Está en la página 1de 31

Adolfo Ivorra Phase, 291, 2009/3, 239-269

EL SALTERIO
EN EL RITO HISPANO-MOZÁRABE

El salterio litúrgico ha sido descrito como el libro de la Biblia


que más resonancia ha tenido en la vida de la Iglesia. Esta capa-
cidad que tienen los salmos para dar contenido a nuestra oración
la refleja muy bien Casel: «No hay actitud en el alma del hombre
religioso que no encuentre en ellos su expresión, desde el dolor
más profundo de arrepentimiento del alma y de abandono, hasta
la alegría más jubilosa por la unión con Dios; desde el sentimiento
de unidad con la gran comunidad del Señor hasta la vivencia más
personal e íntima con la Divinidad»1. Pero Casel no se queda en la
capacidad que tienen los salmos para ayudar a expresar al hombre
religioso en su actitud frente a Dios, sino que también es consciente
del papel especial que tiene el salterio en la Iglesia: «Tomemos,
además, la interpretación alegórica refiriéndola a Cristo y a la
Iglesia, a la Obra salvadora del Nuevo Testamento, y después
los cambios de luz con que el ciclo festivo y las Horas del Oficio
iluminan los salmos, y podremos vislumbrar algo de la riqueza
inagotable de la oración litúrgica»2.
El rito romano mantuvo durante mucho tiempo la idea de que
el culto cristiano era Escritura hecha oración. La tardía aceptación
de cantos e himnos «no inspirados» es un ejemplo claro de ello.
Sin embargo, con el tiempo, la Escritura cede el protagonismo a

1 O. Casel, El misterio del culto cristiano, San Sebastián, 1953, 192.


2 Ibid.
240 Adolfo Ivorra

cantos e himnos «eclesiásticos»: el gradual –reducción del salmo a


unas estrofas– se consolida frente a la proliferación de secuencias
pre-evangélicas, el himno se convierte en la parte central de cada
hora «canónica», etc. Con la reciente reforma del rito romano, su
forma ordinaria devuelve el protagonismo a los salmos. De hecho,
se disponen en torno a ellos unos recursos de exégesis litúrgica
que permiten una mayor aceptación del salterio como oración cris-
tológica. En el rito hispano-mozárabe no se recurre al salterio del
mismo modo que el rito romano actual. De hecho, el salterio nunca
tuvo una presencia mayoritaria en las horas canónicas. Los salmos
en la misa los encontramos en un canto interleccional parecido al
gradual romano, el psallendum, y en el canto de laudes después de
la homilía. Sin embargo, en todos estos elementos celebrativos,
incluso en los salmos del Breviarium Gothicum, el concepto mismo
de salmo tiene una impronta propia3.
Estos datos acerca del salterio en los ritos romano e hispano
nos indican ya que los salmos han tenido una diversa acogida
en los ritos litúrgicos. En el rito sirio, por añadir otro ejemplo, el
Oficio Divino prescinde de la salmodia y se estructura por medio
de responsorios4. En cualquier caso, parece lógico afirmar, como lo
hace H-J. Kraus, que si «en el judaísmo la torá constituyó el centro
del servicio divino, en el cristianismo primitivo adquirieron signifi-
cado especial los escritos proféticos y los salmos»5. El origen de esta
predilección lo encontramos en Cristo mismo: estos escritos hablan
de Él (cf. Jn 5, 39). Los escritos proféticos son concebidos, desde
la óptica cristiana, dentro del esquema promesa-cumplimiento.
¿Cómo se comprenden los salmos? Cada rito da una respuesta
propia. Los subsidios exegéticos de la actual liturgia romana han
dado un sentido amplio salterio, desde las habituales interpreta-
ciones cristológicas, hasta otras más complejas, expresadas en los
títulos sálmicos: vox Christi ad Patrem, etc.6
En el rito hispano-mozárabe no encontramos tantos subsidios

3 Esto, sin embargo, no es privativo del rito hispano.


4 Esta estructuración tiene una amplia expresión en el Oficio Divino his-
pano.
5 H-J. Kraus, Teología de los salmos, Salamanca, 1985, 242.
6 Cf. P. Salmon, Les ‘Tituli psalmorum’ des manuscrits latins, París, 1959.
El salterio en el rito hispano-mozárabe 241

exegéticos. Pero encontramos otros: el locus celebrationis, la com-


presión sálmica de centones de perícopas, las colectas u oraciones
sálmicas, los títulos sálmicos, etc. Una mirada a estos subsidios
exegéticos nos permitirá descubrir cómo la liturgia hispana com-
prende el salterio, qué entiende por salmo, etc.

Los salmos en la Eucaristía


1. EL PSALLENDUM
El psallendum se corresponde al salmo responsorial romano y
al psalmellus ambrosiano7. Del mismo modo que en estos ritos, no
siempre se trata de un salmo. El mismo psallendum es sustituido
en la Cuaresma: «En los miércoles y viernes de las cinco primeras
semanas de Cuaresma, los Threni ocupan el lugar del Psallendum.
Los Threni expresan en tono dramático la penitencia de la Iglesia
y los sufrimientos de Cristo en su Pasión. Sus textos están elabo-
rados sobre varios pasajes de las Lamentaciones y de los libros
de Job y de Isaías»8. La sustitución de la función de los salmos no
es privativa del rito hispano9. Esto nos indica el papel funcional
del salterio en la Liturgia de la palabra y que su inclusión por la
Iglesia no obedece a un conservadurismo o a resabios judaizantes.
En efecto, el salmo ocupa un lugar específico dentro de la Liturgia
de la palabra, concebida como un diálogo teándrico: «El salmista
se dirige al ambón para guiar la respuesta de la asamblea a la
iniciativa de la palabra divina. Estamos, pues, inmersos en una
estructura de diálogo»10.
Limitándonos al ciclo De tempore, mostramos unos cuadros

7 «Después de la lectura profética o, en su lugar, la lectura histórica, se


canta el Psallendum, análogo por su función y su estructura al Graduale
romano y al Psalmellus ambrosiano. San Isidoro atribuye a san Leandro la
composición de un repertorio de psallenda»: Missale Hispano-Mozarabicum
(=MHM), Prenotandos, n. 35.
8 Prenotandos, n. 36.
9 Cf. A. Ivorra, Las colectas sálmicas del nuevo ritual de exorcismos, en Phase
278, 2007, 131.
10 F. M. Arocena, La celebración de la palabra. Teología y pastoral, Barcelona,
2005, 98.
242 Adolfo Ivorra

sinópticos de los salmos, tal y como los encontramos en el actual


Liber commicus (I)11, acompañados por las lecturas a las que los
salmos “sirven”.

Adviento - Navidad
Domingo Lectura previa Psallendum

In primo Domi- Año I: Is 10, 33-11, 10 Año I: Sal 147, 16s


nico de Adventu Año II: Is 2, 1-5; 4, 2s Año II: Sal 71, 3s. 1

In secundo Año I: Is 51, 7-12 Año I: Sal 79, 3. 2


Dominico de Año II: Is 28, 16s; 29, 17-24 Año II: 79, 3. 2
Adventu

In tertio Dominico Año I: Is 51, 1-6 Año I: Sal 84, 8. 7


de Adventu Año II: Ez 36, 6-11 Año II: Sal 95, 12s. 1

In quarto Is 24, 16-23 Sal 95, 12s. 1


Dominico de
Adventu

In quinto Año I: Is 16, 1-5 Año I: Sal 84, 10b. 11-13


Dominico de Año II: Mal 3, 1-4 Año II: Sal 84, 10b. 11-13
Adventu

In sexto Dominico Año I: Is 35, 1-10 Año I: Sal 71, 3s. 1


de Adventu Año II: Is 35, 1s Año II: Sal 147, 16s

In Nativitate Año I: Is 8, 23-9, 6 Año I: Sal 2, 7s


Domini Año II: Is 7, 10-16; 8, 23-9, 6 Año II: Sal 2, 7s

In Circumcisione Año I: Is 48, 12-20 Año I: Sal 97, 2-4


Domini Año II: Gn 21, 1-8 Año II: Sal 8, 2s

In initio anni Año I: Is 49, 1-6 Año I: Sal 47, 11s


Año II: Jr 10, 1-10 Año II: Sal 113, 3. 1

In Apparitione Año I: Is 60, 1-6. 9-14b. 18s Año I: Sal 65, 4s


Domini Año II: Nm 24, 3-9. 15-18 Año II: Sal 71, 10s

11 Conferencia Episcopal Española. Arzobispado de Toledo, 1991.


El salterio en el rito hispano-mozárabe 243

Puesto que el Liber commicus no posee los elementos exegéti-


cos del actual leccionario romano, como por ejemplo el título de la
lectura, no podemos establecer una relación temática entre título-
antífona, sino que debemos cotejar las temáticas. En líneas generales,
las profecías de Isaías (primer y segundo Isaías) son la “revelación”
de Dios a la asamblea, que responde de diferentes formas. El primer
domingo de Adviento tiene un “doble” inicio según el año, dando
una connotación escatológica o encarnatoria al comienzo de este
tiempo. En el año I se introduce la profecía del vástago de Jesé12, y
el salmo que debe expresar la respuesta de la asamblea difiere tanto
del texto de la Vulgata como el de la Neo-Vulgata, pero no cristifica
el término verbum poniéndolo en mayúscula, omisión habitual en
el rito hispano. Este dato ya nos indica que es más lo que se insinúa
que lo que se dice. Por ejemplo, el psallendum no incluye el versículo
anterior (Sal 147, 15), que sería ideal para expresar la perspectiva
encarnatoria del texto de Isaías: «Él envía su mensaje a la tierra y su
palabra corre veloz». En vez de esto, el psallendum se conforma en
aludir al Verbo: Mittit verbum suum et liquefaciet ea13.
La perspectiva escatológica del Año II de este mismo domingo,
exige a su vez otra respuesta diferente de la asamblea. Sin embargo,
la perspectiva encarnatoria sigue estando presente al final: «Aquel
día el germen de Yahveh [en el texto latino radix Iesse] será mag-
nífico y glorioso, y el fruto de la tierra será la prez y ornato de los
bien librados de Israel. A los restantes de Sión y a los que quedaren
de Jerusalén, se les llamará santos14: serán todos los apuntados

12 G. Ramis ofrece un breve comentario en su artículo sobre el leccionario


de Adviento: «Nella I domenica della tradizione B (annus primus del LC)
si legge Is 11,1-10, la profezia del germoglio di Iesse sul quale riposerà lo
Spirito di Dio, e anche la felicità dei tempi messianici; ma questo brano
va preceduto dai versetti finali del capitolo precedente Is 10,33-34, dove il
profeta parla della fine cattiva degli alberi e del bosco; così si evidenza il
contrasto con il germoglio di Iesse»: Il lezionario del rito ispano-mozarabico,
en Rivista Liturgica 88 (2001) 945.
13 La versión castellana de la Liturgia de las horas elimina el sentido latino,
presente tanto en la Vulgata como en la Neo-Vulgata, y traduce: «envía
una orden, y se derriten».
14 Aquí se observa un paralelismo con los textos del N.T. que llaman a
los cristianos ‘santos’: Cf. Hch 9, 13. 32. 41; 26, 10; Rm 12, 13; 15, 25s.
31, etc.
244 Adolfo Ivorra

como vivos en Jerusalén» (Is 4, 2s). La respuesta sálmica será en


este caso: «que él defienda a los humildes del pueblo, socorra a los
hijos del pobre» (Sal 71, 4). Este salmo real nos presenta un reinado
perfecto, en el que el rey asume sus responsabilidades y protege a
sus súbditos. El día de Navidad –en el Oficio de lectura–, la litur-
gia romana dará a este salmo la antífona «En los días del Señor
florecerá la paz, y él dominará». La perspectiva encarnatoria a la
que se aludía brevemente al final de la primera lectura de Isaías,
que ya de por sí se sitúa en un contexto escatológico, se deja de
lado para subrayar dicho contexto.
Aunque no los relaciona, I. Tomás ofrece una descripción muy
completa de las lecturas del día de navidad y de los psallendum.
Limitándonos al año I, observamos cómo lo que se anuncia desde
una perspectiva kenótica (Is 8, 23-9, 6), recibe como respuesta de la
asamblea una perspectiva gloriosa (Sal 2, 7s): «la donación gratuita
de un niño, que la liturgia celebra en Cristo nacido, va a transformar
la realidad de una manera nueva y sorprendente. Sobre todo cuando
la realización de la paz y de la luz, no va a venir por medio de la
fuerza, sino por medio de la inocencia de un niño recién nacido [...]
La tradición cristiana ha visto en este Salmo un anuncio de Jesús
Mesías, comenzando desde los escritos de NT, que toman repetidas
veces estas expresiones. Litúrgicamente, como es nuestro caso, este
Salmo se centra en la figura de Cristo, Hijo de Dios, engendrado
hoy y que va a ser el rey universal»15. La perspectiva escatológica se
aludía al final de la lectura (Is 9, 6), por lo que el paso a la respuesta
de la asamblea no implica una falta de adecuación, sino todo lo
contrario: lo que se insinúa en la lectura se explicita por la Iglesia,
debido a que la Escritura crece con el orante16.

15 I. Tomás Cánovas, Teología de las celebraciones del tiempo de Navidad en la


liturgia Hispano-Mozárabe revisada en 1991, Bilbao, 2003. 61 y 165.
16 «La Biblia aparece a los ojos de la Esposa como palabra continuamente
abierta a nuevos desarrollos no heterónomos [...] Por eso, ¿cómo no
entender a Gregorio Magno cuando escribe: “la palabra de Dios crece con
el que la lee”? que nosotros nos atreveríamos a modificar así: la palabra
de Dios crece con el orante (Scriptura crescit cum orante), entendiendo
aquí por orante la Ecclesia orans, la Iglesia que celebra»: F. M. Arocena,
La celebración de la palabra, 84s.
El salterio en el rito hispano-mozárabe 245

Cuaresma
Día Lectura(s) previa(s) Psallendum
In I Dominico Quadragesimae Re 19, 3-14 Año I: Sal 78,
8-9a
Año II: Sal 77,
19b-20a. 23-24a
Missa ieiunii de II feria incho. Pr 2, 1-9 | Gn 3, 1-19 Sal 101, 14s
Feria III in prima hebdomada Pr 6, 1-8 | Gn 12, 1-20 Sal 132, 1s
Feria IV in prima hebdomada Threni
Feria V in prima hebdomada Pr 20, 5-13 | Gn 7, 1-24 Sal 7, 7b-8a. 10a
Feria VI in prima hebdomada Threni
Sabbatum in prima hebdomada Si 29, 19-30 | Sal 33, 23. 20
Gn 33, 1-20
In II Dominico Quadragesimae Pr 14, 33-15, 8 | Sal 26, 9b-10. 7
Gn 41, 1-45a
Feria II in secunda hebdomada Pr 16, 16-32 | Sal 37, 16-17a.
Gn 42, 3-25 18
Feria III in secunda hebdomada Pr 18, 1-10 | Gn 47, 1-15 Sal 119, 1s
Feria IV in secunda hebdomada Threni
Feria V in secunda hebdomada Pr 28, 6-13 | Ex 5, 1-23 Sal 120, 1s
Feria VI in secunda hebdomada Threni
Sabbatum in secunda hebdom. Pr 28, 14-28 | Sal 139, 5b. 9b
Ex 14, 1-14
In III Dominico Quadragesimae Pr 20, 17-28 | Sal 35, 8a. 11s
Nm 22, 2-23, 10
Feria II in tertia hebdomada Pr 29, 1-14 | Sal 101, 14s
Nm 14, 1-24
Feria III in tertia hebdomada Pr 29, 19-27 Sal 132, 1s
Jos 8, 30-9, 2
Feria IV in tertia hebdomada Threni
Feria V in tertia hebdomada Pr 22, 17-29 | Sal 7, 7b-8a. 10a
Jc 2, 6-23
Feria VI in tertia hebdomada Threni
Sabbatum in tertia hebdomada Pr 25, 2-12 | Sal 33, 23. 20
Jc 21, 1-25
In IV Dominico Quadragesimae Si 14, 11-22 | Sal 70, 5. 19b-
Sam 1, 1-20 20a. 21b. 10b-
12a. 3c-5a
Feria II in quarta hebdomada Si 4, 1-11 | Sam 3, 1-19 Sal 37, 16-17a.
18
246 Adolfo Ivorra

Feria III in quarta hebdomada Pr 15, 22-33 | Sal 119, 1s


Sam 6, 1-19
Feria IV in quarta hebdomada Threni
Feria V in quarta hebdomada Pr 12, 5-15 | Sal 120, 1s
Sam 13, 2-15
Feria VI in quarta hebdomada Threni
Sabbatum in quarta hebdomada Pr 24, 15-25 | Sal 139, 5b. 9b
Sam 20, 11-21, 1
In V Dominico Quadragesimae Si 47, 24-29; 48, 21-23a; 47, Sal 37, 22. 8. 18.
31b | Sam 26, 1-24 20b-21
Feria II in quinta hebdomada Si 48, 1-23 | Sal 101, 14s
Sam 27, 1-12
Feria III in quinta hebdomada Si 10, 26-34 | Sal 132, 1s
Sam 6, 1-23
Feria IV in quinta hebdomada Threni
Feria V in quinta hebdomada Si 37, 20-30 | Sal 7, 7b-8a. 10a
Sam 9, 1-13
Feria VI in quinta hebdomada Threni
Sabbatum in quinta hebdomada Si 44-15 | Re 2, 1-11 Sal 33, 23. 20

Los salmos en la Cuaresma hispano-mozárabe son aún hoy


una tierra virgen en lo que a estudios se refiere17. La Cuaresma,
junto con el tiempo De Cotidiano, es el tiempo que sufrió una adap-
tación importante al nuevo calendario –inspirado en el romano
actual– suprimiendo la llamada “pre-cuaresma”. Las primeras
lecturas son sapienciales18, no históricas, excepto la del primer

17 V. Martín Pintado estudió los sistemas de lecturas cuaresmales del ante-


rior misal, pero no dedicó ningún apartado a los salmos: cf. V. Martín
Pintado, Los sistemas de lectura de la Cuaresma Hispánica. Investigación
desde la perspectiva de una comparación de liturgias, Salamanca, 1977, 181-
391. La ausencia de los salmos en su estudio, sobre todo si tenemos en
cuenta que se trata de un estudio comparado de liturgias –que implica
la puesta en práctica de las teorías de A. Baumstark– nos indican la falta
de sensibilidad hacia el salterio en ese momento.
18 Sobre las lecturas sapienciales, Federici las comprende «como reflexión
sobre el hombre y su destino, su comportamiento para consigo mismo,
para con el prójimo, para con Dios, para con el mundo, y como descubri-
miento progresivo de la intervención de la divina Sabiduría, la Esposa
divina amada, que viene para estar nupcialmente con la comunidad
redimida, con amor omnipotente»: T. Federici, Estructura de la liturgia de
El salterio en el rito hispano-mozárabe 247

domingo porque con él no se inicia propiamente la Cuaresma.


Sin embargo, los salmos responden de alguna manera a las dos
lecturas precedentes, la sapiencial y la histórica. En el lunes de la I
semana de Cuaresma descubrimos que entre la lectura sapiencial
y la histórica hay un nexo, pero el nexo con el salmo lo encontra-
mos en la sola lectura histórica: a las palabras de Pr 2, 6, «Porque
el Señor es el que da la sabiduría, de su boca nacen la ciencia y la
prudencia», la lectura histórica muestra el error de la mujer Eva,
que contempla el fruto prohibido y piensa que él es «excelente para
lograr sabiduría» (Gn 3, 6). El salmo, como hemos dicho, responde
directamente a la lectura histórica, diciendo que «ha llegado la
hora» de apiadarse de Sión, que se convierte en una imagen del
paraíso perdido: «están tus siervos encariñados de sus piedras y
se compadecen de sus ruinas» (Sal 101, 15). La sucesión temática
sería: Dios es la verdadera sabiduría (lectura sapiencial), pero el
hombre se aferró a otra, destruyéndose a sí mismo y al mundo (lec-
tura histórica), por eso suplicamos que Dios se apiade de nosotros
y del mundo (psallendum).
El lunes de la tercera semana tiene el mismo salmo, 101, 14s,
pero en un nuevo contexto. Esta vez, la relación entre las lectu-
ras sapiencial e histórica y el salmo es más armónica. En Pr 29,
1-14 se hace un elogio del hombre justo, pero se dan también las
características del «hombre que, reprendido, endurece la cerviz,
será pronto deshecho y sin remedio» (v. 1). Dios niega la entrada
a la tierra prometida a los que le han despreciado, como nos lo
transmite Nm 14, 23. En cambio, a su siervo «Caleb, ya que fue
animado de otro espíritu y me obedeció puntualmente, le haré
entrar en la tierra donde estuvo, y su descendencia la poseerá» (v.
24). Esto se ajusta a lo que se decía en la lectura sapiencial: «El rey
que juzga con verdad a los débiles, asegura su trono para siempre»
(v. 14), y un poco antes: «El rey, con la equidad, mantiene el país,
el hombre exactor lo arruina» (v. 4)19. ¿Dónde se relaciona el salmo

la Palabra en los leccionarios antiguos y en “Ordo Lectionum Missae”, citado


en AA.VV., Oyentes de la palabra, Cuadernos Phase 105, Barcelona, 55
19 Aquí vemos tipificado al hombre injusto de Proverbios: «la conducta
antisocial es duramente fustigada en el libro. Y no sólo por la repercu-
sión que dicha conducta pueda tener en el orden social, sino también
248 Adolfo Ivorra

con las lecturas? En la súplica del pueblo de Dios por entrar en


la tierra prometida, que se encarna en la celebración eucarística
en la asamblea: el pueblo desorientado del libro de los Número
gemía de desesperación (v. 1), mientras que el nuevo pueblo de
Dios, que da alegría a su Padre (cf. Pr 29, 3), suplica que se apiade
de Sión, del pueblo de Dios.
La Semana Mayor (Hebdomada maiore) sigue el esquema de la
Cuaresma. El Triduo reviste gran complejidad por sus numerosas
lecturas previas.

Semana Mayor
Día Lectura(s) previa(s) Psallendum
In Dominico in ramis Si 3, 2-17 | Dt 11, 18-32 Sal 33, 12. 2-4. 6. 23. 9
palmarum
Feria II in hebdomada Si 3, 18-24 | Re 2, 1-14 Sal 139, 9b. 2s
maiore
Feria III in hebdomada Si 18, 1-12 | Re 4, 8-37 Sal 108, 24-26. 22. 31
maiore
Feria IV in hebdomada Threni
maiore
Feria V in Cena Domini Año I: Sb 1, 13-2, 1. 6. 12-23; Año I: Sal 22, 1-6
3, 9s. 12; 4, 6. 10. 14s | Jr 11, Año II: Sal 108, 1-8. 17.
15-12, 9; 17, 1; 12, 10-12 21. 25. 30s
Año II: Za 2, 17-3, 5; 11,
7-14; 13, 7-9
Feria VI in Parasceve Año I: [Pr 3, 24-26] Is 52, Año I: [Miq 6, 1-8]20 Sal
13-53, 12 21, 2s. 7-23
Año II: [Mi 6, 1-8] Is 52, Año II: Sal 21, 2s. 7s. 13-
13-53, 12 19; 68, 22; 21, 20-23

porque acaba destruyendo a su ejecutor, demostrando así que desprecia


el camino de la sabiduría»: V. Morla Asensio, Libros sapienciales y otros
escritos, Estella, 1994, 122.
20 Los textos entre [] son denominados responsus.
El salterio en el rito hispano-mozárabe 249

La Pascua rompe con el esquema de la Cuaresma de dos lectu-


ras previas, pero no regresa al esquema “tradicional” del Adviento
y De Cotidiano de una lectura histórica previa:

Pascua
Día Lectura previa Psallendum
In Hilaria Paschae Año I: Ap 1, 1-8 Año I: Sal 117, 16. 24
Año II: Ap 1, 9-18 Año II: Sal 138, 19. 1s
In II feria Paschae Ap 2, 1-7 Sal 146, 1. 5
In III feria Paschae Ap 2, 8-11 Sal 3, 6s
In IV feria Paschae Ap 2, 12-17 Sal 113, 1. 11
In V feria Paschae Ap 2, 18-29 Sal 28, 3. 11
In VI feria Paschae Ap 3, 1-6 Sal 113, 20s
Sabbato Paschae Ap 3, 14-22 Sal 103, 24
ante octavas
In Octava Paschae Año I: Ap 5, 1-13 Año I: Sal 8, 2s
Año II: Ap 7, 2-12 Año II: Sal 71, 18s; 105,
48
In tertio Dominico Año I: Ap 3, 7-13 Año I: Sal 46, 7s
Paschae Año II: Ap 21, 9-23 Año II: Sal 3, 6s
In quarto Dominico Año I: Ap 14, 1-7 Año I: Sal 65, 1. 2. 8
Paschae Año II: Ap 10, 1-11 Año II: Sal 97, 2s
In quinto Dominico Año I: Ap 19, 11-16 Año I: Sal 46, 7s
Paschae Año II: Ap 19, 5-10 Año II: Sal 138, 18. 1s
In sexto Dominico Año I: Ap 22, 1-5 Año I: Sal 65, 1. 2. 8
Paschae Año II: Ap 8, 2-5; 20, 11; Año II: Sal 28, 11. 4-5a
12, 1-9; 21, 1s. 11a. 13; 22,
3b. 4a
In Ascensione Domini Año I: Ap 4, 1-11 Año I: Ef 4, 8; Sal 67,
Año II: Re 2, 1-15 19. 25
Año II: Sal 67, 19. 33s
In septimo Dominico Año I: Ap 7, 9-12 Año I: Sal 54, 6s
Paschae Año II: Ap 4, 2-4. 10s Año II: Sal 46, 2. 6
In feria quae praecedit Is 1, 16-20 Sal 78, 8s
Penteco.
Sabbato ante Pentecosten Año I: Nm 11, 16s. 24-29 Año I: Sal 78, 9; 73, 2.
Año II: Is 61, 1-5 19
Año II: Sal 103, 4. 30s
In Die Sancto Pentecosten Año I: Ap 22. 6-17 Año I: Sal 103, 30s
Año II: Joel 2, 21-3, 2 Año II: Sal 50, 14. 12
250 Adolfo Ivorra

El Apocalipsis, aunque es un libro del Nuevo Testamento,


recibe su particular exégesis del libro de los salmos. Con esto,
la Pascua hispano-mozárabe expresa la unidad de ambos Testa-
mentos, y de que uno puede servir para interpretar al otro. Esto
no es algo meramente contextual: la primera lectura en Pascua se
denomina Prophetia, a sabiendas de que se proclamará el libro del
Apocalipsis21. También encontramos otra particularidad: la omi-
sión consciente del salmo 50, debido a que nos encontramos en un
tiempo de gozo, no se súplica22. En Pentecostés vuelve el salmo 50,
lo mismo que las lecturas históricas, aunque desde un poco antes
vemos esa vuelta. La explicación de esto, es la misma de la de por
qué el primer domingo de Cuaresma tiene una sola lectura –que
además no es sapiencial–: la cercanía con el tiempo De Cotidiano se
hace sentir. No obstante, el salmo 50 no llega nunca a interpretar
el Apocalipsis, sino al libro de Joel.
En el sexto domingo, año I, nos encontramos con un salmo
“típico” para algunos: simplemente se insta a alabar a Dios. Pero

21 Esto se hace porque el Apocalipsis es un libro profético para la comu-


nidad de los redimidos, indicando cómo será la vida futura de dicha
comunidad.
22 En este tiempo se suprimía también el Kyrie: «La razón de tal exclusión
hay que verla en una falsa interpretación penitencial de Kyrie eleison.
Seguramente estos Kyries, pertenecientes a las “preces” del Oficio, eran
recitados durante todo el año y además de rodillas, y precisamente para
evitar este signo de penitencia se suprimieron en el tiempo pascual
ambas cosas. Se había ligado las preces con la actitud de rodillas como
perteneciéndose mutuamente. Pero en sí, ni el Kyrie ni las “preces”
del Oficio tienen un carácter penitencial. Sólo una evolución posterior
les concedió ese sentido. Por esta misma razón quizá se prescribe en el
Antifonario la supresión del salmo 50 en el Oficio: “Psalmum 50 non
dicitur ab isto die (Pascua) usque in Sanctum Pentecosten”. A ésta hay
que reducir seguramente la otra oscura rúbrica del Liber Sacramentorum
en el sábado después de la Ascensión: “Ad vesperum et ad matutinum
de dfcis (sic) celebrabis: et LP (psalmum L) non dicebis usque ad Quin-
cuagesimas”»: P. Martínez Sáiz, El tiempo pascual en la liturgia hispánica,
Madrid, 1969, 52s. Sobre la interpretación penitencial del Kyrie en el
rito romano actual: cf. A. Ivorra, Compendio de liturgia fundamental. Lex
credendi – lex orandi, Valencia, 2007, 353s.
El salterio en el rito hispano-mozárabe 251

el salmo 65, 1s. 8 responde de forma clara a Ap 22, 1-5, cuando


habla de la nueva Jerusalén: «En ella estará el trono de Dios y del
Cordero, y sus siervos le darán culto» (v. 3). En vez de hablarnos
del río de agua de la vida –tema que podría interpretarse en
clave bautismal–, la alabanza perfecta, la de los elegidos, es lo
que quiere resaltar el salmo. Aún más: hace partícipe a la asam-
blea terrestre de la celebración eucarística del culto sempiterno.
Con esto, el mismo salmo desglosa uno de los componentes del
paraíso renovado23.
El domingo de la Octava también nos presenta la alabanza
futura en Ap 5, 1-13, hablándonos del Cordero, digno «de recibir
el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la
alabanza» (v. 12). Pero el salmo amplía la temática en introduce
la retribución: «dispones baluarte frente a tus adversarios, para
acabar con enemigos y rebeldes» (Sal 8, 3). Con esto, el salmo no
se aleja de la “literalidad” de la lectura, sino que nos adelanta lo
que sucederá, pues la lectura de Ap 5, 1-13 comienza a narrar lo
que sería el principio del final de los tiempos.
En el día de la Ascensión encontramos una comprensión
nueva del Psallendum: lo conforma un salmo y un texto del Nuevo
Testamento (Ef 4, 8; Sal 67, 19. 25):
“Subiendo a lo alto llevó cautiva a la cautividad
y concedió dones a los hombres”24.
V/. Se han visto, oh Dios, tus procesiones, las procesiones de
mi Dios, mi rey, al santuario.
R/. Concedió dones a los hombres.

Aunque Ef 4, 8 cita al Sal 67, 19, el hecho de que se cite como


sacado de Efesios nos da un contexto más amplio para la interpre-

23 «La tercera parte de la gran sección unitaria, la más concisa (22, 1-5),
evoca el paraíso renovado. Se pasa del registro simbólico de la ciudad
a otro, cuyo referente es la naturaleza. La alegoría llega a su cima. Es la
exhortación a los hombres a sumergirse en la dicha de soñar la promesa
de Dios: el paraíso intacto, un ámbito de perfección, ajeno a toda caída»:
F. Contreras, La nueva Jerusalén. Esperanza de la Iglesia, Salamanca, 1998,
167.
24 En el MHM, el texto sacado del salmo 65 no está entre comillas.
252 Adolfo Ivorra

tación que hace el Psallendum de Ap 4, 1-11. En efecto, la literalidad


del Sal 67, 19 –Subiendo a lo alto...– guarda relación con Ap 4, 1:
«Sube aquí y te mostraré lo que ha de suceder después», pero en
realidad, además de esto y de la consideración de Dios como rey,
encontramos la multiplicidad de dones que Dios concede a los
hombres, que hace que ellos mismos sean diversos:

Ap 4, 4-6 Ef 4, 8-12
Y alrededor del trono vi Por esto dice: “Subiendo a lo alto
veinticuatro tronos, y sentados en llevó cautiva a la cautividad y
los tronos veinticuatro ancianos concedió dones a los hombres”.
vestidos con túnicas blancas, y ¿Qué significa subió sino que
sobre sus cabezas, coronas de primero descendió a las regiones
oro. Del trono salen relámpagos, inferiores de la tierra? El que
voces y truenos. Siete lámparas de bajó es el mismo que subió sobre
fuego arden ante el trono: son los los cielos, para llevarlo todo a
siete espíritus de Dios. Delante la plenitud. El constituyó a
del trono, una especie de mar algunos como apóstoles, a otros
transparente como el cristal. En profetas, a otros evangelistas, a
medio del trono y alrededor de otros pastores y doctores, para
él hay cuatro seres vivos llenos que trabajen en perfeccionar a
de ojos delante y detrás los santos cumpliendo con su
ministerio, para la edificación del
cuerpo de Cristo

Sólo una ruminatio del texto bíblico puede descubrir que, en


realidad, se está relacionando la jerarquía celeste con la jerarquía
terrestre25. Y esta relación entre las jerarquías se pone de manifiesto

25 En el s. VI, el Pseudo-Dionisio Aeropagita vinculó ambas jerarquías por


su origen común, la Deidad, pero también estableció una solución de
continuidad entre ambas: «Como continuación de la jerarquía celeste
y trascendente, la Deidad extiende sus dones más sagrados a nuestro
campo; según la Escritura, nos trata como a “niños”. Nos otorga la
jerarquía de la Ley velando la verdad imágenes oscuras [...] Ahora,
según afirma la Sagrada Escritura, nuestra jerarquía representa una más
perfecta iniciación, porque es cumplimiento y término de la antigua Ley.
Es a la vez celeste y legal por estar situada entre los dos extremos. Con
una comparte la contemplación intelectual, con la otra tiene en común
el empleo de símbolos varios derivados del orden sensible por medio de
El salterio en el rito hispano-mozárabe 253

en el comienzo de la misión de la Iglesia en la Ascensión, que nos


narra el Apostolus del día: «Cuando estaban mirando atentamente
al cielo mientras él se iba, se presentaron junto a ellos dos hombres
con vestiduras blancas que dijeron: Hombres de Galilea, ¿qué
hacéis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que de entre vosotros
ha sido elevado al cielo, vendrá de igual manera que le habéis visto
subir al cielo» (Hch 1, 11). Los hombres con vestiduras blancas se
representan, en la iconografía cristiana, como ángeles.

De Cotidiano
Domingo Lectura previa Psallendum
In I Dominico Is 6, 1-13 Sal 7, 12. 18
In II Dominico Is 5, 8-16 Sal 9, 2s
In III Dominico Is 5, 18-27 Sal 9, 10s
In IV Dominico Is 40, 27-31 Sal 98, 4s
In V Dominico Is 48, 12-15 Sal 12, 6
In VI Dominico Is 48, 16-21 Sal 16, 5s
In VII Dominico Is 51, 1-3 Sal 18, 13s
In VIII Dominico Is 49, 1-6 Sal 19, 5. 7. 3
In IX Dominico Is 46, 10-13 Sal 27, 4
In X Dominico Jr 7, 1-7 Sal 25, 6-8
In XI Dominico Jr 31, 31-34 Sal 26, 9s
In XII Dominico Jr 8, 4-6. 11; 9, 2-5. 9s. Sal 27, 9
23s
In XIII Dominico Jr 3, 14-21 Sal 29, 24
In XIV Dominico Jr 3, 22-24 Sal 29, 12s
In XV Dominico Jr 5, 20-6, 1 Sal 38, 8. 13
In XVI Dominico Jr 14, 18-21 Sal 45, 2s
In XVII Dominico Jr 18, 1-12 Sal 46, 7-8
In XVIII Dominico Jr 22, 13-19 Sal 54, 7. 6
In XIX Dominico Jr 23, 2-8 Sal 54, 23; 36, 5
In XX Dominico Jr 30, 3. 7-17 Sal 59, 13s

los cuales se eleva santamente hacia lo divino»: De ecclesiastica hierarchia,


5, 2 (ed. T. H. Martin-Lunas, Madrid, 1995, 236s). Sin embargo, hay que
tener en cuenta que la jerarquía celeste está limitada, para el Pseudo-
Dionisio, a los ángeles.
254 Adolfo Ivorra

In XXI Dominico Jr 30, 18-31, 1 Sal 60, 3s


In XXII Dominico Jr 31, 10-14 Sal 63, 3; 19, 3
In XXIII Dominico Jr 32, 26-35 Sal 64, 2s
In XXIV Dominico Jr 32, 36-42 Sal 65, 1. 2. 8
In XXV Dominico Jr 33, 3-11 Sal 68, 17-19. 30
In XXVI Dominico Ez 9, 1-11 Sal 70, 17s. 9
In XXVII Dominico Ez 28, 21-23 Sal 78, 8s
In XXVIII Dominico Ez 28, 25s Sal 85, 16. 11
In XXIX Dominico Ez 34, 22-30 Sal 85, 2. 3s
In XXX Dominico Ez 36, 22-30 Sal 88, 50. 3s
In XXXI Dominico Ez 36, 33-38 Sal 85, 17. 1s
In XXXII Dominico Ez 37, 1-14 Sal 89, 1. 16s
In XXXIII Dominico Ez 37, 15-24 Sal 103, 33s

El leccionario De Cotidiano, independiente de la eucología del


día26, desarrolla una temática nueva cada domingo, por lo menos
en lo que al binomio Prophetia-Psallendum se refiere. El domingo
X, la lectura de Jr 7, 17 sobre la pureza del corazón como condición
de posibilidad del culto queda resumida por el Psallendum: tanto
en la lectura como en el salmo se hable de la Casa del Señor (Jr 7,
2; Sal 26, 8); en ambos se habla de la presencia de Dios en el lugar
de culto (Jr 7, 7; Sal 26, 8). Además, descubrimos cómo la asamblea
imita al profeta: en Jr 7, 2-7 es el profeta quien anuncia la palabra de
Dios, mientras que el salmo declara que es la asamblea: «ando en
torno a tu altar, Señor, haciendo resonar la acción de gracias, todas
tus maravillas pregonando». Al mandato profético de no verter
sangre inocente en el Templo (cf. Jr 7, 6), el salmo da a entender que
la inocencia es una actitud previa al acceso al servicio cultual: «Mis
manos lavo en la inocencia y ando en torno a tu altar» (Sal 25, 6).
En el domingo XXVIII, el libro de Ezequiel nos presenta la
reunión de los dispersos en clave escatológica. La insistencia en la
seguridad (cf. Ez 28, 26) recibe en el salmo un carácter de súplica:
«salva al hijo de tu esclava» (Sal 85, 16). La razón de esto está en

26 Cf. J. Sancho Andreu, Los formularios eucarísticos de los domingos


de quotidiano en el rito hispánico. Edición crítica y estudio teológico,
Valencia, 1981, 40.
El salterio en el rito hispano-mozárabe 255

que el profeta anuncia la realidad escatológica, pero en este mundo


necesitamos de la salvación para sentirnos seguros en nuestro hodie
y prefigurar la seguridad en el eterno hodie divino. El versículo 11
del salmo, aparentemente sin conexión con la lectura de Ezequiel,
representa lo que sería el medio para alcanzar esa esperanza esca-
tológica: «Enséñame tus caminos Señor, para que yo camine en tu
verdad, concentra mi corazón en el temor de tu nombre». De este
modo, el salmo nos indica cuál debe ser nuestra actitud de cara
a la eternidad: suplicar la seguridad que no tenemos, y caminar
según la verdad de Dios.

2. El canto de LAUDES
El rito hispano-mozárabe presenta un elemento original
relacionado con el evangelio: en vez de un canto precedente que
responda en cierto modo a la lectura anterior o que preludie el
evangelio mismo, el canto de Laudes representa un canto habitual-
mente aleluyático27 que responde a la lectura evangélica y, si es el
caso, también a la homilía. Muchos Laudes se limitan a ser un canto
de alabanza por la acción salvífica que se llevó/lleva a cabo. Pero
algunos interpretan el texto evangélico, resaltando algún aspecto
fundamental.

Adviento-Navidad
Domingo Evangelio Laudes
In primo Dominico de Año I: Lc 3, 1-18 Año I: Sal 19, 3
Adventu Año II: Mt 3, 1-11 Año II: Sal 46, 2
In secundo Dominico de Año I: Mt 11, 2-15 Año I: Sal 84, 7
Adventu Año II: Mt 11, 2-15 Año II: Sal 32, 3
In tertio Dominico de Año I: Mt 21, 1-17 Año I: Sal 32, 3
Adventu Año II: Mt 21, 1-9 Año II: Sal 99, 1
In quarto Dominico de Adventu Mc 12, 38-13, 33 Sal 79, 2
In quinto Dominico de Año I: Lc 17, 20-24 Año I: Sal 79, 15
Adventu Año II: Mc 1, 1-8 Año II: Sal 101, 16

27 Los Prenotandos (n. 38) nada nos dicen de su función teológica: «La Liturgia
de la Palabra se concluye con el canto aleluyático llamado Laudes. Se in-
terpreta después del Evangelio, y no antes; después de la homilía, si ésta
tiene lugar. En las misas cuaresmales, los Laudes no llevan aleluya».
256 Adolfo Ivorra

In sexto Dominico de Año I: Mc 1, 1-8 Año I: Sal 94, 1


Adventu Año II: Lc 3, 1-18 Año II: Sal 32, 3
In Nativitate Domini Año I: Lc 2, 6-20 Año I: Sal 110, 9
Año II: Lc 2, 1-20 Año II: Sal 110, 9
In Circumcisione Domini Año I: Lc 2, 21-40 Año I: Sal 46, 2
Año II: Lc 2, 21-40 Año II: Sal 101, 16
In initio anni Año I: Jn 1, 1-17 Año I: Sal 101, 16
Año II: Mt 10, 5-8 Año II: Sal 117, 8
In Apparitione Domini Año I: Mt 2, 1-23 Año I: Sal 148, 3
Año II: Mt 2, 1-15 Año II: Sal 148, 3

En el domingo V de Adviento, año I, en el evangelio


encontramos que Jesús discute con los fariseos sobre cuándo
llegaría el Reino de Dios. Él les contesta que «está ya en medio
de vosotros» (Lc 17, 21) y, sin embargo, también dice que el día
del Hijo del Hombre está por venir. El Reino, que tiene su inicio
aquí, se consolidará en el mundo futuro, cuando Cristo vuelva
en gloria. El canto Laudes se queda con esta idea, y clama: «ven
a visitar tu viña» (Sal 79, 15). En boca de la asamblea, la Esposa
clama por la venida del Esposo. Con esto se confirma la palabra
de Cristo: «Vendrá un tiempo en que desearéis ver uno solo de
los días del Hijo del Hombre» (Lc 17, 22). Aunque no podemos
ver uno solo de esos días, la “liturgia eucarística”, a la que se
pasa después del Laudes, nos ofrece una anticipación de esos
días. De este modo, el salmo sirve de vehículo entre ambas
partes de la misa y para expresar el sentido escatológico del
sacramento mismo.

Cuaresma
Día Evangelio Laudes
In I Dominico Mt 4, 1-11 Año I: Sal 77, 1
Quadragesimae Año II: Sal 18, 11; 118, 103
Missa ieiunii de II Jn 1, 1-14 Sal 21, 24. 27
feria
incho.
Feria III in prima Jn 1, 15-28 Sal 52, 4. 5-6
hebdomada
El salterio en el rito hispano-mozárabe 257

Feria IV in prima Jn 1, 29-34 Sal 70, 23a. 22a


hebdomada
Feria V in prima Jn 1, 35-51 Sal 102, 1s
hebdomada
Feria VI in prima Jn 2, 12-23 Sal 103, 33s
hebdomada
Sabbatum in prima Jn 3, 16-21 Sal 112, 1s
hebdomada
In II Dominico Jn 4, 3-42 Sal 68, 31. 35
Quadragesimae
Feria II in secunda Jn 3, 22-36 Sal 135, 1-2a
hebdomada
Feria III in secunda Jn 5, 19-30 Sal 104, 1a. 4
hebdomada
Feria IV in secunda Jn 5, 19a. 31-38 Sal 146, 1. 3. 7a
hebdomada
Feria V in secunda Jn 5, 19a. 39-6, 2 Sal 68, 31s
hebdomada
Feria VI in secunda Jn 6, 3-14 Sal 108, 30s
hebdomada
Sabbatum in secunda Jn 6, 15-23 Sal 139, 2-5a
hebdom.
In III Dominico Jn 9, 1-38 Sal 104, 1a. 4
Quadragesimae
Feria II in tertia Jn 6, 24-29 Sal 21, 24. 27
hebdomada
Feria III in tertia Jn 6, 30-35 Sal 62, 4. 5s
hebdomada
Feria IV in tertia Jn 6, 35-40 Sal 70, 23a. 22a
hebdomada
Feria V in tertia Jn 6, 41-47 Sal 102, 1s
hebdomada
Feria VI in tertia Jn 8, 2-11 Sal 103, 33s
hebdomada
Sabbatum in tertia Jn 6, 43. 48-58 Sal 112, 1s
hebdomada
In IV Dominico Jn 7, 2-30 Sal 70, 23s
Quadragesimae
Feria II in quarta Jn 6, 53. 58-63a Sal 135, 1-2a
hebdomada
258 Adolfo Ivorra

Feria III in quarta Jn 6, 61a. 63b-70 Sal 104, 1a. 4


hebdomada
Feria IV in quarta Jn 7, 32-38 Sal 146, 1. 3. 7a
hebdomada
Feria V in quarta Jn 7, 37-44 Sal 68, 31s
hebdomada
Feria VI in quarta Jn 8, 21-30 Sal 108, 30s
hebdomada
Sabbatum in quarta Jn 8, 31-59 Sal 139, 2-5a
hebdomada
In V Dominico Jn 11, 1-52 Año I: Sal 139, 2-5a
Quadragesimae Año II: Sal 108, 30; 34, 18; 108, 31
Feria II in quinta Jn 10, 1-16 Sal 21, 24. 27
hebdomada
Feria III in quinta Jn 10, 17-21 Sal 62, 4. 5s
hebdomada
Feria IV in quinta Jn 10, 22-42 Sal 70, 23a. 22a
hebdomada
Feria V in quinta Jn 12, 20-28 Sal 102, 1s
hebdomada
Feria VI in quinta Jn 12, 29-36 Sal 103, 33s
hebdomada
Sabbatum in quinta Jn 12, 37-50 Sal 112, 1s
hebdomada

Exceptuando el primer domingo –que no es propiamente


penitencial–, la Cuaresma hispana sigue los relatos del cuarto
evangelio28. El Laudes del V domingo, año I, responde a algo
que no aparece claro en el evangelio leído, sino en el versículo
siguiente al texto proclamado: «Así, desde aquel día decidieron
darle muerte» (Jn 11, 53). El amplio Laudes pide la liberación de
Cristo de sus enemigos:

28 Si comparamos los títulos de los domingos de Cuaresma del MHM y


los títulos de los evangelios del Misal Romano, nos damos cuenta de la
originalidad hispana a la hora de distribuir los temas: ambos misales
coinciden el primer Domingo y en el quinto, cuando en el rito romano
se lee el ciclo A:
El salterio en el rito hispano-mozárabe 259

Líbrame, Señor, del hombre malo, del hombre violento guárdame.


V/. En su corazón maquinan males, y peleas albergan todo el día.
R/. Del hombre violento guárdame.
V/. Aguzan su lengua igual que una serpiente, veneno de víbora
hay bajo sus labios.
R/. Del hombre violento guárdame.
V/. Presérvame, Señor, de las manos del impío, del hombre violento
guárdame.
R/. Del hombre violento guárdame.

Cristo viene a redimirnos. ¿Por qué suplicamos en el Laudes


que Cristo sea liberado del hombre violento? Porque el hombre
violento no es un “hombre”, sino el Maligno. El contexto del
domingo V, la resurrección de Lázaro, nos indica cómo Cristo
vence el poder del Demonio al arrebatar a un muerto del Sheol.
Esta idea queda bien expresada en el Apostolus: «Sabemos que
todo el que ha nacido de Dios no peca, sino que el Hijo de Dios le
guarda, y el Maligno no le alcanza. Sabemos que somos de Dios,
mientras que el mundo entero yace en poder del Maligno» (1Jn 5,
16-20)29. Los bautizados somos de Dios porque Él nos ha rescatado
en su Hijo. Jesucristo, Hijo de Dios, viene del Padre, ha “nacido” de
Dios al ser su Unigénito, por lo que el Maligno no le puede alcanzar.

Título domingo Ciclo A romano Ciclo B romano Ciclo C romano


hispano
de carnes Iesus per Te n t a b a t u r a Agebatur a Spiritu
tollendas (Evang. quadraginta dies Satana, et angeli in desertum, et
tentaciones) ieiunat et tentatur ministrabant illi tentabatur
de muliere Resplenduit facies Hic est Filius meus Facta est, dum oraret,
samaritana eius sicut sol carissimus species vultus eius
altera
de caeco nato Fons aquae Solvite templum hoc, Si paenitentiam
salientis in vitamet in tribus diebus non egeritis, omnes
aeternam excitabo illud similiter peribitis
mediante die festo Abiit, et lavit, et
Misit Deus Filium ut Frater tuus hic
venit videns salvetur mundus per mortuus erat, et
ipsum revixit
de Lazaro Ego sum resurrec- Si granum frumenti Qui sine peccato est
tio et vita cadens in terram vestrum, primus in
mortuum fuerit, illam lapidem mittat
multum fructum
affert
260 Adolfo Ivorra

Él no conoció pecado. Sin embargo, como lo deja entrever algún


apócrifo30, el Tentador no sabe si Jesús proviene verdaderamente
de Dios. Por eso le tienta (cf. Mt 4, 1ss y paralelos). Por medio del
Laudes, la asamblea se hace contemporánea a ese momento previo
a la Pasión31, en el que el Maligno no ha sido derrotado. Por eso se
pide que ese “hombre” violento no se abalance sobre Cristo.

Semana Mayor

Día Evangelio Laudes


In Dominico in ramis Jn 11, 55-12, 13 Año I: Sal 135, 1s
palmarum Año II: Sal 145, 1b-2a
Feria II in hebdomada maiore Jn 7, 43-8, 2 Sal 117, 14. 13
Feria III in hebdomada maiore Jn 8, 12-20 Sal 118, 121. 122
Feria IV in hebdomada maiore Mt 26, 2-16 Sal 17, 2b. 3a
Feria V in Cena Domini Año I: Lc 22, 7-22, Jn Año I: Sal 108, 1-7. 21
13, 1-11... Año II: Sal 42, 5; 40, 10
Año II: Jn 13, 1; Lc
23, 3-6; 22; 7-16...

29 La victoria contra el Maligno es un tema recurrente en la Pascua his-


pana: Cf. E. Aliaga Girbés, Victoria de Cristo sobre la muerte en los textos
eucarísticos de la octava pascual hispánica, Roma, 1973.
30 El evangelio de Nicodemo, también llamado “Hechos de Pilato”, por me-
dio de un diálogo entre Satanás y el Infierno: «vino Satán, el heredero de
las tinieblas, y dijo al infierno: ¡Oh tú, devorador insaciable de todos!, oye
mis palabras: Anda por ahí cierto judío, por nombre Jesús, que se llama a
sí mismo Hijo de Dios; mas, como es un puro hombre, los judíos le dieron
muerte de cruz, gracias a nuestra cooperación [...] pues yo sé que no es más
que un hombre, y hasta le oí decir: Mi alma está muy triste hasta la muerte»:
contenido en A. de Santos Otero, Los Evangelios Apócrifos, Madrid, 41984,
446s. El infierno personificado, que bien podría ser una imagen de la
conciencia de Satanás, cree que Jesús es el Hijo de Dios y que su llegada al
reino de la muerte significará la perdición suya y de Satanás. El infierno
personificado también lo encontramos en el misal: Viderunt te inferi, Deus;
viderunt te et tremuerunt a voce tonitrui, dicentes: “absorta est mors in victoria
tua, ubi est mors aculeus tuus?”: MHM, In IV feria Paschae, Post Sanctus.
31 En este texto, Cristo ya alude a su sacrificio: «the theme is not only resur-
rection, but resurrection by virtue of Christ’s self sacrifice»: C. H. Dodd,
The Interpretation of the Fourth Gospel, Cambridge, 1968, 368.
El salterio en el rito hispano-mozárabe 261

Feria VI in Parasceve Año I: Mt 27, 1-11; Jn Año I: [Miq 6, 1-8]


18, 37; 19, 13... Año II: Salmo miserere
Año II: Mt 27, 1-11; (Sal 50, 3-13)
Jn 18, 34-37. 28-
32...

El evangelio de la feria V nos recuerda al Diatessaron (a. 175),


que era un texto compuesto de los cuatro evangelios por un dis-
cípulo de Justino, Taciano el sirio. En el año I, el Laudes interpreta
esta lectura armónica de los evangelios de forma similar al del V
domingo de Cuaresma. Hay que resaltar la particular recensión
del texto de Sal 108, 1-7. 21, que aunque se acerque a la Vulgata,
da un matiz importante, que asemeja la interpretación del Laudes
con el del V domingo de Cuaresma:

Vulgata Feria V in Cena Domini


Deus, laudem meam ne tacueris, Deus, laudem meam ne tacueris,
quia os peccatoris et os dolosi super me quia os impii et os dolosi contra me
apertum est. apertum est.
Locuti sunt adversum me lingua dolosa,
et sermonibus odii circumdederunt me: Locuti sunt adversum me lingua
et expugnaverunt me gratis. mendaci,
Pro eo ut me diligerent, detrahebant verbis odii circumdederunt me, et
mihi; expugnaverunt me gratis.
ego autem orabam. Pro eo quod eos diligebam
Et posuerunt adversum me mala pro bonis, adversabantur,
et odium pro dilectione mea. ego autem orabam por32 eis.
Constitue super eum peccatorem, Posuerunt adversum me mala pro bonis,
et diabolus stet a dextris ejus. et odium pro dilectione mea.
Constitue super eum impium diabolum,
et Satan stet a dextris eius.

La oposición y el sentido diabólico de las acciones en contra


de Cristo se ponen de manifiesto. Frente a la violencia del enemigo
de Cristo, el Laudes del año II nos habla del homo pacis.

32 Aquí seguramente hay un error de transcripción, y la expresión debe


ser pro eis.
262 Adolfo Ivorra

Pascua
Día Evangelio Laudes
In Hilaria Paschae Año I: Jn 20, 1-18 Año I: Sal 110, 9
Año II: Lc 24, 1-12 Año II: Mt 28, 6s
In II feria Paschae Mc 16, 9-20 Lc 24, 13-35
In III feria Paschae Lc 24, 13-35 Sal 99, 2
In IV feria Paschae Lc 24, 36-46 Sal 76, 14s
In V feria Paschae Lc 24, 46-53 Sal 103, 10
In VI feria Paschae Jn 21, 1-14 Sal 105, 4
Sabbato Paschae ante Jn 21, 15-19a Sof 3, 8
octavas
In Octava Paschae Año I: Jn 20, 19-31 Año I: Lc 24, 36
Año II: Jn 20, 19-31 Año II: Lc 24, 36
I n t e r t i o D o m i n i c o Año I: Jn 5, 1-18 Año I: Sal 99, 2
Paschae Año II: Mt 14, 22-32; 8, Año II: Sof 3, 8
26
I n q u a r t o D o m i n i c o Año I: Jn 4, 45-54 Año I: Sal 76, 14s
Paschae Año II: Jn 13, 33-14, 13 Año II: Gal 3, 13; Ap 1, 5;
1Pe 2, 24
In quinto Dominico Año I: Lc 8, 41-9, 2 Año I: Sal 105, 4
Paschae Año II: Jn 15, 1-15 Año II: Sal 32, 3
In sexto Dominico Año I: Mc 2, 13-22 Año I: Sal 134, 3
Paschae Año II: Jn 16, 19-33 Año II: Sal 109, 4
In Ascensione Domini Año I: Jn 16, 5-22 Año I: Sal 46, 6
Año II: Lc 24, 36-53 Año II: Sal 117, 16
In septimo Dominico Año I: Mc 9, 14-29 Año I: Sal 17, 17; Ef 1, 20
Paschae Año II: Mc 16, 15-20 Año II: Sal 88, 14
In feria quae praecedit Mt 15, 32-38 Sal 105, 4
Pentecosten
Sabbato a n t e Año I: Jn 3, 1-15 Año I: Sal 148, 1
Pentecosten Año II: Jn 14, 23-31 Año II: Sal 50, 14
I n D i e S a n c t o P e n - Año I: Jn 14, 15-27 Año I: Sal 50, 14
tecosten Año II: Jn 15, 26s; 16, Año II: Sal 103, 30
12-15; 17, 1-3. 11. 21s.
24-26

En Pascua, el canto de Laudes pierde en algunos días su carácter


sálmico, y echa mano de los evangelios. Así en el domingo de la
Octava, la aparición de Cristo a los discípulos según el evangelio de
Juan (20, 19-31) es respondido con el evangelio de Lucas (24, 36). La
El salterio en el rito hispano-mozárabe 263

resurrección, la temática evangélica y el júbilo son los temas redun-


dantes. En el domingo IV, año II, volvemos a encontrar, por medio
de alusiones, la victoria de Cristo sobre el Enemigo, pero no vemos
relación dialógica con el ya de por sí disperso evangelio del día.

De Cotidiano
Domingo Evangelio Laudes
In I Dominico Mt 5, 17-26 Sal 7, 3
In II Dominico Mt 4, 18-23 Sal 18, 2
In III Dominico Mt 8, 1-13 Sal 19, 10
In IV Dominico Mt 8, 14-26 Sal 20, 2
In V Dominico Mt 24, 3-36 Sal 21, 23
In VI Dominico Mt 7, 12-21 Sal 23, 1
In VII Dominico Mc 1, 35-44 Sal 27, 9
In VIII Dominico Mc 5, 21-34 Sal 27, 9
In IX Dominico Mc 10, 17-31 Sal 27, 9; 32, 3
In X Dominico Mc 10, 46-52 Sal 32, 3
In XI Dominico Lc 4, 31-5, 7 Sal 39, 2s
In XII Dominico Lc 5, 12-26 Sal 56, 2
In XIII Dominico Lc 5, 27-6, 10 Sal 64, 2
In XIV Dominico Lc 6, 37-48 Sal 68, 31
In XV Dominico Lc 7, 1-16 Sal 68, 33
In XVI Dominico Lc 15, 11-32 Sal 73, 12
In XVII Dominico Lc 16, 1-10 Sal 76, 14s
In XVIII Dominico Lc 16, 19-17, 4 Sal 77, 1
In XIX Dominico Lc 18, 10-14 Sal 77, 2
In XX Dominico Lc 17, 11-19 Sal 79, 15
In XXI Dominico Lc 17, 20-37 Sal 88, 14
In XXII Dominico Lc 18, 1-8 Sal 94, 1
In XXIII Dominico Lc 18, 15-17 Sal 101, 2
In XXIV Dominico Lc 18, 18-30 Sal 101, 22
In XXV Dominico Lc 18, 31-34 Sal 112, 5s
In XXVI Dominico Lc 18, 35-43 Sal 113, 1
In XXVII Dominico Lc 19, 1-9 Sal 117, 25
In XXVIII Dominico Lc 19, 11-28 Sal 117, 16
In XXIX Dominico Lc 20, 9-18 Sal 134, 3
In XXX Dominico Lc 20, 19-26 Sal 144, 15
264 Adolfo Ivorra

In XXXI Dominico Lc 21, 1-4 Sal 147, 12


In XXXII Dominico Lc 21, 5-11 Sal 147, 14
In XXXIII Dominico Lc 21, 12-19 Sal 150, 4

Si en los demás tiempos observamos un uso indistinto de los


evangelios, y en Cuaresma el evangelio de Juan, en De Cotidiano
encontramos una ordenara presentación de los sinópticos, aunque
con predilección por el evangelio de Lucas. La relación entre los
Laudes y los evangelios es a veces compleja. Al evangelio del hijo
pródigo del Domingo XVI, el Laudes es: Rex noster ante saecula,
operatus est salutem in medio terrae. No glorifica a Dios, pero tam-
poco describe un aspecto del evangelio. Al evangelio del rico y
el pobre Lázaro, el Laudes es: Attende popule meus, legem meam33.
En el Domingo siguiente, el Laudes se limita a señalar que texto
evangélico es una parábola: Aperiam in parabolis os meum, loquar
propositiones ab initio saeculi. En otras palabras, los cantos Laudes
del tiempo De Cotidiano suelen ser meramente descriptivos o sim-
plemente inconexos con los evangelios proclamados. Esto queda
claramente de manifiesto el Domingo XXIII: al evangelio de los
niños que se acercan a Jesús, el Laudes es: Domine, exaudi orationem
nostram, et clamor noster ad te veniat. En una futura renovación, sería
bueno establecer una armonía entre Laudes y evangelio.

Los salmos en el Breviario


1. Oficio de difuntos
El Breviarium Gothicum se encuentra a la espera de una renova-
ción. Su uso está limitado prácticamente a la Capilla Corpus Christi
de la Catedral de Toledo. Por lo tanto, nos limitamos a tratar ahora,

33 En sentido original del texto ni siquiera se refiere a la Ley: «El evangelista


destina este relato ejemplar a sus lectores ricos, del exterior más que del
interior, paganos más que judíos, quienes corren el riesgo de no tener
en cuenta tanto a los pobres que están a su puerta como a los “pobres”
que forman la comunidad cristiana»: F. Bovon, El evangelio según san
Lucas, III, Salamanca, 2004, 146. Los paganos no tienen otra Ley que su
conciencia (cf. Rm 2, 14s).
El salterio en el rito hispano-mozárabe 265

brevemente, un oficio que conlleva una nueva comprensión del


salterio: el oficio de difuntos. Al principio habíamos aludido a que
en el rito hispano el concepto mismo de “salmo” podía cambiar.
Y en el Officium mortuorum vemos que esto es así. Limitándonos a
las vísperas, encontramos que los Psalmus, y los Psalmus David no
son un solo salmo, sino centones de textos bíblicos, casi siempre
sálmicos.

INCIPIT OFFICIUM MORTUORUM


Ad Vesperos.
Antiphona. Eripe Domine animas nostras de morte; ut pla-
ceamus tibi in lumine viventium.

Psalmus.
Eripe animam meam ab impio, frameam tuam Sal 16, 13
ab inimicis manus tuae. Sal 16, 14
Eripe me de manu inimicorum meorum et
a persequentibus me Sal 30, 16
Illustra faciem tuam super servum tuum, Sal 30, 17
salvum me fac in misericordia tua: Ibid.
Domine ne confundar, quoniam invocavi te Sal 30, 18
Eripe me de inimicis meis Deus meus: Sal 58, 2
et ab insurgentibus in me libera me. Ibid.
Eripe me de operantibus iniquitatem: Sal 58, 3
et de viris sanguinum salva me Ibid.
Eripe me de luto ut non infigar: Sal 68, 15
libera me ab his oderunt me, et de profundis aquarum Ibid.
Eripe me quia tu scis improperium meum, Sal 68, 19s
et confusionem meam, et reverentiam meam. Sal 68, 20
Eripe me de inimicis meis Domine, ad te confugi: Sal 142, 9
doce me facere voluntatem tuam, quia Deus meus es tu. Sal 142, 10
Eripe me et libera me de aquis multis; Sal 143, 7
de manu filiorum alienorum Ibid.
Quorum os locutum est vanitatem: Sal 143, 8
et dextera eorum dextera iniquitatis. Ibid.
Eripe me Domine ab homine malo: Sal 139, 2
a viro iniquo eripe me. Ibid.
Eripies me de contradictionibus populi: Sal 17, 44
constitues me in caput gentium. Ibid.
Eripiens inopem de manu fortiorum ejus: Sal 34, 10
266 Adolfo Ivorra

egenum et pauperem a diripientibus eum. Ibid.


eripuit me de inimicis meis fortissimis, et Sal 17, 18
ab his qui oderunt me: Ibid.
quoniam conformati sunt super me. Ibid.
Gloria, et honor.

Antiphona. Vivent mortui tui Domine, et interfecti mei resurgent. Alleluia,


alleluia.
V\. Expergiscimini, qui dormitis in pulvere: et laudate Dominum Deum
vestrum. Alleluia, alleluia.

Psalmus David.
Usquequo exaltabitur inimicus meus super me? Sal 12, 3
respice, et exaudi me Domine Deus meus. Sal 12, 4
Usquequo Domine oblivisceris in finem? Sal 12, 1
usquequo avertis faciem tuam a me? Ibid.
Usquequo improperabit me inimicus: Sal 73, 10
irritat adversarius nomen tuum in finem? Ibid.
Usquequo Domine irasceris in finem: Sal 78, 5
accedendentur velut ignis zelus tuus? Ibid.
Usquequo Domine avertis in finem: Sal 88, 47
exardescet sicut ignis ira tua? Ibid.
Usquequo peccatores Domine, Sal 93, 3
usquequo peccatores gloriabuntur? Ibid.
Usquequo gravi corde? ut quid diligitis vanitatem, Sal 4, 3
et quaeritis mendacium? Ibid.
Usquequo iudicatis iniquitatem: Sal 81, 2
et facies peccatorum sumitis? Ibid.
Gloria, et honor.

Antiphona. Redime Domine animas servorum tuorum.


P. Alleluia.
V\. Custodi omnia ossa eorum; et non derelinquas animas servorum
tuorum.
P. Alleluia.
V\. Gloria, et honor Patri.

Psalmus David
Redime me, et miserere mei: Sal 25, 11
pes meus stetit in via recta: Sal 25, 12
in Ecclesiis benedicam te Domine. Ibid.
Redimet Dominus animas servorum suorum: Sal 33, 23
et not derelinquet omnes qui sperant in eo. Ibid.
El salterio en el rito hispano-mozárabe 267

Redemisti in brachio tuo populum tuum, Sal 76, 16


filios Iacob, et Ioseph. Ibid.
Redemptionem misit Dominus populo suo: Sal 110, 9
mandavit in aeternum testamentum suum. Ibid.
Gloria, et honor.

Antiphona. Non intres in judicio


P. Cum servis tuis, Domine;
V\. Quia non iustificabitur in conspectu tuo omnis vivens.
P. Cum servis.
V\. Gloria, et honor.
P. Cum servis.

Psalmus
Numquid in aeternum projiciet Deus: Sal 76, 8
aut non apponet ut complacitior sit adhuc? Ibid.
Numquid in aeternum irasceris nobis? Sal 84, 6
aut extendes iram tuam a generatione in generationem? Ibid.
Numquid irascetur per singulos dies? Sal 7, 12
Numquid confitebitur tibi pulvis, Sal 29, 10
aut annuntiabit veritatem tuam? Ibid.
Numquid mortuis facies mirabilia: Sal 87, 11
aut medici suscitabunt et confitebuntur tibi? Ibid.
Numquid narrabit aliquis in sepulchro misericordiam tuam, Sal 87, 12
et veritatem tuam in perditione? Ibid.
Numquid cognoscentur in tenebris mirabilia tua, Sal 87, 13
et iustitia tua in terra oblivionis? Ibid.
Numquid adhaeret tibi sedes iniquitatis, Sal 93, 20
qui fingis laborem in praecepto? Ibid.
Numquid in fluminibus iratus es Domine? Hb 3, 8
aut in fluminibus furor tuus? Ibid.
aut in mari indignatio tua? Ibid.
Numquid non Deus est pater tuus, Dt 32, 6
qui possedit, et fecit, et creavit te? Ibid.
Numquid Sion dicet: Homo, Sal 86, 5
et homo natus est in ea: Ibid.
et ipse fundavit eam Altissimus. Ibid.
Numquid obliviscetur misereri Deus? Sal 76, 10
aut continebit in ira sua misericordias suas? Ibid.
Gloria, et honor.

Como se puede observar, los textos han sido seleccionados


268 Adolfo Ivorra

según un término inicial, que recoge la intencionalidad del Psalmus


o Psalmus David en cuestión. Esto que pudiera parecer meramente
anecdótico, revela no sólo un esfuerzo humano, sino también la
labor de escrutar el salterio. Si la lectura semicontinua representa
el primer paso de una selección de perícopas según una temática
concreta, aquí vemos este principio llevado al extremo. El cono-
cimiento del autor del Officium llega a su punto álgido cuando
incluye dos textos no sálmicos: Dt 32, 6 y Hb 3, 8. El autor conoce
bien el Antiguo Testamento, o por lo menos lo ha revisado escru-
pulosamente en busca del adverbio numquid. ¿Qué es para el autor
un salmo? La respuesta se encuentra en la temática homogénea,
que implica una alabanza insistente y pensada.

2. Títulos sálmicos
Analizar los títulos de los ciento cincuenta salmos es una labor
muy extensa que no podemos hacer aquí. Baste con presentar
algún ejemplo de cierto interés para vislumbrar la capacidad que
tienen de expresar el sentido de los salmos. Para el rito romano,
«cada salmo va precedido de un título que denota su sentido e
importancia para la vida del creyente. Estos títulos se proponen
en el libro de la Liturgia de las Horas tan sólo para utilidad de los
que recitan los salmos» (OGLH 111). Los títulos sálmicos hispano-
mozárabes pretenden más bien una contextualización histórica del
texto sálmico, aunque teniendo por autor del salterio a David. En
el salmo 50 vemos con claridad el distinto uso de los salmos:

Salmo 50
Título romano (Liturgia de las Título hispano
Horas)34
Miserere mei, Deus In finem Psalmus David cum veniret ad
eum Natan propheta, quando intravit
Bersabe, et dixit

En el título romano se realiza una “personalización” del salmo.

34 Para otros títulos: cf. F. M. Arocena – J. A. Goñi, Psalterium Liturgicum.


Psalterium crescit cum psallente Ecclesia, I, Città del Vaticano, 2005, 164s.
El salterio en el rito hispano-mozárabe 269

En el hispano el salmo se convierte en expresión de un aconteci-


miento de la vida del rey David (cf. 2S 11-12). Pero también existen
en el BG títulos más abstractos: De humilitate (Sal 129), Speratio
futurorum (Sal 124), etc. No obstante, los títulos “históricos” son
los que invitan a conocer a fondo la Escritura: Victori servo Domini
David, qui locutus est ad Dominum verba cantici hujus in die qua liberavit
eum Dominus de manu omnium inimicorum suorum, et de manu Saul,
et ait: (Sal 17). Algunos títulos dan una connotación cristológica:
Canticum psalmus David. Passio Christi (Sal 107), Pro victoria David
Canticum. Victoria Christi (Sal 108).
***
La comprensión del salterio en el rito hispano-mozárabe es
amplia. Aunque posea menos elementos exegéticos que el actual
rito romano, el salterio tiene una amplitud de sentidos y usos.
Además de la interacción primera lectura – salmo con el Psallendum,
encontramos la sucinta respuesta del canto de Laudes a la lectura
evangélica, el sentido monotemático de ‘salmo’ del Oficio de
Difuntos del Breviario Gótico y la acomodación histórica de los
títulos sálmicos del Breviario. Todos estos usos del salterio nos
indican el gran valor que este rito litúrgico concede a los salmos,
aunque no sean el centro ni formen parte de todos sus oficios de las
horas. Quizás la poca importancia del salterio en el Oficio Divino
tenga su contrapartida en su doble presencia en la Liturgia de la
palabra de la misa, aunque sea de forma breve. Pero esta misma
brevedad nos hace preguntarnos si el canto Laudes y el Psallendum,
además de constituir la respuesta de la asamblea a la palabra de
Dios proclamada, no cumplan la función de los títulos de las lec-
turas en el rito romano. En cualquier caso, queda claro su carácter
de respuesta a la palabra, su sentido doxológico y su eventual
carácter exegético.
Adolfo Ivorra
León

También podría gustarte