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I.S.F.D. Y T.

Nº4

Tecnicatura Sup. en Psicopedagogía (4to Año)

Cátedra: Taller de Alfabetización

Prof.: Mariela Canepa

Alumna: Maria Julia Lacarra

Trabajo Práctico: “¿Cómo aprenden los niños?”

Analizar
las

diferentes escrituras de la palabra “MARIPOSA” realizadas por diferentes niños. Identificar


en cada una los niveles de conceptualización que reconozcas mencionando los indicios
que te permiten realizar esa evaluación.
Se espera la fundamentación teórica de cada una de las escrituras.
La epistemología genética de Jean Piaget aportó una visión innovadora acerca de cómo
se construye el conocimiento, una visión constructivista e interaccionista. Todos nosotros
conocemos el mundo a través de una constante interacción con él, en función de la cual
vamos otorgando significación a los objetos. El conocimiento nunca es una copia de la
realidad, nuestra cabeza no es una máquina fotográfica en la que va a quedar impreso lo
que se nos presente: siempre va a haber una actividad del sujeto y, por ende, un
componente interpretativo propio. Como señala E. Ferreiro (1985): " ... las modificaciones
en los esquemas cognitivos no son, pues, el resultado de una "tendencia al cambio" o de
una maduración endógena, sino el resultado de la interacción con el mundo. Es lo no-
asimilable que retos cognitivos". En el mismo texto, agrega: "Uno de los grandes
descubrimientos piagetianos fue el poner de manifiesto que el crecimiento intelectual no
consiste en una adición de conocimientos sino en grandes periodos de reestructuración y,
en muchos casos, reestructuración de las mismas informaciones anteriores, que cambian
de naturaleza al entrar en un nuevo sistema de relaciones”.
El niño no va almacenando letras cuando trata de comprender cómo funciona nuestro
sistema de escritura: deberá, en efecto, conocer las letras, pero, básicamente, elaborará
sistemas que den cuenta de cuáles son las relaciones existentes entre esos elementos. Y,
en muchos casos, serán esos sistemas los que permitirán decidir si una marca gráfica es
o no una letra. Es así como los niños, antes de leer y escribir convencionalmente, van cre-
ando hipótesis originales acerca de este sistema de representación.
En lo referente a la evolución de la escritura, E. Ferreiro interpreta que el proceso de
conceptualización de la escritura se caracteriza por la construcción de sucesivas formas
de diferenciación tanto de los aspectos cuantitativos como cualitativos (cantidad y calidad
de marcas empleadas, respectivamente). Es posible distinguir 3 grandes periodos:
I. Primer periodo en que el niño consigue diferenciar el sistema de representación de la
escritura de otros sistemas de representación.
lI. Un segundo periodo donde se logran diferenciaciones en el seno del sistema de
escritura. Se establecieron primero, las condiciones necesarias para que determinadas
producciones (propias o ajenas) resulten legibles y, posteriormente, las formas para
diferenciar escrituras entre sí.
III. Un tercer periodo donde el niño llega a diferenciar las escrituras relacionándolas con
la pauta sonora del habla.

Luego de esta breve introducción, acerca de cómo los niños adquieren progresivamente
el sistema de escritura convencional desde una perspectiva constructivista psicogénetica,
se procederá al análisis de 12 (doce) diferentes escrituras de la palabra “MARIPOSA”
realizadas por diferentes niños. En dicho análisis se pondrán en evidencia los diferentes
niveles de conceptualización adquirido por cada niño en particular.

Análisis de las diferentes escrituras de la palabra “MARIPOSA” realizadas por


diferentes niños. (En la imagen de las diferentes escrituras se le ha colocado número a
cada una de ellas para una correcta y fácil visualización e identificación por parte de quien
lo lee).

En la primer escritura de la palabra “Mariposa” el /la niño/a coloca 15 marcas gráficas las
cuales manifestarían que ya distingue entre los modos básicos de representación: el
dibujo y la escritura. Dicha escritura expresa que el niño ya reconocería dos de las
características básicas de cualquier sistema de escritura: que las formas son arbitrarias
(porque las letras no reproducen la forma de los objetos) y que están ordenadas de modo
lineal (a diferencia del dibujo). A su vez, si bien este niño/a se encontraría transitando el
primer periodo establecido por Ferreiro, es evidente que estaría en una transición hacia el
segundo periodo dado que existe cierta exigencia cuantitativa en la escritura (para que
diga tiene que tener como mínimo una cierta cantidad de letras) y también exigencias
cualitativas (variaciones entre las letras). Por último destacar que además de que en la
escritura aparecen letras diferentes también variaría la ubicación de las mismas dentro de
la escritura (variedad de letras y variación de las letras).
En la segunda escritura de la palabra “Mariposa” el/la niño/a coloca 4 marcas gráficas. Se
evidenciaría la aparición de un control progresivo de las variaciones cualitativas y
cuantitativas que llevarán a la construcción de modos de diferenciación entre escrituras.
El niño establecería cierto control sobre la cantidad de grafías, y comenzaría a diferenciar
las grafías entre sí. Hay mezcla de letras con otras que son simil-letras. A su vez dicha
escritura presentaría características del tercer nivel, comienza a aparecer cierta relación
entre los aspectos sonoros y los aspectos gráficos de la escritura: la hipótesis silábica
(una letra se utiliza para representar cada sílaba).
En la tercer escritura de la palabra “Mariposa” el/la niño/a coloca sobre el papel el dibujo
de un corazón, el número 1, un cero o una letra “O”, la letra “A” y una “S” lo cual indica
que se encontraría en el primer periodo de la evolución de la escritura. El niño estaría
comenzando a diferenciar la escritura de otros sistemas de representación (diferencia el
dibujo de la escritura). En la escritura se presenta una mezcla de marcas figurativas y no
figurativas. A su vez estarían emergiendo dos de las características básicas del sistema
de escritura: que las formas son arbitrarias (no reproducen la forma del objeto) y que
están ordenadas de modo lineal (a diferencia del dibujo). El niño realizaría
interpretaciones globales de su escritura, ya que cuando se le pide que señale con el
dedo lo que acaba de producir indicando “como dice”, efectuaría señalamientos vagos y/o
continuos, sin separar ninguna parte.
En la cuarta escritura el/la niño/a coloca tres marcas gráfica diferentes entre sí para
escribir la palabra “Mariposa” por eso podría decirse que el mismo se encuentra
atravesando el segundo periodo de la escritura. Dicha escritura manifestaría que lo que el
niño intenta es establecer diferenciaciones en el interior del sistema de escritura. Existen
dos condiciones para que la escritura propia y la de otros resulten legibles, “digan algo”:
deben tener una cierta cantidad de marcas, y las marcas empleadas deben ser diferentes.
Este niño ya estaría estableciendo una diferenciación: coloca distintas letras (OAB), y no
cualquier cantidad sino una cantidad controlada (3). De todos modos se manifestaría
cierta falta de dominio en el eje cuantitativo ya que no prevé la cantidad de marcas o
letras que coloca para la palabra, aunque cuando intentaría interpretar sus propias
escrituras ya no lo hace globalmente sino que tiene la intención de hacer corresponder
partes de la escritura con partes silábicas de la emisión oral.
En la quinta escritura el/la niño/a coloca 4 grafías (MIPS) para escribir la palabra
“Mariposa”. Cada letra representa una letra de una sílaba que conforma la palabra. Esta
escritura evidencia que el niño se encontraría en transición del segundo periodo al tercer
periodo. El niño coloca una cierta cantidad de letras, todas diferentes entre sí y varía la
posición de las letras. La cantidad y la posición de las letras manifestarían que el niño ha
descubierto que la escritura se relaciona con la pauta sonora del habla, habría intención
de hacer corresponder partes de la emisión oral con partes de la emisión escrita. Así se
inicia el periodo silábico. El niño tendría conciencia de que cualquier letra no sirve para
representar cualquier sílaba, debe ser una determinada. El niño coloca letras que
realmente pertenecen a la sílaba.
La sexta escritura es muy similar a la quinta escritura solo que no todas las letras
pertenecen a la palabra mariposa (DIAM) y además no hay correspondencia entre las
letras que coloca y la sílaba que representa mas allá de que exista la intención de hacer
corresponder partes de la emisión oral con partes de la palabra escrita. El niño coloca 4
grafías diferentes (una para cada sílaba de la palabra) sin que necesariamente haya
correspondencia con su valor sonoro convencional.
En la séptima escritura el/la niño/a sólo coloca una marca gráfica (una M con doble linea,
similar a un dibujo) que según él/la significa “una mariposa”. Esta escritura se
corresponde con el primer periodo de la escritura donde el niño aún no distingue bien
entre dibujo y letra (representación icónica/no icónica). Hace uso de una marca figurativa
(por que dibuja) y señala que “es una mariposa”, no existiría intención de controlar la
cantidad de marcas que produce, ni cual o cuales marcas se utilizan, es decir que no hay
variaciones ni en el eje cuantitativo ni cualitativo. Aquí el niño realizaría interpretaciones
globales de su propia escritura.
En la octava escritura de la palabra “Mariposa” están presentes dos de las características
básicas de cualquier sistema de escritura: la linealidad (a diferencia del dibujo) y la
arbitrariedad (las formas son arbitrarias porque no reproducen la forma de los objetos). En
su producción el/la niño/a utiliza un trazo continuo. Por las características antes
mencionadas el niño aún se encontraría en el primer periodo de la escritura, ya que
comienza a diferenciar el sistema de representación de la escritura de otros sistemas de
representación (dibujo de escritura). Aún no existirían deseos de hacer variaciones en la
cantidad de marcas gráficas y en introducir variedades entre ellas. Por último destacar
que el niño realizaría una la interpretación global de su escritura.
En la novena escritura el/la niño/a coloca 8 marcas gráficas sobre el papel (EAOMPAOI).
Esto evidenciaría que lo que el niño intenta es lograr una correspondencia entre la
cantidad de letras que la palabra “Mariposa” tiene y la cantidad de letras de su escritura,
sin descuidar la variedad de letras empleadas aunque no coincidan con partes de la
palabra convencional. Por lo anterior mencionado podría decirse que el niño estaría
atravesando el segundo periodo de la escritura, ya que intenta lograr diferenciaciones en
el interior del sistema de escritura para que las mismas resulten legibles. Es así cómo
comenzaría a atender a dos exigencias para que lo que escribe diga algo: debe tener una
cierta cantidad controlada de marcas (cuantitativo) y las marcas empleadas deben ser
diferentes (cualitativo). También el niño estaría descubriendo que la escritura se relaciona
con la pauta sonora del habla por lo que buscaría que la cantidad de letras que coloca
coincida con la cantidad de partes que se reconocen en la emisión oral lo que indicaría el
inicio del periodo silábico.
En la décima escritura el/la niño/a coloca las siguientes marcas gráficas: MIPOSA. Esto
expresaría que este niño es quién, de los 12 alumnos, estaría mas cercano a la escritura
convencional de la palabra “Mariposa”. El niño situaría las letras en correspondencia con
la escritura convencional de la palabra “Mariposa” (a pesar de que omita dos letras). Él
mismo anticipa la cantidad de letras que va a colocar y el lugar que le corresponde a cada
letra ya que las utilizaría de acuerdo con su valor sonoro convencional. No cualquier letra
sirve para representar cualquier sílaba, por eso este niño estaría cercano al logro de la
convencionalidad ya que la misma consiste en colocar letras que realmente pertenecen a
la sílaba. La escritura a su vez manifestaría cierta coordinación del eje cuantitativo y
cualitativo. Es decir, en su escritura estarían presentes aún aspectos que caracterizan al
segundo periodo de la escritura conviviendo con aspectos del tercer periodo debido a la
presencia de un nivel de transición llamado hipótesis silábica donde algunas sílabas son
analizadas como una totalidad y otras admiten una descomposición en elementos
menores (fonemas). Progresivamente desaparece el análisis silábico en la producción de
escrituras hasta arribar a una correspondencia entre fonemas y grafemas.
En la décima primera escritura, el/la niño/a coloca las siguientes marcas gráficas: AIOA.
Sabemos, porque lo venimos reiterando a lo largo de las diferentes escrituras, que los
periodos se van enlazando entre sí y produciendo nuevas formas, mas complejas de
escritura, es por eso que el aspecto mas relevante para destacar aquí es que dicho niño/a
se encontraría atravesando el tercer nivel dado que su escritura evidenciaría que está
comenzando a establecer relación entre los aspectos sonoros y aspectos gráficos de la
escritura. Dentro de este tercer nivel su escritura se correspondería con el primer modo
evolutivo, la hipótesis silábica. El niño colocaría una letra para representar cada sílaba, y
la letra que coloca es la vocal que forma parte de la escritura convencional de dicha
sílaba.
Por último, en la décima segunda escritura de la palabra “Mariposa” el/la niño/a realiza un
escritura en espejo. Coloca cuatro marcas gráficas diferentes entre sí, 3 consonantes y
una vocal (AJCL). Está escritura se asemeja mucho a la anterior solo que en ella no
habría correspondencia entre grafemas de la palabra convencional y la escritura del niño.
Lo que la escritura manifestaría es que la hipótesis de cantidad y variedad generadas en
el segundo periodo perduran y coexisten con la hipótesis silábica. El niño estaría
comenzando a tomar conciencia del valor sonoro convencional de las letras aunque aún
no pueda establecer correspondencias entre las letras. El niño representa cada sílaba con
una letra que no forma parte de la escritura convencional de dicha sílaba, el control
estaría centrado en los aspectos cuantitativos. Esto luego dará lugar a la utilización de la
letra que sí se usa para representar a cada sílaba y que está vinculada con los aspectos
sonoros de la palabra, y que a su vez suele ser constitutiva de la escritura convencional
de ésta.

A modo de síntesis, y para finalizar el análisis anterior, quisiera destacar que para avanzar
a través de los niveles citados serán necesarias situaciones didácticas que lo propicien.
Los niveles reseñados no necesariamente guardan relación con la edad cronológica, su
evolución estará determinada por las oportunidades que los niños tienen de interactuar
con la escritura y con usuarios de la escritura convencional en situaciones en que
analicen, reflexionen, contrasten, verifiquen y cuestionen sus propios puntos de vista. De
allí la importancia que la escuela asuma la responsabilidad de generar dichas situaciones.

Bibliografía:

• Ferreiro, E. (1991) “Desarrollo de la alfabetización, psicogénesis”. En Goodman, Y.


M. Los
niños construyen su lectoescritura. Buenos Aires. Aique.
• Kaufman, A.M.; Castedo, M.; Teruggi, L.; Molinari, C. (1989) “Fundamentación
teórica”. En: Alfabetización de niños: construcción e intercambio. Buenos Aires,
Aique.

• Nemirovsky, M. (1999) “Antes de empezar ¿qué hipótesis tienen los niños acerca
del sistema de escritura?”. En: “Sobre la enseñanza del lenguaje escrito... y temas
aledaños”. México, Paidós

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