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CANARA / 3 de Setiembre de 2005

Un futuro poco alentador


Juan Manuel Villasuso

En un estudio dado a conocer hace pocos días por el Instituto de Estudios Sociales en Población
de la Universidad Nacional, el IDESPO, se señala que el 83 por ciento de los costarricenses
considera que la pobreza en Costa Rica aumentó significativamente entre el 2004 y el 2005.

Sobre los principales motivos por los que una familia es pobre, los entrevistados señalaron la
falta de vivienda, la carencia de empleo y dinero así como la escasez de alimentos e
insuficiencias de la educación.

Estos datos del IDESPO son consistentes con los de la empresa Demoscopía la cual, en
encuesta nacional reciente, indica que el alto costo de la vida y el desempleo aparecen como los
principal problemas que enfrenta el país en estos momentos.

Las opiniones de los costarricenses, si bien no sorprenden porque hemos visto como la inflación
ha aumentado y como las políticas macroeconómicas y la precariedad de los programas sociales
han producido como resultado un aumento del desempleo y un incremento de la pobreza y la
desigualdad, si resultan preocupantes.

La visión de futuro es aun mas desalentadora. Según Demoscopía, la mitad de los ciudadanos
consideran que el desempleo aumentará a corto plazo y tres de cada cuatro opina que la
situación empeorará en relación con el costo de vida. El 61,5% estima que los próximos cinco
años serán "tiempos de desempleo y depresión" y solo una tercera parte piensa que la situación
de su familia mejorará.

No cabe duda de que las percepciones, sobre las cuales se construyen las expectativas, juegan
un papel fundamental en el comportamiento de las personas.

Es por eso que resulta indispensable restaurar la ilusión y la fé en el porvenir y volver a soñar en
una Patria mejor, con oportunidades para todos. Hacerlo no es tarea fácil. Pero dependerá, en
gran medida, de la seriedad de los planteamientos que se hagan durante la campaña electoral y
de la credibilidad que los políticos puedan generar en los votantes.

Ojalá los candidatos a la presidencia tomen conciencia de esta urgencia que tiene Costa Rica de
revitalizar el decaído espíritu nacional.

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