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Celebración del "Santo Niño de la Mezclita"

en Jalpan de Serra, Querétaro: Una Tradición que Perdura

En las tierras de Jalpan de Serra, Querétaro, una festividad arraigada en la rica historia
cultural y religiosa de la región se destaca: la celebración del "Santo Niño de la
Mezclita". Esta tradición, llena de color, música y devoción, atrae a locales y visitantes
por igual, creando un lazo especial entre la comunidad y su patrimonio.
Para comprender la magnitud de esta festividad, es esencial sumergirse en su origen.
Según fuentes históricas locales, la devoción al Santo Niño de la Mezclita se remonta,
aunque es incierta, coinciden las versiones en algunos puntos. Se dice que dicha
imagen data de principios del siglo xx y que pertenecía al señor Justo Yáñez, originario
de la localidad de Ahuacatlan de Guadalupe y fue bendecida por el padre Nazario
Téllez, párroco de Jalpan. Poco tiempo después pasó a ser propiedad del señor
Antonio Velásquez, quien vivía en una localidad conocida como “La Mezclita” (de ahí
que también se le conozca con este nombre) y que decidió donarla a la parroquia de
Santiago de Jalpan de Serra en el tiempo que don Román Herrera fungiera como
párroco asignado.
Debido a los constantes milagros que se le empezaron a adjudicar a la imagen, la
devoción a ésta fue creciendo y la llevaron a visitar poblados y ciudades vecinas, en las
que se le recibía con fiesta y velaciones hasta que se decidió dejarla permanentemente
en la parroquia de Jalpan para que, así, toda la gente pudiera rendirle culto. La otra
versión es bastante similar, sólo que se menciona que a la muerte de su propietario en
“La Mezclita” los deudos de éste colocaron a la imagen del niño en una caja y, al poco
tiempo de encerrado, se comenzaron a escuchar ruidos, como de movimiento, que
provenían de la mencionada caja. Al acudir a ver lo que los ocasionaba, se dieron
cuenta que era el niño el que los provocaba, al intentar salir de su encierro; por lo que
decidieron donarlo a la parroquia de Santiago en Jalpan este relato, respaldado por
documentos antiguos, revela la conexión profunda entre la figura del Santo Niño y la
población de Jalpan de Serra a lo largo de los siglos.
A medida que se acerca la fecha de la festividad, la comunidad se une en una
preparación meticulosa. Las calles adquieren un aire festivo con la decoración de
altares y la colocación de coloridos tapetes de aserrín. Los habitantes se sumergen en
la confección de trajes tradicionales y la organización de eventos previos, creando un
ambiente de anticipación palpable. Aunque las peregrinaciones a la parroquia de
Jalpan parten desde el 28 de diciembre, el 5 de enero podría marcarse como inicio de
la fiesta, cuando miles de personas (cerca de 20 mil) acuden a visitar la milagrosa
imagen del Santo Niño. El día 5 de enero comienza con la celebración de una misa
para los fieles que llegaron desde la noche anterior esta se celebra a las 12:00 del día.
Alrededor de las 10:30 de la mañana llega la primera de las peregrinaciones que viene
de la Parroquia de San Miguel de Palmas (municipio de Peñamiller) y de los ciclistas de
Landa de Matamoros. Poco más tarde arriban las de San Pedro Escanela y Pinal de
Amoles. Al finalizar la celebración religiosa, arriban al atrio parroquial las procesiones
que vienen desde las lejanas poblaciones de Xichú, Santa Catarina y Victoria, del
vecino estado de Guanajuato.
En seguida llegan las personas de Arroyo Seco, Concá, Purísima de Arista y, la más
numerosa de las peregrinaciones, la de Ahuacatlán de Guadalupe. Recordando su
origen itinerante, en estos días a la imagen del Santo Niño se la saca de su nicho en la
parroquia, para que visite algunos barrios de la población y, la noche del día 5 de
enero, regresa en numerosa procesión a la parroquia y la colocan en un pequeño altar
provisional, levantado bajo los arcos que custodian el acceso al claustro donde
permanece en velación durante toda la noche. Los miles de peregrinos que hasta ese
momento han llegado, pasan la noche en Jalpan; la mayoría duerme en el piso del
mismo atrio parroquial, soportando el inclemente frío y el cansancio ocasionado por su
largo peregrinaje. Cabe mencionar que, durante toda la noche, la fila de gente que está
formada para orar o para pedirle o agradecerle un milagro al Santo Niño es continua y
muchos de los peregrinos olvidan todas las penas y su cansancio con tan sólo tocar el
manto de la imagen
El día 6 de enero se despierta, a los pocos peregrinos que aún dormitan, en punto de
las 5:00 de la mañana, con una salva de cohetones, un repique de campanas y unas
sonoras mañanitas al ritmo de una banda de vientos. A las once de la mañana, se
lleva a cabo una misa concelebrada que preside el obispo de Querétaro y se realizan
confirmaciones masivas, a las que acuden numerosos niños(as), jóvenes y adultos.
Durante el resto del día, continúan llegando pobladores de distintos lugares y el
movimiento es constante. Alrededor de las 18:00 horas se inicia una procesión masiva,
con la imagen del Santo Niño y los peregrinos llevan veladoras durante el recorrido por
las principales calles de Jalpan hasta llegar nuevamente a la parroquia en donde se
deposita la imagen del Santo Niño en su nicho, en el que permanecerá hasta el
próximo año. Así pues, la Sierra Gorda de Querétaro ofrece al visitante, además de
impresionantes paisajes y espléndidas muestras de la arquitectura barroca mexicana,
el sincretismo de las fiestas populares religiosas, lo que la convierten en un punto
obligado para el explorador de nuestro México desconocido.
La celebración no solo es un acto de fe, sino también una expresión viva de la cultura
local. Grupos de danzantes adornados con trajes tradicionales danzan al ritmo de la
música regional, infundiendo energía y alegría en las calles. Estos elementos
culturales, transmitidos de generación en generación, son vitales para la preservación
de la identidad local.
La gastronomía se convierte en una parte integral de la festividad, con puestos
callejeros que ofrecen platillos tradicionales. Desde antojitos hasta dulces típicos, la
comida se convierte en un festín para los sentidos. Las tradiciones culminantes, como
la quema de fuegos pirotécnicos y la realización de juegos populares, crean un
ambiente festivo único.
Más allá de ser una celebración efímera, el Santo Niño de la Mezclita deja un impacto
duradero en la comunidad. La solidaridad y la colaboración necesarias para llevar a
cabo esta festividad refuerzan los lazos comunitarios. Además, la atención turística que
atrae contribuye al desarrollo económico local, fortaleciendo la sostenibilidad de la
tradición.
En conclusión, la celebración del Santo Niño de la Mezclita en Jalpan de Serra,
Querétaro, va más allá de ser una festividad religiosa; es un testimonio de la identidad,
la historia y la vitalidad de la comunidad. A través de sus rituales arraigados y
manifestaciones culturales, esta celebración perdura como un legado vivo,
recordándonos la importancia de preservar nuestras tradiciones para las generaciones
venideras.
Al contemplar la magnificencia de esta celebración, es innegable que el "Santo Niño de
la Mezclita" se erige como un símbolo que une a la comunidad de Jalpan de Serra en
una expresión colectiva de fe, cultura y unidad. La tradición vive en cada paso de la
procesión, en cada nota de música tradicional y en el corazón de aquellos que
participan, dejando un impacto que perdura mucho después de que los ecos festivos se
desvanecen en las colinas de Querétaro.
Fuentes:
libro "Historia Religiosa de Querétaro”
Párroco César de Jalpan de Serra, Querétaro

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