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CLASE 3 21/4

DESARROLLO DEL CONTENIDO.

EL MODELO SINDICAL ARGENTINO

Características principales (en la actualidad).


Los principales rasgos del llamado “Modelo Sindical Argentino
conformado a partir de 1945, son los siguientes1:
1) Reglamentarismo legal: Según Néstor T. Corte ("El Modelo Sindical
Argentino") son dos las corrientes principales en orden a la política
legislativa en materia de derecho sindical. La primera, llamada
"abstencionista" responde al principio de que a mayor libertad sindical,
menor reglamentación, a menor libertad sindical, mayor reglamentación.
Postula que el Estado debe limitarse a dictar normas legales de apoyo o
soporte, mediante las cuales se promueva la creación y desarrollo de las
organizaciones sindicales y se tutele el ejercicio amplio de la autonomía
colectiva. Se enrolan en esta corriente la regulación italiana, inglesa, sueca
y española en Europa y la uruguaya en América.
La regulación argentina, en cambio, sigue la corriente opuesta que
prevalece en los paises latinoamericanos y que se caracteriza por una
regulación explícita y detallada de aspectos relativos a la estructura interna
de las organizaciones sindicales.
La ley y sus decretos reglamentarios contemplan los distintos tipos de
sindicatos que pueden constituirse y ser reconocidos como tales, los
trámites y requisitos para su inscripción y reconocimiento oficial, la
creación y funcionamiento de organizaciones de grado superior, la
composición de los órganos directivos, la duración de los mandatos, etc. la
legislación no se limita a servir de base para la organización y
funcionamiento de las asociaciones sindicales, sino que comprende todo el
amplio espectro de la vida sindical, incluido lo atinente a la estructura
interna de las asociaciones gremiales. La ley contempla los tipos de
1 Reproducimos en general los lineamientos que realiza Néstor Corte en
“El Modelo Sindical Argentino”, Rubinzal - Culzoni, Bs. Aires 1988.
sindicatos y mecanismos para su reconocimiento; composición de los
órganos directivos y duración de los mandatos; régimen electoral; etcétera.
A su vez, vía decretos reglamentarios, se establecen recaudos que hacen a
la vida interna de los sindicatos, como por ejemplo: trámite de afiliación;
plazos para resolver su aceptación o rechazo; aceptación tácita; recursos
internos; duración máxima de las sanciones disciplinarias sindicales;
causales de expulsión de afiliados; sanciones a los directivos; nómina de
libros y registros; reglamentación del procedimiento para la percepción de
la cuota sindical; etcétera. Las sucesivas leyes de asociaciones sindicales
que desde la década del '40 reglamentaron la actividad gremial, llevan
consigo las principales piezas que construyen el sindicalismo vernáculo y
su fuerte vinculación con el Estado.

2) Personería gremial: Pluralidad sindical y unidad de representación:


En nuestro país rige el principio de pluralidad sindical por el cual el
ordenamiento jurídico tutela la organización sindical libre y democrática, y
otorga la posibilidad de que los trabajadores constituyan sindicatos sin
restricción ni autorización previa del Estado, reconocidos con la simple
inscripción en un registro especial. Pero esa pluralidad sindical ¿es sólo
teóricamente posible? A la asociación gremial que además de estar
"simplemente inscripta", posea una antigüedad en el registro y actuación
no menor de 6 meses y afilie a más del 20% de los trabajadores que intente
representar, se le atribuye el carácter de más representativa y un status
especial a través del otorgamiento de la "personería gremial". En el
supuesto que dos o más asociaciones disputen ese carácter, se otorga
dicha personería al sindicato que cuente con mayor número promedio de
afiliados cotizantes sobre la cantidad promedio de trabajadores que
intente representar, en los 6 meses anteriores a la solicitud. Otorgada la
personería gremial por el Estado, la asociación tiene derechos exclusivos,
cuyo ejercicio implica el monopolio de la representación de los
trabajadores2 :
- Defender y representar ante el Estado y los empleadores los
intereses individuales y colectivos de los trabajadores.
- Participar en instituciones de planificación y control de conformidad
con lo que dispongan las normas respectivas.

2 Vázquez Vialard, A.;“derecho del Trabajo y la S.S.”, Astrea, pág.24,


Bs. Aires 1996.
- Intervenir en negociaciones colectivas y vigilar el cumplimiento
de la normativa laboral y de seguridad social.
- Colaborar con el Estado en el estudio y solución de los problemas
de los trabajadores.
- Constituir patrimonios de afectación que tendrán los mismos
derechos que las cooperativas y mutualidades.
- Administrar sus propias obras sociales y, según el caso, participar
en la administración de las creadas por ley o por convenciones
colectivas de trabajo.

Para algunos estudiosos del tema sindical, el ejercicio de esos


derechos conduce a la unicidad sindical. Dice Adrián Goldin en su
obra "El trabajo y los Mercados": "Esa posición jurídica asegura al
sindicato que la obtiene el ejercicio exclusivo de tal cúmulo de
facultades -prácticamente todas las que son propias de la condición
sindical-, que virtualmente le instituyen sindicato único y tornan
ilusoria toda posibilidad de que otro sindicato, correlativamente
privado de toda capacidad de acción y proselitismo sindical, pueda
disputarle aquella posición"3.
Otros autores, consideran que no se trata de la "unicidad sindical"
impuesta en forma imperativa por el Estado, sino de la "unidad sindical"
que surge espontáneamente; es la conciencia gremial de los trabajadores
argentinos, quienes conciben y propician la unificación de las atribuciones
representativas de sus propios intereses de grupo otorgándoselas con
carácter exclusivo a una sola organización en cada sector profesional, con
la convicción de que éste constituye el medio adecuado para fortalecer la
capacidad de acción, presión y negociación del sindicalismo organizado4.
La pluralidad sindical es en Argentina una posibilidad teórica y permitida
por el ordenamiento jurídico, pero en la práctica, al decir de Néstor Corte,
"constituye una perspectiva no querida por miembros de nuestra
colectividad laboral, que a través de una arraigada concepción -histórica y
normativamente consolidada- acerca de cuál es la estructura más idónea
para favorecer el desarrollo y la eficacia operativa de la acción sindical,
recelan y rechazan toda propuesta en la que adviertan posibilidades o

3 Goldin A., “El Trabajo y Los Mercados” pág. 23, Eudeba, Bs. Aires,
1997
4 Cfr. Ermida U., citado por Corte N. En la op.cit.,pág.16.
propósitos ciertos de dispersión, disgregación o fraccionamiento
profesional o territorial, las cuales son valoradas y sentidas como fuerzas
centrífugas y negativas"5. La unidad de representación de los intereses
colectivos es mayoritariamente aceptada por la doctrina especializada,
siempre y cuando no se excluya la posibilidad que otras asociaciones
puedan lograr reconocimiento oficial dentro del mismo ámbito en que actúa
un gremio con personería gremial. Esta unidad se ha mantenido en los
sucesivos regímenes sobre asociaciones sindicales desde 1945 al presente.
Concluímos entonces que no obstante el derecho de los trabajadores a
constituir sindicatos en número irrestricto y sin la previa autorización del
poder estatal (pluralidad sindical permitida por el art. 14 bis. C.N. que
establece la organización sindical libre), existe en la Argentina una
tendencia sindical unificadora y monopolizante plasmada en los sucesivos
regímenes legales vigentes, a través de la cual se atribuye la capacidad
exclusiva de representación del interés profesional colectivo en los aspectos
más significativos de las relaciones laborales -muy especialmente en el
terreno de la negociación colectiva- al sindicato que inviste el carácter de
más representativo a través del otorgamiento de la "personería gremial".

3) Organización y estructura sindical: la organización sindical puede


elegir el criterio de afiliación que estime más conveniente. Pueden
distinguirse dos criterios fundamentales: el "vertical" o de actividad, donde
pueden afiliarse trabajadores de una misma actividad o actividades afines
con intereses comunes; y el "horizontal", en donde pueden afiliarse
trabajadores de distintas actividades pero que desempeñan un mismo oficio
o profesión.
La tendencia unificadora señalada en el punto 2, produce un movimiento
obrero agrupado en grandes sindicatos, con un importante ámbito de
actuación territorial y personal y conduce a una organización con amplia
concentración sindical. En el sindicalismo argentino predomina la
organización sindical "vertical" al ser visualizado como medio idóneo
para el logro de los fines gremiales y la actividad sindical, garantizando a la
vez mayor aptitud para negociar o confrontar con los empleadores, al
haber un solo sindicato por empresa y un solo convenio aplicable a todo el
personal. Resulta, al decir de Néstor Corte, que "... una parte muy
considerable de las organizaciones sindicales del país, en particular
aquellas dotadas de mayor peso y relevancia en las relaciones laborales,
5 Corte N., op.cit.
socioeconómicas y políticas, son -reiteramos- organizaciones de primer
grado con ámbito jurisdiccional en todo el territorio nacional, que -sin
intermediación de federación o entidad de segundo grado alguna- se
hallan directamente incorporadas a la central o entidad de grado superior:
la Confederación General del Trabajo; son las denominadas "uniones"
(Unión Obrera Metalúrgica; Unión Obrera de la Construcción; Unión
Ferroviaria; Unión del Personal Civil de la Nación, etc.), o "Asociaciones"
(Asociación Bancaria; Asociación Obrera Textil; Asociación de
Trabajadores del Estado, etc.) caracterizadas por una tendencia
claramente acentuada hacia el unitarismo en su conducción, cuyas filiales
o seccionales en las diversas jurisdicciones territoriales del interior del
país -carentes de personalidad jurídica y de personería gremial propias-
actúan por lo común como meras dependencias administrativas y
transmisoras de las decisiones del órgano directivo único y central de la
organización (...)"6.
Igual criterio de afiliación pueden adoptar las Federaciones y
Confederaciones que constituyen los organismos de segundo y tercer grado
dentro de la llamada pirámide sindical. Esta estructura, que se da en
diversos países, implica el agrupamiento según grados que se ordenan
siguiendo la figura de una pirámide, cuya base está formada por las
organizaciones de primer grado (sindicatos o uniones); éstas, en uso de su
autonomía federativa, se aglutinan en entidades similares para constituir
asociaciones de grado superior (federaciones o confederaciones). La
estructura piramidal es asumida, en nuestro país, por la legislación, es decir
que no es impuesta por la misma sino que ha nacido de la voluntad de los
trabajadores sindicalizados. Dicha articulación, enseña Néstor Corte, "se
completa hasta alcanzar una forma piramidal perfecta o total, que se
asienta en los sindicatos de primer grado, seccionales o filiales -y más
profundamente aún, en los representantes gremiales en los lugares de
trabajo, verdaderas "raíces" nutrientes del movimiento sindical y de su
dinámica- y que se completa elevándose a través de las federaciones y
confederaciones o directamente, según acabamos de ver, hasta una cúspide
o ápice final, que es la central única de grado superior (Confederación
General del Trabajo) oficialmente reconocida -salvo períodos coyunturales
de excepción- como entidad representativa por antonomasia de todo el
movimiento sindical argentino (...)"7. La organización piramidal aludida
configura una fuerte realidad en el país; recuerda el mismo autor que la ley

6 Corte N., op.cit.


7 Corte N., Op.cit..
de facto 22.105 pretendió eliminar las entidades preexistentes de tercer
grado y fracasó, recibiendo la repulsa de todos los sectores laborales y
entidades representativas de los derechos humanos y de las corrientes
democráticas de opinión, lo cual condujo a la derogación de la norma en
cuestión por el propio régimen militar que la dictó.

4) Concentración sindical: Como pauta estructural derivada del principio


antes aludido, este aspecto traduce la concepción de que conviene a las
finalidades y metas del movimiento obrero organizado la agrupación en
grandes organizaciones masivas de primer grado y preferentemente con un
extenso ámbito de actuación territorial que comprenden, por lo tanto, a una
numerosa masa de afiliados y tienen, en consecuencia, una sólida base
contributiva y una mayor capacidad de movilización, de presión y de
negociación en el plano reivindicativo. De tal manera, a diferencia de otros
países en los cuales predomina el sindicalismo a nivel de empresa, el
movimiento sindical argentino, a la luz de la ley 23551, se caracteriza por
el notorio predominio de los sindicatos llamados "verticales", es decir,
organizados por actividad o rama de producción, concebidos como los más
idóneos para el fortalecimiento de la acción sindical. Ello, no obstante la
muy fuerte tendencia actual proveniente de la ley de reivindicar y dar
prevalencia al sindicato de empresa.

5) Amplitud de fines sindicales: las organizaciones gremiales tienen por


objeto la defensa de los intereses de los trabajadores que representan,
pudiendo definirse estos "intereses" como todo cuanto se relacione con las
condiciones de trabajo y de vida de sus afiliados. A partir de su
consolidación organizativa (1945-1955), el movimiento sindical argentino
se ha caracterizado por adoptar en materia de fines sindicales un criterio
amplio, que va más allá de la mera reivindicación laboral y salarial; se
introduce dentro del universo que integra el hombre como individuo y
como ser social; es más, no acaba con la simple protección individual, sino
que presta especial atención a lo que se da en llamar "la familia laboral". Es
decir que el quehacer gremial abarca la seguridad, el desarrollo y el
bienestar de la clase trabajadora, contribuyendo así al mantenimiento de la
paz social y asegurando las bases del crecimiento socio económico del país
sin distinciones sectoriales. proyectándose en el plano cultural, asistencial
y comunitario a través de sistemas de capacitación profesional, de servicios
sociales para la cobertura de contingencias de salud, la creación de
infraestructuras apropiadas para el disfrute del tiempo libre a través de las
prácticas deportivas y del turismo social, funcionamiento de escuelas,
talleres, cursos especializados, constitución de cooperativas y
mutualidades, etc. Todo ello tendiente a promover el mejoramiento del
nivel y calidad de vida de los trabajadores y sus familias.

6) Activo protagonismo político: la posibilidad de que los sindicatos


participen activamente en política no es hoy algo que llame la atención.
Efectivamente, se ha superado la etapa de los llamados "precursores"
anarco-sindicalistas de origen inmigratorio, que consideraban ello
repulsivo. El movimiento sindical argentino en el período de su
reconocimiento y consolidación (1945-1955), participa activamente en la
vida socio-política del país. A partir de 1955, la situación no cambia; por el
contrario, las terribles consecuencias de las rupturas constitucionales, la
inestabilidad política y económica, incluso la veda de toda actividad
gremial y la posterior alternancia entre gobiernos democráticos y
regímenes de facto, no impidieron que los sindicatos desarrollaran una
estrategia política autónoma para interactuar con los otros actores sociales:
el Estado; los Empresarios; la Iglesia; las Fuerzas Armadas, etc., buscando
salvaguardar los intereses económicos y sociales de su sector, ya sea
negociando o confrontando. La llamada politicidad del sindicalismo
argentino es un dato de la realidad que no podemos negar y en la actualidad
puede ser considerada una exigencia del principio de pluralismo
democrático.
Desde el comienzo de la etapa de reconocimiento o institucionalización del
régimen sindical, operado en 1945, el sindicalismo argentino ha
manifestado una clara adhesión al movimiento justicialista, sector político
con el que se identificaron invariablemente sus dirigentes y las bases, con
algunos matices representados por la aparición en el ámbito sindical de
sectores de clase media (docentes, profesionales), proclives a orientar sus
preferencias a un arco más amplio de posiciones políticas.

7) Forma asociativa fundada en la profesionalidad: Si bien el art. 14 bis


de la Constitución Nacional garantiza el derecho de los trabajadores a la
organización sindical libre, con lo cual se posibilita la elección por parte de
aquéllos de variadas formas de estructura organizativa de las cuales la
asociación es sólo una de las especies posibles, en nuestra legislación el
carácter de sujetos colectivos típicos del derecho sindical ha sido otorgado
desde 1945 sólo a las organizaciones que adopten como forma específica
la de asociación. Resulta entonces extraña a nuestra tradición gremial y
legislativa el reconocimiento de ese carácter a agrupaciones, entes u
organizaciones carentes de una personalidad jurídica distinta de la de sus
miembros, como por ejemplo las manifestaciones presindicales
(coalisiones) o parasindicales (cuerpos de delegados, comités o consejos de
empresa, asambleas de personal, etc.).
Además la forma asociativa específica de nuestras organizaciones
sindicales tiene como principio fundante la profesionalidad, en el sentido
de que la base de aglutinación de los sindicatos radica esencialmente en
una comunidad de profesión, oficio o categoría de los trabajadores o de
actividad del empleador y de la empresa, y no ideológica, partidista o
confesional, como sucede en otros países europeos o americanos.

8) Funcionamiento interno: en la vida intrasindical encontramos: órganos


directivos que tienen la dirección y administración del gremio; órganos
deliberativos tales como las asambleas o congresos que deben reunirse
periódicamente en sesiones ordinarias o extraordinarias para fijar los
criterios generales de actuación sindical, evaluar los anteproyectos de
convenios colectivos, aprobar y modificar estatutos, memoria y balance,
fijar el monto de las cotizaciones, etcétera; y finalmente los delegados de
personal, comisiones internas y otros organismos similares que se
desenvuelven dentro del ámbito de la empresa, representando al sindicato
ante los trabajadores de la empresa y ante la misma. El modelo sindical
argentino a través de la práctica sindical y los usos y costumbres, ha
receptado convencional y legalmente un sistema de "representación
unificada" en el lugar de trabajo: el delegado gremial o representante de
comisión interna. Como dice A. Vázquez Vialard: “ ... de acuerdo con
nuestras prácticas, algunos convenios se refieren a la actuación de los
delegados del personal. No sólo establecen el número de ellos en
función del total de empleados (el art. 45 de la ley 23.551 fija un número
modificable por el acuerdo), sino también el ejercicio de sus derechos
dentro del establecimiento, la posibilidad de “contactarse” con el
personal, uso de la cartelera sindical y otras funciones que les son
necesarias para el cumplimiento de esa función. Otros de los temas es
el referido al crédito en horas concedido al delegado...”8. Este
representante es elegido por la totalidad de la comunidad laboral a la cual

8 Vázquez Vialard, A.; op.cit., pág.203.


pertenece, pero, para poder ser postulado, debe necesariamente estar
afiliado al sindicato que pretende representar. Se logra así que el delegado
"electo" esté sometido a la estructura cupular del gremio, en su carácter de
afiliado y a su vez sometido a la lealtad con los "electores", es decir sus
propios compañeros de trabajo. Su accionar se halla comprometido con las
directivas de la conducción cupular del gremio y el consenso que debe
lograr mantener entre sus compañeros, afiliados o no al gremio, ejerciendo
una representatividad rica y compleja.

9) Alta tasa de sindicalización: A diferencia de los demás países


latinoamericanos e incluso de los Estados Unidos, con bajas tasas de
sindicalización (en EE.UU. en 1999 sólo el 12% de los trabajadores estaba
sindicalizado acentuándose año a año la desafiliación sindical), el
porcentaje de afiliación de los trabajadores argentinos a las organizaciones
sindicales iguala o supera a la de las entidades sindicales europeas.
Actualmente se lo calcula en el orden del 30% La tasa de afiliación es la
relación entre el universo de trabajadores ocupados en relación de
dependencia y el total de afiliados. En los países del MERCOSUR la tasa
de sindicalización es menor: en Paraguay es del 5%, en Uruguay del 22%
y en Brasil del 12%. aproximadamente. La tasa de afiliación más alta del
mundo es la de Suecia con el 82,5% de su universo de trabajadores seguido
por Finlandia (72%) Dinamarca ( 71,4%) y Bélgica ( 61%).- Mucho más
atrás el Reino Unido (39,1%); Italia ( 38,8%); Alemania (32,9%); España
(11%) y Francia (9,8%).-

CRITICAS AL MODELO SINDICAL ARGENTINO. ESCENARIO


JURISPRUDENCIAL RESPECTO DE LA LIBERTAD SINDICAL

• Caso “Asociación de Trabajadores del Estado c/ Ministerio de


Trabajo s/ Ley de Asociaciones Sindicales”. (ATE 1 - Resuelto el
11/11/2008)

Hechos:
La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) convocó a elecciones de
delegados de personal en el ámbito del Estado Mayor del Ejército y del
Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, a lo que se opuso la
Unión del Personal Civil de las Fuerzas Armadas (PECIFA) por entender
que sólo ella era quien tenía facultades para realizar ese acto en razón de la
personería gremial que le había sido conferida.
El Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social resolvió el conflicto
desestimando el recurso de ATE, basado en que para ser delegado de
personal se requiere "estar afiliado a la respectiva asociación sindical con
personería gremial y ser elegido en comicios convocados por ésta" (art. 41,
inc. a de la ley 23.551). Entendió que la única asociación que podía
convocar la elección era PECIFA.
La decisión fue confirmada por la Sala VI de la Cámara Nacional de
Apelaciones del Trabajo.
Decisión de la Corte:
Ante ese resultado, ATE acudió a la Corte Suprema mediante un recurso
extraordinario federal en el cual planteó, por una parte, que lo resuelto era
arbitrario y, por otra, que la norma en la que se basaron tanto los jueces
como la autoridad ministerial para resolver en el sentido indicado, vulnera
el derecho a una organización sindical libre y democrática, consagrado en
la Constitución Nacional (art. 14 bis).
La Corte consideró que el primer planteo resultaba inadmisible pero el
segundo, en cambio, merecía ser tratado. Examinó las normas
internacionales que consagran la libertad de asociación y, en especial, la
llamada "libertad sindical" y su recepción en el derecho interno. Hizo
hincapié en que el Convenio N° 87 de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), como instrumento que define los alcances de dicha libertad,
obliga a los Estados miembros de la organización internacional a poner en
práctica las "disposiciones" que la garanticen, lo que implica, en primer
lugar, reconocer el derecho de los trabajadores a la constitución de
sindicatos sin autorización previa y la afiliación sindical. En segundo lugar,
la libertad sindical importa el derecho de los sindicatos a darse su propia
organización, a administrarse, a desarrollar su plan de acción y a elegir
libremente a sus representantes.
La Corte apuntó, asimismo, que el referido Convenio N° 87 (OIT) se
expide en contra de toda intervención de las autoridades públicas que limite
o entorpezca el ejercicio de tales derechos y de la propia legislación
nacional que los menoscabe. Puntualizó, también, el Tribunal que esas
directivas fueron reafirmadas en diversas oportunidades por órganos de
control internacional. En especial, fueron expresamente reproducidas en
observaciones formuladas a la Argentina. En definitiva, el Tribunal
determinó que el art. 41, inciso a, de la ley 23.551 es inconstitucional en
cuanto establece que "...para ejercer las funciones indicadas (es decir de
delegado de personal) ...se requiere: a) estar afiliado a la respectiva
asociación sindical con personería gremial y ser elegido en comicios
convocados por ésta...".
La norma afecta, por un lado, la libertad de los trabajadores
individualmente considerados que deseen postularse como candidatos, pues
los obliga a adherirse a la asociación con personería gremial, aun cuando
exista otra asociación simplemente inscripta. Además, afecta a los
sindicatos simplemente inscriptos, por cuanto les impide el despliegue de
su actividad y el cumplimiento de una de las finalidades para las cuales han
sido creados, es decir, la representación de los trabajadores en la empresa.
La norma declarada inconstitucional crea un monopolio en el ámbito de la
elección de delegados de personal respecto de los representantes que tienen
un estrecho vínculo con los trabajadores representados y que ejercerán su
representación en el lugar de trabajo.
En conclusión, la Corte revocó el pronunciamiento de cámara en cuanto
desconoció el derecho de ATE a intervenir en la celebración de los
comicios de delegados del personal en un ámbito de actividad donde no
gozaba de personería gremial.
El tema que ha tratado el máximo Tribunal en este fallo no es menor, dado
que una de las facetas del régimen sindical argentino que mayores
objeciones y controversias ha suscitado, tanto respecto de la normativa
actual como de sus precedentes, ha sido la consagración del sistema de
personería gremial en función del recaudo de mayor representatividad, que
confiere al sindicato que la obtiene una serie de prerrogativas que, como
contrapartida, le son negadas a aquellos que no la han alcanzado.
En esta decisión, el Tribunal no descalifica el régimen en su conjunto, sino
sólo un aspecto que, por cierto, reviste gran trascendencia pues se trata del
privilegio vinculado con la posibilidad de que los afiliados a sindicatos que
no gozan de personería gremial -como en el caso, ATE- puedan acceder a
la representación de los trabajadores en la empresa o el establecimiento, así
como la facultad de ese tipo de asociaciones a convocar los comicios
respectivos.
• Caso “Rossi, Adriana María c/ Estado Nacional – Armada
Argentina s/ sumarísimo” (Resuelto el 09/12/2009)
Hechos:
La actora, que cumplía funciones en el Hospital Naval de la ciudad de
Buenos Aires, reclamó que se dejara sin efecto la sanción disciplinaria de
suspensión y el cambio de lugar de tareas que su empleadora, la Armada
Argentina, había dispuesto sin contar con una autorización judicial previa.
La actora promovió un juicio sumarísimo dirigido a que se dejara sin efecto
la sanción disciplinaria —y el posterior traslado— que le aplicó la
Dirección del “Hospital Naval Buenos Aires Cirujano Mayor Doctor Pedro
Mallo”. Anotó en la demanda que es presidente de PROSANA —
agrupación que obtuvo su inscripción gremial por resolución Nº 53/03— y
que, siendo elegida por sus afiliados, integra como miembro titular el
Consejo Federal de la FEMECA, sindicato de segundo grado con
personería gremial. Expresó que la aludida elección fue notificada a la
empleadora y que su mandato se encontraba vigente al tiempo en que fue
sancionada, razón por la cual estimó su situación encuadrada en los
artículos 48 y 52 de la Ley de Asociaciones Sindicales.
Resolución de instancias anteriores a la CSJN:
Tanto la sentencia de primera instancia como la de la Cámara del Trabajo,
rechazaron la demanda. Contra este pronunciamiento, la demandante
dedujo un recurso extraordinario cuya denegación dio origen a una queja
ante la Corte Suprema.
Los jueces de la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo
confirmaron la decisión de grado que desestimó la pretensión de amparo
sindical de la actora con fundamento en que la peticionante no estaba
comprendida en esa garantía sindical; sostuvieron que no estando en
discusión la existencia de la Unión del Personal Civil de las Fuerzas
Armadas (PECIFA) como entidad de primer grado con personería gremial,
resultaban desplazadas por ella tanto la Asociación de Profesionales de la
Salud del Hospital Naval (PROSANA), como la Federación Médica
Gremial de la Capital Federal (FEMECA), agregando que, en la causa, a
los efectos de hacer valer las garantías sindicales de quien ocupa un cargo
representativo en FEMECA, no se satisface una condición necesaria
establecida por el artículo 35 de la ley Nº 23.551.
Sentencia de la Corte:
Contra ese pronunciamiento, la actora interpuso un recurso extraordinario,
que fue favorablemente acogido por la Corte Suprema, la cual, como se
indicó al comienzo, tuvo por inconstitucional el art. 52 de la ley de
asociaciones sindicales.
El Tribunal partió de dos premisas. La primera, se fundó en la doctrina que
había expresado el 11 de noviembre de 2008 en el caso Asociación
Trabajadores del Estado c. Ministerio de Trabajo: la “organización sindical
libre y democrática” es un principio arquitectónico que sostiene e impone
la Constitución Nacional mediante su art. 14 bis, y por vía de un muy
comprensivo corpus iuris con jerarquía constitucional proveniente del
Derecho Internacional de los Derechos Humanos: Declaración Americana
de los Derechos y Deberes del Hombre (art. XXIII), Declaración Universal
de Derechos Humanos (arts. 20 y 23.4), Convención Americana sobre
Derechos Humanos (art. 16), Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (art. 22.1/3), Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales (art. 8.1.a y c, y 3) y Convenio N° 87 de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT).
La segunda, residió en que, de acuerdo con el mencionado art. 14 bis, la
libertad sindical debe estar rodeada, como atributo intrínseco o inherente
para el logro de su ejercicio cabal y fecundo, de un particular marco de
protección de los representantes gremiales. Estos, dispuso dicha norma de
manera terminante, “gozarán de las garantías necesarias para el
cumplimiento de su gestión sindical y las relacionadas con la estabilidad de
su empleo”. La expresión “necesarias” indica –acotó- el sentido y destino
de las garantías, pero, con mayor vigor aún, el carácter forzoso e inevitable
de su existencia, lo cual refuerza al categórico “gozarán” que enuncia el
precepto. Se trata –advirtió- de una proyección del principio protectorio del
trabajo y del trabajador proclamado expresamente por el art. 14 bis, hacia
el universo de las relaciones colectivas laborales, en el cual, por ende,
también impera la regla de que “el trabajador es sujeto de preferente tutela
constitucional”, según lo había adelantado en los precedentes Vizzoti y
Aquino, de 2004.
Como resultado de esas premisas, la Corte concluyó en que, al limitar a los
representantes gremiales de los sindicatos con personería gremial los
alcances de la protección prevista en su art. 52, la ley 23.551 había
violentado, de manera tan patente como injustificada, la esfera en que el
legislador puede válidamente dispensar determinados privilegios a las
asociaciones más representativas.
La distinción legalmente establecida, esto es, el diferente grado de tutela
reconocido a los representantes gremiales, según provengan de sindicatos
simplemente inscriptos o de sindicatos con personería gremial, mortificaba
dicha libertad respecto de los primeros y de los trabajadores en general, en
sus dos vertientes inescindibles: individual y social.
Por un lado, el distingo constreñía, siquiera indirectamente, a los
trabajadores individualmente considerados que se dispongan a actuar como
representantes gremiales o que deseen afiliarse y verse representados
sindicalmente, a adherirse a la entidad con personería gremial, no obstante
la existencia, en el mismo ámbito, de otra simplemente inscripta.
Por el otro, la diferencia atacaba la libertad de los sindicatos simplemente
inscriptos y la de sus representantes, al protegerlos de manera menor que si
se tratara de asociaciones con personería gremial, en un terreno de la
actividad sindical que también es propio de aquéllos, y en el cual, de
consiguiente, no se admiten privilegios.
La Corte también hizo un pormenorizado señalamiento de las 12
observaciones anuales que le dirigió a la Argentina la Comisión de
Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la OIT, desde
1989 -o sea, inmediatamente después de la sanción de la ley 23.551, de
1988- hasta 2008. En todas esas oportunidades, este órgano internacional
expresó y reiteró que la diferente protección sindical cuestionada era
incompatible con el citado Convenio Nº 87, ya que excedía de los
privilegios que pueden otorgarse a las organizaciones más representativas.
Este criterio, por lo demás, era compartido por el Comité de Libertad
Sindical de la OIT.
La sentencia fue dictada en el expediente “Rossi, Adriana María c/ Estado
Nacional – Armada Argentina”, con el voto unánime de seis jueces de la
Corte (Ricardo Lorenzetti, Elena Highton de Nolasco, Carlos Fayt, Juan
Carlos Maqueda, Enrique Petracchi y Raúl Zaffaroni).

• Caso “Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) s/ acción de


inconstitucionalidad” (Resuelto el 18/06/2013)
Hechos:
ATE y el señor Alberto Molina, empleado de la Municipalidad de la
Ciudad de Salta, promovieron una acción local de inconstitucionalidad
solicitando que se declarara la invalidez del decreto 5/2003 mediante el
cual, el Intendente de dicha ciudad, invocando una situación de emergencia
general, dispuso una rebaja de las remuneraciones de los agentes
municipales.
La Corte de Justicia de Salta rechazó la acción de ambos actores.
Para así decidir, por un lado, entendió que ATE "carecía de legitimación
para representar los intereses colectivos" de los trabajadores del municipio
salteño, por cuanto, para la fecha de promoción de la demanda, solo
actuaba en el ámbito indicado como entidad sindical simplemente inscripta
dado que otro sindicato, la Unión de Trabajadores Municipales de Salta,
gozaba de la personería gremial y, por ende, era este último, según lo
dispuesto por el artículo 31 de la ley 23.551, el que tenía el derecho
exclusivo de representar los mencionados intereses colectivos.
Por otro lado, la Corte de Justicia de Salta consideró inatendible la
pretensión formulada a título individual por el señor Molina, con base en
que la medida en cuestión:
a) fue adoptada dentro del marco de la situación de emergencia declarada
en el municipio a partir de su adhesión a la normativa de emergencia
nacional y provincial;
b) sus motivos consistían, esencialmente, en la necesidad de afrontar un
grave déficit financiero a través del ajuste del gasto público;
c) era de carácter general, pues alcanzaba a todos los agentes de categoría
similar, lo cual también excluía la posibilidad de que mediaran
particularizaciones arbitrarias y ajenas a su motivación.
Sostuvo, asimismo, que: d) la situación de emergencia alegada y la
acreditación, en la especie, de otros y diversos arbitrios tomados para
superarla, excluían la irrazonabilidad reprochada;
e) la rebaja salarial del señor Molina, que equivalía a un 20%, no implicaba
una quita confiscatoria ni permitía considerar alterada la sustancia del
contrato, ya que no se había demostrado que su aplicación produjera la
ruptura del equilibrio necesario entre los servicios prestados y el salario,
circunstancia que permitía descartar la vulneración del derecho de
propiedad;
f) la omisión de establecer el plazo de subsistencia de la rebaja no afectaba
su validez, en tanto era difícil prever la duración de la crisis y la legislación
de emergencia en que se sustentaba el decreto tenía el carácter de
excepcional y transitoria.
La Corte de Justicia de Salta señaló finalmente que, según la doctrina
administrativista, el sueldo que fija la administración puede ser modificado
por ésta razonablemente.
Contra ese pronunciamiento, ATE y el mencionado coactor dedujeron
recurso extraordinario, en el cual, la primera, cuestiona el desconocimiento
de su legitimación y también, junto con el segundo, el rechazo del planteo
de inconstitucionalidad de la rebaja salarial dispuesta por el municipio
demandado.
La denegación del mencionado recurso, dio origen a la queja en la CSJN.
En primer término, la CSJN hace referencia a la doctrina constitucional
asentada por el Tribunal en el precedente “Asociación Trabajadores del
Estado el Ministerio de Trabajo” (Fallos: 331:2499 —2008—), y reiterada
en el caso “Rossi, Adriana María c. Estado Nacional — Armada
Argentina” (Fallos: 332:2715 —2009—), según la cual la libertad sindical
es un principio arquitectónico que sostienen e imponen la Constitución
Nacional, en su art. 14 bis, y un muy comprensivo corpus iuris proveniente
del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, que goza de jerarquía
constitucional en los términos del art. 75.22 de la primera. Agrega que en la
sentencia recaída en los mencionados autos ha expresado que el aludido
principio constitucional consagra la libertad para todos los sindicatos, con
el propósito de que puedan realizar sus actividades sin obstáculos o
limitaciones del Estado que reduzcan, injustificadamente, las funciones que
les son propias: la promoción, ejercicio, defensa, fomento y protección de
los intereses legítimos de orden gremial. Sobre tal base, la Corte declaró la
inconstitucionalidad de ciertas disposiciones de la ley 23.551, en la medida
en que concedían a los sindicatos reconocidos por el Estado como más
representativos —mediante el otorgamiento de la personería gremial—
privilegios que excedían de una prioridad en materia de representación en
las negociaciones colectivas, de consulta por las autoridades y de
designación de delegados ante organismos internacionales, lo cual iba en
detrimento de 'la actividad de los sindicatos simplemente inscriptos que
compartían con aquéllos, total o parcialmente, el mismo ámbito de
actuación.
En segundo lugar, tampoco puede soslayarse en la presente cuestión el
aporte del ya citado Convenio N° 87 de la OIT, instrumento
indudablemente fundamental en la materia, según ha quedado
extensamente demostrado en la recordada sentencia “Asociación
Trabajadores del Estado c/ Ministerio de Trabajo”. Este cuerpo legal es
concluyente en cuanto obliga al Estado a “abstenerse de toda intervención
que tienda a limitar o a entorpecer el ejercicio legal” del derecho de las
“organizaciones de trabajadores de organizar sus actividades y el de
formular su programa de acción” (art. 3.1 y 2). La “legislación nacional”,
agrega, “no menoscabará ni será aplicada de suerte que menoscabe las
garantías previstas por el presente Convenio” (art. 8.2), al tiempo que, por
su art. 10, aclara que el término “organización” significa “toda
organización de trabajadores que tenga por objeto fomentar y defender los
intereses de los trabajadores”.
Para concluir, el máximo Tribunal establece que, con arreglo a los
antecedentes de los que se ha hecho mérito, no cabe sino concluir en que el
derecho invocado por la coactora A.T.E. de representar los intereses
colectivos de los trabajadores municipales a los efectos de promover el
presente reclamo judicial, está inequívocamente reconocido por las
aludidas normas de jerarquía constitucional, normas con las cuales, por
ende, es incompatible el precepto legal aplicado por el a quo (art. 31.a de la
ley 23.551), en la medida en que los privilegios que en esta materia otorga
a las asociaciones con personería gremial, en desmedro de las simplemente
inscriptas, exceden el margen autorizado por las primeras. En
consecuencia, estimó correspondiente declarar la inconstitucionalidad, por
un lado, del art. 31.a de la ley 23.551, en cuanto impidió que A.T.E.
representara los intereses colectivos invocados por considerárselo un
derecho exclusivo de la asociación sindical con personería gremial. Y, por
el otro, del decreto 5/2003 de la Municipalidad de la Ciudad de Salta,
respecto de las quitas salariales que impuso, en cuanto las “medidas de
ajuste” no pueden afectar “a los grupos más vulnerables cuanto más en el
campo laboral y salarial, en el cual, todos los poderes públicos deben hacer
prevalecer el espíritu protector”.

BIBLIOGRAFIA

http://www.trabajo.gob.ar/downloads/acciones/ley23551.pdf
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/45000-49999/46044/norma.htm

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https://estudiovilaplana.com.ar/delegados-tutela-sindical/

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