Está en la página 1de 12

INTRODUCCIÓN

La vertiente cristiana es la historia bíblica que explica los padecimientos y la


muerte de personas inocentes. Más concretamente, recuerda el día en que el rey Herodes
ordenó matar a todos los niños de menos de dos años para deshacerse de Jesús. La
cultura popular ha cambiado este pasaje macabro y ha convertido en "inocentes" a todos
los ingenuos que llevan ahorcada una maza en la espalda y no se dan cuenta o todos los
que se creen las historias que les explican el 28 de diciembre. Los orígenes de la
celebración de los Santos Inocentes son diversos. Por una parte, la fiesta tiene una
vertiente pagana relacionada con las fiestas que los romanos dedicaban a Saturno: las
saturnianas. Durante aquellos días los esclavos tenían más libertad, lo que les permitía
gastar bromas de toda clase. En términos generales, la celebración forma parte del grupo
de fiestas de inversión y transgresión del invierno que empiezan con los Nicolás y
culminan por Carnaval.

En la identidad de la Población de La Miel edo. Lara, es motivo de celebridad


hacer estos actos en concordancia a los Santos Inocentes, el cual es un ámbito social,
cultural el que se procede dicho evento. La iglesia dedicada a la patrona María
Auxiliadora congrega a centenares de promeseros. Madres con niños vestidos de
Zaragozas, pequeños altares con la imagen del Divino Niño rodeado de flores. Entre las
actuaciones de dicha obra, encontramos al Profesor Luis Colmenarez que citas
encontradas en esta investigación se cuenta; que es una promesa de un accidente que el
día 27 de Junio de 2010, Carlos Orlando Colmenárez Pérez sufrió un accidente de
tránsito en Cabudare. El riesgo de perder una pierna contaminada en su cuadro de
recuperación le hizo ofrecer a su homónimo hermano Carlos

Luis el pago de una promesa en La Miel durante tres años a los Santos Inocentes
como en Sanare. “Soy devoto del Divino Niño y para la recuperación de mi malogrado
hermano prometí a los Santos Inocentes realizar la zaragoza en La Miel, como la vi una
vez en Sanare, pero cuidado de no usar máscaras de diablos, sino con rostros de
inocentes niños, sin que los zaragozos, como promeseros, usase licor en los desfiles y
procesiones”.

Es por ello que en dichas procesiones se les ve a niños trajeados de zaragozas


lucen coloridos trajes, plenos de cascabeles, pero con sombreros adornados como los
locos. Es una fiesta que depura su propia presencia, incorporando y desincorporando
elementos de la fiesta de los inocentes. Cuando cae la tarde, después de recorrer la calle
principal y pagar promesas, las zaragozas habrán llegado al estadio a rematar el baile.
Se realizan concursos y los locos destapan sus máscaras para mirar, renovados de fe, el
nuevo año que se avecina. Así desde el 2011, en La Miel, la fiesta de los Santos
Inocentes está dedicada al Niño más especial, al Divino Niño nacido en Belén.
HISTORIA DE LOS SANTOS INOCENTES DE LA MIEL

Día de los Santos Inocentes no es propiamente el de la broma. Se da en


conmemoración de la matanza de cientos de niños menores de dos años en la región de
Judea por orden del rey Herodes, quien buscaba la muerte de Jesús, según la Iglesia
Católica.

Esa institución se basa en el evangelio de Mateo en el


que se cuenta que Herodes decidió esto tras escuchar a
unos magos venidos de Oriente. Ellos le anunciaron el
nacimiento del que sería el rey de los judíos y por ende su
reinado estaría en peligro.

Fue en la Edad Media cuando la celebración cambió. El día se combinó con un


rito llamado “la fiesta de los locos” donde todo estaba permitido y nadie era culpable de
nada.

ANTECEDENTES:

Pese al jolgorio que caracteriza a esta fiesta en la actualidad, su historia está


marcada por una acción de lo más cruel. El origen de esta tradición está en el
cristianismo: en el episodio hagiográfico que narra la matanza
de todos los niños nacidos en Belén, Judea, menores de dos
años, que fue ordenada por Herodes I “El Grande” para
deshacerse del Jesús de Nazaret.

El nombre de “Santos Inocentes” viene de que a una


edad tan temprana (2 años) no podían haber cometido pecado
alguno. A lo largo de la historia, la celebración fue cambiando y
los monaguillos comenzaron a gastar bromas en este día.
Costumbre que pasó después a las familias.

La Iglesia católica celebra este acontecimiento el 28 de diciembre, aunque según


el Evangelio de Mateo, la matanza sucedió tras la visita de los Magos al rey, por lo que
tendría que ser días después del 6 de enero.
REFERENCIA HISTÓRICA

Desde temprano, los sonidos de los cascabeles colgando de los trajes de las
Zaragozas, la promesa del Día de los Inocentes, adquiere una atmósfera espiritual y
festiva. El 28 de diciembre los locos toman las calles para recordar la matanza de los
santos inocentes por manos del Rey Herodes.

Esta vez es La Miel, en la frontera portugueseña. La iglesia dedicada a la patrona


María Auxiliadora congrega a centenares de promeseros. Madres con niños vestidos de
Zaragozas, pequeños altares con la imagen del Divino Niño rodeado de flores; y Carlos
Luis Colmenarez, el capitán de los locos, ondeando el amarillo pabellón para guiar la
procesión. En la iglesia durante la misa, el presbítero Alfredo Sánchez denuncia con
devoción: “Esta celebración no es un juego de máscaras. Es la promesa al Jesús
Redentor Niño para renazca en nosotros una promesa
de fe”. Los locos o Zaragozas de La Miel están en la
calle y la fe suena a cascabeles españoles. La
promesa de un accidente El 27 de Junio de 2010,
Carlos Orlando Colmenarez Pérez sufrió un
accidente de tránsito en Cabudare. El riesgo de
perder una pierna contaminada en su cuadro de
recuperación le hizo ofrecer a su homónimo hermano
Carlos

Luis el pago de una promesa en La Miel


durante tres años a los Santos Inocentes como en
Sanare. “Soy devoto del Divino Niño y para la
recuperación de mi malogrado hermano prometí a los
Santos Inocentes realizar la zaragoza en La Miel,
como la vi una vez en Sanare, pero cuidado de no usar máscaras de diablos, sino con
rostros de inocentes niños, sin que los zaragozos, como promeseros, usase licor en los
desfiles y procesiones”.

Como las antiguas cofradías se organizaron en comisiones y los Santos Inocentes


devolvieron la ofrenda prometida: promocionar la fiesta con un afiche sin publici dad
comercial, motivar a devotas casas de familias para organizar pequeños altares frente a
sus casas y realizar una misa para consagrar a los locos. En el 2011, el primer año,
llegaron cerca de cuatrocientos locos. Esta vez, poco más de ochocientos inundaron las
calles con sus sombreros de penachos, rostros medievales de arlequines y coloridos
trajes prolijos en sonajeros y cascabeles.

ASPECTOS GENERALES DE LA OBRA

Nacida de una promesa, las zaragozas de La Miel estarán en manos de la familia


Colmenárez por tres años Luego, otra que haga la promesa se entregará de continuar
con el pago. Además de la fiesta litúrgica de los Santos Inocentes, la devoción al Divino
Niño posee un arraigo posesivo y particular. Los pequeños
altares en la calle frente a las viviendas, tiene dos y tres
imágenes de Divino Niño rodeado de flores. Y como en Sanare,
a pesar de constituir una manifestación de reciente data, los
creyentes han aprovechado para hacer sus promesas. En la plaza,
frente a la iglesia, una mujer vestida de zaragoza, entre lágrimas
cuenta de su promesa particular por curar a su hija.

Entrando al templo, un recién nacido acostado en un coche este


vestido totalmente de pequeño promesero. Cuando concluye la
misa, un largo desfiles de locos o zaragozas recorre las calles hasta llegar a la parte alta
de La Miel. En el sector Caja de Agua, en uno de los altares colocan a un niño
discapacitado mientras la festiva comparsa, entre cuatros, tambores y maracas entona la
conocida canción de los Zaragozas de Sanare. Carlos Luis Colmenárez, el capataz de los
locos, encabeza la procesión con una festiva bandera, mientras cuatro mujeres de la
familia llevan al Divino Niño ataviado con una túnica amarilla, protegido con vidrio. El
nicho fue hecho por un carpintero en Cabudare y la imagen de bulto fue comprada para
los mieleños.

AUTORES CORRIENTES DE PENSAMIENTO Y PUNTO DE VISTA O


SIMILARES QUE HAYAN REALIZADO SOBRE EL TEMA DE LOS SANTOS
INOCENTES.

El título contiene una clara alusión evangélica, que entraña ya una postura, una
toma de posición implícita de parte del autor acerca de la historia que va a referir. Nos
remite a la matanza de todos los niños menores de dos años ordenada por Herodes,
según relata Mateo (Capítulo 2:16-18), único evangelista que la menciona. Esto está en
consonancia con las convicciones profundamente cristianas de Delibes y sugiere que es
a partir de ellas que se sitúa frente al tema.

Los santos inocentes son aquí Azarías y los suyos que, en lugar de ser asesinados
por la espada, son muertos cada día mediante la degradación a que sus opresores los
someten. El suyo no es martirio de una hora, sino de toda una vida. Esta equiparación
resulta especialmente significativa porque da a estos pobres seres, cotidianamente
ultrajados, una jerarquía moral que sus amos les niegan en el transcurso de la novela,
como cuando se burlan de las ansias de Nieves por comulgar.

La novela es, por lo tanto, desde el mismo título, un acto de justicia, una
reparación, un desagravio, sobriamente respetuoso, no vocinglero ni proselitista.
Azarías, Paco y los suyos son “santos”, esto es, en sentido estricto, “apartados para
Dios”. Es el novelista quien así lo establece, quien los canoniza, no el representante de
la Iglesia, ese obispo que aparece en la novela para unir al hijo de los poderosos con
Dios y no tiene siquiera una palabra de conmiseración para los otros, para los santos
inocentes de los que “apartaba la mano discretamente”, sintiéndose “azorado” (pág. 48).
El final de la novela es, en este sentido, sintomático. Después que Azarías ha tenido que
hacerse justicia por su mano, la última imagen que nos queda de él lo muestra mirando
“al cielo, a la nada…”, mientras repite mecánicamente “milana bonita” sobre la copa del
árbol. No hay ninguna trascendencia ni significación posible. El cielo está vacío para
los más infelices, que sólo pueden, como Azarías, clamar sin conciencia e inútilmente
por el alma (el ave) que les han mutilado. En su desamparo sin atenuantes, el inocente
ha tenido que volverse “culpable”, el
mártir ha tenido que sacrificar a quien lo
privó, no de la vida, sino de su sentido y
del ser que oscuramente había
depositado en el ave. En el Evangelio,
los inocentes mueren para que la
redención tenga lugar; en la novela de
Delibes matan porque ya no hay
redención posible, porque (ironía de las
ironías) Herodes se ha vuelto cristiano
(y hasta se ha bautizado y ahora se llama
Iván) y continúa sacrificando inocentes.
Miguel Delibes nunca pretendió con esta novela situarse en la posición de
quienes defendían activismo partidista alguno ni de instar al levantamiento de grupos o
clases sociales. El relato trata de una rebelión, es cierto, pero de la “rebelión del
inocente”. Este inocente, Azarías, es una persona irresponsable; por consiguiente, se
presenta ante el lector como no culpable (el sentido del título es bastante clarificador), a
pesar de haber ajustado las cuentas (o a lo mejor por eso no es culpable) a quien ha
transgredido las leyes naturales. La sentencia es inapelable, porque el señorito Iván fue
advertido con tiempo suficiente, y no atendió la voz angustiosa y desesperada de un
infeliz: «¡no tire, señorito, es la milana! […] ¡señorito, por sus muertos, no tire!» (pág.
171).

Todo ello hizo que los novelistas españoles abrieran los ojos a los autores y
tendencias que habían estado haciendo un tipo de novela que se apartase de la tradición
realista del siglo XIX: Franz Kafka, Marcel Proust, James Joyce, Thomas Mann, la
Generación Perdida norteamericana (Hemingway, Faulkner, Dos Passos), el Nouveau
Roman francés (Albert Camus, Marguerite Yourcenar), o la ya citada narrativa
hispanoamericana.

La gran diferencia entre los autores de esta corriente, experimentalistas, y los de


la década previa, pertenecientes al realismo social, es la concepción ideológica de la
literatura. La literatura ya no se concibe como una herramienta de concienciación social
en que la palabra está al servicio de la idea; el ejercicio literario se justifica en sí mismo,
lo que no es impedimento para que subyazca una visión pesimista y escéptica del
mundo que se narra; es, pues, ante todo, una corriente retórica cuyo fin prioritario es una
voluntad de modernizar la prosa española. La corriente experimental se interesa por la
narración en sí misma, por lo que el relato se convierte en objeto y fin de sí mismo. Esta
construcción da lugar a estructuras complejas muy elaboradas.

JUSTIFICACIÓN DEL PROYECTO HISTÓRICO

El Día de los Santos Inocentes se remonta a miles de años y comenzó como una
fiesta católica para conmemorar la matanza de todos los niños menores de dos años
ordenada por Herodes luego del nacimiento del niño Jesús, hecho que es descrito en el
evangelio según Mateo. Durante la edad media los paganos se encargaron de cambiar
este duelo por una celebración llamada “La fiesta de los locos”.
Para algunas personas resulta incoherente que haya una fiesta para recordar este
acontecimiento, sin embargo, es una mezcla de la tradición indígena y africana desde
tiempos de la colonia.

En Venezuela, el Día de los Santos Inocentes se celebra en Falcón, Miranda,


Mérida, Trujillo, Portuguesa, Lara, Guárico, Monagas y Vargas, con máscaras, harapos
y en otros casos trajes de fantasía como denominador común.

En la población de La Miel, se realiza la fiesta de Los Locos y Locainas, los


participantes se visten con trajes raídos, sucios y tapan sus rostros con máscaras o
pintura para no ser reconocidos.

En general, se invierten los papeles: los hombres se visten de mujeres y las


mujeres de hombres, los niños se disfrazan de ancianos, los adultos de niños y todos
hacen burlas y chistes acompañados de un conjunto musical.

Se repite una celebración donde se efectúa la Zaragozas una conmemoración


caracterizada por la danza de personajes estrambóticos con singulares máscaras
llamados zaragozas, que al son del tamunangue, la principal expresión musical y
cultural del estado Lara, bailan por todo el pueblo.

EXPLICACIÓN TEÓRICA, SOCIAL, CULTURAL POR LA REALIZACIÓN


DEL PROYECTO

 Teórica:

El día de los Santos Inocentes fue fijado en el calendario cristiano en recordación


de la matanza de los niños de Belén, ordenada por Herodes, al enterarse
del nacimiento de quien sería el Mesías. José recibe en sueños un aviso
y huye con Jesús y María, pero los otros niños de la aldea son
asesinados. Saramago, en El Evangelio de Jesucristo hace de este
momento un eje de su novela. El episodio original es narrado en el
Evangelio de Mateo, que toma esta cita de Jeremías como su motivo.

Mateo no dejó que se borrara la memoria de aquel Herodes


homicida. Herodes reparó el Templo y destruyó al pueblo. El (pero no sólo él), que llega
al trono amparado por el Imperio, termina matando a los hijos de su propia gente para
no perder su injusto poder. Soldados contra niños, armas contra llantos, el terror como
método del rey. El que teme perder su trono no puede sino ver amenazas en todo. Y las
madres de los inocentes que no quieren ser consoladas... De paso, vale la pena recordar
que el “nombre de guerra” del ex almirante Massera era justamente “Herodes”. Entre el
Herodes bíblico y el argentino (no será también el nombre de guerra de algún otro...),
hay un ida y vuelta del relato.

 Social:

Lo ocurrido a los Santos Inocentes es una trágica historia que se ha repetido y se


sigue repitiendo a lo largo del tiempo, con distintos y variados
escenarios, con nuevos personajes: nuevas víctimas, nuevos
“Herodes”, que determinan la muerte, no sólo de niños cuando
aún están en el vientre materno, sino también de jóvenes y
adultos en masacres, mutilaciones, con la eutanasia, los
atropellos a la dignidad de las personas, los bloqueos
sicológicos.

 Cultural:

“El Día de los Inocentes se inició como la celebración católica de los niños
inocentes, como recuerdo de la matanza de todos los niños menores de dos años tras
conocerse el nacimiento del Mesías”. La tradición fue
quitándole el aspecto nefasto de ese momento hasta
convertirse en la actualidad en el Día de los Santos
Inocentes, fecha en la cual se realizan bromas a las
personas y se acostumbra decir la frase “¡caíste por
inocente!

RAZONES POR LA CUAL EL ARTISTA CONSIDERA REALIZARLAS

El día 28 de diciembre porque es el día en el que las iglesias cristianas recuerdan


a los niños muertos a manos de Herodes como las primeras víctimas del cristianismo.

La relación entre las bromas generalizadas de este día y la historia de los niños se
establece a partir de las engañifas que tuvieron que ingeniar los padres para proteger a
sus niños y alejarlos de los perseguidores que venían de parte de Herodes.
CONCLUSIÓN

Para la Edad Media, la celebración del Día de los Inocentes coincidía con un festival
popular llamado "Fiesta de los Locos" en el que se elegían un papa u obispo de broma y
en el que se parodiaban los rituales eclesiásticos, según la Enciclopedia Britannica.

En el marco del Día de los Inocentes "los padres abdicaban temporalmente de su


autoridad" y "en conventos y monasterios, se permitía a las monjas y monjes más
jóvenes actuar como abadesa y abad por un día", dice la Enciclopedia.

Las fiestas, que en su origen probablemente había sido una adaptación de la famosa
Saturnalia del Imperio romano, se convirtieron en una "burla de la moral y el culto
cristiano", explica la enciclopedia, que perduró hasta el siglo XVI pese a las sanciones
de la Iglesia.

La vertiente cristiana es la historia bíblica que explica los padecimientos y la muerte


de personas inocentes. La celebración es considerada una tradición pagana- religiosa.
De acuerdo con el Nuevo Testamento, San Mateo explica cómo unos sabios (los reyes
magos) llegaron a Jerusalén y se presentaron ante el rey Herodes manifestándole que
iban en busca del futuro rey de los judíos que acababa de nacer. Más concretamente,
recuerda el día en que el rey Herodes ordenó matar a todos los niños de menos de dos
años para deshacerse de Jesús. La cultura popular ha cambiado este pasaje macabro y ha
convertido en "inocentes" a todos los ingenuos que llevan ahorcada una maza en la
espalda y no se dan cuenta o todos los que se creen las historias que les explican el 28
de diciembre.
BIBLIOGRAFÍA

BROWN, Raymon E. (1982). El nacimiento del Mesías: comentario a los relatos de la


infancia. Ediciones Cristiandad.
PIÑERO, A. (2009). Todos los Evangelios: traducción íntegra de las lenguas originales
de todos los textos evangélicos conocidos. Ediciones Edaf.
PIÑERO, A. (2011). Guía para entender el Nuevo Testamento. Editorial Trotta.

También podría gustarte