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MODERNISMO Y GENERACIÓN DEL 98

El Desastre de 1898 supuso para España la pérdida de sus últimas colonias ultramarinas
(Cuba, Puerto Rico y Filipinas) y el comienzo de una crisis económica y social que marcará los
sucesos del siglo XX. Sacudidos por los acontecimientos, los intelectuales desarrollarán unas
corrientes de pensamiento que pretenden renovar la situación política y social y las tendencias
artísticas imperantes. Un grupo de jóvenes inconformistas y rebeldes, preocupados por la estética,
sintiéndose bohemios, aquellos que viven por y para el arte y enfrentados al Realismo precedente,
reciben la etiqueta de modernistas, herederos de la poesía finisecular francesa: parnasianos,
simbolistas y decadentistas e hijos de la nueva estética nacida en Hispanoamérica de la mano de
Gutiérrez Nájera y Rubén Darío tras la publicación en 1888 de Azul. Posteriormente, la crítica
literaria reservó este término para los autores que se orientaron a la frivolidad, el exotismo, el
erotismo y la musicalidad, y acuñó el de Grupo del 98 para los que se ocuparon del problema de
España y de los conflictos existenciales.
Bien es cierto que, aunque las dos tendencias se han visto opuestas, son dos caras de la
misma moneda, la moneda del malestar y la decadencia, la imagen del desastre. Pero, dos formas de
ver el mundo: una evasiva (modernista) que se refugia en el arte por el arte, y otra adánica y
comprometida (generación del 98), preocupados por salvar del marasmo y la enfermedad que
padece España, herederos del krausismo y de la filosofía vitalista de Nietzsche.
Como características fundamentales del modernismo destacamos el exotismo, el
cosmopolitismo y el amor a la elegancia, el gusto por el cuento y el género lírico. Su consagración a
lo estético llevó a los autores a recurrir continuamente a la mitología, a la referencia a obras de arte
y a términos musicales, de ahí también su gusto por las palabras esdrújulas y ritmos clásicos de la
literatura latina. Además, se da una mezcla de espiritismo y erotismo que se manifiesta en la pasión
por el misterio, por los lugares decadentes, por el recuerdo de las primeras experiencias eróticas,
espacios exóticos, y el predominio de lo sensorial, de ahí el empleo constante de sinestesias. Poseen
un estilo y un lenguaje propio, llenos de musicalidad y refinamiento; su léxico brillante, raro y
sugerente, está repleto de metáforas e imágenes y no dudan en recurrir a nuevos metros y estrofas
de procedencia francesa o en desuso. Como ya dijimos, su actitud es bohemia porque no se ajustan
a convenciones sociales y es también aristocrática por la búsqueda de la belleza estética, en contra
de los “fariseos del arte”, los burgueses capitalistas. Además su dandismo se refleja en el
refinamiento y en su carencia de escrúpulos morales. Su religión será la belleza que queda
representada bajo el símbolo del cisne.
Los principales escritores modernistas son:

Rubén Darío, principal autor modernista e introductor de esta literatura en España, y quien
presenta tres etapas. En la primera Azul destaca la influencia parnasiana y la búsqueda de la
exterioridad sensible. A continuación llega una etapa de transición con Prosas profanas, en la que se
van introduciendo nuevos temas más afines al simbolismo, se incide en el sentimiento del dolor y la
intimidad atormentada va abriendo paso a los poemas más existenciales. En su tercera etapa Cantos
de vida y esperanza predomina la influencia del simbolismo y del Romanticismo, y se da voz al
desengaño vital que hallará su máxima representación en “lo fatal”.
Manuel Machado con su obra más representativa Alma, donde se mezclarán elementos
modernistas y románticos con otros populares y andaluces.
Antonio Machado en su poemario Soledades, galerías y otros poemas.
Juan Ramón Jiménez en su primera etapa, con obras como Ninfeas y almas de violeta o
Arias tristes.
Valle Inclán con sus Sonatas.
Otros autores como Salvaror Rueda o Manuel Reina.

Dando paso ahora a la denominada Generación del 98, primero nos detenemos primero en el
concepto de generación, un concepto acuñado por Petersen. Los miembros de una generación
debían poseer los siguientes items: haber nacido en fechas similares, un acontecimiento histórico
que les una (crisis y pérdida de las colonias) un guía espiritual (Nietzsche) un alma de grupo (el
grupo de los 3: Azorin, Baroja y Maeztu), una estética común (nacidos del regeneracionismo,
teniendo como referentes a Ángel Ganivet y Lucas Mallada), comparten elementos ideológicos
(visión krausista), un guía de grupo (Unamuno) y una estética común (lenguaje sencillo, sobrio y el
concepto de intrahistoria propuesto por Unamuno). Y, frente al símbolo del cisne de los
modernistas, el símbolo de esta generación será Castilla.
A todos estos escritores les obsesiona España y el sentido de la vida. Sus obras presentan
rasgos comunes. Frente al gusto por la lírica, los noventayochistan prefieren la novela y el ensayo.
En cuanto a la novela y esta quedará estructurada en torno a un único personaje (especies de
superhombres nietzscheanos), el proceso de cambio se centra en la mentalidad del protagonista y
sustituyen los incidentes por el diálogo.
Los principales escritores de esta generación son: Azorín, Baroja, Maeztu, Unamuno,
Antonio Machado.
En las obras de Azorín, la descripción minuciosa sustituye la trama argumental, da mucha
importancia a los sentimientos del personaje frente a los sucesos externos y utiliza frases muy
breves y precisas. En La voluntad y en Antonio Azorín encontramos las inquietudes espirituales del
protagonista, con quien el autor se identifica. Como ensayista, tras su desilusión con el anarquismo,
se muestra cada vez más próximo al tradicionalismo. Se centra en los valores de España como en La
ruta de Don Quijote.
Para Baroja, lo más relevante es su innovación en la técnica impresionista, y la presentación
de sus novelas con un final abierto. Descripciones ligeras y centra todo su interés en la acción.
Agrupó muchas de sus obras en trilogías: La lucha por la vida donde se incluye La busca, La tierra
vasca donde se incluye Zalacaín el aventurero y otra de sus obras más relevantes El árbol de la
ciencia.
Unamuno aborda en sus ensayos sus angustias: el paso del tiempo, Dios, y la muerte. Del
sentimiento trágico de la vida y el problema de España Vida de don Quijote y Sancho. Escribe
también “nivolas”, las llama así para burlarse de quienes las acusan de quebrantar las normas de la
novela. En ellas se plantea la respuesta al existencialismo desde las tres potencias humanas: la
razón, el sentimiento y la voluntad. Obras San Manuel, bueno, mártir y Niebla.
Valle Inclán quien pasa por tres etapas: modernista Sonatas, etapa de transición donde
presenta el mundo violento, mítico y rural gallego en sus Comedias bárbaras, y, la tercera la de los
esperpentos, en la que lo grotesco, lo patético, la deformación y la estética expresionista se funden
para presentar la deformación grotesca de la realidad española. Se refleja en su obra dramática
como Luces de bohemia y en su novela El ruedo ibérico.
Antonio Machado en su poemario Campos de Castilla.

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