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EL TEATRO ANTERIOR A 1939. VALLE-INCLÁN, Gª LORCA Y ALEJANDRO CASONA.

1/ CONSIDERACIONES SOBRE EL HECHO TEATRAL.

A diferencia de los otros géneros literarios, el teatro requiere de la representación para alcanzar su plena virtualidad
comunicativa. Y muchas de las piezas emblemáticas de los dramaturgos españoles no llegaron a las tablas por falta
de empresarios que se arriesgaran a montar obras innovadoras, quedando en literatura dramática.

El teatro depende, además, del engranaje comercial. Hace falta poner una cantidad de dinero en los escenarios de
una obra de teatro, por ello los empresarios prefieren estrenar títulos sencillos, poco innovadores, que consigan de
inmediato el favor popular.

El espectáculo dramático, por su índole audiovisual, pues no hace falta saber ni leer ni escribir, y su recepción
colectiva, ya que se muestra más apto para la transmisión de ideas. Existen, sobre todo en Madrid, muchísimos
teatros y el número de obras representadas es enorme, pero apenas hay innovación y las obras se copian unas a
otras con planteamientos facilones. Además hay poca profesionalidad y los empresarios son muy poco
emprendedores y van a lo seguro. estos factores explican la escasa originalidad del teatro español de principios de
siglo.

2/ EL TEATRO QUE TRIUNFA

Tres corrientes monopolizaron el gusto del público, en las décadas anteriores a la Guerra Civil:

• La comedia burguesa, o benaventina, cuyo autor más representativo fue Jacinto Benavente (1866-1954),
premio Nobel de literatura en 1922. Estaba protagonizada por personajes de clase alta, y plantea conflictos
típicos de ese grupo social: infidelidades conyugales esporádicas, desamor, hijos calaveras, hipocresía,
murmuración... con un desarrollo lleno de habilidad y un lenguaje agudo e inteligente, no exento de ironía,
aunque nunca llegue a cuestionarse el vigente ordenamiento social. Destacan: “El nido ajeno”, “Señora ama”
o “Los intereses creados” de Benavente. Otro autor que destacó en esta comedia burguesa fue Gregorio
Martínez Sierra con “Canción de cuna”. Hoy se sabe sin embargo que toda su obra la escribió su esposa,
María de la O Lejárraga.

• El teatro poético, también llamado histórico-modernista o teatro en verso supuso la irrupción del
Modernismo en la escena: Versos variados y de gran musicalidad, lenguaje sonoro, ambientes exóticos,
personajes con ademanes retóricos... Este teatro supone una reacción contra el espíritu crítico
noventayochista. Los autores Eduardo Márquina y Francisco Villa espesa, de ideas conservadoras, miran con
nostalgia el pasado imperial con obras protagonizadas por el Cid Campeador, los reyes católicos, el Gran
Capitán o los tercios de Flandes. Márquina escribió una serie de obras que influirían en algunas piezas de
García Lorca. Su éxito más importante fue “En Flandés de ha puesto el sol”. En está línea pero de carácter
también religioso está José María Pemán, cuya mejor obra, “El divino impaciente”, sobre San Francisco Javier
obtuvo un resonante éxito.

• Debemos mencionar también el teatro de los hermanos Machado, Manuel y Antonio, que escribieron juntos
unas 7 obras de carácter costumbrista y lenguaje poético: “La Lola se va a los puertos”, “La duquesa de
Benamejí”, etc.

• El teatro cómico, la modalidad preferida por las clases populares. Agrupaba espectáculos muy diversos: la
zarzuela, el café teatro, el teatro por horas... cabe destacar:

o El sainete, que alcanzó con Carlos Arniches un amplio desarrollo. Se recuperó la tradición de las
piezas breves del Siglo XVIII (los sainetes de Ramón de la Cruz) para presentar una galería de tipos
pintorescos madrileños, con sus problemas cotidianos y su forma de hablar característica, donde se
mostró Arniches como un maestro consumado. De los sainetes divertidos Arniches pasó luego a las
tragedias grotescas, en las que con rasgos humorísticos plantea con crudeza aspectos de la sociedad
española: la cerrada mentalidad de provincias, el caciquismo, la inmoralidad de las clases dirigentes
o la injusticia social, en títulos como “La señorita de Trevélez”, donde unos señoritos ociosos gastan
una broma declarándole su amor a la solterona de la localidad. Ante su ilusión deciden contarle la
verdad al hermano que indignado quiere darles un escarmiento.
o Hay que mencionar también a los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, autotres de
muchísimas obras donde se combina lo cómico con el costumbrismo andaluz.

o El astracán, basado en burdos juegos de palabras, equívocos fáciles y parodia de diversos recursos
teatrales. Su máximo representante fue Pedro Muñoz Seca con “La venganza de Don Mendo”.

3/ EL TEATRO INNOVADOR.

A lo largo de este periodo no escasearon los intentos de experimentación a cargo de autores de la generación del 98,
como Unamuno, con obras demasiado densas, o Azorín, además de novecentistas como Ramón Gómez de la Serna y
miembros de la generación del 27 como Alberti o Pedro Salinas, sin embargo, solo dos alcanzaron reconocimiento:
García Lorca y Valle-Inclán.

3.0/ EL TEATRO DE PÉREZ GALDÓS.

En sus últimos años Galdós escribió más teatro que novela. Sus obras dramáticas son obras combativas, obras de
ideas que plantean problemas candentes. Sin embargo, aunque las tramas son muy interesantes, como dramas son
demasiado complejas y no obtuvieron demasiado éxito. Destacan “Electra”, muy anticlerical; “Casandra” y ”El
abuelo”

3.1/ RAMÓN MARÍA DEL VALLE-INCLÁN.

Es uno de los grandes renovadores del teatro contemporáneo, en su trayectoria destaca la tendencia a superar los
convencionalismos de su tiempo mediante un asombroso dominio del idioma.

Valle-Inclán se inicia en las tablas a través de una serie de poemas dramáticos de carácter modernista, como “Cuento
de Abril” o “Voces de gesta”. Viene a continuación el ciclo de las comedias bárbaras, en las que se escenifican las
brutales actividades de un hidalgo y sus violentos hijos en el marco de una Galicia rural y primitiva, poseen estos
rasgos: “Águila de blasón”, “Romance de lobos” y “Cara de plata”.

Sigue el ciclo de las farsas donde el autor utiliza elementos procedentes del guiñol y el humor para ridiculizar
comportamientos, como en “Farsa y licencia de la reina castiza”, sobre la corte de Isabel II, o simples obras infantiles
como “Farsa de la cabeza del dragón” o “Farsa de la enamorada del rey”

Ya con la obra “Divinas Palabras”, violento drama en cuyo mundo sórdido las deformidades morales y sociales se
reflejan mediante un lenguaje desgarrado, se da una primera manifestación del esperpento, sin embargo es “ Luces
de Bohemia”, en 1920, que narra la última noche de vida en las calles de Madrid de un poeta ciego, la que inaugura
esta categoría.

En palabras de valle-Inclán, hay tres modos de ver el mundo: De rodillas, cuando se da a los personajes una condición
superior a la humana, de pie, como si fuésemos nosotros mismos y desde arriba, desde un plano superior
considerando a los personajes como seres inferiores, con un punto de ironía, es sin duda esta última consideración la
que movió a valle-Inclán a escribir los esperpentos.

Conviene recordar que el esperpento se dará también en la serie narrativa del autor, encontrándose entre los temas
de esta nueva creación la parodia de modelos literarios como los dramas de honor en “Los cuernos de Don Friolera”,
obra que se recogerá junto a ”Las galas del difunto” y “La hija del capitán” para formar la trilogía de “Martes de
carnaval”; así como en narrativa en “El ruedo Ibérico“ y “Tirano Banderas”... En general abunda la crítica a clases
sociales e instituciones y son habituales las alusiones políticas tanto al presente como al pasado. Destaca a su vez la
preferencia por los ambientes degradados, marginales y miserables.

En cuanto al estilo, mencionaremos la amplitud en los registros lingüísticos: habla vulgar, madrileña, andaluza e
hispanoamericana... y el tono irónico y despectivo, predominando el humor agrio, y el sarcasmo donde aparecen los
personajes convertidos en peleles y fantoches.

3.2/ FEDERICO GARCÍA LORCA

Se inició en la escritura teatral hacia 1920, ya en sus años universitarios recorrió los pueblos con un grupo teatral “La
Barraca”, representando la comedia clásica. Sus primeras obras, poético modernistas, “El maleficio de la mariposa” y
“Los títeres de cachiporra” bajo la apariencia de teatro infantil ya manifiestan un deseo de renovar la escena de la
época. Pero su primer triunfo es “Mariana Pineda”, drama escrito en verso de la heroína que murió ajusticiada en
Granada por bordar una bandera liberal.

Al regreso de su viaje a Nueva York, el poeta granadino manifestó su intención de renovar el teatro, para ello contaba
como precedentes con los esperpentos de valle-Inclán, los cuales admiraba.

Son varios los cauces formales que sigue Lorca: la farsa violenta con “ Amor de Don Perlimplín y Belisa en su jardín” o
los dramas surrealistas con “Así que pasen cinco años” o “El público”, que no triunfaron por su carácter vanguardista
difícil de entender para el público A partir de entonces se orienta hacia el subgénero, que le llevará a la cima: el de la
tragedia rural.

Obras como: “Bodas de sangre”, donde la pasión acaba desbordando las barreras sociales y morales, aunque acabe
en la muerte; “Yerma”, drama de la esterilidad forzosa, “Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores”, sobre la
espera inútil , muestran la honda preocupación social del autor a través de elementos comunes como:

• Protagonistas femeninas a las que se impide desarrollar sus sentimientos esenciales como el amor, la
maternidad...

• Ambiente social opresivo: pueblos andaluces, ciudad de provincias... combinado con elementos cultos a la
vez que folclóricos, buscando un acercamiento a un receptor popular.

• Dialéctica expresada a menudo en torno a la imposibilidad de alcanzar la plenitud amorosa usando un


lenguaje sencillo, directo dotado de un incomparable aliento poético y cuajado de símbolos y metáforas de
extraordinaria plasticidad.

• Desenlace trágico, que desemboca en la muerte como resultado de los enfrentamientos ocasionados por la
opresión que sufren las protagonistas.

Es sin duda “La casa de Bernarda Alba” la pieza maestra de Lorca. En este drama de mujeres en los pueblos de
España, el marco cerrado, sofocante, el luto impuesto y las prohibiciones acentúan el erotismo trágico y la invencible
fatalidad que tienen raíces en el orgullo y el honor, representados por Bernarda y frente a ella sus hijas en actitudes
que van desde la sumisión a la rebeldía. Pero la muerte será, una vez más el desenlace de la obra.

Un aspecto a destacar es el uso en la expresión del verso y la prosa, las cuales se combinan. Sin embargo, poco a
poco el verso se reduce a momentos de especial intensidad que crean un denso clima dramático.

3.3/ El teatro de Alejandro Casona (1903-1965)

Podemos enmarcar la obra de Alejandro Casona dentro de la línea innovadora existente en el teatro anterior a la
Guerra Civil española. Triunfó con su teatro durante la república, cuando recibió el premio Lope de Vega y cosechó
varios éxitos teatrales en el panorama español y, también, después de la Guerra Civil. En 1937 se exilia a diversos
países de Hispanoamérica (Uruguay, Méjico, Argentina, etc.) donde también alcanza un notable éxito, y ya en los
años sesenta vuelve a triunfar en España.

Su teatro ha sido valorado con una cierta injusticia por razones políticas. Casona era republicano y por ello se va al
exilio, pero cuando su teatro vuelve a triunfar aquí, el público de izquierdas le exige un teatro comprometido con esa
ideología. Se le exigía un teatro contra el dictador, pero su obra no cumplía dicha circunstancia política.

Su obra:

Es maestro e hijo de maestros. Hay mucho de espíritu didáctico en su teatro. De hecho, durante la república,
colaboraba en labores de difusión del teatro y participa en las misiones pedagógicas.

Su teatro ha planteado la discusión de si estamos ante un teatro escapista, evasionista, etc., o no. Por encima de
todo, sus obras están marcadas por un afán pedagógico. Difunde un mensaje de filantropía. Lo más normal es que el
evasionismo sea una medida terapéutica: el personaje tentado por el suicidio, tras un coqueteo con el escapismo, se
reintegra en la sociedad.
La sirena varada presenta mundos híbridos entre la realidad y la fantasía. La protagonista (sirena) causa amores
entre los habitantes de una casa, lo que causa esa dicotomía entre lo real y lo fantástico.

La obra que le dotó de cierto cariz izquierdista fue Nuestra Natacha. Escrita para demostrar y mostrar una tesis.
“Natacha” (derivación rusa de Natalia), que es la protagonista, ha tenido una infancia difícil y ha sido educada en un
reformatorio, pero será adoptada y hará un doctorado de ciencias educativas, etc. Es la obra que probablemente
conecta con la expectativa de ese teatro de izquierdas.

En La dama del alba encontramos el folclore asturiano. “La dama del alba” es una perífrasis de la muerte, encarnada
en una mujer mayor que llega a un pueblo. Es quizá su mejor obra.

Prohibido suicidarse en primavera fue escrita en el exilio. Presenta la anécdota de una residencia/hotel presidido
por el doctor Ariel, cuyos antepasados se suicidaron. Es el “hogar del suicida”. No hay personajes secundarios, todos
arrastran un conflicto humano. Todos los que han ido se quieren suicidar, y todo da la posibilidad de suicidarse. La
pedagogía médica que se quiere expresar es el intercambio de experiencias de distintas personas, para que unos
consuelen a los otros y se vayan “ridiculizando” y haciendo ver que nada es tan grave como para suicidarse. Al final
no se suicida nadie porque esa es la terapia. Se acaban convenciendo de que lo inteligente es seguir viviendo.

Los árboles mueren de pie es la creación de un magnífico personaje femenino cargado de dramatismo, la abuela. En
la obra hay una familia (abuela y abuelo) cuyo nieto (delincuente) se ha ido de casa hace años (lo echaron). Pasan
unos veinte años. El abuelo le pegó y vive toda su vida con un arrepentimiento impresionante. La abuela nunca le
reprocha eso al marido, pero éste decide engañarla y contarle que recibe cartas del nieto donde cuenta que ha
triunfado, que está en Canadá, ha estudiado arquitectura y gana dinero.

El caballero de las espuelas de oro es la última obra que escribe y lo hace tras regresar del exilio. Lo hace para
contestar a los críticos de izquierdas que lo acusan de no comprometerse con la ideología. El caballero de las
espuelas de oro es el escritor Francisco de Quevedo y hace referencia a una de las muchas anécdotas que hay sobre
la figura de Quevedo: él era cojo y, en lugar de disimularlo, se puso unas espuelas de oro para que todo el mundo se
fijara en ellas, y por tanto en sus pies y en su cojera. Presenta aquí a un Quevedo político, que hace versos satíricos.

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