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ENSAYO EL CICLO DE LA OPRESIÓN.

PRESENTADO POR: SCHALOHM TATIANA DIAZ OLAYA.

CODIGO:0190212011.

DOCENTE: CAMILO LONDOÑO.

CURSO: FUNDAMENTOS DE LA PSICOLOGIA SOCIAL

UNIVERSIDAD DE SANTANDER UDES.

FACULTAD DE PSICOLOGIA.

AÑO: 2022
EL CICLO DE LA OPRESIÓN.

La gente de poder es quien escribe la historia. Son ellos los que dirigen los países, a pesar

de la farsa que la democracia dice ser, el poder no reside en el pueblo. Porque, aunque es

cierto que el pueblo elige a sus dirigentes, pero el problema es que el sistema está

programado para educar a las personas de tal forma que piensen como a las personas de

poder les gustaría que piensen. Con lo anterior no se quiere caer en la afirmación que las

personas oprimidas son carentes de libre albedrio. Sino que, la educación que reciben, solo

les permite seguir con la misma forma de pensamiento que han traído de generación en

generación, como si fueran computadoras que deben ser programadas con un código para lo

que las personas de poder llamarían “un correcto funcionamiento”. Este es el sistema con el

que se ha dirigido al mundo, y puede ser visto en el contexto nacional. En donde las

personas deciden trabajar en puestos donde muchas veces no se les da un trato digno y las

condiciones son precarias. Mientras que el jefe se hace cada vez más y más rico a costa del

trabajo de la clase obrera, los trabajadores tienen un constante desgaste físico, psicológico y

económico. Ahora bien, pero, ¿Por qué se repite una y otra vez este estado de opresión?

¿Qué es lo que lo convierte en un ciclo continuo que pareciera no tener final? Y más

importante aún, ¿Cómo se puede salir de este bucle para la liberación de la clase oprimida?

Para poder responder las preguntas planteadas con anterioridad, se tomará como base la

dialéctica del amo y el esclavo de Paulo Freire. Existen dos tipos de personas en la

sociedad: los opresores (que vendrían siendo el amo) y los oprimidos (que vendrían siendo

los esclavos). Los opresores buscan que los oprimidos trabajen para ellos, que realicen la

mano de obra que ellos no están dispuestos a realizar mientras ellos se encargan de

dirigirlos. El oprimido atiende, complace y obedece a su amo. El opresor es capaz de


sacrificar su vida por su libertad, en cambio el oprimido valora más su vida, por lo que

prefiere abandonar su libertad y no le importa someterse a alguien más. (Freire, 1993). Pero

si entendemos al ser humano como un ser libre, entonces lo anterior no quiere decir que los

opresores sean más humanos que los oprimidos. Al contrario, el opresor deshumaniza al

oprimido, y al deshumanizarlo, humillarlo, se deshumaniza a si mismo al no reconocer en

el otro un par, sino un inferior.

Ahora bien, si este ciclo continuo se ha repetido desde los inicios de la humanidad, ¿Por

qué es que nadie ha hecho algo al respecto? ¿Acaso los oprimidos se sienten conformes de

vivir subyugados al poder de alguien más? La razón es simple e irónica de cierta forma. La

razón por la que los oprimidos siguen siendo oprimidos se debe a que el fondo todos desean

ser opresores (Freire, 1993). Todos quieren tener la sensación de poder, de estatus, estar en

la cima de las clases sociales y no les importa a cuantas personas deban pisotear en el

proceso. Es necesario recordar que el opresor es capaz de renunciar a su vida por la

libertad. Por lo tanto, si es capaz de renunciar a algo tan importante como su vida, entonces

no le molestaría pasar por encima de la vida de los demás.

Por todo lo anterior es que existe esta clase de bucle sin fin. Mientras exista la

deshumanización en la sociedad por parte del proletariado, entonces siempre habrán

oprimidos y opresores. La única solución viable para poder solucionar este conflicto de

índole social es la de acabar con los opresores. Lo anterior no debe tomarse tan literal,

aunque, sin embargo, si hace referencia a los que mencionaba Paulo Freire, lo cual es que al

humanizar tanto al opresor, como también al opresor que llevamos dentro, se puede romper

el ciclo de opresión (Freire, 1993).


Teniendo en cuenta lo anterior, surge una nueva pregunta, la cual es: ¿Cómo se puede

humanizar al opresor que llevamos dentro? Para lograr lo anterior, se debe analizar 3

puntos importantes: la intencionalidad, la conciencia y la participación de la comunidad en

una construcción de una educación problematizadora.

La intencionalidad es la razón de ser de una persona. Es la razón por la cual una persona

encamina sus acciones hacia la realización de sus metas. Sin embargo, dicho deseo no debe

ser un deseo material o egoísta, sino un deseo que trae beneficios a su comunidad. La

intencionalidad es lo que les permite a los opresores comprender que nacieron para ser

libres y buscar dicha libertad a toda costa. Es por ello, que debe encauzarse esta

intencionalidad a toda acción que sea para el beneficio no tan solo personal, sino también

para la comunidad.

Ahora bien, entiéndase la conciencia no como la conciencia misma, sino al estado de ser

consciente de la conciencia. Es decir, que la persona no solo sea consciente de sus acciones,

pensamientos, aprendizaje o entorno, sino que también sea consciente del por qué, el para

qué y el cómo su consciencia construye su realidad social, y así comprender la importancia

que tiene para poder construir no solo nuestra realidad, sino también la del entorno que nos

rodea.

Por último, la educación problematizadora. En la educación tradicional, que es considerada

por Freire como la “educación bancaria” (Freire, 1993), el educando y los educadores son

los mismos. El profesor enseña a sus alumnos sobre la temática a estudiar. Sin embargo, lo

que diferencia la una de la otra, no son las partes existentes, sino los roles que asume cada

una de ellos. En una educación problematizadora se busca desestabilizar la forma

tradicional en la que se ha venido enseñando. Ya no se tiene la visión de que los educadores


son los que adoctrinan a los educandos. Al contrario, el conocimiento no es algo que se

posee y pasa de uno a otro, sino es un constructo que se ramifica y solidifica con el trabajo

de cada una de las partes implicadas. Se asemeja al modelo IAP de Fals Borda, en donde

los gestores sociales no deben ser vistos como seres omniscientes. Sino debe haber una

mutua colaboración con la comunidad e integrar a la misma en las intervenciones para

enriquecer el proceso y construir el conocimiento.

En conclusión, no se trata de excluir a los opresores de la sociedad. Al contrario, se trata de

reestructurar la forma de pensamiento en donde no haya cavidad para la superioridad. Un

sistema de aprendizaje en donde todos nos veamos como pares y se construya el

conocimiento desde abajo, desde la comunidad. Solo de esta forma se podrá lograr una

conciencia colectiva y toda acción progresiva tendrá el objetivo de la transformación de la

comunidad. El conocimiento debe ser visto como un constructo social. Y no estar basado en

un sistema que se limita a lo que Fals Borda llamo como el “mimetismo intelectual”, el cual

se basa en imitar todo aquello que es considerado como socialmente y/o científicamente

correcto. Al contrario, problematizar cualquier tipo de conocimiento es la base fundamental

para dar lugar a una construcción social en donde participen tanto educadores y educandos,

y que, por ende, se preocupen de transformar la realidad colectiva con el nuevo

conocimiento adquirido. Permitiéndose así, una liberación del yugo de los opresores

quienes eran acobijados por el poder del proletariado y dicho poder era alimentado por las

bocas hambrientas de los oprimidos que estaban dispuestas a abandonar su libertad con tal

de tener una vida, sin importar que fuera una vida buena o mala. Y es ahí, esa diferencia

que divide a los oprimidos de los opresores referente a la elección de la libertad, es lo que

hace falta para abolir el mismo sistema opresor. No es lo mismo buscar una libertad
individual a toda costa, que buscar una libertad colectiva y que en su esencia este grabado

por una influencia completamente social. Lo anterior debido a que ya no se buscara la

libertad a toda costa sin respetar cuántas vidas se arruinen en el proceso, sino que ahora se

buscara la libertad a toda costa respetando cada vida porque se entiende que la

intencionalidad de perseguir ese ideal de libertad es para y porque cada vida cuenta, y, por

lo tanto, debe ser respetada. Y en caso de no hacerlo, solo dicha búsqueda de la libertad se

verá distorsionada volviendo a ser lo que un día fue: la libertad de los opresores. Dejando

así a los oprimidos en la sombra del proletariado y dando vida una vez más a este bucle

interminable de opresión.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

Vanegas Mahecha, S. (2008). Orlando Fals Borda: el legado del hacer ciencia. Universitas

Humanística, (66), 13-18.

Nistal, T. A. (2008). IAP, Redes y mapas sociales: desde la investigación a la intervención

social. Portularia: Revista de Trabajo Social, (8), 131-151.

Freire, P. (1993). Pedagogía de la esperanza: un reencuentro con la pedagogía del oprimido.

Siglo xxi.

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