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INVESTIGACION-ACCION LATINOAMERICANA

Jesús RIVERO
Coordinador General del Centro de
Educación Popular "Luis Zambrano"

INTRODUCCION

Desde hace mucho tiempo hemos estado sometidos a una terrible dependencia, no sólo en el
plano económico, político, sino ideológico.
En este último aspecto nos interesa resaltar el predominio del denominado modelo euro centrista,
donde el conocimiento válido y científico es el producido más allá del Atlántico. Con él fuimos
formados en muchas disciplinas, sobre todo en la historia, donde el predominio de Roma, Grecia
y Mesopotamia constituye la base y esencia del desarrollo universal. La verdad tiene como
espacio esa parte del mundo. Desde muy temprano hemos aprendido, como contraparte, que lo
importante no está de este lado, que lo importante no es nuestra historia; es difícil admitir que
tenemos historia patria y menos aun latinoamericana.
Hemos vivido en un continum contradictorio entre un mundo lejano que debemos admirar e
imitar y una realidad subestimada, ignorada y rechazada por nosotros mismos.
Esta estructura dependiente ha calado hasta imponer un pensar adormecido y de reflejo que se
explica mediante una inercia que sólo busca el conocimiento europeo y luego el de EE.UU. para
reproducirlo en nuestra tierra. Ello ha conducido a que grandes sectores intelectuales realmente
no sientan la necesidad de investigar, pues sencillamente el verdadero conocimiento se produce
en Europa y a nosotros nos corresponde ser "caja de resonancia".
Con honrosas excepciones hemos visto enconados defensores a ultranza de este modelo que a
diario va reproduciendo y tratando de interpretar nuestra realidad a la luz de un discurso
extranjero.
Hemos sido formado bajo ese modelo ideológico que devalúa nuestro propio pensamiento,
motivo por el cual el compañero Rubén Blades nos dice: "Nos enseñaron a leer y a hablar para
repetir lecciones con qué domar nuestra voluntad; fue así como casi olvidé lo que fui, pues al
amo no le conviene la verdad... nuestra historia aún existe, sólo hay que redescubrirla, porque
desde niños nos enseñaron verdades que son mentiras, porque crecemos como loros amaestrados
para repetirlas" (Rubén Blades, Agua de Luna, Blakaman, 1986).
Frente a esta atropellada situación han surgido latinoamericanos que han levantado las banderas
de la imperiosa necesidad de conocer nuestra realidad, de construir desde la patria chica hasta la
patria grande. Aquí se dan las manos, Bolívar cuando nos señala "Nuestra patria es América", y
Mario Briceño Iragorri: "Nunca alcanzará virtud creadora ni crecerá cuanto es debido en nuestro
espíritu la noción de la patria tal, capaz de abarcar en su seno los destinos de mil diversos pueblo,
si no profundiza su raigambre en la robusta individualidad de la patria local, en el afecto
inconmovible al pueblo, al barrio, a la calleja, a la casa; en fin, donde corrieron los tiempos sin
igual de nuestra infancia" (Mario Briceño Iragorri, Tapiz).
La consecuencia más inmediata de esta práctica euro centrista no ha sido sólo el desprecio de
nuestra cultura, sino la ausencia de estudios de nuestro país. En estas tierras hay expertos y
eruditos sobre diferentes aspectos de la vida europea, que piensan, respiran y evocan las
andanzas en esas latitudes, pero que son unos verdaderos ignorantes y extranjeros en su propia
tierra.
Nuestra intención no es reeditar las páginas del chauvinismo, ni ponernos de espaldas al
conocimiento existente; se trata de algo más sencillo: necesitamos conocer profundamente la
realidad que aspiramos transformar y ella es nuestra patria, Venezuela y América.
Es evidente la falta de conocimiento sobre este espacio donde nacimos, pasamos nuestra vida y
con toda seguridad nos darán sepultura. Esa ausencia de conocimientos sobre nosotros nos ha
acarreado graves consecuencias.
La ausencia de domino metodológico explica el desconocimiento de nuestra realidad, a tal punto
que dicho análisis está caracterizado por una casi completa idealización; a ello se une la reiterada
confusión de las causas esenciales que expliquen los fenómenos estudiados, hasta el
desconocimiento de nuestro enemigo principal.
Como no producimos conocimiento que explique esencialmente los fenómenos que la
caracterizan, entonces se hace uso de manera desesperada de tesis y teorías que explican
situaciones externas para recrear las nuestras.
La conducción de los procesos sociales no puede seguir el ya trillado campo del empirismo y el
pragmatismo. Debemos asumirlo científicamente, pues es evidente en los últimos treinta años lo
desacertado de la dirección social en casi todos sus planos.
En la actualidad estamos padeciendo las consecuencias de una dirección social que se basa en el
desconocimiento de nuestra realidad.
No debería sorprendernos de los altos niveles de despolitización, sobre todo en los jóvenes donde
el pesimismo y la frustración parecen ser los indicadores determinantes. Estamos rodeados de
grupos e individualidades que rechazan la discusión teórica en aras de la primera oportunidad,
pues el oportunismo inmediatista se constituye en una tendencia halagadora. Esta situación
parece enmarcarla el fortalecimiento del enemigo principal caracterizado por acciones sin
dirección, acciones suicidas y debilitadoras de los sectores populares, hasta la imposibilidad
manifiesta de tareas solidarias con Grenada, Argentina, Nicaragua, Panamá, Haití y Cuba.
Frente a esta situación no es posible seguir de brazos cruzados en la ignorancia del conocimiento
de lo que nos rodea, tenemos que afincar nuestra voluntad en saber lo que somos, recordar a
Picón Salas cuando dice: "Frecuentemente se olvida que el espíritu de una país no se forma por
el simple y memorístico traslado de ideas o técnicas, "sino es con una gran experiencia colectiva
padecida y modificada por largas generaciones" (Picón Salas. "Crisis, Cambio y Tradición", pág.
58, 1964).
Como la investigación-acción se ha venido construyendo al calor de las vicisitudes de los
pueblos latinoamericanos con la pretensión de conocerlos exhaustivamente y transformarlos de
acuerdo a su propia posibilidad, no admite apellidos fraguados en otras latitudes; esos apellidos
mas bien deben ser indígenas, negros y mestizos.
En este sentido, sin desconocer los aportes al conocimiento científico, la investigación-acción de
la cual somos partidarios, aprendices de investigadores, militantes comprometidos, modestos y
humildes, es aquella investigación-acción que se encuentra "en el centro de un tambor bien legal"
llamado Latinoamérica.

INVESTIGACION-ACCION

Entendemos por investigación-acción una modalidad metodológica de las ciencias sociales,


asumida conscientemente por los sectores sociales hasta ahora marginados del saber dominante,
para conocer su propio acontecer, generar teorías y técnicas capaces de concretar y desarrollar la
capacidad de producir conocimientos, bienes y servicios para ponerlos a la disposición de la
colectividad en la perspectiva de la transformación de la realidad objeto de estudio.
De acuerdo a dicha definición, aspiramos precisar algunos aspectos fundamentales:

1.- Al asumir la investigación-acción como una modalidad metodológica, queremos indicar


que se trata de un esfuerzo muy modesto, pero dinámico, cuyos cambios y
transformaciones se lograrán a lo largo de su posibilidad investigativa. En tal sentido, no
estamos hablando de un nuevo paradigma de las ciencias sociales.
2.- El sujeto social lo constituye los aspectos sociales marginados del saber dominante que
asumen conscientemente esta modalidad metodológica. Es oportuno resaltar el carácter
de clases de quienes asumen conocer.

Esta especificidad es fundamentalmente política, pues investigar, conocer y producir


conocimiento lo es y constituye un medio para el fortalecimiento del poder. Al fin y al cabo
investigar es un problema de Estado a favor o en contra de él. Estos grupos sociales marginados
del saber dominante no pueden asumir inconscientemente el proceso de producir conocimiento.
Lo hacen en primer lugar desde la posición de descubrimiento que el ser humano es el único que
pueda conscientemente producir conocimiento (pudiésemos hablar de una perspectiva biológica).
En segundo lugar, asumiendo una posición epistemológica transformadora como esencia del
compromiso asumido. En tercer lugar, rompiendo con el carácter antidemocrático ejercido por
los sectores dominantes en el momento de producir conocimiento; y en cuarto lugar, una
finalidad muy peculiar: no queremos ser investigadores por adquirir un nuevo nivel de prestigio
social o cualquier prebenda derivada de tal posición. Queremos dominar el proceso de
producción de conocimiento por la sencilla necesidad que tenemos los sectores populares de
apropiarnos de los medios de poder, porque pensamos firmemente en conducir nosotros mismos
los procesos de transformación social. Entendemos con la mayor claridad posible que cuando un
sector social se apropia de medios de producción y en este caso, medios de producción de
conocimiento, también se está constituyendo poder. Por tal motivo, el proceso de producción de
conocimiento por parte de sectores populares, constituye el desarrollo contradictorio en este
plano y por lo tanto la construcción de un poder emergente que dependiendo de su propio
desarrollo podrá confrontarse, producir los cambios y transformaciones que aspira.

3.- El propio acontecer de los sectores aludidos se convierte en el objeto de estudio. Conocer
la situación que lo rodea y circunda; conocer su propia realidad, sus implicaciones
fundamentales, nos conduce a un saber dónde estamos parados, con quién estamos, quién
nos puede acompañar, y sobre todo, hacia dónde vamos y cómo podemos hacerlo. Esto y
otras cosas definen a esa coletilla de nuestra realidad.
Sólo cuando estamos conscientes de lo que somos, podemos organizamos y desarrollar la
capacidad necesaria para la transformación.

4.- El esfuerzo de la investigación-acción es para producir conocimientos y modificaciones


intencionadas de la realidad. En ello se incluye que en este esfuerzo también la
producción de bienes y servicios; por lo tanto, la investigación-acción es una modalidad
metodológica para producir conocimientos, teorías, políticas y técnicas. También para
producir bienes artesanales, industriales, etc., porque queremos conducir y dominar esos
procesos productivos. De igual manera, la investigación-acción es una modalidad
metodológica para la producción de mejores servicios públicos que nos permita dominar
los procesos productivos de la administración gubernamental, por la sencilla razón que
aspiramos poner al servicio de la mayoría a la administración pública.

Aspiramos los sectores populares a dominar y dirigir los procesos de producción de bienes,
servicios y conocimientos, como una manera de apropiamos de los medios de poder, para la
transformación de la realidad que agobia a la mayoría de la población. Tratando de sintetizar
podemos decir que la investigación-acción es ciertamente una modalidad metodológica, un
camino más de la investigación científica, una metodología de la teoría y la práctica, para la
acción transformadora.
Esta modalidad contradice al a investigación elitesca o individualista, para transformarse en una
investigación grupal, colectiva, cooperativa, participativa, y sobre todo, comprometida. Este de
conjunto de actividades tiene como perspectiva el aprendizaje de dichas comunidades para
construir y ejercer el poder.

El Método en la Investigación-Acción.

El aspecto medular que caracteriza y diferencia una opción metodológica de otra, es sin duda
alguna lo relativo al método.
En el plano de la producción de conocimientos científicos, es decir, en lo epistemológico, existen
diversas corrientes o escuelas que en lo fundamental son las siguientes: el empirismo, el
positivismo, el estructuralismo, el pragmatismo y el materialismo dialéctico.
Tomando como punto de partida el objeto de estudió de la investigación-acción, el método por
excelencia es el materialismo dialéctico, método que permite observar a dicho objeto
independientemente de nuestra voluntad y en su estado dinámico.
Los objetos de estudios materiales que se mueven, cambien, se transformen según las exigencias
del método, deben ser asumidos en su totalidad, sus partes y relaciones; ello es condición del
principio de la concatenación universal de las cosas.
De igual manera, al objeto también es necesario conocerle su origen y desarrollo, verlo en su
movimiento histórico, en sus contradicciones, cambios y tendencias, para luego confrontarlo en
la dimensión más específica del método, el análisis categorial.
Para el abordaje del estudio en el campo de las ciencias sociales, predominan dos marcos
teóricos: el estructural, funcionalismo caracterizado por la búsqueda del equilibrio, el
materialismo histórico definido por los cambios y transformaciones.
El materialismo dialéctico como método universal de la naturaleza, la sociedad, el pensamiento y
el conocimiento, adquiere especificidad para el estudio de los fenómenos sociales, mediante el
marco teórico del materialismo histórico, que dicho de otra forma no es más que la aplicación del
materialismo dialéctico a la realidad social.
Dentro de esta perspectiva teórico-metodológica es que pueden desarrollarse los diferentes
procedimientos y técnicas para la operación del trabajo de investigación, es decir, que todo lo
que concierne a lo que se denomina diseño operacional, está supeditado a las directrices,
concepciones y postulados metodológicos.
El Proceso del Trabajo del Investigador.

El proceso de trabajo investigativo es la acción que realiza el equipo de investigación con su


método específico sobre el objeto de estudio, dando un primer resultado denominado diseño de
la investigación, que tendrá el tinte imprimido por el método. En el caso que nos ocupa y tal
como lo hemos señalado, si el sujeto asume el método dialéctico, el tiene también que serlo.
La opción metodológica de la investigación-acción que practicamos, puede distinguirse porque el
punto de partida de cualquier esfuerzo investigativo debe ser una decisión colectiva de un grupo
de sujetos interesados en un grupo de acciones transformadores del objeto en que intervienen. Es
tal vez reiterativo que este equipo de investigación integrado por miembros de la comunidad en
cuestión, participan en todas las fases y etapas de la investigación.
Aspecto también interesante a resaltar es que estudiamos una determinada realidad objeto de
estudio, la cual la asumimos en sus totalidad, lo que significa que no la fragmentamos en átomos
sociales, en problemas. Estudiamos la realidad en su totalidad concreta, no estudiamos
problemas.
Como no hay una separación entre sujeto y objeto, no hay razones para intermediar entre uno y
otro con suposiciones debidamente formuladas. Significa que tampoco trabajamos con hipótesis;
ello no conduce a negar cualquier investigación porque haga uso de este instrumento.
El objeto de estudio debidamente definido y delimitado por la acción social, el tiempo y el
espacio, será confrontado bibliográficamente o medición de conocimientos, experimentales,
documental y formativos. Esta tarea cognoscitiva es la qué nos pondrá junto con el método
dialéctico en condiciones de reconstruir el objeto en su totalidad, sus partes y relaciones; en su
movimiento, automovimiento, contradicciones, cambios, tendencias.
He aquí la labor esencial que nos conduce a la elaboración de un diseño de investigación
dialéctico.
Después del diseño de la investigación, quisiéramos, aún cuando sea brevemente, referimos al
proceso de producción de conocimiento propiamente dicho, a la luz de la opción epistemológica
del materialismo dialéctico.
El proceso general de investigación, como ya lo hemos indicado varias veces, parte de la realidad
objeto asumida como lo concreto real hacia lo abstracto, para luego volver a lo concreto.
Esa vía de lo concreto a lo abstracto que recorre al objeto va a estar presidida por una lógica que
se parece al objeto: la lógica dialéctica.
Ahora bien, este recorrido y otros tantos, va a conformar procesos de pensamientos sobre el
objeto. El investigador capta el objeto concreto sensorialmente. Por sus diferentes sentidos fluye
información sobre la realidad y esa información llega a nuestro cerebro, donde la almacenamos,
registramos, comparamos y sin darnos cuenta empieza a preocuparnos menos el objeto concreto-
real que la información proveída; es porque sencillamente nos estamos separando del objeto, nos
alejamos de él, nos dirigimos de lo concreto a lo abstracto. Cuando es la razón la que empieza a
dominar,. es porque estamos en el proceso racional presto a ordenar lógicamente lo que
conocemos del objeto.
Nos interesa ahora aunque sea indicar ese otro gran momento denominado proceso de
conocimiento. Captamos lo concreto-real mediante sensaciones, pero evidentemente ello sólo
proporciona el conocimiento de la apariencia. Sin embargo, esa apariencia es un gran esfuerzo
que incorpora de manera comprometida a la teoría y a los llamados métodos lógicos (inducción,
deducción, análisis y síntesis) sobre todo a la observación, la experiencia y la inducción.
El conocimiento aparente debe calificarse mediante la precisión de los fenómenos que podamos
construir en esa realidad concreta. Esa calificación es también un esfuerzo metodológico, es
decir, aplicación de los métodos lógicos y las categorías teóricas respectivas. Más
específicamente, los fenómenos deben ser estudiados en su totalidad, partes y relaciones en las
respectivas inducciones, deducciones, análisis y síntesis, llegando del conocimiento aparencial al
conocimiento fenomenológico.
Metodológicamente es obligante trascender lo fenomenológico, cuestión que se logra mediante el
procedimiento anterior, para así llegar al proceso de conocimiento esencial, a la esencia más
profunda.
El método dialéctico supone de manera cotidiana llegar a la esencia más profunda; por lo tanto es
imprescindible cada vez más el dominio de este método científico.
Todo el esfuerzo que venimos demostrado nos conduce a resultados buscados y ellos son, en el
primer nivel, de lo concreto, sensorial y aparencial, alcanzamos el nivel de conocimiento
descriptivo; luego en el nivel de lo racional y fenomenológico llegamos al conocimiento
conceptual, para concluir en el nivel de mayor abstracción, lógico y esencial con el conocimiento
teórico. Aquí siempre aspiramos llegar porque él nos permite la explicación esencial de los
fenómenos de la realidad concreta que estudiamos.

Surgimiento y desarrollo de la investigación-acción.

El surgimiento de la investigación-acción lo ubicamos en la rebeldía, hasta hoy presente, de


nuestro antepasado frente a la avasallante colonización. Ya van cinco siglos de dignidad,
distancia y autenticidad étnica. Esta insurgencia soterrada o abierto, pero siempre permanente de
nuestra población expresada en Simón Rodríguez, constituye nuestro antecedente más
significativo. Con él una pléyade de hombres y mujeres a lo largo de nuestra patria América, se
han constituido en los precursores del pensamiento, la dignidad y la acción transformadora de
América Latina: espacio del futuro y redención de la humanidad.
En oportunidad anterior hemos hecho referencia al hilo conductor de la dignidad y la
reivindicación del pensamiento que nos coloca en secuencia rodrigueana al maestro Paulo Freire,
quien en uno de los más serios compromisos contemporáneos latinoamericanos empieza a
deambular por estas tierras con su investigación temática, la alfabetización y la educación
popular. Este esfuerzo no es en vano, pues el patriota Camilo Torres investiga y actúa en las
Montañas de Colombia. De aquí se conocen proyectos de investigación con la participación de
campesinos, obreros y otros sectores.
A partir de los años sesenta un cuestionamiento al sector sacralizado atraviesa a Latinoamérica.
Desde México hasta Argentina se empiezan a conocer esfuerzos por rescatar lo concreto real
como trascendente en el proceso de conocer y producir conocimiento; ello ocurre en el campo y
en la ciudad; en lo público y lo privado, y hasta en la iglesia. En esta última institución
caracterizada por lo conservador y la quietud empieza a conocerlos documentos de Medellín,
Cuernavaca, Puebla, Sao Paulo, hasta la teología de la Liberación.
No es por casualidad que en los años setenta en Bogotá se reúne el Congreso Mundial de
Sociología, y allí Fals Borda, Maruja, Rigoberto, Roberto, y otros compatriotas, presentan su
tesis sobre la investigación acción, investigación militante, etc., obteniendo esta corriente
investigativa su credencial universal.
Desde el Congreso Mundial de Sociología se ha multiplicado la práctica de la investigación-
acción, militante o participativa, creando un cauce de mayor aliento como es la educación
popular, la educación del pueblo, la educación política, para la asunción de proyectos colectivos
transformadores hasta este I Encuentro de Investigación-Acción que realizamos en la tierra de
Don Luis Zambrano.

Un desarrollo contradictorio.

La investigación-acción no ha sido producto de un desenvolvimiento lineal, sino que ha sido


expresión de la dinámica contradictoria del quehacer latinoamericano.
Obviamente que la contradicción expresada en el modelo dominante del euro centrismo y la
dependencia, ha sido la fuente y origen de todo el quehacer de esta alternativa metodológica y
allí centramos nuestros esfuerzos hasta que ella se haga antagónica y sólo pueda resolverse por la
exclusión de una de las partes; en esta oportunidad, la derrota de la dependencia en todos sus
planos.
Una segunda contradicción está en la búsqueda de alternativas frente a la investigación
academicista aferrada a la contradicción anterior. Cuando enfrentamos la tesis de la producción
de conocimientos individualista, elitesca, postulamos la incorporación de una base social popular
a dicho proceso para su democratización, y también como una práctica para conocer de manera
prioritaria nuestra realidad económica, política y social. Ello implica también un proceso de
reivindicación del pensamiento latinoamericano en divergencia con las tesis desarrollistas y los
trasplantes.
Es conveniente reiterar nuestra interpretación dialéctica, pues en definitiva no se trata de
antagonizar per se sino que ese desarrollo contradictorio asuma cualitativamente la dimensión
que conduce a su superación.
Esta modalidad metodológica también se debe en esa estrecha confrontación, entre la absurda
separación de la teoría y la acción; entre la práctica y el conocimiento; entre conocer, investigar
y actuar, así como entre el trabajo manual e intelectual. Resulta entonces de aquí una
investigación-acción como una metodología de la praxis.
El predominio positivista de la neutralidad de la ciencia se estrella frente a la inconmovible
realidad latinoamericana; en este espacio toda neutralidad se confunde con la traición. Al lado de
los indicadores del subdesarrollo, evadir el compromiso es un sarcasmo; por lo tanto, nuestra
práctica investigativa no tiene otra opción que la del compromiso y la transformación.
Esta afirmación puede explicar sin muchas vueltas la intencionalidad expresa de la neutralidad
de la ciencia cuando insiste ideológicamente en la separación del sujeto con el objeto.
Como nuestro objeto de estudio se ubica precisamente en los fenómenos políticos e ideológicos
de la realidad social, nos conduce al ineludible enfrentamiento de desarrollar y perfeccionar el
encubrimiento; o develar, analizar y explicar la naturaleza de las relaciones de los referidos
fenómenos.
En este pugilato social también se viene debatiendo la conducción de los procesos de equilibrio,
cambios y transformaciones de nuestras comunidades; conducción con el centro de decisión
fuera de nuestras fronteras o por lo contrario, una conducción autónoma que conozca la realidad
que intenta transformar, que construya un discurso con las palabras e intenciones del mismo y
señale los derroteros que el pueblo determine, es decir, que frente al mundo ideal del desarrollo
moderno y tecnocrático a imitar se erija la autogestión de los pueblos de América Latina y su
correspondiente inserción en la totalidad y universalidad del conocimiento.
Las cosas no han permanecido intactas.

Como resultante de ese desarrollo contradictorio a lo interno de la investigación-acción se han


operado algunos cambios significativos. Ellos son, entre otros, los siguientes:

1- Cambio en el Sujeto.
El primer lugar, el sujeto social son los hombres y mujeres de los sectores populares en su propia
comunidad local, conscientemente comprometidos y organizados para apropiarse de los medios
de poder en un indisoluble binomio con su acontecer.

2- Cambios en el objeto.
La propia vida cotidiana de los miembros de los sectores populares, su acontecer, su cultura,
observada como una totalidad concreta y no atomizada, problematizada y mucho menos
hipotetizada.

3- Cambios en el espacio.
La investigación que califica, prestigia y provee poder y otros beneficios, siempre ha sido la
dispensadora de conocimientos del mundo desarrollado. Desde hace algún tiempo hemos tenido
la osadía de estudiar y producir conocimiento sobre el mundo subdesarrollado, para llegar a
conocernos, a diferencia de la acostumbrada práctica de ser conocidos por otros.

Pero ese esfuerzo por conocernos parte de la comunidad local como totalidad concreta
conformada por los hombres y mujeres que la habitan, inmersos en su cotidianidad. También
"está en los centros de trabajo donde se perfecciona la explotación, en los centros de enseñanza
donde se fragua la reproducción ideológica del capital y en los servicios públicos y privados
donde chocan las necesidades de los oprimidos y se marchita la calidad de la vida".

4- Cambios en el tiempo.
Ya la producción de conocimiento no estará dirigida a ese "deber ser inalcanzable", sino que nos
proponemos producir conocimiento para transformar lo cotidiano y hacer del cambio y la
transformación también algo cotidiano, hasta acostumbrarnos a cambiar todo lo que haya que
cambiar.
Lograr desde la base un proceso de transformación como acción cotidiana en los individuos,
grupos, familias y comunidades, es nuestra más firme aspiración.

5- Cambios en el beneficiario.
Es ahora cuando los sectores populares, hasta ayer marginados del proceso en producción de
conocimiento, se convierten en productores y consumidores de su propio esfuerzo, beneficiario
de los bienes, servicios y conocimiento, por ello elaborados.

6- Cambios en la finalidad.
La búsqueda de la producción de conocimiento, de información, por parte de un nuevo sector
social, obviamente debe conducir a una nueva hegemonía de poder, con una direccionalidad
específica que es la transformación del subdesarrollo.
Esta ambiciosa finalidad podrá ser la resultante de la multiplicidad de proceso de organización y
concientización de los productores directos que llegarán a transformarse de consumidores de
conocimientos foráneos, librescos y obsoletos, en beneficiarios de su propio esfuerzo.
Entre nuestros postulados ineludibles está la reivindicación del pensamiento renovador
latinoamericano, de sus luchas libertarias, de su dignificación y autosuficiencia popular.
La investigación-acción aspira al desarrollo permanente de comunidades autocríticas y
autogestionadas, de los procesos productivos de bienes, servicios y conocimientos. En este
último aspecto debemos decir a viva voz que aspiramos que mujeres y hombres de los sectores
populares se conviertan en científicos sociales, en productores de conocimientos, de teorías,
metodología y técnicas, así como del dominio de la dirección de los citados procesos.
En síntesis, aspiramos a un proceso de transformación cultural que mueva los cimientos de
individuos, grupos y comunidades en su trabajo, su organización social y su lenguaje.

Un nuevo canto de hechos.

En Venezuela y América hay un nuevo tinglado que en los hechos cotidianos le hacen tocar una
nueva melodía. Cada vez es más evidente que nuestros pueblos quieren decir su propia palabra.
Se observa en cada momento esfuerzos por centrarse en sus propios recursos y autogestionarse.
Debemos registrar con paciencia y fidelidad este crecer de la hierba para que objetivamente
podamos pasar del pesimismo al optimismo y así poder redoblar con nuevo entusiasmo las tareas
de concientización, organización y educación que está reclamando nuestro pueblo.

BIBLIOGRAFIA

Ÿ Blades, Rubén
Ÿ Agua de Luna, Blakaman. 1986.
Ÿ Briceño Iragorri, Mario
Ÿ Tapiz
Ÿ Rivero, Jesús
Ÿ Curso de Metodología de la Investigación-Acción, material didáctico. Caracas, 1989.
Ÿ Salas Picón
Ÿ Crisis, Cambio y Tradición
Ÿ Editorial Edime,1964.

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