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EL CONTENIDO DE AGUA Y AIRE EN EL SUELO: SU IMPORTANCIA

AGUA EN EL SUELO.

El suelo y el agua son dos recursos cruciales que directa o indirectamente afectan
nuestras actividades cotidianas. El suelo es un material poroso y el agua se almacena
y fluye en la red conectada de poros (Figura 1). El arreglo físico del espacio poroso del
suelo influye en la actividad biológica del suelo (por ejemplo en el crecimiento de las
raíces) y afecta a muchos procesos importantes, por ejemplo la absorción de
nutrientes por las plantas.

En el momento en que el agua llega a la superficie del suelo, ya sea por precipitación
o por el riego artificial, se infiltra en el suelo por gravedad; de esa manera el agua llena
progresivamente todos los poros del suelo, grietas y fisuras, alcanzando así su
máxima capacidad para almacenar agua. En este caso, el agua de lluvia ya no podrá
almacenarse en el suelo, pero podrá utilizarse para la recarga de los arroyos o ríos y
de esta manera contribuye en el mantenimiento de los caudales ecológicos de los
cuerpos de agua superficiales (Figura 2). El movimiento del agua a través del suelo se
produce más rápido en poros grandes como grietas, fisuras y macroporos (> 75 μm)
del suelo. En estas condiciones, las moléculas de agua no están unidas a las
partículas de la matriz del suelo, lo que resulta en un flujo rápido a través de la
columna de suelo, transportando productos químicos y coloides en solución (por
ejemplo minerales disueltos y sustancias orgánicas) a los mantos acuíferos. En el
momento que se interrumpe la entrada de agua (lluvia o riego artificial) al suelo, el aire
comienza a reemplazar al volumen de agua que drena al manto freático desde los
poros grandes del suelo. Los poros más pequeños, mesoporos (30-75 μm) y
microporos (5-30 μm) permanecen llenos de agua, como resultado de la atracción de
las moléculas de agua por las partículas de la matriz del suelo, siendo esa atracción
mayor que la fuerza de gravedad. La fuerza de atracción de la matriz del suelo es la
que determina la capacidad del suelo para retener agua. Así que, cuanto mayor es la
capacidad para almacenar agua, más puede actuar el suelo como depósito de agua
para la realización de las funciones de la planta y del ecosistema en general. El agua
que se encuentra en el espacio capilar no está sujeta a la fuerza de gravedad, por lo
que no drena, sin embargo puede perderse del suelo por evaporación a través de los
efectos de la temperatura y el viento, y por el proceso de transpiración de las plantas.
El agua que se libera del suelo a la atmósfera por estos procesos (evaporación y
transpiración), teóricamente corresponde al agua disponible para las plantas. Como el
aire reemplaza progresivamente el agua del espacio poroso, el suelo se seca y el agua
restante es retenida cada vez con mayor fuerza por la matriz del suelo (Figura 3). En
este momento la influencia de la fuerza capilar sobre las moléculas de agua disminuye
y es reemplazada por la fuerza de adsorción de la matriz del suelo. La cantidad, el
tamaño y el arreglo de los poros del suelo, y el área de la superficie específica de las
partículas del suelo son las principales variables que determinan la capacidad del
suelo para la retención y la percolación del agua dentro de la columna de suelo.

El contenido de agua del suelo es una variable crucial del sistema climático. Los
intercambios entre el suelo y la atmósfera están regulados por las variaciones del
contenido de agua del suelo y la evapotranspiración, en donde el agua convertida en
vapor se libera a la atmósfera para formar nubes. El proceso de evapotranspiración
produce una reacción negativa en la temperatura local por el consumo de energía,
amortiguando los extremos de calor y regulando las ondas de calor. El proceso de
evapotranspiración continúa hasta el estado seco del suelo. En este momento (estado
seco del suelo), los aumentos de temperatura que se presenten no podrán ser
amortiguados por ningún incremento posterior en la evapotranspiración. Esto nos
explica por qué una restricción en el intercambio de agua entre el suelo y la atmósfera,
por la impermeabilización (zonas urbanas) del suelo, puede dar lugar a un aumento
masivo en la temperatura. El sellado del suelo es el revestimiento de la superficie del
suelo por la construcción de edificios o por el uso de material impermeable como
asfalto, hormigón, etc. El sellado del suelo modifica el balance natural del agua y
afecta drásticamente la capacidad de infiltración del suelo y la evapotranspiración en
general. Con el sellado, el agua ya no se infiltra más en el suelo, situándose la tasa de
infiltración en 0%, ocasionando inundaciones, principalmente en las ciudades. El
contenido de agua del suelo es un elemento estructurador de la biodiversidad, por
ejemplo especies vegetales desarrollan adaptaciones específicas en hábitats bajo
condiciones extremas, tales como desiertos y humedales.

AIRE EN EL SUELO.

La capacidad de aireación del suelo es una de las principales condiciones para el


desarrollo de las plantas y, sin embargo, suele subestimarse. Un suelo con un déficit
de oxígeno hará que las plantas sean incapaces de desarrollarse y eventualmente
mueran, por lo que no solo hay que estar atento si sucede, también es necesario
conocer cómo mejorar la aireación del suelo.

¿Qué Es La Aireación Del Suelo?

El proceso de aireación del suelo proporciona un suministro de aire al subsuelo


moviendo el O2 y el CO2 entre los poros de la tierra y la atmósfera. Ayuda a evitar la
falta de oxígeno en los cultivos y a reducir los niveles nocivos de dióxido de carbono
en el aire del subsuelo si empiezan a ser altos.

¿Qué papel desempeña la aireación del suelo en la salud de las raíces?

Las raíces de las plantas necesitan el oxígeno atmosférico para respirar y liberar
energía para sus necesidades a partir de la reacción glucosa-oxígeno. En las tierras
con poca aireación, las raíces se ven privadas de oxígeno y se marchitan porque no
pueden respirar correctamente. Sin embargo, las raíces son esenciales para absorber
nutrientes y agua, por lo que sin ellas saludables la planta acaba muriendo. El impacto
de la aireación del suelo no se limita al crecimiento de los cultivos. La aireación del
suelo es necesaria para que los microorganismos aeróbicos que habitan en la tierra se
oxiden lo suficiente

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