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“Toda enfermedad empieza en el intestino” – Hipócrates

Los desequilibrios de la microbiota aumentan el riesgo de enfermedades inmunitarias


como alergias, asma y enfermedades intestinales inflamatorias, enfermedades
psiquiátricas y neurodegenerativas como la depresión y el Alzheimer.

Existe una compleja relación entre el intestino y la salud del resto del cuerpo. Incluso con el cerebro y nuestro sistema
nervioso.
Una alteración de la microbiota –en cuanto a perder la proporción de distintas familias bacterianas, es decir, que haya
más bacterias no beneficiosas que bacterias buenas adentro–produce inflamación en la pared intestinal.
El intestino y el cerebro están conectados directamente por un nervio llamado vago. El nervio vago, de hecho, es el más
largo del organismo y funciona bidireccionalmente: o sea, transmite información del intestino hacia el cerebro y
viceversa (por algo, en inglés, existe el término gut feelings: sentir visceralmente algo que acontece).
Investigaciones demuestran que manipulación de cuadros emocionales se puede lograr modificando su microbiota.

¿QUÉ ES LA MICROBIOTA INTESTINAL?


La microbiota intestinal también llamada flora intestinal es un complejo ecosistema de microorganismos que vive en el
aparato digestivo.
Nuestra microbiota intestinal contiene 100 billones de microorganismos, incluyendo como mínimo 1.000 especies
diferentes de bacterias que comprenden más de 3 millones de genes, 150 veces más que en el genoma humano. De
hecho, la microbiota intestinal puede pesar hasta 2 kg. Por otra parte, un dato relevante es que solo un tercio de nuestra
microbiota intestinal es común a la mayoría de la gente, mientras que los otros dos tercios son específicos en cada
persona. En otras palabras, podríamos describirla como el carnet de identidad personal, ya que es única a cada
individuo.

FACTORES QUE ALTERAN LA MICROBIOTA


Edad avanzada, estrés, dieta deficiente (se debe evitar alimentos procesados), diverticulosis, candidiasis, ulceras,
alergias alimentarias, exceso de medicación, deficiencia o exceso de higiene, Toxicidad (desde emulsionantes, aditivos
hasta el uso de BPAs en muchos envases).

SÍNTOMAS DE UNA FLORA INTESTINAL DAÑADA


Los síntomas que deben llamar nuestra atención son: diarrea frecuente, hinchazón abdominal, eructos, estreñimiento,
heces con olor muy desagradable, cólicos intestinales.
Una flora intestinal sana nos puede ayudar a prevenir diversas enfermedades como cáncer de colon, hemorroides,
alergias, enfermedades autoinmunes, asma, entre otras.
ALIMENTOS ALCALINOS
El PH de nuestros líquidos (incluso la sangre) y de nuestro terreno interior deben ser ligeramente alcalinos (7,35-7,45).
Cuando estos valores están por debajo o por encima de este rango significa que estamos viviendo dentro del rango
“Síntoma-Enfermedad”.
La falta de consumo de alimentos alcalinos es causa de acidosis.
Que el pH llegue a ser ácido es debido a múltiples y variadas razones. Un pH ácido puede ocurrir a partir de errores
dietéticos por un excesivo consumo de alimentos ácidos y falta de alimentos alcalinos además de varias otras razones,
como vivir con una carga de estrés muy alta durante demasiado tiempo...
Como consecuencia de una falta de alimentos alcalinos se crea un desequilibrio acidico que:
 disminuirá la capacidad del cuerpo para absorber los minerales y otros nutrientes importantes
 disminuirá la producción de energía en las células
 disminuirá su capacidad para reparar las células dañadas
 disminuirá su capacidad para desintoxicar los metales pesados
 disminuirá la capacidad del sistema inmune para combatir y eliminar las células tumorales
 Además lo hará mucho más susceptible a la fatiga y la enfermedad.

MANERAS DE FORTALECER LA MICROBIOTA NATURALMENTE

Para facilitar los procesos metabólicos y favorecer la absorción de los nutrientes debemos modificar nuestra dieta
disminuyendo las grasas animales y los azúcares y favoreciendo el consumo de fibra, frutas, verduras.
La dieta debe aportar alimentos con propiedades prebióticas, probióticas y antibióticas. Se pueden complementar con
suplementos de prebióticos y probioticos en cápsulas.
ALIMENTOS PREBIOTICOS: con alto contenido de fibra prebiótica como frutas, verduras, tubérculos y legumbres, que
proporcionan fibras solubles.
Se deben evitar las fibras insolubles como las harinas refinadas y el salvado de trigo, además de disminuir las grasas
animales y reducir el consumo de azúcar.
ALIMENTOS PROBIOTICOS: éstos actúan como una barrera protectora contra los microorganismos no deseados, y
mejoran nuestro sistema inmunológico. Estimulan los jugos digestivos para una absorción correcta de los nutrientes.
Los denominados lactobacilos también son muy beneficiosos para recuperar la flora intestinal dañada, crean un medio
ácido en el intestino que desagrada a la mayoría de las bacterias que nos perjudican, impidiendo su desarrollo y
multiplicación.
ALIMENTOS ANTIBIOTICOS: al contrario de los medicamentos que se producen en laboratorios, los alimentos
antibióticos no eliminan las bacterias buenas de nuestro intestino.
ALIMENTOS DONDE SE PUEDEN ENCONTRAR:
FRUTAS: como manzanas, plátanos, chirimoyas, mangos, higos, piña, papaya, kiwis, plátano verde granadas, peras,
ciruelas. También frutas cocidas o en compota, por su alto contenido de pectina, como manzanas, peras y
membrillos. Frutas deshidratadas (pasas, dátiles, ciruelas, higos). Reducir el tomate por ser acidificante.
VERDURAS: brócoli, coliflor, alcachofa, espárrago, repollo, rabanito, rúcula y verduras de hojas verdes. Consumir la
espinaca con moderación.
ALMIDONES RESISTENTES: arroz, papas, yuca, maíz, cereales integrales (quinoa, mijo, avena), trigo sarraceno.
Evitar la harina de trigo y salvado de trigo. Una vez recuperada la flora intestinal se puede agregar las harinas y
cereales integrales.
ALIMENTOS ANTIBIOTICOS: Papayas, cebollas, ajos, puerros, piña e higos, cúrcuma, canela, pimienta.
Las hierbas aromáticas como la menta, hierbabuena, tomillo, cilantro, romero, salvia, orégano, clavo de olor, laurel,
comino, anís, son excelente recurso antibiótico.
GRASAS SALUDABLES: Aceite de oliva, maravilla o sésamo, frutos secos (comer con moderación), palta.
LEGUMBRES: Lentejas, garbanzos, arvejas. Se recomienda remojar toda la noche y cocinar más largo de lo habitual para
evitar indigestión.
CARNES: Carnes blancas (pollo, pavo), pescados, huevos.
ALIMENTOS PROBIOTICOS: Kéfir, yogur y queso de cabra, yogur de leches vegetales con bacterias acido-lácteas, copos
de avena, miso, , tempeh, salsa de soya, chucrut, pepinillos y otros alimentos en vinagre, aceitunas negras, chocolate
negro, leche de cabra, miel (no pasteurizada), microalgas (chlorella, spirulina, algas azules y verdes), mucilagos,
cochayuyo

Si no tienes acceso a estos alimentos los puedes encontrar en forma de suplementos.

*Consumir un vaso de agua tibia (preferentemente purificada) con 1/2 limón


exprimido en ayunas.
*Consumir Zeolita (tomar 1 cápsula, 3 veces al día, 30 minutos antes de las comidas
principales).

QUE ALIMENTOS EVITAR:


Reducir al máximo los alimentos procesados, las proteínas animales (sobretodo carnes rojas
y cerdo, preferir carnes blancas y pescado), el alcohol, las harinas refinadas, el azúcar y la
cafeína, para eliminar “toxinas ácidas”, a cambio de sumar minerales alcalinos como el
sodio, potasio, magnesio y calcio. Además evitar fritos, exceso de grasa, snacks.

 Sustituir el pan blanco y los cereales refinados por cereales integrales.


 Sustituir la carne por pescado (salvaje, no de piscifactoría).
 Sustituir el café por té verde.
 Sustituir el azúcar por estevia, jarabe de agave (o mejor sin nada).
 Sustituir la sal común por la sal marina sin refinar o por sal marina sin refinar (sal del Himalaya,
sal maldón).
 Sustituir la leche de vaca (o reducirla) por leche de avena, almendras o arroz.
 Sustituir el vinagre de vino por el de manzana.

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