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Contexto histórico.
A finales del s. XIX y principios del XX ocurre un periodo de crisis debido al desastre
del 98 que significó la pérdida de las últimas colonias españolas en América y
Oceanía. Además de los problemas económicos y políticos, simbolizó la decadencia
de España; el desempoderamiento del sistema político de la restauración y el auge
del anarquismo.
Modernismo.
El modernismo muestra el rechazo del materialismo y la deshumanización del mundo
capitalista. Esta revolución se muestra de manera estética e ideológica que recuerda
al romanticismo anterior. Este movimiento se opondrá al sistema mediante la evasión
poética.
Surge en Hispanoamérica a finales del s. XIX con representantes como José Martí,
Julián del Casal, Manuel Gutierrez Nájera y el poeta nicaragüense Ruben Darío cuya
obra Azul (1888) representa el comienzo del movimiento.
Su obra comprende tres títulos fundamentales: Azul (1888), que refleja la creación de
un mundo exótico poblado de cisnes, y seres mitológicos, en el que el símbolo del
color azul expresa la búsqueda del ideal; en Prosas profanas (1896), se consolida la
línea elegante del estilo exótico (como refleja el poema “Sonatina”), el símbolo del
cisne sugiere belleza aristocrática; y el erotismo se mezcla con elementos religiosos.
Por último, Cantos de vida y esperanza (1905), supone una reflexión existencial sobre
la muerte o la falta de sentido de la vida, junto a preocupaciones sociales como la
fraternidad entre los pueblos hispanos, y donde desaparece sutilmente el
modernismo de sus versos (como refleja el poema “Lo fatal”). Este interés por lo
hispánico vincula a Rubén Darío con la generación del 98.
Narrativa y teatro.
En la narrativa destacan los cuentos de Rubén Darío y Leopoldo Lugones, y las
Sonatas de Valle-Inclán. Estas últimas constituyen las memorias ficticias del marqués
de Bradomín, que relata en primera persona cuatro aventuras amorosas. Estos
relatos están saturados de elementos decadentistas, como la complacencia en el mal,
la perversión sexual o el erotismo. También se reconocen rasgos formales del
modernismo, como la musicalidad, la sensorialidad, una abundante adjetivación y
utilización de recursos estilísticos.