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El ecosistema es la unidad funcional básica en ecología, está formado por el conjunto de todos los
organismos y el medio físico en el que éstos viven. La presencia de vida es el elemento que define los
ecosistemas. Decimos que sin agua no hay vida porque el agua constituye un elemento principal e
indispensable de los ecosistemas. La vida se originó en el agua, y todos los seres vivos tienen
necesidad del agua para subsistir.
El agua, en cualquiera de sus estados, pertenece a los factores abióticos, como todos los elementos no
vivos (como aire, rocas, tierra, lluvia, sol etc.).
El agua, además, actúa como un termoregulador del clima y de los ecosistemas, especialmente en
animales endotermos (aves y mamíferos).
La importancia del agua en la vida puede entenderse si nos referimos a las funciones que realizan los
organismos para mantenerse vivos. En las funciones que permiten a los organismos manejar la energía
para sintetizar y degradar compuestos el agua juega un papel determinante. Así mismo, los compuestos
orgánicos que son fuente de energía se transportan a través del agua.
La fotosíntesis no podría tener lugar en los vegetales fotosintéticos, sin la presencia de la molécula de
agua. La fase luminosa requiere de la ruptura de la molécula de agua (fotólisis) para disponer de los
electrones necesarios para el proceso. Todos los organismos dependen de las funciones realizadas por
los vegetales (autótrofos) de manera que sin el agua, este importante eslabón de la cadena vital, no sería
posible la vida como la conocemos. Así, el agua es al mismo tiempo un insumo y un vehículo. La
circulación tanto de nutrientes como de desechos utiliza dentro de los organismos al agua como
componente básico de los fluidos vitales.
Los productos de desecho de los organismos también utilizan al agua como un vehículo. Podríamos decir
que cualquier actividad metabólica está íntimamente ligada a la molécula de agua. Por otra parte, los
organismos establecen íntimas y trascendentes relaciones con el medio ambiente. Dentro del organismo,
el agua tiene también importante función de regular la temperatura. La liberación de vapor de agua como
sudor es vital para la conservación de la temperatura corporal.
Los organismos tienen estructuras que les permiten „captar‟ información acerca del medio que les rodea.
Los órganos sensoriales no podrían captar señales olfativas y gustativas si las moléculas que perciben no
fueran transportadas por el agua.
Las funciones reproductoras y su transporte están, también, estrechamente ligadas al agua.
Dinámica hidrológica del ecosistema:
El funcionamiento de los ecosistemas resulta controlado, en gran medida, por su flujo hidrológico. Este es
una especie de sistema circulatorio del ecosistema, debido a que los nutrientes disueltos en el agua se
transportan de un componente a otro. Además, el movimiento de agua en el sistema consume enormes
cantidades de la energía disponible. Es por ello que la disponibilidad de agua es uno de los factores más
determinantes en la capacidad productiva de los ecosistemas.
La fuente principal de agua para un ecosistema terrestre es la precipitación pluvial. Tanto su cantidad
anual como su distribución a lo largo del año determinan los patrones fenológicos y productivos del
ecosistema. El patrón de humedad atmosférica, aunque de menor magnitud en términos de lo que
representa la cantidad de agua que aporta al sistema, también juega un papel relevante al controlar las
tasas y demandas de evapotranspiración por parte de la vegetación.
No toda el agua de lluvia llega a infiltrarse en el suelo, ya que una parte importante es interceptada por la
vegetación. Esta agua interceptada, que puede llegar a representar una buena proporción (en ocasiones
más del 50%) del agua que se precipita, regresa a la atmósfera en forma de vapor de agua. El grado de
intercepción (captación) depende de factores biológicos como la densidad del follaje, el índice de área
Bondades y limitaciones del uso de cuencas hidrográficas como unidades de manejo integrado de
ecosistemas
El agua es, y ha sido, un determinante importante en los procesos de desarrollo económico y social en
prácticamente todo el mundo. Su apropiación y consumo se ha regulado desde los inicios de la
civilización misma. Desde tiempos de los sumerios, el hombre ha reconocido a las cuencas hidrográficas
como unidades de manejo del agua. Sin embargo, no fue sino hasta que se empezó a entender la
naturaleza del agua en el contexto del ecosistema, que se detectó la necesidad de ver su manejo de
manera integrada con el resto de los recursos naturales. Es por ello que la utilización de cuencas
hidrográficas como unidades de manejo integrado de recursos naturales, es un fenómeno relativamente
reciente.
EL AGUA VIRTUAL:
El agua virtual es la cantidad real de agua requerida para la fabricación de cualquier bien o producto
agrícola o industrial. Es un concepto creado en 1993 por el investigador británico John Anthony Allan. El
concepto de “Agua Virtual” está vinculado con la producción, en un lugar donde el agua es abundante y
la venta donde el agua es escasa. En lugar de utilizar 1000 litros de agua para producir 1 kg. de trigo, un
país con escasos recursos hídricos puede importar un kg. de trigo. Con esta importación, el país está
importando 1000 litros de “agua virtual”.
Por otro lado, el concepto de huella hídrica (“water footprint”) fue creado para obtener un indicador que
relacionara el agua con el consumo – a todos los niveles – de la población. La huella hídrica de un país
(o industria, o persona) se define como el volumen de agua necesaria para la producción de los
productos y servicios consumidos por los habitantes de dicho país (o industria, o persona). Se
trata de un concepto nuevo, introducido en el año 2002 por Arjen Hoekstra, experto del Instituto
UNESCO-IHE. La intención última de este concepto es servir como un indicador capaz de aportar más
información que los tradicionales indicadores basados en la producción.