Está en la página 1de 6

3.

1 Los Reyes Católicos (1479-1504/16)

La Edad Media, finalizó con la unión y matrimonio entre Isabel | de Castilla Y Fernando
II de Aragón (los Reyes Católicos), creando así una nueva entidad política, la monarquía
hispánica. Cada uno de los reinos siguió rigiéndose por sus leyes e instituciones (la
moneda, las Cortes.), pero las leyes y disposiciones eran firmadas por los representantes
de ambos reinos (tanto monta, monta tanto).
Tras las revueltas por parte de los nobles, campesinos… los dirigentes de ambos reinos
coincidieron en la necesidad de imponer su autoridad, para ello, vencieron por armas a la
nobleza y clero (Toro, 1476). Tras demostrar su supremacía, otorgaron privilegios a la
aristocracia y a la iglesia (Leyes del Toro 1505), a cambio de su sumisión política.
A partir de ese momento, los monarcas organizaron una serie de instituciones.
Para comenzar hicieron un ejército permanente (nobleza conservó cargos), también un
cuerpo de embajadores (asuntos diplomáticos para política exterior) y corregidores
(reforzaban la autoridad).
Además, reorganizaron otras instituciones. En el Consejo Real, introdujeron a la baja
nobleza y la burguesía. Las Cortes (sobre todo en Castilla) perdieron protagonismo.
La Audiencia en Valladolid se dedicó a la administración de la justicia.
En la Corona de Aragón se constituyó el cargo de lugarteniente/virrey y mantuvieron la
Justicia Mayor (mediador entre el rey y el pueblo). Para mantener la estabilidad de los
reinos, los Reyes Católicos estuvieron en continuo movimiento, sin establecer ninguna
capital en ninguno de los reinos.

3.2 El significado de 1492. La Guerra de Granada y el descubrimiento


de América

Los Reyes Católicos (1479-1504/16), querían instaurar la unidad religiosa frente al


pluralismo religioso que presentaba la sociedad, para ello instauraron el Tribunal de la
Santa Inquisición.
En marzo de 1492 comenzaron la expulsión de los judíos que no aceptaron convertirse al
catolicismo.
A su vez los Reyes Católicos iniciaron la conquista del reino nazarí, con la toma de Zahara
en 1481. La conquista sucedió entre 1482-92. Primero, Ponce de León toma el enclave de
Alhama. Durante los siguientes años se produce una guerra fratricida entre los
musulmanes, lo que facilita la toma de enclaves como Ronda, Loja y Málaga. En 1489
los reyes rodearon la ciudad de Granada. Finalmente, el 2 de enero de 1492, Boabdil se
rinde y los reyes toman la ciudad de Granada, y el cristianismo queda impuesto en toda
la península.
, Durante la conquista, Cristóbal Colón, un navegante de origen genovés, presentó a los
reyes un proyecto en el que abriría una ruta por el Oeste en busca de tierras asiáticas, oro
y especias. Pero en este periodo estaban invirtiendo en la conquista granadina y no podían
financiarle el viaje, pero al finalizarla accedieron y firmaron las Capitulaciones de Santa
Fe (1492). El 3 de agosto, tres naves salieron de Palos.
Para octubre ya habían hallado San Salvador, Cuba y la Española. Tras el éxito se firmó
con Portugal el tratado de Tordesillas. Colón realizó una segunda (1493), tercera (1498)
y cuarta (1502) expedición, dónde alcanzó el continente americano.
Colón falleció en 1506, y sus hallazgos pasaron a estar en manos de la monarquía, y
aunque no obtuvieron grandes riquezas, se produjo un gran desarrollo agrícola.
3.3 El imperio de los Austrias: España bajo Carlos I. Política interior y
conflictos europeos.

s.XVI, reinan los primeros monarcas de la dinastía Austria, Carlos I y Felipe II.
Carlos I (1500, en Gante), (1516-1556).
Era el hijo de Juana I de Castilla (la loca) y Felipe de Habsburgo (el hermoso).
Heredó de sus abuelos, Los Reyes Católicos, la Corona de Castilla, Aragón y Navarra,
Países Bajos, el Franco Condado, Luxemburgo, territorios alemanes y la posibilidad de
ser el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Al llegar a la península para asumir el trono, fue recibido con gran oposición.
En esta situación de malestar, en 1 20, Carlos I se marchó a Alemania, y surgieron
diversas revueltas:
La revuelta de las Comunidades (1520-21), surgió en Castilla, por parte de la nobleza y
campesinos, aunque fueron derrotados en la Batalla de Villalar (22 de abril de 1521). La
realeza venció gracias al apoyo de la nobleza. Destacaron 3 figuras comuneras que
fallecieron en batalla; Juan Bravo, Padilla y Maldonado.
También ocurrió uno en Aragón, el levantamiento de las Germanías (1519-23), en el que
el pueblo se rebeló, pero fueron nuevamente derrotados por Carlos I junto con la nobleza.
Destacaron también tres representantes del tercer estado; Llorens, Sorolla y Peris.
Durante el reinado de Carlos I sucedieron enfrentamientos con Francia (1525-44) por el
control del Milanesado. Carlos I obtuvo la victoria en la batalla de Pavía
(1525), aunque este conflicto finalizó con Felipe II en la batalla se San Quintín (1557)
En el Mediterráneo, Carlos I ocupó Túnez (1529-1541).
Fue en Mühlberg (1547), tras una serie de conflictos de religión con príncipes alemanes
luteranistas, cuando Carlos I acabó por reconocer la libertad religiosa en los Estados
alemanes.
En 1556, Carlos I abdicó en su hijo Felipe II (1556-1598).

3.4 La Monarquía Hispánica de Felipe II. Gobierno y administración.


Los problemas internos. Guerras y sublevación en Europa.

En 1556, Carlos I abdicó en su hijo Felipe II (1556-1598), lo que otorgó a éste la corona
de los reinos Hispanos y el reconocimiento como rey de Portugal (1581). Felipe II,
estableció en Castilla su centro de poder, y administró sus territorios desde la nueva corte
de Madrid y de El Escorial.
La administración dependió fundamentalmente de la distancia y la diversidad, ya que el
tamaño del territorio (vasto territorio español, donde nunca sale el sol), dificultó la
comunicación, y a causa de los diferentes intereses políticos, económicos y religiosos,
ocurrieron numerosos conflictos, para los que el rey tuvo que invertir cuantiosas
cantidades de dinero para financiar las armas y soldados, los cuales eran de mayoría
mercenarios. Para ello en cuestiones políticas, el rey gobernaba con ayuda de secretarios
y consejos, además cada territorio contaba con un virrey.
Las Cortes de cada territorio se encargaban de las cuestiones económicas.
Por último, la justicia, se ejercía a través de chancillerías y audiencias.
Corregidores,
escribanos y notables representaban y se encargaban de la administración.
Por otro lado, la persecución de moriscos (musulmanes bautizados), desencadenó la
sublevación de las Alpujarras (1568), que fue sofocada militarmente.
También se produjo un conflicto en Aragón (1591), después de que el rey impusiera su
autoridad por encima de los fueros de Aragón, con ayuda de la Santísima Inquisición,
para perseguir a Antonio Pérez.
Felipe II obtuvo la victoria en la batalla de San Quintín (1557) y también en la batalla de
Lepanto (1571), tras establecer la Liga Santa para frenar la expansión turca.
En Países Bajos se produjo la guerra de Flandes (1566-1648), que finalizaría con la
independencia de las Provincias Unidas.
Por último, la intervención en 1588 de Felipe II contra Inglaterra, finalizó con el fracaso
del monarca.

3.5 Exploración y colonización de América. Consecuencias de los


descubrimientos en España, Europa y América.

La colonización del continente americano se expandió hacia el Oeste, abarcando la mayor


parte del territorio, excepto Brasil, controlado por Portugal según el Tratado de
Tordesillas (1494). La conquista se dividió en dos etapas notables. La primera, liderada
por Hernán Cortés desde 1518, resultó en la dominación de los aztecas y la formación de
Nueva España (México). La segunda, comandada por Francisco Pizarro desde 1531, se
centró en la conquista del Imperio Inca en el actual Perú, Ecuador y parte de Bolivia.
Además, exploradores como Cabeza de Vaca en América del Norte y Orellana en
América del Sur contribuyeron a la expansión territorial. La organización de los territorios
colonizados reflejó la estructura institucional castellana, estableciendo virreinatos,
audiencias y gobernaciones. Las Leyes de Indias, como las de Burgos en 1512, intentaron
regular la colonización, aunque la aplicación fue irregular.
Las tierras conquistadas, principalmente en México y Bolivia, fueron esenciales para la
riqueza, explotándose a través de encomiendas y minas. A pesar de las leyes destinadas a
proteger a los indígenas, como las Leyes Nuevas de Indias en 1542, la realidad fue una
explotación sistemática, evidenciando la corrupción y la autonomía de los colonizadores.
Este proceso tuvo consecuencias devastadoras para los pueblos indígenas, incluyendo
aniquilación en las Antillas y la introducción de esclavos africanos debido a la falta de
resistencia y las enfermedades. La mezcla racial resultante formó una sociedad
multirracial, pero profundamente desigual. A pesar de la influencia cultural castellana,
persistió una diversidad cultural arraigada en las tradiciones precolombinas. La
colonización dejó una marca duradera en la demografía, la sociedad y la cultura de
América.

3.6 Los Austrias de del siglo XVII: el gobierno de validos. La crisis de


1640

En el siglo XVII, el Imperio de los Austrias enfrentó una crisis marcada por la pérdida
gradual de su poder político en Europa, junto con una decadencia económica y crisis
social y política en Castilla, un núcleo esencial de la monarquía española. Durante este
periodo, los monarcas Felipe III, Felipe IV y Carlos II delegaron sus asuntos gubernativos
en validos o favoritos, revelando una debilidad en el poder real.
El reinado de Felipe III (1598-1621) estuvo bajo la influencia del duque de Lerma, quien
se enfocó más en acumular poder y riqueza que en gobernar eficazmente. Durante este
tiempo, se expulsaron los moriscos y la corte se trasladó a Valladolid. Felipe III buscó
recuperar la economía a través de tratados de paz, como el firmado con Inglaterra en 1604
y la Tregua de los Doce Años con las Provincias Unidas en 1609, aunque también se
involucró en la guerra de los Treinta Años.
En el reinado de Felipe IV (1621-1665), el poder fue delegado en el conde-duque de
Olivares, quien intentó fortalecer el poder real y la hegemonía española en Europa.
Implementó la Unión de Armas, creando un gran ejército financiado por los territorios
hispánicos, y buscó uniformizar las leyes e instituciones siguiendo el modelo de Castilla.
Sin embargo, esta estrategia provocó tensiones y descontento, especialmente en Cataluña
y Portugal.
La crisis de 1640 fue un punto crítico, donde las tensiones económicas y la presión fiscal
llevaron a levantamientos en Cataluña, Portugal, Andalucía, Aragón y Nápoles. En
Cataluña, la revuelta, conocida como el Corpus de Sangre, resultó en el apoyo de Francia
y la proclamación del rey francés Luis XIII como conde de Barcelona. La lucha concluyó
en 1652 con la ocupación de Barcelona por parte del ejército de Felipe IV y la restauración
de las instituciones catalanas. En Portugal, se proclamó la independencia y se nombró rey
al duque de Braganza, con el apoyo de Francia e Inglaterra, y la independencia fue
finalmente reconocida por la Corona en 1668. Estos eventos marcaron un periodo de
inestabilidad y desafíos para el Imperio español en el siglo XVII.

3.7 La guerra de los 30 años y la pérdida de la hegemonía española en


Europa.

Durante el reinado de Felipe IV, los tercios hispánicos se vieron involucrados en diversos
frentes bélicos. Inicialmente, participaron en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648),
respaldando al emperador Habsburgo de Viena contra los Estados protestantes alemanes
y sus aliados. En 1621, las Provincias Unidas, en conflicto con la monarquía hispánica
desde los tiempos de Felipe II, reanudaron la lucha por su independencia como parte de
este conflicto.
Simultáneamente, se enfrentaron a Francia (1635-1659), aliada de los protestantes
alemanes, preocupada por la hegemonía de los Habsburgo en Europa. Las
confrontaciones se desarrollaron principalmente en Flandes y el Norte de Francia,
destacando la derrota de los tercios españoles en Rocroi (1643). El conflicto concluyó
con la Paz de Westfalia (1648), que aseguró la independencia definitiva de las Provincias
Unidas, y la Paz de los Pirineos (1659), donde Francia obtuvo territorios en el Sur de
Flandes y Norte de Cataluña.
La dinastía de los Austrias en España llegó a su fin tras la muerte sin descendencia de
Carlos II (1665-1700). A pesar de sus limitaciones, su reinado incluyó eventos
significativos como la Paz de Lisboa (1668), que garantizó la independencia de Portugal,
y el Tratado de Nimega (1678), donde Francia anexó el Franco Condado y otras plazas
españolas, consolidando su frontera Norte. La era de los Austrias en España concluyó,
marcando una serie de transformaciones geopolíticas en Europa.

3.8 Principales factores de la crisis demográfica y económica del siglo


XVII y sus consecuencias.

El siglo XVII se caracterizó por una profunda crisis demográfica en los territorios
peninsulares, donde la población se mantuvo alrededor de 8,5 millones debido a
condiciones climáticas adversas que generaron heladas, inundaciones y sequías,
resultando en malas cosechas y hambrunas. En una sociedad al límite de la subsistencia,
las enfermedades y los brotes de peste contribuyeron a una grave despoblación y un
aumento de la mendicidad.
El descenso demográfico se vio agravado por la emigración hacia los territorios
americanos en busca de oportunidades y la expulsión de los moriscos en 1609 por Felipe
III, deportando a 270,000 personas y despoblando extensas áreas peninsulares. La
sociedad hispánica mantenía una estructura estamental, con nobleza y clero como grupos
privilegiados, y una mayoría sin privilegios. La intransigencia religiosa y racial afectó a
judíos conversos y moriscos, sujetos a estatutos de limpieza de sangre.

La Inquisición sometía a sospechosos de herejía a autos de fe. La decadencia económica


del siglo XVII aumentó las desigualdades, afectando a los más pobres con impuestos y
desabastecimiento, lo que condujo a un aumento de la delincuencia y la vida picaresca.
En la América colonial, los indígenas, aunque inicialmente libres, acabaron sometidos a
formas semifeudales de explotación. A pesar de intentos de la Corona, como las Leyes
Nuevas de Indias en 1542, de evitar abusos, estos se incumplieron sistemáticamente. La
mezcla racial configuró una sociedad de criollos, mestizos y mulatos, donde los criollos
acaparaban riquezas y puestos en la Administración. La influencia cultural castellana fue
dominante, aunque persistió una diversidad cultural originada por la resistencia de los
pueblos precolombinos a abandonar sus tradiciones.

3.9 Crisis y decadencia de la Monarquía Hispánica: el reinado de Carlos


II y el problema sucesorio

Los últimos veinte años del reinado de Felipe II (1580-1598) estuvieron marcados por
una intensificación de la guerra en la que Felipe II se enfrentó en tres frentes distintos. En
primer lugar, Francia, liderada por el calvinista Enrique de Borbón, quien ganó la guerra
civil. Además, se enfrentó a los Países Bajos y a Inglaterra, bajo el reinado de Isabel, que
apoyaba a los calvinistas de los Países Bajos y atacaba el comercio atlántico Sevilla-
Caribe.
La guerra se generalizó después de que Francia, Inglaterra y los Países Bajos firmaran el
tratado de Greenwich (1596). El fracaso más destacado fue la derrota de la Armada
Invencible (1588), un intento de trasladar los tercios de Alejandro Farnesio a través del
Canal de la Mancha para invadir Inglaterra.
En los Países Bajos, Alejandro Farnesio logró mantener el dominio español en las zonas
católicas de Bélgica y Luxemburgo (Unión de Arrás), mientras que los calvinistas de los
Países Bajos, especialmente Holanda, lograron prácticamente su independencia (Unión
de Utrecht). En Francia, a pesar del apoyo de los tercios, Enrique de Borbón ocupó París
y reinició la política tradicional antiespañola. A la muerte de Felipe II, aunque se logró
con dificultades mantener la supremacía de los Habsburgo, el Imperio pasó a la defensiva.
La hegemonía dinástica de Felipe III se basó en una política pacifista liderada por su
valido, el duque de Lerma. Diplomáticamente, se buscaron acuerdos y matrimonios para
mantener la supremacía de los Habsburgo, resultando en acuerdos con Inglaterra, los
Países Bajos y enlaces matrimoniales con Francia. A pesar de algunos enfrentamientos
militares, se superaron problemas en el norte de Italia, pero la crisis económica limitó las
aventuras costosas.
El siglo XVII se caracterizó por la crisis del Imperio de los Habsburgo, coincidiendo con
la depresión económica, radicalización religiosa y crisis del Estado absolutista. La Guerra
de los Treinta Años (1618-1648) iniciada como conflicto religioso alemán, se convirtió
en una guerra general con la intervención de España, los Países Bajos, Dinamarca, Suecia
y Francia. Tras éxitos iniciales, las dos ramas de los Habsburgo fueron vencidas tras la
intervención de Francia y del cardenal Richelieu. La paz de Westfalia (1648) y la posterior
paz con Francia (1659) significaron la pérdida de territorios y el declive del Imperio
español.
Durante el reinado de Carlos II, España, agotada económica y militarmente, apenas pudo
mantener sus posesiones frente a los ataques de la Francia de Luis XIV, que buscaba
imponer su hegemonía en Europa. La muerte de Carlos II en 1700 desató la guerra de
Sucesión española, marcando el fin de la dinastía de los Austrias en España y el inicio de
una nueva era.

También podría gustarte