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El heredero del trono español tras la muerte de Fernando el Católico fue Carlos I de
España y V de Alemania. Con su llegada, la monarquía española pasó a manos de la
casa de Austria o Habsburgo. Carlos I era hijo de Felipe (heredero de Maximiliano I de
Austria y María de Borgoña) y de Juana (hija de los Reyes Católicos). Recibió de sus
abuelos maternos la Corona de Castilla, Canarias, algunas ciudades de África y los
territorios de América, la Corona de Aragón, Cerdeña, Nápoles y Sicilia. Por parte de
sus abuelos paternos heredó los Países Bajos, Borgoña y el Franco Condado, posesiones
en Alemania y Austria y los derechos al trono del Sacro Imperio Germánico, siendo
proclamado emperador como Carlos V de Alemania en 1520. Él mismo añadió a esta
herencia el Milanesado y más territorios de América y África. No se trataba de un
imperio territorial, sino jurídico y electivo, en el que contaba con un poder efectivo muy
limitado.
La mayor parte de ingresos del imperio llegarían desde Castilla, que se convertiría en el
centro de su política. Al frente de la monarquía hispánica tiene que hacer frente a
revueltas producidas por su controvertido comienzo como monarca. Entre 1520 y 1522
se producen en varias ciudades castellanas: Toledo, Segovia y Salamanca
especialmente, las revueltas de las comunidades. En ellas las ciudades rebeldes
pretendían limitar el poder del rey y que este acatara la voluntad del reino. Por otro lado
en 1519 estalló la revuelta de las Germanías en Valencia y Mallorca. Los bajos
estamentos se negaban a someterse al representante del monarca y pedían la abolición
de las jurisdicciones. Finalizó en 1523. La monarquía fue vencedora de ambas ganando
poder y autoridad aposentando sus políticas.
Las guerras contra Francia, el otro gran imperio europeo, fueron constantes. Se lucha
por el poder en el norte de Italia y más territorios como Navarra, Flandes y Borgoña.
Finalmente se consigue el Milanesado y la hegemonía Austria en Italia y el resto de
Europa occidental.
Por otro lado se dan guerras contra el Imperio Turco tanto en la zona central de Europa
(con la ocupación de Hungría y posterior recuperación), como en la zona occidental del
Mediterráneo. Estas tuvieron un carácter secundario.
Es entonces, tras el fracaso ante protestantes, cuando Carlos V renuncia a sus dominios
en la península Ibérica, Borgoña e Italia a favor de Felipe II, su hijo, y cede sus
derechos imperiales a su hermano Fernando.
Carlos V repartió entre sus hijos sus propiedades, y a Felipe II le dejó los reinos de la
Península Ibérica y los territorios de la casa de Borgoña. Además, Felipe, como nieto
del rey portugués también obtiene los derechos al trono de Portugal y posesiones en
América, África y Oriente. Esta unión con Portugal supuso la “Unión Ibérica”. Felipe II
fue el prototipo de monarca autoritario y estableció la corte en el centro de sus
dominios, en Madrid. Los objetivos de su política fueron la defensa del catolicismo
frente al protestantismo y el mantenimiento de su dinastía en Europa y ultramar.
- La rivalidad con Francia quedó cerrada tras la batalla de San Quintín (1557) y la firma
de la paz de Cateau-Cambresis (1559), que convertirá a Felipe II en el árbitro de la
política francesa hasta final de siglo.
- En 1580 Felipe II incorpora el reino de Portugal tras la muerte del rey portugués,
haciendo servir sus derechos dinásticos. Se une también todo el imperio colonial
portugués (Brasil, y partes de África y Asia).
-Tras el apoyo de Isabel I de Inglaterra a los corsarios en el Atlántico para evitar que
España sea la mayor potencia Europea, Felipe II decide enfrentarse a ella enviando a la
“Armada Invencible” que sufrirá una estrepitosa derrota en 1588.
En el interior, su gobierno tuvo que enfrentarse a varios problemas como sublevaciones
moriscas y algunas conversiones dudosas. Trató de repoblar con cristianos las tierras
abandonadas por los moriscos aunque sin mucho éxito. También se tuvo que enfrentar a
las Alteraciones de Aragón de 1591. A pesar de todo ello, su gobierno interior trató de
seguir las pautas de sus antecesores. Aunque supuestamente era una monarquía
descentralizada que respetaba las instituciones propias de los reinos, en la práctica
ocurría lo contrario, provocando descontentos causados por el absentismo que practicó
derivado de su elección de Castilla como centro monacal. Cada territorio disponía de un
consejo junto al monarca.
Portugal y Castilla tenían como objetivo principal el hallazgo de una nueva ruta a Asia
(para conseguir los valiosos objetos de las Indias: especias y metales preciosos) a través
del Atlántico ya que el Mediterráneo estaba bajo amenaza turca. Los Reyes Católicos
aceptaron un proyecto de Cristobal Colón basado en la esfericidad de la Tierra, que les
permitiría la llegada al continente asiático. Con la firma de las Capitulaciones de Santa
Fe se establecerían las condiciones del acuerdo. El 12 de octubre de 1492 Colón y su
expedición llega a las Antillas, eso sí, pensando que había llegado a la India.
La exploración y conquista del nuevo continente se iba a extender en los siglos XVI,
XVII y XVIII tanto con Austrias como con Borbones. La conquista se realizó en dos
etapas: en la primera, tras someter al Imperio Azteca, Hernán Cortés conquista su
capital, México en 1521 y proyecta la conquista hacia el sur (Honduras y Guatemala).
En la segunda, Francisco Pizarro se encarga de la conquista del Imperio Inca, que
abarcaba Perú, Bolivia y Ecuador y que culminó en 1533.
Tras un buen comienzo para las tropas hispano-austriacas, la batalla dio un giro
producido por una crisis demográfica, económica y política española, y las tropas
protestantes se hicieron con la victoria derrotando a los españoles en las batallas de las
Dunas y Rocroi.
La Guerra de los Treinta años, finaliza con la firma del Tratado de Westfalia (1648),
que tiene tres consecuencias importantísimas. La pérdida de la hegemonía europea por
parte de los Habsburgo, alzándose Francia como nueva potencia. El reconocimiento de
la independencia de las Provincias Unidas (Holanda), a través del tratado de Münster.
Además Europa sufrió muchos cambios: Suecia y Francia ampliaron sus territorios; la
Confederación Helvética se independizó del Sacro Imperio Germánico; y Holanda e
Inglaterra pasaron a disputarse el comercio internacional.
El conflicto con Francia no finalizó hasta la Paz de los Pirineos (1659), en la que
España acabaría cediéndole territorios en Flandes, Luxemburgo, Rosellón y la alta
Cerdeña. Este tratado fue refrendado con el matrimonio entre el rey francés Luis XIV
y María Teresa de Austria, hija de Felipe IV, que abriría la puerta española a los
borbones.
Finalmente no hubo batalla, pero el desafío a la autoridad regia era manifiesto, y desde
la corte se promovió una dura represión que incluyó la ocupación del reino y la
aplicación de varias decenas de castigos ejemplares, entre ellos el encarcelamiento e
inmediata ejecución del justicia de Aragón don Juan de Lanuza.
En las Cortes de Tarazona de 1592 se puso fin al conflicto y se confirmó la pervivencia
del ordenamiento foral aragonés, si bien se introdujeron medidas que limitaron la
capacidad de actuación de las principales instituciones aragonesas: Cortes, Diputación y
Justicia.