artísticos o educativos
para los vecinos, organización de eventos deportivos o recreativos, etc. Las sociedades de
fomento son asociaciones en sentido amplio y, por tanto, en la jurisdicción nacional están
bajo la órbita de la Inspección General de Justicia. Sin embargo, al ser organizaciones
territoriales ligadas a los respectivos barrios, están a su vez sometidas a la legislación
municipal.
Por otra parte, al estar sometidas a la regulación municipal, sucede que no existe una
normativa general para todas las sociedades de fomento, sino que es el órgano legislativo
de cada municipio el que propone y aprueba las ordenanzas correspondientes. Las
sociedades de fomento privilegian su relación inmediata con el Estado, y se mantienen
como nexo principal entre éste y la comunidad. Desde esta perspectiva, es común aludir a
ellas como entidades intermedias u organizaciones comunitarias.
Bibliotecas populares
Usualmente están insertas en escuelas o estrechamente vinculadas a las sociedades de
fomento barriales. Se encuentran reguladas por un organismo gubernamental denominado
Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Municipales (CONABIN), el que dispone, por
ley, de un fondo especial formado por un porcentaje de los premios de los juegos de azar,
excluidas las carreras hípicas. Como en el caso de las cooperadoras, las bibliotecas
populares también son instituciones que actúan en una relación bastante marcada de
complementariedad y subsidiariedad con el Estado.
Academias nacionales y centros de investigación
Estos términos aluden a instituciones privadas e independientes, cuyo estatuto legal suele
ser el de asociación civil, orientadas al estudio y la investigación de las ciencias, las letras y
las artes. Las academias nacionales son de mayor antigüedad y cubren un espectro más
amplio de temáticas. A partir del establecimiento de la democracia, estos centros aparecen
claramente insertos en la discusión crítica sobre la realidad social. A sus actividades de
investigación, suman funciones de asesoría, consultoría, enseñanza y difusión. Por otro
lado, se constituyen para el Estado en fuentes de reclutamiento de funcionarios o
colaboradores
Organizaciones No Gubernamentales
Con este término se alude a organizaciones ligadas a la promoción del desarrollo social o la
defensa de derechos, que aparecieron en Argentina en la década del ‘70, y contaron con el
apoyo de la cooperación internacional. Las ONG 's actúan prestando o intermediando
servicios, o bien haciendo “advocacy” en temas tales como ambientalismo, derechos
humanos, derechos civiles, derechos de la mujer, de minorías, etc.
En general, las ONG’s aparecen reivindicando derechos colectivos, ya sea frente al Estado,
demandando transparencia o bregando por el respeto de derechos humanos o civiles; o
frente a las empresas, denunciando malas prácticas en relación al medio ambiente o
discriminación laboral de minorías. Estas demandas pueden llegar a la Justicia o no, pero
en general son canalizadas a través de los medios de comunicación, los que juegan un rol
de gran importancia para el universo de las ONG’s, dándole visibilidad en el espacio
público. Aunque legalmente aparecen registradas como asociaciones civiles -o incluso
fundaciones- se distinguen como universo con bastante claridad, en tanto ejercen presión y
presencia en el espacio público y se identifican mutuamente, expresándose esto en la
conformación de redes, foros y encuentros de relativa importancia y continuidad.
Organizaciones de Base
Con este término se alude a asociaciones de los sectores populares, que surgen ligadas al
lugar geográfico de residencia de sus integrantes, usualmente villas o asentamientos. Esto
las diferencia de las sociedades de fomento, además de que normalmente permanecen
como organizaciones más informales, sin adquirir estatuto legal, debido a los costos que
ello supone. Por otro lado, las organizaciones de base suelen contar con la asistencia
técnica de organizaciones no gubernamentales. Pueden tener objetivos concretos en
relación a la demanda de mejoras de su situación –como en el caso de los movimientos de
ocupantes, que se movilizan en pro de obtener tierras– o llevar a cabo actividades más
permanentes como apoyo escolar, guarderías, comedores infantiles, ollas populares, etc
Fundaciones
Como se expuso en el apartado anterior, desde una perspectiva jurídica, los términos
fundación y asociación civil son los establecidos por el Código Civil argentino para las
entidades sin fines de lucro. Por lo tanto, las fundaciones, en tanto tales, son también
definidas como organizaciones que surgen de la mancomunión de ideas y esfuerzos de un
grupo de personas, tendientes a cumplir una finalidad de bien común y que se encuentran
en la órbita de contralor de la Inspección General de Justicia.
Fundaciones políticas
Son aquellas ligadas a partidos o personalidades políticas y dedicadas en general a la
elaboración de programas y proyectos, a la investigación y difusión. Se diferencian de los
centros de investigación por su vinculación directa a intereses de líderes o partidos políticos.
Fundaciones en el área de la Cultura
En general sostienen muestras artísticas, salas teatrales, otorgan premios, becas y
subsidios​.
Fundación en el área de Educación
Aquí se incluyen la totalidad de las universidades privadas, en tanto legalmente este tipo de
instituciones están obligadas a adoptar la figura de fundación.
Fundaciones en el Área de Salud
Dedicadas a brindar asistencia, a promover la investigación médica, y a la prevención de
enfermedades
Fundaciones de Asistencia Social
Dedicadas a brindar ayuda a escuelas, hospitales, instituciones de barrios carenciados, etc

Una cantidad importante de estas fundaciones -excepto las políticas- se distingue a su vez
por estar patrocinadas por empresas o bancos o por pertenecer a empresarios importantes.
Esto se encuadra dentro del fenómeno de la filantropía empresaria, que si bien tiene
antecedentes en la historia argentina se ha expandido notablemente en la última década.

Mutuales
El inicio del mutualismo estuvo estrechamente relacionado a la inmigración europea llegada
a Argentina a partir de fines del siglo XIX. También llamadas mutualidades, sociedades de
socorros mutuos, asistencia recíproca o previsión social, estas entidades se desarrollaron
principalmente en el área de seguros, previsión social, asistencia médica y diversos tipos de
servicios. Actualmente, existen más de 6 mil mutuales que cuentan con alrededor de 5
millones de socios, y que se ocupan de brindar distintos tipos de servicios sociales a la
comunidad. La mayor parte se concentran en el rubro de previsión social, seguros, créditos,
vivienda, salud y consumo.
Cooperativas
Las cooperativas también surgieron a partir de fines del siglo XIX al compás del fenómeno
inmigratorio, el crecimiento de la clase trabajadora y la expansión económica. Si las
mutuales fueron un fenómeno típicamente urbano, y por ellas los obreros e inmigrantes se
proveyeron de servicios de salud y seguridad social; las cooperativas comenzaron siendo
un fenómeno típicamente rural, por el que colonos de diferentes nacionalidades y
chacareros organizaron sus actividades agropecuarias
Según la Ley de Cooperativas, éstas son entidades fundadas en el esfuerzo y la ayuda
mutua para organizar y prestar servicios.
Asimismo, al definir la naturaleza del fin social de las cooperativas, la ley vuelve a insistir en
que éste no consiste en otra cosa que la organización de un servicio comunitario en
beneficio común de los asociados a ese exclusivo objeto. Ahora bien, el tema más complejo
en la definición de las cooperativas como entidades sin fines de lucro es la efectiva
posibilidad de distribución de beneficios entre los asociados.
Es decir que la pertenencia de las cooperativas al terreno de la “economía solidaria” o la
“economía social” establece algunas peculiaridades en el tipo de beneficio a distribuir y en
la modalidad de distribución que es necesario examinar.
Obras sociales
La cobertura integral provista por las obras sociales hace de ellas un sistema peculiar que
cumple con los principios de los sistemas nacionales de salud –tales como la universalidad
de la cobertura o la inmediatez e integralidad de las prestaciones– en grado mucho mayor
que otros sistemas latinoamericanos especialmente creados para el manejo y
administración de prestaciones de seguridad social. Ello ha inducido a que se equipare a las
obras sociales con un verdadero seguro nacional de salud.
La modificación establecida más recientemente, en 1996, fue la de eliminar la afiliación
obligatoria a la obra social del sindicato respectivo, permitiendo a los trabajadores la libertad
de elección pero limitada al espectro de las obras sociales existentes, es decir, sin incluir a
las empresas de medicina privada. A su vez, la mencionada ley expresa claramente la
heterogeneidad del universo de las obras sociales, distinguiendo ocho clases: las sindicales,
las de personal de dirección y asociaciones profesionales de empresarios, las constituidas
por convenio con empresas privadas o públicas, las creadas por leyes nacionales, las
pertenecientes a la administración central del Estado nacional, las de empresas y
sociedades del Estado, las del personal civil y militar de las fuerzas de seguridad y todas
aquellas entidades cuyos objetivos estén contemplados en lo establecido en la citada ley.
Sindicatos
Los sindicatos son asociaciones en sentido amplio, que a nivel específico están regidos por
la Ley de Asociaciones Sindicales de Trabajadores Nº 23.551 -sancionada en 1988- y que
se encuentran bajo la órbita del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación.
Esta Ley garantiza la libertad sindical -tanto para conformar asociaciones como para
afiliarse a ellas- y la constitución de sindicatos por rama de actividad, oficio o empresa.
Ahora bien, si bien se establece esta libertad sindical, también se establece la figura de
personería gremial, estatuto que sólo adquiere el sindicato que sea más representativo en
su ámbito.
Además, sólo los sindicatos con personería gremial tienen los derechos de participar en
instituciones de planificación, intervenir en las negociaciones colectivas de trabajo, vigilar el
cumplimiento de la normativa laboral y de seguridad social, colaborar con el Estado en el
estudio y solución de los problemas de los trabajadores, constituir patrimonios de afectación
con los mismos derechos que las cooperativas y mutualidades y administrar sus propias
obras sociales.
La definición estructural-operacional en Argentina
Estructuradas
La figura de simples asociaciones, esto es, organizaciones sin personería jurídica, son
consideradas como sujetos de derecho, siempre que el acto constitutivo y la designación de
autoridades se acrediten por escritura pública o mediante instrumento privado con
autenticidad certificada por escribano público y se dispone que en caso de funcionar sin
estos requisitos todos los miembros son considerados solidariamente responsables por los
actos de la entidad. Consecuentemente con esto, existe un número indeterminado de
organizaciones sin fines de lucro que no poseen personería jurídica, por lo cual para
aplicarles el criterio de “estructuradas” sería necesario conocer el nivel de formalización en
que desarrollan sus prácticas, así como su duración en el tiempo.
Sin fines de lucro
Siguiendo la doctrina cooperativa, la Ley define los excedentes repartibles como un exceso
de previsión en el costo del servicio utilizado y establece su distribución entre los asociados
en proporción al uso de dicho servicio y no en proporción al capital aportado. Además, dicha
distribución está limitada por deducciones previas y obligatorias -5% destinada a la cuenta
de reserva de carácter irrepartible, 5% a un fondo de acción asistencial y laboral, 5% a un
fondo de educación y capacitación- y por la obligación de destinar todo excedente generado
por operaciones extraordinarias, como la provisión de servicios a terceros, en la
mencionada cuenta de reserva.Tomando en cuenta estas particularidades, creemos que el
criterio “sin fines de lucro” puede ser aplicado a gran parte de las organizaciones
constituidas como cooperativas en Argentina.
Privadas
En Argentina, la Iglesia Católica es la única que comparte con el Estado, los municipios y
las provincias el hecho de ser personas jurídicas de derecho público. Asimismo, su
sostenimiento económico por el gobierno federal está establecido en la Constitución
Nacional. Sin embargo, esto no basta para concluir que el criterio “privadas” no es aplicable.
No sólo por la independencia administrativa de la Iglesia en sí misma, sino porque
dependen de ella diversas instituciones no sacramentales que además de distribuir y
gestionar servicios asistenciales del Estado, realizan una gran variedad de actividades
-desde comedores a microemprendimientos productivos- financiadas autónomamente,
mediante colectas nacionales y los aportes de algunas fundaciones extranjeras y empresas
nacionales. Por otra parte, la dependencia económica establecida constitucionalmente está
siendo actualmente discutida. Confluyen para esto los procesos de ajuste económico y la
propia iniciativa de algunos sectores eclesiásticos, que consideran que si la Iglesia se
independiza en materia económica ganará también en autonomía política con respecto al
Estado.
Autogobernadas y voluntarias
En primer lugar, las autoridades de estas organizaciones son designadas por el sindicato
respectivo, aunque debe ser tomado en cuenta que a su vez estas autoridades son elegidas
por los trabajadores. En segundo lugar, a pesar de los actuales procesos de desregulación,
la afiliación de los trabajadores a una obra social es todavía obligatoria. Así, estas
organizaciones son consideradas casos híbridos.

Ulloa - Psicología de las instituciones. Una aproximación psicoanalítica.


En este sentido constituye más un intento de teorizar una práctica que de practicar una
teoría. Este intento está hecho desde una perspectiva metodológica y conceptual
psicoanalítica, respetando el hecho obvio de que trabajar en un campo con las
características de lo institucional no es lo mismo que trabajar con un paciente en el
tradicional encuadre de un tratamiento psicoanalítico.
El término instituciones es ambiguo, pues tanto puede designar un proceso de
institucionalización, como designar una organización social con el alcance que
habitualmente tiene este término, o sea un organismo con una geografía y una ordenación
del tiempo y de las responsabilidades, con objetivos a alcanzar y medios racionales para tal
fin. Que está regulado por un código y por normas de naturaleza implícita y explícita. Es por
ello que la designación más adecuada parece ser la de “organizaciones institucionales”.
Ordenación según en la situación en la que se encuentra el hombre en cada ítem
institucional mencionado y en la modalidad o figura patología más frecuente para cada tipo
de institución:
A. Instituciones que se ocupan del hombre enfermo o disminuido: De manera general el
individuo está aquí en una situación regresiva. La figura o modalidad patológica más
común es el predominio de la supresión sobre la elaboración de la enfermedad.
B. Instituciones que se ocupan del hombre aprendiendo: Aquí el individuo está en una
situación progresiva o de crecimiento en su área emocional o intelectual.
C. Instituciones que se ocupan del hombre trabajando: El hombre se encuentra en una
situación de haber alcanzado su madurez. Su figura o modalidad patológica más
común es la alienación en el sentido sociológico del término, o sea, el drenaje y
empobrecimiento de la condición humana y la transmisión de esta condición al
producto manufacturado.
D. Instituciones de tiempo libre: Posibilitan en el hombre la situación de placer y de
reflexión intelectual. En el mismo tiempo libre se generan predominantemente los
cambios individuales y sociales.
El interés principal como psicoanalista es investigar la salud mental desde una perspectiva
psicoprofilactica.
Interesa este campo no sólo desde la perspectiva de la psicohigiene en la medida en que se
ocupa de los sistemas institucionales enfermantes, sino que estos sistemas cuando
aparecen perturbados y representando la artealienacion de los conflictos internos de los
individuos, podemos considerarlos, como sostiene Jaques, sistemas defensivos frente a la
angustia. El estudio de estos sistemas defensivos traducidos en pautas institucionales
contribuye a esclarecer la naturaleza de la enfermedad.
Principales propósitos de este trabajo
1. Toda institución está organizada en base a tres distribuciones: Geográfica, de
(juego) tiempo y responsabilidades.
2. En estos organismos existen ciertos observables que resultan útiles puntos de
referencia para comprender su dinámica e intentar su abordaje psicológico.
3. El primero de estos puntos de referencia lo constituyen los diferentes movimientos
que se dan en una organización institucional.
4. Dentro de la dinámica institucional se puede considerar un “movimiento” que tiene
una categoría diferente a los anteriores, no pudiendo reducirse a uno observable.
5. Los movimientos anteriormente mencionados suponen la existencia real e ideal de
puntos de contacto articulares entre los diferentes elementos en juego. Son las
articulaciones cuyo funcionamiento y modalidad están regulados por las normas de
la institución.
6. Sobre la fractura de las articulaciones se organiza la patología de una institución,
presenta la particularidad de favorecer la deposición proyectiva por parte de los
integrantes de la organización de aspectos fragmentados del Self. Las articulaciones
no fracturadas favorecen en cambio la “delegacion” o proyección de aspectos
totales, cuya reintroyeccion refuerza la identidad del sujeto.
7. Está proyeccion en las articulaciones fracturadas, constituye el nivel latente dentro
de la patología institucional, siendo el nivel manifiesto o sintomático el que resulta de
los mecanismos de defensa a que recurren los miembros de la institución frente al
peligro de tener que reintroyectar lo proyectado en las fracturas.
8. El monto de articulaciones normales o fracturadas de una institución incidira
sensiblemente en las posibilidades de elaborar o reactivas los conflictos arcaicos de
sus integrantes. Está centrada en la naturaleza del vínculo que con la institución
establezca y reintroyecte el sujeto.
9. Las instituciones donde viven hombres constituyen objetos de principal interés
dentro de cualquier plan de salud mental, adquiriendo prioridad en este interés de
aquellas con las que el individuo se pone en contacto más precozmente y aquellas
que reciben al individuo en situación regresiva por estar disminuido.
10. Un objeto institucional es factible de ser abordado con una metodología clínica
adecuada. Las condiciones para tal metodología suponen:
A. Una técnica que presente en sí misma el mínimo de fracturas mediante la
adhesión a un esquema teórico coherente acerca del dinamismo institucional.
Panorama dinámico de un organismo institucional
Toda institución está organizada básicamente sobre tres distribuciones: Espacial, del
tiempo, de la responsabilidad (roles y funciones). La graficación de las mismas constituye el
organigrama.
Podemos describir cuatro movimientos o sectores dinámicos principales:
I. El primer movimiento está originado en el interjuego de dos tendencias
contrapuestas: integración y dispersión.
En toda institución se observa una tendencia a la integración orgánica, que se da de
inicio, entre los que podríamos llamar los diferentes núcleos pre-institucionales.
Estos núcleos, surgidos en una comunidad y que constituyen proyectos afines o
semejantes, unen dichos proyectos en un proyecto común y tienden a mediatizar su
integración a través de la coexistencia temporo-espacial y la aceptación de un
régimen de normas que crean un común denominador, base de su
institucionalización. Estos núcleos están representados por personas (socios
fundadores) o por agrupaciones que tienden a fusionarse. Luego estos núcleos que
han quedado sin desarmar, serán los futuros conflictos de las instituciones. Tal como
ocurre con un neurótico de cuya historia el psicoanálisis puede extraer el sentido de
sus síntomas, en una institución el mismo método sirve para desentrañar en parte el
sentido de su tendencia tanática desorganizativa.
Un indicador que permite identificar las vicisitudes descritas está dada por los
escalones institucionales que se transforman en grupos de trabajo de interacción
real.
II. Las tendencias contrapuestas tienen su correlato en un segundo interjuego, la
institución tiende a modificar el contexto y viceversa. Se toma aquí como indicador
de la alteración del intercambio o movimiento entre la institución y la comunidad, el
índice de efectividad o de logro real en relación a los objetivos explícitos y posibles
en la organización.
Una buena circulación entre la institución y la comunidad depende de que la
institución haya encontrado una adecuada regulación de las tendencias
organización-dispersión, pero que, a su vez, está buena regulación depende de
haber logrado un buen intercambio entre institución-comunidad, siendo ambos
dinamismos complementarios.
III. La circulación anterior supone un movimiento interno o circulación intra-institucional,
representado por las distintas formas, modalidades y niveles de comunicación, entre
los diferentes elementos del cuerpo institucional.
La producción de las cadenas asociativas recuerdan los procesos históricos, donde
la represión encuentra una analogía en la obstrucción que se da en la comunicación
entre el vértice y las bases de la pirámide institucional.
IV. Toda esta estructura institucional representa para el sujeto que la integra un objeto
real, pautas formales y espontáneas para la utilización del espacio, del tiempo y de
las responsabilidades y simultáneamente y en tanto objeto interno, mantiene con la
institución una vinculación implícita de naturaleza fantástica. Está doble pertenencia
del sujeto a la institución y de la institución al sujeto, se organiza también en función
del doble juego de la identificación proyectiva-introyectiva.
Papel de las articulaciones y fracturas articulares en la dinámica institucional
Las articulaciones institucionales lo que considero de central importancia para poder
abordar, comprender y operar clinicamente con un objeto institucional. Las articulaciones en
sí comienzan a ser útiles para un trabajo clínico-institucional, cuando presentan alguna
particularidad anormal en relación a la organización, es decir, cuando son patológicas. Una
articulación patológica constituye una fractura, de donde el concepto útil clinicamente es el
de fractura institucional.
El espacio generará normas más rígidas y que el tiempo presenta una mayor plasticidad y
que los roles son instrumentados con más elasticidad.

Fernandez - La historia institucional


El conocimiento de la historia particular de un establecimiento es una pieza clave y todavía
no suficientemente destacada en la literatura específica sobre el análisis institucional.
Sin embargo, cada uno de esos aspectos y hechos y cualquiera de los que se configuren
como "rasgan de un establecimiento adquiere nueva dimensión de sentido a la luz de la
historia institucional. Dentro de ella vamos a discriminar como de mayor interés las
circunstancias que rodean conforman el momento del origen y aquellas que configuran y se
relacionan con los sucesivos momentos de crisis.
El origen
En el relato de las fundaciones es frecuente encontrar junto a los significados de
entusiasmo, potencia, deseo, proyecto y tono emocional de "gesta", alusiones al dolor, el
esfuerzo y la pérdida que acompañan la creación, indicadores de la culpa vinculada a la
"muerte", en la que se incluyen los aspectos que se abandonan y las justificaciones
reparatorias que revierten sobre los aspectos utópicos de los propósitos haciéndolos más
intensos.
El discurso de los fundadores nos dirá probablemente que "este establecimiento" alcanzará
fines y objetivos de un modo nunca visto; que él le da ya a la comunidad un reflejo de su
vigor y potencia creadora, que además, la proveerá de adelantos y cambios soñados, que
con él la vida social será efectivamente distinta y más próxima a la deseada.
Cuando la fundación se produce en circunstancias sociales adversas, el origen queda
impregnado más fuertemente de elementos heroicos. La fuerza de los elementos utópicos y
heroicos dependerá, en parte, de la intensidad del dolor, la pérdida y el esfuerzo por negar
la culpa y, en parte, de la intensidad de la ilusión grupal que acompaña al grupo fundador. A
su vez, ambos estaran vinculados estrechamente a los grados de dificultad material real que
entraña el proyecto. Estos significados enlazados con heroico opacan y no dejan ver en los
discursos fundacionales los componentes de otros mandatos sociales que se "cargan"
sobre cada nueva institución.
Es posible arriesgar como hipótesis a la que aportan diferentes estudios de distintos
ángulos, que el mandato social en realidad es doble y que como tal encierra una paradoja.
En sus aspectos explícitos y públicos se enlaza con una utopía y se expresa en los fines y
los objetivos formales. En sus aspectos ocultos tiene sus raíces en las contradicciones
sociopolíticas; se vehiculiza a través de las condiciones materiales y los modelos de acción,
y contradice la propuesta utópica.
En el origen de cualquiera de nuestros establecimientos sería probable encontrar esta
situación paradójica -funcionando como un núcleo originador, en parte, de las tendencias a
resistir el cambio y la expansión institucional. Cada establecimiento concreto añadirá a esta
contradicción constitutiva histórica los propios rasgos de las diferencias, los conflictos y las
paradojas que aportan los fundadores.
Las diferencias iniciales, también negadas en general, suprimidas del "escenario" por la
euforia del esfuerzo de creación, operan también como otros núcleos pre institucionales
(Ulloa, 1969) de los que derivan corrientes, tendencias, posturas a través de las que hallan
expresión las luchas por el poder institucional.
En general y en referencia al origen encontramos en la cultura institucional, sobre todo en
establecimientos antiguos, explicaciones de carácter semejante a los mitos. Las figuras
fundacionales -los "padres" de la institución- persisten con el poder de la leyenda y
conforman con sus rasgos una nueva versión del mandato social que tiene que ver con la
conservación de un estilo que funciona como "marca" del "apellido paterno".
La ruptura en sí no quiebra solamente la vinculación con los "padres institucionales";
significa también la renuncia a los modos de transacción, con la paradoja original y la
necesidad de volver a enfrentarse, simbólicamente desnudos y sin armas, con su fuerza de
contradicción. Digamos a modo de síntesis que en el material institucional sobre el origen y
en el registro que del origen permanece como rasgo de la vida cotidiana, el estilo y la
cultura institucional encontraremos probablemente:
● Algún modo de atribuir sentido a la contradicción entre las exigencias utópicas y los
mandatos sociales que caen sobre la escuela como institución, derivados directos de
la historia social general. Probablemente, este "modo" aparezca vinculado a la
valoración heroica de las dificultades enfrentadas y de los esfuerzos realizados por
los fundadores.
● Un conjunto de significados relacionados con la existencia de luchas y diferencias
pre institucionales entre las personas fundadoras y las corrientes que ellas
representaban. Entre ellos probablemente resultarán relevantes los que se
relacionen con el modo en que se constituyó un proyecto original y la manera en que
las figuras fundadoras "marcaron" el proyecto con su estilo.
● Un conjunto de significados con los que se da cuenta de cómo fue vivido el
desprendimiento de la realidad cotidiana con que se dio origen a la nueva institución
y la manera en que esto fue afectivamente vivido por los fundadores y su
comunidad.
Los momentos de crisis
A partir de su nacimiento, la acción institucional irá "tejiendo" una historia de vicisitudes con
diferentes puntos críticos.
El análisis de este transcurrir debe permitirnos discriminar esos puntos, sus condiciones
desencadenantes, su significación profunda y sus modos de resolución. Algunos de ellos
parecen reiterarse con alguna frecuencia y podrían constituir constantes "naturales" en la
dinámica histórica de los establecimientos educativos. Otro.s probablemente se reiteran en
relación con las circunstancias sociohistóricas de nuestro país JI tendrían una significación
local. Otros, por último, aparecen como propios y únicos de cada establecimiento.
➔ Crisis naturales
Dentro de este tipo podríamos incluir las crisis que ponen en cuestionamiento y . llevan a
reformular los principios y los fines originales (en los primeros cinca años aparentemente);
las relacionadas con crecimientos cuantitativos de la poblaciónl raes. éstos exigen revisar y
reajustar los sistemas de organización.
➔ Crisis especiales
Dentro de este tipo parecen ubicarse los relacionados con el impacto de diferentes
momentos sociopolíticos.
A. Los actores institucionales evocan con nostalgia un pasado "prehistórico" idealizado,
una época de maravillosa prosperidad y buen funcionamiento donde "todo se daba
bien".
B. Existe un pasado reciente al que se alude con la mención de algún hecho o
circunstancia catastrófica: incendios, derrumbes, roturas y pérdidas de edificio,
inundaciones, gravísimos accidentes ocurridos a alumnos o docentes ...
C. La existencia de un pasado anterior en el que se ubican al mismo tiempo la
intensidad de poderosas fuerzas instituyentes y la peligrosidad de la ruptura de las
contenciones.
D. Por último, la vivencia de un presente confuso en el que se enfrenta el requerimiento
de un cambio al que no se sabe responder y al que se reacciona, en gran número de
casos, añorando el pasado prehistórico.
Resulta de interés destacar que los seres humanos acudimos en circunstancias como éstas
a esquemas primitivos para ordenar nuestra experiencia, sobre todo cuando h~ sido o es
traumática (las explicaciones por "la mala suerte", los hechizos, los males de ojo o la
concreción de maldiciones del pasado son parte de este tipo de fenómenos). Lo que en los
mitos es fantasía originada el) el temor al castigo en muchos momentos de nuestra realidad
histórica tuvo confirmación real.
➔ Crisis singulares
Tienen que ver, en general, con la manera idiosincrásica con que cada establecimiento ha
respondido a las problemáticas de la puesta en marcha, la exploración inicial, el
afianzamiento, la consolidación y la expansión (momentos naturales) en la situación
histórico-política vivida. Las fonnas de respuesta propias estarán afectadas:
● por las características de la ubicación geográfica, socio histórica e institucional del
establecimiento;
● por las características del mandato y la utopía social que participan de sus fines, sus
objetivos y su proyecto;
● por los rasgos personales de Ios .individuas que forman parte del establecimiento y
entre ellos, con gran peso, los de sus fundadores y autoridades;
● por las características del estilo de funcionamiento y la cultura institucional aboradas
a lo largo del tiempo. Cada establecimiento contará, además, con sucesos y hechos
propios que desencadenan situaciones clave y crisis históricas sobre las que no
podemos avanzar en general, justamente por su singularidad, ya las que debemos
acceder en el mismo análisis.
Historia institucional y autoridad
El concepto de autoridad
La literatura especializada nos ofrece múltiples desarrollos sobre el tema de la autoridad. En
general, el vocablo alude al poder de influir sobre el comportamiento de otros sin necesitar
hacer uso de la violencia, la amenaza o el uso de la fuerza.
Durante largas épocas de la historia el poder absoluto sobre los hombres, sus ideas y sus
bienes se legitimó en fuente divinas. Los que ocupaban lugares sociales que constituían
puntos clave en el sistema de seguridad de los grupos de poder que ellos representaban,
eran considerados de una u otra forma herederos, representantes, delegados, elegidos por
la máxima fuente de autoridad: la divinidad.
En el contexto de la vida institucional muchas personas y muchos hechos pueden quedar
investidos de autoridad.
Desde estas perspectivas, la Autoridad es un fenómeno psicosocial que se manipula en
vistas a facilitar el dominio y el control, y su reemplazo es posible si los grupos encuentran
modos de hacer explícitos los acuerdos y las reglas del poder así como si pueden hacer
aceptación llana del conflicto como parte integrante de la vida social.
Mendel es cuidadoso -tal como lo propone- para discriminar el efecto "obediencia por
autoridad" de otros tipos de aceptación que se basan en la credibilidad técnica (por esta
credibilidad, dice, un piloto sigue la consigna que le da su torre de control); la fiabilidad
(confianza o confiabilidad que tiene un mecanismo y por la cual respondemos a él, sea un
reloj, un velocímetro, un termómetro); el acuerdo sobre las reglas (por las cuales en las
organizaciones del tipo de las poliarquías, los grupos explicitan sus conflictos y negocian las
soluciones). Al contrario de la aceptación de consignas por fiabilidad o credibilidad de la
fuente de la que emanan; al contrario de la aceptación de decisiones sobre la base de
acuerdos previos establecidos por grupos que negocien, la aceptación de normas debida al
ejercicio de una autoridad tiene que ver, en el análisis de .Mendel, con un condicionamiento
a la sumisión que se produjo en los primeros años de la vida y que fue utilizado -explotado-
como forma de manipulación por los grupos con poder.
La violencia que la autoridad encubre surge apenas este cuestionamiento se atreve a ser
planteado. Por eso el autor habla del fenómeno "autoridad" como la máscara de la violencia,
pues inevitablemente aquellos sujetos o grupos que basan su derecho de exigir
determinados comportamientos en un principio de autoridad absoluta y legitimada por una
fuente trascendente utilizan diferentes grados de violencia -desde la amenaza del uso de la
fuerza hasta el exterminio- cuando su poder de influencia se ve amenazado.
La autoridad y la escuela
En innumerables casos, el análisis de las crisis institucionales muestra, por un lado, que
parte de las significaciones que más fuertemente se conmueven tienen que ver con
cuestionamientos a personas y rutinas institucionales que han estado investidas de
autoridad. Por otro, que sustantivamente las crisis, sobre todo las que sobrevienen cuando
se procura modificar los modelos institucionales, se producen porque están proponiendo
nuevas formas de entender el poder y nuevas formas de obtener consenso y compromiso.
En algunos casos, mucho de lo realmente innovador queda oculto y obstaculizado por la
conflictiva que desencadena el ataque que el cambio produce nivel fantaseado- sobre las
personas o los objetos institucionales investidos de autoridad. Diría más. Muchas veces el
desarrollo de crisis queda paralizado porque In destrucción fantaseada, la culpa que ésta
desencadena y el temor al castigo (bajo la forma de temor a la desorganización, el caos, la
pérdida de alumnos o alguna otra calamidad institucional) son tan fuertes que impiden
avanzar siquiera en la comprensión de lo que está sucediendo.
En otros, sobre todo cuando la acción institucional se encamina a modificar las modalidades
de la participación institucional y de la autonomía sobre el propio aprendizaje, la dinámica
de los procesos se desdobla. En un plano se juega ensayo técnica y en otro de manera
turbulenta se vive el drama del temor, la desconfianza, la hostilidad y la angustia de la lucha
contra fuerzas que se experimentan todopoderosas.
Resumen
Resumiendo, podemos decir ahora que el análisis de los "hitos" históricos de un
establecimiento será doblemente significativo. Por una parte, nos dará datos sobre el tipo de
contenido que se moviliza en cada crisis; por otra, nos permitirá acercarnos al conocimiento
del "modo" típico en que la institución resuelve sus problemas. Con respecto al primer
punto, es de interés tomar en cuenta que en las crisis es posible encontrar -actualizados-los
núcleos pre institucionales y las contradicciones originarias. Además, es también posible
captar material significativo sobre la "historia oficial" vigente y, a través de ella, sobre lo
permitido y lo valorado, lo rechazado y lo temido. Cada punto crítico institucional mostrará
también el contenido dramático que expresa la historia institucional en el nivel fantaseado.
Su análisis nos permitirá reconstruir la representación, la imagen del establecimiento que se
está jugando (defendida y atacada) en cada crisis. Con respecto al primer punto, es
importante destacar que la resolución de las situaciones críticas se integra con fuerza al
bagaje cultural de la institución, conformando el equipo de "herramientas" con que ella
cuenta. La solución que sirvió en una situación adquiere "autoridad" y pasa a conformar,
además, el conjunto de argumentos que pueden utilizarse para resistir los cambios. De este
modo, colaboran en la conformación de un estilo de funcionamiento que va dando carácter
a la institución y en cuyo núcleo -otra situación paradójica- radica al mismo tiempo la razón
de la sobrevivencia institucional ("Son las soluciones que han ayudado a avanzar") y el
peligro de su destrucción ("Si se insiste en las mismas soluciones moriremos por
estereotipia").

Baró - Peluqueros institucionales


Las pruebas, requisitos o prácticas que llegan a institucionalizarse bajo la forma de ritos.
Cada cultura adoptará sus formas peculiares y delimitará aquellos momentos en que los
individuos deban afrontar los ritos de iniciación. Sin embargo, el sentido básico de estos
rituales se mantiene idéntico en las culturas y épocas más diversas.
Todo grupo social logra su cohesión mediante la represión de una serie de tendencias
individuales. Es decir que la vida en grupo exige que el individuo sacrifique ciertos impulsos,
ciertas tendencias, que renuncie a la satisfacción de sus “instintos” individuales, en pro del
bienestar común y del progreso cultural.
Ahora bien, esta cohesión grupal se ve perpetuamente amenazada por la presencia de
nuevos miembros. Cada nuevo individuo que llama a las puertas del grupo social representa
un peligro en potencia, representa una amenaza a esa cohesión. La amenaza a la
seguridad, individual o grupal, genera angustia.
La defensa contra la eventualidad amenazadora toma cuerpo en los ritos de iniciación.
Mediante ellos, la sociedad elimina, real o simbólicamente, aquellos aspectos individuales
que constituyen una amenaza para su seguridad. En los ritos de iniciación la sociedad priva
a los individuos de aquellos rasgos que siente como peligrosos para su estabilidad, es decir,
introduce a los individuos en la represión institucionalizada. Pasados estos ritos, el individuo
ya es miembro de pleno derecho de ese grupo social.
Sin embargo el posible rechazo, la angustia ante la eventualidad de quedar desplazado, es
un mecanismo poderoso que predispone al individuo a aceptar las condiciones que el grupo
quiera imponer con tal de ser aceptado. Así, dará la bienvenida a los ritos de iniciación, a
pesar del dolor que estos puedan ocasionar. Acepta el sufrimiento con tal de evitar la
soledad y la angustia. De ahí esa ambivalencia efectiva, mezcla de dolor y placer, con que
son recibidos por el individuo estos ritos.
El ritual de corte de pelo se trata evidentemente de una mutilación real. Pero además de ello
es que tiene un sentido simbólico. Cortar el pelo constituye la mutilación simbólica de
aquellas tendencias individuales que angustian a la sociedad. Se trata de una castración
simbólica. El corte de pelo es, en el plano simbólico, una castración del individuo: se le priva
de aquellos impulsos agresivos que se sienten como amenazadores para la cohesión social.
El individuo castrado, reprimido, deja de ser un peligro social, ya puede entrar en el ámbito
de los iniciados. Con ello, inconscientemente, la sociedad elimina su angustia respecto a
esta posible amenaza individual y el propio individuo elimina su pánico a ser rechazado.

Malfé - Pertinencia y actualidad sobre la cultura para la psicología institucional


Psicología Institucional: La denominación misma de este campo de reflexión y de práctica
para el psicólogo nos remite a una perspectiva necesariamente histórica, en la que la noción
de “cultura” encuentra su contexto adecuado.
Institución: Lo que constituye a cualquier disciplina, o sector de ella, en la realidad histórica,
es -en último término- un conjunto de exigencias prácticas. Desde este punto de vista, ha de
admitirse que la Psicología Institucional cristaliza alrededor de un centro constituido por la
posibilidad del psicólogo de intervenir con pericias específicas en el ámbito de las
organizaciones. Sin embargo, parece conveniente intersectar esa dimensión
práctico-técnica de la disciplina con otra, correspondiente a una reflexión teórica sobre lo
instituido y lo instituyente en campos históricos de diferentes amplitud y complejidad.
Algunas de las disciplinas u orientaciones del pensar, antes mencionadas pueden ser guía
de ese proceso de reflexión.
Cultura: Como todo término, éste se sostiene en un sistema de oposición con otros. La
contraposición semántica fundamental que da valor a la palabra aquí es Natura/cultura. En
sentido originario, se trata de oponer así los frutos de una actividad que se mantiene dentro
de los límites de lo meramente animal (natura, participio futuro de nascere: lo que está por
nacer) con los frutos de un trabajo que trasciende dichos límites (cultura, por analogía, será
lo que puede ser producido por un trabajo -el cultivo- cuyo prototipo lo brindan las labores
rurales). Con el tiempo, ha quedado cifrado en el término “cultura” todo lo construido por el
hombre en la configuración de un “mundo” que reconocemos como característicamente
humano.
El subsistema llamado “cultura” no es autónomo, sino que se halla integrado con los otros
sistemas indicados, pero puede distinguirse de ello y puede incluir a su vez otros
subsistemas (como el arte, la ideología, la ciencia, la matemática, -como la lógica, a mi
juicio sistema (abstracto) de significación”- las humanidades e, incluso, la tecnología.
de la articulación de tales “dos instancias” en el ámbito histórico que se está estudiando.
Discursos, prácticas e intercambios siguen dicha articulación el trazo de instituciones
específicas: familia, educación. Desde la perspectiva del psicólogo, por lo menos, resulta
necesario mantener diferenciadas las dos “instancias” porque eso nos permite acceder a los
factores concretos que han participado en la construcción de historias individuales (y aun de
constructos tales como “carácter” o “estructura de personalidad”), sin perder la posibilidad
de articular en nuestros datos esa perspectiva con la consideración de lo que ya está ahí
(co(i)nstituido) en la cultura como producto de un proceso histórico colectivo.
Se trata de conjuntos representacionales optativos cuya forma es argumental. Por esta
última característica, precisamente, sirven muy bien a fines de representar un mundo social.
Es así que en la “instancia ideológica” y en la “instancia psíquica ” buscaríamos dos
complementarios “lugares” de fantasmatización, el uno histórico-colectivo y el otro
histórico-individual.
Es significativo que una de las obras psicoanalíticas fundamentales sobre psicología
colectiva, Psicología de las masas y análisis del yo, tenga también como objeto la
profundización en el estudio de la estructura y génesis del yo. En ella, Freud conecta la
fantasía que él llama “estructura libidinosa” en las formaciones colectivas (de las que nos
ocuparemos más adelante) con la forma misma de la subjetividad individual. En otras
palabras, que –como allí se aclara- el “lugar” de los ideales siendo público y privado al
mismo tiempo, presenta más que isomorfismo en ambos campos, coincidencia. Por este
camino es necesario proseguir, concibiendo con mayor precisión tipos y transformaciones
de “estructura libidinosa”, como sustrato de “culturas” específicas, así como las variedades
de despliegues, en secuencias argumentales concretas, a los que pueden dar lugar.
El modelo narrativo general de tales despliegues es el mito. En los términos más generales
posibles “Edipo”, argumento de argumentos (en los que coinciden, a través de los siglos,
Aristóteles y Freud), impone su forma, transferida del “lugar” familiar, a los más diversos
dramas colectivos.
Desde la perspectiva recién bosquejada, una “cultura” específica, en ámbitos de variable
amplitud, a veces concéntricos, familiares, grupales, grupal, institucional, etc. se nos
presentaría, entonces, según una de sus dimensiones esenciales, como urdimbre
argumental, discursiva y práctica, de distribución de lugares sociales, con un revés de trama
donde fantásmata e ideologemas serían vertientes hacia historias individuales y hacia
historias colectivas respectivamente.
La cultura de las organizaciones
Las organizaciones constituyen uno de los ámbitos psicosociales acotados por un interés
práctico para rastrear en ellos la urdimbre cultural en la que se sustentan fenómenos de
conducta, especialmente aquellos que reclaman atención por su carácter conflictivo. Así ha
surgido como quedó apuntado al principio, la Psicología Institucional.
El argumento cristalizado allí, en lo que Freud denomina estructura libidinosa” es el
siguiente: “Hay alguien de presencia visible o invisible (Cristo en la Iglesia Católica y el
general en jefe del ejército), que ama con igual amor a todos los miembros de la
comunidad”. Y agrega Freud: “De esta ilusión depende todo, y su desvanecimiento traería
consigo la disgregación de la Iglesia o el Ejército, en la medida en que la coerción exterior lo
permitiese”. No caben dudas de que aquí encontramos un fundamento cultural de la vida del
grupo, en el sentido restringido de la palabra que ya hemos acotado. Queda planteado el
interesante problema teórico y práctico, de investigar si esta forma fantasmática central
guarda relaciones significativas, y cuales, con otras formas organizacionales, fuera de su
evidente homología con la pirámide jerárquica.
El sentido más amplio del término “cultura” es en cambio, el usado por un psicoanalista
Inglés Elliot Jaques: “la posibilidad de relacionarse depende de que se asuman roles dentro
de una estructura social; la cualidad de estas relaciones está gobernada por el grado en que
los individuos en cuestión hayan absorbido la cultura de la organización, de modo de poder
operar dentro del mismo código general. La cultura de la fábrica consiste en medios o
técnicas que están a disposición del individuo para manejar sus relaciones y de los que él
dependen para abrirse camino entre y con los otros miembros y grupos”.
En la Argentina dos psicólogos sociales Carlos Aligchu y Eva G. de Muchinik, (46) proponen
un modelo interesante, que implica una concepción particular de la “cultura” organizacional
o institucional: “Operar desde la psicología social en una organización exige investigar cómo
se expresa la relación entre tres componentes de lo institucional: gestión, estructuración y
socialización. Llamamos componentes de gestión a aquellos que hacen a la concepción de
la tarea; componentes de la estructuración a aquellos que hacen a la organización de los
recursos y componentes de socialización a los que hacen a las formas en que diversos
grupos involucrados expresan su vinculación entre sí y con la organización…
Las empresas como sistemas culturales, Ritos y Rituales de la vida organizacional, de
Buenos Aires, Sudamericana, 1985. De este último libro, entre sacamos estas
caracterizaciones: “Los valores son los cimientos de cualquier cultura corporativa. Como
esencia de la filosofía que la compañía tiene para alcanzar el éxito, los valores proporcionan
un sentido de dirección común para todos los empleados y establecen directrices para su
comportamiento diario. Estas fórmulas para lograr el éxito determinan el tipo de héroes
corporativos y ocasionalmente surgen de ellos. Determinan también los mitos, rituales y
ceremonias de la cultura. De hecho, creemos que las compañías frecuentemente tienen
éxito porque sus empleados pueden identificarse con los valores de la organización y
adoptarlos” (pág. 21). “Cada negocio, de hecho cada organización, tiene una cultura. En
ocasiones se encuentra fragmentada y es difícil percibir desde afuera…Por otro lado, a
veces la cultura de una organización es muy fuerte y cohesiva; todos saben cuáles son las
metas de la corporación y trabajan por lograrlas. Bien sea vigorosa o débil, la cultura ejerce
una poderosa influencia en toda la organización; afecta prácticamente a todo, desde quien
recibe un ascenso y qué decisiones se toman, hasta la forma en se visten los empleados y
que deportes practican.” (pág. 4). Estos autores revalorizan la importancia del articulador
narrativo-discursivo en el ámbito colectivo de las organizaciones, entre otras palabras, el
valor de los mitos (48). Dicen Peters y Waterman: “en un sentido organizacional…
historias… mitos y leyendas aparecen muy importantes porque son portadores de los
valores y de la cultura de la organización”. (Op.cit., pág.76-77). En lo que hace a una
dimensión práctico-técnica, vale la pena destacar que estos autores hablan de “diagnóstico
cultural” (Deal y Kennedy, Op. cit. pág. 137 y sig.) y también, aunque no en el contexto de la
intervención, de una “interpretación de la cultura”.
Construcción en la que hemos propuesto hacer confluir, bajo el rubro de la “cultura” de un
ámbito histórico colectivo, ideología y fantasma.

En el curso de la intervención, es típico que el psicólogo tenga que dilucidar el fantasma que
Freud calificó de “ficción o ilusión primaria” en la sustentación psicosocial de las
instituciones, vale decir la ya tan mentada “estructura libidinosa”.
Más allá de la organización: La necesidad de tomar en cuenta el contexto cultural en el que
la “cultura” de una organización se inserta significativamente se le impone al psicólogo
institucional en su práctica de modo continuo - esté o no advertido de ello por una teoría que
integre sistemáticamente el dato. Dicho contexto está complejamente constituido por las
pautas culturales (más abarcativas) que tienen vigencia en los múltiples campos históricos
colectivos en los que el ámbito estudiado se inserta, en términos de pertenencia y referencia
para sus miembros. Aquí “Cultural” vale en todos los sentidos del término reseñados, vale
decir:
a) Avatares de la “Estructura Libidinosa” freudiana y urdimbre mítica
(ideológico-fantasmática) centrada en ella;
b) Sentidos restringidos (En el Discurso de las Ciencias del Hombre)
c) Sentido Amplio (En el Discurso de las Ciencias del Hombre)
La determinación de los procesos que tienen lugar en un campo histórico colectivo tiene, no
obstante, múltiples dimensiones. Se trata, siempre, por lo tanto, de una
sobre-determinación, en la producción del acontecimiento (que no sea, claro está, un
acontecimiento puramente natural, como un cataclismo) y en el mantenimiento o
transformación de la estructura o la institución. Nada nos obliga, por otra parte, en estos
ámbitos sociales y “culturales” de mediana amplitud – tanto el de las organizaciones como
el de los dispositivos – a tener que optar de modo prematuro en relación con la grave
cuestión de dónde ubicar lo determinante “en última instancia”. Pueden constituir, por tanto,
espacios abiertos a la indagación, la reflexión y la acción prudente.

​Vitale - Cultura y subcultura en las organizaciones


En tanto el trabajo del psicólogo institucional abarca el análisis y asesoramiento a las
organizaciones, resulta menester comprender la cultura y las subculturas que en ellas se
desarrollan.
El término cultura fue analizado y referido, durante décadas, a una actividad producto del
accionar de la sociedad y de los comportamientos que se generan a partir de la interacción
de las distintas subjetividades que, a su vez, crean y recrean al interior de las
organizaciones que habitan esa cultura en la que están inmersas.
La Escuela de las Relaciones Humanas en tanto su conclusión final es que las condiciones
psicológicas afectan la productividad y de allí la importancia de conocer la cultura imperante
en las organizaciones.
Cultura organizacional
El interés por investigar la cultura organizacional, desde la década del 70 (con la explosión
de las empresas japonesas) hasta hoy, ha obedecido a la necesidad apremiante de las
organizaciones por conocerse a sí mismas, autodefinirse y/o redefinirse con el fin de hacer
frente con éxito a las demandas del medio turbulento en el que se encuentran inmersas.
La perspectiva simbólica entiende a la cultura como un “…sistema de símbolos y
significados compartidos, producto de negociaciones de las personas en su interacción.”
(Geertz, 1973, p. 21).Desde este punto de vista, se comprende que la cultura se construye
en las organizaciones conformando lo que se conoce como cultura organizacional.
García Álvarez (2005) retoma la clasificación que realiza Smircich en 1983 sobre las
metáforas predominantes que existen para comprender la cultura organizacional. Esta
última puede ser entendida como:
● Una variable externa: Desde esta perspectiva las organizaciones son el resultado de
sistemas culturales más amplios, es decir que son las manifestaciones de la
sociedad en la que se inserta. Las investigaciones se centran en la identificación de
diferencias y semejanzas entre culturas y su influencia en la efectividad
organizacional.
● Una variable interna: Se supone que las organizaciones poseen una cultura que
puede ser modificada a través de estrategias realizadas por los 4 gerentes. También
es llamada cultura corporativa y se pone el énfasis en el cambio cultural posible a
través de la incorporación del ejemplo de los directivos.
● Una metáfora raíz para comprender la organización: Se señala el carácter social de
la cultura equiparando cultura y organización. Desde esta vertiente de análisis la
cultura no es una variable que posee la organización sino que la cultura es la
organización.
Las conductas que en un momento específico fueron válidas para un determinado grupo se
van transmitiendo a los nuevos miembros como lo correcto. A lo largo del tiempo estas
premisas se van naturalizando y permanecen incuestionables.
Siguiendo este planteo, Schein determina que para aprehender la cultura de una
organización: Es necesario, en suma, comprender la formación de la cultura en los
pequeños grupos para poder llegar a entender la manera en que se desarrolla la cultura en
la empresa mayor a través de las subculturas de los pequeños grupos y la interacción de
estos en el seno de la empresa (1988, p. 189). Es así como el autor introduce la idea de que
dentro de una misma organización pueden coexistir diferentes culturas, a las que llama
subculturas.

Subculturas
El término subcultura proviene de la Sociología y de la Antropología, disciplinas que lo
referencian desde una perspectiva macro social remitiéndolo al estudio de las diferentes
categorías sociales que nacen en una cultura determinada.
Llevado el concepto de subcultura al nivel organizacional, se plantea que las grandes
organizaciones que poseen una estructura compleja presentan en su interior una cultura
dominante y una diversidad de subculturas, las diferentes áreas o sectores que posean una
particular autonomía tendrán a su vez una propia cultura.
Niveles de cultura organizacional
Schein (1988) plantea que son tres los niveles que conforman la cultura de una
organización y que se ordenan desde lo más visible a lo verdaderamente tácito.
➔ Nivel de los artefactos culturales: Hace referencia a los elementos tangibles y
visibles en el recorrido por el espacio físico de la organización. Este nivel es posible
de ser reconocido a través de las observaciones y el registro de la información ya
que refiere a todo lo que se puede ver, oír, sentir y tocar a medida que se circula por
el espacio físico organizacional.
➔ Nivel de los valores expuestos: Refiere al conjunto de ideas, capacidades,
destrezas, actitudes, sentimientos y valores que constituyen la causa y
consecuencia de los artefactos y que existen en el plano de la conciencia de los
miembros de la organización -aunque con diferentes niveles de precisión o de
compromiso-.Este nivel puede ser derivado a partir de la triangulación de las
observaciones y las entrevistas realizadas a los miembros de la organización.
➔ Nivel de las presunciones básicas: Describe a los valores naturalizados por el paso
del tiempo, que permanecen incuestionables y que se convierten en verdaderos
axiomas que orientan el comportamiento de los miembros de la organización. Este
nivel es indagado a través de las inferencias que se realizan sobre las entrevistas
realizadas e incluye la dimensión histórica de la organización dada la importancia
que ésta última reviste para la comprensión del nivel.
Los niveles detallados se materializan en los comportamientos de los actores sociales que
transcurren su cotidianeidad en las organizaciones y esa materialización es la que permite
visualizar la cultura organizacional.
Reflexiones finales
Desde el campo de la práctica profesional y de investigación de la Psicología Institucional,
se considera que una conjunción de las tres metáforas propuestas por García Álvarez es lo
que permite comprender ampliamente el acontecer institucional en su articulación con los
tres factores que propone Schein. Por un lado resulta imprescindible comprender los
factores institucionales externos que están haciendo mella en el funcionamiento
organizacional. Por otro lado, no se puede desconocer la marca que los integrantes de la
organización, específicamente en los niveles jerárquicos más elevados pero sin desconocer
los demás niveles, imprimen en la cultura de la misma. Pero, a su vez, es dable considerar
que muchas veces la cultura es lo que le da identidad, nombre propio, a la organización,
aún más allá de las particularidades que la envuelven. El análisis de las tres metáforas de la
cultura y de los tres factores que postula Schein no está exento de cierta complejidad ya
que remite a trabajar con las costumbres, tradiciones, mitos y ritos, los artefactos y símbolos
organizacionales, así como también con los aspectos históricos, políticos, económicos, etc.,
sin dejar de lado la consideración de las subjetividades que habitan la organización.
La tarea de reconocer esas reglas o guiones que conforman la cultura esclarece el
funcionamiento de la organización en su totalidad y favorece al proceso, ya sea de
diagnóstico o intervención, que el psicólogo institucional esté realizando.

Kaes - Realidad psíquica y sufrimiento de las instituciones


Las formaciones y los espacios psíquicos comunes son fomentados por la institución, que
produce y administra a partir de las cargas que ella exige de sus sujetos. Recíprocamente,
los intereses y los beneficios que estos encuentren allí, el sufrimiento y el goce que
experimenten en ello, tendrán que igualmente ser evaluados.
Formaciones psíquicas intermediarias entre el sujeto singular y los otros.
Las formaciones intermediarias entre el espacio psíquico del sujeto singular y el espacio
psíquico constituido por su agrupamiento en la institución. Tales formaciones son aquellas
formaciones psíquicas originarias que no pertenecen como propiedad ni al sujeto singular ni
al grupo, sino a la relación entre ellos.
Un rasgo constante y determinante de estas formaciones es su carácter bifronte, la
reciprocidad que inducen entre los elementos que las ligan, la comunidad que consolidan
mediante pactos, contratos y consenso inconscientes; articulan de esa manera las
relaciones del elemento y el conjunto en figuras diversas: de ensamble, de inclusión mutua,
de co-inherencia o de inversión continua.
El marco y el contenedor supone la reciprocidad de funcionamiento con otros marcos u
otros contenedores o el ensamble de sus relaciones.
Las formaciones intermediarias contribuyen al fundamento psíquico de los conjuntos
sociales, a la vez que constituyen el fundamento de nuestra psique. Tiene que ver con el
reparto del placer y los medios puestos en común mediante la realización del deseo, la
renuncia pulsional exigida por el advenimiento de la comunidad y la seguridad de sus
sujetos; la reciprocidad de las cargas narcisistas y de las representaciones, que aseguran la
continuidad del trasfondo colectivo sobre el cual se despliega la pertenencia y la identidad;
por último, el acuerdo inconsciente sobre lo que debe mantenerse en la represión para que
las condiciones psíquicas y sociales del vínculo se mantengan en la forma de agrupamiento
que lo constituyó. Cada una de estas formaciones asegura, solidariamente con las otras, las
condiciones psíquicas de la existencia y la vida de la institución. Toda crisis, toda falla de
estas formaciones intermediarias, pone en cuestión la institución y la relación de cada uno
con ella.
1. El grupo como unidad de cumplimiento del deseo y de la defensa
El pensamiento psicoanalítico sobre la institución plantea la identificación como formación
intermediaria que mantiene reunidos a los sujetos de la institución. Ella indica con una
claridad notable lo que se pierde y se gana para el sujeto en este proceso y lo que de ello
resulta en el conjunto así formado.
El grupo es lo que en el seno de la institución vincula entre sí, en una realización de tipo
onírico y por la comunidad de síntomas, fantasmas e identificaciones, a los sujetos de la
institución, de manera que puedan cargar en ella sus deseos reprimidos y encontrar los
medios deformados, desviados, disfrazados, de realizarlos o de defenderse contra ellos. De
este modo se ligan a la institución, a su ideal, su proyecto, su espacio.
El fundar una institución, hacerla funcionar, transmitirla no puede estar sostenido más que
por organizadores inconscientes en los cuales se encuentran aprehendidos deseos que la
institución permite realizar.
2. Renuncia pulsional y advenimiento de la comunidad civilizada
La cultura se caracteriza por la manera como son regulares las relaciones de los hombres
entre sí: son múltiples y variadas, y la cuestión consiste en definir la condición mínima para
hablar de una relación de cultura.
El agrupamiento mediante el cual se efectúa el pasaje de lo uno a lo múltiple, de la
pluralidad al conjunto se basa en la identificación de cada individuo con el jefe y
secundariamente, en la identificación de los miembros del grupo entre sí. Es necesario el
renunciamiento y la represión de las pulsiones. Los miembros de la comunidad limitan sus
posibilidades de placer en tanto que el individuo aislado ignoraba toda restricción.
3. La permanencia, la afiliación y el sostén del sujeto singular en el estar- juntos: el
contrato narcisista.
La institución tiene que ser permanente ya que con ello asegura las funciones estables que
son necesarias para la vida social y la vida psíquica. Para el psiquismo la institución está en
el trasfondo de los movimientos de discontinuidad que instaura el juego del ritmo pulsional y
de la satisfacción.
No se trata sólo de que la institución tiene que ser estable; el intercambio social y los
movimientos que lo acompañan exigen de su función que ella lo estabilice.
Para el inconsciente la institución se inscribe en el espacio de lo sagrado.
La institución se funda sobre el doble estatus del narcisismo y sobre estas formaciones
intermediarias que es menester denominar trans-psíquicas en la medida en que sostienen la
relación necesaria entre el sujeto singular y el conjunto: la identificación, la comunidad de
síntomas, de defensas y de ideales, el co-apuntalamiento constituyen una parte de estas
formaciones. Pero también el contrato narcisista y el pacto de negación.
● El contrato narcisista:
El concepto de contrato narcisista generaliza tres propuestas. La primera que el individuo es
en sí mismo su propio fin y es al mismo tiempo miembro de una cadena a la que está
sometido. La segunda que los padres hacen de su hijo el portador de sus sueños de deseo
no realizados y que el narcisismo primario del hijo se apoya en el de sus padres, el deseo y
el narcisismo de las generaciones precedentes sostuvieron, positiva o negativamente su
venida al mundo. Y la tercera idea es que el ideal del yo es una formación común a la
psique singular y a los conjuntos sociales (familia, instituciones, naciones).
Cada recién llegado tiene que cargar al conjunto como portador de la continuidad y
recíprocamente con esta condición el conjunto sostiene un lugar para el elemento nuevo.
Tales son los términos del contrato narcisista: exige que cada sujeto singular ocupe un lugar
ofrecido por el grupo y significado por el conjunto de las voces que desarrollaron un
discurso conforme al mito fundador del grupo. Cada sujeto tiene que retomar este discurso
de alguna manera, es mediante el que se conecta con el antepasado fundador.
Toda fundación institucional contiene, ocultas, la continuidad de un mandato y la de su
ruptura -la muerte y la filiación-. (Ejemplo: iglesias romanas construidas sobre santos
muertos).
El mito dice el origen, proporciona una matriz identificatoria y un código, por precario que
sea, para afrontar la relación de lo desconocido. Permite pensar el horror primordial y el
caos contra el cual la institución nos protege.
4. Las trampas de la institución: el pacto de negación “el pasar en silencio” y la
protección contra lo negativo.
Parecería que el grupo humano no puede formarse si no es manteniendo zonas de
oscuridad profunda, tierras de nadie comunes negativas del espacio psíquico compartido,
cuya fórmula cultural es la utopía, el lugar de ninguna parte, el no-lugar del vínculo. El grupo
administra así una parte de la represión de cada sujeto y mediante ello, ciertas formaciones
del inconciente.
● Pacto de negación:
Es la formación intermediaria genérica que, en todo vínculo condena al destino de la
represión, la negación, la renegacion que mantiene en lo irrepresentado y en lo
imperceptible, hecho que vendría a poner en cuestión la formación y el mantenimiento de
ese vínculo y de esas cargas de lo que es objeto. Puede considerarse, pues, el pacto de
negación como uno de los correlatos del contrato de renuncia, tanto de la comunidad de
cumplimiento del deseo como del contrato narcisista. Es su reverso y su complemento. Es
un pacto inconsciente de un acuerdo entre los sujetos afectados por el establecimiento de
un consenso, destinado a asegurar la continuidad de las cargas y de los beneficios
conectados con la estructura del vínculo y a mantener los espacios psíquicos comunes,
necesarios para la subsistencia de ciertas funciones ancladas en la intersubjetividad o en
las formas de agrupamiento más específicas: función del ideal, organización colectiva de los
mecanismos de defensa.
El cumplimiento del pacto de negación, como el de contrato narcisista, se funda sobre una
identificación de los elementos ligados entre sí, por un rasgo complementario común.
5. La estructura psíquica inconsciente de la institución
La estructura psíquica inconsciente de la institución es el resultado del montaje de estas
formaciones bifrontes que hacen que se mantengan unidos los sujetos de la institución y
determinan, los procesos psíquicos específicos que se desarrollan en el.
Está estructura precede a cada sujeto singular y cada institución singular se despliega sobre
la estructura inconsciente de otra institución.
Sufrimiento y psicopatología en las instituciones
1. Sufrimiento de/en las instituciones
El sufrimiento y la psicopatología que se desarrollan en las instituciones son los que nos
hacen conocer esos procesos y esas formaciones. Pueden distinguirse tres fuentes de
sufrimientos: una es inherente al hecho institucional mismo, la otra a tal institución
particular, a su estructura social y a su estructura inconsciente propia, y la tercera a la
configuración psíquica del sujeto singular.
Las instituciones disponen de mecanismos de defensa que constituyen un apoyo a las
defensas de los sujetos singulares para evitarles todo sufrimiento, incluido el que generaría
en la institución misma. Tales mecanismos están asociados a las funciones del pacto de
negación y a las disposiciones contractuales de protección contra lo negativo cuyo efecto es
la no inscripción psíquica de las experiencias dolorosas. Tales modalidades tienen
consecuencias opuestas: unas sostienen, en vaciado el trabajo del pensamiento y las otras
lo tornan imposible, lo vacían de todo objeto.
La institución es un objeto psíquico común, no sufre. Nosotros sufrimos de nuestra relación
con la institución. Lo que sufre en los sujetos de la institución: la institución en nosotros, lo
que en nosotros es la institución, es lo que sufre. Sufrimos por el exceso de la institución,
sufrimos también por su falta, por su falla en cuanto a garantizar los términos de los
contratos y de los pactos, en hacer posible la realización de la tarea primaria que motiva el
lugar de sus sujetos en su seno.
El sufrimiento radical nace del esfuerzo por soltarse de lo indiferenciado y de las angustias
de la disolución. Sufrimientos más elaborados, ligados a la relación de objeto parcial,
aparecen en el trasfondo con la angustia de ser destruido por la máquina institucional, de
ser vaciado de su sustancia.
2. Sufrimiento de lo inextricable y patología institucional
Nos encontramos en lo inextricable en todas las situaciones en que prevalece la confusión
de los elementos o la indiferenciación del elemento y del conjunto.
Otro aspecto de la patología institucional es el desarrollo de estados pasionales que se
producen en ella, desarrollo que no deja de tener relación con lo inextricable.
Todas las formaciones psíquicas intermediarias que forman la estructura inconsciente de la
institución resultan entonces amenazadas simultáneamente y afectan a los sujetos de la
institución mucho antes de sus vínculos actuales en el espacio psíquico institucional: les
conciernen en estratos fundamentales de su ser.
Lo que tiene de genérico el sufrimiento institucional se ancla “normalmente” en dos niveles
psíquicos de la vida institucional: el de lo inextricable, lo sincrético y lo indiferenciado; el de
lo contractual, que estructura las formaciones bifrontes del vínculo.
3. El sufrimiento asociado con una perturbación de la fundación y de la función
instituyente
La mayoría de estas perturbaciones pueden ser referidas a las fallas de las funciones
contractuales implicadas en la función instituyente. Las fallas se manifiestan por exceso o
por defecto, o por inadecuación.
4. El sufrimiento asociado con las trabas a la realización de la tarea primaria
La tarea primaria de la institución funda su razón de ser, su finalidad, la razón del vínculo
que establece con sus sujetos: sin llevarla a cabo, no puede sobrevivir. Así, la tarea primaria
de las instituciones asistenciales es asistir.
Las trabas a la realización de la tarea primaria son en realidad ataques contra la comunidad
en el cumplimiento del deseo que sostiene la representación-meta inconsciente común a los
sujetos de la institución. Estas trabas se manifiestan de diferentes maneras.
5. El sufrimiento asociado con la instauración y el mantenimiento del espacio psíquico.
El espacio psíquico en la institución se reduce con la prevalencia de lo instituido sobre lo
instituyente, con el desarrollo burocrático de la organización contra el proceso, con la
supremacía de las formaciones narcisistas, represivas, negadoras y defensivas que
sostienen a la institución contra un ambiente hostil, o en la estrategia de dominio por parte
de ciertos sujetos, o cuando parte de ellos se encuentran amenazados por la emergencia de
formas elementales de la vida psíquica.
El apartamiento entre la cultura de la institución y el funcionamiento psíquico inducido por la
tarea está en la base de la dificultad para instaurar o mantener un espacio de contención,
de conexión y de transformación.
La institución protege a sus sujetos contra la angustia ligada con el cambio catastrófico, esto
será cuando suceda una mutación decisiva en la estructura y organización de un sistema.
La catástrofe es inherente a todo cambio que ponga en cuestión la integridad y la
continuidad de un sistema.
La institución asegura el sistema meta defensivo para los sujetos individuales y los grupos
que la constituyen.

Ulloa - Cultura de la mortificación y proceso de manicomialización. Una


reactualización de las neurosis actuales.
La noción de “mortificación” se refiere a una verdadera producción cultural, que cada vez
parece involucrar a sectores sociales más amplios.
La frase “cultura de la mortificación”: Debo haber nombrado, sin proponérmelo y bastante
ajustadamente, un matiz del sufrimiento social contemporáneo que afecta a sectores aún no
del todo sumergidos en la mudez sorda y ciega de la mortificación. Las gentes en esta
situación son testigos, diría en peligro, amenazados por esa mortificación en la que todavía
no han zozobrado. Por eso aparecen sensibles cuando se nombra el matiz del sufrimiento,
advirtiendo en ello una salida, aunque sea simplemente la de hacer inteligencia compartida
sobre esa realidad. Cabe aquí hablar de cultura en sentido estricto, pues no ha
desaparecido la producción de pensamiento ni el suficiente valor para resistir, bajo la forma
de protesta que incluso puede animar alguna transgresión, enfrentando un estado de cosas
que en el ámbito institucional de esa persona provoca sufrimiento.
Cuando zozobra la conciencia de mortificación, se abre paso una pasividad quejosa y
alguna ocasional infracción, respecto de las cuales es impropio sostener el significado del
término cultura. Tal vez cabe pensar en una suerte de sociedad anónima de mortificados,
en la que pueden comenzar a darse los mecanismos que en el capítulo de la salud mental
corresponden a los procesos manicomiales, como formas clínicas terminales de la
mortificación que afectan a algunos, mientras la mayoría quedará englobada en un marcado
empobrecimiento subjetivo.
Le asigno al término “mortificación”, más que el obvio valor que lo liga a morir, el de
mortecino, por falta de fuerza, apagado, sin viveza, en relación con un cuerpo agobiado por
la astenia cercano al viejo cuadro clínico de la neurastenia, incluido el valor popular de este
último término como malhumor.
Una vez que ella se ha instalado, insisto, el sujeto se encuentra coartado, al borde de la
supresión como individuo pensante.
Encuentro útil seguir empleando el término mortificación. Una vez que ella se ha instalado,
insisto, el sujeto se encuentra coartado, al borde de la supresión como individuo pensante.
Existen algunos indicadores más o menos típicos de esta situación, tales como la
desaparición de la valentía, que d a lugar a la resignación acobardada; la merma de la
inteligencia, e incluso el establecimiento de una suerte de idiotismo, en el sentido que el
término tenía en la antigua Grecia, cuando aludía a aquel que al no tener ideas claras
acerca de lo que le sucede en relación con lo que hace, tampoco puede dar cuenta pública
o privadamente de su situación
A la ternura se la identifica, en general, con la debilidad y no con la fortaleza, y se la refiere
tanto a la invalidez infantil como a los aspectos fuertemente débiles del amor. Sin embargo,
la ternura es el escenario mayor donde se da el rotundo pasaje del sujeto ​nacido cachorro
animal y con un precario paquete instintivo​ a la condición pulsional humana. Es motor
primerísimo de la cultura, y en sus gestos y suministros habrá de comenzar a forjarse el
sujeto ético.
La mortificación, bajo su aspecto manicomial terminal o en las formas más leves que lo
preceden, es el paradigma opuesto a la ternura.
Los encierros de esta naturaleza ocurren en la familia, la escuela, el trabajo, las relaciones
políticas y en toda mortificación más o menos culturalizada, extendiendo la mancha hacia
una práctica político​-administrativa que perfecciona los dos lugares clásicos de
marginadores y marginados.
Una propuesta que pretenda preservarse de la degradación manicomializante debe ser
continuamente replanteada en su proceso, sometida a la producción crítica colectiva, como
intento de verificar los conocimientos de esa propuesta y su relación con los objetivos, y
preservada de las desviaciones y los reciclajes del maltrato. Esto implica crear lo que puede
denominarse como garantía colectiva, la que emerge precisamente de este quehacer
crítico. Son los propios responsables de la salud, en el campo concreto y no solamente en
las instancias de planificación, quienes deben mantener la suficiente autogestión correctora
de su propio quehacer y defender los buenos tratamientos, una práctica que comienza por
considerarlos a ellos mismos, en relación con el modo de maltrato que en ese programa
puede llegar a concernirlos.
La constitución de toda cultura institucional supone cierta violentación legítimamente
acordada, que permita establecer las normas indispensables para el funcionamiento de las
actividades de esa institución.
Cuando esta violentación se hace arbitraria en grados y orígenes diferentes, se configura el
SVI ​(síndrome de violentación institucional), que cobrará distintas formas y niveles de
gravedad. Las personas que conviven con esta violentación verán afectados notablemente
la modalidad y el sentido de su trabajo; este empieza por perder funcionalidad vocacional, a
expensas de los automatismos sintomáticos que nada tienen que ver con la economía
técnica para desarrollar una actividad conocida. Es así como se configuran verdaderas
caracteropatías, en las que los síntomas cobran valor de normalidad y expresan la tórpida
situación conflictiva en que vive el afectado.
Esta violentación institucional implica la presencia de una intimidación, más o menos sorda
en función del acostumbramiento, que conspira contra la imprescindible intimidad para
investir de interés personal la tarea que desarrolla. Frente a este desinterés por lo propio,
mal puede alguien prestar atención considerada a la actividad y al decir de los otros.
El síndrome de violentación institucional, como todo síndrome, está integrado por una
constelación sintomática.
● En primer lugar, se advierte una tendencia a la fragmentación en el entendimiento,
incluso en la más simple comunicación entre las gentes de esa comunidad
mortificada. Esta modalidad comunicacional abarcará tanto el nivel administrativo
como el que pretenda ser conceptual. A esto alude el desierto de oídos sordos y sus
predicadores. Esta fragmentación conspira contra la posibilidad de un
acompañamiento solidario.
● Un mecanismo prevaleciente en todos estos cuadros es el que el psicoanálisis
define como renegación; mecanismo que implica, en primer término, un repudio que
impide advertir las condiciones contextúales en las que se vive.
● tercer síntoma, que completa el síndrome, con los distintos modos y grados de
desadueñamiento del propio cuerpo, situación al parecer relacionada con la falta de
especularidad comunicacional y la merma de estímulos libidinales, efecto de la
enajenación. Un desadueñamiento corporal tanto para el placer como para la acción,
a cuyo amparo abundan las patologías asténicas; un verdadero “genio
epidemiológico” propio de la mortificación, que abarca variadas formas de desgano y
cansancio, propio de la mortificación
Debe entenderse por ​encerrona trágica​ toda situación donde alguien para vivir, trabajar,
recuperar la salud, incluso pretender tener una muerte asistida, depende de algo o alguien
que lo maltrata o que lo destrata, sin tomar en cuenta su situación de invalidez. Son
múltiples las ocasiones que pueden confirmar esta situación.
El afecto específico de toda encerrona trágica es lo siniestro, como amenaza vaga o
intensa, que provoca una forma de dolor psíquico, en la que se termina viviendo
familiarmente aquello que por hostil y arbitrario es la negación de toda condición familiar
amiga. Este dolor siniestro es metáfora del infierno, no necesariamente por la magnitud del
sufrimiento, que puede ser importante, sino por presentarse como una situación sin salida.
La encerrona trágica, que he analogado a un virus infiltrante, causa de la mortificación, es
un cuadro inicialmente tumultuoso, pero precisamente por no vislumbrarse una salida, salvo
la que aportaría una situación mesiánica externa, suele dar paso a la resignación. Lo
ejemplifica un manicomio, donde el maltrato institucionalizado es suficientemente
escandaloso como para que se lo oculte tras los muros de un hospital; el manicomio, como
forma terminal de la mortificación, está internado en un hospital al que llamamos “hospicio”.
Las neurosis actuales ​eran atribuidas por Freud a trastornos de la economía libidinal. La
falta de descarga sexual se situaba en el origen de la neurosis de angustia, en tanto el
exceso de esta descarga, sobre todo de naturaleza masturbatoria, promovía patologías
neurasténicas. Freud advertía que en estos cuadros era la causa actual lo operante, más
que algún factor transferencial. Aunque no lo expresaba nítidamente, pensaba que estos
cuadros actuales, no transferenciales, no se benefician con el análisis sino que era
necesario establecer medidas higiénicas, es decir, suprimir las conductas patógenas.
Todos estos síntomas a los que me refiero pueden tener cierta evidencia durante un tiempo,
para luego entrar en procesos adaptativos que corresponden más a lo que describo como la
“estabilidad mortificada”. En estas condiciones, no resulta fácil hacer un rastreo histórico de
la causa o los disparadores del sufrimiento, que sin duda existen; todo parece impregnado
por un presente continuo que hará cada vez más grave la situación, aunque ésta,
paradójicamente, aparezca con menos manifestaciones sintomáticas explícitas en la medida
en que el cuadro vaya haciendo de la mortificación cultura, traducida en una red de normas
administrativas. La institución tal vez se transforme en cliente de sí misma, muy alejada de
sus objetivos específicos.
Puede pensarse que una institución donde lo instituido ha cristalizado y obstaculizado los
dinamismos instituyentes, configura una neurosis actual en sí misma, más allá de la
presencia que este cuadro tenga en el nivel individual de sus miembros. De hecho, la
cultura de la mortificación bien podría se r denominada cultura de las neurosis actuales.
En las instituciones ocurre algo semejante, cuando los conflictos hacen costumbre y
cristalizan en un “las cosas son así”. Entonces zozobra la singularidad subjetiva de quienes
aparecen impregnados por un pensamiento que tiene en realidad poco de tal, asimbólico y
concreto, a la par que se establecen vínculos de modalidad adicta, otra manifestación de la
toxicidad.
Me interesa destacar que al reflejar el contexto social, la institución pone en marcha un
dinamismo merced al cual tiende a dramatizar en sí misma las características del campo
sobre el cual desarrolla sus tareas principales, algo así como asumir, a la manera de un
contagio, la mortificación de los asistidos. De manera tal que si bien puede reconocerse, en
algunas circunstancias institucionales, una auténtica cultura de la mortificación con sus SVI,
sus encerronas y su actual neurosis, esto no es universal; sí lo es, en cambio, la
dramatización que refleja las condiciones más difíciles que soportan las personas sobre las
que opera la institución.
Circunstancias en las que el analista no es un líder político, mas no podrá dejar de estar
atento, como toda persona que desenvuelve su acción en el campo social, a la dimensión
política propia de la condición humana, se haga o no cargo de ella.

Zukerfeld - Poder del amor y poder del terror.


Las masas artificiales y el poder
la Iglesia y el Ejército, y es Freud (920) quien las define corno:"masas sobre las que actúa
una coerción exterior encaminada a preservarlas de la disolución y a evitar modificaciones
de su estructura". En ambas existe:
"una misma ilusión: la ilusión de la presencia visible o invisible de un Jefe (Cristo, en la
Iglesia Católica, y el general en jefe, en el ejército) que ama con igual amor a todos los
miembros de la colectividad. De esta ilusión depende todo, y su desvanecimiento traería
consigo la disgregación de ambas. en la medida en que la coerción exterior lo permitiese."
(Las cursivas son mías.)
A mi modo de ver Freud avizora con claridad cómo el miedo amenaza la cohesión de la
masa artificial, especialmente cuando ésta se sostiene en parte justamente en el temor,
como sucede en el Ejército, y no tanto cuando su fuente cohesiva es el amor, como se daría
en la Iglesia.
"Tal masa primaria es una reunión de individuos que han reemplazado su ideal del yo por
un mismo objeto. a consecuencia de lo cual se ha establecido entre ellos una general y
recíproca identificación del yo."
Pero aquí quiero señalar que en la famosa frase anterior se describen dos tiempos distintos:
primero la idealización del líder y después la identificación entre los individuos: esta
circulación de libido narcisista en ese orden lógico es -a mí modo de ver- la esencia de lo
que Freud llama "masa artificial".
Iglesias, ejércitos, sectas y mafias comparten -como es conocido- una serie de
características, entre las que se encuentran: el orden dogmático, la estructura vertical, la
jerarquía conservadora de la tradición, el autonomismo y el maniqueísmo. Todas ellas
brindan pertenencia amparo, seguridad e identidad.
El amor y el miedo que son las estructuras afectivas más arcaicas y universales son las que
sostienen el ejercicio del poder cristalizados en las instituciones más arcaicas y universales
que a su vez las representan.
Podemos describir los mecanismos de adquisición de poder de dos maneras:
1. los procedimientos religiosos de iglesias y sectas que conllevan una dosis de temor
dentro de un discurso amoroso
2. los procedimientos violentos-de fuerzas armadas y mafias que incluyen algo de amor
dentro de un discurso agresivo, Ambos pueden darse en estructuras más autoritarias
o más democráticas Y es en estas últimas donde cualquiera de los dos discursos o
una combinación de los mismos puede ser asumida por partidos políticos, sindicatos
u otras organizaciones.
Poder del temor y poder del amor
Llegado a este punto considero que se debe incluir otra variable para comprender los
mecanismos del poder: El lugar que tiene en el imaginario colectivo lo que para cada
sociedad o época se entiende como legal o ilegal.
No existe por lo general diferencia significativa entre la estructura “iglesia” y la estructura
“secta” por un lado, y entre “fuerza armada” y “corporación mafiosa” por el otro, teniendo en
cuenta la noción teórica de masa artificial.
Existe un invariante de estructuras de poder obtenidas por el amor y por la fuerza, cuyo
nombre solo depende de la legalidad que consigan con posterioridad.
Sólo la conciencia de la sumisión podrá desarrollarlo en un más allá de la satisfacción
obtenida. Esta conciencia sin retorno, que es ruptura de la idealización, se acompañará de
temor al amo: para este momento o esta forma de sujeción reservamos el nombre de
sometimiento, mientras que para aquella donde impera el discurso amoroso, utilizamos la
noción de obediencia.
Obedecer desde el punto de vista metapsicológico siempre implica dos cosas:
a) una fuerte depositación de libido narcisista en un objeto devenido Ideal, del cual se
espera ser amado. En este sentido la obediencia es un fenómeno de una serie que puede
comenzar con la confianza o la simpatía y terminar con la fascinación. Distintas magnitudes
de libido narcisista le dan a estos fenómenos sugestivos cualidades diferentes, que van
desde una precondición para la creación de un vínculo o el desarrollo de un aprendizaje,
hasta el aplastamiento de las diferencias intersubjetivas. De aquí que no se pueda entender
una masa artificial si no se piensa -junto con Freud- en el fenómeno irreductible de la
sugestión. b) Una concordancia entre Yo y Superyó. es decir una suerte de acuerdo
intersistémico desculpabilizador donde es importante el hecho de que este es un
representante transubjetivo de la tradición. Así es que el niño obediente sabe que al hacer
bien los deberes hace algo que está bien. por lo que será amado y no sentirá conflicto
alguno. Pero el adolescente que fuma o se droga dentro de un microgrupo de pertenencia
donde esas conductas son valoradas como "fortaleza o seducción" también obedecerá en
perfecta sintonía. No se puede entonces pensar en la obediencia sólo desde dentro del
sujeto sino que la misma se reconocerá desde los valores de su origen familiar y
fundamentalmente desde aquellos que provienen desde la clase social a la que pertenece.
Es decir que es la organización colectiva la que le da el sesgo a lo que el individuo valora y
con lo que está de acuerdo. Es el consenso social el que moldea el vínculo individual,
correspondiendo en el nivel grupal lo que la obediencia se percibe como fenómeno
personal: un acuerdo colectivo implícito para entronizar valores o paradigmas.
Temor, amor, masas artificiales e instituciones psicoanalíticas
Cuando finalmente se combina la fuerza de los dos poderes nos encontramos frente a la
cristalización más peligrosa: la obra maestra de la indefensión- que implica someterse
buscando protección- sumada a la necesidad de ser amado que significa obedecer al que
ocupe el lugar de ideal.
Es más peligroso el poder de la idealización que el del temor a la censura.

Melera - Instituciones y Subjetividades. Una mirada desde la Psicología Institucional


Psicoanalítica.
La subjetividad es clave para la Psicología Institucional, pues los objetos que son su materia
de interés se ven indisolublemente articulados con las producciones de subjetividad.
Introducción
Una extensa y diversa constelación de producciones conceptuales de indudable cuño
psicoanalítico manifiesta sus preocupaciones acerca de las relaciones entre lo social y lo
psíquico, lo histórico y lo subjetivo, lo individual y lo colectivo, el sujeto y la cultura.
Entre la diversidad de dichas preocupaciones surge la Psicología Institucional en la
Argentina, hacia fines de la década del sesenta.
De acuerdo a lo señalado, comenzaremos por definir a la Psicología Institucional como el
campo específico de la Psicología que se ocupa de las instituciones, las organizaciones y
las prácticas humanas, teniendo en cuenta que dichas formaciones sociales intervienen de
modo decisivo en la producción de subjetividad.
Sin embargo, la especificidad no equivale a un repliegue que clausura intercambios con
otros abordajes. Por el contrario, la Psicología Institucional tiende a vincularse
permanentemente con un exterior, apostando a una mirada interdisciplinaria de sus objetos.
De allí un posicionamiento epistemológico que favorece articulaciones con los discursos de
la Antropología, la Historia, la Sociología y la Economía, entre muchos otros. La vocación
interdisciplinaria de la Psicología Institucional es consistente con las características de sus
objetos de abordaje. Basta una mirada superficial para advertir que los mismos se
componen como conceptos polisémicos, si se parte de considerar a las instituciones y sus
derivados como producciones socio histórico culturales. Se abren aquí dos líneas relevantes
a explicitar: la primera consiste en la complejidad y la heterogeneidad como dos atributos
ineludibles de los objetos de la Psicología Institucional. La segunda remite a las relaciones
que se establecen entre dichos objetos – instituciones, organizaciones, prácticas – para
favorecer, posibilitar o bloquear determinadas producciones de subjetividad.
Desarrollo
Las instituciones y su doble función subjetivante
Las instituciones acompañan a la especie humana desde sus orígenes. No hay humanidad
sin instituciones, y las instituciones pierden sentido sin una especie que las legitime como
una formación social insustituible para sobrevivir. Las sociedades humanas incluyen en sus
acervos culturales un conjunto de relatos y narrativas que cumplen una doble función:
establecer un origen mítico de sus instituciones y sostener la necesidad de su permanencia,
eludiendo la posibilidad de modificaciones sustanciales en sus dinámicas y sus
configuraciones. Las instituciones nos protegen del Caos, garantizan una previsibilidad, un
campo de certidumbre y una estabilidad. Las instituciones componen nuestro Cosmos.
La singularidad de las instituciones radica en que componen sus propias condiciones de
enunciación y de existencia, su propia producción de verdad. Estas composiciones
productoras de verdad permanecen lo bastante opacas como para sostener la eficacia de
las instituciones como máquinas de hacer creer. La maquinación más eficaz es aquella que
sostiene la ficción de una humanidad que produce, habita y sostiene las instituciones desde
su propia voluntad. Las instituciones no podrían poseer una voluntad pues no pueden ser
consideradas como organismos vivos, de modo tal que no constituyen más que una
producción humana sin vida ni voluntad propia.
El pase de magia es revelado tan pronto se comprueba que, así como la especie humana
construye instituciones, las instituciones construyen a la especie humana. Desde el campo
de la Psicología Institucional se planteará entonces que la función de las instituciones no se
reduce a un sostén o apuntalamiento psíquico, sino que esas mismas configuraciones
psíquicas son el producto de una multiplicidad de producciones institucionales. Desde esta
misma perspectiva diremos entonces que las instituciones cumplen una doble función,
articuladas lógicamente la una con la otra: una primera función represiva de las pulsiones
individuales que insisten en obtener una satisfacción directa en el mundo exterior, a través
de satisfacciones sustitutivas, pero también una función productiva de actitudes,
motivaciones, pensamientos y sensibilidades. Todas ellas forman parte de una noción
decisiva para la Psicología Institucional, pues define tanto su campo de intervención como
la delimitación y especificidad de sus objetos de estudio. Nos referimos aquí al concepto de
subjetividad.
Subjetividades
La noción de subjetividad no se apoya en una estructura universal de humanidad, una
sustancia inmutable, inmune a los devenires y mutaciones históricas. Por el contrario, la
subjetividad se compone situacionalmente, no se apoya en una esencia establecida a priori
que se transforma de acuerdo a los movimientos de la historia. Cada momento histórico
engendrará entonces sus modos específicos y singulares de producción de subjetividad.
Es posible establecer entonces que la subjetividad se define a partir de la singularidad y la
multiplicidad. Aparecen aquí los dos primeros enlaces con la Psicología Institucional: sus
objetos de abordaje comparten las mismas premisas que definen la subjetividad, pues cada
momento histórico genera sus propias instituciones y prácticas sociales, que se componen a
partir de una multiplicidad de discursos y determinaciones políticas, económicas y
culturales.
Dado el carácter creacionista y materialista de la subjetividad, queda pendiente la pregunta
acerca de cómo la subjetividad se produce, en qué condiciones, bajo cuáles dispositivos
institucionales y cuáles son sus efectos específicos.
Cada momento histórico compone sus producciones de subjetividad específicas, las cuales
resultan intraducibles con esquemas exteriores a la situación.
La institución de la subjetividad se inicia para LC con un conjunto de prácticas sobre el
cuerpo indeterminado de la cría sapiens. Desde la Psicología Institucional cabe referirse a
las prácticas médicas en todas sus vertientes y complejidades, así como a las prácticas de
crianza que marcan el cuerpo del bebé y lo incluyen en el campo de la humanidad. Como
estas prácticas de subjetivación sobre los cuerpos conllevan un ordenamiento de su
indeterminación caótica inicial, la cría vivencia estas prácticas con el dolor de una herida. El
ordenamiento temporal de la alimentación, la higiene y el sueño constituyen sus primeras
manifestaciones. La compensación de las heridas que producen estas primeras marcas
subjetivantes provienen de una serie de discursos que le otorgan un sentido,
completándose así la estructuración básica de la subjetividad instituida. Las prácticas de
crianza están sustentadas en los discursos que las legitiman como prácticas de cuidado,
sostén y acompañamiento. Sin embargo, la novedad planteada por LC consiste en la noción
de envés de sombra, pues no hay producción de subjetividad instituida que agote absoluta y
exhaustivamente su campo de intervención.
Si los dispositivos de subjetivación, visibles en las prácticas instituidas, lograran una
composición absoluta y sin fisuras, la humanidad estaría compuesta por una infinidad de
individuos replicables e idénticos a sí mismos. Por el contrario, cada una de las prácticas de
subjetivación instituidas posibilitan – en la instauración del envés de sombra – la producción
de un suplemento o exceso. Los discursos donadores de sentido permitirán preguntarse
acerca del sentido de las cosas, producir pensamientos y acciones que interpelan los
saberes y prácticas instituidos. En la falla, en la suplementación, anidan las potencias de
subjetivación instituyentes. Esta operación será nominada por LC como efecto sujeto.
Los pliegues del envés de sombra posibilitan la singularización de las subjetividades
instituidas.
En este punto cabe señalar dos aspectos claves del concepto: en primer lugar, la
subjetividad remite siempre a un proceso de composición permanente e inacabado. Por ello
la subjetividad no está vinculada con una noción de identidad en tanto fija e inmutable, sino
más bien con un devenir. Cobra sentido entonces referirse siempre a la subjetividad como
una producción, así como un acercamiento a sus productos como los efectos de una
multiplicidad de procesos de subjetivación siempre en curso. Por ello nos referimos a estos
procesos en términos de vectores antes que de segmentos. Un segmento se define como
una recta unida por dos puntos, un principio y un final. Un vector tiene un punto de origen,
pero se define por una direccionalidad que marca su curso. Un vector puede tener una
finalidad, una meta que fija su dirección. Pero su final es indeterminable tanto espacial como
temporalmente. En segundo término, la subjetividad no debe ser asimilada con la
individualidad. Las producciones de subjetividad involucran tanto a sujetos individuales
como a diferentes conformaciones de grupo más o menos numerosas, así como a
comunidades y poblaciones mucho más extensas. Lo interesante radica en que todos estos
procesos de subjetivación pueden darse simultáneamente, explicando así el carácter
heterogéneo y diverso de las subjetividades.
Tanto los establecimientos como las corporalidades, sobre todo en situación de ejercicio de
una práctica, pueden ser entendidos como los territorios sobre los cuales las instituciones
cobran una forma material, concreta y visible.
La especificidad de la Psicología Institucional consiste en pensar las instituciones como
focos productores de subjetividades. Se desprende aquí un tercer aspecto a tener en cuenta
respecto de los procesos de subjetivación. El mismo remite a su carácter parcial y
fragmentario, más acá de la eficacia de cada institución en conformarse como la forma
social que determina la identidad de los sujetos o los grupos. Cada uno somos varios, no
sólo porque las instituciones nos conforman subjetivamente, sino porque cada institución
nos brinda un fragmento de identidad que nos posibilita sostener la ficción de unidad y
estabilidad, puestas en palabras bajo las diferentes formas del Yo soy. Se entiende pues
que en definitiva, la producción de subjetividad y la producción de diferencia sean una sola y
misma cosa. Esta conclusión permite marcar una diferencia sustancial entre las
instituciones y las subjetividades. Las primeras cumplen una función social estrechamente
vinculada con la producción de estabilidad, permanencia, certidumbre y continuidad. Por el
contrario, las subjetividades no dejan de vincularse con la contingencia, la discontinuidad y
la transformación perpetuas.
Pues no solamente debe contemplarse que las instituciones producen subjetividades en una
situación socio histórico cultural determinada. En los pliegues de las subjetividades
instituidas germinan los interrogantes y las impugnaciones que posibilitan las
transformaciones y mutaciones históricas de las instituciones, las sociedades y las
subjetividades.
Las nociones de subjetividad y de institución comparten su carácter heterogéneo y
complejo. Estos atributos implican sencillamente que no hay institución simple ni
subjetividad simple. Una institución o una subjetividad cualquiera resultan accesibles al
pensamiento considerando que contienen siempre más de un elemento. Componentes
histórico – antropológicos, sociológicos, políticos, económicos y culturales. Respecto de
cualquier proceso de subjetivación, su singularidad consiste en las intensidades libidinales
que motorizan las diferentes producciones de deseo.
Una de las tareas que definiría las prácticas de la Psicología Institucional debiera consistir
en la generación de condiciones que posibiliten la producción de subjetividades abiertas y
autónomas, susceptibles de poder pensarse a sí mismas no sólo como producto sino como
motor de transformación.
Psicoanálisis, Instituciones y Subjetividades
A lo largo de su obra Freud dedicará dos momentos precisos para establecer una mirada
propia sobre su concepción de la cultura.
En El porvenir de una ilusión – de aquí en más PI – definirá la cultura como “(…) todo
aquello en que la vida humana ha superado sus condiciones zoológicas y se distingue de la
vida de los animales, y desdeñando establecer entre los conceptos de cultura y civilización
separación alguna” (1927: 2962).
En El malestar en la cultura – de aquí en más MC – volverá sobre la definición anterior, pero
con un agregado relevante para la Psicología Institucional: (…) el término `cultura´ designa
la suma de las producciones e instituciones que distancian nuestra vida de la de nuestros
antecesores animales y que sirven a dos fines: proteger al hombre contra la Naturaleza y
regular las relaciones de los hombres entre sí. (1930: 3033).
En PI Freud ya planteaba esta finalidad de la cultura a través de dos aspectos: el saber y el
poder humano para dominar y servirse de los recursos naturales, y las organizaciones que
regulan las relaciones entre los humanos y la distribución equitativa de los bienes culturales.
La cultura es pensada por Freud como la multiplicidad de instituciones y organizaciones que
garantizan la continuidad cultural como proyecto civilizatorio. Las prácticas humanas sobre
la naturaleza y los vínculos intersubjetivos son efecto de cultura. La carencia de cultura
supone la barbarie y la animalización.
La cultura encuentra un límite biológico en la decadencia y el deterioro irreversible del
cuerpo humano, un límite ambiental en las fuerzas indomables y destructivas de la
naturaleza, y un límite que proviene de las relaciones entre los seres humanos. La ineficacia
cultural constituye una fuente de sufrimiento pasible de ser disminuida episódicamente,
apelando a satisfacciones sustitutivas
Pues la razón de ser para el hombre no consiste más que en la obtención de la felicidad
individual, a través de la satisfacción directa de las mociones pulsionales. La cultura
constituye a la vez un límite y una condición de subjetivación. Pero la subjetividad individual
es para Freud el mayor peligro que enfrenta la cultura, a punto tal que “(…) no hay vida
humana en común sino predomina el poder de la comunidad por sobre el del individuo”
(1930: 3036). El problema político que plantea lo cultural es planteado descarnadamente en
el PI: “(…) cada individuo es virtualmente un enemigo de la civilización, a pesar de tener
que reconocer su general interés humano”.
Entender al individuo como el producto de una multiplicidad de identificaciones que
posibilitan la construcción del ideal del Yo, plantear la pertenencia y participación en varias
masas y almas colectivas, se acerca a las nociones actuales de la subjetividad como una
construcción social heterogénea, muy lejos de las posturas clásicas que abordaban al sujeto
como una unidad indivisible.
Más acá de la importancia de los aportes de PM a la psicología colectiva en general y a la
Psicología Institucional en particular, no es un dato menor que la fenomenología freudiana
de los agrupamientos y colectivos sociales no constituye mucho más que la vía de acceso a
una analítica de los estratos yoicos de la subjetividad individual.
La multiplicidad de posturas de Freud revela la dificultad para situarlo definitivamente en
una posición político-ideológica. No cabe duda que Freud desconfía de las masas – y por
ende de todo proyecto de carácter colectivista – pero su repulsión por el individualismo lo
exime de una cristalización superficial como defensor del capitalismo. Un debate muy
diferente, que excede por lejos los objetivos del presente trabajo, serán las prácticas y
dispositivos del discurso psicoanalítico en un contexto socio histórico cultural determinado.
De las subjetividades colectivas puede surgir lo mejor y lo peor.
Las masas organizadas son las estructuras con las cuales trabaja la Psicología Institucional
en su abordaje de las organizaciones, sin perjuicio de la observación frecuente de
fenómenos y dinámicas de masa en dichos agrupamientos a primera vista más
“organizados”.
Estos fenómenos de masa en grupos organizados sustentan una estructura que acontece
en otro escenario, que no es otro que los estratos inconscientes de los agrupamientos.
La intensidad de esta ilusión o ficción colectiva determinará que sirva para sostener el
proyecto institucional, o que llegue a perturbar el principio de realidad como efecto de
sentimientos de omnipotencia.
Las masas organizadas pueden ser pensadas como un producto de la cultura. Protegen al
individuo del desamparo y el malestar por la insatisfacción pulsional, de las fuerzas de la
naturaleza y de los impulsos de sus semejantes. Esta función cultural de la masa es la que
posibilita una actitud afectiva más o menos estable y permanente respecto de la misma.
Sabido es que para el psicoanálisis todo enlace afectivo es producto de circulaciones y
flujos libidinales. De aquí se desprende que las masas organizadas se mantienen unidas
por una estructura libidinal, configuradas de un modo similar a la hipnosis, el
enamoramiento y la neurosis. Freud pretende en PM establecer la especificidad de los
sustratos libidinales en las formaciones colectivas para diferenciarla de las conformaciones
subjetivas anteriores, apostando a la relación y dinámica singulares entre el Yo y el Ideal del
Yo.
A lo largo del texto Freud hablará también de sustitución del ideal como efecto de una
renuncia, advirtiéndose además una importancia singular a la figura del líder o caudillo:
“Hemos intentado explicar este milagro suponiendo que el individuo renuncia a su ideal del
yo, trocándolo por el ideal de la masa, encarnado en el caudillo”.
Caben agregar aquí otras dos especificidades de la estructura: los lazos identificatorios
están coartados en su fin de satisfacción pulsional individual directa, y la fase del Yo
divorciado del Ideal del Yo no permanece inmóvil. Por el contrario, la eficacia de la
sustitución del ideal individual por el colectivo puede sufrir una serie de modulaciones que
requieren de una calibración permanente a través de otras instituciones, rituales y
ceremoniales, que favorezcan tanto la satisfacción de las pulsiones individuales como la
circulación por otras formaciones colectivas que portan distintos ideales, y promueven otro
tipo de comunidades yoicas. Si la subjetividad es producida por las instituciones, sus
dispositivos intervienen tanto en la conformación heterogénea de la subjetividad individual
como de la grupal o colectiva. De allí la multiplicidad de sentimientos de pertenencia y
referencia a diferentes instituciones y organizaciones.
Esta fase del Yo no responde pues a una formulación universal abstracta, sus modalidades
variarán en cada situación.
Cada organización se verá conformada por una serie de instituciones entramadas
singularmente, en cada situación social, histórica o cultural. En el mismo sentido sus
producciones de subjetividad individual y grupal resultarán inmanentes a dicha
conformación. También lo serán sus modalidades identificatorias y el conjunto de ideales
que logren materializar una estructuración libidinal específica. No hay un inconsciente
institucional, sino tantas configuraciones libidinales inconscientes como tantas
conformaciones institucionales y materializaciones organizacionales.
Conclusiones
las instituciones producen subjetividades, a la vez que ciertas producciones de subjetividad
interpelan, impugnan o llanamente niegan las instituciones establecidas, apostando a la
transformación o la creación de nuevas instituciones. A su vez, las subjetividades y las
instituciones comparten un atributo insoslayable y una diferencia decisiva: por una parte,
ambas constituyen el efecto de una multiplicidad de determinaciones sociales, históricas,
culturales y políticas. Pero las instituciones apuntan a su perpetuación eterna e
inmodificable, se apoyan en una vocación de permanencia y estabilidad incuestionables.
Las subjetividades, por el contrario, tarde o temprano generan las condiciones que
posibilitan pensar críticamente tanto las instituciones como las formas de vida que las
mismas imponen. Las instituciones nos hacen, cumpliendo de este modo una función
productiva. Pero esta misma operación es inseparable de una función negativa de represión
de las pulsiones individuales. Freud percibió tempranamente esta paradoja, y apeló a una
multiplicidad de teorizaciones para construir una suerte de metapsicología que diera cuenta
del carácter determinante de la cultura para la constitución del psiquismo humano.

Lourau - Análisis socioanalitico


Introducción
Las normas universales, propias de nuestra sociedad. Con ellas se asocia todo un cortejo
de normas, modelos y valores de comportamiento.
formas sociales visibles por estar dotadas de una organización jurídica y/o material: una
empresa, una escuela, un hospital, el sistema industrial, el sistema escolar, el sistema
hospitalario de un país, son denominadas instituciones.
Es más exacto decir que, la institución, analizada dialécticamente, se descompone en sus
tres momentos: universalidad, particularidad, singularidad.
● El momento de la universalidad es el de la unidad positiva del concepto. Dentro de
ese momento el concepto es plenamente verdadero, vale decir, verdadero de
manera abstracta y general. El salario y la familia son normas universales de la
sociedad, hechos sociales positivos en lo abstracto; únicamente en lo abstracto
● la particularidad expresa la negación del momento precedente. Es así como, en
nuestras sociedades regidas por el régimen del salario y el matrimonio, un individuo
puede ser no asalariado y soltero sin hacerse pasible de sanciones oficiales. Toda
verdad general deja de serlo plenamente tan pronto como se encama, se aplica en
condiciones particulares, circunstanciales y determinadas, vale dedr, dentro del
grupo heterogéneo y cambiante de individuos que difieren por su origen social, edad,
sexo, status.
● El momento de la singularidad es el momento de la unidad negativa, resultante de la
acción de la negatividad sobre la unidad positiva de la norma universal
Hacía la intervención socioanalítica
1. La situación analitica
No obstante, al hablar de intervención socioanalítica —es decir, de una aplicación del
análisis institucional en la práctica de los grupos, colectividades u organizaciones— , una
fuerza invencible parece llevar a establecer un paralelo con la intervención psicosociológica,
o aun con la encuesta en el terreno de la sociología de las organizaciones. Ahora bien, así
como no se justificaría reducir el análisis institucional a un método de terapia y/o de
pedagogía, tampoco debe identificarse el modo de intervención socioanalítica con modos de
intervención anteriores.
Ante todo, entonces, hay que tratar de definir las condiciones teóricas de la intervención
socioanalítica. Con ello se evitarán, parcialmente al menos, las confusiones y reducciones
que amenazan a todo nuevo método.
El análisis institucional englobe por ahora un método de conocimiento inductivo, que se
sitúa junto al análisis funcional, estructural y estructural-funcional, y junto a diversos modos
de análisis económico, político, etc.También engloba, más específicamente, un modo de
análisis en situación más cercano a la terapia psicoanalítica. En el primer caso, se trata de
un análisis de gabinete, inspirado más o menos directamente en intervenciones o
investigaciones de campo. En el segundo caso, es una intervención institucional analizada
como tal. En esta dualidad se puede encontrar ventajas, o lamentarla. El análisis de
gabinete puede aportar materiales, favorecer la aproximación activa a la situación, contribuir
a su dilucidación teórica, sugerir modos de evaluación y criterios de validación.
¿Qué es lo que permite construir una situación analítica?
A. Una hipótesis: es posible descifrar las relaciones que los grupos y los individuos
mantienen con las instituciones. Más allá de las racionalizaciones ideológicas,
jurídicas, sociológicas, económicas o políticas, la dilucidación de estas relaciones
pone de relieve que el vínculo social es, ante todo, un acondicionamiento del no
saber de los actores respecto de la organización social.
B. Los instrumentos de análisis: Residen en un conjunto de conceptos articulados como
sistema de referencia del análisis institucional.
1. Segmentariedad: La unidad positiva de todo agrupamiento social se apoya
en un consenso o en una regla exterior al grupo, o en ambos a la vez. El
reglamento puede estar más o menos interiorizado o ser vivido como
coerción pura, según se trate de un reglamento elaborado por la colectividad
o aceptado por ella, o también impuesto por una parte de esa colectividad.
En todos los casos, la unidad positiva del agrupamiento, lo que le da su
carácter de formación social (es decir: le confiere una forma, determinaciones
morfológicas observables), fundona a la manera de la ideología.
En el extremo opuesto a esta visión ideológica, la acentuación de las
particularidades de los individuos que componen el agrupamiento produce la
negación, a veces absoluta, de la idea misma de comunidad. La unidad
positiva del grupo, de la organización, de la colectividad étnica o política, es
destruida, por el peso de la negatividad cuando esta última toma la forma del
individualismo o del nihilismo, cuando se consideran irreductibles los
intereses o las características individuales. Es posible considerar un
sobrepasamiento de la primera concepción, que sea, a la vez, una negación
de la primera negación. Se considera entonces que la existencia de los
agrupamientos es innegable, pero que estos poseen una unidad negativa.
Los individuos no deciden en abstracto vivir o trabajar juntos, pero sus
sistemas de pertenencia y sus referencias a numerosos agrupamientos
actúan de tal modo, que pueden constituirse nuevos agrupamientos,
agregándose así a los sistemas de pertenencia y de referencia ya ahí que al
mismo tiempo niegan en diversos grados, puesto que los sistemas de
pertenencia y de referenda anteriores entrañan, en general, oposiciones y
criterios exclusivos, los cuales, sin embargo, son obligados a fundirse en la
multitud de diferencias. Este carácter singular de los agrupamientos
detectado por la intervención socioanalítica, toma el nombre de
segmentaridad.
2. Transversalidad: El «grupo» — cualquiera que sea su volumen y su
historia— se contempla narcisisticamente en el espejo de la unidad positiva,
excluyendo a los desviantes, aterrorizando a aquellos de sus miembros que
abrigan tendencias centrífugas, condenando y a veces combatiendo a los
individuos y grupos que evolucionan en sus fronteras. Este tipo de
agrupamiento que rechaza toda exterioridad es un primer caso de
grupo-objeto.
Un segundo caso de grupo-objeto es ti constituido, a la inversa, por los
agrupamientos que no se reconocen a sí mismos ninguna existencia efectiva,
fuera de la que les confieren instituciones o agrupamientos exteriores a los
que se asigna la misión de producir las normas indispensables para el
grupo-objeto, y dr controlar y sancionar el respeto o la falta de respeto hada
esas normas exteriores. Si el primer caso de grupo-objeto es el de la banda o
la secta, el segundo es el de agrupamientos definidos por el lugar que
ocupan en la división del trabajo y, por consiguiente, en las jerarquías de
poder.
Se puede entonces definir la transversalidad como el fundamento de la
acción instituyente de los agrupamientos, en la medida en que toda acción
colectiva exige un enfoque dialéctico de la autonomía del agrupamiento y de
los límites objetivos de esa autonomía. La transversalidad reside en el saber
y en el, no saber del agrupamiento acerca de su poli segmentaridad. Es la
condición indispensable para pasar del grupo-objeto al grupo-sujeto.
3. Distancia institucional: El grupo del tipo «secta» mantiene, a fuerza de terror
o de autismo, la distancia entre él y la acción de las instituciones; procura
eludir el control de estas y desdeña las posibilidades que ellas ofrecen para
la acción social. Por el contrario, el grupo del tipo opuesto a la secta
(digamos, el grupo-objeto B) identifica en demasía su acción, su
funcionamiento y hasta su existencia, con la influencia de las instituciones:
entre estas y el grupo-objeto A, la distancia pretende ser infinita; entre estas
y el grupo-objeto B, la distancia pretende ser nula.
Se definirá la distancia institucional como componente objetivo y subjetivo de
la conciencia que los actores tienen de su no integración, de la
independencia de sus sistemas de pertenencia y, sobre todo, de la falta de
transversalidad en la acción del agrupamiento determinado al que
pertenecen.
4. Distancia práctica: para designar esa forma del no saber referente a la
función del sustrato material de todas las instituciones y de la organización
social.
5. Implicación institucional: el conjunto de las relaciones, conscientes o no, que
existen entre el actor y el sistema institucional. La segmentaridad y la
transversalidad actúan en el sentido de especificar y modificar las
implicaciones de cada uno de ellos, mientras que la ideología procura
uniformarlos.
6. Implicación práctica: indica las relaciones reales que este mantiene con lo
que antes se denominó la base material de las instituciones
7. Implicación sintagmática: Es la implicación inmediata que caracteriza la
práctica de los grupos, «la articulación de los datos disponibles para la
acción»
8. Implicación paradigmática: Es la implicación mediatizada por el saber y por
el no saber acerca de lo que es posible y lo que no es posible hacer y
pensar. Una serie de oposiciones y de homologías, de antónimos y de
sinónimos, regula sin cesar las acciones.
9. La implicación simbólica: Es la implicación que más se expresa y menos se
piensa. Es el lugar donde todos los materiales gracias a los cuales la
sociedad se articula dicen, además de su función, otra cosa: la sociabilidad
misma, el vínculo social, el hecho de vivir juntos, entenderse y enfrentarse.
10. La transferencia institucional: La aplicación institucional simbólica ofrece
especialmente la posibilidad de analizar los fenómenos de transferencia.
Mientras el análisis permanece en la etapa de decodificación de las
implicaciones paradigmáticas y sintagmáticas, el contenido de la
transferencia es, sobre todo, el de la demanda o el requerimiento de
intervención. La implicación sintagmática apunta al momento de lo imaginario
(fantasía del grupo); la implicación paradigmática concierne al momento de lo
real (la seriedad de la tarea, el reino de la necesidad). Entre ambos tipos de
implicación surgen forzosamente algunas oposiciones.
2. La contratransferencia institucional del analista
El gran problema para el interviniente —se llame sociólogo, psicólogo, psicoanalista,
asesor, experto, etc.— reside en comprender que interviene en una situación de conflicto
latente y que, cualquiera que sea el sistema de valores y de modelos culturales de los
dientes, será percibido a la vez como médico y como intruso.
Para que haya situación analítica (seminario o sesión, según se acentúe la formación o la
intervención), hace falta, por un lado, una demanda de la organización o de la
colectividad-dientes; por otro, es necesario que en el mercado haya existencia de analistas
y organizadores de analistas. La demanda — difusa o precisa— se referirá a determinado
tipo de intervención (sociológica, psicológica, económica), y después a determinado método
de análisis. Por último, en función de la imagen proporcionada en el mercado, la elección
señalará determinado analista o determinado equipo dependiente de una organización de
analistas. De estas comprobaciones triviales, pero muy significativas para las partes
interesadas, se desprenden conclusiones que contribuyen a establecer la regla fundamental
del analista:
01. El analista, cuya función consiste en inmiscuirse en una división de trabajo ya-ahí,
ve su puesto de trabajo definido en cuanto a su contenido y delimitado en cuanto a
sus prerrogativas mediante la demanda de intervención, en d momento en que esta
se convierte en requerimiento y contrato de intervención. Desde ese momento, ya no
altera —salvo al comienzo— la división del trabajo instituida. Su trabajo queda
institucionalizado y entra en relaciones directas con todos los demás puestos de
trabajo que coadyuvan a las finalidades de la organización.
02. El analista es pagado por d diente, o por una institución de la que d diente depende.
Pero, ¿quién es el verdadero diente? Por último, no es insólito que esta cuestión de
los honorarios sea ignorada por una parte del grupo-cliente, y/o considerada como
no significante en la intervención
03. La cuestión de las bases materiales de la intervención no puede sino remitir a la
cuestión más general de las bases materiales de la institución analítica. £1 análisis
es una institución: esto significa que el recurso a los analistas como interv mientes
externos, efímeros o periódicos, y pagos, es legitimado por el reconocimiento de
cierto consenso y cierta reglamentación respecto de este intruso, de este provocador
institucional que es el analista.
04. La dilucidación de las relaciones establecidas entre los clientes y sus respectivas
instituciones, entre los dientes y el analista y por último, entre el analista y las
instituciones. Si bien las dos primeras relaciones conciernen a la transferencia
institucional, la tercera no es la única referida al analista. La segunda de estas
relaciones también lo alcanza, ya que si los clientes «transfieren» a él, a su vez él
«transfiere» a los clientes. Se advierte entonces que la contratransferencia
institucional resulta de dilucidar:
a) la respuesta que da el analista a los dientes en función de las diferenciaciones es
del «trabajador colectivo» según status, edades, sexos, razas, etc.;
b) la respuesta que da d analista a la organización cliente como institución, inscripta
en un sistema singular de instituciones
c) la respuesta que da. cl analista a las transferencias de su propia organización
analítica, o de la organización que «cubre» su equipo desde un punto de vista
deontológico y/o desde un punto de vista metodológico e ideológico
De este modo, el campo de análisis abarca el conjunto de los conceptos propuestos
hasta aquí: segmentaridad, transversalidad, distancia institudonal, distanda práctica,
implicación institucional, implicación práctica, implicación sintagmática, implicación
paradigmática, implicación simbólica, transferencia institudonal y contratransferenda
institucional.
3. El analizador
Se pueden distinguir tres tipos de desviantes, cuya importancia varía según el volumen, la
forma y las fundones de organización. El tipo más habitual es el desviante ideológico que
emite dudas sobre las finalidades y la estrategia general de la organización, intentando
agrupar a otros heresiarcas ideológicos. Constituye el segundo tipo el desviante libidinal,
que ocupa demasiado lugar en la estructura libidinal de grupo con su sola presencia, arroja
dudas sobre la seriedad de la ideología o de la organización. El tercer tipo es precisamente
el desviante organizacional, que ataca de frente — y ya do por intermedio de desacuerdos
teóricos o de comportamientos físicos ansiógenos— el punto donde los problemas
puramente prácticos y materiales confluyen con las cuestiones más teóricas: la
organización.
Se denominará analizador a lo que permite revelar la estructura de la institución, provocarla,
obligarla a hablar. Provoca dón institucional, acting-out institucional: por d hecho de remitir a
sistemas de referencia psicosociológicos (provocación emocional) o psicoanalíticos
(acting-out)
Momento de la universalidad Desviación ideológica
Momento de la particularidad Desviación libidinal
Momento de la singularidad Desviación organizacional

La Greca y Melera - Lo posible y lo suficiente


El objetivo de este trabajo es rescatar la pertinencia y actualidad del pensamiento
socioanalítico, particularmente el de René Lourau, uno de los representantes a nuestro
entender más prolíficos y coherentes con las apuestas de esta corriente institucional. La
misma posibilita acceder a una comprensión de las dinámicas de producción y reproducción
social, a través de una serie de conceptos y metodologías que permiten superar algunos
obstáculos epistemológicos clásicos en los abordajes institucionales, como el grupo, la
organización o el contexto, entre otros.
Un grupo sujeto es aquel que se encuentra en disposición a trabajar sobre la diversidad de
segmentos sociales que lo componen, a partir del reconocimiento de diferentes grados de
saber y no saber respecto de dichos segmentos. Desde allí es que a partir de la revisión de
la práctica, el análisis y la investigación sobre los múltiples atravesamientos que componen
el grupo, puede darse un proceso que podemos denominar como socioanalítico.
Si bien no pertenece al Análisis Institucional,resulta productivo acudir en esté caso a los
desarrollos de Ignacio Lewkowicz, nos invita a no quedar adheridos a las expectativas, ya
que ellas condicionan el advenimiento de lo nuevo, la emergencia de un acontecimiento que
torne posible lo hasta entonces impensado.No quedar adheridos a las expectativas, para
poder hacer con ellas algo más que una mera evaluación de resultados, implica comenzar a
deconsistir/deconstruir las segmentariedades desde el trabajo con ellas mismas.
No hay análisis de las implicaciones prácticas sin análisis de las implicaciones
institucionales y viceversa.
La importancia de analizar las segmentariedades que conforman un grupo radica en que la
ideología tienda a unificar dichos segmentos.

Mendel - Hacia la democratización de las instituciones.


Primera parte: problemas generales
el proyecto democrático no está sostenido por valores fundados arbitrariamente sino por
componentes antropológicos universales, los cuales naturalmente sólo pueden desarrollarse
en determinadas condiciones históricas y sociales. La democracia es del orden de lo posible
antropológico, como lo son por otra parte el totalitarismo o la sociedad patriarcal (por
supuesto distingo cuidadosamente estas dos últimas formas).
Lo que mi investigación parece demostrar desde hace veinticinco años es que existiría en
todos nosotros una fuerza antropológica que nos lleva a desear tener el dominio sobre el
proceso de nuestros actos, decidir la forma de su realización, seguir y controlar sus efectos.
Digo "fuerza antropológica" y no fuerza psicológica, porque considero que el origen de la
misma es más bien de orden orgánico. Podría relacionarse con lo que los neurólogos
llaman: la imagen del propio cuerpo. Todo parece suceder como si en un determinado nivel
vivenciaramos nuestros actos como perteneciendo aún a esa imagen del cuerpo, como
formando parte del cuerpo: de allí la necesidad de re-incorporarlos, de reapropiárnoslos.
Esa fuerza devendría psicológica secundariamente y en la medida en que dicha
reapropiación coincida con todo hecho igualmente fundamental a saber, que en la especie
humana los actos son enteramente sociales y se incorporan inmediatamente las estructuras
sociales. Aparece aquí una contradicción básica. La psicosocialidad, que es mi objetivo
específico de investigación, se desarrollaría en el seno mismo de esa contradicción debido
a la conflictiva confrontación entre esa fuerza antropológica y la resistencia de las
estructuras sociales. La democracia es evidentemente la participación de todos y cada uno
en lo que concierne a las estructuras sociales.
He dado nombre a esa fuerza antropológica: movimiento de apropiación del propio acto.
El fenómeno Autoridad se expresa en lo social (las sociedades tradicionales son
autoritarias), a nivel familiar (la autoridad de los padres, o de un determinado progenitor, o
de una cierta parte del grupo familiar, puede ser más o menos fuerte), y finalmente en el
nivel psicológico, inconsciente en el que el Psicoanálisis es irremplazable. Después de todo,
la autoridad psicológica basa su fuerza de la culpabilidad, en la culpabilización. La
culpabilidad es un fenómeno antropológico básico, vinculado a las fantasías inconscientes
de los primeros años, a la agresividad e inconsciente del niño pequeño frente a las
inevitables frustraciones de la socialización primaria; esa agresividad genera culpa, es decir
temor al abandono, miedo a la Autoridad para legitimar autoritariamente ese fenómeno
Autoridad para legitimar autoritariamente ciertos valores sociales.
Uno de los grandes interrogantes de nuestro tiempo consiste en saber si los valores
pueden asentarse en cimientos distintos que la autoridad. Respecto de este tema
encontramos tres posturas que se contraponen: nostalgias de la autoridad, variantes
bastante pronunciadas en Heidegger y Ricoeur, fundamentación autoritaria del valor
comunicacional en Habermas, nihilismo radical en algunos otros pensadores. Lo que quiero
decir con esto es que, desde Weber, la importancia de la autoridad ha sido debidamente
reconocida, pero que jamás se la ha pensado integrando sus raíces inconscientes a sus
expresiones sociales y culturales.
En síntesis lo que para mí ha frenado, oprimido incluso sofocado al Movimiento de
Apropiación del Acto, es la Autoridad. Sería necesario aquí, si bien es imposible, desarrollar
el punto que demuestra que existen formas de autoridad más o menos elaboradas
psicológicamente: la autoridad arcaica relacionada con el inconsciente primitivo, pre edípico,
no es la autoridad patriarcal referida al esquema edípico. En cierta forma la cura
psicoanalítica representa un nuevo aprendizaje de la autoridad patriarcal, un aporte
suplementario de Padre en un momento histórico en que las identificaciones paternas se
han debilitado considerablemente.
Existen dos grandes formas de democracia: la democracia delegativa o representativa, y la
democracia participativa. De entrada tengo interés en señalar enfáticamente que, para mí,
lejos de ser excluyentes, me parecen no sólo complementarias sino prolongación una de
otra.
La democracia delegativa o representativa es aquella que conduce, a partir de elecciones
libres, y a través de la delegación del poder a la Constitución de una categoría socio
profesional específica: la de los delegados.
La democracia participativa está recién en sus inicios y a que todavía no forma realmente
parte de una práctica formalizada y sistemática. Su principal característica, negativa, es que
no es delegativa. Esta definición por la negativa provoca los verdaderos problemas que son
los de darle una positividad, un contenido positivo tanto sus objetivos como en lo referido a
sus formas organizacionales.
Se pueden distinguir en el individuo dos personalidades. Denominó a la primera
personalidad Psicofamiliar: es de ella, y sólo de ella, que nos habla el Psicoanálisis: el
inconsciente, las pulsiones, el Yo y el Súper yo, de las identificaciones... A la segunda la
llamó personalidad Psicosocial: es el producto psicológico del encuentro, desde los tiempos
de la infancia, entre el Movimiento de Apropiación del Acto y del entorno social.
En síntesis la coexistencia de la personalidad Psicofamiliar y de la personalidad Psicosocial
es contradictoria, conflictiva: es lo que la práctica nos muestra claramente en cada una de
nuestras intervenciones. De allí la necesidad para la intervención sociopsicoanalitica de una
fuerte cultura psicoanalítica, e incluso de una práctica analítica.
En mi opinión, la inspiración ideológica del Psicoanálisis, por el acento que pone en el
Padre, es la inspiración de las sociedades patriarcales tradicionales, mientras que por la
libertad de expresión (relativa) que otorga al individuo es la de las sociedades liberales. En
las relaciones existentes entre analizante y analista y en las relaciones que existen dentro
de las asociaciones psicoanalíticas, se produce el choque de valores contradictorios
(algunas asociaciones dan prioridad unos u otros): valores autoritarios y liberales, valores
humanistas y paternalistas, valores elitistas, incluso gerontocráticos y expresiones
delegativas. En la dialéctica conflictiva entre autoridad y movimiento de apropiación del
acto, el psicoanálisis trabaja del lado de la autoridad y con la autoridad: precisamente en la
elaboración de la culpabilidad. Nos ilumina cerca de la autoridad y la culpabilidad y eso ya
es, en sí mismo, extraordinario.
Actualmente vivimos en sociedades de masas en las que el vínculo social se ha debilitado
considerablemente, en las que los valores tradicionales también se han debilitado, y en las
que existen individuos cada vez más aislados, separados, "individuos de masas".
Me parece que lo que puede reemplazar para el hombre contemporáneo a la autoridad
desfalleciente, como punto de apoyo tanto en relación a la simple realidad como en relación
a la sociedad, o en el plano de los valores, es el ejercicio de su movimiento de apropiación
del propio acto. Es así, y también, como aparece una concepción diferente del poder no
sólo el poder de unos sobre otros, sino el poder sobre el propio acto. Dando por supuesto
que, al final del acto del individuo está siempre inmediatamente, los otros y la sociedad en
su conjunto. Intentar tener poder sobre el propio acto conduce, si las condiciones
organizacionales lo permiten, a reconocer que nuestros actos son colectivos, que son
sociales.
Considero que la democracia participativa es la única respuesta posible a los problemas de
la sociedad de masas. Sólo ella puede reforzar el tejido social, y reforzar la personalidad del
individuo en su sector psicosocial.
La democracia participativa no puede aplicarse a la sociedad global sino a sus pares
especializadas, aquellas que denomino "instituciones": empresas, organizaciones,
establecimientos, sindicatos, asociaciones, en síntesis, todos los espacios de la vida social
en los que transcurre la existencia del individuo.
Segunda parte: el sociopsicoanálisis: práctica y teoría
Sociopsicoanálisis se trata entonces de:
● una intervención en situación real de trabajo y en el lugar mismo de trabajo. - esos
grupos son homogéneos y heterogéneos;
● el motor de la intervención no es la transferencia dirigida al interventor, quien juega
un rol relativamente discreto como garante el dispositivo, sino el movimiento de
apropiación del acto;
● finalmente, la intervención límite temporal, su objetivo es la integración en forma
permanente del dispositivo social psicoanalítico a la organización del trabajo. Este
dispositivo constituye una especie de tercer canal tanto de concertación como de
expresión y comunicación, paralelo a los dos canales habituales: el canal jerárquico
y el de las instituciones representativas (sindicatos, etc.).
Para mí una institución es un espacio preciso, puntual, de producción especializada
cualquiera sea esa producción, un espacio que comprende varios niveles de la división del
trabajo. Esto corresponde a lo que ustedes seguramente denominan "establecimiento" u
"organización". Puede ser entonces una escuela, una empresa comercial, una asociación,
un sindicato, un hospital, un internado médico, pedagógico, etc. La intervención se lleva a
cabo en este espacio social para instalar un dispositivo permanente, o lo más duradero
posible, de concertación y comunicación. Esa concertación y esa comunicación tienen
también características precisas que la distingue de los otros métodos de intervención
social.
La concertación tiene lugar dentro de los grupos homogéneos cuya homogeneidad está
definida por el lugar que ocupan en la división del trabajo.
El único objeto de concertación en esos grupos es el acto de trabajo compartido por el
grupo, ya que todos sus miembros están ubicados en el mismo nivel de división del trabajo.
En lo que respecta a ese acto de trabajo el grupo reflexiona, comparte sus experiencias,
elabora propuestas, emite observaciones y críticas. En eso consiste la concertación interna
en el grupo. La comunicación entre los grupos también tiene un rasgo distintivo: siempre es
indirecta y mediatizada. Según las instituciones puede operarse a sea por intermedio de
informes escritos (como en el caso de la empresa de transportes mencionada), ya sea a
través de un “comunicador” que trasmite el mensaje del grupo (así se lleva a cabo la
comunicación entre docentes y alumnos en las escuelas secundarias). Nunca los grupos
homogéneos se enfrentan cara a cara. Ese es uno de nuestros principios básicos. +
Creemos que este dispositivo permite que los grupos vivan una experiencia psicosocial que
difiere de la mera intersubjetividad y ello porque se conectan “en caliente” y en una situación
real con la lógica de lo social que atraviesa la institución.
Si bien no con la lógica social en su totalidad al menos con puntos esenciales de la misma,
como la participación directa en una producción social, el hecho de estar sometidos a la
división del trabajo, la confrontación con la división del trabajo. Así funciona el dispositivo en
el plano social, organizacional.
En el plano psicológico estamos constantemente frente a dos movimientos de sentido
contrario. El primer movimiento, que es al mismo tiempo el motor y el carburante que
impulsa al dispositivo, es el movimiento de apropiación del acto. En los grupos homogéneos
aparece un interés espontáneo por el propio acto de trabajo, se desea comprenderlo,
dominarlo mejor, realizar un seguimiento de sus efectos dentro del conjunto de la empresa,
percibir cómo se coordina con los otros actos parciales de trabajo en la institución. Interés,
motivación, placer, cooperación: todo esto está unido. Luego, poco a poco, a lo largo de los
meses y los años, los participantes de todos los grupos integran el acto global de la
institución. Ahora bien, es el acto institucional global el que puede reforzar mejor el
sentimiento de identidad social. La lógica del dispositivo consiste entonces en neutralizar en
cierta medida el efecto alienante, divisor, de la división del trabajo. A ese primer
movimiento,- que es un avance psicosocial hacia el logro, de un mayor poder sobre el acto
por el dominio del acto parcial propio, por la integración del acto global, por el reforzamiento
de la propia identidad profesional, institucional, social- se le opone un movimiento de
sentido contrario y que, desde esta perspectiva, puede considerarse como un retroceso.
Efectivamente, no existe apropiación del acto que, de una forma u otra, no despierte
resonancias inconscientes.
Esta dialéctica contradictoria y profunda entre el poder sobre el propio acto y la autoridad
internalizada me da la oportunidad de señalar que, frente a esos movimientos de retroceso,
el socio psicoanalista interviniente no realiza jamás interpretaciones psicológicas
individuales o colectivas y tampoco utiliza la transferencia. Simplemente señala que esos
movimientos de retroceso que, insisto en repetirlo, adoptan las más variadas formas y a los
que es necesario saber reconocer, aparecen aquí y ahora después de un movimiento de
avance reciente y que es común que así suceda.

Magaz y Conte - La participación democrática en las organizaciones el dispositivo


sociopsicoanalítico.
Introducción
Cuando desde el sociopsicoanálisis se habla de las estructuras de las organizaciones se
designa a las formas de la organización del trabajo. En este sentido, distintos autores lo
presentan de diferentes modos, especialmente lo consideran como: a) los actores solo
podrán negociar las condiciones de trabajo o las remuneraciones; b) consideran a la
organización del trabajo como una relación social en la que lo mas importante son las
representaciones que sostienen los actores, es decir su dimensión intersubjetiva.
El sociopsicoanálisis no comparte ninguna de estas dos concepciones, es decir, ni es una
relación social, ni un conjunto de representaciones psicológicas. La organización del trabajo
es considerada como la suma de las diferentes divisiones del trabajo y desde las
intervenciones sociopsiconalíticas se agregan a las ya existentes (la social y cultural, la
jerárquica y la técnica) una nueva, la división institucional del trabajo. Un actor puede
completar su acto de trabajo en la medida en que lo pueda integrar al acto global de la
institución.
Esta nueva conceptualización de la organización del trabajo afecta al individuo y a su
subjetividad profunda. Es desde esta nueva forma de concebirla y de las distintas
intervenciones desarrolladas, que Mendel construyó conceptos de la psicología social para
dar cuenta de los procesos y los movimientos. Es así que los conceptos centrales desde el
sociopsicoanálisis son: acto poder; momento de apropiación del acto; autoridad-actopoder;
socialización no identificatoria; división institucional del trabajo, psicofamiliarismo y
psicosocialidad.
Descripción del Dispositivo Institucional de Reflexión y Comunicación sobre el Trabajo
El Tercer Canal de Comunicación es un Dispositivo Institucional (DI) destinado a favorecer
la reflexión y la expresión sobre las cuestiones referidas al trabajo, como así también la
comunicación entre los distintos niveles de la organización. El Dispositivo instala un “Tercer
Canal de Comunicación” centrado únicamente en el acto de trabajo de los grupos
profesionales (homogéneos). El objeto de reflexión de cada grupo es su propio acto de
trabajo. Entonces es la problemática del poder sobre el propio acto la que es objeto de la
elaboración colectiva del grupo. Pero también, por el atajo de la comunicación entre los
grupos, cada grupo desarrolla una percepción de la complementariedad de los distintos
actos profesionales en la producción del acto global del establecimiento.
Se lo denomina “tercer” canal de comunicación porque se agrega a los otros dos canales
habitualmente existentes dentro de las organizaciones, el canal jerárquico y el canal
sindical. El DI no compite ni interfiere con ellos, por el contrario, colabora optimizando la
participación de todos los sectores y el intercambio eficaz entre los mismos. Esta
metodología está puesta al servicio del conjunto de los miembros de la organización,
cualquiera sea el nivel en el que se desempeñen, favoreciendo la interacción entre los
distintos sectores. La unidad estructural del DI es el pequeño grupo de trabajo tal como
resulta definido por la división técnica y jerárquica dentro de las organizaciones. El DI se
apoya en cuatro puntos metodológicos:
1) la constitución de grupos homogéneos en relación con la división técnica y jerárquica del
trabajo;
2) el material intercambiado por los participantes concierne exclusivamente al acto de
trabajo;
3) las relaciones entre los diferentes grupos homogéneos son relaciones colectivas
indirectas, es decir, mediatizadas por un informe escrito;
4) los niveles jerárquicos tienen obligación de responder a los niveles subyacentes.
Las propuestas de los grupos se apoyan en una argumentación que debe ser rigurosa, y el
rechazo o la remisión de una propuesta deberá apoyarse igualmente en argumentos
aceptables. Por otra parte, a través de la comunicación inter-grupos y por sus propuestas o
críticas, cada grupo interviene en la organización del trabajo.
El DI se desarrolla a lo largo de varios ciclos anuales. Cada ciclo está compuesto por dos
momentos:
● Un primer momento de reunión escalonada de los distintos grupos homogéneos que
constituyen la organización, desde la base hasta el nivel jerárquico superior. Los
grupos homogéneos, que comparten el mismo acto de trabajo, se reúnen para
discutir entre pares aquellas cuestiones relacionadas con su tarea cotidiana.
● Un segundo momento de comunicación mediatizada a través del Regulador quien
transmitirá el informe redactado y, eventualmente, realizará las aclaraciones que le
sean solicitadas.
Las instituciones son espacios sociales destinados a producir distintos tipos de bienes
(culturales, económicos, políticos, etc.). Cada grupo institucional homogéneo realiza una
tarea colectiva parcial en función de dicho objetivo general. A menudo los distintos sectores
tienen dificultad para coordinar esos actos parciales de manera que el objetivo pueda ser
alcanzado en forma satisfactoria.
Acto, poder y participación
G.Mendel establece una distinción entre acción y acto. Distinción entre el pensamiento
racional-teórico y la inteligencia práctica, el saber hacer, y el pensamiento inventivo que,
sumándose al primero, caracterizan el hacer o acto humano. Ese acto además no sólo está
definido por los tipos de pensamiento que involucra sino, porque supone una interacción
entre el sujeto y la realidad, que transforma simultáneamente al sujeto del acto y a la
realidad externa a él, una realidad cuya materialidad es independiente del sujeto.
Esta consideración de la realidad no es "exclusivamente" imaginaria, por lo tanto las
investigaciones e intervenciones psicosociológicas no se limitan a un ejercicio interpretativo,
sino que la comprensión de los fenómenos deberá contribuir a producir transformaciones en
la realidad fáctica, a una mayor apropiación por parte de los sujetos. Como dice Mendel, el
poder no refiere en principio al control de las acciones de los otros sino a la necesidad de
promover una dinámica de la acción con los otros, en el marco de colectivos, que permita
operar sobre la realidad.
El concepto de acto-poder adopta una triple acepción: no existe acto sin poder en el entorno
inmediato (de ahí, el término acto-poder en una sola palabra); el sujeto tiene mayor o menor
poder sobre su acto (profesional); según la “cantidad” de poder se producen efectos
psicológicos diferentes e incluso opuestos: placer o displacer, interés o desinterés, etc. Así
el primer eslabón articulador entre la sociología y la psicología, evidencia que la
observación muestra experimentalmente, que las condiciones socio-organizativas modifican
lo vivido y las representaciones psicológicas actúan en profundidad sobre la personalidad
misma.
Todo avance en poder sobre su acto es vivido como la trasgresión de la autoridad parental
inconsciente.
El segundo eslabón articulador entre sociología y psicología: la modificación objetiva de las
relaciones de trabajo provoca consecuencias subjetivas paradójicamente negativas.
Descripción del DECA
El Dispositivo de Expresión Colectiva de los Alumnos creado por Gérard Mendel y su
equipo, el Grupo Desgenettes de Paris, introduce en la escuela un espacio de reflexión y
comunicación destinado a posibilitar la socialización secundaria de niños y jóvenes. En este
caso una socialización no-identificatoria que se lleva a cabo ya no por identificación con los
docentes, como sucedáneos de las figuras parentales, sino dentro del grupo de pares, y al
interior de un marco organizacional sumamente pautado. Dicho marco fomenta en los
alumnos el desarrollo de todas las capacidades inherentes a la personalidad psicosocial:
percepción y comprensión de la realidad institucional, del sentido que sus actos como
categoría institucional tienen en relación a los de su equipo docente, de la necesidad de
concertación intra-grupo y de cooperación inter-grupos. Y todo ello a partir del ejercicio
sistemático de la reflexión sobre la vida en la escuela, del respeto y la tolerancia por el
punto de vista de los otros, de la elaboración colectiva de propuestas que contemplen el
interés común, propuestas debidamente argumentadas y planteadas en términos
atendibles, etc.
La Comunicación en los Dispositivos
La expresión psicológica de los conflictos en la vida social, es por sí misma un síntoma
patológico indicativo de la falta de maduración del nivel político. El análisis del poder en la
sociedad, la toma de conciencia del peso y de las prohibiciones sociales y la elaboración de
la inmensa parte de los individuos determinada por lo social, solo son posibles si este
reflexiona y actúa en común en su clase, donde reconocerá los intereses, semejanzas y
diferencias de clase, los conflictos de clase y en su clase. Es en la interacción, el
intercambio recíproco y concertado en los procesos participativos de los grupos-clase que
se desarrolla una modalidad de comunicación dialéctica y dialogal.
Este proceso de comunicación desde esta perspectiva teórica, se concibe en el marco
educativo por su potencial creador, ya que produce conocimiento, actitudes, sentimientos,
habilidades y destrezas, necesarias para el desarrollo de la personalidad psico-social, como
forma posible de recuperación del poder social. En la actualidad lo que se ofrece es poder
psico-familiar. La única posibilidad es renunciar a esto a fin de recuperar la condición de
creatividad humana. La real democratización tiene necesidad de argumentación y crítica.
Por ello hay que rescatar la intersubjetividad, es decir la asociación entre iguales y su
potencial creativo. La intervención del Regulador en el grupo clase tiende a promover la
expresión de cada uno de sus miembros, favoreciendo la tolerancia a la escucha de la
argumentación desarrollada por ellos en respeto a turnos alternados y equitativos de
participación.
Desde la propia formación, los Reguladores han atravesado la praxis, desde las
intervenciones en terreno y la reflexión entre pares en el grupo de trabajo y supervisión.
Dialéctica de un proceso que posibilita un aprendizaje de ejercicio de comunicación y
participación Democrática.
El Proceso de Socialización en los Dispositivo
G. Mendel en su hipótesis sobre la modernidad, describe una vertiente histórica, cuyo hilo
conductor es el cuestionamiento a la tradición comunitaria y otra psicológica, que remite a
las angustias arcaicas, donde no hay representación de la madre, sino sensaciones
corporales de abandono (M. Klein) experimentación de separación (Winicott) y angustia de
castración (Freud) donde la autoridad del padre se erige como defensa contra la angustia
de abandono. Es el elemento de mediación para la socialización, que evita la aparición de
conductas arcaicas. La evolución de la modernidad introduce elementos propios y nuevos
que muestran en su última etapa la ausencia de patriarcado y autoridad. Concepto este
último, que siempre se manifiesta históricamente contextualizado. Desde aquí, resulta
necesario poner mediaciones en la socialización para evitar el retorno de peligrosos
arcaísmos. En una sociedad auténticamente democrática hay que transformar las formas de
socialización y buscar nuevas formas que sustituyan la autoridad, tal como la conocemos:
sumisión voluntaria, culpa y temor.
Los dispositivos son un modo de intervención que promueve nuevas formas de
socialización. Claro está, que el desafío es grande, porque esta modalidad hace invisible lo
oculto y ello genera resistencias. Además se manifiestan las trabas del pensamiento
enraizado, que es del orden psico-familiar.
G. Mendel dice que la socialización identificatoria, que alimenta la autoridad y hace que nos
identifiquemos primero con los padres y luego con sucesivas figuras: jefes, docentes, etc., y
dado que este proceso ya no es efectivo en la actualidad, vale el intento de los dispositivos
de facilitar formas de aprendizaje no fundadas en identificación parental sucesiva, sino en
una experiencia en el vínculo social. Se apunta explícitamente a esta experiencia precoz en
el DECA.
G. Mendel observa tanto en sindicatos, partidos políticos, iglesias que la crisis reviste
formas de indiferencia, ya que su funcionamiento y modo de participación no da respuestas
al pensamiento de hoy. La crisis psicológica de identidad del individuo actual y las formas
de socialidad en gestación, no logran el funcionamiento de la socialización tradicional, por la
individualización de las formas de vida. Por eso el repliegue en la esfera de lo privado y el
malestar que empuja a aislados, excluidos, vulnerables y parte de la juventud a regresiones
individuales o agrupamientos que buscan fusiones violentas y a veces anti-sociales.

Ponce - La matriz FODA


La matriz FODA, como instrumento viable para realizar análisis organizacional en relación
con los factores que determinan el éxito en el cumplimiento de metas, es una alternativa
que motivó a efectuar el análisis para su difusión y divulgación.
El análisis FODA
Estas siglas provienen del acrónimo en inglés SWOT (strengths, weaknesses, opportunities,
threats); en español, aluden a fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas. El
análisis FODA consiste en realizar una evaluación de los factores fuertes y débiles que, en
su conjunto, diagnostican la situación interna de una organización, así como su evaluación
externa, es decir, las oportunidades y amenazas. También es una herramienta que puede
considerarse sencilla y que permite obtener una perspectiva general de la situación
estratégica de una organización determinada.
¿Como identificar las fortalezas y las debilidades?
Una fortaleza de la organización es alguna función que ésta realiza de manera correcta,
como son ciertas habilidades y capacidades del personal con ciertos atributos psicológicos y
la evidencia de su competencia. Otro aspecto identificado como una fortaleza son los
recursos considerados valiosos y la misma capacidad competitiva de la organización como
un logro que brinda ésta o una situación favorable en el medio social.
Una debilidad se define como un factor que hace vulnerable a la organización o
simplemente una actividad que la empresa realiza en forma deficiente, lo que la coloca en
una situación débil.
Para el análisis FODA, una vez identificados los aspectos fuertes y débiles de una
organización se debe proceder a la evaluación de ambos. Es importante destacar que
algunos factores tienen mayor preponderancia que otros: mientras que los aspectos
considerados fuertes de una organización son los activos competitivos, los débiles son los
pasivos también competitivos. Pero se comete un error si se trata de equilibrar la balanza.
Lo importante radica en que los activos competitivos superen a los pasivos o situaciones
débiles; es decir, lo trascendente es dar mayor preponderancia a los activos.
Identificar oportunidades y amenazas
Las oportunidades constituyen aquellas fuerzas ambientales de carácter externo no
controlables por la organización, pero que representan elementos potenciales de
crecimiento o mejoría. La oportunidad en el medio es un factor de gran importancia que
permite de alguna manera moldear las estrategias de las organizaciones.
Las amenazas son lo contrario de lo anterior, y representan la suma de las fuerzas
ambientales no controlables por la organización, pero que representan fuerzas o aspectos
negativos y problemas potenciales.
Las oportunidades y amenazas no sólo pueden influir en el atractivo del estado de una
organización, sino que establecen la necesidad de emprender acciones de carácter
estratégico; pero lo importante de este análisis es evaluar sus fortalezas y debilidades, las
oportunidades y las amenazas y llegar a conclusiones.
La matriz FODA constituye la base o el punto de partida para la formulación o elaboración
de estrategias; de dicha matriz se pueden realizar nuevas matrices; de esta forma, es
posible desarrollar el marco analítico y las estrategias a través de las etapas siguientes: ç
Etapa 1: De los insumos
● Matriz de Evaluación de los Factores Internos (MEFI): Una vez elaborada la matriz
FODA, que enlista los factores internos y externos que influyen en el desempeño de
una organización, el siguiente paso es evaluar primeramente la situación interna de
la compañía mediante la Matriz de Evaluación de los Factores Internos. El
procedimiento para la elaboración de una MEFI consiste de cinco etapas, y la
diferencia se tomará solamente para realizar la evaluación de las fortalezas y
debilidades de la organización, siendo distintos los valores de las calificaciones. Lo
más importante no consiste en sumar el peso ponderado de las fortalezas y las
debilidades, sino comparar el peso ponderado total de las fortalezas contra el peso
ponderado total de las debilidades, determinando si las fuerzas internas de la
organización en su conjunto son favorables o desfavorables, o si lo es su medio
ambiente interno.
● Matriz del Perfil Competitivo (MPC): Esta matriz permite identificar plenamente a los
competidores de una cierta organización a través de determinados aspectos o
factores internos, que bien pueden constituir fortalezas o debilidades.
● Matriz de Evaluación de los Factores Externos (MEFE): Una vez elaboradas las
matrices FODA y MAFE, se podría establecer a través de esta matriz, un análisis
cuantitativo simple de los factores externos, es decir, de las oportunidades y las
amenazas mediante el siguiente procedimiento:
A. Hacer una lista de las oportunidades y amenazas externas con que cuenta la
empresa;
B. Asignar un peso relativo en un rango de 0 (irrelevante) a 1.0 (muy
importante)
C. Ponderar con una calificación de 1 a 4 cada uno de los factores considerados
determinantes para el éxito con el propósito de evaluar si las estrategias
actuales de la empresa son realmente eficaces
D. Multiplicar el peso de cada factor por su calificación para obtener una
calificación ponderada
E. Sumar las calificaciones ponderadas de cada una de las variables para
determinar el total del ponderado de la organización en cuestión.
Etapa 2: De la adecuación
● Matriz de las Amenazas, Oportunidades, Debilidades, Fortalezas (MAFE): Una vez
efectuada la matriz FODA con su listado de fortalezas, oportunidades, debilidades y
amenazas correspondientes, la siguiente etapa es realizar una matriz que se deriva
de la anterior: la denominada primeramente como MAFE (amenazas, oportunidades,
debilidades y fortalezas), desarrollando cuatro tipos de estrategias:
1. Estrategias FO: Se aplican a las fuerzas internas de la empresa para
aprovechar la ventaja de las oportunidades externas.
2. Estrategias DO: Pretenden superar las debilidades internas aprovechando
las oportunidades externas.
3. Estrategias FA: Aprovechan las fuerzas de la empresa para evitar o disminuir
las repercusiones de las amenazas externas.
4. Estrategias DA: Son tácticas defensivas que pretenden disminuir las
debilidades internas y evitar las amenazas del entorno. En realidad, una
empresa así quizá tiene que luchar por su supervivencia, fusionarse,
reducirse, declarar la quiebra u optar por la liquidación.
● Matriz de la Posición Estratégica y la Evaluación de la Acción (MEPE):Esta matriz
permite definir si una estrategia activa, conservadora, defensiva o competitiva es la
más adecuada para una organización dada. Los ejes de la matriz representan dos
dimensiones internas (fuerza financiera y ventaja competitiva) y dos externas (fuerza
de la industria y estabilidad del ambiente). Se seleccionan variables para cada una
de las dimensiones; se les adjudica una calificación con un valor numérico se calcula
la calificación promedio de cada dimensión; se anotan las calificaciones promedio de
cada dimensión en el eje correspondiente; se traza un vector del origen al punto
encontrado para ubicar en un cuadrante el perfil que la empresa debiera buscar para
orientar su estrategia.
● Matriz del Boston Consulting Group (MBCG) Matriz Interna: Se basa en dos
variables para ubicar cada negocio: la parte relativa al mercado que está ocupando y
la tasa de crecimiento de la industria en cada una de las divisiones.
La MBCG se divide en cuatro cuadrantes, que se subdividen de la forma siguiente:
1. Cuadrante 1. Las interrogantes. Ocupan una posición en el mercado que
abarcan una parte pequeña, pero compiten en un mercado de gran
crecimiento; se les llama así porque la organización debe decidir si los
refuerza mediante una estrategia intensiva de mercado, de desarrollo de
mercado o de desarrollo de productos, o si los vende.
2. Cuadrante 2. Las estrellas. Representan las mejores oportunidades para
crecer, así como para lograr una mejor rentabilidad de la empresa.
3. Cuadrante 3. Las vacas. Cuentan con una parte relativamente grande del
mercado, pero se desarrollan en un mercado de crecimiento escaso.
4. Cuadrante 4. El producto. Cuenta con escasa participación en el mercado,
compitiendo en un mercado con escaso o nulo crecimiento.
● Externa (MIE): Es similar a la anterior, pero se diferencia en que los ejes son
diferentes; mientras que la matriz de Boston se basa en la tasa de crecimiento de las
ventas contra la participación relativa del mercado en la industria, esta matriz coloca
en el eje X los totales ponderados de la matriz MEFI (se divide a su vez en fuerte,
promedio y débil) y los totales ponderados de la matriz MEFE en el eje Y (alto,
media y bajo). La matriz también se divide en tres grandes espacios con
implicaciones estratégicas o recomendaciones.
● Matriz de la Gran Estrategia (MGE): Es una matriz que se incluye dentro de la
llamada Etapa 2, “la etapa de la adecuación”, y es un instrumento de gran
popularidad para formular estrategias de carácter alternativo. Se compone
solamente por un plano cartesiano basado solamente en dos dimensiones: la
posición competitiva y el crecimiento del mercado, y todo tipo de organización puede
ubicarse dentro de las dimensiones antes mencionadas, según sus condiciones y
posición estratégica
Etapa 3. De la decisión
● Matriz Cuantitativa de la Planeación Estratégica (MCPE): expresa de manera
objetiva cuáles pueden resultar las mejores estrategias posibles; es decir, permite
establecer una evaluación de las estrategias formuladas de una forma objetiva,
basándose en el trabajo previo realizado por la matrices EFE y EFI y determinando
el atractivo de tales estrategias. La ventaja más importante es que la MCPE puede
adaptarse perfectamente a los problemas de cualquier tipo de organización, ya sea
pública o privada, o pequeña, mediana o grande.
Conclusiones
Es determinante la realización de diagnósticos de las funciones de dirección, las cuales son
sustantivas, así como de administración, consultoría y asesoría prevalecientes en las
organizaciones públicas, privadas y del sector social, cuyos resultados en términos de
criterios y juicios fundamentan la intervención profesional y, consecuentemente, el sistema
de evaluación, control y seguimiento.
De los métodos y técnicas de diagnóstico aplicables en las organizaciones, la matriz FODA
permite evaluar las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas, destacando el
procedimiento a seguir para su análisis y derivación de estrategias para su enriquecimiento
con la matriz MAFE. Es recomendable utilizar la metodología que garantice su aplicación en
escenarios y campos de conocimiento académico a efecto de justificar las adecuaciones,
mejoramientos, reformas, modernizaciones o transformaciones de los modelos para realizar
diagnósticos y determinar estrategias de intervención en las organizaciones productivas y
sociales, objeto de análisis del presente artículo.

Etkin - La organización viable


Lo proyectado y lo posible
1. Organización, objetivos y condiciones de existencia
En la realidad vemos organizaciones que se mantienen y crecen en el marco de un contexto
incierto y cambiante, para el cual producen bienes o prestan servicios. Hablamos de
organizaciones en sentido amplio. En lo visible, ellas se desarrollan a través de sus
prestaciones y el intercambio de bienes con el medio. Las organizaciones aparecen
realizando un esfuerzo coordinado para llevar adelante ciertos propósitos de conjunto. En
este sentido, se dice que operan con una nacionalidad finalista. Desde lo social, ellas tienen
funciones que cumplir en su medio y lo hacen a través de sus propósitos.
Los objetivos le dan un sentido para su desempeño, pero no son una condición de
existencia. Los objetivos no son “determinantes” de su continuidad, porque el desempeño
también responde a la necesidad de mantener las relaciones al interior de la organización.
Es sabido que el valor de una empresa no está dado por el desempeño que informa su
último balance, por la magnitud de sus operaciones. También vale por su cohesión y la
fuerza para llevar adelante sus proyecciones. El desarrollo de su potencial humano también
requiere un ambiente y condiciones dignas de trabajo. En un clima hostil o poco
cooperativo, dicho potencial se pierde, no se concreta.
El énfasis en la eficiencia y la eficacia muchas veces pone en peligro la continuidad de la
organización. Toda organización tiene rasgos de complejidad; no es un modelo de armonía
natural ni opera en un medio estable y previsible. Está formada por múltiples actores y
grupos con diversidad de fines. En su interior las fuerzas se mueven en varios sentidos, no
sólo hacia los objetivos.
La viabilidad son aquellos procesos que dan a las organizaciones permanencia en el
tiempo. Son procesos y formas de relación o asociación que les permiten operar como
conjunto, no sólo en un momento, sino a través del tiempo, porque están preparadas o
dispuestas a hacerlo.
2. Procesos recursivos de la organización
La organización es un doble intento de darle autonomía al sistema y también de permitir su
adecuación a los cambios ambientales, sin perder identidad. La organización es un marco
de referencia, un conjunto de expectativas compartidas.
Para tratar con las diferencias y lo imprevisto, el sistema viable dispone de procesos de
autocontrol que se ponen en marcha para enfrentar realidades que lo desestabilizan.
Hablamos de autocontrol porque sus contenidos se van ajustando a las necesidades del
sistema. Junto a ellos también operan dispositivos preventivos que fijan límites.
Desde el punto de vista de los sistemas viables, vemos que en ellos hay procesos
recurrentes referidos a la identidad, la cultura y la estructura.
El sistema requiere articular una diversidad de actores, fines e intereses, y en este marco
los procesos de organización buscan hacer previsibles las actividades y disponer de
criterios compartidos para hacer las decisiones,
Los procesos de adaptación o estructurales refieren a las pautas de relación que se van
ajustando con el tiempo, para que el conjunto pueda tratar con la variedad de demandas y
las cambiantes presiones del medio externo. La estructura trata con la variedad de
demandas ambientales y los cambios no previstos, a los cuáles el conjunto debe dar alguna
respuesta, si es que desea sobrevivir o continuar operando en ese contexto.
Para que una organización logre continuidad, estos procesos deben operar de manera
efectiva y ser congruentes en lo interno.
La idea de recursividad significa que su propia producción la lleva a seguir fabricando y a
generar los recursos que necesita. Lo recursivo no está garantizado, no es un elemento
inevitable, sino que requiere ciertos ambientes y capacidades para cumplirse. Cuando el
sistema pierde esta cualidad, exige una fuerte programación y conducción. La recursividad
demuestra que existe un proceso de autoorganización.
El ciclo de vida nos enseña que la organización que sobrevive lo hace porque tiene la
capacidad de reaccionar ante la crisis. Pero no necesita una intervención externa para
hacerlo, porque ella pone en marcha sus propios procesos de estabilización, que se
disparan frente a las amenazas externas.
Es decir que una organización viable puesta en peligro también está en condiciones de
crear nuevas soluciones sin renunciar por ello a sus rasgos constitutivos. Sí renuncia,
entonces no hay renovación sino refundación.
Aunque existen fuerzas cohesivas que favorecen la autoorganización, el modelo de lo
viviente en las unidades sociales no siempre se da. Para que este ciclo estabilizador y de
renovación creativa pueda cumplirse, deben darse ciertas condiciones, para empezar, la
flexibilidad en las relaciones y la disposición a cambiar.
3. La organización como diseño y construcción social
Cuando hablamos de organización nos referimos a esquemas, relaciones estables y
previsibles que son tomadas como referencia válida por sus miembros a efecto de realizar
una actividad conjunta. Es un concepto que se refiere a un atributo del conjunto y no a fines
o capacidades individuales. Hablamos del comportamiento de los integrantes como partes
de un orden o unidad social.
Como consecuencia del diseño, de la interacción cotidiana y los intercambios con el
contexto, surgen varias formas que tienen el sentido de cohesionar los esfuerzos en un
ambiente complejo, donde operan múltiples fuerzas. El cambio puede darse en distintos
niveles. Ciertas relaciones son básicas, constitutivas o fundacionales y son ellas las que
permiten hablar de la existencia de “una” o de “la” organización.
Hablar de continuidad quizá parezca redundante, porque el concepto de organización remite
a lo estable y establecido, a aquello que permanece. Pero aquí incorporamos la idea del
tiempo y ciertos rasgos específicos de identidad.
4. Identidad y rasgos constitutivos de la organización
La recursividad es un proceso que se refiere a la invariancia y no al cambio. La continuidad
no se logra solamente con la recurrencia en las decisiones. La organización también
desarrolla procesos que la llevan a reajustar o adaptar sus procedimientos y formas de
hacer, que no es lo mismo que refundarse o renovarse.
5. Ser o no ser: cambios de superficie y en profundidad.
Cuando analizamos las organizaciones que se mantienen en el tiempo, sin cambios de
profundidad, vemos que ello se relaciona con ciertos rasgos que operan en el marco de la
recursividad: ellos no sólo existen, sino que se regeneran.
La capacidad de perdurar en un ambiente turbulento, lleno de presiones y de exigencias,
tiene dos derivaciones básicas:
A. Una indeseable o destructiva, que consiste en la tendencia al cierre o el aislamiento,
y que lleva a la organización a tomar distancia de la realidad externa
B. Una positiva que consiste en los procesos que conducen a mantener las
convicciones o los valores de la organización, cuando esas ideas ideas también son
aceptables en términos sociales.
Los rasgos constitutivos se consolidan y con el tiempo operan en el plano de lo acordado y
lo implícito; no hace falta declararlos. Ellos se incorporan como un componente estable de
la cultura organizacional, sobre esta base se articulan los demás saberes. Perduran no sólo
porque se enseñan y se transmiten, sino porque están sostenidos por relaciones de poder
formales e informales.
El peso de los rasgos constitutivos se hace visible cuando uno de los grupos con poder
resuelve ignorar estos supuestos básicos, es decir, cuando ocurre una ruptura o se produce
un cuestionamiento a las bases de la organización. Se plantea entonces una crisis, que no
puede verse como una “discrepancia interna” sino como una fractura que es como “empezar
de nuevo”.
6. Cultura y estrategias de la organización
La existencia de una organización viable demuestra que ha logrado desarrollar ciertas
capacidades, que no son transitorias o impensadas. El concepto de “viabilidad” refiere a que
esa organización logra existir como sistema diferenciable en su entorno y crece no por un
éxito accidental, sino como resultado de ciertas capacidades y principios.
Las ideologías centrales son ideas que se preservan, factores internos que en gran parte
son independientes del ambiente externo.
La organización viable se mantiene no sólo por sus objetivos comunes, por el respeto a la
autoridad, las normas, los procedimientos, las reglas de juego y otros aspectos formales,
que equivalen al orden establecido. No sólo es viable porque es ordenada. Lo es también
porque procesa la realidad siguiendo ideas que la propia organización genera. En este
sentido, se afirma que la organización es recursiva porque hay:
A. Contenidos
B. Formas de relación que se reiteran en sus diferentes niveles. Esto ocurre más allá
de las funciones específicas de cada división, unidad o departamento.
La reiteración de contenidos se refiere a la ideología, los valores y principios compartidos,
que están presentes en la significación de las comunicaciones y en los procesos decisorios.
La reiteración de las formas de relación se refiere a los modelos y relaciones básicas del
sistema.
La recursividad implica asimismo que las decisiones de cada área están atravesadas por un
núcleo de valores comunes.
Las unidades componentes actúan como partes de un proyecto. Está relación de formar
parte y ser formado hace que las ideas básicas se consoliden sin necesidad de una fuerza
externa. Y no hablamos de una imposición porque lo recursivo “viene desde adentro”. El
desarrollo de la organización y no solamente su permanencia, requiere tanto la cohesión
interna (cultura y estructura) como la congruencia externa (entre políticas y demandas
ambientales).
7. la función de transformación en el sistema
El concepto de viabilidad refiere a la posibilidad de autocontrol, esto es, de generar desde
dentro las medidas correctivas de los comportamientos para enfrentar una realidad
cambiante. Generar implica no estar pendiente de una orden externa. Esto reconoce la
inteligencia de la organización que visualiza las diferencias entre lo vigente y lo deseable,
pero también es cierto que lo hace desde su propia experiencia, esto marca límites a su
desarrollo. El aprendizaje consiste en correr o ampliar estos límites.
Un elemento que la hace viable es que procesa las perturbaciones de modo que su
continuidad no resulte afectada.

Bleger - Psicología de las instituciones


Por psicología de las instituciones se entiende el estudio de los factores psicológicos que se
hallan en juego en la institución, por el mero hecho de que en ella participan seres humanos
y por el hecho de la mediación imprescindible del ser humano para que dichas instituciones
existan.
Nos interesa ahora la dinámica psicológica que tiene lugar en cuanto al hecho de que cada
individuo tiene comprometida su personalidad en las instituciones sociales y se conduce con
respecto a las mismas en calidad de precipitados de relaciones humanas y en calidad de
depositarías de partes de su propia personalidad. — La institución forma parte de la
organización sujetiva de la personalidad de tal manera que en ciertos sectores de la
personalidad, podría decirse, el esquema corporal incluye la institución o parte de ella, o
viceversa.
El ser humano encuentra en las distintas instituciones un soporte y un apoyo, un elemento
de seguridad, de identidad y de inserción social o pertenencia. Desde el punto de vista
psicológico, la institución forma parte de su personalidad y la medida en que ello ocurre,
tanto como la forma en que ello se da, configuran distintos significados y valores de la
institución para los distintos individuos o grupos que a ella pertenecen. Cuanto más
integrada está la personalidad, menos depende del soporte que le presta una institución
dada; cuanto más inmadura, más dependiente es la relación con la institución y tanto más
difícil todo cambio de la misma o toda separación de ella.
De esta manera, toda institución no es sólo un instrumento de organización, regulación y
control social, sino que al mismo tiempo es un instrumento de regulación y de equilibrio de
la personalidad, y de la misma manera en que la personalidad tiene organizadas
dinámicamente sus defensas, parte de éstas se hallan cristalizadas en las instituciones; en
las mismas se dan los procesos de reparación tanto como los de defensa contra las
ansiedades psicóticas.
De esta manera, si bien la institución tiene una existencia propia, externa e independiente
de los seres humanos individualmente considerados, su funcionamiento se halla reglado no
sólo por las leyes objetivas de su propia realidad social, sino también por lo que los seres
humanos proyectan en ella (por las leyes de la dinámica de la personalidad).
Uno de los primeros problemas que aparecen en este sentido es que la institución puede
verse enormemente limitada en su capacidad de ofrecer seguridad, gratificación,
posibilidades de reparación y desarrollo eficiente de la personalidad. Inclusive, esta
limitación puede tornarse, en un momento dado, o en algunas instituciones, en una
verdadera fuente de empobrecimiento y estereotipia del ser humano. Esto último se debe
—desde el punto de vista psicológico— al hecho de que están actuando en la institución las
ansiedades psicóticas de los seres humanos, o a que la institución se ha convertido
predominantemente en un sistema externo de control de estas mismas ansiedades. Lo que
tenemos que obtener los psicólogos es que la tarea que se realiza en una institución sirva
de medio de enriquecimiento y desarrollo de la personalidad: he aquí —en última
instancia— el objetivo básico de la psicología institucional.
Una fuente de infelicidad y distorsión psicológica de los seres humanos en la institución se
basa en la estructura alienada de las instituciones, relacionada con la misma estructura
alienada de todo el sistema de producción y distribución de la riqueza. Sobre esta misma
base se dan las características de la alienación de los seres humanos.
Lo que interesa es la discrimináción entre el funcionamiento y los objetivos reales de una
institución, y las satisfacciones y compensaciones (normales y neuróticas) que los seres
humanos obtienen en ellas.
Lo que nos interesa es todo lo que los seres humanos se esfuerzan por no cambiar las
instituciones, aunque, por otro lado y al mismo tiempo, se esfuerzan por cambiarlas, por
considerarlas inadecuadas o insatisfactorias. Y nos interesa también mucho la medida en
que los individuos alienados, sometidos a instituciones alienadas, se refuerzan en un círculo
de resistencias al cambio. Las cosas tienen fuerza porque en ellas están alienadas fuerzas
de los seres humanos. Las instituciones resultan depositarías y sistemas de defensas o
control frente a las ansiedades psicóticas, y no sólo cumplen dicha función las instituciones,
sino también en igual medida la cumple la imagen que el hombre tiene de sí mismo y de sus
instituciones.
Toda institución es el medio por el cual los seres humanos se pueden enriquecer o
empobrecer y vaciarse como seres humanos; lo que comúnmente se llama adaptación es el
sometimiento a la alienación y el sometimiento a la estereotipia institucional. Adaptación no
es lo mismo que integración; en la primera se exige al individuo su máxima
homogeneización, en la segunda el individuo se inserta con un rol en un medio heterogéneo
que funciona de manera unitaria.
Todas las instituciones tienden a retener y formalizar sus miembros, a una estereotipia
espontánea y fácilmente contagiosa. Esta homogeneización se cumple de acuerdo con las
estratificaciones de mando, de tal manera que al status superior se le vea facilitada la tarea
de mando. Ésta es la razón por la cual los conflictos de los estratos superiores se canalizan
y actúan en los niveles inferiores; como siempre, el hilo se corta por lo más delgado, y lo
más delgado es aquí el nivel o estrato más homogeneizado y ambiguo; en otros términos, el
más dependiente (el más deshumanizado o vaciado).
Las organizaciones institucionales tienden a ser depositarias de las partes más inmaduras
de la personalidad, justamente en el encuadre del funcionamiento de las mismas, es decir,
en las funciones o formas más estereotipadas. Por ello, estas últimas son las que ofrecen la
máxima resistencia al cambio, porque esto significa, al mismo tiempo que un cambio en la
institución, un cambio en la personalidad (en su parte más inmadura, inmovilizada
justamente en la rutina de los hábitos y del automatismo).
Los grupos en la institución
Se puede definir la tarea del psicólogo en la institución diciendo también que el encuadre de
su trabajo es institucional, pero su técnica es fundamentalmente grupal (intra e Intergrupal).
En este sentido, se pueden considerar esquemáticamente tres tipos de instituciones: las
que se manejan como grupos primarios, las que lo hacen como grupos formalizados o
estereotipados y un tercer tipo, de un mejor grado de dinámica, es aquella que opera como
un grupo secundario sin caer en la estereotipia.
En el primer caso la dirección de la tarea consiste en transformar los grupos primarios en
secundarios; en el segundo caso la tarea consiste en elaborar y sobrepasar la rigidez que
encubre en realidad una estructura de grupo primario fuertemente reprimida, formalizada
reactivamente. En el grupo primario existe una fuerte ambigüedad de roles y status dentro
de la institución; en el grupo estereotipado esta ambigüedad tiende a ser “resuelta” o
compensada con una fuerte formalización (como formación reactiva), lo cual lleva
implícitamente a intensas segmentaciones e incomunicaciones. El grupo primario es un
grupo en el cual predominan las identificaciones proyectivas masivas (participación), un
déficit en la diferenciación e identidad de sus miembros; su molde es el del grupo familiar,
que se continúa en la institución como un grupo de pertenencia fuerte, pero como un grupo
de tarea muy débil, que se ve constantemente comprometido por situaciones conflictivas
fuertemente emocionales.
E] .grupo que constituye el prototipo del grupo primario, en nuestra cultura, es la familia, y
en ella hay una fuerte depositación y gratificación de la personalidad sincrética. Por otra
parte, y fuertemente clivada de la anterior, el nivel más maduro de la personalidad requiere
instituciones y grupos donde el mismo se pueda poner en juego, consolidarse y
enriquecerse.
El grado de disociación y contradicción entre estas dos estructuras de la personalidad suele
ser muy notable, y marca el grado de normalidad y de plasticidad de cada individuo. Por
ello, y dado que .no. todas las instituciones responden al mismo patrón de organización,
requieren ser estudiadas las funciones que deben en ella desenvolverse o controlarse
desde el punto de vista de la estructura de la personalidad.
El hospital como institución
El hecho es que la psicología institucional aplicada a los hospitales resulta ser, en rigor, un
arma terapéutica muy eficaz, en el sentido de que todo el hospital (su estructura) se
transforma en sí mismo en un agente psicoterápico de gran eficiencia, en profundidad y
amplitud. Y en este sentido se alcanza a organizar la psicoterapia a nivel institucional y no al
de la psicoterapia individual o grupal.
que rige en Jos pacientes rige en la misma institución, y esto se recuerda aquí, ya que en
esto reside una de las fuentes de la resistencia al psicólogo y a su tarea, cuya labor
significa, en este contexto, no otra cosa que un retorno de lo reprimido, con la movilización
consiguiente de ansiedad.
Movilizar la organización de una institución significa entonces movilizar las ansiedades
psicóticas que en ella se hallan condensadas y controladas.
El hospitalismo se halla así —en diferentes formas o expresiones— en todas las
instituciones. La burocratización responde a las mismas causas y a la misma dinámica
social y psicológica. Es el fenómeno que, en sus términos generales, se puede designar, tal
como lo hacen Bettelheim y Sylvester, como “institucionalismo psicológico”, del cual el
hospitalismo y la burocratización son sólo dos aspectos.
Todos ellos significan, en última instancia, la alienación o afianzamiento de la alienación del
ser humano, su empobrecimiento y su deprivación de vínculos humanos, y el vaciamiento
de su condición humana.
La empresa
La empresa es la institución que plantea los problemas más agudos en cuanto a la
elucidación de objetivos y la aceptación de la tarea profesional. Toda empresa tiene como
objetivo fundamental, de una u otra manera, un incremento de su productividad —mejor
dicho, de sus utilidades—, y del psicólogo se espera, explícita o implícitamente! una
conducción de las relaciones humanas que lleve a esa finalidad. En todos los casos el
psicólogo debe actuar exclusivamente según sus objetivos (los de la psicohigiene), y
rechazar la tarea si la ve incompatible con sus propósitos.
Una estrategia fundamental en toda esta tarea es la de considerar al que consulta no sólo
como cliente, sino como el sujeto sobre el cual hay que actuar, de tal manera que él mismo
esclarezca sus motivaciones, objetivos, sus contradicciones y conflictos, tanto como su
propia manera de actuar y las consecuencias que se derivan de la misma.
Psicología del equipo de psicólogos
La psicología institucional debe comenzar siempre por ser aplicada al mismo grupo que
tiene a su cargo la tarea en una institución, y ello es así no sólo por interés o conveniencia,
sino por una exigencia técnica del trabajo a realizarse. Como en toda institución, las
tensiones que promueve la tarea afectarán las relaciones personales y profesionales entre
los integrantes del equipo, y las mismas a su vez repercutirán indefectiblemente sobre la
tarea misma, en un círculo vicioso que se potencia permanentemente en estos dos
extremos.
Conviene que se hallen bien delimitadas las funciones, status, roles, tanto como las vías de
comunicación y la calidad y frecuencia de las mismas: para todo ello es imprescindible
(hasta tanto se constituya de manera estable y haya probado su eficiencia en la
autorregulación) que el equipo en su totalidad trabaje como grupo operativo bajo la
supervisión de un colega que esté totalmente fuera de la tarea. Esta tarea de
autorregulación que se aprende en el grupo operativo puede llegar a su término cuando el
equipo haya incorporado las pautas del grupo operativo e interaccione espontáneamente en
forma positiva, sin la necesidad o requerimiento de un director del grupo. De esta manera el
trabajo de saneamiento de tensiones no debe terminar nunca, sino ser siempre una de las
tareas fundamentales del equipo mismo.
trabajo institucional son muy grandes, y aquellas tensiones de la institución de las que el
equipo no tomó “insight” se actúan en el grupo de psicólogos, de tal manera que los
conflictos que se presentan en el equipo de psicólogos tienen la misma estructura que los
conflictos de la institución de los que no se ha tomado suficiente insight. Por su propio
encuadre, los psicólogos no pueden actuar proyectando sus propios conflictos y tampoco
pueden estructurar una situación persecutoria con la institución que tienen que atender, y es
por ello que el conflicto de la institución se reproduce fácilmente dentro del equipo mismo,
que actúa necesariamente como absorbente de tensiones. Ésta es una de las causas más
frecuentes que hemos encontrado de esterilización y aun de disolución del equipo de
psicólogos, con el fracaso consiguiente en la tarea emprendida o propuesta.
Si existen algunas consignas que tienen que ser indefectiblemente respetadas y cumplidas
por el equipo, y que pueden servir de guía básica para su propia psicohigiene como equipo,
ellas podrían ser enunciadas así: í No dejar implícita ninguna situación de tensión o de
rumor, ya que toda disociación es siempre un foco activo y desconocido de nuevas
tensiones; en segundo lugar, no dejar tampoco problemas y situaciones conocidas
permanentemente pendientes sin que sean —al menos— efectiva y realmente encaradas.
En último término, toda explicitación y esclarecimiento no debe ser hecho en cualquier
momento ni en cualquier lugar, sino dentro del marco que para ello debe tener
institucionalizado el equipo, de tal manera que deben ser rigurosamente respetados los
marcos de los distintos tipos de tarea que el grupo se tiene asignada; y toda tarea llevada a
cabo fuera del contexto y de su marco definido tiene que ser vista y considerada como una
actuación que tiene que ser examinada en sí misma a su vez como otro síntoma de los
conflictos.
Conclusión
Todo lo expuesto puede ser resumido en dos propósitos básicos que se interrelacionan
estrechamente: debemos configurar una psicología de la praxis y una praxis en la
psicología. La psicología institucional es un paso más en este camino. En este sentido no
debemos superponer ni confundir tarea práctica con praxis; la primera — por sí sola— es
alienante; la segunda enriquece al ser humano y a la humanidad.

Malfé - Psicología institucional


1. Denominación: Se dice psicología institucional y no organizacional ya que con ello
se abarca un territorio donde pueden quedar incluidos discursos, prácticas y objetos
instituidos que atraviesan el límite de la organización.
Aparece el psicólogo para intervenir allí donde se ha roto, o falseado, la trama
discursiva que da coherencia al mundo cotidiano de la gente.
2. Definición: La práctica de la psicología institucional psicoanalítica consiste en una
intervención esencialmente discursiva (verbal) en ámbitos psicosociales de la vida
cotidiana. Procura instaurar en dichos ámbitos una situación en la que se haga
posible la escucha analitica y a partir de ella, un trabajo interpretativo y re
constructivo que ayude a hacer consciente y elaborar aquello inconsciente
(reprimido) cuyo retorno estuviere determinando las fallas y rupturas de la
racionalidad allí instituida.
3. Modalidades de la práctica: Los requerimientos típicos de trabajo en este campo
provienen de:
● Organizaciones complejas
● Organizaciones pequeñas
● Grupos en alguna etapa de un proceso de institucionalización o de disolución
de una forma institucional
● Individuos o grupos que pertenecen a una organización.
En respuesta a dichos requerimientos, las modalidades más frecuentes de la práctica de la
psicología institucional psicoanalítica siguen los lineamientos de uno u otro de los siguientes
modelos:
A. El modelo tradicional de la consulta psicoanalítica.
B. El modelo de la consultoría de servicios profesionales a empresas
C. Una organización-cliente, profesional como parte de su personal
D. La intervención del psicólogo institucional se efectúa desde el contexto de una
organización.
E. Proceder de otra comunidad o nación aporta el carácter de “visitante”
4. Discurrir libremente: El psicoanálisis aspira a la técnica vigente de la regla
fundamental del análisis, que conduce a “asociar libremente”. Esta teoría analitica se
funda bajo el aspecto del asociacionismo. Los únicos principios que determinaban
para esta escuela el enlace entre representaciones eran “contigüidad y semejanza”.
No había otra apertura conceptual hacía la vertiente histórica subjetiva que la
representaba rudimentariamente por la simultaneidad o secuencia con que los
elementos perceptuales o intelectivos llegan a integrar el acervo mnémico. En cierto
sentido, pues, induce a confusión el el término incorporado por Freud, está palabra
“asociación” ya que el análisis insiste en subrayar la incidencia de la historia, no del
acaso, sobre los vínculos que ligan a las representaciones en el psiquismo, vínculos
que ligar a las representaciones en el psiquismo, vínculos que se extienden a la
secuencia de lo que se dice.
Discurren “libremente” quienes a la deriva de una conversación excepcionalmente
distendida, pueden hilar recuerdos y conjeturas, relatar lo sucedido o lo imaginado o
argumentar sin un objetivo práctico preciso. Muchas veces, quienes discurren de
este modo dan en reclamar algo o procuran conmover o excitar: evocan con todo
esto a otros no presentes.
Formas conscientes, de gran amplitud, soportan, en efecto, el discurso, equiparables
a diversas variantes de la forma argumental narrativa, cuyo modelo es el relato o de
la forma argumentativa, cuyo modelo es el relato o de la forma argumentativa, cuyo
modelo es el “entimema”. Se trata de las formas de la fantasía.
La vigencia de un deseo compartido, puede verificarse, en resumidas cuentas, de
distinta manera:
A. En tanto es savia, insatisfecho, de una “estructura libidinosa” en una
“formación colectiva”.
B. Como líder, excepcionalmente, de una masa o de una “formación colectiva”.
C. Distintas formas de manifestación discursiva concreta están montadas en su
integridad sobre variantes retóricas y anecdóticas.
D. Deseos no compatibles con la integridad de una forma fantasmática
dominante, deseos específicos reprimidos
5. Los escenarios colectivos para la puesta en escena o puesta en acción de la
fantasía, se ha puesto en escena bajo la llamada “ilusión grupal”, subrayando el
elemento de fascinación a ella ligado. Pero no siempre se señala la pertinencia de
un ámbito colectivo para que en él asome, se instaure y legitime el deseo de
análisis.
El empleo de los conceptos psicoanalíticos apropiados a esos fenómenos nos
eximirá de tener que recurrir a la indigente noción de “facilitación social” para dar
cuenta de la fluencia, riqueza, pluralidad de registros y resonancias con que puede a
veces llegar a discurrir para el análisis de un grupo.
El psicólogo institucional ocupa un lugar que le permite operar el reemplazo
provisorio del ideal que sujeta a los miembros del grupo, por otro, sugerente de una
conciliación mejor lograda entre las fuerzas en pugna: los deseos no compatibles
con la figura (fantasía) dominante tendrán mayores posibilidades de ser tomados en
cuenta.
Este aspecto de la “ilusión grupal” favorece el análisis. Pueden producirse así
momentos privilegiados, en los que las ocurrencias reverberan y provocan otras
nuevas hasta cristalizar en un descubrimiento colectivo.
El trayecto a recorrer, durante la intervención psicológico-institucional queda caracterizado
por las transformaciones que sufren estos esquemas argumentales o fantasmáticos, así
como las relaciones que mantienen entre sí.Será necesario precisar más lo que ya se dijo
sobre indispensables transacciones. Para que puedan desplegarse con libertad las
fantasías que tienen vigencia en el ámbito colectivo donde se lleva a cabo el análisis.
En el ámbito colectivo destejer la trama discursiva hasta llegar a esa profundidad en la que
pueden vislumbrarse la matriz y el móvil de todo argüir, de toda ideología, equivale no sólo
a transformar los diagramas de la puesta en escena sino también a mover un soporte de lo
establecido.
Para que la formación colectiva subsista, la fantasía de que existe alguien que tiene la
capacidad de dar, a todos los miembros de la masa por igual, un amor inagotable. Esta
fantasía es la que co-instituye la “estructura libidinosa” y el modelo de organización solidario
con ella.
La práctica de la psicología institucional psicoanalítica nos permite acceder a la observación
minuciosa del proceso de instauración, mantenimiento, cambió y disolución de lo instituido
en un campo social.
6.La transferencia: Un aspecto escencial del dispositivo psicoanalitico lo constituye
la regla que prescribe la dirección en la que ha de operarse con respecto a esa
vicaría “estructura libidinosa” que se produce como infaltable efecto del acto de
instaurar la situación de análisis. Se trata de avanzar hacia lo que más cerca esté de
la disolución completa de esa “ficción o ilusión”, que sin embargo es tenaz.
Queda abierto un camino hacia la disolución de la estructura libidinosa a condición
de que el analista se vaya a trasladando con pericia hasta ubicarse donde
corresponde, en el papel que le toque.
Ulloa - Papel de las articulaciones y fracturas articulares en la dinámica institucional
Las articulaciones en sí comienzan a ser útiles para un trabajo clínico-institucional, cuando
presentan alguna particularidad anormal en relación a la organización, es decir, cuando son
patológicas. Una articulación patológica constituye una fractura, de donde el concepto útil
clinicamente es, precisamente, el de fractura institucional.
Para ello debo recordar lo ya dicho de las tres distribuciones sobre las que se asienta una
organización institucional: distribución geográfica, del tiempo, de la responsabilidad. De la
distribución emanan otras tantas categorías articulares: geográficas, temporales, y las
referidas a los roles y su desempeño. Es fácil percibir que el espacio generará normas más
rígidas y que el tiempo presentará una mayor plasticidad y que los roles son instrumentados
con más elasticidad.
Este tipo de fractura puede ser claramente ilustrado mediante una figura ya clásica en
psicología social: el chivo emisario. Esto tiene valor de centralizar y expresar
sintomáticamente la perturbación institucional o incluso como ocurre en el desempeño de su
función, precisamente aquello que se condena, llegando a configurar una disfunción de la
que no puede librarse, lo cual habla en favor de la intensidad del desplazamiento que los
integrantes de la institución hacen sobre el.
En primer término se juegan características personales del destinatario al rol. Pero también
hay funciones que tradicionalmente en una institución tienden a ser de por sí fracturas, sea
quién sea quién la sustente. Aquí es donde se da el anclaje al rol conflictivo. Esto puede
deberse a la naturaleza del rol y a la herencia condenable.
Hay con frecuencia, una variante que sintetiza las dos situaciones anteriores, o sea donde
las características personales se suman a la tradición que tiene el cargo, para configurar
una importante fractura institucional.
El poder identificar los roles básicos, permite no sólo hacer un pronóstico acerca del
porvenir del equipo según están o no presentes tales roles, sino que también permiten
categorizar algunas perturbaciones típicas en el funcionamiento del grupo e ilustra además
acerca de como surge un “chivo emisario” o fractura institucional a nivel roles. Cada una de
estas modalidades de comportamiento reporta un beneficio específico para el grupo pero
simétricamente también existe una figura patológica para cada una de estas modalidades.
Está figura patologica puede depender tanto de la manera como una persona juega su
modalidad, como de que frente a una emergencia el grupo tienda a responsabilizar
unilateralmente a un determinado rol de los inconvenientes.
Resulta fácil identificar las articulaciones fracturadas, ya que es en torno a las mismas que
se centralizan y expresan todas las manifestaciones sintomáticas de la organización,
configurando lo que habitualmente llamamos tensión. Los mismos integrantes de la
organización tienen conciencia de esta fractura, aunque ignoren el origen o la utilización que
hacen de ella.
Una fractura se transforma en una pantalla utilizada por los integrantes de una institución
para defenderse de sus ansiedades de naturaleza psicótica proyectando objetos parciales
en el sentido que Klein da al término.
Nivel psicótico: Este es el primer paso y constituye lo más oculto o latente de la patología
institucional, donde los integrantes realizan una proyección individual de sus ansiedades
prehistóricas.
Nivel neurótico: En el segundo paso, la fractura que ha hecho las veces de pantalla
proyectiva, se transforma en fuente generadora de ansiedad que se vuelve sobre los
miembros de la organización que a su vez tienden a adoptar conductas defensivas frente al
peligro de la re-introyección. Este segundo paso constituye lo manifiesto, o sea lo que
habitualmente se denomina “tensión institucional”.
Una institución tiende a manejar la tensión manifiesta a través de normas cuyo éxito
dependerá de lo adecuado de las mismas y de la intensidad del nivel latente, que está a su
vez, sustentado en la historia pre-institucional de cada integrante del organismo.
Dos niveles de conflicto institucional: un nivel predominantemente implícito o latente, en el
cual los integrantes de la institución proyectan sus propias ansiedades (prehistóricas) en un
punto fracturado de la organización; y un segundo nivel, de naturaleza explícita o
manifiesta, donde esta pantalla fracturada generaba a su vez ansiedades, de cuya
re-introyección se defendía la organización mediante conductas espontáneas o
formalizadas en normas, originando el conflicto actual o tensión sintomática.
La existencia de normas y articulaciones adecuadas en estas futuras instituciones, será de
vital importancia para resolver sus conflictos arcaicos, al tener oportunidad de externalizar y
reintroyectar adecuadamente, modificando sus objetos internos. Lo contrario ocurriría frente
a la presencia de fracturas, que a la vez que servirán como estímulo proyectivo, lo obligarán
a un gran esfuerzo por defenderse de la reintroyección de lo proyectado, con doble
empobrecimiento del Yo por la proyección y por la defensa, llegando finalmente, en
situaciones extremas, a perder la evidencia de sus conflictos internos y a vivir dentro de un
conflicto del que es un engranaje no lúcido.
En relación a la transferencia institucional que un sujeto establece a partir de la repetición
más o menos encubierta, de su lado familiar, pueden señalarse dos modalidades más o
menos típicas y frecuentemente observadas en el ámbito institucional. Una estaría
representada por la modalidad filial y otra por la fraterna.
La primera adquiere, en general, formas dependientes rebeldes o sometidas y se observa,
lógicamente, el predominio de sentimientos de envidia. En la modalidad fraterna, en cambio
prevalecen conductas competitivas y sentimientos de celos.
La existencia de articulaciones fracturadas en la institución, favorecerá la proyección de
aspectos parciales, obligando a instaurar defensas contra la reintroyección. La proyección
más estas defensas, si bien tienden a controlar estas ansiedades persecutorias,
empobrecen sensiblemente al Yo, y la inevitable reintroyección contribuyen a deteriorar la
identidad del sujeto.
Por el contrario, las articulaciones adecuadas favorecen la delegación o proyección de
aspectos totales de la personalidad, cuya reintroyeccion enriquece la identidad del sujeto.
Este proceso está más al servicio del control de las ansiedades depresivas, al permitir
preservar aspectos buenos mediante esta delegación.

Castel - Dar seguridad


Introducción
Se pueden distinguir dos grandes tipos de protecciones. Las protecciones civiles garantizan
las libertades fundamentales y la seguridad de los bienes y de las personas en el marco de
un Estado de derecho. Las protecciones sociales “cubren” contra los principales riesgos
capaces de entrañar una degradación de la situación de los individuos, como la
enfermedad, el accidente, la vejez empobrecida, dado que las contingencias de la vida
pueden culminar, en última instancia, en la decadencia social.
Una bien llamada “seguridad social” se ha vuelto un derecho para la inmensa mayoría de la
población, y ha generado una multitud de instituciones sanitarias y sociales que se ocupan
de la salud, de la educación, de las discapacidades propias de la edad, de las deficiencias
psíquicas y mentales. A tal punto que se ha podido describir este tipo de sociedades como
“sociedades aseguradoras” , que aseguran, de alguna manera de derecho, la seguridad de
sus miembros.
Hay que reconocer que, si bien las formas más masivas de la violencia y de la decadencia
social han sido ampliamente neutralizadas, la preocupación por la seguridad es por cierto
de naturaleza popular, en el sentido fuerte del término.
Vivir rodeado de sistemas que dan seguridad, que son construcciones complejas y frágiles,
las cuales conllevan en sí mismas el riesgo de fallar en su objetivo y de frustrar las
expectativas que generan. Por lo tanto, la propia búsqueda de protecciones estaría creando
inseguridad. La razón de ello sería que el sentimiento de inseguridad no es un dato
inmediato de la conciencia. Muy por el contrario, va de la mano de configuraciones
históricas diferentes, porque la seguridad y la inseguridad son relaciones con los tipos de
protecciones que asegura -o no- una sociedad, de manera adecuada. En otras palabras,
hoy en día estar protegido es también estar amenazado.
La sensación de inseguridad no es exactamente proporcional a los peligros reales que
amenazan a una población. Es más bien el efecto de un desfase entre una expectativa
socialmente construida de protecciones y las capacidades efectivas de una sociedad dada
para ponerlas en funcionamiento.
La inseguridad, en suma, es en buena medida el reverso de la medalla de una sociedad de
seguridad
Entonces tal vez estemos en condiciones de comprender por qué es la propia economía de
las protecciones la que produce una frustración sobre la situación de la seguridad cuya
existencia es consustancial a las sociedades que se construyen alrededor de la búsqueda
de la seguridad. Y ello por una doble razón. En primer lugar, porque los programas
protectores jamás pueden cumplirse completamente y producen decepción y aún
resentimiento. Pero también porque su logro, aunque relativo, al dominar ciertos riesgos,
hace emerger otros nuevos.
No obstante, esta toma de conciencia de la dimensión propiamente infinita de la aspiración
a la seguridad en nuestras sociedades no debe conducir a cuestionar la legitimidad de la
búsqueda de protecciones. Todo lo contrario, es la etapa crítica necesaria que hay que
atravesar para definir las acciones que hoy se requieren para hacer frente del modo más
realista a las inseguridades: combatir los factores de disociación social que están en la raíz
tanto de la inseguridad civil como de la inseguridad social. No conseguiremos la seguridad
de estar liberados de todos los peligros, pero se podría ganar la oportunidad de habitar un
mundo menos injusto y más humano.
¿Como combatir la inseguridad social?
Reconfigurar las protecciones sociales
Veamos pues en primer lugar el terreno de la protección social propiamente dicha, que
corresponde a lo que se llama en Francia la seguridad social (seguros de enfermedad,
invalidez, accidentes de trabajo, vejez, desempleo, subsidios familiares y ayuda social), a la
que se han agregado desde comienzos de la década de 1980 diversas políticas de inserción
y de “lucha contra las exclusiones” .
Sin embargo, aparecieron dificultades crecientes y nuevos planteos que cuestionan la
hegemonía de este modo de protección.
En primer lugar, bloqueo financiero. El desempleo masivo y la precarización de las
relaciones de trabajo, por un lado, y la reducción de la población activa por razones
demográficas y la extensión de la esperanza de vida, por el otro, desestabilizan
profundamente el financiamiento del sistema.
La polémica atañe también al modo de funcionamiento del sistema y a su incapacidad para
hacerse cargo de todos los que están en ruptura con el mundo del trabajo. La protección
social clásica profundizaría así, paradójicamente, la distancia entre un público que puede
seguir beneficiándose de protecciones fuertes, otorgadas de manera incondicional porque
corresponden a derechos emanados del trabajo, y el flujo creciente de todos los que van
quedando separados de esos sistemas de protecciones o no llegan a inscribirse en ellos.
Entonces, más profundamente que la cuestión del financiamiento, es la estructura misma de
este tipo de protecciones, que descansa en la constitución de categorías homogéneas y
estables de poblaciones y que brinda sus prestaciones de una manera automática y
anónima, lo que las haría no aptas para atender la diversidad de las situaciones y de los
perfiles de individuos a la espera de protecciones.
A partir de estas constataciones, desde hace unos veinte años se ha observado el
desarrollo de lo que bien podría representar un nuevo régimen de la protección social
orientado a los dejados-de-lado de las protecciones clásicas. Se ha ido organizando
progresivamente en los márgenes del sistema a través de la promoción de medidas
sucesivas: multiplicación de las prestaciones mínimas sociales condicionadas a los recursos
o ingresos (nulos o muy reducidos) de los beneficiarios, desarrollo de políticas locales de
inserción y de políticas de la ciudad, de dispositivos de ayuda para el empleo, de socorro a
los que menos tienen y de “ lucha contra la exclusión” .
Una consecuencia importante de estos cambios es que introducen cierta flexibilidad en el
régimen de las protecciones. En efecto, estas nuevas intervenciones sociales se
caracterizan por su diversificación, porque supuestamente se ajustan a la especificidad de
los problemas de las poblaciones de las que se hacen cargo y, en última instancia, a una
individualización de su implementación.
Una consecuencia importante de estos cambios es que introducen cierta flexibilidad en el
régimen de las protecciones. En efecto, estas nuevas intervenciones sociales se
caracterizan por su diversificación, porque supuestamente se ajustan a la especificidad de
los problemas de las poblaciones de las que se hacen cargo y, en última instancia, a una
individualización de su implementación.
Lo que sucedió a lo largo de estos últimos veinte años es de hecho una transformación
profunda, en el sentido de una degradación, de la concepción de la solidaridad. En última
instancia, ya no se trataría de proteger colectivamente el conjunto de los miembros de la
sociedad contra los principales riesgos sociales. Los gastos de solidaridad, de los que el
Estado seguiría siendo responsable, se dirigirían preferentemente al sector residual de la
vida social poblado por “ los más desprotegidos y carentes” . Estar protegido significaría
entonces estar provisto apenas del mínimo de recursos necesario para sobrevivir en una
sociedad que limitaría sus ambiciones a asegurar un servicio mínimo contra las formas
extremas de la privación.
Un primer tipo de reformas sería asegurar una continuidad de los derechos más allá de la
diversidad de las situaciones generadoras no sólo de perjuicios materiales sino también de
discontinuidades en la distribución de las prestaciones y de la arbitrariedad en su atribución:
que un régimen homogéneo de derechos cubra el campo de la protección que no depende
de las coberturas colectivas de seguro es una propuesta que tiene el mérito del realismo,
cuyo costo financiero sería muy razonable, y las dificultades técnicas de aplicación
totalmente superables.
Hasta hoy, la tendencia de los profesionales de la inserción ha sido generalmente dar
prioridad a la norma de interioridad, es decir, intentar modificar la conducta de los individuos
con dificultades incitándolos a cambiar sus representaciones y reforzar sus motivaciones
para “ salir” , como si fueran los principales responsables de la situación en la que se
encuentran. Pero para que el individuo pueda realmente hacer proyectos, establecer y
mantener contratos confiables, debe poder apoyarse en una base de recursos objetivos.
Para poder proyectarse en el futuro hay que disponer en el presente de un mínimo de
seguridad.
En consecuencia, tratar sin ingenuidad como un individuo a una persona con dificultades es
querer poner a su disposición esos soportes que le faltan para conducirse como un
individuo pleno. Soportes que no consisten solamente en recursos materiales o en
acompañamiento psicológico, sino también en derechos y en reconocimiento social
necesarios para asegurar las condiciones de la independencia.
Más en concreto, y paralelamente a la continuidad de los derechos ya mencionada, habría
que promover una continuidad y una sinergización de las prácticas que apuntan a la
reintegración de los sectores con dificultades.
De manera más general, se ha insistido en que el conjunto de los dispositivos de protección
social hoy parece atravesado por una tendencia a la individualización, o a la
personalización, que apunta a vincular el otorgamiento de una prestación con la
consideración de la situación específica y la conducta personal de los beneficiarios.
Pero un derecho como tal no se negocia, se respeta. Por lo tanto, podemos aplaudir los
esfuerzos realizados para reorganizar la protección social a fin de acercarla a las
situaciones concretas y las necesidades de los usuarios, pero hay una línea roja que no se
debe franquear.
Dar seguridad al trabajo
El segundo gran capítulo para intentar reorganizar hoy en día las protecciones sociales es el
de dar seguridad a las situaciones laborales y a las trayectorias profesionales.
estamos todavía en una sociedad rodeada y atravesada por protecciones (véase el derecho
laboral, la seguridad social); aunque la relación con el empleo se haya vuelto cada vez más
problemática, el trabajo conserva su centralidad (lo cual incluye, y quizás en primerísimo
lugar, a aquellos que lo han perdido o sobre quienes pende la amenaza de perderlo; véanse
las investigaciones sobre los desocupados y los precarizados); aunque ya no sea
cuasihegemónica, la relación trabajo-protecciones sigue siendo determinante.
Por consiguiente, alrededor del empleo sigue articulándose una parte esencial del destino
social de la gran mayoría de la población.
si bien el trabajo no ha perdido su importancia, ha perdido mucho de su consistencia, de la
cual extraía lo esencial de su poder protector. La movilidad generalizada impuesta a las
situaciones laborales y las trayectorias profesionales (véase el capítulo anterior) sitúa la
incertidumbre en el centro del porvenir en el mundo laboral.
Me parece que la vía regia a explorar es la de la búsqueda de nuevos derechos capaces de
dar seguridad en esas situaciones aleatorias y asegurar las trayectorias marcadas por la
discontinuidad.
Desde esta óptica, en la actualidad hay que volver a examinar el estatuto del empleo. En la
sociedad salarial, las garantías con las que se beneficia el trabajador están vinculadas a las
características y a la permanencia del empleo. El trabajador “ ocupa” un empleo y recibe de
él, a la vez, obligaciones y protecciones.
En la actualidad cada vez más asistimos a una fragmentación de los empleos, no sólo a
nivel de los contratos laborales propiamente dichos, sino también a través de la
flexibilización de las tareas de trabajo. De ello resulta una multiplicación de situaciones de
fuera-de-derecho, o de situaciones débilmente cubiertas por el derecho, lo que Alain Supiot
llama “ las zonas grises del empleo” : trabajo a tiempo parcial, intermitente, trabajo “
independiente” pero estrechamente subordinado a un contratista o demandante, nuevas
formas de trabajo a domicilio como el teletrabajo, tercerización o subcontratación, trabajo en
red, etc. Al mismo tiempo, el desempleo aumentó y las alternancias de períodos de
actividad e inactividad se han multiplicado.
Parece entonces que la estructura del empleo, en una cantidad creciente de casos, no es ya
un soporte suficientemente estable para asociarle derechos y protecciones realmente
permanentes. Una respuesta a esta situación consistiría en transferir los derechos del
estatuto del empleo a la persona del trabajador.
Amplios sectores del empleo ya pasaron de un régimen estable a lo que se puede llamar un
régimen transicional que conlleva cambios de orientación, bifurcaciones, períodos de
interrupción y a veces rupturas. La movilidad del empleo acarrea de ahora en más
frecuentes pasajes, o transiciones, no sólo dentro de un mismo empleo sino también entre
dos empleos y a veces entre empleo y pérdida de él.
La amplitud de las desregulaciones que afectaron a la organización del trabajo este último
cuarto de siglo, la profundidad de las dinámicas de individualización que reconfiguran el
paisaje social, no incitan a hacer gala de un optimismo exagerado. Pero no por ello hay que
ceder el paso al espíritu catastrófico como si fuera la única posibilidad de lectura del
porvenir. La mutación reciente del capitalismo ha chocado de frente con el compromiso
social de la sociedad salarial que, mal que bien, había equilibrado la exigencia, gobernada
por el mercado, de producir al menor costo el máximo de riquezas, y la exigencia de
proteger a los trabajadores que son, tanto como el capital, los productores de esas riquezas.
Sigue abierto el interrogante de saber si se trata de un período transitorio entre dos formas
de equilibrio -entre el capitalismo industrial y un nuevo capitalismo que aún no sabemos
cómo calificar-, es decir, de un momento de “ destrucción creadora” , como diría
Schumpeter, o del régimen de crucero del capitalismo de mañana.
En gran medida, sólo se podrá neutralizar el aumento de la inseguridad social si se le da, o
no, seguridad al trabajo.

Castel - La dinámica de los procesos de marginalización: de la vulnerabilidad a la


exclusión.
Se trata de intentar captar la marginalización, realmente como un proceso y de comprender
la situación de esos individuos como el desenlace de una dinámica de exclusión que se
manifiesta antes de que produzca esos efectos completamente desocializantes. La
marginalidad profunda se representa así al final de un recorrido.
Está alimentada por desregulaciones que afectan también a individuos que están en peligro
de caer en esta zona de exclusión, o de cuasi exclusión que representa la marginalidad
profunda.
Pobreza, deficiencia y dinámica de marginalización
A. La aproximación en términos de pobreza
La dimensión económica pura jamás da la información suficiente como para decidir quién es
“pobre”. Aún más, existen formas de pobreza real que, con razón o sin ella, no crean
problemas. Hay una pobreza integrada. Hay una indigencia integrada que no es
marginalidad.
Es así como el nivel de recursos económicos, cualquiera sea el grado o umbral que se le
establezca, no es más que un elemento para caracterizar las situaciones marginales.
B. La aproximación clasificatoria de las categorías dependientes.
La lógica de los servicios sociales procede generalmente a partir del recorte de
poblaciones-blanco, se moviliza para ellas recursos y especialistas, y se definen
instituciones especiales a partir de constatar que cada una plantea un problema específico.
EL modelo presente detrás de esta orientación es la relación de servicio: poner en
correspondencia a esos blancos poblacionales con competencias profesionales e
instituciones específicas. Este abordaje tiene sus méritos pero también presenta por lo
menos dos inconvenientes que hacen dudar de que esta sea la mejor via para hacerse
cargo de la marginalidad. Primero, implica a menudo un carácter estigmatizante ya que
cada vez hay más formas nuevas de marginalidad que se ajustan a los sistemas de
categorización.
El desplazamiento puede acarrear un beneficio práctico, suscitando formas, igualmente
transversales, de hacerse cargo de esas poblaciones marginalizadas.
Las cuatro zonas
Doble proceso: de desenganche en relación al trabajo y en relación a la inserción relacional.
Esquematizando distinguimos tres valores en cada uno de los ejes: trabajo estable-trabajo
precario; no trabajo e inserción relacional fuerte; fragilidad relacional-aislamiento social.
Acoplando esos valores en dos se obtienen tres zonas, la zona de integración (trabajo
estable y fuerte inscripción relacional), la zona de vulnerabilidad (trabajo precario y fragilidad
de los soportes relacionales) y la zona de marginalidad, zona de desafiliación para marcar
bien la amplitud del doble desengancha: ausencia de trabajo y aislamiento relacional.
● La zona integrada está representada por aquellas personas que gozan de gran
seguridad en el empleo y están insertos en redes de dependencia fuertes y
coherentes. Sin embargo, muy frecuentemente son pobres pero no “plantean un
problema”, excepto si se desenganchan y se deslizan a la zona de vulnerabilidad.
● La zona de vulnerabilidad comprende a los pequeños trabajadores independientes,
sin reservas económicas que no están incluidos en el sistema corporativo y no se
benefician de sus garantías. Su inestabilidad es crónica y siempre están en peligro
de caer en la tercera zona.
● El personaje tipo de la zona de marginalidad es el vagabundo. No trabaja y está
desvinculado de todo soporte relacional. En consecuencia caen sobre él medidas
represivas crueles desde el exilio hasta la muerte en casos extremos.
● El tratamiento de la indigencia invalida representa así una cuarta zona, la zona de
asistencia. Está cumple con una protección cercana sobre la base del “domicilio de
emergencia”.
Asistencia generalizada y marginalidad residual
La marginalidad es la antítesis de la modernidad y la forma moderna de lo a-social:
caracteriza a los dejados a cuenta del progreso, a todos aquellos que no han podido o no
han querido someterse a las presiones del desarrollo.
En ese contexto pueden distinguirse dos formas principales de marginalidad: una
marginalidad libre caracterizada por su distancia en relación al trabajo regular, pero también
en relación a las formas organizadas de la protección próxima representada por la
asistencia. El marginal se organiza una existencia precaria en los intersticios de la vida
social. No es realmente un “asistido” en la medida en que sólo tiene relaciones puntuales
con los servicios sociales.
El segundo grupo de marginales es sustraído de la vida social ordinaria y se encuentra
institucionalizado en espacios separados. La propensión de los servicios médicos y sociales
es la de caracterizar a esas poblaciones a partir de una deficiencia específica. A ellos
también se los provee de un status establecido sobre la base de una deficiencia, les impone
un régimen especial y un tratamiento fuera de lo común.
La reactivación de la vulnerabilidad
Los fenómenos de exclusión representaban excepciones y arcaísmos en relación a los
progresos de la modernidad. Uno podía acomodarse a ellos o indignarse pero no
cuestionaban la dinámica social general. Con respecto a esta coyuntura me parece que el
hecho nuevo, desde hace unos quince años, es el reflote de la vulnerabilidad tal como la
caracteriza, en tanto conjunción de la precarización del trabajo y de la fragilización de los
soportes relacionales. Me parece que ese desarrollo de una zona inestable, entre
integración y exclusión renueva, al menos parcialmente, la problemática de la marginalidad.
El fenómeno de desestabilización fraccionó de manera importante el mercado de empleo.
Se percibe así que la precariedad del trabajo o la desocupación y la debilidad de las redes
relacionales están a menudo asociadas y aumentan los riesgos de deslizamiento de la
vulnerabilidad en lo que he denominado la desafiliación, es decir el acoplamiento pérdida de
trabajo-aislamiento relacional. Tanto más cuanto la fragilidad de la estructura familiar va
frecuentemente aparejada a situaciones de deterioro de las redes de sociabilidad popular.
Marginalidad y prácticas de inserción
Así, al lado de las formas tradicionales de marginalización que subsisten vemos aparecer
nuevas, a partir de las recomposiciones más recientes del aparato reproductivo, de la
fragilización de la estructura familiar y de la crisis de la cultura obrera.
El problema es difícil. Sin pretender aportar una solución quisiera defender los méritos de
una asistencia global de esas poblaciones, desde una perspectiva de inserción que no pase
necesariamente por su recorte en categorías específicas. Sí es cierto, que la marginalidad
profunda es el extremo de un proceso de alejamiento con respecto al trabajo y de
aislamiento social, en adelante esta condición de desafiliación pesa más que las peripecias
particulares que condujeron a ella. Esta condición común puede entonces incitar a definir
estrategias de inserción cuyo ideal sería negociar con esas personas un compromiso para
llenar ese vacío social. Se trata menos de intentar reparar una deficiencia a partir de un
diagnóstico de acuerdo con el modelo clínico todavía tan presente en el trabajo social, que
de elaborar un programa práctico destinado a movilizar las capacidades del sujeto para salir
de su situación de excluido.
Inserción responde a la exigencia de no dejar que el individuo marginal se enquiste en una
situación de desocialización, sean cuáles fueren las razones que lo condujeron a esta
exclusión y la distancia a la que se encuentre en relación a las condiciones de una vida
“normal”.
Existe entonces un proceso de descenso que va de la integración a la exclusión, pasando
por la vulnerabilidad. Inversamente se puede concebir la inserción como una estrategia para
remontar está pendiente reconstruyendo soportes a la vez relacionales y ocupacionales
para arrancarle a la exclusión a aquellos que progresiva o bruscamente se
desengancharon. La posibilidad de ese doble movimiento sugiere que la exclusión no es un
destino. Las intervenciones son posibles, por un lado dentro de una perspectiva preventiva,
para consolidar la zona de vulnerabilidad e intentar evitar la caída en la marginalidad y por
otro lado, en la zona de desafiliación para tratar de evitar la instalación en los márgenes que
transforme las dificultades para insertarse en exclusión definitiva.

Baró - Procesos psíquicos y poder


1. Psicología y política: la psicología política
Por psicología política cabe entender, cuanto menos, dos sentidos muy diferentes: a) la
psicología de la política, es decir, el análisis y la comprensión psicológica de los
comportamientos y procesos políticos, y b) la política de la psicología o la psicología en
cuanto política, es decir en cuanto también la psicología representa unos determinados
intereses sociales y, por lo tanto, sirve como instrumento de poder social.
Aquí nos referimos fundamentalmente a la primera acepción: la psicología de la política y,
en concreto, la psicología de la vida política tal como se da en los países latinoamericanos.
Lo que se pretende es establecer unas bases teóricas que permitan examinar el quehacer
político desde la perspectiva de la psicología y, más específicamente, desde la perspectiva
de la psicología social.
La psicología, el quehacer psicológico teórico y aplicado, como cualquier otra actividad, está
condicionada por los intereses sociales en juego. Con razón se ha podido afirmar que,
mayoritariamente, la psicología que se aplica en nuestras sociedades latinoamericanas está
demasiado ligada a la perspectiva de las clases dominantes, es decir, a los intereses de
clase de aquellos que detentan el poder. Y si una funcionalidad política (conservadora en
este caso) está impregnando el quehacer de los psicólogos en áreas aparentemente
inocuas, como el rendimiento escolar ó los trastornos comportamentales, con mucha mayor
razón habrá que tomar en cuenta la política de la psicología, su funcionalidad e impacto
políticos, en esa área donde se dirimen por excelencia los conflictos sociales, que es la vida
política.
Habrá que construir una psicología política de la vida política, es decir, una psicología sobre
la política consciente de sus condicionamientos sociales y, por lo tanto, que en lugar de
asumir una presunta asepsia científica, parta de una conciencia clara de sus presupuestos,
de su incardinación social y, por lo tanto, de los alcances y limitaciones de su propia
perspectiva. En este sentido; no podemos contentarnos con aplicar sin más al ámbito de la
política unas teorías y modelos psicológicos ya elaborados, sino que debemos examinar lo
que de psíquico hay en el quehacer político de nuestras sociedades, sabedores de que ese
examen es parte, y parte interesada, de los mismos procesos y conflictos que se están
analizando.
La respuesta no por obvia es menos importante: la psicología debe estudiar estos hechos
porque son personas o grupos los que los realizan. Se trata de acontecimientos humanos, y
sus actores están sometidos a los mismos determinismos y condicionamientos cuando
actúan en política que cuando conforman la familia, educan a sus hijos o se integran a un
equipo de trabajo. Por ello, es necesario preguntarse en qué medida el carácter de esos
acontecimientos políticos, la forma concreta que adquieren, depende precisamente del
hecho de haber sido realizados por determinada persona y no por otra, por haber sido
ejecutados por un determinado grupo y no por otro.
Dos conclusiones provisionales se siguen de esta reflexión inicial. En primer lugar, lo
psíquico sí puede ser un elemento importante en la determinación de algunos
acontecimientos políticos y, por lo tanto, la psicología tiene un aporte que hacer al análisis
político. En segundo lugar, la psicología no puede pretender convertirse en la hermenéutica
de la política o dar razón de todo el ámbito de la política, entre otras razones porque hay
muchos acontecimientos políticos cuyo carácter no es influido por la mediación de los
actores; el aporte específico de la psicología debe reducirse al examen del comportamiento
político (el comportamiento en cuanto mediación de la política), es decir, a la política en
cuanto es actuada por personas y grupos.
¿Que determina que un acto humano tenga un carácter político? En principio, existen tres
posibles respuestas: a) que sea determinado por quién lo realiza, es decir, por el carácter
del actor; b) que sea definido por el que se hace, es decir, por el carácter del acto mismo
realizado, y c) que dependa del sentido social de lo que se hace, es decir, de la relación del
actor y su acto con el orden social en el que lo realiza.
A. Una primera posibilidad consiste en que el carácter político de un comportamiento
sea determinado por el carácter del actor que lo realiza. Así, serían políticos aquellos
comportamientos realizados por quienes ocupan cargos gubernamentales o
desempeñan funciones en el aparato estatal. Sin embargo, muchos actos políticos
pueden ser realizados por quienes no ocupan un cargo en el aparato estatal. Así,
pues, si hay actos que adquieren un sentido político por quien los ejecuta, muchos
otros actos son políticos independientemente de quien los realice. Por ello, hay que
afirmar que la especificidad política de un comportamiento no proviene de quién lo
ejecute, por lo menos, no proviene siempre o necesariamente.
B. Una segunda es que el carácter político dependa del tipo mismo de comportamiento
realizado. En otras palabras, los políticos serían ciertos actos específicos,
independientemente de quién los realizará. Así como hay comportamientos que son
políticos no importa quién los realice (como el acto de votar en una elección
presidencial), hay también como veíamos actos que adquieren carácter político por
el tipo de actor que los ejecuta. Cualquier acción, hasta la más inocua, puede
adquirir carácter político si quien la realiza es el presidente de un país. Otra posible
respuesta es que políticos son aquellos actos que involucran poder, es decir,
aquellos actos en los que se ejercita algún poder.
El poder, como se verá más adelante, constituye un diferencial de recursos que se
puede producir en toda relación humana, desde el juego entre niños en un jardín de
infantes hasta la organización de actividades en un asilo de ancianos, pasando por
el enamoramiento de dos jóvenes o el desarrollo de una cooperativa agrícola. Y no
parece que todos estos actos y procesos deban ser calificados como políticos. Pero
si lo que se pretende afirmar al identificar política con poder es que político es aquel
acto que ejercita un poder político, lo único que se está haciendo es remitir la
identificación del carácter político.
C. Una tercera posibilidad consiste en situar la especificidad política de un
comportamiento en su relación de sentido con las fuerzas y el orden existente en
una determinada formación social. En la medida en que una actividad promueva los
intereses de un determinado grupo social y que afecte o influya en el equilibrio de
fuerzas sociales y en el orden social tal como se encuentran en un determinado
momento, esa actividad tiene un carácter político. Para este enfoque, una actividad
será tanto o más política cuanto más influya o condicione el orden establecido o los
procesos que se dan entre las fuerzas sociales existentes. el poder es entonces un
instrumento de la política, no su fundamento. Este planteamiento nos parece más
adecuado que los anteriores. No son propiamente los actores ni los actos en sí los
que determinan su carácter político, sino la relación de cualquier acto realizado por
cualquier actor con el orden establecido en una sociedad. En la medida en que ese
acto ejerza un influjo, a favor o en contra, de mantenimiento o de cambio, en el
sistema existente, tiene un carácter político.
A la luz de las reflexiones anteriores, podemos definir la psicología política como el estudio
de los procesos psíquicos mediante los cuales las personas y grupos conforman, luchan y
ejercen el joder necesario Para satisfacer determinados intereses sociales en una formación
social. Esta definición contiene tres elementos esenciales: 1) los intereses sociales de una
formación social; 2) su mediación en procesos psíquicos, y 3) la conformación, lucha y
ejercicio comportamental del poder.
A. Intereses sociales: Lo que sí es común, como lo es a cualquier sociedad de clases,
es el hecho de que las clases sociales tienen intereses opuestos, más aún, que es
precisamente la oposición de esos intereses -la lucha de clases- la que da origen a
su forma concreta como clases sociales. Son, por lo tanto, esos intereses sociales
los que, en última instancia, pone en juego la actividad política.En la política pueden
intervenir así no sólo los grandes intereses de las clases sociales existentes en una
determinada formación social, sino también intereses sectoriales, gremiales,
coyunturales, y hasta familiares y personales. Todos estos intereses son
mediaciones de los intereses de clase, a los que se deben remitir en última
instancia; pero no todo lo que se hace presente en la actividad política corresponde
a esos intereses de clase y, a veces, ni siquiera la mayor parte. Que un
comportamiento sea político significa que desempeña un papel en la confrontación
social de intereses de clase y grupales.
B. Articulación en procesos psíquicos: Los intereses sociales son actuados en cada
situación y circunstancia por actores concretos, personas o grupos. Los actores y
sus actos son políticos en cuanto que, mediante su comportamiento, tratan de
avanzar unos intereses sociales en el marco de la confrontación social en el interior
de un determinado sistema. Pero es esa mediación comportamental precisamente la
que interesa a la psicología política.
C. Constitución, lucha y ejercicio de poder: Puesto que el comportamiento político o en
cuanto político persigue avanzar unos intereses sociales en el interior de una
formación social, requiere del poder, es decir, de la capacidad para imponer esos
intereses frente a otros contrarios o excluyentes que se dan en la misma formación
social. La articulación psíquica involucra tres aspectos: la constitución del poder, su
ejercicio y la lucha de poder, todo ello frente a otras fuerzas sociales.
● Constitución del poder: La psicología política trata de examinar en qué
medida la mediación de personas y grupos contribuye, positiva o
negativamente, a potenciar la satisfacción de unos intereses sociales. El
psiquismo constituye entonces un recurso de poder: el carácter de las
personas, su fortaleza o debilidad, la consistencia o la inconsistencia de sus
actitudes, se convierte en una fuente que da o quita poder a la hora de
articular los intereses sociales.
● Ejercicio del poder: Los actores pueden tratar de lograr que avancen unos
intereses sociales mediante comportamientos que ponen en juego distintas
formas y cantidades de poder
● Lucha por el poder: La búsqueda de satisfacción para unos determinados
intereses sociales supone la confrontación con aquellas otras fuerzas que
pretenden llevar adelante otros intereses sociales. Pero esta confrontación
de intereses, que articula la lucha de clases a diversos niveles de interacción
social, pasa también, al menos parcialmente, por mediaciones psíquicas
Lo que ocurre es que la psicología política es un apartado de la psicología social. En
otras palabras, toda psicología política es psicología social, aunque no toda la
psicología social es política.
Las "posibilidades y condiciones de posibilidad" apuntan al problema del poder de
los actores o sujetos en una determinada formación social, es decir, a su capacidad
comportamental real para afirmarse y avanzar históricamente tinos intereses, tanto si
son los suyos o los de su clase como si son los intereses de otras personas, grupos
o clases. Pero esa capacidad comportamental no es algo que pueda medirse en
abstracto, sino que debe medirse en las relaciones concretas entre los actores en el
interior de cada ordenamiento social. De ahí la necesidad de clarificar lo que
constituye el poder político desde la perspectiva psicosocial.
2. Análisis psicosocial del poder político
Naturaleza y elementos de poder
No todo poder es sin más político, es decir, no todo poder está inmediata o directamente al
servicio de unos intereses sociales en el contexto de un orden establecido.
El poder no es una cosa que se posea, como se posee una casa o, incluso, corno se tienen
("posee") unas cualidades humanas. En este sentido, es importante distinguirlo de los
recursos que, en una determinada circunstancia y para determinada actividad y objetivo,
proporcionan poder. El poder desde una perspectiva psicosocial constituye una
característica que surge en las relaciones sociales, tanto las que se dan entre individuos
como las que se dan entre grupos.
El poder no es por lo tanto algo extrínseco a las relaciones, sino que el carácter mismo de
las relaciones humanas se define en buena medida por el poder que en ellas actúa. De este
modo, tanto las relaciones como los actores relacionados se constituyen sobre la base del
ejercicio del poder social. En consecuencia, podemos entender el poder con cuatro notas: a)
su carácter relacional, b) su fundamento objetivo, c) su naturaleza intencional, y d) su efecto
constituyente.
a. El poder es una característica ele las relaciones entre personas o grupos. Toda
relación es definida en buena medida por el poder que se da en la confluencia
política de los actores y los intereses que articulan.
b. El poder se basa en los recursos de que disponen los actores en una determinada
relación. Es importante insistir en que los recursos no son el poder, sino la base del
poder. Por supuesto que cuantos más y más diversos recursos se posean, más
probabilidad hay de que se logre poder en las relaciones sociales
c. El poder se define frente a unos objetivos concretos. El poder no sólo surge en una
relación social, sino que se estructura con respecto a un fin. Indudablemente, el
poder político busca el control social en su sentido más amplio, es decir, el
sometimiento del orden social a unos determinados intereses grupales o de clase,
aunque en diversas áreas y distintas formas, lo que determina fines políticos
parciales o sectoriales.
d. Finalmente, el poder no es externo a la relación, sino que configura esencialmente
el carácter de la relación e incluso el carácter mismo de los actores que se
relacionan.
El poder político
Todo poder puede ser considerado político en un sentido amplio y, en todo caso, puede ser
empleado políticamente. Pero, en un sentido más restringido, el poder político es aquel
diferencial de recursos que surge en las relaciones sociales y con el cual se trata de que el
ordenamiento social y/o su funcionamiento respondan a los intereses sociales de un
determinado grupo o clase social.
El análisis concreto del poder político requiere examinar en cada caso los cuatro aspectos
constitutivos de] poder:
1. Los actores políticos. Hay que preguntarse quiénes son los principales grupos o
personas involucrados en cada relación política, sin quedarse en el dato positivo o
aparente.
2. Recursos disponibles en la relación (activados). La comprensión del poder político
de un determinado actor requiere examinar los recursos de que dispone y puede
utilizar en cada relación y circunstancia específicas
3. Objetivos buscados. Para comprender un comportamiento político es necesario
preguntarse qué es lo que. está en juego, qué es lo que los actores pretenden
realizar o conseguir'. ¿Buscan los diversos actores unos mismos objetivos o son
distintas sus metas? Son esos objetivos compatibles o incompatibles de tal manera
que la satisfacción para uno requiera necesariamente la insatisfacción para los
otros? Por supuesto, es preciso aquí vincular el objetivo concreto que cada actor
pueda perseguir a los intereses sociales que articula. No siempre y quizá ni siquiera
la mayoría de las veces aparecerán. Con claridad esos intereses; incluso se
ocultarán y negaran, como tiende a ocultarse: y negarse el ejercicio del poder. Pero
el verdadero alcance político, de cada objetivo sólo se entiende con claridad a la luz
de esa vinculación a ,los intereses sociales, es decir, por el hecho de que constituye
una instancia concreta a través de la cual una clase social trata de adelantar sus
intereses
4. Efecto histórico del poder. El surgimiento del poder en las relaciones políticas va a
definir de un modo primordial el carácter de esas relaciones así como el de los
mismos actores que intervienen en ellas. Lo que es un presidente de un país, lo que
son los oficiales de un ejército o lo que son las relaciones entre uno y otros es
definido, día tras día, por la existencia del poder. Constitucionalmente, un presidente
puede ser el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de su país, pero en la
práctica puede no contar con ningún poder real frente a ellas y tener que someterse
continuamente a su juicio y a los intereses que los militares articulan.

Aubert y Gualejac - El coste de la excelencia


Introducción: la cara oculta de una sociedad de conquista
El libro best seller intentaba resaltar los principales atributos que caracterizaban a los
“excelentes”: haber apostado por la acción, escuchar a los clientes, favorecer la autonomía
y el espíritu innovador, asentar la productividad en función de la motivación del persona y
sobre todo, movilizar a este personal en torno a un valor clave, una filosofía de empresa y
un proyecto concreto con el que todos pudieran identificarse.
La voluntad de alcanzar la excelencia, la búsqueda de la calidad total, el logro del “cero
defectos” llevó a que haya “cero respiros”, la carrera por lograr una mayor productividad se
convierte en una obsesión y la lógica managerial, acaba por imponerse en todos los
terrenos, incluidos el sector público y los colectivos de ámbito local, hasta convertirse en el
modelo de referencia de la organización eficaz y bien gestionada.
Será en la empresa, a través de ella y gracias a ella que el hombre puede (¿y debe?) llegar
a ser el mismo.
Sin embargo, podemos dar cuenta de una sobredosis de productividad, la cara oscura de la
moneda de la sociedad de la conquista. La lógica managerial es tenaz y la organización le
pide al individuo que haga frente a los problemas en términos de gestión. Se le invita a que
aprenda a “administrar su estrés” y a realizarse.
La búsqueda de la excelencia en el seno de la organización induce a un número elevado de
individuos a un desafío permanente para superarse.
Sí los procesos sociales y los procesos psíquicos son heterogéneos porque responden a
fenómenos de naturaleza distinta, no es por ello menos cierto que existen, entre ambos,
vínculos de correspondencia y ligazón. La acción de las estructuras sociales sobre los
individuos se ejerce por mediación de mecanismos que rigen los procesos psíquicos e
inversamente, los procesos psicológicos no generan las organizaciones sociales y sus
relaciones, pero se integran en ellas de manera más o menos coherente. Estos procesos
son empleados por las empresas y actúan sobre el comportamiento y las vivencias de sus
miembros y los resortes psicológicos que estas empresas utilizan en especial para atraer y
“producir” el tipo de individuos que necesitan para funcionar.
El sistema psíquico organizacional
Si bien la organización y la personalidad son dos organizaciones distintas, de naturaleza
diferente, que obedecen a leyes que les son específicas, su relación se organiza de acuerdo
con los principios del análisis sistémico: elementos de la organización interactúan con
elementos del aparato psíquico y el conjunto de estas interacciones compone un sistema
para el que nosotros proponemos la denominación de “sistema psíquico organizacional”.
¿Que es el sistema psíquico organizacional?
El sistema psíquico organizacional ordena en un todo coherente los procesos que
comunican, por una parte, el aparato psíquico de los individuos que componen una
organización y, por otra parte, los dispositivos, las políticas, los procedimientos que la
organización ha desplegado para cumplir sus objetivos.
Se trata pues, de una estructura intermediaria que conecta el funcionamiento personal y el
funcionamiento institucional, que armoniza las correspondencias entre estructuras sociales
organizacionales y las estructuras mentales de los individuos.
Nos encontramos aquí en la articulación de dos niveles diferentes de la realidad. El aparato
psíquico es dinámico y abierto en constante relación con el cuerpo y el entorno. Mientras
que las organizaciones son elementos con sus propias lógicas de funcionamiento
parcialmente independientes de los mecanismos económicos, sociales y culturales de las
que son el producto. Obedecen a leyes particulares que dependen de la especificidad de la
acción colectiva organizada. Pero estos mecanismos están en correspondencia con
elementos de naturaleza diferente que influyen en ellos. Así, elementos económicos,
culturales, psicológicos, repercuten sobre las lógicas organizacionales modificando su
curso.
El sistema managinario es un cierto tipo de funcionamiento psíquico. Estas descripciones
muestran que hay correspondencias entre el modo de funcionamiento organizacional y el
modo de funcionamiento psíquico de los individuos que componen la organizaciones. Estas
correspondencias, estos procesos de influencia, estos mecanismos de acoplamiento entre
estos registros, constituyen un sistema que es el producto híbrido de la relación
individuo/organización.
Las organizaciones tienen un modo de funcionamiento dominante que requiere un cierto
tipo de personalidad y un modo de funcionamiento psíquico particular.
Las organizaciones procuran producir un cierto tipo de individuo, moldearlo a su imagen,
adaptarlo a sus exigencias. Las empresas jerárquicas de tipo taylorista procuran producir
individuos obedientes, respetuosos con la autoridad y las reglas, por el contrario, las
empresas managinarias procuran producir individuos motivados por el triunfo profesional, la
persecución de los resultados, la iniciativa individual: lo que hemos definido como “el
hombre managerial”.
Pero esta producción no tiene un sentido único. Los individuos “invierten” en las
organizaciones desde y en función de su propio funcionamiento psíquico (invertir = escoger
y actuar en). Procuran adaptar las empresas a sus propios deseos. Contribuyen a producir
organizaciones que satisfacen sus exigencias conscientes e inconscientes. Inventan reglas,
procedimientos, disposiciones, todo tipo de expresiones institucionalizadas de su inversión
psicológica. Las organizaciones producen las personalidades que necesitan y los individuos
moldean las organizaciones para adaptarlas a sus necesidades.
El modo de funcionamiento organizacional y el modo de funcionamiento psíquico son así
objeto de un apuntalamiento recíproco, de un reforzamiento mutuo, de una
complementariedad dinámica. Se organizan según un principio de causalidad circular, en la
que cada elemento contribuye a interactuar con los demás, lo que produce el efecto de
modificarlos en el sentido de una correspondencia mutua y de establecer vínculos estables,
múltiples, homogéneos entre ellos.
Esta estructura intermediaria, espacio transicional ni puramente psicológico ni puramente
organizacional, sistema de vínculos y de relaciones, constituye el sistema psíquico
organizacional. Espacio de mediación entre los individuos y las organizaciones.
El concepto de sistema psíquico organizacional incorpora la noción de espacio transicional
propuesta por Winnicott. Es a la vez, espacio psíquico y espacio organizacional. Es un
sistema co-construido, a la vez individual y colectivo.
Sistema en el sentido de que está compuesto de elementos de diversa naturaleza pero
enlazados uno con los otros. Es un sistema co-construido ya que es el producto de lo
organizacional y del funcionamiento psíquico. Y es un sistema colectivo ya que es un
funcionamiento compartido por el conjunto de individuos que lo componen. Cada individuo
se adapta al modo de funcionamiento y a modificarlo.
Una vez instalado el sistema psíquico organizacional deviene parcialmente autónomo con
respecto a los individuos que han contribuido a su creación. El sistema producido pasa a ser
productor en el sentido de que tiende a influir en el funcionamiento psíquico de los
empleados y en el funcionamiento de la organización. El sistema psíquico organizacional
funciona como un bombeo que transforma la energía libidinosa en fuerza de trabajo.
Aparato psíquico y sistema psíquico organizacional.
La organización no es ni una persona ni un sujeto. No tiene inconsciente. No funciona como
un aparato psíquico, hay que mantener su estatuto de objeto. Pero en tanto que producción
social, es objeto de inversiones individuales y colectivas, entendiendo el término inversión
en su sentido psicológico. Es una superficie de proyección, de introyeccion, de idealización
que moviliza y canaliza las pulsiones de deseo y la influencia de funcionamiento psíquico de
los individuos que la componen.
El aparato psíquico se constituye sobre un eje diacrónico: cada etapa produce una
transformación del funcionamiento anterior y determina el funcionamiento ulterior. Con lo
que está clara la importancia de la historia del sujeto para comprender sus características
actuales. Pero se constituye también en la sincronía: El aparato psíquico es un sistema
abierto influido constantemente por el entorno y las modificaciones del contexto.
Así, las diferentes organizaciones sociales que el individuo atraviesa solicitan un cierto tipo
de funcionamiento e influyen en su aparato psíquico. Según la personalidad del individuo,
es decir, la manera en que se ha constituido su aparato psíquico, aquel está más o menos
preparado, programado, atraído por tal o cual organización y se proyectó en ella de tal o
cual manera. Al mismo tiempo, las organizaciones solicitan un modo de funcionamiento
particular, diferente según su tipo y según los lugares que el individuo ocupe en ellas, que
repercute en la personalidad y que al final puede modificar las relaciones entre las
diferentes instancias del aparato psíquico.
Es precisamente en este proceso de ajuste entre el individuo y su puesto, entre el aparato
psíquico y el funcionamiento de la organización, donde interviene el sistema psíquico
organizacional que se encuentre en el cruce entre dos movimientos:
● Lo que es común al conjunto de los aparatos psíquicos individuales. Es una
producción psíquica colectiva.
● Forma parte del funcionamiento de la organización y se impone a los individuos que
la componen obligándoles e invitándoles a pensar y a comportarse de cierta manera.
En este sentido es una producción organizacional.
En este doble movimiento los elementos se cierran los unos sobre los otros de forma
permanente y estable. Aquí encontramos el principio de homeostasis. Una vez instalado, el
propio sistema produce los diferentes elementos que aseguran su consolidación, lo que
entraña una serie de consecuencias:
➢ Adquiere una cierta autonomía respecto de la organización y de los individuos.
➢ Aparece un sistema que debemos interiorizar si queremos estar bien en él.
➢ El sistema psíquico organizacional deviene productor de lo que lo ha producido.
El sistema psíquico managerial
El efecto espiral parte de un nivel muy arcaico donde el deseo y el sufrimiento psíquico
ligado a la historia personal del individuo son captados por imágenes organizacionales
fantasmales y más tarde reenviadas al manager en términos “profesionales”. El proceso se
cierra cuando este último se aplicará a las disposiciones propuestas por la organización a
fin de reducir su angustia o satisfacer sus deseos. Al final, el trabajo y las exigencias de la
organización se convierten en una necesidad psicológica. Hay una transformación de la
energía libidinosa en fuerza de trabajo.
El sistema psíquico organizacional transforma una angustia intrapsíquica ligada a la historia
personal del manager. La empresa coloca al manager en una situación de ansiedad
permanente, al tiempo que le proporciona los medios para combatirla mediante modos de
funcionamiento a la vez útiles para la organización y defensivos para el individuo. Esta
tensión provoca una excitación, y es la búsqueda de esta excitación lo que provoca la
intensidad del placer. Cuando la excitación deja de estar presente, se corre el riesgo de que
surja la angustia. Para luchar contra ese riesgo, el manager se entregará totalmente a su
trabajo, a la competición, a la acción. Este trabajo llega a ser entonces una necesidad
psíquica (droga).
Es así como el deseo narcisista se canaliza en el desarrollo de la carrera y como los
dispositivos de evaluación de los resultados se transforman en deseo de promoción. El ideal
de perfección y la búsqueda de lo absoluto se proyecta hacía la organización y se
transforman en exigencias de éxitos medidas esencialmente en términos financieros. En fin,
la puesta en tensión permanente provoca una agresividad reactiva que se transforma en
energía productiva y se orienta hacia objetivos financieros o comerciales. Los dispositivos
del sistema managerial reactualizan en el presente las situaciones de placer/angustia
vividas en la infancia: el manager vuelve a sentir en la empresa el placer de ganas y el
temor a perder. Constantemente la angustia que aparece en el manager, es la angustia de
la pérdida de objeto, es decir, la empresa.
Para que el individuo se adhiera y se proyecte hacia el ideal colectivo que se le propone, tal
idea debe ser asimilada por todos los miembros de la organización. Nos encontramos ante
un contrato narcisista, por el que un sujeto aplica su libido narcisista en un conjunto del que
recibe y que le ofrece reconocimiento e idealización. Este contrato narcisista tiene como
firmantes al individuo y a la empresa. Ofrece al individuo un punto de referencia que
identifica y valoriza, aportando una legitimidad exterior al desarrollo narcisista y a la
exaltación del Yo. Garantiza a la organización una adhesión y una entrega tanto más fuertes
cuanto mayores satisfacciones obtenga el sujeto en el sujeto de espejo que aquella le
devuelve.

Amador - Mutaciones de la subjetividad en la comunicación digital interactiva


Introducción
La sociedad transita por un tiempo-espacio en el que se conjugan, entre otras asociaciones
paradójicas, la singularidad y la multiplicidad, la diferencia y lo común, la micropolítica y los
proyectos amplios. Al parecer, es evidente que este intrincado escenario de fuerzas
contribuye radicalmente al advenimiento de una serie de tránsitos, transiciones y rupturas,
que interrogan componentes fundamentales de la vida, como la constitución del sujeto, la
producción del saber, el ejercicio del poder y la redefinición de relaciones entre seres
humanos y naturaleza.
La comunicación digital interactiva fenómeno que no sólo supone una recomposición
técnica, alrededor de lo que algunos refieren como convergencias digitales, sino una
profunda alteración del estatuto ontológico del sujeto, de los procesos de socialización y de
las dimensiones que promueven la creación. Se puede afirmar que estos atributos
emergentes que sitúan la presencia de sujetos y sociedades que devienen comunicativos
dan cuenta de la configuración de un nuevo programa cultural (Benjamin, 2007), en el cual
los dispositivos materiales, las nuevas modalidades de comunicación y un horizonte profuso
de hiperconexiones hacen posible la redefinición de principios, ideas, prácticas y formas de
ser y estar en el mundo, esto es, un proceso evidente de mutaciones de la subjetividad que
transcurre en escenarios múltiples y heterogéneos.
La subjetividad, por su parte, es formulada como un proceso de constitución del sujeto que
es y está en el mundo, quien transita desordenadamente por puntos, líneas, rupturas, nodos
y enlaces, que cristalizan un devenir. Así, a través de una dimensión que recupera la
historicidad de los procesos de la vida individual, psíquica y social, el sujeto es constituido,
también, mediante la configuración de un magma ontológico en el que intervienen fuerzas
de sujeción —instituciones de encierro, regímenes de saber y de poder, operaciones sobre
el cuerpo individual y el cuerpo social— (Foucault, 2005) y fuerzas de autoconstitución, las
cuales producen trayectorias singulares, extrañas y diferenciales, en torno a la gestión de la
propia vida.
Atendiendo a un análisis más reciente, en la misma perspectiva postestructuralista del
sujeto y la subjetividad, Mauricio Lazzarato (2006) propone un acercamiento a estas
mutaciones del ser, por medio de dos posibles planos de análisis: el de la noopolítica,
comprendida como una forma de constitución en la que el sujeto es modulado por las
creencias, deseos y pasiones a través de las máquinas semióticas; y el del
acontecimiento,concepto que recupera de Mijail Bajtin (1997), y que opera como potencia,
lo que significa, en términos más precisos, reconocer que algo puede ser creado en el orden
de lo posible por medio de agenciamientos que renuncian a los esencialismos, los
universalismos y las dicotomías propias de la modernidad. En tal sentido, atributos como la
diferencia, la multiplicidad y la singularidad constituyen los puntos nodales de nuevas
prácticas sociales y culturales. Se trata, entonces, de una filosofía de la diferencia y del
pensamiento menor, planteada como otra manera de estar juntos.
Con el fin de precisar los elementos que son planteados en este trabajo, como una
aproximación a la categoría comunicación digital interactiva, se propone abordar tres
aspectos: los lenguajes, los saberes y las convergencias que producen niños y niñas, a
quienes se les ha llamado, desde hace algún tiempo, nativos digitales.
Las experiencias de las infancias contemporáneas en este paisaje tecnocultural evidencian
un flujo de mutaciones de la subjetividad, que desestabilizan la noción moderna de infancia
e interrogan los discursos y prácticas de las instituciones modernas, las cuales han
pretendido gobernarlos desde el siglo xvi. Dentro de estas instituciones, la escuela ha sido
el principal exponente de toda una tecnología de intervenciones, capaz de promover
procesos de subjetivación, ligados con la inocencia y el juego, pero, a la vez, con la
sumisión y la productividad. Son múltiples las aristas de este núcleo de discusión, asunto
que resultaría difícil de tratar en este trabajo. Sin embargo, el análisis también pretende
evidenciar el pasaje de la subjetividad moderna, centrada en la modelación del niño como
tiempo de preparación para el futuro —a quien se le debe civilizar y guiar—, a niños y niñas
que quieren vivir el presente de diferentes maneras y cuyas formas de ser y estar en el
mundo desubican e interpelan las prácticas de encierro, propias de las instituciones
modernas.
Se puede admitir que sus posicionamientos como usuarios, consumidores y prosumidores
de contenidos, interacciones, repertorios culturales y experiencias en la comunicación digital
interactiva proveen otras maneras de ser, socializar, sensibilizarse y crear. Para tal efecto,
la producción e hibridación de lenguajes, la emergencia de saberes —otros— y una
circulación desordenada de convergencias culturales serán la base de su posible
consideración como nativos digitales.
La comunicación digital interactiva.
Las particularidades de este nuevo modelo de comunicación evidencian la modificación
sustancial del sujeto, la cultura, las relaciones sociales, el acceso al saber y las dimensiones
ético-políticas del orden instituido; esto es, un profuso ambiente de mutaciones en el que la
comunicación es central en la vida de las personas.
Establecer las dimensiones que constituyen este modelo de comunicación exige abordar, al
menos, dos niveles de discusión que están ligados a su condición tecnosocial y cultural. El
primer nivel está relacionado con los procesos y dispositivos que componen este modelo de
comunicación y que promueven explícita e implícitamente la producción de lenguajes,
saberes y convergencias culturales. El segundo nivel se centra, especialmente, en las
experiencias (usos, apropiaciones, reapropiaciones, interacciones) que surgen de este
paisaje comunicacional y que adquieren profundas incidencias en la producción de las
subjetividades de sus usuarios/prosumidores; en este caso, de los nativos digitales.
En relación con el primer nivel de análisis, se puede señalar de manera breve que las
propiedades que definen la comunicación digital interactiva como un fenómeno tecnosocial,
vinculado tanto con los atributos de la Web 2.0 (Santos et al., 2003; Lévy, 2007) como con
los contenidos de los dispositivos pantallizados, portátiles y en red, han configurado
progresivamente y de manera rizomática la constitución de un ambiente que posibilita la
producción de presencia en el que los sujetos narran y experimentan la vida mediante
brevedades e intersticios entre la productividad y el ocio.
Así mismo, en el interés de identificar los lenguajes, saberes y convergencias que subyacen
de las producciones que este modelo de comunicación promueve, es importante reconocer
las particularidades de los diversos contenidos que transitan por los dispositivos nómadas
entre éstos, los teléfonos móviles, los reproductores de vídeo y música y los computadores
portátiles.
En este apartado se privilegiará el segundo nivel, es decir, aquel que refiere a las
experiencias de los sujetos en la comunicación digital interactiva y su relación con
lenguajes, saberes y convergencias culturales. En tal sentido, es posible admitir que la
relación entre estos tres elementos, comprendidos como producciones emergentes que
circulan en el espectro híbrido y contaminado de las hipermediaciones, tiempo-lugar en el
que los nativos digitales experimentan su vida, permiten identificar las mutaciones de su
subjetividad.
Partiendo de que el sujeto contemporáneo se encuentra ubicado en un ecosistema
comunicacional, que no sólo procede de la novedad de un mundo social mercantilizado,
inherente a los fines de las industrias del entretenimiento, sino que, cada vez más, hace
parte de las exigencias del mundo laboral, profesional y, parcialmente, del educativo, se
puede sostener que es evidente una relación especial entre los modos de comunicación y la
estructuración de la percepción. Esto significa que la comunicación digital interactiva, bajo
las diversas formas de convergencia digital, repercute en aspectos fundamentales en la
construcción de la subjetividad, como los órdenes epistémicos, las percepciones del tiempo
y el espacio, y los mecanismos empleados por los individuos para codificar y decodificar los
modelos del orden social. Estos procesos, los cuales están explícitamente atravesados por
nuevas tecnicidades, también advienen como cultura predominante, en la medida en que,
progresivamente, se están configurando en la base de un nuevo programa cultural.
Estas consideraciones sugieren que la convergencia no sólo remite a lo digital y lo técnico,
sino que alrededor de un sujeto que deviene hiperconectado, quien accede a modalidades
de comunicación, repertorios culturales y experiencias vitales, se enlazan dimensiones
como la de su propio cuerpo, la correspondiente a vínculos que produce, con grupos
sociales, cierta sensibilidad orientada por nuevos esquemas y tropos figurativos, y un
potencial de creación que procede de fuentes icónicas, metafóricas y ficcionales. Es justo
en medio de las prácticas que subyacen en la incorporación de los sujetos en este modelo
de comunicación donde se originan dos fenómenos que dan lugar a convergencias de
nuevo orden: el surgimiento de nuevos lenguajes con sus correspondientes hibridaciones; y
la composición de saberes que demarcan nuevas formas de gestión de la vida y del orden
social y cultural.
Estas nuevas formas de componer y descomponer los contenidos que gravitan por las
pantallas, además de hacer una ruptura en los procedimientos interpretativos
correspondientes a la estructura lineal y rígida del texto tipo códice, exige articulaciones
profundas entre las dimensiones perceptuales y cognitivas del cuerpo y la mente.En tal
sentido, el tránsito de estos nativos digitales por escenarios y prácticas como las redes
sociales, los blogs, los videojuegos y los hipertextos, que circulan también a través de bytes
por las pantallas de los dispositivos nómadas, contribuyen a la conformación de una
semiosis en la que aparecen y se recomponen lenguajes visuales, digitales, orales,
auditivos, kinésicos y sinestésicos. Estos lenguajes, además de adquirir una valoración
particular dependiendo de las necesidades de sus usuarios, al operar en función de las
condiciones de comunicación específicas traen como consecuencia otros niveles de uso,
ciertas combinaciones y nuevas sintetizaciones, a la par con diversos niveles de interacción,
conectividad y colaboración.
Esta redefinición del signo como imagen invita a su alteración y deconstrucción, dado que el
ambiente de la comunicación digital se estructura y expande, cada vez más, por medio de
contaminaciones e hibridaciones que desagregan piezas, unidades y elementos de manera
rizomática, abierta y flexible. En particular, este nuevo régimen de lo visual se constituye por
medio de la profusión de lenguajes que son usados en función de necesidades de
comunicación, pero, también, de estilos de vida y perspectivas del mundo, conducentes a la
producción de saberes que están ligados a la gestión de la propia vida.
La expansión de inteligencias colectivas, las configuraciones basadas en la multiplicidad, y
la polifonía de voces se convierten, así, en un acontecimiento que introduce una nueva
aleación entre mentes, prácticas y comunidades, lo cual contribuye a la demarcación de
mundos posibles. De este modo, las prácticas colaborativas empiezan a configurar las
subjetividades de los nativos digitales, remiten a posibles y proponen el paso de los
agenciamientos de expresión a los agenciamientos de efectuación.
las generaciones más jóvenes adquieren una configuración que combina lo cognitivo, lo
sensorial y lo emotivo, alrededor de dos fenómenos enunciados anteriormente: la
emergencia de lenguajes y su correspondiente hibridación, así como la producción de
saberes que reconfiguran las relaciones sociales y la percepción de la realidad. Con estas
consideraciones, es posible admitir que el entorno de la comunicación digital interactiva, en
el marco, no sólo de la convergencia digital, sino de las convergencias culturales, es el
nuevo escenario en el que las infancias tramitan buena parte de su existencia y, por
consiguiente, el tiempo-lugar en el que producen sus subjetividades.
Comprender las tendencias de la subjetividad de estos sujetos, así como sus mutaciones,
exige abordar cómo, entre las convergencias culturales sugeridas hasta el momento,
subyacen hibridaciones de lenguajes, saberes y experiencias. Esto significa que las nuevas
formas de producción y acceso al saber, los mecanismos emergentes de socialización e
interacción, y los múltiples repertorios que promueven la creación digital, hacen parte de los
procesos que deben ser indagados en este campo de reciente aparición, de modo que sea
posible develar las distancias y/o aproximaciones entre estas experiencias producidas por
niños y niñas y los dispositivos utilizados por las instituciones de educación, regulación y
protección que los gobiernan.
Es evidente que falta mucho por explorar; sin embargo, esta relación entre comunicación
digital interactiva y cambio de época indica que se están propiciando nuevas formas de
creación y producción de saberes, por medio de la comunidad, lo colectivo, el dialogismo y
la multiplicidad. En este sentido, es importante reconocer que dichos sujetos, quienes
devienen comunicativos e hiperconectados, tienden progresivamente a ejercer prácticas
similares a las comunidades de práctica (Rheingold, 2004), a proponer otros modos de estar
juntos, a actuar como grupos que disponen proyectos, atendiendo a la diferencia de los
estilos de vida. Sin embargo, será necesario analizar, por medio de investigaciones futuras,
si las mutaciones de las subjetividades de las infancias contemporáneas, las cuales,
evidentemente, fomentan la emergencia de otros saberes y convergencias culturales, están
contribuyendo a la generación de nuevas formas de pensamiento, otras opciones de
creación colectiva y nuevas experiencias estéticas, o si son objeto, más bien, de las
prácticas del capitalismo informacional de nuevo cuño.
Mutaciones de la subjetividad contemporánea
La subjetividad es un concepto que alude a la constitución del sujeto, a su definición
discursiva y práctica, y a las condiciones que le han permitido existir y ser gestionado de
ciertos modos, al demarcar y orientar sus condiciones de existencia en el mundo12. En
consecuencia, las subjetividades deben ser comprendidas en relación con la sociedad y la
cultura, con el devenir de individuos que se sitúan en el orden social y cuyas trayectorias
existenciales circulan en medio de matrices culturales que expresan las condiciones
históricas, societales y sus respectivas fuerzas de incardinación —enunciativa, científica,
institucional, gubernativa—.
Para efectos de este trabajo se propone la exploración de dos grandes bloques de
discusión. El primero expone los principales referentes de la tradición postestructuralista,
como acercamiento a la composición ontológica del sujeto contemporáneo y el lugar que las
experiencias adquieren en la producción del magma ontológico que le permiten ser y estar
en el mundo. El segundo presenta algunos elementos sobre la producción de la subjetividad
en el tiempo presente y el concepto de acontecimiento (Lazzarato, 2006), el cual, en
oposición a los procesos de homogeneización y construcción universal de las identidades,
reivindica la diferencia, la multiplicidad y la polifonía de voces como un conjunto de atributos
que da cuenta de las mutaciones de la subjetividad, punto de partida fundamental para la
agencia de una política menor. Esto supone un distanciamiento profundo de los
metarrelatos de la modernidad.
Sin pretender cerrar este amplio escenario de debates relacionados con el sujeto y la
subjetividad, se puede admitir que es necesario hacer la lectura de las transformaciones
constitutivas de los niños y las niñas, atendiendo a sus experiencias —localizadas—, las
cuales son asumidas en este trabajo al apelar al concepto de acontecimiento, entendido
como algo que puede ser creado en el orden de lo posible (Lazzarato, 2006). Esto significa
que, más allá de un estudio que analice cómo las fuerzas de dominación y las hegemonías,
bajo sus nuevas modalidades —consumos, tecnologías, comunicación—, constituyen al
niño, interesa comprender cómo se produce el proceso de construcción de la subjetividad
desde su propio lugar ontológico, social y cultural.
Al parecer, el carácter polifónico, múltiple y rizomático que acompaña las nuevas
experiencias de niños y niñas en la comunicación digital interactiva, bajo sus diversas
posibilidades de convergencias en torno a los saberes que producen, permiten identificar
otras formas de gestión de la vida, conducentes a la creación, la agencia, la producción de
mundos posibles.
A modo de cierre
En la modernidad, la intervención de la infancia partió de una imagen ideal asociada con la
historia adultocéntrica. Este escenario contribuyó a promover un proceso de subjetivación
del niño basado en la prescripción, cuyos referentes fueron la memoria del adulto y el
conjunto de intervenciones institucionalizadas que se cristalizaron en saberes expertos, en
el marco de las prácticas clasificatorias a las que refiere Michel Foucault (2005). Sin
embargo, las experiencias que estos sujetos producen en un tiempo en el que subyace un
nuevo programa cultural caracterizado por nuevas prácticas comunicativas, manifiestan
otras características que interpelan su condición de inferioridad a partir de su tránsito por un
tiempo no adulto. Esto explica, en parte, la irrupción de apelativos y teorías acerca de su
novedad.
Por otra parte, si la infancia contemporánea sorprende de manera especial, a propósito de
sus irrupciones frente al mundo adulto, es porque está removiendo las certezas acerca de
los conocimientos e intervenciones que históricamente se habían producido sobre ella. Esto
significa que ese conjunto de saberes se muestra cada vez más incapaz de dar cuenta de la
multiplicidad de modos de transitar la infancia y de las maneras particulares en que se
explicita el devenir de los niños y las niñas. Esto hace, también, que se remueva el carácter
de las instituciones que tradicionalmente se han ocupado de la atención a la niñez, las
cuales evidencian su dificultad al intervenir sobre un cuerpo que es hoy superficie de
inscripción de discursos y prácticas que obedecen a otros principios y lógicas; entre ellos, el
mercado, los medios, las tecnologías info-comunicacionales y las estéticas de la propia
vida.
La institucionalización de los niños y las niñas y el conjunto de saberes creados para su
gobierno, especialmente, por medio de su incorporación en la escuela, han sido parte de un
mecanismo estratégico que ha procurado sostener las bases de la sociedad moderna —al
apelar al conocimiento impartido por las teorías de los expertos—, las cuales operaron de
dos maneras.
Sin embargo, en medio de los tránsitos y las transiciones que subyacen del cambio de
época a los que se ha hecho alusión a lo largo de este trabajo, han surgido otras prácticas
agenciadas por estos sujetos que manifiestan la producción y circulación de otros saberes.
Las principales características de estos saberes son: su capacidad para fugarse de los
cálculos establecidos por las teorías de los expertos, en su interés de ejercer el gobierno de
la infancia; deslindarse de los sistemas de conocimientos que emanan de los currículos de
la escuela; estar configurados bajo formatos diferentes a la linealidad de la escritura
convencional; y estar fuera del alcance de la comprensión de los adultos, en la mayoría de
las ocasiones. En tal sentido, es posible afirmar que las generaciones que hoy incardinan
esta historia de fabricaciones subjetivas, es decir, los niños y las niñas convertidos en
nativos digitales, están generando rupturas de grueso calibre frente a las instituciones
disciplinarias; están produciendo nuevas formas de acceso al saber, y están incorporando
nuevas prácticas sociales, que se marginan de los sistemas jerárquicos y centrados en el
deber ser.
Estas nuevas expresiones que, a juicio de muchos, traen como consecuencia la desviación
de los cánones del lenguaje y la apología de lo efímero, es un acontecimiento que no sólo
vehiculiza la información de manera novedosa, sino que se ha convertido en un mecanismo
por el cual se constituyen sujetos y subjetividades, para dar cuenta de irrupciones,
transiciones y continuidades ontológicas. En este caso, la condición semiótica, estética,
perceptual y social que caracteriza las nuevas convergencias producidas por estos niños y
niñas, alrededor de saberes que son creados y compartidos, es un proceso en el que se
incorporan los afectos, las emociones y las reivindicaciones individuales y colectivas de
estos sujetos, al hacer que se construya una estética de la propia existencia que acontece
como otra posibilidad de vivir juntos.

Byung-Chul Han - En el enjambre


Cansancio de la información
Una dura defensa inmunológica estrangula la comunicación. Cuanto más bajo es el umbral
inmunológico, más rápido resulta el círculo de la información. Un alto umbral inmunológico
hace más lento el intercambio de informaciones. No fomenta la comunicación una defensa
inmunológica, sino el me gusta. El círculo rápido de informaciones acelera también el círculo
del capital.
El ifs (Information Fatigue Syndrom), el cansancio de la información, es la enfermedad
psíquica que se produce por un exceso de información. El ifs afectaba, en primer lugar, a
aquellos hombres que en su profesión tenían que producir una gran cantidad de información
durante mucho tiempo. Hoy todos estamos afectados por el ifs. Y la razón es que todos
nosotros estamos confrontados con una cantidad de informaciones que aumenta
velozmente.
Un síntoma principal del ifs es la parálisis de la capacidad analítica. La capacidad de
distinguir lo esencial de lo no esencial. El diluvio de información al que hoy estamos
expuestos disminuye, sin duda, la capacidad de reducir las cosas a lo esencial. Y, de hecho,
pertenece esencialmente al pensamiento la negatividad de la distinción y la selección. Así,
el pensamiento es siempre exclusivo.
Más información no conduce necesariamente a mejores decisiones. Hoy se atrofia
precisamente la facultad superior de juicio por la creciente cantidad de información. Con
frecuencia un menos de información produce un más. Cuanta más información se pone a
disposición, más impenetrable se hace el mundo, más aspecto de fantasma adquiere. En un
determinado punto, la información ya no es informativa, sino deformativa; la comunicación
ya no es comunicativa, sino acumulativa.
Nuestra sociedad se hace hoy cada vez más narcisista. Redes sociales como Twitter o
Facebook agudizan esta evolución, pues son medios narcisistas.
Entre los síntomas del ifs se halla también la incapacidad de asumir responsabilidades. La
responsabilidad es un acto que está vinculado a determinadas condiciones mentales y
temporales. Presupone, en primer lugar, el carácter vinculante. Lo mismo que la promesa o
la confianza, ata el futuro. Estas estabilizan el futuro. En cambio, los medios actuales de
comunicación fomentan la falta de vinculación, la arbitrariedad y el corto plazo. La primacía
absoluta del presente caracteriza nuestro mundo. El tiempo se dispersa como mera
sucesión de presentes disponibles. Y, en medio de eso, el futuro se atrofia como un
presente optimado. La totalización del presente aniquila las acciones que dan tiempo, tales
como responsabilizarse o prometer.
Protocolización general de la vida
La confianza hace posibles las relaciones con otros sin conocimiento exacto de estas. La
posibilidad de una obtención fácil y rápida de información es perjudicial a la confianza.
Desde este punto de vista, la crisis actual de la confianza se debe a los medios de
comunicación. La conexión digital facilita la obtención de información, de tal manera que la
confianza como praxis social pierde importancia en medida creciente. Así, la sociedad de la
transparencia está cerca estructuralmente de la sociedad de la vigilancia. Donde las
informaciones pueden obtenerse con gran facilidad y rapidez, el sistema social de la
confianza pasa al control y a la transparencia. En todas partes dejamos huellas digitales.
Nuestra vida digital se reproduce exactamente en la red. La posibilidad de una
protocolización total de la vida suplanta enteramente la confianza por el control.
La sociedad digital de la vigilancia muestra una especial estructura panóptica. El panóptico
de Bentham consta de celdas aisladas entre sí. Los residentes no pueden comunicarse
entre ellos. Los muros hacen que los residentes no puedan verse. Con el fin de mejorar, son
expuestos a la soledad. En cambio, los habitantes del panóptico digital crean una red y se
comunican intensamente entre ellos. Lo que hace posible el control total no es el
aislamiento espacial y comunicativo, sino el enlace en red y la hipercomunicación.
Los habitantes del panóptico digital no son prisioneros. Ellos viven en la ilusión de la
libertad. La sociedad del control se consuma allí donde sus habitantes se comunican no por
coacción externa, sino por necesidad interna, o sea, donde el miedo a tener que renunciar a
su esfera privada e íntima cede el paso a la necesidad de exhibirse sin vergüenza, es decir,
donde no pueden distinguirse la libertad y el control.
Aquí cada uno observa y vigila al otro. No solo nos vigila el servicio secreto del Estado.
Empresas como Facebook y Google trabajan ellas mismas como servicios secretos.
Iluminan nuestras vidas para sacar capital de las observaciones obtenidas mediante el
fisgoneo. Las empresas espían a sus empleados. Los bancos examinan con lupa a
potenciales clientes de crédito.
El mercado de vigilancia en el Estado democrático se acerca peligrosamente al estado de
vigilancia digital. En la actual sociedad de la información, en la que el Estado y el mercado
se fusionan cada vez más, la actividad de Acxiom, Google o Facebook se acerca a la de un
servicio secreto. Se sirven con frecuencia del mismo personal.
El panóptico digital no es ninguna sociedad biopolítica disciplinaria, sino una sociedad
psicopolítica de la transparencia. Y en el lugar del biopoder se introduce el psicopoder. La
psicopolítica, con ayuda de la vigilancia digital, está en condiciones de leer pensamientos y
de controlarlos.
La posibilidad de sacar modelos de conducta de las masas a partir de grandes datos marca
el comienzo de la psicopolítica digital. Cada modelo nuevo revela un inconsciente. Así, la
cámara ofrece el acceso a lo «inconsciente óptico»:
La cámara es un medio que hace aparecer algo, algo que se sustrae a nuestros ojos, a
saber, lo ópticamente inconsciente. La exploración de datos hace visibles modelos
colectivos de comportamiento, de los que ni siquiera somos conscientes como individuos. Y,
de este modo, abre el inconsciente colectivo. En analogía con lo ópticamente inconsciente,
también podemos llamarlo inconsciente digital.
En este sentido, el psicopoder es más eficiente que el biopoder, por cuanto vigila, controla y
mueve a los hombres no desde fuera, sino desde dentro.
La psicopolítica digital se apodera de la conducta social de las masas, pues echa la zarpa
en su lógica inconsciente. La sociedad de la vigilancia digital, que tiene acceso al
inconsciente colectivo, al futuro comportamiento social de las masas, desarrolla rasgos
totalitarios. Nos entrega a la programación y al control psicopolíticos. Con ello ha pasado la
época biopolítica. Hoy hacemos rumbo a la época de la psicopolítica digital.

Lattanzi - ¿El poder de las nuevas tecnologías o las nuevas tecnologías y el poder?
Resumen
Si la modernidad fue el tiempo de la experiencia racional del mundo, la posmodernidad
plantea una experiencia donde la realidad fenoménica y la experiencia de lo virtual conviven
y se confunden. Una experiencia de lo virtual que construye una realidad a medio camino
entre lo real y lo ilusorio. Ni es plenamente ilusoria ni surge de la experiencia fenoménica
del mundo. A medio camino entre lo objetivo y lo subjetivo. Parte de nuestra vivencia
subjetiva pero tiende a objetivarse en la medida que construye efectos sobre la vida. Esto
nos lleva a pensar a su vez en la categoría de un sujeto virtual. Un sujeto que no se
configura plenamente como real pero que adquiere una identidad (por más fugaz que esta
sea) y que reclama una existencia. Surge así una nueva categoría de sujeto y de
subjetividad que se inscribe en el surgimiento de una nueva época histórica (capitalismo
tardío). Un sujeto que es pura representación y cuyo rasgo más sobresaliente es su propia
ausencia.
Y así como se puede hablar de un sujeto virtual es posible comenzar a pensar que uno de
los signos de nuestro tiempo es la existencia de un poder virtual (un rey sin cuerpo) cuyo
condición se ejerce entre la circulación de las redes comunicativas. Un poder sin centro ni
materialidad. Un poder sin rostro, tan invisible como presente.
El desarrollo de las nuevas tecnologías permiten la configuración de mundos virtuales:
navegar en la red, chatear, leer un libro o un diario por Internet, guardar los recuerdos como
imágenes digitalizadas, crear a partir de las artes digitales, asumir identidades virtuales, ver
y dialogar con otras virtualidades. Lo virtual irrumpe en nuestra vida cotidiana. Se naturaliza,
forma parte de ella. Pagar las cuentas, hablar, informarse, leer, enamorarse, recordar,
excitarse, emocionarse, conocer. Lo virtual interactúa con lo real. Más aún, lo virtual se hace
real.
Lo virtual pensado como categoría filosófica, estética y política.
Marco teórico
Para el abordaje filosófico tomamos el concepto “brecha de paralaje” expuesto por Slavoj
Zizek en su texto Visión de paralaje. La idea de Zizek es la idea de reemplazar las
antinomias típicas de la modernidad (materialismo vs idealismo; universal vs particular) por
el concepto de brecha, de tensión inherente, de no coincidencia del uno consigo mismo.
Esta inadecuación nos permite corrernos de visiones esencialistas y pensar en la posibilidad
de un desplazamiento en el objeto a partir de un desplazamiento en la mirada del sujeto.
Zizek se ocupa también de pensar la cuestión de lo real, de la esencia y la apariencia, en
donde un desplazamiento en la mirada del sujeto permite acceder a nuevos puntos de vista
sobre lo real. Esto hace que lo real se vuelva en definitiva la diferencia entre diversas
apariencias.
En el plano estético nos basamos en la concepción del desarrollo de la historia del arte
planteado por Arthur Danto. Para este filósofo habría existido una “era del arte” la cual
comprendería entre el renacimiento y la década del ´70 del siglo XX. Esta “era del arte” se
subdivide a su vez en dos períodos: el del arte como ventana y el modernismo. El primero
se caracteriza por pensar al arte como reproducción o mímesis de la realidad. La obra de
arte se transforma así en una ventana a través de la cual se puede acceder a un
micromundo espejo de la realidad. Este período comprende entre el renacimiento y la
llegada del impresionismo. El modernismo va desde el impresionismo hasta el fin de la era
del arte en los años ´70. Se caracteriza por abandonar la pretensión de mímesis de lo real y
postular la autorreflexión del arte sobre su propio medio.
En el caso tomamos prestado el concepto de Gilles Deleuze de “sociedad de control”.
Deleuze sostiene que la modernista sociedad de disciplinamiento y sus instituciones de
secuestro (la escuela, el hospital, la fábrica, la cárcel, etc.) de la cual hablará Foucault, está
entrando en crisis. Esta crisis se da entre otras cosas por los cambios tecnológicos y las
modificaciones en los sistemas productivos. La sociedad de control es una sociedad en la
que detrás de una apariencia de sociedad de “puertas abiertas” el poder ejerce un fuerte
control a partir de las posibilidades tecnológicas.
La virtualidad tecnológica
Por virtualidad entendemos la construcción de una apariencia de realidad a partir del uso de
un dispositivo tecnológico que la posibilita. La virtualidad puede tener distintos grados,
desde el uso de alguna herramienta virtual sin que eso suponga una experiencia de ruptura
total con el entorno cotidiano (por caso el uso de un Chat) hasta experiencias más radicales
donde la virtualidad sustituye a aquella otra realidad cotidiana constituyéndose en la
realidad primaria de mi percepción (el caso de ciertos videojuegos o los simuladores de
vuelo). El digital supone una cierta virtualidad en tanto transforma la materialidad del objeto
analógico en un código binario. Es decir tiende a la desmaterialización del objeto.
La virtualidad filosófica
En términos filosóficos la virtualidad nos enfrente a una progresiva desaparición de los
objetos materiales. El objeto con sus formas, proporciones, texturas, colores, olores, es
reemplazado por una serie de datos electrónicos. Esto obliga a resignificar nuestra
percepción del mundo cotidiano, nuestra idea misma de realidad. La sensibilidad del mundo
es la que cambia. La percepción de lo sensible. Se pierde el carácter de fetiche del objeto.
La condición aurática del mismo. El sentido de posesión sobre las cosas. Un libro virtual es
una abstracción. Está presente pero en su condición de ausente. Los objetos pasan a ser
una idea. Están, pero en ningún lado. No se corporizan, no se ven, no se tocan.
En el objeto están contenidas las huellas del sujeto. El mundo virtual se basa en la
posibilidad de construir un mundo sin espacios y sin tiempos. El espacio digital es un
espacio sin materialidad, establecido sobre la bidimensionalidad de la pantalla. Es un
espacio visual. Sólo la mirada lo establece. Presupone al ojo como único sentido posible.
Sobre la anulación de cualquier otro sentido se construye. La mirada lo postula y lo
configura. En lo que refiere al tiempo el espacio virtual es atemporal. Su tiempo es un eterno
presente. No hay marcas ni huellas de una genealogía. No hay origen ni desgaste.
no existe una realidad única, cerrada u objetiva y una apariencia falsa que la vela. Lo que se
sostiene es que la realidad misma queda reducida a ser pura apariencia. Detrás del velo de
una apariencia lo que se ve es otra apariencia. Detrás del velo de la ficción hay otra ficción,
la de lo real.
La paralaje de lo real postula la realidad como una brecha entre apariencias, detrás de una
máscara aparece otra. No hay una realidad “esencial”, sino multiplicidad de apariencias.
Cada apariencia se representa como real a partir de una mirada subjetiva, un punto de
vista, una parcialidad. En tal sentido la experiencia virtual no debe ser pensada como un
velo falso o como espejo de una realidad esencial, sino por el contrario, como una otra
apariencia de lo real. Lo virtual se naturaliza como parte de la realidad. Más aún: lo virtual
se vuelve real en la experiencia en tanto produce efectos de sentido, interactúa con otros
niveles de realidad, despierta emociones. Lo virtual interviene en el corazón mismo de la
real no como falso velo sino como configuración de una nueva experiencia de lo real.
Ahora bien, así como partimos de la sospecha de que no se puede pensar en la posibilidad
de un sujeto que por lo virtual es “menos real”, tampoco pueden minimizarse las
consecuencias de plantear un sujeto “sin cuerpo”. Un sujeto cada vez más desligado de lo
sensorial, de la experiencia en el mundo y de su relación con las cosas. Un sujeto reducido
al microcosmos fantasmático de la experiencia digital.
La virtualidad estética.
La esfera del arte y la estética también se ve afectada por la dinámica de lo virtual. Se habla
de arte digital, se transforman las técnicas en las áreas del diseño, el cine y la fotografía
abandonan sus tradicionales soportes y dan paso a la era inmaterial del digital. Como en
otros campos donde acecha lo virtual, el del arte digital se ve atravesado por la idea de la
pérdida del objeto. De un arte que no deja su huella sobre soportes materiales.
A partir del relato histórico de Danto podemos pensar la progresiva mutación del objeto
estético hasta su propia eliminación. El arte como ventana pensaba a la obra como un
objeto racional, depositario de formas y proporciones equivalentes a las del mundo “real”. El
modernismo comienza a reflexionar sobre el objeto estético; sus formas, sus límites y
contornos comienzan a perder claridad. El modernismo tardío del Arte Pop y Conceptual,
plantea la tesis de que puede haber arte más allá del objeto. En el arte actual, aquel que ha
sobrepasado “la era del arte”, el objeto es prescindible.
El arte digital nos propone un arte inmaterial. La técnica es reemplazada por la tecnología.
El artista, aquel heredero del artesano, es reemplazado por el diseñador. El linaje se rompe.
El arte digital pierde su contacto con el material. El cine deja de ser el registro de lo real vía
impresión en la película. El registro se mantiene pero es su soporte material lo que
desaparece. En lugar de la película lo que aparece son un conjunto de datos electrónicos.
De allí al disco y se edita. Nadie en todo el proceso ha tenido contacto con el material.
A partir de las nuevas tecnologías, lo estético desborda los dominios tradicionales del arte.
Se habla cada vez más de diseño en lugar de arte. Lo estético pasa a ser un signo que
atraviesa casi todas las esferas sociales de nuestra época. Las fronteras entre el campo
estético y el industrial - comercial se vuelven cada vez más difusa. Lo estético ya no es
mera contemplación desinteresada. Tampoco ornamento, derroche estético que se agrega
sobre la funcionalidad del objeto. Por el contrario, lo estético se vuelve funcional en sí
mismo y parte fundamental de los procesos de producción del capitalismo contemporáneo.
La virtualidad política
Ya es un lugar común señalar que las nuevas tecnologías “democratizan” el acceso al
consumo. A partir de la masificación del digital, desaparece la dificultad para acceder a los
objetos de la comunicación de la información y nos basta con tener un único “mega objeto”,
la computadora para disponer del acceso a toda esta información.
El capitalismo actual, a partir de cambios en las formas de producción que han
revolucionado al mismo capitalismo, ha hecho de la información, la comunicación y lo
estético, herramientas funcionales a su sistema de acumulación. En tal sentido parece más
propio hablar de masificación de las tecnologías en lugar de democratización.
Estos cambios en las formas de producción pueden advertirse en las transformaciones en
los modos de trabajo. El trabajo colectivo en la fábrica es reemplazado por el trabajo
individual frente a la PC. Los tiempos y la disciplina del trabajo se flexibilizan. Se trabaja por
objetivo desde la casa o donde se desee. Desaparece el control rígido sobre el tiempo y
sobre el espacio. El control sobre el cuerpo. Desaparece el cuerpo mismo del trabajo y se
reemplaza por la información. Esto nos invita a pensar en el concepto de sociedad de
control que propone Gilles Deleuze. Para el filósofo la sociedad de control es el signo de la
sociedad contemporánea, aquella que reemplaza al modelo de sociedad de disciplinamiento
señalado por Foucault como prototipo de la modernidad. El paso de una a otra es
semejante al paso de la prisión al arresto domiciliario donde el prisionero está conectado a
un chip que lo vigila. Dicho de otro modo, la sociedad de control es una sociedad de puertas
abiertas donde la libertad es una libertad vigilada. Se diferencia de la propuesta por
Foucault donde la libertad es restringida y el control se ejerce a partir del sometimiento de
los cuerpos. En la sociedad de control los cuerpos son libres, pero no por eso dejan de estar
vigilados.
Las nuevas tecnologías plantean al mismo tiempo que la posibilidad de generar nuevas
formas de trabajo generar nuevas formas de control. El sujeto no esta en ningún lado, más
que en el cyber espacio. Se encuentra ahí permanentemente. Si desaparece por mucho
tiempo se vuelve sospechoso. Aparecen formas de cyber alienación. El límite entre el
trabajo y lo doméstico se tornan difusos. Los tiempos del trabajo se vuelven infinitos. Si
siempre se está on line, siempre se está trabajando. Desaparece el tiempo y el espacio de
lo privado. Todo se hace público. El poder masifica la información, la comunicación y las
prácticas estéticas porque su capacidad de ejercer dominio ya no radica en su ocultamiento.
Por el contrario es justamente a partir de esta masificación que el poder ejerce tanto sus
formas de producción como sus prácticas de control. Las cyber tecnologías configuran una
nueva manera de estar del hombre en el mundo. Un nuevo modo de relacionarse con lo
sensible. Como señala Pasolini, son las cosas mismas las que han cambiado. Y al cambiar
las cosas, cambia el lenguaje que las cosas nos habían enseñado. Cambia la
comunicación, la información, el arte. Las mismas subjetividades. Cambia también el
hombre. Su rostro se disuelve en la arena para reinventarse una vez más. Aunque quizás,
aun sea demasiado prematuro para aprehender las consecuencias definitivas de estos
cambios…

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