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1-22-5842.
1. Existencia de causa: el art. 1275 CC afirma que los contratos sin causa no producen
efecto alguno. Se trata, claro está, de la necesidad de que la causa exista en el momento
de la celebración del contrato; no contemplamos el supuesto de su desaparición
sobrevenida, el cual, de tener lugar, provocará la resolución del contrato.
El precepto implica que para que un contrato sea válido las partes han de aceptar su
función económico-social. En caso contrario, no habrá un verdadero contrato, sino una
pura apariencia para conseguir fines distintos a los efectos que el ordenamiento asigna al
contrato celebrado.
Para esta teoría no es de consideración el motivo individual, particular y distinto que cada
comprador tiene para adquirir la propiedad de un bien determinado, pues
independientemente de éste, y según dijimos, se considera que todos los contratos de la
misma naturaleza tienen la misma causa. Así, en todas las compraventas la causa final es
para el comprador adquirir la propiedad de la cosa, y para el vendedor, el pago; en todos
los mutuos (según la aclaración de éste como contrato real en Derecho francés) es la
entrega previa del mutuante, y en todas las donaciones, la causa final del donante es
como decíamos la intención de beneficiar con una liberalidad al donatario.
Los clásicos afirman Bejarano Sánchez al explicar la teoría clásica que nos ocupa
distinguen la causa de las obligaciones antes indicada o causa final (la misma en cada
especie de contrato), de los simples motivos o causa impulsiva (que varían de persona a
persona y de un acto a otro). Por ejemplo, en la compraventa, estos motivos o causa
impulsiva son las razones particulares, mudables de comprador a comprador, que los han
decidido a celebrar el acto y que podrían consistir en el propósito de revender la cosa,
usarla o donarla a un hijo. Conforme a las enseñanzas de la teoría clásica, estos motivos o
causa impulsiva son irrelevantes para la vida del contrato, pues no son la causa legal.
Móviles individuales:
La causa como elemento externo, trascendente, tesis objetiva, con los móviles o motivos
internos de cada interesado o tesis subjetiva. Salvo los casos excepcionales en que el
móvil se integra en la función objetiva del negocio jurídico, caso del móvil causalizado,
el de carácter subjetivo es intrascendente para el derecho; el móvil subjetivo es, en
principio, una realidad extra negocial, a no ser que las partes lo incorporen al negocio
como una cláusula o como una condición. El móvil subjetivo es, en principio, una
realidad extra negocial. La causa es la función objetiva del negocio jurídico, conforme al
artículo 1274 del Código civil diferenciándose de la finalidad subjetiva.