Está en la página 1de 6

Dado que muchos de los compañeros no han podido asistir a clase los

últimos días y precisamente nos encontramos en materia de contratos con


cuestiones harto complicadas para estudiantes de primer curso en
obligaciones y contratos, me veo en el deber de establecer al menos un
resumen de las cuestiones conceptuales más llamativas y necesarias para la
correcta comprensión de las instituciones contractuales.

Así las cosas y en una primera aproximación establecimos cómo la


obligación era un vínculo jurídico en la que en una visión simplista nos
encontramos con la parte activa de la relación obligatoria como lo era el
acreedor y que es el que tiene derecho a exigir a la parte pasiva de ese
vínculo jurídico como lo era el deudor algo; más concretamente y por
incidencia de los glosadores, cumplir una prestación. Pues bien, ese deudor
frente al acreedor debía cumplir una prestación consistente en dare ( entrega
de una cosa), en un facere (hacer algo) o en un non facere( no hacer algo).
Por ello, de ordinario se dice que desde la perspectiva del contenido de la
obligación nos encontramos con dos elementos como son el débito o deuda
y la responsabilidad. Por su parte el contrato es el instrumento fuente
esencial de obligaciones que implica concurrencia de pactos o consensos
entre las partes del contrato pero con intención de obligarse (animo
contrahendo obligationis)

Pues bien, el deudor está llamado a cumplir con lo que está obligado
(su prestación) y si no lo hace incurre en responsabilidad. Ahora bien, ello,
debe ser matizado porque en no pocas ocasiones la obligación puede no ser
cumplida por causas no imputables al deudor. Así existe el hecho de que no
haya cumplimiento; dicho con otras palabras, que la obligación se incumpla y
ello puede por causas imputables a las partes, o bien por causas
independientes de la voluntad de las partes.

-Causas imputables a las partes. Haríamos referencia al dolo y a


la culpa.

Cuando hablamos de dolo hacemos referencia a una acción


voluntaria de no cumplir, a no cumplir intencionadamente o de
propósito; dicho con otras palabras cuando la parte se escuda en
artificios, insidias o engaños, subterfugios..... Además el dolo es vicio
del consentimiento, es decir, cuando con intención de arrancar el
consentimiento a otra persona lo induzco a error, engaño, etc.

Por ejemplo, yo para lograr que una persona emita su


consentimiento y haga un contrato conmigo utilizo artimañas o insidias
para que preste su consentimiento. He utilizado dolo para que emita su
consentimiento (consentimiento viciado) y por tanto mi responsabilidad
además es a título de dolo.
Por su parte en la culpa no existe una acción deliberada de
incumplir pero sí una falta de diligencia debida en el cumplimiento, a un
descuido que no se habría dado en una persona de diligencia media, o
en lo que se ha dado en llamar a partir de los textos romanos, la
diligencia exigible a un buen padre de familia. Por ejemplo, tengo en
depósito un caballo, lo tengo en un predio pero por descuido no tengo
las vallas cerradas y el caballo se escapa y no lo puedo devolver
cuando se me reclama por el depositante.

-Causas independientes de la voluntad de las partes. Con estas


clasificación hacemos referencia a los supuestos de caso fortuito y fuerza
mayor.

Cuando hablamos de fuerza mayor hacemos referencia a todos


aquellos supuestos en los que nos encontramos con eventos o
acontecimiento imprevistos, pero que aunque hubieran sido previstos,
habrían sido inevitables, tal es el caso de las fuerzas de la naturaleza
(terremoto, maremoto....).

Por su parte, con los supuestos de caso fortuito, hacemos referencia a


todos aquellos supuestos en los que nos encontramos con eventos o
acontecimiento imprevistos, pero si hubieran sido previstos, habrían sido
evitables. Por ejemplo en los supuestos de robo.

Caracterización de los contratos.

1.- Hemos de distinguir los supuestos de perfeccionamiento de un


contrato de los supuestos de consumación.

El contrato se entiende que está perfeccionado cuando se dan todos


sus elementos (en términos generales consentimiento, objeto y causa). La
cuestión no es baladí porque cuando el contrato está perfeccionado empieza
a desplegar sus efectos en el mundo del derecho y ya son exigibles
comportamientos a la parte adversa.

El contrato cuando está consumado hace referencia a que sus efectos


ya se han producido y se han agotado.

Por ejemplo, el contrato de compraventa se perfecciona por el


encuentro de voluntades, es decir, el consenso o consentimiento del
vendedor y el comprador sobre la cosa a entregar y el precio como
contraprestación, aunque no se hayan entregado ni la una ni el otro.
Cuando en las condiciones pactadas, se han entregado los dos elementos de
dicho contrato – cosa y precio- el contrato, por tanto cumplido, está
consumado y sus efectos jurídicos ya agotados, porque se ha cumplido la
finalidad del contrato mismo.

Pues bien, atendiendo a cuándo se entiende perfeccionado el contrato,


se distinguen entre contratos consensuales y contratos reales. Los contratos
consensuales son aquellos contratos que se perfeccionan por el mero
consentimiento de las partes que intervienen en el mismo, esto es, por el
encuentro de voluntades y de ahí la importancia del consentimiento como
elemento esencial de todo contrato. Por su parte, los contratos reales
requieren de un plus, de un aditamento que viene constituido además del
consentimiento de las partes por la entrega de la cosa, de tal manera que si
al consentimiento no sigue la entrega de la cosa, no se entiende
perfeccionado todavía el contrato.

Son contratos consensuales el contrato de compraventa, el contrato de


arrendamiento, el contrato de sociedad, el contrato de mandato, el contrato
de permuta.

Son contratos reales el mutuo o simple préstamo, el préstamo con


pacto de pagar interés, el comodato o el depósito.

2.- También se suelen distinguir entre contratos unilaterales y


bilaterales. Debe significarse que debe aclarase que cuando utilizamos los
vocablos de “unilaterales” o “bilaterales” hacemos referencia a si hay
obligaciones por una sola de las partes del contrato o por ambas. Ello es
distinto, de los vocablos “unilateralidad” y “bilateralidad”. Efectivamente, en
el contrato siempre está presente la idea de bilateralidad porque siempre hay
dos partes, que no en otros negocios jurídicos en los que hay sólo una parte,
supuesto paradigmático el testamento que viene caracterizado por su
unilateralidad.

Así las cosas, son contratos bilaterales aquellos en los que existen
obligaciones para cada una de las partes de dicho contrato como ocurre con
la compraventa o el arrendamiento.

Son contratos unilaterales aquellos en los que existe obligaciones para


una sola de las partes como ocurre con el contrato de mutuo o simple
préstamo en el que es el prestatario quien tiene que restituir el dinero o la
otra cosa fungible objeto del préstamo.
3.- Contratos onerosos son aquellos en los que las propias partes a la
vez que reciben un provecho tienen que efectuar también un sacrificio. Por
ejemplo, en la compraventa, el vendedor recibe un precio pero tiene que
entregar también la cosa al comprador; lo mismo a la inversa.

Contratos lucrativos o gratuitos son aquellos en los que existe una


mera liberalidad en el bienhechor; dicho con otras palabras, una de las
partes recibe un beneficio sin que tenga que efectuar ningún sacrificio como
contrapartida. Por ejemplo la donación o el comodato, ambos gratuitos o
lucrativos.

POR DUDAS EFECTUADAS ACLARO:

En el contrato de compraventa, vimos pormenorizadamente las


obligaciones de las partes. Entre las obligaciones del vendedor vimos la
obligación de responder frente al comprador en los supuestos de
saneamiento. El saneamiento puede ser de dos tipos; más concretamente: a)
saneamiento por evicción; b) saneamiento por vicios ocultos.

* En cuanto al saneamiento por evicción, que desde el punto de vista


terminológico viene de la expresión latina evincere que significa “vencido en
juicio” hace referencia a todos aquellos supuestos en los que el comprador
es demandado en un proceso por quien dice ser su verdadero propietario. La
cuestión no es baladí, porque en estos cosas el comprador está investido de
una garantía para recuperar en su caso el precio pagado y ser dejado
indemne en caso de ser despojado de la cosa objeto del contrato, pero para
ello debe llamar al proceso en el que aparece como demandado a quien le
vendió la cosa, para que quien se la transmitió defienda en dicho proceso la
titularidad dominical con la que transmitió la cosa. Esa llamada al proceso
por parte del comprador demandado de su tradens, se llama litis denuntiatio.

*En lo relativo al saneamiento por vicios ocultos, lo relevante es que


sea oculto el vicio en la cosa para el comprador. En caso de que ese vicio
sea conocido por el vendedor influirá además en su título de responsabilidad.

Si el vicio es de tal entidad que hace inservible la cosa para la que fue
adquirida, el comprador tiene a su favor la actio redhibitoria que tiene por
objeto la resolución del contrato (extinguirlo).

Si el vicio es hasta cierto punto relativo, no conocido por las partes,


pero dicho vicio implica una disminución de su valor, el comprador tiene a su
favor la llamada actio quanti minoris que tiene por objeto obtener una rebaja
proporcional del precio.
…...............

Los contratos reales fueron explicados todos, por cualquier manual lo pueden
estudiar quienes no asistieron a clases pero les digo que hicimos análisis
paralelos entre los mismos para ver sus diferencias.

Por ejemplo:

El mutuo o simple préstamo mayormente era gratuito salvo que se


estableciera como adenda el pacto de pagar interés en cuyo caso ya no
es gratuito sino oneroso ( ya que hay que pagar interés que es tanto como
decir a su vez el precio del dinero).

En el préstamo simple el objeto es dinero o cosa fungible ( por


tanto obligación de devolver tantundem eiusdem generis, es decir, otra tanto
de la misma especie y calidad).

En el comodato su objeto es una cosa no fungible y por tanto hay


que devolver la misma cosa y es esencialmente gratuito.

En el depósito su objeto es una cosa concreta y determinada -no


fungible-, la misma que se ha de devolver cuando se le reclama por el
depositante (salvo en el llamado depósito irregular cuando se entrega dinero
o cosa fungible en cuyo caso se acerca a la figura del préstamo pero con la
diferencia que en el mutuo es un contrato en sentido jurídico estricto llamado
stricti iuris mientras que en el depósito es un contrato bona fidei). Ahora bien,
en esencia en el comodato se usa la cosa y por eso se habla de
“préstamo de uso” y en el depósito ab initio no se puede usar sino sólo
guardar y custodiar hasta que se le reclame por el depositante, salvo el
llamado depósito irregular. En el depósito el hecho de que el depositante
pague pequeña cantidad al depositario en concepto de gratificación por las
molestias al ser gratuito no por ese hecho le restaba gratuidad al contrato de
depósito. Ahora bien, si el depósito conlleva en sentido estricto
contraprestación, más allá de la mera gratificación, deja de ser tal y en todo
caso se acercaría a la figura de la locatio conductio (arrendamiento de
trabajo según la doctrina) o en todo caso otro contrato llamado a falta de
regulación como contrato innominado.

Eso sí, el depositario siempre tiene derecho a ser indemnizado de los


gastos necesarios hechos en la cosa depositada y los daños padecidos a
consecuencia del depósito.

También podría gustarte