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instituciones de nivel inicial, pude observar que nuestra participación docente en los
momentos de juego, a veces provoca que las propuestas pierdan el sentido lúdico. En mi
caso, pude observar que esto se debía a que el grado de libertad otorgado a los/as niños/as
como jugadores/as se interrumpía con intervenciones externas que provocaban que dejen
de jugar o pierdan el interés en resolver dificultades propias del juego que ellos/as
mismos/as intentaban darle solución. Por ejemplo, una de las situaciones que noté fue
apilaba cubos de esponjas intentando hacer equilibrio, durante este momento como el
equilibrio y que dicha obra no se derrumbe, sin dejar que el niño lo descubra por sí mismo
en diversos intentos o en lugar de preguntarle si necesitaba ayuda para, en caso de que así
sea, ver de qué manera podría colaborar ante los requerimientos del estudiante.
Por otro lado, también evidencié que en los momentos de juego en el patio era tal la
que este juego ofrecía para descubrir la amplitud de su repertorio lúdico, consultarles si
observaba el juego con distancia y sólo intervenía si se generaba alguna discusión entre
los/as estudiantes. Por lo tanto, de esta forma permanecía ajena a lo que sucedía en las
en las propuestas lúdicas, motivo por el cual me pregunto: ¿Qué implica la libertad en el
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Estudiante: Garbagnoli, Talía
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diseñar dichas propuestas para enseñar mediante el juego, para que los/as niños/as puedan
aprender a través de él? Y en cuanto a mi rol docente, ¿cómo puedo intervenir en los
decir, cómo elaborar mis propuestas de enseñanza incluyendo al juego, no como una única
forma de actuar sino como claves a tener en cuenta que, como docente, me sirvan para
poder reflexionar el lugar que le otorgo y pensar diversas posibilidades de atender este
aprendizaje en ‘clave lúdica’ Antes de pensar cómo relacionar al juego con la enseñanza y
elaborar una propuesta de enseñanza para mis estudiantes. En este sentido entonces, es
importante que tenga en cuenta no sólo lo que quiero enseñar como docente, sino también
las diversas maneras de comprender el mundo que tienen los/as niños/as. Se trata de
establecer una relación en la propuesta entre las formas propias que tengo como docente de
infancias.
Estos modos particulares que tienen los/as niños/as de comprender el mundo, están
relacionados al carácter imaginativo y creativo que poseen en esas edades. Son estas
particularidades las que hacen que nos sorprendan, ya que les permiten ir vinculando sus
conocimientos previos con los nuevos, dándonos esas respuestas que ponen en jaque
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van combinando, asociando y relacionando las diferentes situaciones que vivencian con la
tengo que pensar y seleccionar una determinada metodología de trabajo. Tal como expresa
existe un único método para transmitir un conocimiento, sino que esta metodología cambia
según las singularidades de los sujetos (contexto de los/as niños/as), el saber a transmitir
establecer una relación entre los sujetos que aprenden, la lógica disciplinar y la
intencionalidad docente; los modos de ver el mundo propios de los/as niños/as y los que
tenemos los/as docentes; entre las maneras de hacerlo comprensible desde nuestro rol de
educadores/as y las modalidades de aprehenderlo por parte de las infancias; entre nuestra
establecer si quiero brindarles a los/as niños/as; herramientas que los/as ayuden a conocer,
Asimismo, ante esta complejidad que tengo como educadora en el diseño de mis
Para definir dicho posicionamiento, tomo los aportes de Rancière (2007) porque
como docente adhiero a lo que éste expresa sobre la importancia de ocupar un rol
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emancipador, acompañando las propuestas a través de la palabra para que los/las niños/as
En este sentido, recupero las orientaciones de enseñanza que plantea Davini (2008)
porque me parece fundamental tomar posición al respecto. La autora plantea dos grandes
buscaré transmitir un conocimiento que pueda ser apropiado por quienes aprenden; y la
enseñanza entendida como ayuda pedagógica en la que, como docente, guiaré a mis
estudiantes a través del andamio, con la intención de que puedan adquirir los aprendizajes
De esta forma, al tener en cuenta ambos enfoques en mi rol docente, así como
sostiene la autora, no sólo ayudaré a los/as niños/as a que se apropien de los contenidos de
una manera mucho más enriquecedora, sino que también, al proponerles situaciones
Permitiéndoles así que puedan ser artífices de su proceso de aprendizaje, dándoles mayor
autonomía e independencia.
Sin embargo, si pongo en relación estos aportes de los/as autores/as con las
situaciones que vivencié durante mis prácticas, se puede ver que este posicionamiento
docente entra en tensión. Por ejemplo, en el primer caso, en términos de Davini (2008), si
resolver la situación problemática que se le presentaba, esta transmisión, tal como expresa
Rancière (2007), fue a través de un rol explicativo más que emancipador, ya que la
educadora intervino activamente en la situación mostrándole al niño cómo debía hacer para
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sin darle lugar a su reflexión para que pueda construirlo a través de su propia exploración y
experiencia.
que plantean los/as autores/as, permanece ausente ya que es tal la libertad que la
educadora les otorga a los/as estudiantes en los momentos de juego en el patio que no
aprovecha la distancia que ofrece este juego para descubrir la amplitud de su repertorio
ofrecer el cuerpo y acompañar con la palabra, para comprender sus maneras personales de
resolver situaciones problemáticas sino que, por el contrario, como observa el juego con
distancia y sólo interviene cuando se genera alguna discusión entre los/as niños/as,
permanece ajena a lo que sucede en las situaciones lúdicas y estos momentos quedan
Para responder esta pregunta, me parece pertinente tomar los aportes de Sarlé y
Rodríguez Sáenz (2022), quienes dicen que pensar la enseñanza implica ofrecer diversas
experiencias en las que como docente les permita a los/as niños/as abrir su imaginación y
fines de que puedan hacerlas accesibles a los/as demás, y a sí mismos/as para lograr darle
Pero, ¿a qué me refiero con experiencia?, ¿cómo pueden ser estas experiencias?
En términos de Larrosa (2006, como se citó en Sarlé & Rodríguez Sáenz, 2022), con
experiencia hago referencia a algo que nos sucede, que nos pasa a partir de un
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tanto, estas experiencias que les ofrezco a mis estudiantes es importante que sean
sumamente potentes y significativas, que los/as inviten a través del entusiasmo a participar,
permitan intervenir en el mundo que los/as rodea. Es decir, se trata de diseñar propuestas
que me resulten apasionantes como docente, que me pasen por el cuerpo, que me
atraviesen a mí misma para que también suceda lo mismo con mis educandos/as, que
con las situaciones que mencioné, considero que desde mi rol docente podría enriquecerlas,
tratando de buscar en el primer caso, otras formas de acercarle el conocimiento al niño sin
¿Querés que te sostenga la torre mientras vos pones las esponjas?, ¿Y si pobras a
apoyarlas de otra forma? De esta manera, ante las intervenciones realizadas podría
contemplar las formas personales en las que el niño buscará resolver esta situación
exploración y descubrimiento.
intervenciones para que se conviertan en verdaderas propuestas lúdicas que puedan brindar
aprendizajes a los/as estudiantes. Como, por ejemplo, intervendría los aparatos que hay en
uno/a, para comprender las diversas situaciones lúdicas, para prestar mi colaboración en
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Para que esto sea posible, en ambas situaciones les otorgaría un rol activo a los/as
estudiantes con la intención de que puedan construir sus aprendizajes desde su propia
rol de guía y ayuda pedagógica, acompañando cada uno de estos momentos desde el
andamio, desde la palabra, ofreciendo sostén y apoyo ante sus requerimientos, aceptando y
dando lugar a la diversidad de modos de expresión y lenguajes que ellos/as tienen para que
Ahora bien, una vez definido el diseño de las propuestas de enseñanza para
que los/as niños/as puedan aprender, me toca incluir al juego en dichas propuestas. Pero,
¿por qué? Porque a través del juego, las infancias aprenden, desarrollan su pensamiento,
propios modos de expresión en los que dan a conocer su manera particular de comprender
A raíz de todos estos aportes que brinda el juego, es una responsabilidad que me
compete como docente, reconocerlo como parte constitutiva de mis propuestas y crear
escenarios donde éste tenga lugar para favorecer su despliegue a través de variadas
cultural para el desarrollo, y una forma particular de pensar la enseñanza que además de
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de las infancias, también amplía sus capacidades de comprensión del mundo (Malajovich,
2000).
Entonces, para analizar en profundidad cada uno de estos aspectos propios del
Por su parte, al ser el juego un derecho de las infancias, las autoras dicen que se lo
estructurado por los/as propios/as niños/as”. (p.122). En relación a esto, Malajovich (2000)
expresa que sólo hay juego cuando las infancias deciden convertirse en jugadores/as
creando la situación lúdica, sin esta decisión libre y voluntaria, el juego no existe. Esto es así
porque:
oportunidad de que suceda y son los/as propios/as niños/as los/as que participan de él si les
resulta atractivo. Es por esto que también se lo caracteriza al juego como automotivado, ya
que es el/la propio/a jugador/a el/la que encuentra una motivación en la situación lúdica y
lo/a impulsa a sumergirse en ella. Particularidades del juego que, a su vez, brindan cierta
flexibilidad y autonomía porque son los/as niños/as los/as que definen a qué jugar, cómo
hacerlo (individualmente o en grupo), qué elementos usar de los que les ponemos a
Sin embargo, ante la creación de estos ambientes lúdicos, también tengo que tener
presente que los intereses de las infancias son muy diversos y cambiantes. Por lo tanto, es
importante que elija juegos, juguetes y objetos para jugar, considerando los deseos de cada
grupo en particular al cual va dirigida mi propuesta para que les resulten sumamente
atractivos. Pero, aunque los elementos lúdicos seleccionados sean de su interés, tengo que
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tener en cuenta que los/as niños/as no juegan para aprender, sino que lo hacen porque les
Por otra parte, tal como señalé anteriormente, el juego es un contenido de alto valor
cultural para el desarrollo personal de los/as niños/as, pero también para la construcción de
su identidad porque dicho juego se lleva a cabo en contextos sociales donde hay encuentros
con otros que también participan de estas experiencias, encuentros en los que las infancias
aprenden a ser jugadores, a compartir, a colaborar, a jugar con otros en las diversas
situaciones imaginarias que se generan como modo de darle sentido al mundo que los/as
rodea.
Pero, para que el juego pueda garantizar tales fines (desarrollo personal de los/as
de valor cultural, ¿cómo? En términos de Soto y Violante (2012), se trata de que, como
docente, participe del juego para propiciar su aprendizaje, aceptando ese repertorio lúdico
con el que cada niño/a viene desde su entorno próximo, pero también es importante que
amplíe ese repertorio, que enseñe otros juegos, que complejice y haga mucho más
enriquecedoras sus posibilidades de juego para que conozcan otras realidades y puedan
propias del juego, puedo decir, a fines de reflexionar en relación a este apartado, que el
una práctica social que se enseña y se aprende. Entonces, ¿cómo lo puedo incluir en mis
juego, para que los/as niños/as puedan aprender a través de él? Retomando las situaciones
podría enriquecer la situación de juego en el patio mediante una inclusión explícita del juego,
que no sea solo un correr para todos lados o intervenir sólo ante discusiones generadas
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entre los/as niños/as. Sino, convertirlos en propuestas que inviten a entrar al mundo de lo
ficcional a través de gestos, consignas, escenarios (Soto & Violante, 2012) en las que
además de divertirse en ese jugar placentero, los/as niños/as también puedan aprender.
mis propuestas de enseñanza, considero que hubiera sido valioso seguir ofreciendo ese
juego de construcción varias veces para que el niño pueda jugarlo en diversas
Para que esto sea posible, tal como expresé en el apartado anterior, me parece
estudiantes. De esta forma, tal como afirman Sarlé y Rodríguez Sáenz (2022); Soto y
Violante (2012), miraré, reconoceré y valoraré al juego como una de las mejores maneras de
garantizarle a los/as niños/as que el aprendizaje sea convocado y acontezca, por eso es
Una vez analizado por qué al juego se lo considera una forma de pensar la
enseñanza, queda saber cuál es mi rol docente en el juego, ¿por qué? Porque somos los/as
educadores/as los/as que diseñamos y estructuramos el formato de cada juego junto a sus
reglas, en los que los/as jugadores/as asumen diferentes roles dependiendo las situaciones
lúdicas que se propongan. Y, debido a esto, la manera en qué intervenimos los/as docentes,
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prácticas, es notable que el rol de la docente es diferente en cada uno de estos momentos
de juego. En el primer caso se trata de una participación muy activa de la educadora que le
quita cierta libertad al niño que está jugando, ya que le transmite el saber de una manera
acabada sin realizar alguna intervención para que él pueda llegar a este conocimiento por
que la docente les otorga a los/as niños/as en los momentos de juego en el patio que, al
observar este momento con distancia y sólo intervenir ante las discusiones generadas entre
juego va de un extremo al otro, sin encontrar un punto medio. En términos de Sarlé (2008),
se trata de una participación en forma de degradé. Es decir, por un lado, tal como mencioné
en el primer caso, la educadora interviene tanto que el juego pierde su sentido lúdico.
Mientras que, por otra parte, a diferencia, sólo contempla el juego de los/as niños/as y estos
A raíz de esto, la autora dice que nuestra presencia docente en los momentos
lúdicos, se basa, por un lado, en un monitoreo del juego desde afuera haciendo diferentes
del juego que los/as niños/as intentan darle solución, y también al pretender que expliquen
cómo juegan. Es decir, actuamos bajo la idea que, como los/as niños/as juegan,
inmediatamente pueden resolver situaciones propias del juego o pueden verbalizar su uso y,
en realidad, tenemos que saber que a jugar se aprende jugando porque es en ese jugar
varias veces a lo mismo donde la riqueza del juego aparece. Es en ese momento donde
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Y, por otro lado, así como esta presencia docente evaluadora en el juego se torna un
libertad de los/as jugadores/as porque, como lo habitual en las infancias es que jueguen, se
necesita un acompañamiento o colaboración de nuestra parte. Pero, lo cierto es que ante los
materiales y juegos que ofrezca, los/as niños/as pueden jugar al juego propuesto o jugar
como ellos/as crean porque no lo conocen. Por eso es necesario que, como docente,
enseñe a jugar jugando y permanezca junto a ellos/as, acompañando el tiempo que sea
necesario.
Por lo tanto, a raíz de los aportes y situaciones mencionadas, ¿qué implica la libertad
en el juego? Implica que, como docente, les ofrezca a los/as jugadores/as la posibilidad de
para que recorran ‘caminos propios’ (Sarlé, 2010). Es decir, que cada jugador/a pueda elegir
Como se puede ver hasta ahora entonces, tal como afirma Sarlé (2008), el juego no
sólo necesita de niños/as que juegan, compañeros/as con quienes jugar, espacios, tiempos
y objetos, sino que también es importante que haya expertos/as y contextos sociales que
puedan enriquecer y ampliar los significados que se ponen en acto al jugar. Para eso, es
importante que como docente tenga en cuenta el tipo de juego en el que se encuentran
comprometidos los/as niños/as, a fines de poder adecuar mi mediación para no caer en este
Entonces para poder reflexionar sobre esta mediación docente de mi parte en los
diversos momentos lúdicos, tomo como orientación una clasificación de juego propuesta por
Sarlé (2008), en la que encontramos a los juegos dramáticos, los juegos con objetos y los
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juegos con reglas convencionales. Tipos de juegos en los que, en cada uno de ellos, la
nuestra intervención docente se basa en enriquecer el juego de manera tal que ampliemos
ofrezca, según las propuestas que diseñe, juguetes, materiales de usos múltiples o
accesorios para disfrazarse en relación a diversos temas. De esta manera, una vez que
inicia el juego, mi intervención se dará en relación al guion que los/as niños/as vayan
armando, y asumiendo uno de los roles posibles, podré movilizar el contenido jugado.
impacta en nuestra mediación docente. Es así que, si propongo el juego dramático como
dispositivo grupal, se trata de buscar integrar a los/as niños/as en el juego, estar atenta a
que todos/as puedan ocupar un rol y los materiales alcancen, e interpretar distintos roles
tratando de movilizar el guion que se va construyendo durante el momento lúdico para hacer
esporádica, es decir, sólo cuando los/as niños/as me inviten a hacerlo. Ya que, ante esta
estructura que asume el formato del juego, tenemos que atender simultáneamente las
tareas y la organización en pequeños grupos no sólo de este sector sino también de los
demás, por lo que no nos resulta tan visible lo que sucede en cada uno de ellos. Además,
como son los/as jugadores/as quienes deciden y definen cómo van a jugar, es fundamental
que, desde mi rol docente, amplíe su grado de libertad en esta elección, acompañándolos/as
para que puedan ir resolviendo, a su propio ritmo, las tareas que se propongan.
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Y sino, en el caso de que ofrezca el juego dramático en los momentos de juego libre,
tengo que considerar que aquí son los/as niños/as los/as que eligen el tema del juego, los/as
compañeros/as con quiénes jugar y los materiales o el escenario donde van a jugar. Por lo
tanto, no hay intervención docente de nuestra parte, excepto cuando es necesario poner un
Por su parte, en los juegos con objetos, mi mediación docente estará atravesada por
el tipo, tamaño y cantidad de objetos que ponga a disposición, el modo en que organice los
grupos de jugadores/as, el dominio que éstos/as tienen de diversas variables y por las
momento, si los/as niños/as lo solicitan, en las diversas tareas que ellos/as realicen, hasta
poder lograr la construcción conjunta de objetos y escenarios que les brinda la posibilidad de
intervención docente tendrá que ver con dar instrucciones claras a través del juego
compartido con los/as niños/as para que puedan aprender a jugarlos mientras juegan.
A raíz de estos aportes en cuanto a las diferentes propuestas lúdicas, puedo decir
que mi papel docente en el juego se centrará en diseñar la estructura de cada tipo de estas
propuestas. Es decir, somos los/as educadores/as quienes creamos los espacios para cada
momento de juego; quienes tenemos que considerar la organización y tamaño de los grupos
de niños/as a la hora de jugar, y también tanto nuestra propia visibilidad como la de los/as
jugadores.
propuestas, me parece fundamental tener presente que así como la participación del niño en
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juego en el patio, ante las diversas situaciones lúdicas que yo proponga la participación de
mis estudiantes también va a ser diferente en cada una de ellas. Y debido a esto, la docente
tampoco intervino de la misma manera en cada uno de estos momentos, así como yo
tampoco voy a participar del mismo modo en todas las propuestas de juego, sino que
adecuar la mediación docente para no caer en este degradé que mencioné anteriormente.
A modo de cierre…
través del juego, respetando sus particularidades y las de los/as niños/as en él para no
docente es imaginar, diseñar y elaborar propuestas de enseñanza que, como dice Pavía
(2021), garanticen tiempos, espacios, juguetes y buenas experiencias lúdicas en las que se
puedan disfrutar de diversas situaciones de juego y de modos mucho más lúdicos de jugar.
materiales, los colores y los espacios que nos inviten a jugar (Sarlé, 2010).
Tiene que ver con encontrar un punto medio en este degradé en el que nos
Una modalidad intermedia de intervención en la que pueda enriquecer los juegos de los/as
de estos momentos lúdicos para descubrir que, al hacerlo, también estoy enseñando.
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darles autonomía e independencia para que ellos/as mismos/as puedan sentirse artífices de
A su vez, para que esto sea posible, es fundamental que tenga en cuenta las
características propias de cada tipo de juego a fines de poder comprender de qué manera
es necesaria mi presencia en ese jugar de las infancias. Ya que, como afirma Sarlé (2008),
nuestra mediación depende de los objetos que pongamos a disposición en cada propuesta
lúdica, los modos en que participemos durante el juego y el trabajo previo (en relación con el
que el jugar en las instituciones de nivel inicial sea sumamente rico y diferente al jugar en
casa.
Pienso la enseñanza y el aprendizaje en ‘clave lúdica’ para abrir las puertas al juego
herramientas con la intención de que puedan conocer otras realidades que no podrían
descubrir por sí solos/as. Me propongo, como futura docente, invitar a los/as niños/as a
entorno cotidiano para que logren ampliar sus experiencias, nutrir su imaginación y
creatividad, y les permitan aprender cosas que en ningún otro lugar fuera de la escuela
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Referencias:
(1°ed.). Santillana.
(pp.75-89). Paidós.
El Zorzal.
Sarlé, P. (coord., 2010). Enseñar en clave de juego. Enlazando juegos y contenidos. (1º ed.,
1º reimpresión). Paidós.
Sarlé, P., Rodríguez Sáenz I. (2022). Capítulo 2. La punta del ovillo: pensar la enseñanza,
Editor.
Sarlé, P., Rodríguez Sáenz I. (2022). Capítulo 3.5. La propuesta de enseñanza: una
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Sarlé, P., Rodríguez Sáenz I. (2022). Capítulo 5.2. El juego para conocer y dar sentido, La
Editor.
Soto, C y Violante, R. (2012). Didáctica de la Educación Inicial: los pilares. En Foro Nacional
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