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3 Goldin A., “El Trabajo y Los Mercados” pág. 23, Eudeba, Bs. Aires,
1997
4 Cfr. Ermida U., citado por Corte N. En la op.cit.,pág.16.
propósitos ciertos de dispersión, disgregación o fraccionamiento
profesional o territorial, las cuales son valoradas y sentidas como fuerzas
centrífugas y negativas"5. La unidad de representación de los intereses
colectivos es mayoritariamente aceptada por la doctrina especializada,
siempre y cuando no se excluya la posibilidad que otras asociaciones
puedan lograr reconocimiento oficial dentro del mismo ámbito en que actúa
un gremio con personería gremial. Esta unidad se ha mantenido en los
sucesivos regímenes sobre asociaciones sindicales desde 1945 al presente.
Concluímos entonces que no obstante el derecho de los trabajadores a
constituir sindicatos en número irrestricto y sin la previa autorización del
poder estatal (pluralidad sindical permitida por el art. 14 bis. C.N. que
establece la organización sindical libre), existe en la Argentina una
tendencia sindical unificadora y monopolizante plasmada en los sucesivos
regímenes legales vigentes, a través de la cual se atribuye la capacidad
exclusiva de representación del interés profesional colectivo en los aspectos
más significativos de las relaciones laborales -muy especialmente en el
terreno de la negociación colectiva- al sindicato que inviste el carácter de
más representativo a través del otorgamiento de la "personería gremial".
Hechos:
La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) convocó a elecciones de
delegados de personal en el ámbito del Estado Mayor del Ejército y del
Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, a lo que se opuso la
Unión del Personal Civil de las Fuerzas Armadas (PECIFA) por entender
que sólo ella era quien tenía facultades para realizar ese acto en razón de la
personería gremial que le había sido conferida.
El Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social resolvió el conflicto
desestimando el recurso de ATE, basado en que para ser delegado de
personal se requiere "estar afiliado a la respectiva asociación sindical con
personería gremial y ser elegido en comicios convocados por ésta" (art. 41,
inc. a de la ley 23.551). Entendió que la única asociación que podía
convocar la elección era PECIFA.
La decisión fue confirmada por la Sala VI de la Cámara Nacional de
Apelaciones del Trabajo.
Decisión de la Corte:
Ante ese resultado, ATE acudió a la Corte Suprema mediante un recurso
extraordinario federal en el cual planteó, por una parte, que lo resuelto era
arbitrario y, por otra, que la norma en la que se basaron tanto los jueces
como la autoridad ministerial para resolver en el sentido indicado, vulnera
el derecho a una organización sindical libre y democrática, consagrado en
la Constitución Nacional (art. 14 bis).
La Corte consideró que el primer planteo resultaba inadmisible pero el
segundo, en cambio, merecía ser tratado. Examinó las normas
internacionales que consagran la libertad de asociación y, en especial, la
llamada "libertad sindical" y su recepción en el derecho interno. Hizo
hincapié en que el Convenio N° 87 de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), como instrumento que define los alcances de dicha libertad,
obliga a los Estados miembros de la organización internacional a poner en
práctica las "disposiciones" que la garanticen, lo que implica, en primer
lugar, reconocer el derecho de los trabajadores a la constitución de
sindicatos sin autorización previa y la afiliación sindical. En segundo lugar,
la libertad sindical importa el derecho de los sindicatos a darse su propia
organización, a administrarse, a desarrollar su plan de acción y a elegir
libremente a sus representantes.
La Corte apuntó, asimismo, que el referido Convenio N° 87 (OIT) se
expide en contra de toda intervención de las autoridades públicas que limite
o entorpezca el ejercicio de tales derechos y de la propia legislación
nacional que los menoscabe. Puntualizó, también, el Tribunal que esas
directivas fueron reafirmadas en diversas oportunidades por órganos de
control internacional. En especial, fueron expresamente reproducidas en
observaciones formuladas a la Argentina. En definitiva, el Tribunal
determinó que el art. 41, inciso a, de la ley 23.551 es inconstitucional en
cuanto establece que "...para ejercer las funciones indicadas (es decir de
delegado de personal) ...se requiere: a) estar afiliado a la respectiva
asociación sindical con personería gremial y ser elegido en comicios
convocados por ésta...".
La norma afecta, por un lado, la libertad de los trabajadores
individualmente considerados que deseen postularse como candidatos, pues
los obliga a adherirse a la asociación con personería gremial, aun cuando
exista otra asociación simplemente inscripta. Además, afecta a los
sindicatos simplemente inscriptos, por cuanto les impide el despliegue de
su actividad y el cumplimiento de una de las finalidades para las cuales han
sido creados, es decir, la representación de los trabajadores en la empresa.
La norma declarada inconstitucional crea un monopolio en el ámbito de la
elección de delegados de personal respecto de los representantes que tienen
un estrecho vínculo con los trabajadores representados y que ejercerán su
representación en el lugar de trabajo.
En conclusión, la Corte revocó el pronunciamiento de cámara en cuanto
desconoció el derecho de ATE a intervenir en la celebración de los
comicios de delegados del personal en un ámbito de actividad donde no
gozaba de personería gremial.
El tema que ha tratado el máximo Tribunal en este fallo no es menor, dado
que una de las facetas del régimen sindical argentino que mayores
objeciones y controversias ha suscitado, tanto respecto de la normativa
actual como de sus precedentes, ha sido la consagración del sistema de
personería gremial en función del recaudo de mayor representatividad, que
confiere al sindicato que la obtiene una serie de prerrogativas que, como
contrapartida, le son negadas a aquellos que no la han alcanzado.
En esta decisión, el Tribunal no descalifica el régimen en su conjunto, sino
sólo un aspecto que, por cierto, reviste gran trascendencia pues se trata del
privilegio vinculado con la posibilidad de que los afiliados a sindicatos que
no gozan de personería gremial -como en el caso, ATE- puedan acceder a
la representación de los trabajadores en la empresa o el establecimiento, así
como la facultad de ese tipo de asociaciones a convocar los comicios
respectivos.
• Caso “Rossi, Adriana María c/ Estado Nacional – Armada
Argentina s/ sumarísimo” (Resuelto el 09/12/2009)
Hechos:
La actora, que cumplía funciones en el Hospital Naval de la ciudad de
Buenos Aires, reclamó que se dejara sin efecto la sanción disciplinaria de
suspensión y el cambio de lugar de tareas que su empleadora, la Armada
Argentina, había dispuesto sin contar con una autorización judicial previa.
La actora promovió un juicio sumarísimo dirigido a que se dejara sin efecto
la sanción disciplinaria —y el posterior traslado— que le aplicó la
Dirección del “Hospital Naval Buenos Aires Cirujano Mayor Doctor Pedro
Mallo”. Anotó en la demanda que es presidente de PROSANA —
agrupación que obtuvo su inscripción gremial por resolución Nº 53/03— y
que, siendo elegida por sus afiliados, integra como miembro titular el
Consejo Federal de la FEMECA, sindicato de segundo grado con
personería gremial. Expresó que la aludida elección fue notificada a la
empleadora y que su mandato se encontraba vigente al tiempo en que fue
sancionada, razón por la cual estimó su situación encuadrada en los
artículos 48 y 52 de la Ley de Asociaciones Sindicales.
Resolución de instancias anteriores a la CSJN:
Tanto la sentencia de primera instancia como la de la Cámara del Trabajo,
rechazaron la demanda. Contra este pronunciamiento, la demandante
dedujo un recurso extraordinario cuya denegación dio origen a una queja
ante la Corte Suprema.
Los jueces de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo
confirmaron la decisión de grado que desestimó la pretensión de amparo
sindical de la actora con fundamento en que la peticionante no estaba
comprendida en esa garantía sindical; sostuvieron que no estando en
discusión la existencia de la Unión del Personal Civil de las Fuerzas
Armadas (PECIFA) como entidad de primer grado con personería gremial,
resultaban desplazadas por ella tanto la Asociación de Profesionales de la
Salud del Hospital Naval (PROSANA), como la Federación Médica
Gremial de la Capital Federal (FEMECA), agregando que, en la causa, a
los efectos de hacer valer las garantías sindicales de quien ocupa un cargo
representativo en FEMECA, no se satisface una condición necesaria
establecida por el artículo 35 de la ley Nº 23.551.
Sentencia de la Corte:
Contra ese pronunciamiento, la actora interpuso un recurso extraordinario,
que fue favorablemente acogido por la Corte Suprema, la cual, como se
indicó al comienzo, tuvo por inconstitucional el art. 52 de la ley de
asociaciones sindicales.
El Tribunal partió de dos premisas. La primera, se fundó en la doctrina que
había expresado el 11 de noviembre de 2008 en el caso Asociación
Trabajadores del Estado c. Ministerio de Trabajo: la “organización sindical
libre y democrática” es un principio arquitectónico que sostiene e impone
la Constitución Nacional mediante su art. 14 bis, y por vía de un muy
comprensivo corpus iuris con jerarquía constitucional proveniente del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos: Declaración Americana
de los Derechos y Deberes del Hombre (art. XXIII), Declaración Universal
de Derechos Humanos (arts. 20 y 23.4), Convención Americana sobre
Derechos Humanos (art. 16), Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (art. 22.1/3), Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (art. 8.1.a y c, y 3) y Convenio N° 87 de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La segunda, residió en que, de acuerdo con el mencionado art. 14 bis, la
libertad sindical debe estar rodeada, como atributo intrínseco o inherente
para el logro de su ejercicio cabal y fecundo, de un particular marco de
protección de los representantes gremiales. Estos, dispuso dicha norma de
manera terminante, “gozarán de las garantías necesarias para el
cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de
su empleo”. La expresión “necesarias” indica –acotó- el sentido y destino
de las garantías, pero, con mayor vigor aún, el carácter forzoso e inevitable
de su existencia, lo cual refuerza al categórico “gozarán” que enuncia el
precepto. Se trata –advirtió- de una proyección del principio protectorio del
trabajo y del trabajador proclamado expresamente por el art. 14 bis, hacia
el universo de las relaciones colectivas laborales, en el cual, por ende,
también impera la regla de que “el trabajador es sujeto de preferente tutela
constitucional”, según lo había adelantado en los precedentes Vizzoti y
Aquino, de 2004.
Como resultado de esas premisas, la Corte concluyó en que, al limitar a los
representantes gremiales de los sindicatos con personería gremial los
alcances de la protección prevista en su art. 52, la ley 23.551 había
violentado, de manera tan patente como injustificada, la esfera en que el
legislador puede válidamente dispensar determinados privilegios a las
asociaciones más representativas.
La distinción legalmente establecida, esto es, el diferente grado de tutela
reconocido a los representantes gremiales, según provengan de sindicatos
simplemente inscriptos o de sindicatos con personería gremial, mortificaba
dicha libertad respecto de los primeros y de los trabajadores en general, en
sus dos vertientes inescindibles: individual y social.
Por un lado, el distingo constreñía, siquiera indirectamente, a los
trabajadores individualmente considerados que se dispongan a actuar como
representantes gremiales o que deseen afiliarse y verse representados
sindicalmente, a adherirse a la entidad con personería gremial, no obstante
la existencia, en el mismo ámbito, de otra simplemente inscripta.
Por el otro, la diferencia atacaba la libertad de los sindicatos simplemente
inscriptos y la de sus representantes, al protegerlos de manera menor que si
se tratara de asociaciones con personería gremial, en un terreno de la
actividad sindical que también es propio de aquéllos, y en el cual, de
consiguiente, no se admiten privilegios.
La Corte también hizo un pormenorizado señalamiento de las 12
observaciones anuales que le dirigió a la Argentina la Comisión de
Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la OIT, desde
1989 -o sea, inmediatamente después de la sanción de la ley 23.551, de
1988- hasta 2008. En todas esas oportunidades, este órgano internacional
expresó y reiteró que la diferente protección sindical cuestionada era
incompatible con el citado Convenio Nº 87, ya que excedía de los
privilegios que pueden otorgarse a las organizaciones más representativas.
Este criterio, por lo demás, era compartido por el Comité de Libertad
Sindical de la OIT.
La sentencia fue dictada en el expediente “Rossi, Adriana María c/ Estado
Nacional – Armada Argentina”, con el voto unánime de seis jueces de la
Corte (Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Carlos Fayt, Juan
Carlos Maqueda, Enrique Petracchi y Raúl Zaffaroni).
BIBLIOGRAFIA
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http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/45000-49999/46044/norma.htm
https://www.cij.gov.ar/adj/pdfs/ADJ-0.417054001371643595.pdf
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https://estudiovilaplana.com.ar/delegados-tutela-sindical/
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