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Uno de los temas más discutidos en Perú se centra en la identidad. De hecho, identificar
a la población indígena ha sido un desafío durante décadas. Según la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe, durante la década de 2000, mientras que
otros países latinoamericanos incluyeron el criterio de autoidentificación. En
consecuencia, la inclusión de este criterio en el censo nacional de 2017 generó muchas
expectativas, ya que facilitó la identificación de la población indígena. Los resultados de
este censo ofrecen información sobre la composición étnica de la población peruana de
12 años y más. El cuestionario incorporó dos preguntas: una referida al idioma o lengua
materna aprendida en la infancia y otra a través de la autoidentificación o
autopercepción de la etnia.
Existen criterios que emanan del convenio 169 de la OIT y de la Declaración sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas para identificar a los pueblos indígenas. Estas
herramientas sirven para garantizar derechos.
En tanto se trata de Derechos Humanos, el horizonte debe estar orientado hacia una
mayor protección. Por lo tanto, aunque los temas sean complejos y los criterios sean una
guía fundamental, estos deben tomarse como un estándar mínimo a partir de los cuales
debemos pensar cómo gestionar la diversidad del modo más garantista.
Durante el periodo colonial, a los pueblos que habitaban el territorio de frontera oriental
—o la selva—, que no fueron conquistados ni por los incas ni por los españoles, los
denominaban “salvajes”. Esa es la división en la Colonia: existían los indios y los
salvajes.
La relación con el resto de la administración colonial se estableció sobre todo por medio
de las misiones que se mandaban para “civilizarlos”. Era una frontera y con frecuencia
se produjeron conflictos. Estos pueblos “no conquistados” conservaron su nombre, su
lengua, sus costumbres.
Es por este tipo de relación que hoy tenemos en el Perú decenas de familias lingüísticas:
los pueblos conservaron su lengua. No se llaman indios; se llaman asháninka, awajún,
shipibo-konibo, etc.
Aun estando en la frontera, el contacto con otros actores existía, “no es que no haya
contacto; lo que no hay es sumisión a un Estado” (Remy 2012).
El peor momento de la historia para estos pueblos fue el siglo xix, cuando se formaron
los Estados nacionales. Estos pueblos terminaron circunscritos al territorio nacional de
un Estado al que eran extraños.
En el Perú, la selva se mantuvo como una frontera, en la que entraban, de vez en
cuando, algunos hacendados que producían café y misioneros que iban a “civilizar
salvajes”.
Muchos indígenas de la Amazonía no tuvieron contacto con el Estado peruano hasta los
años cuarenta del siglo xx; otros, un poco antes. Es el periodo de su relación con los
caucheros que los explotan brutalmente. En este periodo, se redujo la población
indígena de la Amazonía drásticamente. “Los pueblos son «deslocalizados», huyen a la
selva más espesa, desaparecen, etc.” (Remy 2012).
Luego del periodo del caucho, otro momento de relación conflictiva para estos pueblos
fue el de los colonos, que se fueron introduciendo y apropiando de tierras que concebían
como un territorio vacío. 16 DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS EN EL
PERÚ Materiales de Capacitación / Dirección General de Ciudadanía Intercultural
Comenzaron luego, de modo más sostenido, una historia de relación con el Estado. La
presencia de soldados, del ejército también fue conflictiva y tensa y llena de
desencuentros.
El gobierno de Velasco, respecto a estas poblaciones, hizo algo similar a lo que realizó
el presidente Leguía en los años 20 para los indígenas de la sierra: abrió un padrón de
registro de comunidades nativas.
Empezó, entonces, el mismo camino que habían recorrido los andinos: buscar al Estado
mediante personeros, un recorrido para lograr reconocimiento.
Entre los avances encontramos esfuerzos importantes por incluir a los Pueblos
Indígenas en diversos procesos fundamentales, como las estrategias interculturales de
atención en salud, de justicia bilingûe y peritajes antropológicos en procesos judiciales,
la implementación del derecho a la consulta previa, el respeto al derecho a la
participación en espacios de toma de decisiones. Asimismo, la revalorización a nivel
nacional de las lenguas indígenas, la promoción de su uso en medios de comunicación y
en la educación intercultural bilingüe y la facilitación de acceso a la justicia en sus
propias lenguas con los Jueces de Paz.
Hay que hacer especial énfasis en promover y respetar los derechos de mujeres y niñas
indígenas, que se encuentran en una situación de vulnerabilidad particular por su
condición de género. Así, se debe asegurar su participación equitativa en espacios de
toma de decisión, su acceso a la educación, y su inclusión en actividades económicas
sostenibles. Además de encontrar soluciones a las amenazas específicas que las aquejan
a ellas en mayor proporción como el tráfico y explotación sexual y la violencia.
La conservación de la Amazonía
En nuestro país, según el Ministerio de Cultura, existen 55 pueblos indígenas, de los
cuales 51 habitan en la Amazonía y 4 en los Andes. La importancia de estos pueblos
radica en que habitaban en nuestro territorio mucho antes de la llegada de los españoles
y hasta hoy mantienen sus costumbres, ponen en práctica y comparten sus
conocimientos ancestrales (medicina, modo de cultivo, conocimiento del clima), y
enriquecen nuestra cultura.
En el caso de los pueblos indígenas de la Amazonía, no solo resaltan por mantener viva
su cultura en el 60.3% del territorio nacional, sino también porque su existencia asegura
la protección de la naturaleza y los recursos naturales que aprovechan, como el agua, la
flora y fauna.
En ese sentido, la Sociedad Peruana de Derecho Ambiental (SPDA) presenta el
documento Contribución de los pueblos indígenas a la conservación de la Amazonía
peruana, una publicación que resalta cómo estos pueblos, a través de su modo de vida,
han logrado preservar la biodiversidad alrededor de los territorios que habitan.
Según el Convenio sobre la Biodiversidad Biológica, el 80% de la biodiversidad
existente en el ámbito terrestre se encuentra concentrada en territorios indígenas. Esto se
debería a que, a través de los siglos, estos pueblos han aprendido a aprovechar los
recursos de manera sostenible, y defienden estos territorios de la depredación que se
realiza a través de actividades como la minería ilegal o la deforestación.
Según estimados de la Secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológico, el 80% ,
el 80% de la biodiversidad existente en el ámbito terrestre se encuentra concentrada en
territorios indígenas, que, curiosamente solo cubren el 22% de la superficie terrestre
(Kothari et al. 2012, Sobrevila 2008). No es casualidad que la mayoría de lugares con
más alta concentración de biodiversidad se encuentren en el ámbito de territorios
indígenas. Todo parece indicar que ello se debe a una serie de factores, de una u otra
forma interconectados, a los que se hará referencia a continuación:
a) Los pueblos indígenas han ocupado o utilizado de alguna manera territorios
determinados durante períodos prolongados de tiempo. Ello ha traído como
consecuencia que hayan desarrollado un conocimiento profundo sobre su
entorno natural, y en especial, sobre la dinámica de los ecosistemas. Este
conocimiento13, que en muchos casos ha demostrado ser más completo y
preciso que el conocimiento científico occidental, les ha permitido aprovechar
los recursos naturales de forma sostenible, lo cual ha traído una repercusión
positiva sobre la conservación de la biodiversidad, y en algunos casos, incluso
les ha permitido hasta incrementar la biodiversidad existente en el ámbito de sus
territorios (RFN y GRID-Arendal 2014, Damman y Hofsvang 2012, Sobrevila
2008, Oviedo et al. 2000).
d) Los pueblos indígenas tienen fuertes lazos culturales con el entorno natural que
rodea sus territorios. En este sentido, la conservación de su entorno natural, y
por ende de la biodiversidad, resulta esencial para el mantenimiento de su
cultura e identidad (RFN y GRID-Arendal 2014, Leira y RFN 2014, Damman y
Hofsvang 2012).
Esta relación armoniosa entre los pueblos indígenas y su entorno natural ha sobrevivido
a los diferentes ciclos sociales y económicos a los que dichos pueblos se han tenido que
enfrentar en los últimos siglos, dentro de los cuales encontramos al periodo misional
(1780-1860), al auge del caucho (1860-1915), al período de intensa extracción de
madera (1920-1960) y al boom petrolero (1960-a la actualidad). A pesar de que es
imposible negar que estos nuevos sistemas socioeconómicos han terminado por
influenciar a las sociedades indígenas, la relación esencial entre estos pueblos y su
entorno natural no ha variado (Mayor y Bodmer 2009).
La persistencia de una relación armoniosa entre los pueblos indígenas de la Amazonía
peruana y su entorno natural se debe principalmente a dos motivos. El primero de ellos,
es que desde hace miles de años, estos pueblos han venido conviviendo y manteniendo
una íntima relación con su entorno natural, lo cual ha desarrollado en ellos importantes
conocimientos en torno al mismo (Mayor y Bodmer 2009). Estos conocimientos les han
permitido acoplar sus prácticas para el manejo de recursos naturales a las leyes naturales
que operan en los ecosistemas en los que estos se encuentran inmersos, y hacen de sus
integrantes actores clave en la conservación de la biodiversidad en esta parte del mundo
(Pattiselanno y Arobaya 2013, Jonas et al. 2012, WWF Internacional 2008).
Por otro lado, otro aspecto que también ha motivado la persistencia de una relación
armoniosa entre estos pueblos y su entorno natural, es su manera de ver e interpretar el
mundo. Si bien los pueblos indígenas que habitan en esta parte de la Amazonía
comprenden una diversidad cultural
Las estadísticas sobre la naturaleza en Perú son impresionantes. Es uno de los 10 países
megadiversos del planeta y 10% de las especies de plantas del mundo se dan en sus
tierras. El tamaño de su territorio es más o menos el doble que el de Texas y es el
segundo con mayor superficie de selva amazónica, después de Brasil.
La Amazonía cubre dos terceras partes del territorio peruano y allí se encuentran:
Conclusión
El Ministerio del Ambiente en Perú estima que el portafolios actual de inversiones
públicas, privadas y mixtas en distintos sectores de la Amazonía peruana alcanza los 50
u 80 mil millones de dólares, especialmente en actividades de transporte, agricultura y
silvicultura, en minería y en infraestructura social y económica en general.
TNC sigue las siguientes estrategias para trabajar con pueblos indígenas en el Perú: