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Educación para la libertad, libertad para el desarrollo

María Andrea Rodríguez Garzón


ID: 33323
Antropología y Desarrollo Humano
Maestría en Desarrollo Infantil 2019-2

El presente texto, pretende realizar una reflexión sobre educación, libertad y desarrollo,
particularmente desde la perspectiva que ofrece la educación Waldorf, como una
pedagogía alternativa y metodología activa, propuesta por Rudolf Steiner en el inicio del
siglo XX, y que a la luz de la experiencia personal y profesional, es una propuesta
diferente de educación para los niños y las niñas que actualmente se ve hiperestimulados
por la tecnología, el exceso de virtualidad, de pantallas, de ruido; que han hecho que se
deje de lado el goce de lo natural, del movimiento, incluso del silencio. Para esto, se
realizará una descripción y análisis de algunas perspectivas de desarrollo, lo que permitirá
nutrir y complementar este planteamiento del desarrollo humano.
Tomando como base el concepto de desarrollo humano de Amartya Sen, definido como
un “proceso de expansión de las libertades reales de que disfrutan los individuos”, (Sen,
Toharia Cortés, & Rabasco Espariz, 2000) es necesario hacer énfasis en el papel que
juega la educación en este proceso, y desde allí analizar si el tipo de educación que se
oferte a los niños y a las niñas podría marcar la diferencia en el modo en el que cada
individuo gestiona las capacidades que logra adquirir durante su proceso formativo inicial.
Igualmente, haciendo referencia a la propuesta de la doctrina social de la Iglesia católica,
que presenta una visión más amplia del concepto del desarrollo, el cual, en palabras de
SS Pablo VI, no se puede reducir al simple crecimiento económico. En la carta encíclica
se manifiesta que “para ser auténtico, el desarrollo debe ser integral, es decir, promover a
todos los hombres y a todo el hombre” (Populorum progressio / Iglesia Católica., 1974).
De otra parte, en la perspectiva del desarrollo humano integral y sostenible, se plantea el
mejoramiento del bienestar como un aspecto clave en el desarrollo humano, bienestar
entendido como la posibilidad de tener acceso a “condiciones que permitan a las
personas ejercer su libertad para llevar vidas dignas, lo que implica una
complementariedad entre agencia individual y compromisos sociales, particularmente
aquellos relacionados con salud y educación, así como con participación económica y
política”. (Hodge, Daher, López, Carlos Castilla, & Edwards, 2018)
Pasando al plano educativo, en palabras de Zubiría (2011) “El problema esencial de toda
educación es resolver el interrogante en torno al tipo de hombre y de sociedad que se
quiere contribuir a formar. Las teorías pedagógicas se han enfrentado y han tenido que
dar una respuesta a la pregunta anterior. En este sentido, se puede afirmar que no existen
pedagogías neutras, ya que el quehacer educativo necesariamente presupone una
determinada concepción del hombre y de la sociedad. (Zubiría Samper, 2011). Bajo esta
premisa, educación y desarrollo humano tienen una mutua incidencia; por tanto, la
responsabilidad de quienes educan es tan trascendente, y no solamente quienes actúan
en los sistemas educativos, como maestros o directivos, también quienes desde los
hogares forman a los niños y niñas en su etapa de desarrollo más temprana.
Ahora bien, para ampliar el análisis de la relación entre educación, libertad y desarrollo, es
importante plantear las diferencias entre la escuela tradicional y los modelos pedagógicos
alternativos, particularmente el de las escuelas Walforf. La escuela tradicional, también
llamada Escuela Pasiva, es una institución que tiene como objetivo fundamental la
transmisión de saberes para formar ciudadanos. Su tendencia homogeneizadora dejó de
lado considerar la diversidad de los sujetos humanos, alumnos, únicos y singulares.
(Leliwa & Scangarello, 2014). Como lo plantea Ortiz (2013) en su obra Modelos
pedagógicos y teorías del aprendizaje, en la escuela tradicional, el sujeto tiene un papel
pasivo, asimila y reproduce esas influencias, sean esta positivas o negativas, por lo cual
quien enseña debe seleccionar lo beneficioso y organizar a quien transmite esa
enseñanza para que el resultado sea positivo, medible, en cuanto a que el sujeto
reproduce lo aprendido (Ortiz Ocaña, 2013).
Por el contrario, la pedagogía Waldorf, propuesta por Steiner, hoy extendida por todo el
mundo y avalada por su probada calidad educativa, dice que en la vida, más valioso que
el saber, es el camino que se hace para adquirirlo. Y la misión del maestro es la de retirar
obstáculos del camino de los alumnos y favorecer el desarrollo de sus capacidades. En la
escuela Waldorf se opone al aprendizaje acelerado: los alumnos no aprenden a leer antes
de los siete años; durante la primera etapa escolar el aprendizaje viene a través del juego
y lo académico queda relegado a un segundo plano, y rechazan los horarios rígidos y
sobrecargados. (Carbonell Sebarroja, 2015).
Como lo expone Rodríguez Palacios (2013), citando a Clouder (2009) “El sistema de
educación de las escuelas Waldorf se apoya en la Antroposofía, ya que esta ciencia
espiritual está cimentada sobre un conocimiento entero y equilibrado del cuerpo, alma y
espíritu del ser humano. En general todo tipo de educación ha de apoyarse en un
conocimiento entero y verdadero del “sujeto” al que se va a educar, en este caso, del
niño/a como ser humano, conociendo su naturaleza. También se basó en los principios de
la Triformación Social. (Clouder, 2009). (Rodríguez Palacios, 2013).
Finalmente, es importante anotar que, como lo afirma Carbonell (2015) cada vez más son
las familias que apuestan por escolarizar a sus hijos en centros Waldorf, pues ofrecen
una pedagogía que contempla una educación integral y humanista, es decir, que “impulsa
el desarrollo del ser humano en toda su globalidad: cuerpo y mente, ciencia y arte,
educación emocional y espiritualidad” (Carbonell Sebarroja, 2015).
En ese sentido, un modelo educativo como la pedagogía Waldorf, es una importante
alternativa para el desarrollo integral individual y en alguna medida para el desarrollo de
una comunidad, pues promoviendo el desarrollo de la libertad, es que los niños y las niñas
que puedan desplegar libremente su ser individual.
Bibliografía

Carbonell Sebarroja, J. (2015). Pedagogías del Siglo XXI (1st ed.; S. L. Ediciones
Octaedro, ed.). Barcelona.
Hodge, C., Daher, M., López, R., Carlos Castilla, J., & Edwards, G. (2018). Desarrollo
humano integral y sostenible: Diálogos entre Sen-PNUD y el pensamiento social
católico contemporáneo. Teologia y Vida, 59(3), 399–430.
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