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Concepto de la relación Suelo-Agua-Planta

Esta relevancia se enfoca principalmente en el análisis de las relaciones que existen entre el
suelo- planta – atmosfera, considerando que entre ellos se produce el flujo de energía y masa.
El flujo de energía en este desde la energía electromagnética proveniente del sol, cual
posteriormente se transforma en energía disponible en los enlaces carbono-carbono de los
tejidos. Esto ocurre en el proceso de fotosíntesis, en el cual aproximadamente el 50% de la
energía proveniente de sol es utilizada y 2% de la energía incidente es la efectivamente
absorbida por los tejidos. El restante 98% es usado para la regulación de temperatura (calor
sensible) y transpiración (calor latente).

Figura 5. Balance de agua en el suelo de la zona radicular.

Suelo como almacén del agua

El suelo es considerado como medio trifásico, compuesto por la fase sólida, liquida y
gaseosa, capaz de transportar y almacenar agua, aire y calor. . La fase sólida está compuesta
por una mezcla de arena, arcilla y limo las que tienen distinto tamaño (hasta 2 mm: arena:
0,50 mm limo: 0,002 mm: arcilla), en conjunto con la materia orgánica y otros elementos
cementantes forman la estructura del suelo.

La cantidad y el tamaño de estos poros dependen de la textura y estructura del suelo,


característica para cada tipo del suelo y decide sobre la disponibilidad del aire y del agua para
las plantas. Sin embargo, la proporción de las fases, por lo cual, la porosidad cambia
continuamente ya que está afectada por el clima, la vegetación y el manejo del suelo. Estos
cambios tienen que ser considerados en el momento de determinar los parámetros de riego,
de manera de ser eficientes en el uso del agua. Esto debido a que de la porosidad del suelo
depende de capacidad del sistema de almacenar y conducir el agua ya que este determina el
movimiento de agua en el suelo.

Agua disponible para las plantas

Para lograr que los cultivos expresen su máximo rendimiento, es necesario contar con un
óptimo contenido de agua aprovechable/ disponible para las plantas en el suelo, el cual se
encuentra entre capacidad de campo (CC) y el punto de marchitez permanente (PMP). Ambos
puntos se extraen de la Curva de Retención de Agua o Curva (pF). Esta curva describe la
relación entre el contenido volumétrico de agua en el suelo y la tensión con cual esta es
retenida por las partículas del suelo, entregando información sobre la cantidad de la
distribución de los poros, tomando en cuenta su diámetro.

Determinación de la curva de Retención de Agua (CRA o pF)

Para la determinación de la Curva de Retención de Agua (CRA o curva pF) se usan muestras
del suelo no disturbada, tomadas a diferentes profundidades dependiendo del cultivo de
interés a través de registro el contenido de agua a distintos niveles de saturación. Primero las
muestras se saturan lentamente con agua por ascenso capilar (para evitar que el aire quede
atrapado en los poros del suelo) por el tiempo que permite saturación completa de los poros.

Capacidad de Aire

La caracterización del sistema poroso del suelo es fundamental para conocer su capacidad de
almacenamiento de agua y aire. La importancia radica en que se reflejan las condiciones
necesarias para que ocurra una adecuada aireación en la zona radicular, necesaria para
correcta absorción de los nutrientes y respiración de las raíces.

La capacidad de aire es considerada como uno de los parámetros del suelo más susceptible a
cambios, ya que corresponde a los macroporos, los cuales, debido a su tamaño, son más
susceptible a la deformación y restructuración. Esta restructuración y la sustitución de la
macroporosidad por los poros más finos se considera como la modificación de la estructura.
Estos cambios afectan el crecimiento de las plantas, las funciones de los poros y a través de
esto, la dinámica del agua en el suelo.
En suelos con alta porosidad gruesa (suelos arenosos) está restructuración resulta en aumento
de porosidad mediana y fina, que favorece la cantidad de agua disponible para las plantas,
pero a la vez implica una menor aireación e infiltración de agua.

En el caso de suelos arcillosos, en cuales predominan los meso y microporos, esta


reorganización en general lleva a problemas de compactación y aumenta el exceso de
humedad del suelo y posibilidad de estancamiento del agua (Dec, s.f.).

Bosques, suelo y agua: explorando sus interacciones

Los bosques influyen en el ciclo hidrológico global

Los bosques juegan un importante papel en la regulación de los flujos de humedad


atmosférica y en las pautas de precipitación sobre zonas terrestres. Las superficies terrestres y
oceánicas del planeta liberan vapor de agua a la atmósfera. Sobre las superficies
continentales, este proceso se complementa con la liberación activa de agua por parte de los
bosques y otros tipos de vegetación por medio de la evapotranspiración, una combinación de
la evaporación de agua desde la superficie del suelo y las plantas y la transpiración por las
plantas que absorben agua del suelo para desplazarla hacia la atmósfera y aprovechar el
movimiento generado para mover sus fluidos internos. La evapotranspiración suele
representar al menos un 40% de la precipitación sobre zonas terrestres, pudiendo llegar en
algunos ecosistemas de bosques lluviosos tropicales al 70%.

Esta visión tradicional limita una comprensión más integradora de la relación de los bosques
no sólo con el agua a nivel local o aguas abajo, sino con los flujos hídricos en las zonas a
sotavento. Por ejemplo, se ha comprobado que en zonas tropicales, el aire que pasa sobre
zonas arboladas provoca el doble de precipitación que el aire que pasa sobre zonas con
vegetación escasa.

Estas tele-conexiones entre zonas arboladas y zonas de precipitación pueden existir a nivel
local, regional o incluso continental.

Si dicha teoría llega a confirmarse, la reducción de la cubierta forestal podría afectar a la


circulación del aire, llegando incluso a invertir las pautas de vientos.
Figura 1. El ciclo hidrológico en un ecosistema forestal

Los bosques influyen en el suministro de agua

La intercepción de los bosques y la evaporación de agua desde el follaje de los árboles


reducen la conversión de la precipitación en aguas subterráneas y caudal superficial. La
transpiración de la humedad del suelo a través del follaje incrementa.

Por otro lado, los bosques pueden interceptar de manera activa niebla y nubes, creando las
llamadas “torres de agua”.

Estas torres consisten en zonas forestales a altitudes elevadas que atrapan agua y niebla al
condensarse éstas sobre las superficies de las plantas que componen el dosel arbóreo (follaje
y ramas de los árboles, musgos, hongos, lianas y otras plantas epifitas).

De hecho, los bosques de niebla pueden generar más agua disponible que llega a la zona de
enraizamiento del suelo que otros tipos de bosque con una precipitación similar.
Por ello, estos bosques pueden llegar a convertirse en importantes fuentes de agua para las
zonas aguas abajo, ya que se ha comprobado que pueden tener mayores tasas de infiltración ý
flujo superficial.

De forma similar, los bosques nubosos de las Yungas de Bolivia y Argentina son la principal
fuente de recursos hídricos para el riego de 400 000 Ha de cultivos y el consumo de agua
potable para 2 millones de habitantes.

Estos ejemplos indican que los bosques de niebla son especialmente importantes, y su
conservación debería ser prioritaria no sólo desde el punto de vista de conservación de la
biodiversidad, sino también desde el punto de vista de mantenimiento de sus funciones
hidrológicas. Por ejemplo, en zonas áridas del interior de China meridional se ha comprobado
que hasta el 80% de la precipitación proveniente de la niebla sucede durante la estación seca.

En muchas partes del mundo, especialmente en climas con estaciones secas, el régimen de
flujo del agua es más importante que la cantidad de agua disponible anualmente, tanto para
sostener sistemas acuáticos como para mantener actividades agrícolas e industriales.

En este sentido, el papel hidrológico de los bosques áridos puede ser más importante en
relación al mantenimiento de los flujos hídricos durante la estación seca que en relación a la
producción anual total de agua disponible aguas abajo. Muchas zonas áridas y semiáridas
sufren a su vez de sobreexplotación de sus cubiertas vegetales y edáficas, originando
problemas de erosión y desertificación. Por ello, la restauración de la cubierta vegetal y en
particular la reforestación son vitales en muchas zonas para recuperar el funcionamiento
hidrológico de las cuencas semiáridas.

La gestión forestal puede alterar los flujos hidrológicos

El principal objetivo de la gestión forestal es modificar y aprovechar los procesos ecológicos


naturales para obtener los distintos bienes y servicios que la sociedad demanda de los
bosques. Obviamente, cuando la gestión forestal modifica la cobertura arbórea ya sea al
plantar, cortar o podar todos o parte de los árboles y otra vegetación presentes en el bosque,
es esperable que el ciclo hidrológico se modifique.

Tradicionalmente se asume que la eliminación de la cobertura arbórea genera un mayor flujo


hídrico en la cuenca al reducirse la evapotranspiración e intercepción mientras que la
plantación de nuevos bosques densos de especies de crecimiento rápido reduce el agua
disponible que sale del bosque.
Una cuenca hidrológica cubierta con bosques puede presentar una evapotranspiración que
supera en un promedio de 170 mm al año a la de una cuenca equivalente pero deforestada.

Por ello, los aumentos en el rendimiento hídrico tras la corta del arbolado en regiones
tropicales húmedas oscilan entre los 110 a 825 mm, dependiendo de la precipitación local.

En zonas mayoritariamente áridas, como Australia o Sudáfrica, hay un importante debate


sobre la competencia por recursos hídricos entre las plantaciones forestales intensivas
(normalmente de especies de los géneros Pinus o Eucalyptus), y otros usos del territorio
(agricultura, ganadería, etc.).

La dimensión temporal y el dinamismo natural que las relaciones bosques-suelo-agua por


medio del desarrollo del bosque o la sucesión ecológica o suelen estar ausentes de estos
debates, aunque pueden llegar a ser importantes.

Sin embargo, la generalización de dichas asunciones es problemática, ya que los flujos de


agua dependen en gran medida del tipo y profundidad de suelo y de las características locales
de la topografía y la precipitación. Los suelos profundos (normalmente en pendientes
moderadas) pueden almacenar mucha más agua antes de saturarse, y los árboles de raíces
profundas hacen que las capas del suelo sean más receptivas al agua al facilitar la infiltración.
Tanto la lluvia como el tipo de suelo y su posible degradación influyen en la generación de
escorrentía superficial, y a su vez en la erosión, la generación de sedimentos y posibles
corrimientos de tierras.

Las pérdidas por evaporación y transpiración son mayores en los bosques perennes que en los
caducifolios, aunque la capacidad de cada especie de árbol de resistir distintos niveles de
déficit hídrico depende tanto de sus características propias como de la densidad del rodal y
las condiciones edafo-climáticas (Blanco, 2017).

La evapotranspiración

PROCESO DE EVAPOTRANSPIRACIÓN

Se conoce como evapotranspiración (ET) la combinación de dos procesos separados por los
que el agua se pierde a través de la superficie del suelo por evaporación y por otra parte
mediante transpiración del cultivo.
Evaporación

La evaporación es el proceso por el cual el agua líquida se convierte en vapor de agua


(vaporización). El agua se evapora de una variedad de superficies, tales como lagos, ríos,
caminos, suelos y la vegetación mojada. La radiación solar directa y, en menor grado, la
temperatura ambiente del aire, proporcionan esta energía.

La fuerza impulsora para retirar el vapor de agua de una superficie evaporante es la diferencia
entre la presión del vapor de agua en la superficie evaporante y la presión de vapor de agua
de la atmósfera.

Transpiración

La transpiración consiste en la vaporización del agua líquida contenida en los tejidos de la


planta y su posterior remoción hacia la atmósfera. Los cultivos pierden agua
predominantemente a través de los estomas. Estos son pequeñas aberturas en la hoja de la
planta a través de las cuales atraviesan los gases y el vapor de agua de la planta hacia la
atmósfera. Casi toda el agua absorbida del suelo se pierde por transpiración y solamente una
pequeña fracción se convierte en parte de los tejidos vegetales.

El contenido de agua del suelo y la capacidad del suelo de conducir el agua a las raíces
también determinan la tasa de transpiración, así como la salinidad del suelo y del agua de
riego.

Diversas clases de plantas pueden tener diversas tasas de transpiración. Por otra parte, no
solamente el tipo de cultivo, sino también su estado de desarrollo, el medio donde se produce
y su manejo, deben ser considerados al evaluar la transpiración.

Evapotranspiración (ET)

La evaporación y la transpiración ocurren simultáneamente y no hay una manera sencilla de


distinguir entre estos dos procesos. Aparte de la disponibilidad de agua en los horizontes
superficiales, la evaporación de un suelo cultivado es determinada principalmente por la
fracción de radiación solar que llega a la superficie del suelo.

En las primeras etapas del cultivo, el agua se pierde principalmente por evaporación directa
del suelo, pero con el desarrollo del cultivo y finalmente cuando este cubre totalmente el
suelo, la transpiración se convierte en el proceso principal.
En el momento de la siembra, casi el 100% de la ET ocurre en forma de evaporación,
mientras que cuando la cobertura vegetal es completa, más del de 90% de la ET ocurre como
transpiración.
UNIDADES
La evapotranspiración se expresa normalmente en milímetros (mm) por unidad de tiempo.
Esta unidad expresa la cantidad de agua perdida de una superficie cultivada en unidades de
altura de agua. La unidad de tiempo puede ser una hora, día, 10 días, mes o incluso un
completo período de cultivo o un año.
Como una hectárea tiene una superficie de 10 000 m2 y 1 milímetro es igual a 0,001 m, una
pérdida de 1 mm de agua corresponde a una pérdida de 10 m3 de agua por hectárea. Es decir
1 mm día-1 es equivalente 10 m3 ha-1 día-1.
La altura del agua se puede también expresar en términos de la energía recibida por unidad de
área. Esto último se refiere a la energía o al calor requerido para vaporizar el agua. Esta
energía, conocida como el calor latente de vaporización (h), es una función de la temperatura
del agua.

Factores que afectan la evapotranspiración con referencia a conceptos relacionados de


ET

FACTORES QUE AFECTAN LA EVAPOTRANSPIRACIÓN


El clima, las características del cultivo, el manejo y el medio de desarrollo son factores que
afectan la evaporación y la transpiración.
Variables climáticas
Los principales parámetros climáticos que afectan la evapotranspiración son la radiación, la
temperatura del aire, la humedad atmosférica y la velocidad del viento.
Factores de cultivo
El tipo de cultivo, la variedad y la etapa de desarrollo deben ser considerados cuando se
evalúa la evapotranspiración de cultivos que se desarrollan en áreas grandes y bien
manejadas. Las diferencias en resistencia a la transpiración, la altura del cultivo, la rugosidad
del cultivo, el reflejo, la cobertura del suelo y las características radiculares del cultivo dan
lugar a diferentes niveles de ET en diversos tipos de cultivos aunque se encuentren bajo
condiciones ambientales idénticas.
Manejo y condiciones ambientales
Los factores tales como salinidad o baja fertilidad del suelo, uso limitado de fertilizantes,
presencia de horizontes duros o impenetrables en el suelo, ausencia de control de
enfermedades y de parásitos y el mal manejo del suelo pueden limitar el desarrollo del cultivo
y reducir la evapotranspiración. Otros factores que se deben considerar al evaluar la ET son la
cubierta del suelo, la densidad del cultivo y el contenido de agua del suelo.
La evaporación del suelo de un huerto con árboles jóvenes, en donde los árboles están
ampliamente espaciados, puede ser reducida usando un sistema de riego por goteo bien
diseñado. Los goteros aplican el agua directamente al suelo cerca de los árboles, de modo en
que dejan la mayor parte de la superficie del suelo seca, limitando las pérdidas por
evaporación.

Evapotranspiración del cultivo de referencia (ETo), bajo condiciones estándar (ETc) y


bajo condiciones no estándar (ETc aj)
CONCEPTOS DE EVAPOTRANSPIRACIÓN
El concepto de evapotranspiración incluye tres diferentes definiciones: evapotranspiración
del cultivo de referencia (ETo), evapotranspiración del cultivo bajo condiciones estándar
(ETc), y evapotranspiración del cultivo bajo condiciones no estándar (ETc aj).
Evapotranspiración del cultivo de referencia (ETo)
El concepto de evapotranspiración de referencia se introdujo para estudiar la demanda de
evapotranspiración de la atmósfera, independientemente del tipo y desarrollo del cultivo, y de
las prácticas de manejo. Debido a que hay una abundante disponibilidad de agua en la
superficie de evapotranspiración de referencia, los factores del suelo no tienen ningún efecto
sobre ET.
Evapotranspiración del cultivo bajo condiciones estándar (ETc)
Se refiere a la evapotranspiración de cualquier cultivo cuando se encuentra exento de
enfermedades, con buena fertilización y que se desarrolla en parcelas amplias, bajo óptimas
condiciones de suelo y agua, y que alcanza la máxima producción de acuerdo a las
condiciones climáticas
CUADRO 2
ETo promedio para diferentes regiones agroclimáticas en mm día-1
Evapotranspiración del cultivo bajo condiciones no estándar (ETc aj)
Se refiere a la evapotranspiración de cultivos que crecen bajo condiciones ambientales y de
manejo diferentes de las condiciones estándar. Bajo condiciones de campo, la
evapotranspiración real del cultivo puede desviarse de ETc debido a condiciones no óptimas
como son la presencia de plagas y enfermedades, salinidad del suelo, baja fertilidad del suelo
y limitación o exceso de agua. Esto puede resultar en un reducido crecimiento de las plantas,
menor densidad de plantas y así reducir la tasa de evapotranspiración por debajo de los
valores de ETc (FAO, 1977).
BIBLIOGRAFIA

Blanco, J. (25 de julio de 2017). Bosques, suelo y agua: explorando sus interacciones.
ASOCIACIÓN ESPAÑOLA DE ECOLOGÍA TERRESTRE, 10. Obtenido de
https://www.redalyc.org/pdf/540/54052460001.pdf
Dec, D. D. (s.f.). El concepto de la relación Suelo-Agua-Planta. Biblioteca Digital INIA, 18.
Obtenido de Biblioteca Digital INIA:
https://biblioteca.inia.cl/bitstream/handle/20.500.14001/68621/Capitulo%202.pdf?
sequence=3&isAllowed=y
FAO. (1977). Evapotranspiración del cultivo. ESTUDIO FAO RIEGO Y DRENAJE, 322.
Obtenido de https://www.fao.org/3/x0490s/x0490s.pdf

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