Está en la página 1de 1

La Revolución Legalista

Antecedentes: A comienzos de 1891, el gobierno de Raimundo Andueza Palacio decidió someter a consideración
del Congreso 02 proyectos de reforma a la Constitución vigente desde 1881.
El primer proyecto buscaba establecer que el Congreso quedase autorizado para hacer enmiendas a la
Constitución sin tener que convocar a una Asamblea Constituyente; sancionada el 9 de abril de 1891, reformada y
fue promulgada por el Ejecutivo el 16 de abril de 1891. El segundo proyecto, presentado el 25 de junio de 1891,
incluía los siguientes cambios: regreso a la división territorial en 20 estados, sufragio universal, directo y secreto,
libertad religiosa, régimen municipal independiente, abolición del Consejo Federal y extensión a 4 años del período
presidencial.
Las reformas parciales de la Carta magna se harían conforme a lo establecido por la recién promulgada
Constitución, pero la reforma total solo podía decidirla una Asamblea Constituyente. El proyecto, sometido a la
consideración de las legislaturas estatales, fue aprobado por todas, pero al acercarse la fecha de la reunión del
nuevo Congreso, que coincidía con la fecha en que terminaba el bienio de Andueza (20-02-1892), el gobierno se
dio cuenta de que carecía de la mayoría necesaria para llevar a cabo sus planes; en efecto, los legisladores se
encontraban divididos en 2 bandos: los legalistas que sostenían que debía elegirse el Consejo de Gobierno y este
elegir presidente según lo establecía la Constitución de 1881, y los continuistas, partidarios de Andueza, que
opinaban que debía entrar en vigor la reforma constitucional que acababan de aprobar las legislaturas y como,
según esta, el período presidencial terminaba el 20 de febrero de 1894, Andueza podría continuar como presidente
por 02 años más. Ante esta situación, el Ejecutivo se propuso obstaculizar la reunión del Congreso; los primeros
días de marzo de 1892, Andueza lanzó un Manifiesto a la Nación valiéndose de la aprobación de las asambleas
legislativas estatales para proclamar la inmediata vigencia de la reforma constitucional propuesta, desconociendo,
de hecho, el poder del Congreso Nacional. Ante este «golpe de Estado» contra la soberanía del Poder Legislativo,
se desató la contienda armada.

Desarrollo: El 11 de marzo de 1892 se inicia una insurrección armada la Revolución Legalista, dirigida por el
general Joaquín Crespo para derrocar al presidente Raimundo Andueza Palacio.
La revolución toma ese nombre, precisamente, porque sus integrantes no estaban de acuerdo con las nuevas
reformas a la constitución, propuestas por el gobierno de Andueza Palacio, considerándolas continuistas, porque,
entre otras cosas, proponía alargar el período presidencial a cuatro años y los revolucionarios sostenían que se
debía nombrar un Consejo de Gobierno para que éste, a su vez, eligiera un Presidente para el próximo bienio,
según la Constitución vigente de 1881, conocida como la Constitución Suiza.
El general Crespo sale del hato «El Totumo», en el Estado Guárico, el día 11 de marzo, dando así inicio a la
revolución, que rápidamente se propaga por todo el país. El gobierno nombra a Sebastián Casañas, comandante
del Ejército para combatir a los insurrectos; fracasa en el intento, provocando crisis en los gubernamentales.
Participaron en la revolución al lado de Crespo, Ramón Guerra, Wenceslao Casado y el «Mocho» José Manuel
Hernández, quien libra un combate muy importante y toma a Ciudad Bolívar el 10 de agosto de ese mismo año.
La revolución llega a su fin el 6 de octubre de 1892, cuando el general Joaquín Crespo, a la cabeza de 10.000
hombres y bajo un torrencial aguacero, entra a la ciudad de Caracas y toma el poder. El triste saldo de esta
contienda entre hermanos venezolanos, fue de 4.000 muertos y más de 2.600 heridos.

También podría gustarte