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“Para amar a los demás primero debes amarte a ti mismo” o “necesitas aprender a amarte a ti

mismo” son frases que ya no sólo se las escuchamos a los psicólogos que podían tener una
“autorización” para hablar de las emociones y los afectos, sino que ahora también las escuchamos
de los legos que abundan en las redes sociales que se hacen llamar influencers, es decir personas
con “capacidad” para influir sobre otras. Estas personas se autorizan a si mismas (y
lamentablemente son autorizadas por todos aquellos que se dejan influir y sugestionar por ellos)
para reproducir creencias, ideologías y discursos que bajo la característica que comanda la difusión
de la información en las redes sociales, llámese lo viral, tienen un impacto pero no por la rapidez
con la que se propaga dicha información sino por la capacidad purulenta de dañar. Ver
tratamiento psíquico, tratamiento del alma sobre el poder de la palabra. Tomo I, pag. 123. Ver
también el poder de la hipnosis por vía de la palabra pag. 127

Entonces, ¿de qué vienen acompañadas esas frases de amor propio? Bueno pues vienen con un
sin fin de claves y pasos a seguir para promover dicho amor. Así, delimitan que amarse a uno
mismo es cuidar del propio cuerpo y la manera en que hoy día se le da cuidado al cuerpo, lo
vemos, es en los gimnasios donde lo que comanda la actividad no es el cuidado sino muy por el
contrario el llevar al cuerpo a una situación de fatiga tal para obtener una imagen que sea causa
de deseo del otro. Otra clave, nos dicen, es “tener tiempo para ti mismo”, es decir, “haz cosas
solo” “medita”, “no seas dependiente emocional de nadie” “conócete” etc., pero qué es lo que
nos dicen estas frases, que pareciera que lo que entorpece el amor propio son los otros pues su
condición para que se dé, según estos decires, es que el otro no interfiera.

Estas y muchas otras frases y consejos permean las redes con respecto al amor propio, las
personas siguen al pie de la letra estos consejos, se llenan de músculos, marcan su cuerpo,
consumen productos orgánicos, su día les alcanza para hacer gimnasio, yoga, meditar, comer 5
comidas saludables, van al cine solos, son compasivos con ellos mismos, no son “codependientes”,
son responsables con sus emociones, es decir ya manejan el amor propio, entonces piensan “ahh,
ahora que ya me amo ahora si el amor hacia el otro o del otro viene por default” Pero no es así y
es cuando ocurre la caída porque lo que se supone que son las claves del amor propio en el decir
de estos influencers, no son más que formas autistas de repliegue del mundo. Es decir, lo que
promueven estos individuos es un “amor” autista donde el otro-pareja, para poder entrar en su
coordenada, “deba” si así a modo de imperativo ser igual a él (aunque sabemos es imposible) el
imperativo en su carácter lleva a la locura de hacer creer que si es posible. Es así que este modo
autista de pensar el amor partiendo del amor propio, no trae consigo más que un repliegue del
sujeto sobre sí mismo considerando al otro pero no en su singularidad, sino como extensión de si
mismo al querer que compagine no sólo en gustos, intereses, metas, sino que se le demanda
también la forma en que debe ser tratado, querido, atendido, amado, y si por alguna razón esto
no compagina con Narciso que está embelesado consigo mismo entonces la locura acontece, la
diferencia de ese otro se vuelve insoportable pues rompe la ilusión en donde se sostuvo
frágilmente el discurso de que si me amo entonces puedo amar al otro pues su premisa no es otra
que hacer creer que el amor se funda en la no diferencia.

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