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El 24 de agosto de 1821, fueron firmados los Tratados de Córdoba, pacto con el que la Nueva España
sello su independencia. En su contra, el poder virreinal había enviado a un militar de confusa
trayectoria, Agustín de Iturbide, quien no había logrado triunfar y tenía, además, intereses personales
para culminar esa guerra de diez años. Cuando Guerrero no quiso rendirse, pero aceptó encontrarse
con él, Iturbide no perdió tiempo y planificó sus acciones. El 24 de febrero, en Iguala Iturbide proclamó
su plan, siendo desde ese momento convicto ante los ojos del virrey. Estuvieron Juan de
O’Donojú́ , en calidad de teniente general de los ejércitos de España, y Agustín de Iturbide, primer jefe
del Ejército Imperial Mexicano de las Tres Garantías. Constaban de 17 preceptos, los cuales fueron
aprobados por parte de Agustín de Iturbide, y para México entró en vigor justo al día siguiente de su
firma, el 25 de agosto. La Junta nombró a una regencia, a cuya cabeza de nuevo quedó Iturbide
decidió actuar antes de dejar caer su sueño imperial y, con el apoyo de soldados y gente
afín, proyectó una manifestación donde se clamaba por él como emperador.
La rebelión del Plan de Casa Mata obligó a Agustín de Iturbide a reinstalar el congreso. El 30 de junio
de 1823 tuvo lugar la convocatoria para la instalación del Congreso Constituyente. Las sesiones del
Congreso Constituyente iniciaron el 7 de noviembre de 1823. Planteada como un pacto entre los
estados, dividía la República en 19 estados y cinco territorios.
En el año 1854, tuvo lugar un levantamiento insurgente –con ideales liberales y liderado por Juan
Álvarez– así como la proclamación del Plan de Ayutla con Adrián Florencio Villareal como autor.
Ambas acciones habían surgido en contra del gobierno de Santa Anna. Este movimiento armado fue
conocido como la Revolución de Ayutla. Cabe señalar que también participaron Benito Juárez,
Melchor Ocampo, Guillermo Prieto, Miguel Lerdo de Tejada e Ignacio Comonfort. Después de varios
enfrentamientos, los revolucionarios liberales obtuvieron la victoria el décimo mes de 1855.
Posteriormente, se proclamó la Constitución de 1857 y después las Leyes de Reforma.
ESTATUTO PROVISIONAL DEL IMPERIO MEXICANO 1865
Una reforma de gran calado fue la realizada en 1874 por medio de la cual se alteraron las relaciones
entre los poderes Ejecutivo y Legislativo federales: se restableció el Senado, se señalaron reglas de
operación y quórum de ambas cámaras, se detalló el procedimiento para la creación de las leyes, se
establecieron las facultades exclusivas de cada cámara, se precisó la nueva integración de la
Comisión Permanente, y se restringió el llamado fuero constitucional de los altos funcionarios de la
Federación. Esta reforma se incorporó a la Constitución de 1917. La última reforma que afectó a la
Constitución de 1857 fue impulsada por el presidente Madero y promulgada en noviembre de 1911, y
alteró dos artículos. Esas reformas son producto de un país en guerra civil, donde más que orden
jurídico lo que prevalecía era la voluntad y el criterio de los caudillos, más allá de que esas reglas se
impusieran en el territorio dominado por aquéllos, y de la bondad del contenido de las mismas.
Con los principios plasmados en la Constitución de 1917, México inició su arduo proceso de
reconstrucción nacional, lo que implicó cimentar un nuevo régimen social, económico y político que
diera un nuevo rostro al Estado mexicano. Uno moderno y democrático, que se tradujo en estabilidad
política y social. La constitución es fruto de una intensa guerra contra la reelección, la dictadura y la
desigualdad social.
APORTACIONES MÁS IMPORTANTES DE CADA UNO DE LOS INSTRUMENTOS
A FAVOR DEL NUEVO ESTADO MEXICANO.