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SEÑOR JUEZ PÚBLICO EN MATERIA CIVIL Y

COMERCIAL DE TURNO DE LA CIUDAD DE EL ALTO.


INTERPONE DEMANDA DE
NULIDAD DE COMPRA-VENTA
POR SIMULACIÓN DE
CONTRATO BAJO LOS
FUNDAMENTOS QUE INDICA.
OTROSÍ 1ro.- PRUEBA.
OTROSÍ 2do.- TESTIGOS.
OTROSÍ 3ro.- HONORARIOS.
OTROSÍ 4.- DOMICILIO
PROCESAL.
SIXTO TARQUI ALIAGA con C.I.No.52907 L.P., boliviano,
mayor de edad y con capacidad jurídica de obrar plenamente,
viudo, y domiciliado en Av. Copacabana No. 2293 de la
Urbanización San Antonio de la ciudad de El Alto, ante las
consideraciones de su digna autoridad, con el mayor de los
respetos, me presento, expongo y pido:

I. FUNDAMENTACIÓN FÁCTICA
Señor Juez, por la documentación que me permito adjuntar
al presente, su autoridad podrá evidenciar que mi persona
conjuntamente mi recordada y amada esposa MARÍA QUENTA
DE TARQUI nos encontrábamos atravesando una serie de
injustos procesos coactivos fiscales que tenían como consecuencia
la anotación preventiva y embargo de nuestros bienes que con
tanto esfuerzo logramos adquirir, es por ello que a efectos de
lograr evitar que estos bienes sean embargados y posteriormente
rematados injustamente es que conjuntamente mi recordada
esposa luego de una amplia reflexión y charla familiar decidimos
simular otorgar en venta nuestros inmuebles a favor de nuestros
hijos HERIBERTO TARQUI QUENTA y GENARA TARQUI KENTA,
reitero a efectos de salvaguardar nuestro patrimonio.
Es así que en fecha 12 de diciembre de 1997 suscribimos
tres minutas de supuestas transferencias, una correspondiente a
los terrenos de Hichucirca Grande, Provincia Murillo de este
Departamento con una superficie de 32.507 mts.2, el cual se
encontraba registrado bajo la Partida Computarizada
No.01110311, otra correspondiente al terreno signado con el No.
22 del Manzano “E-2” ubicado en Villa Municipal “Huayna
Potosí” con una superficie de 300 mts.2, registrado b ajo la
Partida No. 1690, fs. 1690 del Libro “E” de fecha 16 de octubre
de 1978 actualizada a la Partida Computarizada No. 01429358 y
por la última concerniente a la transferencia del vehículo Marca
Toyota, Tipo Mark II, modelo 1982, con placa de control LMA-218,
y a efectos de evidenciar de forma certera y objetiva de que
estos contratos eran simulados inmediatamente y en la
misma fecha 12 de diciembre de 1997 suscribimos el
correspondiente contradocumento en el cual claramente se
establece de forma expresa de que no ha existido en
ningún momento la intención de transferir estos bienes y
que se estaba realizando los contratos de compraventa
para salvar anotaciones preventivas que pudieran existir
sobre los bienes por los proceso en contra de mi persona y
mi recordada esposa María Quenta de Tarqui.
Empero de ello, Señor Juez, de forma totalmente dolosa,
artera y malintencionada, lejos de cumplir lo estipulado en el
referido contradocumento de fecha 12 de diciembre de 1997,
estos mis hijos HERIBERTO TARQUI QUENTA y GENARA
TARQUI KENTA alejándose totalmente de lo convenido, se
aprovecharon de la confianza brindada por mi persona y mi
recordada esposa y de manera totalmente oscura e ilegal, sin que
nuestras personas estuvieran enteradas, sin que hayamos
firmado protocolo notarial alguno, mediante Escritura
Pública No. 580/1997 de fecha 15 de diciembre de 1997
labrado ante la Notaria de Fe Pública, Dra. I. Carola
Ayoroa Mantilla, procedieron a protocolizar la minuta por
la cual se transfiere los terrenos de Hichucirca Grande,
Provincia Murillo de este Departamento con una superficie
de 32.507 mts.2, el cual se encontraba registrado bajo la
Partida Computarizada No.01110311, pese a que en esas
fechas mi persona lamentablemente se encontraba recluida en el
Recinto Penitenciario de San Pedro, tal cual se desprende de la
documental adjunta al presente, lo cual hace inmediatamente
sospechosa la existencia de la referida Escritura Pública, siendo
que estos dos de mis hijos procedieron a registrar esta Escritura
Pública bajo la Partida Computarizada 01429763 la cual
fue depurada a la Matrícula Computarizada
No.2.01.4.01.0014351, y posteriormente sin autorización
alguna mía y reitero vulnerando e incumpliendo totalmente lo
estipulado en el contradocumento de fecha 12 de diciembre de
1997 procedieron realizar actos de disposición patrimonial sobre
estos lotes de terreno que en realidad no les pertenecían,
llegando al extremo de realizar divisiones y particiones sobre
estos predios, para subsecuentemente proceder a realizar ventas
sobre los mismos haciéndoles creer a sus ocasionales
compradores que ellos eran los verdaderos propietarios y
ocultándoles el contexto del contradocumento de fecha 12 de
diciembre de 1997.
Es así, Señor Juez, que a efectos de proceder a instaurar el
proceso judicial correspondiente y demostrar la verdad y eficacia
del contradocumento de fecha 12 de diciembre de 1997 procedí a
realizar el respectivo proceso preliminar de reconocimiento de
firmas y rúbricas sobre el referido contradocumento ante el
Juzgado Primero de Instrucción en lo Civil, obteniéndose la
Resolución No. 597/2008 de fecha 20 de diciembre de 2008 por
la cual en rebeldía se dan por legalmente reconocidas las firmas
y rúbricas de HERIBERTO TARQUI QUENTA y GENARA TARQUI
KENTA, siendo que incluso en la tramitación del referido proceso
de forma infame y al verse descubierta GENARA TARQUI KENTA
formula recurso de apelación sobre la referida Resolución
indicando una serie de aspectos que no son atingentes a la
tramitación de la causa señalada anteriormente, motivo por el
cual mediante Resolución No. 112/2010 de fecha 19 de
mayo de 2010 emitida por el Dr. Edwin Aguilera Jove, Juez
Noveno de Partido en lo Civil y Comercial de La Paz
CONFIRMA PLENAMENTE LA RESOLUCIÓN No. 597/2008 DE
20 DE DICIEMBRE DE 2008, lo que torna en público, eficaz y
verdadero el contradocumento de fecha 12 de diciembre de 1997
así como su correspondiente efectividad, lo que conlleva a la

petición de la presente acción que CON TODA


SEGURIDAD DE NO HABERSE OBRADO DE
FORMA ARBITRARIA JAMÁS SE HUBIERA
DISPUESTO DE PREDIOS QUE EN REALIDAD
CONTINUABAN PERTENECIENDO A MI
PERSONA Y A MI RECORDADA ESPOSA.
II. FUNDAMENTACIÓN JURÍDICA.
Nuestra doctrina legal aplicable y nuestra Jurisprudencia
Constitucional han establecido claramente los lineamientos
legales sobre los cuales son efectivos o no los contratos
simulados así como los efectos de la simulación entre las partes
que evidentemente son consecuentes a su realización, siendo que
incluso pueden ser susceptibles de nulidad, como lo es en el
presente caso.
En este contexto Messineo señala:
(...) 1) No existe la voluntad declarada, ni los contratantes tienen ninguna otra; por
ej: se declara vender, pero en realidad no se quiere vender y la cosa fictamente vendida
según el acuerdo simulatorio, permanece en el patrimonio del fingido enajenante, mientras
en el patrimonio del fingido adquiriente queda el precio de la cosa. Esta simulación es la
llamada absoluta. Es la venta ficta de la jerga curialesca. (...)

Asimismo, es menester señalar que se considera absoluta la


simulación, cuando el acto nada tiene de real, cuando por
ejemplo una persona vende fingida, aparentemente sus bienes a
otra para que se los conserve, no existe venta ni intención de
realizarla. Actos de esta especie no existen: corpus sine anima,
según observa Baldo (cit. de Machado).
Extremo que guarda perfecta armonía con lo establecido por
el Auto Supremo No. 34B/2002 de fecha 26 de marzo de 2002
que nos señala claramente:
“Bajo el principio “Quae simulate geruntur, pro infectis habentur” (las cosas que se hacen
simuladamente se tienen por no hechas), la simulación es una declaración inexacta que
implica coexistencia de dos convenciones, una aparente, otra secreta”.
Para Capitant la simulación es el “hecho consistente en crear un acto aparente que no
corresponde a ninguna operación real, en disfrazar total o parcialmente un acto verdadero
bajo la apariencia de otro. Como se tiene anotado, nuestra legislación se concreta a señalar
los efectos de la simulación en los contratos, tal como lo prevé el Capítulo VII del Título I,
Parte Segunda del Código Civil, en su art. 543 y sgtes.”

De la misma forma el Auto Supremo No. 233/2016 de 15 de


marzo de 2016 nos indica que:
“Nuestra legislación en el art. 543 del Código Civil dispone que: “I. En la simulación
absoluta el contrato simulado no produce ningún efecto entre las partes. II. En la relativa,
el verdadero contrato, oculto bajo otro aparente, es eficaz entre los contratantes si reúne
los requisitos de sustancia y forma, no infringe la ley ni intenta perjudicar a terceros.” La
simulación del contrato es absoluta, cuando las partes del negocio simulado no quieren, en
realidad, celebrar negocio alguno; en tanto que es relativa cuando produce la divergencia
entre la intensión práctica y la causa típica del contrato o acto jurídico; es decir, existe
contrato pero en ella existen situaciones contractuales que no corresponden a la realidad.
De lo expuesto debe tomarse en cuenta la clasificación que se tiene respecto al tema en
simulación absoluta y relativa; en el primer caso, no hay intención negociadora alguna de
los simuladores, es decir, la manifestación de voluntad no está encaminada a la producción
de ningún efecto jurídico, el acto jurídico es inexistente por falta de voluntad. Se finge
aparentar un negocio, pero el contenido de éste siguiendo el criterio de Ospina Fernández y
Ospina Acosta, es vacuo, en la medida en que la intención de los participantes no es la de
producir ningún efecto en realidad. En la simulación relativa en cambio, si existe alguna
intención negociadora, aunque deformada por la falsa declaración de voluntad realizada por
los simuladores. En la obra referida anteriormente, el autor recurre al criterio de Jorge
Seuscún que refiere anota con propiedad, que este tipo de simulación puede revestirse de
tres formas, “En la primera, se oculta la naturaleza del negocio como en las ventas
disfrazadas de donación o los mutuos con garantía prendaria, que se esconden bajo forma
de ventas con pacto de retroventa.” “La Segunda tiene que ver con la proyección a los
terceros de una imagen errónea en relación con las condiciones en las que se celebra el
negocio jurídico, como en los eventos en los cuales se hace aparecer en la venta un precio
distinto del que realmente se paga, para efectos de disminución de la carga impositiva.”
“Finalmente, es posible que los simuladores proyecten una falsa imagen en relación con la
identidad de las personas que intervienen en el acto jurídico. Suele apelarse a esta figura
para eludir incapacidades”. En conclusión señalaremos que en la simulación absoluta, el
acto es inexistente, y por consiguiente, no se puede decir que haya efectos jurídicos. En
cambio en la simulación relativa es claro que en realidad existe un acto jurídico, aunque
distinto al aparente, siendo su consecuencia que el acto oculto prevalece sobre el
aparente. Por otra parte, Guillermo Borda cuando refiere a la simulación dice: "El acto
simulado es aquél que tiene una apariencia distinta a la realidad querida por las partes, el
negocio que aparentemente es serio y eficaz es en si ficticio y mentiroso o constituye una
máscara para ocultar un negocio distinto". "La noción de simulación en el terreno
propiamente jurídico origina de modo principal la figura del llamado negocio jurídico
simulado, que no es sino aquel cuya apariencia externa está en absoluta contraposición
con la realidad, bien porque no existe tal negocio o porque su substancia difiera de la que
extremadamente presenta.”
Por otra parte el art. 544 del Código Civil nos enseña sobre los efectos con relación a
terceros que: "I. La simulación no puede ser opuesta contra terceros por los contratantes.
II. Los terceros perjudicados con la simulación pueden demandar la nulidad o hacerla valer
frente a las partes; pero ello no afecta a los contratos a título oneroso concluidos con
personas de buena fe por el favorecido con la simulación". Las partes cuando celebran un
contrato que afecta los derechos de un tercero, es decir de un extraño a la simulación, éste
puede hacer valer sus derechos descubriendo la simulación practicada por las partes,
demandando la nulidad del contrato en virtud a los perjuicios ocasionados a éste.
Relacionado con lo expuesto citaremos a los Autos Supremos Nº 245/2013 de 16 de mayo
de 2013, 544/2014 de fecha 30 de septiembre de 2014 y Auto Supremo Nº 379/2015-L de
fecha 13 de agosto de 2015, entre otros.”

Jurisprudencia que guarda perfecta armonía con el Auto


Supremo No. 233/2016 de 15 de marzo de 2016 que indica:
(...) III.5.- De la simulación de los contratos
Nuestra legislación en el art. 543 del Código Civil dispone que: “I. En la simulación
absoluta el contrato simulado no produce ningún efecto entre las partes. II. En la relativa,
el verdadero contrato, oculto bajo otro aparente, es eficaz entre los contratantes si reúne
los requisitos de sustancia y forma, no infringe la ley ni intenta perjudicar a terceros.” La
simulación del contrato es absoluta, cuando las partes del negocio simulado no quieren, en
realidad, celebrar negocio alguno; en tanto que es relativa cuando produce la divergencia
entre la intensión práctica y la causa típica del contrato o acto jurídico; es decir, existe
contrato pero en ella existen situaciones contractuales que no corresponden a la realidad.
De lo expuesto debe tomarse en cuenta la clasificación que se tiene respecto al tema en
simulación absoluta y relativa; en el primer caso, no hay intención negociadora alguna de
los simuladores, es decir, la manifestación de voluntad no está encaminada a la producción
de ningún efecto jurídico, el acto jurídico es inexistente por falta de voluntad. Se finge
aparentar un negocio, pero el contenido de éste siguiendo el criterio de Ospina Fernández y
Ospina Acosta, es vacuo, en la medida en que la intención de los participantes no es la de
producir ningún efecto en realidad. En la simulación relativa en cambio, si existe alguna
intención negociadora, aunque deformada por la falsa declaración de voluntad realizada por
los simuladores. En la obra referida anteriormente, el autor recurre al criterio de Jorge
Seuscún que refiere anota con propiedad, que este tipo de simulación puede revestirse de
tres formas, “En la primera, se oculta la naturaleza del negocio como en las ventas
disfrazadas de donación o los mutuos con garantía prendaria, que se esconden bajo forma
de ventas con pacto de retroventa.” “La Segunda tiene que ver con la proyección a los
terceros de una imagen errónea en relación con las condiciones en las que se celebra el
negocio jurídico, como en los eventos en los cuales se hace aparecer en la venta un precio
distinto del que realmente se paga, para efectos de disminución de la carga impositiva.”
“Finalmente, es posible que los simuladores proyecten una falsa imagen en relación con la
identidad de las personas que intervienen en el acto jurídico. Suele apelarse a esta figura
para eludir incapacidades”. En conclusión señalaremos que en la simulación absoluta, el
acto es inexistente, y por consiguiente, no se puede decir que haya efectos jurídicos. En
cambio en la simulación relativa es claro que en realidad existe un acto jurídico, aunque
distinto al aparente, siendo su consecuencia que el acto oculto prevalece sobre el
aparente. Por otra parte, Guillermo Borda cuando refiere a la simulación dice: "El acto
simulado es aquél que tiene una apariencia distinta a la realidad querida por las partes, el
negocio que aparentemente es serio y eficaz es en si ficticio y mentiroso o constituye una
máscara para ocultar un negocio distinto". "La noción de simulación en el terreno
propiamente jurídico origina de modo principal la figura del llamado negocio jurídico
simulado, que no es sino aquel cuya apariencia externa está en absoluta contraposición
con la realidad, bien porque no existe tal negocio o porque su substancia difiera de la que
extremadamente presenta.”
Por otra parte el art. 544 del Código Civil nos enseña sobre los efectos con relación a
terceros que: "I. La simulación no puede ser opuesta contra terceros por los contratantes.
II. Los terceros perjudicados con la simulación pueden demandar la nulidad o hacerla valer
frente a las partes; pero ello no afecta a los contratos a título oneroso concluidos con
personas de buena fe por el favorecido con la simulación". Las partes cuando celebran un
contrato que afecta los derechos de un tercero, es decir de un extraño a la simulación, éste
puede hacer valer sus derechos descubriendo la simulación practicada por las partes,
demandando la nulidad del contrato en virtud a los perjuicios ocasionados a éste.
Relacionado con lo expuesto citaremos a los Autos Supremos Nº 245/2013 de 16 de mayo
de 2013, 544/2014 de fecha 30 de septiembre de 2014 y Auto Supremo Nº 379/2015-L de
fecha 13 de agosto de 2015, entre otros.

Así como el Auto Supremo No. 1232/2016 de 28 de octubre


de 2016 que señala:
(...) III.- DOCTRINA APLICABLE AL CASO:
Respecto a la simulación de un contrato.
En el Auto Supremo No. 26/2013, de 6 de febrero de 2013, se teorizó: “Que, partiremos
entendiendo que es la simulación de un contrato y de acuerdo con Giorgi, el contrato es
simulado cuando hay contradicción deliberada entre el acto interno del querer y su
manifestación exterior. El elemento interno y el externo del consentimiento, no responde a
la verdad. Entonces, simular equivale a hacer aparecer lo que no es, mostrar una cosa que
realmente no existe. Por otro lado la simulación es la acción de representar alguna cosa,
fingiendo o imitando lo que no es; el profesor Fernández de León indica: “Concierto o
inteligencia de varias personas para dar a una cosa la apariencia de otra, fingimiento,
ocultamiento”. La simulación también constituye la falsa apariencia de la naturaleza de
un acto o la falta de verdad de ciertas manifestaciones contenidas en ese acto. En términos
generales, simular es representar o hacer aparecer algo fingido; jurídicamente se define la
simulación, como el acto jurídico que, por acuerdo de las partes, se celebra exteriorizando
una declaración recepticia no verdadera, sea que carezca de todo contenido -pura
apariencia-, o bien que esconda uno verdadero diferente al declarado -apariencia que
encubre la realidad-. Es decir, la simulación puede ser absoluta o relativa. La simulación
es absoluta cuando se celebra un acto jurídico que nada tiene de real, y es relativa cuando
se emplea para dar a un acto jurídico una apariencia que oculta su verdadero carácter.
Corresponde también precisar que, en términos generales, "la simulación consiste en que
el otorgante o los otorgantes de un acto jurídico o contrato, esconden al público la
realidad, la naturaleza, los participantes, el beneficiario o las modalidades del negocio
jurídico celebrado..." Josserand, Código Civil Carlos Morales Guillen.
La simulación entonces resulta ser la voluntad de las partes contratantes dirigida a
esconder una realidad, en otras palabras ambas partes deben tener en cuenta que al
momento de celebrar el contrato están ocultando una situación real.
Establecido que es la simulación, indicaremos los requisitos para que un contrato sea
simulado, para dicho efecto primeramente debe existir acuerdo de partes, la doctrina
señala, como condición primordial, la conformidad o acuerdo de todas las partes
contratantes. No basta que solo uno se manifieste en dicho acuerdo, sino que es menester
que la otra parte declare la suya, y que ambas sean igualmente fingidas y en acuerdo con
el primero. Es, pues, necesaria la bilateralidad de la ficción en la creación del acto
simulado. También debe de existir discordancia Intencional, la contradicción entre lo
querido y lo manifestado con la voluntad de engañar, debe ser intencional, motivada
expresamente para ocultar la realidad frente a terceros. Si no existiese intencionalidad
podría darse el caso de simple error que, puede ser subsanable voluntariamente o, en su
caso, anulable por su irrealidad. Las partes deliberan anticipadamente la intensión del
engaño. La intencionalidad engañosa es la característica básica del acto simulado. Por
ultimo tiene que existir la intención de engañar, en la simulación siempre hay un engaño,
aunque no necesariamente un perjuicio. Si la simulación oculta la verdad y ofrece una
apariencia falsa, lo que se persigue fundamentalmente es engañar a los terceros que
suponen la realidad del acto cuando, en verdad, no existe o encubre un acto disimulado.
Al simular, los actores de la operación insincera no actúan por simple pasatiempo, sino
con propósito de provocar el engaño de terceros, del público, quienes tienen por veraz
dicha apariencia.” (...)

Finalmente, el Auto Supremo No. 11/2016 de 14 de enero


de 2016 refiere sobre la simulación entre partes y sus
consiguientes efectos, siempre que exista acuerdo y bilateralidad
de la ficción:
(...) En términos generales, simular es representar o hacer aparecer algo fingido;
jurídicamente se define la simulación, como el acto jurídico que, por acuerdo de las partes,
se celebra exteriorizando una declaración recepticia no verdadera, sea que carezca de todo
contenido -pura apariencia-, o bien que esconda uno verdadero diferente al declarado -
apariencia que encubre la realidad-, en síntesis, la simulación entonces resulta ser la
voluntad de las partes contratantes dirigida a esconder una realidad, en otras palabras ambas
partes deben tener en cuenta que al momento de celebrar el contrato están ocultando una
situación real.
La simulación puede ser absoluta y relativa, en este entendido el art. 543 del C.C., dispone:
“I. En la simulación absoluta el contrato simulado no produce ningún efecto entre partes. II.
En la relativa, el verdadero contrato, oculto bajo otro aparente, es eficaz entre los
contratantes si reúne los requisitos de sustancia y forma, no infringe la ley ni intenta
perjudicar a terceros”, es decir que cuando la simulación del contrato es absoluta, las partes
del contrato simulado no quieren, en realidad, celebrar negocio alguno; en tanto que es
relativa cuando produce la divergencia entre la intensión práctica y la causa típica del
contrato o acto jurídico; es decir, existe contrato pero en ella existen situaciones
contractuales que no corresponden a la realidad.
Ahora bien, se debe señalar que para determinar la simulación de un contrato u acto
jurídico se debe acreditar la existencia de los siguientes requisitos: Primero. debe existir el
acuerdo de partes, es decir la conformidad o acuerdo de todas las partes contratantes, siendo
necesaria la bilateralidad de la ficción en la creación del acto simulado; Segundo. que la
discordancia sea intencional, que se entiende como la contradicción entre lo querido y lo
manifestado con la voluntad de engañar, la que debe ser intencional con el fin de ocultar la
realidad frente a terceros, puesto que la intencionalidad engañosa es la característica básica
del acto simulado; y Tercero. Debe existir la intención de engañar, debido a que en la
simulación siempre hay engaño, por esta razón la simulación al ocultar la verdad y ofrecer
una apariencia falsa, busca engañar a los terceros que suponen la realidad del acto cuando
en realidad dicho acto no existe o encubre otro simulado.
Por otra parte, resulta necesario hacer referencia al art. 584 del C.C., que señala: “La venta
es un contrato por el cual el vendedor transfiere la propiedad de una cosa o transfiere otro
derecho al comprador por un precio en dinero”, y siendo que en la litis se pretende la
nulidad de un contrato de venta resulta también necesario señalar que en cuanto a las partes
que participan en un contrato, en criterio del tratadista Guillermo A. Borda, en su “Manual
de Contratos” señala: “…las partes de un contrato son aquellas personas que, ya sea por sí o
por medio de un representante, se han obligado a cumplir ciertas prestaciones y han
adquirido ciertos derechos, se las llama también otorgantes del acto” también se considera
como si fueran parte “los sucesores universales de los otorgantes, que a la muerte de estos,
vienen a ocupar su lugar”.(...)

III. PETITUM
Por todo lo expuesto precedentemente, invocando lo

establecido por los arts. 24, 115, 116, 117 par. I de nuestra

consagrada Constitución Política del Estado, y art. 543 y sgtes.

del Código Civil, art. 110 del Código Procesal Civil INTERPONGO

DEMANDA DE NULIDAD INTERPONE DEMANDA DE NULIDAD

DE COMPRA-VENTA POR SIMULACIÓN DE CONTRATO,

solicitando que en ejecución de sentencia se declare

probada la demanda y se ordene a las oficinas de

Derechos Reales se proceda a la cancelación de las

matrículas hijas y se restituya el derecho propietario de

mi persona en la PARTIDA COMPUTARIZADA No.01110311

sobre el inmueble objeto de litis, sea con las debidas

formalidades de Ley,

OTROSÍ 1ro.- En calidad de prueba tengo a bien en

adjuntar las siguientes documentales:

1.1. Fotocopia Simple de mi Cédula de Identidad.

1.2. Documento Privado de fecha 12 de diciembre de 1997

por el que se establece la simulación del contrato de

compra-venta referido.

1.3. Duplicado original de la Escritura Pública

No.580/1997 de fecha 15 de diciembre de 1997 por el

que se establece la compra-venta simulada efectuada

mediante minuta de fecha 12 de diciembre de 1997.


1.4. Duplicado original de la Escritura Pública No.

203/2016 de fecha 11 de febrero de 2016 por el cual

se establece que mi persona ha seguido un proceso

preliminar de reconocimiento de firmas y rúbricas

sobre el contrato simulado de fecha 12 de diciembre de

1997.

1.5. Fotocopia Simple del Comprobante de Pago –

Formulario Unico de Recaudaciones correspondiente a

la gestión 2016 por el que se establece que mi persona

a la fecha continúa oblando solemnemente los tributos

al municipio alteño por la superficie total del lote de

terreno objeto de litis.

OTROSÍ 2do.- En calidad de prueba testifical tengo a bien

en ofrecer a los siguientes testigos:

2.1. GERMÁN LIMACHI CHIRI con C.I.No.3495656 L.P.,

boliviano, mayor de edad, hábil por derecho, soltero,

estudiante, con domicilio en esta ciudad.

2.2. ALEJANDRO QUISPE QUISPE con C.I.No.2357212

L.P., boliviano, mayor de edad, hábil por derecho,

casado, artesano, con domicilio en esta ciudad.

2.3. ROSALÍA MAMANI CALLE con C.I.No.9075613 L.P.,

boliviano, mayor de edad, hábil por derecho, soltera,

estudiante, con domicilio en esta ciudad.


2.4. JOSEFINA ROJAS ZAPATA con C.I.No.4870351 L.P.,

boliviana, mayor de edad y hábil por derecho, soltera,

comerciante, con domicilio en esta ciudad.

2.5. ROBERTO MACHACA MAMANI con C.I.No.2563280

L.P., boliviano, mayor de edad y hábil por derecho,

soltero, agricultor, con domicilio en esta ciudad.

OTROSÍ 3ro.- El profesional que suscribe se atiene a iguala

profesional convenida con el cliente y lo dispuesto a la Ley de la

Abogacía vigente.

OTROSÍ 4to.- Para conocer ulteriores diligencias de su

probidad señalo domicilio procesal Av. Juan Pablo II, Edif. El

Ceibo No. 2560, Planta Baja, Oficina 10.

De Dios es la Justicia!!!

El Alto, julio de 2017

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