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Teoría y Métodos de la

Historia
Fecha: 22/09/23

Universidad de Castilla la Mancha


● Año académico: 2023-2024
○ Alumno. Yara María Perez Díaz
○ Facultad. Humanidades y Patrimonio .
○ Curso. 4º de Carrera
2

Tema 1. Reflexiones sobre la


historia como disciplina o

ciencia
1. Introducción: un poco de historiología o sobre el concepto
de Historia
Todas estas cuestiones teóricas previas pueden englobarse bajo el concepto de
historiología. Cualquier ciencia que quiera serlo necesita una reflexión periódica sobre la
materia de su estudio, sobre las condiciones en la se debe desarrollar su investigación y sobre
los resultados que ha ido alcanzando, es decir, debe analizarse y autoevaluarse.

Generalmente prima lo inmediato, lo metodológico sobre lo teórico en el quehacer diario


del historiador. Como en casi todas las ciencias hay que recordar que surgieron de la Filosofía.
De nuestro quehacer historiográfico se desprende, consciente o inconsciente, distraída o
deliberadamente, una filosofía de la Historia. Pero no hay que dejarse fascinar por la
epistemología. La historia es un saber , pero necesita una base teórica que fundamente sus
1

reglas de análisis.

Tradicionalmente, el concepto de Historia se ha abordado desde tres ópticas:

- Epistemología o conocimiento en y de la Historia


- La objetividad -o no- de este conocimiento histórico (común)
- La cientificidad de la Historia (común también en todas las ciencias)

La historia es una ciencia que evoluciona acompañada por muchas otras ciencias, tanto
humanísticas como de otros ámbitos, y que la permiten una constante renovación
metodológica. Por otra parte, siempre ha sido un saber polémico, sobre todo por sus
constantes implicaciones políticas2 o por su función social3

2. La objetividad y la función social del conocimiento histórico


1 Constituido por un corpus de conocimientos apoyados en un conjunto de datos procedentes de objetos
materiales que pueden estar a disposición de cualquier especialista
2 Instrumento de justificación
3 Vinculación coyuntural con el presente o presentismo
3

La mayor o menor objetividad del sujeto-historiador que conoce y elabora su materia. Hay
una cierta inevitabilidad del subjetivismo en el historiador, pues este depende, consciente o
inconscientemente de su manera de concebir y sentir el mundo circundante y por la actividad de
otros historiadores, pasados y contemporáneos.

La labor del historiador es parcial y se limita a esclarecer algún elemento, poner de relieve
algún rasgo, sacar a la luz nuevos hechos, etc.

Lo que son objetivos son los hechos históricos4 mientras que su interpretación puede no
serlo, la lectura que tal o cual historiador realiza de los mismos, siempre que se posean todos
los datos imprescindibles para una interpretación suficiente.

En el siglo XX se produjo un cambio casi revolucionario en esta relación. La Historia


tradicional-positivista del XIX había hecho de la objetividad un dogma basado en la
documentación, ante la sólo cabía plegarse de manera impersonal y casi fetichista. Su método
era una labor analítica5 resultando en una historia pasiva y casi automática, episódica y
resultado de una acumulación de hechos políticos.

En el siglo XX se formuló la cuestión de otro modo, pro-sujeto, en donde el científico


historiador crea por manipulaciones su propio objeto. El objeto científico se construye, se crea
artificialmente: el espíritu del investigador-historiador es activo e importante. Historia- problema,
historia-hipótesis, historia construida y elaborada más o menos artesanalmente.

La objetividad es un ideal irrenunciable al que hay que tender aunque nunca se puede
conseguir al ciento por ciento. Tampoco podemos encontrar más objetividad cuanto más nos
alejamos de nuestro presente por el principio de acumulación del conocimiento. Hay que
ponerse en guardia contra la opinión y mucho más hoy en día contra el constructo de lo
políticamente correcto.

Hacemos Historia para el presente, obedecemos a los intereses de nuestro tiempo y


sociedad. A esto podemos llamarlo compromiso, situacionismo o encarnamiento. El historiador
da testimonio también de su propio tiempo. Grandes peligros de esta condición humana:

- El anacronismo. Ejercer una alerta crítica de que el pasado es otro, diferente a nuestro
tiempo, especialidad de las sociedades pasadas
- La manipulación ideológica. En función de las polémica e intereses de nuestro presente
coyuntural

Hay dos tipos de subjetivismo: uno epistemológico6 y otro metodológico7.

4 Res, non verba


5 Poco o nada sintética
6 Faltando a la verdad
7 Pobre en datos, que se rellena con la voluntad e incluso con la fantasía del historiador
4

No hay que incurrir tampoco en el relativismo extremo: la subjetividad es opresiva. El


historiador es subjetivo pero busca la objetividad, implementando métodos nuevos y afinando
siempre sus interpretaciones. La subjetividad en el proceso cognoscitivo del historiador
también puede venir condicionada a varias circunstancias y problemáticas como son la propia
posición social, la referencia a un mundo de valores, el propio conocimiento general y teórico
que tiene el historiador al iniciar su pesquisa, su misma personalidad o psicología, su ideología.

La Historia se construye generación tras generación. Siempre hay que revisar, volver a
interpretar el pasado y reescribir la historia a la luz de la propia experiencia. Tiene como
consecuencia aquello de que cualquier obra historiográfica, aparte de ilustrarnos sobre un
asunto o unos hechos históricos concretos acaecidos en un momento determinado del pasado,
también nos habla del pensamiento y el entorno socio-espiritual del autor y de su época.

Podríamos pensar que en la elección de objetos históricos de estudio, priman los tiempos
más cercanos a la actualidad. Pero la humanidad siempre ha tenido los mismo problemas en
cualquier contexto geográfico, y cualquier parte del pasado nos puede hacer reflexionar sobre
nosotros mismos en nuestro tiempo. Hay que recordar que dichos hechos pasados, cuanto más
antiguos nuestra mirada puede ser más imparcial.

La Historia también cuenta con un especial atractivo para los profanos, incluso para el
gran público, muy superior al de otras ciencias. El peligro del intrusismo también es mayor:
periodistas, comunicadores, guías turísticos, escritores, etc.

3. El carácter inequívocamente científico de la Historia


La cientificidad de la Historia ha sido una ardua discusión durante mucho tiempo, no sólo
entre historiadores sino incluso entre políticos. En nuestros días esta polémica ha amainado
mucho por fuerza: una cosa es ser críticos y otra es estar cuestionándonos sin parar.

La Historia es un conocimiento maduro y está plenamente consagrado en el panorama


científico general. Ha resistido bien los embates, si bien es distinto según lo observemos desde
el campo académico o en la sociedad en general. No es de recibo en el siglo XXI contraponer
las ciencias de la naturaleza y las ciencias del espíritu, las ciencias empíricas a las humanísticas
o sociales, y una larga retahíla de sentidos restrictivos. Las ciencias mal llamadas puras
también han ido cambiando de paradigmas rígidos, absolutos y deterministas hacia posturas
más relativas, probabilistas e incluso azarosas.

La Historia es una de las ciencias o de las disciplinas más antiguas de la humanidad, con
una existencia de milenios. Y se ha modernizado como la que más desde el XIX. En el árbol de
la ciencia es una materia troncal. Es una ciencia, un conocimiento, construido sobre
documentos, y el concepto de documento no ha dejado de ampliarse hasta el dia de hoy,
máxime con el desarrollo de las TIC.
5

El historiador-sociólogo alemán M. Weber abogó por la racionalización conceptual, el


conocimiento científico de los fenómenos sociales que otorgó a la Historia el estatuto de
ciencia social, en el vector fundamental del tiempo. Hoy se entiende el conocimiento científico
como un proceso de objetivación de la realidad, más allá de la percepción sensible de la misma.
Y la Historia se entiende hoy más como un estudio pluri e interdisciplinar de los fenómenos
sociales en sentido lato.

A nivel teórico, el ataque más furibundo contra la Historia como ciencia vino del filósofo K.
Popper, quien criticó la historia decimonónica y no se enteró del enorme avance de la Historia
en el siglo XX. Lo mismo ocurrió con el marxismo.

El historiador debe evitar el complejo de inferioridad científico. La historia tiene todos los
elementos necesarios para ser ciencia: fundamentos epistemológicos, concepto, método y
carácter objetivo.

4. ¿Y qué es la Historia? Algunas definiciones


La Historia como disciplina ha evolucionado y sigue evolucionando; por tanto, también su
definición. Predominio del eclecticismo y liberalización de las antiguas y monolíticas escuelas y
corrientes historiográficas. Queda liberarse de las modas.

“Historia es la ciencia que trata de describir, explicar y comprender los fenómenos de la


visa, en cuanto se trata de los cambios que lleva consigo la situación de los hombres en los
distintos conjuntos sociales, seleccionando aquellos fenómenos desde el punto de vista de su
efectos sobre las épocas sucesivas o de la consideración de propiedades típicas y dirigiendo su
atención principal sobre los cambios que no se repiten ni en el espacio ni en el tiempo”. Una
historia cercana a la realidad, dedicada al conocimiento de la sociedad y de su evolución, que
busca las causas que mueven dicha evolución.

En cuanto a definiciones, las más esclarecedoras son las que vienen de las influyentes
escuelas de Annales y Marxistas.

Para los annalistes la Historia ha sido la ciencia del hombre en sociedad y en su desarrollo
temporal, la conjugación del tiempo y de la ciencia social.

Para L. Febvre era “el estudio científicamente elaborado de las diversas actividades y de
las diversas creaciones de los hombres de otros tiempos, captadas en su momento, en marco
de sociedades extremadamente variadas y, sin embargo, comparables unas a otras”.

Los sociólogos tendieron a dejar a la Historia como un estudio de los acontecimientos. M.


Bloch propugnó una historia social total, de carácter interdisciplinar y abierta a otras ciencias.
Concepción totalizadora, que no totalitaria.
6

H.I. Marrou: “Conocimiento del pasado humano por el historiador, que es,
fundamentalmente, un hombre de hoy; o lo que es lo mismo, intentar dominar intelectualmente el
pasado”

En el marxismo la definición sería más estructural o estructuralista y dependió de su


liberación ideología-dogmática del estructuralismo, que les llevó a preocuparse más por
interpretar los cambios históricos, sobre todo en los ingleses.

Para Vilar: “La investigación histórica es el estudio de los mecanismos que vincular la
dinámica de las estructuras, es decir, las modificaciones espontáneas de los hechos sociales de
masas a la sucesión de los acontecimientos, en los que intervienen los individuos y el azar, pero
con una eficacia que depende siempre, a más o menos largo plazo, de la adecuación entre estos
impactos discontinuos y las tendencias de los hechos de masas”

La Historia-conocimiento es una sociología o incluso una politología del pasado. Estudio


del conjunto de los mecanismos de una sociedad, desde el pasado al presente.

Para otros, la Historia ha sido y “es la explicación del mayor número posible de hechos a
través del estudio del juego recíproco de las relaciones entre los hechos de todo tipo”. Después
vendría la selección o no de dichos hechos, si quedarse con los más destacados o relacionar
los más dispares

J.A. Ereño Altuna: “Ciencia del cambio, ella misma, la historia, no puede sustraerse al
cambio. Es lo que justifica la existencia de la historiografía entendida como estudio histórico de
las sucesivas transformaciones de la historia y del oficio del historiador”

V. Vázquez de Prada: “¿Acaso no es la Historia, además de una ciencia humana concreta,


punto de referencia obligado para las demás ciencias del hombre? ¿Existe algún aspecto o faceta
de la realidad social que pueda legítimamente estudiarse sin una consideración, sin una
referencia al menos sobre sus orígenes? Lo social es la dimensión, diríamos, horizontal, y lo
histórico la de la profundidad o temporal, dos magnitudes imprescindibles en el encaje de los
hechos humanos”

P. Laslett advirtió sobre la diferencia de dos historias:

- La universitaria, profesional-elitista8
- La de mercado9. Esta historia mercantil está llena de tópicos, es nacionalista, política,
moralista, muy conservadora en sus esquemas, acrítica, rígida, amatemática, parcial,
ensayística en el mejos de los casos.

8 En continuo cambio y renovación


9 De los mass media, colegios, planes de enseñanza, etc.
7

5. ¿Quién es el protagonista de la Historia? Reflexiones sobre


individuo y colectividad
La cuestión de fondo es considerar si los constituyentes últimos del mundo social son los
individuos o si los términos colectivos son, o no, reducibles a términos individuales.

Los individualistas metodológicos (historicistas) confunden ambos planos: toda


experiencia social es necesaria y previamente individual. Algo parecido ocurre con la llamada
microhistoria. Sus postulados extremos rayan en el psicologismo. En la Historia intervienen
personas pero también la sociedad como tal por medio de grupos sociales, instituciones, etc.
Son dos dimensiones intercambiables.

La mayor parte de los historiadores han querido hacer siempre la historia o de la


humanidad, o de la sociedad, del espíritu o género humano, en su totalidad o en un tiempo
determinado. Siempre ha estado presente en la elaboración histórica. El marxismo exacerbó lo
social. No obstante, en la historiografía ha habido tradición de contar la Historia desde algunos
individuos, que por su propio impulso condujeron a la sociedad que se limitó a ir detrás de ellos.
Esta postura, típicamente historicista del siglo XIX, cayó en descrédito en el siglo XX.

La sociedad y la Historia son los lugares naturales de realización del individuo humano.
Algunos llegan a estimar que los individuos son reales mientras que lo social es fingido, es una
construcción. Los colectivistas piensan lo contrario, que el individuo es menos real que la
sociedad.

Para unos la Historia es una incesante batalla entre intereses privados de individuos
irrepetibles e inintercambiables. Para otros la Historia es un lugar de acción de hechos, ideas o
sentimientos supraindividuales, asumidos por conjuntos impersonales. La sociedad es la unión
moral de los hombres que realizan un fin que suele coincidir con el bien común.

Varía mucho la noción de individuo según su condición de libertad: un hombre puede


entenderse o autoentenderse como persona, como individuo o como partícula de una
colectividad.

Con Annales, la ideología socialista y la filosofía estructuralista, lo social ha ganado


mucho terreno, así como la socialización de la historia. Las últimas renovaciones
historiográficas han vuelto a reivindicar al individuo, pues se ha olvidado o minusvalorado al
hombre, dotado de libertad intrínseca, por mucho que esta esté condicionada por las
circunstancias o el entorno. Sin libertad no habría responsabilidad. La Historia sin el hombre es
una contra-historia.
8

Entre las masas y los individuos están las elites 10. A través de estas se produce la
interpretación del individuo en la colectividad. Son el lugar de encuentro entre lo individual y lo
colectivo. M. A. Ladero Quesada distinguía:

- Estructuras del vivir. Relación hombre-medio, realidad biológica humana, demografía,


técnica, sistemas de organización económica, etc.
- Estructuras del convivir. Organización social de los medios de producción, distribución y
consumo de bienes económicos, entramados jurídicos y políticos.
- Estructuras del por qué vivir. Saberes, imágenes, creencias, usos y mentalidades, ideas,
religión, filosofía, ética, estética, etc.

Hay una aproximación biográfica a la Historia, entre la que podemos contar con la
biografía cuantitativa o serial o prosopografía

6. ¿La Historia en crisis?


Después de cierto triunfalismo y entusiasmo, llegada la madurez por la renovación
metodológica del siglo XX en las décadas de los 60 y 70, se produzcan cuestionamientos y
debates. Puede haber una cierta crisis de identidad porque muchas ciencias sociales se han
historizado. Peligro de ir a una panhistoria diluida, o a la mezcla desorbitada con la sociología y
la antropología que no se ha llegado a producir. Revisión de relaciones, pues a veces se han
adoptado métodos ahistóricos.

Deshumanización cultural: exceso de tecnologismo. Hay demasiada potilización, la


historia está al servicio de la renovación pero también del mantenimiento del status
sociopolítico… Está presente una pérdida de objetividad, independencia, crítica.

Algunas obsesiones metodológicas han rebajado el gusto por la historia como la demasía
de estructuralismo, la serialización, la estadística, la econometría, etc. Propensión no sólo a la
especialización sino a la ultra-especialización. Se renuncia a visiones totales, que pueden ser
más útiles a la sociedad a la que se debe servir.

A. Morales Moya indicó que, en orden a su propia regeneración, hay que convencerse de la
función moral de la historia y el papel que cumple en una enseñanza democrática, manteniendo
vivo el espíritu crítico que permita ver clara la realidad compleja de las cosas. La Historia puede
ayudar a los hombres a conducir su vida y a gobernarse mejor y a que pueda dominar la enorme
masa de información que hoy nos desborda y no dejarse vencer por los dogmatismos.

Huir de la comodidad del sistema, volver al fondo de la Historia y no a su método y forma,


huir de las justificaciones fáciles, volver a las síntesis.

10 Grupos reducidos que como correas de transmisión manejan los controles de riqueza, poder, saber o
creencias: grupo social dominante, no siempre privilegiado y opresor
9

Se tiene que tener cuidado con los abusos bibliográficos. La Historia sin innovación
incurre en la plomiza repetición de paradigmas caducos. Cuidado también con la Historia lúdica,
consumista, con poco crédito. O que la Historia se convierta en un producto literario de segunda
categoría o categoría turista.

Tema 2. Los métodos de la


Historia: Aproximaciones y
Escuelas Historiográficas
1. Largos balbuceos (de la Biblia al Historicista siglo XIX)
El deseo de rememorar el pasado ha estado vivo siempre en todas las sociedades. Hay
que preguntarse quién o quiénes fueron los encargados de esa memoria colectiva y del
mantenimiento de ciertas tradiciones y costumbres, desde ancianos que contaban oralmente
10

historias hasta los notarios escritores que anotaban dichas cuestiones. Componente
fuertemente religioso.

Fueron las civilizaciones del Oriente Medio las primeras en dejar constancia escrita de su
pasado: gran parte de los jefes mesopotámicos y egipcios. En todas ellas subyacía un claro
motivo de tipo político: mostrar al pueblo el poder del monarca, reforzar su autoridad, legitimar
el control ejercido por el soberano tanto en lo social, económico como en lo divino, dado que
ese líder ejercía su poder casi como un dios mismo.

No se puede olvidar del enorme influjo de la Biblia hebrea-griega. En ella hay varios libros
históricos, amén de los proféticos, sapienciales, etc. Su influjo recorrerá Occidente con el
Cristianismo.

1.1 La historiografía en Grecia y Roma

Son varios los caracteres que definen la llamada historiografía griega. Hubo intentos por
separar la historia de lo mitológico: los acontecimientos protagonizados por los hombres no
dependía tanto de sus dioses como de la propia voluntad humana y de que, esos
acontecimientos se desarrollaron en un marco político, social y cultural muy definido. La
Historia comienza a ser independiente del propio relato mitológico y divinizante de épocas
anteriores.

Nacimiento de una importante conciencia ciudadana, al amparo del impulso ejercido por
una economía que había incorporado innovaciones de tipo monetario y mercantil y de una
sociedad que había accedido al sistema democrático representado por la polis y que había
erigido como núcleo al propio individuo.

Trata de explicar de una manera coherente el origen y motivaciones últimas de todos los
acontecimientos históricos y de analizar en profundidad las consecuencias de los mismos.
Escribir con un sentido crítico y reflexivo, basado en fuentes más o menos fidedignas. Es
patente todavía la confusión entre la literatura y el propio género histórico, el “padre de la
Historia” fue Heródoto.

Heródoto de Halicarnaso (485 a.C- 425 a.C.) dio principio a una nueva concepción de la
Historia en la que no sólo se exalta el poder de los monarcas sino la identidad del pueblo
helénico. Fue notario del conflicto médico alrededor del cual el propio Herodoto construyó sus
Historias, teñidas por el gusto por la descripción, la observación directa, el deseo de exponer lo
acaecido desde todos los puntos de vista posibles, la búsqueda de las causas últimas que
explican todo hecho o fenómeno histórico, etc.
11

Tucídides (c. 460 a.C.? - 396 a.C.?)11 dio luz al “método y la inteligencia del historiador: la
crítica de fuentes y la investigación racional del encadenamiento causal”. También narrador de
lo bélico12, se muestra más preciso, más reflexivo y proclive no tanto a la narración sino a la
descripción, lo que le hace ser menos estético pero más críptico. Búsqueda permanente de lo
realmente cierto, pulcro proceso de observación, de contraste y pulido de informaciones. Cuida
mucho más la cronología buscando una clara secuencia causal entre los hechos y
distinguiéndose en función de si actuaron como causas inmediatas o lejanas de aquello que
narra. Convicción de que un análisis pausado, meditado y bien fundamentado del pasado, ayuda
a descubrir y comprender las reglas con que manejarse en el presente.

Figuras tan inmensas la Historia griega vuelve a caer en el servilismo político y se muestra
poco más que un instrumento de la filosofía platónica y aristotélica.

Jenofonte (426 a.C. - 355 a.C.), continuador de Tucídides y valedor de una Historia
moralizante que será utilizada durante las etapas romana y medieval.

Polibio (208 a.C.?- 122 a.C.) marca la transición entre la historiografía griega y la
romana13, fue defensor del pragmatismo pedagógico de la historia a través de una prosa
sobria14, reflexionar acerca de la constitución política de Roma, de los defectos que podían
hacerla débil y de las virtudes que la habían llevado a constituirse como la potencia
dominadora.

La herencia griega será recogida por los historiadores romanos, que irán utilizando cada
vez más el latín. No obstante, se mostraron tributarios de Grecia en su concepción de la historia
y del método histórico, con algunas novedades de índole temática.

Las primeras manifestaciones historiográficas romanas se dan en torno al siglo II a.C.,


momento en que aparecen los primeros Anales de mano de Fabius Pictor y Cintius Alimentus 15.
Hay que tener en cuenta el carácter secreto que durante siglos mantuvieron los archivos
oficiales romanos, dominados por un clero que mezclaba documentos oficiales con augurios
que no debían desvelarse.

Los romanos primero construyeron su historia y después fueron colocando sus mitos a
través de la elaboración de un discurso épico 16. Fueron de manera inversa a las crónicas de la
mitología.

11 Gran político y militar ateniense


12 Guerras del Peloponeso, 431 a.C- 404 a.C.
13 Escribió en Roma, para un público eminentemente romano, ávido de conocer la expansión
mediterránea de Roma
14 Ofreciera un relato veraz, imparcial y desprovisto de añadidos que pudieran distraer al lector de la
finalidad última
15 Siguen hablando griego
16 Pretendía llenar los vacíos de aquella etapa de su historia para la que la información era reducida
12

Plutarco (46-125 a.C.) también se mostró convencido de la necesidad de que los


gobernantes conocieran la historia e hicieran uso de sus enseñanzas. Lo hizo en sus Vidas de
hombres ilustres, en las que se mostró partidario de utilizar la historia como base de una
enseñanza ético-política que pudiera servir de aprendizaje a los grandes hombres de Roma.

Gaius Iulius Caesar (101- 44 a.C.) cultivó la historia monográfica y contemporánea en su


Guerra de las Galias y en su Guerra Civil, resumió gran parte de los hechos protagonizados por
él mismo en el transcurso de sus campañas militares.

Gaius Sallustius Crispus (87-34 a.C.) y Titus Livius Patavinus (59 a.C.- 17 d.C) 17, su Urbe
Condita18, como La conjugación de Catalina y La guerra de Jugurta de Salustio son claros
ejemplos de esa historia grave y austera, de claro enfoque político-moral, defensora de esas
cualidades romanas que presidían las grandes acciones de los más destacados hombres de la
tardo-república y del Imperio.

Enfoque que va a estar presente en uno de los géneros historiográficos preferidos de los
romanos: la biografía; con personajes de la talla del galo cisalpino Cornelius Nepos (100-25
a.C.)19 y de Cornelius Tacitus (52-120 d.C.)20 y de Gaius Suetonius Tranquillus (75?-150? d.C.)21

1.2 La Historiografía Cristiana Medieval


La aparición del cristianismo va a generar una profunda transformación en la
visión del mundo, pasado y presente. Las bases del pensamiento histórico cristiano
deben ponerse en Saulo/Pablo de Tarso y en los primeros Padres de la Iglesia, fue ellos
a quienes correspondió la tarea de fijar las bases de una visión radicalmente opuesta a
la imperante hasta ese momento, incluso cuando el cristianismo todavía era una
religión proscrita.

La concepción cristiana de la historia supone una ruptura radical con respecto a


aquella otra imperante en el mundo greco-romano porque, mientras que la historiografía
clásica buscaba la explicación de los fenómenos históricos en el seno de la sociedad y
admitía que éstos eran fruto de los deseos y las realizaciones de los hombres, el
cristianismo admite y presupone que existe un esquema predeterminado por Dios 22

17 Papel como historiador ha sido puesto en solfa por tender a introducir discursos cuya autenticidad no
podía probarse al carecer de soporte documental
18 Narra la historia de Roma desde su fundación hasta los tiempos de Augusto
19 A través de su De virus illustribus
20 Tácito con sus Anales e Historias y, sobre todo con su famosa Vida de Agrícola
21 A través de la Vida de los doce Césares, bastante aséptica por amoralista
13

La historia se va a convertir en el medio ideal para confirmar la fe en Dios,


abandonando los particularismos e intentando ofrecer una visión generalizadora del
pasado dado que, a ojos de Dios, no existía diferencia entre los hombres, sometidos
todos al plan divino.

Fruto de cierta pasividad otorgada al hombre en el curso de los acontecimientos,


será que el conocimiento histórico no va a ser una preocupación de primer orden en la
Edad Media y que se convierta en una disciplina menor, supeditada casi siempre a la
teología y a la moral.

Consecuencia será también la diferencia concepción de la figura misma del


historiador, personaje que no existe en tanto que tal sino sólo en la medida en que,
dedicado al ejercicio de la teología, de la moral o de la producción se apoya
puntualmente en la propia historia para ejercitar las que serán sus dedicaciones
principales.

Los primeros “historiadores” cristianos tomaron como punto de partida de sus


narraciones la propia Biblia y trataron de armonizar lo contenido en ella con la visión de
la historia.

Eusebio de Cesarea (Eusebius Pamphili, 265?-339?) 23 formó parte de la corte de


Constantino y se erigió desde muy pronto en un defensor a ultranza, y a partes iguales,
tanto del cristianismo como de la propia figura imperial. En el campo de la historia
corresponde a Eusebio ser el padre del denominado género de la historia eclesiástica.
Compuso en el año 303 su Chronographia (o Crónica)24. En ella, con una clara
aspiración universalista pues narraba la historia de cada uno de los imperio de la
Antigüedad, desde los caldeos hasta la propia Roma con el objetivo de integrar al
cristianismo en el marco de una historia universal, común a todas las estructuras
político-sociales descritas. El principal objetivo de la obra era tratar de armonizar la
cronología de los imperio con la propia del Cristianismo e integrar a éste último en el
curso de una explicación racional de la historia. Para ello, elaboró un complejo sistema
de tablas en el que pretendía armonizar todas las cronologías conocidas con la propia

22 Verdadero agente de la historia en tanto que es Él quien marca el curso de los acontecimientos,
protagonizados por los hombres pero sólo en tanto que vehículo y expresión última de los deseos del
Creador.
23 Personaje que debemos situar justo en el tránsito entre las visiones grecorromana y cristiana de la
historia y a quien, en parte, se debe el triunfo y consolidación de ésta última
24 Obra para cuya redacción partió de materiales previos elaborados por los eruditos judós de la
Diáspora, de Titus Flavius Iosephus y de los grandes autores paganos del Imperio.
14

Biblia. El objetivo de combinar las dos cronologías (la pagana y la cristiana) lo va a


conseguir finalmente en su Historia Eclesiástica25

San Agustín (3354-430)26 contribución al desarrollo de la interpretación global de


la propia historia que va a presidir gran parte del periodo medieval. Dicha explicación
parte de su obra De Civitate Dei contra paganos 27, en la que define la historia como la
realización del plan de Dios, proposición que aparte de constituir una patente defensa
de la Iglesia y de la religión cristiana, en adelante, se alzará como una verdadera teoría
acerca del Estado y de la sociedad.

Paulus Orosius (383-420)28 será a quien le corresponda la tarea de trasladar al


campo de la narración historiográfica, la teoría de las dos ciudades de su maestro. Lo
haría con motivo de la redacción de su Historiae adversus paganos29, en la que fue un
intento de conectar el relato bíblico con la historia profana 30 y en la continuidad con
ciertas concepciones clásicas de la historia como el empleo del latín, la preocupación
por el detalle y la utilización de la correcta base documental 31; así como la preocupación
por dotar a su relato de la mayor coherencia cronológica posible, lo que le llevará a
analizar sucesivamente, la historia de las cuatro grandes monarquías de la Antigüedad:
Babilonia, Grecia, Cartago y Roma.

Entre los siglos V al XI es casi absoluto el monopolio que van a ejercer las gentes
de la Iglesia32. La Historia se refugia en los monasterios, en los claustros… La vuelve a
colocar a los pies de otras ramas de conocimiento o como herramienta para enseñar
las disciplinas relacionadas con el ejercicio de la escritura, la lectura, la oratoria y el
discurso.

25 Escrita en griego y que constituye el inicio de un auténtico género historiográfico En tanto que la obra
será imitada, primero por los propios historiadores cristianos del Bajo Imperio y la primera Edad Media,
Paulo Osorio entre ellos y, más tarde, y a partir de este último, los cronistas e historiadores del pleno
Medievo.
26 Padre y doctor de la Iglesia
27 La gran obra del obispo de Hipona, escrita entre 413 y 426
28 Hispano de procedencia, y considerado por el propio San Agustin como “un hermano en el vínculo de
la paz católica, en la edad de un hijo y en la dignidad un colega presbítero”
29 Obra a la que se puede considerar como “la primera historia universal completa” dado que en ella
pretendió narrar el curso de los acontecimientos humanos desde la Creación hasta el año 418 y en la que
destacan varios aspectos.
30 Se inspiró en la labor desarrollada por Eusebio de Cesarea
31 Materializada en el recurso a los escritos del propio Eusebio de Cesarea, de Tito Livio y de gran parte
de los autores romanos.
32 En las labores asociadas a la escritura de la historia y en un plano mucho más general.
15

Temática de corte básicamente religioso, orientación ética y perspectiva teológica


van a limitar el alcance de la misma y en donde cualquier tipo de innovación se va a
hacer extremadamente complicada.

Tras la ruptura del Imperio de Occidente, el modelo de Orosio va a ser el más


imitado. El objetivo seguirá siendo el de ofrecer una visión universal de la historia, pero
se impone la necesidad de narrar el plan de Dios adaptando el discurso a la particular
historia de cada una de las nuevas estructuras políticas. Como consecuencia surgirán
una serie de obras que las que se va a presentar a los diferentes reinos bárbaros como
continuadores de Roma, y en las que el objetivo pretendido va a consistir en reafirmar el
papel de la Iglesia y en legitimar el orden político inaugurado en ese momento.

A pesar de integrar dentro de las denominadas historias eclesiásticas, las


composiciones de los autores de la Alta Edad Media que se entregan al cultivo de este
género no van a ser historias generales de la Iglesia. Cada autor se va a entregar a la
labor de resumir, adaptar y matizar la obra de los anteriores y, a narrar la historia
particular de cada reino, obispado, comunidad monástica, ciudad… cuya historia se
quiere narrar.

Isidoro de Sevilla (560-636) le debemos una de las más importantes obras de este
periodo, Originum sive etymologicarum libri viginti, es decir, las famosas Etimologías, verdadera
compilación enciclopédica en la que el hispalense recopiló y sistematizó gran parte del saber de
su época33, gracias a lo cual el legado latno pudo pasar al reino ibérico de los visigodos.

San Beda el Venerable (673?-735)34 habla de los pueblos sajones y celtas radicados en
Gran Bretaña y afronta la redacción de una verdadera historia de la evangelización de aquellas
tierras. Dicha historia muestra dos logros apreciables: las fuentes, descritas de manera descrita
y pormenorizada, y la cronología. A este autor le corresponde también la autoría de De
temporum ratione, tratado en el que mostró una honda preocupación por corregir las
deficiencias del calendario juliano con relación al año astronómico debido a la desviación que
estaba experimentando la celebración del día de Pascua.

Hubo historiadores más áulicos como Jordanes (siglo VI), obispo de Rávena; Paulo
Diácono, Eginardo (c. 775-884)35 y Ermoldo36. Paralela al desarrollo experimentado por las
historias regias surge otros géneros historiográficos como la historiografía, herencia del mundo

33 No sólo en lo referido a la historia, sino también en teología, literatura, gramática, ciencias naturales…
34 Autor de la Historia eccleiastica gentis anglorum (731)
35 Miembro de la corte carolingia y autor de Vita et gesta Caroli Magni
36 Escribió la historia de Luis el Piadoso, sucesor del propio Carlomagno.
16

grecorromano por la biografía, que empieza con el San Martín de Gregorio de Tours hasta llegar
a Jacopo de la Vorágine (1230-1298), autor de la Leyenda Dorada37

El cambio en la forma de historiar en los siglos plenomedievales se va a materializar en un


proceso lento a finales del siglo XI, que se desarrolla a lo largo del XII y que aparece configurado
en el siglo XIII. Tendrán universidades, las Cruzadas, el avance económico, las
transformaciones en el orden social y el desarrollo de los diferentes reinos de la Cristiandad.
Dichos cambios van a llevar implícita la necesidad de “fabricar” una nueva historia, más acorde
a la realidad de aquel momento, y que tenderá a separarse de las concepciones que habían
presidió la labor de los escritores altomedievales. Será una historia que se va a consagrar a
servir el poder38

La Historia volverá a adquirir importancia junto a las compilaciones jurídicas y a la


conformación de un nuevo orden legal que bebe del Imperio Romano. El género historiográfico
predominante va a ser el de la cronística, las crónicas casi siempre reales, que hablarán de
conflictos entre reinos al mismo tiempo que intentan legitimar la posición de cada monarca en
el seno de su propio territorio. Aquí se puede situar el conflicto entre el Imperio y el Papado 39

El cronista se limita a recoger y narrar hechos que ha vivido, su labor es meramente


compiladora y mecánica: consignar por orden cronológico unas listas esquemáticas de los
acontecimientos más destacados.

En el siglo XIII y especialmente en el contexto hispano-alfonsí, los cronistas comiencen a


retrotraerse a periodos de tiempo anteriores e inician un ejercicio de interpretación a lograr la
máxima rigurosidad posible. Se empieza a abandonar el latín como lengua en la que se escribe
la Historia, para utilizar lenguas romances y vulgares 40.

Desarrollo de la historia urbana desde las ciudades-estado italianas: Giovanni Villani


(1280?-1348) y su Nuova Cronica, en la que narra la evolución de la ciudad de Florencia entre
1265 y 1348 y que supone el primer ejemplo destacado de “síntesis entre la antigua crónica
universal y la nueva autoconciencia civil del cronista de los nuevos tiempos”.

De la historia caballeresca41 destacarán la Gesta Dei per Francos, de principios del siglo XII,
obra de Guiberto de Nogent o la Historia orientalis de Jacques Vitry, aunque esta última fue más
una descripción de Tierra Santa 42. En las crónicas reales, podría mencionarse a la Grande

37 Conjunto de más de ciento cincuenta biografías de santos y colecciones de milagros, con algo de
subjetividad moralizante.
38 En un momento en el que los diferentes reinos de la Europa medieval están inmersos en un proceso
de autodefinición que les lleva a luchar entre sí por ensanchar y consolidar sus fronteras.
39 Disputa de la que saldrán ganando los reinos europeos
40 Estatuto del castellano-español.
41 Surge fruto del interés que despertaron las Cruzadas
42 Género que tuvo mucho predicamento en la Europa Occiedental incluso en la Edad Media
17

Chronique de France encargada por Luis IX de Francia a los monjes de la abadía de Saint Denis,
escrita en francés y presentada a Felipe III en 1274. Para entonces, el taller de Alfonso X de
Castilla ya estaba inmerso en la redacción de la Estoria de España, más conocida como Primera
Crónica General43

1.3 Las Historiografía Moderna: Humanista, Renacentista,


Barroca e Ilustrada
El Humanismo y el Renacimiento supusieron una enorme renovación de la cultura. Ambos
movimientos tuvieron su origen en la Baja Edad Media, y que se caracterizaron por un cierto
rupturismo y nueva toma de posición frente a lo medieval, aunque ma non troppo.

Continúan cultivándose los géneros históricos anteriores. Pero lo que se potencia es la


misma figura del historiador y la mayor dignificación de su oficio, que obrará en una mayor
concreción de la Historia como saber o disciplina y que ya no sirva de otras ciencias filosóficas
o teólogas44.

Revival del mundo grecolatino, sobre todo de un latín más elegante y de una más
acendrada investigación crítica autentificación filológica-humanística.

Pérdida de influencia de la Iglesia de Roma, más patente en el momento en el que las


Reformas Evangélicas irrumpen en Europa 45. Roma reaccionó algo tarde reforzando el orosismo
medieval.

Historiadores más profesionales46 en la que participan incluso como consejeros,


secretarios, ministros o simples cronistas. Refuerzo de los reales historiógrafos o cronistas, con
un plus de verificación de sus fuentes documentales: correspondencia diplomática, papeles de
embajadas, tratados políticos, documentos internos47.

Mayor cultivo de la historia contemporánea, con una orientación más empírica pues
pretende enseñar.

Hay que empezar con los historiadores florentinos del siglo XIV y de la primera mitad del
XV cuyos representantes más preclaros son Coluccio Salutati (1330-1406), Poggio Bracciolini
(1380-1459), Flavio Briondo (1392-1463), y Leonardo Bruni (1370-1440), quien describe la

43 Obra de carácter castellanista a través de la cual se pretendía justificar la preeminencia de Castilla y


que puede ser considerada como la obra histórica más importante del medievo hispano.
44 Mayor visión antropocéntrica
45 Con una agresividad antipapista que incluye la puesta en evidencia de las desviaciones católicas
respecto a las Escrituras y a la Iglesia Primitiva
46 Más dedicados a los del rey y su respectiva corte
47 Van a determinar que la orientación temática que va a adquirir la narración renacentista sea
eminentemente política, militar y diplomática.
18

historia de la ciudad de Florencia con esa típica exaltación y justificación del poder político, en
este caso republicano, con una narración cuidada, con una composición de relato bien
estructurada y con el empleo de un cuerpo documental sólido sobre el que apoyar su discurso.

Niccolò di Bernardo dei Machiavelli (1469-1527) 48 realizó una profunda reflexión en torno
a los males de Italia y sobre la política como ciencia autónoma. Escribió El Príncipe (1513), los
Discursos sobre la primera década de Tito Livio (1519), el Del Arte de la Guerra (1520) y la
Historia florentina (1525). Utilización política de la historia para dar lecciones militares,
diplomáticas, políticas y morales que debía conocer todo aquel que aspirara a gobernar de
manera correcta y a mantenerse en el poder. Concepción didáctica de la historia y utilización
pragmática de las enseñanzas que se derivan de su conocimiento: el hombre como hacedor y
protagonista de la historia al mismo tiempo.

Francesco Guicciardini (1482-1540)49 Fue un historiador en sentido estricto y se mantuvo


mucho más alejado de la política y de la teoría de lo que lo hizo Maquiavelo. Su gran obra es la
Storia d’Italia, en la que se narran los acontecimientos que afectaron a dicho territorio entre
1494 y 1512 y en la que se desarrolla un modelo de “historia contemporánea” tal y como se vio
que lo entendía Julio César. Su obra traspasa el ámbito italiano pues se adentra en el estudio de
la evolución política de los países de Europa central y occidental, algo que le sirve para acuñar
el concepto de “equilibrio de poder” con el objetivo de justificar la necesidad de que los países
que se encontraban inmersos en las guerras de Italia respetarán la independencia política de
los distintos principados. Uso crítico de un enorme aparato documental y tratamiento riguroso
del mismo lo que ha valido el calificativo de “padre de la historiografía renacentista” y le coloca
como antecedente claro de los representantes de la histoire parfaite que se va a desarrollar
durante la segunda mitad del Quinientos y que encuentra en los historiadores franceses a sus
más prototípicos representantes.

Esta “historia perfecta” fue desarrollada por figuras como Étienne Pasquier 50 y Lancelot de
La Popelinière (1540?-1608)51. Ambos preocupados por introducir y generalizar el método de
crítica documental y por escribir una historia que no sólo fuera narrada sino explicada.
Apuestan por una historia universal y de la civilización en la medida en que consideran que
dicha narración no puede quedar circunscrita a un solo país ni a lo exclusivamente político-
militar52.

48 Desempeñó diversas misiones políticas y diplomáticas al servicio de la república florentina entre 1498
y 1512
49 También participó de la vida política como embajador de la república ante Fernando el Católico y
gobernador de Módena, de Reggio y de la Romagna. Amigo de Maquiavelo, fue más prudente y reacio a
admitir que pudieran hacerse interpretaciones globales del pasado y que pudiera utilizarse la historia para
predecir el comportamiento de una determinada sociedad.
50 Interesado por la verificación de las fuentes
51 Autor de una Histoire des histoires en la que encontrar un primer esbozo de “historia de la
historiografía”
19

Jean Bodin (1530-1596) fue un humanista que desarrolló la filosofía, el derecho, la


economía y la política, sobre todo a través de sus Seis libros de la República (1576), donde
rechazó todas las teorías que sostenían el derecho de resistencia y apostó por una monarquía
fuerte capaz de restaurar la unidad perdida en esa Francia rota por las Guerras de Religión y que
hiciera uso de un concepto de poder único, perpetuo, absoluto e indivisible. Su teoría e ideas
acerca de la historia y de la práctica historiográfica se contienen en su Methodus ad facilem
historiarum congnitionen (1566) donde defiende que hay tres tipos de historia:

- La “natural”. Estudia las causas que operan en la naturaleza.


- La “sagrada”. Se ocupa de la obra de Dios
- La “humana”. Expone las gestas de hombres a través de la sociedad, concepción que, en
cierta medida, allanaba el camino para poder poner en práctica un estudio de la historia
apartado de la filosofía y de la teología y que pudiera explicar racionalmente la acción de
los hombres.

La historiografía de este siglo XVII supuso un cierto retroceso, no tanto en la propia


práctica y en lo métodos, dado que las ideas de Maquiavelo o Guivviardini van a ser combatidas
por el propio estado monárquico53 y por la Iglesia posterior a Trento54

Jacques-Bénigne Bossuet (1627-1704) entiende la historia como una herramienta que


puede y debe ser utilizada en la educación de príncipes y monarcas. No obstante, su
concepción de la historia vuelve al providencialismo agustiniano. De hecho, el Discurso y
también su La política sacada de las mismas palabras de la Sagrada Escritura (1709)
constituyen una suerte de interpretación providencialista de la historia en la que el propio
Bossuet “pugna por encontrar las huellas de un propósito eterno” para probar los designios de
Dios en la historia y justificar el papel ejercido por la refulgente monarquía de Luis XIV.

La historia que se hace en XVII estará muy vigilada por el poder monárquico en torno al
cual patronazgo y servilismo tienden a confundirse en tanto que gran parte de los historiadores
del momento escriben casi en exclusiva para mayor gloria del rey para el que trabajan.

El acicate que supuso el desarrollo de las ciencias naturales terminó espoleando a los
historiadores a aumentar su espíritu crítico y muestra de ello se da en el aumento de la práctica
erudita, materializada en la publicación de fuentes.

Podemos hablar del novator español Nicolás Antonio y su Bibliotheca Hispana. También la
recopilación de los autores de Bizancio hecha por L. Labbé o las Acta Sanctorum, elaboradas
desde mediados del propio siglo XVII en el círculo de Jean Bolland. Pretendían ser las Acta

52 Ensanchamiento del objeto de estudio y de los métodos que deben emplearse para lograr una historia
de calidad.
53 Las considerará peligrosas que podían poner en duda su legitimidad
54 Ve en ellos a los representantes de un pensamiento inclinado hacia lo secular.
20

Santorum la recopilación definitiva de las biografías de los santos que aparecían mencionados
en el Martirologio Romano55

Sin embargo, lo que resulta significativo en el trabajo realizado por los holandistas no fue
tanto la temática elegida como el método desplegado para llevar a cabo dicho trabajo,
antecedente claro de la labor crítica documental que se va a desplegar a partir del siglo XIX 56.

Trabajo muy similar llevaron a cabo los denominados mauristas, círculo de autores
reunidos en torno a la congregación de Saint-Maur de París, y dedicados a historiar las
biografías de santos de la orden benedictina.

Jean Mabillon (1632-1707) consiguió poner las bases del método crítico sobre el que se
va a sustentar nuestra disciplina, sobre todo a raíz de la publicación en 1681 de su De re
diplomática57

En el siglo XVIII entramos en la llamada Historiografía ilustrada. Algunos autores llegan a


afirmar que la historiografía moderna nació con los ilustrados, con los philosophes se manifestó
toda una forma de pensar y de concebir nuestra disciplina que se hizo común a toda Europa.

Prosigue la erudición y sigue transformándose la interpretación abandonando


progresivamente los tintas providencialistas, colocando al hombre en el centro de la historia,
como desarrollo natural de Renacimiento; sólo hacia el tercio final del Setecientos podemos
hablar de una Ilustración como tal, asentada por la labor de unos pocos como Montesquieu o
Voltaire en Francia o Gibbon y Robertson en Gran Bretaña.

Giambattista Vico (1688-1744) puso las bases para la formulación de los principios que
debían regir el método histórico y para diferenciar su proceso de investigación respecto a las
ciencias naturales. Para él, la historia es un producto de la mente humana, dependiente de la
acción del hombre, libre e inteligente. Esto va a derivar su permanente preocupación por el
estudio del nacimiento de las sociedades, de sus instituciones, leyes y regímenes de gobierno y
por las particulares formas de comportamiento de cada sociedad. Su gran obra es su Ciencia
Nueva (1725-1744), donde defiende el orden en la sucesión de los distintos periodos históricos
y manifiesta preocupación por el estudio y análisis de las fuentes empleadas en la elaboración
de su discurso.

Los historiadores van a salir de las filas de una cierta élite burguesa. Gran parte de ellos
van a ser abogados y hombres de leyes, otros tantos profesores o eruditos enriquecidos que no

55 Muestra a su vez más de que esa preocupación medieval por elaborar una historia ligada a lo
eclesiástico no había desaparecido ni mucho menos.
56 Partía de un examen crítico de las fuentes para poder descartar todo aquello de lo que no hubiera
certeza absoluta de su veracidad
57 Tratado que nace para “dar fe de la autenticidad documental” y en el que quedaron explicitadas las
reglas que debían presidir el trabajo de análisis crítica y autentificación de documentos históricos, así
como los métodos tendentes a datarlos y fijar las características bajo las que se escribieron
21

dependen económicamente más que de su trabajo y de la mayor o menor fidelidad mostrada


por ese público burgués que sufraga su actividad. No forman parte de la élite política sino de la
intelectual y eso va a propiciar una mayoe libertad a la hora de postular una reforma integral de
la sociedad.

En realidad, la visión ilustrada de la historia tiene su origen en la Revolución Gloriosa de


1688, a raíz de la cual gran parte de las aspiraciones posteriores de los filósofos franceses
comenzaron a materializarse en el plano práctico. Todo ello llevó a una interpretación optimista
de la historia58.

El programa histórico ilustrado va a constituir el origen de la historia científica, a la par


que va a unir tradición literaria y erudita, las ideas providencialistas van a ser poco a poco
arrinconadas en beneficio de una interpretación de la historia basada en la idea-fuerza del
progreso. Asistiremos a la consolidación de una idea del tiempo en la que la cronología se
concibe como una cadena causal de acontecimientos irrepetibles y a raíz de la cual se puede
advertir una manifiesta hostilidad contra el anacronismo. Todo ello hará que los
acontecimientos históricos dejen “de ser hechos aislados y referidos a situaciones concretas
para pasar a ser de valor y aplicación universal”, lo que abre la necesidad de escribir obras de
historia universal, que narren la evolución de todos los pueblos, a los cuales se analiza también
por medio del método comparado.

Se consolida el método de crítica textual y filológica puesto en marcha por bollandistas y


mauristas. El siglo XVIII también constituye el momento en el que surgen las primeras grandes
recopilaciones documentales tales como las Ordenanzas de los reyes de Francia, la colección de
tratados de paz y alianza de los reyes ingleses reunidos por Thomas Rymer.

Luis Antonio Muratori (1672-1750) sacerdote que ocupó en Módena el puesto de


bibliotecario de la casa de los duques de Este, cuya labor estuvo influida por los eruditos
franceses de finales del Seiscientos y a quien debemos la publicación de la Rerum Italicarum
Scriptores y de los Annali d’Italia59

Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu (1689-1755) sus principales


aportaciones vinieron de la mano de la importancia que concedió a la idea de progreso, de la
evolución humana, definida por la manera en que los distintos grupos humanos aseguran su
sostenimiento. Aspira a explicar el progreso humano no a través de lo puramente accidental
sino por explicaciones de tipo global, que le llevan a analizar y a razonar en torno a dichos
procesos antes que a una narración puramente factual. Consideraciones sobre las causas de la
grandeza de los romanos y de su decadencia (1734), obra en la que desarrolla de manera bien
visible ese intento de explicación global y de largo recorrido, sobre todo al dejar de lado el

58 En la propia Inglaterra tendrá su manifestación más clara en el apogeo de la historiografía whig y que
intentará ser puesta en práctica por los teóricos franceses.
59 Conjunto de fuentes de la historia italiana
22

análisis de los hechos puntuales que dieron lugar a la caída del Imperio Romano y fundamentar
ésta en factores de tipo estructural, más amplios, relacionados sobre todo con la complejidad
administrativa del imperio y su enorme extensión territorial, factores que considera que
estuvieron en la base de la crisis romana anterior a la desaparición de dicho imperio. Las
aportaciones que hizo a través de El espíritu de las leyes (1748), donde se muestra partidario de
la separación de poderes y hace gala de una enorme administración por las instituciones
políticas inglesas para concluir, en el plano histórico, que el concepto de “espíritu general de
una nación sólo puede ser entendido en el marco de un análisis global de la memoria histórica
colectiva de cada pueblo y que para ello el historiador y el político deben recurrir no sólo al
estudio de los dos monarcas y figuras políticas más destacadas o de las guerras, sino también
al análisis pausado y conjunto de las leyes, donde incluye no sólo al armazón jurídico sobre el
que se sustenta uno u otro estado, sino también a las estructuras económicas, al comercio, al
sistema educativo, a la cultura…

François-Marie Arouet, Voltaire (1694-1778)60 También utilizó la Historia como medio de


explicar la sociedad y su proyecto político-filosófico. La más renombrada fue El Siglo de Luis
XIV (1751), la historia de una época más que de un reinado, en donde se pasa revista a las
artes, la cultura, la religión, la economía y el modo de vida de los franceses. Su Ensayo sobre las
costumbres y el espíritu de las naciones (1756-1769), parte de un análisis de las costumbres y
usos sociales de los diferentes países para proceder a una crítica a la superstición y a lo
fabuloso y donde trata de rebatir las tesis teológicas y político-provincialistas de Bossuet, algo
que también se observa de manera clara en su Cándido, que se alza como un alegato contra la
intervención de Dios en la historia en la medida en que constituye todo un intento por
comprender de manera racional el curso de la Historia

La historiografía liberal británica del siglo XVIII tiene tres cabezas muy visibles

David Hume (1711-1776) sus trabajos abordaron la evolución política y social de los
diferentes territorios de Gran Bretaña a lo largo de la historia, sobre todo en la Edad Media y en
los periodos Tudor y Estuardo. Todas estas reflexiones tomaron forma en England from the
invasion of Julius Caesar to the Revolution of 1688, que prestó atención a los diferentes
cambios políticos experimentados por Gran Bretaña hasta llegar al gobierno y régimen
constitucional a que dio lugar la Gloriosa. Historiador moderno y totalizante. Desmitificador de
la historia, elaborador de manuales universitarios y guías de referencia para el lector de clase
media.

William Robertson (1721-1793) mostró una preocupación manifiesta por estudiar la


evolución política de Gran Bretaña: la Historia de Escocia durante los reinados de María
Estuardo y de Jacobo I (1759); pero estuvo más abierto al estudio histórico del continente:

60 Considerado el símbolo más claro del espíritu enciclopédico francés, abierto a usar la tolerancia y la
justicia como herramientas para superar el dogmatismo y el fanatismo al mismo tiempo que se avanzaba
en la alfabetización y formación del pueblo.
23

Historia del reinado del Emperador Carlos V (1769) o la Historia de América (1777), en la que se
mostró especialmente crítico con el papel desempeñado por España en el Nuevo Mundo.

Edward Gibbon (1737-1794)61 mantuvo como preocupación principal el deseo de mostrar


cuales fueron los aspectos que determinaron el paso del Imperio Romano al Mundo Romano 62.
Concede importancia a los factores de índole geográfica y política, pero añade consideraciones
de tipo mental, religioso y espiritual para completar las tesis de Montesquieu en lo referido a
Roma y a concluir que el fracaso del Imperio no sólo se debió a su desmesura geográfica, sino a
la expansión y la tolerancia del y para cristianismo, criticado aquí con dureza 63

1.4 El Historicismo Alemán


De manera tradicional; el término historicismo ha tenido dos acepciones principales. Una
fue utilizada para individualizar a la propia disciplina histórica hecha por el hombre y oponerla al
“naturalismo”64. y una segunda, más relacionada con la filosofía, delimitada por Minecke y
utilizada desde finales del siglo XIX para definir una visión del mundo basada en la constatación
de que “la realidad sólo puede ser comprendida en un desarrollo histórico, por lo que toda la
ciencia del hombre debe partir de la historia”.

Desde principios del siglo XIX la historia se ha convertido en una disciplina especializada y
científica, en tanto que había adquirido independencia con respecto a otros saberes, y había
logrado consagrar un método propio. Logró hacerse un hueco en el entramado educativo-
institucional del momento y se había articulado una comunidad de investigadores acreditados y
profesionales, en oposición a los “narradores” y “cronistas” de etapas anteriores, desarrollaban
su labor en un marco plenamente reconocido por la sociedad.

Leopold von Ranke (1795-1886) recogió las experiencias del Grupo de la Universidad de
Gotinga, del danés Barthold Georg Nieburhr, o de la Academía de Berlín. La Universidad de Berlín
se va a convertir en referente de todo un conjunto de historiadores que vendrán después que él
y que tienen en los nombres de Droysen, Curtius, von Sybel o Mommsen a sus figuras más
destacadas. Ranke fue autor de una notable obra sobre historia política y diplomática europea
de la modernidad: Historia de los pueblos latnos y germánicos desde 1494 hasta 1535, la
Historia de los Papas, Historia de Alemania en la época de la Reforma, obras todas ellas de una
solidez y precisión absoluta, detalladas muy bien documentadas y mejor escritas. Se presta
especial atención a la configuración estatal de la nación, con especial atención al individuo y al
Estado, sus relaciones exteriores, como objeto histórico primordial.

61 El historiador británico más conocido en la Europa del XVIII. Historia de la decadencia y declive del
Imperio Romano (1776-1788).
62 Obra global no sólo dedicada a Roma.
63 Regresión inversa a san Agustín.
64 Todo aquello en cuyas construcción no había mediado la acción humana.
24

La principal y más importante novedad viene de la mano de la universidad, donde se van a


unir los saberes humanísticos y técnicos y donde nuestra disciplina va a adquirir la
consideración de ciencia útil que es utilizada como una herramienta más en la formación de los
ciudadanos. El Estado empieza a recibir la configuración de un discurso histórico hecho a su
medida y creado casi siempre bajo supuestos de orden nacionalista. Universidad de Berlín,
fundada en 1810. Nacimiento de la figura del historiador como profesional acreditado y
reconocido por el resto de la sociedad, cuestión ésta que constituyó la principal aportación de la
centuria decimonónica al desarrollo de nuestra disciplina, más allá, de las contribuciones en el
metodológico.

Es decir, consolidación del profesorado, creación de cátedras, conformación de los


departamentos, primeros manuales universitarios, y seminarios de investigación que sirvieron
como vehículo para generalizar el nuevo método histórico: la rigurosa explicación de los hechos
a partir de un análisis crítico de los documentos.

La llamada al uso de archivos fue secundada por el resto de la comunidad de


historiadores. Ampliación del concepto de fuente documental, a las fuentes epigráficas,
numismáticas y arqueológicas. Prefería que el texto escrito procediera de instituciones y no de
sujetos privados. También verificación y validación de la documentación, lo cual era necesario
un conocimiento cabal de las lenguas y escritas. Más un absoluto rigor literario y expositivo.
Otra de las cualidades de la escuela historicista es el correctísimo uso que hicieran del lenguaje.

Los preceptos teóricos y metodológicos historicistas se extendieron por toda Europa y


contribuyeron a forjar una idea precisa no sólo de la propia historia sino, del trabajo de los
historiadores. Otros alegan que la historia quedó demasiado encorsetada en unos parámetros
narrativos y en los que la posibilidad de análisis global quedó reducida.

1.5 La Historiografía liberal-romántica y la metódica


francesa
La pretendida objetividad de los historicistas alemanes chocó con el apogeo de la
historiografía liberal-romántica, desarrollada de manera paralela a las revoluciones burguesas y
al proceso de construcción de los estados nacionales entre 1815 y 1848.

La historiografía liberal arranca en la Revolución Francesa, y retardó el progreso de esa


historia objetiva por la que se venía abogando desde finales del Setecientos, y que tuvo su
principal cultivo en la propia Francia con François Guizot, Adolph, Thiers, Agustin Thierry,
François-Augueste Mignet.

Monod denunció la excesiva ligazón que los románticos habían defendido entre literatura
e historia, su visión a veces parcial y casi siempre predeterminada de los acontecimientos
25

históricos y la estrecha interdependencia mutua que hubo entre ellos y el Estado. En su haber
hay que incluir la apertura temática, el rigor documental, el desarrollo pleno de la erudición y la
institucionalización misma de la disciplina histórica.

La historiografía romántico-libera se vio beneficiada por la política de rescate de “lo


histórico” que pusieron en marcha los diferentes gobiernos franceses a lo largo del siglo XIX.
Esa preocupación se hizo durante el reinado de Luis XVIII, a quien Francia debe la fundación de
la École des Chartes65. Su creación había sido propuesta durante el Imperio, para crear y dar
soporte a una escuela en la que deberían formarse especialistas en el tratamiento y gestión de
todos aquellos documentos que la propia revolución había heredado.

Dicho proyecto, culminó en la fundación de la citada École des Chartres, en 1821,


impulsada después por Carlos y por Luis Felipe, independizandose en 1846 con un aparato
administrativo propio, un cuerpo de profesores permanente y de un plan de estudios
estructurado. Extraordinaria labor de conservación que facilitó que los archivos franceses
pudieran ofrecer a los investigadores posteriores la ingente masa documental sobre la que
fundar sus investigaciones.

Pasada la “primavera de los pueblos” y tras el éxito cosechado por los románticos.
Francia retoma los procesos de la erudición propios de principios de siglo. El avance tendrá su
exponente en la consolidación de la denominada Escuela Metódica, nacida como consecuencia
del paso a un segundo plano de la historiografía de corte romántico-liberal y el desarrollo del
positivismo histórico.

Ernest Lavisse (1842-1922)66 toma de conciencia nacional por parte de los franceses y
por el estudio de la estructura estatal y los enfrentamientos entre Francia y Alemania.

Numa Denys Fustel de Coulanges (1830-1889) se dedicó durante gran parte de su carrera
al cultivo de la Historia Antigua, donde se marcó como objetivo mostrar la evolución del
concepto y significado de la ciudad desde sus orígenes indoeuropeos hasta la aparición del
cristianismo. Pero la derrota de 187 marcó un nuevo rumbo en la concepción de la historia en
constantes pugnas y debates con los historiadores alemanes. La oposición de Fustel a
Alemania se consolidó con motivo de la publicación de la Histoire des institutions politiques de
l’ancienne France (1875) en donde denunció los efectos negativos de la influencia germana en
Francia y trató de reconducir el debate acerca de los orígenes del pueblo francés al que creía
más deudor de Roma que del ámbito germano.

La influencia de Lavisse y Fuste sobre el conjunto de historiadores posteriores ligados a la


escuela metódica francesa fue grande, tanto que pusieron las bases para una concepción de la

65 Recogió la tradición erudita de mauristas y bollandistas a los cuales la Revolución de 1789 expulsado
de los círculos cultos.
66 Activa labor cívica en defensa de la tradición y de las instituciones francesas.
26

historia que rechazó toda reflexión teórica, redujo el papel de la historia a una mera colección
de acontecimientos y reafirmó la no intervención del historiador frente a los documentos con
los que trabajaba.

La institucionalización plena de la historiografía francesa se consolida a partir del último


tercio del siglo. Aunque el gremio francés de historiadores se encontraba dividido en tres
grandes grupos:

- Los románticos, los conocidos como “cartistas” 67. Quienes tomaron a su cargo
proporcionar a la historia de Francia especialistas en materia archivística, en
diplomática y paleografía
- Los románticos, conocidos como “normalistas”68. Ejercieron en el marco de la
universidad y asumieron el papel de formar no tanto a los técnicos, sino más bien a los
investigadores.

En ello jugó un papel determinante la “escuela metódica” francesa que encuentra su punto
de arranque en 1876, año en el que se funda la Revue Historique. Dicha revista pretendía reunir a
los franceses alrededor de la patria, colaborar en la reforma del sistema educativo francés y
convertir la disciplina histórica en una ciencia basada en un empirismo absoluto, alejada del
subjetivismo, y construida con el empleo único y exclusivo del documento.

Gabriel Monod (1844-1912) fundador de la Revue Historique, intentó conjuntar a los


“cartistas” y “normalistas”, y a quien corresponde el mérito de fijar la ortodoxia del método en
Francia y de introducir en el seno del sistema universitario francés la enseñanza a través de
seminarios que ya había sido ensayada con éxito en Alemania.

Charles Seignobos (1854-1942) preocupado por incorporar los métodos germanos,


pretendía construir la historia de la nación alrededor de un sistema educativo sólido, misión a la
que contribuyó con la reducción de una Histoire politique de l’Europe contemporaine(1879), que
sería considerada como su gran obra.

Los “metódicos” abogaron por un trabajo previo a la propia elaboración del discurso
histórico y basado en el empleo de un amplio aparato crítico. Dicho método fue sistematizado
en la Introduction aux études historiques,obra de Charles Langlois y Seignobos, publicada en
1898, dirigida a los estudiantes de historia y convertida en un auténtico referente dado que en
sus líneas se definían y sistematizaron las ya conocidas cuatro fases por las que debían pasar
el trabajo de todo historiador que aspira a conseguir la verdad objetiva. Se convirtió en la
auténtica “biblia! del positivismo; en un momento en que comenzaban ya a tomar formas las
primeras voces a defender la puesta en marcha de una renovación que abriera nuevos caminos
ante las limitaciones de un método que convertía al historiador en un esclavo del documento y

67 Representantes de la ya mencionada École des Chartes


68 Formados alrededor del propio Lavisse
27

le limitaba a ser poco más que un pasivo narrador, ajeno a la necesidad de interpretar unos
hechos que eran considerados como inamovibles y ante los cuales no cabía posibilidad alguna
de comentario.

1.6 La Crisis del historicismo y la Filosofía histórica


marcista.
Desde finales del siglo XIX surgieron en Europa y en los Estados Unidos diferentes autores
y corrientes que postulan una renovación temática y un cambio en la teoría y en la orientación
de la historia. Concepción más abierta, interdisciplinar y ambiciosa de la propia historia gracias
a las llamadas a la colaboración con otras disciplinas sociales como la economía, la sociología,
la geografía o la filosofía e incorporando sus métodos.

Esta crítica a los postulados69 partió desde dos campos muy bien definidos:

- Desde la esfera teológica. Donde se desarrollará una discusión alenta por filósofos y
sociólogos, en torno a la naturaleza de la propia ciencia y el papel que ésta debía asumir
en su intento por acercarse al conocimiento completo del pasado
- Desde el debate metodológico. En la manera de entender la construcción del discurso
histórico, contra su carácter lineal y poco o nada interpretativo.

Se mostraron deseosos de fortalecer las bases teóricas del historicismo y se situaron los
miembros de la escuela neo-kantiana de Marburgo.

Wilhem Dilthey (1833-1911) se debe la defensa del primer desafío a la doctrina de la


primacía del hecho de la historia. Fue muy consciente de las debilidades teóricas del
pensamiento empirista positivista y su tarea pretendió devolver a la investigación histórica unas
bases filosóficas y científicas seguras. Marco de la construcción de la teoría del conocimiento
de las “ciencias del espíritu”, que la comprensión de la historia se basaba en el hecho de que el
objeto del que se ocupa es al mismo tiempo su sujeto. Sus ideas fueron recogidas por teóricos
y filósofos del siglo XX de la talla del napolitano Benedetto Croce.

En medio de este movimiento general cabe señalar también la aparición de los primeros
trabajos de Karl Lamprecht. Crítica de tipo temático, necesidad de abordar el estudio de la
historia desde una óptica más aperturista70, apostando por un enfoque de tipo socio-cultural.

69 En los que se había basado el estudio de la historia a lo largo del siglo XIX
70 No sólo tuviera en cuenta al individuo y a la narración exclusiva de acontecimientos de tipo político y
militar
28

Jacob Burckhardt (1818-1897)71 influido por la escuela de Ranke, tiene en alta


consideración al Estado y al individualismo. Pero presta atención a la cultura y al marcado,
resultado de su obra cumbre, La civilización del Renacimiento en Italia (1860)

El historicismo está representado en estos momentos por personajes como Heinrich von
Treitschke (1834-1896) historiador prusiano no sólo en el método, sino en el hecho de que
continuó la labor de sacralización del Estado emprendida por su maestro 72 y siguió entregado al
cultivo de la historia política, diplomática y militar. Conoce las críticas tanto de Burckhardt como
de Carl Manger73.

Así surgió la Nueva Escuela Histórica de Economía Nacional nacida en oposición a la


anterior. Gustav von Schmoller (1838-1917) defendió la superación de la frontera delimitada
por el mero hecho político para analizar el marco de los valores y de las instituciones de cada
pueblo

Max Weber (1864-1920) ejerció una notable actividad de tipo político en el seno de una
pretendida renovación del liberalismo que pudiera facilitar que Alemania optara por una vía
intermedia entre el conservadurismo prusiano y las ideas marxistas. Trató de establecer
conexiones entre religión y realidad socio-económica y de examinar de manera empírica los
periodos históricos, a los que considera sólo comprensibles a raíz de la definición de los “tipos
ideales”, que situó en la base de su método comparativo, empleado por primera y de manera
sistemática en La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1904-1905).

Émile Durkheim (1858-1917) partidaria de anexionarse al reto de disciplinas sociales en


busca de un método que proporciona las herramientas necesarias para alcanzar un
conocimiento de la realidad social lo más preciso posible. Fue en ese marco donde Durkheim y
los suyos apostaron por negar a la historia el carácter de ciencia independiente dado que se
ocupaba del estudio de lo particular y era incapaz de llegar a afirmaciones generales y
comprobables de manera empírica. Se abrió el camino hacia lo social.

Henri Berr (1863-1954) se mostró muy cercano a nuestra disciplina y fue uno de los
mayores defensores de la renovación por aquel entonces en ciernes. Dicha proximidad se hizo
patente en su Esquisse d’une synthèse des connaissances, fondé sur l’histoire (1883), en la que
supo posicionarse en una visión intermedia entre la abstracción representada por sus
compañeros filósofos y la proliferación de datos y detallismo de los trabajos de los
historiadores positivistas. A partir de dicha obra Berr compuso La synthèse en histoire (1910),
mostrándose partidario de poner en práctica un método de trabajo que fuera capaz de

71 Se formó en Basilea y en Zurich, donde también ejerció como docente y desde donde se desplazó en
numerosas ocasiones a Italia y Alemania
72 Uno de los más destacados alumnos de Ranke
73 En 1884 editó Los errores del historicismo en la economía nacional alemana, trabajo en el que criticó
con dureza a la Escuela de Economía Nacional de Prusia debido al empleo de un método que resultaba
descriptivo, poco inclinado a la interpretación y falto de formulación conceptual clara y precisa
29

interrelacionar a todas las ciencias sociales bajo el abrigo “sintetizador” de la historia, programa
ambicioso y que no se libró de reproches. Fue el fundador de la prestigiosa Revue de Synthèse
Historique (1900)

En el mundo angloparlante el esfuerzo por unir historia con perspectivas sociales recorrió
caminos diferentes a los seguidos en Alemania y en Francia. La discusión metodológica se
inició a finales de siglo en los Estados Unidos y opuso a la denominada “Scientifist School” con
los “Progressive Historians”, para quienes la historia practicada por los “científicos” no era
suficiente en tanto que se encontraba muy limitada a la narración de acontecimientos de tipo
político-institucional. A los representantes de la “New History” tampoco les parecía adecuada la
narración de una historia del pueblo paralela a la del Estado. Elaboración de una historia
integrada en la que se prestara atención a la ruptura del orden histórico americano con respecto
a Europa desde el momento mismo en el que las Trece Colonias accedieron a su
independencia. Dicha aspiración fue satisfecha por Frederick Jackson Turner (1861-1932) con
El significado de la frontera en la historia americana (1893), donde se huía de la tesis
“germinalista” y se defendía la importancia del concepto de “frontera” en tanto que ésta forjó el
carácter de la democracia estadounidense al facilitar una rápida americanización de los
inmigrantes, acentuando su carácter pionero y actuando como “válvula de seguridad” frente a
los conflictos sociales.

La teoría marxista nació a mediados del siglo XIX con pretensiones de globalidad y
universalidad, concebida como una crítica a las formas económicas introducidas por el
capitalismo; en un contexto determinado por los cambios sociales operados en Europa a
expensas del avance de la Revolución Industrial; como una respuesta crítica al fracaso
revolucionario de 1830 y justo en el momento en el que se están desarrollando las escuelas
historiográficas nacionales de base histórica. En dicho marco el marxismo cabe ser entendido
no sólo como una práctica historiográfica, sino como una filosofía misma de la historia 74

El marxismo e83)s una filosofía de tipo materialista concebida como una “estructura
orgánica cuyos miembros se unen en una conexión tan necesaria y natural que la ausencia o
inexacta consideración de uno de ellos no puede menos que provocar la tergiversación de
todo”. El materialismo histórico trasciende el propio concepto de “filosofía de la historia” y se
erige en un verdadero proyecto social, revestido de una clara intencionalidad ética y política- El
programa de Marx y Engels proporciona a los historiadores un claro soporte teórico que sirve
para explicar cómo funcionaban las sociedades, pero también para ser empleado como
herramienta de cambio social, de transformación de las sociedades en la que se vive y se
trabaja, lo que llevó a los propios marxistas a ver la historiografía una herramienta que debía ser
utilizada para alcanzar un conocimiento pleno de la sociedad con vistas a su ulterior
transformación.

74 Algo que los propios marxistas utilizarían más tarde como “arma arrojadiza” en contra de sus
“competidores” de Annales, a los que consideraban huérfanos de la misma.
30

Karl Marx (1818-1883) principal valedor de los que apoyan dicha teoría y padre de la
misma. En el proceso de construcción de la teoría materialista de la historia marxista se
utilizaron las ideas humanistas radicales de Feuerbach, los postulados derivados de la herencia
ilustrada francesa y aquellos conceptos de raíz hegeliana que el propio Marx situó en la margen
izquierda al adoptar los postulados antirreligiosos de Bauer.

Friedrich Engels (1820-1895) aportó el conocimiento de la realidad social y de la


economía política. En La ideología alemana (1845), El manifiesto del Partido Comunista (1848),
en la Contribución a la crítica de la economía política (1858 y en El Capital (1867-1894) el
pensamiento marxista parece plena y desarrollada.

2. Renovación y Consolidación en los siglos XX y XXI:


los hibridajes con otras ciencias sociales

2.1 Panorama general de la historia del siglo XX y XXI


Así, empezó a tomar fuerza la concepción de historia como problema, que era tanto como
no quedarse en el nivel de los hechos, sino hacer preguntas al pasado desde la experiencia
presente. El historiador no debía venir predeterminado a las fuentes, sino que debía atender a
responder las cuestiones sugeridas por la sociedad presente. Se abría la búsqueda de la
totalidad del hombre, una vez más volvía la necesidad de la relación de la historia con las otras
ciencias sociales.

Se debate sobre la naturaleza y el conocimiento de la ciencia histórica y del papel de la


historia, al igual que se reacciona contra la metodología histórica individualizadora, con el
objeto de posibilitar la reconstrucción de las bases teóricas de la historia. Se proclama la
aproximación de la historia a las ciencias sociales afines, y entra en consideración de los
campos de investigación al terminar con la antigua primacía de la historia político-diplomática.

En el sexuagenio comprendido entre 1870 y 1930 la Historia pasa a ser disciplina


profesional autónoma. Con el historicismo, la Historia se había llenado de valores subjetivos
que atentaban contra su carácter científico, y como profesión había llegado a su mayoría de
edad75. Pero había degenerado en muchos aspectos hasta convertirse en una disciplina para
anticuarios, “para buscadores de hechos, hiper e introespecializada, empírica, atomizada,
basada en la minuciosa descripción de unos hechos inconexos, político-administrativos, y a su
prolija discusión entre eruditos, alejándose incluso del público culto”.

75 Después de haber trazado a satisfacción las principales directrices de la evolución política, militar,
constitucional y diplomática de las naciones occidentales
31

Surgieron otros historiadores que se derivaron al exceso macroteórico, de naturaleza


idealista. Durante esta época todas las ciencias sociales padecieron en alguna medida la
influencia del funcionalismo.

En lo que Chaunu ha denominado revolución historiográfica de 1929-1935 apareció una


historia que se desligó resueltamente del Estado, que aceptaba una problemática como modo
de actuación; que se convirtió en ciencia auxiliar de las ciencias humanas; que intentó
representar la historia en un histograma, es decir, que la historia fuera susceptible de ser
representada gráficamente; y que también configuró el espacio.

El periodo comprendido entre 1930 y 1960 supuso el despegue de la historia. En ello


influyeron de manera notable una serie de revistas on decidido afán renovador: Annales
(Francia), Economic History Review y Past and Present (Inglaterra)

M. Weber, el cual desde la sociología tuvo la virtud de ofrecer una opción al determinismo
económico de índole marxista, para considerar a los factores culturales, ideológicos e
institucionales no como superestructuras.

También los economistas se acercaron a la historia, aunque sólo fuera en primer lugar
para buscar datos que apuntalan sus teorías. Esto produjo un auge de la historia económica,
orientada fuertemente hacia la teoría y hacia la estadística, con un interés marcado por lo
macroeconómico, aunque en algunos casos terminó por alejarse de los problemas de la historia
y como tal se degeneró en una especie de neopositivismo de datos económicos concretos.

Tampoco se debe olvidar la influencia de la ciencia social de la demografía, la cual


intervino en la historia para probar sus teorías y ampliar su base de datos. También la ciencia
social que más recientemente ha dejado su influencia en la historia, sobre todo a partir de los
70, ha sido la antropología.

Le Goff hablaba de tres fenómenos generales que configuraron y modelaron la nueva


historia, a saber:

- La afirmación de ciencias. Abiertamente nuevas o ya con algunos decenios de andadura


en el estricto ámbito universitario76
- La renovación metodológica y pedagógica de otras ciencias tradiciones que se
anteponen los epítetos nuevo o moderno: lingüística moderna, nueva historia
económica…
- la interdisciplinaridad. Produce la aparición de ciencias compuestas , aportando una el
sustantivo y otra el epíteto: historia sociológica, demografía histórica, antropología
histórica, etc.

76 Sociología, demografía, antropología, etología, ecología, semiología, etc.


32

- Se ha llegado a la conclusión de ciencias que se colocan más allá de las fronteras


tradicionales entre las ciencias del hombre y de la naturaleza.

Recapitulando, tenemos la economía en los 30, la sociología en los 50, la demografía en


los 60 y la antropología en los 70. Amalgama entre historia y ciencias sociales, con
consecuencias positivas:

- Obligó a los historiadores a elaborar en mayor medida sus aserciones y presupuestos y


hacerlos más explícitos y precisos.
- Se refinaron de sobremanera las estrategias de investigación77
- La metodología, se pasó a una evaluación de aserciones de sentido común y
afirmaciones literarias mediante datos cuantitativos
- Proporcionó hipótesis para la comprensión, mediante su verificación, del pasado.
- Se avanzó en la cuantificación.

El material utilizado eran datos precisos y verificables, y no era necesario recurrir a series
selectivas de citas a partir de fuentes propias 78. También se pudo concretar adjetivos
imprecisos como más, menos, mayor, etc. La cuantificación también ayudaba a esclarecer
argumentaciones: expresar ideas en términos matemáticos era una buena medicina contra el
pensamiento embrollado. La cuantificación también tenía sus peligros pues era muy fácil que la
herramienta se convirtiera en un fin en sí misma…

Encontramos una historia fundamentalmente analítica, inquisitiva, dominada por el por


qué en lugar del qué y del cómo, que se ocupaba de nuevos problemas, primordialmente en tres
áreas:

1) Base material de la existencia humana→ se ocupa de las limitaciones de la


demografía, la geografía humana y la ecología: niveles tecnológicos, modos de
producción y distribución económica, acumulación de capital, crecimiento económico.
2) Historia social→ dedicada a las funciones, composición, organización de las
instituciones para la distribución desigual de la riqueza, del poder y del status;
instituciones para la socialización y la educación; de control social; de trabajo; de
gobiernos locales; destinadas a la cultura y al ocio. También se dedica a los procesos
sociales , a la movilidad ocupacional, geográfica y social tanto entre grupos como entre
individuos pertenecientes a ellos, siguiendo las pautas cambiantes de distribución
referentes a las tres variables fundamentales ya mencionadas, en términos ora de
conflicto, ora de cooperación en grupo.

77 Composiciones sistemáticas en el tiempo y en el espacio, para aislar lo particular de lo general; la


adopción de técnicas científicas de muestreo, etc.
78 Se podía destruir hipótesis infundadas que se basaban en pruebas puramente literarias, o que
estaban sustentadas por prejuicios nacionales o personales.
33

3) Historia sociocultural→ asume la forma de análisis exhaustivo acerca de los


efectos de los cambiantes medios de comunicación sobre la opinión pública, a través de
la imprenta, la alfabetización y la divulgación subrepticia de literatura censurada; acerca
de los vínculos de la alta cultura con su matiz política y social; sobre la interacción
bilateral entre la alta cultura y la cultura popular; y sobre la cultura de las mases
semianalfabetas.

Esta nueva historia ha cultivado y cultiva una serie de importantes campos de


investigación:

- La historia de la ciencia→ intercambio de ideas entre un puñado de hombres


geniales, como una reflexión sobre los cambiantes tipos de cultura y sociedad en
diversas épocas, etc.
- Historia demográfica
- Historia de las transformaciones sociales→ interacción entre el individuo y la
sociedad que lo rodea. Identificación de grupo con un status social y las diversas clases
sociales, distintos análisis acerca de las instituciones, las estructuras y los valores
sociales, pautas de movilidad social, de grupo e individual, etc.
- Historia de la cultura de masas o mentalidades→ creencias populares,
rituales, festivales, magia, imprenta, alfabetización, brujería, descristianización, etc.
- Historia urbana→ historia local como el análisis profundo de una localidad en un
interno por escribir una “historia total” al utilizar un marco geográfico controlable.
- Historia de la familia→ demografía, lazos de parentesco, estructuras domésticas
y familiares, arreglos y convenios matrimoniales, papeles y relaciones sexuales, cambios
en los vínculos afectivos entre coyúnges, padres, hijos, etc.
- Nuevas formas de historia política→ análisis sobre toda de decisiones en listas
de carácter legislativo, correlación entre el comportamiento popular electoral y variables
culturales y sociales…
- Psicohistoria→ conducta y las acciones de los individuos, análisis de los líderes
intelectuales o políticos del pasado, psicología de grupos particulares. No obstante, la
psicohistoria se ha desmadrado al aplicar un reduccionismo psicológico. Además,
aplicada a biografías ha sido bastante infructuosa 79
- Historia económica.

El motor de la evolución de la Historia en el siglo XX ha sido y sigue siendo el contacto


con las otras ciencias del hombre. A pesar de que ha perdido uniformidad, ha ganado en
apertura, en libertad, en posibilidades científicas. Ese contacto se ha hecho en pie de igualdad,
es decir, que las modernas ciencias humanísticas no han venido a ser unas nuevas ciencias
auxiliares de la historia que se añadían a otras ya tradicionales. De esas nuevas ciencias se ha
79 Parece más prometedora al ser aplicada al estudio psicológico de grupos sociales.
34

adoptado algo más que unas ayudas instrumentales: ha importando técnicas y métodos, un útil
vocabulario, problemáticas a considerar, etc.

Por otra parte, se puede observar una contradicción aparente: la vocación de la historia en
este siglo ha sido alcanzar la totalidad, o al menos tenerla como horizonte. Esta totalidad
consistía en englobar todos los aspectos de la evolución de las sociedades humanas. También
existe otra tendencia en apariencia diametralmente opuesta a la totalización, y es la
especialización cada vez más acentuada, la atomización de la historia en disciplinas
autónomas que buscan delimitar el propio objeto de estudio a través de una cada vez más
marcado refinamiento técnico-metodológico. También puede contemplarse este proceso de
especialización como un serio peligro de disgregación de la historia en disciplinas parciales, o
incluso en la conversión de la historia de ciencia a ser la dimensión temporal o dinámica de las
otras ciencias sociales.

La historia se ha desarrollado en muchas direcciones y hoy en día no puede verse como


una disciplina única. El problema real es cómo conjugar la necesaria apertura de la historia a la
interdisciplinariedad con la salvaguarda de su propia identidad, problema que obliga a veces a
complicados equilibrios.

2.2 De la Escuela de Annales a la Nouvelle Histoire


Esta escuela historiográfica tomó su nombre del título de la revista que aglutinó el
movimiento renovador de la historiografía francesa de entreguerras: Annales. En su origen, la
escuela de los Annales integró en su seno una serie de tendencias ya existentes en el solar
francés, cuyo común denominador era el intento de revitalizar la ciencia histórica con un
rechazo frontal a la historia tradicional 80, esto es, la historia política, narrativa y episódica, que
era considerada como una historia superficial. Esta revista y escuela fueron un punto
privilegiado de encuentro y discusión entre historiadores y científicos sociales en general. Y ha
ocupado un panorama predominante en la historiografía francesa hasta constituir un casi
monopolio en el panorama francés.

Pacto de confraternización de la historia con: las ciencias sociales, la geografía, la


sociología, la lingüística, etc. Tomó la voz social por su carácter de indeterminación y libertad,
por estar más cercana a definir un método y un objeto de estudio que no era otro que la
convergencia de todas las ciencias sociales, la encuesta colectiva y la historia de grupos
sociales. Por tanto, Annales no es escuela ni una teoría histórica, sino una sensibilidad81

Esta nueva sensibilidad historiográfica se define por conceder el primado de la


investigación historiográfica a la formulación de problemas; elaborar conceptos e hipótesis que

80 A la historia llamada événementielle


81 Hay deseo de no poner obstáculos al necesario contacto entre la historia y la ciencias sociales para
construir una historia total.
35

permitan construir los hechos; comprender el hecho aislado en la totalidad que lo constituye y
no en el orden cronológico en que se produce; mantener un diálogo continuo con todas las
ciencias del hombre; elaborar encuestas y formular cuestiones que permitan recoger
información relativa a todos los aspectos de la vida humana; privilegiar el estudio de los grupos
sociales sobre los individuos; y atender a los elementos constitutivos de la base económica y
social.

La escuela y la revista de Annales ha ido siendo liberada por una serie de figuras
sobresalientes que en cada momento han ido marcando la pauta. A través de ellas podemos
establecer una cronología general de su evolución.

→ Los Inicios

Hay que remontarse muchos años atrás, a principios de siglo. La crisis general que se
abrió aquel año 29 favoreció su expansión científica al saltar al primer plano los temas
económicos y sociales. Desde el término de la Primera Gran Guerra fue gestándose la
necesidad de una renovación historiográfica provocada por el fracaso de una historia política,
nacionalista y patriotera que nohabía sido capaz de evitar dicha catástrofe. Annales nació como
una reacción, como una antítesis, como una historia anti-histoira que rechazaba el positivismo
de la generación anterior. Se mantuvo reticente con respecto a la política, lo cual le permitió
volcarse a su vez sobre lo económico y lo social. Estaba abierta a la influencia de otras ciencias
sociales: lingüística, psicoanálisis, antropología, sociología, geografía, etc.

François Simiand, desde los presupuestos de la sociología hace un llamamiento en contra


de la historia política, individualista y cronologista. Otros precursores fueron: Pierre Lacombe,
Charles Seignobos y Henri Berr. Simiand aparece como antecedente directo de donde Annales
retomó un programa a seguir: el concepto de historia como problema, la promoción de
investigaciones colectivas, la construcción de modelizaciones, etc., aunque procurando evitar la
marginalización de la historia por parte de la sociedad. E. Labrousse y E.Hamiltón colaboraron a
integrar la historia económica.

También se debe de contar con el impulso de una escuela geográfica en el último tercio
del siglo XIX y parte del XX, con la influencia de Paul Vidal de la Blache que sistematizó el
objeto geográfico y que sirvió de modelo a Annales. La Geografía en Francia había reaccionado
contra el positivismo y había ido hacia una mayor valorización del medio, del género de la vida,
de la continuidad, de lo concreto para considerar descriptivamente sobre todo el paisaje como
efecto de diferentes factores naturales y humanos. A la influencia de esta nueva geografía se
debe el desarrollo de la geomorfología, el gusto por la historia rural, el mayor impulso y
abundancia de monografía regionales, o el mayor interés por lo permanente. Una de las
características esenciales de la orientación de la escuela de Annales hacia lo económico, la vida
material y lo geográfico es la ralentización de la noción del tiempo: del periodo corto se pasa al
36

periodo largo, y el historiador pasa a dar más importancia a lo que dura y se repite para poder
establecer ciclos de tendencias seculares.

Tenemos una sociología durheimiana, una geografía vidaliana, pero también la influencia
del socialismo y una historia económica, que juntos vienen a confluir en el famoso duó de
Estrasburgo: Marc Bloch y Lucien Febvre. Ellos funda en enero de 1929 la revista de Annales en
la que pretenden realizar una síntesis pluridisciplinar bajo la dirección su dirección, pero sin una
agresiva absorción de otras ciencias sociales 82. La ruptura entre el discurso historicista y el
discurso analista fue rápida, confirmando su tendencia economicista y social. Al mismo tiempo
que se rechazaba lo político, se minimizaba lo factual en beneficio de largos periodos de tiempo
que se correspondían mejor con el ritmo evolutivo de la materialidad histórica. El historiador
debe de construir su material, ya que si no lo hace así deja de ser un científico para quedarse en
un mero copiador de documentos.

La filosofía o la concepción de la historia de Bloch y Febvre pasa por ser un compromiso


constante con su tiempo, desde una estratégica postura intermedia entre los extremos del
historicismo y del marxismo. Annales rompió con la concepción de la historia centrada sólo en
el pasado para poner en correlación pasado y presente, construyendo una historia que
estudiaba el pasado en función de la sociedad contemporánea, en la cual el historiador pasaba
a inspirarse sin ambages en los problemas de la sociedad en la que vivía. De esto se desprendía
una concepción relativista del discurso histórico, por la cual cada época construía su
representación del pasado atendiendo a sus propias preocupaciones.

Bloch y Febvre se aproximaron a lo que después se llamará la historia de las


mentalidades, que surge del contacto con la etnología y la psicología. Por encima de la
psicohistoria, quedaron la investigaciones de las lógicas internas de lo cotidiano, de las
representacione colectivas no conscientes, de las condiciones de la producción cultural, de los
fenómenos mentales en su articulación en la vida social, de los grupos sociales, todo adobado
por el estructuralismo, para alimento de la moderna historia de las mentalidades.

→ La etapa braudeliana

Tras el trágico final de la Segunda Guerra Mundial, Occidente volvió a experimentar un


sacudimiento en todas las conciencias. Por otra parte, el rápido desarrollo de la tecnología y su
influjo, sobre todo en los mass media, adquiría papel de verdadero protagonista de la nueva
modernidad. Ante este nuevo reto del mundo contemporáneo la escuela de Annales estaba ya
madura y dispuesta para su expansión. En 1946 cambió su título por un clásico de Annales:
économies, sociétés, civilisations, evitando la palabra “historia” buscando todavía más el
acercamiento a otras ciencias sociales. Habiéndose sido postrada la escuela histórica alemana
tras la derrota. Annales alcanzó el prestigio internacional.

82 Haciéndolo de manera antidogmática y abierta.


37

Ahora lo económico tenía todavía mayor preponderancia en el panorama social. La


segunda generación de analistas privilegió más lo económico y el economicismo en detrimento
de otras vías también exploradas: historia cultural, mentalidades, psicohistoria, etc.
Menudearon los estudios económicos, centrados en resolver los interrogantes sobre el
crecimiento económico y el impulso de las fuerzas productivas 83. Así, la historia de Annales, era
una mezcla de demografía, curvas económicas y análisis de las relaciones sociales, sintetizada
en conjuntos regionales y abordada, a ser posible, por equipos de investigadores. Mientras, lo
político seguía igualmente proscrito. El aprecio por la demografía responde a la posibilidad de
integrar datos en una cuantificación de carácter masivo hecha a los primeros ordenadores.

Las otras ciencias sociales experimentaron su eclosión. La sociedad de los 50 y 60,


ambicionando dominar los datos económicos y sociales en la planificación del Estado. Esta
efervescencia general sirvió de acicate a la Historia, aunque, las ciencias sociales se mostraron
algo más prepotentes y agresivas como la historia, en especial la sociología y la escuela
estructuralista y la antropología social de Claude Lévi-Strauss. Contra esta amenaza surgió un
nuevo adalis que comandó la escuela de Annales.

Fernand Braudel (1902-1985)84 Fue una figura carismática y promovió y construyó


sólidamente la escuela de Annales en su etapa más clásica. Revitaliza la vieja estrategia de
hacer de la historia la ciencia rectora de las ciencias humanas al apropiarse de su programa.
Amplió el proyecto histórico de lo social al mundo de la civilización. Abrió la disciplina histórica
todavía más a las otras ciencias humanas, aunque con cierto tono de condescendencia paternal.
Siempre obligó por la síntesis, a la manera de la antropología, pero con la superioridad de la
referencia espacio-tiempo. Propugnó una historia necesariamente mundial que presuponía el
dominar el método comparativo a través de un tiempo largo y un espacio extenso al máximo. En
Braudel la historia pretendía reconstruir la globalidad, la totalidad, de los fenómenos humanos.

La mejor baza del historiador en su lucha por encontrar su sitio privilegiado era la
duración, la larga duración que condicionaba incluso las estructuras más inmutables. El
historiador sería un especialista en la duración y en la periodización, cuya labor era
imprescindible para los otros especialistas en lo social. Braudel se apropió del concepto de
estructura pero reduciéndolo a ser una arquitectura sometida a lo temporal; también la
pluralización de lo temporal, sus famosos tiempo cortos, medios y largos, desarrollados en su
famosa obra sobre el Mediterráneo; tiempo factual, coyuntural y cíclico, y la larga duración;
acontecimientos, coyunturas y permanencias, aunque en un medio geográfico muy estable, casi
inmóvil. El tiempo ya no era lineal, sino estacionario, en donde el presente y el futuro casi no se
distinguían, en donde la repetición siempre negaría la singularidad de los acontecimientos.

83 Concentrándose en la Edad Media y el periodo moderno, dejando algo de lado la historia


contemporánea o la antigüedad.
84 Heredero e innovador a partes iguales, elabora un utillaje capaz de defenderse de la ofensiva, sobre
todo del estructuralismo.
38

Lo que se ha llamado frecuentemente paradigma de Annales, ha sido la construcción de la


geohistoria, en donde Braudel recogió y amplió la herencia de Febvre. Pero la historia geográfica
no fue sólo introducir el espacio dentro de la historia; fue algo más, una más profunda
dimensión del tiempo de la historia. El medio o el espacio fundamental al transcurrir de las
civilizaciones, hasta el punto de ser factor explicativo de éstas. Lo geográfico también permite
valorar la larga duración, a la vez que convierte al espacio en el protagonista histórico,
marginando al mismo hombre como actor de la historia. Una civilización no es otra cosa que un
espacio transformado y trabajado por los hombres y por la historia. La geohistoria es una nueva
versión de síntesis histórica, una manera de encarar la historia total.

A pesar del éxito de la geohistoria braudeliana, también tenía puntos criticables, como
quedarse en muchos aspectos en el mero nivel descriptivo, surgiendo así una especie de
determinismo mecánico a partir de las condiciones naturales o del estado de las técnicas. Los
inmensos espacios en donde se complació, la impidieron una fina medición y se propendió a las
generalizaciones, en exceso, vagas. Fue cuantificadora pero sin llegar nunca a una
cuantificación total en lo económico y en lo demográfico, aunque tampoco puede haber una
cuantificación eficaz sin un dominio perfecto del espacio.

→ De la definitiva expansión al replanteamiento. La “Nouvelle Histoire”

Jacques Le Goff (1924-2014). Era un nuevo y emblemático producto de la ya vieja


escuela de Annales, llevando “a cabo una verdadera deconstrucción de la historia que en
adelante se escribe en plural y con minúscula. Se trata de la historia de tal o tal otro fragmento
de lo real y no ya de la Historia de lo real”. Algunos han visto en esta disgregación el resultado
de una especie de traición a los principios de los fundadores y principales adalides de la
escuela.

El estructuralismo siguió teniendo una considerable influencia en el contexto de las


ciencias humanas, propiciado a su vez por el amplio movimiento histórico de la
descolonización, y lo que esto suponía de creación de una mayor concienciación etnológica,
que valoraba otras civilizaciones además de la europea. Esta tendencia a observar las
sociedades extraeuropeas favoreció el discurso antropológico y estructuralista85. En vez de
generar un mayor interés por temas económicos, provocó una mayor tendencia a huir hacia el
pasado buscando zafarse del difícil presente. La idolatría por el progresismo cedió ante un
nuevo gusto, por todo lo que suponía un antes de la industrialización. También estaban los
aldabonazos propiciados por el Mayo del 68 y su influencia en la cultura y en la conciencia
francesa de los Setenta. Los historiadores ampliaban su campo de visión hacia las zonas
marginales de la Historia. Su visión empezaba a hacerse cada vez más personalista, huyendo
de lo demasiado grande e importante para dedicarse a lo más prosaico y cotidiano. Eran los

85 También influyó mucho el desencanto producido por la gran crisis económica que se abrió a finales
de los 60 y a principios de los 70.
39

pequeños hombres o los pequeños fenómenos los que le arrebatan su protagonismo a los
grandes hombres o a amplio e impersonales movimientos de la Historia; por lo demás, se van
abandonando los grandes escenarios económicos braudelianos e incluso el carácter de la
historia para volver hacia los simbólico y hacia lo cultural.

Este nuevo rumbo de la escuela puede quedar simbolizado en el relevo de la dirección de


la revista Annales. Esta historia sigue moviéndose en un tiempo todavía más ralentizado, como
si sólo existiera un amplísimo presente del cual el pasado y el futuro son sólo una sección. Por
otra parte, la crisis general de valores hace que el historiador se vuelve hacia la familia, para
interrogarse sobre su funcionamiento, sobre el papel del niño, de la mujer, etc. Se valoran las
fuentes no escritas86. El estudio de las sensibilidades, de la cultura material, se abre paso en
esta llamada nueva historia.

En la sociedad ahora interesa más la inercia, lo permanente, lo que estructura el sistema


social. La historia socioeconómica ha sido desbancada por la cultural; aunque lo económico no
se ha abandonado sin más, sino que se ha recuperado en el interior del discurso antropológico.
Ello no quiere decir que la historia hecha por los analistas ha renunciado a las conquistas de la
historia económico-social de su fundación, pues es muy frecuente que mentalidades y
comportamientos sean todavía analizados cuantitativamente.

El logro más llamativo de esta tercera generación de Annales es la llamada historia de las
mentalidades, que es el análisis de nivel inconsciente de las prácticas sociales, del pensamiento
colectivo y automático de una época o grupo social. Este concepto de la historia de las
mentalidades está muy próximo a la psicología colectiva o social de la primera generación de
Annales, que a su vez superaba el mismo concepto de ideología. También derivó hacia una
antropología histórica, en donde interesaba más el funcionamiento que el cambio en la Historia.
Se empezó a incidir sobre la civilización material: vida cotidiana material y mental, vida de las
personas corrientes, lo repetitivo, etc. Esta historia podía ser muy fructífera a condición de ser
un lugar de intersección entre lo económico, lo social y lo cultural. La historia dejó de ser una
fría historia-problema al recuperar al hombre mismo de entre las abstrusas tablas económico-
demográficas; y un hombre considerado más como un consumidor que como un productor.

Frente al inmovilismo de una definitiva proscripción del acontecimiento y de la concepción


de una sociedad más fija que móvil, se emplea un nuevo elemento dinamizador: la dialéctica
que procede de la dicotomía alta cultura popular 87. Lo cultural se erige como el creador de lo
social, como el conflictivo lugar en donde una sociedad se hace inteligible; por tanto, la
capacidad de cambio está en lo cultural. La evolución de las mentalidades se ha convertido en
el objeto privilegiado de la nueva historia, y encuentra su perfección siempre que se realice un
viaje de ida y vuelta de las mentalidades a la sociedad real.

86 Usos y costumbres, tradiciones orales, folklore, iconografía artística, etc.


87 No era otra cosa que la resurrección del conflicto social y económico entre dominantes y dominados.
40

Un gran proyecto reciente trata de superar el concepto vago de mentalidades y ser más
operativo que éste acuñando la noción de historia de la vida privada, que se asemeja a lo que se
llamaba la historia de las civilizaciones o de las costumbres. Se inscribe ésta en el movimiento
de desmembramiento del objeto histórico y de la historia social típica de los 70. Otro medio de
escapar a lo real es el refugio en el mundo de lo imaginario, el mitoanálisis. Esta historia de lo
imaginario ha permitido al historiador nuevas aportaciones tales como la anexión de
documentos literarios e iconográficos.

Michel Foucault (1926-1984). En su sistema filosófico, éste prefería los fragmentos del
saber, las instituciones y las prácticas discursivas consideradas como islotes. En el punto de
partida de esta historia serial estaba la historia económica, que ahora se abre ampliamente a
otras dimensiones de la historia humana: mentalidades, psicología social, lo afectivo. A la
historia total y masiva se contrapone una historia de las particularidades y de las herencias. En
la base de este desmantelamiento se encuentra el descentramiento del hombre, que ya no se
considera sujeto activo en la base de la historia. Los historiadores se acogerán a las
discontinuidades entre series parciales de fragmentos históricos. A la universidad del discurso
histórico se opone la multiplicación de objetos en su singularidad. El entusiasmo por el
ordenador aún acentúa más la propensión de la historia al desmembramiento, a la serialización.

2.3 Historia y Marxismo: el materialismo histórico


A parte de ser una teoría sobre la Historia, el marxismo no sólo es una filosofía centrada
en el materialismo histórico, sino también una sociología centrada en el concepto de clase
como teoría general del movimiento de las sociedades, e incluso una ideología; o realiza una de
las primeras formulaciones de dicho concepto.

→ Materialismo histórico

Es el nervio de la teoría marxista y su principal aportación a la metodología histórica.


Consiste en una “concepción de los derroteros de la historia universal que ve la causa final y la
fuerza decisiva de todos los acontecimientos históricos importantes en el desarrollo económico
de la sociedad, en las transformaciones del modo de producción y de cambio, en la consiguiente
división de la sociedad en distintas clases y en las luchas de estas clases entre sí…”

Según la teoría materialista, el factor decisivo en la historia es la producción y la


reproducción. En las sociedades de clases el factor determinante de la estructura social en su
totalidad es el modo de producción de la vida material88. Según esta visión, consiste
principalmente en la articulación integrada de diversos momentos o elementos: producción,
distribución, intercambio, consumo; es el primer factor, al producción, el verdaderamente
determinante y estructurante

88 La economía
41

La teoría del materialismo histórico incluye la definición de algunos elementos abstractos


como es el Proceso de trabajo, que es la actividad racional encaminada a la producción de
bienes de uso y que comprende tres factores simples: el propio trabajo, el objeto del trabajo y
el medio de trabajo. El resultado del proceso del trabajo es el producto.

Los dos conceptos esenciales del materialismo histórico son el modo de producción y la
formación económico-social. Cada formación económico social presenta más de un modo de
producción. Las fuerzas productivos son el conjunto de factores de producción característicos
de una sociedad en una época determinada y que es preciso conjugar para producir los bienes
que dicha sociedad demanda. El desarrollo de las fuerzas de producción determina, en última
instancia, toda la historia humana, y el conjunto de las relaciones de producción constituye la
estructura económica de la sociedad.

Si el conjunto de las relaciones de producción forma la estructura económica de la


sociedad; mientras, lo jurídico y lo político se constituyen sólo en superestructuras sustentadas
en dicha base. Se plantea un marcado carácter dialéctico en las relaciones base-
superestructura. El esquema marxista de la organización de las sociedades puede concebirse
como una bipolarización: infraestructura económica-superestructura ideológica. Podemos
entender un escalonamiento de niveles: base-relaciones sociales, instituciones políticas,
discursos ideológicos. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la
vida social, política y espiritual. Tampoco es aconsejable caer en un economicismo mecanicista
a ultranza. Es más exacto matizar que los desarrollos político, jurídico, filosófico, religioso,
literario, artístico, etc., descansan en el desarrollo económico, pero todos ellos repercuten los
unos en los otros y todos sobre su base económica.

En cuanto a la explicación de la dinámica de la historia, hay que tener en cuenta varias


cuestiones:

- La causalidad última del movimiento histórico está representada por la relación


dialéctica entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción
- La lucha de clases como motor histórico
- El papel del individuo en la dinámica histórica.

En el marxismo el concepto de clase social es una integración teórica, una especie de


enlace entre el campo del análisis y del análisis sociológico en relación de interdependencia. El
marxismo tampoco niega el papel del individuo en la historia, la acción individual sólo se puede
comprender en el contexto de determinaciones más generales: la familia, tribu, comunidad,
clase social. Las condiciones de vida, la ideología del individuo están influidas por los intereses
y relaciones de clase.

La crítica actual podríamos resumir en dos direcciones básicas. Por un lado, para el
marxista toda historia se convierte en historia relevante, en su visión extrema. Se trata de
42

conocer y demostrar plenamente la ley histórica de la lucha de clases y de la relación entre base
y superestructura, lo cual supone una orientación estática hacia un futuro cerrado y prefijado.
Sólo estudiando el pasado en cuanto pasado, podemos conseguir que la ciencia histórica
cumpla una función: mantener abierto el futuro. Por otro lado, está la cuestión de si podríamos
explicar la historia como una totalidad y averiguar a la vez qué es lo que la hace moverse. Si así
fuera, la historia se configuraría como una totalidad articulada y jerarquizada en niveles o
regiones: relaciones de producción o infraestructura económica, superestructura jurídico-
política, superestructura ideológica… En cuanto a la crítica marxista de las ideologías, no es sino
la extensión al ámbito de las ideas políticas de los sofismas de justificación aristotélicos. El
marxismo, al fundarse en una categoría de causas de índole económica que, actúa como primer
motor de la historia, fracasa por cuanto siempre pueden existir otros factores que se revelan
más poderosos en determinadas coyunturas.

→ El marxismo en el siglo XX. Del anquilosamiento a la renovación

El pensamiento histórico marxista, ya desde los últimos años de Engels, llegó hasta un
marcado anquilosamiento dogmático, siendo posteriormente el estalinismo su punto máximo
de inflexión en este sentido. Este endurecimiento significaba explicar el materialismo histórico
como una correspondencia rígida entre la economía y la política. Después de la Primera Gran
Guerra, empezó el proceso de desnaturalización economicista y científica del marxismo a
manos de la Socialdemocracia Alemana y de la Rusia Soviética. La desmovilización de la clase
obrera europea en los comienzos del siglo XX hizo perder gran parte de su carácter
revolucionario a la doctrina marxista. Se pasó a una época de simplificación dogmática, de
empobrecimiento teórico agravado por las necesidades perentorias de la Revolución Rusa de
1917. Con ésta, surgió una escuela de pensamiento marxista en la URSS, cuyo influjo fue
importante sobre los intelectuales de todo el mundo 89. En dicha escuela fueron perceptibles
algunos progresos con respecto a la ciencia histórica: una mayor preocupación por lo
socioeconómico en vez de lo tradicional político institucional y un interés por la historia de las
clases populares y de los movimientos sociales. También hubo algunos retrocesos:

- Interpretaciones exclusivamente economicistas


- Uso de una crítica positivista
- Un exceso de ideologización que llevaba como consecuencia un mayor número de
polémicas y tomas de posición
- Discursos estereotipados
- Manipulación escolástica
- Bloque de la investigación
- Tendencia a un cerrado dogmatismo

89 A pesar de aportar un producto ya desnaturalizado


43

La historia sufrirá una especie de “simplificación catequística y función conservadora al


servicio del orden establecido”. La misión del historiador quedaba reducida a apoyar las
necesidades políticas coyunturales del momento. Apareció un academicismo marxista que
fosilizó el pensamiento revolucionario, a la vez que utilizó un positivismo escolasticismo sólo
adobado con una encorsetada terminología marxista.

Esta torpeza propició armas al enemigo, y muchos investigadores rechazaron el


marxismo dada la mala fama de sus subproductos.

A partir de los años 50, podrán verse algunos síntomas de apertura al intensificar los
contactos con historiadores occidentales. En el occidente europeo la liberación de los férreos
esquemas de los dogmas estalinistas supuso el inicio de un proceso de discusión y
renovación. Hubo que esperar a que finalizara la Segunda Guerra Mundial para ver aflorar
abiertamente historiadores marxistas en varios países occidentales. El británico Maurice Dobb
abrió la discusión sobre la transición del feudalismo al capitalismo. Por otra parte, el
estructuralismo marxista se convirtió en la forma dominante de marxismo en el Occidente e
incluso en Iberoamérica, ayudado por la cobertura filosófica proporcionada por Louis Althusser
que consigue que muchos conceptos marxistas se vuelvan más operativos para los
historiadores.

Decisiva la labor del Instituto de Investigación Social de Frankfurt 90, donde surgieron
figuras como G. Lukács, Kark Korsch y A. Gramsci. Gramsci rechazó el economicismo, el
mecanicismo vulgar que buscaba una explicación inmediata de los hechos políticos e
ideológicos en causas económicas. También señalaba la necesidad de distinguir entre aquellas
modificaciones económicas que afectan profundamente la estructura misma, permanentes y
con repercusiones sobre los intereses de clases sociales enteras y las que son simples
variaciones coyunturales, que no modificaban la estructura y sólo afectaban a pequeños grupos
de la sociedad. Otra de sus grandes aportaciones fue su reflexión sobre los mecanismos por los
cuales una clase puede ejercer la dominación sobre las otras, estableciendo su hegemonía no
sólo por la coerción, sino también mediante el consenso, pasando la ideología de grupo a ser
universal a la sociedad, hasta que las clases inferiores volvieran a tomar conciencia de sus
propios intereses. En Occidente, la discusión sobre el concepto de formación económico-social
pretendía recuperar una categoría teórica que liberase al materialismo histórico de su
dependencia de los cinco modelos abstractos que representaban los modos de producción.

Gran Bretaña ha contado con una valiosa escuela historiográfica marxista que se ha
caracterizado por el carácter abierto de su obra, un cierto desinterés por lo económico, y su
preocupación por el rigor científico. Una nueva izquierda surgió en torno a la revista History
Workshop, que intentó aproximarse al movimiento obrero y a un público popular en general.

90 Fundado en 1923
44

E.P (Edward Palmer) Thompson (1924-1993) decía que el materialismo histórico no trata
de dar cuenta del funcionamiento de una economía, sino de una sociedad entera; y esa
sociedad comprende muchas actividades y relaciones de poder, de conciencia, sexuales,
culturales, jurídicas, etc., no coincidentes con la economía política

Pierre Vilar (1903-2006), según el cual la historia marxista debe ser una visión global de
la sociedad con la economía como pieza fundamental pero no única.

Podemos hablar ya no sólo de versiones críticas o renovadoras del marxismo, sino


también del postmarxismo, muy fuerte en Gran Bretaña e Italia.

La escuela histórica marxista se ha caracterizado por impulsar importantes debates de


carácter eminentemente práctico, que siempre propulsaron la investigación histórica. Así, por
ejemplo, la transición del feudalismo al capitalismo, que en última instancia pretendía estudiar
los orígenes del capitalismo para comprender mejor su naturaleza real y actuar sobre él.

2.4 Historia, economía y demografía: historia económica y


demografía histórica
La ciencia económica produjo en la Historia una de las mutaciones más afortunadas y
una de las especialidades históricas que más se han cultivado a lo largo de las últimas décadas,
especialmente entre los años 30 y los 80 del XX. Supuso la irrupción de las matemáticas, de los
números, del cuantitativismo, con todo lo que esto comportó. La cuantificación sistemática
representó un cambio no sólo metodológico y técnico, sino cualitativo en el campo de la
epistemología histórica. El hecho singular pasaba a un segundo plano ante el nuevo interés por
los ciclos de la vida económica y sus consecuencias en la sociedad, los cuales inducían al
historiador a plantear su disciplina desde la perspectiva de una teoría explicativa y de unas
hipótesis de trabajo. Tener en cuenta también el enfoque económico como parte integrante del
materialismo histórico.

La economía política se configura como una de las ciencias sociales más vigorosas y
renovadoras entre los siglos XVIII y XIX. Gran desarrollo y empuje experimentado desde finales
del siglo XIX. También hay que tener en cuenta un mayor interés o preocupación social por los
hechos económicos, máxime a partir de especial coyuntura histórica que se abre a partir del
año 1929 y que da paso a la Gran Depresión. A partir de aquí, ya no es sólo preocupante todo lo
que es crisis política, crisis social, sino que la crisis económica adquiere protagonismo. Puede
decirse que, desde entonces, la crisis económica se convierte en la crisis de moda. La ciencia
económica fue la primera en formarse con un cabal aparato matemático, lo que contribuyó a su
rápida madurez y a poder servir de ejemplo a otras ciencias humanas.
45

La historia económica es hoy en día una de las disciplinas con más tradición y en ella han
confluido tanto historiadores como economistas. La historia económica hecha por
historiadores ha demostrado en lo que se ha venido llamando historia serial. La historia
económica hecha por economistas ha buscado siempre argumentos para justificar las
modernas teorías económicas. Por otra parte, los historiadores buscaban acercarse más a la
ciencia entendida como repetición, medida, modelo matemático, pero podemos decir que para
éstos la historia económica es otra metodología histórica a utilizar. En muchos sentidos, la
historia económica ha sido una manera de aproximarse a la historia que, rebasando lo
cuantitativo, ha alcanzado hasta el llamado tercer nivel de la historia; es decir, ha creado un
estilo y, por tanto, una amplia escuela que ha impregnado gran parte de nuestra actual
historiografía, basado en el cuantitativismo y no limitado a lo económico, sino ampliando a lo
llamado socioeconómico y a lo mental.

→El Nacimiento de la Historia económica

Encontramos los primeros balbuceos de este tipo para hacer historia ya en la última
década del siglo XIX. Al poco tiempo aparecen las primeras historias de los precios, las cuales
pueden considerarse como las verdaderas pioneras de la historia económica. El interés sigue
centrado en esa historia de los precios, entendida ahora como un intento de buscar respuestas
a los acuciantes problemas económicos de la época de la Gran Depresión. Esta historia
económica moderna, cuantitativa, nace ahí, en un viraje producido entre 1929 y 1933. Algunos
historiadores de la economía introdujeron en sus trabajos la cuantificación sistemática. Se pudo
prescindir de manera efectiva de los hechos individuales en la historia. Según esto, una serie de
datos cualquiera sólo tenía sentido cuando se elaboraban para contestar a ciertas preguntas.
Ya no interesa sólo el dato aislado, sino la curva que marca una tendencia, un movimiento a lo
largo de un tiempo que suele ser extenso, prolongarse más allá de una hecha puntual.

Simon Kuznets, en su obra sobre Movimientos seculares en la producción y en los precios


de 1930 planteaba la necesidad de volver al análisis del crecimiento económico olvidado por los
economistas marginalistas que se habían limitado a los problemas que planteaba la explicación
de un equilibrio estático.

El estudio del ciclo económico había vuelto a hacer patente la necesidad de superar las
limitaciones de esta visión marginalista de la economía, para dedicarse al estudio de largas
ondas de crecimiento.

François Simiand perfeccionó una teoría de los movimientos de larga duración llegando a
la teoría de las fases.

La construcción de una historia científica de los precios a la altura de los años 30 no fue
una improvisación. Desde finales del siglo XIX se elaboró y publicó material sobre precios,
aunque por entonces no se distinguía muy bien la diferencia entre los precios normativos y los
46

precios objetivos y reales del mercado. La preocupación económica en torno a los precios fue
en aumento hasta que la Gran Depresión los elevó a un papel estelar en las preocupaciones de
los economistas, de los políticos y de todos los individuos.

Predilección por el movimiento, la variación, la ondulación, el cambio. Feliz síntesis o


dialéctica entre una dinámica coyuntural y la del largo tiempo-espacio estructural surgirá con
fuerza y fecundidad en los cincuenta una historia económica madura, una nueva historia
económica de la que fueron desgajándose diferentes tendencias y corrientes.

→ Las “nuevas historias económicas”: Historia serial, historia cuantitativa, “New Economy
History”

Entre 1945 y 1960 el campo de la historia económica y serial se implantará en cuanto a su


temática y sus áreas de cultivo, en un impulso que sobrepasará con creces los años 70. Tanto
en Europa como en los Estados Unidos se multiplican los estudios económicos en los que
intervendrán tanto los historiadores como economistas.

El objetivo implícito por parte de los historiadores en esta etapa era llegar a una historia
económica globalizante y totalizante, a una historia del desarrollo. Esta no comprendía sólo los
precios, sino también otras variables como la producción industrial, la población, los
intercambios, etc. Por la parte de la historia moderna, se buscó el conocimiento histórico de las
condiciones previas al despegue en Europa, al crecimiento sostenido de la época
contemporánea. Esta historia económica cuantitativa global de nuevo tipo era ciencia auxiliar
de la economía, y tenía que recurrir todavía con más fuerza a las otras ciencias humanas en
busca de material estadístico en busca de series.

→ Los historiadores economistas. Historia serial.

Encontramos la tradición de la escuela de los Annales. Se trata de la actividad ejercida por


historiadores formados como tales, y por tanto con las querencias típicas de nuestro oficio:

- Crítica documental
- Miendo a incurrir en anacronismo
- Interés por la labor casi artesanal de construir lentalmente las distintas teorías histórico-
económicas, adaptadas al funcionamiento real de los diferentes sistemas económicos…

No aceptaban ninguna verdad económica a priori, ya que su proceso de construcción


teórica se realizaba sólo como resultado de múltiples estudios regionales, monográficas, etc.
Ello producía una fragmentación de la realidad que a veces ponía en peligro la comprensión de
la globalidad de la misma; aunque no debaja de poner en evidencia que, en dicha realidad,
podían caber diferentes ritmos de evolución según la faceta que consideráramos. Se caía en la
cuenta de la existencia de varios ritmos dentro de la economía, y entre todos estos sectores con
los demás. Se debe a éstos la introducción de la larga duración de la noción de estructura.
47

La historia serial ha adquirido sus métodos en economía y en principio se ha dedicado a


esta faceta de la realidad; pero desde muy pronto ha tendido a desbordar su primitivo campo de
acción: la historia geográfica, la anexión de la naturaleza, la demografía, la pareja, la educación,
la muerte, la vida religiosa, etc. La historia serial también puede definirse como un modo de
trabajar, un enfoque histórico que construye series estadísticas a partir de un conjunto de datos
homogéneos, repetidos éstos en un largo período y comparables a intervalos regulares. Se trata
de una corriente vinculada en gran parte a la escuela de los Annales, pero también se puede
encontrar historiadores de cualquier otra escuela que pueden utilizar series estadísticas para
sus investigadores.

Pierre Chaunu (1923-2009), para él la historia serial ha cambiado el sentido del hecho
histórico de lo repetitivo obliga a utilizar sólo la larga duración y también el equilibrio de un
sistema permitiendo medir el cambio ocurrido en el marco de este, pero no la transformación
cualitativa del mismo.

En los años sesenta y en adelante se han realizado series de bautismo, entierros,


matrimonios, diezmos, rentas, etc. Y es que, se ha tendido a elaborar series de todo. La historia
serial ha tendido puentes incluso hacia la historia de la cultura, de las mentalidades. etc.
Supone la intrusión de lo cuantitativo al tercer nivel, en los sistemas de civilización. Se adaptan
los métodos seriales puesto a punto por los historiadores economistas a la constitución de
series estadísticas, que orientan el tercer nivel en beneficio del análisis matemático de las
series y la doble interrogación del documento, en primer lugar en sí mismo y , luego, con
relación a su situación en el seno de la serie homogénea en la que está integrada y planteada la
información de base.

El presente y el futuro de la historia económica a partir de los setenta ha pasado y pasa


por el tratamiento informático, que tiene la virtud de ampliar los resultados.

→Historia económica hecha por economistas historiadores. Historia cuantitativa y New


Economy History.

Al término de la II Guerra Mundial la preocupación por los problemas del crecimiento


económico llevó a un nuevo matrimonio entre la historia y la teoría económica, nacido de la
convicción de que los problemas económicos debían ser estudiados necesariamente en su
contexto demográfico, social, político con enfoque histórico. Supuso la integración de datos
extraeconómicos en los cuadros explicativos de la economía.

Se desarrolló una amplia producción de historia escrita por economistas de oficio y


caracterizada por la práctica generalizada de la cuantificación y el recurso a la economía
neoclásica para la organización de los materiales cuantificados. No serán sólo los precios el
objeto de esta nueva historia económica, sino que se elaborarán series de otras materias
relacionadas con la economía y la sociedad, merced también a que el análisis estadístico como
48

instrumento estaba siendo perfeccionando hasta cotas muy elevadas. Interesará también un
análisis del arranque, del crecimiento, del take off, del desarrollo y de las disparidades y
desequilibrios que aquel implicaba. Centrada en la problemática del crecimiento económico, se
concentraba en la aplicación retroactiva de los métodos de la contabilidad nacional. Esta
constituía un modelo económico en el que pudieran analizarse los diferentes flujos y stocks,
que resumían la actividad económica en su conjunto. Aplicarla al pasado implicaba reunir
materiales estadísticos y organizarlos según el citado modelo. Pero se tropezaba con una gran
dificultad: la escasez de datos cuantitativos o de posible cuantificación, mayor cuanto más nos
alejabamos en el tiempo.

Sobre la Nueva Historia Económica Americana se han vertido muchos comentarios y


críticas al achacarle todos los males en que podía incurrir la historia económica. Nos
encontramos delante de una verdadera escuela, gracias al mantenimiento de una serie de
reuniones periódicas que tuvieron su comienzo en 1957 91. Mantenía muchos puntos en común
con la historia cuantitativa, pero también ciertas diferencias:

- Una voluntad de cuantificación absoluta


- La busqueda de una integración global de la historia a la teoría económica actual, el
uso de métodos hipotético-deductivos
➢ Punto de partida se encontraban en los supuestos de la teoría económica, etc.

También utilizaba lo que se ha llamado hipótesis alternativas como medio de control de


las explicaciones causales, lo cual implicaba un recurso a la tan denostada simulación histórica,
lo que introducía una cierta concepción de lo aleatorio en historia. Por lo demás, sus dos rasgos
más esenciales fueron su énfasis acerca de la medición y el reconocimiento de la íntima
relación que existe entre medición y teoría. La medición exigía el uso de métodos matemáticos;
la asociación medición-teoría llevaba a la utilización de modelos econométricos, que por lo
general eran un conjunto de hipótesis planteadas de manera previa. La nueva historia
económica parecía una disciplina auxiliar de la teoría económica, con una marcada tendencia a
mecanismos: la historia se desarrolla de forma automática impulsada por los cambios en la
base económica.

→ La demografía histórica

91 Cuando Alfred H. Conrad y John R. Meyer leyeron su trabajo “Teoría económica, inferencia estadística
e historia económica”
49

Es una descripción cuantitativa de la población y un estudio matemático-estadístico de


sus movimientos y variaciones diversidad, cuya finalidad consiste en descubrir leyes de
población o por lo menos comportamientos comunes de grupos humanos han amplios como
sea posible, y explicarlos para aclarar sus causas y consecuencias. El campo de estudio de la
demografía comprende dos áreas fundamentales: la estructura o estado de poblaciones y la
dinámica población. En la primera área a su vez pueden observarse los siguientes elementos:

- Total de habitantes en una población considerada


- Su densidad
- Su distribución
- Tendencias de evolución y estructuras familiares

En el estudio del movimiento natural de una población cabe conocer las tasas de
natalidad y mortalidad de nupcialidad, de fecundidad, etc. En cuanto al estudio de los
movimientos migratorios hay que considerar que pueden ser permanentes o temporales,
espontáneos u organizados, internos o externos, o extraordinarios, o migraciones propiamente
dichas o turbulencias.

La preocupación por la población es bastante antigua y está presente en toda nuestra


historia moderna. Habrá que esperar al perfeccionamiento de la estadística, a partir del siglo
XIX, para que la demografía como tal cuente con un buen medio de observación. Gracias a
dicho instrumento de la demografía se puso en ventaja con respecto a otras ciencias sociales.
Al igual que ocurrió con la historia económica, sirvió de acicate para un definitivo impulso de la
demografía, que vino a consagrarse desde 1950 hasta los 60 y 70. Desde muy temprano se
estableció una relación muy directa entre el movimiento demográfico y el movimiento de la
economía, o entre crecimiento de la población y progreso económico. La demografía se
alimentó en un principio de los censos, a los que añadió posteriormente los registros
parroquiales, los cuales supusieron un progreso decisivo para la disciplina.

La demografía histórica nació de la historia económica. Se formó como una extensión de


la historia serie. Como tal, llegaría a ser un verdadero sector estrella en los años 60 y 70. Pero la
demografía histórica no obtendría su carta de naturaleza hasta después de estas fechas,
aunque de manera vertiginosa gracias al extraordinario esfuerzo de personajes franceses. Otro
foco de desarrollo de la historia demográfica fue Inglaterra, sobre todo el llamado Grupo de
Cambridge. La historia demográfica buscaba asociar el método estadístico, los conceptos y la
problemática de la demografía a la crítica histórica de las fuentes y a la perspectiva del
historiador, teniendo en cuenta la especificidad de las distintas sociedades y épocas que
componen la Historia.

Los vínculos de la demografía con otras ciencias han tenido que ser abundatísimos, ya
que la variación de los factores demográficos más importantes debe ser estudiada en función
de muchos elementos explicativos. La fecundidad y la mortalidad dependen de la acción
50

conjunto de factores biológicos y sociales, y entre estos últimos están los conflictos bélicos, las
fluctuaciones económicas, las costumbres, mentalidades religiosas, patrones de vivienda y
alimentación, profesión y nivel cultural, política de Estado, etc. La demografía histórica se ve
obligada a recurrir a otras ciencias sociales para llegar a una explicación completa de los
fenómenos que estudia. Los temas derivados de la demografía histórica son bien conocidos: la
ilegitimidad, la edad de matrimonio, la fecundidad, la mortalidad… La historia demográfica se ha
desbordado de forma natural en la sociedad, en la cultura e incluso en lo espiritual.

El historiador demográfico, para no aislar la población de su contexto físico e histórico,


debió atender también al estudio del clima, de los recursos naturales, cosechas, epidemias,
hambres, guerras, nivel de empleo, salarios, precios… Las relaciones entre historia económica e
historia demográfica son evidentes si tenemos en cuenta que el hombre es a la vez productor y
consumidor. La demografía de la época preindustrial y preestadística se ha beneficiado de
forma evidente del efecto de tracción de una escuela histórica, la historia económica, en plena
renovación que, partiendo del estudio serial de los precios, se vio llevada a desplazar su
problemática de la producción a la población y de la población a la sociedad.

También es importante el contacto entre historia demográfica e historia social; ésta


obtiene muchos de sus materiales en aquella. Muchas variables sociales explican las
demográficas. El círculo familiar era el círculo social más importante, aunque sólo sea porque la
célula familiar era también la empresa de base de producción. El estudio profundo de la
demografía ha dado a luz un interrogante de tipo antropológico: de los parámetros naturales-
biológicos, se pasa a lo cultural, a los estudios sobre la actitud ante la vida, las conductas, las
costumbres, la civilización, y, más allá, sobre la familia, la sexualidad, la muerte. etc.

2.5 Historia y Sociología: Historia social


Existen dificultades de definición de lo que es la historia social como especialidad, o
como campo de interrelación entre la historia y la sociología.

Convendrá discernir los dos sentidos que tiene la expresión historia social. El primer
sentido hace alusión a que la historia social es una síntesis histórica, una historia total, que toda
historia es social, tal y como preconizaba la escuela francesa de Annales; desde el punto de
vista, la historia social no puede ser otra especialización como, por ejemplo, la historia
económica, porque resulta imposible aislar su sujeto de los otros aspectos del ser humano. El
segundo sentido, más restrictivo en su contenido pero más predominante entre los
historiadores de hoy en día es el que coloca a la historia social como una especialidad de la
metodología histórica, específicamente interesada en el análisis de la estructura y relaciones
sociales: clases, grupos sociales, categorías socio-profesionales, etc.; esto es, historia de la
sociedad, de la estructura social en todas sus manifestaciones, cambiantes o no, a lo largo del
tiempo.
51

Volviendo a la concepción de la historia social como muy relacionada con la sociología,


es, de por sí antigua, ya que su propuesta fue formulada en 1877 por Fustel de Coulanges.

Como especialidad histórica es una de las que se cultiva muy en contacto con otras
especialidades y ciencias sociales; la historia social por principio es muy ecléctica. En efecto, es
evidente que la historia encuentra en los datos económicos una referencia indispensable; de ahí
que se hable tanto y conjuntamente de lo socio-económico. La estratificación social, la
constitución de los grupos humanos, la estructura de las relaciones sociales no pueden
comprenderse sin tener en cuenta las bases materiales de la producción y distribución del
excedente económico. Por otra parte, la historia social también ha experimentado la influencia
de la cuantificación sistemática y de la serialización.

Según P. Burke, la historia social son tantas cosas como la “historia de las relaciones
sociales; la historia de la estructura social; la historia de la vida diaria; la historia de la vida
privada; la historia de las solidaridades sociales y los conflictos sociales; la historia de las
clases sociales; la historia de los grupos sociales”.

La historia social como especialización es muy especializada y hasta confusa. E.


Hobsbawm y sus compañeros marxistas hacían de la historia social un eficaz modelo que
comenzada con el análisis del entorno material e histórico, continuaba con las fuerzas y
técnicas de producción, la estructura económica y las relaciones sociales, para acabar con las
instituciones y su funcionamiento; no obstante, a este respecto se oponía un grave problema, la
rigidez determinista del modelo base-superestructura. Hobsbawm llegaba a incluir seis grandes
cuestiones en esta disciplina: la demografía y el parentesco; los estudios urbanos; las clases y
los grupos sociales; las mentalidades; las transformaciones sociales; y los movimientos
sociales y los fenómenos de protesta social.

Los Annales y F. Braudel acudían a los tres tiempos92, presentaban una cierta incapacidad
para identificar los factores esenciales que producen el cambio en las sociedades. Siempre nos
toparemos con la complicación de que lo social es tan amplio que es difícil que la historia social
tenga un repertorio concreto y determinado y una teoría exclusiva, y por tanto estará obligada a
soportar una carga de indeterminación, sólo aliviada por la propia y continuada práctica
investigadora; esto es, como algunos autores han simplificado.

Según S. Julia, los social abarca, en historia y en toda ciencia social desde ese concepto
“descriptivamente pre-dado más que teóricamente construido” que es la sociedad hasta esos
“social facts”, o lo que Durkheim denominaba “fait social”, es decir, esas “maneras de obrar,
pensar y sentir exteriores al individuo y que están dotadas de un poder coactivo por el cual se
imponen”. Sociedad, estructuras sociales, procesos de estructuración en el tiempo, fenómenos
y hechos sociales: todo lo que pueda definirse como objeto social es materia de la historia
social.
92 Estructura, coyuntura y acontecimientos
52

Hay que tener en cuenta la teoría de la causalidad social, por la cual una explicación es
social si busca para los fenómenos sociales una determinación social no reductible a la
voluntad de individuos humanos concretos ni al resultado de la mera suma de esas voluntades.
Uno de los rasgos más interesantes e influyentes de esta escuela ha sido la búsqueda, la
vocación por la totalidad, el holismo histórico. El enfoque que predomina es el social-global y se
dedica a investigar el funcionamiento de la sociedad en su conjunto, pero en un tiempo largo,
dándose la mano con el funcionalismo y el estructuralismo.

En dirección opuesta a esta escuela francesa se alzan los historiadores sociales


marxistas de Gran Bretaña. Para ellos, interesa más a la historia captar los procesos de cambio,
y para ello es necesaria la flexibilidad en los conceptos históricos. Por otra parte, su gusto
temático recae sobre la gente corriente, la clase obrera, las humildes condiciones materiales de
existencia, etc. Como viene siendo propio del talante británico, no se da una abrupta ruptura con
la historia tradicional, ya que esta nueva historia social surge de las mismas universidades
tradicionales y mantiene una preocupación por lo narrativo. En Gran Bretaña predominarán los
estudios sobre el siglo XIX sobre todo, en general por la época contemporánea, y será una
historia desde abajo, una verdadera historia social, y a veces hasta humanista, social, radical y
democrática. Lo social aquí no significa de partida una problemática para captar la totalidad,
como en Francia, sino un punto de mira para entender el proceso histórico desde abajo, desde el
pueblo. Este movimiento social británico se adobó con el marxismo a partir de los años 30,
desde los mismos centros de Oxford y Cambridge. El marxismo británico parece ser más un
estilo teórico que una teoría restrictiva: de ahí su fama heterodoxa y flexible. Muestra su interés
por los mismos temas tradiciones de los whigs o de los radicales, rechaza el determinismo
económico y sostiene que en el movimiento histórico el hombre es sujeto activo. Como
marxismo, mantiene un marcado interés por el estudio de las experiencias de grupos y clases
sociales junto a la consideración del papel central de la lucha de clases.

Esta diversidad de enfoques y de temática surge de una misma dificultad de definir qué es
sociedad y cómo puede abordarse su historia. Hay tres modos de concebir la sociedad:

- Como una agregación→ La sociedad es reducida a una colección de individuos


distintos y fragmentados que se relacionan de manera casual. Es lo mismo que negar la
misma existencia de la sociedad como tal utilizándose dicho concepto en un sentido
instrumental. Es la visión más acorde con la historia tradicionalista-individualista,
aunque también a ella se aproximan algunas exageraciones del método cliómetra
dedicado al cómputo científico de acontecimientos individuales.
- Entender la sociedad como una estructura que existe independientemente de los
individuos. Puede ser vista desde un punto de vista holista→ El sistema o
estructura causa su propia historia. Las principales versiones del
estructuralismo han sido desarrolladas sobre en Francia por
53

lingüísticas, antropólogos y filósofos, también por historiadores de


Annales o por sociólogos, así como por numerosos historiadores
marxistas.
- Interés por la interrelación en el tiempo entre las estructuras de la sociedad y la acción
colectiva e individual→ Tiene una organización, propiedades y poderes
propios que surgen de las acciones colectivas y de las características
y motivos de muchos individuos a través del tiempo. Se establece un
compromiso entre el individualismo y el estructuralismo extremos.

La historia social ha sufrido una dificultosa relación con su ciencia social nutriente, la
sociología, que ha provocado a veces una incómoda dualidad. Los que pueden considerarse
como los principales fundadores de la sociología moderna combinaron en sus estudios un
interés por la construcción teórica acerca de la estructura social con una comprensión de la
historia de la sociedad, de los procesos de cambio. Sin considerar que la sociedad es una
entidad histórica, no era posible investigar su naturaleza, su relación con la acción o las causas
de su transformación. Sólo después, la sociología, empezaría a derivarse hacia otros caminos
fuera de la historia, hacia la creación de una ciencia natural de la sociedad sin referentes
históricos, presentista y antihistórica. La sociología de finales del siglo XIX iba abandonando las
teorías evolucionistas para instalarse en las funcionalistas. Según éstas, se trataba de analizar
los mecanismos de equilibrio de las formas sociales existentes desvelando las reglas de su
articulación.

El historiador ha buscado en la sociología conceptos, status científico y teoría. De la


sociología, la historia ha incorporado conceptos fundamentales: clase social, movilidad social,
status, etc. Con respecto a la teoría el cambio social, la influencia en la historia de dos modelos
sociológicos ha sido grande: la teoría del cambio social revolucionario o conflictivo, y las
teorías evolucionistas. El funcionalismo es un intento de revivir aquel evolucionismo. No hay
una sociología sino varias, por lo que el historiador podrá optar por el consabio eclecticismo
pragmático.

El interés de la historia social está en el estudio y la codificación socio-profesional


basada en los siguientes puntos: sector de actividad de la población activa, actividades
individuals, status social, clasificación jurídica, nivel de ingresos, nivel de fortuna, situación
familiar, edad, origen geográfico, grado de instrucción, práctica religiosa, fidelidades políticas,
etc.

Otro problema teórico es la organización social, hablamos de clases, de estamentos o de


castas. La concepción marxista de las clases sociales parte de la situación de grandes grupos
de personas con respecto a la propiedad de los medios de producción. El concepto de clase
social sólo se entiende en el contexto de un modo de producción dado, por lo que es más
54

apropiado hablar de estructura de clases. Otra manera de enfocar el problema de las jerarquías
sociales es el análisis en términos de estratificación social que propugna la sociología
weberiana y la sociología funcionalista. La teoría de M. Weber parte de la distinción analítica de
tres dimensiones en la jerarquización social: el poder económico, el poder político y el honor
social o de prestigio. La sociología funcionalista norteamericana considera a las
estratificaciones sociales como el resultado de la necesidad de una distribución de funciones
en las sociedades; así las estratificaciones sociales se definirán como la distribución desigual
de derechos y obligaciones de derechos y obligaciones de una sociedad dada, siendo el
prestigio diferencial de las distintas posiciones la base de la jerarquización. Tenemos que tener
en cuenta la estratificación social de base étnica en la que predomina la consideración de
sociedad de castas, del sistema de castas o a los territorios coloniales en general.

→ La historia social en el siglo XX y XXI

La historia social nació entre finales del siglo XIX y principios del XX, asociada a lo
económico y teniendo significados:

1) Historia de los pobres o de las clases bajas→ procede la conexión duradera


entre historia social e historia de la protesta social o de los movimientos socialistas.
2) Trabajos sobre un conjunto de actividades sociales que en la concepción
tradicionalista de la historia estaban fuera de lo central→ Era lo
político-diplomático-militar. Aquí entraría la historia cultural
alemana, que debía comprobar la relación recíproca entre los campos
culturales singulares, proporcionando explicaciones causales y
posibilitando el análisis comparativo entre nacionales
3) Historia de los social→ fundada con lo económico para formar un campo
especializado. Coincidieron desde historiadores académicos como el belga Henri,
Pirenne, historiadores orientados sociológicamente como Karl Breysig, sociólogos
interesados por la historia como M.Weber y algunos historiadores radicales y
socialistas.

Desde la década prodigiosa de los 30 ha habido varias oleadas de historiadores sociales.


La historia de origen popular, vista desde abajo, comenzó a florecer alrededor de los 50 cuando
la historiografía marxista pudo liberarse de los estrechos enfoques, que hasta entonces habían
orientado la historia política e ideológica del movimiento obrero. Esta historia no sólo ha
consistido en desplazar el interés desde las clases dirigentes a la vida de la mayoría de la
población, sino también estudiar la opinión popular; potenciar las historias demográficas y
cuantitativas, etc.
55

En los años 70 asistimos a una verdadera eclosión de los estudios sociales. No obstante,
éstos no se articulan en torno a una escuela concreta, pues existe una gran variedad y
diseminación de objetos de estudios. Y es que, en la historia social todo parece valer: teorías de
la sociedad, metodologías de investigación u objetos de estudio. Los límites entre esta historia
social y la historia de las mentalidades permanecen en muchas ocasiones oscuras y solapadas.
La historia de las mentalidades, como historia de estructuras de ideas, valores o creencias en
cierta manera intemporales, ha dejado paso a la explotación de culturas populares históricas.

Podemos incluir la propuesta microhistoria dentro de la oferta de la moderna historia


social. Procede de finales de los 70 y supone un giro radical frente al afán totalizante de la
historia. Opta por un individualismo metodológico absoluto, analizado desde el interior de
pequeños universos espacio-temporales, mediante estrategias conscientes que se aplican en el
terreno demográfico, microeconómico, social, etc. Se trata de una investigación de base
“ecológica” centrada en la relación sustantiva entre hombre y ambiente.

Por lo que respecta a Alemania, en la actualidad existe una pujante corriente dedicada a la
historia social o a la historia de la sociedad, la llamada Escuela de Bielefeld, que comparte
protagonismo con la historia de las mentalidades y la historia de la vida cotidiana y la misma
historia política. Debemos hacer una matización más respecto a una de las últimas tendencias
de la investigación histórica que intenta hermanar la historia política y la historia social:

- Historia política
➢ Una historia narrativa tradicional en la que la política domina la cronología de los
hechos;
➢ Una historia “desde arriba”, que sitúa en los equilibrios y cambios políticos su
propia clave explicativa y que también “identifica la historia de una colectividad
con los gestos conscientes de sus elites”
➢ También es posible concebir la historia política como una sociología del poder
que analiza los mecanismos de selección y el funcionamiento de las decisiones
de la clase dirigente
➢ También una historia política de amplio período que subraya, no tanto
acontecimientos y rupturas, como características culturales y rasgos duraderos.

Otro de los métodos y temas de actualidad en la historia social es la llamada


prosopografía, que fue formulada por Lawrence Stone. Según él, el método prosopográfico es
“una investigación retrospectiva de las características comunes de un grupo de muestra de
protagonistas históricas, mediante un análisis colectivo de un conjunto de variables acerca de
sus vidas”. De manera previa, hay que establecer un universo de análisis y luego formular una
serie uniforme de preguntas sobre las variables escogidas. Los diversos tipos de información
sobre los individuos comprendidos en dicho universo se combinan, yuxtaponen y examinan
para buscar variables significativas. El objetivo de esta herramienta metodológica es doble, ya
56

que se usa principalmente para abordar tanto el problema de las raíces de la acción política,
como el de la estructura y la movilidad social. Tiene un muy bien ambicioso propósito: “ hacer
inteligible la acción política, ayudar a explicar los cambios ideológicos o culturales, identificar
la realidad social, y describir y analizar con precisión la estructura de la sociedad, lo mismo
que el grado y la naturaleza de los movimientos que en ella se verifican”. Podemos considerar
dos escuelas dentro de la prosopografía: una elitista y otra de masas. A su vez, puede haber tres
estudios sucesivos:

1) Elaboración de simples listas con los nombres de quienes detentan cargos o títulos
2) Genealogías familiares
3) Dicciones biográficos completos

También tiene sus limitaciones y riesgos:

- Falta de datos o excesiva fragmentación de los mismos


- Errores en la clasificación de los datos, ninguna clasificación tiene validez universal
- Errores en la interpretación de los datos, sobre todo en cuanto a la significación de la
muestra estudiada y su comparación con la población total
- Cargar demasiado las tintas en el protagonismo de las oligarquías o elites
- No atender las ideas, prejuicios, pasiones, ideas, etc.
- Descuido del marco institucional en donde se desarrollan las sociedades.

2.6 Historia y Estructuralismo


El nacimiento y la influencia del estructuralismo no es un hecho reciente, abarca toda la
primera mitad del siglo. El camino fue marcado por Ferdinand de Saussure en 1916 y por C.Lévi-
Strauss en 1952. La historia empezó tímidamente a influir desde el campo de la antropología.
Por otra parte, el estructuralismo fue una auténtica moda en el conjunto de las ciencias sociales
allá por los años 60. Sin embargo, su recepción en la historia ha sido algo más tardía. La
relación entre el estructuralismo y la historia fue primero de enfrentamientos para pasar
después a los compromisos, en donde la historia se ha enriquecido, sobre todo, con los
procedimientos de la etnología, la lingüística y la semiótica.

A finales de los 50, Lévi-Strauss, el filósofo del estructuralismo, trabajó por aproximar la
historia y la etnología, aunque desde el primado de ésta sobre aquella. Se alejó de la
antropología funcionalista para considerar que la etnología y la historia tienen objetivos
comunes pero métodos diferentes: mientras que la historia organiza sus datos en relación con
las expresiones conscientes de la vida social, la etnología lo hace con las condiciones
inconscientes de la misma.

A comienzos de los 70 se produjo la conjunción de la historia y el estructuralismo. Con


todo, subsisten muchas ambigüedades como la cohabitación de muchas concepciones de
57

estructura, la desigual conciencia de las dificultades inherentes a la evolución del


estructuralismo y la diversidad de aspectos presentada por la producción histórica que se llama
estructuralista. En la mayoría de los historiadores se concibe la estructura como algo
descriptivo. Esta no es la estructura estructuralista, tal y como la entienden, por ejemplo, los
lingüistas o los etnólogos, que conciben la estructura como una arquitectura lógica inmanente a
lo real. Para hablar de estructura es necesario que tenga un carácter de sistema, de manera que
la modificación de uno de los elementos tenga repercusión sobre todos los demás; el modelo
estructural debe pertenecer a un “grupo de transformaciones”; debe ser posible prever de qué
forma reacciona el modelo en caso de que se modifique uno de sus elementos; y el
funcionamiento del modelo deberá dar cuenta de todos los hechos observados. La estructura
se caracteriza por ser totalizadora y autorreguladora.

Dentro del estructuralismo histórico podemos contemplar cuatro corrientes principales:

a) La braudeliana, que pretende conceptualizar grandes conjuntos humanos sometidos a


evoluciones de larga duración
b) La mutacionista, que analiza los estados estables de la estructura social otorgando una
mayor atención al paso de un estado a otro y situando el concepto de discontinuidad en
el centro.
c) La estricta obediencia estructuralista, que preconiza el trabajo sobre un corpus cerrado
y que recurre a la elaboración de modelos abstractos para forjar “lo pensable”;
trabajaron durante los 70 y 80 bajo la hégira de Lévi-Strauss o la semántica estructural
de Aragildas Julius Greimas, principalmente sobre mitos, textos y rituales
d) La antropología histórica, que pretende conjugar las corrientes ya citadas y de
integrarlas con la aportación de la historia cuantitativa y la historia de la vida material; su
objetivo último es establecer los comportamientos del pasado

Lo que se ha llamado el mutacionismo de M. Foucault ha consistido en dar la mayor


relevancia a las rupturas bruscas y a la emergencia de estructuras nuevas, a la discontinuidad.
La historia desplaza su interés desde las continuidades culturales hacia las coherencias
internas de los diferentes sistemas conceptuales y, sobre todo, hacia la transición de un
sistema a otro. Nueva concepción del documento, que debe ser desestructurado para descubrir
sus condiciones de producción, partiendo de la consideración de documento/monumento.
Todas estas cuestiones serán básicas para la cuestión posterior del análisis del discurso.

2.7 La Renovación Multiforme

→ Sociología histórica

Partiendo de la aportación weberiana de plantear explícitamente el análisis de la


pluricausalidad del hecho histórico y entender ese hecho como un fenómeno cultural. Pero
58

desde Weber hemos asistido a un divorcio entre la historia y la sociología. La sociología


histórica es un producto de la comunidad académica de los Estados Unidos, es decir, procede
del mismo ámbito en que reinó hegemónicamente una sociología intrínsecamente ahistórica, y
que reaccionaba, por una parte, contra la abstracción ahistórica de los herederos de la tradición
clásica de la sociología y, por otra, contra cualquier teoría que pretendiera poseer un alcance
universal como lo fue la teoría de la modernización, o la teoría neoevolucionista. La sociología
histórica no es la reacción contra la lectura ahistórica de la sociología clásica, sino también el
intento de responder, desde las dos principales ramas de la misma sociología al marxismo
como teoría histórica de la sociedad.

En sociología histórica pueden observarse dos direcciones:

1) El análisis macrosocial, realizado por durkheimianos que adoptan la teoría del sistema
social de Parsons y la aplican a casos históricos, para indagar las condiciones de
estabilidad del sistema, predecir perturbaciones y proponer medidas de profilaxis social
2) La historia comparada, compuesta por weberianos que interpretan y explican
causalmente determinados procesos históricos por medio de la búsqueda de
regularidades causales y utilizando la metodología comparativa.

Los rasgos más sobresalientes de la sociología histórica son las siguientes:

- El estudio de grandes procesos históricos→ procesos de estructuración de


sociedades en el tiempo
- El entender la relación entre la acción humana, personal o colectiva,
y la organización o estructura social como algo que se construye de
forma continua en el tiempo→ intento de asir simultáneamente los dos extremos
de la tradicional dicotomía entre acción humana y estructura de la sociedad
- El interpretar algún proceso que esté en el origen de la actual sociedad
- Estudiar sus procesos tecnológico, social o político
- La comparación

Podemos constatar dos estrategias de investigación dentro de la sociología histórica

- El método comparativo→ construye un modelo teórico general y lo aplica a un


determinado fenómeno histórico que sirve como ilustración de la teoría. Pretende ser
válido para una determinada sociedad y tiempo o aspira a una validez universal.
- La causalidad histórica→ pretende comprender por medio del análisis comparado
la génesis estructural de un determinado proceso o fenómeno histórico, siguiéndolo en
su específico proceso de estructuración como individuo histórico

Hay que constatar una cierta vuelta o recuperación de la sociología histórica de Marx y de
Weber con ciertos matices. La sociología histórica no aspira a construir una teoría general de
59

una sociedad total en donde las sociedades particulares son etapas de un desarrollo universal,
ni tampoco pretende aislar los diversos aspectos del comportamiento humano en una
acumulación inconexa de datos. Por el contrario, reivindica de nuevo el tiempo histórico como
una categoría fundamental del análisis teórico de la sociedad, intentando comprender la
relación entre la experiencia y la actividad personal y la organización social, como algo que se
construye continuamente en el tiempo; es decir, la conexión dinámica entre la acción humana y
la estructura social como una cuestión empírica de la historia mundial.

Esta nueva sociología histórica posee importantes similitudes con la historia teórica
preconizada por los marxistas franceses e ingleses y con el grupo de historiadores sociales
alemanes de la universidad de Bielefeld. Su denominador común es rechazar la aceptación
acrítica de metodologías y modelos teóricos de interpretación que no hayan surgido en
contacto con la investigación histórica concreta. Lo que identifica a estos historiadores es una
abierta defensa de una historia orientada teóricamente y un deseo de alcanzar una mejor
comprensión del significado, organización y límites del vocabulario conceptual utilizado.

→ Historia y antropología

La antropología es la ciencia del hombre considerado como parte del reino animal y como
miembro de una sociedad. Nos interesa más la evolución, desarrollo, estructura y
funcionamiento de las culturas humanas de todos los tiempos.

Las relaciones entre la Antropología e Historia resultaron muy parecidas a las que
habíamos visto entre la sociología y la historia: también la antropología tuvo episodios hostiles
para con la historia. La teoría antropológica se nutrió de tres importantes paradigmas a partir de
los años 50:

- El funcionalismo estructural británico


- La antropología cultural y psicocultural norteamericana
- La antropología evolucionista americana

Sólo a partir de los 60 surgieron otras nuevas antropologías mucho más interesantes para
la historia: la antropología simbólica, la ecología cultural y también el estructuralismo93. Algunos
historiadores abogan por un claro eclecticismo, por la utilización de varios enfoques
antropológicos, amén de un acercamiento al folklore, sin perder el referente final de la historia
social. Se ha denunciado que algunos historiadores se han dedicado a saquear las diferentes
modalidades de análisis antropológico, basándose en fundamentos teóricos irreconciliables o
despreciando todo problema teórico como si el uso de una metodología no implica tambíen
cambios en la interpretación de los datos históricos.

93 Éstas despreciaban a la historia


60

Tenemos que tener en cuenta que también existe una cierta oposición entre dos enfoques
conocidos respectivamente como ético y émico en cuanto al análisis cultural y que suponen
tipos de análisis complementarios, pero no isomorfos.

El análisis ético se preocupa por fenómenos que pueden ser identificados y estudiados
independientemente del juicio cultural de los nativos. El émico aspira a representar ordenada y
explícitamente los modelos cognitivos. La diferencia es metódica, donde se busca la
verificación de análisis: en el ético el punto de referencia para la verificación es la comunidad de
observadores científicos; en el émico son las respuestas de los propios nativos y etnólogo
utiliza la propia distancia que existe entre su propia cultura, y la que observa para evitar utilizar
sus propias categorías y reconstruir el sistema lógico de la sociedad estudiada. La oposición
ético-émico no es lo mismo que la oposición entre real e ideal: el análisis ético se ocupa del
comportamiento real de la gente, el émico investiga más que ideales. Busca modelos de
conocimiento, tanto de lo que se supone que sucede como de lo que de hecho sucede.

A. Burguière entendía la historia antropológica en su obra Diccionario de Ciencias


Histórica; La Nueva Historia como “Una historia de comportamientos y de hábitos… es acaso,
en su imprecisión, la expresión que mejor conviene para designar el campo cubierto por la
antropología histórica. Una historia de los hábitos para oponerla a la historia del
acontecimiento, de lo que no se produce más que una vez. Por el contrario, es la historia de lo
que nunca constituye una acontecimiento: gestos, ritos y pensamientos indefinidamente
repetidos. Pero también una historia de los comportamientos para oponer a la historia de las
instituciones al igual que a la historia de las decisiones”

La historia se volvió hacia la antropología en un momento de renovación teórica a manos


de C. Lévi-Strauss y su interés por las variaciones de los caracteres físicos del hombre y de la
escuela anglosajona. La antropología histórica, podríamos definirla como una historia de los
hábitos: físicos, gestuales, alimentarios, afectivos, mentales, etc. A pesar de los evidentes
puntos en común con la historia de las mentalidades, lo peculiar del enfoque antropológico
sería estudiar los fenómenos interiorizados por la sociedad a través de los cuales se define una
sociedad y una cultura.

Dentro de esta antropología podemos situar multitud de subespecialidades históricas,


muchas de ellas relacionadas con otras especialidades históricas:

- La historia de la alimentación o la historia del consumo, como fenómeno cultural,


económico, o como índice de nivel de vida.
- La historia del cuerpo, caracteres físicos de las poblaciones, historia de las
enfermedades y las epidemias, del comportamiento y organización de la sociedad por
sus costumbres, de los gestos y rituales
- La historia de la estructura y sensibilidad familiar
61

- La historia de los comportamientos sexuales, sexualidad extracoyugal, ilegítimos,


concepciones prematrimoniales, prostitución
- La historia de las mentalidades, las creencias populares, la vida cotidiana, cultura
minoritarias o perseguidas, el folklore, las fiestas, rituales, formas simbólicas, protocolo,
etc.

También hay que tener en consideración la llamada antropología económica, que tiene por
objeto el estudio de la organización y de la práctica económica en sociedades diferentes,
centrándose en las fuerzas productivas, relaciones de producción, modo de producción,
combinación de las fuerzas productivas con las relaciones sociales, formación social, etc., con
constante recurso a la historia, No hay que perder de vida la antropología política, consagrada a
la descripción y análisis de los sistemas políticos de las sociedades primitivas o tradicionales,
para estudiar las diversas instituciones y procedimientos que aseguran el gobierno de los
hombres así como los sistemas de pensamiento y los símbolos que lo fundamentan y
legitiman.

La fundamental renovación teórica se ha producido a través del desarrollo de la


antropología histórica. Ya que ni los estudios de la psicología social, ni la investigación de las
mentalidades sociales habían arraigado en Gran Bretaña, en la que existían áreas enteras de la
existencia humana que, o bien no han sido estudiadas históricamente, o nunca habían sido
entretejidas en la urdimbre social. la importancia de la contribución hecha por la antropología
social radica en el atractivo:

- De la interpretación teórica de los hechos, esto es de su interpretación e interrelación


frente a la síntesis descriptiva de los acontecimientos que en la antropología no es sino,
una tarea menor propia de la etnología
- Del atractivo de la superación de la especialización histórica, así como de su marcado
antieconomicismo

La antropología no solo ha ensanchado el campo de estudio de la historia académico,


sino que les ha proporcionado una técnica con la que enfrentarse con los problemas históricos,
ya que ésta se caracteriza por adoptar explicaciones paradójicas en lugar de las dictadas por el
sentido común.

Hoy en día las direcciones principales de la antropología histórica son:

1) Antropología Material y Biológica, referente a la historia del cuerpo, actitudes con


respecto a la vida y la muerte, a la sexualidad, los hábitos alimenticios.
2) Antropología económica, comprender la génesis de las actitudes económicas y sus
transformaciones, y en concreto, poner en evidencia las limitaciones culturales que
inhiben la innovación técnica y su aplicación, lo cual impide el despegue de la
producción. Estudio de las economías primitivas, las características por la
62

maximalización del provecho. Se describen sociedades en las que la vida económica no


determina el conjunto del proceso social, sino que es la superestructura sometida a
objetivos sociales, éticos o religiosos, pongamos por caso.
3) Antropología social, los historiadores han caído en la cuenta de la importancia de la
familia como célula de reproducción biológica; no obstante, gracias a la antropología
social anglosajona y a la estructura de Lévi-Strauss, se ha vuelto a introducir el universo
del parentesco en el campo del análisis social. La debilidad del Estado y la disolución del
tejido social propicia la reactivación de los vínculos de parentesco: constitución de
poderosos linajes, agrupamiento de familias.
4) Antropología cultural y política, la antropología ha conquistado la historia desde abajo,
con las formas más sencillas de la vida cultural: creencias populares, ritos de la vida
cotidiana, vida religiosa, discursos, míticos, etc. Los comportamientos menos
argumentados de una sociedad como los ciudadanos del cuerpo, las formas de vestirse,
la organización del trabajo, el calendario de las actividades cotidianas o los sistemas de
representación del mundo.

→ Historia y Psicoanálisis

El psicoanálisis tiene una potencialidad eminentemente histórica. Se articula sobre un


proceso, el retorno de lo reprimido, que pone en juego una concepción del tiempo y de la
memoria. El psicoanálisis y la historia tienen dos maneras diferentes de distribuir el espacio de
la memoria, piensan de distinto modo la relación del pasado con el presente: en el primero el
uno se reconoce en el otro miembro que en el segundo se sitúa a su lado. Sigmund Freud y Carl
G. Jung, concebían una historia basada en dos nociones: la evolución y la cultura. A través de la
evolución introducen la cuestión del inconsciente, la existencia de un pasado psíquico que no
es igual al pasado histórico. Por la cultura, se acercan a los mitos y a las leyendas producidas
por la imaginación popular, y proponen interpretaciones del mismo modo que los sueños por el
método psicoanalítico, desvelando la naturaleza inconsciente de las producciones del hombre.

- Consideran lo patológico como una región en la que los funcionamientos estructurales


de la experiencia humana se exacerban y descubren
- Modifican el género historiográfico introduciendo en él la necesidad para investigador de
poner en claro su propio lugar
- Descubren en acontecimientos decisivos los puntos de constitución de las estructuras
psíquicas.

La doctrina de Freud ha dado lugar a corrientes más de inspiración psicológica que


propiamente psicoanalítica:

1) Interés por la biografía, bien como psicobiografía o bien en su versión llamada


psicohistoria
63

2) Interés por el sueño, el psicoanálisis ha vuelto a las configuraciones simbólicas que


articulaban las prácticas sociales en las civilizaciones tradicionales. Tuvo un interés por
la persistencia y la remanencia de lo irracional, una dinámica de la naturaleza, la
pertinencia del goce.

→ Historia, antropología, psicología: historia de las mentalidades

A. Buguière afirmaba que la historia de las mentalidades no constituía tanto una


subdisciplina dentro de la investigación histórica, como un campo de interés y de sensibilidad
relativamente amplio y heterogéneo, y que esta misma característica explicaba su gran
capacidad de adaptación. La historia de las mentalidades choca con las mismas dificultades de
definición que habíamos tenido para concretar qué era la historia social.

La historia de las mentalidades, según una buena definición de Vovelle, es el “estudio de


las meditaciones y de la relación dialéctica entre las condiciones objetivas de la vida de los
hombres y la manera en que la cuentan y aun en que la viven… prolongación natural y punto final
de toda historia social”. La mentalidad se inscribe en un concepto más amplio, el de ideología.
A pesar de este contacto estrecho que debe tener la historia de las mentalidades con la social,
aquella es una historia más sensible, quizás a la diferencias regionales que a las diferencias
sociales. Se nutre de fuentes y métodos distintos, imponiendo, por tanto, la necesidad de un
contacto interdisciplinario. Dichas fuentes son tanto cualitativas como cuantitativas; se dedica
al estudio de la masa, al del único caso clarificador. Por lo demás, la larga duración también es
característica de la historia de las mentalidades.

La historia de las mentalidades procede de un doble cambio de perspectiva por parte de


los historiadores:

- En primer lugar, se produjo un mayor interés por elementos psicológicos de explicación.


Éstos pasó a aplicarse a la problemática de la psicología colectiva, dicho interés dejó de
limitarse a expresiones del espíritu humano consideradas, en cierto modo, superiores y
se extendió a los aspectos más cotidianas y prosaicos como la piedad popular, los
mecanismos de la formación educativa y la información, la percepción diferencial de los
valores, según los distintos grupos sociales.
- En segundo lugar, ya no se consideró a la psicología humana como un dato invariable o
constante, sino que los historiadores empezaron a verla como uno de los aspectos de
un cambiante contexto histórico-social global.

La acción de la historia de las mentalidades puede desarrollarse en cuatro contextos


distintos y complementarios: el cultural, el social, el psicológico o individual e incluso el
biológico. Todos estos elementos se funden en la vida cotidiana ante la que caben tres
actitudes fundamentales: la conformidad, la variación o la desviación.
64

En la formación de la historia de las mentalidades como especialidad, existe una amplia


prehistoria. La historia de las mentalidades permanecía en este primitivo estado todavía en el
nivel de la cultura o del pensamiento. El paso decisivo vendría después, al convertirse en una
historia de las actitudes, de los comportamientos y de las representaciones colectivas
inconscientes, que está en permanente contacto con la historia social.

Es evidente que también podemos rastrear en la historia de las mentalidades una relación
con la psicohistoria y el estructuralismo, con el inconsciente colectivo de C. G. Jung y el
estructuralismo de Lévi-Strauss. Pero si hay que reseñar la influencia de la psicología en la
formación de la historia de las mentalidades, también hay que precisar que la psicología, no ha
aportado técnicas ni instrumentos de trabajo a la especialidad de la historia de las
mentalidades. Su aportación está en la línea de inspirar problemáticas, de plantear cuestiones
de nuevo tipo. Así, el análisis histórico de las mentalidades colectivas se basa en su ubicación
en el ambiente, el contexto histórico-social que les corresponde. Muchos historiadores tienden
a incluir los estudios de psicología colectiva dentro de la órbita de la historia social. Tampoco
hay que descartar el papel de la demografía como reveladora de las mentalidades, sobre todo
en la época del predominio de la historia económica y demográfica. También está la posible
influencia de la filosofía acerca de la vida, de la muerte, etc. Por otra parte, también podemos
incluir en el verano de las mentalidades el tema de la religión popular, los intermediarios
culturales o los demiurgos del mundo social, la sociabilidad, el redescubrimiento de la fiesta,
etc.

El campo de la historia de las mentalidades colectivas, para por una doble perspectiva:

- La reconstrucción del utillaje mental, de las estructuras mentales propias de las


distintas clases y grupos de determinada sociedad.
➢ Interesa el estudio de la organización, contenido y métodos de enseñanza, el
acceso diferencial según clase social a las instituciones educativas, la vida
universitaria, la formación de academias, modas científicas, etc.
- La definición de los climas de sensibilidad, o coyunturas mentales cambiante
➢ Hay que considerar todo lo referente al libro, a la prensa y a la correspondencia.

El territorio de la historia de las mentalidades no deja de extenderse y todavía no ha


tocado todos los temas posibles. En un primero están los temas preparados por las historias
económica y demográfica. Pero también están las variaciones somáticas, la alimentación, la
salud y la enfermedad, la delincuencia, la sociabilidad, fiestas, el miedo, los mitos sobre la
historia reciente, religión popular, alfabetización, etc.

La historia de las mentalidades oscila entre diversos niveles: el individuo, la familia, la


clase social, la categoría socio-profesional, el círculo artístico, etc. También hay que tener en
cuenta el concepto gramsciano de hegemonía de origen marxista, por el cual la ideología del
grupo o clase dominante constituye, a su vez, la ideología dominante de esa sociedad en su
65

totalidad, lo cual no resta interés al estudio diferencial de mentalidades según capas o grupos
humanos de dicha sociedad.

También dentro de las mentalidades siempre colectivas cabe el estudio del mundo
espiritual, o como Bennassar calificaba, el universo de la creencia. En muchas de estas
cuestiones se plantea un muy estrecho contacto de la historia con el folklore.

Dentro de las mentalidades podríamos considerar el estudio del fenómeno religioso o la


llamada historia religiosa. Pero más bien se habla de una historia religiosa renovada. En ésta
han confluido tres movimientos distintos: una historia literaria de las doctrinas, una sociología
religiosa y la historia económico y social. La relación entre la antropología y la historia religiosa
se establece como el conocimiento del hombre religioso. Es ésta una visión parcial sobre la
totalidad del existir humano, pero a la vez de las más captadoras, sobre todo en la Edad
Moderna, por cuanto toda vida religiosa, expresa lo humano casi en su medida más elevada y
enérgica. El fenómeno religioso está comprendido en la larga duración, y quizás es el más
estable. El material para el estudio de lo sagrado ha sido muy abundante.

A esto hay que añadir la piedad popular, el análisis de la pobreza, de movimientos


mesiánicos y heréticos, profetismo, brujería, lo diabólico. Los cambios religiosos no se explican
más que admitiendo que los cambios sociales producen en los fieles modificaciones de ideas y
deseos, que se ven precisados a modificar las distintas partes de su sistema religioso. Lo que
interesa al operador es la relación que mantienen estos enunciados con el tipo de sociedad, o
de cultura que dan cuenta de los mismos. De esta forma, se han convertido en síntomas, signos
de algo distinto de lo que pretenden decir.

Hay una relación directa entre la iconografía e historia de las mentalidades, o más bien un
debate entre historiadores, historiadores del arte, etnólogos y semiólogos. Aquí se tiene la
historia del arte tradicional, la iconografía cualitativa de élites, el folklore, la etnografía, la
iconografía, etc.

Vovelle afirmaba que “la iconografía pone a disposición de los investigadores una masa
considerable de documentos con lo que les permite alcanzar grupos sociales más extendidos
como también percibir actitudes diferentes”.

Puede existir una interesante relación entre la historia de las mentalidades y el derecho. El
historiador que observa el funcionamiento de una sociedad en un momento relativamente
estable en su evolución, ve al derecho como revelador de las reglas de tal funcionamiento.
Entonces necesita saber sólidamente los principios del derecho escrito y de todo derecho
institucional, las costumbres efectivamente vivas que tengan alcance social, la medida real de
aplicación de las reglas destacadas, y la medida de su aceptación socio-psicológica. El derecho
no sólo existe en los textos, más bien surge por el impulso espontáneo de las necesidades
colectivas, sentidas de manera distinta según el estado de toda clase de técnicas: materiales,
66

económicas o intelectuales. El derecho es un producto de la Historia, y como no existen


elementos pasivos en el complejo histórico, el derecho modela las mentalidades. Al forjar las
mentalidades, refuerza su eficacia, y a través de ello, las estructuras que consagra. Las mismas
formas de aplicación de un derecho derivan en gran parte de la historia de las mentalidades.

Un peligro que puede incurrir la historia de las mentalidades es considerar que los más
importante que mueve la historia son los productos del pensamiento y que además, no nos
damos cuenta de que éstos no pueden separarse de la existencia material de los individuos
humanos.

→ Historia, demografía, antropología, sociología: historia de la familia.

El estudio de la familia ha sido y es una referencia de varias ciencias sociales además de


la misma historia: de la demografía, de la antropología, de la sociología… En la historia de la
familia han confluido tanto historiadores cuantitativas, de la sociedad, de la demografía, del
derecho, de la religión, de las mentalidades, como otros especialistas en otras ciencias
sociales. Tenemos el desarrollo de la antropología histórica, que pretendía reconstruir la
historia social a partir de las unidades elementales que son la familia y la parentela. Por otra
parte, se ha analizado la compleja articulación entre demografía, economía y sociedad. Por
tanto, la historia de la familia ha posibilitado la aproximación interdisciplinar y se ha constituido
como un aglutinante de un estudio total de la historia. No obstante, la historia de la familia sirve
para reproducir el sistema social puesto que si pretendemos comprender y analizar el
funcionamiento del sistema social, la familia es una institución básica de dicho funcionamiento.
Para muchos especialistas la historia de la familia es una de las principales áreas en el actual
avance de la historia social.

En un principio, sólo era posible conocer la historia de las grandes familias, muy bien
documentadas. A partir del desarrollo de la historia serial, la historia de la familia se convirtió en
un amplio y renovado objeto de investigación. En los orígenes de dicha conversión se
encuentran en los años 50, tanto la empresa solitaria de Ph. Ariès, como la colectiva de L. Henry
y P. Goubert y sus colaboradores en la elaboración de los nuevos métodos de demografía
histórica.

Así, la historia de la familia se vio como un apartado o aportación típica de la demografía,


y la primera aproximación de los franceses a lo familiar fue puramente biológica. A través de los
registros parroquiales empezó a comprobarse utilizando métodos cuantitativos, también se
podían rastrear las mentalidades, la práctica religiosa, etc. Pero fue en Inglaterra, a principios de
los 70 cuando empezó a tomar fuerza la idea de que la familia constituía un campo amplio de
investigación, en incluso se planteó como la dirección por donde renovar la misma demografía
histórica. Tenemos el Grupo de Cambridge de Laslett y Wrigley, quienes empezaron a analizar la
familia como grupo doméstico, tendiendo a considerar que la familia nuclear era muy antigua,
67

surgida ya en la Edad Media. Además, la familia era espacio de vida privado, de solidaridad de
intereses, sentimientos y objetivos.

Otro camino de aproximación fue el proveniente de la antropología histórica. El trabajo de


los antropólogos ejerce una gran influencia sobre la misma historia social desde el
planteamiento de que la familia, aparte de tener que ser estudiada en sí, es una unidad
significativa en el análisis de la sociedad. Dicha influencia antropológica más la inglesa y la del
ya clásica Ariès, provocaron la eclosión de una serie de seminarios y cursos sobre la familia en
Francia e Inglaterra en los años 70, sin olvidar que en los Estados Unidos también se cultiva
este interés, si bien con influencias más anejas a la sociología que a la antropología.

Esta especialidad a su vez comprende cuatro líneas de desarrollo bien definidas: una
prehistoria, una demográfica, otra por los sentimientos y otra desde la economía doméstica.

La aproximación demográfica nació a mediados del siglo XX al calor del método de


reconstrucción de familias, inspirado a su vez en los métodos de las ciencias naturales y de las
ciencias sociales cuantitativas, y sus fuentes prioritarias fueron los registros parroquiales y
censales.

El enfoque a través de los sentimientos, parte de la consideración de la familia como idea


más que como realidad, y a ella se han aplicado investigadores tan conocidos y prestigiosos
como Ariès, Shorter, Stone y Flandrin. Muchos autores han escrito la historia de la familia desde
los sentimientos considerando que la evolución final de la familia tiende hacia una mayor
valoración del afecto. Sus preocupaciones se centran en el estudio de la aparición de las
relaciones sociales-familiares modernas, en el estudio de la vida privada, vida doméstica, en el
análisis de la creciente autonomía y cohesión de la familia y en el desarrollo del individualismo.
La aproximación por los sentimientos resalta el papel de los factores culturales como
explicación suficiente del cambio familiar, y presenta muchos puntos en común con la historia
de las mentalidades.

La aproximación por la economía doméstica trata de interpretar las unidades familiares y


las familias en el contexto del comportamiento económico de sus componentes, siguiendo la
influencia metodológica de la sociología y de la antropología. Se dedica al estudio de las
relaciones económicas entre los miembros de una familia y de éstos con la sociedad, de las
formas y condiciones en las que los recursos quedan a disposición de la familia y sus
miembros, de las estrategias para engendrar y explotar recursos, relaciones de poder, etc. En
esta aproximación adquiere protagonismo el análisis de los mecanismos de la herencia.

Dentro de los estudios sobre la familia está:

- El análisis de la transformación de la vida familiar, de sus comportamientos, ética,


funciones, el estudio de las estrategias familiares, etc
- El establecimiento de los modelos, tamaños y estructuras familiares
68

- Los sistemas de transmisión de bienes


- Sistemas de reproducción, formación de la pareja, el matrimonio, la infancia, la mujer, el
mundo de los criados, amén de los datos demográficos, relaciones domésticas,
relaciones de parentesco, de vecindad…

También pueden contemplarse otras cuestiones como el patriarcado, el matrimonio por


conveniencia o por amor, si las familias están centradas en los adultos o en los niños, la
prohibición del incesto, la casa como lugar de trabajo o lugar de consumo y descanso, si el
tamaño de la familia se corresponder con la riqueza de la casa, etc., y establecer el mundo de
las diferencias regionales.

Pueden considerar la familia como un proceso, la naturaleza del grupo familiar, normas de
exogamia, modelos culturales y religiosos de matrimonio y familia, costumbres hereditarias,
modelos matrimoniales, prácticas de crianza y adopción, trato de los ancianos… Tampoco
deben faltar los estudios sobre linaje y familia y hay tenemos los sistemas de consanguinidad:
bilineal o descendencia cognaticia; patrilineal o agnaticio.

2.8 Los Últimos Cuestionamientos del Método Histórico

→ Historia cultural-intelectual y de la cultura popular

La historia cultural, la historia intelectual, la historia de las ideas… Hay muchas maneras
de definir una especialidad histórica muy amplia y a la vez todavía muy imprecisa, que sufre
varias denominaciones según las lenguas y nacionalidades. Cada historiador de esta
especialidad posee propias denominaciones. Tampoco hay homogeneidad en los contenidos.

La historia intelectual puede:

- Cubrir el conjunto de las formas de pensamiento, individuales o colectivas, filosóficas o


comunes, inventadas o recibidas, conceptualizadas o actuadas
- Abarcar ideas y mentalidades, pensamientos y sensibilidades, lo individual y lo colectivo,
lo intelectual y lo cultural…

Estudia la encarnación de una idea, sus significados, el uso que de ella se hace:

- El momento creador y activo


- El estudio horizontal diacrónico, de una obra en la historia del género o saber específico
- El vertical y sincrónico que relaciona dicha obra con el resto de las producciones
culturales contemporáneas, en el campo social global.

Se trata de una disciplina ya antigua, e incluso podemos remontar sus orígenes al


Renacimiento, a las narraciones históricas sobre artes y letras, en un principio, bibliográficas,
para pasar después a los modernos prototipos de historia cultural entre los que destaca la obra
69

de J. Burckhardt, de mediados del siglo XIX. Tras la Gran Guerra, la historia de la cultura y de las
ideas se configura como una disciplina histórica que influye sobre la renovación general de la
historias. Las historias fueron elevadas al rango de fuerzas dominantes en la historia. Ahí están
sus influencias sobre la historia del sentimiento religioso o de la piedad; la cultura popular; la
historia de la filosofía, etc. Hasta los años 70 no se percibió que el triunfo no había sido
completo. La historia de la cultura tuvo que renunciar a sus pretensiones de ser sintetizadora de
todas las disciplinas históricas. De hecho, los historiadores del Arte se refugiaron en
metodologías y departamentos distintos a los de la historia.

También fue la época de influencia de Annales. Los historiadores de la cultura intentaron


defender su terreno a base de ampliar la definición de cultura, incluyendo en ella todo el campo
de la larga duración del paradigma de Annales. Existe una cierta crisis de esta historia cultural,
que ha sido excluida de la nueva historia como anecdótica, no serial. También se le ha acusado
de excesivo esquematismo en la aplicación de conceptos, sobre todo en el pensamiento
político; o el peligro de causalismo pansocial es decir, las ideas son el producto automático de
las condiciones socio-políticas.

Dentro del amplio marco de la historia cultural hay que considerar la dialéctica entre la
cultura popular y la historia intelectual. Podemos considerar a la misma como una de las
fructíferas incentivadas a su vez por la eclosión del movimiento de la historia de las
mentalidades. Es una temática nueva que experimenta una fuerte renovación al socaire del
resto de las metodologías históricas.

La idea de cultura popular surgió a finales del siglo XVIII con el famoso escritor alemán
J.G. Herder. Lo novedades de este escrito y en todos los que le siguieron, era considerar este
acervo de canciones, historias, teatro, proverbios, costumbres, ceremonias, etc., como parte de
un todo que expresaba el espíritu de un pueblo. Se produjo el descubrimiento intelectual de la
cultura popular por razones estéticas e incluso políticas. No obstante, la cultura popular no ha
tenido un interés meramente académico: catervas de aficionados se han dedicado al estudio de
algún aspecto de la cultura popular, del folklore. La cultura popular como tema histórico
adquiere carta de naturaleza plena en los años 70. Coincide con el interés mayor por el estudio
de los grupos oprimidos y minoritarios o por la cultura suboficial: magia, folklore, tradición oral.
Como precursor también habría que contar con la figura de A. Gramsci, quien en sus “Notas
desde la cárcel” había introducido el tema de la cultura popular en el pensamiento marxista.

El interés por la cultura popular no procede de ninguna escuela o país en concreto ya que
puede cultivarse en cualquier parte. Uno de sus mayores peligros es el localismo, el no ver más
allá del propio campanario: aunque existen modelos y variedades locales, el sustrato de la
cultura popular es muy amplio y abarca grandes zonas que no suelen coincidir con las
entidades políticas al uso. El campo de la cultura popular está en la literatura, estudios,
iconográficos e iconológicos, carnaval y cuaresma, las fiestas, brujería y magia, etc.
70

Collini considera que la historia intelectual es parte de la historia y como tal, su papel es la
comprensión de las “ideas, pensamientos, argumentos, creencias, supuestos, actitudes y
preocupaciones” que juntos constituyen la vida intelectual o reflexiva de sociedades pretéritas.
Esta vida intelectual está unida a la vida política, económica, etc.

En el método de la historia intelectual prima la propia consideración del texto o


documentos históricos: mientras para el resto de las historias es un medio para el
conocimiento de su especialidad, para el historiador intelectual el texto es un fin en sí mismo.
La historia intelectual bebe de las aportaciones de otras disciplinas que contribuyen a sacarle
mayor jugo a los textos: la literatura y su crítica, el análisis filosófico, la política, etc. La historia
intelectual tiene confusas fronteras con otras disciplinas. El historiador intelectual es “un
consumidor más que un productor de métodos”. La historia intelectual rompe con la
concepción exclusivamente de que en la historia lo realmente importante es el ejercicio del
poder o lo que verdaderamente mueve la historia son las masas. Con todo, es una historia
elitista, de minorías que influyen en la historia. Es una historia idealista, las ideas se desarrollan
en referencias a otro marco humano. Además, juega continuamente con varias dicotomías:
elite-masa, erudito-popular, ideas-sentimientos, analítico-simbólico, racional-religioso, etc. Sus
fuentes principales son: discursos científicos, filosóficos, críticos, académicos, etc. La historia
intelectual toma sus herramientas conceptuales y metodológicas de muchas fuentes. Su
máximo peligro es que incurra en el anacronismo, al actualizar demasiado las ideas a las de
nuestro entorno contemporáneo.

Cada vez parece menos válido el reparto entre una historia intelectual vinculada a los
pensamientos de las elites y una historia cultural enfocada a las mentalidades comunes, con
enfoque colectivo y tratamiento estadístico de materiales anónimos no considerados en su
individualidad. La oposición erudito-popular no puede servir de principio a una distinción entre
historia intelectual e historia cultural.

Dentro de la historia cultural cabe hablar de la historia de lo imaginario. En el estudio


histórico del dominio de lo imaginario, la historia se encuentra en contacto con la antropología o
el psicoanálisis, y presenta grandes puntos en común con la historia de las religiones, de la
literatura, del arte… Su campo preferente son la Edad Media y la Moderna. Esto supone que
cada cultura, cada sociedad o cada nivel de la misma tiene su imaginario. El límite entre lo real y
lo imaginario es variable aunque parte de experiencias comunes y universales. Lo imaginario,
como objeto de historia. “ se basta menos que nadie a sí mismo”. Las representaciones de una
sociedad o época forman un sistema articulado con todos los demás, todos modos de
comunicación. Se trata de reconocer el rango de lo imaginario en el deslizamiento continuo de
todos los sistemas, siguiendo una definición estructural de la historia, teniendo en cuenta que lo
imaginario ha estado siempre socialmente diversificado. El estudio de lo imaginario ha
degenerado en la elaboración de una historia literaria o estética.
71

La viena historia intelectual fue siempre terreno propicio para las formas más extremas
de fragmentación que conducían al inmanentismo, dando lugar a que dicha historia intelectual
se diversificará en una historia de la ciencia o ciencias, en una historia de la tecnología, del arte,
de la literatura, etc., sin que ningún historiador las relaciona en una visión homogénea de la
cultura para integrarla en un análisis de la sociedad. La concepción de la historia cultural ha
experimentado varios bandazos, desde una mera consideración de lo cultural es un
epifenómeno, una superestructura hasta la exageración del panculturalismo, de que las
representaciones mentales son el motor fundamental de la historia. La historia cultural roza o
interfiere la historia de las mentalidades. Hoy en día, la consideración de que la cultura y la
ideología son vitales para la esencia misma del cambio histórico, ha favorecido la aparición de
estudio muy estimables de historia social-cultural.

Pero a la crisis de la historia de la cultura ha venido después a sumarse la crisis de la


historia social misma, lo cual la ha beneficiado. Esto es así, debido que al cuestionarse el
prestigio de ésta, las posibilidades de buscar su propio camino son mayores en la otra.
También se ha aplacado la amenaza de absorción de la antropología con respecto a la historia
de las ideas. Los propios historiadores de las ideas han moderado y ajustado sus pretensiones.
Se buscan modelos y relaciones lingüísticas que los definen. Entre los retos de la historia
cultural está el de resolver la oposición entre la producción y la recepción. Puede hacerse si
consideramos al consumo como otra especie de producción, por la cual se inventan nuevos
significados. Por otra parte, los conceptos filosóficos, las categorías psicológicas, las formas
culturales son temporales y discontinuas, no se puede caer en la trampa de la continuidad de
las palabras.

Actualmente la historia cultural se está asimilando a la llamada Begriffsgeschichte o


historia de los conceptos, que tiene la virtud de una perfecta colaboración con la historia social
y política.

→ Historia de los conceptos

La Begriffsgeschichte o Historia Conceptual, se relaciona más con la filosofía para


sustentar teóricamente su esfuerzo por definir, y establecer a la Historia Conceptual como parte
metodológicamente autónoma de la investigación histórica. R. Koselleck, W. Konze y O.
Brunner , consideraban la Begriffsgeschichte como una historia de las ideas instruida y
94

transformada por los métodos y temas sociohistóricos que se concentran en el estudio del
desarrollo de las palabras, especialmente significativas durante un largo periodo de tiempo.
Suponía una superación de la tradicional historia de las ideas, relacionada más con la historia
social.

94 Sus inspiradores
72

En la actualidad, la Begriffsgeschichte se presenta como un método sofisticado dedicado


a la crítica de fuentes, y que se basa en el análisis concienzudo de la utilización de los términos-
conceptos sociales o políticos más destacados y significativos, o cualquier expresión básica de
contenido social o político. El interés no se sitúa tanto desde la perspectiva de la historia de la
lengua, como del estudio de la terminología sociopolítica y su aplicación par la comprensión de
los procesos históricos. El esfuerzo de clarificar los conceptos históricos debe llevar también a
la comprensión más profunda de la historia social. Por otra parte, la Begriffsgeschichte pretende
conjurar el peligro del anacronismo conceptual, la aplicación inconsciente o poco mediata al
pasado de conceptos y expresiones de nuestra actualidad. Parte de la convicción de que la
realidad social del pasado sólo podrá ser aprehendida después de haber acometido la empresa
de recuperar la significaciones de los conceptos de ese pasado. Utilizar los conceptos
modernos es aplicar un prejuicio al estudio histórico. La historia sólo es historia cuando ha sido
conceptualizada.

Este análisis de los conceptos del pasado no se realiza de manera estática, pues también
se ocupa de estudiar los cambios que se producen en esas conceptualizaciones, al socaire del
resto de los hechos históricos. La historia de los conceptos puede suministrar elementos muy
valiosos para la historia social, ya que sin conceptos no hay sociedad , y los conceptos se
basan en sistemas sociopolíticos. Los conceptos vienen a ser “registros de la realidad y, a la
vez, factores de cambio de la propia realidad”. Los conceptos también son parte de ese
contexto.

Los Begriffsgeschichte es una parte de la investigación histórica que posee un método


propio basado en:

1) Análisis de crítica histórica: investigar en los textos el uso de las palabras en sus
ámbitos concretos para desvelar sus significaciones políticos y sociales
2) El principio diacrónico: hacer un seguimiento de las diferentes variaciones de contenido
de un concepto a lo largo del tiempo
3) El análisis semasiológico y onomasiológico: interpretación de la variedad de significados
que puede tener una palabra o la variedad de significantes para un determinado
concepto.
4) La distinción entre palabra y concepto
5) La historia se plasma en determinados conceptos y se convierte en historia en cuanto es
entendida

→ Historia y lingüística: el análisis de discurso

M. Vovelle realizaba una reflexión: “Es verdad, a medida que se avanza en el tiempo, se
hace cada vez más difícil distinguir esta lectura elemental que hace del texto literario el simple
reflejo de la práctica social del tiempo, y es nuestra responsabilidad descifrar las significaciones
latentes de un discurso más complejo, por lo tanto cargado de prejuicios múltiples”.
73

Para llegar a esas significaciones, algunos historiadores se han acercado al campo de la


lingüística para obtener allí las herramientas suficientes en esta búsqueda. No obstante, otros
compañeros de profesión han visto en la irrupción de la lingüística en la historia una amenaza.
En indudable que la relación entre aquella y ésta es todavía es un camino escasamente
recorrido a pesar de la fuerte influencia de la lingüística en el campo de las ciencias sociales.

En el terreno de la historia los efectos de este llamado giro lingüístico han sido tardíos y
prometen ser útiles en el examen de cómo se elaboraban los discursos históricos
legitimadores. Las formas de abordar los textos seleccionados como fuentes varían según la
actitud del historiador. Sólo interesa el contenido, explotado de forma cualitativa. Pero en la
medida en que se tenga algún conocimiento teórico y técnico de la lingüística aparecerán
nuevas posibilidades, desde un análisis temático más riguroso hasta el estudio del mismo
discurso, de la estructura lingüística de los textos en el sentido de captar la función del discurso
estadio con relación a determinada ideología.

El discurso es “un proceso social de formulación , difusión y asunción de un determinado


tipo de enunciados que pueden ser, o no, resultado del desarrollo de un determinado saber”. El
discurso histórico se desarrolla dentro del mismo proceso de instauración del saber histórico, y
para la implantación de ese saber se hizo preciso concebir un nuevo tipo de objetos: los
documentos históricos.

Tradicionalmente, los historiadores se han servido de las fuentes escritas para obtener
datos que conforman su conocimiento histórico y elaborar así con ellos su producción
historiográfica. El texto se reducía a ser un simple medio para conseguir referencias históricas,
un medio pasivo y transparente que mostraba de manera directa y evidente su sentido. El
desarrollo de la lingüística moderna ha venido a cuestionar en su raíz la ingenuidad de esta
consideración sobre el texto y la del método que se utilizaba para obtener información de
dichas fuentes. El mismo texto se ha convertido en la actualidad en objeto autónomo de
investigación.

En sus comienzos, el análisis del discurso emergió en varias revistas especializadas y en


diferentes institutos y programas de investigación en Francia. Debemos advertir que se había
llegado a este estudio analítico del lenguaje desde diversas perspectivas lingüísticas, históricas
y sociológicas. La misma escuela francesa de los Annales había abierto nuevos horizontes a
este respecto al propugnar el estudio del denominado por Labrousse tercer nivel, que se
ocuparía de lo cultural, de las formas de conciencia y de lo ideológico. Ello supuso un
importante cambio cualitativo con respecto a la denominada historia intelectual, historia
centrada en la investigación de la originalidad e influencia de un autor particular y de sus ideas.
Otro concepto viene a marcar este cambio de perspectiva: el de mentalidad, concebida como
representación, en sí misma autónoma, de los fenómenos objetivos. Febvre y Bloch comenzaron
a relacionar el desarrollo de este proyecto de historia de las mentalidades con los análisis
74

lingüísticos realizados a través de la historia de las palabras y los conceptos. Tras la II Guerra
Mundial, la atención va a desviarse preferentemente hacia el campo de las disciplinas
económicas y demográficas en la historia. Todos los cambios de énfasis historiográfico
tuvieron su parangón en los cambios de atención en el campo de la investigación lingüística.

La confluencia de estos intentos de renovación metodológica posibilitará el primer


impulso para desarrollar los diversos elementos existentes del análisis histórico-lingüístico, y
para establecer una nueva problemática, la del análisis del discurso. El desarrollo historiográfico
de los métodos del análisis del discurso ha tenido en Francia un impulso que llega hasta
nuestros días.

En el ámbito anglosajón este objeto de estudio tendrá que esperar hasta los años 80 para
encontrar manifestaciones ya maduras. Las primeras escuelas en interesarse por estos temas
fueron las británicas British Below Movement e History Workshop, y la americana New Social
History. En ellas podemos hacer dos observaciones fundamentales:

- Ver como se aborda el tema del lenguaje en el contexto de la antropología cultural


- Entendemos que se han llegado a interesarse por estos temas como consecuencia de la
resaca producida por el debate marxiano sobre la Ideología y el Estado, lo cual da razón
de su esencial atención hacia las peculiaridades del material lingüístico y hacia los
efectos ideológicos inconscientes del discurso.

En Alemania no se dieron tales cambios teóricos y transacciones entre disciplinas, por lo


que la introducción del análisis del discurso vino a configurarse desde presupuestos distintos a
los franceses. Las causas principales que abocaron a esta peculiar situación radican en su
desconfiada aproximación a los objetos teóricos y a los propios logros historiográficos de la
escuela de los Annales. Ello era resultado de una actitud precavida con respecto al contexto
teórico francés, así como del aislamiento con respecto a los debates teóricos franceses y
occidentales. Por otro lado, el dominio de la problemática filosófico-hermenéutica había
producido una singular aproximación a los problemas del lenguaje, que se movían en el
horizonte teórico de la discusión sobre el historicismo. El método que más se emparenta con
los intereses teóricos del análisis del discurso es la Historia Conceptual. En los últimos años, se
ha producido una fuerte eclosión de estos estudios en el ámbito alemán.

- El primero de ellos es el proyecto de semántica sociohistórica de R. Reichardt, H, Jurgen


Lusebrink y H. Ulrich Gumbrecht
- El programa del análisis de símbolos colectivos de J. Link que tienen como objeto
común de estudio lo que podríamos definir como literatura elemental o
institucionalizada, esto es, la pura literatura sin pretensiones estilísticas, que no es lo
mismo que la literatura popular.
75

Ambos proyectos parte del concepto básico de discurso con el más amplio denominador
común entre los discursos específicos y se hallan a mitad de camino entre la
Begriffsgeschichte y el análisis del discurso, alimentándose directamente del estructuralismo
político de los años 60 más que del epistemológico-fenomenológico.

En España la recepción de este programa teórico también ha tardado en llegar. Su


influencia en el terreno historiográfico se dirigió en mayor medida, bien hacia el debate
historiográfico-político, o bien al conocimiento de las estructuras políticas relegando al
abandono cualquier interés por la denostada superestructura.

El tradicional concepto de discurso recibe este nuevo y especial estatuto epistemológico


a comienzos de los 60 en las obras de M. Foucault. Un estudio lingüístico de las condiciones de
producción de un texto haría del mismo un discurso. El análisis del discurso ya no se ocuparía
del lenguaje para alcanzar su sentido, sino que buscaría despejar sus condiciones de
posibilidad o producción para explicar su funcionamiento, y para ello se servía de diversas
teorías de la lingüística, del psicoanálisis, de la ideología. El análisis del discurso se convierte en
el punto de contacto entre la reflexión lingüística y las otras ciencias humanas. El discurso
aparece como el lugar privilegiado en que se descubre cómo una sociedad se representa a sí
misma a través de cualquiera de sus manifestaciones. Las insuficiencias de la misma teoría
lingüística para tomar como objeto teórico específico el nivel discursivo y dotarlo de un estatuto
epistemológico provocó la necesidad de una teoría del discurso al margen de la lingüística. El
análisis del discurso nace como tentativa de subsanar las definiciones del tradicional análisis
de contenidos y, es también resultado y consecuencia del contexto teórico del estructuralismo,
de la articulación de tres áreas de conocimiento científico donde se había introducido este
método:

- El materialismo histórico, en su versión althusseriana


- La lingüística estructural a través de la teoría de los mecanismos sintácticos y de los
procesos de enunciación y de una teoría del discurso como teoría de la determinación
histórica de los procesos semánticos.
- La teoría psicoanalítica del sujeto o de la sociedad

El objeto de estudio del análisis del discurso lo constituyen las prácticas discursivas
desarrolladas en una formación social y en un momento dado. Es la introducción de categorías
temporales la que dota al análisis de especialidad histórica. El resultado más directo de la
aplicación de estas nuevas metodologías históricas se ha operado en la revalorización de
determinadas fuentes históricas para el estudio de la historia social. El origen de estos cambios
ha sido provocado por la labor teórica de los historiadores de las mentalidades, quienes no sólo
propusieron una nueva forma de leer un documento sea cual sea, sino que provocaron un
cambio fundamental en la consideración y búsqueda de dichas fuentes. Todo era fuente para el
historiador de las mentalidades, por lo que su labor produjo una ruptura fundamental en las
76

jerarquías tradicionales de las fuentes para la investigación histórica. De esta quiebra se ha


servido el análisis del discurso para reivindicar una nueva visión de las fuentes documentales
textuales como objetos en sí mismos de investigación histórica. El texto se convierte en el
privilegiado objeto de estudio del método de análisis del estudio, pero, su desarrollo ha
descubierto el inestimable valor informativo de fuentes hasta entonces desdeñadas. El análisis
del discurso se puede aplicar a textos literarios, políticos y sociales de gran originalidad y
trascendencia histórica, pero también a un texto cualquiera olvidado por la historia tradicional
de las Ideas y de la Literatura, y puede resultar éste más revelador de las estructuras mentales
de la época. A través de la nueva lectura adquieren un valor otras fuentes impresas o
archivísticas.

Esta teoría del discurso no se basa en el sujeto, sino en un conjunto de discursos


concretos dominados por las mismas condiciones de producción. La primera fase de este
método se ocupa de la construcción de los corpus de textos para su análisis individual o
comparativo. El uso de técnicas lingüísticas para obtener una representación no superficial del
corpus discursivo constituiría la segunda fase del método.

→ Historia y narración: la nueva historia narrativa

No todas las expresiones de insatisfacción por la moderna historia social tienen el mismo
valor y significado. Una cuestión es intentar corregir abusos o volverse hacia algunas virtudes
olvidadas o poco practicadas; otra muy diferente es despreciar la interpretación social para
justificar una vuelta a los postulados más tradicionales de la historia positiva e histórica, y en
concreto a sus formulaciones más cómodas y menos comprometidas. Tampoco es igual poner
en cuestión o incluso desechar algunas teorías sociológicas que han resultado poco adecuadas
al trabajo histórico, que desprenderse, de toda preocupación teórica con el objeto de volver al
empirismo más romo. Aunque la historia social se ha implantado con fuerza en el panorama
historiográfico, no han dejado de surgir críticas y cuestionamientos, unos bienintencionados y
desinteresados, otros oportunistas e interesados.

Uno de los caminos de replanteamiento de la historia social ha sido la cuestión de la


historia narrativa la cual parece haber levantado últimamente un buen revuelo entre los
especialistas en historia. Este movimiento no ha surgido sólo entre los preocupados por las
cuestiones metodológicas, sino también entre los propugnadores de una nueva filosofía de la
historia. Por otro lado, durante los años 70 se puso de manifiesto un renovado interés por el
lenguaje historiográfico, que tuvo como consecuencia la revisión del enfoque nomológico 95;
frente a éste se subrayó el valor explicativo de la tradicional narración histórica, la dificultad de
separar la forma del contenido en la obra histórica y la variedad de estilos historiográficos: la
diferencia en el modo de conocer y exponer de la historia con respecto a las ciencias naturales

95 Enfoque que equiparaba la explicación histórica a la propia de cualquier otra ciencia, natural o social
77

o sociales asimilables a éstas. En nuevo interés por la narrativa es reformar el carácter


humanístico de la historia:

- Revalorizar el papel de las personalidades en la Historia


- La preferencia por los temas de historia cultural e intelectual
- La renovación de la historia política e institucional

No se ha podido evitar una mirada retrospectiva sobre los métodos y temáticas de la


tradicional historia narrativa e historia política, algo que se ha calificado como la moda de los
retornos. Una de las acepciones más simples de la palabra historia, es equiparar a un relato.
Algunos de los críticos cifran el resurgir de la historia narrativa en una forma de evasión que
pretende una historia neutra, sin ninguna carga ideológica, lo cual es una “falsa solución”. Otros
se despachan diciendo sencillamente que los historiadores narrativos sólo buscan un público
lector y aumentar sus ventas.

En el campo de las propugnadores, este tan polémico retorno ha tenido como uno de sus
principales y primeros formuladores al famoso historiador histórico británico L. Stone. En la
década de los 80 han surgido varios historiadores que han defendido un cierto repliegue hacia
los antiguos cauces narrativos. Hay que decir que no ha renegado de la perspectiva social que
tanto se ha cultivado en nuestro siglo, y que sólo han buscado enriquecer esta perspectiva
actual con otra retomada y reelaborada del pasado. Aquí cabría hablar más de una neonarrativa
que enriquece el moderno discurso historiográfico, que da una vuelta al pasado de la antigua
historia narrativa.

Si tuviéramos que definir en qué consiste esta nueva/vieja tendencia diríamos que esta
historia organiza sus materiales de forma descriptiva más que analítica y se centra en el hombre
más que en sus circunstancias; versa más sobre lo particular y lo específico que sobre lo
colectivo y estadística. También se desprende el hecho de que la narración no afecta sólo a la
forma de exponer, sino también al contenido y al método de la historia. Los historiadores
trabajan sobre discursos ya acabados, ideologizados, por lo que es difícil que después
pretendan narrar unos hechos sin aplicar ninguna ideología.

Stone justificaba este resurgir por un cierto cansancio con respecto al modelo
sociológico-estructural heredero tanto del marxismo como de Annales y de la cliometría. Este
cansancio a veces había degenerado en una desilusión por el determinismo económico-
demográfico de dicho modelo, de que éste relegara constante a un segundo plano los factores
intelectuales, culturales, religiosos, psicológicos e incluso políticos.

La férrea crítica que se ha ejercido sobre las técnicas cuantitativas y por sus abusivas
derivaciones informáticas también han contribuido a socavar esa historia social de la que
venimos hablando. En contra de este panorama ha resurgido un interés por los factores
culturales, políticos en incluso ideológicos que motivan una vuelta hacia la historia tradicional.
78

No descartando de entrada un tanto de neorromanticismo en este retorno, enumeremos otras


causas argumentadas por Stone:

1) “... el extendido desencanto con respecto al modelo económico determinista de


explicación histórica, lo mismo que a la clasificación jerárquica tripartita a que dio lugar.
La escisión entre la historia social, por una parte, y la historia intelectual, por otra, ha
tenido consecuencias bastante desafortunadas”. La cultura de grupo e incluso la
voluntad individual son agentes causales de cambio muy importantes, seguramente no
menos que la producción material o el crecimiento demográfico.
2) Reacción contra los cliometristas.

El refinamiento matemático al que se ha llegado ha excedido a la fiabilidad de los datos, la


utilidad de los resultados parece estar en relación inversa a la complejidad de la metodología
utilizada. Se propugna volver al principio de la indeterminación que no es otro que reconocer
que las variables que determinan la historia son tan numerosas que en el mejor de los casos
sólo es posible hacer generalizaciones de medio alcance con respecto a la historia.

Otra de las causas de la irrupción de la narrativa ha sido la sustitución de la sociología y


de la economía por la antropología, aunque ésta pueda ser a veces ahistórica. De hecho, la
nueva narrativa se identifica con el fenómeno francés de la historia de las mentalidades, aunque
en todo esto existe un claro precursor que es N. Elias. El contar un relato, el narrar de manera
circunstanciada y minuciosa uno o más acontecimientos, es una forma de recapturar algo de
las manifestaciones externas de la mentalidad del pasado.

Este regreso no puede hacer tabla rasa con la historia social de nuestro siglo y se realiza
con varias diferencias con respecto al pasado siglo:

- El interés por los sectores mayoritarios de la población en vez de por los poderosos
- El análisis se conjuga con la descripción
- El constante recurso a nuevas fuentes
- La exploración del subconsciente y la utilización de la conducta para la revelación del
significado simbólico de los fenómenos
- Componer el relato para ilustrar el funcionamiento interno de la cultura y de la sociedad
pasada.

Interesa la historia de la sociedad pero no ya desde la perspectiva exclusivamente


socioeconómica, sino también desde otros fenómenos como los políticos, la familia, el clan o la
nación, la delincuencia, la protesta popular, etc. Muchos historiadores socioestructurales han
derivado hacia la narrativa.

Otros historiadores han propugnado esta vuelta o nuevo desarrollo de la narración como
una plausible solución a la cada vez más complicada y especializada compartimentación de la
investigación histórica. La narración puede hacer de aglutinador, siempre y cuando el objeto
79

histórico a estudiar sea accesible, de tamaño razonable, homogéneo. Lo más fácil es aplicarlo o
a la política o a la biografía, y resulta muy difícil que una narración pueda integrar los datos de
una historia política, social, cultural, etc., eludiendo otros sistemas teóricos.

Stone interpretaba todo lo comentado sobre la historia narrativa como un verdadero


cambio en la historia. Hobsbawm matizaba mucho el alcance de este cambio. Para muchos
historiadores la vuelta al acontecimiento y al individuo no son fines en sí mismos, sino medios
ilustrativos de aclarar cuestiones más generales. La nueva tendencia a la historia narrativa más
que un cambio es una diversificación, una opción más de la moderna historia. Los historiadores
han ampliado su instrumento de trabajo hacia una visión microscópica que complementa la
telescópica. La nueva historia narrativa y su gusto por los hombres, por el pensamiento, las
ideas y los acontecimientos, es un buen complemento a las estructuras socioeconómicas.

También hay que tener presente que la historia política actual ya no es la misma que la
que se extendía en el siglo XIX. El concepto y objetivo básico de la historia política es el poder y
todo lo que éste conlleva o todo lo que lo explica. Para estudiarlo ya no bastan el mero estudio
de los acontecimientos, sino también rigurosos estudios cuantitativos o seriales y una
perspectiva a largo plazo, primando la consideración de las estructuras, del análisis social, de la
arqueología del poder, la reflexión previa sobre los mecanismos sociales del poder, las
relaciones entre el Estado y la sociedad, los gobernantes y gobernados, que se han llevado a
cabo por varias vías:

- Por la atención a la política como forma de sociabilidad y de cultura


- Por la aproximación antropológica de las instituciones políticas
- Por una reflexión sobre el papel de la ideología en la constitución del campo político
- Mediante investigaciones sobre la formación del Estado y su anatomía relativa en
relación con la sociedad civil

La historia narrativa como tal ha tenido muchas concomitancias con la historia de las
mentalidades, y en concreto con la corriente llamada microhistoria, muy cultivada en Italia y
cuyo máximo adalid ha sido Carlo Ginzburg. Esta microhistoria consiste en la investigación de
casos individuales con métodos casi detectivescos, que en última instancia repudian la
existencia de leyes generales a la historia en aras a conseguir un mayor efectismo literario.
Aunque la historia narrativa sea un intento laudatorio de aproximar history y story, hay que
ponerse en guardia contra la intromisión del relato de ficción en el relato histórico, como puso
en guardia R. Chartier.
80

Tema 3. Los métodos de la

historia: La investigación
1. Sin fuentes documentales no hay historia

1.1 Previo: el oficio del investigador-historiador


La Historia sigue un método científico que se ha enriquecido y complicado
extraordinariamente de aquí a algo más del último siglo. El oficio y el protagonismo del
historiador ha ido creciendo más allá del mecanismo de buscar las fuentes, criticarlas y
depurarlas y de agrupar coherentemente los datos obtenidos para alcanzar una síntesis.

El historiador debe atender a un conjunto de prescripciones y para que su conocimiento


sea adecuado. Así, la preparación previa del historiador es primordial. El historiador ha de
plantear hipótesis y verificarlas; debe observar y describir las fuentes; y debe explicar la historia
desde el mayor número de puntos de vista. Las fuentes no hablan por sí mismas y los hechos
históricos no son nunca ingenuos, revelan algo más de lo que se ve en su superficie. Hay que
interrogar a la documentación desde nuestras hipótesis e intereses.

Trabajamos con el instrumento de las hipótesis: suposiciones o conjeturas de las que


infieren consecuencias.

- Hipótesis de trabajo: proposición que da una respuesta tentativa a un problema, que


sirve para plantear de base una investigación.

La Historia es una ciencia de los porqués, de la búsqueda de razones que expliquen la


realidad pasada, que enfrenta hipótesis a los datos en una dialéctica constante que puede llevar
a su evolución. Plantear problemas y verificar las soluciones a las que se va llegando. Lo
primero ha de ser la hipótesis la que dirija, en primer lugar, la recolección de datos y la
preparación del plan de ataque sobre la masa de fuentes.

Los tres requisitos del método científico-histórico han de ser:

1) La construcción de la historia como ciencia depende de la solución a dos cuestiones:


- Cómo enunciar y comprobar la/s hipótesis
- Cómo garantizar la construcción teórica adecuada mediante generalizaciones,
modelos o simulaciones simplificadas y controladas.
81

Para ambas hay que tener dispuesto siempre el método comparativo, que rompe los
límites geográficos y cronológicos.

2) El historiador debe hacer explícitos sus procedimientos de trabajo, sus elementos de


argumentación y sus fuentes, para ofrecer la oportunidad de que sus conclusiones
puedan ser rebatidas.
3) Ninguna historia es definitiva e irrebatible: las fuentes pueden ser ampliadas y
reinterpretadas, las conclusiones pueden ser revisadas. Se puede seguir progresando
con la discusión y el debate, que va aportando nuevos elementos de juicio.

Según Thuiller y Tulard, hay que evitar ciertos inconvenientes, incluso trampas:

- Anacronismo→ Razonar excesivamente desde el presente, de la psicología


actual.
- Voluntarismo→ Empecinarse en demostrar una teoría, una doctrina, cargar
de ideología la realidad del pasado. Uso de hipótesis no flexibles.
Selección de los documentos más convenientes a nuestros fines y silencioso sobre
los comprometedores.
- Nominalismo→ Quedarse en el nombre, en la superficie de los documentos
y de los hechos, sin profundizar, sin sensibilidad, sin detenerse
tampoco en los grandes silencios.
- Creer que se sabe todo→ El historiador es limitado. Tiene que intentar
acotar lo que no se ve, las zonas oscuras, los márgenes inciertos, lo
que es difícil de comprender, para ensayar continuamente nuevos
caminos de búsqueda, nuevos interrogantes, nuevas fuentes…

Bloch decía que un documento es como un texto, que habla cuando le interrogamos. Así,
el historiador tiene mucho de detective, con unas hipótesis que debe verificar con evidencias y
preguntas a testigos. Debe llegar a una historia demostrable, científica. Debe buscar las causas,
con preparación, experiencia e imaginación. También hay que improvisar cuando es necesario…
y estar preparado para encontrar lo no buscado.

El arranque de la investigación histórica puede englobarse en una serie de acciones, a


saber:

- Selección de un tema, elaboración de un proyecto para abortarlo (esbozo)


- Establecimiento de un plan, una guía de trabajo, una orientación aproximada de las
conclusiones, un objeto histórico bien definido.
- Prever los momentos cognoscitivos y técnicos, previsión también de problemas que
puedan surgir.
82

- Atención a lo que se quiere conocer, a cómo conocerlo y a cómo se comprueba lo


conocido.
- Fijar límites cronológicos.
- Seleccionar fuentes de información.
- Conocer otras investigaciones afines, que nos puedan satisfacer o no.
- Tener en cuenta el nuevo arsenal metodológico

Las fuentes son básicas para acometer cualquier investigación histórica; pero no todo el
proceso de historiar se cifra en ellas. Existe el peligro del abuso documental y del positivismo,
ayunos de carga teórica-metodológica. En el conocimiento histórico basado en fuentes
encontramos la crítica externa e interna de las mismas y el establecimiento de los hechos sobre
los cuales las fuentes proveen de información directa.

El catálogo de operaciones de conocimiento no basado en fuentes es más extenso:

- Elección del campo de investigación


- Formulación de hipótesis o preguntas-problema
- Elección de fuentes para la investigación de dicho problema
- Lectura y descoficiación de los datos
- Establecimiento de los hechos sobre los cuales las fuentes no proveen de información
directa
- Explicación causal
- Establecimiento de leyes
- Interpretación
- Apreciación.

Las operaciones del método de investigación histórica. Son lógicas pero no sucesivas ni
obligatorias:

1) Elección del tema y justificación→ Por interés personal, pero relevancia


social o científica, por viabilidad, por originalidad. Es normal que
el tema se matice y acote conforme avanza la investigación
2) Formulación de hipótesis previas o primeras → Fijación y delimitación de los
problemas de partida, con sus primeras explicaciones o ensayos
tentativos. Construcción del modelo teórico necesario para llevarlo a
cabo. Previsión de variables. Jerarquía de ideas principales y
accesorias. Lectura de bibliografía especializada
3) Descripción y observación sistemática → Planteamiento de cómo se someterá las
predicciones96 a las verificaciones realizadas a través de experimentos, observación y

96 Hipótesis
83

mediciones97. Operaciones programadas, recolección de datos empíricos 98. Localización


de la documentación. Consulta y observación de fuentes 99. Análisis documental100.
Recurso al aparato teórico-crítico.
4) Validación o contrastación→ Comparación de los resultados obtenidos en el
análisis con las consecuencias que había deducido de sus hipótesis,
para considerar si éstas han resultado confirmadas o refutadas, en
todo o en parte. Si se comprueban, hay que tratar las consecuencias que traen para
el cuerpo del saber: cambios teóricos, extensión eventual de las conclusiones de la
investigación a temas o campos contiguos. Si se contradicen, se deben hacer
correcciones en el modelo teórico, incluso descartando algunas hipótesis iniciales,
redefiniendo el proceso de predicción de consecuencias y verificación, detectando
errores y lagunas.
5) La explicación→ Debe trascender el orden la proposición que se refiere al
cómo de los fenómenos para dar cuenta de su porqué e incluso de su por qué no. La
Historia no sólo cuenta los acontecimientos, sino que los interpreta y los explica según
un proceso metodológico: base científica de la investigación

Técnicas de investigación histórica. Después del tratamiento de los problemas mediante


el método, tenemos también las técnicas necesarias para tratar dichos problemas una vez
concretados. Transformación de los hechos en datos.

Características generales de dichas técnicas:

- Relación estrecha entre la teoría, el método y las técnicas


- La técnica sin método no basta y viceversa
- Son “operaciones de campo” que cambian con frecuencia en función del progreso
tecnológico
- Son limitadas en número y comunes a la mayoría de las ciencias sociales
- Una técnica fue ser común a muchos métodos y un método admitir muchas técnicas
- Las técnicas de investigación no se pueden enseñar con su descripción, hay que
practicarlas

Clasificarlas de dos maneras:

- Una según Duverger


➢ Observación

97 Empirismo
98 Criticados, evaluados, clasificados, analizados, procesados e interpretados
99 Primeras y secundarias
100 Fiabilidad y adecuación
84

❖ Documental→ documentos escritos, documentos de cifras y restos de


documentos
❖ Directa→ extensiva e intensiva
➢ Cuantificación: Matemáticas. Gráficas
- Según Aróstegui
➢ Cualitativas
❖ Observación documental
❖ Técnicas arqueológicas
❖ Técnicas filológicas
❖ Investigación oral
➢ Cuantitativas
❖ Tabulación e indexación
❖ Estadística
❖ Análisis textual cuantificado
❖ Técnicas gráficas

En cuanto a las técnicas cualitativas, y respecto a la búsqueda y localización de la


información, hay que tener un mínimo de conocimiento de las técnicas de documentación e
informáticas, que nos permita acceder con éxito a los instrumentos de descripción de los
archivos y a las fuentes de información de las bibliotecas. Tales técnicas documentales e
informáticas se centran en: instrumentos de descripción archivística, fuentes de información
bibliográfica, descripción bibliográfica y documental, tesauros, sistemas integrales de gestión
automatizada tanto para archivos como para bibliotecas, programas de gestión de bases de
datos y redes y sistemas de acceso remoto. Cuidado con la obsolescencia de los materiales
historiográficos.

En cuanto a la observación documental, consiste en analizar las fuentes y documentación


de la historia para comprender el significado del documento y contrastar la información con el
fin de validar – o no – las hipótesis planteadas. Se lleva a cabo sobre los documentos en los
que los hechos han dejado su impronta. Constante ampliación de los objetos de interés que van
más allá de las fuentes tradicionales, de archivos y de los documentos oficiales, dirigiéndose
también a la literatura, piezas artísticas plásticas, la arqueología, etc.

La observación documental depende de tres factores:

1) Las lecturas previas→ Puesta al día bibliográfica necesaria. Realización


de un estado de la cuestión. Detección de los puntos mejor tratados o
de los vacíos…
2) El uso de las técnicas y ciencias auxiliares de la historia → Arqueología,
criptografía, cronología, documentación, epigrafía, filología,
85

genealogía, criptografía, heráldica, iconografía, iconología,


numismática, paleografía, paleontología, sigilografía, etc.
3) La interrelación con otras ciencias → Antropología, arte, demografía, derecho,
economía, geografía, literatura, política, psicología, sociología…

El documento escrito sigue siendo el principal objeto de observación del historiador.


Sobre él se lleva a cabo la principal técnica documental, el Análisis Documental de Contenido
(ADC), que según M. Pinto es “el proceso cognitivo de reconocimiento, descripción y
representación del contenido documental”, lo que obvia la tradicional dicotomía de crítica
externa e interna: el contenido es permanente mientras que los significados pueden ser varios.
Las fases de la ADC son:

- La lectura/comprensión→ decodificación, interpretación, representación


de la información, de manera interactiva
- El análisis → segmentación, selección, interpretación de contenido
- La síntesis→ comprensión, estructuración, escritura del texto

Si nos referimos a la observación directa, estamos ante la construcción de documentos,


bien de manera extensiva, bien intensiva. Para la observación directa intensiva existen varias
técnicas: entrevistas, test, observación-participación.

En cuanto a las técnicas cuantitativas, las matemática, consisten trasladar los fenómenos
observados en cifras y símbolos que permiten un análisis más rápido e intuitivo. Cuantificación
e identificación de series. Uso de la estadística.

Las características que son susceptibles de una expresión numérica se denomina


variables, y las cifras que presenta una variable a propósito de las distintas unidades se
conocen como valores. Si la característica no es numérica se denomina atributo, que no
presentan valores sino modalidades.

Hay datos nominales, ordinales e intervalos o proporciones, Sobre los datos pueden
aplicarse distintas técnicas de análisis matemático, como el de asociaciones y correlaciones o
el factorial.

Las técnicas cuantitativas gráficas consisten en representar los fenómenos por figuras
fácilmente comparables por yuxtaposición o superposición. Las figuras pueden ser gráficos
matemáticos o no matemáticos. Los principales tipo de representación gráfica en ciencias
sociales son:

- Las distribuciones → histogramas, polígonos de frecuencias, ojivas,


tallos, cajas con bigotes, curvas de Lorenz.
86

- Comparación entre categorías→ diagramas de barras de columnas simples,


múltiples, compuestas, en base 100%; variante de barras dobles, en
estrella; diagrama de sectores o de sectores comparados.
- Representación de series → líneas simples, múltiples, compuestas o
estratos, idem en base 100%, variante de gráfico en Z.
- Diferencias, similitudes y asociación → diagrama de puntos, HI-LO (high-lower)
trilineal, dendograma e iciplot, densidades.
- Iconográficas→ pictogramas con símbolos indicando unidades, de tamaño
proporcional, de gráficos embellecidos, de composición multivariable;
mapas sombreados, punteados, proporcionales, isométricos
- Gráficos mixtos y misceláneos → mapas con diagramas y pictogramas
sobrepuestos, combinaciones de gráficos de barras y líneas, diagramas
de flujos y organigramas, gráficos de jerarquías perfiles, Gantt.

1.2 Aproximación al documento


Documentum: docere.Ley del Patrimonio Histórico Español: “Documento es toda
expresión en lenguaje natural o convencional y cualquier otra expresión gráfica, sonora o en
imagen, recogidas en cualquier tipo de soporte material, incluso los soportes informáticos”.
Todo puede ser documento.

El documento consta de los siguientes elementos: el soporte, la información y registro.


Puede clasificarse por su estructura física como por su contenido, como por su difusión. En
cuanto a sus caracteres externos podemos clasificarlos en varias modalidades:

- Clase→ procedimiento empleado para transmitir la información.


➢ Documentos textuales
➢ Documentos iconográficos
➢ Documentos sonoros
➢ Documentos audiovisuales
➢ Documentos electrónicos
- Tipo o forma → según su contenido y la estructuración del mismo. Se refiere a su
tipología documental: leyes, anuarios, atlas, actas. Los libros en este aspecto se
clasifican en tablillas, rollos o volúmenes, códices, impresos, electrónicos, etc.
- Soporte → materialidad en la que está registrada la información, importante para su
conservación y difusión. Tabletas de arcilla, madera, hueso, marfil, papiro, pergamino,
papel de trapo, celuloide, plástico, sílice, etc. Los soportes digitales son sólo legibles por
máquina…
87

- Formato → forma en que se reúne el documento y el soporte. Legajos, volúmenes,


fichas, disquetes, discos ópticos, documentos en línea, documentos digitales, etc.
Respecto a los discos ópticos, entre 1982 y 2000 surgieron las siguientes versiones:
➢ CD-A
➢ CD-ROM
➢ CD-ROM XA
➢ CD+I
➢ FOTO CD
➢ CD-R
➢ DVD-ROM
➢ DVD-Video
➢ CD-RW
➢ DVD-RW

Hoy existen formatos más cómodos e incluso anti-formatos.

Según el proceso de elaboración y transformación del contenido podemos dividir los


documentos en:

- Primarios→ originales y únicos. La mayor parte de los documentos de archivos


oficiales.
- Secundarios→ documentos indirectos. Libros, artículos, tesis doctorales…
- Terciarios→ estructura de secundarios pero contenido primario. Publicación de
fuentes documentales, documentos elaborados por documentalistas.

En cuanto a su difusión pueden ser públicos, reservados, inéditos y personales.

El documento de archivo, aparte de soporte, información y registro, tiene otros elementos


propios:

- Carácter seriado→ los documentos se producen uno a uno y con el tiempo


constituyen series
- Génesis → elaborados dentro de un proceso natural de actividad de un
productor.
- Exclusividad→ su información no se encuentra en otro documento, salvo en las
copias
- Interrelación→ no hay piezas aisladas, cada documento pertenece a un
conjunto con el que se relaciona constantemente.

El documento de archivo puede ser singular y único o compuesto. En estos expedientes


encontramos: los documentos en sí, la carpetilla o guarda exterior, el extracto o resumen y la
88

relación del contenido. A veces se han reunido documentos sueltos que no responden a un
único proceso administrativo pero que se refieren al mismo asunto o tema, para su
conservación: es lo que se denomina dossier. También pueden darse algunos documentos
principales con anejos.

Los documentos se reúnen en agrupaciones naturales o artificiales. En las primeras


podemos encontrar:

- Fondos→ engloba la totalidad de la documentación producida y recibida por una


institución
- Secciones→ subdivisiones del fondo identificada con la producción documental de una
unidad o división administrativa o funcional
- Series→ subdivisiones de la sección, formadas por piezas documentales o unidades
archivísticas.

Siempre hay que tener en cuenta las diferentes tipologías documentales.

El libro. Conjunto de hojas unidas por uno de los lados. Consta de las siguientes partes:
sobrecubierta, cubierta, lomo, tapa, guarda, hoja de guarda, anteportada, portada, página de
derechos, texto, página y colofón.

Han pasado por varios formatos: tablillas, planchas, rollos o volúmenes códices, libros.
Estos suelen carecer de portada, letras capitales, divisiones del texto, pie de imprenta, suelen ir
foliados en vez de paginados, suelen usar gran formato, no tienen signos de puntuación, utilizan
muchas abreviaturas, caracteres imperfectos, márgenes extensos, papeles gruesos y poco
estandarizados.

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