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“AÑO DE LA UNIVERSALIZACIÓN DE LA SALUD”

UNIVERSIDAD NACIONAL DE PIURA


FACULTAD DE AGRONOMÍA
ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERIA
AGRÍCOLA

INTEGRANTES:

 Flores Saavedra Angela Jahayra


 Montenegro Farfán José Luis Eduardo
 Surita Altamirano Dania Francisca

CURSO: Hidrogeología

TEMA: El Agua en el Suelo

PROFESOR: Ing. Lorenzo Salazar Chavesta

2020
I. INTRODUCCIÓN
El suelo desde el punto de vista agrícola, constituye la principal reserva de
agua para el crecimiento de las plantas y es el almacenamiento regulador del
ciclo hidrológico a nivel de cultivo.
Del total de agua dulce que hay en la tierra, casi el 80 % está en forma de
hielo. Bajo forma líquida, bajo de un 1 % se considera superficial, y de ella, en
los suelos, habría entre un 20 y un 40 % utilizable para las plantas. Es por ello
que el agua del suelo es tan importante para los ecosistemas terrestres.
El agua puede existir en todas sus fases dentro del suelo. El agua líquida
puede aparecer como agua higroscópica, capilar o gravitacional. 
La higroscópica y la capilar, están sostenidas por fuerzas moleculares en
delgadas películas alrededor de las partículas del suelo. Cuanto más seco es
el suelo y menores los intersticios entre las partículas, más fuertes son las
fuerzas que sostienen esta agua.
El agua del suelo está sometida a dos tipos de fuerzas de acciones opuestas.
Por un lado, las fuerzas de succión retienen el agua en los poros mientras que
la fuerza de la gravedad tiende a desplazarla a capas cada vez más profundas.
De esta manera si predominan las fuerzas de succión el agua queda retenida
mientras que si la fuerza de la gravedad es más intensa el agua se mueve
hacia abajo.
Una vez que el agua ha llegado al suelo sólo puede salir de éste de tres
formas: Por transpiración a través de las hojas de la planta, por evaporación
directa del suelo a la atmósfera Y por percolación profunda
II. OBJETIVOS
2.1 OBJETIVO GENERAL
 Conocer la importancia del agua en el suelo.

2.2 OBJETIVOS ESPECÍFICOS


 Definir los conceptos de agua y suelo

 Conocer los tipos de agua que hay en el suelo.


III. MARCO TEÓRICO
3.1 AGUA
El término agua; generalmente se refiere a la sustancia en su estado líquido,
aunque la misma puede hallarse en su forma sólida, llamada hielo, y en su
forma gaseosa, denominada vapor. Es una sustancia bastante común en la
tierra y el sistema solar, donde se encuentra principalmente en forma de vapor
o de hielo. Es esencial e imprescindible para el origen y la supervivencia de la
gran mayoría de las formas de vida conocidas.
El agua recubre el 71 % de la superficie de la corteza terrestre. Se localiza
principalmente en los océanos, donde se concentra el 96,5 % del agua total. A
los glaciares y casquetes polares les corresponde el 1,74 %, mientras que los
depósitos subterráneos (acuíferos), los permafrost y los glaciares continentales
concentran el 1,72 %. El restante 0,04 % se reparte en orden decreciente entre
lagos, humedad del suelo, atmósfera, embalses, ríos y seres vivos.
El agua circula constantemente en un ciclo de evaporación o transpiración
(evapotranspiración), precipitación y desplazamiento hacia el mar. Los vientos
la transportan en las nubes, como vapor de agua, desde el mar, y en sentido
inverso tanta agua como la que se vierte desde los ríos en los mares, en una
cantidad aproximada de 45 000 km³ al año. En tierra firme, la evaporación y
transpiración contribuyen con 74 000 km³ anuales, por lo que las
precipitaciones totales son de 119 000 km³ cada año.
Se estima que aproximadamente el 70 % del agua dulce se destina a
la agricultura. El agua en la industria absorbe una media del 20 % del consumo
mundial, empleándose en tareas de refrigeración, transporte y como disolvente
en una gran variedad de procesos industriales. El consumo doméstico absorbe
el 10 % restante. El acceso al agua potable se ha incrementado durante las
últimas décadas en prácticamente todos los países. Sin embargo, estudios de
la FAO estiman que uno de cada cinco países en vías de desarrollo tendrá
problemas de escasez de agua antes de 2030; en esos países es vital un
menor gasto de agua en la agricultura, modernizando los sistemas de riego.

3.2 SUELO
Se denomina suelo a la parte superficial de la corteza terrestre, biológicamente
activa, que proviene de la desintegración o alteración física y química de las
rocas y de los residuos de las actividades de seres vivos que se asientan sobre
él. Son muchos los procesos que pueden contribuir a crear un suelo particular,
algunos de estos son: la deposición eólica, sedimentación en cursos de agua,
meteorización, y deposición de material orgánico.
De un modo simplificado puede decirse que las etapas implicadas en la
formación del suelo son las siguientes:
Instalación de los seres vivos (microorganismos, líquenes, musgos, etc.) sobre
ese sustrato inorgánico: Esta es la fase más significativa, ya que, con sus
procesos vitales y metabólicos, continúan la meteorización de los minerales,
iniciada por mecanismos inorgánicos.
Además, los restos vegetales y animales a través de la fermentación y la
putrefacción enriquecen ese sustrato.
Mezcla de todos estos elementos entre sí, y con agua y aire intersticiales:
Inicialmente, se da la alteración de factores físicos y químicos de las rocas,
realizada, fundamentalmente, por la acción geológica del agua y otros agentes
geológicos externos, y posteriormente por la influencia de los seres vivos, que
es fundamental en este proceso de formación. Se desarrolla así una estructura
en niveles superpuestos, conocida como el perfil de un suelo, y una
composición química y biológica definida. Las características locales de los
sistemas implicados —litología y relieve, clima y biota— y sus interacciones
dan lugar a los diferentes tipos de suelo.
Los procesos de alteración mecánica y meteorización química de las rocas,
determinan la formación de un manto de alteración o eluvión que cuando, por la
acción de los mecanismos de transporte de laderas, es desplazado de su
posición de origen, se denomina coluvión.
Sobre los materiales del coluvión puede desarrollarse lo que comúnmente se
conoce como suelo; el suelo es el resultado de la dinámica física, química y
biológica de los materiales alterados del coluvión, originándose en su seno una
diferenciación vertical en niveles horizontales u horizontes. En estos procesos,
los de carácter biológico y bioquímico llegan a adquirir una gran importancia, ya
sea por la descomposición de los productos vegetales y su metabolismo, por
los microorganismos y los animales zapadores.
El conjunto de disciplinas que se abocan al estudio del suelo se engloban en el
conjunto denominado Ciencias del suelo, aunque entre ellas predomina
la edafología e incluso se usa el adjetivo edáfico para todo lo relativo al suelo.
El estudio del suelo implica el análisis de su mineralogía, su física, su química y
su biología.

3.3 EL AGUA EN EL SUELO


El agua es uno de los componentes fundamentales en la productividad de los
ecosistemas en general y por lo tanto en los ecosistemas agrícolas. El agua del
suelo debe ser considerada como retenida en los poros del suelo a diferentes
niveles de energía, y que al contener sustancias orgánicas e inorgánicas
disueltas constituye la solución el suelo. El estudio del agua del suelo nos
permite comprender los procesos físicos, químicos y biológicos del suelo, es
decir desde la meteorización, procesos formadores, estado energético en que
se encuentra el agua, capacidad de retención de los suelos como también el
movimiento y disponibilidad para la planta, evaporación, drenaje etc.
El agua del suelo está sujeta a niveles energéticos y toda planta, para poder
absorberla, necesita superar esto niveles. Recordemos que la porosidad es el
espacio vacío que queda en el suelo, donde el agua está disponible para las
plantas.

3.4 TIPOS DE AGUA EN EL SUELO


Existen tres tipos de agua del suelo: agua gravitacional, agua capilar y agua
higroscópica. Cada tipo se ve afectado por diferentes fuerzas que actúan sobre
el agua en el suelo.

3.4.1 El agua gravitacional:


Es el agua que se mueve a través del suelo por la fuerza de la gravedad. Este
tipo de agua se mueve en los poros más grandes del suelo y drena
rápidamente.
Son pequeñas gotas de agua que quedan entre los poros de la tierra y que
pueden moverse con facilidad. Este tipo de agua es el que las plantas pueden
usar con mayor facilidad. La existencia de agua gravitacional en los suelos
dependerá fundamentalmente de su composición y granulometría. Suelos de
gravas o arenas drenan rápidamente, perdiendo el agua gravitacional; sin
embargo, los suelos con malos drenajes, como los arcillosos retienen una
mayor cantidad de agua y por espacios de tiempo largos. 
3.4.2 El agua higroscópica: 
Es una capa delgada de agua, en forma de vapor, adhiere fuertemente a las
partículas del suelo por fuerzas superficiales. El agua higroscópica no está
disponible para las plantas.
Humedad que mantiene el suelo, en la zona de aireación, en equilibrio con el
vapor de agua atmosférico.
3.4.3 El agua capilar: 
Es el agua que se mantiene dentro de los poros del suelo contra la gravedad.
Las fuerzas capilares que retienen el agua dentro de los poros son el resultado
de la relación entre las fuerzas de adhesión y cohesión. La adhesión es la
tendencia de las moléculas de agua a adherirse a otras superficies, y la
cohesión es la tendencia de las moléculas de agua a adherirse una a la otra.
Las fuerzas capilares son más fuertes cuando la adhesión es mayor que la
cohesión. La adhesión es más fuerte en poros más pequeños.
Los suelos de textura fina (suelos arcillosos y franco arcillosos) tienen una
mayor porosidad en comparación con los suelos de textura gruesa (arena). Por
lo tanto, pueden contener más agua que suelos arenosos. Sin embargo, una
gran parte del agua que los suelos de textura fina pueden contener no está
disponible para las plantas. Esto es debido a que los poros en los suelos de
textura fina son más pequeños y retienen el agua con más fuerza.
Para absorber el agua, las plantas deben superar las fuerzas que mantienen el
agua en los poros del suelo.

3.5 LOS ESTADOS DE HUMEDAD EN EL SUELO

3.5.1 Saturación
Todos los poros del suelo están llenos de agua. Esta no es una condición ideal
para las plantas, debido a que las raíces requieren aire.
3.5.2 Capacidad de campo
El contenido de humedad del suelo después de que se ha detenido el drenaje.
Los poros grandes, que no pueden retener el agua contra la gravedad, están
llenos de aire. Por definición, es el contenido de agua retenido en el suelo a
-0.33 bar.
Esto se considera la condición de humedad ideal para las plantas porque el
agua en esta condición está fácilmente disponible.
Sin embargo, en ciertos suelos, mantener la capacidad del suelo en el campo
puede resultar en deficiencia de oxígeno al sistema radicular o en el desarrollo
de enfermedades del tallo y las raíces.
3.5.3 Punto de marchitez permanente
El contenido de humedad del suelo en el que las plantas no pueden absorber el
agua. En este contenido de humedad, el agua está retenida fuertemente en los
poros del suelo y no está disponible para las plantas. Por definición, este es el
contenido de agua del suelo a una tensión de -15 bar.

3.6 AGUA DISPONIBLE EN EL SUELO


La diferencia entre la capacidad de campo y el punto de marchitez es el agua
disponible. Cuando se convierte en cantidad de agua, se conoce como Agua
Total Disponible.
Por ejemplo:
Capacidad de campo: 20%
Punto de marchitez: 13%
Profundidad del sistema radicular: 20 cm
Calcule el agua total disponible (ATD):
Solución:
% de agua disponible = 20 – 13 = 7%
ATD = 0.07 x 1000 mm / m x 0.2m = 14 mm (140 m3/ha).
Agua Fácilmente Disponible (AFD): A medida que el agua se agota del suelo,
el agua restante se vuelve más difícil de extraer y, en cierto punto, la
conductividad hidráulica del suelo disminuye y, como resultado, el flujo de agua
hacia las raíces disminuye significativamente.
El Agua Fácilmente Disponible es el agua que la planta puede extraer
fácilmente. Es el contenido de humedad del suelo entre la capacidad del campo
y un punto de recarga, que se obtiene multiplicando el Agua Total Disponible
por la «fracción de agotamiento» (p). La fracción de agotamiento es específico
para cada cultivo. Sin embargo, para muchos cultivos, se puede usar un valor
de fracción de agotamiento de 0.5.
3.7 CAPACIDAD DE RETENCIÓN DE AGUA DEL SUELO
La capacidad de retención de agua del suelo para disponer de cantidades
variables de agua, depende de su textura, de su estructura, de la profundidad
de las raíces en dicho suelo… y todo ello afectará a la frecuencia de riego y
también a las cantidades de agua aplicadas.
Una planta en crecimiento requerirá cantidades variables de agua de acuerdo
al momento en el que se encuentre de desarrollo. En el momento de la siembra
comienzan las necesidades de agua e irán aumentando desde su nacimiento.
Alcanzará su punto máximo durante la etapa reproductiva de su crecimiento y
posteriormente irá disminuyendo al ir acercándose el periodo de cosecha. Las
plantas son bastante vulnerables al estrés hídrico en las primeras etapas
reproductivas, (floración y primeras etapas de la producción de frutos).

Para continuar hablando de la relación entre agua y cultivos, se debe


considerar el uso extractivo del cultivo en crecimiento, la cantidad de
agua requerida diariamente para satisfacer las necesidades de los cultivos y el
uso consuntivo que es una combinación de la evaporación de la superficie
del suelo y del transporte de agua de la superficie de las plantas. Estas son
las cantidades de agua que deben reponerse para asegurar un suministro
adecuado de agua que mantenga el crecimiento del cultivo.
La frecuencia de riego dependerá de la capacidad de retención de agua del
suelo, de la extracción diaria y del método de distribución de riego elegido. Por
ejemplo, los sistemas de riego pívot, generalmente operan con más frecuencia
que los métodos por inundación o riego por gravedad. Por lo general, los
suelos no serán capaces de aceptar una profundidad de 100 a 150 milímetros
aplicados por inundación, pero sí aceptarán de 20 a 40 milímetros aplicados
por un pívot. Es decir, el tiempo de ciclo entre riegos será diferente en los
sistemas de aspersión, en comparación con los tiempos de ciclo de otros
métodos.
Cuando el suelo está a la capacidad de campo, la planta no tendrá que ejercer
mucha fuerza para extraer el agua del perfil del suelo, por contra, si se deja que
la humedad del suelo disminuya, la planta tendrá que trabajar más duro para
extraer la humedad del suelo. Se tiene que ejercer una potencia de tracción
mayor para superar la creciente cantidad de tensión que retiene el agua en el
suelo en los niveles de humedad más bajos.
Los fisiólogos vegetales saben que el agua constituye hasta el 90% del peso de
una planta de cultivo fresco, pero sólo el 1% del agua total se utiliza realmente
en los procesos de crecimiento. El balance de agua se utiliza en la
transpiración que mantiene fría la planta.
Una planta extraerá agua del perfil del suelo a través del contacto de la raíz con
la humedad del suelo. Las plantas con un sistema radicular fibroso, se llevarán
la mayor parte de su humedad desde la parte superior del perfil del suelo. La
planta extraerá hasta el 70% de su humedad de la mitad superior de la zona de
las raíces o un desglose de 40-30-20-10% de cada una de las cuatro partes
más profundas de la zona radicular.
Algunos factores que afectan a las necesidades de agua de consumo de las
plantas son la cosecha, la temperatura, la humedad, la velocidad del viento, la
radiación, el color del suelo y la pendiente.
Cuando el usuario programador determina el consumo de agua, puede predecir
siete días antes la cantidad necesaria para mantener un equilibrio favorable
entre el cultivo y el agua.
Existe un equilibrio entre la disponibilidad de humedad y la penetración de las
raíces en el perfil del suelo. Las aplicaciones ligeras y frecuentes de agua,
pueden favorecer el desarrollo de las raíces a lo largo de la parte superior del
perfil del suelo. Mientras que, largos periodos entre aplicaciones de agua,
estimularán una penetración más profunda de las raíces durante el periodo de
mayor consumo. La programación adecuada del riego prevé el crecimiento
óptimo de las plantas y la utilización del agua.

3.8 PÉRDIDA DE AGUA EN EL SUELO


Una vez que el agua ha llegado al suelo sólo puede salir de éste de tres
formas: Por transpiración a través de las hojas de la planta, por evaporación
directa del suelo a la atmósfera y por percolación profunda.
3.8.1 TRANSPIRACIÓN A TRAVÉS DE LA PLANTA
La planta, para la realización de la fotosíntesis y para los procesos de turgencia
de su propio crecimiento, necesita transpirar agua desde la raíz a través de las
hojas. La estructura de la planta funciona como si de una red de tuberías se
tratase.
Imagínate una tubería donde en las hojas se produce la aspiración por la
atmósfera que hace absorber agua por las raíces y subir a través del sistema
conductivo de la planta hasta las propias hojas.
Pues bien, esa es una manera de perder humedad el suelo. De hecho, es la
forma de perder agua del suelo que más nos interesa; básicamente porque
está forma de perder humedad hace que la planta crezca y produzca tejido
vegetativo.
 

3.8.2 POR EVAPORACIÓN DIRECTA DESDE EL SUELO


Es la peor forma de perder humedad el suelo. Se trata de la pérdida de agua
directamente desde el suelo a la atmósfera. Principalmente se da cuando los
suelos están desprotegidos, es decir, que no tiene cobertura.
Una cosa muy importante para el correcto desarrollo de cualquier planta es el
sombrero del suelo, es decir, la cobertura en forma de acolchado. Este
sombrero hace 3 cosas muy importantes:
 Evitar la incidencia directa del sol sobre el suelo. Recuerda que el sol es
un desinfectante, por tanto, evitaremos que nos mate la microbiología
del suelo.
 Evitar que aumente la temperatura del suelo y se fomente la
evaporación del agua.
 Evitar que la humedad se escape fácilmente del suelo por medio del
impedimento físico del mulch o acolchado.
Tras episodios de lluvia, la humedad del suelo siempre es más alta en suelos
cubiertos que en suelos desnudos. Lo mismo ocurre en pleno verano al cavar
en un suelo cubierto con material seco la humedad puede estar a menos de 15
centímetros del suelo. Sin embargo, en suelos desnudos, ya estén arado o no,
la humedad puede estar por debajo de los 30-40 centímetros.
En cuanto al efecto que tiene el acolchado sobre la temperatura del suelo
podemos observar que en fincas con acolchados espesos la temperatura es de
al menos 2 ºC menor que en suelos desnudos. Este descenso de la
temperatura es bueno tanto para evitar la pérdida de la humedad directa desde
el suelo como para la eficiencia en el trabajo de los microorganismos del suelo.
3.8.3 POR PERCOLACIÓN PROFUNDA
Esta es una pérdida irremediable y beneficiosa, básicamente porque es la
encargada de la recarga de los acuíferos. Al mismo tiempo, cada vez hay más
situaciones de inundaciones.
Es lógico, toda el agua que no se infiltra en el suelo por el mal manejo que se
está haciendo de él se va por escorrentía inundando todo lo que se atraviese a
su paso.
A su vez, esa agua que se pierde no percola a capas profundas del suelo
recargando los acuíferos, por lo que cada vez tienen menos agua y están más
en peligro de sobreexplotación.
IV. CONCLUSIONES
 En el presente trabajo se ha cumplido con los objetivos previstos.

 Se pudo conocer sobre el tema de el agua en el suelo, los tipos de suelo


que existen y las formas de agua que se nos presenta en el suelo.

 Así como también se definieron los conceptos agua y suelo


V. BIBLIOGRAFÍA
 https://es.wikipedia.org/wiki/Relaci%C3%B3n_agua-suelo

 http://edafologia.fcien.edu.uy/archivos/Agua%20en%20el%20suelo.pdf

 https://cropaia.com/es/blog/el-agua-del-suelo/

 http://www.fagro.edu.uy/hidrologia/paisajismo/AGUA%20EN%20EL
%20SUELO.pdf

 https://www.traxco.es/blog/tecnologia-del-riego/retencion-de-agua-del-
suelo

 https://www.kodesagricola.es/elaguaenelsueloevaporaciondirecta/

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