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ALUMNA: MONSERRATH SORUCO.

S
DOCENTE: DRA. ZULEMA SAINS JAMES
MATERIA DERECHO PENAL I
CARRERA: DERECHO

Conforme lo avanzado en clases, debe escoger una sentencia


constitucional que desarrolle cualquiera de los  principios del
derecho penal  estudiados y en  base a esta, realizar un
ensayo respondiendo si la aplicabilidad del principio
coadyuvaría a brindar una justicia efectiva y ¿por qué?
SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL
0815/2020-S1

Sucre, 8 de diciembre de 2020

SALA PRIMERA

Magistrada Relatora:   MSc. Julia Elizabeth Cornejo


Gallardo

Acción de libertad

Expediente:                  34168-2020-69-AL

Departamento:            La Paz

En revisión la Resolución 09/2020 de 26 de junio, cursante


de fs. 61 a 63, pronunciada dentro de la acción de libertad
interpuesta por Luis Fernando Humerez Ortiz contra Silvia
Maritza Portugal Espinoza, Vocal de la Sala Penal
Primera del Tribunal Departamental de Justicia de La
Paz.

ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 25 de junio de 2020, cursante


de fs. 16 a 23, el accionante expresó los siguientes
argumentos de hecho y derecho:

I.1.1. Hechos que motivan la acción


Dentro del proceso penal que sigue el Ministerio Público
contra Marcelo Navajas Salinas y otros, el 22 de mayo de
2020 se presentó imputación formal en su contra por la
presunta comisión del delito de enriquecimiento ilícito de
particulares con afectación al Estado en grado de tentativa.
De esa manera, mediante         Resolución 169/2020 de 24
de mayo, el Juez de Instrucción Penal Décimo Primero de la
Capital del departamento de La Paz, dispuso su detención
preventiva; fallo carente de motivación en cuanto al
“FOMUS BOMUS IURIS como en el PERICULUM IN MORA”,
quedando latente la existencia de probabilidad de autoría y
riesgos procesales. Contra dicho Auto interlocutorio
interpuso recurso de apelación.

Resolviendo su apelación incidental, el 4 de junio de 2020,


Silvia Maritza Portugal Espinoza, Vocal de la Sala Penal
Primera del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz,
emitió el Auto de Vista 153/2020, confirmando la
Resolución del        Juez a quo. Sin embargo, en dicha
Resolución, la Vocal demandada se desvinculó de la debida
fundamentación y motivación, ya que efectuó una
argumentación descriptiva, realizando apreciaciones
personalísimas del referido Juez a quo; afirmando que
realizó una actividad intelectiva para confirmar que existe
probabilidad de autoría , pero no dijo cuál fue la
participación de su persona en el hecho cuya calificación
provisional es la de enriquecimiento ilícito de particulares
con afectación al Estado, no estableció qué hechos lo
vinculan y el nexo causal con su participación. Ahora, con
relación al único riesgo procesal dispuesto en el art. 235.2
del Código de Procedimiento Penal (CPP), no individualizó
la participación de cada uno de los imputados en la
declaración testifical de quienes serían convocados a la
investigación, sin hacer una distinción, de qué manera
influirían los coimputados en relación al “Cónsul de Bolivia
en Barcelona, España al Sr. Zuleta” (sic) y a los peritos que
elaboraron el informe técnico y “…pretende soslayar que
son los 6 imputados que van a incidir negativamente sobre
un determinado perito ingresando en conjetura y
presunción” (sic), ya que en interpretación de la Vocal
demandada, se tiene que esperar una resolución acusatoria
que despeje este riesgo de obstaculización, sin tomar en
cuenta que estas apreciaciones ya fueron superadas a través
de la SCP 0276/2018-S2 de       25 de junio. Asimismo, al
afirmar que no se habría demostrado en esa audiencia con
que elementos se habría desvirtuado el único riesgo de
obstaculización, les otorgó la carga de la prueba.

I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

Considera lesionados sus derechos al debido proceso en


sus elementos de una debida fundamentación y motivación,
a la defensa, a la tutela judicial efectiva y presunción de
inocencia, citando al efecto los arts. 115.II y 178.I de la
Constitución Política del Estado (CPE); 8 de la Convención
Americana de Derechos Humanos (CADH); y, 14 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP).

I.1.3. Petitorio

Solicita se conceda la tutela impetrada y en consecuencia:


a) Se disponga que la Vocal de la Sala Penal Primera del
Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, emita una
nueva Resolución motivada y fundamentada que establezca
su participación en el hecho; y, b) La individualización del
riesgo de obstaculización descrito en el numeral 2 del art.
235 del CPP.
I.2. Audiencia y Resolución del Juez de garantías

La audiencia pública de consideración de la presente acción


de libertad, se realizó el 26 de junio de 2020, según consta
en acta cursante de fs. 58 a 60,  produciéndose los
siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación de la acción

El accionante a través de su abogado, ratificó de manera


íntegra el contenido de su memorial de acción de libertad.

I.2.2. Informe de la autoridad demandada

Silvia Maritza Portugal Espinoza, Vocal de la Sala Penal


Primera del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz,
por informe presentado el 26 de junio de 2020, cursante de
fs. 44 a 46, manifestó lo siguiente: 1) El ahora accionante no
señaló de forma expresa si interpuso la acción de libertad
porque su vida estuviera en peligro o ilegalmente
perseguido, indebidamente procesado, o privado de su
libertad, lo cual amerita la denegatoria de la tutela, máxime
si no se tiene una pretensión correcta, puesto que sus
elementos configuradores, no se encuentran identificados y
fundamentados de forma adecuada; 2) En la audiencia no
se escuchó una mención precisa de las vulneraciones
alegadas al caso concreto, lo que determinó la confirmación
de la resolución apelada debido a la ausencia de carga
argumentativa; la defensa debió circunscribirse a lo
dispuesto por el art. 398 del CPP, respecto a la competencia
del Tribunal de alzada, lineamiento que fue asumido por la
SCP 0077/2012 de 16 de abril; de tal manera, su autoridad
no puede pronunciarse sobre aspectos no cuestionados de
la resolución apelada, lo que se encuentra delimitado de
acuerdo a la fundamentación de agravios; 3) La acción
tutelar no cumple con los supuestos contenidos en el art.
125 de la CPE, referidos al procesamiento indebido y a la
libertad física o de locomoción; toda vez que, para el
primero, no se necesita la relación directa de casualidad y,
para la segunda, cuando no exista control jurisdiccional,
pudiendo activarse de manera directa la acción de libertad,
pues no es aplicable la subsidiariedad excepcional;
supuestos que en el caso no se materializan; y, 4) La
Resolución impugnada fue objeto de análisis mediante otra
acción de libertad interpuesta por Giovanni Pacheco, en la
cual se denegó la tutela solicitada.

I.2.3. Resolución

El Juez de Sentencia Penal Sexto de la Capital del


departamento de La Paz, constituido en Juez de garantías,
mediante Resolución 09/2020 de 26 de junio, cursante de fs.
61 a 63, denegó la tutela impetrada; con los siguientes
fundamentos: i) Respecto a los límites y alcances en la
valoración de la prueba, las Sentencias Constitucionales
Plurinacionales 1634/2013 de 4 de octubre y 0667/2012 de
2 de agosto, establecen que la facultad de valorar las
pruebas en solicitudes de medidas cautelares es una
atribución privativa del juez que ejerce el control
jurisdiccional; por ello, en una acción de libertad no
corresponde al juez de garantías, ni mucho menos al
Tribunal Constitucional Plurinacional realizar nueva
valoración de la pruebas; el Auto de Vista que confirmó la
Resolución del Juez           a quo se encuentra debidamente
fundamentada, habiendo considerado y trascrito el
contenido que a criterio de la Vocal demandada es
pertinente, ya que se tomó en cuenta todos los elementos a
efecto de establecer la concurrencia de la probabilidad de
autoría; sin embargo, los apelantes observaron el contenido
de la imputación formal, como si fuera causante de que la
autoridad hubiera incurrido en una mala fundamentación,
pero cabe precisar que el objeto de la audiencia es el
análisis contrastado de la resolución emitida por el Juez de
primera instancia y no así el criterio emitido en la
imputación formal; ii) En relación al riesgo procesal del art.
235.2 del CPP, la Vocal demandada hizo suyos los
fundamentos esgrimidos por el Juez a quo, al argumentar
que los agravios expuestos por el demandante de tutela no
son suficientes para disponer otra medida diferente a la
detención preventiva; por lo tanto, no se advierte que dicha
fundamentación sea irrazonable o desproporcional al hecho
investigado, debido a que la autoridad demandada explicó
en forma puntual y concreta las razones que la llevaron a
confirmar la Resolución apelada; además, esta autoridad
realizó un análisis integral de los hechos y partió del
elemento fáctico investigado, esto es la supuesta compra
irregular de 170 respiradores de la empresa española “IME
CONSULTING GLOBAL” SERVICE, en la cual presuntamente
hubo sobreprecio y un daño de más de dos millones de
dólares; y, iii) Respecto a la vulneración del principio de
presunción de inocencia, el solicitante de tutela es y será
inocente mientras no exista en su contra sentencia
condenatoria ejecutoriada.

Ante la solicitud de aclaración del solicitante de tutela, el


Juez de garantías, indicó que: a) El estándar de convicción
en una audiencia de medidas cautelares no es la existencia
de certeza plena o prueba plena, sino la existencia de
elementos indiciarios o de convicción; y, b) La autoridad
demandada partió de un elemento fáctico central e
importante, cual es la compra supuestamente irregular de
170 respiradores, donde presuntamente hubo sobreprecio;
hecho de gran impacto social, que generó daño al erario
nacional y fue en base a estos fundamentos, que determinó
no ha lugar a lo solicitado.

II. CONCLUSIONES

De la revisión y compulsa de los antecedentes que cursan


en obrados, se establecen lo siguiente:

II.1.  Dentro del proceso penal seguido contra Marcelo


Navajas Salinas y Luis Fernando Humerez Ortiz -ahora
accionante- por la presunta comisión del delito
enriquecimiento ilícito de particulares con afectación al
Estado en grado de tentativa y encubrimiento, el 22 de
mayo de 2020, Mirtha Lucia Torrez Cabrera, Rudy Nelson
Terrazas Torrico y Omar Alcides Mejillones Copana, Fiscales
de Materia, solicitaron ampliación de medidas cautelares de
carácter personal consistente en la detención preventiva del
ahora solicitante de tutela (fs. 36 a 43).

II.2.  Por Auto Interlocutorio 169/2020 de 24 de mayo, el


Juez de Instrucción Penal Décimo Primero de la Capital del
departamento de La Paz, dispuso la detención preventiva
del impetrante de tutela y otros en el Centro Penitenciario
de San Pedro de La Paz, por la concurrencia de los
requisitos previstos en los numerales 1 y 2 del art. 233; y, 2
del art. 235, ambos del CPP. El solicitante de tutela por
medio de su abogado, en audiencia de forma oral interpuso
el recurso de apelación incidental, señalando como agravios
lo siguiente: “…no ha sido considerada la subsunción entre
el hecho y el tipo penal que ha sido emitido en la
imputación, vale decir su autoridad no ha valorado los
elementos de juicio (…), no ha valorado que el señor
Humerez inicialmente se ha presentado como denunciante
y ha aportado a la investigación, (…) no se ha hecho la
compulsa y el principio de proporcionalidad entre la
detención preventiva y la colaboración que el (…), porque
de testigo acabo a imputado” (sic) (fs. 29 a 35 vta.).     

II.3.  La Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de


Justicia de La Paz, a través del Auto de Vista 153/2020 de 4
de junio, declaró admisible el recurso interpuesto por el
impetrante de tutela y otros, declarando la improcedencia
de las cuestiones planteadas y confirmó la Resolución
apelada (fs. 2 a 15).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

La parte accionante alega la vulneración de sus derechos al


debido proceso en sus elementos de una debida
fundamentación y motivación, a la defensa, a la tutela
judicial efectiva y presunción de inocencia; toda vez que, la
Vocal de la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental
de Justicia de La Paz, confirmó la       Resolución de primera
instancia; decisión carente de fundamentación y motivación,
debido a que simplemente se limitó a ratificar los
argumentos emitidos por el Juez a quo, manteniendo
concurrentes los arts. 233.1 y 235.2 del CPP; por lo que,
solicita se conceda la tutela impetrada, y en consecuencia:
1) Disponga que la Vocal demandada, emita una nueva
resolución que establezca su participación; y, 2) La
individualización del riesgo de obstaculización numeral 2
del art. 235 del CPP.

En consecuencia, corresponde determinar en revisión, si


tales extremos son evidentes para conceder o denegar la
tutela solicitada; para cuyo efecto se desarrollarán los
siguientes temas: i) La motivación y fundamentación de las
resoluciones como elementos del debido proceso; y, i.a) La
exigencia de fundamentación y motivación de las
resoluciones judiciales que resuelven medidas cautelares:
Las resoluciones de los tribunales de apelación y la
interpretación del art. 398 del Código de Procedimiento
Penal; ii) Las condiciones materiales y formales de la
privación de libertad: El principio de legalidad, especial
referencia a las condiciones materiales de validez de la
privación de libertad, la carga argumentativa y probatoria; y,
iii) Análisis del caso concreto.

III.1.  La motivación y fundamentación de las


resoluciones como elementos del debido proceso

El derecho a una resolución fundamentada y motivada,


como elementos del debido proceso, reconocido como
derecho fundamental, garantía jurisdiccional y derecho
humano en las normas contenidas en los               arts.
115.II y 117.I de la CPE; 8 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (CADH); y, 14 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), fue desarrollado en la
amplia jurisprudencia constitucional, siendo uno de los
antecedentes, el entendimiento contenido en la SC
1369/2001-R de 19 de diciembre[1]; la cual establece como
exigencia del debido proceso, que toda resolución debe
exponer los hechos y el fundamento legal de la decisión, de
manera que en caso de omisión, se vulnera dicho derecho.
Posteriormente, en la SC 0946/2004-R de 15 de junio [2], se
aclara que dicha garantía es aplicable también en procesos
administrativos y disciplinarios.
En el Fundamento Jurídico III.3 de la SC 0871/2010-R de 10
de agosto, se establecieron los requisitos que debe
contener toda resolución jurisdiccional o administrativa, con
la finalidad de garantizar el derecho a la motivación y
fundamentación como elementos configurativos del debido
proceso, como son:

a)  Debe determinar con claridad los hechos atribuidos a las


partes procesales,         b) Debe contener una exposición
clara de los aspectos fácticos pertinentes, c) Debe describir
de manera expresa los supuestos de hecho contenidos en la
norma jurídica aplicable al caso concreto, d) Debe describir
de forma individualizada todos los medios de prueba
aportados por las partes procesales, e) Debe valorar de
manera concreta y explícita todos y cada uno de los medios
probatorios producidos, asignándoles un valor probatorio
específico a cada uno de ellos de forma motivada, f) Debe
determinar el nexo de causalidad entre las denuncias o
pretensiones de las partes procesales, el supuesto de hecho
inserto en la norma aplicable, la valoración de las pruebas
aportadas y la sanción o consecuencia jurídica emergente
de la determinación del nexo de causalidad antes señalado.

En cuanto a los requisitos que debe contener una


resolución administrativa en segunda instancia, la SCP
0275/2012 de 4 de junio[3], precisó que dicho fallo debe
exponer los hechos y citar las normas que sustentan la
decisión, además de pronunciarse sobre todos y cada uno
de los aspectos impugnados en el recurso.

Por su parte, la SC 0802/2007-R de 2 de octubre[4] se refirió


a la fundamentación como sustento de una resolución
disciplinaria; empero, es la SCP 2221/2012 de 8 de
noviembre[5] la que desarrolla el contenido esencial del
derecho a una resolución fundamentada, señalando que el
mismo está dado por sus finalidades implícitas, como son:
a) El sometimiento a la Constitución Política del Estado
y al bloque de constitucionalidad; b) Lograr el
convencimiento de las partes que la resolución no es
arbitraria; es decir, que observa el valor justicia, los
principios de interdicción de la arbitrariedad, de
razonabilidad y de congruencia; c) Garantizar la
posibilidad del control de la resolución por medio de los
recursos; d) Permitir el control social de la resolución en
mérito al principio de publicidad; y, e) La observancia
del principio dispositivo, que implica la otorgación de
respuestas a las pretensiones de las partes -quinta
finalidad complementada por la SCP 0100/2013 de 17
de enero-[6].

Respecto a la segunda finalidad, tanto la SCP 2221/2012


como la                 SCP 0100/2013, señalan que la
arbitrariedad puede estar expresada en una decisión: 1)
Sin motivación, cuando la resolución no da razones que
la sustenten; 2) Con motivación arbitraria, cuando se
basa en fundamentos y consideraciones meramente
retóricas o deviene de la valoración arbitraria,
irrazonable de la prueba, o en su caso, de la omisión en
la valoración de la prueba aportada en el proceso;
3) Con motivación insuficiente, cuando no se da razones
de la omisión de pronunciamiento sobre los
planteamientos de las partes; y, 4) Por la falta de
coherencia del fallo, se da: 4.i) En su dimensión interna,
cuando no existe relación entre las premisas        -
normativa y fáctica- y la conclusión -por tanto-; y, 4.ii)
En su dimensión externa, implica que la resolución debe
guardar correspondencia con lo pedido o impugnado por
las partes. Ambos entendimientos, sobre la coherencia
interna y externa, tienen su antecedente en la SC
0863/2003-R de 25 de junio[7], así como en la SC
0358/2010-R de 22 de junio[8], estableciendo que en el
ámbito procesal, el principio de congruencia se entiende
no solo como la correspondencia que debe existir entre
lo peticionado y lo resuelto, sino que además implica la
concordancia del fallo; es decir, su coherencia interna,
entendimiento que fue reiterado en la SCP 1915/2012
de 12 de octubre[9], entre otras. Por su parte, respecto a
la congruencia de las resoluciones de segunda instancia,
la SC 0682/2004-R de 6 de mayo[10] señaló que el
pronunciamiento debe guardar correspondencia con los
agravios de la apelación y la contestación de alzada.

En resumen, de acuerdo a la jurisprudencia constitucional


glosada, una resolución será arbitraria cuando carezca
de motivación o sea arbitraria o insuficiente; asimismo,
cuando la resolución no tenga coherencia o congruencia
interna o externa.

III.1.1. La exigencia de fundamentación y motivación de


las resoluciones judiciales que resuelven medidas
cautelares: Las resoluciones de los tribunales de
apelación y la interpretación del art. 398 del Código de
Procedimiento Penal

Los estándares de fundamentación y motivación contenidos


en las Sentencias Constitucionales Plurinacionales
2221/2012 y 0100/2013 -citadas anteriormente-, son
aplicables a las resoluciones judiciales que resuelven
medidas cautelares, conforme a las exigencias específicas
en materia procesal penal y a lo dispuesto en los arts. 233.1
y 2; 234; y, 235 del CPP.

Ahora bien, la modulación efectuada por la SCP


0014/2018-S2, que analiza previamente la relevancia
constitucional, para disponer la nulidad de la resolución
cuando se denuncia arbitraria o insuficiente motivación, no
alcanza a las resoluciones que imponen la medida
cautelar de detención preventiva, en las que sí, es
exigible disponer la nulidad y realizar el reenvío ante la
autoridad jurisdiccional ordenando se emita nueva
resolución; por cuanto en estos casos, aún se advierta que
la corrección de una decisión con fundamentación o
motivación arbitraria o insuficiente, no modificará la parte
resolutiva, esto es, la decisión de la detención preventiva;
sin embargo, es esencial que el imputado y el juez o
tribunal conozcan las razones jurídicas que sustentaron la
decisión de detención preventiva respecto a las condiciones
establecidas en el art. 233.1 y 2 del CPP, vinculadas a los
arts. 234 y 235 del citado cuerpo legal; es decir, es esencial
que conozcan cuáles fueron los elementos de convicción y
supuestos que determinaron la imposición de la medida, a
efectos que: a) Por una parte, el imputado pueda solicitar
en el futuro su cesación, aportando nuevos elementos de
convicción que demuestren que ya no concurren los
motivos que la determinaron, y por tanto, solicite medidas
sustitutivas o su libertad irrestricta; y, b) Por otra, el juez o
tribunal analice de manera ponderada, si los nuevos
elementos de convicción que aportó el imputado,
demuestran que ya no concurren los motivos que
determinaron la medida o la conveniencia que la misma sea
sustituida por otra.
En la SC 0012/2006-R de 4 de enero, en el Fundamento
Jurídico III.1.7, explicó la necesidad constitucional de
motivar las resoluciones que disponen la detención
preventiva, así como las que rechazan el pedido de su
imposición, las que la modifican, sustituyen o revocan, al
señalar lo siguiente:

La motivación de los fallos judiciales está vinculada al


derecho al debido proceso y a la tutela jurisdiccional eficaz,
consagrados en el art. 16.IV Constitucional, y se manifiesta
como el derecho que tienen las partes de conocer las
razones en que se funda la decisión del órgano
jurisdiccional, de tal manera que sea posible a través de su
análisis, constatar si la misma está fundada en derecho o
por el contrario es fruto de una decisión arbitraria; sin
embargo, ello no supone que las decisiones jurisdiccionales
tengan que ser exhaustivas y ampulosas o regidas por una
particular estructura; pues se tendrá por satisfecho este
requisito aun cuando de manera breve, pero concisa y
razonable, permita conocer de forma indubitable las
razones que llevaron al Juez a tomar la decisión; de tal
modo que las partes sepan las razones en que se
fundamentó la resolución; y así, dada esa comprensión,
puedan también ser revisados esos fundamentos a través
de los medios impugnativos establecidos en el
ordenamiento; resulta claro que la fundamentación es
exigible tanto para la imposición de la detención preventiva
como para rechazarla, modificarla, sustituirla o revocarla
(resaltado añadido).

Más tarde, la SC 0089/2010-R de 4 de mayo, en el


Fundamento Jurídico III.4, sobre la motivación de las
resoluciones judiciales, estableció que éstas deben expresar
las razones de hecho y derecho en las cuales basa su
convicción y el valor que otorga a los medios de prueba
que presenten las partes, aclarando que esa
fundamentación no puede ser reemplazada por la simple
relación de los documentos o la mención de los
requerimientos de las partes, señalando que:

…la autoridad judicial competente, para adoptar la decisión


de aplicar la detención preventiva, de una parte, está
obligado a verificar y determinar la concurrencia de los
requisitos mencionados por el art. 233 CPP, para lo que
deberá contrastar la solicitud fundamentada del Ministerio
Público con los elementos de prueba presentados sobre la
concurrencia de los requisitos, en el marco de las normas
previstas por los arts. 234 y          235 del CPP; de otra parte,
deberá fundamentar en derecho la decisión de aplicar la
medida cautelar de carácter personal, pues tomando en
cuenta que uno de los principios fundamentales inherentes
al Estado Democrático de Derecho es la motivación de las
decisiones de las autoridades públicas, el juez está obligado
a expresar los motivos de hecho y de derecho en que se
basa su convicción determinativa de la concurrencia de los
requisitos, así como el valor otorgado a los medios de
prueba, esa fundamentación no puede ser reemplazada por
la simple relación de los documentos o la mención de los
requerimientos de las partes; de modo que está obligado a
expresar los presupuestos jurídicos que motivan la medida,
con cita de las normas legales aplicables y la descripción
clara y objetiva de los elementos de convicción
concurrentes.

Por otra parte, el deber de motivación de las resoluciones


judiciales también atañe a los tribunales de apelación, sobre
el particular la jurisprudencia constitucional recalcó la
importancia de que los tribunales de segunda instancia
fundamenten sus decisiones, debido a que en los hechos,
hacen una revisión de la resolución del inferior, teniendo
especial importancia la del tribunal de apelación, que revisa
una decisión que impuso una medida cautelar, que la
revoca, la modifica, la sustituye u ordena la cesación de una
detención preventiva, por su vinculación con los derechos a
la libertad y la presunción de inocencia.

Al respecto, la SCP 0077/2012 de 16 de abril[11] señala que el


art. 398 del CPP establece que los tribunales de alzada
deben circunscribirse a los aspectos cuestionados de la
resolución; lo que no implica, que estos se encuentren
eximidos de la obligación de motivar y fundamentar la
resolución, por la cual, deciden imponer la medida cautelar
de detención preventiva, revocarla, sustituirla o disponer la
cesación; quedando igualmente obligados a expresar la
concurrencia de los presupuestos que la normativa legal
prevé.

En tal sentido, el tribunal de alzada al momento de conocer


y resolver recursos de apelación de la resolución que
disponga, modifique o rechace medidas cautelares o
determine la cesación o rechace ese pedido, deberá precisar
las razones y elementos de convicción que sustentan su
decisión; expresando de manera motivada la concurrencia
de los presupuestos jurídicos exigidos, no pudiendo ser
justificada su omisión por los límites establecidos en el art.
398 del CPP.

Cuando se trata de la protección del derecho a la libertad


personal por medio del recurso de apelación de la medida
cautelar, el análisis del tribunal de alzada, no puede
reducirse a una mera formalidad, sino, debe examinar las
razones invocadas por el recurrente y manifestarse
expresamente sobre cada una de ellas, de acuerdo a los
parámetros establecidos en el punto anterior, debiendo
expresar fundadamente los motivos por los que considera
que efectivamente se dan los riesgos procesales previstos
por el  art. 233 del CPP.

En todo caso, el tribunal de apelación debe realizar una


revisión integral del fallo del juez que impuso la medida
cautelar, considerando los motivos de agravio que
fundamenta el recurso de apelación, los argumentos de
contrario, analizar y valorar fundadamente las pruebas que
se traen a su consideración, para finalmente en su
determinación, expresar las circunstancias concretas de la
causa que le permiten presumir razonadamente la
existencia de los riesgos procesales que justifican que se
mantenga la detención preventiva; no siendo posible un
rechazo sistemático de la solicitud de revisión, limitándose a
invocar, por ejemplo, presunciones legales relativas al
riesgo de fuga.

El tribunal de apelación no puede limitarse a invocar


presunciones legales relativas a los riesgos procesales o
normas, que de una forma u otra, establecen la
obligatoriedad del mantenimiento de la medida. Si a través
del fundamento de la resolución no se demuestra que la
detención preventiva de la persona es necesaria y razonable
para el cumplimiento de sus fines legítimos, la misma
deviene en arbitraria.
En virtud a lo señalado, la fundamentación y motivación no
exige que las resoluciones sean ampulosas, sino que
contengan una explicación razonable de los motivos que
llevaron a la autoridad judicial a decidir sobre la aplicación
de una medida cautelar, en especial la detención preventiva;
lo que implica que, se deberá razonar sobre el
cumplimiento de los requisitos formales y materiales de
legalidad, así como de los principios de proporcionalidad y
razonabilidad, siempre que corresponda; aclarándose que,
respecto a la proporcionalidad, cuando se analice la
necesidad de la medida, no es menester que la autoridad
judicial exponga las razones por las cuales se desestima
cada una de las medidas sustitutivas previstas en el Código
de Procedimiento Penal, sino que explique, por qué resulta
indispensable su aplicación en mérito a los riesgos
procesales existentes, a partir de la argumentación realizada
por el Ministerio Público o la parte acusadora.

III.2. Las condiciones materiales y formales de la


privación de libertad: El principio de legalidad, especial
referencia a las condiciones materiales de validez de la
privación de libertad, la carga argumentativa y
probatoria

Toda privación de libertad, debe cumplir con los requisitos


formales y materiales. Respecto al requisito formal, la
restricción del derecho a la libertad solo será válida si se
respetan las formas establecidas por ley, es decir, si el
mandamiento emana de autoridad competente y es emitido
por escrito, salvo el caso de flagrancia.
Con relación al requisito material, la privación de libertad
solo será válida por las causas, casos o circunstancias
expresamente tipificadas en la ley.

Así, en mérito a los requisitos materiales, para la aplicación


de la medida cautelar de detención preventiva, el juez de la
causa debe partir de la consideración que las medidas
cautelares de carácter personal no equivalen a una
sentencia condenatoria ni pueden ser confundidas con
penas, pues son simples cautelas que pueden dictarse con
carácter excepcional, preventivo, pero no sancionatorio,
cuando se reúnan de manera estricta los requisitos fácticos
o jurídicos señalados por la ley, para el efecto y resulten
indispensables para alcanzar la finalidad que con ella se
persigue, como es, la comparecencia del imputado al
proceso.

En ese sentido, la medida cautelar de detención preventiva


que importa la afectación del derecho a la libertad del
imputado, debe ser dispuesta por la autoridad judicial
competente, previa verificación de requisitos establecidos
por ley, con la indispensable justificación de su necesidad y
finalidad.

Al efecto, estas condiciones están establecidas en nuestra


norma procesal penal, específicamente en el art. 233 del
CPP que recoge estas exigencias, al señalar que realizada la
imputación formal, el juez podrá ordenar la detención
preventiva del imputado, a pedido fundamentado del
Ministerio Público o de la víctima, aunque no se hubiera
constituido en querellante, cuando concurran los siguientes
requisitos:
1.  La existencia de elementos de convicción suficientes para
sostener que el imputado es, con probabilidad, autor o
partícipe de un hecho punible.

2.  La existencia de elementos de convicción suficientes de


que el imputado no se someterá al proceso u obstaculizará
la averiguación de la verdad.

La consideración del primer requisito debe responder a la


existencia de evidencia física y material, que genere un
mínimo de credibilidad que permita al juez inferir
razonablemente que el imputado puede ser autor o
partícipe de la conducta delictiva que se investiga, lo cual
impide que la autoridad judicial funde su determinación en
presunciones.

Ahora bien, en cuanto al primer requisito para la detención


preventiva, la jurisprudencia de la Corte IDH, estableció que:
“…deben existir indicios suficientes que permitan suponer
razonablemente que la persona sometida a proceso haya
participado en el ilícito que se investiga”[12]. Sobre el mismo
tema, la Corte Europea de Derechos Humanos hace
referencia a sospechas razonables, fundadas en hechos o
información capaces de persuadir a un observador objetivo,
que el encausado pudo haber cometido una infracción. La
Corte IDH, determinó que tal sospecha: “…tiene que estar
fundada en hechos específicos y articulados con palabras,
esto es, no en meras conjeturas o intuiciones abstractas” [13].

La consideración de este requisito es la primera actividad


que debe desarrollar el juez en la audiencia de
consideración de la medida cautelar de detención
preventiva, escuchando al efecto el argumento del
Ministerio Público y someterlo al contradictorio para
determinar si en el caso concreto, concurre este primer
requisito, pues solo cuando esto sucede, se puede pasar al
análisis del segundo requisito.

En ese sentido, debe quedar claro que la delimitación del


hecho es esencial y debe estar claramente establecido en la
imputación formal; por ello, la jurisprudencia constitucional
desarrollada a partir de la SC 0760/2003-R de 4 de junio, en
el Fundamento Jurídico III.2.2, señala que:

La imputación formal ya no es la simple atribución de un


hecho punible a una persona, sino que la misma debe
sustentarse en la existencia de indicios suficientes sobre la
existencia del hecho y la participación del imputado en el
mismo, en alguno de los grados de participación criminal
establecidos por la ley penal sustantiva; o lo que es lo
mismo, deben apreciarse indicios racionales sobre su
participación en el hecho que se le imputa.

Conforme a lo anotado, la imputación formal debe


sustentarse en suficientes indicios del hecho y la
participación del imputado en el mismo; empero, conforme
establece la parte final del inc. 3) del art. 302 del CPP, la
calificación de los hechos efectuada en la imputación
formal, tiene carácter meramente provisional; sin embargo,
el hecho que se investiga debe estar establecido, al
constituir la piedra angular del proceso.

Con relación al segundo requisito, previsto por el art.


233.2 del CPP, referido a la existencia de elementos de
convicción suficientes, que el imputado no se someterá al
proceso -riesgo de fuga, art. 234 del CPP- u obstaculizará a
la averiguación de la verdad -riesgo de obstaculización,
art. 235 del CPP-. En el mismo marco de las consideraciones
precedentes, corresponde al acusador o víctima
demostrar su concurrencia; es decir, que en audiencia
deben explicar cuál es el riesgo procesal que se presenta
y si es más de uno, deberán identificar cuáles son, así
como las circunstancias de hecho de las que deriva; y
finalmente, explicar por qué la medida cautelar de
detención preventiva, que solicita, permitiría
contrarrestar el riesgo procesal.

El riesgo procesal debe ser acreditado por la parte


acusadora, pues no puede presumirse, tampoco
considerarse en abstracto ni con la mera cita de la
disposición legal; el Ministerio Público debe ir a la audiencia
con evidencia que el imputado no se someterá al proceso u
obstaculizará la averiguación de la verdad. Así por ejemplo,
el acusador debe llevar a la audiencia la información que
permita sostener que el imputado no tiene domicilio fijo y
luego argumentar cómo se deriva de ese extremo la
existencia del peligro de fuga; no basta señalar que no tiene
domicilio, es necesario justificar cómo esa circunstancia,
implica el peligro de fuga.

En ese contexto, ningún peligro procesal debe estar


fundado en meras suposiciones; lo cual implica que, si la
autoridad judicial funda su decisión en supuestos como ser
que el imputado en libertad podría asumir una determinada
conducta -propia del peligro de fuga y obstaculización-, tal
argumento no satisface la exigencia de una debida
motivación ni constituye una explicación apropiada para
determinar la aplicación de alguna medida cautelar de
carácter personal; por cuanto, el juzgador debe asumir
absoluta convicción para establecer la concurrencia o no, de
un determinado riesgo procesal; es decir, le corresponde a
la autoridad judicial con base a lo argumentado por el
acusador y lo sostenido por la defensa en el contradictorio,
definir si existe o no algún peligro procesal; por
consiguiente, lo que no le está permitido, es decidir
respecto a la situación jurídica sobre la base de
probabilidades -podría o no podría-. En tal sentido, si la
decisión judicial se base en meras presunciones de
concurrencia o no, de los presupuestos previstos en las
normas procesales referidas anteriormente, vulnera el
debido proceso del imputado.

La jurisprudencia constitucional, respecto a la prohibición


de fundar la aplicación de medidas cautelares en meras
suposiciones, precisó que si bien la autoridad judicial está
facultada para evaluar las circunstancias que hagan
presumir el peligro de fuga y obstaculización de manera
integral; empero:

                        …debe fundar su determinación en las


pruebas y tomando en cuenta todas las circunstancias
previstas por la Ley; corresponde al acusador probar y
demostrar la concurrencia de esas circunstancias previstas
en las normas precedentemente señaladas, no siendo
suficiente la mera referencia y presunción de que concurran
las mismas, pues por determinación del art. 16-II y 6 del
CPP, se presume la inocencia del encausado mientras no se
pruebe su culpabilidad (SC 1635/2004-R de 11 de octubre).

El entendimiento anterior, fue reiterado en las SSCC


1747/2004-R, 0001/2005-R, 0129/2007-R, 0514/2007-R,
0670/2007-R, 0040/2010-R, 1048/2010-R, 1154/2011-R y
1813/2011-R, entre otras.

III.3. Análisis del caso concreto


La parte accionante alega que dentro del proceso penal
seguido por el Ministerio Público en su contra por la
presunta comisión del delito de enriquecimiento ilícito de
particulares con afectación al Estado, la Vocal de la Sala
Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de La
Paz, mediante Auto de Vista 153/2020 de 4 junio, confirmó
la Resolución de primera instancia, manteniendo la
detención preventiva; decisión que carece de
fundamentación y motivación, debido a que simplemente
se limitó a ratificar los argumentos emitidos por el Juez a
quo, manteniendo concurrentes los arts. 233.1 y 235.2 del
CPP; fallo que vulnera sus derechos al debido proceso en
sus elementos fundamentación y motivación, a la defensa, a
la tutela judicial efectiva, y presunción de inocencia.

Conforme los datos del proceso, se tiene que los Fiscales de


Materia presentaron ampliación de imputación contra el
solicitante de tutela, por el presunto delito de
enriquecimiento ilícito de particulares con afectación al
Estado (Conclusiones II.1). Mediante Auto Interlocutorio
169/2020 de        24 de mayo, el Juez de Instrucción Penal
Décimo Primero de la Capital del departamento de La Paz,
determinó la detención preventiva del impetrante de tutela,
al concurrir los requisitos previstos en los numerales 1 y 2
del art. 233 y, 2 del art. 235, ambos del CPP. Ante dicha
determinación, el peticionante de tutela interpuso recurso
de apelación incidental (Conclusión II.2), la misma que fue
resuelta por la                     Vocal demandada, quien
mediante Auto de Vista 153/2020 de 4 de junio, declaró
admisible el recurso interpuesto por el impetrante de tutela
y otros, declarando la improcedencia de las cuestiones
planteadas, confirmando la Resolución apelada (Conclusión
II.3).
Ahora bien, corresponde analizar si la Resolución
impugnada cumple con la debida fundamentación y
motivación, bajo el razonamiento lógico y argumentativo. A
este efecto, conviene realizar una síntesis de lo señalado en
el Auto de Vista cuestionado.

En relación a la probabilidad de autoría descrita en el


numeral 1 del art. 233 del CPP, la Vocal demandada refirió:

“…se puede establecer que el Juez a quo realiza un análisis y


desglose de todos los elementos puestos a su
consideración, asimismo se puede establecer que la
autoridad realiza una fundamentación jurídica pertinente en
relación a la materia que nos ocupa (…), la concurrencia de
la probabilidad de autoría, habiendo considerado y citado
asimismo transcrito el contenido que a criterio de la
autoridad se consideraría para el mismo pertinente, tales
como el informe de acción directa, la acción de colección de
indicios materiales, actas de requisa personal, recolección
de indicios materiales, informe técnico, declaraciones
testificales (…).

…no únicamente se limita a la descripción de los elementos


considerados para declarar concurrente la probabilidad de
autoría, que si bien en esta audiencia se ha establecido que
no habrían sido considerados todos los elementos y estos
no habrían sido individualizados para establecer la
participación de cada uno de los coimputados entre otras
alegaciones (…), también realizó una actividad intelectiva en
relación a los mismos lo que ha llevado a inferir que
efectivamente existe la probabilidad de autoría…

…los apelantes se ha referido en específico a observar el


contenido de la imputación formal, que si bien ellos han
manifestado que estaban realizando esta actividad
analizando la imputación formal considerándola como si
fuera la causante de que la autoridad hubiera incurrido en
una mala fundamentación (…)

…si bien se ha señalado que no existe una adecuada


fundamentación tampoco han referido cual sería la
fundamentación que se extraña, también refieren que no se
había realizado una adecuada valoración de los elementos
puestos en consideración de la autoridad, pero tampoco
señalan qué elementos de la sana critica habría soslayado…”
(sic).

Respecto al numeral 2 del art. 235 del CPP, la autoridad


demandada sostuvo que:

“…el peligro de obstaculización no se podrá fundar en


meras presunciones abstractas, sino que deberá surgir de la
información precisa y circunstanciada se destaca esto
porque el fiscal o el querellante pueden aportar en
audiencia y den razonabilidad suficiente de que el imputado
obstaculizara la averiguación de la verdad; y si bien se ha
señalado como agravio por todos los apelantes pero se
debe dejar establecido que tampoco se ha mostrado en
esta audiencia con que elementos se hubiera desvirtuado a
fundamentación realizada por el Ministerio Público en la
audiencia cautelar, e igualmente se han limitado a derivar a
esta autoridad que pueda remitirse a la imputación formal,
incumpliendo nuevamente con la carga argumentativa que
les corresponde” (sic).

En ese contexto, de la compulsa del Auto de Vista


cuestionado, se tiene:
Respecto a la probabilidad de autoría prevista en el art.
233.1 del CPP

Respecto a la probabilidad de autoría, la Vocal


demandada confirmó su concurrencia, al verificar que el
Juez a quo motivó la concurrencia del numeral 1 del art. 233
del CPP para aplicar la detención preventiva sobre
evidencias físicas y materiales, que generaron
indubitadamente la credibilidad; puesto que, la
probabilidad de autoría debe responder a circunstancias
concretas del lugar, tiempo y la acción u omisión del
accionante; sustentó su decisión sobre la imputación del
Ministerio Público, estableciendo de modo propio los
suficientes indicios del hecho y la participación del
imputado en el mismo; por consiguiente, tal determinación
contiene la debida fundamentación y motivación, toda vez
que, efectuó un análisis racional y ponderado sobre la
concurrencia de este requisito material de validez conforme
al Fundamento Jurídico III.2, de la presente Sentencia
Constitucional Plurinacional.

Ahora bien, debe considerarse que conforme lo glosado en


el        Fundamento Jurídico III.1.1 de este fallo
constitucional, para motivar la concurrencia de los
presupuestos jurídicos exigidos para la detención
preventiva, el juzgador de alzada, no puede constreñirse
únicamente a los límites establecidos por el art. 398 del
CPP, ya que debe realizar una revisión integral del fallo del
juez que impuso la medida cautelar, considerando los
motivos de agravio que fundamenta el recurso de
apelación, los argumentos de contrario, analizar y valorar
fundadamente las pruebas que se traen a su consideración,
tal como ocurrió en el presente caso; además, pese a que
los agravios enunciados por el solicitante de tutela estaban
dirigidos más al cuestionamiento de la imputación formal, y
no así a los argumentos del      Juez a quo, con relación a
esta denuncia en concreto no corresponde otorgar la tutela
requerida.

Sobre la falta de fundamentación para determinar la


concurrencia del riesgo procesal contenido en el art.
235.2 del CPP

Ahora bien, otro cuestionamiento en torno a la resolución


impugnada, que motivó la interposición de esta acción de
libertad, se relaciona con que la Vocal demandada no
detalla, ni precisa cuáles serían los elementos de juicio por
los que concluyeron que existe influencia sobre el “Cónsul
de Bolivia en Barcelona, España al Sr. Zuleta” (sic) y a los
peritos que elaboraron el informe técnico -Cabo Eloy Ríos
Maynasa-; que no existiría agravio al haber el Juez a quo
referido que el perito concurrirá a ratificar o aclarar los
extremos del informe técnico pericial; que al no haberse
emitido la resolución de acusación, por lo tanto aún está en
suspenso; empero, no explica de qué manera influenciaría,
ni cómo lo está haciendo en estas personas.

Así, de los argumentos expuestos por la Vocal demandada,


se concluye que los mismos no cumplen con una
motivación suficiente y congruente con relación al control
de la racionalidad de la fundamentación efectuada por
parte del Juez a quo sobre este punto, ya que como se
advertirá no se circunscriben al mismo; es decir, el Auto de
Vista impugnado, define el hecho -influencia negativa del
imputado sobre los partícipes, testigos o peritos, a objeto
de que informen falsamente o se comporten de manera
reticente- que es objeto de prueba, sin tener como base la
impugnación formulada por el accionante, en su recurso de
apelación incidental, conforme a la facultad establecida en
el art. 398 del CPP, que prescribe: “Los tribunales de alzada
circunscribirán sus resoluciones a los aspectos cuestionados
de la resolución” y desarrollada en el Fundamento Jurídico
III.1, de este fallo constitucional; referida a que se precise
cuáles serían los elementos de juicio por los que
concluyeron que existe influencia, o de qué manera
influenciaría; pues de lo contrario el establecer de manera
imprecisa la influencia descrita en el numeral 2 del art. 235
del referido Código, no sería razonable y tornaría que este
riesgo procesal sea imposible de ser desvirtuado, máxime si
existen varios investigados en el proceso, argumentos que
carecen de un análisis integral respecto al referido riesgo
procesal, por cuanto la Resolución no señala claramente los
elementos objetivos o circunstancias que evidencien la
obstaculización que podría realizar el imputado.

Por otra parte, la Vocal de la Sala Penal Primera del Tribunal


Departamental de Justicia de La Paz, ante la ratificación de
la Resolución del Juez a quo, afirma la existencia del riesgo
procesal previsto en el numeral 2 del art. 235 del CPP, sobre
la base de una mera suposición, consideraciones ambiguas
y apreciación subjetiva, que de ninguna manera puede
fundar la aplicación de la detención preventiva;
consiguientemente, esa determinación adolece de graves
defectos, al no tener sustento el elemento de convicción
que la justifique razonablemente; por lo tanto, la
argumentación desarrollada en la Resolución de apelación
claramente incumple las exigencias de una motivación
suficiente conforme se tiene glosado en el Fundamento
Jurídico III.1, del presente fallo constitucional.

Por otro lado, no corresponde la tutela con relación a su


derecho a la presunción de inocencia, por cuanto conforme
al carácter instrumental de las medidas cautelares, su
imposición no significa que se sindica al acusado como
culpable del ilícito concreto que se juzga.

Finalmente, en cuanto a la tutela judicial efectiva como


elemento del derecho al debido proceso, se advierte que la
Vocal demandada lesionó el referido derecho, al no realizar
un control judicial efectivo de la Resolución emitida por el
Juez a quo y la pretensión del solicitante de tutela, bajo el
entendimiento que el Tribunal de Alzada tiene el deber de
asumir las medidas adecuadas y oportunas, para la emisión
de su resolución judicial con las razones y motivación
suficiente para sostener su decisión, de tal modo que los
individuos sepan en cada momento cuáles son sus derechos
y sus obligaciones, sin que el capricho, la torpeza puedan
causarles perjuicio; por lo que, corresponde otorgar la
tutela solicitada.

Consiguientemente, el Juez de garantías al denegar la


tutela solicitada, obró de forma parcialmente correcta.  

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Primera;


en virtud de la autoridad que le confieren la Constitución
Política del Estado y el art. 12.7 de la    Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional; en revisión, resuelve:
REVOCAR en parte la Resolución 09/2020 de 26 de junio,
cursante de fs. 61 a 63, pronunciada por el Juez de
Sentencia Penal Sexto de la Capital del departamento de La
Paz; y, en consecuencia:

1° CONCEDER la tutela con relación a los derechos de


tutela judicial efectiva, al debido proceso en sus elementos
de una debida fundamentación y motivación, en lo que
concierne a la denuncia relativa al numeral 2 del art. 235 del
CPP; por lo que, se deja sin efecto el Auto de Vista
153/2020 de 4 de junio, pronunciado

CORRESPONDE A LA SCP 0815/2020-S1 (viene de la


pág. 19).

por la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de


Justicia de La Paz, debiendo la Vocal demandada, en el
plazo de tres días emitir una nueva resolución, conforme a
los Fundamentos Jurídicos desarrollados en la presente
Sentencia Constitucional Plurinacional; y,   

2°  DENEGAR la tutela, con relación a la denuncia de falta


de motivación sobre el numeral 1 del art. 233 del CPP; y, los
derechos a la presunción de inocencia y a la defensa.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta


Constitucional Plurinacional.

Se hace constar que la Magistrada, MSc. Georgina


Amusquivar Moller es de Voto Aclaratorio.

Fdo. MSc. Julia Elizabeth Cornejo Gallardo

MAGISTRADA

Fdo. MSc. Georgina Amusquivar Moller

MAGISTRADA
[1]El Cuarto Considerando, indica: “…el derecho al debido
proceso, que entre su ámbito de presupuestos exige que
toda Resolución sea debidamente fundamentada. Es decir,
que cada autoridad que dicte una Resolución debe
imprescindiblemente exponer los hechos y al margen de
ello, la fundamentación legal que sustenta la parte
dispositiva de la misma.

…consecuentemente cuando un Juez omite la motivación


de una Resolución, no sólo suprime una parte estructural de
la misma, sino también en los hechos toma una decisión
arbitraria y dictatorial que vulnera de manera flagrante el
citado derecho que otorga a las partes saber el porqué de
la parte dispositiva de un fallo o Resolución”.

[2]El FJ III.3, refiere: “…la garantía del debido proceso no es


únicamente aplicable en el ámbito judicial, sino también en
el administrativo y disciplinario, cuanto tenga que
determinarse una responsabilidad disciplinaria o
administrativa e imponerse una sanción como ha ocurrido
en el presente caso”.

[3]El FJ III.2.3, señala: “Toda autoridad administrativa que


emita una resolución en segunda instancia, debe
mínimamente exponer en la resolución: 1) Los hechos,
citando las normas que sustentan la parte dispositiva de la
resolución, efectuando la relación de causalidad entre los
hechos y la norma aplicable; 2) Pronunciamiento sobre
todos y cada uno de los aspectos impugnados en el recurso
de alzada, actuando en mínima petita, considerando cada
aspecto de manera puntual y expresa, desarrollando una
valoración lógica de los puntos impugnados, efectuar lo
contrario, elimina la parte fundamental de la resolución,
lesionando efectivamente el debido proceso, derivando en
el extremo inaceptable que los procesados no puedan
conocer cuáles son las razones del fallo y cuál es la posición
del tribunal de alzada en relación con los puntos
impugnados.

En tanto y en cuanto, las resoluciones administrativas de


segunda instancia conlleven insertas en su texto de manera
expresa, las respuestas a todos los aspectos cuestionados
en el recurso de impugnación, el sujeto sometido al proceso
disciplinario, tendrá la plena convicción respecto a que la
decisión asumida por la autoridad administrativa es a todas
luces justa. Esta afirmación nos lleva a concluir que no le
está permitido a la autoridad administrativa, reemplazar una
adecuada y sustanciosa fundamentación por una elemental
relación de antecedentes”.

[4]El FJ III.4, expresa: “Consiguientemente, aplicando los


principios informadores del derecho sancionador, las
resoluciones pronunciadas por el sumariante y demás
autoridades competentes deberán estar fundamentadas en
debida forma, expresando lo motivos de hecho y de
derecho en que basan sus decisiones y el valor otorgado a
los medios de prueba. Fundamentación que no podrá ser
reemplazada por la simple relación de los documentos y
presentación de pruebas o los criterios expuestos por las
partes, y en los casos en los que existan coprocesados,
resulta primordial la individualización de los hechos, las
pruebas, la calificación legal de la conducta y la sanción
correspondiente a cada uno de ellos en concordancia con
su grado de participación o actuación en el hecho acusado”.

[5]El FJ III.1, manifiesta: “En ese marco, se tiene que el


contenido esencial del derecho a una resolución
fundamentada y motivada (judicial, administrativa, o
cualesquier otra, expresada en una resolución en general,
sentencia, auto, etc.) que resuelva un conflicto o una
pretensión está dado por sus finalidades implícitas, las
que contrastadas con la resolución en cuestión, dará
lugar a la verificación de su respeto y eficacia. Estas son:
(1) El sometimiento manifiesto a la Constitución,
conformada por: 1.a) La Constitución formal; es decir, el
texto escrito; y, 1.b) Los Tratados Internacionales sobre
Derechos Humanos que forman el bloque de
constitucionalidad; así como a la ley, traducido en la
observancia del principio de constitucionalidad y del
principio de legalidad; (2) Lograr el convencimiento de las
partes que la resolución en cuestión no es arbitraria, sino
por el contrario, observa: El valor justicia, los principios de
interdicción de la arbitrariedad, de razonabilidad y de
congruencia; (3) Garantizar la posibilidad de control de la
resolución en cuestión por los tribunales superiores que
conozcan los correspondientes recursos o medios de
impugnación; y, (4) Permitir el control de la actividad
jurisdiccional o la actividad decisoria de todo órgano o
persona, sea de carácter público o privado por parte de la
opinión pública, en observancia del principio de publicidad.
Estos elementos se desarrollarán a continuación: (…)

(2) Lograr el convencimiento de las partes que la


resolución en cuestión no es arbitraria, sino por el
contrario, observa: El valor justicia, los principios de
interdicción de la arbitrariedad, de razonabilidad y de
congruencia. (…)

b) En correspondencia con lo anterior, la arbitrariedad


puede estar expresada en: b.1) Una `decisión sin motivación
´, o extiendo esta es b.2) Una `motivación arbitraria´; o en su
caso, b.3) Una `motivación insuficiente´. (…)

c) La arbitrariedad también se expresa en la falta de


coherencia, o incongruencia de la decisión (principio de
congruencia), cuando el conjunto de las premisas, -
formadas por las normas jurídicas utilizadas para resolver el
caso, más los enunciados fácticos que describen los hechos
relevantes- no son correctas, fundadas y si, además, su
estructura también no lo es. Esto, más allá si la resolución
que finalmente resuelva el conflicto es estimatoria o
desestimatoria a las pretensiones de las partes. Es decir,
como señala Robert Alexy, se trata de ver si la decisión se
sigue lógicamente de las premisas que se aducen como
fundamentación”.

[6]El FJ III.2, establece: “A las cuatro finalidades implícitas


que determinan el contenido esencial del derecho a una
resolución fundamentada o derecho a una resolución
motivada (judicial, administrativa, o cualesquier otra,
expresada en una resolución en general, sentencia, auto,
etc.) que resuelva un conflicto o una pretensión cuáles son:
1) El sometimiento manifiesto a la Constitución, conformada
por: 1.a) la Constitución formal, es decir, el texto escrito; y,
1.b) los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos
que forman el bloque de constitucionalidad; así como a la
ley, traducido en la observancia del principio de
constitucionalidad y del principio de legalidad; 2) Lograr el
convencimiento de las partes que la resolución en cuestión
no es arbitraria, sino por el contrario, observa: el valor
justicia, el principio de interdicción de la arbitrariedad, el
principio de razonabilidad y el principio de congruencia; 3)
Garantizar la posibilidad de control de la resolución en
cuestión por los tribunales superiores que conozcan los
correspondientes recursos o medios de impugnación; 4)
Permitir el control de la actividad jurisdiccional o la
actividad decisoria de todo órgano o persona, sea de
carácter público o privado por parte de la opinión pública,
en observancia del principio de publicidad (SCP 2221/2012
de 8 de noviembre, se suma un quinto elemento de
relevancia constitucional; y, 5) La exigencia de la
observancia del principio dispositivo. 

5)La observancia del principio dispositivo, implica la


exigencia que tiene el juzgador de otorgar respuestas a las
pretensiones planteadas por las partes para defender sus
derechos”.

[7]El FJ III.3, expresa: “Que, al margen de ello, también cabe


reiterar que el art. 236 CPC, marca el ámbito de contenido
de la resolución a dictarse en apelación, pues estipula que
la misma, deberá circunscribirse precisamente a los puntos
resueltos por el inferior y que además hubieran sido objeto
de apelación y fundamentación, de manera que el Juez o
tribunal ad-quem, no puede ir más allá de lo pedido, salvo
en los casos en que los vicios de nulidad constituyan
lesiones a derechos y garantías constitucionales como
cuando la nulidad esté expresamente prevista por ley”.

[8]El FJ III.3.1, señala: “De esa esencia deriva a su vez la


congruencia como principio característico del debido
proceso, entendida en el ámbito procesal como la estricta
correspondencia que debe existir entre lo peticionado y lo
resuelto, en materia penal la congruencia se refiere
estrictamente a que el imputado no podrá ser condenado
por un hecho distinto al atribuido en la acusación o su
ampliación; ahora bien, esa definición general, no es
limitativa de la congruencia que debe tener toda resolución
ya sea judicial o administrativa y que implica también la
concordancia entre la parte considerativa y dispositiva, pero
además esa concordancia debe mantenerse en todo su
contenido, efectuando un razonamiento integral y
armonizado entre los distintos considerandos y
razonamientos emitidos por la resolución, esta
concordancia de contenido de la resolución y su estricta
correspondencia entre lo pedido, lo considerado y lo
resuelto, conlleva a su vez la cita de las disposiciones
legales que apoyan ese razonamiento que llevó a la
determinación que se asume. En base a esos criterios se
considera que quien administra justicia debe emitir fallos
motivados, congruentes y pertinentes”.

[9]El FJ III.2, indica: “La abundante jurisprudencia del extinto


Tribunal Constitucional, ha señalado con relación al
principio de congruencia -que es determinante en cualquier
proceso judicial o administrativo- como la estricta
correspondencia que debe existir entre lo peticionado y lo
resuelto, que implica la concordancia entre la parte
considerativa y dispositiva, que debe mantenerse en todo
su contenido, efectuando un razonamiento integral y
armonizado entre los distintos considerandos y juicios de
valor emitidos por la resolución, esta concordancia de
contenido de la resolución y su estricta correspondencia
entre lo pedido, lo considerado y lo resuelto, conlleva a su
vez la cita de las disposiciones legales que apoyan la razón
que llevó a la determinación que se asume (SC 1619/2010-R
de 15 de octubre). Bajo ese razonamiento, el principio de
congruencia forma parte de derecho-garantía-principio del
debido proceso, contemplado en el art. 115.I de la CPE”.

[10]El FJ III.1, refiere: “Además de ello, toda resolución


dictada en apelación, no sólo por disposición legal sino
también por principio general, debe sujetarse a los puntos
de apelación expuestos por la parte apelante, que se
entiende deben estar relacionados con lo discutido ante el
juez a quo. Para el mismo objetivo -resolver la apelación-,
también el juez ad quem, si se trataran de varias apelaciones
y deba resolverlas en una sola resolución deberá
individualizar a las partes, lo que supone también, la
individualización de sus pretensiones y resolverlas de la
misma forma; pues en el único caso que podrá dirigirse en
su fundamentación a dos o más apelantes, será cuando
éstos hubieran coincidido en sus argumentos al presentar
su apelación, o varios hubieran presentado apelación en
forma conjunta. Ahora bien, la misma obligación que tiene
el juez ad quem frente a los apelantes, también debe
cumplirla frente a la parte adversa, para el caso de que el
procedimiento aplicable admita que la misma pueda
responder al recurso, pues omitir las consideraciones a la
respuesta igual que no responder a los puntos de apelación,
resulta arbitrario y por lo mismo, daría lugar a una omisión
indebida plasmada en la resolución que resuelve la
apelación”.

[11]El FJ III.3, refiere: “Finalmente, cabe remitirse a lo


previsto en el 236 del CPP, entre cuyos requisitos del auto
de detención preventiva se encuentran: `3) La
fundamentación expresa sobre los presupuestos que
motivan la detención, con cita de las normas legales
aplicables´.

En el marco de las normas legales citadas, aplicables al caso


que se examina, se establece que el límite previsto por el
art. 398 del CPP a los tribunales de alzada, de circunscribirse
a los aspectos cuestionados de la resolución, no implica que
los tribunales de apelación se encuentren eximidos de la
obligación de motivar y fundamentar la resolución por la
cual deciden imponer la medida cautelar de detención
preventiva, quedando igualmente obligados a expresar la
concurrencia de los dos presupuestos que la normativa
legal prevé para la procedencia de la detención preventiva,
en el entendido que ésta última determinación únicamente
es válida cuando se han fundamentado los dos
presupuestos de concurrencia, para cuya procedencia
deberá existir: 1) El pedido fundamentado del fiscal o de la
víctima aunque no se hubiere constituido en querellante; 2)
La concurrencia de los requisitos referidos a la existencia de
elementos de convicción suficientes para sostener que el
imputado es, con probabilidad, autor o partícipe de un
hecho punible y la existencia de elementos de convicción
suficiente de que el imputado no se someterá al proceso u
obstaculizará la averiguación de la verdad; circunstancias
que deben ser verificadas y determinadas por el tribunal y
estar imprescindiblemente expuestas en el auto que la
disponga, por lo mismo, la falta de motivación por parte de
los tribunales de alzada no podrá ser justificada con el
argumento de haberse circunscrito a los puntos
cuestionados de la resolución impugnada o que uno o
varios de los presupuestos de concurrencia para la
detención preventiva no fueron impugnados por la o las
partes apelantes.  

En tal sentido, el tribunal de alzada al momento de conocer


y resolver recursos de apelación de la resolución que
disponga, modifique o rechace medidas cautelares, deberá
precisar las razones y elementos de convicción que
sustentan su decisión de revocar las medidas sustitutivas y
aplicar la detención preventiva; expresando de manera
motivada la concurrencia de los presupuestos jurídicos
exigidos para su procedencia, no pudiendo ser justificada su
omisión por los límites establecidos en el art. 398 del CPP”.

[12]Corte IDH, Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs.


Ecuador.  Sentencia de 21 de noviembre de 2007 sobre
Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas,
Serie C N° 170, párr. 101.

[13]Ibíd., párr. 103.


EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD EN EL DERECHO PENAL
SEGÚN LA SCP 0815/2020-S1

INTRODUCCION
Desde la perspectiva jurídica, el principio de legalidad de
los Delitos es un axioma jurídico en virtud del cual
ningún acto u omisión voluntaria es considerado como
delito sin que una ley escrita, cierta y anterior lo haya
previsto como tal; por tanto,  buscan prevenir acciones
arbitrarias por parte de funcionarios públicos en
perjuicio de los ciudadanos, garantizando de esta manera
derechos fundamentales como el del debido proceso,
seguridad jurídica y fundamentalmente el derecho a la
buena administración de justicia por parte de las
autoridades.
DESARROLLO DEL PRINCIPIO DE LAGALIDAD
Según J. J. Rousseau en El contrato social, el Marqués de
Beccaria en su famoso ensayo De los delitos y de las
penas sostenía que “sólo las leyes pueden decretar las
penas de los delitos, y esta autoridad debe residir
únicamente en el legislador, que representa toda la
sociedad unida por el contrato social. Ningún magistrado
(que es parte de ella) puede, con justicia, decretar a su
voluntad penas contra otro individuo de la misma
Sociedad”
De forma congruente con lo anterior, Luis Prieto señala
que “En materia penal... sólo la ley es competente para
determinar qué prohibir y cuánto castigar; Por lo que, es
delito todo lo tipificado en una ley penal.
ANÁLISIS DEL PRESENTE CASO
Antecedentes
Dentro del proceso penal que sigue el Ministerio
Público contra Marcelo Navajas Salinas y otros, el 22
de mayo de 2020 se presentó imputación formal en su
contra por la presunta comisión del delito de
enriquecimiento ilícito de particulares con afectación
al Estado en grado de tentativa. De esa manera,
mediante                 Resolución 169/2020 de 24 de mayo,
el Juez de Instrucción Penal Décimo Primero de la
Capital del departamento de La Paz, dispuso su
detención preventiva; fallo carente de motivación en
cuanto al “FOMUS BOMUS IURIS como en el
PERICULUM IN MORA”, quedando latente la
existencia de probabilidad de autoría y riesgos
procesales. Contra dicho Auto interlocutorio interpuso
recurso de apelación.
Sin embargo, habiéndose presentado la referida
apelación la Autoridad A quem (vocal) demandada en
su Resolución, la Vocal demandada se desvinculó de
la debida fundamentación y motivación, ya que
efectuó una argumentación descriptiva, realizando
apreciaciones personalísimas del referido Juez a quo;
afirmando que realizó una actividad intelectiva para
confirmar que existe probabilidad de autoría , pero no
dijo cuál fue la participación de su persona en el
hecho cuya calificación provisional es la de
enriquecimiento ilícito de particulares con afectación
al Estado, no estableció qué hechos lo vinculan y el
nexo causal con su participación. Ahora, con relación
al único riesgo procesal dispuesto en el art. 235.2
del Código de Procedimiento Penal (CPP), no
individualizó la participación de cada uno de los
imputados
De forma concreta en la presenta SCP el accionante
denunció que debido a que simplemente se limitó a
ratificar los argumentos emitidos por el Juez a quo,
manteniendo concurrentes los arts. 233.1 y 235.2 del
CPP.
LOS FUNDAMENTOS JURIDICOS EXPUESTOS Y
ESTUDIADOS PARA RESOLVER LA PROBLEMATICA.
Se desarrollarán los siguientes temas: i) La motivación y
fundamentación de las resoluciones judiciales que
resuelven medidas cautelares: Las resoluciones de los
tribunales de apelación y la interpretación del art. 398 del
Código de Procedimiento Penal; ii) Las condiciones
materiales y formales de la privación de libertad: El
principio de legalidad, especial referencia a las
condiciones materiales de validez de la privación de
libertad, la carga argumentativa y probatoria; y, iii)
Análisis del caso concreto.
ANÁLISIS
Para la privación de libertad, debe cumplir los requisitos
formales y materiales, con relación al requisito material
solo será válida si se respetan las formas establecidas por
ley que se encuentran establecidas en el art. 233, 234 y
235 del CPP.
Entonces el incumplimiento de dicha disposición
establecida en la referida ley da lugar a vulnerar el
principio de legalidad pues ninguna disposición
antojadiza y a la simple analogía jurídica es decir una
norma jurídica se extiende, por identidad de
razón, a casos no comprendidos en ella actos
que no son permitidos dentro del DERECHO
PENAL
Dentro de lo formal si el mandamiento es emanado por
una autoridad competente y sea por escrito debidamente
fundamentada jurídicamente.
CONCLUSIONES
Con relación a la aplicabilidad del principio de legalidad
dentro del proceso penal si esta ayudaría a brindar una
justicia efectiva y ¿por qué?, la respuesta como alumna
en el presente curso y según el análisis además de la
explicación que se realiza en los fundamentos jurídicos de
la referida SCP anteriormente mencionada es SI.
El principio de legalidad es fundamental para precautelar
los derechos fundamentales de las partes evitando de
esta manera resoluciones antojadizas tanto de los jueces
como también de los fiscales; asimismo, el principio de
legalidad emana también en la naturaleza de los jueces
en cada caso en concreto en razón de competencia o
materia; por lo tanto solo las resoluciones de un el Juez
competente son legales dentro de un proceso penal.
Gracias a este principio en la audiencias cautelares como
en los juicios queda prohibido imponer, por simple
analogía una privación de libertad preventiva o una
condena, pues la decisión carecería de legalidad,
garantizando de esta manera la seguridad jurídica; Del
mismo modo, el principio de legalidad está ligado a la
determinación taxativa de las incriminaciones, lo que la
convierte en una de las principales garantías de justicia y
respeto a la dignidad y libertad humana, la que no
puede ser penalmente limitada salvo que se incurra en
una conducta expresamente prohibida en la ley penal
como se hizo mención anteriormente.

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