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Historia
Fecha: 22/09/23
ciencia
1. Introducción: un poco de historiología o sobre el concepto
de Historia
Todas estas cuestiones teóricas previas pueden englobarse bajo el concepto de
historiología. Cualquier ciencia que quiera serlo necesita una reflexión periódica sobre la
materia de su estudio, sobre las condiciones en la se debe desarrollar su investigación y sobre
los resultados que ha ido alcanzando, es decir, debe analizarse y autoevaluarse.
reglas de análisis.
La historia es una ciencia que evoluciona acompañada por muchas otras ciencias, tanto
humanísticas como de otros ámbitos, y que la permiten una constante renovación
metodológica. Por otra parte, siempre ha sido un saber polémico, sobre todo por sus
constantes implicaciones políticas2 o por su función social3
La mayor o menor objetividad del sujeto-historiador que conoce y elabora su materia. Hay
una cierta inevitabilidad del subjetivismo en el historiador, pues este depende, consciente o
inconscientemente de su manera de concebir y sentir el mundo circundante y por la actividad de
otros historiadores, pasados y contemporáneos.
La labor del historiador es parcial y se limita a esclarecer algún elemento, poner de relieve
algún rasgo, sacar a la luz nuevos hechos, etc.
Lo que son objetivos son los hechos históricos4 mientras que su interpretación puede no
serlo, la lectura que tal o cual historiador realiza de los mismos, siempre que se posean todos
los datos imprescindibles para una interpretación suficiente.
La objetividad es un ideal irrenunciable al que hay que tender aunque nunca se puede
conseguir al ciento por ciento. Tampoco podemos encontrar más objetividad cuanto más nos
alejamos de nuestro presente por el principio de acumulación del conocimiento. Hay que
ponerse en guardia contra la opinión y mucho más hoy en día contra el constructo de lo
políticamente correcto.
- El anacronismo. Ejercer una alerta crítica de que el pasado es otro, diferente a nuestro
tiempo, especialidad de las sociedades pasadas
- La manipulación ideológica. En función de las polémica e intereses de nuestro presente
coyuntural
La Historia se construye generación tras generación. Siempre hay que revisar, volver a
interpretar el pasado y reescribir la historia a la luz de la propia experiencia. Tiene como
consecuencia aquello de que cualquier obra historiográfica, aparte de ilustrarnos sobre un
asunto o unos hechos históricos concretos acaecidos en un momento determinado del pasado,
también nos habla del pensamiento y el entorno socio-espiritual del autor y de su época.
Podríamos pensar que en la elección de objetos históricos de estudio, priman los tiempos
más cercanos a la actualidad. Pero la humanidad siempre ha tenido los mismo problemas en
cualquier contexto geográfico, y cualquier parte del pasado nos puede hacer reflexionar sobre
nosotros mismos en nuestro tiempo. Hay que recordar que dichos hechos pasados, cuanto más
antiguos nuestra mirada puede ser más imparcial.
La Historia también cuenta con un especial atractivo para los profanos, incluso para el
gran público, muy superior al de otras ciencias. El peligro del intrusismo también es mayor:
periodistas, comunicadores, guías turísticos, escritores, etc.
La Historia es una de las ciencias o de las disciplinas más antiguas de la humanidad, con
una existencia de milenios. Y se ha modernizado como la que más desde el XIX. En el árbol de
la ciencia es una materia troncal. Es una ciencia, un conocimiento, construido sobre
documentos, y el concepto de documento no ha dejado de ampliarse hasta el dia de hoy,
máxime con el desarrollo de las TIC.
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A nivel teórico, el ataque más furibundo contra la Historia como ciencia vino del filósofo K.
Popper, quien criticó la historia decimonónica y no se enteró del enorme avance de la Historia
en el siglo XX. Lo mismo ocurrió con el marxismo.
El historiador debe evitar el complejo de inferioridad científico. La historia tiene todos los
elementos necesarios para ser ciencia: fundamentos epistemológicos, concepto, método y
carácter objetivo.
En cuanto a definiciones, las más esclarecedoras son las que vienen de las influyentes
escuelas de Annales y Marxistas.
Para los annalistes la Historia ha sido la ciencia del hombre en sociedad y en su desarrollo
temporal, la conjugación del tiempo y de la ciencia social.
Para L. Febvre era “el estudio científicamente elaborado de las diversas actividades y de
las diversas creaciones de los hombres de otros tiempos, captadas en su momento, en marco
de sociedades extremadamente variadas y, sin embargo, comparables unas a otras”.
H.I. Marrou: “Conocimiento del pasado humano por el historiador, que es,
fundamentalmente, un hombre de hoy; o lo que es lo mismo, intentar dominar intelectualmente el
pasado”
Para Vilar: “La investigación histórica es el estudio de los mecanismos que vincular la
dinámica de las estructuras, es decir, las modificaciones espontáneas de los hechos sociales de
masas a la sucesión de los acontecimientos, en los que intervienen los individuos y el azar, pero
con una eficacia que depende siempre, a más o menos largo plazo, de la adecuación entre estos
impactos discontinuos y las tendencias de los hechos de masas”
Para otros, la Historia ha sido y “es la explicación del mayor número posible de hechos a
través del estudio del juego recíproco de las relaciones entre los hechos de todo tipo”. Después
vendría la selección o no de dichos hechos, si quedarse con los más destacados o relacionar
los más dispares
J.A. Ereño Altuna: “Ciencia del cambio, ella misma, la historia, no puede sustraerse al
cambio. Es lo que justifica la existencia de la historiografía entendida como estudio histórico de
las sucesivas transformaciones de la historia y del oficio del historiador”
- La universitaria, profesional-elitista8
- La de mercado9. Esta historia mercantil está llena de tópicos, es nacionalista, política,
moralista, muy conservadora en sus esquemas, acrítica, rígida, amatemática, parcial,
ensayística en el mejos de los casos.
La sociedad y la Historia son los lugares naturales de realización del individuo humano.
Algunos llegan a estimar que los individuos son reales mientras que lo social es fingido, es una
construcción. Los colectivistas piensan lo contrario, que el individuo es menos real que la
sociedad.
Para unos la Historia es una incesante batalla entre intereses privados de individuos
irrepetibles e inintercambiables. Para otros la Historia es un lugar de acción de hechos, ideas o
sentimientos supraindividuales, asumidos por conjuntos impersonales. La sociedad es la unión
moral de los hombres que realizan un fin que suele coincidir con el bien común.
Entre las masas y los individuos están las elites 10. A través de estas se produce la
interpretación del individuo en la colectividad. Son el lugar de encuentro entre lo individual y lo
colectivo. M. A. Ladero Quesada distinguía:
Hay una aproximación biográfica a la Historia, entre la que podemos contar con la
biografía cuantitativa o serial o prosopografía
Algunas obsesiones metodológicas han rebajado el gusto por la historia como la demasía
de estructuralismo, la serialización, la estadística, la econometría, etc. Propensión no sólo a la
especialización sino a la ultra-especialización. Se renuncia a visiones totales, que pueden ser
más útiles a la sociedad a la que se debe servir.
A. Morales Moya indicó que, en orden a su propia regeneración, hay que convencerse de la
función moral de la historia y el papel que cumple en una enseñanza democrática, manteniendo
vivo el espíritu crítico que permita ver clara la realidad compleja de las cosas. La Historia puede
ayudar a los hombres a conducir su vida y a gobernarse mejor y a que pueda dominar la enorme
masa de información que hoy nos desborda y no dejarse vencer por los dogmatismos.
10 Grupos reducidos que como correas de transmisión manejan los controles de riqueza, poder, saber o
creencias: grupo social dominante, no siempre privilegiado y opresor
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Se tiene que tener cuidado con los abusos bibliográficos. La Historia sin innovación
incurre en la plomiza repetición de paradigmas caducos. Cuidado también con la Historia lúdica,
consumista, con poco crédito. O que la Historia se convierta en un producto literario de segunda
categoría o categoría turista.
historias hasta los notarios escritores que anotaban dichas cuestiones. Componente
fuertemente religioso.
Fueron las civilizaciones del Oriente Medio las primeras en dejar constancia escrita de su
pasado: gran parte de los jefes mesopotámicos y egipcios. En todas ellas subyacía un claro
motivo de tipo político: mostrar al pueblo el poder del monarca, reforzar su autoridad, legitimar
el control ejercido por el soberano tanto en lo social, económico como en lo divino, dado que
ese líder ejercía su poder casi como un dios mismo.
No se puede olvidar del enorme influjo de la Biblia hebrea-griega. En ella hay varios libros
históricos, amén de los proféticos, sapienciales, etc. Su influjo recorrerá Occidente con el
Cristianismo.
Son varios los caracteres que definen la llamada historiografía griega. Hubo intentos por
separar la historia de lo mitológico: los acontecimientos protagonizados por los hombres no
dependía tanto de sus dioses como de la propia voluntad humana y de que, esos
acontecimientos se desarrollaron en un marco político, social y cultural muy definido. La
Historia comienza a ser independiente del propio relato mitológico y divinizante de épocas
anteriores.
Nacimiento de una importante conciencia ciudadana, al amparo del impulso ejercido por
una economía que había incorporado innovaciones de tipo monetario y mercantil y de una
sociedad que había accedido al sistema democrático representado por la polis y que había
erigido como núcleo al propio individuo.
Trata de explicar de una manera coherente el origen y motivaciones últimas de todos los
acontecimientos históricos y de analizar en profundidad las consecuencias de los mismos.
Escribir con un sentido crítico y reflexivo, basado en fuentes más o menos fidedignas. Es
patente todavía la confusión entre la literatura y el propio género histórico, el “padre de la
Historia” fue Heródoto.
Heródoto de Halicarnaso (485 a.C- 425 a.C.) dio principio a una nueva concepción de la
Historia en la que no sólo se exalta el poder de los monarcas sino la identidad del pueblo
helénico. Fue notario del conflicto médico alrededor del cual el propio Herodoto construyó sus
Historias, teñidas por el gusto por la descripción, la observación directa, el deseo de exponer lo
acaecido desde todos los puntos de vista posibles, la búsqueda de las causas últimas que
explican todo hecho o fenómeno histórico, etc.
11
Tucídides (c. 460 a.C.? - 396 a.C.?)11 dio luz al “método y la inteligencia del historiador: la
crítica de fuentes y la investigación racional del encadenamiento causal”. También narrador de
lo bélico12, se muestra más preciso, más reflexivo y proclive no tanto a la narración sino a la
descripción, lo que le hace ser menos estético pero más críptico. Búsqueda permanente de lo
realmente cierto, pulcro proceso de observación, de contraste y pulido de informaciones. Cuida
mucho más la cronología buscando una clara secuencia causal entre los hechos y
distinguiéndose en función de si actuaron como causas inmediatas o lejanas de aquello que
narra. Convicción de que un análisis pausado, meditado y bien fundamentado del pasado, ayuda
a descubrir y comprender las reglas con que manejarse en el presente.
Figuras tan inmensas la Historia griega vuelve a caer en el servilismo político y se muestra
poco más que un instrumento de la filosofía platónica y aristotélica.
Jenofonte (426 a.C. - 355 a.C.), continuador de Tucídides y valedor de una Historia
moralizante que será utilizada durante las etapas romana y medieval.
Polibio (208 a.C.?- 122 a.C.) marca la transición entre la historiografía griega y la
romana13, fue defensor del pragmatismo pedagógico de la historia a través de una prosa
sobria14, reflexionar acerca de la constitución política de Roma, de los defectos que podían
hacerla débil y de las virtudes que la habían llevado a constituirse como la potencia
dominadora.
La herencia griega será recogida por los historiadores romanos, que irán utilizando cada
vez más el latín. No obstante, se mostraron tributarios de Grecia en su concepción de la historia
y del método histórico, con algunas novedades de índole temática.
Los romanos primero construyeron su historia y después fueron colocando sus mitos a
través de la elaboración de un discurso épico 16. Fueron de manera inversa a las crónicas de la
mitología.
Gaius Sallustius Crispus (87-34 a.C.) y Titus Livius Patavinus (59 a.C.- 17 d.C) 17, su Urbe
Condita18, como La conjugación de Catalina y La guerra de Jugurta de Salustio son claros
ejemplos de esa historia grave y austera, de claro enfoque político-moral, defensora de esas
cualidades romanas que presidían las grandes acciones de los más destacados hombres de la
tardo-república y del Imperio.
Enfoque que va a estar presente en uno de los géneros historiográficos preferidos de los
romanos: la biografía; con personajes de la talla del galo cisalpino Cornelius Nepos (100-25
a.C.)19 y de Cornelius Tacitus (52-120 d.C.)20 y de Gaius Suetonius Tranquillus (75?-150? d.C.)21
17 Papel como historiador ha sido puesto en solfa por tender a introducir discursos cuya autenticidad no
podía probarse al carecer de soporte documental
18 Narra la historia de Roma desde su fundación hasta los tiempos de Augusto
19 A través de su De virus illustribus
20 Tácito con sus Anales e Historias y, sobre todo con su famosa Vida de Agrícola
21 A través de la Vida de los doce Césares, bastante aséptica por amoralista
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22 Verdadero agente de la historia en tanto que es Él quien marca el curso de los acontecimientos,
protagonizados por los hombres pero sólo en tanto que vehículo y expresión última de los deseos del
Creador.
23 Personaje que debemos situar justo en el tránsito entre las visiones grecorromana y cristiana de la
historia y a quien, en parte, se debe el triunfo y consolidación de ésta última
24 Obra para cuya redacción partió de materiales previos elaborados por los eruditos judós de la
Diáspora, de Titus Flavius Iosephus y de los grandes autores paganos del Imperio.
14
Entre los siglos V al XI es casi absoluto el monopolio que van a ejercer las gentes
de la Iglesia32. La Historia se refugia en los monasterios, en los claustros… La vuelve a
colocar a los pies de otras ramas de conocimiento o como herramienta para enseñar
las disciplinas relacionadas con el ejercicio de la escritura, la lectura, la oratoria y el
discurso.
25 Escrita en griego y que constituye el inicio de un auténtico género historiográfico En tanto que la obra
será imitada, primero por los propios historiadores cristianos del Bajo Imperio y la primera Edad Media,
Paulo Osorio entre ellos y, más tarde, y a partir de este último, los cronistas e historiadores del pleno
Medievo.
26 Padre y doctor de la Iglesia
27 La gran obra del obispo de Hipona, escrita entre 413 y 426
28 Hispano de procedencia, y considerado por el propio San Agustin como “un hermano en el vínculo de
la paz católica, en la edad de un hijo y en la dignidad un colega presbítero”
29 Obra a la que se puede considerar como “la primera historia universal completa” dado que en ella
pretendió narrar el curso de los acontecimientos humanos desde la Creación hasta el año 418 y en la que
destacan varios aspectos.
30 Se inspiró en la labor desarrollada por Eusebio de Cesarea
31 Materializada en el recurso a los escritos del propio Eusebio de Cesarea, de Tito Livio y de gran parte
de los autores romanos.
32 En las labores asociadas a la escritura de la historia y en un plano mucho más general.
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Isidoro de Sevilla (560-636) le debemos una de las más importantes obras de este
periodo, Originum sive etymologicarum libri viginti, es decir, las famosas Etimologías, verdadera
compilación enciclopédica en la que el hispalense recopiló y sistematizó gran parte del saber de
su época33, gracias a lo cual el legado latno pudo pasar al reino ibérico de los visigodos.
San Beda el Venerable (673?-735)34 habla de los pueblos sajones y celtas radicados en
Gran Bretaña y afronta la redacción de una verdadera historia de la evangelización de aquellas
tierras. Dicha historia muestra dos logros apreciables: las fuentes, descritas de manera descrita
y pormenorizada, y la cronología. A este autor le corresponde también la autoría de De
temporum ratione, tratado en el que mostró una honda preocupación por corregir las
deficiencias del calendario juliano con relación al año astronómico debido a la desviación que
estaba experimentando la celebración del día de Pascua.
Hubo historiadores más áulicos como Jordanes (siglo VI), obispo de Rávena; Paulo
Diácono, Eginardo (c. 775-884)35 y Ermoldo36. Paralela al desarrollo experimentado por las
historias regias surge otros géneros historiográficos como la historiografía, herencia del mundo
33 No sólo en lo referido a la historia, sino también en teología, literatura, gramática, ciencias naturales…
34 Autor de la Historia eccleiastica gentis anglorum (731)
35 Miembro de la corte carolingia y autor de Vita et gesta Caroli Magni
36 Escribió la historia de Luis el Piadoso, sucesor del propio Carlomagno.
16
grecorromano por la biografía, que empieza con el San Martín de Gregorio de Tours hasta llegar
a Jacopo de la Vorágine (1230-1298), autor de la Leyenda Dorada37
De la historia caballeresca41 destacarán la Gesta Dei per Francos, de principios del siglo XII,
obra de Guiberto de Nogent o la Historia orientalis de Jacques Vitry, aunque esta última fue más
una descripción de Tierra Santa 42. En las crónicas reales, podría mencionarse a la Grande
37 Conjunto de más de ciento cincuenta biografías de santos y colecciones de milagros, con algo de
subjetividad moralizante.
38 En un momento en el que los diferentes reinos de la Europa medieval están inmersos en un proceso
de autodefinición que les lleva a luchar entre sí por ensanchar y consolidar sus fronteras.
39 Disputa de la que saldrán ganando los reinos europeos
40 Estatuto del castellano-español.
41 Surge fruto del interés que despertaron las Cruzadas
42 Género que tuvo mucho predicamento en la Europa Occiedental incluso en la Edad Media
17
Chronique de France encargada por Luis IX de Francia a los monjes de la abadía de Saint Denis,
escrita en francés y presentada a Felipe III en 1274. Para entonces, el taller de Alfonso X de
Castilla ya estaba inmerso en la redacción de la Estoria de España, más conocida como Primera
Crónica General43
Revival del mundo grecolatino, sobre todo de un latín más elegante y de una más
acendrada investigación crítica autentificación filológica-humanística.
Mayor cultivo de la historia contemporánea, con una orientación más empírica pues
pretende enseñar.
Hay que empezar con los historiadores florentinos del siglo XIV y de la primera mitad del
XV cuyos representantes más preclaros son Coluccio Salutati (1330-1406), Poggio Bracciolini
(1380-1459), Flavio Briondo (1392-1463), y Leonardo Bruni (1370-1440), quien describe la
historia de la ciudad de Florencia con esa típica exaltación y justificación del poder político, en
este caso republicano, con una narración cuidada, con una composición de relato bien
estructurada y con el empleo de un cuerpo documental sólido sobre el que apoyar su discurso.
Niccolò di Bernardo dei Machiavelli (1469-1527) 48 realizó una profunda reflexión en torno
a los males de Italia y sobre la política como ciencia autónoma. Escribió El Príncipe (1513), los
Discursos sobre la primera década de Tito Livio (1519), el Del Arte de la Guerra (1520) y la
Historia florentina (1525). Utilización política de la historia para dar lecciones militares,
diplomáticas, políticas y morales que debía conocer todo aquel que aspirara a gobernar de
manera correcta y a mantenerse en el poder. Concepción didáctica de la historia y utilización
pragmática de las enseñanzas que se derivan de su conocimiento: el hombre como hacedor y
protagonista de la historia al mismo tiempo.
Esta “historia perfecta” fue desarrollada por figuras como Étienne Pasquier 50 y Lancelot de
La Popelinière (1540?-1608)51. Ambos preocupados por introducir y generalizar el método de
crítica documental y por escribir una historia que no sólo fuera narrada sino explicada.
Apuestan por una historia universal y de la civilización en la medida en que consideran que
dicha narración no puede quedar circunscrita a un solo país ni a lo exclusivamente político-
militar52.
48 Desempeñó diversas misiones políticas y diplomáticas al servicio de la república florentina entre 1498
y 1512
49 También participó de la vida política como embajador de la república ante Fernando el Católico y
gobernador de Módena, de Reggio y de la Romagna. Amigo de Maquiavelo, fue más prudente y reacio a
admitir que pudieran hacerse interpretaciones globales del pasado y que pudiera utilizarse la historia para
predecir el comportamiento de una determinada sociedad.
50 Interesado por la verificación de las fuentes
51 Autor de una Histoire des histoires en la que encontrar un primer esbozo de “historia de la
historiografía”
19
La historia que se hace en XVII estará muy vigilada por el poder monárquico en torno al
cual patronazgo y servilismo tienden a confundirse en tanto que gran parte de los historiadores
del momento escriben casi en exclusiva para mayor gloria del rey para el que trabajan.
El acicate que supuso el desarrollo de las ciencias naturales terminó espoleando a los
historiadores a aumentar su espíritu crítico y muestra de ello se da en el aumento de la práctica
erudita, materializada en la publicación de fuentes.
Podemos hablar del novator español Nicolás Antonio y su Bibliotheca Hispana. También la
recopilación de los autores de Bizancio hecha por L. Labbé o las Acta Sanctorum, elaboradas
desde mediados del propio siglo XVII en el círculo de Jean Bolland. Pretendían ser las Acta
52 Ensanchamiento del objeto de estudio y de los métodos que deben emplearse para lograr una historia
de calidad.
53 Las considerará peligrosas que podían poner en duda su legitimidad
54 Ve en ellos a los representantes de un pensamiento inclinado hacia lo secular.
20
Santorum la recopilación definitiva de las biografías de los santos que aparecían mencionados
en el Martirologio Romano55
Sin embargo, lo que resulta significativo en el trabajo realizado por los holandistas no fue
tanto la temática elegida como el método desplegado para llevar a cabo dicho trabajo,
antecedente claro de la labor crítica documental que se va a desplegar a partir del siglo XIX 56.
Trabajo muy similar llevaron a cabo los denominados mauristas, círculo de autores
reunidos en torno a la congregación de Saint-Maur de París, y dedicados a historiar las
biografías de santos de la orden benedictina.
Jean Mabillon (1632-1707) consiguió poner las bases del método crítico sobre el que se
va a sustentar nuestra disciplina, sobre todo a raíz de la publicación en 1681 de su De re
diplomática57
Giambattista Vico (1688-1744) puso las bases para la formulación de los principios que
debían regir el método histórico y para diferenciar su proceso de investigación respecto a las
ciencias naturales. Para él, la historia es un producto de la mente humana, dependiente de la
acción del hombre, libre e inteligente. Esto va a derivar su permanente preocupación por el
estudio del nacimiento de las sociedades, de sus instituciones, leyes y regímenes de gobierno y
por las particulares formas de comportamiento de cada sociedad. Su gran obra es su Ciencia
Nueva (1725-1744), donde defiende el orden en la sucesión de los distintos periodos históricos
y manifiesta preocupación por el estudio y análisis de las fuentes empleadas en la elaboración
de su discurso.
Los historiadores van a salir de las filas de una cierta élite burguesa. Gran parte de ellos
van a ser abogados y hombres de leyes, otros tantos profesores o eruditos enriquecidos que no
55 Muestra a su vez más de que esa preocupación medieval por elaborar una historia ligada a lo
eclesiástico no había desaparecido ni mucho menos.
56 Partía de un examen crítico de las fuentes para poder descartar todo aquello de lo que no hubiera
certeza absoluta de su veracidad
57 Tratado que nace para “dar fe de la autenticidad documental” y en el que quedaron explicitadas las
reglas que debían presidir el trabajo de análisis crítica y autentificación de documentos históricos, así
como los métodos tendentes a datarlos y fijar las características bajo las que se escribieron
21
58 En la propia Inglaterra tendrá su manifestación más clara en el apogeo de la historiografía whig y que
intentará ser puesta en práctica por los teóricos franceses.
59 Conjunto de fuentes de la historia italiana
22
análisis de los hechos puntuales que dieron lugar a la caída del Imperio Romano y fundamentar
ésta en factores de tipo estructural, más amplios, relacionados sobre todo con la complejidad
administrativa del imperio y su enorme extensión territorial, factores que considera que
estuvieron en la base de la crisis romana anterior a la desaparición de dicho imperio. Las
aportaciones que hizo a través de El espíritu de las leyes (1748), donde se muestra partidario de
la separación de poderes y hace gala de una enorme administración por las instituciones
políticas inglesas para concluir, en el plano histórico, que el concepto de “espíritu general de
una nación sólo puede ser entendido en el marco de un análisis global de la memoria histórica
colectiva de cada pueblo y que para ello el historiador y el político deben recurrir no sólo al
estudio de los dos monarcas y figuras políticas más destacadas o de las guerras, sino también
al análisis pausado y conjunto de las leyes, donde incluye no sólo al armazón jurídico sobre el
que se sustenta uno u otro estado, sino también a las estructuras económicas, al comercio, al
sistema educativo, a la cultura…
La historiografía liberal británica del siglo XVIII tiene tres cabezas muy visibles
David Hume (1711-1776) sus trabajos abordaron la evolución política y social de los
diferentes territorios de Gran Bretaña a lo largo de la historia, sobre todo en la Edad Media y en
los periodos Tudor y Estuardo. Todas estas reflexiones tomaron forma en England from the
invasion of Julius Caesar to the Revolution of 1688, que prestó atención a los diferentes
cambios políticos experimentados por Gran Bretaña hasta llegar al gobierno y régimen
constitucional a que dio lugar la Gloriosa. Historiador moderno y totalizante. Desmitificador de
la historia, elaborador de manuales universitarios y guías de referencia para el lector de clase
media.
60 Considerado el símbolo más claro del espíritu enciclopédico francés, abierto a usar la tolerancia y la
justicia como herramientas para superar el dogmatismo y el fanatismo al mismo tiempo que se avanzaba
en la alfabetización y formación del pueblo.
23
Historia del reinado del Emperador Carlos V (1769) o la Historia de América (1777), en la que se
mostró especialmente crítico con el papel desempeñado por España en el Nuevo Mundo.
Desde principios del siglo XIX la historia se ha convertido en una disciplina especializada y
científica, en tanto que había adquirido independencia con respecto a otros saberes, y había
logrado consagrar un método propio. Logró hacerse un hueco en el entramado educativo-
institucional del momento y se había articulado una comunidad de investigadores acreditados y
profesionales, en oposición a los “narradores” y “cronistas” de etapas anteriores, desarrollaban
su labor en un marco plenamente reconocido por la sociedad.
Leopold von Ranke (1795-1886) recogió las experiencias del Grupo de la Universidad de
Gotinga, del danés Barthold Georg Nieburhr, o de la Academía de Berlín. La Universidad de Berlín
se va a convertir en referente de todo un conjunto de historiadores que vendrán después que él
y que tienen en los nombres de Droysen, Curtius, von Sybel o Mommsen a sus figuras más
destacadas. Ranke fue autor de una notable obra sobre historia política y diplomática europea
de la modernidad: Historia de los pueblos latnos y germánicos desde 1494 hasta 1535, la
Historia de los Papas, Historia de Alemania en la época de la Reforma, obras todas ellas de una
solidez y precisión absoluta, detalladas muy bien documentadas y mejor escritas. Se presta
especial atención a la configuración estatal de la nación, con especial atención al individuo y al
Estado, sus relaciones exteriores, como objeto histórico primordial.
61 El historiador británico más conocido en la Europa del XVIII. Historia de la decadencia y declive del
Imperio Romano (1776-1788).
62 Obra global no sólo dedicada a Roma.
63 Regresión inversa a san Agustín.
64 Todo aquello en cuyas construcción no había mediado la acción humana.
24
Monod denunció la excesiva ligazón que los románticos habían defendido entre literatura
e historia, su visión a veces parcial y casi siempre predeterminada de los acontecimientos
25
históricos y la estrecha interdependencia mutua que hubo entre ellos y el Estado. En su haber
hay que incluir la apertura temática, el rigor documental, el desarrollo pleno de la erudición y la
institucionalización misma de la disciplina histórica.
Pasada la “primavera de los pueblos” y tras el éxito cosechado por los románticos.
Francia retoma los procesos de la erudición propios de principios de siglo. El avance tendrá su
exponente en la consolidación de la denominada Escuela Metódica, nacida como consecuencia
del paso a un segundo plano de la historiografía de corte romántico-liberal y el desarrollo del
positivismo histórico.
Ernest Lavisse (1842-1922)66 toma de conciencia nacional por parte de los franceses y
por el estudio de la estructura estatal y los enfrentamientos entre Francia y Alemania.
Numa Denys Fustel de Coulanges (1830-1889) se dedicó durante gran parte de su carrera
al cultivo de la Historia Antigua, donde se marcó como objetivo mostrar la evolución del
concepto y significado de la ciudad desde sus orígenes indoeuropeos hasta la aparición del
cristianismo. Pero la derrota de 187 marcó un nuevo rumbo en la concepción de la historia en
constantes pugnas y debates con los historiadores alemanes. La oposición de Fustel a
Alemania se consolidó con motivo de la publicación de la Histoire des institutions politiques de
l’ancienne France (1875) en donde denunció los efectos negativos de la influencia germana en
Francia y trató de reconducir el debate acerca de los orígenes del pueblo francés al que creía
más deudor de Roma que del ámbito germano.
65 Recogió la tradición erudita de mauristas y bollandistas a los cuales la Revolución de 1789 expulsado
de los círculos cultos.
66 Activa labor cívica en defensa de la tradición y de las instituciones francesas.
26
historia que rechazó toda reflexión teórica, redujo el papel de la historia a una mera colección
de acontecimientos y reafirmó la no intervención del historiador frente a los documentos con
los que trabajaba.
- Los románticos, los conocidos como “cartistas” 67. Quienes tomaron a su cargo
proporcionar a la historia de Francia especialistas en materia archivística, en
diplomática y paleografía
- Los románticos, conocidos como “normalistas”68. Ejercieron en el marco de la
universidad y asumieron el papel de formar no tanto a los técnicos, sino más bien a los
investigadores.
En ello jugó un papel determinante la “escuela metódica” francesa que encuentra su punto
de arranque en 1876, año en el que se funda la Revue Historique. Dicha revista pretendía reunir a
los franceses alrededor de la patria, colaborar en la reforma del sistema educativo francés y
convertir la disciplina histórica en una ciencia basada en un empirismo absoluto, alejada del
subjetivismo, y construida con el empleo único y exclusivo del documento.
Los “metódicos” abogaron por un trabajo previo a la propia elaboración del discurso
histórico y basado en el empleo de un amplio aparato crítico. Dicho método fue sistematizado
en la Introduction aux études historiques,obra de Charles Langlois y Seignobos, publicada en
1898, dirigida a los estudiantes de historia y convertida en un auténtico referente dado que en
sus líneas se definían y sistematizaron las ya conocidas cuatro fases por las que debían pasar
el trabajo de todo historiador que aspira a conseguir la verdad objetiva. Se convirtió en la
auténtica “biblia! del positivismo; en un momento en que comenzaban ya a tomar formas las
primeras voces a defender la puesta en marcha de una renovación que abriera nuevos caminos
ante las limitaciones de un método que convertía al historiador en un esclavo del documento y
le limitaba a ser poco más que un pasivo narrador, ajeno a la necesidad de interpretar unos
hechos que eran considerados como inamovibles y ante los cuales no cabía posibilidad alguna
de comentario.
Esta crítica a los postulados69 partió desde dos campos muy bien definidos:
- Desde la esfera teológica. Donde se desarrollará una discusión alenta por filósofos y
sociólogos, en torno a la naturaleza de la propia ciencia y el papel que ésta debía asumir
en su intento por acercarse al conocimiento completo del pasado
- Desde el debate metodológico. En la manera de entender la construcción del discurso
histórico, contra su carácter lineal y poco o nada interpretativo.
Se mostraron deseosos de fortalecer las bases teóricas del historicismo y se situaron los
miembros de la escuela neo-kantiana de Marburgo.
En medio de este movimiento general cabe señalar también la aparición de los primeros
trabajos de Karl Lamprecht. Crítica de tipo temático, necesidad de abordar el estudio de la
historia desde una óptica más aperturista70, apostando por un enfoque de tipo socio-cultural.
69 En los que se había basado el estudio de la historia a lo largo del siglo XIX
70 No sólo tuviera en cuenta al individuo y a la narración exclusiva de acontecimientos de tipo político y
militar
28
El historicismo está representado en estos momentos por personajes como Heinrich von
Treitschke (1834-1896) historiador prusiano no sólo en el método, sino en el hecho de que
continuó la labor de sacralización del Estado emprendida por su maestro 72 y siguió entregado al
cultivo de la historia política, diplomática y militar. Conoce las críticas tanto de Burckhardt como
de Carl Manger73.
Max Weber (1864-1920) ejerció una notable actividad de tipo político en el seno de una
pretendida renovación del liberalismo que pudiera facilitar que Alemania optara por una vía
intermedia entre el conservadurismo prusiano y las ideas marxistas. Trató de establecer
conexiones entre religión y realidad socio-económica y de examinar de manera empírica los
periodos históricos, a los que considera sólo comprensibles a raíz de la definición de los “tipos
ideales”, que situó en la base de su método comparativo, empleado por primera y de manera
sistemática en La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1904-1905).
Henri Berr (1863-1954) se mostró muy cercano a nuestra disciplina y fue uno de los
mayores defensores de la renovación por aquel entonces en ciernes. Dicha proximidad se hizo
patente en su Esquisse d’une synthèse des connaissances, fondé sur l’histoire (1883), en la que
supo posicionarse en una visión intermedia entre la abstracción representada por sus
compañeros filósofos y la proliferación de datos y detallismo de los trabajos de los
historiadores positivistas. A partir de dicha obra Berr compuso La synthèse en histoire (1910),
mostrándose partidario de poner en práctica un método de trabajo que fuera capaz de
71 Se formó en Basilea y en Zurich, donde también ejerció como docente y desde donde se desplazó en
numerosas ocasiones a Italia y Alemania
72 Uno de los más destacados alumnos de Ranke
73 En 1884 editó Los errores del historicismo en la economía nacional alemana, trabajo en el que criticó
con dureza a la Escuela de Economía Nacional de Prusia debido al empleo de un método que resultaba
descriptivo, poco inclinado a la interpretación y falto de formulación conceptual clara y precisa
29
interrelacionar a todas las ciencias sociales bajo el abrigo “sintetizador” de la historia, programa
ambicioso y que no se libró de reproches. Fue el fundador de la prestigiosa Revue de Synthèse
Historique (1900)
En el mundo angloparlante el esfuerzo por unir historia con perspectivas sociales recorrió
caminos diferentes a los seguidos en Alemania y en Francia. La discusión metodológica se
inició a finales de siglo en los Estados Unidos y opuso a la denominada “Scientifist School” con
los “Progressive Historians”, para quienes la historia practicada por los “científicos” no era
suficiente en tanto que se encontraba muy limitada a la narración de acontecimientos de tipo
político-institucional. A los representantes de la “New History” tampoco les parecía adecuada la
narración de una historia del pueblo paralela a la del Estado. Elaboración de una historia
integrada en la que se prestara atención a la ruptura del orden histórico americano con respecto
a Europa desde el momento mismo en el que las Trece Colonias accedieron a su
independencia. Dicha aspiración fue satisfecha por Frederick Jackson Turner (1861-1932) con
El significado de la frontera en la historia americana (1893), donde se huía de la tesis
“germinalista” y se defendía la importancia del concepto de “frontera” en tanto que ésta forjó el
carácter de la democracia estadounidense al facilitar una rápida americanización de los
inmigrantes, acentuando su carácter pionero y actuando como “válvula de seguridad” frente a
los conflictos sociales.
La teoría marxista nació a mediados del siglo XIX con pretensiones de globalidad y
universalidad, concebida como una crítica a las formas económicas introducidas por el
capitalismo; en un contexto determinado por los cambios sociales operados en Europa a
expensas del avance de la Revolución Industrial; como una respuesta crítica al fracaso
revolucionario de 1830 y justo en el momento en el que se están desarrollando las escuelas
historiográficas nacionales de base histórica. En dicho marco el marxismo cabe ser entendido
no sólo como una práctica historiográfica, sino como una filosofía misma de la historia 74
El marxismo e83)s una filosofía de tipo materialista concebida como una “estructura
orgánica cuyos miembros se unen en una conexión tan necesaria y natural que la ausencia o
inexacta consideración de uno de ellos no puede menos que provocar la tergiversación de
todo”. El materialismo histórico trasciende el propio concepto de “filosofía de la historia” y se
erige en un verdadero proyecto social, revestido de una clara intencionalidad ética y política- El
programa de Marx y Engels proporciona a los historiadores un claro soporte teórico que sirve
para explicar cómo funcionaban las sociedades, pero también para ser empleado como
herramienta de cambio social, de transformación de las sociedades en la que se vive y se
trabaja, lo que llevó a los propios marxistas a ver la historiografía una herramienta que debía ser
utilizada para alcanzar un conocimiento pleno de la sociedad con vistas a su ulterior
transformación.
74 Algo que los propios marxistas utilizarían más tarde como “arma arrojadiza” en contra de sus
“competidores” de Annales, a los que consideraban huérfanos de la misma.
30
Karl Marx (1818-1883) principal valedor de los que apoyan dicha teoría y padre de la
misma. En el proceso de construcción de la teoría materialista de la historia marxista se
utilizaron las ideas humanistas radicales de Feuerbach, los postulados derivados de la herencia
ilustrada francesa y aquellos conceptos de raíz hegeliana que el propio Marx situó en la margen
izquierda al adoptar los postulados antirreligiosos de Bauer.
75 Después de haber trazado a satisfacción las principales directrices de la evolución política, militar,
constitucional y diplomática de las naciones occidentales
31
M. Weber, el cual desde la sociología tuvo la virtud de ofrecer una opción al determinismo
económico de índole marxista, para considerar a los factores culturales, ideológicos e
institucionales no como superestructuras.
También los economistas se acercaron a la historia, aunque sólo fuera en primer lugar
para buscar datos que apuntalan sus teorías. Esto produjo un auge de la historia económica,
orientada fuertemente hacia la teoría y hacia la estadística, con un interés marcado por lo
macroeconómico, aunque en algunos casos terminó por alejarse de los problemas de la historia
y como tal se degeneró en una especie de neopositivismo de datos económicos concretos.
El material utilizado eran datos precisos y verificables, y no era necesario recurrir a series
selectivas de citas a partir de fuentes propias 78. También se pudo concretar adjetivos
imprecisos como más, menos, mayor, etc. La cuantificación también ayudaba a esclarecer
argumentaciones: expresar ideas en términos matemáticos era una buena medicina contra el
pensamiento embrollado. La cuantificación también tenía sus peligros pues era muy fácil que la
herramienta se convirtiera en un fin en sí misma…
adoptado algo más que unas ayudas instrumentales: ha importando técnicas y métodos, un útil
vocabulario, problemáticas a considerar, etc.
Por otra parte, se puede observar una contradicción aparente: la vocación de la historia en
este siglo ha sido alcanzar la totalidad, o al menos tenerla como horizonte. Esta totalidad
consistía en englobar todos los aspectos de la evolución de las sociedades humanas. También
existe otra tendencia en apariencia diametralmente opuesta a la totalización, y es la
especialización cada vez más acentuada, la atomización de la historia en disciplinas
autónomas que buscan delimitar el propio objeto de estudio a través de una cada vez más
marcado refinamiento técnico-metodológico. También puede contemplarse este proceso de
especialización como un serio peligro de disgregación de la historia en disciplinas parciales, o
incluso en la conversión de la historia de ciencia a ser la dimensión temporal o dinámica de las
otras ciencias sociales.
permitan construir los hechos; comprender el hecho aislado en la totalidad que lo constituye y
no en el orden cronológico en que se produce; mantener un diálogo continuo con todas las
ciencias del hombre; elaborar encuestas y formular cuestiones que permitan recoger
información relativa a todos los aspectos de la vida humana; privilegiar el estudio de los grupos
sociales sobre los individuos; y atender a los elementos constitutivos de la base económica y
social.
La escuela y la revista de Annales ha ido siendo liberada por una serie de figuras
sobresalientes que en cada momento han ido marcando la pauta. A través de ellas podemos
establecer una cronología general de su evolución.
→ Los Inicios
Hay que remontarse muchos años atrás, a principios de siglo. La crisis general que se
abrió aquel año 29 favoreció su expansión científica al saltar al primer plano los temas
económicos y sociales. Desde el término de la Primera Gran Guerra fue gestándose la
necesidad de una renovación historiográfica provocada por el fracaso de una historia política,
nacionalista y patriotera que nohabía sido capaz de evitar dicha catástrofe. Annales nació como
una reacción, como una antítesis, como una historia anti-histoira que rechazaba el positivismo
de la generación anterior. Se mantuvo reticente con respecto a la política, lo cual le permitió
volcarse a su vez sobre lo económico y lo social. Estaba abierta a la influencia de otras ciencias
sociales: lingüística, psicoanálisis, antropología, sociología, geografía, etc.
También se debe de contar con el impulso de una escuela geográfica en el último tercio
del siglo XIX y parte del XX, con la influencia de Paul Vidal de la Blache que sistematizó el
objeto geográfico y que sirvió de modelo a Annales. La Geografía en Francia había reaccionado
contra el positivismo y había ido hacia una mayor valorización del medio, del género de la vida,
de la continuidad, de lo concreto para considerar descriptivamente sobre todo el paisaje como
efecto de diferentes factores naturales y humanos. A la influencia de esta nueva geografía se
debe el desarrollo de la geomorfología, el gusto por la historia rural, el mayor impulso y
abundancia de monografía regionales, o el mayor interés por lo permanente. Una de las
características esenciales de la orientación de la escuela de Annales hacia lo económico, la vida
material y lo geográfico es la ralentización de la noción del tiempo: del periodo corto se pasa al
36
periodo largo, y el historiador pasa a dar más importancia a lo que dura y se repite para poder
establecer ciclos de tendencias seculares.
Tenemos una sociología durheimiana, una geografía vidaliana, pero también la influencia
del socialismo y una historia económica, que juntos vienen a confluir en el famoso duó de
Estrasburgo: Marc Bloch y Lucien Febvre. Ellos funda en enero de 1929 la revista de Annales en
la que pretenden realizar una síntesis pluridisciplinar bajo la dirección su dirección, pero sin una
agresiva absorción de otras ciencias sociales 82. La ruptura entre el discurso historicista y el
discurso analista fue rápida, confirmando su tendencia economicista y social. Al mismo tiempo
que se rechazaba lo político, se minimizaba lo factual en beneficio de largos periodos de tiempo
que se correspondían mejor con el ritmo evolutivo de la materialidad histórica. El historiador
debe de construir su material, ya que si no lo hace así deja de ser un científico para quedarse en
un mero copiador de documentos.
→ La etapa braudeliana
La mejor baza del historiador en su lucha por encontrar su sitio privilegiado era la
duración, la larga duración que condicionaba incluso las estructuras más inmutables. El
historiador sería un especialista en la duración y en la periodización, cuya labor era
imprescindible para los otros especialistas en lo social. Braudel se apropió del concepto de
estructura pero reduciéndolo a ser una arquitectura sometida a lo temporal; también la
pluralización de lo temporal, sus famosos tiempo cortos, medios y largos, desarrollados en su
famosa obra sobre el Mediterráneo; tiempo factual, coyuntural y cíclico, y la larga duración;
acontecimientos, coyunturas y permanencias, aunque en un medio geográfico muy estable, casi
inmóvil. El tiempo ya no era lineal, sino estacionario, en donde el presente y el futuro casi no se
distinguían, en donde la repetición siempre negaría la singularidad de los acontecimientos.
A pesar del éxito de la geohistoria braudeliana, también tenía puntos criticables, como
quedarse en muchos aspectos en el mero nivel descriptivo, surgiendo así una especie de
determinismo mecánico a partir de las condiciones naturales o del estado de las técnicas. Los
inmensos espacios en donde se complació, la impidieron una fina medición y se propendió a las
generalizaciones, en exceso, vagas. Fue cuantificadora pero sin llegar nunca a una
cuantificación total en lo económico y en lo demográfico, aunque tampoco puede haber una
cuantificación eficaz sin un dominio perfecto del espacio.
85 También influyó mucho el desencanto producido por la gran crisis económica que se abrió a finales
de los 60 y a principios de los 70.
39
pequeños hombres o los pequeños fenómenos los que le arrebatan su protagonismo a los
grandes hombres o a amplio e impersonales movimientos de la Historia; por lo demás, se van
abandonando los grandes escenarios económicos braudelianos e incluso el carácter de la
historia para volver hacia los simbólico y hacia lo cultural.
El logro más llamativo de esta tercera generación de Annales es la llamada historia de las
mentalidades, que es el análisis de nivel inconsciente de las prácticas sociales, del pensamiento
colectivo y automático de una época o grupo social. Este concepto de la historia de las
mentalidades está muy próximo a la psicología colectiva o social de la primera generación de
Annales, que a su vez superaba el mismo concepto de ideología. También derivó hacia una
antropología histórica, en donde interesaba más el funcionamiento que el cambio en la Historia.
Se empezó a incidir sobre la civilización material: vida cotidiana material y mental, vida de las
personas corrientes, lo repetitivo, etc. Esta historia podía ser muy fructífera a condición de ser
un lugar de intersección entre lo económico, lo social y lo cultural. La historia dejó de ser una
fría historia-problema al recuperar al hombre mismo de entre las abstrusas tablas económico-
demográficas; y un hombre considerado más como un consumidor que como un productor.
Un gran proyecto reciente trata de superar el concepto vago de mentalidades y ser más
operativo que éste acuñando la noción de historia de la vida privada, que se asemeja a lo que se
llamaba la historia de las civilizaciones o de las costumbres. Se inscribe ésta en el movimiento
de desmembramiento del objeto histórico y de la historia social típica de los 70. Otro medio de
escapar a lo real es el refugio en el mundo de lo imaginario, el mitoanálisis. Esta historia de lo
imaginario ha permitido al historiador nuevas aportaciones tales como la anexión de
documentos literarios e iconográficos.
Michel Foucault (1926-1984). En su sistema filosófico, éste prefería los fragmentos del
saber, las instituciones y las prácticas discursivas consideradas como islotes. En el punto de
partida de esta historia serial estaba la historia económica, que ahora se abre ampliamente a
otras dimensiones de la historia humana: mentalidades, psicología social, lo afectivo. A la
historia total y masiva se contrapone una historia de las particularidades y de las herencias. En
la base de este desmantelamiento se encuentra el descentramiento del hombre, que ya no se
considera sujeto activo en la base de la historia. Los historiadores se acogerán a las
discontinuidades entre series parciales de fragmentos históricos. A la universidad del discurso
histórico se opone la multiplicación de objetos en su singularidad. El entusiasmo por el
ordenador aún acentúa más la propensión de la historia al desmembramiento, a la serialización.
→ Materialismo histórico
88 La economía
41
Los dos conceptos esenciales del materialismo histórico son el modo de producción y la
formación económico-social. Cada formación económico social presenta más de un modo de
producción. Las fuerzas productivos son el conjunto de factores de producción característicos
de una sociedad en una época determinada y que es preciso conjugar para producir los bienes
que dicha sociedad demanda. El desarrollo de las fuerzas de producción determina, en última
instancia, toda la historia humana, y el conjunto de las relaciones de producción constituye la
estructura económica de la sociedad.
La crítica actual podríamos resumir en dos direcciones básicas. Por un lado, para el
marxista toda historia se convierte en historia relevante, en su visión extrema. Se trata de
42
conocer y demostrar plenamente la ley histórica de la lucha de clases y de la relación entre base
y superestructura, lo cual supone una orientación estática hacia un futuro cerrado y prefijado.
Sólo estudiando el pasado en cuanto pasado, podemos conseguir que la ciencia histórica
cumpla una función: mantener abierto el futuro. Por otro lado, está la cuestión de si podríamos
explicar la historia como una totalidad y averiguar a la vez qué es lo que la hace moverse. Si así
fuera, la historia se configuraría como una totalidad articulada y jerarquizada en niveles o
regiones: relaciones de producción o infraestructura económica, superestructura jurídico-
política, superestructura ideológica… En cuanto a la crítica marxista de las ideologías, no es sino
la extensión al ámbito de las ideas políticas de los sofismas de justificación aristotélicos. El
marxismo, al fundarse en una categoría de causas de índole económica que, actúa como primer
motor de la historia, fracasa por cuanto siempre pueden existir otros factores que se revelan
más poderosos en determinadas coyunturas.
El pensamiento histórico marxista, ya desde los últimos años de Engels, llegó hasta un
marcado anquilosamiento dogmático, siendo posteriormente el estalinismo su punto máximo
de inflexión en este sentido. Este endurecimiento significaba explicar el materialismo histórico
como una correspondencia rígida entre la economía y la política. Después de la Primera Gran
Guerra, empezó el proceso de desnaturalización economicista y científica del marxismo a
manos de la Socialdemocracia Alemana y de la Rusia Soviética. La desmovilización de la clase
obrera europea en los comienzos del siglo XX hizo perder gran parte de su carácter
revolucionario a la doctrina marxista. Se pasó a una época de simplificación dogmática, de
empobrecimiento teórico agravado por las necesidades perentorias de la Revolución Rusa de
1917. Con ésta, surgió una escuela de pensamiento marxista en la URSS, cuyo influjo fue
importante sobre los intelectuales de todo el mundo 89. En dicha escuela fueron perceptibles
algunos progresos con respecto a la ciencia histórica: una mayor preocupación por lo
socioeconómico en vez de lo tradicional político institucional y un interés por la historia de las
clases populares y de los movimientos sociales. También hubo algunos retrocesos:
A partir de los años 50, podrán verse algunos síntomas de apertura al intensificar los
contactos con historiadores occidentales. En el occidente europeo la liberación de los férreos
esquemas de los dogmas estalinistas supuso el inicio de un proceso de discusión y
renovación. Hubo que esperar a que finalizara la Segunda Guerra Mundial para ver aflorar
abiertamente historiadores marxistas en varios países occidentales. El británico Maurice Dobb
abrió la discusión sobre la transición del feudalismo al capitalismo. Por otra parte, el
estructuralismo marxista se convirtió en la forma dominante de marxismo en el Occidente e
incluso en Iberoamérica, ayudado por la cobertura filosófica proporcionada por Louis Althusser
que consigue que muchos conceptos marxistas se vuelvan más operativos para los
historiadores.
Decisiva la labor del Instituto de Investigación Social de Frankfurt 90, donde surgieron
figuras como G. Lukács, Kark Korsch y A. Gramsci. Gramsci rechazó el economicismo, el
mecanicismo vulgar que buscaba una explicación inmediata de los hechos políticos e
ideológicos en causas económicas. También señalaba la necesidad de distinguir entre aquellas
modificaciones económicas que afectan profundamente la estructura misma, permanentes y
con repercusiones sobre los intereses de clases sociales enteras y las que son simples
variaciones coyunturales, que no modificaban la estructura y sólo afectaban a pequeños grupos
de la sociedad. Otra de sus grandes aportaciones fue su reflexión sobre los mecanismos por los
cuales una clase puede ejercer la dominación sobre las otras, estableciendo su hegemonía no
sólo por la coerción, sino también mediante el consenso, pasando la ideología de grupo a ser
universal a la sociedad, hasta que las clases inferiores volvieran a tomar conciencia de sus
propios intereses. En Occidente, la discusión sobre el concepto de formación económico-social
pretendía recuperar una categoría teórica que liberase al materialismo histórico de su
dependencia de los cinco modelos abstractos que representaban los modos de producción.
Gran Bretaña ha contado con una valiosa escuela historiográfica marxista que se ha
caracterizado por el carácter abierto de su obra, un cierto desinterés por lo económico, y su
preocupación por el rigor científico. Una nueva izquierda surgió en torno a la revista History
Workshop, que intentó aproximarse al movimiento obrero y a un público popular en general.
90 Fundado en 1923
44
E.P (Edward Palmer) Thompson (1924-1993) decía que el materialismo histórico no trata
de dar cuenta del funcionamiento de una economía, sino de una sociedad entera; y esa
sociedad comprende muchas actividades y relaciones de poder, de conciencia, sexuales,
culturales, jurídicas, etc., no coincidentes con la economía política
Pierre Vilar (1903-2006), según el cual la historia marxista debe ser una visión global de
la sociedad con la economía como pieza fundamental pero no única.
La economía política se configura como una de las ciencias sociales más vigorosas y
renovadoras entre los siglos XVIII y XIX. Gran desarrollo y empuje experimentado desde finales
del siglo XIX. También hay que tener en cuenta un mayor interés o preocupación social por los
hechos económicos, máxime a partir de especial coyuntura histórica que se abre a partir del
año 1929 y que da paso a la Gran Depresión. A partir de aquí, ya no es sólo preocupante todo lo
que es crisis política, crisis social, sino que la crisis económica adquiere protagonismo. Puede
decirse que, desde entonces, la crisis económica se convierte en la crisis de moda. La ciencia
económica fue la primera en formarse con un cabal aparato matemático, lo que contribuyó a su
rápida madurez y a poder servir de ejemplo a otras ciencias humanas.
45
La historia económica es hoy en día una de las disciplinas con más tradición y en ella han
confluido tanto historiadores como economistas. La historia económica hecha por
historiadores ha demostrado en lo que se ha venido llamando historia serial. La historia
económica hecha por economistas ha buscado siempre argumentos para justificar las
modernas teorías económicas. Por otra parte, los historiadores buscaban acercarse más a la
ciencia entendida como repetición, medida, modelo matemático, pero podemos decir que para
éstos la historia económica es otra metodología histórica a utilizar. En muchos sentidos, la
historia económica ha sido una manera de aproximarse a la historia que, rebasando lo
cuantitativo, ha alcanzado hasta el llamado tercer nivel de la historia; es decir, ha creado un
estilo y, por tanto, una amplia escuela que ha impregnado gran parte de nuestra actual
historiografía, basado en el cuantitativismo y no limitado a lo económico, sino ampliando a lo
llamado socioeconómico y a lo mental.
Encontramos los primeros balbuceos de este tipo para hacer historia ya en la última
década del siglo XIX. Al poco tiempo aparecen las primeras historias de los precios, las cuales
pueden considerarse como las verdaderas pioneras de la historia económica. El interés sigue
centrado en esa historia de los precios, entendida ahora como un intento de buscar respuestas
a los acuciantes problemas económicos de la época de la Gran Depresión. Esta historia
económica moderna, cuantitativa, nace ahí, en un viraje producido entre 1929 y 1933. Algunos
historiadores de la economía introdujeron en sus trabajos la cuantificación sistemática. Se pudo
prescindir de manera efectiva de los hechos individuales en la historia. Según esto, una serie de
datos cualquiera sólo tenía sentido cuando se elaboraban para contestar a ciertas preguntas.
Ya no interesa sólo el dato aislado, sino la curva que marca una tendencia, un movimiento a lo
largo de un tiempo que suele ser extenso, prolongarse más allá de una hecha puntual.
El estudio del ciclo económico había vuelto a hacer patente la necesidad de superar las
limitaciones de esta visión marginalista de la economía, para dedicarse al estudio de largas
ondas de crecimiento.
François Simiand perfeccionó una teoría de los movimientos de larga duración llegando a
la teoría de las fases.
La construcción de una historia científica de los precios a la altura de los años 30 no fue
una improvisación. Desde finales del siglo XIX se elaboró y publicó material sobre precios,
aunque por entonces no se distinguía muy bien la diferencia entre los precios normativos y los
46
precios objetivos y reales del mercado. La preocupación económica en torno a los precios fue
en aumento hasta que la Gran Depresión los elevó a un papel estelar en las preocupaciones de
los economistas, de los políticos y de todos los individuos.
→ Las “nuevas historias económicas”: Historia serial, historia cuantitativa, “New Economy
History”
El objetivo implícito por parte de los historiadores en esta etapa era llegar a una historia
económica globalizante y totalizante, a una historia del desarrollo. Esta no comprendía sólo los
precios, sino también otras variables como la producción industrial, la población, los
intercambios, etc. Por la parte de la historia moderna, se buscó el conocimiento histórico de las
condiciones previas al despegue en Europa, al crecimiento sostenido de la época
contemporánea. Esta historia económica cuantitativa global de nuevo tipo era ciencia auxiliar
de la economía, y tenía que recurrir todavía con más fuerza a las otras ciencias humanas en
busca de material estadístico en busca de series.
- Crítica documental
- Miendo a incurrir en anacronismo
- Interés por la labor casi artesanal de construir lentalmente las distintas teorías histórico-
económicas, adaptadas al funcionamiento real de los diferentes sistemas económicos…
Pierre Chaunu (1923-2009), para él la historia serial ha cambiado el sentido del hecho
histórico de lo repetitivo obliga a utilizar sólo la larga duración y también el equilibrio de un
sistema permitiendo medir el cambio ocurrido en el marco de este, pero no la transformación
cualitativa del mismo.
instrumento estaba siendo perfeccionando hasta cotas muy elevadas. Interesará también un
análisis del arranque, del crecimiento, del take off, del desarrollo y de las disparidades y
desequilibrios que aquel implicaba. Centrada en la problemática del crecimiento económico, se
concentraba en la aplicación retroactiva de los métodos de la contabilidad nacional. Esta
constituía un modelo económico en el que pudieran analizarse los diferentes flujos y stocks,
que resumían la actividad económica en su conjunto. Aplicarla al pasado implicaba reunir
materiales estadísticos y organizarlos según el citado modelo. Pero se tropezaba con una gran
dificultad: la escasez de datos cuantitativos o de posible cuantificación, mayor cuanto más nos
alejabamos en el tiempo.
→ La demografía histórica
91 Cuando Alfred H. Conrad y John R. Meyer leyeron su trabajo “Teoría económica, inferencia estadística
e historia económica”
49
En el estudio del movimiento natural de una población cabe conocer las tasas de
natalidad y mortalidad de nupcialidad, de fecundidad, etc. En cuanto al estudio de los
movimientos migratorios hay que considerar que pueden ser permanentes o temporales,
espontáneos u organizados, internos o externos, o extraordinarios, o migraciones propiamente
dichas o turbulencias.
Los vínculos de la demografía con otras ciencias han tenido que ser abundatísimos, ya
que la variación de los factores demográficos más importantes debe ser estudiada en función
de muchos elementos explicativos. La fecundidad y la mortalidad dependen de la acción
50
conjunto de factores biológicos y sociales, y entre estos últimos están los conflictos bélicos, las
fluctuaciones económicas, las costumbres, mentalidades religiosas, patrones de vivienda y
alimentación, profesión y nivel cultural, política de Estado, etc. La demografía histórica se ve
obligada a recurrir a otras ciencias sociales para llegar a una explicación completa de los
fenómenos que estudia. Los temas derivados de la demografía histórica son bien conocidos: la
ilegitimidad, la edad de matrimonio, la fecundidad, la mortalidad… La historia demográfica se ha
desbordado de forma natural en la sociedad, en la cultura e incluso en lo espiritual.
Convendrá discernir los dos sentidos que tiene la expresión historia social. El primer
sentido hace alusión a que la historia social es una síntesis histórica, una historia total, que toda
historia es social, tal y como preconizaba la escuela francesa de Annales; desde el punto de
vista, la historia social no puede ser otra especialización como, por ejemplo, la historia
económica, porque resulta imposible aislar su sujeto de los otros aspectos del ser humano. El
segundo sentido, más restrictivo en su contenido pero más predominante entre los
historiadores de hoy en día es el que coloca a la historia social como una especialidad de la
metodología histórica, específicamente interesada en el análisis de la estructura y relaciones
sociales: clases, grupos sociales, categorías socio-profesionales, etc.; esto es, historia de la
sociedad, de la estructura social en todas sus manifestaciones, cambiantes o no, a lo largo del
tiempo.
51
Como especialidad histórica es una de las que se cultiva muy en contacto con otras
especialidades y ciencias sociales; la historia social por principio es muy ecléctica. En efecto, es
evidente que la historia encuentra en los datos económicos una referencia indispensable; de ahí
que se hable tanto y conjuntamente de lo socio-económico. La estratificación social, la
constitución de los grupos humanos, la estructura de las relaciones sociales no pueden
comprenderse sin tener en cuenta las bases materiales de la producción y distribución del
excedente económico. Por otra parte, la historia social también ha experimentado la influencia
de la cuantificación sistemática y de la serialización.
Según P. Burke, la historia social son tantas cosas como la “historia de las relaciones
sociales; la historia de la estructura social; la historia de la vida diaria; la historia de la vida
privada; la historia de las solidaridades sociales y los conflictos sociales; la historia de las
clases sociales; la historia de los grupos sociales”.
Los Annales y F. Braudel acudían a los tres tiempos92, presentaban una cierta incapacidad
para identificar los factores esenciales que producen el cambio en las sociedades. Siempre nos
toparemos con la complicación de que lo social es tan amplio que es difícil que la historia social
tenga un repertorio concreto y determinado y una teoría exclusiva, y por tanto estará obligada a
soportar una carga de indeterminación, sólo aliviada por la propia y continuada práctica
investigadora; esto es, como algunos autores han simplificado.
Según S. Julia, los social abarca, en historia y en toda ciencia social desde ese concepto
“descriptivamente pre-dado más que teóricamente construido” que es la sociedad hasta esos
“social facts”, o lo que Durkheim denominaba “fait social”, es decir, esas “maneras de obrar,
pensar y sentir exteriores al individuo y que están dotadas de un poder coactivo por el cual se
imponen”. Sociedad, estructuras sociales, procesos de estructuración en el tiempo, fenómenos
y hechos sociales: todo lo que pueda definirse como objeto social es materia de la historia
social.
92 Estructura, coyuntura y acontecimientos
52
Hay que tener en cuenta la teoría de la causalidad social, por la cual una explicación es
social si busca para los fenómenos sociales una determinación social no reductible a la
voluntad de individuos humanos concretos ni al resultado de la mera suma de esas voluntades.
Uno de los rasgos más interesantes e influyentes de esta escuela ha sido la búsqueda, la
vocación por la totalidad, el holismo histórico. El enfoque que predomina es el social-global y se
dedica a investigar el funcionamiento de la sociedad en su conjunto, pero en un tiempo largo,
dándose la mano con el funcionalismo y el estructuralismo.
Esta diversidad de enfoques y de temática surge de una misma dificultad de definir qué es
sociedad y cómo puede abordarse su historia. Hay tres modos de concebir la sociedad:
La historia social ha sufrido una dificultosa relación con su ciencia social nutriente, la
sociología, que ha provocado a veces una incómoda dualidad. Los que pueden considerarse
como los principales fundadores de la sociología moderna combinaron en sus estudios un
interés por la construcción teórica acerca de la estructura social con una comprensión de la
historia de la sociedad, de los procesos de cambio. Sin considerar que la sociedad es una
entidad histórica, no era posible investigar su naturaleza, su relación con la acción o las causas
de su transformación. Sólo después, la sociología, empezaría a derivarse hacia otros caminos
fuera de la historia, hacia la creación de una ciencia natural de la sociedad sin referentes
históricos, presentista y antihistórica. La sociología de finales del siglo XIX iba abandonando las
teorías evolucionistas para instalarse en las funcionalistas. Según éstas, se trataba de analizar
los mecanismos de equilibrio de las formas sociales existentes desvelando las reglas de su
articulación.
apropiado hablar de estructura de clases. Otra manera de enfocar el problema de las jerarquías
sociales es el análisis en términos de estratificación social que propugna la sociología
weberiana y la sociología funcionalista. La teoría de M. Weber parte de la distinción analítica de
tres dimensiones en la jerarquización social: el poder económico, el poder político y el honor
social o de prestigio. La sociología funcionalista norteamericana considera a las
estratificaciones sociales como el resultado de la necesidad de una distribución de funciones
en las sociedades; así las estratificaciones sociales se definirán como la distribución desigual
de derechos y obligaciones de derechos y obligaciones de una sociedad dada, siendo el
prestigio diferencial de las distintas posiciones la base de la jerarquización. Tenemos que tener
en cuenta la estratificación social de base étnica en la que predomina la consideración de
sociedad de castas, del sistema de castas o a los territorios coloniales en general.
La historia social nació entre finales del siglo XIX y principios del XX, asociada a lo
económico y teniendo significados:
En los años 70 asistimos a una verdadera eclosión de los estudios sociales. No obstante,
éstos no se articulan en torno a una escuela concreta, pues existe una gran variedad y
diseminación de objetos de estudios. Y es que, en la historia social todo parece valer: teorías de
la sociedad, metodologías de investigación u objetos de estudio. Los límites entre esta historia
social y la historia de las mentalidades permanecen en muchas ocasiones oscuras y solapadas.
La historia de las mentalidades, como historia de estructuras de ideas, valores o creencias en
cierta manera intemporales, ha dejado paso a la explotación de culturas populares históricas.
Por lo que respecta a Alemania, en la actualidad existe una pujante corriente dedicada a la
historia social o a la historia de la sociedad, la llamada Escuela de Bielefeld, que comparte
protagonismo con la historia de las mentalidades y la historia de la vida cotidiana y la misma
historia política. Debemos hacer una matización más respecto a una de las últimas tendencias
de la investigación histórica que intenta hermanar la historia política y la historia social:
- Historia política
➢ Una historia narrativa tradicional en la que la política domina la cronología de los
hechos;
➢ Una historia “desde arriba”, que sitúa en los equilibrios y cambios políticos su
propia clave explicativa y que también “identifica la historia de una colectividad
con los gestos conscientes de sus elites”
➢ También es posible concebir la historia política como una sociología del poder
que analiza los mecanismos de selección y el funcionamiento de las decisiones
de la clase dirigente
➢ También una historia política de amplio período que subraya, no tanto
acontecimientos y rupturas, como características culturales y rasgos duraderos.
que se usa principalmente para abordar tanto el problema de las raíces de la acción política,
como el de la estructura y la movilidad social. Tiene un muy bien ambicioso propósito: “ hacer
inteligible la acción política, ayudar a explicar los cambios ideológicos o culturales, identificar
la realidad social, y describir y analizar con precisión la estructura de la sociedad, lo mismo
que el grado y la naturaleza de los movimientos que en ella se verifican”. Podemos considerar
dos escuelas dentro de la prosopografía: una elitista y otra de masas. A su vez, puede haber tres
estudios sucesivos:
1) Elaboración de simples listas con los nombres de quienes detentan cargos o títulos
2) Genealogías familiares
3) Dicciones biográficos completos
A finales de los 50, Lévi-Strauss, el filósofo del estructuralismo, trabajó por aproximar la
historia y la etnología, aunque desde el primado de ésta sobre aquella. Se alejó de la
antropología funcionalista para considerar que la etnología y la historia tienen objetivos
comunes pero métodos diferentes: mientras que la historia organiza sus datos en relación con
las expresiones conscientes de la vida social, la etnología lo hace con las condiciones
inconscientes de la misma.
→ Sociología histórica
1) El análisis macrosocial, realizado por durkheimianos que adoptan la teoría del sistema
social de Parsons y la aplican a casos históricos, para indagar las condiciones de
estabilidad del sistema, predecir perturbaciones y proponer medidas de profilaxis social
2) La historia comparada, compuesta por weberianos que interpretan y explican
causalmente determinados procesos históricos por medio de la búsqueda de
regularidades causales y utilizando la metodología comparativa.
Hay que constatar una cierta vuelta o recuperación de la sociología histórica de Marx y de
Weber con ciertos matices. La sociología histórica no aspira a construir una teoría general de
59
una sociedad total en donde las sociedades particulares son etapas de un desarrollo universal,
ni tampoco pretende aislar los diversos aspectos del comportamiento humano en una
acumulación inconexa de datos. Por el contrario, reivindica de nuevo el tiempo histórico como
una categoría fundamental del análisis teórico de la sociedad, intentando comprender la
relación entre la experiencia y la actividad personal y la organización social, como algo que se
construye continuamente en el tiempo; es decir, la conexión dinámica entre la acción humana y
la estructura social como una cuestión empírica de la historia mundial.
Esta nueva sociología histórica posee importantes similitudes con la historia teórica
preconizada por los marxistas franceses e ingleses y con el grupo de historiadores sociales
alemanes de la universidad de Bielefeld. Su denominador común es rechazar la aceptación
acrítica de metodologías y modelos teóricos de interpretación que no hayan surgido en
contacto con la investigación histórica concreta. Lo que identifica a estos historiadores es una
abierta defensa de una historia orientada teóricamente y un deseo de alcanzar una mejor
comprensión del significado, organización y límites del vocabulario conceptual utilizado.
→ Historia y antropología
La antropología es la ciencia del hombre considerado como parte del reino animal y como
miembro de una sociedad. Nos interesa más la evolución, desarrollo, estructura y
funcionamiento de las culturas humanas de todos los tiempos.
Las relaciones entre la Antropología e Historia resultaron muy parecidas a las que
habíamos visto entre la sociología y la historia: también la antropología tuvo episodios hostiles
para con la historia. La teoría antropológica se nutrió de tres importantes paradigmas a partir de
los años 50:
Sólo a partir de los 60 surgieron otras nuevas antropologías mucho más interesantes para
la historia: la antropología simbólica, la ecología cultural y también el estructuralismo93. Algunos
historiadores abogan por un claro eclecticismo, por la utilización de varios enfoques
antropológicos, amén de un acercamiento al folklore, sin perder el referente final de la historia
social. Se ha denunciado que algunos historiadores se han dedicado a saquear las diferentes
modalidades de análisis antropológico, basándose en fundamentos teóricos irreconciliables o
despreciando todo problema teórico como si el uso de una metodología no implica tambíen
cambios en la interpretación de los datos históricos.
Tenemos que tener en cuenta que también existe una cierta oposición entre dos enfoques
conocidos respectivamente como ético y émico en cuanto al análisis cultural y que suponen
tipos de análisis complementarios, pero no isomorfos.
El análisis ético se preocupa por fenómenos que pueden ser identificados y estudiados
independientemente del juicio cultural de los nativos. El émico aspira a representar ordenada y
explícitamente los modelos cognitivos. La diferencia es metódica, donde se busca la
verificación de análisis: en el ético el punto de referencia para la verificación es la comunidad de
observadores científicos; en el émico son las respuestas de los propios nativos y etnólogo
utiliza la propia distancia que existe entre su propia cultura, y la que observa para evitar utilizar
sus propias categorías y reconstruir el sistema lógico de la sociedad estudiada. La oposición
ético-émico no es lo mismo que la oposición entre real e ideal: el análisis ético se ocupa del
comportamiento real de la gente, el émico investiga más que ideales. Busca modelos de
conocimiento, tanto de lo que se supone que sucede como de lo que de hecho sucede.
También hay que tener en consideración la llamada antropología económica, que tiene por
objeto el estudio de la organización y de la práctica económica en sociedades diferentes,
centrándose en las fuerzas productivas, relaciones de producción, modo de producción,
combinación de las fuerzas productivas con las relaciones sociales, formación social, etc., con
constante recurso a la historia, No hay que perder de vida la antropología política, consagrada a
la descripción y análisis de los sistemas políticos de las sociedades primitivas o tradicionales,
para estudiar las diversas instituciones y procedimientos que aseguran el gobierno de los
hombres así como los sistemas de pensamiento y los símbolos que lo fundamentan y
legitiman.
→ Historia y Psicoanálisis
Es evidente que también podemos rastrear en la historia de las mentalidades una relación
con la psicohistoria y el estructuralismo, con el inconsciente colectivo de C. G. Jung y el
estructuralismo de Lévi-Strauss. Pero si hay que reseñar la influencia de la psicología en la
formación de la historia de las mentalidades, también hay que precisar que la psicología, no ha
aportado técnicas ni instrumentos de trabajo a la especialidad de la historia de las
mentalidades. Su aportación está en la línea de inspirar problemáticas, de plantear cuestiones
de nuevo tipo. Así, el análisis histórico de las mentalidades colectivas se basa en su ubicación
en el ambiente, el contexto histórico-social que les corresponde. Muchos historiadores tienden
a incluir los estudios de psicología colectiva dentro de la órbita de la historia social. Tampoco
hay que descartar el papel de la demografía como reveladora de las mentalidades, sobre todo
en la época del predominio de la historia económica y demográfica. También está la posible
influencia de la filosofía acerca de la vida, de la muerte, etc. Por otra parte, también podemos
incluir en el verano de las mentalidades el tema de la religión popular, los intermediarios
culturales o los demiurgos del mundo social, la sociabilidad, el redescubrimiento de la fiesta,
etc.
El campo de la historia de las mentalidades colectivas, para por una doble perspectiva:
totalidad, lo cual no resta interés al estudio diferencial de mentalidades según capas o grupos
humanos de dicha sociedad.
También dentro de las mentalidades siempre colectivas cabe el estudio del mundo
espiritual, o como Bennassar calificaba, el universo de la creencia. En muchas de estas
cuestiones se plantea un muy estrecho contacto de la historia con el folklore.
Hay una relación directa entre la iconografía e historia de las mentalidades, o más bien un
debate entre historiadores, historiadores del arte, etnólogos y semiólogos. Aquí se tiene la
historia del arte tradicional, la iconografía cualitativa de élites, el folklore, la etnografía, la
iconografía, etc.
Vovelle afirmaba que “la iconografía pone a disposición de los investigadores una masa
considerable de documentos con lo que les permite alcanzar grupos sociales más extendidos
como también percibir actitudes diferentes”.
Puede existir una interesante relación entre la historia de las mentalidades y el derecho. El
historiador que observa el funcionamiento de una sociedad en un momento relativamente
estable en su evolución, ve al derecho como revelador de las reglas de tal funcionamiento.
Entonces necesita saber sólidamente los principios del derecho escrito y de todo derecho
institucional, las costumbres efectivamente vivas que tengan alcance social, la medida real de
aplicación de las reglas destacadas, y la medida de su aceptación socio-psicológica. El derecho
no sólo existe en los textos, más bien surge por el impulso espontáneo de las necesidades
colectivas, sentidas de manera distinta según el estado de toda clase de técnicas: materiales,
66
Un peligro que puede incurrir la historia de las mentalidades es considerar que los más
importante que mueve la historia son los productos del pensamiento y que además, no nos
damos cuenta de que éstos no pueden separarse de la existencia material de los individuos
humanos.
En un principio, sólo era posible conocer la historia de las grandes familias, muy bien
documentadas. A partir del desarrollo de la historia serial, la historia de la familia se convirtió en
un amplio y renovado objeto de investigación. En los orígenes de dicha conversión se
encuentran en los años 50, tanto la empresa solitaria de Ph. Ariès, como la colectiva de L. Henry
y P. Goubert y sus colaboradores en la elaboración de los nuevos métodos de demografía
histórica.
surgida ya en la Edad Media. Además, la familia era espacio de vida privado, de solidaridad de
intereses, sentimientos y objetivos.
Esta especialidad a su vez comprende cuatro líneas de desarrollo bien definidas: una
prehistoria, una demográfica, otra por los sentimientos y otra desde la economía doméstica.
Pueden considerar la familia como un proceso, la naturaleza del grupo familiar, normas de
exogamia, modelos culturales y religiosos de matrimonio y familia, costumbres hereditarias,
modelos matrimoniales, prácticas de crianza y adopción, trato de los ancianos… Tampoco
deben faltar los estudios sobre linaje y familia y hay tenemos los sistemas de consanguinidad:
bilineal o descendencia cognaticia; patrilineal o agnaticio.
La historia cultural, la historia intelectual, la historia de las ideas… Hay muchas maneras
de definir una especialidad histórica muy amplia y a la vez todavía muy imprecisa, que sufre
varias denominaciones según las lenguas y nacionalidades. Cada historiador de esta
especialidad posee propias denominaciones. Tampoco hay homogeneidad en los contenidos.
Estudia la encarnación de una idea, sus significados, el uso que de ella se hace:
de J. Burckhardt, de mediados del siglo XIX. Tras la Gran Guerra, la historia de la cultura y de las
ideas se configura como una disciplina histórica que influye sobre la renovación general de la
historias. Las historias fueron elevadas al rango de fuerzas dominantes en la historia. Ahí están
sus influencias sobre la historia del sentimiento religioso o de la piedad; la cultura popular; la
historia de la filosofía, etc. Hasta los años 70 no se percibió que el triunfo no había sido
completo. La historia de la cultura tuvo que renunciar a sus pretensiones de ser sintetizadora de
todas las disciplinas históricas. De hecho, los historiadores del Arte se refugiaron en
metodologías y departamentos distintos a los de la historia.
Dentro del amplio marco de la historia cultural hay que considerar la dialéctica entre la
cultura popular y la historia intelectual. Podemos considerar a la misma como una de las
fructíferas incentivadas a su vez por la eclosión del movimiento de la historia de las
mentalidades. Es una temática nueva que experimenta una fuerte renovación al socaire del
resto de las metodologías históricas.
La idea de cultura popular surgió a finales del siglo XVIII con el famoso escritor alemán
J.G. Herder. Lo novedades de este escrito y en todos los que le siguieron, era considerar este
acervo de canciones, historias, teatro, proverbios, costumbres, ceremonias, etc., como parte de
un todo que expresaba el espíritu de un pueblo. Se produjo el descubrimiento intelectual de la
cultura popular por razones estéticas e incluso políticas. No obstante, la cultura popular no ha
tenido un interés meramente académico: catervas de aficionados se han dedicado al estudio de
algún aspecto de la cultura popular, del folklore. La cultura popular como tema histórico
adquiere carta de naturaleza plena en los años 70. Coincide con el interés mayor por el estudio
de los grupos oprimidos y minoritarios o por la cultura suboficial: magia, folklore, tradición oral.
Como precursor también habría que contar con la figura de A. Gramsci, quien en sus “Notas
desde la cárcel” había introducido el tema de la cultura popular en el pensamiento marxista.
El interés por la cultura popular no procede de ninguna escuela o país en concreto ya que
puede cultivarse en cualquier parte. Uno de sus mayores peligros es el localismo, el no ver más
allá del propio campanario: aunque existen modelos y variedades locales, el sustrato de la
cultura popular es muy amplio y abarca grandes zonas que no suelen coincidir con las
entidades políticas al uso. El campo de la cultura popular está en la literatura, estudios,
iconográficos e iconológicos, carnaval y cuaresma, las fiestas, brujería y magia, etc.
70
Collini considera que la historia intelectual es parte de la historia y como tal, su papel es la
comprensión de las “ideas, pensamientos, argumentos, creencias, supuestos, actitudes y
preocupaciones” que juntos constituyen la vida intelectual o reflexiva de sociedades pretéritas.
Esta vida intelectual está unida a la vida política, económica, etc.
Cada vez parece menos válido el reparto entre una historia intelectual vinculada a los
pensamientos de las elites y una historia cultural enfocada a las mentalidades comunes, con
enfoque colectivo y tratamiento estadístico de materiales anónimos no considerados en su
individualidad. La oposición erudito-popular no puede servir de principio a una distinción entre
historia intelectual e historia cultural.
La viena historia intelectual fue siempre terreno propicio para las formas más extremas
de fragmentación que conducían al inmanentismo, dando lugar a que dicha historia intelectual
se diversificará en una historia de la ciencia o ciencias, en una historia de la tecnología, del arte,
de la literatura, etc., sin que ningún historiador las relaciona en una visión homogénea de la
cultura para integrarla en un análisis de la sociedad. La concepción de la historia cultural ha
experimentado varios bandazos, desde una mera consideración de lo cultural es un
epifenómeno, una superestructura hasta la exageración del panculturalismo, de que las
representaciones mentales son el motor fundamental de la historia. La historia cultural roza o
interfiere la historia de las mentalidades. Hoy en día, la consideración de que la cultura y la
ideología son vitales para la esencia misma del cambio histórico, ha favorecido la aparición de
estudio muy estimables de historia social-cultural.
transformada por los métodos y temas sociohistóricos que se concentran en el estudio del
desarrollo de las palabras, especialmente significativas durante un largo periodo de tiempo.
Suponía una superación de la tradicional historia de las ideas, relacionada más con la historia
social.
94 Sus inspiradores
72
Este análisis de los conceptos del pasado no se realiza de manera estática, pues también
se ocupa de estudiar los cambios que se producen en esas conceptualizaciones, al socaire del
resto de los hechos históricos. La historia de los conceptos puede suministrar elementos muy
valiosos para la historia social, ya que sin conceptos no hay sociedad , y los conceptos se
basan en sistemas sociopolíticos. Los conceptos vienen a ser “registros de la realidad y, a la
vez, factores de cambio de la propia realidad”. Los conceptos también son parte de ese
contexto.
1) Análisis de crítica histórica: investigar en los textos el uso de las palabras en sus
ámbitos concretos para desvelar sus significaciones políticos y sociales
2) El principio diacrónico: hacer un seguimiento de las diferentes variaciones de contenido
de un concepto a lo largo del tiempo
3) El análisis semasiológico y onomasiológico: interpretación de la variedad de significados
que puede tener una palabra o la variedad de significantes para un determinado
concepto.
4) La distinción entre palabra y concepto
5) La historia se plasma en determinados conceptos y se convierte en historia en cuanto es
entendida
M. Vovelle realizaba una reflexión: “Es verdad, a medida que se avanza en el tiempo, se
hace cada vez más difícil distinguir esta lectura elemental que hace del texto literario el simple
reflejo de la práctica social del tiempo, y es nuestra responsabilidad descifrar las significaciones
latentes de un discurso más complejo, por lo tanto cargado de prejuicios múltiples”.
73
En el terreno de la historia los efectos de este llamado giro lingüístico han sido tardíos y
prometen ser útiles en el examen de cómo se elaboraban los discursos históricos
legitimadores. Las formas de abordar los textos seleccionados como fuentes varían según la
actitud del historiador. Sólo interesa el contenido, explotado de forma cualitativa. Pero en la
medida en que se tenga algún conocimiento teórico y técnico de la lingüística aparecerán
nuevas posibilidades, desde un análisis temático más riguroso hasta el estudio del mismo
discurso, de la estructura lingüística de los textos en el sentido de captar la función del discurso
estadio con relación a determinada ideología.
Tradicionalmente, los historiadores se han servido de las fuentes escritas para obtener
datos que conforman su conocimiento histórico y elaborar así con ellos su producción
historiográfica. El texto se reducía a ser un simple medio para conseguir referencias históricas,
un medio pasivo y transparente que mostraba de manera directa y evidente su sentido. El
desarrollo de la lingüística moderna ha venido a cuestionar en su raíz la ingenuidad de esta
consideración sobre el texto y la del método que se utilizaba para obtener información de
dichas fuentes. El mismo texto se ha convertido en la actualidad en objeto autónomo de
investigación.
lingüísticos realizados a través de la historia de las palabras y los conceptos. Tras la II Guerra
Mundial, la atención va a desviarse preferentemente hacia el campo de las disciplinas
económicas y demográficas en la historia. Todos los cambios de énfasis historiográfico
tuvieron su parangón en los cambios de atención en el campo de la investigación lingüística.
En el ámbito anglosajón este objeto de estudio tendrá que esperar hasta los años 80 para
encontrar manifestaciones ya maduras. Las primeras escuelas en interesarse por estos temas
fueron las británicas British Below Movement e History Workshop, y la americana New Social
History. En ellas podemos hacer dos observaciones fundamentales:
Ambos proyectos parte del concepto básico de discurso con el más amplio denominador
común entre los discursos específicos y se hallan a mitad de camino entre la
Begriffsgeschichte y el análisis del discurso, alimentándose directamente del estructuralismo
político de los años 60 más que del epistemológico-fenomenológico.
El objeto de estudio del análisis del discurso lo constituyen las prácticas discursivas
desarrolladas en una formación social y en un momento dado. Es la introducción de categorías
temporales la que dota al análisis de especialidad histórica. El resultado más directo de la
aplicación de estas nuevas metodologías históricas se ha operado en la revalorización de
determinadas fuentes históricas para el estudio de la historia social. El origen de estos cambios
ha sido provocado por la labor teórica de los historiadores de las mentalidades, quienes no sólo
propusieron una nueva forma de leer un documento sea cual sea, sino que provocaron un
cambio fundamental en la consideración y búsqueda de dichas fuentes. Todo era fuente para el
historiador de las mentalidades, por lo que su labor produjo una ruptura fundamental en las
76
No todas las expresiones de insatisfacción por la moderna historia social tienen el mismo
valor y significado. Una cuestión es intentar corregir abusos o volverse hacia algunas virtudes
olvidadas o poco practicadas; otra muy diferente es despreciar la interpretación social para
justificar una vuelta a los postulados más tradicionales de la historia positiva e histórica, y en
concreto a sus formulaciones más cómodas y menos comprometidas. Tampoco es igual poner
en cuestión o incluso desechar algunas teorías sociológicas que han resultado poco adecuadas
al trabajo histórico, que desprenderse, de toda preocupación teórica con el objeto de volver al
empirismo más romo. Aunque la historia social se ha implantado con fuerza en el panorama
historiográfico, no han dejado de surgir críticas y cuestionamientos, unos bienintencionados y
desinteresados, otros oportunistas e interesados.
95 Enfoque que equiparaba la explicación histórica a la propia de cualquier otra ciencia, natural o social
77
En el campo de las propugnadores, este tan polémico retorno ha tenido como uno de sus
principales y primeros formuladores al famoso historiador histórico británico L. Stone. En la
década de los 80 han surgido varios historiadores que han defendido un cierto repliegue hacia
los antiguos cauces narrativos. Hay que decir que no ha renegado de la perspectiva social que
tanto se ha cultivado en nuestro siglo, y que sólo han buscado enriquecer esta perspectiva
actual con otra retomada y reelaborada del pasado. Aquí cabría hablar más de una neonarrativa
que enriquece el moderno discurso historiográfico, que da una vuelta al pasado de la antigua
historia narrativa.
Si tuviéramos que definir en qué consiste esta nueva/vieja tendencia diríamos que esta
historia organiza sus materiales de forma descriptiva más que analítica y se centra en el hombre
más que en sus circunstancias; versa más sobre lo particular y lo específico que sobre lo
colectivo y estadística. También se desprende el hecho de que la narración no afecta sólo a la
forma de exponer, sino también al contenido y al método de la historia. Los historiadores
trabajan sobre discursos ya acabados, ideologizados, por lo que es difícil que después
pretendan narrar unos hechos sin aplicar ninguna ideología.
Stone justificaba este resurgir por un cierto cansancio con respecto al modelo
sociológico-estructural heredero tanto del marxismo como de Annales y de la cliometría. Este
cansancio a veces había degenerado en una desilusión por el determinismo económico-
demográfico de dicho modelo, de que éste relegara constante a un segundo plano los factores
intelectuales, culturales, religiosos, psicológicos e incluso políticos.
La férrea crítica que se ha ejercido sobre las técnicas cuantitativas y por sus abusivas
derivaciones informáticas también han contribuido a socavar esa historia social de la que
venimos hablando. En contra de este panorama ha resurgido un interés por los factores
culturales, políticos en incluso ideológicos que motivan una vuelta hacia la historia tradicional.
78
Este regreso no puede hacer tabla rasa con la historia social de nuestro siglo y se realiza
con varias diferencias con respecto al pasado siglo:
- El interés por los sectores mayoritarios de la población en vez de por los poderosos
- El análisis se conjuga con la descripción
- El constante recurso a nuevas fuentes
- La exploración del subconsciente y la utilización de la conducta para la revelación del
significado simbólico de los fenómenos
- Componer el relato para ilustrar el funcionamiento interno de la cultura y de la sociedad
pasada.
Otros historiadores han propugnado esta vuelta o nuevo desarrollo de la narración como
una plausible solución a la cada vez más complicada y especializada compartimentación de la
investigación histórica. La narración puede hacer de aglutinador, siempre y cuando el objeto
79
histórico a estudiar sea accesible, de tamaño razonable, homogéneo. Lo más fácil es aplicarlo o
a la política o a la biografía, y resulta muy difícil que una narración pueda integrar los datos de
una historia política, social, cultural, etc., eludiendo otros sistemas teóricos.
También hay que tener presente que la historia política actual ya no es la misma que la
que se extendía en el siglo XIX. El concepto y objetivo básico de la historia política es el poder y
todo lo que éste conlleva o todo lo que lo explica. Para estudiarlo ya no bastan el mero estudio
de los acontecimientos, sino también rigurosos estudios cuantitativos o seriales y una
perspectiva a largo plazo, primando la consideración de las estructuras, del análisis social, de la
arqueología del poder, la reflexión previa sobre los mecanismos sociales del poder, las
relaciones entre el Estado y la sociedad, los gobernantes y gobernados, que se han llevado a
cabo por varias vías:
La historia narrativa como tal ha tenido muchas concomitancias con la historia de las
mentalidades, y en concreto con la corriente llamada microhistoria, muy cultivada en Italia y
cuyo máximo adalid ha sido Carlo Ginzburg. Esta microhistoria consiste en la investigación de
casos individuales con métodos casi detectivescos, que en última instancia repudian la
existencia de leyes generales a la historia en aras a conseguir un mayor efectismo literario.
Aunque la historia narrativa sea un intento laudatorio de aproximar history y story, hay que
ponerse en guardia contra la intromisión del relato de ficción en el relato histórico, como puso
en guardia R. Chartier.
80
historia: La investigación
1. Sin fuentes documentales no hay historia
Para ambas hay que tener dispuesto siempre el método comparativo, que rompe los
límites geográficos y cronológicos.
Según Thuiller y Tulard, hay que evitar ciertos inconvenientes, incluso trampas:
Bloch decía que un documento es como un texto, que habla cuando le interrogamos. Así,
el historiador tiene mucho de detective, con unas hipótesis que debe verificar con evidencias y
preguntas a testigos. Debe llegar a una historia demostrable, científica. Debe buscar las causas,
con preparación, experiencia e imaginación. También hay que improvisar cuando es necesario…
y estar preparado para encontrar lo no buscado.
Las fuentes son básicas para acometer cualquier investigación histórica; pero no todo el
proceso de historiar se cifra en ellas. Existe el peligro del abuso documental y del positivismo,
ayunos de carga teórica-metodológica. En el conocimiento histórico basado en fuentes
encontramos la crítica externa e interna de las mismas y el establecimiento de los hechos sobre
los cuales las fuentes proveen de información directa.
Las operaciones del método de investigación histórica. Son lógicas pero no sucesivas ni
obligatorias:
96 Hipótesis
83
97 Empirismo
98 Criticados, evaluados, clasificados, analizados, procesados e interpretados
99 Primeras y secundarias
100 Fiabilidad y adecuación
84
En cuanto a las técnicas cuantitativas, las matemática, consisten trasladar los fenómenos
observados en cifras y símbolos que permiten un análisis más rápido e intuitivo. Cuantificación
e identificación de series. Uso de la estadística.
Hay datos nominales, ordinales e intervalos o proporciones, Sobre los datos pueden
aplicarse distintas técnicas de análisis matemático, como el de asociaciones y correlaciones o
el factorial.
Las técnicas cuantitativas gráficas consisten en representar los fenómenos por figuras
fácilmente comparables por yuxtaposición o superposición. Las figuras pueden ser gráficos
matemáticos o no matemáticos. Los principales tipo de representación gráfica en ciencias
sociales son:
relación del contenido. A veces se han reunido documentos sueltos que no responden a un
único proceso administrativo pero que se refieren al mismo asunto o tema, para su
conservación: es lo que se denomina dossier. También pueden darse algunos documentos
principales con anejos.
El libro. Conjunto de hojas unidas por uno de los lados. Consta de las siguientes partes:
sobrecubierta, cubierta, lomo, tapa, guarda, hoja de guarda, anteportada, portada, página de
derechos, texto, página y colofón.
Han pasado por varios formatos: tablillas, planchas, rollos o volúmenes códices, libros.
Estos suelen carecer de portada, letras capitales, divisiones del texto, pie de imprenta, suelen ir
foliados en vez de paginados, suelen usar gran formato, no tienen signos de puntuación, utilizan
muchas abreviaturas, caracteres imperfectos, márgenes extensos, papeles gruesos y poco
estandarizados.