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SEMINARIO SAN JOSÉ

DIÓCESIS DE NEZAHUALCÓYOTL

ALUMNO:

MIGUEL ANGEL MARTÍNEZ JERONIMO

MATERIA:

INTRODUCCIÓN A LA BIBLIA Y MÉTODOS EXEGÉTICOS

TEMA:

LA INSPIRACIÓN DE LAS ESCRITURAS

PROFESOR:

PBRO. LIC. SEBASTIÁN JIMÉNEZ LÓPEZ


LA INSPIRACIÓN DE LAS ESCRITURAS

Hemos visto cómo la revelación de Dios se ha plasmado en unos libros que nosotros llamamos Escritura
Sagrada. Analizamos ya el proceso de su formación y de su aceptación como canónicos y normativos. La
Iglesia no ha «creado» un canon, sino que lo ha reconocido, pues descubrió en esos libros la presencia
singular del Espíritu que le dirigía la Palabra divina.

EL ANTIGUO TESTAMENTO VISTO COMO PALABRA DE DIOS


A través de un recorrido por el Antiguo Testamento queremos captar la conciencia que hay del valor sagrado
y normativo de las palabras consignadas allí.

LA LEY O TORÁ
Pretendemos descubrir el valor y la autoridad que se le da a la Ley (enseñanza, revelación) que viene de Dios.
Lo constatamos ante el hecho de que es puesta por escrito por orden del Señor, es proclamada a la comunidad
en momentos significativos, es estudiada, meditada y alabada, pues en ella se encuentra la voluntad de Dios.

LOS PROFETAS O NEBI'IM


Se analiza la conciencia fuerte y profunda que hay en los profetas de haber sido enviados por Dios para
proclamar su Palabra, y en ocasiones para consignarla ellos mismos por escrito. Un carisma similar al
profético, aunque en menor escala, hay en los historiógrafos cuando interpretan la historia. Relatos
vocacionales En las narraciones de la vocación profética siempre hay una relación con la palabra. Isaías es
purificado en sus labios; a Jeremías Dios le pone sus palabras en su boca;

AUTOBIOGRAFÍAS
Los relatos autobiográficos expresan lo que significa la Palabra de Dios para el profeta. Si el Señor habla, el
profeta no puede callar.

FÓRMULAS PROFÉTICAS
Las fórmulas que utilizan los profetas para comunicar el mensaje divino muestran claramente cómo el profeta
es portavoz de Dios:
«Esto dice el Señor..»; *Así habla el Señor. *;
«Oráculo del Señor..*; «Me dirigió el Señor la palabra».

Identificación de la Palabra de Dios con la palabra profética porque el profeta es mensajero de Dios, por eso
se identifican la Palabra de Dios y la palabra proclamada por el profeta, de forma que el rechazo del profeta
es rechazo de Dios. Palabra puesta por escrito como testimonio y memoria. La Palabra proclamada se llega
a poner por escrito como testimonio perenne. Algunas veces esto se realiza en la misma vida del profeta, por
orden expresa de Dios. Otras veces serán los discípulos quienes consignen los oráculos de los profetas, porque
ven en ellos una palabra permanente y viva del Señor.

LOS ESCRITOS, KETURIM


Los libros sapienciales
No hay duda de que en los autores sapienciales sobresale su trabajo, raciocinio e investigación. Ellos no
aducen el haber recibido la Palabra del Señor, sino que expresan su búsqueda, reflexión y convicción en torno
a algunas ideas. Sin embargo, esto no quita que constatemos unos datos que nos pueden ayudar, al menos
indirectamente, en nuestro estudio sobre la inspiración. Baste leer lo que el Sirácida nos explica sobre su
labor y su actitud de meditación de la palabra profética, y su oración para que el Señor lo llene de sabiduría.
LOS SALMOS
En los salmos, Israel expresa su plegaria de alabanza, de acción de gracias, de súplica al Señor. Por eso los
salmos jugarán un papel especial en la liturgia del templo y en la piedad personal. En esos cantos el pueblo
reconoce la voz que Dios le presta para dirigirse a él. El Nuevo Testamento muestra que en ellos ha hablado
el Espíritu Santo.

EN EL ANTIGUO TESTAMENTO
«Nosotros, aunque no tenemos necesidad de esto por tener como consolación los libros santos que están en
nuestras manos» (1 Mac 12,9; cf. 2 Mac 8,23; 2,13; Dn 9,2; Prólogo del traductor griego del Sirácida).

EN EL NUEVO TESTAMENTO
Descubrimos diversas fórmulas donde constatamos el valor que tenían los libros que hoy llamamos del
Antiguo Testamento. «Está escrito»: Con esta expresión, al menos de forma indirecta, se está afirmando la
autoridad de que gozan las Escrituras.

LOS EVANGELIOS
De manera fácil se puede constatar el valor y la finalidad del Evangelio predicado y de los evangelios escritos,
ya que nos transmiten los hechos y dichos de Jesús, quien es el Hijo de Dios, el testigo, la Palabra eterna del
Padre, el revelador con un carácter superior a la economía antigua. El evangelio predicado y el evangelio
puesto por escrito gozan de una autoridad y valor indiscutibles.

LOS ESCRITOS APOSTÓLICOS


De los demás escritos apostólicos nos consta también la autoridad de que gozaron en la comunidad cristiana,
porque nos transmiten la Palabra del Señor, palabra que fue recibida como tal desde la misma predicación.
La autoridad que tenían se manifiesta, entre otras cosas, en el hecho de que se iban leyendo y se consideraban
Escritura normativa para la comunidad. Recepción de la predicación como Palabra divina La palabra
proclamada por los apóstoles es recibida como Palabra divina. Es una Palabra que se propaga y consolida en
las diversas comunidades.

DEL CONCILIO DE FLORENCIA AL VATICANO I, SIGLOS XV-XIX

Siglos XV-XVI: Los concilios de Florencia y Trento


El Concilio de Florencia en el decreto para los jacobitas (4-2- 1442) habla del origen de la Escritura inspirada
por el Espíritu Santo.

Hemos visto ya que el Concilio de Trento (8-4-1546) subraya que Dios es el autor de ambos Testamentos, y
nos ofrece la lista definitiva de los libros sagrados y canónicos de ambos Testamentos. El origen divino y la
inspiración de las Escrituras son verdades sostenidas también por los reformadores. En este punto no hay
ningún problema sustancial.

Siglo XIX: El Concilio Vaticano I


Situación y definición solemne
El Concilio se enfrenta ante el racionalismo con la necesidad de defender el origen divino de la Escritura. La
Constitución dogmática Dei Filius («El Hijo de Dios»), sobre la fe católica, aborda el tema de la inspiración.
Será la primera vez que un Concilio nos hable solemnemente sobre este dogma de la inspiración, dogma
creído desde el principio, pero que encuentra su formulación solemne en este Concilio, preparado ya por la
declaración del Concilio de Florencia.

Fuente: (2008) Junco Garza. La Biblia, Libro Sagrado. La inspiración de las Escrituras. Verbo Divino

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