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Jesús RIVERO
Coordinador General del Centro de
Educación Popular "Luis Zambrano"
INTRODUCCION
Desde hace mucho tiempo hemos estado sometidos a una terrible dependencia, no sólo en el
plano económico, político, sino ideológico.
En este último aspecto nos interesa resaltar el predominio del denominado modelo euro centrista,
donde el conocimiento válido y científico es el producido más allá del Atlántico. Con él fuimos
formados en muchas disciplinas, sobre todo en la historia, donde el predominio de Roma, Grecia
y Mesopotamia constituye la base y esencia del desarrollo universal. La verdad tiene como
espacio esa parte del mundo. Desde muy temprano hemos aprendido, como contraparte, que lo
importante no está de este lado, que lo importante no es nuestra historia; es difícil admitir que
tenemos historia patria y menos aun latinoamericana.
Hemos vivido en un continum contradictorio entre un mundo lejano que debemos admirar e
imitar y una realidad subestimada, ignorada y rechazada por nosotros mismos.
Esta estructura dependiente ha calado hasta imponer un pensar adormecido y de reflejo que se
explica mediante una inercia que sólo busca el conocimiento europeo y luego el de EE.UU. para
reproducirlo en nuestra tierra. Ello ha conducido a que grandes sectores intelectuales realmente
no sientan la necesidad de investigar, pues sencillamente el verdadero conocimiento se produce
en Europa y a nosotros nos corresponde ser "caja de resonancia".
Con honrosas excepciones hemos visto enconados defensores a ultranza de este modelo que a
diario va reproduciendo y tratando de interpretar nuestra realidad a la luz de un discurso
extranjero.
Hemos sido formado bajo ese modelo ideológico que devalúa nuestro propio pensamiento,
motivo por el cual el compañero Rubén Blades nos dice: "Nos enseñaron a leer y a hablar para
repetir lecciones con qué domar nuestra voluntad; fue así como casi olvidé lo que fui, pues al
amo no le conviene la verdad... nuestra historia aún existe, sólo hay que redescubrirla, porque
desde niños nos enseñaron verdades que son mentiras, porque crecemos como loros amaestrados
para repetirlas" (Rubén Blades, Agua de Luna, Blakaman, 1986).
Frente a esta atropellada situación han surgido latinoamericanos que han levantado las banderas
de la imperiosa necesidad de conocer nuestra realidad, de construir desde la patria chica hasta la
patria grande. Aquí se dan las manos, Bolívar cuando nos señala "Nuestra patria es América", y
Mario Briceño Iragorri: "Nunca alcanzará virtud creadora ni crecerá cuanto es debido en nuestro
espíritu la noción de la patria tal, capaz de abarcar en su seno los destinos de mil diversos pueblo,
si no profundiza su raigambre en la robusta individualidad de la patria local, en el afecto
inconmovible al pueblo, al barrio, a la calleja, a la casa; en fin, donde corrieron los tiempos sin
igual de nuestra infancia" (Mario Briceño Iragorri, Tapiz).
La consecuencia más inmediata de esta práctica euro centrista no ha sido sólo el desprecio de
nuestra cultura, sino la ausencia de estudios de nuestro país. En estas tierras hay expertos y
eruditos sobre diferentes aspectos de la vida europea, que piensan, respiran y evocan las
andanzas en esas latitudes, pero que son unos verdaderos ignorantes y extranjeros en su propia
tierra.
Nuestra intención no es reeditar las páginas del chauvinismo, ni ponernos de espaldas al
conocimiento existente; se trata de algo más sencillo: necesitamos conocer profundamente la
realidad que aspiramos transformar y ella es nuestra patria, Venezuela y América.
Es evidente la falta de conocimiento sobre este espacio donde nacimos, pasamos nuestra vida y
con toda seguridad nos darán sepultura. Esa ausencia de conocimientos sobre nosotros nos ha
acarreado graves consecuencias.
La ausencia de domino metodológico explica el desconocimiento de nuestra realidad, a tal punto
que dicho análisis está caracterizado por una casi completa idealización; a ello se une la reiterada
confusión de las causas esenciales que expliquen los fenómenos estudiados, hasta el
desconocimiento de nuestro enemigo principal.
Como no producimos conocimiento que explique esencialmente los fenómenos que la
caracterizan, entonces se hace uso de manera desesperada de tesis y teorías que explican
situaciones externas para recrear las nuestras.
La conducción de los procesos sociales no puede seguir el ya trillado campo del empirismo y el
pragmatismo. Debemos asumirlo científicamente, pues es evidente en los últimos treinta años lo
desacertado de la dirección social en casi todos sus planos.
En la actualidad estamos padeciendo las consecuencias de una dirección social que se basa en el
desconocimiento de nuestra realidad.
No debería sorprendernos de los altos niveles de despolitización, sobre todo en los jóvenes donde
el pesimismo y la frustración parecen ser los indicadores determinantes. Estamos rodeados de
grupos e individualidades que rechazan la discusión teórica en aras de la primera oportunidad,
pues el oportunismo inmediatista se constituye en una tendencia halagadora. Esta situación
parece enmarcarla el fortalecimiento del enemigo principal caracterizado por acciones sin
dirección, acciones suicidas y debilitadoras de los sectores populares, hasta la imposibilidad
manifiesta de tareas solidarias con Grenada, Argentina, Nicaragua, Panamá, Haití y Cuba.
Frente a esta situación no es posible seguir de brazos cruzados en la ignorancia del conocimiento
de lo que nos rodea, tenemos que afincar nuestra voluntad en saber lo que somos, recordar a
Picón Salas cuando dice: "Frecuentemente se olvida que el espíritu de una país no se forma por
el simple y memorístico traslado de ideas o técnicas, "sino es con una gran experiencia colectiva
padecida y modificada por largas generaciones" (Picón Salas. "Crisis, Cambio y Tradición", pág.
58, 1964).
Como la investigación-acción se ha venido construyendo al calor de las vicisitudes de los
pueblos latinoamericanos con la pretensión de conocerlos exhaustivamente y transformarlos de
acuerdo a su propia posibilidad, no admite apellidos fraguados en otras latitudes; esos apellidos
mas bien deben ser indígenas, negros y mestizos.
En este sentido, sin desconocer los aportes al conocimiento científico, la investigación-acción de
la cual somos partidarios, aprendices de investigadores, militantes comprometidos, modestos y
humildes, es aquella investigación-acción que se encuentra "en el centro de un tambor bien legal"
llamado Latinoamérica.
INVESTIGACION-ACCION
3.- El propio acontecer de los sectores aludidos se convierte en el objeto de estudio. Conocer
la situación que lo rodea y circunda; conocer su propia realidad, sus implicaciones
fundamentales, nos conduce a un saber dónde estamos parados, con quién estamos, quién
nos puede acompañar, y sobre todo, hacia dónde vamos y cómo podemos hacerlo. Esto y
otras cosas definen a esa coletilla de nuestra realidad.
Sólo cuando estamos conscientes de lo que somos, podemos organizamos y desarrollar la
capacidad necesaria para la transformación.
Aspiramos los sectores populares a dominar y dirigir los procesos de producción de bienes,
servicios y conocimientos, como una manera de apropiamos de los medios de poder, para la
transformación de la realidad que agobia a la mayoría de la población. Tratando de sintetizar
podemos decir que la investigación-acción es ciertamente una modalidad metodológica, un
camino más de la investigación científica, una metodología de la teoría y la práctica, para la
acción transformadora.
Esta modalidad contradice al a investigación elitesca o individualista, para transformarse en una
investigación grupal, colectiva, cooperativa, participativa, y sobre todo, comprometida. Este de
conjunto de actividades tiene como perspectiva el aprendizaje de dichas comunidades para
construir y ejercer el poder.
El Método en la Investigación-Acción.
El aspecto medular que caracteriza y diferencia una opción metodológica de otra, es sin duda
alguna lo relativo al método.
En el plano de la producción de conocimientos científicos, es decir, en lo epistemológico, existen
diversas corrientes o escuelas que en lo fundamental son las siguientes: el empirismo, el
positivismo, el estructuralismo, el pragmatismo y el materialismo dialéctico.
Tomando como punto de partida el objeto de estudió de la investigación-acción, el método por
excelencia es el materialismo dialéctico, método que permite observar a dicho objeto
independientemente de nuestra voluntad y en su estado dinámico.
Los objetos de estudios materiales que se mueven, cambien, se transformen según las exigencias
del método, deben ser asumidos en su totalidad, sus partes y relaciones; ello es condición del
principio de la concatenación universal de las cosas.
De igual manera, al objeto también es necesario conocerle su origen y desarrollo, verlo en su
movimiento histórico, en sus contradicciones, cambios y tendencias, para luego confrontarlo en
la dimensión más específica del método, el análisis categorial.
Para el abordaje del estudio en el campo de las ciencias sociales, predominan dos marcos
teóricos: el estructural, funcionalismo caracterizado por la búsqueda del equilibrio, el
materialismo histórico definido por los cambios y transformaciones.
El materialismo dialéctico como método universal de la naturaleza, la sociedad, el pensamiento y
el conocimiento, adquiere especificidad para el estudio de los fenómenos sociales, mediante el
marco teórico del materialismo histórico, que dicho de otra forma no es más que la aplicación del
materialismo dialéctico a la realidad social.
Dentro de esta perspectiva teórico-metodológica es que pueden desarrollarse los diferentes
procedimientos y técnicas para la operación del trabajo de investigación, es decir, que todo lo
que concierne a lo que se denomina diseño operacional, está supeditado a las directrices,
concepciones y postulados metodológicos.
El Proceso del Trabajo del Investigador.
Un desarrollo contradictorio.
1- Cambio en el Sujeto.
El primer lugar, el sujeto social son los hombres y mujeres de los sectores populares en su propia
comunidad local, conscientemente comprometidos y organizados para apropiarse de los medios
de poder en un indisoluble binomio con su acontecer.
2- Cambios en el objeto.
La propia vida cotidiana de los miembros de los sectores populares, su acontecer, su cultura,
observada como una totalidad concreta y no atomizada, problematizada y mucho menos
hipotetizada.
3- Cambios en el espacio.
La investigación que califica, prestigia y provee poder y otros beneficios, siempre ha sido la
dispensadora de conocimientos del mundo desarrollado. Desde hace algún tiempo hemos tenido
la osadía de estudiar y producir conocimiento sobre el mundo subdesarrollado, para llegar a
conocernos, a diferencia de la acostumbrada práctica de ser conocidos por otros.
Pero ese esfuerzo por conocernos parte de la comunidad local como totalidad concreta
conformada por los hombres y mujeres que la habitan, inmersos en su cotidianidad. También
"está en los centros de trabajo donde se perfecciona la explotación, en los centros de enseñanza
donde se fragua la reproducción ideológica del capital y en los servicios públicos y privados
donde chocan las necesidades de los oprimidos y se marchita la calidad de la vida".
4- Cambios en el tiempo.
Ya la producción de conocimiento no estará dirigida a ese "deber ser inalcanzable", sino que nos
proponemos producir conocimiento para transformar lo cotidiano y hacer del cambio y la
transformación también algo cotidiano, hasta acostumbrarnos a cambiar todo lo que haya que
cambiar.
Lograr desde la base un proceso de transformación como acción cotidiana en los individuos,
grupos, familias y comunidades, es nuestra más firme aspiración.
5- Cambios en el beneficiario.
Es ahora cuando los sectores populares, hasta ayer marginados del proceso en producción de
conocimiento, se convierten en productores y consumidores de su propio esfuerzo, beneficiario
de los bienes, servicios y conocimiento, por ello elaborados.
6- Cambios en la finalidad.
La búsqueda de la producción de conocimiento, de información, por parte de un nuevo sector
social, obviamente debe conducir a una nueva hegemonía de poder, con una direccionalidad
específica que es la transformación del subdesarrollo.
Esta ambiciosa finalidad podrá ser la resultante de la multiplicidad de proceso de organización y
concientización de los productores directos que llegarán a transformarse de consumidores de
conocimientos foráneos, librescos y obsoletos, en beneficiarios de su propio esfuerzo.
Entre nuestros postulados ineludibles está la reivindicación del pensamiento renovador
latinoamericano, de sus luchas libertarias, de su dignificación y autosuficiencia popular.
La investigación-acción aspira al desarrollo permanente de comunidades autocríticas y
autogestionadas, de los procesos productivos de bienes, servicios y conocimientos. En este
último aspecto debemos decir a viva voz que aspiramos que mujeres y hombres de los sectores
populares se conviertan en científicos sociales, en productores de conocimientos, de teorías,
metodología y técnicas, así como del dominio de la dirección de los citados procesos.
En síntesis, aspiramos a un proceso de transformación cultural que mueva los cimientos de
individuos, grupos y comunidades en su trabajo, su organización social y su lenguaje.
En Venezuela y América hay un nuevo tinglado que en los hechos cotidianos le hacen tocar una
nueva melodía. Cada vez es más evidente que nuestros pueblos quieren decir su propia palabra.
Se observa en cada momento esfuerzos por centrarse en sus propios recursos y autogestionarse.
Debemos registrar con paciencia y fidelidad este crecer de la hierba para que objetivamente
podamos pasar del pesimismo al optimismo y así poder redoblar con nuevo entusiasmo las tareas
de concientización, organización y educación que está reclamando nuestro pueblo.
BIBLIOGRAFIA
Blades, Rubén
Agua de Luna, Blakaman. 1986.
Briceño Iragorri, Mario
Tapiz
Rivero, Jesús
Curso de Metodología de la Investigación-Acción, material didáctico. Caracas, 1989.
Salas Picón
Crisis, Cambio y Tradición
Editorial Edime,1964.