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TEMA 1: EL CONCEPTO DEL DELITO

ESTRUCTURA DEL DELITO Y DEFINICIÓN DE SUS ELEMENTOS


La doctrina ha elaborado una teoría general del delito por considerar que el hecho de
formular un concepto general del delito con una serie de elementos, divididos a su vez en
subelementos y subcategorías, y que este concepto general sea válido para todas y cada una
de las figuras de la parte especial, es un avance muy importante de la historia jurídico penal,
pues tiene una consecuencia trascendental: garantizar la seguridad jurídica del ciudadano.

Dicha teoría general del delito se puede resumir en la siguiente estructura básica: acción,
tipicidad, antijuridicidad, culpabilidad y punibilidad.

El delito será, pues, la acción típica (específica figura jurídica), antijurídica (acción
contraria a derecho, en este caso, matar a alguien en legítima defensa no sería
antijurídica), culpable (no sería culpable si el sujeto que ha realizado la acción estaba
sufriendo un brote psicótico o sufre esquizofrenia) y punible (se trata de una
característica adicional que supone la posibilidad de penar o imponer una pena, por
ejemplo, si alguien ha cometido un delito fiscal pero regulariza su situación entonces se habrá
dado una acción típica, antijurídica y culpable pero ya no es punible).

Para comprobar si hay delito seguiremos este sistema y en ese mismo orden:

Acción Tipicidad Antijuridicidad Culpabilidad Punibilidad Sanción Penal

NO NO
SI NO NO
SI SI NO NO
SI SI SI NO NO
SI SI SI SI NO NO
SI SI SI SI SI SI

¿Hay acción o hay ausencia de acción?, ¿Es una acción típica o atípica?, ¿es una acción
antijurídica?, ¿hay culpabilidad o hay causas que excluyen la culpabilidad?, ¿es punible o no
punible?

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL CONCEPTO DE DELITO


Hasta el siglo XX no se definía el delito con sus elementos básicos, y hasta la segunda mitad
del siglo XIX incluso se desconocían esos términos. Es a partir de ese momento cuando se
fueron acuñando los elementos del actual concepto de delito.

La definición actual arranca de las aportaciones de la doctrina alemana en la segunda mitad del
siglo XIX, que bajo la influencia del método analítico propio del moderno pensamiento
científico van precisando más el análisis de los diversos elementos del delito.
1. Así, la configuración del elemento acción (humana) como base de toda la restante
valoración jurídica, es decir, como requisito básico del delito, se insinúa ya en una obra de
Luden en 1840, pero aparece claramente en el manual de Berner en 1857.

2. Poco después, en 1867 von Ihering acuña en el campo del Derecho civil el de antijuridicidad
objetiva, que significa contrariedad a Derecho, de una acción o de una situación, y se concebía
como categoría puramente objetiva.

3. Pero, como a diferencia de la responsabilidad civil la sanción penal clásica exige


precisamente responsabilidad subjetiva (por lo menos como regla general), se añade el
requisito de la culpabilidad. Pero faltaba el elemento tipicidad, derivado del concepto de tipo.

 Con estos cuatro elementos básicos: acción, típica, antijurídica y culpable, llega el
concepto de delito hasta nuestros días, si bien, como veremos, ha habido numerosos
cambios en la forma de entender el carácter y contenido de cada uno de los elementos
y su relación interna.

CONCEPTO CLÁSICO
En el concepto cuatripartito inicial, que luego se ha llamado concepto clásico de delito,
defendido de modo emblemático por Beling o von Liszt, se procedió al examen general del
delito bajo la influencia del positivismo científico, prestigioso y triunfante a fines del s. XIX
gracias al extraordinario desarrollo que había propiciado de las ciencias naturales y
experimentales y de las técnicas basadas en ellas.

Es por eso que se utiliza el método analítico del positivismo científico, distinguiendo y
separando claramente los componentes del delito, buscando en cada caso su base empírico-
descriptiva y diferenciando estrictamente los caracteres objetivos de los subjetivos.

Características

- La acción era un concepto ontológico, base de los demás, de carácter descriptivo, y


más concretamente, naturalista y causal. Se entendía como impulso de la voluntad
que genera un movimiento corporal que supone la causación de una modificación
perceptible del mundo externo, es decir, de un resultado.

- La tipicidad (acción típica) o requisito de que la conducta esté descrita por la ley penal
presentaba las siguientes características: se entendía como un elemento objetivo y
descriptivo, no valorativo, a lo sumo como un indicio de antijuridicidad.

- La antijuridicidad era para esta concepción un elemento objetivo, valorativo y formal.

- La culpabilidad, que es la sede donde se sitúa todo lo subjetivo, se concibe como


elemento puramente descriptivo, concretamente como comprobación de un nexo o
relación (sin valorar nada).
CONCEPTO NEOCLÁSICO
El concepto neoclásico corresponde a la influencia en el campo jurídico de la filosofía
neokantiana y desde ese punto de vista no es ya tan importante la separación tajante de
elementos objetivos y subjetivos.

A efectos del significado normativo de un elemento del delito es perfectamente plausible que
se entrecrucen aspectos objetivos y subjetivos, es decir, que haya que atender, al menos en
ocasiones, no solo a los datos objetivos (externos) sino también a los elementos subjetivos
(intentos)

Características

- En el elemento base, la acción, se mantiene mayoritariamente el concepto causal,


aunque despojado de carácter naturalista y entendido de modo más amplio (a finales
de los años treinta surge un concepto social de acción, de carácter normativo o
valorativo)

- El tipo ya no se entiende en la concepción neoclásica como puramente descriptivo y


valorativamente neutro, sino como mínimo con carácter mixto entre lo descriptivo y lo
valorativo.

- La antijuridicidad, como acabamos de ver, se concibe con mayor o con total


vinculación a la tipicidad, y al igual que ésta es una categoría predominante, pero no
exclusivamente objetiva, ya que a veces existen los indicados elementos subjetivos del
injusto.

- En la culpabilidad se produce un abandono de la concepción psicológica, que es


sustituida por la llamada “concepción normativa de la culpabilidad”.

CONCEPTO FINALISTA
El finalismo, por lo que ahora veremos, aparece ante todo como una teoría de la acción (de la
“acción final”) que tiene repercusiones inmediatas y necesarias en el resto de la estructura del
delito, y se desarrolla, en Alemania, pero también fuera de ella, como una escuela
generalmente muy disciplinada.

Sigue las construcciones e ideas del creador y padre de la teoría finalista, Hans Welzel, que era
penalista y —lo que es importante— también filósofo del Derecho. Su orientación entronca
con corrientes filosóficas ontologicistas, fenomenológicas y iusnaturalistas, que
experimentaron un notable resurgir en la postguerra mundial como intento de poner límites a
la arbitrariedad o abusos del legislador y de los jueces.

Características

- En la acción se produce el primer cambio decisivo. Frente a los conceptos causalistas


anteriores, que consideraban como fundamental la causación de resultados o cambios
en el exterior, sin dar gran importancia a la voluntad y sin atender al contenido de la
voluntad, según el finalismo la naturaleza de las cosas impone la preeminencia en la
acción del aspecto subjetivo.

- Tipicidad y antijuridicidad, van referidos a la acción, han de ser calificativos o


predicados que afectan no sólo a la parte externa de la conducta, sino precisamente
también al elemento fundamental de la acción, es decir, su finalidad.

- En la culpabilidad se produce como consecuencia del pase de dolo e imprudencia al


tipo de injusto una notable disminución (algunas voces críticas le acusaron incluso de
vaciamiento) de su anterior contenido, pero el finalismo exige para la misma la
conciencia de la antijuridicidad, que no considera requisito del dolo.

Evolución Posterior

El finalismo provocó inicialmente una fuerte discusión respecto de sus propuestas sobre el
carácter de la acción y sobre sus consecuencias para la configuración del tipo y la
antijuridicidad y la ubicación sistemática del dolo y la imprudencia y para la teoría del error.

Hacia los años setenta, en cambio, tal discusión de carácter fundamentalmente sistemático y
conceptual-abstracto queda bastante abandonada, sustituyéndose por una mayor orientación
a lo concreto, al sentido teleológico y valorativo de las categorías normativas del delito, a los
contenidos político criminales dentro de las mismas (orientación teleológica y político criminal
del delito propuesta por Roxin) y a las consecuencias materiales de las diversas construcciones.
Y la teoría finalista como tal (como teoría de la acción, con sus premisas metodológicas) no ha
logrado imponerse, aunque cuenta con un sector —minoritario, aunque importante— de
partidarios, pero curiosamente se han impuesto la mayoría de sus consecuencias sistemáticas
para la estructura del delito.

CONCEPTO LEGAL DE DELITO EN EL DERECHO ESPAÑOL


La definición legal de delito en Derecho español viene dada por el art 10 del CP, que declara
que “son delitos las acciones y omisiones dolosas o imprudentes penadas por la ley”.

Ante esta definición legal, que no es idéntica al concepto doctrinal, se ha discutido sin
embargo si los elementos del concepto teórico de delito están reflejados aun con otras
palabras en la definición legal. Y eso es lo que sucede al menos con varios de dichos
elementos.

En efecto, “acciones y omisiones” designan el elemento básico de la acción o conducta en sus


modalidades activa y pasiva. La expresión “penadas por la ley” implica, en primer lugar, la
tipicidad como descripción legal de la conducta y por otra parte, si se entiende que las penadas
abstractamente por la ley son las acciones, las conductas, con independencia de que se pene o
no al sujeto en el caso concreto, significa también penalmente (típicamente) antijurídicas, esto
es, acciones desvaloradas o prohibidas de modo general por la ley penal.
En cambio, no parece que el concepto legal de delito recoja la exigencia de culpabilidad, a no
ser que se interpretara que “penadas por la ley” significa también que la acción sea en
concreto punible en vista de las condiciones del sujeto, lo que no parece muy plausible. Por
otra parte, el adjetivo “dolosas o imprudentes” no significa culpables. En definitiva, el
concepto legal de delito no incluye la culpabilidad.

Esta definición nos habla tanto de acciones (haciendo algo, por ejemplo, como disparar a otra
persona) como de omisiones (no haciendo algo a lo que tenía obligación, por ejemplo, no dar
de comer a tu hijo) que sean dolosas (mucho más que con mera intención, en principio todos
los delitos del CP exigen dolo o conocimiento) o imprudentes (no lo ha previsto pero
debería haberlo previsto, por ejemplo, voy con el coche después de haber bebido; no estoy
actuando dolosamente pero no se ha sido diligente; se castiga en algunos delitos).

Por tanto, caben acciones dolosas (robar un videojuego de una tienda), acciones imprudentes
(matar a una persona cuando estás limpiando una pistola y se dispara por accidente),
omisiones imprudentes (no dejar el freno de mano puesto en una cuesta) y omisiones dolosas
(unos padres dejan de alimentar a su hijo).

Esta definición del art 10 del CP nos sirve tanto para las penas (delito del art 10 del CP +
culpabilidad = pena), para las medidas de seguridad (delito del art 10 del CP + no culpabilidad +
peligrosidad criminal = medidas de seguridad), para las consecuencias accesorias del CP y para
las penas impuestas a menores (delito del art 10 del CP + edad entre 14 y 18 años = sanciones
de la Ley de Responsabilidad Penal del Menor). Por tanto, esta definición es el presupuesto
para todas las consecuencias jurídicas del delito.

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