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Trabajo Final

Modulo: Métodos de trabajo en el estudio e investigación histórica

Alumno: Danny De la Orden Guridi

La historia mantiene con un rol protagónico en las sociedades contemporáneas. En


ocasiones su vigencia está de forma inconsciente en los humanos de nuestros días,
separarse de ese pasado que condicionó nuestro presente, resulta imposible. Utilizada como
instrumento tradicional del poder, la historia recoge todas las dificultades y éxitos de
nuestra especie. Al ser una “ciencia” (tema en disputa hace ya más de un siglo) tan
polémica y discursiva, genera la rica dialéctica de nuevas opiniones y criterios con la
reinterpretación y conocimiento de nuevas fuentes.

A manera general con este trabajo final se pretende un acercamiento a todos esos elementos
que engloban la acción investigativa del historiador. Como la tarea responde al periodo de
la Historia Antigua, se utilizaron textos que valoraban, estructuraban y definían el oficio del
historiador para analizar la época. Para lograr una mayor comprensión considero oportuno
subdividir el trabajo en diferentes líneas de estudio: Función de la historia, historiador,
métodos, fuentes y cientificidad de la historia.

Anteriormente mencionaba la utilización de la historia para todo tipo de legitimaciones


políticas. Efectivamente la historia ha sido el instrumento en el que muchos gobiernos han
basado sus discursos con tal de obtener el apoyo de las masas. En materia religiosa la
historia cumple igualmente una importante función. Varias de las religiones más
practicadas del mundo (cristianismo, islam, judaísmo) presentan en su texto rector un
basamento histórico del cual se origina la religión. El control de lo sucedido en el pasado es
una tarea de primer orden para los líderes devotos. Más allá de las manipulaciones políticas
y religiosas, la historia es un medio de identidad, pues en ella se resguarda un sin número
de tradiciones, costumbres e ideas. Su amplio alcance es un elemento que la distingue de
otras ciencias sociales, por ello la Historia tiende a la subdivisión en especialidades y
etapas. Por consiguiente se puede afirmar que la historia posee una amplia variedad de
funciones: política, cultural, intelectual, religiosa y social.
Una vez expuesta la amplia gama de funciones que cumple en una sociedad la Historia, se
infiere que no es tarea fácil la labor de historiar. El personaje protagónico de toda
investigación es el historiador, sin él no tiene lugar la reconstrucción parcial del pasado que
los profesionales de esta materia realizamos a partir de las fuentes. El oficio de historiar es
inspeccionado por las altas esferas de una nación. En la historiografía se distinguen tres
intereses que conducen a las investigaciones: el primero de ellos es respondiendo intereses
propios (tanto personales o de una entidad en sí), el segundo camino es el contestatario en
el cual se intenta desmontar una idea preestablecida (tanto por interés personal o por interés
de otro grupo de personas) y el tercero es el camino de la aportación de nuevos
conocimientos en ámbitos aun no investigados (que con el tiempo tendrán implicaciones en
un determinado sector). La idea de lo argumentado es reflejar que el historiador nunca
trabaja sin un interés específico y que todo descubrimiento o tesis que afirme el historiador,
va a tener una repercusión.

Desde los orígenes de este oficio, tanto griegos como romanos, entendieron los peligros y
exigencias que conlleva la actividad del historiador. Concibiendo que su función ha
evolucionado con respecto a este periodo clásico, son muchos los aportes que los textos de
los autores antiguos brindan. En Tucídides y su obra de La guerra del Peloponeso se
muestran varias de las bases que acompañarán los estudios históricos. Este declara que
plasmará estrictamente lo sucedido y resalta la diferenciación de su trabajo con la poesía y
la filosofía. Tucídides es uno de los primeros historiadores conscientes de la tarea que está
ejecutando y a pesar de los numerosos errores, que desde la visión contemporánea puedan
aparecer, no tiene sentido ese tipo de crítica. La idea es entender como desde los inicios de
nuestra profesión, plasmar “lo que realmente sucedió” es uno de los requisitos que no se
pude pasar por alto. Hoy en día las visiones son un poco distintas y una investigación
histórica transgrede el solo exponer como realmente sucedió.

Sin lugar a dudas la excelencia en el trabajo de un historiador se resume en su arsenal


metódico y al correcto uso e interpretación de las fuentes. Ambos elementos son cruciales
en el resultado final de una investigación y están estrechamente relacionados. A palabras
del destacado historiador alemán J. G. Droysen: “Los métodos científicos son como los
órganos de nuestra percepción sensorial: Tiene como cada uno de estos su energía
específica y un campo de acción determinado para el que están adaptados y según el cual se
definen en su índole y utilidad”1.

El estudio de la Historia Antigua supone un gran reto para nuestra disciplina. El


enfrentamiento constante a lenguas antiguas obliga al historiador a conocer, al menos, una
de ellas, generalmente a la que más se muestra en su línea de investigación. Trabajar con
una fuente primaria en lenguaje original no siempre es motivo de aceptar todo lo escrito
allí. Sobre el asunto argumentaba Moses Finley: “Otro hábito no evidente de los
historiadores antiguos era el parafrasear raramente o, menos frecuente aun, citar un
documento. Es notorio que Tucídides prescindió de hacer referencia alguna a documentos
en su declaración sobre el método o de hacer uso público de ellos excepto en algunas
ocasiones…”2 En el mundo de la Historia son muchas las falsificaciones por lo que el
historiador debe ser perspicaz y estar atento a este fenómeno.

Al igual que en otros de los periodos definidos por la historiografía, en la Historia Antigua
se utilizan diferentes fuentes para generar información, ejemplo de ellas son papiros,
monedas, literatura, inscripciones, monumentos etc. Un historiador nunca puede renunciar a
examinar todas las fuentes que estén a su alcance. En ocasiones sucede que un investigador
descubre una fuente que desmonta su propia teoría y decide no exponerla a crítica ni
publicarla, esto evidenciaría a un profesional que no es serio con su trabajo. De igual forma
existen historiadores que no pueden tolerar un vacío, y lo complementan a partir de la pura
invención.

El trabajo con ciencias auxiliares resulta crucial para la labor investigativa en la Historia
Antigua. Los constantes desarrollos tecnológicos permiten a los arqueólogos y otros
especialistas realizar un mayor número de búsquedas con resultados más precisos. A día de
hoy, el progreso a nivel de informática, software y equipos de investigación permiten datar
documentos y textos de forma más exacta.

En su texto La Historia Antigua y la investigación del fenómeno histórico el historiador


Geza Alfoldy comenta que en ocasiones la Historia Antigua es catalogada como la historia
de las grandes personalidades individuales (Pericles, Alejandro, Cesar, Augusto,
1
Alfoldy, Geza. La Historia Antigua y la investigación del fenómeno histórico. Edición de la Universidad
Complutense de Madrid, 1984, p. 54.
2
Finley, Moses I. “Historia Antigua. Problemas metodológicos”. Editorial Crítica, Barcelona, 1995, p. 30.
Constantino etc.)3. No obstante, numerosos autores especializados priorizan el método antes
de la narrativa (sin descuidarla porsupuesto), acercándose más a la comprensión del
sistema, por ejemplo las características del sistema económico romano.

Al inicio de este trabajo anunciaba la polémica que existe alrededor de la cientificidad de la


historia desde hace más de un siglo. El tema en sí me parece desgastante, tanto se ha escrito
con respecto a la cuestión, que se cuenta con una base sólida de textos de los que afirman y
de los que se oponen. A día de hoy no es lógico ni novedoso realizar amplios debates
acerca de dicho tema. A mi entender la Historia es una ciencia, pero sin entender la palabra
ciencia en el sentido que se conciben las ciencias exactas y naturales. En los párrafos
anteriores a este, se expuso todo la metodología y trabajo con las fuentes que tiene lugar en
el oficio de historiar. La labor de un profesional de la ciencia histórica no tiene que
envidiar, ni sentirse menos científico que el de las mencionadas exactas y naturales. Los
historiadores trabajan con fuentes reales, es decir, elementos que formaron parte de la
cotidianidad de nuestros antecesores. La ciencia histórica no se mide con las mismas reglas,
pero por ello no dejan de ser reales sus investigaciones. Una persona no se convierte en
historiador simplemente al poseer una fuente, para ser historiador una persona se forma
mínimo 6 años de su vida.

Las malas praxis de los historiadores han atentado para que exista dicho criterio que le resta
objetividad al trabajo y al resultado en sí de esta actividad. Varios de los errores que
cometen los historiadores fueron mencionados al inicio de este escrito, pero además se
suman el plagio, la historia erudita, el positivismo, como otros males que pueden tener
cualquier otra ciencia. Los historiadores realizan reconstrucciones parciales de la realidad a
partir de las fuentes que disponen y esa objetividad es innegable. La idea de la historia
objetiva debe partir desde los propios integrantes del gremio y autoreconocer que ejecutan
ciencia, pues tienen métodos y alcanzan resultados. Los científicos naturales trabajan con
fenómenos que tienen constancia y uniformidad, sin embargo el historiador estudia a la
especia humana, que es un ser impredecible. A pesar de que siempre los humanos tienen
comportamientos similares con respecto a un determinado fenómeno, eso no garantiza un
modelo universal, por ello la historia no puede ser juzgada desde la óptica de las ciencias

3
Ibídem, p.55.
exactas. En este sentido la historia se presenta como una ciencia aún más compleja pues se
trabaja sobre bases variables.

Lograr realizar una historia de todo lo pasado es una labor imposible, con respecto a este
tema J. G. Droysen comenta: “nunca el total de los hecho acaecidos, el desarrollo de todas
las cosas, sino un saber sobre lo acaecido y lo acaecido así sabido”4.

Para concluir se puede afirmar que la historia es una ciencia en la que el uso de una correcta
metodología y trabajo con las fuentes permite realizar grandes aportes a la historia humana.
Dentro de las diferentes etapas que son trabajadas por los historiadores, la denominada
como Antigua presenta varias dificultades y características propias. El historiador que se
acerque a este periodo histórico debe acudir a ciencias auxiliares y tener conocimiento de
alguna lengua antigua.

4
Alfoldy, Geza. La Historia Antigua y la investigación del fenómeno histórico. Edición de la Universidad
Complutense de Madrid, 1984, p. 56.

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