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Personalidad

La personalidad es un constructo psicológico, que se refiere a un conjunto


dinámico de características psíquicas de una persona, a la organización interior
que determina que los individuos actúen de manera diferente ante una
determinada circunstancia. El concepto puede definirse también como el patrón de
actitudes, pensamientos, sentimientos y repertorio conductual que caracteriza a
una persona, y que tiene una cierta persistencia y estabilidad a lo largo de su vida,
de modo tal que las manifestaciones de ese patrón en las diferentes situaciones
posee algún grado de predictibilidad.

Historia del concepto

El concepto de «personalidad» proviene del término «persona», denominación que


se utilizaba en el latín clásico para la máscara que portaban los actores de teatro
en la antigüedad. Sin embargo, ya en ese entonces se hablaba en un sentido
amplio y figurado de «personas» para referirse a los roles, es decir a «como
quién» o «representando a quién» actuaba un determinado actor teatral tras su
máscara.1 El concepto paulatinamente se transfirió a otras esferas de la sociedad,
más allá del teatro, pero en la Roma antigua, «personas» eran solamente los
ciudadanos, jurídicamente provistos de derechos (en contraste con los esclavos
que no eran considerados personas, puesto que no podían decidir sobre su propio
actuar, ni menos aún deliberar sobre el de los demás). El concepto estaba
inicialmente muy restringido a aquellos ciudadanos poderosos, que gozaban de
honra, prestigio y, en respeto a su dignidad, eran los únicos poseedores de
derechos ciudadanos. Con la llegada de la Era Cristiana, el concepto de persona
cambia de significado para poder significar el dogma de la Trinidad (Dios es uno
sólo en cuanto a la naturaleza, pero trino en personas) y el dogma de
la Encarnación (La segunda Persona de la Trinidad, asumió una naturaleza
humana, sin dejar de tener una naturaleza divina. Esta unión se realiza "en la
persona". Así, persona pasa a significar, según la definición clásica del filósofo
cristiano Boecio a la sustancia individual de naturaleza racional, y según Tomás de
Aquino al "subsistente distinto en naturaleza intelectual". Se diferencia a la
naturaleza, que significa una esencia común a muchos (por ejemplo, "hombre") de
la persona que designa al individuo de esa naturaleza en lo que tiene de
propiamente individual. Este es el concepto de persona que ha pasado con
algunas modificaciones a veces, hasta nuestros días, y que fundamenta que todo
individuo de naturaleza humana es persona, independientemente de sus
circunstancias biográficas, genéticas, sociales o económica, y es un individuo
dotado de una especial dignidad. En los filósofos escolásticos, la palabra
personalidad ("personalitas") se utilizaba para designar aquella perfección
poseyendo la cual un determinado individuo es persona. En el transcurso de los
siglos, el concepto de «persona» se fue transformando gradualmente en uno más
general hasta llegar utilizarse en el sentido coloquial actual, es decir,
prácticamente como sinónimo de «ser humano». En el contexto de este desarrollo
conceptual, la aparición del adjetivo «personal» facilitó el desarrollo del sustantivo
«personalidad», utilizado para designar la totalidad de características
«personales» que interactúan dinámicamente entre sí para producir aquél estilo
relativamente estable de desenvolverse individual y socialmente que un individuo
posee.2 No debe confundirse el concepto de persona con el de personalidad.
Mientras que el primero designa al individuo en su totalidad, el segundo designa
un aspecto suyo, el conjunto organizado de sus disposiciones a la operación.3

Definición de la personalidad

Al tratarse de un concepto básico dentro de la psicología, a lo largo de la historia


ha recibido numerosas definiciones, además de las conceptualizaciones más o
menos intuitivas que ha recibido. Algunos autores han organizado y clasificado
estas definiciones en grupos.4

La personalidad puede sintetizarse como el conjunto de características o patrón


(UCCELLI) de sentimientos, emociones y pensamientos ligados al
comportamiento, es decir, los pensamientos, sentimientos, actitudes, hábitos y la
conducta de cada individuo, que persiste a lo largo del tiempo frente a distintas
situaciones distinguiendo a un individuo de cualquier otro haciéndolo diferente a
los demás. La personalidad persiste en el comportamiento de las personas
congruentes a través del tiempo, aun en distintas situaciones o momentos,
otorgando algo único a cada individuo que lo caracteriza como independiente y
diferente. Ambos aspectos de la personalidad, distinción y persistencia, tienen una
fuerte vinculación con la construcción de la identidad, a la cual modela con
características denominadas rasgos o conjuntos de rasgos que, junto con otros
aspectos del comportamiento, se integran en una unidad coherente que finalmente
describe a la persona. Ese comportamiento tiene una tendencia a repetirse a
través del tiempo de una forma determinada, sin que quiera decir que esa persona
se comporte de modo igual en todos los casos. Es decir, la personalidad es la
forma en que pensamos, sentimos, nos comportamos e interpretamos la realidad,
mostrando una tendencia de ese comportamiento a través del tiempo, que nos
permite afrontar la vida y mostrarnos el modo en que nos vemos a nosotros
mismos y al mundo que nos rodea. Nos permite reaccionar ante ese mundo de
acuerdo al modo de percepción, retro-alimentando con esa conducta en nuestra
propia personalidad. Cada persona al nacer ya tiene su propia personalidad con
ciertas características propias, que con el paso del tiempo más el factor
ambiental y las circunstancias es como se definirá esa persona. La personalidad
será fundamental para el desarrollo de las demás habilidades del individuo y para
la integración con grupos sociales.

Según Gordon Allport la personalidad es "la organización dinámica de


los sistemas psicofísicos que determina una forma de pensar y de
actuar, única en cada sujeto en su proceso de adaptación al medio".

Desmembrando esa afirmación encontramos que:

 La organización representa el orden en que se halla estructurada las


partes de la personalidad de cada sujeto.

 Lo dinámico se refiere a que cada persona se encuentra en un constante


intercambio con el medio que sólo se interrumpe con la muerte.

 Los sistemas psicofísicos hacen referencia a las actividades que


provienen del principio inmaterial (fenómeno psíquico) y el principio material
(fenómeno físico).

 La forma de pensar hace referencia a la vertiente interna de la


personalidad.

 La forma de actuar hace referencia a la vertiente externa de la


personalidad que se manifiesta en la conducta de la persona.

 Y es única en cada sujeto por la naturaleza caótica en el que el cerebro


organiza las sinapsis.

Rasgos de personalidad según Gordon Allport:

 Rasgo cardinal: una característica única que dirige buena parte de las
actividades de una persona.

 Rasgos centrales: Como la honestidad y la sociabilidad, por lo general van


de cinco a 10 en cualquier persona.

 Rasgos secundarios: Características que inciden en el comportamiento en


muchas menos situaciones y ejercen menos influencia que los rasgos
centrales o cardinales.

"Los rasgos ofrecen una explicación clara y sencilla de las consistencias


conductuales de las personas permitiendo comparar fácilmente a una persona con
otra. Los rasgos son características de la personalidad y comportamientos
consistentes que se manifiestan en diferentes situaciones. La teoría de los rasgos
busca explicar, en forma sencilla, las consistencias en el comportamiento de los
individuos." 5

Fundamentos de la Personalidad según Gordon Allport

Gordon Allport indicó que podemos considerar a la constitución física, el


temperamento y la inteligencia como los "materiales" de la personalidad, aunque
experimenten con los años una lenta maduración. Hablamos de estos elementos
como los materiales en bruto porque dependen en gran parte (aunque no
exclusivamente) de lo que se ha recibido por herencia. De los tres, la constitución
física es la más visiblemente ligada a la herencia (de un modo complejo), pero hay
pruebas de peso que apoyan la creencia que de también el temperamento y la
inteligencia están genéticamente determinados. Llevando la argumentación más
lejos, podemos preguntarnos si la fundamental asociación entre la constitución
corporal y el temperamento es una correlación innata o se debe a las experiencias
de la vida. Consideremos el ejemplo de un muchacho marcadamente delgado y
más débil que sus compañeros. No sirve para los deportes y si se pelea le toca
siempre perder. ¿Qué ocurrirá? Se desarrollara en él un modo de ser tenso,
reservado, inhibido, introvertido. No podemos demostrar que es únicamente la
experiencia de la vida lo que explica la correspondencia entre la constitución
corporal y el temperamento, pero es probable que influya en ello.

Es necesario incluir la inteligencia entre los materiales de la personalidad, porque


la inteligencia está de algún modo estrechamente relacionada con el sistema
nervioso central, que pertenece al caudal hereditario del individuo junto con el
sistema neuroglandular subyacente a la constitución corporal y al temperamento.
Difícilmente podría explicarse de cuantos modos puede diferir el sistema nervioso
entre dos individuos en el momento de nacer. Existen amplias variaciones en el
número de células cerebrales, en su disposición, metabolismo, conductividad,
conexión y disponibilidad para el uso. Cuando las combinaciones son favorables,
el individuo está dotado de elevada inteligencia; si son desfavorables la
inteligencia será baja; si existen condiciones mixtas, los resultados son
intermedios.

Teoría de enfoques cognitivos-sociales de la personalidad Bandura

Teoría que destaca la influencia de las cogniciones de la persona, pensamientos,


sentimientos, expectativa y valores en la determinación de la personalidad.

Definiciones aditivas e integradoras

Las definiciones aditivas serían aquellas definiciones de la personalidad que la ven


como la suma de un conjunto de características. Las integradoras darían un paso
más, al enfatizar el carácter organizado y estructurado de esta adición. Las
definiciones de los años 1930 y 1940 iban en este sentido. Henry Murray sería un
autor que dio una definición aditiva y [Hans Eysenc], quien apostó por la vertiente
integradora.

En concreto, Hans Eysenck propuso un modelo de la personalidad estructurado en


tres dimensiones (extraversión, neuroticismo y psicoticismo). Por las iniciales de
estas tres dimensiones se le ha llamado el modelo PEN. Este modelo tiene una
fundamentación psicométrica (análisis factorial).

Definiciones jerárquicas

Estas definiciones admiten la estructura integrada de los elementos que


conforman la personalidad, pero con preponderancia de unos elementos sobre
otros. Dentro de estas teorías, autores psicoanalíticos propusieron una estructura
superior determinante fundamental de la conducta del individuo: el superyó. Desde
teorías psicológicas científicas se propuso la necesidad de actualización. Ejemplo
de estas teorías serían las de Floyd Allport.

Definiciones de ajuste al medio

Estas definiciones también parten de una integración de elementos, que para


algunos autores, como Walter Mischel se organizarían según el entorno en el que
se encontrara el individuo.

Pero la personalidad no solamente consiste en la forma en que un individuo se


presenta o es percibido por los demás; la personalidad está conformada por
ciertos rasgos que conforman patrones en la forma en que el individuo percibe y
se relaciona con el ambiente y las demás personas, pero también consigo mismo ,
y que se pone de manifiesto en una amplia gama de actitudes y aún de
pensamientos, tanto sociales como personales.

Otras definiciones

En un discurso dirigido a Psicólogos (1957), ante la gran multiplicidad de


definiciones disponibles, el Papa Pío XII propone la siguiente definición de
personalidad: "La unidad psicosomática del hombre en cuanto determinada y
gobernada por el alma".
Relaciones Humanas

Qué son? Las relaciones humanas, abreviadas en el ámbito de las son el


conjunto de interacciones que se da en los individuos que pertenecen a
una sociedad, la cual tiene grados de órdenes jerárquicos. Las relaciones
humanas se basan principalmente en los vínculos. La comunicación para llevarse
a cabo este tipo de relación puede ser de diversos tipos: visual o comunicación no
verbal, lenguaje icónico o lenguaje de las imágenes, que no sólo incluye la
apariencia física, imagen corporal sino también los movimientos, las
señales, lingüística, comunicación oral, afectiva y, también, los lenguajes creados
a partir del desarrollo de las sociedades complejas como el político, económico,
gestual, etc.

Los seres humanos estamos ávidos de convivir y comunicarnos con otros, es de


suma importancia por que necesitamos de ellos y ellos de nosotros.

uno de los factores que alteran directamente las relaciones humanas son los
valores y esto es por el simple hecho de que una buena base en valores hace que
una persona sea más social algunos de los valores que influyen en esto son:

Respeto:

es la capacidad de reconocer, apreciar y valorar a los otros teniendo en cuenta


que todos somos válidos. El respeto es un valor que requiere de reciprocidad, lo
que implica derechos y deberes para ambas partes.

El respeto requiere aprender a escuchar a los otros cuidando todas las formas de
vida diferentes. Es un valor importante para la sociedad, ya que genera apoyo y
solidaridad en el grupo social.

Tolerancia:

La tolerancia es el valor que concede dignidad, libertad y diversidad en una


sociedad, asumiendo que todos somos diferentes. La tolerancia significa que
abrazamos opiniones, estilos de vida y creencias diferentes a las nuestras para
relacionarnos como seres humanos.

Equidad:

La equidad es tratar a todos por igual, independiente de su clase social, raza, sexo
o religión. La equidad es un valor fundamental para reforzar el respeto a las
características particulares de cada individuo y dar un sentido más profundo a la
justicia como derecho fundamental.

Paz:
La paz es un valor que busca formas superiores de convivencia. Es un ideal que
evita la hostilidad y la violencia que generan conflictos innecesarios. La paz es la
base para la armonía consigo mismo y con los demás para tener una vida serena
y tranquila agradeciendo la existencia.

Honestidad:

es un valor social que genera acciones de beneficio común y se refleja en la


congruencia entre lo que se piensa y lo que se hace.

La honestidad propicia un ambiente de confianza si existe la sinceridad para uno y


para los demás. La seguridad y credibilidad que la honestidad genera ayuda a la
construcción de una sociedad que valora la verdad, sin engaños ni trampas.

Lealtad:

es un valor que se relaciona con la formación de carácter. es la fidelidad que se


tiene en las acciones y comportamientos individuales y sociales para ser dueños
de la propia voluntad.

impulsa a la consecución de objetivos que caracteriza a un emprendedor, por


ejemplo. Una persona leal conserva las amistades y relaciones por los valores que
transmite sin conformarse con los placeres pasajeros.

2. Concepto de relaciones humanas

Las Relaciones Humanas son las enderezadas a crear y mantener entre los
individuos relaciones cordiales, vínculos amistosos, basados en ciertas reglas
aceptadas por todos y, fundamentalmente, en el reconocimiento y respeto de la
personalidad humana.

Las Relaciones Públicas por su parte, buscan insertar a la organización dentro de


la comunidad, haciéndose comprender, tanto por sus públicos internos como
externos, de sus objetivos y procedimientos a fin de crear vinculaciones
provechosas para ambas partes mediante la concordancia de sus respectivos
intereses.

3. Relacion existente entre las relaciones humanas y las relaciones públicas

Existe una gran confusión entre estas dos disciplinas, e inclusive, en


los programas de estudio de algunas instituciones se las menciona como si fueran
análogas o tuvieran la misma significación.

El propio nombre de cada una de estas disciplinas ya nos esta indicando una
diferencia importante:
 Relaciones Humanas son vinculaciones entre los seres humanos o
personas

 En las Relaciones públicas se establecen relaciones entre las personas


(individuo) o una organización (grupo)

Quiere decir, que en las Relaciones Públicas uno de los extremos de la relación es
siempre un grupo. Mientras que en el caso de las Relaciones Humanas, en ambos
extremos de la relación existe una persona individual.

Para llegar a las Relaciones Públicas es preciso primeramente pasar por las
Relaciones Humanas, en efecto es muy difícil proyectar una imagenfavorable de la
organización si esta no conforma un grupo homogéneo, en el que impera un
sentimiento de simpatía, colaboración y entendimiento entre sus miembros. Toda
bien planificada campaña de relaciones públicas debe iniciarse con una intensa
actividad de Relaciones Humanas.

4. Porque estudiamos relaciones humanas dentro de esta carrera

El administrador para desarrollarse íntegramente debe trabajar para administrar su


propia empresa o ser contratado para administrar la empresa de otras personas, y
el objetivo fundamental de las empresas, de cualquier tipo es rendir beneficios.
Los propósitos empresarios podrán analizarse hasta sus ultimas instancias y
siempre se llegará a la conclusión de que progreso, desarrollo, perfeccionamiento,
modernización, organización, sistematización, etc., persiguen la finalidad de que la
empresa rinda beneficios y rinda cada vez más beneficios.

Como la empresa trabaja con hombres, y como es de la materia prima hombres de


la que directivos y empresarios tendrán que obtener la dinámicanecesaria para la
consecución de ese objetivo, conviene crear las mejores condiciones posibles
para el logro de esos objetivos.

Las Relaciones Humanas desde el punto de vista empresario deberá facilitar


al personal la comodidad física y espiritual, la familiarización y la sociabilidad para
lograr el rendimiento.

El Directorio sabe que sus subordinados poseen sin excepción una personalidad.
Esta personalidad es propia y distinta en cada caso y son más complejas y
numerosos que los perfiles de una máquina. Si el Jefe reconoce que no puede
trabajar sin conocer a fondo los útiles, máquinas y herramientas más aún
reconoce la obligación que tiene de familirizarse con las personas que componen
las herramientas activas más importantes dentro de la estructura. A esa
familiarización se llega nada más que por las vías de las Relaciones Humanas.
Relaciones Humanas y Personalidad

Voltaire decía que “no hay mejor manera de quedar mal con todos que el
pretender quedar bien con todos”. En realidad, el examen supremo de cada uno
es el espejo: uno debe verse con la tranquilidad de consciencia de pensar y actuar
según los parámetros del bien sin dejarse arrastrar por la opinión mayoritaria, ni de
lo que está de moda, ni “lo políticamente correcto”. Al mismo tiempo, para llegar a
las propias conclusiones es indispensable contar con una mente abierta que
preste debida atención a contribuciones fértiles, incluso las que refutan lo que
estimábamos conveniente.

Parece entonces que hubiera una tensión entre el pensamiento y la conducta que
se considera correcta por un lado, y por otro la opinión y los procedimientos de
muchos de los congéneres. Efectivamente, esto es así pero con buenos modales y
adecuada educación uno no debe torcer el rumbo con la intención de quedar bien
puesto que así no solo se queda mal con la propia consciencia amputando la
propia personalidad, sino que, en definitiva, como enseña Voltaire, se queda mal
con otros ya que, en última instancia, no es respetada la conducta errática según
vayan los vientos del momento. Esta es la gente “fácil” que se amolda a cualquier
cosa aunque signifique la traición a valores y principios que el sujeto en cuestión
sabe son los que corresponden.

Una vez consignado lo dicho, debe señalarse que para establecer relaciones con
otras personas que no vulneran los referidos valores y principios sino que hacen a
la convivencia, debemos interesarnos por lo que estima la persona o las personas
con las que intentamos la relación. Dale Carnegie en el clásico Como ganar
amigos e influir sobre las personas ejemplifica con la pesca: al pescador pueden
gustarle las frutillas con crema pero el pez rechazaría esa carnada de modo que,
si se quier lograr el objetivo, lo relevante es lo que le atrae al pez. En el mismo
sentido, Adam Smith en La riqueza de las naciones escribe un conocido y muy
citado párrafo donde alude al carnicero que no obtiene sus ingresos como
consecuencia de hablar de sus gustos personales sino que se dirige a los
intereses de su consumidor potencial.

Ya hemos escrito antes sobre el significado del individualismo que se traduce en


el respeto a las autonomías de cada cual, en cuyo contexto se hace indispensable
la cooperación social libre y voluntaria entre las partes al efecto de obtener
beneficios recíprocos. Esto último incluye la necesidad de trabajar en equipo, lo
cual requiere destreza y buena voluntad. Tom Morris en su obra titulada If
Aristotle Ran General Motors que se refiere a la capacitación de la
fundamentalísima área de recursos humanos en la empresa, muestra la
compatibilización del individuo y el equipo basado en objetivos y metas
compartidas. En este sentido escribe que “El trabajo en equipo no es la mentalidad
del rebaño que conduce a caminos que se siguen servilmente en direcciones
equivocadas, subrayando la conformidad y la obediencia ciega a ordenes
autoritarias. Es precisamente lo opuesto, consiste en un estado mental y
procederes en los que los individuos se asocian con sus colegas para llevar a
cabo tareas que no pueden realizar en soledad […] una apertura mental y un
deseo de mutua corrección y aprendizaje […] que fuerzan a pensar distinto a lo
rutinario”. Esta “diversidad en unidad” que postula Morris la efectúa en el contexto
de un concepto de competencia muy productivo dentro de la empresa, cual es el
competir con uno mismo: todos los días tratar de ser mejor que el día anterior, y
en esta línea argumental tener en cuenta que no significa mucho simplemente ser
mejor que el vecino.

Para ser mejor persona y estar en condiciones de colaborar en equipo es


necesario domar y cultivar la propia personalidad. Laura Schlessinger nos dice
en How Could You do That? The Abdication of Character, Courage and
Consciense que “preguntar que sentido tiene la vida revela que no se le otorga
sentido puesto que no es la vida que da sentido al hombre sino éste a la vida” y
cita un autor anónimo quien concluye de este modo sus observaciones: “Vigile sus
pensamientos porque se convierten en palabras. Vigile sus palabras porque se
convierten en actos. Vigile sus actos porque se convierten en hábitos. Vigile sus
hábitos porque se convierten en su carácter. Vigile su carácter porque se convierte
en su destino”. El mensaje bíblíco reza que somos nuestros pensamientos, de
modo que para resumir los consejos del autor anónimo y saltearnos las etapas
intermedias, los pensamientos de cada cual se convierten en su particular destino.

Al mismo tiempo, para el trabajo en equipo o para cualquier intercambio con el


prójimo se hace necesario dedicar el suficiente empeño a la buena comunicación.
Como las mentes no trabajan como un scaner en el sentido de recibir mensajes tal
cual fueron enviados, hay un proceso de interpretación según sea el esqueleto
conceptual del receptor y del emisor. Por eso es que especialistas en
hermenéutica y profesores de oratoria ponen tanto énfasis y esmero en la
importancia de la buena comunicación al efecto de evitar malos entendidos y,
consecuentemente, sortear problemas en las relaciones interpersonales.

John Powell, al aludir a la comunicación en Will the Real Me Please Stand


Up? parte del texto inserto en el primer acto de la tercera escena de Hamlet donde
Polonio asevera que “Esto antes que nada: sed honesto contigo mismo” y a
continuación Powell escribe que “es obvio que si no me digo a mi mismo la
verdad, no puedo decirle la verdad a otro. No puedo decirle a otro lo que no me
digo a mi mismo […] Si me estoy traicionando, naturalmente traicionaré a otros”.
Del mismo modo que una persona que se odia a si misma es incapaz de amar a
otra (puesto que amar produce deleite al sujeto que ama como meta final del
amor, y el medio es hacer el bien al amado), de la misma manera, para lograr
buen contenido en la comunicación sincera y abierta, se requiere que quien
comunica, como condición para estimar al destinatario debe estimarse a si
mismo. Nathaniel Branden en Honoring the Self sostiene que “la barrera más
potente para la felicidad es suponer que la propia felicidad no es un objetivo
loable” en cuyo análisis distingue claramente el individualismo que separa del
narcisismo que considera bloquea la posibilidad de cooperación y, por tanto, de
mejora del propio narcisista. Decimos nosotros que en este tema puede
establecerse un correlato con el llamado “autoabastecimiento” forzoso de cierto
bien en cierto país, lo cual niega las bases del comercio ya que encarece la
producción y, consecuentemente, reduce el nivel de vida de los “autoabastecidos”.
El intercambio interindividual descansa en la complementariedad y las ventajas y
conocimientos cruzados y no en el narcisismo pretendidamente autoabastecedor.
Esta es la razón de ser de la vida en sociedad. La cooperación social mejora las
condiciones espirituales y materiales de vida.

Lo dicho no significa condenar a quien desea mantenerse aislado. Todas las


conductas que no afecten derechos de tercero deben ser respetadas, San Pedro
de Alcántara, por ejemplo, era un asceta que decidió recluirse en soledad a rezar
sin establecer contacto con sus congéneres. Carl Rogers en su libro On
Becoming a Person subraya la complejidad del proceso vital por lo que aconseja
“simplemente ser uno mismo y dejar que otros sean ellos mismos” sin forzar la
mano a nadie. Edward de Bono dice en La felicidad como objetivo que el respeto
recíproco es la clave ya que “el acento puesto en el yo protege su yo pero también
protege los otros”. También, como parte de la felicidad, la autoeducación y la
higiene personal es necesario cultivar la capacidad de reírse de uno mismo, tal
como reza el proverbio chino: “Benditos sean aquellos que se ríen de si mismos
puesto que nunca dejarán de divertirse”.

Las relaciones humanas tienen indudablemente sus bemoles y, por eso, hay que
administrarlas con cuidado sin abdicar de la propia personalidad. Uno de los
problemas mayores es la falta de integridad y coraje por mantener las propias
convicciones frente a las avalanchas de opiniones en contrario. La importancia del
“courage to stand alone” que repetía Leonard Read. También es cierto que
cuanto menos cultivada una mente más fácil le resultará llevarse bien con el
común denominador y viceversa, lo cual naturalmente no debe conducir a que se
renuncie o mutile la propia personalidad en aras de una mejor convivencia puesto
que con ello se remata el objeto mismo de la vida que es juzgada por el bien que
ha realizado en el mundo que le tocó vivir a cada uno y no por los aplausos
recibidos.

Otro de los problemas que se suscitan en las relaciones interpersonales es el


simple malentendido antes aludido y que muchas veces distancia a las personas.
En este contexto, se me ocurre citar un caso al efecto de ilustrar este punto. En
una oportunidad un niño, al regreso de la escuela, le preguntó a su madre que
quiere decir pene. La madre ofuscada le responde que esa noche se reunirían a
conversar sobre el tema. Entretanto, la progenitora se encierra en su cuarto para
consultar enciclopedias y llamar a su médico de confianza y a su marido al efecto
de recabar modos de explicar a su hijo lo solicitado del mejor modo posible.
Llegado el momento de la reunión, la madre despliega todo tipo de gráficos y
explora diversos caminos para ilustrar los usos del órgano sexual de marras. Una
vez finalizado el encuentro, el niño se mostró extrañado y manifestó que no veía
relación alguna con lo escuchado en la escuela donde una profesora al enterarse
de la muerte del abuelo de un amigo recomendó a la clase que “recen por él para
que su alma no pene”.

Otro malentendido de mucho mayor calado es el expuesto por Erich


Fromm en Man for Himself. An Inquiry into the Psychology of Ethics en donde
escribe que “La falla de la cultura moderna no reside en el principio del
individualismo, no en la idea de que la virtud moral descansa en la búsqueda del
interés personal, sino en el deterioro del significado del interés personal; no en el
hecho de que las personas están demasiado preocupadas por sus intereses
personales, sino en que no están suficientemente preocupadas en sus respectivos
yo; no en el hecho de que están demasiado concentradas en si mismas sino que
no se aman lo suficiente a si mismas”. En otros términos, los problemas sociales a
los que asistimos no son como frecuentemente se entiende porque las personas
se ocupan demasiado de si mismas sino en el hecho de que no cuidan lo
suficiente sus almas, lo contrario, la saludable personalidad, facilita las relaciones
humanas basadas en la integridad moral y el consecuente respeto recíproco. Y
siempre debe estarse en guardia de los que la alardean de afables pero en verdad
no quieren establecer una genuina relación y como ésta siempre se cultiva en el
contexto de la doble vía, el vínculo se congela en la inexistencia y se confunde
sociabilidad con pastosa sobreactuación (nunca mejor aplicado aquello de “dime
de que alardeas y te diré de que careces”).

Por último, como una apostilla y para cerrar lo dicho, cito un pensamiento
de Bertrand Russell de La conquista de la felicidad, respecto de la presión que
ejercen los demás sobre las conductas de quienes se apartan del promedio (algo
del que ya habían advertido autores como J. S. Mill en On Liberty): “Muy pocos
pueden ser felices sin que aprueben su manera de vivir y su concepto del mundo
las personas con quienes tienen relación social […] Pero para una minoría, en la
que figuran todos los que tienen algún mérito intelectual o artístico, esta actitud de
aquiescencia es imposible […] Un perro ladra más ruidosamente y muerde más
pronto a los que le tienen miedo que a los que le tratan con desprecio, y al rebaño
humano le ocurre algo parecido. Si le demostramos miedo, ve la posibilidad de
una buena caza, mientras que si somos indiferentes, dudan de su poder y tienden
a dejarnos solos”.

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