Está en la página 1de 5

“ALABANZA: UN ESTILO DE VIDA”

Por: Roberto Gerena (21 de febrero de 2024)

Texto base: Salmo 150: 1-6.


Tema: La alabanza a Dios, más que un estilo musical, es un estilo de vida que
debemos experimentar y practicar.
Propósito: Que el/la creyente reconozca la necesidad de alabar a Dios en todos los
ámbitos de su vida.
Área: Devocional.1
Diseño2: Breve reflexión bíblica y expositiva, predicada durante un servicio
virtual de oración por la noche (por la aplicación de Zoom).

Introducción

Cuando se lee y estudia los salmos, uno se encuentra con alegrías y tristezas,

lágrimas y pruebas, dolores y placeres, ¡pero el libro de los Salmos termina con la más alta nota

de alabanza! Como el libro del Apocalipsis que cierra el Nuevo Testamento, este salmo final le

dice al pueblo de Dios: “No te preocupes, así es como terminará la historia. Nosotros, ¡todos

alabaremos al Señor!” Se utiliza la palabra alabanza trece veces en este salmo, y diez de esas

veces, se les ordena "alabarlo". Cada uno de los anteriores cuatro libros de salmos terminan con

una bendición (41:13; 72:18–19; 89:52; 106: 48), pero el libro termina con un salmo entero

dedicado a la alabanza. Como los salmos anteriores, nos da un resumen de algunos aspectos

esenciales de la verdadera adoración.3

El texto base para nuestra reflexión es un salmo anónimo (sin autor humano

conocido) en el canon bíblico. Generalmente, los eruditos bíblicos catalogan el Salmo 150 como

1
Sigo la clasificación del libro del Dr. Rafael A. Rodríguez, Homilética simplificada: Manual de predicación
(Terrassa [Barcelona], ESP: Editorial CLIE, 2002), 40.
2
Véase Rodríguez, Homilética simplificada: Manual de predicación, 44.
3
Warren W. Wiersbe, The Wiersbe Bible Commentary: Old Testament (Colorado Springs, CO: David C. Cook,
2007), 1050.
un himno (canto de alabanza)4 o doxología.5 El pastor bautista inglés del Tabernáculo de

Londres en el siglo XIX, Charles H. Spurgeon, y conocido como el "Príncipe de los

predicadores", escribió que este constituye «la última cumbre de esta cordillera de los Salmos. Se

eleva a gran altura en el claro azul del cielo, y sus laderas están bañadas por la luz del sol del

mundo eterno de la adoración.»6 Por su parte, otro bautista, Leslie C. Allen, califica este salmo

como «un crescendo [aumento progresivo] de alabanza» («a Crescendo of Praise»)7, mientras

4
P. ej., Artur Weiser, The Psalms: A Commentary (The Old Testament Library), ed. gen. G. Ernest Wright, John
Bright y Peter Ackroyd (Philadelphia, PA: The Westminster Press, 1962), 841; A. A. Anderson, The Book of
Psalms, vol. 2 (The New Century Bible Commentary), ed. gen. Ronald E. Clements y Matthew Black (Grand Rapids,
MI/London, ING: Eerdmans, 1981), 954; Bernhard W. Anderson, Out of the Depths: The Psalms Speak for Us
Today, ed. rev. y expand. (Philadelphia, PA: The Westminster Press, 1983), 242; C. Hassell Bullock, Old Testament
Poetic Books, ed. rev. y ampl. (Chicago, ILL: Moody Press, 1988), 135; Pablo Hoff, Libros Poéticos (Miami, FL:
Editorial Vida, 1988), 188; Luis Alonso Schökel y Cecilia Carniti, Salmos II, 4a. ed. (Estella [Navarra], ESP:
Editorial Verbo Divino, 1993), 1675; James L. Mays, Psalms (Interpretation: A Bible Commentary for Teaching
and Preaching), ed. James L. Mays (Louisville, KY: John Knox Press, 1994), 450; Hans-Joachim Kraus, Los
Salmos, vol. 2, trad. Constantino Ruiz-Garrido (Salamanca, ESP: Ediciones Sígueme, 1995), 838; J. Clinton
McCann, «The Book of Psalms: Introduction, Commentary, and Reflections», The New Interpreter's Bible, vol. 4,
ed. Leander E. Keck et al. (Nashville, TN: Abingdon Press, 1996), 539-1280, esp. p. 648; Mervin Breneman,
«Salmos: Exposición», Salmos, vol. 8 de Comentario Bíblico Mundo Hispano, ed. gen. Daniel Carro, José Tomás
Poe y Rubén O. Zorzoli (El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano, 1997), 402; Craig C. Broyles, Psalms, vol. 11 de
New International Biblical Commentary: Old Testament Series, ed. Robert L. Hubbard Jr. y Robert K. Johnston
(Peabody, MA: Hendrickson Publishers, 1999), 519; Roland E. Murphy, The Gift of the Psalms (Peabody, MA:
Hendrickson Publishers, 2003), 173; Samuel Terrien, The Psalms: Strophic Structure and Theological Commentary
(The Eerdmans Critical Commentary), ed. gen. David N. Freedman (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 2003), 928;
Walter Brueggemann y William H. Bellinger, Jr., Psalms (New Cambridge Bible Commentary), ed. gen. Ben
Witherington III (New York, NY: Cambridge University Press, 2014), 618; Leslie C. Allen, Psalms 101-150, vol. 21
de Word Biblical Commentary, ed. rev., ed. gen. Bruce M. Metzger, David A. Hubbard y Glenn W. Barker (Grand
Rapids, MI: Zondervan, 2018), 322; W. Dennis Tucker Jr. y Jamie A. Grant, Psalms, Volume 2 (The NIV
Application Commentary), ed. gen. Terry Muck (Grand Rapids, MI: Zondervan Academic, 2018), 1018.
5
Derek Kidner, Psalms 73-150: A Commentary on Books III-V of the Psalms, vol. 14b de Tyndale Old Testament
Commentaries, ed. gen. D. J. Wiseman (Leicester, ING/Downers Grove, ILL: Inter-Varsity Press, 1973), 490-492; J.
J. Stewart Perowne, Commentary on the Psalms, 2 vols. en 1 (Grand Rapids: Kregel Publications, 1989), 2: 486;
Willem A. VanGemeren, «Psalms», The Expositor's Bible Commentary, vol. 5, ed. gen. Frank E. Gaebelein (Grand
Rapids, MI: Zondervan, 1991), 878; Robert L. Alden, Los Salmos (Comentario Bíblico Portavoz), trad. Santiago
Escuain (Grand Rapids, MI: Editorial Portavoz, 1994), 333; Konrad Schaefer, Psalms (Berit Olam: Studies in
Hebrew Narrative & Poetry), ed. David W. Cotter (Collegeville, MN: The Liturgical Press, 2001), 345; Murphy,
The Gift of the Psalms, 173; James H. Waltner, Psalms (Believers Church Bible Commentary), ed. Elmer A. Martens
y Willard M. Swartley (Scottdale, PA/Waterloo, Ontario (Canada): Herald Press, 2006), 714; Samuel Pagán, De lo
profundo, Señor, a ti clamo: Introducción y comentario al libro de los Salmos (Miami, FL: Editorial Patmos, 2007),
713; Rodolfo H. Blank, Salmos: Una ventana al Antiguo Testamento y al Mesías (Comentario Concordia) (Saint
Luis, MO: Editorial Concordia, 2008), 649; Allen P. Ross, A Commentary on the Psalms, vol. 3 (Grand Rapids:
Kregel Publications, 2016), 962; Allen, Psalms 101-150, 324.
6
C. H. Spurgeon, El Tesoro de David, vol 2, trad. Samuel Vila (Viladecavalls [Barcelona, España], 1990), 530.
Véase además Walter T. Bevan, Libro de los Salmos, vol. 6 (Pilar [Provincia de Buenos Aires, ARG]: Fundación
Cristiana de Evangelización-Librería Editorial Cristiana, 1991), 180.
7
Allen, Psalms 101-150, 322. Cf. J. Clinton McCann, A Theological Introduction to the Book of Psalms: The
Psalms as Torah (Nashville, TN: Abingdon Press, 1993), 56; También de McCann, «The Book of Psalms:
Introduction, Commentary, and Reflections», 1278..

2
que el fallecido anglicano británico W. O. E. Oesterley ̶ citado por el rabino judío también

fallecido A. Cohen ̶ comentó que el Salmo 150 es «la más grande sinfonía de alabanza a Dios

jamás compuesta en la Tierra».8 [traducción mía]

I. Presentación del tema

Para este instante, quiero hablar sobre cómo la alabanza a Dios, más que un estilo

musical, es un estilo de vida que debemos experimentar y practicar. Asimismo, deseo hablar

sobre la necesidad de alabar a Dios en todos los ámbitos de nuestra vida.

II. Desarrollo

1. Primero, debemos entender bien qué quiso decir originalmente el autor

del Salmo 150. Por lo que se observa en los Libros de Crónicas, la música sacra desempeñaba un

papel destacado en la comunidad hebrea de los tiempos posteriores al destierro, cautiverio o

exilio en Babilonia. Algo semejante debió ocurrir en épocas más antiguas.9

2. El segundo paso, en esta hora, consiste en comprender el contexto literario

en que se enmarca el Salmo 150. Forma parte de los llamados salmos Hallel (heb.;

específicamente, Hallelú,"alabad"; Salmos 146-150).10 Este vocablo hebreo y sus variantes

8
A. Cohen, The Psalms: Hebrew Text & English Translation with An Introduction and Commentary (Soncino Books
of the Bible), ed. A. Cohen (London/Bournemouth, ING: The Soncino Press, 1950), 479; Samuel Terrien, The
Psalms: Strophic Structure and Theological Commentary, 928.
9
Kraus, Los Salmos, 838; véase además Erhard S. Gerstenberger, Psalms, Part 2, and Lamentations, vol. 15 de The
Forms of the Old Testament Literature, ed. Rolf P. Knierim, Gene M. Tucker y Marvin A. Sweeney (Grand Rapids:
MI/Cambridge, ING: Eerdmans, 2001), 460. 747). John Goldingay (Psalms, vol. 3 [Baker Commentary on the Old
Testament Wisdom and Psalms], ed. Tremper Longman III [Grand Rapids, MI: Baker Academic, 2008], 747) añade
y opina que la referencia al cuerno de carnero en lugar de la trompeta de metal a la que Crónicas se refiere y el uso
de la palabra para címbalos (Salmo 150: 5) que de otro modo viene solo en 2 Sam. 6:5 puede sugerir que el salmo es
preexílico [anterior al exilio en Babilonia].
10
Gerstenberger, Psalms, Part 2, and Lamentations, 458.

3
aparecen 13 veces en los breves seis versículos de este salmo.11

3. Tercero, y en relación con el paso anterior, vamos a ver el contexto

teológico del Salmo 150. Su autor contesta a cuatro preguntas básicas sobre la alabanza:

¿Dónde? (Sal 150: 1)12, ¿Por qué? (150: 2), ¿Cómo? (vv. 3-5)13 y ¿Por quiénes? (v. 6).14

11
Alden, Los Salmos, 333; Mays, Psalms, 450; Waltner, Psalms, 714.
12
Algunos estudiosos piensan que se refiere al templo en Jerusalén. Cf. Weiser, The Psalms: A Commentary, 841;
Perowne, Commentary on the Psalms, 2:486; VanGemeren, «Psalms», 878; Breneman, Salmos, 402; Terrien, The
Psalms: Strophic Structure and Theological Commentary, 928. Otros, siguiendo una tradición rabínica judía, han
creído que se trata del santo templo en el cielo, así Cohen, The Psalms: Hebrew Text & English Translation with An
Introduction and Commentary, 479; cf. James Limburg, Psalms (Westminster Bible Companion), ed. Patrick D.
Miller y David L. Bartlett (Louisville, KY: Westminster John Knox Press, 2000), 505. Finalmente, un grupo de
eruditos como Anderson (The Book of Psalms, vol. 2, 955), Carroll Stuhlmueller (Psalms 2, vol. 22 de Old
Testament Message: A Biblical-Theological Commentary, ed. Carroll Stuhlmueller y Martin McNamara
(Wilmington, DE: Michael Glazier, 1983), 221) y Pagán (De lo profundo, Señor, a ti clamo: Introducción y
comentario al libro de los Salmos, 714), McCann («The Book of Psalms: Introduction, Commentary, and
Reflections», 1279), Tucker y Grant (Psalms, Volume 2, 1040) consideran que se refiere a ambos templos.
13
Schaefer (Psalms, 345) comenta que, mientras el shofar (cf. Biblia Textual IV Edición, The Complete Jewish
Study Bible), cuerno [de carnero] (cf. Biblia de Jerusalén, Biblia de Jerusalén Latinoamericana, Biblia de Navarra,
Biblia Latinoamericana, Common English Bible, Félix Puzo, El Tanaj (La Biblia) comentada, New English
Translation, (JPS) Tanakh, The Holy Scriptures, Revised JPS Tanakh, y Versión Cantera-Iglesias; de ahí, "cuerno de
carnero" en Nueva Traducción Viviente) o trompeta (Amplified Bible, Biblia de Biblia de la Iglesia en América,
Biblia de Nuestro Pueblo, Biblia Hispanoamericana, Biblia para el pueblo de Dios (BPD), English Standard Version,
Good News Bible/Today's English Version, King James Version, La Biblia [trad. León Dujovne, Manasés
Konstantynowski y Moisés Konstantynowski], La Biblia hebreo-español [trad. Moisés Katznelson], Living Bible,
Nácar-Colunga, New American Bible, New English Bible, New King James Version, New Revised Standard
Version, Nueva Versión Internacional, Palabra de Dios para Todos, Reina-Valera Revisada o 1977, Revised English
Bible, Revised Standard Version, Sagrada Biblia: Versión oficial de la Conferencia Episcopal Española,
Straubinger, The Message, The Hebrew Bible: A Translation with Commentary, vol. 3 [ed. Robert Alter] {New
York, NY/London, ING: W. W. Norton & Company, 2019}, 337; The Voice, Traducción en Lenguaje Actual [TLA]
y Versión Popular "Dios Habla Hoy"; cf. Reina-Valera Actualizada: "corneta") en Salmo 150: 3, que la Versión
Reina Valera la traduce como "bocina". Este instrumento musical (p. ej., Oseas 8: 1) lo sonaban los sacerdotes y
líderes en ambientes litúrgicos, el salterio y el arpa los rasgaron David y los levitas. Además, el pandero (cf. Éxodo
15: 20-21), las cuerdas y las flautas (Sal. 150: 4) fueron instrumentos que amenizaban festividades seculares,
mientras que el pandero (v. 4) lo tocaban las mujeres y se acompañaba con danzas y procesiones que ellas
participaban. Igualmente consúltense Stuhlmueller, Psalms 2, 221; Blank, Salmos: Una ventana al Antiguo
Testamento y al Mesías, 650-651; VanGemeren, «Psalms», 879-880. El salterio es el laúd, especie de arpa.
Consúltese Terrien (The Psalms: Strophic Structure and Theological Commentary, 929, quien asimismo comenta
que la danza nunca es mencionada en las listas de orquestas del templo y fue probablemente rechazado en la era
rabínica como inducción a excitación erótica (Genesis Rabbah, 30 en el Talmud Babilónico).
14
Waltner, Psalms, 715. Este llamado universal (no solamente a Israel) a los seres humanos. Consúltense, p. ej.,
Anderson, The Book of Psalms, vol. 2, 956; Perowne, Commentary on the Psalms, 2: 487; Mays, Psalms, 451;
Limburg, Psalms, 505. La BPD lo traduce como "todo cuanto vive", mientras que la TLA la vierte como 'todos los
seres vivos". (cf. Biblia de América: "todo viviente"; La Biblia Libro del Pueblo de Dios: "todos los seres vivientes";
igualmente The Message: "every living, breathing creature"; mientras que El Tanaj (La Biblia) comentada la traduce
como "Toda alma").

4
III. Conclusión

1. El Salmo 150 nos insta a recordar que la alabanza, lejos de ser una moda,

consiste en expresión a Dios por lo que Él es, en lugar de por lo que Él nos da.

2. El Salmo 150 nos insta a recordar que la alabanza es una expresión de gozo

ante la presencia de Dios.

3. El Salmo 150 nos insta a recordar que la alabanza es individual e

igualmente colectiva o comunitaria (cf. Apocalipsis 5: 13).15

Hoy el texto bíblico nos lleva a que podamos reconocer que la alabanza a Dios,

más que un estilo musical, es un estilo de vida que debemos experimentar y practicar en todos

los ámbitos de nuestra vida. Esperamos que Dios nos ayude reconocer la necesidad de alabar a

Dios con sinceridad de corazón. Amén.

15
Bevan, Libro de los Salmos, vol. 6, 185.

También podría gustarte