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UNIVERSIDAD DE CARABOBO

FACULTAD DE CIENCIAS DE LA SALUD


ESCUELA DE SALUD PÚBLICA Y DESARROLLO SOCIAL
DEPARTAMENTO DE SALUD MENTAL
ASIGNATURA: PSICOLOGÍA MÉDICA

TEMA: CONSTITUCIÓN Y PERSONALIDAD

Elaborado por: Prof. Odina Aguilera

CONCEPTOS BÁSICOS:

Constitución.

Es el conjunto de características morfológicas, físicas y bioquímicas que caracterizan al individuo.


Fundamentalmente tiene un carácter heredado, aunque existen factores que pueden alterarla. El concepto de
constitución hace referencia a la herencia, tipología constitucional. La figura corporal que posee un individuo.

Temperamento.

Se define al temperamento como “La suma total de efectos producidos en la vida psicológica de un
individuo por los cambios químicos o metabólicos que constantemente se están verificando en todos los
tejidos del cuerpo humano” (McDougall). El temperamento es el clima o medio interno, orgánico y está en
relación estrecha con nuestra vida afectiva.

Carácter.

El carácter es una tendencia hacia un tipo de comportamiento que manifiesta el individuo. Todos los
elementos que integran el carácter se organizan en una unidad que se conoce como estabilidad y proporciona
al carácter coherencia y cierto grado de uniformidad en sus manifestaciones, con los cambios lógicos que
ocurren a lo largo de la vida.

Elemento psíquico del carácter:

Existe una relación indispensable entre cuerpo y mente; el carácter también posee una base biológica
que depende de elementos orgánicos como la constitución física y el temperamento.

No importa que tan diferentes puedan ser en otros aspectos, la mayor parte de las teorías de la
personalidad comparten la suposición básica de que la personalidad es algo que “pertenece” al individuo: “la
unidad apropiada de análisis para la psicología de la personalidad es la persona” (Hampson, 1995).

En el sentido en que todo individuo “tiene” una personalidad que es estable y relativamente
permanente, la conducta será consistente de una situación a otra. Una perspectiva alternativa es que la
conducta está determinada en gran medida por factores situacionales y que mostrará considerable
inconsistencia entre situaciones. Esto en ocasiones se conoce como el debate de rasgo contra situación o
controversia sobre la consistencia.
Las teorías de la personalidad difieren entre sí con respecto a si intentan comparar a los individuos en
términos de una cantidad específica de rasgos o dimensiones comunes a todos (enfoque nomotético) o si
intentan identificar las características y cualidades únicas de los individuos (enfoque ideográfico).

Según el enfoque constructivista (Hapson,1995), la personalidad se construye, en el curso de la


interacción social, a partir de tres elementos: la autopresentación de la persona (el actor), de la percepción
de esta presentación ante el público (el observador) y de la autoconciencia (el autoobservador). En este
sentido, la personalidad no es tan sólo una abstracción que ayuda a explicar la conducta de las personas (no
es algo que las personas “tienen”), sino que tiene que ver con cómo se relacionan con los demás y se lidia
con el mundo en general.

CLASIFICACIÓN DE LAS TEORÍAS DE LA PERSONALIDAD

La conducta se considera La conducta se ve como


consistente debido a la variable debido a la
durabilidad de los rasgos influencia de los factores
de personalidad. El cambio situaciones. Es posible el
es poco probable o cambio en la
imposible. personalidad

Teorías psicoanalíticas
(Freud, Jung, Adler y
Nomotéticas Erickson)

Teorías de tipo y rasgo


(Eysenck y Cattel)

“Situacionalismo” (Mischel)
Interaccionismo
(Bowers)
Teorías de rasgos de Allport Teorías humanistas
Ideográficas (Rogers y Maslow)

Teorías del constructo


personal de Kelly

Si se desea identificar algunas de las dimensiones en función de las que difieren las diversas teorías,
entonces una definición útil de personalidad sería:

“{…} aquellos aspectos relativamente estables y duraderos de los individuos que los distinguen de otras
personas y que los hacen únicos, pero que al mismo tiempo permiten una comparación entre individuos”.

ENFOQUE NOMOTÉTICO EN COMPARACIÓN CON IDEOGRÁFICO

Pregúntese…

¿Considera que cada persona es única, o todos somos básicamente iguales, difiriendo sólo en el
grado en que se presentan ciertas tendencias o características?
De acuerdo con Kluckhon y Murray (1953):

“Todo hombre es en ciertos aspectos como todos los demás hombres, como algunos y como ninguno”.

Aquello que se tiene en común con todos los otros humanos es el tema de la psicología experimental o
“general” que incluye el estudio de los procesos cognitivos y fisiológicos y el aprendizaje; gran parte de la
psicología social y del desarrollo también se ocupan del descubrimiento de “normas universales”.

Aquello que se tiene en común con algunos otros humanos es el objeto de estudio de las diferencias
individuales. Las diferencias de personalidad representan un tipo de norma grupal, mientras que otras son
la edad, género, antecedentes étnicos y culturales e inteligencia. El estudio de “cómo y cuándo y cuanto
de un individuo en particular es parecido o difiere de los demás” (Shackleton, Fletcher, 1984), es lo que
constituye al enfoque analítico factorial/psicométrico; como se ha visto, éste también es un enfoque
nomotético.

Por último, aquello que no se tiene en común con ningún otro individuo es lo que hace que las
personas sean únicas. Éste es el enfoque ideográfico que intenta descubrir las normas individuales
idiosincrásicas.

TEORÍA DE LOS RASGOS DE ALLPORT

Allport (1961), definió la personalidad como:

“La organización dinámica, dentro del individuo, de aquellos sistemas psicofísicos que determinan su
conducta y pensamientos característicos”.

Allport y Odber (1936) encontraron más de 18.000 términos que describen las características
personales y, aún después de omitir los términos evaluativos y los estados transitorios, permanecieron
entre 4.000 a 5.000. Allport creía que esta gran cantidad de “palabras de rasgo” se podía reducir aún más,
de hecho a dos tipos básicos:

1) Rasgos comunes: Éstos son los modos básicos de adaptación que se pueden aplicar a todos los
miembros de antecedentes culturales, étnicos o lingüísticos particulares. Por ejemplo, dado que todas
las personas tienen que interactuar en un mundo competitivo, cada una debe desarrollar su nivel más
adecuado de agresión y cada una se puede colocar en un sitio dentro de una escala de agresividad.
Es claro que esto constituyen la materia del enfoque nomotético.
2) Rasgos individuales: Son un conjunto único de disposiciones personales, basadas en las
experiencias vitales únicas y son maneras únicas de organizar el mundo; no son dimensiones que se
pueden aplicar a todas las personas, No se les puede medir con una prueba estandarizada y solo es
posible descubrirlas a través del estudio cuidadoso y detallado de los individuos-, constituyen la
materia del enfoque ideográfico. Los rasgos individuales pueden tomar una de tres formas: cardenal,
central o secundario.

Los rasgos individuales son peculiares (idiosincrásicos) de cada persona en al menos tres sentidos:

Un rasgo que es central para una persona puede ser sólo un rasgo secundario para otra e irrelevante
para una tercera. Lo que hace que un rasgo sea central o secundario no reside en lo que es, sino en
qué frecuencia y con qué fortaleza influye sobre la conducta de la persona (Carver, Scheier, 1992).
Algunos rasgos sólo pertenecen a una persona, de hecho, puede haber tantos rasgos independientes
como personas para poseerlos.
Incluso si dos personas diferentes reciben, por conveniencia, la misma etiqueta descriptiva (como
“servicial”), tal vez no quiera decir lo mismo para todos los individuos implicados y, en cierto grado, no
es el mismo grado. Para Allport (1961), dado que las disposiciones de personalidad reflejan matices
sutiles que distinguen a un individuo particular de todos los demás, con frecuencia se les debe
describir con amplitud; por ejemplo “La pequeña Susana tiene una peculiar cualidad de servicio
ansiosa que la invade por completo”, en lugar de simplemente adjudicar una sola etiqueta (“servicial”).

Esto hace muy difícil comparar a las personas:

“Cualquier individuo es una creación única de las fuerzas de la naturaleza. Nunca ha existido una
persona igual a él y nunca más existirá” (Allport, 1961).

Comparar a las personas en términos de cantidad específica de rasgos o dimensiones es precisamente


lo que implica el enfoque nomotético: los rasgos tienen el mismo significado psicológico para todos, de
modo que las personas sólo difieren en el grado en que el rasgo está presente.

ENFOQUE PSICOMÉTRICO

Teoría de Eysenck sobre los tipos.

¿Qué son los tipos?

El término “tipo” se utilizó antes para describir a las personas que pertenecían ya fuera a un grupo o
categoría, o a otro, de modo que era imposible que un individuo particular se considerara miembro de
ambos. Por ejemplo, de acuerdo con la antigua teoría griega sobre los “Cuatro Temperamentos” o “Cuatro
Humores” (Galeno, siglo II d.C.), una persona era colérica (debido a un exceso de bilis), sanguínea
(debido a un exceso de sangre), melancólica (debido a un exceso de bilis negra). Estos cuatro humores
se incluyen en el círculo interno del diagrama de Eysenck.

INESTABLE
malhumorado Sensible
ansioso Intranquilo
rígido Agresivo
solemne Excitable
pesimista Cambiante
reservado Impulsivo
huraño
silencioso Optimista
melancólico colérico
INTROVERTIDO Activo
Pasivo EXTROVERTIDO
flemático Sanguíneo
cuidadoso sociable
considerado
pacífico Comunicativo
controlado
confiable Hablador
sereno Responsivo
tranquilo Calmado
Vivaz
Despreocupado
líder
ESTABLE
TEORÍA DE LOS RASGOS DE CATTELL

Los factores de Cattell son rasgos de primer orden, oblicuos y fuente, que el considera que son
dimensiones fundamentales de la personalidad, las raíces o causas subyacentes de los conjuntos de
conductas (rasgos superficiales). Mientras que estos últimos pueden corresponder a las formas de sentido
común con las que se describe la conducta y, en ocasiones, se les puede medir a través de la simple
observación son, de hecho, el resultado de interacciones entre los rasgos fuente. Las explicaciones válidas de
la conducta deben concentrarse en los rasgos fuente como factores estructurales que determinan la
personalidad.

Cattell identificó tres fuentes de datos pertinentes a la personalidad: datos-L (L por “Life”), datos-Q (Q por
“questionnaire”) y datos-T (T por “test”).

1. Los datos-L se refieren a las calificaciones de los observadores, que Cattell consideraba como la
mejor fuente, pero que también reconocía como notablemente difíciles de obtener, se necesita
considerable habilidad y tiempo para realizar evaluaciones precisas.
2. Los datos-Q se refieren a puntuaciones en cuestionarios de personalidad. Sus 16 factores (rasgos
fuente) se miden a través del ampliamente utilizado Cuestionario de 16 Factores de la Personalidad
(16PF), que se utiliza en adultos. Los primeros 12 factores se encuentran en datos-L y datos-Q,
mientras que los últimos cuatro (Q1 a Q4) se basan sólo en datos-Q. Existen versiones del 16pf
diseñadas para los niños desde los 4 años de edad.
3. Los datos-Tse refieren a las pruebas objetivas especialmente diseñadas para medir la personalidad;
por ejemplo, medidas de batería de pruebas objetivo analíticas (O-A), entre otras cosas, tiempo de
reacción, dominio corporal y sugestibilidad.

TEORÍA DEL CONSTRUCTO PERSONAL DE KELLY

La teoría del constructo personal (TCP) de Kelly, es una aproximación ideográfica que destaca la
cualidad única de cada individuo; es también un enfoque fenomenológico, es decir, una visión del
mundo a través de los propios ojos de la persona y no la imposición sobre ésta de la interpretación o
análisis de un observador.

TEORÍAS HUMANISTAS

Las teorías humanistas (y la TCP de Kelly) tienen sus raíces filosóficas en la fenomenología y el
existencialismo. Se ocupan de las características que son que son de manera distintiva y única,
humanas; en particular, la experiencia, originalidad, significado, libertad y elección; se tiene experiencia
directa de sí mismo como persona y la teoría particular de Rogers se centra alrededor del autoconcepto.

TEORÍA PSICOANALÍTICA DE FREUD

Planteaba que la mente se compone de tres partes, cada una de las cuales cumple una determinada
función: el ello, el yo y el superyo.

El “Ello”, corresponde a la parte innata del inconsciente, que busca satisfacer sus necesidades a
través del proceso primario (satisfacción de impulsos a través de la imaginación, los sueños y no tanto de
la realidad) y obedece al principio del placer. El “Yo”, representa a la dimensión ejecutiva de la
personalidad. Emplea su capacidad cognitiva para gestionar y controlar al ello y buscar un camino
intermedio entre sus deseos y las restricciones que imponen la realidad y el superyó. El “Yo” se forma
porque el ello necesita encontrar alguna manera realista de satisfacer sus necesidades y evitar el
conflicto. Opera de acuerdo con el principio de realidad, esto quiere decir que mantiene el ello bajo control
hasta que descubre alguna manera segura y realista de satisfacer sus impulsos.
Por último, el “Superyo”, es la parte de la mente que se opone a los deseos del ello reforzando las
restricciones morales y luchando por lograr una perfección (ideal). Freud consideraba que el conflicto
dentro de la personalidad es inevitable, porque el ello y el superyó “tiran” del yo en dos direcciones
opuestas. La solución del Yo ocurre en tres formas de concesión sueños, síntomas neuróticos y
mecanismos de defensa:

Sueños: “Un sueño es el cumplimiento (disfrazado) de un deseo (suprimido o reprimido)” (Freud,


1900-, 1976a). Esto representa un arreglo entre los deseos prohibidos y su represión.
Síntomas neuróticos: los síntomas tienen mucho en común con los sueños; en esencia son la
expresión de un deseo (o recuerdo) reprimido que se disfraza en formas muy parecidas a las
implicadas en el trabajo del sueño
Mecanismos de defensa: los mecanismos de defensa del Yo son, por definición inconscientes, y
esto es en parte lo que hace que sean efectivos. Implican cierto grado de autoengaño que, a su
vez, se relaciona con su distorsión de la “realidad” (tanto interna como externa). Algunos de los
principales mecanismos de defensa son: represión, desplazamiento, negación racionalización,
formación reactiva, sublimación, proyección, etc.

La teoría psicoanalítica de la personalidad, es una teoría del desarrollo, es decir plantea que la
personalidad se forma a medida en que los individuos transitan por una serie de fases del desarrollo,
desde la infancia hasta la edad adulta, y establecieron 5 fases del desarrollo psicosexual del individuo:

Fase Oral (de 0 a 2 años): donde la primera fuente de gratificación del ello es la boca. El niño
obtiene el placer al chupar y tragar. Cuando el niño ya tiene dientes, este disfruta el placer
agresivo que le produce morder y masticar.
Fase Anal (de 2 a 3 años): los niños sienten placer a través de la expulsión de heces.
Aprenden que pueden ejercer control sobre los demás.
Fase Fálica (de 3 a 6 años): los genitales se convierten en la primera fuente de placer. El niño
comienza a disfrutar tocándose sus propios genitales y desarrolla una atracción sexual hacia el
padre del sexo opuesto, lo que recibe el nombre de “Complejo de Edipo” en el caso de los
varones y “Complejo de electra en el caso de las hembras.
Fase de Latencia (de 6 a 11 años): El interés sexual está relativamente inactivo. El deseo
sexual se reprime, se sublima y se transforma en un interés por el trabajo escolar, montar en
bicicleta, jugar a las casitas, etc.
Fase Genital (a partir de los 11 años): El interés sexual regresa a través de los órganos
genitales. La masturbación es frecuente, el interés sexual y amoroso por otras personas
también se convierte en un impulso central.

PSICOLOGÍA ANALÍTICA DE JUNG

Estructura de la personalidad y niveles de consciencia.

Para Jung, la persona se ve como un todo casi desde el momento del nacimiento; la
personalidad no se adquiere trozo a trozo a través del aprendizaje y de la experiencia, sino que ya se
encuentra allí. Así que en lugar de luchar para lograr la totalidad, la meta de las personas consiste en
mantenerla y evitar la escisión o disociación de la psique en partes separadas y conflictivas.

La psique comprende tres niveles principales e interactuantes:

1. Consciencia.
2. Inconsciente personal.
3. Inconsciente colectivo.
Consciente: ésta es la única parte de la mente que el individuo conoce de manera directa. Aparece
pronto en la vida a través de la operación de cuatro funciones básicas: pensamientos, sentimientos,
sensación e intuición. Además, existen dos actitudes que determinan la orientación de la mente
consciente: extroversión e introversión.
Inconsciente personal: se compone de las experiencias particulares y únicas del individuo que se han
hecho inconscientes a través de la represión. Para Jung, el material reprimido representa solo un tipo
de contenido inconsciente. El inconsciente personal también incluye lo que se ha olvidado, al igual que
aquellas cosas que se piensa están “almacenadas en la memoria” y que pueden volver a ser
accesibles a través de la rememoración consciente.
Inconsciente colectivo: de acuerdo con Jung, la mente (a través del cerebro) tiene características
heredadas que determinan la manera en que reaccionará una persona ante las experiencias vitales y
qué tipos de experiencias serán éstas. El inconsciente colectivo puede considerarse como una reserva
de imágenes latentes (o primordiales). Las cuales se relacionan con el desarrollo “primero” y
“original” de la psique y que se derivan del pasado ancestral, humano, prehumano y animal. (hall y
Nordby, 1973).

CARACTERÍSTICAS DE LA PERSONALIDAD

La personalidad es el sello distintivo de cada ser humano, formada por la combinación de rasgos y
cualidades distintos.
Independientemente de las definiciones que han formulado los expertos a lo largo del tiempo, podemos
destacar una serie de características en la personalidad.

1. Consistente.- Puesto que la personalidad es un rasgo distintivo de cada persona, éste permanece
relativamente estable a lo largo del tiempo, influyendo en su comportamiento. Esto no evita que el individuo
pueda cambiar su comportamiento debido a factores ambientales o a las necesidades experimentadas.
2. Diferenciadora.- La personalidad permite identificar a cada individuo como un ser único. Esta característica
se traduce en las distintas reacciones que pueden tener las personas ante un mismo estímulo. La
personalidad es única por ser una combinación de factores internos, pero si queremos utilizarla como criterio
de segmentación, se pueden destacar uno o varios rasgos comunes.
3. Evolutiva.- Aunque la personalidad es un rasgo consistente, puede variar a largo plazo por
la interacción con el medio, por las experiencias vividas por el individuo o simplemente, a medida que el
individuo va madurando.
4. No predictiva.- La personalidad es una compleja combinación de características y comportamientos que
hacen difícil la predicción de la respuesta de los consumidores a los estímulos sugeridos.

TIPOS DE PERSONALIDAD EN RELACIÓN A LA ENFERMEDAD

La Personalidad tiene una influencia determinante en el estado de salud, en la medida en que engloba el
temperamento, el estilo perceptivo y cognitivo, y las vivencias emocionales.

En realidad, desde una perspectiva global del ser humano, es mucho más adecuado centrarse en la idea
de enfermo que de enfermedad. Mientras que las enfermedades son entidades más o menos abstractas, un
enfermo es una persona que tiene (o supone que tiene) un determinado trastorno físico (o mental), respecto al
que tiene una mayor o menor "responsabilidad".
En la inmensa mayoría de los casos (exceptuando trastornos genéticos o congénitos), una enfermedad
no se "declara" porque sí, no nos sobreviene como una desgracia sin sentido producto de la "fatalidad". La
enfermedad tiene un sentido, un significado, una razón de ser, su presencia es coherente con la biografía y
personalidad del que la desarrolla.

Somos responsables de nuestra Salud, y nuestra Salud se va conformando en el día a día, con lo que
pensamos, sentimos y hacemos.

Desde el año 1959, se vienen desarrollando estudios que tratan de demostrar la relación de diversas
enfermedades con distintos tipos de personalidad:

PERSONALIDAD TIPO A (Friedman y Rosenman, 1959)

Agresivo Es irascible, hostil, tenso, irritable, la situación más nimia puede provocar en él una
agresividad exagerada, que generalmente se expresa en conductas como desvirtuar el éxito de los demás,
quitarle valor al trabajo de otros, desacreditar sus ideas, o negarles atención o ayuda. También se pueden dar
casos de violencia física. Es problemático, dominante, autoritario, tiende a ocultar sus propias deficiencias
culpando o descalificando a otras personas.

Hiperactivo Es enérgico, impulsivo, hace muchas cosas en poco tiempo, y, si es necesario, más de
una actividad a la vez, su tono de voz es alto. Es apresurado, siempre tiene prisa, lo hace todo rápido (habla
comiéndose las palabras, come sin masticar bien, conduce el coche a gran velocidad), es inquieto,
impaciente, vive con una sensación de pérdida de tiempo los momentos de ocio y descanso, le falta siempre
tiempo para todo, apresura a los demás en la conversación, no le gusta nada que le hagan esperar.

Ésta vida a contra reloj, como si se le fuera a terminar el tiempo en cualquier momento, y que él
mismo se impone, es uno de los aspectos autoestresores de ésta personalidad.

Su alta productividad es más de cantidad que de calidad, puesto que, en su constante prisa, puede
cometer muchos errores y casi no tiene tiempo de darse cuenta de los mismos, o de analizar problemas y
buscar soluciones.

Competitivo Es ambicioso, obstinado, busca triunfar, sobresalir, está en una constante competición
con los demás.

El trabajo es fundamental en su vida, en él se muestra totalmente responsable y comprometido,


pudiendo trabajar, si lo viera necesario, largas horas sin descanso. En el trabajo centra su motivación de
logro, prefieriendo la promoción laboral a un aumento de sueldo. Le cuesta delegar responsabilidades o tareas
en otras personas. Para él lo ideal es hacerlo todo él mismo. Se centra más en el rendimiento y los resultados
finales que en el placer de la actividad mientras se realiza.

En el mundo exterior al trabajo puede ser muy negligente y descuidado, hasta el punto de que su
forma de ser lo hace propenso a accidentes.
Egocéntrico Se considera el centro de atención, el ombligo del mundo, sus propias opiniones e
intereses son los más válidos e importantes. No es capaz de ponerse en el lugar de los demás, y resulta
interesado, presuntuoso, egoísta, narcisista, endiosado, creído, y con un constante afán de protagonismo. Su
poca empatía, su forma de ser en general, junto con sus pocos intereses, hace que tenga muy pocas
relaciones sociales fuera del trabajo.

Frío Tiene un pensamiento rígido y concreto, con ausencia de fantasías. Sus recuerdos suelen girar en
torno al trabajo y logros, mostrando desinterés por otros aspectos de sí mismo o de su pasado. Tiene
dificultad para conocer y expresar sus emociones y sentimientos, resulta insensible y duro. Se da mucho en
profesionales sanitarios...

Inseguro Tiene una baja autoestima, su valor personal depende de sus logros, por lo que, a la vez que
se exige mucho a sí mismo y trata de probarse continuamente emprendiendo numerosas tareas, tratando de
destacar y triunfar en todas ellas, tiene un gran temor al fracaso.

Enfermedades asociadas:

Es una personalidad autoestresora, muy propensa al estrés. Perciben los factores estresantes como
acciones en su contra y no como oportunidades para un cambio.

Trastornos cardiovasculares: hipertensión y enfermedad cardíaca.

Tanto la ira reprimida, como la irascibilidad y la hostilidad abierta (o mal humor), dan lugar a una serie
de respuestas cardiovasculares y neuroendocrinas que contribuyen al desarrollo de hipertensión y
enfermedad coronaria.

El patrón tipo A es un factor de riesgo que actúa junto a otros, como puedan ser el tabaquismo, la
hipertensión, un nivel alto de colesterol LDL, o los trastornos de ansiedad. Alguno de estos factores (o todos)
suelen darse asociados a la personalidad tipo A. Una persona con patrón A de conducta tiene 2,5 veces más
posibilidades de desarrollar una angina de pecho o un infarto de miocardio).

Un estudio de Barefoot, Dahlstrom y Williams (1983) mostró que las personas que puntuaban por
encima de la media en la escala de hostilidad tenían un promedio de mortalidad 6,4 veces más alto que los
que puntuaron por debajo de la media.

PERSONALIDAD TIPO B (opuesta a la Personalidad tipo A)

Relajado Es asertivo, expresa lo que piensa y siente, también las emociones negativas, de una forma
adecuada y no agresiva.

Tranquilo Es raro verlo con prisa, disfruta de lo que hace y se toma su tiempo; si se retrasa, se lo
toma con calma y no se estresa. Se siente a gusto concentrándose sólo en una idea o actividad. Se acuesta
tarde, disfruta de la noche, le encanta dormir hasta tarde, en su tiempo libre participa en actividades
recreativas y deportivas. Parece que sus días tienen más horas que los de los demás. Lleva una vida muy
regular y tranquila, no se perturba fácilmente por lo que ocurre a su alrededor. A menudo se detiene para
evaluar sus logros y analizar sus actividades.

Satisfecho Se siente a gusto consigo mismo, por lo que no tiene necesidad de competir ni de sentirse
superior a los demás. Acepta la vida tal como es, deja que las cosas sigan su curso. Le interesa más que
nada su bienestar personal. Aunque sean más lentos, la óptima calidad de su trabajo, y su creatividad, hace
que consigan puestos y reconocimientos más altos. Algunas investigaciones afirman que los ejecutivos top
tienden a ser personalidades tipo B.

Empático Sabe escuchar, es capaz de olvidarse de sí mismo y ponerse en el lugar del otro.

Cálido Es agradable, de temperamento templado, hace sentir bien a los demás, proyecta mucha
calma.

Seguro de sí mismo Tiene una gran autoestima, confía mucho en sí mismo, transmite poca ansiedad.

Enfermedades asociadas;

Es la personalidad ideal para mantener la salud y evitar la enfermedad, es un factor protector respecto al
estrés y los trastornos de ansiedad. Perciben los factores estresantes como oportunidades para un cambio.

PERSONALIDAD TIPO C

Inhibido (inhibición emocional) Es inhibido emocionalmente, no asertivo, controla las expresiones de


hostilidad y de todo lo que pueda suponer entrar en conflicto con los demás. Es una persona que no se
autoafirma y que tiende a la sumisión. Su gran dificultad para expresar agresividad, y otras emociones
negativas, contrasta con un exceso de expresión de emociones positivas como amor, solidaridad o
amabilidad. Le importa mucho agradar, caer bien, suele ser muy amable, y la primera impresión es la de una
persona carente de problemas y deseosa de ayudar, suprimiendo sus propias necesidades en favor de las de
las otras personas.

Es consciente de su tendencia a guardarse la ira dentro, pero no puede evitarlo, y tiende a ignorarla y
suprimirla, sin llegar a procesarla correctamente y sin resolver la causa que la originó. Cuando no existen
acontecimientos especialmente estresantes, las buenas relaciones sociales parecen compensar la tensión
interna que supone ignorar sus necesidades. Sin embargo, el continuo bloqueo emocional llega a tener
consecuencias negativas para la salud, sobre todo cuando se inhiben sentimientos que son consecuencia de
situaciones muy injustas o estresantes. Puede empezar a sentirse deprimido, siendo esta depresión
consecuencia de una acumulación de energía emocional no expresada.

Pasivo Es introvertido, obsesivo, le cuesta iniciar cualquier cambio en su vida, tiende a repetir una y
otra vez sus hábitos y a mantener su misma forma de vida. Su falta de iniciativa se expresa igualmente en las
relaciones sociales, donde se siente cómodo como seguidor de un líder o de un grupo.

Indefenso Reacciona con desamparo e impotencia ante los acontecimientos estresantes, por lo que
está muy predispuesto a la depresión.
Conformista No se gusta a sí mismo, le gustaría ser de otra forma, hacer otras cosas que las que
hace o conseguir algo que no tiene, pero no tiene la confianza en sí mismo, ni la energía necesaria, para
conseguirlo. Siempre se está quejando de algo pero nunca cambia, siempre es el mismo.

Complaciente Desea agradar a los demás, conseguir la aprobación social, no sabe decir que no, es
muy cooperador, y es frecuente la pertenencia a un grupo (filiación).

Inseguro La falta de congruencia entre lo que siente y lo que expresa supone una tensión interna y
una falta de fluidez en la personalidad. Tiene una imagen pobre de sí mismo.

Enfermedades asociadas:

Reuma, infecciones, alergia, afecciones cutáneas, cáncer.

La depresión y los sentimientos de indefensión han sido relacionados de forma consistente con el
cáncer, por ejemplo con el desarrollo de cáncer de mama y melanomas.

PERSONALIDAD TIPO D (de distress = angustia)

Inhibido (inhibición social) La inhibición social es la tendencia a inhibir emociones negativas y


conductas en la interacción social, unida a una tendencia a mantenerse distanciado de los demás, y a una
falta de apoyo social percibido. Se siente tenso e inseguro en presencia de otros, tiene poca asertividad,
escasas habilidades sociales y tiende a la evitación de situaciones.

Negativo (afectividad negativa) La afectividad negativa es la tendencia constante a experimentar


emociones negativas. Se siente infeliz a menudo, tiene una visión negativa de sí mismo, es pesimista,
depresivo, está siempre preocupado por algo, angustiado, de mal humor, se irrita con facilidad y tiene
una tensión interna crónica. Prestan una atención especial a estímulos negativos. En tiempos de Franco,
quizás fueran asiduos lectores del periódico "El Caso", plagado de morbo y crímenes (que fue un fenómeno
de ventas durante la dictadura...).

Enfermedades asociadas:

La personalidad tipo D predispone a padecer depresión y ansiedad.

Tanto inhibición social, como afectividad negativa, actúan por separado produciendo trastornos
cardiovasculares (hipertensión y enfermedad cardíaca), pero la combinación de ambas potencia
mutuamente sus efectos y se multiplican los riesgos.

Es un predictor de la mortalidad a largo plazo por trastorno cardiovascular. En las investigaciones


originales de Denollet se encontró una mortalidad del 23% en pacientes con personalidad tipo D y del 7% en
pacientes con otros tipos de personalidad, en un estudio de seguimiento de seis años en pacientes con
trastornos cardiovasculares.

Según AngeliqueSchiffer, investigadora del departamento de Psicología Médica de la Universidad de


Tilburg, Holanda, y coautora de trabajos realizados junto con Denollet sobre este tema, mientras la persona
con depresión tiene más riesgo de sufrir un infarto agudo de miocardio, el paciente con personalidad tipo D es
más propenso a los trastornos crónicos del aparato circulatorio:

- De una población de personas hipertensas estudiada por los expertos, el 53% resultó coincidir con el perfil
descrito como D

- La prevalencia de esta personalidad en la población general va del 13 al 24%, según los estudios, por lo que
es significativo que entre las personas con cardiopatías isquémicas haya habido de un 25 a un 36% de
pacientes tipo D

- También se ha encontrado la personalidad tipo D entre el 24 y el 45% de las personas con arritmias, en el
35% de los que tienen problemas en las arterias periféricas y en el 30% de los trasplantados de corazón

La úlcera péptica parece también muy relacionada con la personalidad tipo D.

Estas personalidades, que asemejan algo así como caricaturas de formas de ser, son una
aproximación de concreción del hecho general de que la enfermedad tiene mucho que ver con la personalidad
de quien la padece. Pero, en realidad, personalidades hay tantas como personas... De hecho, usted se habrá
visto reflejado en características de más de una de estas 4 personalidades prototípicas (a pesar de lo cual,
tras un ligero ejercicio de introspección, es posible que se identifique más con 1 de ellas).

Habría que considerar estas construcciones psicológicas como referentes generales, y focalizar
nuestra atención en características concretas de personalidad que sean potencialmente patógenas (les
propongo 6):

Irascibilidad expresada (tendencia a relacionarse con los demás de forma agresiva u hostil)

Hiperactividad, debida a una excesiva autoexigencia, y a un afán competitivo (hacia los demás y con
uno mismo), que enraíza en una baja autoestima, y que hace vivir una continuada tensión

Indefensión (sentimiento de impotencia y desesperanza ante acontecimientos estresantes)

Inhibición de emociones negativas (exceso de expresión de emociones positivas, respecto a los


verdaderos sentimientos, y gran dificultad para reconocer y expresar las emociones negativas, especialmente
la ira, y las propias necesidades).

Afectividad negativa (tendencia a estar angustiado, a preocuparse, al pesimismo, y a estados de


infelicidad o depresivos) .

Alexitimia Es la incapacidad para reconocer y expresar emociones (la palabra es de origen griego, y
significa, literalmente, "sin palabras para las emociones").

La falta de conexión con su mundo emocional produce toda clase de somatizaciones: herpes,
eccemas, alteraciones gastrointestinales, dolores de cabeza, mareos, fibromialgia, lumbalgia, opresión en el
pecho, taquicardia, hormigueo en las manos, fatiga crónica, etc. Problemas físicos sin explicación física, que
son un claro indicativo de que la persona tiene alexitimia: la deficiente "mentalización" de las emociones hace
que la ansiedad, sin sentido, se exprese somáticamente.

La alexitimia es también terreno abonado para las adicciones (ya sean drogas físicas, o conductas
adictivas como el trabajo, internet, el sexo, o las ludopatías), el fanatismo terrorista, la delincuencia, los actos
violentos y, también, las depresiones, con gran disminución de la energía vital, o los trastornos del sueño.
Debido a que es una alteración bastante extendida en la población (7%), se considera un rasgo de carácter y
no un trastorno. Es mucho más frecuente en hombres que en mujeres (5/1). En el caso del autismo, se
presenta en el 85% de los casos. El alexitímico no suele plantearse que tiene un problema, y sólo busca
ayuda cuando tiene algún problema físico o conductual serio. La psicoterapia se basa en que aprendan a
reconocer sus sentimientos y a expresarlos.

Un estudio de 10 años de duración realizado por científicos italianos del Instituto Nacional sobre
Envejecimiento, y por especialistas en bioestadística de la Universidad de Michigan (análisis estadísticos de
Gonzalo Abecasis y Wei-Min Chen), presentado en agosto de 2006, sobre una muestra de 6.148 personas de
Cerdeña, genéticamente muy afines (el grupo estudiado es básicamente una familia gigante: un 95 por ciento
de las personas tenían a sus cuatro abuelos nacidos en Cerdeña y una sola familia comprendía a 600 primos),
de edades comprendidas entre los 14 y los 102 años (la población de Cerdeña es una de las más longevas
del mundo), que vivían en cuatro pueblos vecinos dentro de Cerdeña, no encontró relación entre la
personalidad tipo A y las enfermedades cardíacas, en contradicción con la constante confirmación previa en
los estudios anteriore.

Se analizaron 98 rasgos físicos y de conducta y se concluyó que todos tenían al menos un


componente genético. La altura se determinaría genéticamente en un 80%, el colesterol en un 40%, sin
embargo la influencia genética en la conformación de la personalidad se situaría alrededor de sólo un 15%. La
personalidad se hace, se va desarrollando en la continua interacción con el entorno y, por tanto, se puede
modificar, desde una actitud intencional, en un proceso de Psicoterapia.

EVALUACIÓN DE LA PERSONALIDAD

TEST PSICOLÓGICOS

Test 16 factores de personalidad de Cattel

1.1. Nombre del test 16PF-5

1.2. Nombre del test en su versión original 16PF Fifth edition

1.3. Autor Raymond B. Cattell, A. Karen S. Cattell y Heather E.P. Cattell

1.4. Autor de la adaptación española Nicolás Seisdedos Cubero

1.5. Editor del test en su versión original IPAT, Institute for Personality and Ability Testing, Champaign, Illinois
1.6. Editor de la adaptación española TEA Ediciones

1.7. Fecha de publicación del test original 1993

1.8. Fecha de la publicación del test en su adaptación española 1995

1.9. Fecha de la última revisión del test en su adaptación española 5 2011

1.10. Área general de la variable que pretende medir el test Personalidad

1.11. Breve descripción de la variable que pretende medir el test

El Cuestionario Factorial de Personalidad, 16PF-5, es un instrumento de medida de espectro amplio de


personalidad para adolescentes mayores de 16 años y adultos que tiene como finalidad la apreciación de
dieciséis rasgos de primer orden (o escalas primarias de personalidad) y cinco dimensiones globales de
personalidad (antes factores de segundo orden). Las dimensiones globales resumen la interrelación entre los
rasgos primarios y permiten una perspectiva de la personalidad más amplia que encaja bien con el modelo de
los “Big Five”. Los dieciséis rasgos primarios que evalúa son: Afabilidad (A), Razonamiento (B), Estabilidad
(C), Dominancia (E), Animación (F), Atención a las normas (G), Atrevimiento (H), Sensibilidad, (I), Vigilancia
(L), Abstracción (M), Privacidad (N), Aprensión (O), Apertura al cambio (Q1), Autosuficiencia (Q2),
Perfeccionismo (Q3) y Tensión (Q4). Las cinco dimensiones globales de personalidad son: Extraversión (Ext),
Ansiedad (Ans), Dureza (Dur), Independencia (Ind) y Auto-control (AuC). La comprensión de los constructos
se facilita mediante una descripción a través de adjetivos de los polos o decatipos altos (+) o bajos (-). Incluye
además tres medidas para evaluar estilos de respuesta para controlar los sesgos en las respuestas:
Manipulación de la imagen (MI), Infrecuencia (IN) y Aquiescencia (AQ). El instrumento consta de 185 ítems
con tres alternativas de respuesta (dos extremos y una alternativa intermedia señalada siempre con un
interrogante”?”) con las que se obtienen las puntuaciones de las 16 escalas primarias, los tres índices de
estilos de respuesta y las dimensiones globales. La aplicación puede ser individual o colectiva con una
duración de entre 40 y 45 minutos.

CUESTIONARIO DE ANALÍSIS CLÍNICO C.A.Q.

Fundamentación y descripción del CAQ original En los años 60, R.B.Cattell y sus colaboradores
emprendieron una serie programada de investigaciones para fusionar dos importantes vías en el desarrollo de
la investigación de la personalidad:

1. Evaluación de síndromes patológicamente importantes y modelos de conducta desviada determinados por


la observación clínica .
2. Medida de rasgos identificados y consistentemente replicados mediante procedimientos y técnicas
factoriales en adultos normales.

El “Cuestionario de Análisis clínico (CAQ)” fue construido para cubrir esa necesidad de un único
instrumento que pudiese medir simultáneamente rasgos normales y patológicos y permitir un perfil completo y
multidimensional del sujeto .
Originalmente consta de dos partes (la versión española del CAQ recoge únicamente la parte I, la
específicamente cínica) y 28 escalas; la primera (CAQ-1) recoge los 16 rasgos de personalidad previamente
medidos por el 16PF y la segunda incluye 12 rasgos, siete de los cuáles miden manifestaciones primarias de
la depresión y las cinco restantes han sido desarrolladas para evaluar rasgos factorialmente identificados en el
conjunto de los elementos del MMPI. De esta forma, el CAQ combina datos de tipo patológico con información
sobre la estructura misma de la personalidad; así pues, sirve tanto para el diagnóstico como para la
planificación de un tratamiento.

El CAQ original tiene 272 elementos, 128 en la parte I (que cubre la estructura de personalidad normal)
y 144 en la parte II (para apreciar la depresión y los rasgos patológicos). Como se ha indicado anteriormente,
la adaptación española de CAQ centró sus esfuerzos en la parte II, y el resultado se denominará CAQ, sin
especificación de la parte a que pertenece originalmente. Se consideró que cualquiera de las Formas del
16PF podría sustituir a esos 28 elementos de la parte I del CAQ original para apreciar las 16 escalas
primarias. Sin embargo, antes de pasar a describir el CAQ (parte II) conviene que el usuario español conozca
la composición de esa parte I.

Su validez se ha apoyado en las numerosas investigaciones factoriales que previamente se habían


realizado con muy diferentes muestras, y también en seis nuevas investigaciones con respecto a la depresión
y rasgos patológicos (con sujetos estudiantes y adultos así como con casos hospitalizados y ambulatorios). Se
partió de un conjunto de más de 4.000 elementos procedentes de investigaciones anteriores con las Formas
del 16PF. Las 128 cuestiones finalmente incluidas en la parte I tienen la siguiente procedencia:

• La mitad se tomó, sin ningún cambio, de la Forma A


• Un 10% procede también de la Forma A, pero incluyen pequeños cambios; así, por ejemplo, el 177. “Me
gusta un trabajo que presente cambios, variedad y viajes, aunque implique algún peligro”, aparece en el CAQ-
I como 177. “Me gusta un trabajo con variedad, aunque tenga un poco de riesgo”. Cambios como éste fueron
introducidos generalmente para acortar la redacción y simplificar e nivel de lectura exigido.

• Un 20% fue sacado de otras Formas (B, c o D) del 17PF.

• El 20% restante reúne elementos no publicados (o muy cambiados frente a los ya existentes en el 16PF).

Las cuestiones de la parte II no fueron tomadas de ningún instrumento previo; el conjunto inicial fue elaborado
basándose en la sintomatología clínica, y durante el curso de seis estudios de validación factorial se fueron
depurando en su redacción y seleccionando en su número hasta llegar a los 144 finalmente elegidos. Cada
elementos tiene tres alternativas de respuesta (A, B y C); generalmente la alternativa B es “Termino medio” o
“No estoy seguro”, para posibilitar un punto medio entre las alternativas A y C; sin embargo, en las
instrucciones de aplicación se pide al sujeto que utilice la respuesta B lo menos posible. Se examinó
cuidadosamente cada elemento y se utilizaron varios criterios de selección, aunque el primordial fue su
validez (operativamente considerada como la correlación entre el elemento y el factor subyacente); también
fueron depurados en cuanto a la claridad y contenido potencial ofensivo (relación con actitudes políticas o
religiosas). En la versión final, las cuestiones se distribuyeron de forma cíclica, para presentar un contenido
variado, mantener el interés y evitar efectos de sensibilización. En el Manual original, el autor “reconoce que
“como la parte I define rasgos del 16PF, es posible que otra versión de éste pueda substituir la información
contenida en la parte I.

Es muy conveniente que los sujetos hayan comprendido perfectamente la tarea de comenzar a prueba,
y el examinador pondrá especial cuidado en la comprensión y aceptación de los cuatro puntos últimos de las
instrucciones. Por estas razones, es aconsejable que, una vez comenzada la prueba y durante los primeros
momentos, se compruebe el seguimiento de dichas instrucciones, evitando que esto signifique que una
“fiscalización” de las respuestas concretas que se van dando. Como el CAQ es un test objetivo, puede ser
aplicado por personal auxiliar. Sin embargo, queda bajo la responsabilidad del psicólogo, psiquiatra u otro
profesional cualificado para esta tarea, la comprobación de que el personal auxiliar tenga la competencia
necesaria para la aplicación de este tipo de pruebas, de modo que se logre un buen clima y se conteste
adecuadamente a las dudas o preguntas del examinando. En el caso de un sujeto analfabeto, invidente o con
cualquier otro impedimento, el examinador puede leer cada cuestión el voz alta y anotar la contestación dada
por el sujeto; en ningún caso se puede cambiar la redacción de las cuestiones, ampliarlas o interpretarlas, ni
aconsejar una de las respuestas.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

- Allport, G. (1961). Psicología: La ciencia de la mente y la conducta. Mexico. Manual Moderno.

- Papalia, E., Olds, S. y Feldman, R. (2005). Desarrollo Humano: Novena Edición. Mexico DF. Mc Graw
Hill.

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