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de las
Organizaciones
Nuevos Aportes
Leonardo Schvarstein
(Resumen)
Lic. Mónica Monetti
Lic. Santos María Victoria
Mónica Monetti
Santos María Victoria
Capitulo I:
“Psicología Social de las organizaciones”
Objeto
Por su parte, Ana Quiroga dice que “la psicología social consiste en el desarrollo
sistemático de la pregunta por el sujeto y se plantea el análisis de las relaciones entre
estructura social y configuración del psiquismo, lo que implica focalizar como unidad
de indagación la dialéctica entre sujetos, e investigar en su estructura y función las
distintas unidades interaccionales que operan como mediaciones entre las relaciones
sociales fundantes del psiquismo y la subjetividad”.
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Mónica Monetti
Santos María Victoria
Entonces, es posible definir una psicología social en las organizaciones, cuyo objeto
es la indagación de las interacciones entre individuos en ese ámbito específico y sus
efectos sobre la configuración del mundo interno de cada uno de ellos.
Se trata desde este punto de vista, de una definición cuya ética está comprometida
con el sujeto, y que instituye como criterio de salud el de adaptación activa a la
realidad.
Psicología social en las organizaciones es, por lo tanto, pensar en los individuos,
producidos por ellas y productores de ellas.
Las organizaciones son, desde esta perspectiva, el contexto de acción en el cual se
hacen decodificables las conductas de los sujetos.
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Mónica Monetti
Santos María Victoria
En el primer caso, lo estructural es elevado a la categoría de figura y lo vincular se
transforma en fondo. En el segundo caso, se invierte esta relación.
Cabe señalar dos aspectos importantes:
1- Ambos enfoques son complementarios
2- La jerarquización de uno sobre el otro adquiere un carácter situacional. Sólo a
través del análisis de la evolución y de la circunstancia presente del conflicto,
podremos decidir cuál de los dos enfoques corresponde priorizar.
ORGANIZACIONES E INSTITUCIONES
Las instituciones
Las instituciones son aquellos cuerpos normativos jurídicos- culturales compuestos
de ideas, valores, creencias, leyes que determinan las formas de intercambio social.
Por ejemplo, sexualidad, vejez, trabajo, tiempo libre, justicia, son instituciones
universales que se particularizan en cada sociedad y en cada momento histórico.
Una institución es un nivel de la realidad social que define cuanto está establecido.
Se relaciona con el Estado que hace la ley y, desde este punto de vista, no puede dejar
de estar presente en los grupos y las organizaciones.
Por ejemplo, la institución salud define roles institucionales, medico y paciente en
este caso. Pero además prescribe modos instituidos de su desempeño, colocando un
medico “que sabe” frente a un paciente “que viene a que lo curen”, mediatizados por un
tratamiento administrado, en general, a un sujeto pasivo.
Esta institución avanza sobre el aspecto económico de la relación al determinar qué
se paga, a quién se paga, cómo y cuándo se paga.
Es esta una noción compleja, con carácter equívoco, problemático y, sobre todo, rica
en sus efectos sobre nuestra área problemática de la organizaciones.
Estos efectos permiten comprender lo instituido como aquello que está establecido,
el conjunto de normas y valores dominantes así como el sistema de roles que constituye
el sostén de todo orden social.
Hay que tomar estas afirmaciones como lo que son: una mera expresión del orden
social establecido, con el cual, quienes la sostienen, están obviamente satisfechos.
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Santos María Victoria
desde donde tienen efectos productores sobre los individuos, operando tanto sobre sus
condiciones materiales de existencia como incidiendo en la constitución de su mundo
interno.
Las organizaciones, desde este punto de vista, son mediatizadotas en la relación entre
las instituciones y los sujetos.
Las organizaciones
Me refiero a establecimientos tales como escuelas, fábricas, hospitales a los cuales se
asigna en general una finalidad social determinada por una o más instituciones.
Por ejemplo, un hospital materializa los aspectos prescriptos por la institución salud,
la institución trabajo (salarios, horarios, etc.), la institución tiempo libre (qué hacen en
su tiempo de descanso), la institución sexualidad (sala de hombres y salas de mujeres) y
la institución religión (presencia de una capilla).
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Como construcción de la realidad reina en el concepto de organización el orden
simbólico. Se impone el orden del signo; y entonces entro en un mundo significante.
Frente a la construcción de este orden simbólico, lo real aparece como un exceso. Es
imposible captar todo lo que sucede en una organización en todo momento. Y todo lo
que sucede constituye una pluralidad de significantes pasibles de ser significados desde
multiplicidad de perspectivas.
Lo real, por lo tanto, siempre excede a la realidad, la amenaza. La posibilidad de
comprensión de lo que es una organización y de lo que en ella acontece pasa por la
construcción de una realidad que instituye un orden simbólico del cual todos sus
miembros participan.
La organización es la puesta en escena de un orden simbólico.
La interacción de los sujetos dentro de ella resulta el modo en que éstos asignan
significados a lo que allí acontece.
Y estas interpretaciones están regidas por las categorías perceptuales que el orden
simbólico instituye.
Construcción
LO
de una
REAL
REALIDAD
Mirada del
observador
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Santos María Victoria
Allí adquirirá la representación de los conceptos de autoridad y de propiedad,
aprenderá que hay una división entre placer y trabajo, y progresivamente excluirá el
juego de sus obligaciones.
El individuo adquiere de este modo una verdadera competencia de miembro social,
de la que hemos enfatizado aquí los aspectos instituidos en sus primeras experiencias de
socialización, que tienden a constituirlo como sujeto producido.
INSTITUCIONES
INSTITUCIÓN
ORGANIZACIÓN
ORGANIZACIÓN
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Mónica Monetti
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ORGANIZACIONES Y GRUPOS
Los grupos
Se desarrollará la noción de grupo, ubicando nuestra mirada desde la perspectiva de
su integración a una organización.
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Mónica Monetti
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d) El carácter formal o informal del grupo en relación con la estructura
organizacional y con la naturaleza de su tarea: por ejemplo, un grupo de
empleados de distintos de departamentos que se reúnen a jugar al fútbol
presentará escasa o nula influencia de la organización.
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Santos María Victoria
Cabe aclarar que las categorías de grupo- objeto o grupo- sujeto son meras
categorías analíticas, y ningún grupo presenta enteramente y de manera absoluta una o
otra característica, y además tal hecho es situacional, y depende de las circunstancias de
tiempo y espacio en que sea abordado.
Pero esta clasificación adquiere importancia metodológica en relación al encuadre
que se establece cuando se trabaja con grupos dentro de las organizaciones.
A un grupo- objeto se lo instruye. La relación del coordinador con el grupo es de uno
a uno.
Con un grupo- sujeto se trabaja. La relación es de uno con todos y de todos entre sí.
Un grupo- objeto suma; un grupo- sujeto multiplica.
a) Tendencia a la autonomía:
- constituye al grupo en una modalidad autoafirmativa
- lo centra en sus propios procesos de producción
- subordina la relación con la organización a la satisfacción de sus
coherencias internas
- el grupo tenderá a erigirse como sujeto enunciador de un discurso y no
como su enunciatario
- se autoconstruirá más de lo que podría ser construido.
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Prevalecerá en aquellos grupos más autosuficientes respecto de las tecnologías
que procesan y de la utilización de los recursos que necesitan para funcionar.
b) Tendencia a la integración:
- el grupo considera su quehacer a la luz de la pertenencia a la organización.
Tal circunstancia se da no sólo por determinaciones externas, sino
fundamentalmente por su propia convicción.
- prevalece la apertura
- el grupo se ubica principalmente como receptor en los procesos de
comunicación, lo que implica que tenderá a buscarse como sujeto
destinatario de discursos producidos por otros sectores de la organización.
a) Paradigma de la verticalidad:
- establece la causalidad del todo hacia las partes
- la organización se configura como un conjunto de restricciones
determinantes del quehacer y de la conducta de los grupos que la componen
- los grupos sólo pueden procesarse a sí mismos dentro del marco normativo
impuesto por la organización
- reina un orden jerárquicamente instituido.
b) Paradigma de la horizontalidad:
- establece la causalidad de las partes hacia el todo
- la organización se considera como un conjunto de grupos
- el orden establecido surge como un proceso de intercambio y negociación.
A los efectos analíticos puede construirse una matriz en función de las dos tendencias
y de los dos paradigmas enunciados.
PARADIGMA
Horizontalidad Verticalidad
Autonomía 1 2
TENDENCIA
Integración 3 4
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Mónica Monetti
Santos María Victoria
Ninguna de estas racionalidades se presenta en estado “puro”. Sin embargo, será útil
para el analista identificar la racionalidad que prevalece sobre el fondo que constituye la
lógica del poder.
La posibilidad de reconocer la racionalidad pertinente a una situación de conflicto
está asociada ala capacidad para discernir distintas “claves” en el lenguaje que se utiliza
en las organizaciones, ya sea verbal o el preverbal.
La capacidad de individualizar las claves apropiadas de los distintos lenguajes
organizacionales es entonces una parte fundamental de la competencia de los sujetos
para sobrevivir en las organizaciones, y la posibilidad de instituir dichas claves se
relaciona con el poder.
El concepto de situación
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las barreras y la manera de franquearlas, de la distinción entre una orden y un pedido,
etc. Este conocimiento es relativo a la situación.
Instituciones
Situación
Organización
Grupo
Instituciones
Grupo
Organización Situación
ORGANIZACIONES E INDIVIDUOS
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entorno de los sistemas sociales y establecen con ellos relaciones de interpenetración y
observación, porque para reconocer las instancias organizacionales y grupales, el sujeto
debe ejercer una capacidad reflexiva que le permita observarse a sí mismo y a los demás
actuando en ellas.
La participación de los individuos en los grupos y en las organizaciones se
estructura en función de desempeño de roles.
El Concepto de rol
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incapacidad, pero en última instancia no podrá trascender la capacidad cognoscitiva o la
voluntad participativa del sujeto.
Esto es lo que determina que el rol sólo se configure en el encuentro de los
mecanismos de adjudicación organizacional o grupal y los de asunción individuales.
Se produce así un encuentro entre lo organizacional, lo grupal y lo individual. El rol
surge “de lo sincrónico, entendiendo por tal la situación en la que un rol emerge como
necesitado, y lo diacrónico individual, en cuanto es esto lo que establecerá la elección
de quien tendrá a cargo el desempeño de un rol determinado” (O´Donnell)
Además de la prescripción organizacional, la adjudicación puede estar co-
determinada por la fantasía inconsciente de otro sujeto, por la dinámica de la interacción
en un grupo o por la presión del contexto social.
Instituciones
Grupo
Organización Sujeto
Rol
ADJUDICACIÓN ASUNCIÓN
Situación
Rol y desempeño
Debo señalar para los roles organizacionales dos exigencias en cierto modo
antagónicas:
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El rol adquiere así un carácter restrictivo, concurrente con la necesidad de la
organización de reducir la variedad de conductas posibles de sus miembros
como modo de tornarlas previsibles. Carácter restrictivo pero también
productor, ya que sin él no sería posible el encuentro con los otros para el
desarrollo de una acción común.
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distintas como organizaciones en las que transcurre y ocasiones en las que se
desenvuelve.
El hilo de esta trama es el poder, y el aprestamiento social genera en los sujetos la
competencia social requerida para el desempeño adecuado de cada uno de estos roles.
Los participantes recurren a los modos propios instituidos en cada organización, pero
también utilizan esquemas de poder alternativos, aun cuando correspondan a otras
instituciones.
Se trata de un verdadero desplazamiento institucional, a veces instrumental, a veces
forzado, que puede constituirse para el analista en signo útil para una evaluación
diagnóstica.
En todos los casos, corresponde discernir si el desplazamiento es adecuado a las
demandas planteadas por la situación, o si se trata de un mecanismo destinado a
consolidar el poder que unos ejercen sobre otros.
Nivel epistemológico
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La organización no se le “presenta” al observador, sino que es algo que éste reconoce
a través de un proceso de carácter inquisitivo, no adquisitivo. Es necesario preguntar por
la realidad, salir a su encuentro, reconocer las hipótesis subyacentes a nuestras
preguntas. La actitud es activa y no pasiva, se sale al encuentro del objeto.
Nivel ontológico
Define el ser del objeto, en este caso, aquello relacionado con la singularidad y
especificidad de las organizaciones respecto de otros ámbitos de interacciones sociales.
Se encuentran aquí los distintos abordajes que proponen diferentes disciplinas como
la sociología, la psicología social, la antropología, el psicoanálisis.
De allí la polisemia del término organización y de todo lo que en ella transcurre: es
posible asignar variedad de significados al mismo significante, lo que introduce la
necesidad de reconocer cuál es el significado situacionalmente más adecuado. Esto va a
tener connotaciones determinantes para la metodología de la intervención.
He propuesto el concepto de identidad para la caracterización ontológica de las
organizaciones. Se trata de una construcción del observador que intenta reflejar así
cuáles son los rasgos que las convierten en singulares y, por lo tanto, distinguibles.
Definí además estos rasgos por su característica de permanencia en el tiempo.
Esta concepción del ser es la base para poder construir un modelo funcional acerca
de la realidad organizacional, necesario para cualquier abordaje metodológico que se
quiera realizar.
Estos modelos son específicos para cada disciplina. Así, la organización es un cuerpo
normativo o una persona jurídica para el derecho, una tribu para ciertos abordajes
antropológicos, o un campo de interacciones entre individuos, con efectos sobre la
constitución de su mundo interno, para la psicología social.
Cada una de las disciplinas citadas propone la contracción a un orden determinado y
se tratará de entender la concurrencia de todas ellas al área problemática en estudio: la
organización.
Ninguna de ellas puede arrogarse la posibilidad de representar de manera absoluta la
variedad y complejidad de la realidad que intenta abordar. La organización convoca a
un esfuerzo interdisciplinario.
Nivel metodológico
Este nivel considera los aspectos técnicos del trabajo con las organizaciones,
fundamentalmente, cuáles son las herramientas adecuadas para operar en su ámbito
específico, así como los factores que determinan su elección.
Debe existir congruencia entre las técnicas de intervención que se utilicen y la forma
en que se haya descrito a la organización y lo que en ella acontece. Dentro del ECRO
utilizado, debe haber coherencia entre los niveles ontológico y metodológico.
Por ejemplo, la psicología social de Pichon Rivière, al considerar la articulación que
existe entre estructura social y mundo interno del sujeto, privilegia el análisis del campo
grupal. Se toma al grupo como instrumento de abordaje y como factor de cambio en las
organizaciones.
Pero el encuadre de trabajo grupal que se establezca deberá tener en consideración
las características de la organización con que se trabaje y los fines de la operación. La
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fuerza de los atravesamientos institucionales presentes, la rigidez de la organización en
la prescripción de sus roles, la cantidad de niveles jerárquicos presentes y las relaciones
de poder globales y localizadas que existen entre ellos, las condiciones de las personas y
de la situación, son éstos algunos de los factores que inciden en el establecimiento de
los encuadres.
Me refiero por encuadre a las constantes de tiempo y espacio así como a la
definición de tarea que se propone y los roles que se determinen, en este caso, para la
operación con los grupos en el campo de la organización.
El encuadre identificará la unidad de análisis, los recursos de los que se dispondrá,
las técnicas a utilizar, los modos de comunicación y las cuestiones económicas.
Asimismo especificará los criterios que regirán la evaluación de la eficacia de la
intervención.
Cualquier metodología de intervención reconocerá la existencia de distintas etapas.
Se pueden reconocer en general las siguientes instancias:
PREDIAGNÓSTICO
ANÁLISIS
DISEÑO
DIAGNOSTICO
INTERVENCIÓN
EVALUACIÓN
1) Prediagnóstico
Consiste en una o varias entrevistas, con uno o más miembros de la organización que
operan como informantes y que en general pertenecen a un mismo nivel jerárquico.
El analista u operador obtiene los datos que le permiten formular sus primeras
hipótesis en relación con las necesidades de la organización y sus propias capacidades
para contribuir a satisfacerlas.
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En general, toda demanda de análisis organizacional se manifiesta en principio
imprecisa y esencialmente ambigua. Esta etapa se constituye en inicio de resolución de
dicha ambigüedad. Desde esta perspectiva, la demanda se construye junto con el cliente
y esto es lo que permite formularle una propuesta de trabajo para las etapas siguientes.
El producto final de esta etapa es el diseño de la etapa siguiente, de análisis.
2) Análisis
El analista recoge los significantes que le permitirán significar su campo de trabajo.
Para ello utiliza dispositivos analizadores históricos, naturales o construidos, a través de
lo que “escucha” “hablar” a la organización.
La posibilidad de atribuir significados a estos significantes está dada por su ECRO y
por la concordancia de su dominio de experiencias con el de la organización.
Este análisis implica elección (de ciertos elementos como más significativos que
otros) y convoca a una apreciación estética, por cuanto necesariamente se pondrán en
juego aspectos vinculados a la concepción que el operador tiene de la armonía de un
conjunto.
Aquí es donde se ponen de manifiesto, por ejemplo, sus preferencias paradigmáticas
de horizontalidad o verticalidad.
3) Diseño
Se formulan aquí los elementos del encuadre de trabajo tanto para el diagnóstico
como para la intervención propiamente dicha.
Diseño implica resolución de contradicciones. El analista deberá optar por trabajar
con muchos o pocos participantes, en profundidad o en superficie, adentro o afuera, de
manera gradual o intempestiva, etc.
Asignará poca o mucha importancia al material escrito, construirá analizadores
artificiales o utilizará los naturalmente presentes. Elegirá y discutirá los criterios que
servirán para evaluar la eficacia de la intervención, orientándose hacia la eficacia en el
funcionamiento de la organización o hacia la consideración de la adaptación activa de
los miembros participantes. No puede por tanto evadirse de dar una respuesta explícita a
la contradicción que le propone la relación individuo- organización.
Las elecciones que haga en función de resolución de estas contradicciones
caracterizarán su intervención.
Este conjunto de elecciones reviste así un carácter semiótico, en cuanto se constituye
como signo de los valores que el operador privilegia en su intervención.
Dadas las expectativas que revisten a toda intervención organizacional frente a
quienes directa o indirectamente resultarán afectados por ella, es necesario poner
especial cuidado en la consideración de dichos aspectos semióticos.
A estos efectos deberán considerarse explícitamente y específicamente las instancias
de comunicación a través de las cuales se recogen datos y, muy especialmente, los
modos de restitución de información.
La mejor intervención, basada en el mejor diagnóstico, puede frustrarse si no cuenta
con la comprensión y la implicación activa de los participantes. Es por esto, que la
conspiración de la comunicación es esencial.
4) Diagnóstico
Consiste en la explicitación de una hipótesis acerca del acontecer de la organización
y sus causas determinantes. Incluye en general un pronóstico de lo que puede suceder,
tanto si no se hace nada como si se resuelve intervenir.
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Mónica Monetti
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Es el diagnóstico el que identifica las distintas racionalidades que se confrontan en
una situación de conflicto y la manera en que ellas se subrogan a la racionalidad
dominante. Es aquí donde se considera la adecuación de dicha racionalidad dominante a
las exigencias que plantea la situación.
Es a través del diagnóstico donde se hacen consideraciones acerca de la dialéctica
instituido- instituyente, y de la contradicción necesidad- satisfacción.
Operando en el marco de estas contradicciones, el diagnóstico recoge los
significados asignados a los distintos significantes en la etapa de análisis y los sintetiza
en un conjunto coherente.
5) Intervención
Etapa fundamentalmente orientada a posibilitar el cambio que surge como necesario
a través de la caracterización diagnóstica. Implica el reconocimiento de las sucesivas
etapas de estructuración y desestructuración que todo cambio inevitablemente propone,
y supone como resultado la modificación de la relación de cada uno de los participantes
con la situación.
El analista deberá reconocer el lugar principal de esta interposición en que se coloca
y es colocado, y deberá estar fundamentalmente atento a los casos en que sea colocado
donde no pretende interponerse.
Dependiendo del cambio perseguido y del diseño de la intervención se ubicará en
alguno de estos lugares:
6) Evaluación
Esta etapa debe preverse en el diseño.
Recordemos que evaluar significa comparar contra una norma o contra un estándar,
por lo que deben considerarse para esta etapa los aspectos cualitativos y cuantitativos
relacionados con los cambios propuestos por la intervención.
Deben identificarse previamente los criterios que se utilizarán para evaluar, y
corresponde a la ética de la intervención evitar su modificación radical.
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Mónica Monetti
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No hay que dejar de considerar el carácter dinámico de toda intervención y la
jerarquización permanente del criterio de operatividad por sobre un dudoso criterio de
verdad que no se corresponde con la complejidad del objeto bajo estudio.
La evaluación exige de parte del analista u operador una permanente disposición a
cuestionar sus mismos argumentos para evitar así construir una explicación que se
convierta en causa de sus propios efectos.
LA ORGANIZACIÓN
Identidad y estructura
Identidad es aquello que las distingue y que tratan de conservar a lo largo del
tiempo.
De acuerdo con este concepto, las organizaciones se comportan como homeostatos
que procesan las perturbaciones endógenas o exógenas de modo tal de mantener ciertas
características invariantes.
Se cierran sobre sí mismas, generando de continuo acciones que, reiteradas a lo largo
del tiempo, preservan su identidad.
Esto se relaciona con el concepto de clausura organizacional, es decir, con la
conservación de ciertos rasgos que le dan singularidad y continuidad a la organización.
Todo aquello que si desaparece afecta decisivamente a la organización es constitutivo
de su identidad.
La identidad se materializa a través de una estructura, que es la forma que asume
una organización en un aquí y ahora concreto.
La estructura se define “por los recursos de que dispone y el uso que de ellos se
hace, por las relaciones entre sus integrantes y con el entorno, por los modos que dichas
relaciones adoptan, por los propósitos que orientan las acciones y los programas
existentes para su implementación y control”.
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Mónica Monetti
Santos María Victoria
El concepto de estructura, complementario con el de identidad, recoge la noción de
sistema abierto para la organización. Así se puede comprender cómo, frente a las
perturbaciones del contexto, la estructura se modifica pero la identidad permanece.
El siguiente esquema enmarca la estructura constituida por los tres dominios y los
procesos que los articulan, en el concepto de Identidad.
RELACIONES
Roles Capacitación
PROPÓSITOS CAPACIDADES
EXISTENTES
Productividad
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Mónica Monetti
Santos María Victoria
Las organizaciones, para poder lograr sus propósitos a través de una acción
coordinada, deben necesariamente reducir la variedad de conductas posibles de sus
integrantes.
El sujeto no puede elegir libremente lo que hará, sino que tiene que ajustarse a lo
prescripto por el rol que se le asigna, así como abstenerse de realizar aquello que la
organización prohíbe.
Los modos en que una organización adjudica roles son diferentes de los que se
presentan en la espontaneidad de la dinámica de un grupo. Aquí, la adjudicación es
prescriptiva, y está conducida por el poder instituido y reforzada por sistemas de
recompensas y sanciones.
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Mónica Monetti
Santos María Victoria
La adjudicación está formalizada, no así el desempeño, y esta adjudicación formal
convive con las adjudicaciones informales que se dan en le espacia intra e intergrupal.
Será posible reconocer en los procesos de adjudicación:
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Mónica Monetti
Santos María Victoria
donde se siente capaz de dar lucha. Compensa con el afán de halago en ciertos lugares
las humillaciones que sufre en otros. Resignar esta necesidad es resignar parte de la
condición humana.
No hay poder sin un altísimo monto de afectividad puesto en juego. Tanto desde la
perspectiva de los sujetos, como de la organización, el poder convoca al pensar y al
sentir, ambos con igual compromiso frente al hacer.
Algunas de las reflexiones de Foucault en cuanto al poder en las organizaciones son:
El sujeto
En cuanto el sujeto entra en una organización, le espera allí un rol determinado por
ella.
Pero entra con una historia personal, familiar y organizacional que condiciona la
modalidad de asunción de dicho rol.
Ha pasado por organizaciones que fueron significativas en su historia, que lo han
signado en términos de las dialécticas de amo y esclavo, instituido e instituyente,
productor y producido. Ha aprehendido.
Pienso el eje horizontal organización- sujeto como un continuo en donde ambos
polos tienen pesos relativos.
Las organizaciones son en esta sociedad fuertemente prescriptivas; sus modos de
adjudicación restringen mucho los grados de libertad que los individuos tienen para
asumir sus roles de manera diferente de la adjudicada.
Hay además sujetos que por su historia personal son muy permeables a las
imposiciones provenientes del mundo externo. Otros, por el contrario, se dejan
conciente o inconscientemente muy poco espacio para percibir las señales que
provienen de su contexto.
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Mónica Monetti
Santos María Victoria
Podemos plantear una ecuación que indique la relación cuantitativa que existe entre
representaciones de mundo externo y mundo interno en el propio mundo interno del
sujeto.
Figura 1 Figura 2
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Santos María Victoria
a su vez portadora y reproductora del todo. De esta manera, favorecen el pasaje de la
filiación a la pertenencia.
Desde ya, sujeto y objeto no son posiciones estáticas, ni siquiera homogéneas, por lo
cual una organización puede ser sujeto en ciertos espacios y objeto en otros.
Se consideran dos ejes desde donde puede pensarse la conducta de un sujeto en una
organización: el eje de la tarea y el eje de las relaciones. En relación a estos ejes existen
cuatro combinaciones posibles:
ORIENTACIÓN A LA TAREA
Lo disposicional
Desde la teoría de la enfermedad única (Pichon Rivière) existe en cada sujeto un
núcleo básico, siendo las distintas estructuras del sujeto, sanas o patológicas, modos de
resolución de dicha situación nuclear. Del modo como el sujeto se configure su núcleo
básico, dependerá su singularidad.
Pichon Rivière menciona algunos principios que intervienen en la causación de una
estructura determinada.
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Mónica Monetti
Santos María Victoria
El modo como desde esta perspectiva un individuo asuma el rol prescripto por la
organización dependerá del aquí y ahora organizacional (situación/ factor actual), y de
la disposición del sujeto (factor disposicional).
Procesos Transferenciales
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Santos María Victoria
Los procesos transferenciales inducen al sujeto a adjudicar roles inscriptos en su
mundo interno, lo que incide en el modo como a su vez asume sus roles. Es por ello que
se dice que toda asunción de rol implica a su vez adjudicaciones.
Existen distintos tipos de transferencia dentro de las organizaciones:
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Mónica Monetti
Santos María Victoria
Si nos decidimos por la eficacia del todo, desaparecen los sujetos. Si optamos por la
adaptación activa a la realidad, perdemos de vista la viabilidad de la organización.
El carácter antagónico de estas relaciones convierte a la elección de la ética
pertinente en una cuestión estratégica para cualquier intervención, insoslayable en sus
aspectos ideológicos.
Se pueden sugerir las siguientes políticas como intento de conciliación entre ambas
éticas:
a) Máximo grado de autonomía para las partes compatible con la cohesión del
todo. Búsqueda de un equilibrio dinámico entre cohesión y dispersión.
Implica para la organización una permanente revisión de sus “congelamiento”
y para los individuos la conciencia de parte.
b) Plasticidad estructural. Definida como la capacidad de adaptarse activamente
alas variaciones del contexto, conservando la propia identidad.
c) Tolerancia al “error”. Concepción del error como fuente de aprendizaje,
entendiéndolo como aquello que sucede fuera de los paradigmas establecido.
El error, entonces, como posibilidad de dar lugar a comportamientos no
triviales, como contribución a la capacidad de reflexión y de acción
alternativas.
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Mónica Monetti
Santos María Victoria
Capitulo II:
“La Organización Convocante”
LA ORGANIZACIÓN CONVOCANTE
Convocar, etimológicamente, se relaciona con “llamado” y definimos
provisionalmente como organización convocante a aquella organización en la que el
sujeto se siente llamado a ser sujeto productor. Es allí donde la persona ejerce, ejerció o
concibe la posibilidad de ejercer esa relación mutuamente transformadora con su
contexto, determinante de su adaptación activa a la realidad.
Relacionamos tal posibilidad con la existencia de una necesidad, la que la persona
posee de recuperar lo más esencial de su condición humana, la posibilidad de
cuestionar, de ser partícipe de la elaboración de su propio devenir, la puesta en escena
del deseo de ser reconocido.
Con la postulación de la necesidad como fundamento motivacional del vínculo, el
ejercicio de tal condición ubica al sujeto como emergente y productor de una trama de
relaciones vinculares a través de la cual se inserta en dicha organización.
La organización convocante es el espacio privilegiado para visualizar entonces la
dialéctica producido- productor en el sujeto. Es allí donde se produce la confrontación,
el pasaje, la necesidad de síntesis entre el deseo de ejercer un rol protagónico y
transformador, y los límites que impone el contexto con el cual se interviene. Es allí
donde, en un continuo proceso en espiral, se procesa el significado de pertenencia con
un elevado compromiso ético.
La organización convocante llama a pelear, a resolver activamente un conflicto, a la
posibilidad, aunque sea fantaseada, de insertarse en ella de un modo instituyente y a
participar comprometidamente en sus procesos de cambio.
Pone de manifiesto el modo como el sujeto se inserta activamente en una trama de
relaciones de poder, y la manera reflexiva en que elabora dicha inserción.
Es allí donde concibe como posible el lugar del amo, ejerciendo por lo tanto el deseo
de ser reconocido. Y es por ello que allí se ponen de manifiesto necesariamente sus
relaciones con el poder.
La posibilidad de hacer se gesta en el seno de relaciones desigualitarias y dinámicas.
Concebirse protagónicamente en el seno de esta trama vincular implica el intento de
hacer prevalecer los mecanismos de asunción por sobre los de adjudicación en el
proceso de formación de roles.
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Santos María Victoria
Ser sujeto producido, en cambio, es ser víctima de las relaciones de poder o bien
actuar las necesidades que ellas imponen en términos de una racionalidad que no se
puede cuestionar y que es ajena al mismo sujeto.
Implica aceptar la prevalencia de los mecanismos de adjudicación por sobre los de
asunción en la formación del propio rol. Significa la existencia de un mínimo espacio
para la satisfacción de las propias necesidades frente a las demandas de un mundo
externo que se configura altamente demandante para el sujeto y cuya internalización no
enriquece sino, por el contrario, empobrece la trama de relaciones del mundo interno.
Hay sujetos que parecen productores, pero sólo son producidos en tanto reproducen
un orden instituido acerca del cual no ejercen la más mínima crítica.
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Mónica Monetti
Santos María Victoria
De la constelación d organizaciones en donde participamos o hemos participado, una
en particular aparece revestida de una significación principal, y su problemática
sintetiza y resume lo que se juega en ella misma y en algunas otras.
Es la construcción que el individuo hace de esta organización la que pone de
manifiesto el nudo argumental constituido por los límites que la organización impone al
sujeto y su intento de recuperar aquellas cosas fundantes de su subjetividad, sin tener
por ello que marginarse.
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Mónica Monetti
Santos María Victoria
Organización Objeto de
Convocante Conocimiento
(Organizaciones)
Observador
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Mónica Monetti
Santos María Victoria
El coordinador, ubicado en el esquema en el lugar de observador de esta relación,
intervendrá en el campo en una dirección que permita extraer conclusiones de todo esto
en términos de proyecto.
I
N
T
E
R
Organización
V Convocante
E
N
C
I
O
N
Observador
Tal interposición deberá ayudar a revelar el modo como la dialéctica producido-
productor permite a la persona la concepción de un proyecto individual, grupal u
organizacional.
Conocer la naturaleza de tal proyecto posibilita visualizar los alcances de una
práctica transformadora de la realidad contextual del sujeto, permitiéndole reflexionar
en función de crítica de su vida cotidiana.
La salida del laboratorio permite reubicar la relación del alumno con la organización
convocante y con el objeto de conocimiento de acuerdo con el siguiente esquema:
Objeto de
Organización Conocimiento
Convocante (Organizaciones)
A B
Observador
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de aprendizaje. Sus propias conclusiones obtenidas a partir de la explicitación del
laboratorio (A) le permitirán indagar acerca de los contenidos temáticos más adecuados
a cada circunstancia (B).
En este nuevo esquema es función del coordinador reconocer los comunes
denominadores emergentes del trabajo de los alumnos en relación con sus
organizaciones y proponer los modos más adecuados de abordaje del material teórico
indicado para esa situación.
CONCLUSIONES
LA ORGANIZACIÓN ORIGINAL
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modo futuro de vincularse con las organizaciones. En tanto experiencia intrasubjetiva,
la organización original ha quedado inscrita con las características arriba mencionadas,
aún cuando la “historia organizacional” del sujeto se componga de variedad de
experiencias positivas y negativas desde el punto de vista de un observador externo.
La organización original no se refiere a una organización específica. Está constituida
por un entramado de experiencias organizacionales en donde se destaca o recorta una en
particular.
La organización original ha constituido lo que Ana Quiroga llama matrices de
aprendizaje y que define como “modelo interno, modalidad con la que cada sujeto
organiza y significa el universo de su experiencia… estructura interna, socialmente
determinada y que incluye no solo aspectos conceptuales, sino también afectivos,
emocionales y esquemas de acción. Este modelo sintetiza y contiene en cada aquí y
ahora nuestras potencialidades y nuestros obstáculos.”
Las organizaciones constituyen entonces los distintos ámbitos en los que se ha
desarrollado nuestra experiencia del aprender a aprender, nuestro aprestamiento social.
La organización original queda inscripta como un lugar de iniciación, de pasaje a la
adultez, organización mítica que opera como lugar significado, lugar en donde el sujeto
experimento la gratificación o la frustración en el encuentro con el otro, para la
satisfacción de su necesidad.
Podemos pensar la organización original como aquella en la que el sujeto tuvo
conciencia de pertenencia, donde vivió sucesos con intensidad, en donde lo vocacional
estuvo en juego.
El concepto de organización original da cuenta de uno de los escenarios, en donde se
ha ido constituyendo la relación sujeto-mundo como matriz de aprendizaje, escenario
donde el sujeto se forjo a través de la satisfacción social del interjuego necesidad-
satisfacción. En esta configuración tienen un rol fundamental las organizaciones. En
tanto mediatizadoras entre lo social y lo individual, entre lo social y lo grupal es
necesario inscribir lo organizacional como productor de efectos sobre el sujeto. En este
sentido, los fenómenos grupales están determinados por la especificidad organizacional.
Si el texto del grupo es el contexto, éste contexto es primeramente organizacional.
Las instituciones atraviesan a las organizaciones y éstas a los grupos, en una doble
mediación: las producciones grupales no pueden ser entendidas como expresión directa
de lo imaginario social, “salteándonos” lo organizacional.
Lo institucional se inscribe en las organizaciones, determinando modos de
sentimiento-pensamiento-acción.
Pero la singularidad de cada organización a su vez determina los modos específicos
como en los grupos circulará el poder, el dinero, la información, los recursos, etc.
La organización original pone de manifiesto el anudamiento, la combinación de las
experiencias familiares que, junto a las primeras experiencias organizacionales,
constituyen la base desde donde se va a desplegar, para cada singularidad, la dialéctica
instituido-instituyente.
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estos aspectos potenciales que aparecen entramados en las fantasías omnipotentes y
narcisistas puestas en juego en la organización original.
El sujeto se plantea la problemática que se despliega en la organización convocante
cuando algúna situación, en general de compromiso en relaciones de poder, lo pone en
situación de tener que actuar, de tomar partido, en su organización actual.
Es aquí donde se va a reactualizar la compleja experiencia vivida en la organización
original. De este modo podemos pensar a la organización original como disposicional
en el sujeto, producto, combinación de su configuración familiar más sus primeras
experiencias organizacionales.
Ante la situación de cambio el sujeto puede utilizar su organización original
defensivamente, extrañarla melancólicamente, idealizarla o colocarla conciente o
inconcientemente como la culpable de sus desventuras actuales.
Podemos pensar la organización original como “organización interna” en la que se
establece un dialogo con “quienes fueron mis interlocutores allá y entonces”.
Interlocutores con los que se desplegaron complejos mecanismos de asunción y
adjudicación de roles.
Cuando la organización original ha quedado inscripta como objeto perdido, el sujeto
no puede recuperar los recursos desplegados en ella.
Este extrañamiento de la propia posibilidad marca la pertinencia del análisis de la
relación organización original-organización actual, en tanto y en cuento esa relación
entraña la posibilidad de transformar la relación actual en convocante.
Es parte de nuestro objeto de análisis la modalidad del sujeto de inserción en su
organización actual respecto de la original.
En los casos en que la organización convocante no es la actual, debemos investigar el
recorrido desde la organización original hasta la actual, para determinar en que punto el
sujeto se ha extrañado en su posibilidad, en que lugar se ha detenido la dialéctica
instituido-instituyente, lugar de detención de la posibilidad de actuar del sujeto. Se trata
de poner de manifiesto cómo este recorrido ha quedado inscripto, cómo ha sido
significado, qué relaciones establece el sujeto entre su organización actual y la
organización original; cómo significa retroactivamente su historia organizacional.
Con apoyo en la organización original y en nuestro pasaje por sucesivas experiencias
organizacionales, constituimos un saber de lo organizacional, un saber sobre las
relaciones de poder. Aprendemos a “leer” las organizaciones en las que nos movemos y
esta lectura la hacemos a través de la lente de la organización original, que ha
constitutito ese saber. Significamos nuestras experiencias organizacionales actuales, con
el peso de nuestra historia organizacional.
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Capitulo III:
“Semiótica de las organizaciones”
El objeto del presente capítulo es describir de qué manera la organización se
constituye en la puesta en escena de un orden simbólico, utilizando para ello los
conceptos de la semiótica.
INTRODUCCIÓN
Definir que la organización es la “puesta en escena de un orden simbólico”, significa
que un universo significante complejo, con múltiples acontecimientos ocurriendo
simultáneamente, no perceptibles la mayoría de ellos por los miembros a través de la
experiencia directa, debe sin embargo establecerse una coherencia perceptual.
Una celebración, una sanción, un conflicto, son acontecimientos que adquieren
sentido en el marco de una estructura de significación. El significado de estos
acontecimientos no puede quedar abierto a la libre interpretación del observador.
Roland Barthes alude a ello al sostener la existencia de un “contrato” significante que
permite, a pesar de la arbitrariedad de los significantes lingüísticos, que todos tendamos
a extraer de ellos los mismos significados.
También existe en las organizaciones este contrato significante. También por su
intermedio nos comprometemos a ciertas interpretaciones y no a otras. No se puede
vulnerar este contrato impunemente, a pesar de la manifiesta arbitrariedad ce cierta
simbología organizacional y del hecho de no haber sido partícipes de su elaboración.
Es este contrato significante el que impone la coherencia perceptual a los
participantes. Y cuando digo perceptual me refiero a la existencia de perceptos, códigos
de reconocimiento que garantizan el orden del mundo. Códigos productores en tanto su
existencia permite emprender la acción organizada. Códigos a su vez producidos por el
atravesamiento de las instituciones sobre la organización.
El decir “puesta en escena” se quiere resaltar que el orden simbólico se instala
siguiendo un modelo dramático en el que cada uno de los actores desempeña un papel.
El carácter perceptual se le asigna a este orden permite reforzar este concepto: se
ofrecen a nuestra mirada una serie de objetos que constituyen símbolos de una
representación.
Estos objetos son elementos en cuya percepción no interviene el lenguaje. Están allí
cumpliendo una función, tienen un valor de uso, pertenecen al dominio de las
capacidades existentes cuya lógica es la del usufructo.
Pero su estar allí no es inocuo. Un sistema de remuneraciones es ése y no cualquier
otro, la coherencia entre las diversas categorías que establece lo distingue y la manera
en que se lo administra habla de la organización que lo posee.
La distribución de los espacios impone las relaciones que se establecen entre quienes
allí trabajan, y denuncia los modelos vinculares subyacentes.
Más allá de la función, existe para todos estos objetos un sentido que se les atribuye,
“un sentido que desborda el uso del objeto”.
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Cuando se habla de comunicación en las organizaciones se alude, a procesos de
creación de sentido, en los cuales es tan importante lo que se dice como lo que se
muestra. Más importante aún es lo que se ofrece a nuestra mirada, aquello que se
muestra sin ser mostrado.
Es necesario recurrir a un metalenguaje que se haga cargo de la existencia de estos
objetos como portadores de significado. Debe construirse el marco teórico que permita
hablar de la asignación de significados en este universo significante.
Este metalenguaje pertenece al marco teórico de la semiótica, la ciencia general de
los signos.
Se hablará entonces de una semiótica de las organizaciones, queriendo identificar
con ella una teoría acerca de los procesos de significación en dicho ámbito.
En sentido restringido, nos referiremos a la semiótica de las capacidades existentes,
por entender que es en relación con este dominio que adquieren relevancia los procesos
de asignación de sentido.
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Estos procesos de significación son producidos por los sujetos en una red de
relaciones sociales, siendo a su vez productores de esa misma red. Esto último nos sitúa
en el marco de la psicología social que se ocupa de las relaciones entre estructura social
y configuración del psiquismo.
Podemos decir que las organizaciones sociales son redes de interacciones en la
cuales los sujetos construyen y negocian sistemas de significados para dar sentido a su
experiencia y poder emprender así una acción conjunta.
La semiótica se divide a su vez en tres campos:
1.-La sintaxis: estudia las relaciones de los signos entre sí, con independencia de lo
que ellos designan y significan.
2.-La semántica: se ocupa de los signos en relación con los objetos designados,
abordando el sentido de los significantes.
3.-La pragmática: indaga los signos en relación con los sujetos que los usan. Es la
pragmática la que permite comprender cómo los mismos objetos pueden llegar a
adquirir significados diferentes para las personas en función del contexto en el que se
lleva a cabo el acto de significación.
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biunívoca entre significante y significado que comparten los sujetos en el proceso de
creación de sentido.
Cuando hay código, el significado se cristaliza, se hace independiente del sujeto;
prevalece el objeto.
Lo que hace a un signo ser un signo no es el objeto ni la intención del enunciador en
relación con el objeto, sino el contexto y la posición del sujeto en relación con dicho
objeto y con la organización.
Veo enajenación en la desnudez de las paredes pero podría haber visto asepsia. Veo
seguridad en el pasillo marcado, pero podría haber visto represión a la libre circulación.
Por otra parte, no hay intencionalidad explícita de comunicar en quien desnuda las
paredes. Si la hay en quien pinta las líneas de los pasillos, y cuando veo seguridad en
ellas estoy leyendo precisamente lo que se quiso significar, el significado denotado.
Mientras que cuando me inclino por la represión a la libre circulación, me ubico en el
orden de lo connotado. El significado se hace aquí más “subjetivo”, se aparta del
código, se pone en relación con la cultura, el saber y la historia del sujeto, del contexto y
de la relación entre ambos.
El sentido que desborda el uso de los objetos en las organizaciones pertenece, al
orden de lo connotado. Vemos en ellos una dimensión subyacente, hay una separación
más o menos diferente entre significante y significado. Por el contrario, la descripción
solo denota.
La construcción del significado denota el reconocimiento de la posición del sujeto en
relación con el objeto. Esto incluye no solo su experiencia y su lugar, sino también su
marco teórico. El ECRO, esquema de conocimientos a los que el sujeto hace referencia
para operar, es una herramienta perceptual, “el aparato para construir perceptos”. Es por
ello que dos sujetos podrán hacer la misma interpretación de un signo, asignarle el
mismo sentido porque comparten el mismo marco teórico en el mismo contexto.
Un ECRO propone el cierre del signo, un inevitable ligazón entre significante y
significado. Tiende al código. Aquí su potencia y su debilidad. Potencia porque permite
una conversación, la comunicación como un proceso compartido con otros, socializado,
de asignación de sentido.
Debilidad porque se constituye como estructura de significación, con el consiguiente
peligro de cerrarse sobre sí misma en la operación, quedando cristalizada y ciega para
reconocer la novedad que aportan distintos acontecimientos en diferentes circunstancias.
Existe una multiplicidad de elementos constituidos como signos. Comunican las
palabras, los comportamientos, los objetos, los eventos. En muchos casos la
comunicación es redundante, señalan simultánea y alternativamente el mismo sentido.
Tal es el caso de los espacios, el manejo del tiempo, la vestimenta y el uso del tiempo
libre en relación con el ejercicio del poder en la organización.
El reconocimiento de la existencia de multiplicidad de significantes de naturaleza
heterogénea implica la necesidad de no considerar a ninguno de ellos aisladamente, sino
en su extensión y relación. Deben construirse como cadena, como sintagma.
Operativamente, debe identificarse la isotopía pertinente, el plano de referencia más
adecuado para la significación. Esto depende del “para qué” del análisis y nos lleva a la
consideración de la lógica subyacente en cada uno de los dominios de la organización,
los procesos que se establecen entre ellos y las hipótesis diagnósticas que se manejen si
se trata de una intervención.
Un conflicto entre dos supervisores puede ser abordado desde la relación personal
(dominio de las relaciones), pero también desde los objetivos contradictorios que
situacionalmente deban alcanzar (dominio de los propósitos).
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Cabe destacar que todas las comunicaciones están presentes en todos los mensajes
y que, todas las comunicaciones poseen un sentido simbólico desde el momento en
que hemos convenido en que la comunicación es un proceso de asignación de
sentido.
Comunicación y Funciones-Signos
COMUNICACIÓN
Funciones-
Signo Instrumental Mutativa Motivacional Simbólica
PALABRAS *** ***
COMPOR- ***
TAMIENTOS ***
EVENTOS *** ***
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“TQS” son las iniciales del Total Quality System (sistema de calidad total).
El sentido del uso de esta sigla es completamente diferente si estoy en una
compañía multinacional o en una empresa local.
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El sentido que se trasunta a través del uso, y con frecuencia de la ostentación que
de ese uso se hace, es potencial, virtual. Los significados no se actualizan
verbalmente. Las cosas se ven, pero de ellas no se habla. El proceso de significación
opera principalmente en el nivel inconciente en sentido amplio.
La familiaridad acrítica que establecemos con estos sistemas deviene del
aprestamiento social. Son nuestras experiencias organizacionales tempranas las que
instalan en nosotros esa competencia social.
La eficacia social y cultural de los sistemas semióticos de las organizaciones
reside en que su funcionamiento discursivo se despliega en buena medida al margen
del reconocimiento conciente de los sujetos sociales.
En cuanto a los sistemas en sí, de uno a otro los significados no solo circulan sino
que se refuerzan parcialmente; por ejemplo la capacitación en las empresas está muy
en línea con los sistemas de remuneraciones. Hay en este nivel coherencia expresiva.
Y cuando no, se impone lo ridículo de la incoherencia y los signos se desmoronan.
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Sin significado el acontecimiento se nos escapa, y sin acontecimientos no hay
presente. La dimensión semiótica de la organización contribuye a ubicarnos en el
presente, a caracterizar su estado, a asimilarlo y operar sobre él.
Este proceso de comunicación social es perceptible desde las perspectivas
sincrónica y diacrónica, que en el análisis semiótico se tornan sintáctica y semántica.
Hay un aquí y ahora (sincronía) significado por muchos allá y entonces
(diacronía). Hay una configuración estructurada de significantes /sintaxis) cuya
significación solo es posible al considerar el pasado y el presente, tanto de la
organización como del sujeto que interpreta.
Lo social de la comunicación termina construyendo una visión estable de la
realidad externa e interna. Crea regularidades concensuales por debajo de las cuales
subyace un sistema de valores, una moral.
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La metáfora de la organización como enunciadora de un discurso nos remite al
dominio de las relaciones entre sus integrantes. En las organizaciones, todo discurso
es, explícita o implícitamente, un discurso de poder.
Definiciones Básicas
1. Código:
2. Sintagma:
Combinación de signos que tiene como base la extensión. Cada término adquiere su
valor por oposición a lo que lo precede y a lo que le sigue. La actividad analítica que
se aplica al sintagma es la segmentación.
Podemos tomar la organización en su conjunto y analizar los diferentes sistemas, y
también analizar cada subsistema segmentando sus componentes; por ejemplo, en los
sistemas de identificación del personal, segmentaremos la vestimenta, las tarjetas de
presentación, los carnets de identidad.
3. Sistema:
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determina un cambio en el sentido de los términos de socialización. El significado es
uno con el sistema anterior y será otro con el nuevo.
En los sistemas semióticos de la organización hay un soporte de la significación y
una parte significante, la variante. Siguiendo con el ejemplo, el sistema de promoción,
genéricamente es el soporte. El hecho de hacerse arbitrariamente o a través de un
sistema formal de evaluación de desempeño, es la variante. El sistema (o paradigma)
solo se hace cargo de la diferencia. Es por ello que se dice que un sistema se organiza
para permitir la significación.
4. Motivación:
5. Metáfora:
6. Metonimia:
Sintagma Sistema
Sintaxis Semántica
Contigüidad Similitud
Concatenación Selección
Metonimia Metáfora
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7. Sistemas Asintácticos:
8. Sistemas Sintácticos:
A B A B
A B C
C C
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por los maestros. La información adquiere así sentido: los alumnos faltan más porque
tienen temor a que el maestro los castigue.
La identificación del tipo de relación que une a los elementos de un sistema
adquiere valor instrumental.
En los sistemas arbitrarios, sus signos están establecidos por decisión unilateral y
no por contrato. La significación suele ser explícita y los códigos, lógicos. Existe un
poder implícito en la arbitrariedad, necesario para imponer la convención.
Un ejemplo de sistema no arbitrario está constituido por la ropa de seguridad. La
utilización de un casco y antiparras en una planta fabril está estipulada en las
convenciones colectivas de trabajo.
Es interesante reconocer que en muchos casos el contrato que se establece es
implícito y producto del atravesamiento institucional que determina convenciones
sociales.
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la comprensión respecto de los procesos de comunicación y, por lo tanto, operar sobre
ellos con mayor eficacia.
La semiótica de las organizaciones debe construir su corpus, esa colección finita de
objetos determinados previamente por el analista con cierta arbitrariedad, sobre los
cuales va a trabajar.
Los elementos de este corpus son de naturaleza heterogénea: herramientas,
escritorios, normas, comportamientos, papeles, decoraciones, etc. La homogeneidad es
temporal e isotópica: es el análisis sincrónico de todos estos elementos respecto de un
mismo plano de referencia, el que permitirá asignarles sentido.
El abordaje sintagmático y sistemático de este corpus posibilita la estructuración del
campo. Se trata de tomar el universo de significantes y segmentarlo en sus elementos
componentes, reconociendo las relaciones que los unen y los significados que portan.
Las organizaciones nos ponen frente a un universo significante del cual debemos
extraer sentido. Tomando este universo como cadena sintagmática, la operación que
corresponde primero para su análisis es la segmentación. Deben identificarse las
unidades significativas, que son fragmentos de sintagmas que tienen un aspecto
significante y un aspecto significado.
El aspecto significante es el objeto en sí, el soporte, por ejemplo, un sistema de
remuneraciones. El aspecto significado es el sentido que desborda su uso, el modo
como el sistema de remuneraciones connota a los ojos de sus integrantes el modelo de
relaciones que lo sustentan.
Las unidades significativas se reconocen en lingüística por la prueba de
conmutación, que consiste en introducir una modificación en el plano de expresión
(significantes) y observar si se produce una modificación correlativa en el plano del
contenido (significados). Se distingue la conmutación de la sustitución, ya que en esta
última cambia la expresión pero no el contenido.
De la misma manera, corresponde en nuestro caso identificar qué elementos del
universo significante son portadores de sentido y cuales no, qué sistemas se constituyen
a los ojos de los integrantes como reveladores de la intencionalidad de quienes toman
las decisiones y detentan el poder.
Un cambio en la distribución física de un taller podrá ser una sustitución, si responde
meramente a un criterio eficientista, o una conmutación, si marca la intención de alterar
un modo vincular entre los operarios. Las sustituciones caracterizan los cambios
conservativos, mientras que las conmutaciones son distintivas de los cambio
innovativos.
El hecho de que una unidad sea o no significativa reviste también un carácter
situacional. En el caso del taller, la significación del cambio en su distribución física,
aún cuando se trate de una mera sustitución, será diferente si se hace en un momento
normal o en el marco de un conflicto entre la empresa y el sindicato respecto de la
seguridad de los sistemas de trabajo.
Reconocemos entre estas unidades significativas tres tipos de relaciones:
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a) Relaciones de solidaridad: cuando un sistema implica necesariamente al otro
y recíprocamente. Por ejemplo, un sistema de sanciones y recompensas exige
un sistema de evaluación del desempeño y a la vez este no será eficaz si la
diferencia entre un mal desempeño y otro excelente no implica un efectivo
reconocimiento para este último. La relación entre ambos sistemas es de
solidaridad.
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1) Estructura:
La estructura organizativa configura el territorio en el que los miembros tratan de
ubicarse. En los modos de relación prescriptos y estables entre individuos, grupos,
secciones, departamentos, etc., cada uno busca dilucidar el grado de autonomía que
posee. Esto adquiere importancia en términos absolutos (el grado de autonomía que yo
o mi sector poseemos) y relativos (la autonomía de que gozo en relación con los
demás). La cantidad de niveles jerárquicos que incluye una estructura es un indicador
relevante para medir el grado de autonomía.
La estructura está en relación semántica con los sistemas de decisión, información y
control, ya que es la intersección entre estos sistemas la que permite comprender su
adecuación y funcionalidad. Por otra parte, la relación entre estructura y roles es de
solidaridad, se necesitan recíprocamente.
Es importante relevar el modo de expresión de esta estructura. En la mayoría de las
organizaciones en las que se encuentra formalizada, se denota a través de un
organigrama, el cual es una representación pobre de la realidad interaccional de la
organización, de la que resultarán en general acciones también empobrecidas.
También, en términos de estructura, es esencial la identificación de la forma jurídica
de la organización.
2) Sistema de Roles:
Los roles configuran cadenas sintagmáticas. El sistema de roles está, por lo tanto, al
revés que la estructura, más cerca del habla que de la lengua de un organización. La
segmentación que se realice permitirá identificar las unidades significativas,
relacionadas entre sí de tres maneras: relaciones de solidaridad (díadas institucionales),
relaciones de implantación simple (relaciones jerárquicas verticales) y relaciones de
combinación (las que se establecen en distintas funciones).
Los sistemas de roles son sintácticos, ya que existen reglas de articulación entre ellos.
Su sintaxis es mixta, espacial en el sentido de su ubicación relativa en la estructura,
temporal porque están encadenados en términos del cumplimiento de los ciclos de la
organización.
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6) Sistemas de Información:
Un sistema de información adecuado solo es posible a partir de un modelo
comprensivo de la propia organización, de sus procesos y de sus relaciones con el
contexto. En la mayoría de los casos, los sistemas son fragmentarios, parciales,
iluminan quizás en exceso ciertas porciones de realidad y dejan totalmente oscuras
otras.
Los sistemas de información son una instancia mediadora para la construcción del
presente; su falta de adecuación resiente la comunicación.
Los sistemas de información, como componente de los de comunicación, están en las
organizaciones más o menos formalizados, y su grado de formalización es un indicador
de la coherencia de sus modelos.
7) Sistemas de Control:
Son los mecanismos puestos en juego para asegurar la ocurrencia de las actividades
prescriptas y los procesos programados en la forma esperada. Interesan los controles
que tienen que ver con las actividades de las personas y, en relación con ellas, el
privilegio de los medios físicos, materiales o simbólicos.
Es necesario indagar si son explícitos o implícitos, conocidos o desconocidos, si se
controla o se vigila, qué hace el controlador si no controla.
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8) Sistemas de Trabajo:
Importa aquí qué modelo vincular connota. La cadena seriada de producción es un
ejemplo de trivialización de los comportamientos, de empobrecimiento de las
relaciones. Señala un privilegio de lo utilitario por sobre lo interactivo, de lo físico
sobre lo intelectual en cuanto a las capacidades que demanda.
La relación entre especialistas y generalistas, entre los que planifican, los que ejecutan
y los que controlan es uno de los indicadores más precisos para los integrantes respecto
de lo que se espera de ellos y de lo que ellos pueden a su vez esperar de la organización.
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Dinero y educación, dinero y salud, dinero y trabajo, dinero y justicia, dinero y tiempo
libre, dinero y control social: he aquí su inevitable connotación institucional.
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3) Sistemas de Egreso:
Es importante evaluar quién se va, porque se va, si se fue o lo “hicieron ir”. La
particularidad de los egresos es que siempre implican la elaboración de un duelo.
4) Sistemas de Remuneraciones:
Son sintagmáticos y sintácticos. A los efectos de su racionalidad, importa la relación
entre sus términos; cada uno de ellos adquiere valor en función de los demás. La
expansión semántica de cada término está limitada por los términos contiguos de la
cadena sintagmática.
Palabras frecuentemente asociadas a estos sistemas, como arbitrariedad,
discrecionalidad, confidencialidad, dan cuenta de su estrecha relación con el poder.
Son esenciales en los procesos de cambio innovativo.
5) Demografía:
Las edades, los orígenes sociales de los integrantes, su nivel cultural, su procedencia
étnica, su religión, su filiación política, todos estos son factores de un análisis
demográfico muy revelador para la semiótica de las organizaciones. Movilidad y
mortalidad pueden analizarse en relación con estos factores, y ello nos dará cuenta de
discriminaciones que no suelen ser evidentes pero que existen y son significativas para
los participantes.
Para el análisis de esta cadena sintagmática es esencial la segmentación y su posterior
clasificación. Interesa distinguir todos los factores señalados para los distintos sectores
y los distintos puestos, analizar por ejemplo que funciones desempeñan hombres y
mujeres. El análisis demográfico es una herramienta apropiada para identificar
subculturas en las organizaciones.
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9) Relaciones Laborales:
¿Cómo es la relación de la empresa con el sindicato?¿Hay comisión interna, comité de
empresas?¿Cuál es la representación que tienen los distintos niveles jerárquicos?¿Las
relaciones laborales están signadas por la persuasión, la negociación o la compulsión?
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1) Área Afectiva
2) Área estética:
3) Área Cultural:
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f) Mitos: mitos de los orígenes, mito del fundador, mitos relativos al crecimiento,
mitos para la innovación. Son relatos que dan cuenta de tiempos pasados y
fundamentales, en cuya estructura se codifica el sistema de creencias de la
organización. Narraciones cuyo valor no está en el carácter de verdad que
tienen, sino en su vigencia relativa a los procesos de significación.
Sus unidades significativas son aspectos relevantes para los miembros relativos a la
calidad y cantidad de recursos que la organización consume en el logro de sus
propósitos. Se debe evaluar los aspectos cuantitativos y cualitativos en el uso de los
recursos, la tecnología, las utilidades, su aplicación y distribución.
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Lo manifiesto es que las organizaciones no “tienen” conflictos, sino que hay en ellas
gente que los narra y que, al hacerlo, los significa como tales.
El conflicto es una construcción: una situación es vivida como conflictiva si es
significada como tal. Más allá del carácter subjetivo que asume, es necesario reconocer
que algo será indicado por alguien como conflicto en el marco de una estructura de
significación.
El valor instrumental de una semiótica del conflicto es la posibilidad de convertir
estas narraciones en signos, significantes que señalan estructuras de significación (el
orden simbólico) y que, al hacerlo, permiten comprenderlas y operar sobre ellas.
La construcción del conflicto, por vías de las elecciones y exclusiones que hace,
marca el lugar del narrador. Es decir que esta construcción es, primer lugar,
epistemológica.
En segundo lugar es ontológica. Decir que algo es un conflicto implica ubicarse en
un contexto, reconocer sus propiedades y desde allí hacer la operación de distinción. La
organización siempre es fondo del conflicto, no hay conflicto fuera de la ontología de la
organización.
La oportunidad consiste en utilizar el conflicto como señal que ilumine aspectos de
este fondo. Es un modo de expresión que habla de la organización y de sus integrantes.
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Los sistemas de trabajo son determinantes de los modos de relación entre las
personas. A través de ellos la organización manifiesta su disposición a la integración de
la funciones y de las áreas o, la tendencia a constituir compartimientos cerrados.
Por último, queda considerar el tiempo. Se debe evaluar cuáles son los tiempos de
gestación, de desarrollo y de resolución de los conflictos; en qué momento se admite la
existencia del conflicto; si la solución es repentina o producto de un proceso; etc.
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términos a los ojos de los participantes, aunque también debe reconocerse que en la
consecución de ésta estabilidad de paga un precio: la rigidez.
La significación del presente resulta de un proceso de negociación entre partes con
intereses encontrados. Son precisamente las faltas de acuerdo en la interpretación de los
acontecimientos y la posibilidad de dirimirlas en un juego de fuerzas desigualitarias y
móviles las que permiten dar cuenta del cambio social.
Hay sistemas semióticos arbitrarios y analógicos. En la arbitrariedad del significante
reside la clave del poder de orden simbólico. Quien puede imponer un significante
arbitrario, tiene poder. Pero los sistemas semióticos de la organización son analógicos
en relación con la jerarquía y el poder, ya que como significantes lo representan con
obviedad.
La estructura del macrodiscurso del poder no es una evidencia, sino que debe ser
sacada a la luz a partir de sus analizadores. Solo así es poder reconocer sus aspectos
propiamente semánticos. Esto es señal de represión, porque para que esto suceda se
tiene que haber reprimido, en aras del orden, la palabra que señala éstas diferencias.
Esta represión ocurre en los procesos de socialización, el orden jerárquico de las
organizaciones es posible gracias a los procesos de aprestamiento social. La represión
internalizada es el origen de la naturalización de las diferencias.
Todo orden normativo debe recurrir para su institución a la represión del habla
instituyente que se le opone.
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Capítulo IV:
“Relaciones entre lo manifiesto y lo latente”
El objeto de este capítulo es caracterizar las relaciones que existen lo manifiesto y lo
latente en los grupos operativos de aprendizaje, y utilizarlos como analizar de las
relaciones que se establecen entre la organización y sus grupos.
EL PROCESO DE SIMBOLIZACIÓN
La unidad de trabajo
Como primer herramienta, para relacionar los conceptos de lo manifiesto y lo latente,
se puede recurrir al cono invertido desarrollado por Pichon Rivière a los efectos de
caracterizar el acontecer grupal que lleva de lo explícito a lo implícito en un continuo
proceso en espiral, donde la labor del coordinador es precisamente a contribuir, a través
de sus intervenciones, a que lo latente se haga manifiesto, permitiendo al grupo
comprender y elaborar la naturaleza de los obstáculos que se oponen al desarrollo de su
tarea.
Explícito
Implícito
Sobredeterminantes
Podríamos ubicar debajo de este primer cono otro en cuya base se ubican la
multiplicidad de situaciones sobredeterminantes, relacionadas con los integrantes
individualmente, el grupo en sí mismo y el contexto en el que éste se desarrolla, cuya
presencia es activa y coorganizadora de los fenómenos grupales. Esto significa, que el
acontecer grupal implícito de un grupo en un momento dado está sobrederterminado por
una multiplicidad de factores que trascienden su propio ámbito.
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TAREA
COORDINADOR
GRUPO COORDINADOR
Elaboración Existente
(emergente)
TAREA
GRUPO
En este gráfico, se puede iniciar el recorrido en cualquiera de sus vértices, dado que
representa precisamente el proceso continuo a que hace referencia la espiral del cono
invertido.
Por ejemplo, empezando por el vértice inferior, el coordinador hace una
caracterización del existente del grupo, es decir, del material aportado por uno o más
miembros que hacen las veces de portavoces, a partir del cual detecta los obstáculos que
se oponen al logro de la tarea grupal. Dichos obstáculos se originan en la intensificación
de las ansiedades básicas y conducen a situaciones estereotipadas y dilemáticas cuyo
origen es necesario reconocer. La técnica del grupo operativo transforma el obstáculo en
instrumento para el logro para la tarea grupal, ya que su comprensión permite no sólo el
abordaje de la tarea explícita sino también la elaboración de las ansiedades básicas
movilizadas en el proceso.
El coordinador elabora entonces su hipótesis acerca del acontecer latente del grupo,
que es explicitada en forma de interpretación. Este proceso de detección de obstáculos y
su explicitación constituye precisamente la tarea del coordinador.
Cabe ampliar el concepto de interpretación al de intervención, entendiendo por tal
toda acción del coordinador que tienda a hacer explícito lo implícito y cuya eficacia no
debe medirse por un criterio de verdad sino por el de operatividad que otorga a dicha
intervención un carácter reestructurante con vistas al objetivo del grupo.
En tanto esta reestructuración opera, el grupo hace a su vez una elaboración cuyo
resultado permite caracterizar emergentes que se constituyen en nuevos existentes a
partir de los cuales se da una nueva vuelta de espiral.
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NIVEL CONCEPTOS
- Ética/Ideología- Concepción de aprendizaje
- Elucidación de la contratransferencia
EPISTEMOLÓGICO - Sujeto productor y producido
(o metanivel) - Relación dialéctica mundo interno-mundo externo
- Adaptación activa a la realidad
- Crítica vida cotidiana
- Vínculo
- Tarea
- Obstáculo
ONTOLÓGICO - Rol
- Manifiesto-Latente/ Explícito-Implícito/ Consciente-
Inconsciente
- Unidad de trabajo
- Señalamiento, interpretación, construcción
METODOLÓGICO - Punto de urgencia- Timing
(TECNICAS - Encuadre
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Manifiesto Latente
Explícito Implícito
Consciente Inconsciente
Pichón Rivière se nutre de la primera tópica de la teoría de Freud sobre los conceptos
de Consciente e Inconsciente.
Freud define al Consciente (Cs) como una representación que se halla presente en
nuestra conciencia y es objeto de nuestra percepción, mientras que lo Inconsciente (Ics)
aparece como una representación que no percibimos, pero cuya presencia estamos
prontos a afirmar basados en pruebas e indicios de otro orden.
Como en lo manifiesto, lo Consciente está presente y se percibe, mientras que lo
Inconsciente, como lo latente, no sólo “no se ve” sino que además requiere recurrir a
otro nivel lógico para su comprensión. Esto marca la presencia de dos sistemas de
naturaleza distinta en cuanto a las relaciones entre sus elementos: las relaciones entre
los elementos del sistema Consciente se rigen por principios distintos de aquellos que
determinan las relaciones entre los elementos Inconscientes.
En cuanto a la relación de los sistemas entre sí, se trata de relaciones de conjunto, sin
que se imponga una correspondencia biunívoca entre sus elementos; vale decir que a un
elemento del sistema Cs pueden corresponder varios elementos del sistema Ics, mientras
que muchos eventos que se desarrollan en lo consciente pueden estar sobredeterminados
por una misma estructura inconsciente. Se tiene entonces una organización constituida
por dos sistemas en interacción, regidos cada uno de ellos por principios que le son
propios y los distinguen del otro.
El Inconsciente se define como atemporal y ahistórico, su origen está en las
experiencias de satisfacción constitutivas del deseo y el principio que lo rige es el
Principio de Placer. Esto Freud lo define como el Proceso Primario.
La lógica que caracteriza al sistema Consciente es la del Proceso Secundario, donde
predomina el Principio de Realidad y se impone muchas veces un aplazamiento de la
satisfacción del deseo, así como la búsqueda de alternativas para su realización.
Existe otro sistema introducido por Freud que es el Preconsciente (Pcs), constituido
por contenidos que sin estar presentes en el campo actual de la conciencia, son sin
embargo susceptibles de conciencia.
El conjunto constituido por los sistemas Pcs-Ics se denomina Inconsciente en sentido
descriptivo, o en sentido amplio, mientras que cuando se hace referencia al Ics en
sentido estricto, vale decir a aquel sistema regido por el proceso primario, se denomina
Ics tópico.
Freud sostiene que todo acto psíquico es en principio inconsciente, pudiendo
establecerse una secuencia, entre cuyas instancias se establecen censuras. Dada la
naturaleza diferente que rige las lógicas de cada uno de los tres subsistemas, las
censuras que se establecen para el pasaje de representaciones de un sistema a otro
también difieren.
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Cs
Censura (2)
Pcs
Censura (1)
Ics
Freud sostiene que no hay separación esquemáticamente precisa entre los distintos
sistemas, y que la relación entre ellos es de interacción y mutua cooperación.
Se entiende aquí la relación Ics y Pcs-Cs como una relación dialógica, definida por
la unión simbiótica de dos lógicas que se nutren entre sí, entran en concurrencia, se
parasitan mutuamente, se complementan a la vez que se oponen y se combaten a
muerte. Es una relación simbiótica en el sentido que no pueden analizarse los procesos
psíquicos primarios sin recurrir a signos cuya ocurrencia se da en el nivel Cs. No puede
por otra parte admitirse una prevalencia definitiva del principio de realidad sobre el
principio de placer, o viceversa.
Ambos sistemas son necesarios a los efectos de la comprensión del aparato psíquico.
De lo individual a lo grupal
Cabe ahora aplicar las ideas desarrolladas al campo grupal. Para ello, se recurre en
primera instancia, a los conceptos de emergente y portavoz.
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Cuando Pichon Rivière dice que el acontecer latente del grupo está determinado por
la trama vincular de fantasías inconscientes de sus integrantes, está implícitamente
definiendo el dominio de existencia del grupo como el de los vínculos entre sus
integrantes. Es decir que no son las propiedades de los individuos que pertenecen al
grupo los que lo caracterizan como tal, sino las relaciones que se establecen entre ellos,
aun cuando toda interacción con un grupo es siempre una interacción entre sus
integrantes.
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Pichon Rivière sostiene que cualquier cosa que acontezca en un grupo está
manifestando por medio del emergente el contenido implícito de la situación del grupo.
Pero debe agregarse que ninguna de estas cosas (significantes) puede ser tomada como
indicio de dicho contenido implícito, es decir, ser tomada como signo, hasta que no se le
dé una explicación (significado). Dentro de la estructura de lo manifiesto, todo es
significativo en tanto el operador pueda asignarle un significado. Corresponde también
al operador develar la naturaleza del signo en términos del acontecer grupal.
Puestos frente al acontecer grupal, encontramos que lo significativo no es el
acontecer mismo, sino la mirada que el observador le dirige. En un grupo se producen
muchos más acontecimientos que los que el operador puede dar cuenta y por lo tanto es
importante resaltar el proceso de selección.
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Nada tiene sentido fuera de la mirada del observador, que es la que selecciona de la
multiplicidad de eventos que el grupo despliega, aquellos que serán útiles en función de
su tarea. Y es precisamente esta comprensión acerca de la naturaleza de su tarea
(trabajar sobre los obstáculos del grupo) la que dirige su mirada y su intervención.
Frente a la constitución de un signo, o sea, cuando algún aspecto de lo manifiesto
adquiere significado y echa luz sobre la estructura de lo latente, señalarla o no
dependerá del carácter de obstáculo que dicho hecho presente. Cuando el coordinador
comprende algo acerca de lo implícito, pero sin obstaculizar la tarea, no corresponde
manifestarlo; simplemente puede quedar registrado para ser introducido en el momento
que sea oportuno.
Se tienen entonces dos planos:
- el de lo Manifiesto, Explícito o Consciente
- el de lo Latente, Implícito o Inconsciente descriptivo
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Una operación de distinción consiste en especificar una figura y el fondo, del cual
queda distinguida. La simbolización es una operación de distinción, ya que en ellas
se distinguen ciertos elementos de lo explícito (significantes), que pasan a ser figura
por el hecho de asignárseles un significado implícito relacionado con la estructura
latente del grupo.
Lo más probable es que tanto (a) como (b) sean ciertas pero una u otra explicación
otorga existencia a distintos aspectos de lo latente en el grupo.
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Toda mirada es una mirada desde un marco conceptual y todo lo que se dice es
dicho por un observador a otro observador (que puede ser él mismo) desde dicho
marco conceptual. El ECRO no es sólo importante en términos de consenso, sino
que además es lo que permite al operador tomar distancia del grupo, reconocer su
implicación en tanto está incluido en el fenómeno que observa, y desde esa distancia
operar. La posición del operador no sólo se prescribe en el encuadre; el operador no
puede construir su lugar sino ejerciendo su ECRO.
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INSTITUCIÓN
Educación
GRUPO
ORGANIZACIÓN
SUJETO
Coordinador
*Identidad
*Valores propios
SITUACIÓN
La organización y su identidad-construcción
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construcción está constituida por aquellos rasgos que la organización construye para
sí, los que elige como su estrategia fundamental y preserva a través del tiempo. Todas
las perturbaciones de origen interno o externo son de allí en más procesadas de modo
de mantener inalterables estos rasgos que la organización construye para sí.
La identidad-construcción articula lo que ya no es obvio, expone el derecho de una
fuerza que, por vías de su afirmación, constituye un cuestionamiento implícito y la
exclusión de lo que no considera válido.
Construye una cultura específica, que interrumpe las influencias externas del
contexto y erige barreras, límites, discontinuidades en el espacio, y lo hace para afirmar
que “Aquí es diferente de allá”.
En el seno de la organización, la identidad-construcción se constituye en discurso. La
existencia de un discurso identificatorio hace circular la identidad por la organización y
la constituye para sus miembros.
Se propone establecer reglas de juego ciertas e indiscutibles, con tendencia a
sacralizarse o naturalizarse. De esta manera instituye, para aquellos a quienes involucra,
factores de identidad y de partencia que los aglutinan alrededor de un quehacer común.
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la dinámica de las transformaciones. Sin dejar de reconocer la estabilidad de los
valores propios, éstos se modifican dialécticamente.
Es por ello que los he adscrito a la estructura y no a la identidad. En la constitución
de los rasgos de identidad-construcción hay intención de invariancia, cosa que no
sucede con los valores propios, más sujetos a los avatares del devenir.
La identidad es sincrónica. Los valores propios son diacrónicos. Un valor propio
que se intenta preservar se constituye en rasgo de identidad.
La existencia de un ECRO es un rasgo de identidad: pero su evolución a lo largo de
procesos dialécticos pertenece a la estructura, en tanto materializa, actualiza la
identidad, que de otro modo no tiene sino existencia virtual.
Los conceptos articulados que componen el ECRO tienden a erigirse en valores
propios.
Las distinciones hechas respecto de la identidad y los valores propios, nos obliga a
considerar el carácter restrictivo que estos conceptos adquieren respecto del mencionado
proceso de simbolización.
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Se pueden esquematizar sus relaciones de dos formas, una inclusiva y otra analítica:
IDENTIDAD
IDENTIDAD
ESTRUCTURA ESTRUCTURA
ACONTECIMIENTO
ACONTECIMIENTO
Determinaciones
Inclusión recíprocas
2) Polisemia reglamentada
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3) Isotopías
ORGANIZACIÓN
ORGANIZACIÓN
GRUPO COORDINADOR
COORDINADOR
GRUPO
Inclusión
Determinaciones
recíprocas
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El rol coordinador adquiere un lugar privilegiado frente a los ojos del grupo. La
escuela legitima su poder, y con él, su saber.
La interacción entre coordinador y grupo se organiza en la Unidad de Trabajo. Esta
interacción se repite secuencialmente una y mil veces constituyendo lo que he
denominado un proceso recurrente, por lo de repetición, y recursivo, en el sentido de
que cada “salida” se transforma en una nueva “entrada”. Esto significa el hecho de que
cada emergente se convierte en un nuevo existente.
El postulado de la existencia de lo manifiesto y lo latente transforma la unidad de
trabajo en un valor propio de la organización. Desde esta perspectiva, el coordinador, al
constituirla en eje de su análisis, construye aquello que busca.
Existente Interpretación
COORDINADOR
Emergente
GRUPO
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Existente Existente
COORDINADOR
GRUPO
Existente Existente
COORDINADOR
Existente Existente
GRUPO
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Capítulo V:
“El espacio organizacional”
Vivimos insertos en organizaciones, las cuales nos producen y a las que producimos.
Organizaciones que determinan la calidad y cantidad de muchas de las tramas
vinculares que construyen la esencia de nuestros ser social.
Organizaciones que requieren de la estabilidad de estas tramas vinculares para su
funcionamiento.
Organizaciones que construyen esta estabilidad a través de la interacción y
reiteración de las interacciones cotidianas entre sus integrantes.
A través de las interacciones recurrentes, se generan conductas estables entre los
miembros de una organización.
Permiten transformar lo desconocido en conocido, procesan la incertidumbre de las
perturbaciones que pueden provenir del contexto.
Naturalmente, esta condición de previsibilidad implica reducir la variedad de
conductas posibles de los individuos para posibilitar el despliegue de una acción
colectiva eficaz.
Esta recurrencia en las interacciones para generar conductas estables es también uno
de los motivos de la resistencia que oponen los mismos integrantes a modificar sus
comportamientos frente a situaciones de cambio.
Dotar a la organización de una plasticidad estructural que le permita
disposicionalmente abordar situaciones de cambio será entonces una preocupación que
no debe estar ausente en el diseño de sus estructuras.
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Las organizaciones instituyen sus “aduanas” en estas zonas de fronteras como medio
de asegura homogeneidad de sus insumos y sus productos, lo cual es un modo de acople
estructural con el contexto, una forma de adaptar los procesos asincrónicos del entorno a
la sincronía de los propios ciclos.
Dos situaciones paradigmáticas extremas marcan el “espacio” que tiene el afuera en
el adentro. La primera puede calificarse como modo adaptativo (“el espectáculo
empieza cuando usted llega”) mientras que la segunda constituye un modo
autoafirmativo (“no se permite el acceso a la sala una vez comenzada el espectáculo”).
La manera en que se orientan las barreras en las fronteras puede caracterizarse como
“hacia adentro” o “hacia fuera”.
Deben establecerse barreras que permitan mirar al interior y al exterior
simultáneamente.
ESPACIO-ABSTRACCIÓN Y ESPACIO-MATERIALIZACIÓN
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cumplimiento sincrónico de sus proceso tienden a instituir el dominio del todo sobre
las partes, restringiendo de esta manera las grado de libertad de los sujetos. Se restringe
su circulación y el uso que hacen del tiempo.
El espacio organizacional sostiene y transforma el espacio singular del sujeto. Es
para él un espacio de realización y de sujeción.
Pero los individuos no suelen insertarse pasivamente en este espacio así instituido,
sino que participan activamente en su definición a través del modo en que asumen sus
roles e interactúan entre sí.
El espacio organizacional resulta ser así también un espacio de autonomía para los
individuos, en tanto, paradójicamente, sólo es posible realizar la propia autonomía en
relación con los otros.
A la distinción realizada entre espacio-abstracción y espacio-materialización, debe
agregarse entonces la diferenciación entre espacio organizacional y espacio individual,
configurándose la siguiente matriz:
ORGANIZACIÓN INDIVIDUO
ESPACIO- Espacio-abstracción Espacio-abstracción
ABSTRACCIÓN organizacional individual
EL ESPACIO-ABSTRACCIÓN ORGANIZACIONAL
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EL ESPACIO-ABSTRACCIÓN INDIVIDUAL
La relación entre la persona y la organización debe situarse en el marco de la relación
dialógica individuo-sociedad.
La permanencia en el tiempo de esta relación complementaria y antagónica admite
resoluciones dialécticas a lo largo del tiempo que dan cuenta del modo como los sujetos
son productores y producidos por las organizaciones.
Configuradas como espacios de mediatización en la relación entre las instituciones y
las personas, las organizaciones proponen un lugar para analizar cómo los individuos
conciben su potencialidad instituyente en el marco de un orden instituido.
El espacio-abstracción individual se relaciona con el concepto de Área tres, en
términos de pluralidad fenoménica, es decir, esa dimensión fenoménica de la mente del
individuo que se proyecta sobre el mundo externo.
La noción de espacio-abstracción individual puede vincularse también con el
concepto de espacio vital desarrollado por K. Lewin, aludiendo a esa representación
altamente subjetiva del mundo tal como el individuo lo percibe, y de su lugar en ella.
Condicionada por su experiencia pasado y sus expectativas futuras, expresión de
metas concientes e inconcientes, este espacio del individuo puede determinar una forma
alienada de inserción en la organización, en cuyo caso el sujeto será victima en la trama
de las relaciones de poder, o bien “actuará” las necesidades que ellas imponen en
función de una racionalidad que le es ajena y no puede cuestionar.
Prevalecerán los mecanismos de adjudicación por sobre los de asunción en la
formación de su propio rol. Existirá un mínimo espacio para la satisfacción de las
propias necesidades frente a las demandas de un mundo externo cada vez más
cercenante.
En cambio, cuando el espacio-abstracción individual es tal que permite a la persona
insertarse activamente en la trama de las relaciones de poder, cuando concibe la
potencialidad para ejercer una acción transformadora y reconoce además la posibilidad
de transformarse a partir de su práctica cotidiana, se revelan sus aspectos de sujeto
productor.
EL ESPACIO-MATERIALIZACIÓN ORGANIZACIONAL
Está configurado por la forma concreta que asume la distribución de los elementos a
los ojos de los participantes de la organización.
La compartimentalización, la opacidad o transparencia de los lugares donde se
interactúa con los demás, la cantidad y distribución de los muebles, la ubicación y el
acceso a los archivos, la climatización de los ambientes, éstos son sólo algunos de los
elementos que se proponen a los individuos como significantes cuyo significado
aprenden rápidamente a desentrañar.
Se “aprenden” rápidamente de los lugares porque este aprendizaje viene aprestado
por la participación en organizaciones anteriores. Es lo que técnicamente constituye un
proceso de educación informal, en tanto no existe intencionalidad educativa explícita y
el aprendizaje surge como efecto de la estructura y la circunstancia.
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EL ESPACIO-MATERIALIZACIÓN INDIVIDUAL
Es lo que la persona bien podría denominar “mi lugar”. La máquina, la herramienta
que se obtiene diariamente en el taller, el escritorio, el teléfono, la radio, todos estos
elementos heterogéneos articulados en un todo armónico o inarmónico con la imagen
que la persona tiene de sí misma.
De donde surge la mayor o menor comodidad, el grado de satisfacción alcanzado en
lo cotidiano hecho de habitar el lugar donde uno trabaja.
Una planta, una foto familiar en el escritorio, el chupete colgado en el espejo
retrovisor del taxi o el colectivo, todos estos son símbolos inequívocos de apropiación
de los espacios, señales de esfuerzo de reconocerse como uno mismo en lugares por
cuya posesión es necesario luchar.
Por el contrario, un espacio desnudo, la ausencia de ornamentación, de cuidado,
revela una relación descatectizada, una actitud de retirada, una carencia de integración.
El espacio-materialización individual es un analizador de la pertenencia. Su
procesamiento, los sucesos del proceso de habitar, suelen dar cuenta de las vicisitudes
de la relación que establece el sujeto con la organización.
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