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TÉRMINOS BLOQUE 4

16. EL IMPERIO TERRITORIAL DE CARLOS I

El heredero del trono español tras la muerte de Fernando el Católico fue Carlos I de
España y V de Alemania. Con su llegada, la monarquía española pasó a manos de la
casa de Austria o Habsburgo. Carlos I era hijo de Felipe (heredero de Maximiliano I de
Austria y María de Borgoña) y de Juana (hija de los Reyes Católicos). Recibió de sus
abuelos maternos la Corona de Castilla, Canarias, algunas ciudades de África y los
territorios de América, la Corona de Aragón, Cerdeña, Nápoles y Sicilia. Por parte de
sus abuelos paternos heredó los Países Bajos, Borgoña y el Franco Condado, posesiones
en Alemania y Austria y los derechos al trono del Sacro Imperio Germánico, siendo
proclamado emperador como Carlos V de Alemania en 1520. Él mismo añadió a esta
herencia el Milanesado y más territorios de América y África. No se trataba de un
imperio territorial, sino jurídico y electivo, en el que contaba con un poder efectivo muy
limitado.

La mayor parte de ingresos del imperio llegarían desde Castilla, que se convertiría en el
centro de su política. Al frente de la monarquía hispánica tiene que hacer frente a
revueltas producidas por su controvertido comienzo como monarca. Entre 1520 y 1522
se producen en varias ciudades castellanas: Toledo, Segovia y Salamanca
especialmente, las revueltas de las comunidades. En ellas las ciudades rebeldes
pretendían limitar el poder del rey y que este acatara la voluntad del reino. Por otro lado
en 1519 estalló la revuelta de las Germanías en Valencia y Mallorca. Los bajos
estamentos se negaban a someterse al representante del monarca y pedían la abolición
de las jurisdicciones. Finalizó en 1523. La monarquía fue vencedora de ambas ganando
poder y autoridad aposentando sus políticas.

En lo que al gran imperio corresponde, la idea de Carlos V era mantener su herencia


dinástica y restaurar la Monarquía Universal o Universitas Christiana, que consistía en
la unidad religiosa en Europa bajo la figura dual de Papa-Emperador. Muchos de los
vecinos continentales chocaban con esta idea, lo que le llevó a varios enfrentamientos.

Las guerras contra Francia, el otro gran imperio europeo, fueron constantes. Se lucha
por el poder en el norte de Italia y más territorios como Navarra, Flandes y Borgoña.
Finalmente se consigue el Milanesado y la hegemonía Austria en Italia y el resto de
Europa occidental.

Por otro lado se dan guerras contra el Imperio Turco tanto en la zona central de Europa
(con la ocupación de Hungría y posterior recuperación), como en la zona occidental del
Mediterráneo. Estas tuvieron un carácter secundario.

En Alemania, Carlos V se ve obligado a luchar contra el protestantismo impulsado por


Lutero y el apoyo de los príncipes alemanes, que buscaban a través de la religión
independizarse del Emperador. Militarmente destaca la victoria de Carlos V sobre la
liga de Smalkalda (formada por los protestantes) en la batalle de Mülberg en 1547. Esto
no fue suficiente, y en 1555 se firma la Paz de Agsburgo, reconociendo a los príncipes
alemanes el derecho de imponer cada uno la religión que quisieran sobre sus reinos.

Es entonces, tras el fracaso ante protestantes, cuando Carlos V renuncia a sus dominios
en la península Ibérica, Borgoña e Italia a favor de Felipe II, su hijo, y cede sus
derechos imperiales a su hermano Fernando.

17. EL IMPERIO TERRITORIAL DE FELIPE II

Carlos V repartió entre sus hijos sus propiedades, y a Felipe II le dejó los reinos de la
Península Ibérica y los territorios de la casa de Borgoña. Además, Felipe, como nieto
del rey portugués también obtiene los derechos al trono de Portugal y posesiones en
América, África y Oriente. Esta unión con Portugal supuso la “Unión Ibérica”. Felipe II
fue el prototipo de monarca autoritario y estableció la corte en el centro de sus
dominios, en Madrid. Los objetivos de su política fueron la defensa del catolicismo
frente al protestantismo y el mantenimiento de su dinastía en Europa y ultramar.

En el exterior tuvo que hacer frente a las grandes potencias de la época:

- La rivalidad con Francia quedó cerrada tras la batalla de San Quintín (1557) y la firma
de la paz de Cateau-Cambresis (1559), que convertirá a Felipe II en el árbitro de la
política francesa hasta final de siglo.

- El Imperio Otomano era cada vez mayor y su amenaza en el Mediterráneo provocó la


reacción cristiana con la alianza entre España, Venecia y el Papado, dirigida por Felipe
II, conocida como la Liga Santa. Esta tuvo éxito con la victoria en la Batalla de Lepanto
en 1571, lo que supuso el fin del peligro del Imperio Turco.

- En los Países bajos, el sentimiento nacionalista ante un rey extranjero, diferencias


religiosas (calvinismo frente a cristianismo) y diferentes mentalidades políticas
provocan la sublevación de muchos de los pueblos Holandeses. La primera de ellas fue
en Flandes, y fue apoyada por Inglaterra y Alemania. Aunque España ejerció una fuerte
represión, solo consiguió quedarse con el sur de los Países Bajos (Unión de Arrás,
1579), perdiendo con el Tratado de Utrech las provincias del norte, que se convertirían
en un estado independiente.

- En 1580 Felipe II incorpora el reino de Portugal tras la muerte del rey portugués,
haciendo servir sus derechos dinásticos. Se une también todo el imperio colonial
portugués (Brasil, y partes de África y Asia).

-Tras el apoyo de Isabel I de Inglaterra a los corsarios en el Atlántico para evitar que
España sea la mayor potencia Europea, Felipe II decide enfrentarse a ella enviando a la
“Armada Invencible” que sufrirá una estrepitosa derrota en 1588.
En el interior, su gobierno tuvo que enfrentarse a varios problemas como sublevaciones
moriscas y algunas conversiones dudosas. Trató de repoblar con cristianos las tierras
abandonadas por los moriscos aunque sin mucho éxito. También se tuvo que enfrentar a
las Alteraciones de Aragón de 1591. A pesar de todo ello, su gobierno interior trató de
seguir las pautas de sus antecesores. Aunque supuestamente era una monarquía
descentralizada que respetaba las instituciones propias de los reinos, en la práctica
ocurría lo contrario, provocando descontentos causados por el absentismo que practicó
derivado de su elección de Castilla como centro monacal. Cada territorio disponía de un
consejo junto al monarca.

18. RASGOS FUNDAMENTALES DEL DESCUBRIMIENTO Y


COLONIZACIÓN DE AMÉRICA

Portugal y Castilla tenían como objetivo principal el hallazgo de una nueva ruta a Asia
(para conseguir los valiosos objetos de las Indias: especias y metales preciosos) a través
del Atlántico ya que el Mediterráneo estaba bajo amenaza turca. Los Reyes Católicos
aceptaron un proyecto de Cristobal Colón basado en la esfericidad de la Tierra, que les
permitiría la llegada al continente asiático. Con la firma de las Capitulaciones de Santa
Fe se establecerían las condiciones del acuerdo. El 12 de octubre de 1492 Colón y su
expedición llega a las Antillas, eso sí, pensando que había llegado a la India.

La exploración y conquista del nuevo continente se iba a extender en los siglos XVI,
XVII y XVIII tanto con Austrias como con Borbones. La conquista se realizó en dos
etapas: en la primera, tras someter al Imperio Azteca, Hernán Cortés conquista su
capital, México en 1521 y proyecta la conquista hacia el sur (Honduras y Guatemala).
En la segunda, Francisco Pizarro se encarga de la conquista del Imperio Inca, que
abarcaba Perú, Bolivia y Ecuador y que culminó en 1533.

Las actividades mineras, agropecuarias y comerciales en el nuevo continente supusieron


una nueva fuente de ingresos para la monarquía. Las tierras fueron repartidas entre los
colonizadores, a los que se les entregaba un grupo de indígenas a controlar y
cristianizar, que a cambio realizaban los trabajos para él. Era una forma de servidumbre
que fue muy denunciado por algunos misioneros.

La monarquía española organizó la Administración con leyes e instituciones castellanas.


Las instituciones principales fueron la Casa de Contratación en Sevilla, que regulaba los
impuestos y mercancías, y el Consejo de las Indias, un órgano consultivo del monarca
con jurisdicción sobre América. Como organización territorial superior se instauraron
en el SXVI los virreinatos. Por debajo estaban las capitanías generales. Otras
instituciones de gobierno fueron los corregimientos y las audiencias.
La consecuencias para América fueron desastrosas, entre las que cabe destacar el
descenso demográfico, en parte por la exportación europea de enfermedades y en parte
por el uro trabajo al que fueron sometidos. Para paliar esto, se exportaron esclavos. Otra
consecuencia fue el final de las tradiciones y forma de vida indígenas y la imposición
del cristianismo a través de un severo proceso evangelizador. Las Leyes Nuevas para
América (1542), se encargaron de limitar los abusivos comportamientos de los
colonizadores. Además, se produjo una mezcla racial de grandes dimensiones dando
lugar a una diversidad formada por criollos, mulatos y mestizos.

También destaca la promulgación del castellano en el continente y como ya he citado la


imposición del cristianismo y de costumbres propias de los colonizadores.

Para España y Europa, el descubrimiento de América supuso un gran cambio en los


precios y en la actividad mercantil y la llegada de nuevos productos al viejo continente
como cacao, patatas, tomates…. En definitiva, una gran revolución económica.

19. CAUSAS DE LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS Y SUS


CONSECUENCIAS PARA LA MONARQUÍA HISPÁNICA Y EUROPA

La Guerra de los Treinta Años (1618-1648) es un conflicto que comienza siendo


únicamente alemán, entre príncipes protestantes y príncipes católicos. Esto se
convertiría en una gran guerra religiosa entre católicos (Liga Católica) y protestantes
(Unión Evangélica). Finalmente, con la entrada de España y los Países Bajos, Francia,
Dinamarca, y Suecia (sus rivales) acabaría siendo una enorme disputa por la hegemonía
europea, hasta entonces en manos de la casa de Habsburgo. España en esos momentos
está gobernada por Felipe IV y se ve implicada en la guerra por la lucha contra los
borbones y por la lucha contra el protestantismo.

En la Guerra de los Treinta Años confluyen diferentes tensiones entre naciones


católicas y reformadas; entre príncipes alemanes (protestantes) y el emperador
(católico); entre naciones católicas y reformadas; y entre las dos grandes potencias: la
dinastía Borbón, la cual buscaba una reforma y un ordenamiento nuevo de estados
independientes y la dinastía Habsburgo, la cual representaba una visión tradicional.

Tras un buen comienzo para las tropas hispano-austriacas, la batalla dio un giro
producido por una crisis demográfica, económica y política española, y las tropas
protestantes se hicieron con la victoria derrotando a los españoles en las batallas de las
Dunas y Rocroi.

La Guerra de los Treinta años, finaliza con la firma del Tratado de Westfalia (1648),
que tiene tres consecuencias importantísimas. La pérdida de la hegemonía europea por
parte de los Habsburgo, alzándose Francia como nueva potencia. El reconocimiento de
la independencia de las Provincias Unidas (Holanda), a través del tratado de Münster.
Además Europa sufrió muchos cambios: Suecia y Francia ampliaron sus territorios; la
Confederación Helvética se independizó del Sacro Imperio Germánico; y Holanda e
Inglaterra pasaron a disputarse el comercio internacional.

El conflicto con Francia no finalizó hasta la Paz de los Pirineos (1659), en la que
España acabaría cediéndole territorios en Flandes, Luxemburgo, Rosellón y la alta
Cerdeña. Este tratado fue refrendado con el matrimonio entre el rey francés Luis XIV
y María Teresa de Austria, hija de Felipe IV, que abriría la puerta española a los
borbones.

En conclusión, con la paz de Westfalia termina la contienda comenzada con la reforma


luterana y nace la Europa moderna de conjunto de naciones vinculadas por nuevos
valores. Felipe IV dejó arruinado al país en un estado de agotamiento económico.

20. LAS ALTERACIONES DE ARAGÓN EN 1591

La rebelión aragonesa de 1591, episodio que en los siglos XIX y XX se ha venido


conociendo como «alteraciones de Aragón», comenzó con la huida de Castilla de
Antonio Pérez (1540-1611), antiguo secretario del rey, preso desde 1579 tras haber
caído en desgracia al ser descubiertas sus intrigas y manejos en la corte. En su intento
de librarse de la justicia regia, en abril de 1590 Pérez buscó refugio en Aragón buscando
apoyo de la red de contactos que había tejido en este reino durante su etapa cortesana en
nobles que se habían enfrentado previamente a la Corona. Varias disputas
jurisdiccionales habían surgido en las décadas precedentes porque a menudo las
políticas del monarca chocaban con los privilegios forales. En este asunto, la nobleza
en Aragón se opuso al intervencionismo del rey y acudió al Justicia.

Como en otros conflictos anteriores, en la rebelión de 1591 tuvo un papel fundamental


el proceso foral de manifestación, que administraba la Corte del Justicia de Aragón y
que fue el recurso legal empleado por Pérez para defender su causa. La Monarquía, ante
la imposibilidad de resolver a su favor el litigio en los tribunales, decidió recurrir a la
Inquisición, que actuó contra el reo por un proceso por herejía con el fin de sustraerlo de
la jurisdicción del Justicia. La radicalización del conflicto a partir de este momento
llevó a Felipe II a ordenar una intervención militar para restablecer el orden, decisión
que fue contestada por las autoridades aragonesas con una declaración de resistencia y
con el intento de reunir tropas para detener la invasión.

Finalmente no hubo batalla, pero el desafío a la autoridad regia era manifiesto, y desde
la corte se promovió una dura represión que incluyó la ocupación del reino y la
aplicación de varias decenas de castigos ejemplares, entre ellos el encarcelamiento e
inmediata ejecución del justicia de Aragón don Juan de Lanuza.
En las Cortes de Tarazona de 1592 se puso fin al conflicto y se confirmó la pervivencia
del ordenamiento foral aragonés, si bien se introdujeron medidas que limitaron la
capacidad de actuación de las principales instituciones aragonesas: Cortes, Diputación y
Justicia.

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