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Nos señalaba, con suficiente determinación, que no habrá excusa que valga
para, quienes somos hechuras y estamos comprometidos con la academia.
Que sería imperdonable si pretendiéramos escurrir el obligado debate y la
plural confrontación que explorara nuevos horizontes y desplegara múltiples
miradas por el futuro de la educación en Venezuela. 1
“Tienen que atreverse o se apartan”. “Porque –exponía en su cátedra—
definitivamente es un atrevimiento teñido de audacia que escrutemos a la
educación desde sus interioridades. Eso es lo hermoso, aunque produzca
vértigos”.
Quiénes más sino nosotros, en sentido genérico para reconocer, luego del
diagnóstico más descarnado, que la educación nuestra, en sus distintos
niveles y modalidades ha devenido en una estructura ambigua, que poco o
nada ha hecho para ir adaptando sus mecanismos y procedimientos conforme
a las exigencias de los tiempos actuales; con lo cual admitimos que las
realidades externas llevan un ritmo de aceleración superior, en todo, valga
decir hasta para la construcción de conocimientos, menos para propender a la
Sociedad de la creatividad y la innovación.
Una de las premisas que hemos sostenido quienes abrigamos, por razón y
emoción, a la Andragogía (hechura del maestro Adam) viene dada en que no
basta enseñar, aunque sea rápidamente, hay que hacerlo también sólidamente.
Con emoción y amorosidad.
El maestro Adam insistía en que, en vez de recurrir, casi sin escapatoria a los
“libros muertos”. Seamos más creativos: a los niños, jóvenes y adultos deben
presentárseles las vivencias.
La acción siempre lo llevó al hecho; y esto me hace recordar que los filósofos
orientales hablan de la acción continua; del hacer en el instante presente.
Alguna vez, cuando me asesoraba para la creación del Tecnológico del Delta,
me dijo: “Lo que importa es lo que hacemos con la conciencia lúcida y los
cambios que permanentemente se están ejecutando alrededor de uno; porque
cada instante es único e irrepetible”.
Fue un hombre que amó la naturaleza y nunca olvidó su origen, ni a “la tierra
de las aguas” donde nació.
Primeramente debemos dejar bien claro que Don Félix Adam fue un
extraordinario educador y un político con una ideología bien centrada en la
corriente de pensamiento bolivariano. Decía el:
Don Félix fue un gran amigo y admirador del pueblo dominicano. Siempre
acompaño al país en sus procesos educativos, sociales y científicos.
Sus amigos dominicanos más cercanos fueron Don Nicolás Almanzar García,
Dr. Jorge Tena Reyes, Dr. Andrés A. Fulcar Berigüete, Dr. Andrés Matos Sena,
Lic. Carmen María Castillo, Dr. Leonardo Matos Berrido, y otros.