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“Nadie hace bien lo que no sabe, por consiguiente,

nunca se hará república, sea cual sea el plan que se adopte”


Simón Rodríguez

La Misión Alma Mater, tiene un objetivo eminentemente primordial, que busca


principalmente devolver la integralidad humana y la cosmovisión del pensamiento para
construir una conciencia individual y colectiva al servicio de la construcción de una nueva
sociedad, una que priorice los valores del espíritu sobre cualquier otra cosa, sustentada en el
amor, en la justicia, en la colaboración, en la solidaridad, en el respeto mutuo, etc., etc.
Vale la pena recordar, que los sistemas educativos del llamado mundo occidental
(Europa y América), se sustentan en los sistemas educativos y contenidos europeos, por lo
cual diversos especialistas e investigadores de la materia reconocen que nuestro sistema
educativo es eurocéntrico, priorizando lo ajeno antes que lo nuestro. Esto no significa por
nada que debemos dejar de estudiar a grandes pensadores, autores y filósofos de otras
latitudes, quien lo piense así, está lejos de alcanzar la integralidad y cosmovisión, sino que
implica darle mayor relevancia e importancia a lo nuestro, a lo endógeno por sobre lo
exógeno, tomando como premisa principal la del genio intelectual poco estudiado y
conocido maestro de maestros Simón Rodríguez “inventamos o erramos”.
En ese orden de ideas, se debe recordar que la especialización educativa se convirtió
en el baluarte fundamental de Europa, que dio origen a la segmentación educativa,
egresando de las universidades a individuos formados bajo una visión pobre,
unidimensional, por tanto, con una visión parcial de la realidad. Dicha visión, se encuentra
aún vigente desde la edad media -que de por si es un término europeo, que deja a las
culturas Latinoamericanas sin historia-, hasta la actualidad. Incluso, es el sistema del
Estado docente prusiano, el adoptado en el siglo XVIII por toda Europa occidental, calcado
posteriormente a los EEUU y al resto de América, que al día de hoy sigue vigente.
Entonces, sistemas y contenidos calcados de Europa, con adaptaciones
norteamericanas, que nada tienen que ver con la identidad e idiosincrasia del
latinoamericano, cuyas costumbres y tradiciones son ajenas a las nuestras, como es que
queremos transformar nuestras naciones hacia estadios superiores de conciencia, si ni
siquiera somos capaces de construir modelos y sistemas educativos propios. La educación,
es en sí misma ideológica, porque una nación que no posea una identidad e ideología propia
es víctima de los designios del poder extranjero y, por ende, de la visión de la realidad
forjada por otros que no responden a los intereses de su pueblo.
Que nos indica lo anterior, sin duda, que es necesaria la formación sociopolítica
para hacer de los individuos seres integrales, con una visión multidimensionalidad y un
pensamiento crítico, dialógico, complejo, dialectico y social-colectivo. Sin embargo,
diseñar este tipo de programas orientados hacia este fin de mucha importancia y
trascendencia para la supervivencia, desarrollo y evolución de una sociedad nueva, distinta
pueda ser posible y sostenible en el tiempo, más allá de retórica y a veces de simplicidad
teórica, se requiere una sociedad forjada en la praxis.
Como se decía, diseñar este tipo de programas requiere mucha inteligencia,
dedicación y cuidado, ya que el mismo se puede convertir en un arma de doble filo, sino se
sabe orientar o si no se designan a las personas idóneas para ser los formadores de dicho
proceso, toda vez que la historia encierra a raíz de la dominación de los poderes fácticos
que gobiernan el mundo, un sinfín de engaños, mentiras y conspiraciones, así como una
diversidad de teorías falsas, diseñadas para dominar a la masa colectiva global, su
pensamiento, sus sentimientos y con ello, su accionar.
En ese sentido, se hace vital conocer como el sistema capitalista que impera en el
planeta de forma hegemónica desde el año 1991, con la desaparición de la URSS, pero
cuyos orígenes imperan en el mundo occidental desde finales del siglo XVIII con la
primera revolución industrial, ha establecido formas de relaciones sociales que no
responden a las aspiraciones de las mayorías, a la soberanía de los pueblos, que han
socializado la pobreza y privatizado la riqueza, dejando los mayores ingresos y riqueza
generados por la conjunción de los factores de producción, en pocas manos, cada vez en
menos manos y el grueso de la humanidad sumergida en la pobreza, en la miseria; con una
fuerza de trabajo cada vez más explotada, dado que el capitalismo pregona en la praxis, una
fase superior o una forma más sofisticada de esclavitud.
Y lo antes expuesto, es entendido y visto por las mayorías de esa forma, pero aun
así sigue este sistema dominando. Pero ¿Dónde recaen los peligros de la formación
sociopolítica? Si a simple vista y lógica, parecería que todo está resuelto con desmontar,
desmitificar y desenmascarar al capitalismo, sus métodos y formas de dominación, empresa
muy fácil de lograr, toda vez que existen elementos teóricos de sobra y una realidad
palpada, doliente y sufrida por parte de los pueblos, no solo de nuestra América Latina, sino
del mundo.
En ese sentido, los peligros de una formación de este tipo son elevados, puesto que
en primera instancia debemos abordar, la formación y visión de nuestros profesionales al
servicio de la educación, la pérdida de la ética -la pieza clave del esquema-, la pérdida de la
dignidad de la política como ciencia aplicada e instrumento práctico al servicio de los
pueblos en la resolución de sus necesidades, problemas y concreción de sus aspiraciones en
el marco de la democracia, ya no representativa, sino participativa para que una sociedad
pueda progresar y evolucionar.
Pero, por otro lado, está la mentira, el engaño y la mitificación de la historia del otro
lado, de la teoría que se asume como la panacea al sistema capitalista, y que en la praxis ha
demostrado fehacientemente ser ineficaz y no elevar a la humanidad hacia estadios
superiores de conciencia, sino que, por el contrario, la han brutalizado, la han vejado, tanto
como su antítesis.
No es acaso el marxismo y su materialismo histórico una visión europea, la
formación y visión de Marx, Engels, Lenin, Gramsci y otros, se compagina con la visión
latinoamericana, forman sus teorías una sincronización natural con nuestra identidad e
idiosincrasia o a la fuerza queremos imponer formas, métodos, sistemas, teorías y praxis
ajenas a nuestra historia, a lo que fuimos en nuestros orígenes ancestrales y en lo que nos
convertimos desde todo punto de vista a raíz del mestizaje que trajo consigo la conquista y
colonización, siendo que en la actualidad somos algo nuevo, si cabe la expresión, una
mezcla de tres razas en esencia, la americana, la africana y la europea, pero que en la
actualidad debido a la globalización es aún mayor debido a la integración a nuestros
pueblos de otras razas como la asiática.
Hoy está más que demostrado, como los megamillonarios de siempre, al servicio del
poder fáctico global financiaron la revolución Bolchevique, financiaron a la URSS, al punto
incluso de construir su aparato industrial y es por ello, que en 1991 se unen al sistema
capitalista con la extinción de esta nación. Esto, sin meterse a fondo en la vida de Marx y
todo un sinfín de mitos que se tejieron sobre este personaje, sin saber que fue financiado
por intereses fácticos y su pasado religioso.
Aquí, es donde deriva el peligro, en que nos venden a unos buenos y a otros malos,
a que algo de afuera es bueno y lo otro es malo. A que está mal que los políticos de
“oposición” del país reciban financiamiento del exterior de intereses fácticos contrarios al
país, pero está bien que los que nos venden la panacea de todos los problemas del mundo,
hayan sido financiados por los mismos intereses fácticos al servicio de la acumulación de
capital y de la concentración de poder. Y se elaboran programas, cursos, unidades
curriculares que, si acaso o de forma minoritaria se sustentan en nuestros pensadores, en
nuestros filósofos ancestrales, en el pensamiento Bolivariano y Robinsoniano.
Todo de afuera, poco de nosotros, pero por fanatismo y creencia ideológica, unos
pocos asumen que las mayorías ven unos modelos buenos y los otros malos, porque
cuentan una sola versión de la historia, porque mantienen ignorantes a una parte de la
población con respecto a las falsedades que esconde la otra parte, pero la praxis demuestra
la contrario, aunque lo quieran vender como la solución a todos los males de la humanidad,
ahora incluso queriéndonos vender el modelo chino como lo máximo, como una
originalidad dentro del marxismo, cuando su sistema económico es aún más capitalista que
el de los EEUU, cuando tienen a un pueblo controlado y vigilado en exceso por medio de la
tecnología y su esquema social funciona bajo un sistema de crédito social.
Ahora bien, volvamos al punto central de este análisis, se recalca la formación
sociopolítica es imperativa, transversal y orgánica en todo sistema educativo de tipo
universitario, no obstante, requiere de mucho cuidado, de mucho equilibrio, puesto que
entre los individuos existe la objetividad subjetiva, requiere primordialmente instruir en
pensamiento crítico, que permita al estudiante siempre cuestionar lo que le instruye el
sistema educativo donde se encuentra inmerso, lo que lee, lo que escucha, lo que le dicen
políticos y gobernantes, medios de información y comunicación, redes sociales, etc., etc.
Requiere ser instruido con diversos métodos y metodologías que le permitan
discernir y llegar a conclusiones propias, a tener una visión ética, dialéctica y
multidimensional para no ser víctima de la manipulación y el engaño de los poderes
fácticos globales y, de ese modo, poder transformar su realidad, de manera individual y
colectiva en busca de la mayor suma de felicidad social, de seguridad social y de
estabilidad política.
Finalmente, se requiere formar a un individuo con una visión distinta, enseñarlo a
pensar, para que este no sea manipulado por los intereses fácticos globales y solo así podrá
desmontar el aparato ideológico de dominación foráneo, las estructuras y superestructuras
que están al servicio de este y, así construir una nueva sociedad al servicio de las
aspiraciones de los pueblos, al servicio de las mayorías, bajo una visión humanista en todo
el sentido de la palabra.

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