Está en la página 1de 7

LECCIÓN 2: LOS SOFISTAS Y SÓCRATES

1. INTRODUCCIÓN

―En la lección anterior dimos un repaso a la evolución de la filosofía desde su nacimiento en Mileto
hasta la escuela atomista de Demócrito y Leucipo. El periodo que estudiamos abarcaba unos dos siglos.

―En este periodo el vocabulario filosófico se fue enriqueciendo cada vez más con conceptos como los de
«arjé», «cosmos», «ente», «nous»,«átomo», etc. que dotaron a los filósofos de un buen número de
herramientas intelectuales con las que tratar de pensar la realidad.

― Un ejercicio interesante es tratar de resumir el contenido de la lección anterior de modo que, en lugar
de pensarla simplemente como una sucesión de nombres de filósofos y propuestas particulares, se
ponga de manifiesto una cierta inteligibilidad en el proceso descrito. Para ello, podemos escoger varios
puntos de vista, o varias claves interpretativas.

―Una clave para percibir un desarrollo en la temática de la lección anterior es la idea de tomar
distancia. Los filósofos tuvieron que aprender a tomar distancia de muchas cosas que parecían obvias.
En primer lugar, de los mitos en los que habían sido educados. En segundo lugar, tras la crisis eleática,
hizo de sus propios planteamientos iniciales: el monismo físico asociado con la idea de una arjé
universal era insostenible.

―Más aún, la escuela eleática enseñó que el pensamiento tenía que tomar distancia del testimonio de
los sentidos y la experiencia ordinaria, que, desde ese momento, comenzarían a considerarse como
problemáticas. Y, finalmente, los intentos de superar el escenario de Parménides enseñó a los filósofos
que incluso tenían que tomar distancia de un rigor lógico demasiado excesivo, si querían salir de la
trampa del ente inmóvil. La filosofía de la naturaleza sólo podría avanzar aceptando nociones un tanto
tensas desde el punto de vista lógico, como la de «vacío», que es indica algo un poco a medio camino
entre ser y no ser.

―Otra clave distinta la obtenemos considerando este periodo inicial de la filosofía como una proceso
del descubrimiento progresivo de los recursos para el razonamiento correcto. Y así, mientras que los
primeros físicos milesios parecen haberse conformado con postular una hipótesis y aducir algunos
ejemplos que la apoyarían, los pitagóricos comenzarán a explorar ya la técnica de la modelización
matemática. Luego en Parménides aprenderemos el uso riguroso de los principios lógicos de identidad
y no contradicción, y su discípulo Zenón aportará el método de demostración por reducción al absurdo.
Y en esta lección de hoy veremos cómo Sócrates desarrolla los razonamientos inductivos y explorará las
posibilidades del método del pensamiento dialéctico. De manera que el periodo que estamos
considerando, no sólo aumenta el número de conceptos filosóficos, sino también el número de modos
de pensar los problemas.

― Ahora bien, desde otro punto de vista, la historia del pensamiento presocrático es la historia del
descubrimiento de lo difícil que resulta explicar la realidad, y cumplir así el objetivo que se propusieron
los primeros filósofos.

―En cierto modo, el movimiento sofístico, que tuvo su centro sobre todo en la Atenas del tiempo de
Sócrates (en la segunda mitad del siglo V a.C.), puede ser visto también desde todas estas claves:

(a) Desde la perspectiva del aprender a tomar distancia de lo obvio, los sofistas cuestionarán las leyes
de la ciudad y los principios éticos.
(b) Desde el punto de vista de los recursos del pensamiento, explorarán al máximo las posibilidades de
la retórica.

(c) Y desde el punto de vista de la pluralidad de filosofías y la dificultad de encontrar la verdad, los
sofistas no sólo constituyen una nueva posibilidad dentro del conjunto de las propuestas anteriores,
sino que sacarán las conclusiones más escépticas de esta experiencia.

―En esta lección nos vamos a ocupar de los sofistas y de su principal oponente: Sócrates.

2. LA CRISIS SOFISTA

― La sofística es la última corriente de la filosofía presocrática. Sus promotores, los pensadores


llamados «sofistas», desarrollaron su actividad principalmente en la segunda mitad del siglo V a.C. El
término «sofista» proviene de dos palabras griegas «sophia» [sabiduría] y «sophos» [sabio]. Derivando
su nombre de estas raíces, el sofista vendría a ser el hombre sabio, sobre todo con el matiz del hombre
que tiene la capacidad de enseñar sabiduría. El sofista sería, pues, el que enseña a ser sabio.

― A lo largo de la mayor parte de la historia, los sofistas no han sido considerados como auténticos
filósofos. En realidad, se les ha considerado como lo más opuesto al auténtico filósofo. Incluso hoy día, la
palabra «sofista» se emplea como sinónimo de «embaucador», «charlatán». La razón de esta mala fama
se debe a la radical oposición al movimiento sofístico por parte de Sócrates, Platón y Aristóteles, cuyo
gran peso filosófico ha influido decisivamente en la historia.

―Sin embargo, la reputación de los sofistas en las primeras décadas de desarrollo de esta corriente fue
excelente. Los sofistas eran una especie de profesores ambulantes, que iban recorriendo las distintas
ciudades griegas y que introdujeron una gran novedad en la enseñanza de la filosofía: Por primera vez
en el mundo griego, los sofistas comercializaron sus conocimientos. Es decir, ofrecían cursos, y
cobraban fuertes sumas de dinero por asistir a ellos.

―En sus cursos los sofistas enseñaban fundamentalmente retórica: el arte de persuadir, de inclinar la
opinión de un público hacia las tesis que el orador pretendiera defender, mediante la habilidad
discursiva.

―Esta actividad, de entrada, no parece que tenga que ver con la filosofía. Pero si los sofistas llegaron a
identificar el saber principal con la retórica, ello fue después de haber reflexionado sobre el curso que
había seguido la filosofía anterior. De esa reflexión extrajeron tres tesis fundamentales, que constituyen
el núcleo de su pensamiento.

―Las tres tesis centrales del movimiento sofístico:

(1) No existe la verdad absoluta ni el bien absoluto, sino tan sólo la verdad y el bien «desde tal punto de
vista» o «para alguien» [Esta es la posición conocida como relativismo epistemológico y moral].

(2) No existe la «realidad en sí», el «ser», la «naturaleza de las cosas» [Posición conocida como
nihilismo].

(3) Las leyes de los estados y las normas morales no se apoyan en la naturaleza sino que son
convencionales [convencionalismo].
―Admitidas estas posiciones, parece claro que lo único que le resta al filósofo es dedicarse al arte de los
razonamientos en favor de cualquier posición y su contraria, y ofrecer este arte a aquellos que quieran
utilizarlo para influir en los asuntos públicos.

―Los motivos que indujeron a los sofistas a adoptar estas tesis son varios:

(1) El resultado de las indagaciones de los filósofos-físicos (... es decir, la variedad de teorías
contrapuestas sobre la naturaleza...)

(2) La experiencia de los cambios de constitución en las polis, así como el conocimiento de las leyes de
otros pueblos. (... es decir, la variedad de leyes y constituciones contrapuestas...)

(3) El reto de la escuela eleática. (... es decir, el convencimiento de que no se puede pensar el ser, porque
se llega a resultados absurdos...).

3. PRINCIPALES SOFISTAS PROTÁGORAS

PROTÁGORAS

―Protágoras nació en Abdera, como Demócrito, posiblemente entre los años 491 y 481 a.C. Viajó por
diversas ciudades griegas, pero, sobre todo, realizó largas estancias en Atenas, donde era muy
admirado. Se cuenta que Pericles le tenía gran estima, e incluso le encargó la constitución de una de las
colonias atenienses. Murió en la última década del siglo V a.C.

―Aunque sus obras se han perdido, hay una frase que parece resumir el núcleo de su pensamiento, y
que ha llegado a convertirse en una de las citas más famosas de la historia de la filosofía. Dice así:

«El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son, y de las que no son en
cuanto que no son».

― A juzgar por el testimonio de Platón, esta frase se refiere primariamente al hombre individual: Las
cosas son para cada uno como se le aparecen.

―Además de la lectura «individual» de la frase de Protágoras, muchos intérpretes creen que este autor
también sostenía una lectura «colectiva» de la misma, es decir, referida a las agrupaciones de hombres
como conjunto, y especialmente la polis, el estado. Según eso, las leyes, las costumbres y/o las
autoridades de la polis podrían dictaminar lo que es bueno o malo para ella, sin que hubiera una
instancia superior o una realidad objetiva que sirviera de medida de estas opiniones.

―Consistente con su relativismo y perspectivismo extremo, es también su actitud agnóstica con


relación a los dioses (que seguramente no era más que una versión discreta de ateísmo).

―El escritor eclesiástico Eusebio, nos ha conservado la siguiente frase suya:

«Respecto de los dioses, no tengo forma de saber ni qué son ni qué no son, ni cuál es su aspecto.
Muchas son, en efecto, las dificultades que me lo impiden: su invisibilidad, y la brevedad de la
vida».

―Es fácil concluir que esta declaración trata de dulcificar un planteamiento más hostil aún a la
existencia de la divinidad. Y, de hecho, otros sofistas fueron aún más explícitos sobre este particular.
Pues si existiera lo divino, parece que habría una instancia real no relativa: los dioses realmente
existentes. Y si hubiera tal cosa, se desmoronaría por completo su relativismo. La realidad no sería
como a cada uno le aparece, sino como la ven los dioses.

GORGIAS

―El otro gran autor de la corriente sofística que no debemos olvidar es Gorgias. Gorgias nació en
Leontini, en Sicilia, hacia el año 490 a.C., y se cuenta que vivió algo más de cien años. Según el
testimonio de su discípulo Isócrates, no se casó, ni tuvo ningún hijo. Y llegó a hacerse muy rico por
medio de los cursos de retórica que impartió.

―Llegó a Atenas a la edad de 60 años, como jefe de una delegación de Leontini que venía a pedir la
protección ateniense de su ciudad, y su oratoria causó una profunda impresión en esta ciudad, en la que
permaneció algún tiempo. Viajó además por otras ciudades de Grecia, y murió el año 380 a.C. en Tesalia.

―Tan sólo han llegado hasta nosotros algunos fragmentos de tres de sus obras: Un tratado Sobre la
naturaleza o el no ser, el Elogio a Elena y la Apología de Palamedes.

―La reflexión filosófica que está a la base del pensamiento de Gorgias, la encontramos sobre todo en su
libro Sobre la naturaleza o el no ser. En la que sostiene tres tesis:

(1) Que el ente no existe

(2) Que si existiera, no sería cognoscible

(3) Que, aunque fuera cognoscible, no sería comunicable Para entender una de las críticas
fundamentales de Sócrates a los sofistas hay que fijarse sobre todo en la tercera de estas tesis, que
Gorgias fundamenta en la idea de que el lenguaje no es más que sonidos que producen ciertos efectos en
el oyente. Pero un sonido no puede transmitir lo que no es un sonido.

4. LA NATURALEZA [PHYSIS] FRENTE A LA LEY [NOMOS]

―En el pensamiento de los sofistas aparece una contraposición entre naturaleza [physis] y ley [nomos].

―La naturaleza es desordenada. Caótica. Y en consonancia, el comportamiento natural del hombre


sería seguir sus deseos a toda costa, y eso incluye arrebatar posesiones, esclavizar, eliminar enemigos y
personas molestas etc. La ley reprime estos impulsos naturales, y genera un orden convencional. Un
orden que resulta conveniente.

―¿Conveniente para quién? Protágoras dirá que para todos. Pero otros sofistas, como por ejemplo
Trasímaco, afirmarán que la ley es un ordenamiento conveniente al más fuerte. Y otros como Callicles,
pensarán lo contrario: que la ley es un intento de los débiles para sujetar a los fuertes, y que lo que el
hombre fuerte debe hacer es no dejarse sujetar por la ley y seguir los impulsos de la naturaleza. Esta
tesis influiría mucho en la política ateniense durante la Guerra del Peloponeso.

5. SÓCRATES

― Sócrates nació en 470-469 a. C. en Atenas –donde pasaría toda su vida, salvo un posible viaje a Delos,
y tres salidas relacionadas con su participación como soldado en diversas campañas militares–. Murió
en el año 399 a.C. condenado a muerte por un tribunal ateniense de quinientos ciudadadanos, ante el
que fue acusado de no reconocer a los dioses de la ciudad, sino haber introducido nuevas divinidades,
así como de corromper a los jóvenes con sus enseñanzas.
―Resulta bastante difícil ofrecer una imagen del pensamiento de Sócrates de la que uno pueda estar
medianamente seguro de su adecuación a la realidad. Ello es debido a que no escribió ninguna obra,
sino que todas sus reflexiones las realizó en el contexto de conversaciones con distintos personajes
atenienses.

―Esa actividad le atrajo admiradores de gran categoría (el mayor de ellos Platón, pero también, p.e.
Jenofonte), y detractores muy notables también (como Aristófanes).

― Para reconstruir el pensamiento de Sócrates la fuente principal son los diálogos escritos por su
discípulo Platón. Lo que ocurre es que, si bien en los primeros diálogos podemos estar relativamente
seguros de que en ellos se retrata al Sócrates real, conforme fue madurando el pensamiento del propio
Platón, el retrato de su maestro se fue desdibujando cada vez más. Platón puso en boca de Sócrates sus
propias doctrinas. Con lo que se hace necesario una labor de separación muy cuidadosa.

―La segunda fuente en importancia con la que contamos son los testimonios de Aristóteles. El problema
en este caso es que Aristóteles no llegó a conocer personalmente a Sócrates, de manera que sólo aporta
informaciones indirectas. Ahora bien, no cabe duda de que Aristóteles debía conocer en detalle las ideas
del maestro de su maestro.

―En tercer lugar tenemos los relatos de Jenofonte. Pero este autor, aunque fue contemporáneo de
Sócrates, y admirador suyo, no era filósofo, y no supo transmitir bien su pensamiento.

― La trayectoria filosófica de Sócrates parte del estudio de los fenómenos naturales. Es decir, Sócrates
sigue en esto la línea tradicional de los filósofos-físicos, desde Tales.

―Sin embargo, no desarrolló ninguna filosofía de la naturaleza propia. Sabemos, por un pasaje del
diálogo Fedón de Platón, que se sentía insatisfecho del mecanicismo habitual en las explicaciones de los
físicos, y que consideraba que la mente debía jugar un papel mucho más importante que el que se le
daba en la comprensión del cosmos. De ahí que al principio recibiera con ilusión la noticia de que
Anaxágoras había propuesto precisamente el nous como principio de movimiento y ordenación del
mundo.

―Pero al leer el libro de Anaxágoras quedó muy decepcionado. Pues consideró que, en el fondo,
imperaba ahí también el viejo mecanicismo, y la mente no tenía otro papel que poner en marcha el
proceso. Sócrates creía que una explicación de la naturaleza por la acción de una mente tendría que
seguir otro esquema de pensamiento.

―En el Fedón de Platón hay un pasaje en el que Sócrates describe cómo tendría que ser una explicación
de la naturaleza si usamos como clave explicativa la mente:

«me pareció que, en cierto modo, era una ventaja que fuera la mente la causa de todas las cosas.
Pensé que, si eso era así, la mente ordenadora ordenaría y colocaría todas y cada una de las cosas
allí donde mejor estuvieran. Así, pues, si alguno quería encontrar la causa de cada cosa, según la
cual nace, perece o existe, debía encontrar sobre ello esto: cómo es mejor para ella ser, padecer o
realizar lo que fuere. Y, según este razonamiento, resultaba que al hombre no le correspondía
examinar ni sobre eso mismo, ni sobre las demás cosas nada que no fuera lo mejor y lo más
conveniente»
Para Sócrates, Dios es la mente que ha ordenado y ordena todas las cosas del mundo de forma que
estén dispuestas del mejor modo posible. De lo cual deducirá además que la existencia de Dios se puede
probar por el orden y los indicios de finalidad que se observan en el universo.

―Dado que ninguno de los estudiosos de la naturaleza afrontaban el problema de explicarla en estos
términos, Sócrates dejó esos estudios, y emprendió una investigación, realizada por medio de
conversaciones con los ciudadanos de Atenas, acerca del significado de los conceptos.

― Sócrates pregunta a sus conciudadanos, sobre todo a aquellos que afirman saber acerca de un tema
determinado. Y que, en esas conversaciones introducen dos descubrimientos fundamentales para la
filosofía: El método del razonamiento inductivo, y las definiciones. Aristóteles, con su habitual
capacidad para ir directamente a lo esencial de los asuntos lo afirmará tajantemente:

«Dos son los descubrimientos que hay que reconocer en justicia a Sócrates: los razonamientos
inductivos y las definiciones universales y ambos están a la base de la ciencia».

―En las conversaciones, Sócrates intenta siempre obtener una definición universal de algo, ya sea de la
justicia, la piedad, la belleza o la virtud. Pues si no tenemos una definición, ¿cómo podemos saber de qué
estamos hablando cuando nos referimos a estas cosas? La definición será el conjunto de rasgos
necesarios y suficientes para poder decir que a algo le corresponde un cierto predicado (bello, virtuoso,
justo, etc.)

―El método inductivo, que consistirá en tratar de obtener una definición sobre la base del ejemplo
presentado, para a continuación poner a prueba la definición obtenida con otros ejemplos. Por lo
general, los nuevos ejemplos muestran que la definición propuesta inicialmente era insuficiente, por lo
que tiene que ser modificada. Una vez hecho esto, el procedimiento se volverá a repetir con nuevos
ejemplos tantas veces como sea necesario.

―Con estas investigaciones Sócrates pretende hacer frente al relativismo de los sofistas. Veamos cómo
lo hace:

― Gorgias en particular, y los sofistas en general, había negado que las palabras tuvieran significados
comunes a todos los que las usan. Y mucho menos significados objetivos. Puesto que no había una
realidad objetiva. Lo cual se aplicaba también a las virtudes: Y a la justicia muy en particular. El
resultado de estas enseñanzas había sido el desplome moral de la élite políticocultural de Atenas, y la
falta de freno y la crueldad en la guerra del Peloponeso.

―Sócrates atacará a la sofística por este flanco, insistiendo en que, si las palabras no tuvieran
significados comunes, no habría forma de que nos pudiéramos entender. Ni siquiera tendría sentido lo
que los sofistas afirman cuando dicen que lo justo según la naturaleza es que el hombre fuerte domine,
si no contaran ya al hablar con una noción implícita de justicia, que debe poder ser explicitable. Ni el
propio sofista sabría lo que está diciendo cuando usa la palabra justicia, ni ninguna otra. El relativismo
absoluto conduce a la ininteligibilidad.

―Por tanto, el planteamiento de Sócrates podemos resumirlo así:

(1) Hay un orden natural. Un orden natural que se origina por la operación de una mente. Y por eso
todo en el cosmos está dispuesto de un modo óptimo.
(2) Ese orden natural es el que hace posible que podamos entendernos: Nos entendemos porque las
palabras tienen un significado. Y las palabras tienen un significado porque las cosas tienen una esencia
objetiva.

(3) Por tanto, el mero hecho de que el lenguaje humano nos permita comunicarnos está indicando que
el relativismo de los sofistas no puede ser cierto.

―Si hay un orden natural, también hay comportamientos que son objetivamente correctos, y
comportamientos que no lo son. Sócrates afirma que el primer paso para ser virtuoso y justo es
encontrar las nociones comunes y objetivas de las virtudes. Porque ¿cómo vamos a practicarlas si no
sabemos qué son?

―Esto llevará a Sócrates a afirmar que la causa de que se obre injustamente es el desconocimiento de lo
que es justo y bueno. Si uno supiera realmente qué significa ser justo y virtuoso, estas realidades se le
impondrían por su propia belleza, y porque uno se daría cuenta de que la maldad perjudica al malvado.
Uno se daría cuenta, incluso, de que es mucho mejor sufrir una injusticia que cometerla. Entre otras
cosas se daría cuenta de que es mejor obedecer a las leyes incluso cuando estas le perjudican a uno, que
desobedecerlas para obtener un beneficio. De manera que la clave de la moralidad está en el
conocimiento. A esta posición se le ha llamado «intelectualismo moral» y sus representantes más
destacados son Sócrates y Platón.

―Por último Sócrates considera que la bondad que se deriva del conocimiento constituye la clave de la
felicidad. El hombre feliz es el que conoce lo que es la virtud, y, por conocerla la practica, pues se da
cuenta de que en ella reside su propio bien.

―En definitiva, la propuesta que Sócrates realiza, frente al relativismo sofista, es lograr un nuevo
compromiso de los ciudadanos con las leyes de la ciudad y con el orden moral. Y se trata de un
compromiso que surge como consecuencia de la propia reflexión personal.

―No obstante, los ciudadanos que lo acusaron de corromper con sus enseñanzas se daban cuenta de
que lo que Sócrates proponía no era una simple restauración de la situación anterior a los sofistas
(como ellos hubieran querido). No era una restauración, pues Sócrates sustituía el ingenuo compromiso
irreflexivo antiguo con las leyes de la ciudad por un nuevo compromiso reflexivo e individual. En esto
radicaba el peligro que los acusadores vieron en él.

También podría gustarte