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TEMA 33.

LA MONARQUÍA HISPÁNICA BAJO LOS AUSTRIAS, ASPECTOS


POLÍTICOS, ECONÓMICOS Y CULTURALES.
1. INTRODUCCIÓN.
La dinastía Habsburgo entra en los reinos peninsulares por el
matrimonio de la hija de los Reyes Católicos, Juana, con Felipe, hijo del
emperador Maximiliano y de María de Borgoña. Juana no estaba destinada a
ser reina de las coronas de Castilla y Aragón, sin embargo, la prematura
muerte de sus hermanos Juan e Isabel y la muerte del hijo que su padre
Fernando tuvo con Germana de Foix y que hubiera heredado la corona
aragonesa, hizo que la corona recayera en manos de una reina con problemas
mentales y en manos de su ambicioso marido, Felipe el Hermoso, muerto
también de forma prematura. Debido a ello, la corona estuvo en manos de
regentes (el Cardenal Cisneros y su abuelo Fernando el Católico) hasta la
mayoría de edad de Carlos, el primer Austria en la monarquía hispánica.

Este tema, cuyos contenidos se estudiarán en 2ºESO y 2ºBachillerato


(en la asignatura de Historia de España) según establece el Decreto
98/2016, de 5 de julio, se dividirá para su desarrollo en tres grandes bloques.
Dentro del apartado político nos centraremos en la política interior y exterior
de los monarcas. El apartado económico analizará la situación del siglo XVI,
época de bonanza y la del siglo XVII, época de crisis generalizada. La cultura
también se analizará dividiéndola en siglos: en el XVI veremos el
Renacimiento y Humanismo y en el XVII el Barroco.

2. EL AUTORITARISMO MONÁRQUICO. FORMACIÓN Y MODELO.

A nivel político, antes de referirnos a la política desarrollada por los


Austrias, tenemos que tener en cuenta que el Estado creado por los Reyes
Católicos y perfeccionado por los Habsburgo se asentaba en el concepto de
Imperio como conglomerado de reinos, cada uno de los cuales mantenía su
estructura económica y política, su legislación, sus lenguas y costumbres. Las
principales instituciones y organismos de gobierno eran:

● El monarca, que ostentaba la máxima autoridad, aunque a lo largo del


siglo XVII los Austrias menores dejaron los asuntos de Estado en manos de
validos, ministros de confianza que ejercían todo el poder.
● Los Consejos, que facilitaban al rey la toma de decisiones. Existían
Consejos temáticos comunes para todo el Imperio (Hacienda, Estado,
Inquisición), mientras que los asuntos internos de los diferentes reinos se
trataban en los consejos territoriales (Castilla, Aragón, Flandes…). La
máxima autoridad en los Consejos eran los secretarios, intermediarios
entre el monarca y éstos.

● Los virreinatos. Surgieron debido a la gran diversidad de reinos y a la


distancia entre ellos. El virrey tenía amplios poderes, dando cuenta de su
actuación solo ante el monarca.

● Las Chancillerías y Audiencias. Se establecieron como órganos de


administración de justicia, pero con Carlos I ampliaron sus funciones a
políticas y administrativas.

● La burocracia. Los cargos más importantes estaban reservados para la


nobleza y el clero, pero también había infinidad de pequeños cargos, que
ante la crisis económica del siglo XVII, cayeron en un mercado de venta y
corrupción.

● El ejército. Se basaba en los tercios y las escuadras. La Armada española


mantuvo su hegemonía durante el siglo XVI, pero a partir del primer
tercio del siglo XVII con la destrucción de los astilleros del Cantábrico y la
derrota de Dumas (1639) comenzó su decadencia.

● La diplomacia. Fue iniciada por Fernando el Católico. Los embajadores


solían ser nobles destacados en las ciudades más importantes como
Roma, París, Londres y Viena.

2. EL AUGE DEL IMPERIO: LOS AUSTRIAS MAYORES.


EL IMPERIO DE CARLOS I (1516-1556)

Carlos heredó por parte de sus abuelos paternos, Maximiliano de


Austria y María de Borgoña, los territorios austriacos de los Habsburgo en
Centroeuropa, los Países Bajos, el Franco Condado y los derechos sobre la
Corona Imperial (se convertirá en emperador en 1519) y de sus abuelos
maternos, los Reyes Católicos, la Corona de Castilla, Aragón y sus posesiones
en el Mediterráneo, Navarra, las plazas en el Norte de África y los territorios
del Nuevo Mundo.
Carlos V llegó a Castilla en 1516, tras la muerte de su abuelo Fernando.
Era joven, extranjero y no sabía hablar español. Los nobles preferían como rey
a su hermano Fernando, por lo que su política interior estuvo marcada por:

▪ La guerra de las Comunidades (1520-1522). Las causas de esta guerra


están, según J.H. Elliot La España Imperial, en el descontento de las Cortes
de Valladolid, Zaragoza y Barcelona ante el nombramiento por parte de
Carlos I de altos cargos flamencos y en el rechazo a un Gobierno
extranjero que estaba despojando al país de su riqueza. Las tropas
imperiales derrotaron a los comuneros en 1521. Sus líderes Juan Bravo,
Juan Padilla y Maldonado fueron ejecutados.

▪ La revuelta de las Germanías (1519-1523). Tuvieron lugar en la corona de


Aragón, aunque sus focos más significativos fueron los de Valencia y
Mallorca. Fue producto del enfrentamiento entre menestrales y nobleza
por el control de la ciudad. La llegada de las tropas reales acabó con los
conflictos en medio de una fuerte represión.

Su política exterior se basaba en la doctrina Universitas Cristiana, concepto


medieval que unía al Papa y al Emperador en un intento de unir a toda la
cristiandad. Los principales conflictos fueron los siguientes:

● Guerras contra Francia: la causa principal de las cinco guerras contra


Francia fue la lucha por la hegemonía europea. La verdadera manzana de
la discordia fue Milán (ocupada por Francia en 1499). La victoria española
en la batalla de Pavia, refrendada por la Paz de París, hacen que Francia
renuncie al Milanesado.

● Conflicto contra el Imperio turco. Soleyman el Magnífico desarrolló una


política muy agresiva contra Occidente. Apoyado por Soleyman, en el
Mediterráneo, un pirata tunecino llamado Barbarroja luchó por controlar
el Mediterráneo Occidental y reconquistar las plazas del norte de África
ocupadas por los Reyes Católicos.
● Guerras de Religión en Alemania. En 1530 Carlos I convocó la Dieta de
Augsburgo para evitar la escisión religiosa iniciada por la expansión del
luteranismo, pero no se llegó a un acuerdo y se restableció el Edicto de
Worms, condenando el luteranismo. La respuesta luterana fue la
formación de La Liga Esmalcada que desencadenó la Guerra de
Esmalcada (1546-1547), la liga fue derrotada por Carlos en Mühlberg
(1547).
Sin embargo, el conflicto volvió a estallar cuando los príncipes alemanes
obtuvieron el apoyo de Enrique II de Francia. La paz definitiva llegó en
1555 con la Paz de Augsburgo, que significó la ruptura definitiva de la
unidad de la Iglesia

Tras la derrota en Alemania, cansado de luchar y aquejado de


múltiples enfermedades, Carlos I abdicó en 1556 y se retiró al monasterio de
Yuste, donde falleció en 1558.

LA MONARQUÍA UNIVERSAL DE FELIPE II (1556-1598)

Felipe II, hijo de Carlos I e Isabel de Portugal, heredó todas las


posesiones de su padre, excepto los dominios alemanes (que pasaron su
hermano Fernando) y añadió Portugal y más territorios americanos al
patrimonio de los Austrias.

Su política interior estuvo marcada por:

o La Revuelta de las Alpujarras (1568-1570). Para interpretar


correctamente esta revuelta hay que remontarse a las Capitulaciones de
Santa Fe, en las cuales Isabel la Católica garantizaba a los musulmanes la
libertad religiosa y que fueron derogadas por Felipe II en 1567. En 1568,
los moriscos granadinos se levantaron a causa de la discriminación que
sufrían. Estaban acaudillados por Fernando de Valor, que tomó el nombre
de Aben Humeya. Juan de Austria se encargó de pacificar la región,
terminando esta labor en 1570, aunque el problema siguió perviviendo
hasta que en 1609, bajo el reinado de Felipe III, se decide la expulsión de
los moriscos.

o La Revuelta de Aragón (1590), fue causada por Antonio Pérez, secretario


de Felipe II, acusado del asesinato de Escobedo (secretario de Don Juan
de Austria, hermanastro de Felipe II), huyó de la cárcel se refugió en
Aragón, donde intentó movilizar a la nobleza contra el rey. La entrada de
los tercios eliminó toda tentativa de lucha armada y Antonio Pérez huyó.

Felipe II se convirtió en el defensor del catolicismo, por ello, en su


política exterior destacan las siguientes líneas de actuación:

● La guerra contra Francia se solventó tras las victorias de San Quintín y


Gravelinas, que abrieron paso a una larga etapa de paz hispano-francesa.
Sin embargo, la intervención permanente en las guerras de religión
francesas (guerras entre los hugonotes/católicos y los
borbones/protestantes), terminaron con la declaración de guerra de
Enrique IV. El conflicto termina en 1598 con el Tratado de Vervins.

● Detención del avance turco en Lepanto (1571), tras la victoria naval de


Juan de Austria que dirigía la Armada de la Liga Santa (Papado, Venecia y
España), con la que se puso fin a la amenaza turca en el Mediterráneo
Occidental.

● La Guerra de los Ochenta Años (1568-1648) contra los independentistas


de los Países Bajos. Este conflicto se prolongó hasta 1648 y llevó a la
escisión de los Países Bajos en dos zonas: el norte protestante, cuya
independencia quedó refrendada por la Paz de Westfalia en 1648, ya
durante el reinado de Felipe IV, y el sur, católico, que continuó bajo
dominio hispánico.

● Conflicto con Inglaterra por antagonismos políticos y económicos,


producidos porque Isabel de Inglaterra, apoyaba tanto a los protestantes
de los Países Bajos, como a los piratas Drake y Hawkins, que hostigaban a
las naves españolas que venían de América cargadas de plata con el
objetivo de hacerse con el comercio atlántico. Este enfrentamiento incluye
el desastre de la Armada Invencible en 1588.

● La anexión de Portugal, siendo nombrado rey Felipe II en las Cortes de


Tomar en 1581, tras la muerte del rey Sebastián.

4. EL OCASO DEL IMPERIO: LOS AUSTRIAS MENORES.


LA PAX HISPÁNICA DE FELIPE III (1598-1621).

García de Cortázar y González Vega titulan el capítulo dedicado a Felipe


III en su libro “Breve Historia de España”: Felipe III y el sol se puso, lo que da
idea del carácter indolente de este rey, conocido también como el Piadoso.
Nada más acceder al trono tomó una decisión sin precedentes, delegar el
poder en un ministro principal llamado valido. Su primer valido fue el Duque
de Lerma, sustituido en 1618 por su hijo, el Duque de Uceda. Tres
acontecimientos marcan la política interior del Duque de Lerma:

- El traslado de la capital a Valladolid, con el fin de estar más cerca de


Lerma.
- La creación de una Junta de Desempeño para hacer frente al gran
endeudamiento de la Hacienda.
- La expulsión de los moriscos en 1609.

Su política exterior fue denominada Pax Hispánica, que se consiguió al


poner fin a las hostilidades con Inglaterra y las Provincias Unidas. La muerte
de Isabel I de Inglaterra (gran enemiga de España) permitió una tregua entre
ambos países. A ello hay que sumar la Tregua de los 12 años (1609-1621) con
los Países Bajos.

LA CRISIS MILITAR E INTERNA DE FELIPE IV (1621-1665)


Felipe IV accede al trono en 1621, con 16 años, al morir su padre. El
gobierno prosiguió en manos de los favoritos, ahora don Gaspar de Guzmán,
Conde-Duque de Olivares. Tras la caída de Olivares en 1643 Felipe IV tomó las
riendas del gobierno, aunque en 1661 ya se perfilaba a don Luis Méndez de
Haro como nuevo valido.

La política interior de Olivares se basaba en una serie de reformas


encaminadas a conseguir la perpetuación de España como gran potencia. El
proyecto se materializó en la Unión de Armas, un ejército de reservistas de
140.000 hombres, reclutado y sufragado por las distintas provincias en
porcentajes distintos. Este proyecto chocó con la oposición de los distintos
fueros y privilegios que existían en la Península. El conde duque tuvo que
enfrentarse a tres problemas derivados de la Unión de Armas:

● El movimiento secesionista de Cataluña tuvo su origen en el estallido de


la guerra con Francia en 1635 y el intento de Olivares de forzar la
participación de tropas catalanas en el conflicto. La revuelta contra esta
medida estalló en 1640. Finalmente, las tropas del rey Felipe IV lograron
entrar en Barcelona en 1652 poniendo fin a la secesión.

● El movimiento secesionista de Portugal. Los portugueses consideraban


que su inclusión en la monarquía de los Austrias les había perjudicado. En
este contexto, en 1640 se reclutaron soldados portugueses para sofocar la
rebelión en Cataluña, a lo que se opusieron los nobles lusos que se
sublevaron, proclamando rey al duque de Braganza, con el nombre de
Juan IV.

● Las conspiraciones andaluzas se realizaron en 1641 cuando el duque de


Medina Sidonia hubo de retractarse ante Felipe IV de un intento de
coronarse rey de Andalucía y de las Indias. En Nápoles y en Sicilia hubo
otras revueltas.

Su política exterior estuvo definida por:

● La prolongación de la Guerra de los 80 años, tras la Tregua de los 12 años


(1618-48) y a la que ya hemos hecho mención cuando nos hemos
centrado en el reinado de Felipe II.

● El conflicto hispano-francés se mantuvo hasta la derrota definitiva de


España, que se vio obligada a firmar la Paz de los Pirineos en 1659,
suponiendo la pérdida de Rosellón y la Cerdaña y la entrega de la infanta
María Teresa (hija de Felipe IV) como prometida de Luis XIV.

● En cuanto a la guerra con Portugal, tras la muerte de Felipe IV la reina


regente Mariana de Austria reconoció su independencia en 1668.

LA LIQUIDACIÓN DEL IMPERIO DE CARLOS II (1665-1700)


Carlos II, el Hechizado, hijo de Felipe IV y Mariana de Austria, heredó el
trono en 1665 con tan solo 4 años. Enfermizo y con cierto retraso mental,
como muestra la implacable sinceridad de sus pintores de cámara, Carreño y
Sánchez Coelho, fue el último monarca de la dinastía Habsburgo en España.
La política interior constituye un período jalonado por la crisis
económica, política y social, a la que no pudieron hacer frente ni la regencia
de Mariana de Austria hasta 1675, ni ninguno de sus validos (como el padre
Nithard y Valenzuela), ni el breve periodo de gobierno de Juan José de Austria
(1677-1679), hermanastro de Carlos II.

La muerte de Carlos II en 1700 sin descendencia originó un


enfrentamiento civil e internacional (la Guerra de Sucesión Española (1702-
1714), que dividió al país entre los partidarios de la dinastía austriaca y la
borbónica) a pesar de que Carlos II había nombrado Felipe de Anjou, nieto de
Luis XIV, como heredero del trono en su último testamento.

En la política exterior España tuvo que soportar a lo largo de estos años


la política expansiva de Luis XIV, frente a la que se creó la Liga de Ausburgo
entre diferentes Estados europeos para hacer frente a Luis XIV, lo que hizo
que éste devolviese todos los territorios ocupados después de la Paz de
Nimega.

5. EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA Y SOCIEDAD. LA ECONOMÍA.


EVOLUCIÓN DEMOGRÁFICA Y SOCIEDAD.

A principios del siglo XVI nos encontramos con una España de paisaje
vacío y poco cultivado debido a la escasa población, la cual aumentó de forma
significativa hasta 1600, pasando de 5.3 a 8 millones de habitantes.

El siglo XVI fue un siglo expansivo demográficamente gracias a las


grandes posibilidades económicas brindadas por la conquista de América y la
expansión por Europa. Sin embargo, a finales de siglo, la crisis económica y
social era ya patente.

A lo largo del siglo XVII nuestra población pasó de 8 a 7.5 millones de


habitantes debido a las tres épocas de epidemias de peste, la emigración a
América, la expulsión de los moriscos (1609), la sobremortalidad bélica y un
desajuste climático que arruinó las cosechas, provocando hambrunas que
dejaron a la población débil.

La estructura social de los siglos XVI y XVII se basaba principalmente en


la propiedad de la tierra. En la cúspide de la pirámide social se situaba la
nobleza y el clero. La clase media era escasa y débil y la clase obrera estaba
compuesta por campesinos y artesanos, que trabajaban en condiciones
miserables para sobrevivir.

LA ECONOMÍA.

En la España del siglo XVI encontramos tres centros económicos y


comerciales: Sevilla, sede de la Casa de Contratación, con su comercio
americano, Aragón, que dominaba el comercio Mediterráneo y el Norte
peninsular, cuyo centro comercial se situaba en Flandes y Europa
septentrional.

La producción agrícola se benefició del aumento de la demanda


interior y exterior, pero al ser campesinos sin recursos no mejoró su técnica,
solo la superficie cultivada.

A nivel industrial destaca la producción textil de Segovia, Toledo y


Cuenca, aunque los paños eran caros y de baja calidad, por lo que una
ordenanza real permitió la importación de paños extranjeros, lo que acabó
con esta incipiente industria.

Desde mediados del siglo XVI hasta principios del siglo XVII, la economía
española empezó a tener serios problemas como consecuencia del alza de los
precios de los productos castellanos, que no podían competir con los
importados procedentes de Europa. Este fenómeno es conocido como
revolución de los precios. E. Jefferson Hamilton consideraba que la principal
causa del aumento de los precios era el aumento de la cantidad de plata en
España procedente de América, mientras que Carmen Mª Fernández Nadal y
otros autores nacionales defienden que la plata al llegar a España se
exportaba inmediatamente a Europa. La mayor parte de los historiadores,
como Pierre Vilar y Lynch, añaden a las causas anteriores el déficit crónico de
las arcas del Estado.

Desde principios del siglo XVII la economía española se hundió en una


profunda decadencia que afectaba a toda Europa. Los factores que explican la
crisis existente fueron: la crisis demográfica, una pesada burocracia y la
ausencia de inversiones productivas, y las alteraciones monetarias. Al final del
reinado de Carlos II se estableció una nueva política económica que se
manifiesta mediante la creación de la Junta de Comercio. El objetivo era
estimular la industria española y evitar la invasión de productos extranjeros.
Otra manifestación de la nueva política económica es el reajuste monetario
de 1680-1686, proceso deflacionista que a corto plazo fue muy difícil de
superar, pero que permitió que a partir de 1686 la economía comenzara a
recuperarse.

6. ASPECTOS CULTURALES.
EL RENACIMIENTO.

El Humanismo se divulgó y consolidó en España gracias a la imprenta y


a las universidades. El Cardenal Cisneros permitió la aparición de humanistas
católicos, destacando Antonio de Nebrija, autor de la Gramática Castellana y
Luis Vives, una eminencia europea en erasmismo. La Universidad de Alcalá de
Henares y su Biblia Políglota fueron dos de los grandes sueños cisnerianos
hechos realidad.

Las Letras se beneficiaron del uso del castellano como lengua nacional y
del desarrollo de la imprenta. Floreció un estilo de gran religiosidad: es la
mística de Fray Luis de León, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. A
nivel de producción literaria destacan las novelas de caballería y la novela
picaresca, como el Lazarillo de Tormes. A finales de siglo encontramos la
trascendental figura de Cervantes y el Quijote, que fue publicado a comienzos
del siglo XVII (1605).

La Historia se convirtió en un género literario con Jerónimo de Zurita,


trabajándose también la Historia erudita con el padre Juan de Mariana.

La Geografía se difundió gracias a la Casa de Contratación, que actuaba


de centro de enseñanza en Náutica.

En Medicina, Miguel Servet descubrió la circulación pulmonar de la


sangre.

A nivel artístico, la introducción y difusión del Renacimiento italiano en


España obedece a causas variadas: por una parte a los continuos contactos
que se tienen con Italia desde finales del siglo XV y por otra al interés de la
corona por desarrollar un arte oficial que la defina, lo cual se plasmará en la
formulación del arte plateresco durante el periodo de los Reyes Católicos,
representado por la fachada de la Universidad de Salamanca y la afirmación
de un Renacimiento clásico con Carlos I. El clasicismo dejó su huella en el
palacio de Carlos V en la Alhambra, de Pedro Machuca, y, sobre todo, en el
monasterio de El Escorial de Juan de Herrera. En escultura destacó Alonso
Berruguete, Juan de Juni o Esteban Jordán. En pintura destacó El Greco.

EL BARROCO.

En las Letras se vive el Siglo de Oro, los escritores buscaron nuevas


formas de expresión como el culteranismo de Góngora y el conceptismo de
Quevedo. Los géneros más cultivados y que mejor reflejan la realidad política
y social fueron el teatro y la novela. Se desarrolló la novela picaresca,
inaugurada por Guzmán de Alfarache y culminando con El Buscón don Pablos,
de Quevedo. El teatro estuvo representado por dramaturgos como Lope de
Vega, Tirso de Molina y Calderón de la Barca.

A nivel artístico, el Barroco español es clara expresión de la


Contrarreforma Católica, pero también de la crisis económica, social y política
que vivió la España del siglo XVII y que dio lugar a dos actitudes estéticas
contrapuestas: la de aquellos que mantienen una postura pesimista ante tales
circunstancias y la de aquellos que se refugian en un mundo de fantasía.

En el arte barroco destacaron los hermanos Churriguera, las obras más


destacadas del nuevo estilo fueron el palacio del Buen Retiro en Madrid, la
construcción de la plaza Mayor de Salamanca, la fachada del Obradoiro de
Santiago. En escultura la temática religiosa y su trabajo en madera fue la
tónica dominante, con figuras como Pedro de Mena, Juan Martínez
Montañés, Gregorio Fernández o Alonso Cano. Fue en la pintura donde el arte
del XVII adquirió una mayor brillantez constituyéndose en el siglo de oro de la
pintura española, con las figuras de Velázquez, Murillo, Zurbarán y Ribera, fue
en este caso el siglo de oro de la pintura española.

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