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PLATÓN: HISTORIA DE LA FILOSOFÍA (BLOQUE II-III)

0. Introducción

0.1 El problema de la Naturaleza: Presocráticos


Los primeros filósofos se plantearon el problema de la Physis o Naturaleza. Por este término
entienden no sólo todo cuánto hay (la totalidad de lo real), sino también lo que cada cosa es.
Entendieron la Naturaleza como dinámica (sometida a cambios o transformaciones) y vinculada a la
idea de necesidad (la naturaleza es un todo ordenado, es un cosmos y no un caos). Los presocráticos
buscaron el Arjé o Principio del cual proceden todas las cosas en la Naturaleza. El “principio” es:

- Aquello de que están hechas todas las cosas naturales, es decir, el sustrato último y
permanente.
- Aquello a partir de lo cual surgen todas las cosas, es decir, la génesis. Y también aquello a lo
que vuelven todas las cosas al destruirse.
Para Tales de Mileto el Arjé o principio era el agua. Para Anaximandro era “lo apeirón”, es
decir, algo indefinido, indeterminado. Para Anaxímenes era el aire.

0.2 Los pitagóricos

Para Pitágoras los números son el “principio” de todas las cosas, es decir, todas las cosas se originan a
partir de los números y los números son aquello en que consisten las cosas. Ahora bien ¿Cómo es
posible que los números (entes no materiales) sean aquello que componen las cosas materiales? La
explicación vendría de la interpretación geométrica ( espacial) que los pitagóricos tenían de los
números. El número 1 era interpretado como un punto geométrico; el 2 como una línea; el 3 como un
plano; el 4 como volumen espacial. Como todas las cosas físicas presentan un volumen en el espacio,
y como el volumen, en último término, no sería más que un agregado de puntos, lo que significa esta
idea de Pitágoras es, en el fondo, que todas las cosas no son más que agregados de puntos
materiales. Que todas las cosas se componen de número quiere decir que todas las cosas son
agregados de puntos materiales. A su vez, los números provienen de dos principios: lo par y lo impar.
Esta idea, en el fondo, significaría que la realidad física viene gobernada por las estructuras
matemáticas.

Otra idea, de contenido religioso, de los pitagóricos es la doctrina de la transmigración del alma,
procedente del orfismo. El alma es distinta al cuerpo y puede reencarnarse en otro cuerpo. Según la
pureza alcanzada por el alma podrá descender ( y reencarnarse en
un ser inferior ) o ascender ( y reencarnarse en un ser superior).

Estas dos ideas vuelven a aparecer de alguna manera en el pensamiento de Platón.


0.3 Heráclito
Heráclito de Efeso mantiene una concepción dinámica del ser, ya que afirma que todo está en
movimiento, que el universo está en continuo devenir (“No es posible descender dos veces al mismo
río”). Esta permanente movilidad, sin embargo, no es puramente caótica sino que responde a una ley o
Logos que lo gobierna todo. Es decir, el orden del Universo es un orden racional.

Ahora bien, este orden de lo real se basa en una lucha de contrarios, en la tensión contradictoria entre
elementos contrapuntos (“la guerra es el padre de todas las cosas”, “Dios es día-noche,
invierno-verano, guerra-paz”). Lo real es, pues, el resultado de un equilibrio dinámico, de tensiones
opuestas como “un arco tenso”. Es una unidad profunda que, sin embargo, engendra armonía (“Lo
contrario llega a concordar, y de las discordias surge la más hermosa armonía”).

Por otra parte, siguiendo la tradición anterior, Heráclito afirma que el fuego es el arjé de todas las
cosas. Las cosas se originan a partir del fuego y vuelve a él cuando se destruyen. El mundo entero es
el que perece en el fuego para luego volver a renacer en un eterno retorno “este cosmos…siempre fue,
es y será fuego eterno”.

Por otra parte, piensa Heráclito que los seres humanos, más que esforzarse con su razón en captar la
ley racional que gobierna el cosmos, parecen vivir como en sueños y distraídos (“Aunque el Lógos es
común, la mayoría vive como si poseyera inteligencia propia”).

0.4 Parménides

Podemos caracterizar su doctrina como monismo estático. Es una doctrina monista porque el ser, para
Parménides, es uno. Y es estática porque en el seno del ser no hay cambio o movimiento.

Parménides, intentando una investigación racional que va más allá de lo mostrado por los sentidos,
parte de la idea de que “el ser es y el no-ser no es”. A partir de este principio ( que no es otro que el
principio de identidad A =A y no A = no A ), deducirá que el ser es ingénito e imperecedero; eterno,
inmutable, indivisible, único. Es ingénito porque si hubiese surgido, hubiese surgido o del ser ( en cuyo
caso no surgiría) o del no ser (en cuyo caso, no podría surgir porque de la nada, nada puede surgir);
imperecedero porque si fuese perecedero se convertiría o en ser ( en cuyo caso, no perecería) o en
no-ser (pero entonces tampoco perecería porque no podría dar lugar a la nada, ya que la nada no es).
De las dos características anteriores se deduce que es eterno. Es inmutable, porque si fuera cambiante,
se transformaría en ser ( en cuyo caso no se habría transformado, porque ya era) o en no ser ( pero no
podría dar lugar a la anda, ya que el no ser no es). Es indivisible, porque si fuese divisible, en la
separación de las partes habría o no ser (como el no ser no es, no habría separación de partes) o ser
(en cuyo caso, tampoco habría separación, sino un continuo ser). Y es único, porque de existir otro, éste
otro sería o ser ( es decir, sólo habría un ser) o no ser (en cuyo caso también habría un único ser ya que
el no ser no es nada). El ser de Parménides, la realidad, es concebida, por tanto, como un todo
corpóreo que excluye la posibilidad de cambios, de movimientos. Es, por tanto, como una “esfera bien
redonda”, inmóvil y eterna.

Este conflicto entre Heráclito y Parménides, entre un ser dinámico y un ser estático, es replanteado por
Platón asumiendo su doctrina de un doble mundo: el mundo sensible (cambiante) responde a los
planteamientos de Heráclito, y el mundo inteligible ( inmutable) responde a los planteamientos de
Parménides.

0.5 Hombre y Sociedad: Sofistas y Sócrates

0.5.1 Los Sofistas


Los Sofistas eran educadores de la juventud ateniense, que entendían la educación como la
transmisión de conocimientos a los jóvenes para prepararlos para la vida política (política como
participación en los asuntos de la polis, de la ciudad-estado ). Mientras los presocráticos investigaban
el cosmos (el problema de la Physis o naturaleza), los Sofistas se centran en el tema de la polis y en el
ser humano. Las ideas generales de los Sofistas son: el relativismo, el escepticismo y el
convencionalismo.

Protágoras afirmó que “el ser humano es la medida de todas las cosas”. Con ello lo que quiere decir es
que las cosas son para mí lo que a mí me parecen (como se me muestran a mis sentidos) y las cosas
son para ti lo que a ti te parecen. Cada uno percibe las cosas de distinto modo (a mí la comida me
parece salada y a otra persona le parece
dulce).En suma, la verdad es relativa, depende de cada individuo. Lo mismo sucede, por ejemplo, con
la justicia como valor: lo que es justo para mí es lo que a mí me parece justo. No hay, pues, una verdad
universalmente válida.
Por su parte, Gorgias será un defensor del escepticismo: 1) No hay ser; 2) si lo hubiera no podría ser
conocido; 3) si fuese conocido, no podría ser comunicado. El escepticismo de Gorgias niega la realidad,
la posibilidad de conocerla y el lenguaje como instrumento de comunicación sobre esa realidad.

Por otra parte, los Sofistas distinguen entre Physis y Nómos, es decir, entre la ley de la Naturaleza y la
ley humana de la Polis. Las leyes naturales no tienen intervención humana y son permanentes. Las
leyes humanas de la Polis (leyes, costumbres sociales, instituciones políticas, normas morales) son
cambiantes y son el resultado de un acuerdo o convención entre los miembros de dicha sociedad. Por
tanto, lo que es “justo” en Atenas no tiene por qué serlo en Esparta, o viceversa. Las leyes humanas no
son universalmente válidas.

Sócrates y Platón rechazarán estas ideas de los Sofistas, y defenderán que es posible el conocimiento
verdadero. Este conocimiento verdadero es universalmente válido.
0.5.2 Sócrates
Las ideas fundamentales del pensamiento de Sócrates son: rechazo al relativismo y al
convencionalismo de los Sofistas, la afirmación de un conocimiento universalmente válido, el
establecimiento de un método para buscar la verdad y el intelectualismo moral.
a) rechazo del relativismo y del convencionalismo. Lo que Sócrates veía en estas doctrinas era un
profundo peligro para la ciudad: si todas las opiniones valen lo mismo, realmente ninguna opinión es
válida. Si cada uno tiene su opinión, no hay ninguna opinión verdadera para todos. Sólo cabe la verdad
relativa para cada uno. Por otra parte, si la ley es convencional, si lo que es “justo” depende de un
acuerdo o convención en una sociedad, nada es universalmente “justo”.
b) Para Sócrates es posible encontrar una verdad universalmente válida. La pregunta frecuente de
Sócrates será “¿Qué es X? : (¿Qué es la belleza? ¿Qué es la virtud?, ¿Qué es el Bien?, etc.). El método
socrático se encamina a la construcción de definiciones
universales sobre lo investigado. Para establecer esa definición recurre al método de la inducción, que
consiste en ir desde los casos particulares hasta lo universal. Lo que se consigue es un saber
universalmente válido sobre lo investigado. La aportación de Sócrates es que el conocimiento es de lo
universal.

c) El método para conseguir ese conocimiento es la mayeútica o arte de traer a la luz las ideas que
cada uno lleva en el interior. La mayeútica es el arte de dialogar, de 6 establecer un intercambio de
razones que alumbre un conocimiento verdadero. Se parte de una situación de ignorancia (de
reconocimiento de que “sólo sé que no sé nada”, como paso previo del inicio de la búsqueda de la
verdad).

d) Sócrates defiende el intelectualismo moral, considerando que es el intelecto quien guía la conducta
moral. Parte de la identificación entre saber y virtud (Saber = virtud), de forma que sólo quien consigue
alcanzar un conocimiento de la virtud puede llegar a ser virtuoso (sólo quien conoce la “justicia”, podrá
ser “justo”) y, viceversa, quien es virtuoso es porque dispone del conocimiento de tal virtud. En
consecuencia, para Sócrates, nadie obra mal a sabiendas de que obra mal. Si alguien actúa mal es
porque desconoce lo que es el Bien. Una consecuencia de esto es que quien obra mal es, más bien,
ignorante, y por tanto, más que el castigo de la cárcel debería ser educado.
1 TEMA : LA TEORÍA DE LAS IDEAS (PLATÓN)

1) Cuando Platón postula la existencia de las Ideas (Idea= Eidos= aspecto o determinación
fundamental de una cosa), diferenciándolas de las cosas, lo hace para responder a una serie de
cuestiones planteadas por la filosofía anterior. Su teoría tiene, al menos, una doble intencionalidad:

a) una intencionalidad ético-política: Su pretensión de aspirar a una sociedad justa supone, siguiendo
el intelectualismo moral de su maestro Sócrates, que se necesita un conocimiento de la justicia,
entendida ahora como Idea eterna e inmutable. Se opone con ello al relativismo de los Sofistas, para
quienes lo justo sería algo relativo, dependiente de un acuerdo o convención, que puede cambiarse. El
conocimiento de las Ideas prepara al gobernante para gobernar la ciudad con justicia al tiempo que
hace virtuosos a los ciudadanos.

b) Una intencionalidad epistemológica: Rechaza el escepticismo (Gorgias) y el relativismo (Protágoras).


de los sofistas, que consideran que no es posible alcanzar la verdad, o que la verdad es relativa.
Siguiendo a Sócrates, Platón entenderá que es posible la existencia de la Ciencia, concebida como un
saber de lo universal. Por otra parte, la posibilidad de un conocimiento universal, de carácter estable,
sólo será posible si no se ocupa de realidades cambiantes a las que accedemos por medio de los
sentidos (Heráclito). Platón acepta de Heráclito que las cosas del mundo físico, material están en
continuo devenir, están sujetas al continuo cambio. Para Platón no puede haber un conocimiento
verdadero de esos objetos (pues la verdad cambiaría a cada instante).
La ciencia sólo será posible si hay una forma de conocimiento que proviene de la Razón y que nos
muestra un mundo estable, inmutable (Parménides). Platón acepta de Parménides que el
conocimiento que aportan los sentidos es engañoso. Sólo puede haber conocimiento verdadero de lo
que permanece estable.

2) Según Platón, existen realidades inmateriales, eternas (sin principio ni fin), inmutables (no cambian),
que constituyen el verdadero conocimiento: las Ideas. Las Ideas, en tanto que realidad inmutables,
inteligibles (accesibles por medio de la inteligencia), son las que hacen posible la existencia de un
conocimiento universalmente válido. Las Ideas, para Platón, no son meros pensamientos sino que son
auténticas realidades (incluso son lo máximamente real): son abstractas e inmateriales, existen por sí
mismas al margen de que una mente las conciba o no. Son la esencia (aquello que hace que una cosa
sea lo que es y no otra cosa distinta) o modelos que esas cosas sensibles copian. Son realidades
universales (una única realidad válida para el conjunto de cosas de la misma clase; por ejemplo: la Idea
de caballo se aplica al conjunto de todos los caballos concretos). Existen separadamente de las cosas
del mundo físico que captamos por medio de los sentidos.
3) Las Ideas están jerarquizadas: En la cumbre se encuentra la Idea de Bien (simbolizada por el Sol),
que es la Idea Suprema de la que derivan las ideas de Justicia y Belleza, y el resto de las Ideas. La Idea
de Bien es el Primer principio del Ser (en el sentido de que hace posible la manifestación de todo otra
Idea o cosa sensible). Incluso llega a decir que la Idea de Bien está “más allá del Ser”. También es el
Primer principio del Conocer : aunque es el último que se conoce. En definitiva es aquello a partir de lo
cual todo es y todo puede ser conocido.
Por otra parte las Ideas están relacionadas unas con otras, tienen una cierta comunicación o
relación, sin que por ello pierdan su propia identidad. ¿De qué cosas hay Ideas? Hay Ideas de
valores éticos (Justicia, Bien, etc.), estéticos (Belleza, etc.). También hay Ideas matemáticas (Unidad,
Dualidad, Grandeza en sí, etc.), de cosas naturales que pueblan el mundo físico (Hombre, Árbol,
etc.), de cosas artificiales y fabricadas ( Mesa, etc.).

¿Cuál es la relación entre las Ideas y las cosas? Las ideas no dependen en su ser de los seres físicos ,
pero éstos sí dependen de ellas. Platón habla de “participación” o “imitación”: Los seres sensibles
particulares participan de las ideas, o imitan a las ideas. Ello pone el acento en que las ideas son
ideales que no llegan a cumplirse perfectamente en el ámbito de lo sensible.

4) La introducción de la Teoría de las Ideas supone la distinción de dos niveles de la realidad (dualismo
ontológico):

a) El nivel de la realidad sensible o mundo sensible. Es el mundo que captamos por medio de los
sentidos. Es un mundo de cosas materiales, cambiante, sometido a génesis y destrucción. Es un mundo
aparente (apariencia = falsa realidad), menos real que el mundo de las Ideas.
b) el nivel superior de la realidad o mundo inteligible es el mundo auténticamente real, inmutable,
eterno, accesible sólo a la inteligencia. Es el mundo de las Ideas.
5) En correspondencia con dos niveles de la realidad, Platón distingue, a su vez, dos niveles del
conocimiento (dualismo epistemológico): el conocimiento científico (episteme) y la opinión ( doxa ).
a) Opinión (doxa): Propio del mundo físico. La opinión es un primer nivel del saber que se ocupa de lo
sensible y cambiante. Es un conocimiento relativo, poco fiable, que se ocupa de las apariencias
sensibles.

b) Ciencia (episteme) : es un nivel superior de conocimiento. Se ocupa de las Ideas, de lo eterno e


inmutable. La ciencia es un saber de lo universal. Entiende por ciencia una opinión verdadera basada
en razones, es decir, transmite la verdad de forma racional.

6) ¿Cómo llegamos al conocimiento de las Ideas?


1º) En los primeros diálogos Platón plantea su teoría de la reminiscencia: conocer es recordar. El alma,
antes de encarnarse en un cuerpo, ya habitaba en el mundo de las Ideas. Es decir, ya las conoció
anteriormente. Ahora bien, cuando se une al cuerpo olvida lo que anteriormente había conocido. Así
pues, a diferencia de los sofistas, aprender no significa introducir en el alma los conocimientos nuevos
sino, por el contrario, recordar los conocimientos ya poseídos por el alma, aunque ahora se hayan
olvidado. Se trata de un mito inspirado en los pitagóricos. Pero, en el fondo, lo que nos quiere
transmitir Platón es el innatismo. El conocimiento no proviene de la experiencia, sino que ya poseemos
conocimientos en nuestra alma. El conocimiento sensible sirve de ocasión para el recuerdo. La
educación será el proceso que ayudará a sacar a la luz esos conocimientos ahora olvidados.

2º) La educación permite alcanzar el conocimiento más elevado, el saber filosófico o Dialéctica, que
permite el acceso al Mundo de las Ideas. Hay una Dialéctica ascendente, que, liberando de los
sentidos hasta la idea, va de idea en idea hasta la idea suprema que es el Bien; después la Dialéctica
descendente reconstruye la serie de las ideas y 10 distingue las ideas particulares que hay contenidas
en las generales, y determina el lugar que cada idea ocupa dentro de la estructura jerárquica del
mundo ideal. La Dialéctica tiene como impulso emocional el Eros o deseo de conocer, el deseo del
alma de volver a contemplar las Ideas del Mundo Inteligible.
Como conclusión podemos puntualizar que la concepción de la realidad de Platón es un dualismo que
sólo reconoce plena realidad al Mundo de las Ideas, en el que se reconoce por primera vez la
existencia de una realidad inmaterial.
2. El mito de la caverna como símil de la educación

La concepción platónica de la educación es muy diferente a la concepción de la educación que tienen


los sofistas. Para éstos la educación consiste en introducir en el alma saberes con el fin de lograr el
éxito social y el poder. Para Platón la educación consiste en un cambio de actitud. Consiste en un
cambio en la dirección de la mirada para que el alma pueda alcanzar la verdad debe apartar la mirada
del mundo sensible y debe orientarla hacia la verdadera realidad, hacia las Ideas. Así el alma logrará
recordar lo que ya había conocido antes ( Ideas) y encontrará la verdad universalmente válida (
ciencia). Este proceso educativo lo describe Platón en dos célebres fragmentos de “La República”: El
mito de la caverna y el símil de la línea.
El mito de la caverna es una alegoría sobre la educación. La mayor parte de los hombres son como los
esclavos que hay en el interior de la caverna, se encuentran atados a su ignorancia. Viven en el error, ya
que toman por real y verdadero lo que son unas simples sombras proyectadas en la pared. No poseen
más que puras opiniones, pero carecen del verdadero saber: la ciencia.

En este mito encontramos, pues, el dualismo ontológico y el dualismo epistemológico. El interior de


la caverna representa el mundo sensible (sombras y objetos sensibles), y el exterior de la caverna
representa el mundo inteligible (objetos matemáticos e Ideas). En el interior de la caverna sólo hay
opinión. La ciencia sólo se alcanza, a través de la educación, al salir al mundo exterior. Sólo uno de los
prisioneros, liberándose de sus ataduras, logra escapar recorriendo la caverna hasta llegar al exterior,
donde contempla la verdadera realidad y aquello que permite verlo todo: el Sol.

El mito viene a simbolizar el largo proceso que supone la educación. El prisionero liberado debe
abandonar poco a poco la caverna, porque la luz del fuego del interior le deslumbra. Cuando su vista
deja de estar deslumbrada alcanza a ver las cosas sensibles (estatuas) cuya sombra es proyectada en
la pared. Luego continua hacia el exterior, pero antes de salir, la potente luz que llega le vuelve a
deslumbrar. Esto simboliza un nuevo esfuerzo educativo, el conocimiento de los objetos matemáticos.
Cuando sale al exterior contempla la verdadera realidad de las cosas (Ideas) y la luz que las ilumina (el
Sol = la Idea máxima de Bien). La Idea máxima de Bien se entiende como: a) primer principio del ser, la
realidad máxima, causa de toda otra realidad (está “más allá del ser”); b) primer principio del conocer,
causa de que todas las ideas y las cosas sensible puedan ser conocidas ; c) fundamento del
comportamiento moral privado ( quien conoce el Bien , actuará bien) o público ( quien conoce el Bien,
gobernará Bien, justamente).

Una vez formado el prisionero (que representa a Sócrates) debe “descender” al interior de la caverna
para liberar a los demás de la ignorancia. No obstante, los prisioneros, que no han conocido otra
realidad más que la realidad devaluada de las sombras proyectadas en la pared, rechazan al filósofo y
terminan por matarlo.

3. NOCIONES

Los prisioneros y las sombras

Con los prisioneros está representando Platón el estado del ser humano (del alma) antes de conocer,
que es la ignorancia. Los prisioneros están encadenados toda su vida y solo han contemplado las
sombras del interior de la caverna. Los prisioneros representan al hombre común, que confía en los
sentidos y toma como verdadera la realidad que éstos le ofrecen: una realidad cambiante de la que
sólo puede obtener opinión, nunca conocimiento. Las cadenas representan la esclavitud del prisionero
a la ignorancia. Para Platón es necesario huir del interior de la caverna, que representa el mundo
material y cambiante, hacia el exterior: el mundo verdadero, inmaterial. Pero el cuerpo supone un
obstáculo para el conocimiento; es una cárcel para el alma, que se encuentra prisionera en el mundo
de lo opinable. Gracias a la educación, el alma racional podrá liberarse de los sentidos que le impiden
alcanzar el auténtico conocimiento, la intuición inteligible de las Ideas.

Las sombras son las imágenes de las cosas sensibles que se proyectan en el fondo de la caverna. Son
una copia de las cosas sensibles (que, a su vez, son una copia del mundo de las Ideas). Son lo menos
real. Los que permanecen en la ignorancia las toman como la
auténtica realidad. Se captan mediante los sentidos dando lugar al nivel inferior de la Opinión (doxa):
la eikasía o imaginación que se ocupa de las copias de las copias de la realidad (de los reflejos de los
objetos).

En definitiva, Los prisioneros son los que contemplan las sombras y las cosas sensibles (lo que viven
en el mundo sensible, ignorantes de la auténtica realidad de las cosas: el mundo inteligible).
El ascenso al mundo de arriba y el sol

El ascenso al mundo de arriba representa el ascenso del alma al mundo inteligible. La liberación de
las cadenas y el abandono de la caverna representa el abandono de la ignorancia. El prisionero deja el
mundo sensible, móvil e inestable, donde sólo cabe la opinión, y se introduce en el mundo del
conocimiento que se encuentra en el exterior de la caverna y está constituido por las ideas o
estructuras esenciales de las cosas. Pero se trata de un proceso duro y costoso porque el alma ha
olvidado cómo son las ideas que ya contempló antes de caer accidentalmente en un cuerpo y tiene
que esforzarse para recordarlo. Frente a los Sofistas que consideran que la educación consiste en
inculcar a los alumnos conocimientos de los que carecen, Platón entiende la educación como un
cambio de actitud: dejar de contemplar el mundo sensible y volver la mirada (no de los sentidos sino
de la inteligencia) hacia la contemplación de lo máximamente real (es decir, del mundo inteligible).

El Sol simboliza la Idea de Bien. Esta es lo último que se conoce y con esfuerzo. Igual que al prisionero
le duelen los ojos al mirar al Sol, la idea de Bien es difícil de alcanzar (Platón dice que "está más allá
del ser"). Sólo se puede conocer mediante la Dialéctica, que consiste en la captación intelectual del
mundo ideal.

La Idea de Bien es el primer principio del Ser (es lo máximamente real) y el primer principio del
Conocer (el último escalón del proceso educativo es la Dialéctica o Filosofía como conocimiento de las
Ideas y la máxima verdad y conocimiento más elevado). Por influencia de Sócrates (intelectualismo
moral) sólo quien conoce la Idea
de Bien puede actuar bien y con justicia en su vida privada o en la vida pública (gobierno)

En definitiva, la educación tiene como finalidad última el acceso al verdadero conocimiento


y a la verdad última proporcionada por la Idea de Bien.

El retorno a la caverna y las tinieblas

El filósofo o sabio es el que ha alcanzado el mundo inteligible y ha llegado al conocimiento de las


Ideas y, dentro de ellas, de la Idea máxima (Bien, simbolizado por el Sol). Se siente obligado por un
ideal ético-político a retornar a la caverna (donde se encuentran los prisioneros de la ignorancia,
atados al mundo sensible) para mostrarles el conocimiento verdadero que él ha alcanzado.

En otro sentido, la caverna también simboliza la ciudad gobernada injustamente, de ahí que quien ha
alcanzado el máximo grado de conocimiento (el Bien y la Justicia), retorna para gobernar justamente la
ciudad. El descenso a la caverna plantea el compromiso 14 político del filósofo. Este abandona la vida
contemplativa para tomar las riendas del poder político y administrar la ciudad de acuerdo a las ideas
de Bien, Belleza y Justicia. Platón nos muestra aquí que la función del político no es asumir el poder
poniéndolo a su servicio (como piensan los Sofistas), sino para ponerlo al servicio del bien común de
todos los ciudadanos, convirtiendo la ciudad en una ciudad gobernada justamente. Platón confía en
que cuando los sabios, gobiernen poniendo en práctica lo conocido (intelectualismo moral de
Sócrates), se acabarán los males de la sociedad.
Las tinieblas representan una de las dos formas que tiene el alma (los ojos) de ofuscarse: al pasar de
la oscuridad a la luz (abandono de la caverna), o al pasar de la luz a la oscuridad (retorno a la caverna).
La oscuridad es tiniebla (tiniebla significa oscuridad, falta de luz) porque se pasa del conocimiento de
la luz (contemplación del Sol o Idea de Bien) a la ignorancia del mundo de las sombras (mundo
sensible) en que viven los prisioneros. De ahí que en este retorno el filósofo se muestra torpe y sea
objeto de burlas. Especialmente cuando les dice a los prisioneros que se encuentran viviendo en el
mundo de la apariencia y considera Platón que podrían incluso matarlo, haciendo así
alusión a la muerte de Sócrates.

En definitiva, entre ambas nociones se da una relación de contraposición (luz tinieblas). Quien retorna
es el sabio (Platón piensa aquí en la figura de su maestro Sócrates) para liberar a los demás de la
ignorancia y gobernar justamente la ciudad. Pero los que viven en las tinieblas (en la ignorancia) no
comprenden al sabio y terminan por juzgarlo y matarlo.

3. CONTEXTO

Vida y época: Platón nace en Atenas en el año 428 a. C. en el seno de una familia aristocrática y muere
en el 348 a. C. En su juventud conoce a Sócrates, acontecimiento que marcará su filosofía. Vive en una
época en la que se produce una cierta decadencia de Atenas, con la derrota de la Guerra del
Peloponeso. Al final de la guerra, Esparta impone a Atenas el gobierno de los Treinta Tiranos, que fue
una época de gran corrupción política. Más tarde se restaura una democracia débil que condena a
muerte a Sócrates. Tales acontecimientos hacen que su proyecto filosófico responda a una finalidad
claramente política, ya que trata de encontrar el gobierno justo de la ciudad. Platón propone como
solución a los males políticos de su tiempo un gobierno de filósofos: el conocimiento perfecto de lo que
es justo sólo podría suministrarlo la verdadera filosofía y es necesario que los gobernantes lo alcancen
para gobernar con justicia la ciudad.
Obras: Todas las obras platónicas tienen forma de diálogo, en los que el personaje principal es
Sócrates. En sus diálogos de juventud reproduce la enseñanza de Sócrates. Se preocupa por el tema
de la virtud, y escribe obras como “Apología de Sócrates”. En el período de madurez (cuando funda La
Academia, un espacio dedicado a la enseñanza), escribe “La República”, y también “Banquete”, “Fedón”
y “Fedro”. Aquí la teoría de las Ideas sirve de trasfondo a todos los temas. Esta teoría es la base
filosófica de su proyecto ético-político. En su período de vejez, después de varios intentos fracasados
por poner en práctica sus doctrinas viajando a Siracusa, Platón revisa de forma crítica su teoría de las
Ideas y su filosofía política, de ahí que en “Las Leyes” defienda el gobierno de unas leyes rígidas una
vez que se ha convencido de lo fácilmente que se corrompen los políticos.

Los temas fundamentales que aborda en sus obras, además de su preocupación por la reflexión
política, son el conocimiento (dividido en dos grandes ámbitos: opinión y ciencia), la realidad (con el
dualismo entre mundo sensible y mundo inteligible), el ser humano ( que entendía dividido en dos
realidades: al alma y el cuerpo), y la educación (como largo esfuerzo por acercarse al mundo
inteligible).

El autor en la Historia de Filosofía: En la teoría de las Ideas encontramos una mezcla de elementos
griegos y orientales: el interés por la matemática y la creencia en la 16 inmortalidad del alma le viene
de su contacto con el pitagorismo; los caracteres del Mundo Sensible coinciden con la realidad
cambiante de Heráclito; la inmutabilidad de la Ideas con el ser estático de Parménides; rechaza el
relativismo y el escepticismo de los sofistas. En esto coincide con Sócrates, que afirmaba la necesidad
de conceptos estables para garantizar el entendimiento entre los hombres. Estos conceptos los
convierte Platón en Ideas subsistentes, fundamento del mundo físico, estableciendo así una síntesis
entre la doctrina de Heráclito y Parménides. También hereda de Sócrates el intelectualismo moral y
toma como base de la reforma política la educación. Esto estará presente en los diálogos de juventud
y en la mayor parte de su obra. La influencia de Platón y el platonismo ha sido muy grande en la
historia de la filosofía. Su discípulo Aristóteles recoge de Platón la concepción de la ciencia como un
saber de lo universal y necesario, pero rechazó la teoría de las ideas subsistentes separadas de la
materia, y también rechazó el innatismo (al considerar que el conocimiento tiene su
punto de partida en la experiencia). Junto con el neoplatonismo de Plotino, Platón influyó
considerablemente en el pensamiento cristiano (San Agustín elaboró una síntesis entre platonismo y
cristianismo), y con ello en el pensamiento occidental. El platonismo también aparece matizado en
autores como Descartes y Kant. Pero fue duramente criticado por Nietzsche, que rechazó la existencia
de algún mundo más allá de éste en el que habitamos y que condicione nuestra existencia. Nietzsche
verá en Sócrates y Platón el gran error de la filosofía: el idealismo. Popper en el s. XX critica el sistema
político de Platón por considerarlo totalitario e inmovilista.

4. RESUMEN DEL TEXTO

PLATÓN, La República, libro VII, 514a-518b (trad. M. Fernández-Galiano, Madrid, Alianza, 1998, pp.
368-375).
I.- Y a continuación -seguí-, compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la
educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza. Imagina una especie de cavernosa vivienda
subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la
caverna, y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello, de modo
que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden
volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo más y en plano superior, y entre el
fuego y los encadenados, un camino situado en alto, a lo largo del cual suponte que ha sido construido
un tabiquillo parecido a las mamparas
que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.
-Ya lo veo -dijo.
-Pues bien, ve ahora, a lo largo de esa paredilla, unos hombres que transportan toda clase de
objetos, cuya altura sobrepasa la de la pared, y estatuas de hombres o animales hechas de piedra y de
madera y de toda clase de materias; entre estos portadores habrá, como es natural, unos que vayan
hablando y otros que estén callados.
-¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros! -Iguales que nosotros
-dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de
sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está
frente a ellos?
-¿Cómo -dijo-, si durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?
-¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo? -¿Qué otra cosa van a
ver?
-Y si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a
aquellas sombras que veían pasar ante ellos? -Forzosamente.
-¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que
hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra
que veían pasar? -No, ¡por Zeus! -dijo.
-Entonces no hay duda -dije yo- de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más
que las sombras de los objetos fabricados. -Es enteramente forzoso -dijo.
-Examina, pues -dije-, que pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su
ignorancia, y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera
desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz, y
cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver
aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera alguien que
antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la
realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera
mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es
cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le
parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
-Mucho más -dijo.

II. -Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se
escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría que estos son
realmente más claros que los que le muestra?
-Así es -dijo.
-Y si se lo llevaran de allí a la fuerza -dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y
no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y
llevaría a mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que
no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
-No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
-Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más
fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos
reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el
contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la
luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
-¿Cómo no?
-Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar
ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que él estaría en
condiciones de mirar y contemplar.
-Necesariamente -dijo.
-Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los
años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas
que ellos veían.
-Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro. -¿Y qué? Cuando se
acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no
crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos? -Efectivamente.
-Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los
unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse
mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más
capaces que nadie de profetizar, basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél
nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o
bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente
"trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que
vivir en aquel mundo de lo opinable? -Eso es lo que creo yo -dijo-: que preferiría cualquier otro destino
antes que aquella vida.
-Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees
que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol?
-Ciertamente -dijo.
-Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados,
opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con
dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse-, ¿no daría que reír y no
se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni
aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían, si encontraban manera de echarle mano y
matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?
-Creo que sí -dijo.
III.(-Pues bien -dije-, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh amigo Glaucón! a lo que se ha
dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión, y la luz
del fuego que hay en ella, con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la
contemplación de las cosas de este, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región
inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer, y que sólo la
divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo
inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del bien, pero, una vez percibida, hay que
colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el
mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en la inteligible es ella la soberana
y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder
sabiamente en su vida privada o pública.) -También yo estoy de acuerdo -dijo-, en el grado en que
puedo estarlo. -Pues bien -dije-, dame también la razón en esto otro: no te extrañes de que los que
han llegado a ese punto no quieran ocuparse en asuntos humanos; antes bien, sus almas tienden
siempre a permanecer en las alturas, y es natural, creo yo, que así ocurra, al menos si también esto
concuerda con la imagen de que se ha hablado.
-Es natural, desde luego -dijo.
¿Y qué? (¿Crees -dije yo- que haya que extrañarse de que, al pasar un hombre de las
contemplaciones divinas a las miserias humanas, se muestre
torpe y sumamente ridículo cuando, viendo todavía mal y no hallándose aún suficientemente
acostumbrado a las tinieblas que le rodean, se ve obligado a discutir, en los tribunales o en otro lugar
cualquiera, acerca de las sombras de lo justo o de las imágenes de que son ellas reflejo, y a contender
acerca del modo en que interpretan estas cosas los que jamás han visto la justicia en sí?
-No es nada extraño -dijo.
-Antes bien -dije-, toda persona razonable debe recordar que son dos las maneras y dos las causas
por las cuales se ofuscan los ojos al pasar de la luz a la tiniebla y al pasar de la tiniebla a la luz. Y una
vez ha ya pensado que también le ocurre lo mismo al alma, no se reirá insensatamente cuando vea a
alguna que, por estar ofuscada, no es capaz de discernir los objetos, sino que averiguará si es que,
viniendo de una vida más luminosa, está cegada por falta de costumbre, o si, al pasar de un mayor
ignorancia a una mayor luz, se ha deslumbrado por el exceso de ésta; y así, considerará dichosa a la
primer alma, que de tal manera se conduce y vive, y compadecerá a la otra, o bien, si quiere reírse de
ella, esa su risa será menos ridícula que si se burlara del alma que desciende de la luz.
-Es muy razonable -asintió- lo que dices".

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